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Kerrelyn Sparks
Índice:
- Capitulo 1
- Capitulo 2
- Capitulo 3
- Capitulo 4
- Capitulo 5
- Capitulo 6
- Capitulo 7
- Capitulo 8
- Capitulo 9
- Capitulo 10
- Capitulo 11
- Capitulo 12
- Capitulo 13
- Capitulo 14
- Capitulo 15
- Capitulo 16
- Capitulo 17
- Capitulo 18
- Capitulo 19
- Capitulo 20
- Capitulo 21
- Capitulo 22
- Capitulo 23
- Capitulo 24
- Capitulo 25
- Capitulo 26
- Capitulo 27 (fin)
Capítulo 1
" - tiene las alas cansadas. Eso era viejo hace un siglo.” Las manos de Roman se
hicieron un puño otra vez. "Céntrate en el tema, Gregori, o me veré forzado a enviarte
a tu ataúd para un descanso.”
Gregori le lanzó una mirada exasperada. "Sólo lo mencionaba por si acaso querías
unirte a nosotros. Es mucho más divertido que sentarse aquí a solas, bebiendo
veneno." Él se ajustó su traje negro de seda. " Sabes, a Simone siempre le has puesto
caliente. De hecho, a cualquiera de las mujeres escaleras abajo le gustaría levantarte el
ánimo."
"No las encuentro particularmente alegres. La última vez que miré, estaban todas
muertas."
"Bueno, si vas a ponerte remilgado, tal vez deberías intentarlo con una viva."
"No." Roman se levantó precipitadamente, asió su copa, y llegó zumbando a la
velocidad de un vampiro al mueble bar en un segundo. "No con una mortal. Nunca
más."
"Guau. Di en el blanco."
"Fin de la discusión.” Roman vertió el brebaje de sangre-ajo por el desagüe, luego
vació el resto del brebaje venenoso del decantador. Él había aprendido la lección hacía
mucho tiempo. Una relación con una mortal sólo podría concluir con el corazón roto.
Literalmente. Y él prefería no evitar la experiencia de una estaca atravesándole el
corazón. Gran elección para una relación - una Vampi hembra o una mujer viva que le
querría muerto. Y nunca cambiaría. Esta despiadada existencia seguiría por los siglos
de los siglos. No era extraño que estuviera deprimido.
Como científico, él normalmente podía encontrar algo intrigante para ocupar su
mente. Pero algunas veces, como esta noche, eso no era suficiente. ¿Así que, qué
ocurriría si él estuviera cerca de dar un gran paso adelante en una fórmula que
posibilitaría que un vampiro estuviera despierto durante el día? ¿Qué haría él con esas
horas adicionales? ¿Más trabajo? Él tenía siglos por delante para trabajar.
La verdad le había golpeado esta noche. Si él permaneciese sin dormir durante el
día, no habría nadie para hablarle. Él sólo sumaría más horas de soledad a su así
llamada vida. Y en eso estaba cuando se había rendido y había vuelto a casa. Para estar
solo a oscuras, escuchando la pulsación monótona de su corazón frío, solitario. El
alivio llegaría al amanecer cuando el sol naciente detuviera su corazón, y otra vez él
estaría muerto durante el día. Desafortunadamente, él comenzaba a sentirse muerto
todo el tiempo.
“¿Estás todo bien, Roman?” Gregori le observaba con recelo. "He oído que algunas
veces los realmente viejos como tú se sienten un poco decaídos."
"Gracias por recordármelo. ¿Y ya que no me vuelvo más joven, quizá podrías traer
a Laszlo del vestíbulo?”
"Vale. Lo siento.” Gregori tiró fuertemente de los puños de su camisa de noche
blanca como la nieve. “Vale, solo quería caldear el ambiente. ¿Recuerdas la declaración
una mujer más alta que el pequeño químico vampiro, ella estaba notablemente
desnuda.
Roman se puso rápidamente en pie. “¿Has traído a un mortal aquí?” ¿Un mortal
desnudo?”
"Relájate, Roman, ella no es real." Gregori se volvió hacia Laszlo. "El jefe se pone un
poco nervioso con las hembras mortales."
"No estoy nervioso, Gregori. Toda terminación nerviosa en mí murió hace más de
quinientos años.” Roman solo podía ver la espalda de la falsa mujer, pero su largo
cabello rubio y su redondo trasero ciertamente parecían reales.
Laszlo puso a la mujer en una butaca. Sus piernas sobresalían rectas, así es que él
se inclinó para doblarlas. Con cada ajuste, sus rodillas hacían un pequeño pop.
Gregori se puso en cuclillas al lado de ella. “¿Es muy parecida a la realidad, no
crees?”
"Mucho.” Roman observó el pelo rizado, rasurado al estilo ligero de artista de
striptease, entre las piernas de la mujer falsa. "Aparentemente ella es una rubia
teñida."
"Mira.” Con una sonrisa abierta, Gregori se aproximó a sus piernas separadas. "Ella
viene completamente equipada. ¿Dulce, eh?”
Roman tragó saliva. "Esto…" él despejó su garganta e lo intentó de nuevo. “¿Es
alguna clase de juguete sexual mortal?”
"Sí, señor, ella lo es.” Laszlo apretó para abrir su boca. "Mire. Ella incluso tiene
lengua. La textura es increíblemente parecida a la realidad.” Él metió un corto y
rechoncho dedo. "Y el vacío causa una sensación de chupeteo muy realista.”
Roman echó un vistazo a Gregori, que estaba arrodillado entre las piernas de la
mujer, admirando la vista, después a Laszlo, que resbalaba su dedo dentro y fuera de
la boca de la muñeca. Sangre de Dios. Si él fuera capaz de tener dolor de cabeza, él
tendría una migraña ahora."¿Os dejo a los tres a solas?”
“No, señor.” El pequeño químico forcejeó para liberar su dedo de la ávida boca de
la muñeca. "Solo queríamos mostrarle lo real que es.” Su dedo fue saliendo con un
pequeño pop, después la boca de la muñeca se relajó en una congelada sonrisa que
parecía indicar que ella estaba disfrutando por sí misma.
"Ella es asombrosa." Gregori recorrió con una mano aprobatoria su pierna. "Laszlo
la pidió por correo.”
"Era tu catálogo.” Laszlo parecía avergonzado. "No tengo normalmente sexo con
mortales. Demasiado complicado.”
Y demasiado peligroso. Roman arrastró su mirada fuera de los pechos bellamente
moldeados de la muñeca. Tal vez Gregori estaba en lo cierto y él debería pasar un
buen rato con una de las damas Vampis. Si los mortales podían fingir que esta muñeca
estaba viva, entonces tal vez él podría hacer lo mismo con una vampira. ¿Pero cómo
podría una mujer muerta calentar su alma?
Roman suspiró. ¿Se suponía que este juguete sexual mortal solucionaría el
problema de los Malcontent? Perdían el tiempo, sin mencionar que le hacían sentirse
caliente y malditamente solitario al mismo tiempo. "Todos los Vampis que conozco
prefieren sexo cerebral. Asumo que será lo mismo con los Malcontents.”
"No es posible con ella, me temo." Laszlo golpeó ligeramente la cabeza de la
muñeca, produciendo un eco de melón maduro.
Gregori levantó uno de los pies de la muñeca para una mirada desde más cerca.
"Aunque este pequeño bebé es tentador."
Roman notó que la muñeca todavía sonreía, aunque sus ojos de cristal azules
miraban directamente hacia delante con una mirada ausente. "Así que ella tiene el
mismo IQ (cociente intelectual) que Simone."
"Oye.” Gregori frunció el entrecejo mientras acunaba el pie de la muñeca en su
pecho. "Eso no es gracioso."
"Tampoco lo es malgastar mi tiempo.” Roman le miró enfadado “¿Cómo puede este
juguete tal vez resolver el problema con los Malcontents?”
"Pero es que ella es mucho más que un juguete, señor.” Laszlo jugueteó con los
botones de su bata blanca del laboratorio. "Ella ha sido transformada.”
"En VANNA.” Gregori dio un alegre tirón del dedo del pequeño pie la muñeca. "La
dulce pequeña VANNA. Ven con papa.”
Roman apretó los dientes, acordándose primero de asegurarse de que sus
colmillos estuvieran replegados. En caso contrario un Vampi accidentalmente podría
perforarse el labio inferior. "Ilústrame, por favor, antes de que recurra a la violencia."
Gregori se rió, aparentemente despreocupado por la cólera de su jefe. "VANNA es
un dispositivo artificial que cubre las necesidades nutricionales de los vampiros
(Vampire Artificial Nutritional Needs Appliance)."
Laszlo retorció un botón suelto de su bata de laboratorio, su frente arrugada por la
preocupación. Obviamente, él se tomaba el temperamento de su jefe mucho más en
serio. "Ella es la solución perfecta para el vampiro que se ve todavía impulsado a
morder. Y estará disponible en cualquiera raza o género que prefiera.”
“¿Van a hacer juguetes masculinos también?” Roman preguntó.
"Sí, con el tiempo." El botón se cayó encima del piso. Laszlo lo recogió y lo metió en
un bolsillo. "Gregori pensó que la podríamos anunciar en el Vampire Digital Network.
Podrías elegir entre la VANNA morena, la VANNA negra... "
“¿Y ésta sería la VANNA blanca?” Roman hizo una mueca. "Al departamento
jurídico le va a encantar.”
"Podríamos hacer algunas fotos de promoción con un elegante traje de noche.”
Gregori acarició el arco de su pie. "Y unas sandalias sexys, de tacón alto, negras.”
"Puedes usar tus poderes cicatrizantes para sellar la vena," Laszlo sugirió.
"Se cerraría permanentemente. Sería un comedor de un solo colmillo por toda
eternidad.” Roman retiró el pañuelo ensangrentado de su boca y volvió a insertar el
colmillo en el hueco.
Gregori se inclinó para mirar. "Creo que lo has conseguido."
Roman soltó su agarre en el diente y trató de replegar sus colmillos. El colmillo
izquierdo lo hizo como debía, pero el derecho se cayó de su boca y aterrizó en el
estómago de VANNA. Más sangre rezumó de la herida. "Mierda." Roman volvió a
meter el pañuelo en la boca.
"Señor, sugiero que vaya a un dentista.” Laszlo recogió el colmillo y se lo ofreció a
Roman. "He oído que pueden volver a poner un diente caído"
"Oh, Bien.” Gregori bufó. "Qué es lo que propone hacer, entrar como si tal cosa en
una clínica dental y decir, 'Perdone, soy un vampiro y se me cayó un colmillo en el
cuello de un juguete sexual.' No van a hacer cola para ayudarle.”
"Necesito a un vampiro dentista," Roman avisó. Mira en las Paginaz Negraz.”
“¿Las Páginas Negras?” Gregori se desplazó en un zumbido hasta el escritorio de
Roman y empezó a abrir cajones. "Sabes, empiezas a cecear.”
“¡Tengo un pedazo de tela ensangrentado en mi boca! Mira en el cajón de abajo.”
Gregori localizó el directorio telefónico negro para negocios propiedad de
vampiros y lo lanzó abierto para dejar ver las páginas blancas del interior. "Bien.” Él
recorrió con el dedo la publicidad. "Parcelas en el cementerio. Reparación de ataúdes.
Servicios de guardián de criptas. Criptas hechas a medida - cincuenta por ciento de
descuento. Interesante."
"Gregori." Roman gruñó.
"Vale.” Él volvió la página. " Ok. La D. Lecciones de danza- aprenda a moverse como
un latin lover. Reparto de tierra - duerma como un bendito sobre un mantillo de la
Madre Patria. Disfraces de Drácula - pequeños a extra grandes.”
Roman gimió. " Esto es totalmente absurdo.” Él tragó saliva e hizo una mueca ante
el sabor de sangre rancia. La comida había sabido mejor la primera vez.
Gregori giró otra página. "Cortinas - garantizadas para bloquear la molesta luz del
sol. Mazmorras- su elección de varias plantas " Él suspiró. "Eso es lo que hay. Ningún
dentista.”
Roman se dejó caer en la butaca. "Tendré que ir a uno mortal.” Maldición. Él
tendría que usar el control de la mente y después limpiar la memoria del dentista. De
otra forma, no habría mortal que estuviera dispuesto a ayudarle.
"Podemos tener problemas para encontrar un dentista mortal que esté disponible
en mitad de la noche.” Laszlo se precipitó hacia el mueble bar y agarró un rollo de
toallas de papel. Luego procedió a quitar con ellas la sangre en VANNA. Él dirigió a
Roman una mirada preocupada. "Señor, sería mejor que mantenga el diente en su
boca.”
En el escritorio, Gregori examinó rápidamente las Páginas Amarillas. "Porras, hay
una tonelada de dentistas.” Él se enderezó de un golpe y sonrió abiertamente. “¡Lo
encontré! Clínica Dental SoHo SoBright - abierto veinticuatro horas al día para una
ciudad que nunca duerme. Bingo.”
Laszlo dejó escapar una respiración profunda. "Qué alivio. No estoy seguro, ya que
nunca oí que a alguien le ocurriera algo así, pero me temo que si su colmillo no es
exitosamente implantado esta noche, entonces nunca lo podrá ser.”
Roman se levantó. “¿Qué significa eso?”
Laszlo tiró las toallas ensangrentadas de papel en la papelera del escritorio.
"Nuestras lesiones se curan naturalmente mientras dormimos. Si el amanecer llega y
se queda dormido con su colmillo todavía caído, su cuerpo cerrará definitivamente la
vena de alimentación y la herida.”
Mierda. Roman permaneció en pie. "Entonces debe hacerse esta noche.”
"Sí, señor.” Laszlo manoseó un botón de su bata de laboratorio. "Con algo de
suerte, estará en perfectas condiciones para el congreso anual.”
¡La sangre de Dios! Roman tragó saliva. ¿Cómo pudo olvidar el congreso anual de
primavera? El baile de Gala Inaugural estaba programado dentro de dos noches. Los
señores principales de las asambleas de todas las partes del mundo estarían allí. Como
Señor de la asamblea más grande de América, Roman era el anfitrión del gran aconte-
cimiento. Si él aparecía sin un colmillo sería objeto de chistes hasta el próximo siglo.
Gregori agarró un trozo de papel y garabateó la dirección. "Aquí tienes. ¿Quieres
que vayamos contigo?”
Roman retiró el pañuelo y el diente de la boca para que sus instrucciones fueran
claras. "Laszlo me llevará. Llevaremos a VANNA con nosotros para que todo el mundo
asuma que la llevamos de vuelta al laboratorio. Tú, Gregori, saldrás con Simone como
planeabas. Nada parecerá fuera de lo normal.”
"Muy bien.” Gregori se movió a gran velocidad hasta su jefe y le dio la dirección de
la clínica dental. "Buena suerte. Si necesitas cualquier ayuda, solo tienes que
llamarme.”
"Estaré bien." Roman lanzó a sus dos empleados una mirada severa. "Este
incidente no será comentado nunca más, con nadie. ¿Entendido?”
"Sí, señor.” Laszlo recogió a VANNA.
Roman observó la mano del químico curvada alrededor de un glúteo regordete.
Sangre de Dios, con todo lo que había ocurrido, él todavía estaba duro. Su cuerpo
zumbaba de deseo, anhelando más sangre y más carne de mujer. Él sólo podía esperar
que este dentista fuese varón. Dios ayude a cualquier mujer mortal que se cruzara en
su camino ahora mismo.
Él todavía tenía un colmillo, y se temía que él lo usaría.
Capítulo 2
pacientes nerviosos. Shanna dudaba de que funcionara. Ella estaba tan nerviosa como
siempre.
Normalmente concurrida durante el día, la clínica era un lugar solitario por la
noche. Mejor así. Si alguien entrara con un problema serio, Shanna no estaba segura
de que pudiera ocuparse de eso. Ella había sido una buena dentista antes del…
Incidente. No pienses en eso. ¿Pero qué haría si alguien realmente venía a la clínica con
una emergencia? Justo la semana pasada, ella accidentalmente se había hecho una
herida afeitándose las piernas.
Una pequeña gota de sangre y sus rodillas habían temblado tanto, que se había
visto obligada a acostarse.
Tal vez ella debería dejar la odontología. ¿Qué pasaba por que ella perdiera su
carrera? Ella había perdido todo lo demás, incluyendo su familia. El Departamento de
Justicia se lo había dejado claro. De ninguna manera debía contactar con algún
miembro de su familia o con cualquier viejo amigo. No sólo pondría su propia vida en
peligro, sino también pondría en peligro la de aquellos a los que amaba.
La aburrida Jane Wilson no tenía familia o amigos. Ella tenía asignado un oficial de
USA con quien hablar. No era extraño que hubiera ganado diez libras en los últimos
dos meses. Comer era la única emoción que le quedaba. Eso y hablar con el atractivo y
joven repartidor de pizzas. Ella apretó el paso mientras rodeaba la sala de espera. Si
continuaba comiendo pizza todas las noches, se pondría como una ballena, y entonces
los tíos malvados no podrían reconocerla. Ella podría estar segura y gorda por el resto
de su vida. Shanna gimió. Segura, gorda, aburrida y solitaria.
Un golpe en la puerta principal provocó que diera un patinazo para frenar.
Probablemente el repartidor de pizza, pero incluso así, por un segundo su corazón
había dado un bandazo en su pecho. Ella tomó una respiración profunda y se aventuró
hacia las ventanas delanteras. Se asomó por las mini-persianas blancas que ella
siempre conservaba cerradas por la noche para que nadie pudiera ver dentro.
"Soy yo, Dra. Wilson," Tommy dijo. " traigo su pizza.”
"Está bien.” Ella quitó el cerrojo de la puerta. La clínica podría estar abierta toda la
noche, pero ella tomaba precauciones. Ella sólo abría la puerta a los clientes
auténticos. Y a la pizza.
"Hola, Doctora.” Tommy entró con paso relajado y una gran sonrisa. Durante las
últimas dos semanas, el adolescente le había hecho una entrega todas las noches, y
Shanna disfrutaba de sus intentos adolescentes de ligar tanto como de la pizza. De
hecho, éste era el momento cumbre del día. Brrrr, estaba en camino de convertirse en
un ser patético.
"Bien, Tommy. ¿Cómo te va?” Ella fue al mostrador de la oficina a localizar su
bolso.
"Tengo su pepperoni gigante aquí mismo " Tommy tiró fuertemente de la pretina
de sus pantalones vaqueros, luego los soltó. Los pantalones vaqueros se deslizaron
ligeramente por sus caderas estrechas, revelando tres pulgadas del bóxer de seda de
Scooby Doo.
"Pero pedí una pequeña."
"No hablaba de la pizza, Doc.” Tommy le dedicó un gran guiño y colocó la caja de
pizza en el mueble mostrador.
"Correcto. Bueno, eso es demasiado queso para mí. Y no hablo de la pizza,
tampoco.”
"Lo siento.” Con las mejillas teñidas de rosa, él le lanzó una sonrisa tímida. "Un tío
debe intentarlo, ya sabe.”
"Supongo que es así" Ella pagó la pizza.
"Gracias.” Tommy se metió el dinero en el bolsillo. "Sabe, hacemos tropecientos
tipos de pizza. Debería probar algo nuevo.”
" Tal vez lo haga. Mañana.”
Él puso sus ojos en blanco. "Eso es lo que dijo la semana pasada"
El teléfono sonó, rompiendo la atmósfera con su agudo sonido. Shanna pegó un
brinco.
"Guau, Doctora. Tal vez debería cambiarse al descafeinado"
"No creo haber oído el timbre del teléfono desde que entré a trabajar aquí.” El
teléfono cencerreó otra vez. Guau, el tío de la pizza y el teléfono sonando al mismo
tiempo. Era más excitación que la que había sentido en semanas.
"La dejaré poner manos a la obra. Hasta mañana, Dra. Wilson.” Tommy ondeó la
mano en un adiós y se pavoneó hacia la puerta principal.
"Adiós.” Shanna admiró sus pantalones vaqueros colgando de sus caderas por
detrás. Iba a poner definitivamente a dieta. Después de la pizza. El teléfono sonó otra
vez, y lo descolgó. "Clínica Dental SoHo SoBright. ¿Puedo ayudarle ?”
"Sí, puede," la voz áspera del hombre fue seguida de una respiración pesada. Luego
otra.
Oh, genial. Un pervertido para alegrarle la noche. “Creo que se ha equivocado de
número" Ella comenzaba a bajar el aparato receptor cuando oyó su voz otra vez.
"Creo que eres tú la que tiene el número equivocado, Shanna.”
Ella se quedó sin aliento. Tenía que ser un error. Si, y Shanna es un nombre común.
La gente siempre llamaba preguntando por Shanna. ¿A quién estaba engañando?
¿Debería colgar? No, ya sabían quién era ella.
Y dónde estaba. El terror la sacudió. Oh Dios mío, venían a por ella.
¡Cálmate! Tenía que mantener la calma. "Me temo que tiene el número equivocado.
Soy la Dra. Jane Wilson de la Clinica SoHo SoBright ... "
Un chorro de aire muy frío le dio un puñetazo en la cabeza, tan repentino e intenso,
que presionó una mano contra su sien. “¿Cómo… cómo ha entrado usted?
Él continuó clavando los ojos en ella, pero con un leve movimiento de una mano,
hizo una seña hacia la puerta.
"No es posible," murmuró. La puerta estaba cerrada y las ventanas intactas.
¿Habría conseguido entrar a hurtadillas más temprano? No, ella habría advertido a ese
hombre. Cada célula en su cuerpo era consciente de ese hombre. ¿Era su imaginación,
o estaban poniéndose sus ojos más dorados, más intensos?
Su pelo negro hasta los hombros se rizaba ligeramente en las puntas. Un suéter
negro acentuaba sus hombros anchos, y los pantalones vaqueros negros abrazaban
sus caderas y sus largas piernas. Era un alto, moreno, y bien parecido...asesino a
sueldo. Dios mío. Él probablemente podría matar a una mujer solo provocándole
salvajemente palpitaciones cardíacas. De hecho, debía ser lo que hacía. Él no llevaba
un arma de ningún tipo. Por supuesto, esas manos grandes...
Un dolor frío perforó su cabeza otra vez, recordándole las veces que ella se había
tragado un Slushee (NT: una marca de granizados) helado demasiado rápido.
"No he venido a hacerle daño" Su voz era baja, casi hipnótica.
Eso era. Él inducía a sus víctimas a un trance con sus ojos dorados y el tono dulce.
Shanna negó con la cabeza. Podía combatirlo. No se rendiría.
Él frunció el ceño. "Está siendo difícil.”
"Puedes estar seguro." Buscó a tientas en su bolso y sacó rápidamente su Beretta
Tomcat calibre 32. "Sorpresa, mamón.”
Ni sorpresa ni miedo se registró en su dura cara, sólo un leve indicio de irritación.
"Señora, el arma no es necesaria.” Él dio un paso hacia ella. "Suelte la pistola, por
favor.” “¡No!” Ella le dio su mejor y más malhumorada mirada. "Dispararé. Le mataré.”
"Es más fácil decirlo que hacerlo." Él dio otro paso hacia ella.
Ella alzó la pistola una pulgada."Lo digo en serio. No me importa lo increíblemente
atractivo que seas. Salpicare contigo toda la habitación".
Sus oscuras cejas se elevaron. Ahora él parecía sorprendido. Lentamente, la
examinó una vez más, sus ojos oscureciéndose con un color de caliente y líquido oro
"Deje de mirarme así." Sus manos temblaban.
El dio otro paso en su dirección."No le haré daño. Necesito su ayuda."Se retiró el
pañuelo de la boca. Manchas rojas teñían el blanco algodón. Sangre.
Shanna jadeó. Sus manos bajaron. Su estomago se tambaleó. "Usted … usted está
sangrando."
"Baje la pistola antes de que se dispare a sí misma en el pie."
"No." Levantó la Beretta de nuevo, e intentó no pensar en la sangre. Después de
todo, si ella le disparaba, iba a haber un montón más.
Pero ella era mortal. Su cuerpo se sentía cálido y suave entre sus brazos. Él bajó su
cabeza más y respiró profundamente a través de su nariz. El rico aroma de sangre
fresca, humana llenó sus sentidos. Tipo A Positivo. Su favorito. Su abrazo se tensó. Su
ingle se hinchó. Ella era tan vulnerable en sus brazos, su cabeza caída hacia atrás
exponiendo su cuello blanco virginal. Y maldita sea si el resto de ella no se veía igual
de sabroso.
Aunque deseaba ardientemente su cuerpo, su mente le intrigaba incluso más.
¿Cómo diantres había logrado bloquear su control mental? Cada vez que lo había
intentado, ella le había dado una cachetada en respuesta en su cara. La lucha de
mentes no le había enojado, sin embargo. Todo lo contrario. Él incluso había logrado
leer algunos de sus pensamientos. Aparentemente a ella le asustaba ver sangre. Y su
último pensamiento antes de desmayarse había sido acerca de la muerte.
Pero estaba muy viva. Brillaba de calor y vitalidad, palpitaba de vibrante vida, y
aun inconsciente, le provocaba una tremenda erección. Sangre de Dios. ¿Qué iba a
hacer con ella?
Su audición extra sensible captó el sonido de voces masculinas en la acera de
delante.
“¡Shanna! No hagas esto más difícil para ti. Déjanos entrar.”
¿Shanna? Él notó su piel clara, su boca rosada, y la ligera rociada de pecas que
cruzaba su nariz insolente. El nombre le agradó. Su pelo suave y moreno parecía
teñido. Interesante ¿Por qué escondería una encantadora joven el color natural de su
cabello? Una cosa era cierta. VANNA era una pobre sustituta de la realidad.
“¡Está bien, zorra! Vamos a entrar.” Algo se estrelló a través del frontal de la clínica,
astillando el cristal. Las mini persianas se movieron ruidosamente.
Sangre de Dios. Esos hombres verdaderamente tenían intención de hacerle daño.
¿Qué pudo haber hecho ella? Seriamente dudaba de que ella fuera alguna clase de
criminal. Había sido demasiada inepta con su revólver. Y demasiado confiada con él.
De hecho, parecía más preocupada por su seguridad que por la de ella. Sus últimas
palabras habían sido rogando para que se salvara. No por ella.
El curso de acción más cuerdo sería dejarla caer y correr. Después de todo, había
otros dentistas, y él raramente se involucraba en el mundo mortal.
Bajó la mirada a su cara. Sálvese. Por favor.
No lo podía hacer. No podía dejarla morir. Ella era diferente. Algo en sus tripas, un
instinto que había permanecido inactivo durante siglos, se había encendido dentro de
él y lo reconocía. Estaba acunando un raro tesoro en sus brazos.
Más cristal destrozado en el frontal de la oficina. Sangre de Dios. Tendría que
moverse rápido. Afortunadamente para él, no era un problema. Se la echó sobre el
hombro y agarró su extraño bolso con fotos de Marilyn Monroe impresas a cada lado.
Forzó la puerta trasera y miró con cuidado hacia afuera.
Los edificios de enfrente estaban apiñados juntos con escaleras de emergencia
metálicas zigzagueando colgando de los muros. La mayor parte de los negocios
estaban cerrados. Sólo un restaurante en la esquina tenía todavía la luz encendida. Los
coches pasaban rápidos por la calle principal, pero esta calle lateral estaba vacía. Los
coches estacionados cubrían ambos lados. Sus sentidos súper agudizados detectaron
vida. Dos hombres detrás del coche estacionado enfrente. No los podía ver, pero sentía
su presencia, olía la sangre bombeando por sus venas.
En un instante, empujó la puerta abierta y llegó zumbando hasta el final del
bloque. Cuando estaba muy cerca de la esquina, vio a los dos mortales justo empezar a
reaccionar. Corrieron hacia la puerta abierta, sacando sus pistolas. Roman se había
movido tan rápido que aún no le habían visto. Dobló la otra esquina de la calle delante
de la clínica. Allí se escondió detrás de una furgoneta de reparto aparcada y observó el
desarrollo de la escena.
Tres sedan negros bloqueaban la calle. Tres, no, cuatro hombres estaban allí - dos
como centinelas mientras los otros dos destrozaban totalmente el frontal de cristal del
negocio. Sangre infernal¡. ¿Quiénes eran estos hombres que querían matar a Shanna?
Sus brazos se apretaron alrededor de ella. "Agárrate, dulzura. Vamos a dar un
paseo.” Dirigió su atención a la azotea del edificio de diez plantas detrás de él. Un
segundo más tarde, estaban allí, y miraba hacia abajo al grupo de secuaces.
Los pedazos de cristal cubrían la acera, crujiendo bajo los zapatos de los presuntos
asesinos de Shanna. Sólo estalagmitas dentadas permanecían en las ventanas de la
clínica. Uno de los secuaces extendió una mano enguantada a través de la puerta llena
de cristales rotos y la abrió. Los demás sacaron las pistolas de los abrigos y entraron
en la clínica.
La puerta se cerró ruidosamente detrás de ellos, provocando un chaparrón de
añicos de cristal lloviendo encima de la acera. Las mini persianas se mecieron de acá
para allá con un sonido metálico de alboroto. Pronto el caer y chocar de los muebles
también pudo oírse.
“¿Quiénes son esos hombres?” murmuró, pero no recibió respuesta. Shanna seguía
aún cruzada sobre su hombro. Y él se sentía estúpido, parado allí sosteniendo un bolso
de mujer.
Divisó muebles de jardín de plástico en la azotea, dos sillas verdes, una mesa
pequeña, y una tumbona dejadas en el suelo, en posición horizontal. Cuando reclinó a
la dentista encima de la tumbona, su mano se deslizó por su cuerpo y chocó contra
algo duro en su bolsillo. Parecía un teléfono móvil.
Puso en el suelo su bolso y sacó el teléfono de su bolsillo. Llamaría a Laszlo y le
haría volver con el coche. Era posible contactar con otros vampiros mentalmente, pero
la comunicación telepática no siempre garantizaba la privacidad. Roman tenía un
dilema ya que no quería ser accidentalmente oído por otro vampiro. Había perdido un
colmillo y acababa de secuestrar a una dentista mortal que tenía más problemas que
él.
Fue a gran velocidad hacia cornisa del edificio y espió por encima. Los secuaces
abandonaban la clínica, seis ahora, ya que a los cuatro de delante de la clínica se
Roman se acercó a ella silenciosamente. Con un gemido, ella levantó una mano
hasta su frente. Su lucha contra el control mental probablemente le había causado
dolor de cabeza. Aún y así, solo el hecho de que pudiera resistirse a él era asombroso.
Y ya que no la podía controlar, no tenía idea de qué haría o diría después. Lo que la
convertía en una mercancía peligrosa de manejar. La convertía en… fascinante.
Su desabotonada bata de laboratorio se había abierto, revelando una camiseta rosa
que moldeaba perfectamente sus pechos. Con cada respiración, su pecho se expandía.
Sus pantalones vaqueros empezaron a apretarle más. Su sangre caliente bombeaba a
través de sus venas, atrayéndole más cerca con cada latido. Su mirada bajó
rápidamente por sus ajustados pantalones negros que le abrazaban la cadera. Era tan
bella, y sería tan deliciosa. En más de una forma.
Demonios. Quería quedarse con ella. Ella le creía inocente. Creía que merecía la
pena salvarlo. ¿Pero qué ocurriría si averiguaba la verdad? Si descubría que él era un
demonio, querría matarle. Él había aprendido eso demasiado bien con Eliza.
Roman se enderezó. No podía ser vulnerable de nuevo. ¿Pero le traicionaría? Ella
parecía distinta en cierta forma. Ella le había pedido que se salvara. Su corazón era
puro.
Ella gimió otra vez. Demonios, ella era la vulnerable. ¿Cómo podía abandonarla
ante el monstruo de Petrovsky? Roman era el único en Nueva York que la podría
proteger. Su mirada vagó bajando por su cuerpo y de vuelta a su bonita cara. Oh, él
podía protegerla, bien. Pero mientras su cuerpo aullara de hambre y temblara de
deseo, no había forma de que pudiera garantizar que ella estaría a salvo.
No de él.
Capítulo 3
Shanna se frotó la frente. A lo lejos, ella oía coches que tocaban la bocina y el
gemido de una sirena de ambulancia. No habría necesidad de esas cosas en la otra
vida. Definitivamente estaba todavía viva. ¿Pero dónde?
Abrió los ojos y contempló un cielo nocturno, con estrellas parcialmente
escondidas por la niebla. La brisa empujó su pelo contra su mejilla. Miró a su derecha.
¿Una azotea? Ella estaba acostada en posición horizontal en mueble de jardín. ¿Cómo
llegó? Miró hacia su izquierda.
Él. El cliente psicópata con el diente de lobo. Él había debido traerla aquí, y venía
hacia ella justo ahora. Ella gateó para bajarse de la tumbona y jadeó cuando el frágil
mueble comenzó a volcarse.
"Cuidado.” Él estaba allí inmediatamente, sobresaltándola cuando agarró sus
brazos. ¿Cómo llegó hasta ella tan rápidamente?
El dolor de cabeza descendió unos pocos grados más frío. Su agarre era firme.
Posesivo. "Déjeme ir.”
"De acuerdo." Él la soltó y se enderezó en toda su longitud.
Shanna tragó saliva. No se había dado cuenta de que era tan alto. Y tan grande.
"Me puede dar las gracias más tarde por salvarle la vida"
Esa voz otra vez. Baja y erótica. Tan seductora, pero ella no estaba con ánimo para
confiar en cualquiera ahora mismo. "Le enviaré una tarjeta de agradecimiento.”
"Usted no confía en mí.”
¿Perceptivo, verdad? “¿Por qué debería? Por lo que puedo ver, usted me ha
secuestrado. Sin mi permiso.”
Sus comisuras se inclinaron hacia arriba. “¿Da usted normalmente su permiso?”
Ella le lanzó una mirada fulgurante. “¿Dónde me ha llevado?
"Estamos enfrente de su clínica.” Él paseó relajadamente hasta la cornisa. "Ya que
no confía en mí, eche un vistazo por sí misma.”
Bien, estaba en el borde de una azotea con un psicópata. De ninguna manera. Ella
había sido lo suficientemente estúpida desmayándose en la clínica cuando debería
haber corrido. Ella no podía permitirse más momentos de debilidad. El hombre
guapísimo había debido cargar con ella. Él realmente le había salvado la vida. Era alto,
moreno, atractivo, y heroico. Totalmente perfecto, excepto por el hecho de que quería
un colmillo de un lobo insertado en su boca. ¿Estaba sufriendo la equivocación de
creer que era un Hombre Lobo? ¿Por eso su pistola no le había asustado? Sólo las
balas de plata podrían herirle. Se preguntó si él iba a aullar a la luna.
Para ya. Ella frotó su frente dolorida. Necesitaba dejar de imaginar tonterías y
pensar con claridad en qué hacer después.
Advirtió su bolso, colocado a sus pies. ¡Aleluya! Se lo incrustó en el regazo y miró a
hurtadillas dentro. ¡Sí! La Beretta estaba todavía allí. Todavía podía defenderse.
Incluso contra el guapísimo Hombre-lobo si tenía que hacerlo.
"Están todavía allí abajo si usted quiere verlos" Él miró hacia atrás en dirección a
ella.
Ella cerró de golpe el bolso y puso la mirada de Bambi con ojos muy abiertos.
“¿Quiénes?”
Su mirada relampagueó hasta su bolso, luego de regreso a su cara. "Los hombres
que quieren matarla."
"Bueno, realmente, creo que los he visto bastante por hoy. Así que me iré justo
ahora." Ella se puso en pie.
"Si usted sale ahora, ellos la atraparán."
Eso era probablemente verdad. ¿Pero estaría más segura en una azotea con un
guapísimo fugitivo de un instituto mental? Agarró firmemente el bolso contra su
pecho "Vale. Me quedaré un rato.”
"Bien" Su voz se suavizó. "Me quedaré con usted.”
Ella retrocedió, poniendo los muebles de jardín entre ellos. “¿Por qué me rescató?
Él sonrió lentamente. "Necesito un dentista.”
No con una sonrisa como esa. Maldita sea. Una sonrisa como esa podía convertir a
una mujer en un amasijo de hormonas revueltas. Me derrito, me derrito. “¿Cómo…
cómo me trajo aquí arriba?”
Sus ojos brillaron en la oscuridad. "cargué con usted"
Tragó saliva. Obviamente unas libras extra de pizza no habían supuesto un
excesivo esfuerzo para el tipo. “¿Usted cargó conmigo hasta la azotea?”
"Yo… usé el ascensor.” Él sacó un teléfono móvil del bolsillo de atrás. "Llamaré a
alguien para que venga a recogernos."
¿A nosotros? ¿Le estaba tomando el pelo? No confiaba en él más allá de lo que ella
podía escupir. Pero la había salvado de los asesinos a sueldo. Y hasta ahora, se había
comportado como un caballero. Ella se aventuró hacia el borde del edificio,
manteniendo una distancia segura de su misterioso salvador. Echó un vistazo abajo.
Guau, le había dicho la verdad. Estaban enfrente de la clínica. Tres sedanes negros
estaban aparcados en doble fila en la calle, y un grupo de hombres estaba allí,
hablando. Planeando como matarla. Estaba bien jodida. Tal vez debería echar mano de
un aliado. Tal vez debería confiar en el loco pero guapísimo Hombre Lobo.
“¿Radinka?” Él se puso el teléfono móvil contra la mejilla. “¿me puedes dar el
número del teléfono móvil de Laszlo?
Localizó el hueco de la escalera principal. Gracias a Dios tenía luz dentro. Bajó
rápidamente los tramos de escalera y alcanzó la planta baja. No hubo ruido detrás de
ella. Gracias a Dios. Parecía que Hombre Lobo no la estaba persiguiendo. Abrió poco a
poco la puerta del hueco de la escalera y miró afuera con cuidado. El vestíbulo estaba
sutilmente iluminado y vacío. La puerta principal del edificio disponía de dos puertas
de cristal. A través de ellas, podía ver los coches negros y a los asesinos a sueldo.
Se deslizó silenciosamente en el vestíbulo y, pegada a las paredes, se retiró hacia la
entrada de atrás. El rotulo rojo encendido de salida la llamaba como un faro,
prometiendo la libertad. Seguridad. Ella encontraría un taxi, se iría a algún hotel
pequeño y oscuro, y luego, en la seguridad de su cuarto, llamaría a Bob Mendoza otra
vez. Y si el oficial USA fallaba, vaciaría su cuenta corriente por la mañana y tomaría un
tren a alguna parte. Donde fuera.
Miró a hurtadillas afuera, no vio a nadie, entonces salió del edificio.
Inmediatamente un brazo firme le rodeó la cintura y tiró de ella hacia atrás contra un
cuerpo duro como una roca. Una mano le tapó la boca férreamente. Ella le dio una
patada en las espinillas y pisoteó sus pies.
"Para, Shanna. Soy yo." una voz ahora familiar susurró en su oído.
¿El Hombre Lobo? ¿Cómo había podido superarla bajando las escaleras? Ella gimió
de frustración contra su mano.
"Vamos.” Él la empujó calle abajo, pasando una fila de mesas vacías con sombrillas.
Un estandarte revoloteaba en lo alto, anunciando el nombre del pequeño restaurante.
La siguiente tienda tenía un escaparate de cristal, y adosada una verja antirrobo. Él la
arrastró dentro del hueco del portal. El toldo sobre sus cabezas los ocultaba de las
farolas. "Laszlo estará pronto aquí. Estate quieta hasta que llegue."
Ella negó con la cabeza, tratando de desplazar su mano.
“¿Puedes respirar bien?” Él sonó preocupado.
Ella negó con la cabeza otra vez.
“¿Gritarás si te suelto? Lo siento, pero no puedo tenerte haciendo ruido con esos
asesinos a sueldo tan cerca." Él relajó su amarre.
"No soy tan estúpida," refunfuñó contra su palma.
"Creo que eres muy inteligente, pero también que estas de mierda hasta el culo.
Esa clase de tensión nerviosa puede provocar que cualquiera haga un mal
movimiento.”
Ella volvió la cabeza para ver su cara. Su mandíbula era firme y delgada. Sus ojos
estaban concentrados en la calle, sin duda buscando peligro. “¿Quién eres?” Ella
susurró.
Él bajó la mirada y el fantasma de una sonrisa se apareció en su boca abierta. "soy
alguien que necesita un dentista"
"No me mientas. Hay unos chipicientosmil dentistas ahí fuera"
"No miento.”
"Mintió sobre el ascensor. Está fuera de servicio. Tuve que usar las escaleras.”
Apretó los labios y reanudó la búsqueda de algún peligro sin molestarse en
contestar.
“¿Cómo llegó tan rápido?”
“¿Tiene importancia? Quiero protegerte."
“¿Por qué? ¿Por qué debería importarte?”
Él hizo una pausa. "Es complicado.” Él la miró, y el dolor en sus ojos la dejó sin
respiración. Quienquiera que fuera este hombre, sabía lo que era sufrir.
“¿No vas a lastimarme?
"No, dulzura. Estoy harto de provocar dolor." Él sonrió tristemente. "Además, si
realmente quisiera matarte, lo podría haber hecho una docena de veces a estas
alturas.”
"Qué reconfortante.” Ella se estremeció, y sus brazos se apretaron alrededor de
ella.
Enfrente, un cartel de neón resplandecía. El psíquico del barrio tenía todavía
abierto el negocio. Shanna consideró hacer una audaz carrera a través de la calle y
llamar a la policía. O tal vez debería preguntar por su futuro. ¿Tenía ella alguno o se
había terminado su línea de la vida? Extraño, pero ella no se sentía en peligro. Los
brazos de Hombre Lobo eran fuertes.
El pecho contra el que se apoyaba era ancho y sólido. Y él afirmaba que quería
protegerla. Ella había estado tan sola últimamente. Ella quería confiar en él.
Inspiró profundamente para calmar los nervios y tosió. " Agggg, apesta aquí. ¿Qué
es este lugar?”
"Una tienda de puros. ¿Deduzco que no fumas?”
“¿No y tú?”
Él sonrió irónicamente. "Sólo si estoy a pleno sol."
¿Huh? Antes de que ella pudiera responder, un coche verde oscuro pasó al lado de
ellos, y Hombre Lobo empezó a llevarla a rastras hacia el bordillo.
"Este es Laszlo.” Él hizo gestos con las manos para llamar la atención de su amigo.
El Honda Accord verde se hizo a un lado para aparcar en doble fila. El Hombre
Lobo caminó a grandes pasos hacia él, llevando a Shanna con él.
Debería confiar de veras en él? ¿Una vez que ella se metiera en el coche con él,
cómo podría escapar? “¿Quién es ese Laszlo? ¿Es ruso?”
"No.”
"Su nombre no me suena muy americano.”
Hombre Lobo levantó una ceja como si encontrara su comentario molesto. "Es
húngaro, originariamente.”
“¿Y tu?”
"Americano"
“¿Has nacido aquí?”
Ahora ambas cejas subieron. Él estaba definitivamente molesto. Pero él tenía un
ligero acento y ella estaría mejor segura que arrepentida.
El hombre dentro del Honda conducía con torpeza, y el maletero se abrió de golpe
unas pocas pulgadas. Shanna pegó un brinco, repentinamente recordando que podía
haber un cuerpo dentro.
"Relájate.” Hombre Lobo apretó su agarre sobre ella.
¿Me tomas el pelo? Trató de soltarse de un tirón, pero su intento falló
miserablemente. “¿No tienes un cadáver allí dentro?”
Él suspiró. "Dios ayúdame. Supongo que me lo merezco"
Un hombre bajo con bata de laboratorio salió a gatas del Honda verde. "Oh, aquí
está, señor. Vine tan rápidamente como pude" Él advirtió a Shanna y manoseó un
botón de su bata de laboratorio. "Buenas noches, señorita. ¿Usted es la dentista?”
"Lo es.” Hombre Lobo miró por encima de su hombro. "Tenemos prisa, Laszlo.”
"Sí, señor.” Laszlo abrió la puerta de atrás y se apoyó dentro. "sacaré a VANNA
fuera de su camino.” Él se enderezó, arrastrando el cuerpo desnudo de una mujer
desde el asiento trasero.
Shanna se quedó sin aliento.
Hombre Lobo le puso de golpe una mano sobre su boca. "No es real."
Shanna luchó por escapar, pero él la empujó contra su pecho y la sostuvo apretada.
"Mírala, Shanna. Es un juguete, un juguete de tamaño humano.”
Laszlo se percató de su angustia. "Él dice la verdad, señorita. Ella no es real.” Él le
quitó la peluca de la cabeza, luego hizo plaf al volver a ponérsela.
Oh Dios. Su Hombre Lobo no era un asesino. Era un pervertido.
Clavó el codo a Hombre Lobo en el estómago, y al pillarle por sorpresa, logró
soltarse.
"Shanna.” Él alargó la mano para agarrarla, y ella saltó hacia atrás.
“Mantente lejos de mí, pervertido.”
“¿Qué?”
Ella señaló a la muñeca que Laszlo empujaba dentro del maletero. "Cualquier
hombre con un juguete como ese es un pervertido.”
Hombre Lobo parpadeó. "Ese… ese no es mi coche.”
“¿Y no es tu juguete?”
"No.” Él echó una mirada hacia atrás. “¡Mierda!” Él la agarró y la empujó hacia el
coche. Entra."
“¿Por qué?” Ella se agarró a los laterales de la puerta y bloqueó los codos. Ésta era
una maniobra que siempre funcionaba en los dibujos animados cuando el gato no
quería ser metido a la fuerza en una tina de agua.
Hombre Lobo se puso a su lado, bloqueando su vista. "Un coche negro está girando
en dirección a esta calle. No podemos dejar que te vean."
¿Un coche negro? Sedan negro u Honda verde. Estas parecían ser sus opciones.
Dios ayúdame a tomar la decisión correcta. Subió al asiento trasero del Honda Accord
y colocó el bolso en el suelo. Miró por la ventana de atrás, pero no pudo ver el coche
negro. Laszlo todavía tenía el maletero levantado.
“¡Deprisa, Laszlo! Tenemos que irnos" Hombre Lobo se sentó a su lado y cerró la
puerta. Él echó un vistazo por la ventana de atrás.
Laszlo cerró de golpe el maletero.
"Mierda." Hombre Lobo agarró a Shanna por los hombros y la empujó hacia abajo.
“¡Aagh!” Todo ocurrió tan rápido. Un silbido de aire y después bang, su nariz
estaba presionada contra unos ásperos vaqueros negros. Oh, genial, ella estaba boca
abajo en su regazo. Las ventanas de la nariz se llenaron del olor a macho y a fresco
jabón. ¿O era detergente de la ropa? Ella forcejeó para ponerse derecha, pero él la
mantuvo abajo.
"Lo siento, pero nuestras ventanas no son ahumadas, y no puedo arriesgarme a
que te vean."
El motor arrancó y se empezaron a mover. Ella sintió el coche vibrando, los
pantalones vaqueros dándole un masaje facial completo.
Se contoneó hasta que su nariz y su boca encontraron una bolsa de aire. Después
de algunas respiraciones profundas, se percató de que su preciada bolsa de aire estaba
en la hendidura entre sus piernas. Fabuloso. Ella estaba resollando en su entrepierna.
"El coche negro nos sigue." Laszlo sonaba preocupado.
"Lo sé.” Hombre Lobo sonaba molesto. "Coge la siguiente a la derecha.”
Shanna trató de rodar a un lado, pero el coche giró, y perdió el equilibrio. Ella cayó
contra Hombre Lobo, de vuelta su cabeza, colisionando contra su cremallera. Ups. Tal
vez él no se había dado cuenta. Ella se contoneó hacia adelante, alejando la cabeza de
su ingle.
“¿Hay un propósito para toda esta actividad?”
Dios mío. Él se había dado cuenta. "Yo... Yo no podía respirar.” Ella retorció el
hombro y enroscó las piernas de tal forma que quedó tendido de lado con la mejilla
contra sus muslos.
Hombre Lobo apretó la mano sobre su hombro y le mantuvo abajo. "Quieta. Esto
no ha terminado aún.”
Genial. Ella comenzaba a sospechar de que él disfrutaba maltratándola. "Vale. ¿Qué
laboratorio?”
Él bajó la mirada. "Industrias Romatech.”
"Oh, he oído hablar de ellos.”
Él arqueó una ceja. “¿Si?”
"Por supuesto. Ellos han salvado millones de vidas con su sangre artificial. ¿Es
dónde trabajas?”
"Sí, ambos trabajamos allí.”
Shanna dio un suspiro de alivio. "Eso es maravilloso. Entonces, tu salvas vidas, no…
las destruyes.”
"Ese es nuestro deseo, sí.”
"Todavía no te has presentado. No puedo continuar llamándote Hombre Lobo."
Sus cejas se dispararon. "Te lo he dicho. No soy un hombre lobo.”
"Tienes un diente de lobo en tu bolsillo.”
"Es parte de un experimento. Como la muñeca del maletero"
"Oh.” Shanna giró su cabeza hacia el asiento delantero. “¿Es en lo que qué está
trabajando, Laszlo?”
"Sí, señorita. La muñeca es uno de mis experimentos actuales. Nada por lo que
alarmarse."
"Bien, es un alivio.” Shanna sonrió. "Odiaba pensar que estaba viajando con un par
de pervertidos." Ella se volvió hacia Hombre Lobo, pero su nariz rozó su cremallera.
Ups. Sus pantalones no sobresalían hasta ahí antes.
Ella se separó una pulgada. "Tal vez debería sentarme ahora.”
"No es seguro"
Claro. Y ella estaba segura a una pulgada de su creciente entrepierna. Obviamente,
su anterior ataque en la ingle no había causado ningún daño permanente. Hombre
Lobo iba camino de una recuperación completa. Muy Completa. “¿Así que, cómo te
llamas?”
"Roman. Roman Draganesti.”
Laszlo giró alrededor de una esquina demasiado rápido.
Ella se deslizó contra Roman. Un enorme y durísimo Roman. "Lo siento.” Ella ladeó
su cabeza fuera de su erección. Él se ponía más grande por minutos.
“¿Dónde quiere ir?” Laszlo preguntó. “¿Al laboratorio o a su casa?”
Capítulo 4
Vaya con lo de mantener su furiosa lujuria en secreto. Por lo que Roman podía
decir, la encantadora dentista en su regazo finalmente se había dado cuenta de la
futilidad de escapar de su erección. Cada vez que ella tenía éxito en poner un poco de
espacio entre su cabeza y su entrepierna, él se crecía a la altura del desafío y llenaba el
vacío.
Estaba un poco asombrado de sí mismo. Él no había experimentado tanto deseo en
más de cien años. Ahora, en lugar de contonearse contra él, Shanna yacía muy quieta
contra su cremallera. Sus ojos azul humo estaban enfocados en el techo del coche
como si nada pasara. Pero el sonrojo en sus mejillas y el estremecimiento ocasional
que conmocionaba su cálido cuerpo decían otra cosa. Ella era sumamente consciente
de él. Y sabía que la deseaba.
Roman no tuvo que leer su mente para saberlo. Él podía leer su cuerpo en vez de
eso. La distinción era nueva para él, y el resultado era poderoso, estimulando su
lujuria hacia un nivel superior.
“¿Roman?” Ella le miró, su sonrojo más intenso “Odio sonar como un niño
fastidioso, pero ¿Falta mucho?”
Él miró por la ventana. “Estamos en Central Park. Ya casi llegamos"
“¿Oh. Uh, vives solo?
"No. Hay un número de… personas que viven allí. Y tengo equipos de seguridad de
servicio noche y día. Estarás a salvo.”
“¿Por qué tienes tanta seguridad?”
Él continuó mirando por la ventana. "Para sentirme seguro.”
“¿De qué?”
"No quieras saberlo"
"Oh, que informativo," ella masculló.
Roman no pudo evitar sonreír. Las damas Vampis de su asamblea estaban
demasiado ocupadas intentando seducirle como para mostrarle su desagrado. La
actitud de Shanna era un cambio refrescante. Aunque esperaba que su irritación no
condujera a otro rodillazo en su ingle. Por alguna razón, él había logrado existir un
total de quinientos cuarenta y cuatro años sin experimentar esa forma particular de
tortura. Los asesinos de vampiros iban directamente a por el corazón.
Sin embargo para ser honesto, Shanna estaba atacando su corazón. La cáscara
reseca en su pecho palpitaba como un antiguo y primitivo tambor. Poseer y proteger.
Deseaba a esta mujer. Y no daría a su viejo enemigo permiso para tenerla o dañarla.
Pero iba mucho más allá. Quería saber por qué no la podía controlar. Ella era un
"Perdone, señor" Connor deslizó su daga Highland de vuelta a la funda que colgaba
de su cinturón. "Yo le esperaba a usted en la puerta principal.”
"Me alegro de que estes alerta" Roman empujó a Laszlo dentro del portal.
“Tenemos un invitado. Laszlo te lo explicará.”
Laszlo asintió con la cabeza, sus dedos buscando otra vez un botón en su bata de
laboratorio. Connor cerró la puerta.
Roman se apresuró a bajar las escaleras hacia el Honda. Él abrió de un tirón la
puerta trasera para encontrar a Shanna apuntándole con su Beretta.
"Oh, eres tú" Ella soltó un suspiro de alivio y dejó caer la pistola de vuelta al bolso.
“Tardaste tanto. Comenzaba a pensar que me habías abandonado.”
“Estás bajo mi protección ahora. Te mantendré a salvo" Él sonrió. "Al menos, ya no
quieres dispararme."
"Si, eso es siempre un buen indicio en cualquier relación.”
Roman se rió, un sonido oxidado, pero una risa en definitiva. Sangre de Dios,
¿Cuánto tiempo había pasado desde su última risa? Él ni siquiera pudo recordarlo. Y
ahí estaba la preciosa Shanna, devolviéndole la sonrisa. La adorable dentista había
traído un poco de vida de nuevo a su interminable existencia dejada de la mano de
Dios.
A pesar de eso, debería oponerse a esta compulsión de estar con ella. Después de
todo, él era un demonio. Ella una mortal. Históricamente, él la debería ver como un
almuerzo, deseando ardientemente su sangre, no su compañía. Pero él quería su
compañía. Era como si su mente estuviera esperando las siguientes palabras que
saldrían de su boca, solo para poder tener el placer de responder. Y su cuerpo
esperaba ansiosamente el siguiente toque accidental. Demonios, accidental no iba a
ser suficiente.
“Probablemente no debería confiar en ti. Pero por alguna razón, lo hago.” Ella salió
del coche, e instantáneamente su cuerpo entero se despertó ante su proximidad.
"Dices bien," él murmuró, levantando una mano para tocar su mejilla. "No deberías
confiar en mí en absoluto."
Sus ojos se agrandaron. "Yo… pensaba que me habías dicho que estaría a salvo."
"Hay tipos diferentes de peligro.” Él acarició con sus dedos su mandíbula.
Ella dio un paso hacia atrás, pero no antes de que él sintiera un temblor
recorriéndola. Ella giró hacia la casa, colgándose el bolso del hombro. “¿Así que aquí es
donde vives? Es muy bonito. De hecho, es precioso. Un barrio genial."
"Gracias.”
“¿Cuál es tu piso?” Ella hablaba deprisa, aparentemente intentando fingir que nada
había pasado, que el aire entre ellos no crepitaba por la tensión sexual. Tal vez ella no
la sentía. Tal vez solo él.
“¿Que piso te gustaría?”
Ella lanzó un vistazo en su dirección, luego se quedó con la mirada fija atrapada a
la de él. Su barbilla se levantó ligeramente, su boca lentamente se abrió de manera
involuntaria. Oh siiii, ella lo estaba sintiendo. Ella sonó jadeante. “¿Que quieres decir?”
Él dio un paso hacia ella. “Son todos míos"
Ella retrocedió un paso. “¿El edificio entero?”
"Sí. Y te proporcionaré un vestuario nuevo.”
“¿Qué? Un momento.” Ella separó la mirada y se apretó entre los dos coches para
subir a la acera. “No voy a ser tu concubina. Tengo mi ropa, y gustosamente pagaré mi
alojamiento y comida."
“Tu ropa está en tu casa, y dudo mucho que sea seguro regresar allí. Te
proporcionaré ropa "- él dio un paso sobre la acera a su lado -" a menos que prefieras
estar sin ella."
Ella tragó saliva. “Algo de ropa estaría bien. Te reembolsaré lo que gastes."
"No quiero tu dinero.”
“¡Bien, pues no esperes conseguir otra cosa!”
“¿Ni siquiera algo de gratitud por salvarte la vida?”
"Te estoy agradecida.” Ella le miró enfurecida. "Pero puedes estar seguro de que
todos mis agradecimientos serán otorgados en posición vertical.”
"En ese caso, déjame recordarte" Él dio un paso más cerca. "Que estamos verticales
ahora mismo.”
“Yo...supongo que sí." Su mirada enfadada se disolvió en una de cautelosa
expectación.
Él se movió lo suficientemente cerca para que solo un milímetro separara su pecho
del de ella. Colocó una mano en la parte más estrecha de su espalda, por si acaso ella
trataba de dar un paso atrás. Ella no lo intentó.
Él tocó su mejilla, tan suave y caliente. Ella inspiró profundamente y cerró los ojos.
Él pasó rozando con los dedos hasta su cuello. Su pulso palpitaba, acelerando el ritmo.
Cuando ella abrió los ojos, había confianza en ellos. Y deseo.
Él la acercó a su pecho y rozó con los labios la sien entre su suave pelo. Él había
visto su expresión aturdida antes cuando sus ojos se habían puesto al rojo vivo, así
que solo para estar seguro, quería evitar el contacto visual hasta que sus ojos
estuvieran firmemente cerrados y sus labios entreabiertos, suplicando el primer beso.
Él le retiró el pelo hacia atrás para dejar al descubierto su cuello, luego deslizó su
boca hacia abajo pasando por su dulce oreja dulce hasta el palpitante pulso.
Con un suspiro, ella inclinó la cabeza hacia atrás. Él inspiró su perfume, Tipo A
Positivo. Corría a través de cada célula de su cuerpo. Él pasó la punta de la lengua a lo
largo de la arteria y la sintió estremecerse en respuesta. Él se arriesgó a mirar su cara.
Sus ojos estaban cerrados. Ella estaba preparada. Él estaba a punto de besarla cuando
un haz de luz repentinamente cayó sobre ellos.
"Oh, puñetas," un acento escocés hizo sisear la s final. Connor había dejado abierta
la puerta principal.
Shanna dio un brinco, luego clavó los ojos en la puerta.
“¿Qué ocurre?” Laszlo preguntó. "Uh, tal vez deberíamos cerrar la puerta.”
“¡De ninguna manera!” La voz de Gregori se metió en medio. “Quiero mirar."
Shanna se echó cuidadosamente hacia atrás, ruborizada.
Roman miró enfadado a los tres hombres apretujados en el portal. "Muy oportuno,
Connor.”
"Aye, señor.” La tez de Connor se volvió de un tono un poco más ligero que el de su
pelo rojo. "Estamos preparados ahora.”
Tal vez era el momento oportuno después de todo. Ahora que lo pensaba, Roman
se imaginó con su boca saboreando encantada la sangre, y dado el miedo de Shanna en
estos asuntos, el beso pudo haber sido un desastre. Él tendría que ser más cuidadoso
en el futuro.
¿El futuro? ¿Qué futuro podía haber aquí? Él se había jurado nunca más
involucrarse con una mortal. Una vez que descubrían quien era realmente,
invariablemente querían matarle. ¿Y quién los podría culpar? Él era una criatura
demoníaca. "Vamos.” Él la agarró por el codo para escoltarla subiendo las escaleras.
Ella no se movió. Estaba congelada en el sitio, con los ojos clavados en la puerta.
“¿Shanna?”
Ella clavaba los ojos en Connor. "Roman, hay un hombre en tu portal que lleva
puesta una falda escocesa.”
"Hay una docena de Highlanders en la casa. Son mi fuerza de seguridad.”
“¿De verdad? Qué asombroso.” Ella procedió a subir las escaleras sin él. Sin ni
siquiera una mirada en su dirección.
Maldición. ¿Había olvidado su abrazo ya?
"Bienvenida, mi señora.” Connor dio un paso atrás para dejarla pasar. Laszlo y
Gregori se echaron hacia atrás, aunque ella parecía haber olvidado su presencia.
Sonriendo, confrontó al escocés. “¿Mi señora? Nunca me han llamado así antes.
Suena casi… medieval.”
Con razón. El encanto del Viejo Continente de Connor era realmente viejo. Roman
subió corriendo las escaleras. "Él está un poco desfasado."
"Bueno, me gusta." Ella escudriñó el vestíbulo de entrada con sus pisos pulidos de
mármol y la escalera de lado a lado. “Y me encanta esta casa. Absolutamente
hermosa.”
"Oh, lo hice. La llevé a ese club nuevo cerca de Times Square, pero entonces ella se
enfadó porque nadie la reconoció.”
“¿Por qué deberían hacerlo?”
“¡Ella es una modelo famosa, colega! Ella salió en la portada del mes pasado de
Cosmo. ¿No estás al día? De cualquier manera, ella estaba tan cabreada, que lanzó una
mesa a través de la pista de baile.”
Roman gruñó. Convertirse en un vampiro podía aumentar enormemente la fuerza
y afinar los cinco sentidos, pero desafortunadamente, no hacía nada para mejorar la
inteligencia.
“Pensé que podría parecer sospechoso que alguien tan delgado fuera tan fuerte,"
Gregori continuó, "Así que me encargué de ello. Borré la memoria de todo el mundo y
la traje de vuelta. Ella está con tu harén ahora, consiguiendo comprensión y una
pedicura.”
"Preferiría que no las llamaras mi harén.” Roman dirigió la mirada hacia las
puertas cerradas de la sala. ¿Están allí dentro?”
"Sí.” Gregori parecía divertido. “Les dije que se quedaran silenciosas y quietas,
pero quién sabe si se comportarán.”
Roman suspiró. "No tengo tiempo de discutir con ellas. Llama a tu madre y mira a
ver si puede echarles un ojo."
Gregori resopló. "A ella le encantará" Sacó un teléfono móvil de su bolsillo y se
alejó unos pasos para hacer la llamada.
“¿Laszlo?”
El pequeño químico brincó. “¿Sí, señor?”
Podrías ir a la cocina y preguntar a Shanna lo que ella necesitará para el… uh,
¿Procedimiento?”
Laszlo pareció confundido durante un segundo, luego su expresión se iluminó.
“¡Oh, ya! El procedimiento.”
"Y dile a Connor que venga aquí afuera un segundo.”
"Sí, señor.” Laszlo corrió a toda prisa hacia la cocina.
"Mami en camino" Gregori deslizó el teléfono de vuelta al bolsillo. “¿así que la
dentista no ha implantado tu diente todavía?”
"No. Tuvimos un problema. Ivan Petrovsky. Parece que la joven dentista está en lo
más alto de su lista de víctimas"
“¡Estás bromeando! ¿Qué hizo ella?”
"No lo sé exactamente" Roman dirigió la mirada hacia la cocina. "Pero tengo
intención de enterarme"
Capítulo 5
por rodear sus cuellos gruesos de toro y apretar terminando con sus vidas. Si tan solo
hubiera empleado a sus vampiros. Entonces la chica Whelan estaría muerta, y él
recibiría el dinero de la recompensa, doscientos cincuenta de los grandes.
Él iba a conseguir ese dinero de una u otra manera. Recordó, recreándolo, el
interior de la clínica dental. Ningún signo de la chica por ninguna parte. Lo único
interesante que él había encontrado era una pizza sin tocar con el nombre de un
delicatessen adornando la caja en letras rojas y verdes. “¿Dónde está la delicatessen de
Carlo?”
"En la pequeña Italia," el secuaz rubio contestó. "Una pizza genial.”
"Me gusta más su lasaña," dijo el Acneico Face.
“¡Idiotas!” Ivan los miró furiosamente. “¿Cómo le explicarán su fracaso a Stesha esa
noche? Su primo en Boston cumple cadena perpetua, todo porque esa pequeña zorra
testificó en contra de él ante los tribunales"
Cambiaron de posición de un pie a otro..
Ivan inspiró profundamente. A él no le importaba lo que le sucediera a Stesha o a
su familia. Eran mortales, después de todo. Pero estos tipos trabajaban para él, así
que necesitaban mostrar más lealtad. Y menos estupidez. "De ahora en adelante,
emplearé a mis propios hombres por la noche. Durante el día, vigilen el deli y el
apartamento de la chica Whelan. Si la encuentran, síganla. ¿Entendido?”
"Sí, señor," refunfuñaron al unísono.
Desafortunadamente, Ivan no tenía muchas esperanzas de éxito. Sus vampiros
resultarían ser mucho más capaces encontrando a la perdida Shanna Whelan. El único
problema era que sólo podían trabajar por la noche. Él necesitaba que estos malditos
mortales llevaran adelante la misión durante el día.
Un tercer sedán negro se detuvo en el camino al lado de los otros dos coches, y dos
empleados más de Stesha salieron.
“¿Bien? ¿La han encontrado?” Ivan preguntó.
Un secuaz barbudo con la cabeza afeitada avanzó hacia adelante. "Divisamos otro
coche a un bloque al norte de aquí. Un Honda verde. Dos hombres. Pavel cree que vio a
una mujer.”
"La vi," Pavel insistió. "La estaban metiendo en el maletero.”
Ivan arqueó las cejas. ¿Alguien había capturado a la chica Whelan antes que él?
Mierda. Alguien más quería el dinero de la recompensa. Su recompensa. “¿Dónde
fueron?”
Pavel soltó una maldición y pateó la llanta del coche. "Los perdimos."
Ivan hizo otra vez un chasquido con su cabeza para aliviar la creciente presión de
su cuello. “¿Nadie entrena a tu gente? ¿O les contrata Stesha recién salidos del barco?”
La cara del calvo se puso al rojo vivo. Roja y completamente llena de sangre. Las
ventanas de la nariz de Ivan se dilataron. AB Negativo. Dios, tenía hambre. Había
planeado darse un festín con la chica Whelan, pero ahora tendría que buscar en otro
sitio.
"Nosotros cogimos el número de matrícula," Pavel ofreció. "Nos enteraremos de
quién es el dueño del coche.”
"Hazlo. Y me informas en dos horas. Estaré en mi casa de Brooklyn.”
La cara de Pavel palideció. "Sí, señor."
Sin duda él había oído los rumores. A veces a la gente que entraba en la casa de la
Asamblea Rusa por la noche no se la veía nunca más. Ivan se acercó un paso a los seis
hombres y clavó los ojos en los de cada uno de ellos. "Si la encuentran, no la maten.
Ese es mi trabajo. Ni siquiera piensen en ganar el dinero de la recompensa para sí
mismos. No vivirían el tiempo suficiente como para disfrutarlo. ¿Entendido?”
Hubo una serie de "gulps" e inclinaciones de cabeza.
"Déjenme ahora. Stesha estará esperando noticias vuestras."
Los seis secuaces se metieron en los sedan negros y arrancaron.
Ivan se dirigió hacia la escena del crimen. Los vecinos estaban alrededor,
amontonados en grupos mientras observaban a la policía. Una bonita rubia con un
albornoz rosa captó su atención. Él clavó los ojos en ella. Ven a mí.
Ella se giró de dirección y le miró detenidamente. Lentamente, sonrió. Estúpida
mujer, creía que le estaba seduciendo. Él gesticuló hacia un callejón oscuro. Ella paseó
tranquilamente hacia él, meneando las caderas, acariciando su mullido albornoz rosa
con sus largas uñas rosadas.
Él dio un paso dentro de la oscuridad y esperó.
Ella flotó hacía su perdición tan estúpidamente como un perro de lanas rosa
irrumpiendo en un salón de belleza canina, ansioso por ser admirado y acariciado.
“¿Eres nuevo en el barrio? No recuerdo haberte visto antes."
Acércate. “¿Llevas algo puesto debajo del albornoz?”
Ella se rió tontamente. "Debería darte vergüenza. ¿No sabes que la policía está
justo a unos pocos pasos?”
“¿Eso lo hace más excitante, no es verdad?”
Ella se rió otra vez, su voz cobrando un tono más ronco. “¿Eres un niño malo,
verdad?”
Él la agarró de los hombros. "No lo sabes bien." En un instante, sus colmillos
brotaron fuera.
Ella jadeó, pero antes de que pudiera reaccionar más allá, los colmillos se clavaron
profundamente en su cuello. La sangre inundó su boca...sabrosa, caliente, y, con el
riesgo añadido de la policía cerca, era mucho más picante.
Al menos la tarde no había sido un fracaso completo. No sólo había conseguido una
comida deliciosa, además el cadáver de la chica serviría para distraer a la policía de la
dentista desaparecida.
Ivan precisamente adoraba mezclar el trabajo con el placer.
"Más le vale que lo haga." Shanna se sentó a la mesa y arrastró el plato alcanzado
con la mano el emparedado. Según Laszlo, el Sr. Draganesti había insistido en que
cooperase, y lo que fuere que el Sr. Draganesti quisiese, estaba segura de que lo
conseguiría. ¡Vaya arrogancia! Ese hombre obviamente estaba acostumbrado a
mandar.
Romatech. Ahí es donde dijo que trabajaba. Romatech. Roman. “Oh, Dios mío" Se
recostó en la silla.
Connor arqueó las cejas.
“¿Roman es el dueño de Romatech, no es así?
Connor cambió su peso de un pie al otro. Él la vigilaba con mirada cautelosa. "Sí. Lo
es.”
"Luego, él es quién inventó la fórmula de la sangre sintética.”
"Sí, lo hizo.”
“¡Asombroso! Shanna se quedó inmóvil. "Debe ser el científico más importante
vivo.”
Connor se sobresaltó. "Yo no diría eso exactamente, sino que él es un hombre muy
inteligente.”
“¡Es un genio!” Shanna levantó ambas manos en el aire. Dios mío, había sido
rescatada por un genio científico. El hombre que era responsable de salvar millones de
vidas en todo el mundo. Y ahora él la había salvado a ella. Se sentó, deslumbrada.
Roman Draganesti. Guapísimo, fuerte, sexy, misterioso, y poseedor de una de las
mentes más brillantes del mundo actual. Guau. Era perfecto.
Demasiado perfecto. "Me imagino que está casado.”
"No." Los ojos azules de Connor centellearon. “¿Eso significa que a vos le gusta,
muchacha?”
Ella se encogió de hombros. "Tal vez.” Su emparedado del pavo repentinamente se
veía muy apetitoso, y lo cogió para darle un gran mordisco. El más increíble soltero
disponible había entrado en su vida esa noche. Era tan excitante que tuvo que
recordarse a sí misma la estrafalaria razón por la que había acudido a la clínica dental.
Se atragantó. "Aun así, no voy a implantarle ese diente.”
Connor sonrió. "Roman está acostumbrado a salirse con la suya."
“Sí. Me recuerda a mi padre." Ese era otro punto en contra de él. Terminó la coca-
cola light. “¿Está pensando si quiero más? Yo misma me serviré." Se levantó.
“No, no, lo hará." Connor se apresuró a ir hacia el frigorífico y rescató una botella
de dos litros del estante más bajo. Él llevó la botella a la mesa.
"El emparedado está muy bueno. ¿Está seguro que no quiere unirse a mí?”
Él llenó su vaso. "Ya comí, pero agradezco que me lo pregunte.”
“¿Así que, por qué contrató Roman a un montón de escoceses para guardar su
casa? Sin intención de ofender, pero me parece un poco inusual."
"Supongo que lo es.” Connor desenroscó el tapón de la botella de coca-cola light.
"Todos nosotros hacemos aquello para lo que estamos mejor preparados. Yo soy un
viejo guerrero, diríais vos. Así que, trabajar para MacKay es el mejor trabajo para mí."
“¿MacKay?” Shanna dio un mordisco a su emparedado y esperó a que Connor se
explicara.
"Seguridad e Investigación MacKay" Connor se sentó enfrente de ella en la mesa.
Es una gran empresa ubicada en Edimburgo. Dirigida por el mismísimo Angus
MacKay. ¿Vos no ha oído hablar de ellas?”
Ella negó con la cabeza, ya que todavía tenía la boca llena.
'"Es la compañía más importante en este tipo de actividad en el mundo." anunció
orgullosamente Connor. "Verá, Angus y Roman son viejos amigos. Angus lleva a cabo
todos los trabajos de seguridad de Roman, aquí y en la oficina central."
Sonó un pitido en la puerta trasera, y Connor se puso rápidamente en pie. Al lado
de la puerta, Shanna divisó un interruptor de luz con dos indicadores luminosos, un
rojo y otros verde. El rojo estaba encendido. Connor sacó una pequeña daga de la
funda de su cinturón y se dirigió silenciosamente hacia la puerta.
Shanna tragó saliva. “¿Qué pasa?”
"No se alarme, muchacha. Si la persona de fuera es uno de nuestros guardas,
pasará la tarjeta de identificación por el lector y la luz se volverá verde." Como Connor
había dicho, la luz roja se apagó y se encendió la verde. Connor se alejó con precaución
de la puerta, la espada todavía fuera, su postura como la de un tigre listo para atacar.
"Entonces, ¿para qué está usted?"
"Si un enemigo ataca a un guarda, podría robar la tarjeta de identificación." Connor
puso un dedo para sus labios para advertir a Shanna que permaneciese en silencio.
¿Silencio? ¡Ah!, ella estaba seriamente considerando salir de este infierno.
La puerta se abrió lentamente. “¿Connor? Soy yo, Ian.”
"Oh, bien. Entra" Connor enfundó su espada.
Ian era otro Highlander con faldas, aunque Shanna pensó que parecía
increíblemente joven para un trabajo de seguridad. No tendría más de dieciséis años.
Él guardó su tarjeta de identificación de vuelta a la bolsita de cuero de su cintura,
luego le dirigió una tímida sonrisa. "Buenas noches, señora.”
"Encantado de conocerlo, Ian.” Oh, era definitivamente joven. El pobre niño
debería estar en escuela, no pasar toda la noche protegiendo a personas de la mafia
rusa.
Ian se devolvió hacia Connor. "Hemos realizado un barrido de seguridad completo.
Todo está limpio, señor.”
Capítulo 6
peligrosa con él. Sus mejillas ardían recordando su reciente beso. “¿Tienes hambre? Te
podría hacer un sándwich"
El brillo en sus ojos se hizo más intenso. "Esperaré.”
"Vale." Ella se levantó y llevó su vaso y el plato vacío al fregadero. Podía haber sido
un error. Ahora ella estaba sólo a unos pocos centímetros de él. ¿Qué tenía este tío que
le hacía desear lanzarse a sus brazos? Enjuagó el vaso. "Yo...yo sé quién eres."
Él retrocedió un paso. “¿Qué sabes?”
"Sé que eres el dueño de Industrias Romatech. Sé que eres el que inventó la
fórmula de la sangre sintética. Has salvado millones de vidas en todo el mundo." Ella
cerró el grifo del agua y se aferró al borde de la encimera. "Creo que eres brillante."
Cuando él no respondió, ella se arriesgó a mirarle. Él tenía los ojos clavados en ella
con una expresión sorprendida. ¿Dios Santo, no sabía que era brillante?
Frunciendo el ceño, él se dio la media vuelta. "No soy lo que piensas."
Ella sonrió. “¿Quieres decir que no eres inteligente? Admito que... querer lucir un
diente de lobo en tu primorosa sonrisa no es la idea más brillante que he oído."
"No es un diente de lobo."
"No es un diente humano.” Ella ladeó la cabeza, estudiándole. “¿has perdido
realmente un diente? ¿O solo apareciste como el Príncipe Valiente a rescatarme y
llevarme en tu noble corcel?”
Su boca tembló de risa. "Han pasado muchos años desde que fui dueño de un noble
corcel."
“¿Y supongo que tu armadura está un poco oxidada?”
"Sí, lo está."
Ella se inclinó ante él. "Pero todavía eres un héroe.”
Su sonrisa, apenas perceptible, se desvaneció completamente. "No, no lo soy.
Realmente necesito a un dentista. ¿Ves?” Él se levantó la comisura de la boca con el
dedo índice.
Había un agujero donde debería estar su colmillo. “¿Cuándo lo perdiste?”
"Hace unas pocas horas."
"Entonces no es demasiado tarde. Claro está, si tienes el diente verdadero."
"Lo tengo. Bueno, en realidad es Laszlo el que lo tiene.”
"Oh" Ella dio un paso más cerca y se puso de puntillas. “¿Puedo?”
"Sí." Él agachó la cabeza.
Ella desvió la mirada de sus ojos hacia su boca. El corazón golpeando en su pecho.
Tocó sus mejillas, después levantó las puntas de sus dedos. "No traigo puestos
guantes.”
"No me importa"
Tampoco a mí. Dios Santo, había examinado un montón de bocas en los últimos
años, pero nunca se había sentido así. Tocó ligeramente sus labios. Unos labios anchos,
sensuales. "Abre."
Él lo hizo. Ella deslizó un dedo dentro y examinó el agujero. “¿Cómo lo perdiste?”
"Aaaah."
"Lo siento.” sonrió. "Tengo la mala costumbre de preguntar cuando el paciente no
puede hablar." Comenzó a sacar el dedo, pero sus labios se cerraron alrededor de él.
Ella le miró e instantáneamente se sintió envuelta por la dorada intensidad de sus
ojos. Lentamente, ella sacó su dedo. Dios Santo. Sus rodillas temblaban. Se imaginó a sí
misma deslizándose debajo de su cuerpo para desplomarse en el suelo. Extendería
una mano hacia él y diría, "Tómame, tonto.”
Él tocó su cara. “¿Estoy a tiempo?”
“¿Hmm?” Ella apenas podía oír con su corazón palpitando en sus oídos.
La mirada de él cayó sobre su boca. Él rozó con el pulgar su labio inferior.
La puerta de cocina se abrió. "He vuelto." anunció Gregori. Les miró y sonrió
abiertamente. “¿Interrumpo algo?”
"Sí. Mi vida." Roman le miró enfadado. "Ve a mi oficina. Connor te está esperando."
"Bien." Gregori se dirigió a la puerta. "Mi mami está ahí fuera, esperando. Y Laszlo
preparado."
"Entiendo." Roman enderezó los hombros y dirigió a Shanna una suave mirada.
"Vamos."
“¿Perdona?” Shanna observó su marcha a través de la puerta. De todos los
caraduras... ¿Así que de regreso a los negocios, entonces? Él se había abierto un poco,
pero, ahora, volvía a ser el gran jefe.
Bien, si él se creía que la podía mangonear, estaba totalmente equivocado. Se tomó
su tiempo, abotonando su bata de laboratorio. Luego cogió su bolso de la mesa y
siguió tranquilamente sus pasos.
Él estaba al pie de la escalera, hablando con una mujer mayor. Ella llevaba puesto
un caro traje de calle gris y lucía un bolso que valía el salario mensual de algunas
personas. Su pelo era en su mayor parte negro, aunque un mechón plateado iba desde
su sien izquierda para desaparecer en un moño en la nuca. Ella advirtió el
acercamiento de Shanna con una elevación de sus perfectamente arqueadas cejas.
Roman se giró. "Shanna, es la madre de Gregori y mi secretaria particular, Radinka
Holstein.”
“¿Cómo está usted? Shanna extendió una mano.
Radinka la examinó un momento. Justo cuando Shanna pensaba que la mujer iba a
rehusar darle la mano, repentinamente sonrió y tomó la mano de Shanna con un
enérgico apretón. "A fin de cuentas, ha venido.”
Shanna parpadeó, no estando segura de cómo responder.
La sonrisa de Radinka se amplió, y ella volvió la mirada hacia Roman, después
hacia Shanna, luego de regreso a Roman. "Estoy tan feliz por ambos."
Roman cruzó los brazos y miró ceñudamente a la mujer.
Ella tocó el hombro de Shanna "Si hay algo que necesite, hágamelo saber. Estoy
aquí o en Romatech todas las noches.”
“¿Trabaja de noche?” preguntó Shanna.
"Las instalaciones están abiertas las 24 horas, pero prefiero el turno de noche."
Radinka ondeó una mano en el aire, sus uñas perfectas pintadas en brillante rojo
oscuro. "El turno de día es demasiado ruidoso, con todos esos camiones yendo y
viniendo. Apenas se puede oír uno mismo pensar.”
"Oh."
Radinka ajustó su bolso en la curva de su codo y miró a Roman. “¿Hay algo más que
necesites?”
"No, te veré mañana." Él empezó a subir las escaleras. "Vamos, Shanna."
Siéntate. Ladra. Date la vuelta. Ella miró furiosamente su espalda.
Radinka se rió ahogadamente, y incluso eso sonó exótico y extranjero. "No se
preocupe, querida. Todo irá bien. Hablaremos otra vez pronto."
"Gracias. Fue un placer conocerla." Shanna subió unos pocos peldaños. ¿A dónde la
llevaba Roman? Con un poco de suerte, él le mostraría la habitación de invitados. Pero
si Laszlo tenía su diente, ella debería tratar de implantarlo tan pronto como fuera
posible. “¿Roman?” Él estaba demasiado lejos delante de ella, fuera de su vista ya.
En el primer descansillo, entre plantas, Shanna hizo una pausa para mirar hacia
abajo la preciosa entrada. Radinka se encaminaba hacia una puerta doble cerrada a la
derecha del vestíbulo. Sus zapatos de piel grises hacían clic sobre el pulido suelo de
mármol. Ella parecía algo extraña, pero al fin y al cabo Shanna pensaba que todo el
mundo en esta casa era un poco extraño. Radinka abrió las puertas, y el débil sonido
de una televisión se derramó por la entrada.
"¡Radinka!" una voz femenina chilló. “¿Dónde está el Señor? Creía que estaba
contigo." Cuando ella continuó hablando, su acento francés se hizo más evidente.
¿Otro acento? Dios Santo, ella estaba atrapada dentro de la Casa Internacional de
los Chiflados.
'Dile que venga." el acento francés continuó. "Queremos jugar.”
Otras voces femeninas se unieron, todas apremiando a Radinka para que fuera a
por el Señor de inmediato. Shanna bufó. El Señor. ¿Quién diantres era? Sonaba como el
chico Playboy del Mes.
"Chitón, Simone.” Radinka sonó enfadada cuando entró en el cuarto. "Él está
ocupado."
"Pero yo hice un lajgo camino desde Paguís..." La voz llorosa se cortó cuando
Radinka cerró las puertas.
Extraño. ¿A quién estaban esperando esas damas? ¿A alguno de los escoceses?
Yum. A ella no le importaría echar un vistazo debajo de una falda escocesa por sí
misma.
“¿Vienes?” Roman estaba de pie en el segundo piso, mirándola con el ceño
fruncido.
"Sí." Ella subió por las escaleras, tomándose su tiempo. "Sabes, de verdad que te
agradezco todo lo que has hecho para garantizar mi seguridad.”
Su ceño desapareció. "De nada."
"Así que espero que no te importe que tenga alguna reserva acerca de tu equipo de
seguridad.”
Sus cejas se levantaron. Echó un vistazo detrás de él, después la miró con
tranquilidad. "Son la mejor fuerza de seguridad del mundo.”
"Bueno, puede que sí, pero..." Shanna alcanzó el segundo piso y allí, en el
descansillo detrás de Roman, estaba otro Highlander con faldas.
El escocés cruzó sus fornidos brazos sobre su ancho pecho y la miró severamente.
Detrás de él, en la pared, colgaban una serie de pinturas al óleo, todos retratos de
personas lujosamente vestidas que parecían estar examinándola.
“¿Te importaría explicarte?” preguntó Roman quedamente, un destello de
diversión en sus ojos dorados.
Que te parta un rayo. "Bien." Shanna se aclaró la voz. Era bueno que fuese dentista.
De vez en cuando, ella tenía que extraer la pata de su boca. "Debo reconocer que todos
los escoceses son hombres extremadamente guapos. Cualquier mujer lo pensaría."
Notó la cara del Highlander algo aliviada. "Modelos de elegancia. Magnificas piernas. Y
adoro su forma de hablar."
Ahora el escocés comenzaba a sonreír. "Dios la salve, muchacha.”
"Gracias.” Ella le devolvió la sonrisa.
Roman, sin embargo, fruncía el ceño otra vez. “¿Dado que obviamente consideras a
los guardias perfectos especímenes de virilidad, te ruego que me digas cuál es el
problema?”
Shanna se inclinó hacia él. “Son las armas. Llevan pequeñas espadas en su
cintura..."
1
NT: Highland dirk: Una daga larga o espada corta escocesa. Su nombre deriva del término gaélico Sgiar
dearg (cuchillo rojo). La autora utiliza el nombre inglés pero lo he sustituido por el gaélico, para dar
uniformidad. Podría ser traducido como: Espada (o daga) Escocesa.
2
NT: Daga escocesa ceremonial que forma parte del traje tradicional de los Hightlanders; nombre gaélico que
significa “cuchillo negro” y la referencia al “negro” puede deberse al color de su puño. (Foto en
http://encyclopedia.thefreedictionary.com/_/viewer.aspx?path=8/85/&name=Sgian_dubh.jpg). He conservado
la denominación gaélica, que es la que utiliza la autora, pero podría ser traducido como: Daga Escocesa.
"Se trata de Ian. Es demasiado joven para realizar un trabajo tan peligroso."
"Es más viejo de lo que parece."
"No tiene más de dieciséis años. Un niño que debería estar en la escuela.”
"Te lo aseguro, Ian terminó sus estudios." Roman alcanzó el tercer piso e inclinó la
cabeza ante el guarda con falda posicionado allí.
Shanna se despidió con la mano del guarda y se preguntó si alguna de las pinturas
escondía un dispositivo termonuclear. En cierta forma ella dudaba de que una casa
cargada de armamento fuese del todo segura. "Las cuestión es que no estoy de
acuerdo en que se utilice a un niño para protegerme."
Roman continuó subiendo por el siguiente tramo de escaleras. "Tomo nota de tu
objeción."
¿Sí? ¿Objeción anotada y rechazada? "Lo digo en serio. Eres el jefe aquí, así que
estoy segura de que puedes hacer algo al respecto.”
Roman se paró. “¿Cómo averiguaste que soy el dueño de Romatech?”
"Lo adiviné, pero Connor lo confirmó."
Roman suspiró, luego reanudó la subida de las escaleras. "Debo tener unas
palabras con Connor."
Shanna le siguió. "Y si no haces nada sobre lo de Ian, yo tendré que hablar con su
jefe, Angus Mac Kay.”
“¿Qué?” Roman hizo un alto otra vez. Volvió la mirada hacía ella, los ojos como
platos de la conmoción. “¿Cómo supiste de él?”
"Connor me dijo que es el dueño de MacKay Security e Investigation.”
"Sangre de Dios," murmuró Roman. "Debo tener una larga conversación con
Connor." Él continuó subiendo cansinamente las escaleras hasta el cuarto piso.
“¿A qué piso vamos?”
"Al quinto."
Shanna continuó trepando. “¿Qué hay en el quinto piso?”
"Mis habitaciones privadas."
Mi corazón se sobresaltó. Oh, Dios. Ella alcanzó el cuarto piso y se detuvo para
recobrar el aliento. Un guarda con faldas permanecía en las sombras. “¿Dónde están
las habitaciones de los invitados?”
"La tuya en la cuarta planta. Te llevaré allí más tarde" Él continuó subiendo las
escaleras. "Vamos."
“¿Por qué vamos a tu oficina?”
"Tenemos que discutir algo importante.”
“¿no lo podemos discutir ahora?”
"No."
Qué hombre tan terco. Con un suspiro, trató de imaginar sobre qué querría
discutir. “¿Has considerado alguna vez instalar un ascensor?”
"No."
Probó con otro tema. “¿De dónde es Radinka?”
"Creo que ahora se llama Republica Checa."
"Qué quiso decir con eso de 'a fin de cuentas, ha venido’." Shanna comenzó a subir
el último tramo de escaleras.
Roman se encogió de hombros. "Radinka cree que tiene poderes psíquicos."
“¿Sí?” ¿Tú crees que los tiene?”
Él alcanzó la cima de las escaleras. "No me importa lo que ella crea mientras
cumpla con su trabajo."
"Vale." Este hombre obviamente había suspendido en capacitación para la
sensibilidad. "Así que confías en ella en el trabajo, pero no la crees cuándo te dice que
es psíquica."
Él frunció el ceño. "Algunas de sus predicciones han fallado."
“¿Cómo lo sabes? Shanna ascendió la última escalera.
Su ceño fruncido se hizo más profundo. "Ella predijo que yo encontraría la
felicidad."
“¿Y qué hay de malo en eso?”
“No soy particularmente feliz”
"No.” ¡Qué hombre tan exasperante! “¿Así es que te amargas la vida únicamente
para probar su equivocación?”
Sus ojos brillaron suavemente. "No. Soy desgraciado desde muchos años antes de
conocer a Radinka. Ella no tiene nada que ver con eso.”
"Bien, Hurra. Has hecho un compromiso de por vida con el sufrimiento."
"No lo he hecho."
"Sí lo has hecho."
Él cruzó los brazos. "Esto es una chiquillada.”
Ella cruzó los suyos. "No lo es." Ella se mordió los labios para dejar de reírse. Era
demasiado divertido provocar a este hombre.
Él la miró detenidamente, entonces sus comisuras temblaron. “¿Estas tratando de
atormentarme, verdad?”
“¿Te gusta sufrir?”
Él se rió. “¿Por qué me haces esto?”
“¿Hacerte reír?” Ella sonrió abiertamente. “¿Es una nueva experiencia para ti?”
"No, pero he perdido la práctica" Él la miró maravillado. “¿Eres consciente de lo
cerca que has estado de morir esta noche?”
"Bueno, sí. La vida puede ser realmente apestosa a veces. Puedes reír o llorar por
ello, y a veces yo prefiero la risa.” Ella ya había llorado lo suficiente. "Además, fui muy
afortunada esta noche. Justo cuando lo necesitaba, encontré un ángel de la guarda."
Su cuerpo se tensó. "No pienses eso de mí. Estoy lejos de… no hay esperanza para
mi."
El remordimiento hirvió a fuego lento como oro fundido en sus ojos. "Roman.” Ella
tocó su cara. "Siempre hay esperanza.”
Él dio un paso atrás. "No para mí.”
Shanna esperó que dijese algo, que confiase en ella sólo un poco, pero él guardó
silencio. Ella se giró mirando a su alrededor. Otro guarda permanecía en una oscura
esquina. Había dos puertas a lo largo del vestíbulo, y entre ellas, una gran pintura. Se
acercó a examinar el paisaje. El retrato de una puesta de sol en una tierra verde,
montañosa. Abajo en el valle, la niebla rodeaba las ruinas de edificios de piedra,
construidos en estilo románico.
"Es bello." murmuró.
"Es… fue un monasterio de Rumanía. Ahora allí ya no queda nada."
Nada salvo recuerdos, sospechaba Shanna, y no muy buenos a juzgar por la dura
expresión de la cara de Roman. ¿Por qué conservaría una pintura de Rumanía que le
perturbaba? Oh, Vale. Uh. A este hombre le gustaba sufrir. Echó una mirada más de
cerca a la pintura. ¿Rumanía? Eso explicaría su leve acento. Quizás los edificios fueron
destruidos durante la Segunda Guerra Mundial o durante la ocupación soviética, pero
de alguna manera, la destrucción parecía muy, muy anterior. Extraño. ¿Qué relación
tendrían las ruinas de un viejo monasterio con Roman?
Él se movió hacia la puerta de la derecha. "Ésta es mi oficina.” Abrió la puerta y la
esperó para entrar.
Un impulso repentino la atravesó, urgiéndole a bajar corriendo por las escaleras.
¿Por qué? Ese hombre le había salvado la vida esta noche. ¿Por qué iba a hacerle daño
ahora? Además, ella todavía tenía su Beretta. Se quitó su bolso del hombro y lo
sostuvo contra su pecho. Maldición, después de todo ella había estado de un lado a
otro en los últimos meses y era incapaz de confiar completamente en otra persona.
Y eso era lo peor de todo. Tendría que estar sola el resto de su vida. Todo lo que
ella siempre quiso era una vida normal: un marido, niños, un buen trabajo, una casa
bonita en un barrio bonito, tal vez una valla blanca. Sólo una vida normal, maldita sea.
Y nunca ocurriría. Los rusos no pudieron matarla como a Karen, pero habían logrado
robarle su vida.
Ella cuadró los hombros y entró en la amplia habitación. Miró a su alrededor, con
curiosidad por el gusto de Roman en mobiliario, cuando un movimiento en el cuarto
Capítulo 7
Los vampiros habían estado usando control mental durante siglos. Era la única
forma de seducir a los mortales para ser una fuente de comida voluntaria. Y era la
única forma de borrar su memoria después. Antes de inventar la fórmula de la sangre
sintética, Roman solía usar el control mental por norma todas las noches. Él nunca
había sentido ningún escrúpulo. Era cuestión de supervivencia. Era lo normal.
Así eran las cosas, se iba diciendo a sí mismo mientras precedía a Shanna subiendo
las escaleras hacia su oficina. No tenía porque sentirse culpable. Una vez que Gregori,
Connor y él, asumieran el control de la mente de Shanna, podría ordenarle que le
implantara su colmillo. Después, cuando el trabajo estuviera hecho, podría borrar su
memoria. Simple. Normal. ¿Entonces por qué se sentía más y más contrariado con
cada tramo de escalera? Cuando llegó a su oficina, tenía serias dudas acerca del plan.
¿Tres vampiros conspirando contra una mortal? Podría ser la única manera de
penetrar a través de las defensas mentales de Shanna. Podría ser la única manera de
arreglar su maldito diente. Pero comenzaba a parecerle una cruel agresión.
Ahora, cuando ella estaba en su oficina a su merced, se empezó a sentir culpable.
No hay otra forma, se dijo a sí mismo. No podía decirle la verdad. Si averiguaba que él
era un demonio, nunca se ofrecería voluntariamente para ayudar. Sin esperar, Gregori
y Connor atacaron. Él podía sentir su poder psíquico dirigirse en picado a través del
cuarto hacia la mente de Shanna.
Su bolso cayó al suelo. Ella gimió y se presionó las palmas de las manos contra la
sien. Roman gravitó mentalmente sobre ella para ver si estaba bien. Lo estaba. Había
erigido un escudo con más rapidez y energía de lo que creía humanamente posible.
Asombroso.
Gregori reforzó su ataque, envolviéndola totalmente con gélida determinación.
¡Tus pensamientos serán míos!
Y míos. La mente de Connor aporreó sus defensas.
¡No! Roman lanzó a sus amigos una mirada de aviso. Retrocedieron, clavando los
ojos en él, estupefactos. Habían esperado resistencia de Shanna, no de él. Pero la
verdad era que deseaba sus pensamientos para si mismo. Y quería que estuviera a
salvo. Para derribar sus defensas, sería necesaria una gran fuerza psíquica, pero una
vez que su escudo se desmoronara, todo ese poder podía rasgar su mente, dejándola
hecha pedazos.
Él caminó a grandes pasos hacia ella y la empujó contra su pecho. “¿Estás bien?”
Ella se apoyó contra él. "No me siento bien. Mi cabeza… Tengo tanto frío."
"Te pondrás bien." La envolvió en sus brazos, deseando que su viejo cuerpo
muerto pudiera producir más calor corporal. "Estarás a salvo conmigo.” Él cubrió su
nuca con la mano como para proteger su mente de más asaltos.
Sus dos amigos intercambiaron miradas de preocupación.
3
NT: pastelito
"Sirve un vaso a la Srta. Whelan." Roman caminó a grandes pasos hacia la butaca.
“¿Te sientes mejor ahora?”
"Sí." Ella levantó una mano hacia la frente" Tuve un terrible dolor de cabeza, pero
parece haber desaparecido. Fue tan extraño. Juraría que oí voces en mi cabeza.” Ella
hizo una mueca. "Eso ha debido sonar fatal."
"No, en absoluto." Eran buenas noticias. No había reconocido las voces que había
oído. Y no asociaba sus dolores de cabeza con los intentos de control mental.
Ella se frotó la frente. "Tal vez he cogido algún virus.” Hizo una mueca. "O
esquizofrenia. Porras. Lo siguiente, el perro de alguien empezará a decirme lo qué
tengo que hacer."
"No creo que necesites preocuparte por eso.” Él estaba sentado al borde de la
butaca a su lado. "Hay una explicación simple para lo que estas experimentando,
estrés post- traumático."
"Genial, es lo más probable." Ella se movió un poco para hacerle hueco a él. "Una
psiquiatra del FBI me habló sobre eso. Me dijo que podía tener ataques de pánico
recurrentes para el resto de mi vida. ¿A que suena divertido?”
“¿El FBI?” preguntó Connor cuando trajo el vaso de whisky.
Shanna se sobresaltó. Se supone que no debo hablar de eso, pero vosotros, chicos,
habéis sido geniales. Os merecéis saber lo que está pasando.”
"Puedes contarnos lo que quieras." Roman cogió el vaso de Connor y se lo ofreció a
Shanna. "Esto te ayudará a calentarte." Y te soltará lengua. Y bajará tus defensas.
Ella se elevó apoyándose en un codo. "Normalmente no bebo nada más fuerte que
una cerveza.”
"Has vivido un infierno esta noche.” Un infierno con un elenco completo de
demonios. Roman presionó el vaso en su mano.
Ella dio un trago, luego tosió. “¡Guau!” Sus ojos lagrimearon. "Caramba. ¿Esto va
derechito hacia arriba, verdad?”
Roman encogió un hombro y colocó el vaso en el suelo. “¿Qué te puedes esperar
cuando un guerrero escocés te sirve una bebida?”
Ella se echó hacia atrás en la butaca, entrecerrando los ojos. “¿Ostras, Roman, estas
tratando de hacer un chiste?”
"Tal vez. ¿Funcionó?” Utilizar su encanto para abrirse paso hacia la mente de una
mujer era una experiencia nueva para él. Antes, simplemente habría cogido lo que
necesitaba.
Ella lentamente sonrió. "Creo que antes estaba equivocada. Hay esperanza para ti.”
Sangre de Dios. Ella tenía tanto alegre optimismo. Algún día tendría que aplastarlo
con la cruda realidad? No había esperanza para un demonio asesino. Pero mientras
tanto, él permitía que su optimista fantasía continuara. Especialmente si le ayudaba a
introducirse en su mente. “¿Estabas contándonos lo del FBI?”
Ella retorció una esquina de la tela alrededor de su dedo. "Pensaba que había
hecho algo malo."
“¿Cómo podrías? Eras una niña." Los recuerdos llenaron la mente de Roman,
recuerdos muertos hacía mucho tiempo. "Perdiste a tu familia.”
"Sí, algo terrible al principio, pero entonces encontré a Karen. Nos convertimos en
grandes amigas. Ella fue la primera que quiso ser un dentista. Solía gastarle bromas
sobre que quisiese meter sus manos dentro de la boca de personas para ganarse la
vida. Pero cuando me llegó el momento de decidir, yo también elegí ser dentista.”
"Ya veo."
"Quería ayudar a la gente y formar parte de una comunidad, ya sabes, la dentista
del barrio que patrocina el equipo softball4 de los niños de la zona. Quería echar raíces
y tener una vida normal. No más traslados por todo el mundo. Y quería tratar a niños.
Siempre me han encantado los niños." Sus ojos brillaron húmedos. "Ahora no me
atrevo a tener niños. Malditos rusos.” Ella se inclinó, agarró el whisky del suelo, y dio
otro trago.
Roman tomó el vaso de su mano mientras ella tosía y se atragantaba. Maldición. Él
la quería relajada, no borracha. Echó un vistazo al reloj. Laszlo llamaría dentro de
ocho minutos. “Háblame de los Rusos.”
Ella se recostó en la butaca. "Karen y yo compartíamos un apartamento en Boston.
Soliamos salir la noche del viernes a un “deli”. Nos atiborrábamos de pizza y brownies
y maldecíamos a los hombres porque no teníamos citas. Luego, una noche...” Se
estremeció. "... fue como una vieja película de gángsters.”
Roman se preguntaba por qué ella no tenía citas. Los hombres mortales debían ser
ciegos. Tomó las manos de ella entre la suyas. "Sigue. Ahora no te pueden lastimar."
Sus ojos se llenaron de lágrimas otra vez. “Ellos me lastiman. Todos los días. No
puedo dormir sin ver a Karen muerta delante de mí. ¡Y ya no puedo funcionar como
dentista!” Se agachó para agarrar el vaso de whisky. "Jesús, odio la autocompasión."
"Espera un minuto.” Él puso el whisky fuera de su alcance. “¿Cómo que no puedes
funcionar como dentista?”
Ella se tumbó sobre el canapé. “Debo enfrentarme a la realidad. También he
perdido mi carrera. ¿Cómo puedo tener posibilidad de trabajar como dentista si me
desmayo al ver sangre?”
Oh, Bien. Su miedo a la sangre. Lo había olvidado. “¿Ese miedo... Comenzó esa
noche en el deli?”
"Sí.” Shanna se secó las lágrimas. "Estaba en el cuarto de baño cuando oí unos
gritos horribles. Disparaban por todas partes. Pude oír las balas golpeando las
paredes. Y pude oír los gritos cuando alcanzaban a… las personas.”
“¿Fueron los rusos?”
4
Es un deporte muy similar al béisbol, pero con una pelota un poco más grande. Normalmente lo juegan las
mujeres.
"Sí. El tiroteo se detuvo, así que, al cabo de un rato, salí a hurtadillas del cuarto de
baño. Vi a Karen tirada en el suelo. Ella… ella había recibido un disparo en el estómago
y en el pecho. Todavía estaba viva, e hizo un gesto negativo con la cabeza hacia mí
como si tratase de advertirme.”
Shanna se presionó los ojos con las manos. "Fue cuando los oí. Estaban detrás del
horno de pizza, gritando en ruso." Levantó la vista de sus manos para mirar a Roman.
"En realidad no se ruso, pero reconocí los tacos. Mi hermano y yo solíamos competir
sobre cuál de nosotros conocía más tacos en diferentes lenguas."
“¿Te vieron los rusos en el deli?”
"No. Cuando oí sus voces, me escondí detrás de la máquina de videojuegos y unas
grandes macetas de plantas. Oí más disparos en la cocina, luego salieron. Ellos se
detuvieron ante Karen y la miraron. Vi sus caras. Luego salieron."
“¿Se detuvieron ante las otras víctimas como hicieron con Karen?”
Shanna frunció el ceño, tratando de recordar. "No, no lo hicieron. De hecho..."
“¿Qué?”
"Abrieron su bolso y examinaron su permiso de conducir. Luego se enfurecieron,
maldijeron como locos, y arrojaron el bolso al suelo. Fue muy extraño. Es decir,
mataron a diez personas en ese deli. ¿Por qué se molestaron en comprobar la
identidad de Karen?”
¿Efectivamente, por qué? A Roman no le gustaban las conclusiones que sacó, pero
no quiso alarmar a Shanna hasta que estuviese más seguro. “¿Así que testificarás
contra los rusos ante los tribunales, y te han dado una nueva identidad?”
"Sí. Me convertí en Jane Wilson y me mudé a Nueva York aproximadamente hace
dos meses." Shanna suspiró. "Realmente aquí no conozco a nadie. Exceptuando a
Tommy, el tipo de la pizza. En cierto modo, es agradable tener alguien con quien
hablar. Eres un buen oyente."
Él echó un vistazo al reloj de la repisa de la chimenea. Sólo quedaban cuatro
minutos. Tal vez ahora ella confiaría en él lo suficiente como para dejarle entrar en su
cabeza. "Puedo hacer algo más que escuchar, Shanna. Yo… soy un experto en hipnosis
terapéutica.”
“¿Hipnosis?” Sus ojos se abrieron. “¿Haces regresiones y cosas como esas?”
Él sonrió. "Realmente, pensaba en utilizar la hipnosis para curar tu miedo a la
sangre.”
"Oh.” Ella parpadeó, luego se puso derecha. “¿En serio? ¿Sería tan fácil curarme?”
"Sí. Tu tendrías que confiar en mí...”
“¡Eso sería genial! No tendría que dejar mi carrera"
"Sí. Pero requiere que confíes en mí.”
"Bien, por supuesto." Ella le dirigió una mirada suspicaz. “¿No me implantarás
alguna de esas extrañas sugestiones post-hipnóticas, verdad? Como hacer que me
desnude y cacaree como un gallo cuando alguien grite taxi."
"Tengo pocas ganas de verte cacarear. Y por lo que respecta a lo otro...” Se inclinó
más cerca y murmuró "Suena más fascinante, pero preferiría que cualquier desnudo
fuese completamente voluntario.”
Ella agachó su barbilla, sus mejillas sonrojándose. "Vale.”
“¿Entonces confiarás en mí?”
Ella levantó su mirada para encontrar la de él. “¿Quieres hacerlo ahora mismo?”
"Sí.” El deseaba que los ojos de ella permaneciesen atrapados por los suyos. "Será
muy fácil. Todo lo que tienes que hacer es relajarte."
“¿Relajarme?” Ella continuaba con los ojos clavados en los de él, pero con la visión
nublada.
“Recuéstate." Gentilmente la reclinó. "Continúa mirando mis ojos.”
"Sí," murmuró ella. Su ceño arrugado. "Tus ojos son extraños"
"Los tuyos son preciosos."
Ella sonrió, luego hizo una mueca como si una expresión de dolor cruzase sus
bonitos rasgos. "Tengo frío otra vez.”
"Pronto pasará, y te sentirás bien. ¿Quieres vencer tu miedo, Shanna?”
“Sí. Sí, quiero."
"Entonces lo lograrás. Serás fuerte y segura. Nada te impedirá ser una excelente
dentista"
"Eso suena maravilloso.”
"Te sientes muy relajada, muy somnolienta.”
"Sí.” Sus párpados parpadearon cerrándose.
Él estaba dentro. Sangre de Dios, había sido tan fácil. Ella dejó la puerta abierta.
Todo lo que había requerido era la motivación adecuada. Tendría que recordarlo, para
el caso de que se topase con otros mortales difíciles en el futuro. Pero cuando se
instaló en los pensamientos de Shanna, supo que no había nadie más como ella.
En la superficie, su inteligente mente estaba bien organizada.
Pero justamente por debajo de ese bien estructurado exterior, una marejada de
fuertes emociones. Ellas le rodearon, le atraparon. Miedo. Dolor. Pena.
Remordimiento. Y bajo la tormenta, una férrea voluntad de perseverar costase lo que
costase. Las emociones le eran familiares, pero, sin embargo, tan diferentes viniendo
de Shanna. Los sentimientos de ella eran frescos y puros. Los de él se habían ido
desvaneciendo a lo largo de más de quinientos años. Sangre de Dios, sentir así de
nuevo. Era embriagador, intoxicante. Ella tenía tanta pasión lista para ser desatada. Y
él podía hacerlo. Podía abrir su mente y su corazón.
acerca de un dentista, un mal dentista que no paraba de preguntar '¿Es seguro?' Cuál
era el nombre de ese actor… "
Laszlo hablaba sin parar, aunque Roman no se fijaba en lo que decía. En lugar de
eso usaba la voz como un faro, alcanzado con la mente el lugar de la conexión. En
viajes rutinarios, como el al de su casa a su oficina en Romatech, el viaje estaba
incrustado en su memoria psíquica. Pero si estaba poco familiarizado ya sea con el
destino o con el punto de partida, la forma más segura de tele-transportarse era usar
algún tipo de ancla sensorial. Si podía ver el lugar, podía ir hacia allá. Si podía
sujetarse a una voz, podía ir hacia allá. Sin un ancla, un vampiro podía materializarse
accidentalmente en un lugar equivocado, como dentro de un muro de ladrillo o en la
resplandeciente luz del sol.
Gregori se quedaría en la oficina central de Roman, luego los llamaría antes de la
salida del sol, actuando como faro para volver a casa. El cuarto se desvaneció ante sus
ojos, y Roman siguió la voz de Laszlo hasta la clínica dental. Cuando se materializó de
nuevo, oyó a Laszlo suspirar aliviado. La clínica dental era sosa, toda en color canela.
El olor a desinfectante llenaba el ambiente.
"Gracias a Dios, lo logró, señor. Venga, por aquí." Laszlo fue hacia las salas de
consulta.
Roman se aseguró de que Shanna estaba bien. Ella dormía plácidamente en sus
brazos. Siguió a Laszlo, preguntándose qué información descubriría Ian acerca de su
padre. Si el hombre se había enfrentado a la mafia rusa mientras estaba en el
extranjero, eso explicaría porque los rusos buscaban venganza. Y si no se podían
vengar del padre, podían tomarla con su hija. También explicaría por qué
comprobaron la identidad de Karen, y luego se enfadaron. Los brazos de Roman se
apretaron alrededor de Shanna. Esperaba que sus sospechas estuviesen equivocadas,
pero sus tripas le gritaban que estaba en lo correcto.
La mafia rusa no quería matar a Shanna únicamente porque ella había presenciado
su juerga homicida de Boston. Ella había sido el motivo de esa juerga homicida. Su
blanco original era Shanna. Y no se rendirían hasta que estuviese muerta.
Capítulo 8
5
Bastardo en ruso
Capítulo 9
Era una vergüenza que los mortales necesitaran tanta maldita luz para ver. Roman
cerró los ojos para evitar la luz deslumbrante de la lámpara del techo. Él estaba
acostado de espaldas en el consultorio dental con un babero infantil alrededor de su
cuello. Al menos, hasta ahora, el control mental funcionaba. Podía oír a Shanna
moviéndose de un lado a otro con la eficacia de un robot. Mientras él mantuviese todo
en calma y controlado, la intervención sería un éxito. No podía permitir que nada
sacudiese a Shanna sacándola de lo que ella pensaba que era un sueño.
"Abre.” Su voz fue baja y monótona.
Él sintió un agudo pinchazo en su encía. Abrió los ojos. Ella extraía una jeringa de
su boca. “¿Qué era eso?”
"Un anestésico local, así no sentirá ningún dolor.”
Demasiado tarde. La propia inyección le había provocado dolor. Pero Roman tenía
que admitir que la odontología había avanzado un largo trecho desde su último
encuentro con la profesión. Cuando era un niño, había visto al barbero del pueblo
arrancando a la gente los dientes cariados con alicates oxidados. Roman había hecho
todo lo posible para conservar sus dientes sanos, incluso a pesar de que su cepillo de
dientes había consistido en una ramita deshilachada. Pero había logrado llegar a la
edad treinta años con la dentadura completa.
Así estaba cuando su nueva vida, o muerte, comenzó. Después de la
transformación, su cuerpo permaneció igual en los quinientos catorce años siguientes.
No es que su vida como vampiro hubiese sido pacífica, todo lo contrario. Sufrió cortes,
cuchilladas, huesos rotos, incluso algún disparo ocasional, pero no había nada que no
pudiese cicatrizar por sí mismo con un buen día de sueño. Hasta ahora.
Ahora él estaba a merced de una mujer dentista, y la extensión de su control sobre
ella era desconocida.
Shanna se puso unos guantes de látex en las manos. "Pasaran algunos minutos
antes de que el anestésico haga efecto.”
Laszlo se aclaró la voz que para obtener la atención de Roman, luego señaló su
reloj de pulsera. Estaba preocupado porque se agotase el tiempo.
"Ya está muerta." Roman señaló su boca. Caramba, técnicamente su organismo
entero estaba muerto. Él ciertamente se había sentido muerto durante mucho tiempo.
Pero esta noche le había dolido como el demonio cuando ella le había dado un
rodillazo en la ingle. Y casi había fundido un fusible en el coche. Ahora que Shanna
estaba de su vida, parecía haber resucitado. Particularmente debajo del cinturón.
“¿Podemos comenzar ahora?”
"Sí.” Ella estaba sentada en una pequeña silla con ruedas y se volvió. Cuando ella se
apoyó sobre él, sus pechos se apretaron contra su brazo. Él ahogó un gemido.
"Abre." Ella le introdujo un dedo en la boca y exploró a lo largo de la parte superior
de la encía. “¿Sientes algo?”
Dios Mío, Sí. Él refrenó el deseo de cerrar la boca a su alrededor y succionar el
maldito látex fuera de su dedo. Quítate ese guante, dulzura, y ya verás lo que siento.
Frunciendo el ceño, ella sacó el dedo de su boca. Se miró la mano, luego comenzó a
quitarse el guante.
“¡No!” Él tocó su brazo. Maldición. Ella estaba más conectada a él de lo que había
pensado. "No sentí nada. Continuemos con el procedimiento."
"Bien." Ella tiró del guante hacia arriba.
Sangre de Dios, no podría creerlo. El control de la mente con mortales era siempre
una calle de dirección única. Él plantaba las instrucciones en sus cabezas y leía sus
mentes. Ellos no le podían leer a él. No era posible que un mortal leyese la mente de
un vampiro. Roman observó a Shanna con recelo. ¿Cuánto realmente podía captar ella
de él?
Tendría que tener mucho cuidado con sus pensamientos. Únicamente pensar en
temas seguros. Ningún pensamiento más acerca de su boca o sobre cualquier otra
parte del cuerpo de ella que encajaría dentro. No. Nada de eso. Pensaría en algo
completamente diferente. Como en la boca de ella y en las partes del cuerpo de él que
encajarían dentro. Su ingle se tensó. ¡No! Nada de sexo. No ahora. Él necesitaba su
maldito diente arreglado.
“¿Quieres que te implante el diente ahora?” Ella inclinó la cabeza, frunciendo el
ceño un poco. “¿O tendremos sexo oral?
Roman clavó los ojos en Shanna. Dios mío. No sólo ella le leía como un libro, sino
que estaba aparentemente dispuesta a tener relaciones sexuales con él. Increíble.
Laszlo se quedó sin aliento. "Dios mío, cómo ha podido ella proponer algo... tan
escandaloso." entrecerró los ojos, desviando la mirada hacia Roman. “¡Sr. Draganesti!”
“¿Cómo puede usted?”
Cómo no podría él, si Shanna estaba dispuesta. ¿Sexo oral con una mortal?
Interesante. Sexo mortal en un sillón de dentista. Muy interesante.
“¡Señor!” La voz de Laszlo elevada un octavo. Él retorcía un botón con sus dedos.
"No hay tiempo suficiente para... para dos tratamientos. Usted debe decidirse entre
su... su diente o su…" Con una mueca de disgusto, él miró fijamente los hinchados
pantalones vaqueros de Roman.
¿Mi colmillo o mi yang? El último ponía a prueba su cremallera, como si quisiese
saltar fuera y lanzarse corriendo a la boca de ella. ¡Elígeme, elígeme!
“¿Señor?” Los ojos de Laszlo se abrieron con pánico.
"Diez. No.” Ella hizo una mueca. "Doce.” Demasiada pizza. Y pastel de queso. Dios
mío, odio aumentar de peso. Quisiera un brownie.
Roman tuvo la sensación de estar sonriendo, pero su boca ya estaba estirada hasta
el límite. Al menos ella era dolorosamente honesta. ¿Bueno, qué piensas de mí?
Bien parecido … misterioso … extraño. Ella continuó con su trabajo. Inteligente …
arrogante … extraño. Sus pensamientos eran ausentes y borrosos, sin embargo aún así
logró seguir concentrada en sus manos y en lo que estaba haciendo. CachoNdo …
dotado como un caballo...
Ya basta, gracias.
¿Dotado como un caballo? ¿Significaba eso que estaba disgustada o contenta?
Maldición, no debería haber preguntado. ¿Por qué debería importarle lo que un
mortal pensase de él, en cualquier caso? Únicamente arregla mi maldito diente. ¿Y por
qué pensaba ella que él era extraño?
Ella se recostó repentinamente. "Esto es muy extraño."
Bravo, extraño. Ese era él.
Ella examinó más de cerca uno de sus instrumentos. Era una vara larga de cromo
con un espejo circular al final.
Oh no. "debe estar roto." sugirió él.
"Pero puedo verme." Frunciendo el ceño, ella negó con la cabeza. “Esto no tiene
sentido. ¿Por qué no puedo ver tu boca?”
"El espejo está roto. Sigue sin él."
Ella continuó mirando fijamente el espejo. "No está roto. Puedo verme." Se llevó
una mano a la frente.
Maldición, estaba cerca de despertar del sueño.
Laszlo volvió con el teléfono móvil presionado en su oído. El contempló la escena.
"Oh, vaya. ¿Hay algún problema?"
"Baja el espejo, Shanna." Roman ordenó en voz baja.
"¿Porqué no muestras la boca?" Ella dirigió a Roman una mirada preocupada. "No
puedo vértela del todo.”
Laszlo hizo una mueca de dolor. "Oh, vaya." susurró al teléfono "Gregori, tenemos
un problema.”
Eso por no decir algo peor. Si Shanna se liberaba de su control, Roman sabía que
nunca conseguiría que su colmillo fuese arreglado. Shanna vería el diente como
realmente era y se negaría a implantarlo. Y eso únicamente era el principio.
Ella podía notar que no tenía reflejo.
Roman enfocó la atención en Shanna. “Mírame."
Ella se giró hacia él.
Shanna levantó su labio superior para examinar el repuesto colmillo. "Tu diente
está de vuelta en su sitio, pero necesitará un puente para mantenerlo en su lugar
durante dos semanas.” Ella continuó trabajando. Pero no paso mucho tiempo antes de
que él saborease sangre. Ella jadeó, su cara se puso pálida.
Dios mío, no te desmayes ahora. Él clavó los ojos en ella, canalizando su fuerza
hacia la mente de ella. No te acobardarás. No vacilarás.
Ella avanzó lentamente más cerca de él. "A... abre.” Cogió una herramienta
parecida a una manguera y roció agua en su boca. Luego metió otras mangueras en su
boca. "Cierra.”
La mezcla de sangre y de agua fue absorbida de su boca.
El proceso se repitió varias veces, y cada vez que Shanna vio sangre, reaccionó un
poco menos.
Laszlo se paseaba de un lado a otro, comprobando la hora constantemente. "Diez
minutos para las seis, señor.”
"Ya está." Shanna murmuró. "Tu diente está fijado en su sitio con un alambre.
Necesitarás volver dentro de dos semanas para que podamos quitar el puente y
realizar un empaste de la raíz."
La sujeción de alambre se sentía enorme en su boca, pero Roman sabía que se la
podría extraer la noche siguiente. Su cuerpo completaría el proceso cicatrizante
mientras él dormía. “¿Entonces hemos acabado?”
"Sí.” Ella lentamente se puso en pie.
“¡Sí!” Laszlo agitó el aire con su puño. “¡Y batimos la hora límite por nueve
minutos!”
Roman se sentó recto. "Lo hiciste, Shanna. Y no tuviste miedo.”
Ella se sacó los guantes de las manos. "Debes evitar la comida dura, pegajosa, o
crujiente.”
"Sin problemas.” Roman observó su cara impasible. Qué pena que ella no se diera
cuenta de lo que pasaba para celebrarlo. Le enseñaría el diente la siguiente noche, y le
diría cómo había enfrentado su miedo a la sangre. Luego ella querría celebrarlo. Con
él, esperaba. Aunque él fuera extraño.
Ella dejó caer los guantes en la bandeja, después cerró los ojos. Lentamente se
bamboleó hacia un lado.
“¿Shanna?” Roman se puso en pie. Él la atrapó cuando las piernas de ella fallaron.
“¿Qué pasa?” Laszlo intentó asir un botón, pero no quedaba ninguno. "Estaba
yendo todo tan bien."
"Está bien. Ella duerme." Roman la reclinó sobre la silla dental. Él se lo había
provocado, al decirle que una vez el trabajo estuviera acabado, durmiera
profundamente durante diez horas.
"Mejor llamo a Gregori.” Laszlo extrajo su teléfono del bolsillo y se dirigió hacia la
sala de espera.
Roman se inclinó sobre Shanna. "Estoy orgulloso de ti, dulzura.” Le retiró el pelo
de la frente. "No debería haberte dicho que te quedaras dormida después. Lo que
quería realmente era que pusieras tus brazos a mí alrededor y me dieras un
apasionado beso. Eso habría sido mucho mejor"
Él recorrió con la punta del dedo su mandíbula. Dormiría diez horas. Eso haría que
se despertarse alrededor de las cuatro de la tarde. Ninguna posibilidad de despertarla
con un beso. El sol todavía estaría en el cielo.
Con un suspiro, Roman se desperezó. Qué noche tan larga había sido. Parecía como
una semana. Examinó la herramienta con espejo que había causado a Shanna tanta
confusión. Malditos espejos. Incluso después de quinientos catorce años, todavía le
crispaba los nervios ponerse delante de un espejo y ver todo reflejado excepto el
mismo. Había quitado todos los espejos de su casa. ¿Para qué tenerlos recordándole
que él estaba totalmente muerto?
Miró dormir a Shanna. Bella y valiente Shanna. Si le quedara algo de honor en su
miserable alma, dejaría en paz a la pobre chica. La pondría a salvo en algún lugar y no
la volvería a ver nunca más. Pero por ahora, era casi de día. Lo mejor que podía hacer,
antes de que el sol le hiciera caer dormido, era resguardarla en un lugar seguro en una
de las habitaciones de invitados.
Laszlo entró rápidamente desde la sala de espera, su teléfono móvil presionado
contra su oreja. "Sí, estamos listos para irnos" Él miró a Roman. ¿Le gustaría ir el
primero?”
"No, ve tu.” Roman agarró el teléfono. "voy a necesitarlo."
"Oh, Correcto. Por supuesto" Laszlo ladeó su cabeza hacia el teléfono que Roman
ahora sostenía. Cerró los ojos, concentrado en la voz de Gregori, después lentamente
se desvaneció.
"Gregori, un minuto, no cuelgues." Roman dejó el teléfono, entonces levantó a
Shanna en sus brazos. Después de unos pocos segundos cambiando de posición varias
veces el flojo cuerpo, consiguió sostenerla mientras se ponía el teléfono en la oreja. La
colocación era complicada, haciéndole inclinarse y presionar su cara contra la de ella.
Por el teléfono, oyó el sonido de una risa. ¿Qué demonios? “¿Gregori, eres tú?
“¿Sexo oral? " Gregori estalló en otra serie de carcajadas.
Roman apretó sus recién arreglados dientes. Maldito Laszlo. Solo le había costado
unos pocos segundos desembuchar.
“¡Joder! ¡Qué bebé tan ardiente! Espera a que se lo cuente a los chicos. O tal vez
debería contárselo a tu harén. ¡Miau!” Gregori siseó imitando a la perfección a un gato.
"Cállate, Gregori. Tengo que regresar antes de que salga el sol."
"Bueno, no podrás si me callo. Necesitas mi voz.” Él se rió más.
Gregori quitó los pies del escritorio y le contempló con recelo. “¿Algo va mal, jefe?”
"No repetirás nada de lo que ocurrió esta noche. Nada acerca de mi colmillo, y
especialmente nada acerca de Shanna. ¿Lo has entendido?”
"Sí.” Gregori se aclaró la voz. "Nada ocurrió."
"Bien. Ahora, fuera."
Gregori se dirigió hacia la puerta, refunfuñando entre dientes. Viejo gruñón." Él se
paró con la mano en el pomo de la puerta y echó una mirada a Shanna. "No es asunto
mío, pero creo que deberías mantenerla contigo. Es buena para ti." Después se fue.
Tal vez ella lo sería. Pero sin duda alguna él no era bueno para Shanna. Roman se
sentó cansinamente ante el escritorio. El sol debía estar tocando el horizonte, puesto
que repentinamente se sentía exhausto. Era la cruda realidad, cuándo la oscuridad se
desvanecía, también lo hacía la fuerza de un vampiro. Pronto no tendría fuerza ni
siquiera para mantenerse despierto.
Era la mayor debilidad de un vampiro, su momento de máxima vulnerabilidad, y
ocurría cada maldito día. ¿Cuántas veces durante siglos se había quedado dormido,
preocupado de que su cuerpo fuera descubierto durante las horas diurnas? Un mortal
podría clavarle una estaca hasta el fondo del corazón mientras yacía allí
impotentemente dormido. Casi había ocurrido en 1862, la última vez que se involucró
con una hembra mortal. Eliza.
Él nunca había olvidado el horror de despertarse después de la puesta de sol para
encontrar su ataúd abierto y una estaca de madera clavándose a través de su pecho.
Esta vulnerabilidad odiosa tenía que acabar. Él estaba trabajando en eso en su
laboratorio. Una fórmula que permitiría a un vampiro mantenerse despierto y retener
su fuerza durante el día. Todavía necesitarían evitar los ardientes rayos de sol
directos, pero aun así, sería un logro trascendental. Roman estaba muy cerca de dar
un gran paso adelante. Si tenía éxito, podría cambiar el mundo de los vampiros para
siempre.
Casi podría fingir que estaba vivo.
Miró a Shanna dormida en bendita ignorancia. ¿Cómo reaccionaría si descubriera
la verdad acerca de él? ¿Podría fingir que él estaba vivo, o el hecho de que él era un
demonio muerto interpondría una estaca entre ellos para siempre? Se desplomó ante
su escritorio, su energía escurriéndose lejos. El causante podía ser el sol, pero
sospechaba que también lo era la depresión. Él temía la mirada de horror que
aparecería en la cara de Shanna si ella descubría la verdad.
Vergüenza. Culpabilidad. Remordimiento. Un asco. Él no la podía arrastrar dentro.
Ella merecía alegría en su vida.
Ella era un rayo de sol, profundamente añorado pero para siempre fuera de su
alcance. Era como un arco iris, lleno de color y de dulces promesas de esperanza.
Parpadeó y miró con los ojos entrecerrados el papel. Tráigale algunos brownies. Dejó
caer la pluma y se levantó con esfuerzo.
Con un gemido, levantó a Shanna en sus brazos. Recorrió con dificultad el trayecto
desde la oficina hasta la parte superior de las escaleras. Lentamente subió, escalón a
escalón. En el rellano, descansó. Su vista se volvió nebulosa, como si tratase de ver
dentro de un largo túnel.
Alguien subía las escaleras.
"Buenos días, señor," una voz alegre le saludó. Era Phil, uno de los guardias
mortales de día que trabajaban para Seguridad e Investigación MacKay. "Usted no está
normalmente levantado tan tarde.”
Roman abrió la boca para contestar, pero le llevó cada onza de la fuerza que le
quedaba evitar dejar caer a Shanna.
Los ojos del guardia se ampliaron. “¿Algo va mal? ¿Necesita ayuda?” Él subió
corriendo al rellano.
" Cuarto azul, cuarto piso." dijo Roman jadeando.
"Aquí, déjeme." Phil tomó a Shanna en sus brazos y encabezó la subida de las
escaleras hacia el cuarto piso.
Roman tropezó detrás de él. Gracias a Dios, estos guardas diurnos eran de fiar.
Angus MacKay los entrenaba bien y les pagaba un pequeño capital para que
mantuviesen la boca cerrada. Ellos sabían exactamente a qué tipo de criaturas
protegían. No les importaba. Según Angus, alguno de ellos eran criaturas, también.
Phil se detuvo delante de una puerta en el cuarto piso. “¿Es este el cuarto
correcto?” Cuando Roman asintió, él giró el picaporte y empujó la puerta abierta con
el pie.
La luz del sol se derramaba a través de la ventana abierta.
Roman brincó atrás. "Las ventanas." murmuró.
"Voy.” Phil se precipitó dentro del cuarto.
Roman esperó. Se apoyó contra una pared, fuera del alcance del rayo de sol que se
extendía a través de la alfombra del vestíbulo. Sangre de Dios, él estaba lo suficiente
cansado como para quedarse dormido de pie. Pronto oyó un chasquido metálico, y la
franja de luz desapareció. Phil había cerrado las gruesas contraventanas de aluminio.
Roman se tambaleó hacia delante hasta que alcanzó la puerta. Allí vio que Phil
había depositado a Shanna encima de la cama.
“¿Puedo hacer algo más?” Phil se encaminó hacia la puerta.
"No. Gracias." Roman se tambaleó dentro del cuarto y se agarró a un armario.
"Buenos días, o noches, entonces." Phil le dirigió una mirada dubitativa y cerró la
puerta detrás de él.
Roman zigzagueó hacia la cama. No podía dejar dormir a Shanna con los zapatos
puestos. Le quitó las blancas Nikes y las dejó caer al suelo. También debía quitarle la
sucia bata de laboratorio. Se inclinó y casi se desvaneció encima de ella. Negó con la
cabeza. ¡Permanece despierto! Sólo un poco más. Desabotonó la bata, sacó las mangas
de sus brazos, luego la giró hacia él para así poderle quitar la bata. La dejó caer sobre
el suelo al lado de los zapatos. Rodeó tropezando el pie de la cama de matrimonio6,
luego retiró la colcha hacia atrás dejando a la vista las limpias sábanas blancas. Con un
esfuerzo, rodó a Shanna encima de las sabanas expuestas. Metió sus pies bajo la colcha
y levantó la sábana y el cubrecama hasta su barbilla. Ella ya estaba cómoda.
Y no pudo llegar más lejos.
Shanna se despertó sintiéndose asombrosamente descansada y feliz. Sin embargo,
el sentimiento pronto se desvaneció, cuando se percató de que no tenía ni idea de
dónde estaba. Un cuarto oscuro. Una cama confortable. Desafortunadamente, no
recordaba haber llegado a ese cuarto o trepado a esa cama. De hecho, lo último que
recordaba era haberse aventurado dentro de la oficina de Roman Draganesti. Con un
desagradable dolor cabeza, se recostó sobre un canapé de terciopelo, y luego... nada.
Cerró los ojos, luchando por recordar. Una consulta dental pasó rápidamente a
través de su mente, una extraña, no el lugar donde ella trabajaba. Qué raro. Ella debió
soñar con un nuevo puesto de trabajo.
Empujó hacia atrás la colcha y se enderezó. Sus pies con calcetines rozaron la
gruesa alfombra. ¿Dónde estaban sus zapatos? Unos números rojos de neón
resplandecían en un radio-reloj al lado de la cama. Seis minutos después de cuatro.
¿De la mañana o de la tarde? El cuarto estaba tan oscuro que era difícil de decir. Ella
fue a la oficina de Roman después de las cuatro de la mañana. Así que debía ser por la
tarde.
Buscó a tientas por la mesilla de noche hasta que sintió la base de una lámpara.
Pulsó el interruptor y cogió aliento.
Que bella lámpara de cristal de colores. Diversos tonos de azul y lavanda brillaron
en la tenue luz. Ahora podía ver el cuarto. Era más grande que todo su apartamento en
el SoHo. La alfombra era gris, las paredes azul claro. Las cortinas de apagadas rayas
azules y lavanda enmarcaban la ventana. Esa misma ventana estaba completamente
tapada con un postigo de brillante metal cerrado con un pestillo. No era extraño que el
cuarto estuviese tan oscuro.
La cama era de dosel con cuatro columnas de pálido roble alba. Transparentes
visillos7 en todos degradados de azul y lavanda caían desde el marco superior. Una
bella cama. Shanna miró sobre su hombro.
Una cama ocupada.
6
Queen-size: cama tamaño queen: No se que tipo de cama es; King-size es cama de matrimonio.
7
Gasas?
Con un chillido estrangulado, saltó sobre sus pies. ¡Oh mi Dios, Roman Draganesti
estaba de su habitación! ¿Cómo se había atrevido a dormir en su cama? O, Dios me
ayude, tal vez ella había pasado la noche en su cama. Tal vez este era su cuarto. ¿Cómo
podía no recordarlo?
Ella examinó su ropa. Sus zapatos y su bata habían desaparecido, pero, aparte de
eso, se veía intacta. Y no violada. Él yacía de espaldas sobre la colcha, todavía
completamente vestido con su suéter negro y sus pantalones vaqueros. Jesús, los
zapatos del hombre seguían puestos.
¿Por qué demonios él había dormido con ella? ¿Tan comprometido estaba en la
tarea de protegerla? ¿O tenía otros motivos? Su mirada gravitó sobre sus pantalones
vaqueros. Él había mantenido su atracción por ella en secreto. Joder, maldita fuese su
suerte si un magnifico cachas había tratado de seducirla, y ella no podía recordarlo.
Rodeó la cama, estudiándole. Se le veía muy tranquilo, casi inocente, aunque ella
sabía que no era así. Porqué no la sorprendería que únicamente fingiera estar
dormido.
En el suelo, divisó su bata de laboratorio y sus zapatos. No recordaba habérselos
quitado, así que Roman debió hacerlo. ¿Entonces, por qué él no se quitó sus propios
zapatos?
Se acercó un paso hacia él. “¿Hola? Buenos días… o tardes.”
Ninguna respuesta.
Se mordió el labio, preguntándose qué hacer. El no sería un gran protector si
dormía así de profundamente. Se apoyó cerca de su cara. “¡Vienen los rusos!”
Su cara permaneció inmóvil. Jesús. De poca ayuda sería. Escudriñó el cuarto. Dos
puertas. Abrió la primera y vio un largo vestíbulo con muchas puertas en cada lado.
Tenía que ser el cuarto piso y un cuarto de invitados. El quinto piso no tenía vestíbulo.
Roman tenía toda la planta para él. Divisó a un hombre cerca de las escaleras de
espaldas a ella. Sin falda escocesa, pero con una pistolera en el cinturón. Un guardián,
supuso, sin embargo definitivamente no un Highlander. Sus pantalones caquis y su
polo azul marino eran normales.
Cerró la puerta y probó con la siguiente. Un gran cuarto de baño. Tenia de todo:
inodoro, bañera, lavabo, toallas, pasta dentífrica, cepillo de dientes, ... todo menos un
espejo. Era extraño. Consideró la situación, luego abrió la puerta y miró a hurtadillas.
Roman aún continuaba dormido en su cama. Pulsó varias veces el interruptor de la luz
del cuarto de baño, encendiéndola y apagándola, creando un efecto de luz
estroboscopiCA en la cara de él. Todavía nada. Qué dormilón.
Se lavó la cara y se cepilló los dientes. Ahora se sentía mejor preparada para un
enfrentamiento con el hombre no convidado a su cama.
Avanzó hacia él, una artificial sonrisa en su cara, y en voz alta, anunció, "Buenos
Días, Sr. Draganesti. ¿Sería mucho pedir que pasase la noche en su cama de ahora en
adelante?”
Capítulo 10
Ella había dormido con un cadáver. Concedido, los pocos hombres con los que
había compartido la cama en el pasado no habían exactamente incendiado su mundo.
Y al cabo de un rato, generalmente se marchaban, para nunca más regresar. Shanna
nunca antes había considerado su movilidad una ventaja.
Incluso después de su impactante chillido, Roman todavía yacía allí, tranquilo
como si nada. Tenía que estar muerto. ¡No, Maldición!
Gritó otra vez.
La puerta se abrió de golpe. Ella brincó y dio media vuelta al mismo tiempo.
“¿Qué ocurre?” El hombre que había visto antes en el vestíbulo estaba ahora de pie
fuera de la puerta, pistola en mano.
Shanna señaló la cama. "Roman Draganesti está muerto."
“¿Qué?” El hombre deslizó la pistola de vuelta a su pistolera.
“¡Él está muerto! Shanna señaló otra vez la cama. "Me desperté y le encontré en mi
cama. Muerto."
Con una mirada preocupada, el hombre se acercó a la cama. "Oh.” Su ceño fruncido
desapareció. "No hay problema, señorita. Él no está muerto.”
"Estoy segura de está muerto."
"No, No. Él simplemente está dormido" El guarda colocó dos dedos en el cuello de
Roman. "El pulso está bien. No se preocupe. Soy experto en seguridad. Reconocería un
muerto.”
"Bien, yo soy médico profesional, y reconozco un cadáver cuando lo veo" Y había
visto muchos más cuando Karen murió. Las rodillas de Shanna temblaron, y miró
alrededor buscando una silla. Ninguna. Sólo la cama. Y el pobre Roman.
"Él no está muerto" insistió el guarda. "Solo duerme."
Dios, este hombre es torpe. “¿Mire… Como se llama?”
" Phil. Llevo un año en la guardia diurna."
"Phil.” Shanna se apoyó contra una de las cuatro columnas de soporte. "Sé que no
quiere admitirlo. Después de todo, es un guarda, y se supone que mantiene a la gente
con vida"
"Él está vivo"
“¡No lo está!” La voz de Shanna se elevó más y más alto. “¡Está muerto! Difunto.
Caput. ¡El Imperio de Roman ha caído!”
Los ojos de Phil se abrieron como platos, y dio un paso atrás. "De acuerdo, de
acuerdo. Cálmese" Tiró del walkie-talkie de su bolsillo. "Necesito ayuda en el cuarto
piso. La invitada se ha vuelto totalmente loca."
“¡No!” Shanna caminó a grandes pasos hacia la ventana. "Puede que si abrimos
estos postigos, arrojemos un poco de luz al respecto.”
“¡No!” Phil y sonó tan desesperado que Shanna se detuvo.
La estática resonó en el aparato walkie-talkie, después se oyó una voz. “¿Cuál es el
problema, Phil?” Bip.
"Tenemos un problema aquí," Phil contestó. "La Señorita Whelan se despertó
encontrando al Sr. Draganesti en su cama, y cree que está muerto."
La risa estalló en el otro extremo del walkie-talkie. La boca de Shanna cayó abierta.
Jesús, esta gente era fría. Movió la cabeza hacia Phil y su comunicador. “¿Puedo hablar
con su supervisor, por favor?”
Phil le miró avergonzado, "Ese era mi supervisor". Él pulsó un botón. ¿Howard,
puedes venir aquí, por favor?”
"On, claro," Howard contestó. "No puedo perderme esto." Bip.
Phil deslizó el walkie-talkie en su bolsillo. "Subirá ahora mismo."
"Bien" Shanna escudriñó el cuarto, pero no pudo ver un teléfono. “¿Llamaría usted
por favor al 911?”
“Yo … yo no puedo. Al Sr. Draganesti no le gustaría en absoluto."
"El Sr. Draganesti está más allá de gustarle o desagradarle."
“¡Por favor! Confíe en mí, todo saldrá bien." Phil miró su reloj de pulsera. "Solo
espere aproximadamente dos horas.”
¿Esperar? ¿Estaría menos muerto dentro de dos horas? Shanna se paseó de un lado
al otro del cuarto. Maldición, ¿Cómo pudo Roman morir así? Él parecía tan fuerte y
saludable. Ha debido ser un golpe o un ataque al corazón. "Deberíamos avisar a sus
parientes más cercanos."
"Están todos muertos."
¿Ninguna familia? Shanna detuvo su paseo. Pobre Roman. Él había estado
totalmente solo. Como ella. Una oleada de pena cayó sobre ella, pena por lo que podría
haber sido. Ahora ella nunca vería sus dorados ojos otra vez. Ni sentiría sus brazos a
su alrededor. Se apoyó contra un poste de la cama y contempló su atractiva cara.
Un golpe sonó en la puerta, y un hombre grande, de mediana edad, entró a grandes
pasos en el cuarto. Llevaba puestos pantalones caquis y un polo azul marino igual que
Phil. El cinturón alrededor de su cintura sostenía un surtido de herramientas como la
pistola y la linterna. Él parecía un ex-jugador de fútbol, con un cuello enorme y una
nariz torcida, llena de bultos que había sido rota demasiadas veces. Él habría sido
demasiado imponente si su peinado no ocultara tan obviamente su calvicie y sus ojos
no chispearan con humor.
así que te esperan. Luego quiero que te des un agradable y caliente baño y te pongas
algo de ropa limpia. Para cuando hayas terminado, Roman estará despierto."
"Pero..."
"Estoy demasiado ocupada para discutir. Tenemos un millón de cosas que hacer en
Romatech esta noche" Radinka se marchó del cuarto con los paquetes. "Te veré más
tarde, querida."
Jesús. Shanna tuvo la impresión de que Radinka Holstein era unA dragona en el
trabajo. Pero ella tenía un gusto maravilloso para la ropa. Le iba a doler tener que
devolver la mayor parte de ellas, pero era lo que debía hacer. ¿Se atrevería ella a
aventurarse fuera de la casa? Lo pasaría bastante peor si los rusos la atrapasen.
Después de que Shanna se comió su sandwich en la cocina y llegó a la conclusión
de que era mejor ignorar la caja de brownies sobre la mesa, subió a su cuarto. Abrió la
puerta y miró a hurtadillas adentro. La cama estaba vacía. Las bolsas y cajas con las
compras estaban amontonadas al pie de la cama. Ella se dio una larga y caliente ducha.
Luego, con la bata de baño de felpa puesta, abrió las bolsas y cajas. Debería haber sido
entretenido, pero se puso progresivamente triste, al pensar en que el hombre que
había pagado los recibos acababa de morir.
Se sentía culpable. No podía aceptar todos esos regalos. Y no podía quedarse allí.
Tenía que contactar con el Agente de USA, Bob Mendoza, y luego debía comenzar una
nueva vida en alguna otra parte. Un lugar donde no conocería a nadie, y nadie la
conocería. Otra vez.
Dios mío, era deprimente. Como parte del Programa de Protección a Testigos, ella
nunca podría contactar con su familia o viejos amigos. Pero deseaba ardientemente
tener compañía. Ella quería amor. No se había percatado cuánto hasta que encontró a
Roman. Maldición. No era demasiado lo que ella pedía a la vida. Sólo quería lo mismo
que otras chipicientas mujeres: una carrera de la que enorgullecerse, un marido que la
amara, y niños. Niños guapos.
Desafortunadamente, un trágico instante había alterado sus metas en la vida.
Ahora cada día era una prueba de supervivencia.
Ella deambuló hacia la ventana y sus feos postigos de aluminio. Localizó un
interruptor detrás de las cortinas y lo pulsó. Los postigos se abrieron y un débil rayo
de sol entró en el cuarto.
La vista era preciosa. Debajo de ella había una calle de tres carriles y a lo lejos,
Park Central. El sol estaba poniéndose al oeste, tiñendo de púrpura y rayas rosadas
las etéreas nubes. Shanna permaneció en la ventana mirando. Un sentimiento de paz
cayó sobre ella al anochecer. Quizá ella sobreviviría a todo esto. Si al menos Roman
estuviese todavía vivo.
Radinka podía estar en lo cierto, y él simplemente se libraba, ¿durmiendo, de una
elevada dosis de anestesia? Shanna se sobresaltó. Era horrible que no pudiese
recordar lo que le había hecho a ese pobre hombre. Tal vez debería aguantar aquí un
poco de más de tiempo. Roman podía ser declarado oficialmente muerto, o podía
milagrosamente despertar. En cualquier de los casos, no podía irse hasta que no lo
supiese con seguridad.
Eligió algunas ropas y se vistió. Dentro del armario, encontró una televisión. Bien.
Podía entretenerse mientras esperaba. Ella hizo zapping por los canales. Guau, he aquí
un canal que nunca antes había visto. El dibujo de un murciélago negro voló hacia ella,
luego se congeló en un logotipo que tenía un cierto parecido con Batman. Debajo había
un mensaje. Bienvenido a DVN. 24 horas/7 días8 porque siempre es de noche en alguna
parte.
¿DVN? ¿Algún canal de video? ¿Y qué programa nocturno estaba a punto de
empezar en ese canal? El logotipo del murciélago desapareció, y otra frase apareció en
la pantalla. DVN. Si usted no es digital9, no podrá verlo. Qué extraño. Un golpe sonó en
la puerta, interrumpiendo sus pensamientos. Apagó la televisión y fue hacia la puerta.
Debía de ser Phil. Él parecía encargarse del cuarto piso.
“¡Connor!” gritó con sorpresa. “¡Ha vuelto!”
"Sí.” Él permanecía allí de pie, sonriendo. "Soy yo."
Ella lanzó los brazos alrededor de su cuello y le abrazó. "Estoy tan contenta de
verle."
Él retrocedió, sus mejillas sonrojadas. "He oído que vos tuvisteis un pequeño
susto."
“¿Oh, es terrible? Lo siento tanto, Connor" “¿Que es lo que vos sentís, muchacha?
Es por lo que el Sr. Draganesti me envió aquí. Él quiere verla."
Se le puso carne de gallina. "Eso… eso no puede ser.”
"Él quiere verla de inmediato. La llevaré hasta allí".
¿Él estaba vivo? "Conozco el camino.” Shanna corrió en busca de las escaleras.
8
On 24/7?
9
Querrá decir: si no tienes TV digital? Pero, entonces, pq le parece raro? Además, utilizan el you (personal)
no it (cosa). Debe ser una propiedad vamp
Capítulo 11
Roman podía oír una risa apagada de fondo. Sangre de Dios. Cualquiera pensaría
que ser el Señor de la Asamblea más grande de Norteamérica le daría derecho a un
poco de respeto.
"No es que nos quejemos," continuó Howard. "Normalmente es tan aburrido
merodear por aquí. Oh, Connor entra ahora."
"Howard, tenemos invitados importantes esta noche. Su empleador, Mr. MacKay,
estará aquí. Espero que se incremente la seguridad durante el día y discreción
absoluta."
Entendido, señor. Nos ocuparemos de todos. Los Highlanders han llegado, así que
me voy. Buenas noches.”
"Buenas noches. ¿Connor, estás ahí?”
Hubo una pausa, luego el ruido de un pip. "Aye, estoy aquí.”
"Escolta a la Srta. Whelan a mi oficina en diez minutos.”
"Aye, señor.”
Roman caminó a grandes pasos hacia el mueble bar, agarró una botella de sangre
sintética del frigo, y la metió en el horno microondas. Volvió a su dormitorio. Allí se
puso un par de pantalones negros holgados y una camisa gris - un esfuerzo para
parecer un poco más formal dado que esa noche tenía invitados importantes. Angus y
todo su séquito irían vestidos con el traje de gala escocés. Jean Luc vendría
acompañado por bellos modelos vampiros, todos vestidos con trajes de noche de alta
costura.
Buscando en el fondo del armario, Roman divisó el smoking negro y la capa a juego
que Jean Luc le había dado tres años atrás. Roman gimió. Tendría que ponerse esa
maldita cosa otra vez. Tal vez Jean Luc disfrutaba vistiéndose como la versión de
Hollywood de Drácula, pero Roman prefería la más relajada etiqueta en el vestir de los
tiempos modernos. Sacó el smoking del armario. Tendría que mandar plancharlo
antes del Baile Inaugural de Gala.
El microondas sonó. Su primera comida de la noche estaba lista. Lanzó el smoking
encima de la cama. Justo entonces, la puerta exterior de la oficina se abrió de un golpe.
“¿Roman?” Shanna gritó. ¿Estás ahí? Había un filo definido en su voz. Pánico
nervioso, jadeante, claro.
De ninguna manera habían sido diez minutos. Ella había debido correr todo el
camino. Maldita sea. Dijo adiós a su desayuno.
"Estoy aquí," contestó y oyó una boqueada en respuesta mientras andaba descalzo
hasta la puerta del dormitorio.
Ella estaba de pie cerca de su escritorio, su cara sonrojada por la carrera, su bonita
boca abierta. Sus ojos se abrieron como platos cuando entró en la oficina. “Oh Dios
mío." murmuró ella. La humedad brilló tenuemente en sus ojos. Ella se cubrió la boca
con dedos temblorosos.
Sangre de Dios, ella había vivido un infierno. Él bajó la mirada, avergonzado por la
dura experiencia que le había hecho pasar. Oh, genial, él estaba hecho un desastre. Su
camisa colgaba abierta. Sus pantalones estaban desabrochados y lo suficientemente
caídos por sus caderas como para enseñar sus boxer negros. Se retiró el cabello
húmedo de la cara y aclaró la voz. "Oí lo que sucedió.”
Ella sólo permaneció allí, clavando los ojos en él.
Connor se lanzó a través de la puerta. "Lo siento, señor. Traté de retardarla, pero..."
él notó el estado de la ropa de Roman. "Och, deberíamos haber llamado a la puerta.”
"Estás vivo." Shanna avanzó lentamente hacia él.
El horno microondas sonó, un timbre de aviso de que su desayuno todavía
esperaba. Y tendría que esperar hasta que Shanna se fuera.
Connor se sobresaltó. Él sabía que un vampiro estaba siempre más hambriento
recién levantado. "Deberíamos regresar más tarde," él sugirió a Shanna, "Cuándo el Sr.
Draganesti haya terminado de vestirse."
Ella parecía no oír a Connor. Se adelantó poco a poco hacia Roman. Él respiró
profundamente, acogiendo su perfume. Ella olía deliciosamente, y ese top naranja
pálido le hacía parecer tan jugosa como un melocotón maduro. La poca sangre que
quedaba en su cuerpo se abalanzó hacia su ingle, dejándole doblemente muerto de
hambre... de su carne, y de su sangre.
La intensidad de su hambre debió notarse. Connor retrocedió hacia la puerta. "Les
dejaré solos, entonces." Él salió lentamente afuera, cerrando la puerta detrás de él.
En ese momento, Shanna estaba lo suficientemente cerca como para devorarla. Él
apretó sus puños, luchando con la tentación. "Me han dicho que te asustaste. Lo
siento."
Una lágrima se le escapó, pero antes de que pudiera alcanzar su mejilla, ella la
enjugó. "Estoy tan feliz de que estés bien."
¿De verdad te preocupaste mucho? Roman la observó detenidamente. La mirada
de ella viajó a lo largo de él, haciendo una pausa en su pecho desnudo, resbalando más
abajo por su estómago. Maldita sea, la deseaba. Él esperaba que sus ojos no
comenzaran a brillar.
"Estás realmente bien." Ella tocó su pecho, un golpe ligero con las yemas de los
dedos, pero que le sacudió como un rayo. Él reaccionó velozmente, empujándola hacia
él en un apretado abrazo.
Ella se tensó al principio por la sorpresa, después se relajó, anidando su mejilla
contra la alfombra de pelo de su pecho. Sus manos se apoyaron ligeramente sobre su
camisa. "Temía haberte perdido."
"En realidad es bastante difícil deshacerse de mí." Sangre de Dios, tenía hambre.
Control, mantén el control.
"Radinka me dijo que trabajé en tus dientes anoche."
"Sí.”
"Déjame ver.” Ella extendió la mano hacia su boca y examinó la fijación. "El diente
se ve bien, algo más afilado de lo normal. Parece haber cicatrizado muy de prisa."
"Sí. Puedes quitar el alambre."
“¿Qué? No, no puedo. Estas cosas llevan su tiempo.” El horno microondas sonó otra
vez, llamando su atención. ¿Necesitas coger eso?”
Él cogió su mano y besó sus dedos. "Te necesito a ti."
Ella resopló suavemente y soltó la mano de su agarre. ¿Entonces, es verdad que
realmente me hipnotizaste?”
"Sí.” Estaba cerca de la verdad.
Ella frunció el ceño. “¿Yo no hice nada extraño, verdad? Es decir, es terriblemente
desconcertante saber que hice algo y no recordarlo."
"Fuiste muy profesional.” Él recapturó su mano y besó su palma. Si tan sólo ella
sugiriera tener sexo oral otra vez.
“¿No enloquecí al ver sangre?”
"No.” Él le besó el interior de la muñeca. El tipo A positivo latía a través de sus
venas. "Fuiste muy valiente.”
Sus ojos se iluminaron. “¿Sabes lo que eso significa? Mi carrera no está acabada ¡Es
genial." Ella arrojó sus brazos alrededor de su cuello y le dio un beso en la mejilla,
"Gracias, Roman.”
Sus brazos se tensaron alrededor de ella. Su corazón se expandió con un atisbo de
esperanza. Luego recordó su sugestión en la clínica dental. ¡Sangre infernal! Esto era
obra suya. Ella simplemente seguía sus órdenes. Él se separó de su abrazo.
Ella jadeó, claramente sorprendida. Después su rostro pareció desmoronarse, pero
sólo durante un segundo antes de acabar con una mirada glacial y hermética. Ella dio
un paso atrás. Maldita sea, debía pensar que él la había rechazado. Y estaba intentando
camuflar el dolor. Ella se preocupaba realmente por él, y él se comportaba como un
idiota, asustándola durante el día, y ahora hiriendo sus sentimientos. Él tenía tan
jodida poca experiencia con hembras mortales.
El horno microondas sonó otra vez. Fue a grandes pasos hacia la máquina y tiró
bruscamente del enchufe. Así dejaría de tentarle con la sangre caliente.
Desafortunadamente, Shanna suponía una tentación mucho más difícil de resistir. Ella
estaba fresca.
"Será mejor que me vaya ahora." Ella retrocedió hacia la puerta de la oficina. " Yo
… estoy feliz de que estés vivo, y de que tu diente este bien. Y agradezco tu protección
y todos los amables… regalos los cuáles realmente no puedo quedarme.”
"Shanna.”
Ella trató de alcanzar la manecilla de la puerta. "Eres un hombre ocupado, así que
permaneceré fuera de tu camino. De hecho, saldré... "
"Shanna, espera.” Él se acercó a ella. "Necesito explicarte."
Ella rehusó mirarle. “No es necesario."
"Sí, lo es. Anoche, mientras estabas… hipnotizada, planté una idea en tu mente. No
debería haberlo hecho, pero hice una sugestión para que echaras tus brazos a mí
alrededor y me dieras un apasionado beso. Y cuando lo has hecho, ahora mismo, me di
cuenta de lo que... "
"Espera minuto.” Ella le lanzó una mirada incrédula. “¿Piensas que estoy
programada para besarte?”
"Sí. Estuvo mal, pero... "
“¡Eso una locura! En primer lugar, no estoy bajo tu control. Jesús, apenas estoy
bajo el mío."
"Quizá, pero..."
"Y en segundo lugar, apuesto que soy bastante más difícil de controlar de lo que
piensas."
Él cerró la boca. Ella había acertado, pero no quiso confirmárselo.
"Y, por último, eso no fue un beso apasionado. Fue un insignificante besito en la
mejilla. Un hombre de tu edad debería conocer la diferencia."
Él levantó las cejas. “¿Si?” Sería difícil de explicar que pasó la mayor parte de sus
años mortales en un monasterio.
"Por supuesto. Existe una enorme diferencia entre un besito en la mejilla y un beso
apasionado.”
“¿Y estás furiosa conmigo por no saber distinguir entre ambos?”
“¡No estoy enfadada! Bien, puede que un poco." Ella le miró enfurecida. "Te
apartaste de mí como de una leprosa.”
Él dio un paso hacia ella. "No ocurrirá de nuevo."
Ella resopló suavemente. "Te lo puedo asegurar."
Él se encogió un hombro. "Soy un científico, Shanna. Difícilmente puedo hacer un
análisis comparativo de las diferentes clases de besos si no puedo adquirir los datos
necesarios."
Sus ojos se estrecharon. "Sé lo que pretendes. Tratas de engañarme para conseguir
que te de una muestra gratis."
“¿Quieres decir que normalmente no son gratis?” Sonrió. “¿Cuánto me costaría un
beso apasionado?”
"Los doy a manos llenas cuando estoy de humor, lo que no es el caso." Ella le miró
furiosa. "Se congelará el infierno antes de que yo sienta ganas de darte un beso
apasionado."
Ay. Él se figuró que era una revancha por haber herido antes sus sentimientos. "De
hecho, yo pensé que el pequeño besito fue muy excitante.”
"Oh, gracias. Estoy hablando de verdadera pasión. Caliente, sudorosa, febril.
Créeme, si por alguna extraña razón, el infierno se congela, y decido darte un beso
apasionado..." ella se apoyó contra la puerta y cruzó los brazos "No tendrás ningún
problema en reconocer la diferencia, te lo aseguro."
"Como un científico, no puedo basarme en creencias." Se acercó. "Tengo que
constatarlas."
"No será gracias a mi.”
Se detuvo ante ella. "Tal vez no puedas evitarlo.”
“¡Ha! Tal vez no seas capaz."
Él apoyó la palma de la mano contra la puerta, cerca de su cabeza. “¿Es un
desafío?”
"Es un riesgo. Dado tu cuestionable estado de salud, no estoy segura de que tu
corazón lo pueda aguantar."
"Sobreviví al último beso.”
“¡Eso no fue nada! Un beso realmente apasionado tendría que ser en la boca."
“¿Está segura? Esa definición me parece un poco estrecha." Plantó la otra palma de
la mano al otro lado de su cabeza, atrapándola entre sus brazos. Lentamente, la miró.
"Puedo pensar en algunos otros sitios en que me gustaría besarte apasionadamente."
Su cara se sonrojó. "Bien, me voy. Estaba preocupada porque estabas muerto y
demás, pero ciertamente pareces estar..."
“¿Levantado?” Él se inclinó hacia ella. "Ciertamente lo estoy."
Ella se giró, buscando a tientas la manecilla de la puerta. "Dejaré que acabes de
vestirte."
"Lo siento, Shanna. No tenía la intención de asustarte o lastimarte."
Ella le miró. En sus ojos refulgieron lágrimas no derramadas. "Oh, Roman, eres
tonto. Pensé que te había perdido.”
¿Tonto? En un total de quinientos cuarenta y cuatro años, nunca le habían llamado
eso. "Siempre estaré aquí.”
Ella se abalanzó sobre él, envolviendo los brazos alrededor de su cuello.
Sorprendido por la repentina fuerza de su ataque, Roman tropezó dando un paso
hacia atrás. El cuarto se tambaleó por breves segundos. Él afianzó su postura para
evitar caerse. Tal vez era el hambre el causante del mareo. O tal vez, la conmoción de
recibir afecto. Después de todo, él era un monstruo. ¿Cuándo fue la última vez que
alguien había querido abrazarle?
Él cerró los ojos y aspiró el perfume de su champú, de su jabón, de sus arterias
bombeando sangre. El hambre le consumía. Besó la parte superior de su cabeza y
luego su suave frente. La sangre latía en su sien, atrayéndole hacia allí. La besó,
aspirando su rico aroma. Ella inclinó la cara para mirarle, pero asustado de que sus
ojos pudieran estar incandescentes, buceó en su cuello. Le mordisqueó la parte
superior de la oreja, luego el lóbulo.
Ella gimió, deslizando las manos entre su pelo. "Temí que nunca lograría besarte."
"He querido hacerlo desde el primer momento en que te conocí." Recorrió su
mandíbula acariciándola con los labios, hacia su boca.
Sus labios se unieron brevemente, luego se separaron. La respiración de ella
calentaba su cara. Sus ojos estaban cerrados. Bien. Él podría dejar de preocuparse por
sus ojos.
Acunó la cara de ella entre sus manos. Ella se veía tan inocente y confiada. Sangre
de Dios, ella no tenía ni idea de lo qué él era capaz. Sólo esperaba que fuese capaz de
resistirse. La besó cuidadosamente. Ella intensificó la sujeción de su cabeza,
acercándole. Él le lamió el labio inferior, succionándolo. El cuerpo de ella se
estremeció. Su boca se abrió, para él.
Invadió. Exploró. Ella le seguía en cada movimiento, acariciando con su lengua la
de él. Estaba tan viva, tan caliente que todos sus sentidos ardieron. Podía verla
pegándose a él, aumentando su fiebre. Podía oír su sangre latiendo. Sentir sus nervios
estremecerse, el calor hirviendo a fuego lento. Oler sus jugos fluyendo.
Su sabor único.
La estrechó entre sus brazos. Con una mano en su espalda, la apretó contra su
pecho. Ella tenía la respiración acelerada, sus pechos moviéndose contra su piel. Su
otra mano se deslizó hacia abajo, alrededor de su trasero. Sangre de Dios, era el cielo.
Firme y redondo. Y no bromeaba acerca de su habilidad para exteriorizar pasión.
Ella se presionó contra su erección. Dios mío, se mecía contra de él. Retorciéndose.
Celebrando la gloria de estar viva y de su ancestral instinto de crear más vida.
Qué triste. El instinto ancestral de él era destruir vidas.
Él fue hacia su cuello. El colmillo izquierdo brotó. Empezó bien, pero se atascó en
el puente de alambre. ¡Ay! Se apartó, apretándose los labios. Dolía como el demonio,
pero al menos el dolor había golpeado algo de sentido en él.
No podía morder a Shanna. Sangre de Dios, había jurado que nunca más mordería
a un mortal otra vez. Él la soltó y se alejó.
“¿Qué pasa?” jadeó ella.
Él palmeó su boca con una mano. No le podía contestar con uno de sus colmillos
extendidos.
"Oh, Dios mío. ¿Es el puente? ¿O el diente? ¿Se ha aflojado?” Ella se abalanzó sobre
él. "Déjame ver.”
Él negó con la cabeza. Sus ojos llenos de la tensión provocada por tratar de
retractar los colmillos mientras aún estaba tan hambriento.
"Mira cómo estás sufriendo" Ella tocó su hombro. "Por favor, déjame ver.”
"Mmm.” Él negó con la cabeza, retirándose otro paso. Maldición, esto era
embarazoso. Pero probablemente se lo merecía, por lo cerca que había estado de
morderla.
"No debí besarte con el puente en la boca.” Hizo una mueca. "Jesús, no debería
haberte besado en absoluto."
El colmillo izquierdo finalmente obedeció y se deslizó de vuelta a su hueco. Él
habló con la mano delante de su boca. "Estoy bien."
"Pero rompí una regla muy importante, nunca, jamás tengas relaciones con un
cliente. No debería haberme involucrado contigo en ningún caso."
Él bajó la mano. "En ese caso, estás despedida."
"No me puedes despedir. Todavía llevas el puente en la boca." Se acercó a él.
"Ahora abre la boca y déjame ver.”
Hizo lo que ella le pedía.
Suavemente empujó el puente con los dedos. Él rozó sus dedos con la lengua.
"Para." Ella sacó la mano de su boca. "No puedo creerlo. El puente está suelto."
"Bien, es que besas como un demonio."
Ella se sonrojó. "No veo cómo me las pude ingeniar para… Lo siento. No te besaré
otra vez. Como tu dentista, soy responsable de tu salud dental ante todo."
"Te despedí."
"No puedes. No mientras el puente..."
"Me arrancaré esa cosa yo mismo."
“¡No te atreverás!”
"No te voy a perder, Shanna.”
"No me perderás. Sólo tendremos que esperar una semana, poco más o menos"
"No voy a esperar." Él había esperado más que quinientos años para experimentar
algo como esto. No esperaría otra maldita semana. Y no tendría otra oportunidad con
su dudosa capacidad de control. Se dirigió a grandes pasos hacia su dormitorio.
Puntos negros formaron remolinos alrededor de su cabeza. Los ignoró, ignoró su
hambre atroz.
“¡Roman!” Ella corrió tras él. "No puedes sacarte el puente."
"No” Él abrió bruscamente un cajón del tocador y buscó bajo una pila de ropa
interior. Allí, en el fondo, estaba una bolsita de fieltro rojo. La sacó. Aun a través del
fieltro, pudo sentir el calor de la plata de dentro. Sin el fieltro, su mano estaría cubierta
de candentes quemaduras
Se lo ofreció. Ella no se percató ya que estaba dando vueltas, revisando su
dormitorio. Su mirada se demoraba en la cama de matrimonio.
“¿Shanna?”
Ella le miró, luego advirtió la bolsita en su mano.
"Quiero que tengas esto.” Él se tambaleó en sus pies. Tenía que comer pronto, de
una u otra forma.
"No puedo aceptar más regalos"
“¡Cógelo!”
Ella se sobresaltó. "Deberías trabajar en tus modales"
Él se apoyó en el tocador. "Quiero que lo lleves puesto alrededor del cuello. Te
protegerá."
"Suena un poco supersticioso.” Ella tomó la bolsita, aflojó el cordel, y dejó caer el
contenido en su mano.
Se veía prácticamente igual que en 1479 cuando él hizo los votos. La cadena de
plata era sencilla pero de buena calidad. El crucifijo era una muestra de la mejor
artesanía medieval.
"Guau. Es precioso” Shanna lo examinó de cerca. "Parece muy antiguo."
"Póntelo. Te protegerá.”
“¿Me protegerá de qué?”
"Espero que nunca llegues a enterarte." Él miró el crucifijo con tristeza. Estaba tan
orgulloso cuando el Padre Constantino lo colocó alrededor de su cuello. Orgullo. Eso
había sido su perdición.
“¿Me ayudas a ponérmelo? Shanna se dio la vuelta, recogiendo su pelo en una cola
de caballo. Le alargó la cadena.
Él retrocedió hacia atrás antes de que la plata le quemase. "No puedo. Si me
perdonas, tengo que irme a trabajar. Tengo mucho que hacer esta noche."
Ella le observó con recelo. "Muy bien" Se soltó la cola de caballo, y su pelo castaño
cayó encima de sus hombros. “¿Te arrepientes de haberme besado?”
"No, en absoluto" Se agarró al borde del tocador para sujetarse. “El crucifijo.
Póntelo."
Ella continuó estudiándole.
"Por favor.”
Los ojos de ella se abrieron. "No pensé que esa palabra estuviese en tu
vocabulario.”
"La reservo para emergencias"
Ella sonrió. "En ese caso." Pasó el crucifijo alrededor de su cuello y lanzó su pelo
sobre la cadena. La cruz descansó sobre su pecho como un escudo.
"Gracias.” Él hizo acopio de su fuerza restante y la escoltó hasta la puerta.
“¿Te veré otra vez?”
"Sí. Esta noche. Cuando regrese de Romatech." Cerró la puerta con llave. Luego se
tambaleó por la oficina, agarró la botella del microondas, y se la bebió fría. Sangre de
Dios, Shanna había vuelto su vida del revés. No podría esperar para besarla otra vez.
Él era un demonio que había conseguido un pedazo de cielo.
El infierno estaba definitivamente helado.
Capítulo 12
¿Aposentos? Shanna adoraba como de arcaicos podían sonar los Highlanders. Ella
terminó su brownie, luego buscó la biblioteca. Guau. Tres paredes enteras estaban
cubiertas de libros desde el suelo hasta el techo. Algunos parecían muy antiguos.
Algunos estaban en idiomas que no reconoció.
Una ancha ventana, cubierta con gruesos cortinajes, ocupaba la cuarta pared. Miró
a hurtadillas hacia fuera y vio la calle débilmente iluminada con coches estacionados a
cada lado. Parecía tan silencioso y tranquilo. Se hacía difícil de creer que hubiera
personas allí fuera que la querían muerta.
Oyó voces en el vestíbulo. Voces femeninas. Se movió hacia la puerta. Tenía que
admitir, que tenía curiosidad acerca de esas misteriosas señoras que veían la
televisión en la sala de Roman. Ella miró a hurtadillas desde el umbral de la puerta.
Dos bellas mujeres se aproximaban a la sala. La primera, vestida con un mono
negro de licra, parecía una modelo y se movía como una pantera anoréxica. Su pelo
era largo, negro, y caía por su espalda. Relucientes diamantes falsos se claveteaban en
el cinturón negro alrededor de su cintura diminuta. Laca de uñas negra brillaba en sus
largas uñas, y en cada uña ostentaba otro diamante falso.
La segunda mujer era menuda, con pelo negro cortado a lo paje. Ella llevaba puesto
un suéter negro ajustado haciendo alarde de un generoso escote y una minifalda negra
que mostraban unas piernas pitillo, embutidas en medias de red negras. Ella era linda
y diminuta, pero sus zapatones negros la hacían caminar como un búfalo de la india.
La mujer del mono estaba gesticulando colérica, sus uñas brillando bajo la lámpara
de araña del vestíbulo. “¿Cómo me puede tratar él así? ¿No sabe que soy una
celebridad?”
"Él está muy ocupado, Simone," la señorita de los zapatones contestó. "Él tiene un
millón de cosas que hacer con la cumbre que empieza mañana.”
Simone lanzó su sedoso pelo negro sobre un hombro. “¡Pero llegué temprano para
poder verle, será rata!”
Shanna se sobresaltó ante la forma en que la cat-woman francesa pronunció el
final. Sonó como si ella tuviera flemas en la garganta e intentara escupirlas.
Simone resopló. “¡Él es tan h.... grosero!”
Shanna apretó los dientes. Definitivamente tenía algo en la garganta.
Probablemente una bola de pelo.
Simone empujó abriendo de golpe la puerta doble de la sala. El cuarto estaba lleno
de mujeres holgazaneando en los tres sofás granates. Bebían algo en copas del cristal.
"Buenas noches, Simone, Maggie," las señoras saludaron a las dos mujeres del
vestíbulo.
“¿No ha comenzado nuestra serie aún?” Maggie fue haciendo clak-clak por el
cuarto con sus enormes zapatos negros.
"No." una de las señoras contestó. Ella estaba sentada en el sofá de en medio, así
que Shanna solo podía verle la nuca. Su pelo corto, y de punta, estaba teñido de un
rojo tan oscuro, que parecía casi púrpura. "Todavía están las noticias."
Shanna prestó atención a la TV de pantalla gigante. Un locutor masculino de
aspecto corriente estaba en antena, moviendo la boca. En la esquina de la pantalla una
señal roja de sin sonido brillaba. Obviamente, a estas señoras no les interesaban los
sucesos del día. Bajo la señal de silencio, el logotipo negro de murciélago se
visualizaba. Estaban viendo la DVN.
Shanna contó un total de once mujeres, que parecían tener alrededor de 20 años.
Bueno, qué caramba. Si ella iba a mantener una relación con Roman, necesitaba saber
por qué esas mujeres estaban allí. Ella entró en el vestíbulo.
Simone se sirvió una copa del decantador de cristal en la mesa de café. “¿Ha visto
alguien al Señor esta noche?” Ella se sentó en el borde del sofá de la derecha.
La mujer de pelo púrpura admiraba sus largas uñas púrpuras. "Oí que se está
viendo con otra mujer.”
“¿Qué?” Los ojos de Simone relampaguearon. Inclinándose hacia adelante, dejó
caer con violencia su vaso sobre la mesa. "Mientes, Vanda. No es posible que quiera a
otra mujer cuando él puede tener a moi.”
Vanda se encogió de hombros. "No estoy mintiendo. Phil me lo contó."
“¿El guarda de día?” Maggie se sentó al lado de Simone.
Vanda se puso en pie. Ella también llevaba puesto un mono negro, pero su cinturón
estaba hecho de tiras trenzadas de cuero. Se pasó una mano a través de su cabello de
punta púrpura. "Phil ha perdido la cabeza por mí. Él me dice de todo lo que quiero
saber.”
Simone se dejó caer sobre el sofá, su flaco cuerpo en peligro de ser completamente
engullido. “¿Es eso verdad? ¿Hay otra mujer?”
"Sí.” Vanda giró la cabeza y olisqueó. “¿Qué es esto?” Ella divisó a Shanna en el
vestíbulo. "Bueno, hablando del Rey de Roma."
Las once mujeres clavaron la mirada en Shanna.
Ella sonrió y entró en el cuarto. "Buenas noches." Shanna examinó a las mujeres.
La ropa negra era normal en Nueva York, pero, incluso así, algunos de estos trajes le
parecieron un poco raros. Una de las señoras llevaba puesto un traje de noche que
parecía medieval. Otra un traje de noche victoriano. ¿Era eso un miriñaque?
La llamada Vanda rodeó la mesa de café y adoptó una postura dramática ante la
televisión. Guau. El escote de su mono descendía hasta su cintura. Shanna estaba
viendo muchísimo más de Vanda de lo que realmente quería.
"Mi nombre es Shanna Whelan. Soy dentista."
Vanda entrecerró los ojos. "Nuestros dientes están perfectos.”
"Vale" Shanna se preguntó que había hecho para que esas mujeres la miraran
enfurecidas. Aunque había una, sentada separada de las otras, que le dirigió una
sonrisa amigable. Ella tenía cabello rubio y ropas modernas.
La que llevaba un vestido victoriano habló, con un acento que sonaba como el de
una belleza Sureña. “¿Una mujer dentista? Yo no sé por qué el Señor la invitaría aquí.”
La que llevaba el traje de noche medieval estuvo de acuerdo. "Ella no pertenece a
este lugar. Debería irse."
La amigable rubia la defendió. "Oye, es la casa de nuestro Señor. Él puede invitar al
Papa si quiere."
Las otras mujeres lanzaron a la rubia una mirada malintencionada.
Vanda negó con la cabeza. "No hagas que se enojen contigo, Darcy. Harán tu vida
miserable."
"Mi vida.” Darcy puso sus ojos en blanco. "Oh, estoy tan asustada. ¿Qué pueden
hacer? ¿Matarme?”
La medieval levantó su barbilla. "No nos tientes. Tu no perteneces aquí tampoco."
Qué grupo tan extraño. Shanna retrocedió un paso.
La belleza Sureña miró furiosamente a Shanna. “¿Es cierto entonces? ¿Eres la
nueva amiga del Señor?”
Shanna negó con la cabeza. "No sé quién es ese Señor."
Las señoras se rieron ahogadamente. Darcy se sobresaltó.
"Bon.” Simone se enroscó como un gato complacido en su esquina del sofá. "Le
dejarás en paz, entonces. Vine directamente desde París para estar con él."
Maggie se inclinó cerca de Simone y murmuró en su oreja.
“Guau." los ojos de Simone se abrieron como platos. “¡Zut alors! ¿Él no se lo ha
dicho?” Ella resopló. "Y él me está ignorando. ¡Pensar que deseaba tener sexo con él, el
muy bastardo!”
Maggie suspiró. "Él ya no tiene relaciones sexuales con nosotras. Echo de menos
los viejos tiempos."
"Yo, también," dijo Vanda, y las demás señoras inclinaron la cabeza estando de
acuerdo.
Agggg Shanna hizo una mueca. ¿Ese tipejo Señor había tenido sexo con todas estas
mujeres? Él era completamente repugnante.
"Él tendrá sexo conmigo," declaró Simone. "Ningún hombre puede resistírseme."
Ella miró a Shanna con desdén. “¿Por qué querría él a esta mujer? Ella debe tener una
talla catorce.”
“¿Excusez-moi?" Shanna miró enfurecida a la grosera francesa
“¡Oh, miren!” Maggie señaló la TV. "Las noticias han acabado. Es la hora de nuestra
telenovela."
Las señoras se olvidaron de Shanna cuando se volvieron para ver la televisión.
Maggie apretó el botón de silencio en el control remoto para restaurar el sonido. Hubo
un anuncio publicitario con una mujer alabando el riquísimo y suculento sabor de una
bebida llamada a Chocoblood.
Vanda se movió sigilosamente alrededor de los sofás y se dirigió hacia Shanna. En
una inspección más cercana, Shanna se percató de que el cinturón de Vanda era de
hecho un látigo. Y en la curva de uno de sus pechos, Vanda lucía el tatuaje de un
murciélago. Púrpura, por supuesto.
Shanna se cruzó de brazos, negándose a ser intimidada.
Vanda se detuvo a su lado. "Oí que el Señor cayó dormido en la cama de otra
persona."
“¡No!” Las otras señoras se olvidaron de la televisión. Se giraron para mirar
atentamente a Vanda.
Vanda sonrió, disfrutando de toda la atención. Ella se acarició su pelo púrpura de
punta. "Eso es lo qué Phil me contó."
“¿En qué cama?” Simone exigió saber. "Le sacaré los ojos."
Vanda miró a Shanna. Las otras mujeres clavaron sus ojos en ella.
Shanna levantó las manos. "Miren, chicas, están buscando en la cama equivocada.
No conozco a ese asqueroso Señor suyo.”
Vanda se rió entredientes. “¿No es muy lista, verdad?”
Eso fue la gota. "De acuerdo, señora. Soy lo suficientemente lista como para no
teñirme el pelo de púrpura. O para compartir a un hombre con otras diez mujeres."
Las señoras reaccionaron...algunas riendo, otras ofendidas.
"Phil me dijo que había un hombre en su cama." Vanda se burló. "Usted se despertó
y pensó que él estaba muerto."
Las señoras rieron tontamente.
Shanna frunció el ceño. "Fue Roman Draganesti.”
Vanda sonrió lentamente. "Roman es el Señor."
Shanna se quedó con la boca abierta. ¿Sería cierto? ¿Tendría Roman once novias
viviendo con él? "No." Ella negó con la cabeza.
Las señoras le miraron con mirada engreída. Vanda se apoyó contra el quicio de la
puerta con sonrisa de triunfo.
Un escalofrío recorrió la piel de Shanna. No, no era cierto. Esas mujeres sólo
querían herirla. "Roman es un buen hombre."
"Es un bastardo." declaró Simone.
Una lágrima bajó rodando por su mejilla. ¡Maldición, no! Se enjugó las lágrimas. No
lloraría por ese bastardo. Ella estaba a medio camino de la puerta cuando se detuvo.
Quería que lo supiese. Que supiese que ella le estaba rechazando. Nadie le trataba
así. Volvió al escritorio, se quitó el crucifijo, y lo dejó caer en el escritorio. Ya está.
Entendería el mensaje.
Cuando salió de la oficina, encontró al guarda rondando la puerta. Oh, Maldición.
¿Cómo iba a salir de la casa? Había guardas por todas partes. Bajó por las escaleras al
cuarto piso, pensando. Un poco antes, cuando se encontró con las mujeres de Roman,
había un Highlander ante la puerta principal, uno que ella nunca había visto. Connor
estaría en la puerta trasera. No había forma de que ella lograse pasar con él. Tendría
que intentarlo por la puerta principal. Ella no tenia tarjeta de identificación, ni sabía el
código del sistema de seguridad. Así que tendría que convencer al guarda para que le
abriese la puerta.
De vuelta en su cuarto, se paseó de un lado a otro, haciendo planes. Le fastidiaba
aceptar cualquier cosa de Roman, el Rey de los Cerdos, pero estaba en medio de una
lucha por sobrevivir y tenía que ser práctica. Agarró la bolsa de compras más grande y
la llenó de algo de ropa y artículos de primera necesidad.
Radinka no le había comprado nada negro. Mierda. Necesitaba vestir de negro para
que su plan pudiese funcionar. ¡Ajá! Los pantalones que llevaba puestos la noche antes
eran negros. Se puso su ropa vieja y guardó la nueva en la bolsa de compras. Luego se
calzó sus viejas Nikes blancas. Eran más apropiadas para correr.
Con su bolso y la bolsa de compras, se dirigió hacia las escaleras. El guarda del
cuarto piso inclinó la cabeza ante ella.
Ella le sonrió. "Veras, iba a probarme esta ropa con… Darcy.” Levantó la bolsa de
compras mostrándosela al guarda. "Pero ella olvidó decirme cuál es su cuarto."
"Och, la bonita muchacha de cabello rubio" El Highlander sonrió. "Todo el harén
duerme en el segundo piso."
La sonrisa de Shanna se congeló. ¿El harén? ¿Así lo llamaban ellos? Apretó los
dientes. "Gracias.”
Bajo ruidosamente las escaleras. Ese maLdito Roman. El Señor y su harén. ¡Qué
asco! En el segundo piso, abrió una puerta y entró. Había dos camas dobles, algo
apretadas. Parecía que en el harén de Roman, las chicas tenían que compartir la
habitación. Qué lástima.
Ella miró en el armario. ¿La habitación de cat-woman? Ella no cabría dentro de uno
de esos. ¡Ya está! Una túnica negra de red. Se la puso sobre su camiseta rosa. Sin duda
Vanda no llevaría nada debajo de eso.
Divisó una gorra negra e introdujo su pelo castaño en ella. ¿Iba lo suficientemente
disfrazada? Examinó el cuarto. Ningún espejo. Era difícil de creer. ¿Cómo podían
sobrevivir esas mujeres sin un espejo?
En el cuarto de baño, localizó un lápiz de labios rojo oscuro. Usando el espejo de la
polvera de su bolso, se pintó los labios. Se aplicó sombra de ojos roja. Ahora, parecía
tan espeluznante como ellas. Recogió la bolsa de compras y su bolso y se dirigió abajo
por las escaleras.
Cuando alcanzó la planta baja, advirtió que las puertas del salón estaban cerradas.
Bien. El harén estaba encerrado dentro. No podrían tratar de impedir su marcha.
Luego divisó a Connor llegando de la cocina. Él seguro que la detendría.
Corrió detrás de la gran escalera, buscando un lugar para esconderse, entonces
advirtió un estrecho tramo de escaleras que bajaba. El sótano. Tal vez había otra salida
del edificio por allí. Alcanzó la base de las escaleras. Había un horno, una máquina de
lavar y secar, y una puerta. La abrió.
Era un cuarto grande con una mesa de billar en el medio. Una lámpara del cristal
colgaba sobre la mesa de billar, su luz iluminando tenuemente el cuarto. Equipos de
ejercicio esparcidos aquí y allá. Estandartes decoraban las paredes, hechos de tela de
cuadros escoceses con lemas bordados. Entre los estandartes, espadas y hachas
estaban expuestos. En la pared de enfrente había un sofá del cuero, flanqueado por
dos sillones tapizados en cuadros escoceses rojos y verdes. Esto tenía que ser donde
los Highlanders descansaban cuando estaban fuera de servicio.
Shanna oyó ruido de pasos bajando por las escaleras. Mierda. Si salía del cuarto, la
verían. El sofá estaba apoyado en la pared, ninguna parte trasera donde esconderse.
Divisó otra puerta.
Los pasos se acercaban. Más de una persona. Shanna corrió hacia la puerta y se
deslizó dentro. La envolvió una completa oscuridad. ¿Era un armario? Colocó la bolsa
y su bolso en el suelo a sus pies. Alargó las manos pero no notó nada a su alrededor.
Se apoyó contra la puerta. Oyó voces en la sala de guardia, luego risas. Finalmente
las voces se alejaron. Abrió la puerta poco a poco. la sala de guardia estaba vacío, pero
habían encendido todas las luces.
Ella recogió sus bolsas y salió de puntillas de su escondite. Miró hacia atrás al
cerrar la puerta y se quedó sin aliento. La luz de la habituación de los guardas había
hecho su escondite ligeramente visible.
No podía ser. Dejó sus bolsas en el suelo, se inclinó dentro del otro cuarto, y tanteó
a lo largo de la pared buscando un interruptor. Clic.
Ella se quedó sin aliento de nuevo. Se le puso carne de gallina. El estrecho cuarto
parecía un macabro dormitorio con dos largas filas. Pero no eran filas de camas. Oh
no. Eran de ataúdes. Más de una docena de ataúdes. Todos abiertos. Todos vacíos,
excepto por las almohadas de tartán y las sábanas dentro de cada uno de ellos.
Apagó la luz y cerró la puerta. ¡Dios mío! ¡Qué asco! Agarró sus bolsas y se
tambaleó por la sala de guardia. Su estómago revuelto. Era el colmo. Primero la
traición de Roman con esas psicópatas; ¿Y ahora ataúdes? Los Highlanders realmente
pasaban la noche en ellos? Una oleada de náuseas le subió por la garganta. Tragó
saliva. ¡No, No! No cedería al miedo. O al horror. Su paraíso repentinamente se había
convertido en un infierno, pero no se dejaría vencer.
Salió de allí.
Capítulo 13
Roman deambuló a través del salón de baile, acompañado por Radinka. Un
pequeño ejército de empleados de la limpieza estaba trabajando. Tres hombres
cruzaban el suelo, balanceando sus máquinas abrillantadoras de lado a lado, cuando
pulían el linóleo a cuadros blancos y negros para dar un acabado brillante. Los otros
limpiaban las ventanas de cristal que daban al jardín.
Radinka tenía un portapapeles en la mano y revisaba cada artículo de una lista.
"Llamé para asegurarme de que las esculturas de hielo serían entregadas a tiempo
mañana. A las ocho y media en punto."
"Nada de gárgolas ni murciélagos, por favor," Roman masculló.
“¿Y qué quiere poner? ¿cisnes y unicornios?” Radinka le miró impaciente.
“¿Necesita que le recuerde que es un baile de vampiros?”
"Lo sé" Roman refunfuñó. Diez años atrás, él insistió en eliminar la decoración
macabra. Era un congreso de primavera, después de todo, no una fiesta de Halloween.
Pero todo el mundo se le tiró al cuello, y ahora estaba atrapado en el mismo tema
ridículo de Drácula cada año. Las mismas horripilantes esculturas de hielo, los mismos
globos negros y blancos flotando por el techo. Los mismos invitados cada año, siempre
vistiendo de blanco y negro.
Cada año, él era anfitrión del evento en Romatech. Abrían una docena de salas de
juntas para formar un enorme salón de baile, y vampiros de todas partes del mundo
venían a la fiesta. Él inició la tradición hacía veintitrés años para complacer a las
mujeres de su Asamblea. A ellas les encantaba. Él había empezado a odiarlo. Era un
derroche de tiempo... tiempo que era mejor empleado en su laboratorio.
O con Shanna. Ella nunca era blanquinegra. Ella estaba hecha en colores. Ojos
azules, labios rosas, y ardientes besos rojos. No podía esperar a verla de nuevo, pero
primero necesitaba conseguir acabar un trabajo en su laboratorio. Él se había
teletransportado a su oficina hacía más de cuarenta minutos, pero había estado tan
ocupado con esta tontería, que aún no había visto su laboratorio. “¿llegó mi paquete
de China?”
“¿Qué paquete?” Radinka recorrió con un dedo su lista. "no veo nada de China
aquí."
“No tiene nada que ver con el maldito baile. Es para la formula en la que estoy
trabajando en el laboratorio.”
"Oh, Bien. No sé nada de eso" Ella señaló un punto de su portapapeles. "Probamos
una banda nueva mañana. Los Vampis Alto Voltaje, y tocan de todo desde minués a
rock moderno. ¿No es divertido?"
"Hilarante. Voy a mi laboratorio.” Él se dirigió a la puerta.
Radinka apretó la mano de Laszlo. "Todo saldrá bien. Angus MacKay viene esta
noche con más Highlanders. Tendremos más seguridad que en la Casa Blanca.”
Laszlo inspiró profunda y temblorosamente "Vale. Estaré bien"
Roman abrió el teléfono móvil de Laszlo. "Si los rusos piensan que ella está en mi
casa, podrían atacar.” Él marcó el número de la casa. "Connor, quiero que se
incremente la seguridad alrededor de la casa. Los rusos..."
“¡Señor! Connor interrumpió. "Vos llamó justo a tiempo. Nosotros no podemos
encontrarla. Ha desaparecido."
Fue como una patada en el estomago. “¿Quieres decir Shanna?”
"Sí. Ella se fue. Estaba a punto de llamarle.”
“¡Maldición!” Roman gritó. “¿cómo la pudiste perder?”
“¿Que pasa? Gregori dio un paso hacia él.
"Ella… ella se ha ido" Roman dijo con voz ronca. De repente, su garganta parecía
no funcionar bien.
"Ella burló al guarda de la puerta principal." dijo Connor.
“¿Cómo? ¿Él no se dio cuenta de que ella es mortal?”
"Ella iba vestida como una de vuestras mujeres," explicó Connor. "Y fingió que
estaba allí con Simone. Cuando ella insistió en salir, él le dejó ir.”
¿Por qué se habría marchado? Habían compartido un beso hacía sólo una hora. A
menos que.... "¿Estás diciendo que ella conoció a las otras mujeres?”
"Sí," dijo Connor. "le dijeron que eran del harén de vos."
“Oh mierda." Roman se alejó unos pocos pasos, bajando el teléfono. Él debería
haber sabido que esas mujeres no podrían mantener la boca cerrada. Y ahora Shanna
estaba en peligro.
"Si los rusos la cogen..." Gregori no acabó la frase.
Roman levantó el teléfono de nuevo a su oreja. "Connor, sitúa a alguien en el
exterior de la casa de Ivan Petrovsky. Si él la captura, la llevará allí.”
"Aye, señor"
"Envía un comunicado para los miembros de la Asamblea. Tal vez alguno de ellos
la vea." Él tenía adeptos en los cinco distritos municipales que trabajaban por la
noche. Era posible que alguno de ellos la viera esa noche. Poco probable, pero era su
mejor oportunidad de encontrarla.
"Lo haré. Yo… lo siento mucho, señor" la voz de Connor sonó ronca. "Le tenía
cariño a la muchacha.”
"Lo sé" Roman colgó el teléfono. Sangre de Dios. Su adorable Shanna. ¿Dónde
podría estar?
Shanna esperaba delante del Toys-r-us10 de Times Square. La zona estaba siempre
brillantemente iluminada y repleta de gente, así que le había parecido el lugar más
seguro para ir. Los turistas sacaban fotos y miraban embobados los edificios cubiertos
de pantallas de video. Las esquinas estaban llenas de vendedores ambulantes
vendiendo bolsos.
Se le había ocurrido mientras caminaba que necesitaba desesperadamente dinero
en efectivo… dinero que no se podía rastrear. No podía contactar con su familia o con
sus viejos amigos sin ponerlos en peligro. Además, su familia estaba en el extranjero.
Habían venido a Boston el último verano para una breve visita, después se fueron otra
vez con destino a Lituania. Y sus viejos amigos estaban fuera del estado.
Por lo tanto había llamado a algunos amigos nuevos. Los chicos del Deli de Carlo.
Carlo había visto la destrucción en la clínica dental y estaba dispuesto a ayudarla. Ella
le había pedido a Tommy que se encontraran aquí.
Ella estaba pegada al edificio para evitar ser empujada por la constante oleada de
personas en movimiento. Cuando divisó a Tommy, gritó y agitó los brazos.
“¡Oye!” El repartidor de pizza sonrió abiertamente mientras esquivaba peatones.
En sus manos, llevaba una bolsa de cremallera con una pizza.
"Hola, Tommy.”
"Siento haber tardado tanto" Los pantalones vaqueros de Tommy se deslizaron
por su cuerpo larguirucho, revelando unos boxer con Scooby Doo bebe.
Ella le dio un abrazo. "Muchas gracias. Y por favor agradéceselo a Carlo por mí,
también.”
"Ningún problema.” Él se inclinó cerca de su oído. "El dinero en efectivo está en
una bolsa hermética debajo de la pizza. Me imaginé que sería mejor hacer que la
entrega pareciera real."
"Oh. Buena idea" Ella sacó el talonario de cheques de su bolso. “¿Cuánto te debo?”
“¿Por la pizza?” Tommy preguntó con voz atronadora mientras miraba alrededor.
Luego, él bajó la voz, "Cuatro enchiladas11. Es todo lo que pudimos conseguir." Él
parecía estar disfrutando de la situación, como si de repente se hubiera unido al
reparto una película de espías.
"Supongo que eso son cuatrocientos.” Ella rellenó el cheque para el Deli de Carlo,
luego se lo dio a Tommy. "Si puede esperar una semana más o menos antes de
cobrarlo, lo agradecería."
10
famosa tienda de juguetes para niños
11
lenguaje con referencias al trafico de cocaína
“¿Qué pasa, Doc?” Él abrió la cremallera de la bolsa y sacó una caja pequeña de
pizza. "Algunos tipos grandes con acento ruso vinieron por el deli, haciendo preguntas
acerca de ti."
“¡Oh, No!” Ella miró a su alrededor, repentinamente preocupada porque pudieran
haber seguido a Tommy.
" Hey, calma. No dijimos nada.”
"Oh. gracias, Tommy.”
“¿Por qué quieren esos tipos hacerte daño?
Shanna suspiró. Ella odiaba involucrar a personas inocentes. "Solo te diré que vi
algo que no debería haber visto"
"El FBI te podría ayudar. Oye, apuesto que los otros tipos eran del FBI."
“¿Qué tipos?”
"Los hombres de negro. Vinieron preguntando por ti, también"
"Bueno, supongo que soy muy popular últimamente.” Ella necesitaba llamar a Bob
Mendoza pronto. Con un poco de suerte, esta vez contestaría el teléfono.
“¿Hay algo más que podamos hacer?” Los ojos de Tommy brillaban. "Es más o
menos divertido.”
"No es un juego. No les dejes saber que has tenido contacto conmigo" Ella buscó a
tientas en su bolso. "Déjame darte una propina.”
"No. De ninguna manera. Necesitas el dinero.”
"Oh, Tommy. ¿Cómo te lo podré agradecer?” Ella le besó en la mejilla.
"Guay. Ya está bien. Tómatelo con calma, Doc" Él se alejó sonriendo abiertamente.
"Yo no soy experto en este campo, señor.” Laszlo retorció un botón de su nueva e
impoluta bata de laboratorio.
"No importa" Roman se sentó en un taburete del laboratorio en Romatech.
“¿Además, cómo podría hacerme daño? Ya estoy muerto."
"Bueno, no técnicamente, señor. Su cerebro todavía está vivo."
Su cerebro estaba hecho papilla y a Roman no le importaba admitirlo. Desde que
recibió la noticia de la desaparición de Shanna, apenas podía seguir su propia línea de
pensamiento. "Hiciste un buen trabajo cableando a VANNA para que funcionase. Estoy
seguro de que te las arreglará conmigo.”
Laszlo cogió un cortaalambres, luego cambió de idea y seleccionó unas tenazas.
"No estoy muy seguro de cómo hacerlo"
"Simplemente arranca los malditos alambres de mi boca.”
"Sí, señor.” Laszlo avanzó hacia la boca abierta de Roman con las tenazas. "Le pido
perdón por adelantado por cualquier molestia."
Capítulo 14
Shanna se escondió en la habitación del hotel la mayor parte del día siguiente,
esperando hasta que fuera la hora de encontrarse con Bob en el piso franco. Sus
pensamientos al final volvían a Roman. ¿Cómo pudo estar tan equivocada acerca de él?
Era un científico brillante y un hombre guapísimo. La había rescatado sin
preocuparse por su propia seguridad. Había sido amable y generoso. Y había algo más
que había sentido dentro de él. Un enorme pozo de remordimiento y arrepentimiento.
Ella había entendido su dolor. Dios sabía que ella vivía con culpabilidad y
remordimiento todos los días de su vida. Karen estaba viva cuando la encontró al
principio, pero paralizada por el miedo, no había hecho nada para ayudarla.
Un instinto visceral le indicaba que Roman sufría la misma clase de tormento. Se
había sentido conectada a él de un modo instintivo, elemental, como si sus almas
supieran como confortarse la una a la otra más de lo que podría con ninguna otra. Él le
había dado algo de ilusión por el futuro, y Dios la ayude, habría jurado que también
ella le daba esperanza. Se había sentido tan bien con él.
¿Cómo podía ser un bastardo promiscuo con un harén? ¿Su soledad y su miedo
habían tergiversado sus percepciones para que ella ya no interpretara a las personas
correctamente? ¿Había proyectado en cierta forma sus sentimientos de culpabilidad y
desesperación en él, haciéndole parecer completamente diferente de su forma de ser
autentica? ¿Quién era Roman Draganesti realmente?
Había estado tan segura acerca de él. Había pensado que él era el hombre perfecto.
Había creído que era un hombre del que podría enamorarse. Una lágrima bajó
rodando por su mejilla. Para ser honesta, ya había empezado a enamorarse de él. Por
eso le había dolido tanto descubrir su harén.
Por la tarde, ella visitó el ciber-cafe del hotel e hizo una búsqueda. No encontró
nada de Roman, pero la Web de Industrias Romatech se abrió, incluida la foto de unas
instalaciones cerca de White Plains, Nueva York. Se veían preciosas, rodeadas de
cuidados jardines. Imprimió la página y la plegó en su bolso. ¿Por qué? Ella no quería
volver a verle. Él era un cerdo promiscuo. ¿No era verdad? Suspiró. Daba lo mismo lo
que fuera, la estaba volviendo loca. Y tenía asuntos más importantes por los que
preocuparse. Como permanecer viva.
A las siete cuarenta y cinco de la noche, estaba lista para salir hacia el piso franco.
Las ropas que Radinka había comprado no fueron diseñadas para confundirse en la
oscuridad. Con sus pantalones rosa chicle, su camiseta de tirantes, y una camisa
grande de algodón a cuadros naranjas fosforescentes y rosas, se la podía divisar a una
milla de distancia. Oh bueno. Pensaría que era un disfraz. Nadie esperaría que ella
pareciera una versión rosa chicle de Marilyn Monroe.
Recogió sus pertenencias y cogió el ascensor para bajar al vestíbulo. Esperó unos
minutos en la parada de taxi delante del hotel. El sol se había puesto, pero la ciudad
todavía brillaba con luz, lo suficientemente iluminada como para que Shanna divisara
un SUV negro estacionado enfrente. Se quedó sin aliento. Una coincidencia, eso era
todo. Había centenares de SUVs negros en la ciudad de Nueva York.
El siguiente taxi fue para ella. Trepó dentro e inmediatamente le asaltó el olor a
pastrami caliente. Se inclinó hacia adelante para darle al conductor la dirección y
observó un emparedado a medio comer descansando sobre una trozo de papel de
aluminio arrugado en el asiento delantero. El taxi arrancó dando un bandazo,
haciéndola caer hacia atrás.
“¿New Rochelle?” El conductor preguntó mientras daba volantazos por la avenida,
dirigiéndose al norte hacia Central Park.
Shanna miró hacia atrás. El SUV arrancaba desde la acera. Oh, genial. Su taxi giró a
la derecha. Ella respiró profundamente, esperó, luego miró hacia atrás. El SUV estaba
girando. ¡Maldición!
Ella se inclinó hacia el conductor del taxi. “¿Ve el SUV negro detrás de nosotros?
Nos está siguiendo."
El conductor miró por el espejo retrovisor. "No, no es nada"
Ella no pudo reconocer el acento, pero su tez parecía africana o tal vez caribeña.
Ella echó una ojeada a su tarjeta de identificación. "Oringo, lo digo en serio. Gire aquí y
mire usted mismo"
Él se encogió de hombros. "Si usted quiere" Él giró a la izquierda en la Sexta, luego
proyectó una gran sonrisa. “¿Ve? Ningún SUV negro"
El SUV giró en la Sexta.
La sonrisa de Oringo se desvaneció. “¿Está en apuros, señorita?”
"Puedo estarlo si me atrapan. ¿Puede despistarlos?”
“¿Como en las películas quiere decir?”
"Sí, exactamente"
“¿Estamos en una película?” Oringo miró a su alrededor como si esperara ver
cámaras colocadas en la acera.
"No, pero le puedo dar uno más de cincuenta si los pierde" Shanna mentalmente
contó su dinero en efectivo. Maldición, cuando el trayecto terminara, estaría casi
pelada.
"Tenemos un trato.” Oringo pisó de golpe el acelerador y pasó zumbando a través
de dos carriles para hacer un giro a la derecha.
Shanna se cayó hacia atrás contra el asiento. Tanteó en busca del cinturón de
seguridad. Iba a ser un trayecto infernal.
“¡Ah, maldita sea! Están todavía detrás de nosotros " Oringo dio un bandazo
girando a la derecha. Ahora iban rumbo al sur, en dirección contraria. “¿En qué tipo de
problemas está metida?”
"Es una larga historia"
"Ah" Oringo atravesó un aparcamiento y se metió en una calle sin reducir la
velocidad. "Sé dónde puede conseguir un buen Rolex. O un bolso de Prada. Realmente
barato. Parecen auténticos"
"Se lo agradezco, pero realmente no tengo tiempo de ir de compras ahora mismo.”
Shanna se sobresaltó cuando el taxi se saltó un semáforo en rojo y evitó por muy poco
ser golpeado por una furgoneta de reparto.
"Demasiado cerca" Oringo sonrió abiertamente hacia ella a través del espejo
retrovisor. "Usted parece un buen cliente.”
"Gracias.” Shanna miró detrás de ellos. El SUV negro estaba todavía allí, aunque
había sido detenido momentáneamente por la luz roja. Ella echó una mirada al reloj
del salpicadero. Eran las ocho y cuarto. Llegaría tarde al piso franco.
Si es que alguna vez llegaba.
Roman llegó a Romatech a las ocho y veinte. El Baile Inaugural de Gala estaba
previsto que empezara puntualmente a las nueve. Él deambuló por el salón de baile.
Un enjambre de globos revoloteaba a lo largo del techo como una colonia de
murciélagos negros y albinos. Gimió por dentro. ¿Por qué a sus invitados les
encantaba esta macabra atmósfera? Él ciertamente no se sentía con ganas de fiesta
cuando todo allí le recordaba que estaba muerto.
Las mesas estaban cubiertas de manteles negros, y encima cruzados
diagonalmente manteles blancos cuadrados. Floreros negros llenos de fúnebres lirios
blancos colocados a los extremos de cada mesa. El centro de cada mesa estaba vacío
por ahora. Ese espacio estaba reservado para las esculturas de hielo.
Detrás de cada una de las tres mesas había un ataúd negro. Sin raso en el interior.
De hecho, eran enormes arcas de hielo. Anidadas entre los cubitos de hielo estaban las
botellas de los nuevas sabores que lanzaba al mercado esta noche...Sangre
Burbujeante y Sangre Light.
Una pequeña plataforma había sido levantada a un lado de la habitación, delante
de las vidrieras que daban al jardín. La banda estaba ya allí, instalando su equipo.
Las puertas dobles repentinamente se balancearon abriéndose. Unos trabajadores
sostenían las puertas mientras otros entraban rodando las esculturas de hielo. Una
ráfaga de actividad zumbaba alrededor de las esculturas. Todo el mundo estaba
entusiasmado.
Roman nunca había estado más deprimido. Su smoking era incómodo. La
capa...ridícula. Y no había tenido noticias acerca de Shanna. Ella había desaparecido,
cabeza, Angus dispersó a sus Highlanders. Se desplegaron para llevar a cabo una
comprobación de la seguridad del edificio.
En un intento de parecer algo civilizado, Angus llevaba recogido el pelo castaño
rojizo que le llegaba hasta los hombros en una coleta con una tira de cuero negro. Una
daga negra de mano era apenas visible en uno de sus negros calcetines hasta la
rodilla. Angus nunca iba a ninguna parte sin un arma. De hecho, Roman se figuró que
su viejo amigo probablemente hubiera escondido un claymore13 de reserva en una de
las macetas con plantas de la entrada.
Jean Luc era tan opuesto, que era casi ridículo verlos el uno al lado del otro. Jean
Luc Echarpe había hecho de la sofisticación un arte. Era algo más que el Gran señor de
la Asamblea de Europa occidental. Era un diseñador de moda de renombre mundial. Al
principio, Jean Luc se había centrado en los trajes de noche, ya que él y sus adeptos
sólo estaban activos durante la noche. Pero cuando estrellas de cine habían empezado
a ponerse sus diseños, su negocio había crecido vertiginosamente. Ahora era el último
grito en moda de ropa de día con su línea de Chique Gothique.
Jean Luc lucía un smoking negro con una capa negra bordeada en seda gris.
Llevaba un bastón negro que no necesitaba. Era el vampiro más ágil que Roman había
conocido. Alto y delgado, podría subir corriendo la fachada de un edificio sin
pestañear. Su pelo negro rizado lo llevaba con un look despeinado, y sus ojos azules
centelleaban desafiando a cualquiera que no estuviera de acuerdo con su estilo.
Jean Luc podría parecer un mequetrefe, pero Roman lo conocía mejor. El francés
podía volverse mortífero en menos de un segundo.
Roman inclinó la cabeza ante sus amigos. Vamos a mi oficina?”
"Aye," Angus contestó por el grupo. "Gregori me dijo que esta noche vos tenéis
algunas bebidas nuevas para nosotros"
"Sí. Son lo último de mi línea de Fusion Cuisine" Roman escoltó al hombre desde el
vestíbulo hacia su oficina. "La primera, Sangre Burbujeante, es una combinación de
sangre y champán. Será lanzada como la bebida preferida para esos momentos
especiales de un vampiro"
"Formidable, mon ami" Jean Luc sonrió. "He extrañado profundamente el sabor del
champán.”
"Bien, Me temo que todavía sigue sabiendo más a sangre." Roman continuó. "Pero
las burbujas están ahí. Y el contenido alcohólico. Puedes conseguir un definitivo
subidón después de unas pocas copas"
"Puedo avalarlo" añadió Gregori. "Me ofrecí como conejillo de indias y bebí un
montón. Excelente producto. Por lo menos eso creo" Sonrió abiertamente. "no
recuerdo mucho acerca de esa noche.”
Laszlo jugueteaba con un botón de su traje alquilado. "Le llevamos al coche
rodando en una silla de la oficina.”
13
Espada escocesa que por su gran tamaño se usa con las dos manos
El hombre rió entre dientes. Laszlo se sonrojó. Roman sospechaba que al químico
le ponía nervioso estar de la compañía de los Señores de las tres Asambleas
principales. Pero al fin y al cabo, Laszlo siempre parecía nervioso.
“¿Recibió el whisky que le envié?” preguntó Angus.
"Sí" Roman dio una palmada en el hombro a su viejo amigo. "Su bebida fusión de
whisky y sangre es la siguiente de nuestra lista.”
"Och, bien" dijo Angus.
"Probé el Chocoblood.” Jean Luc arrugó su nariz gala. "es demasiado dulce para mi
gusto, pero las señoras lo adoran.”
"Lo adoran en exceso.” Roman abrió la puerta de su oficina. "Por eso inventé la
segunda bebida que introducimos esta noche. La Sangre Light"
“¿Una bebida de dieta?” Jean Luc entró en la oficina.
"Sí" Roman se quedó en la puerta hasta que todos los hombres entraron. "Recibí
demasiadas quejas de las mujeres de mi Asamblea. Estaban engordando y me hacían
responsable.”
"Umph.” Angus tomó asiento delante del escritorio de Roman. "Yo también he
tenido una pequeño conato de queja entre mis mujeres, pero eso no les impidió
continuar queriendo el producto"
"Les encanta" Gregori estaba sentado en una esquina del escritorio de Roman. "Las
ventas se han triplicado en el cuarto menguante”
"Con un poco de suerte, la Sangre Light acabará con los problema de peso. Es bajo
en colesterol y también tiene un contenido extremadamente bajo de glucosa" Cuando
Roman vio a Laszlo rondando por la puerta, colocó una mano sobre el hombro del
químico. "Laszlo es mi químico más cualificado. Anoche recibió una amenaza de
muerte. "
Laszlo estudió sus Leafers14 negros llenos de rozaduras y el retorcido botón de su
traje alquilado.
Angus se removió en el sillón, su expresión sombría mientras examinaba a Laszlo.
“¿quién amenazaría a este hombre?”
"Creemos que fue Ivan Petrovsky.” Roman cerró la puerta, luego atravesó el cuarto
hacia su escritorio.
"Och.” Angus frunció el ceño. "El Señor de la Asamblea Rusa aquí en América.
Según los informes de mis servicios de inteligencia, trabaja como asesino a sueldo.
¿Pero quién pagaría por matar a vuestro pequeño químico?”
"Los Malcontents matarían a cualquiera que haya intervenido en la fabricación de
la sangre sintética," dijo Jean Luc.
"Sí, es cierto," Angus estuvo de acuerdo. “¿entonces, es eso?”
14
Tipo de calzado
Roman se sentó detrás de su escritorio. "no hemos oído hablar de ellos desde el
pasado octubre, cuando dejaron su pequeño presente de Halloween en mi puerta
principal"
“¿Quiere decir los explosivos?” Jean Luc se giró hacia el escocés. "Usted es el
experto. ¿Quién cree que es el líder de los Únicos Verdaderos?”
"Lo hemos reducido a tres sospechosos.” Angus aflojó el collar de cordón que
llevaba alrededor del cuello. "Pensaba que lo debatiríamos durante el congreso.
Alguna medida se debe tomar con ellos"
"Estoy de acuerdo" Jean Luc golpeó ligeramente su bastón contra el suelo como
para acentuar su disgusto. Tenía motivos para sentirse disgustado. Los Malcontents
también habían tratado de matarle a él.
Roman se asió al escritorio. "Si no tiene a Ivan Petrovsky en la lista de
sospechosos, debería añadirlo"
"Ya encabeza la lista," dijo Angus. “¿Por qué él ha amenazado a su químico? Vos
seríais un blanco más probable."
"Estoy seguro de que él encontrará la forma de hablar conmigo tan pronto como se
percate de que soy responsable de esta última situación.”
Angus entrecerró los ojos. "Explicaos"
Roman se removió en el sillón. "Es una larga historia"
"Siempre lo son.” Jean Luc le dirigió una sonrisa cómplice. “¿y siempre involucran a
una mujer, n'est-ce pas?
"En este caso, sí" Roman inspiró profundamente. "Su nombre es Shanna Whelan.
Ella es el último blanco de Ivan Petrovsky. La mafia rusa la quiere muerta, e Ivan está
trabajando para ellos"
“¿vos le habéis dado vuestra protección a esa mujer?” preguntó Angus.
"Por supuesto.” Jean Luc se encogió de hombros. "Si ella forma parte de vuestra
Asamblea, es vuestro deber protegerla"
"Laszlo participó en su huida" explicó Gregori. "Por eso Petrovsky quiere matarle"
Con un gemido, Laszlo se concentró15 en recoger un botón caído en el suelo.
"Así que vos debéis proteger a la dama y al químico.” Angus tamborileó con los
dedos en los brazos de su sillón. "Es una situación difícil, ciertamente, pero que vos no
podéis eludir. Nuestra responsabilidad más sagrada como Señores de Asamblea es la
de proteger a nuestros seguidores"
Roman tragó saliva. La mierda estaba a punto de salpicar. "Ella no forma parte de
mi Asamblea"
Angus y Jean Luc clavaron los ojos en él unos cinco segundos.
15
Learned on
"Ella es mortal.”
Jean Luc parpadeó. Los nudillos de Angus se pusieron blancos mientras agarraba
los brazos de su sillón. Intercambiaron miradas cautelosas.
Finalmente, Angus carraspeó. “¿vos estáis interfiriendo en el asesinato de una
mortal?”
"Sí. Le di asilo. Pensé que estaba justificado ya que estaba siendo perseguida por
uno de los nuestros"
Jean Luc colocó ambas manos en el pomo de oro de su bastón y se inclinó hacia
adelante. "No es propio de vos involucrarse con el mundo mortal. Especialmente
cuando podría poner en peligro a su Asamblea"
"Yo... necesité de los servicios de ella un tiempo.”
Jean Luc se encogió de hombros. "Todos nosotros tenemos necesidades de vez en
cuando. Pero tenemos un dicho en Francia: de noche, todos los gatos son pardos. ¿Por
qué correr tanto riesgo por una mortal?”
"Es difícil de explicar. Ella … ella es especial"
Angus golpeó un puño contra su sillón. "No hay nada más importante que proteger
el secreto de nuestra existencia de los mortales. Espero que vos no se lo hayáis
confiado a la chica"
"La mantuve tan ignorante cómo fue posible." dijo Roman suspirando.
"Desafortunadamente, mi … harén no pudo mantener la boca cerrada"
El ceño fruncido de Angus era intimidante. “¿cuánto sabe?”
"Mi nombre, mi negocio. Dónde vivo y que mantengo a un grupo de mujeres. Ella
no tiene ni idea de que somos vampiros." Hasta ahora. Roman sabía que ella era lo
suficientemente inteligente como para deducir la verdad.
Angus resopló. "Espero que la muchacha valiese la pena. Si Petrovsky averigua que
vos la tenéis escondida...”
"Lo sabe" anunció Gregori.
"Merde" murmuró Jean Luc.
Angus hizo una mueca. “¿Ha sido invitado al Baile?”
"Sí" Roman cruzó los brazos sobre el escritorio y se inclinó hacia adelante. "Las
invitaciones fueron enviadas antes de que surgiese este problema. A Petrovsky se le
invita todos los años como un gesto de buena voluntad, pero hace dieciocho años que
no asiste"
"Desde la introducción de la sangre sintética," añadió Jean Luc. "Recuerdo su
reacción. Estaba furioso. Se negó a probar el producto y se marchó furioso del edificio,
gritando maldiciones y amenazas para todo aquél que traicionase su trasnochada
ideología"
Mientras Jean Luc hablaba, Angus se desabotonó la chaqueta y extrajo una pistola
de su funda. La inspeccionó para asegurarse que estaba completamente cargada.
"Estoy preparado para ese bastardo. Balas de plata"
Roman se sobresaltó. "Intenta no disparar a alguien de mi Asamblea, Angus"
El escocés levantó una ceja. "Apuesto que él vendrá. Después de todo, sabe que vos
tenéis a la chica. ¿Ella está en Romatech ?”
"Ya no. Escapó.”
“¿Qué?” Angus se puso rápidamente en pie. “¿estáis vos diciendo que ella escapó
mientras mis Highlanders estaban de servicio?
Roman intercambió una mirada con Gregori. "Bueno, Sí. Lo hizo"
Jean Luc se rió entre dientes. “¿ella es especial, n'est-ce pas ?”
Con una maldición mascullada, Angus volvió a guardar la pistola en su funda. Se
paseó de arriba abajo por la oficina. "No puedo creerlo. ¿Una pequeña muchacha
mortal siendo más astuta que mis Highlanders? ¿Quién estaba a cargo en ese
momento? Desollaré vivo a ese bastardo"
"Connor estaba a cargo," contestó Roman "pero ella fue lo suficientemente lista
para eludirle. Eligió a un guarda que no la conocía. Usó un disfraz y fingió haber
llegado con Simone. Por lo visto, su acento francés es muy convincente"
"Cada vez me gusta más" dijo Jean Luc.
Angus gruñó y continuó paseando.
Sonó el teléfono móvil de Gregori. "Lo cogeré fuera" Salió por la puerta.
¿Hablando de Simone..." Roman miró ceñudamente a Jean Luc. "Porqué la
permitisteis venir tan pronto? Sólo ha dado problemas"
El francés se encogió de hombros. "Ahí tenéis la respuesta, mon ami. Ella es un
problema. Necesitaba un descanso"
"Destrozó un cabaret la noche que llegó. Anoche amenazó con asesinar a unas
cuantas de mis… mujeres.”
"Por supuesto. Los celos. Enloquecen a las mujeres." Jean Luc colocó su bastón
cruzado sobre su regazo" Afortunadamente, Simone no está en mi harén. Ha sido lo
suficientemente duro ser su empleador. Si fuera su Señor, me suicidaría. Ya tengo
suficientes problemas con mi harén tal y como está"
Angus seguía paseándosele de un lado a otro, mirando ceñudo hacia el suelo.
"Estoy pensando en deshacerme del mío" se quejó él. Lentamente, se percató de que
los demás clavaban los ojos en él. Se detuvo y enderezó sus anchos hombros. No es
que no disfrute con ellas. Maldición, gozo con ellas a todas horas. Las muchachas no
pueden mantener sus manos alejadas de mí"
"Ah. Moi, aussi.” Jean Luc asintió con la cabeza y miró a Roman.
"Yo, también," Roman repitió las palabras en inglés. Se preguntó si los otros
también mentían.
Angus se rascó la barbilla. “Resulta duro mantener satisfechas a tantas chicas.
Piensan que debería entretenerlas todas las noches. No comprenden que tengo un
negocio que dirigir"
"Oui, exactement," murmuró Jean Luc. "A veces me pregunto si estoy siendo
egoísta, manteniendo tantas bellas mujeres para mi solo. Hay muchos vampiros solos
en el mundo"
Sangre de Dios. Roman no podía creerlo. Los Señores de las otras Asambleas
estaban tan hartos como él de mantener un harén. Tal vez Radinka estaba en lo cierto,
y era el momento de abandonar esa vieja tradición. Después de todo, él había
convencido a la mayoría de los vampiros del mundo para que abandonasen los
mordiscos por la botella.
Gregori volvió sigilosamente adentro, metiéndose el teléfono móvil en el bolsillo.
"Era Connor. Petrovsky y unos cuantos de sus seguidores se han puesto en marcha. Se
dirigen al norte de New Rochelle. Connor les sigue"
“¿Alguna señal de Shanna?” preguntó Roman.
"No, pero ellos están vestidos de etiqueta. Blanco y negro" Gregori le dirigió a
Laszlo una mirada preocupada.
Sangre de Dios, pensó Roman. Venían al Baile.
“¿qué hago?” preguntó Laszlo, sus ojos muy abiertos. "no puedo quedarme aquí"
"No os apuréis, muchacho.” Angus marchó hacia Laszlo y le agarró por los
hombros "No dejaré que os dañen. Mis hombres están en alerta roja"
Roman observó como Angus sacaba la pistola. Jean Luc retorció el pomo de su
bastón y extrajo una daga larga y afilada. Maldición. ¿Iba a ser un Baile o un baño de
sangre?
Repentinamente la puerta se abrió y Angus apuntó con la pistola al hombre que
entraba.
Ian parpadeó. "Capullo. No es exactamente la bienvenida que esperaba"
Angus se rió y se deslizó la pistola de vuelta a su pistolera. "Ian, viejo amigo. ¿Cómo
estáis?”
"Muy bien" Ian intercambió palmadas en el hombro con su jefe. "Acabo de llegar de
Washington"
"Bien, habéis regresado justo a tiempo. Ivan Petrovsky está en camino. Podemos
tener problemas"
Ian hizo una mueca. "tenemos bastante más problemas que ese" Miró a Roman. "ha
sido un acierto ir a Langley. Al menos ahora conocemos el peligro"
“¿Qué estáis vos diciendo, hombre?” preguntó Angus.
16
`stake-off: Estaca-fuera
Capítulo 15
Ivan Petrovsky comprobó la dirección que Katya le había dado. "Es aquí, Vlad.
Aparca"
Vladimir localizó una plaza de aparcamiento no lejos del piso franco en New
Rochelle. A ambos lados de la calle débilmente iluminada estaban alineadas altas,
estrechas casas con marcos de madera. Los porches cubiertos daban a diminutos
patios delanteros. En la mayor parte de las casas brillaban luces por las ventanas,
pero el piso franco estaba oscuro.
No había vampiro hembra que Ivan respetara más que a Katya, y otra vez, ella
había probado que valía su peso en oro. Miembro de toda la vida de su asamblea rusa,
Katya era tan cruel como él. Ella había sido la única que localizó y sedujo a agente de
USA asignado a Shanna Whelan. Con el agente completamente bajo su control, Katya
fácilmente había puesto la trampa.
Ivan ordenó a Vlad que se quedara en el coche, luego se fue se zumbando hasta el
piso franco con velocidad vampírica. Él se detuvo en la puerta trasera y esperó a que
Alek y una chica de su harén, Galina, le alcanzaran. Se deslizaron dentro del piso, su
visión superior les permitía ver en la oscuridad. Se movieron a través de la cocina y a
lo largo de un estrecho vestíbulo. En la sala de estar, Ivan encontró a Katya y a su
agente de USA en el sofá. Ella estaba montada a horcajadas en su regazo, la falda
arrugada encima de sus caderas.
“¿Pasándotelo bien? preguntó Ivan.
Katya se encogió de hombros. "Estaba aburrida. Algo tenía que hacer "
“¿Puedo coger turno?” Galina se sentó al lado del agente. Sus ojos estaban
vidriosos. La sangre goteaba de los pinchazos en su cuello.
Ivan movió una mano delante de la cara del hombre de la ley. Ninguna reacción.
estuvo tentado de pegarle un Post-it en la frente. Se alquila. “¿Así que, dónde está la
chica Whelan?”
Katya se escabulló fuera del regazo del agente y se puso en pie. El dobladillo de su
ceñida falda negra cayó rozando la punta de sus sandalias negras. “¿te gusta? Ella
adoptó una postura, diseñada para resaltar la raja que ascendía por un lado de su
falda hasta un nudo en su cadera. Con esta falda, era obvio que Katya no llevaba
bragas. Su blusa sin mangas blanca atada a su cintura, exhibiendo mucho de sus
pechos.
"Me gusta. Muchísimo. ¿Pero dónde está la chica Whelan?” Ivan echó un vistazo a
su reloj de pulsera. Eran las nueve menos veinte. Tenían que irse en diez minutos. Sólo
les llevaría unos pocos minutos matar a Shanna Whelan, pero él estaba resuelto a
jugar con ella primero.
Katya dirigió al lugarteniente de Ivan una mirada compasiva. "Pobre Alek. Siempre
viendo al jefe con sus mujeres, pero sin saborearlo por sí mismo" Ella resbaló la mano
por debajo su falda y perfiló el contorno de su trasero desnudo.
Alek se marchó dando media vuelta, sus puños apretados con fuerza.
"Basta, Katya.” ¿Por qué estaba ella tratando de causar problemas entre Alek y él?
Era difícil encontrar buenos ayudantes actualmente - vampiros fuertes masculinos
que siguieran sus órdenes pero que dejaran en paz a su harén. A través de los años,
Ivan había ejecutado a demasiados vampiros por liarse con sus mujeres. No podía
permitirse el lujo perder más.
Dirigió un gesto hacia el agente zombi. “¿Supongo que tienes a la chica Whelan en
un estado similar? ¿Dónde está? ¿En el piso de arriba?”
Katya dio un paso hacia atrás, con una mirada de cautela en sus ojos. "Ella aún no
ha llegado."
“¿qué?” Ivan avanzó hacia ella.
Katya se acobardó, claramente esperando ser abofeteada.
Ivan cerró su mano en un puño. La tensión se enrolló en su cuello, la presión
acumulándose hasta volverse insoportable. Cuando chasqueó sus vértebras, hizo un
pop distinto. Katya palideció. Tal vez temía que él haría lo mismo con su bonito cuello.
Ella inclinó la cabeza. "Estoy desolada por haberte decepcionado, mi Señor" Ella
retornó a la tradicional formula de cortesía.
"Me dijiste que la chica Whelan estaría aquí a las ocho treinta. ¿que ha pasado?”
"no sé. Bob le dijo que viniese aquí, y ella estuvo de acuerdo.”
Ivan apretó los dientes. "y todavía no ha llegado"
"No, mi señor"
“¿ha tratado de ponerse en contacto con él?
"No.”
"Tenía la intención de alimentarme de ella antes del maldito baile" Ivan paseó por
el cuarto. Su plan era brillante. No sólo se haría con un cuarto de millón de dólares,
además, tendría el placer de ver sufrir a Roman Draganesti. Primero dejaría seca a la
chica Whelan , después iría al baile de Draganesti y lanzaría el cuerpo de la chica
muerta a sus pies. Mientras Draganesti y sus débiles colegas se dejaban llevar por el
pánico, Alek y Vladimir se escabullirían para ejecutar el gran final de la noche. Era
perfecto. Debería haber sido perfecto. ¿Dónde diablos estaba la chica? Odiaba que su
comida se retrasase.
“¡Estupida perra!” Ivan movió el cuello hacia un lado.
Katya se sobresaltó. "Ella podría venir. Puede haberse retrasado"
"No puedo esperar toda la noche a que aparezca. Tenemos que ir a ese apestoso
baile. Es nuestra única oportunidad de entrar en Romatech sin que esos Highlanders
nos detengan" Ivan se acercó a una pared y la atrevesó con el puño. "Ahora tendré que
ir a ese maldito baile hambriento. Y no habrá nada digno para comer allí"
"Yo también tengo hambre.” Galina se mordió el labio inferior. Anteriormente
prostituta en Ukrania, la sexy pelirroja sabía cuando hacer pucheros y cuando
complacer.
Todavía queda mucha sangre en Bob" ofreció Katya. "sólo tomé un aperitivo"
"Mmm. Rico" Galina se montó a horcajadas sobre él, relamiéndose los labios.
Ivan echó un vistazo a su reloj. "tenemos cinco minutos" Él observó como Galina
hundía sus colmillos en el cuello del agente. "Deja algo para mí" El hombre había
sobrevivido para ser útil.
Gregori comprobó su reloj. " Casi las nueve en punto. Deberíamos acercarnos al
salón de baile"
Roman se levantó de la silla de detrás de su escritorio. Él temía el baile. ¿Cómo
podía estar de fiesta mientras Shanna corría peligro? Solo el pensar en beber Sangre
Burbujeante le revolvía estómago. Y esas últimas noticias... el padre de Shanna, líder
del grupo que quería matarle.
Sangre de Dios. ¿Estaba la historia condenada a repetirse? Era demasiado parecido
a la debacle que había experimentado en Londres en 1862. Él había conocido a una
bella joven llamada Eliza. Cuando su padre descubrió el secreto de Roman, exigió que
Roman dejara el país. Roman estuvo de acuerdo, pero esperó que Eliza entendiese su
dilema y se fugase con él a América. Así que confió en ella. La siguiente noche, se
despertó con su ataúd abierto y una estaca de madera descansando sobre su pecho.
Fue a confrontar al padre, pero descubrió que fue Eliza la que había dejado la
estaca. Su padre la había detenido cuando fue a matarle por miedo de que otras
criaturas demoníacas tomaran venganza sobre su familia. Asqueado por todo el
asunto, Roman les borró la memoria. Lástima que él no pudiera borrarse la suya.
Empezó una nueva vida en América, pero la amarga aventura amorosa le atormentó.
Nunca, juró, se arriesgaría a involucrarse con una mujer mortal. Y sin embargo Shanna
había entrado en su vida y llenado los oscuros recovecos de su corazón de esperanza.
¿Cómo reaccionaría si descubriese la verdad? Ella, también, trataría de matarle
mientras él yacía dormido? ¿O simplemente esperaría que su padre hiciera el trabajo?
¿Cómo había averiguado la CIA la verdad acerca de los vampiros? Algún tonto
había debido realizar algún truco de vampiros delante de mortales sin limpiar su
memoria después. De cualquier forma que hubiera ocurrido, constituía un serio
problema. Angus, Jean Luc y él pasarían la mayor parte de la cumbre decidiendo como
manejar el asunto.
Roman caminó hacia el salón de baile, acompañado por el hombre que habían
estado en su oficina. “¿Ian, que has averiguado del proyecto Estacar? ¿Cuántos agentes
forman el equipo?”
17
Una variedad de melón.
"Qué?, sí, por supuesto" Corky dirigió una viciosa gran sonrisa a la cámara
mientras enroscaba su garras alrededor del brazo de Jean Luc. "El sueño de todas las
mujeres... bailar con el gran Señor de la Asamblea de la Europa Occidental. ¡Que es
prácticamente de la realeza!” Ella se paseó por el salón de baile con Jean Luc.
Roman se dirigió a zancadas hacia Gregori. “¿Qué ha pasado? Cuéntame" Angus se
unió a él, seguido por Ian y Laszlo.
Gregori guardó el teléfono móvil en su bolsillo. "Connor siguió a Ivan Petrovsky
hasta una casa en New Rochelle. Ivan y sus colegas entraron. Connor pensó que
podían retener a Shanna allí, así que la rodeó por atrás, levitó a una ventana del
segundo piso y se teletransportó dentro."
Los nervios de Roman se pusieron de punta. ¿Ella estaba allí?
"No" contestó Gregori. "Todos los cuartos de arriba estaban vacíos"
Roman dio un suspiro de alivio.
"Pero tenían a un mortal preso en el primer piso" continuó Gregori. "Connor les
escuchó. Ivan estaba furioso porque Shanna no había aparecido. Después mataron al
mortal. Connor se enfadó porque no podía hacer nada. Sabía que no podría derrotar a
cuatro vampiros él sólo"
"Capullo” masculló Angus.
"Connor les oyó recibir una llamada, y luego todos ellos salieron con prisa por la
puerta principal. Él bajó la escalera y encontró a su víctima. Un agente de USA"
"Sangre del Dios" Roman hizo una mueca. "Debía ser el contacto de Shanna"
"Sangre infernal" masculló Angus. "No es extraño que la CIA nos quiera muertos.
Los vampiros como Petrovsky nos dan mala reputación.”
"no quiero herir a nadie" Laszlo jugueteó con un botón en la chaqueta de su traje.
“¿no podemos convencer a la CIA de que algunos de nosotros somos pacíficos?”
"tendremos que intentarlo" Angus cruzó los brazos a través de su ancho pecho. "y
si ellos creen que somos pacíficos, después tendremos que matar a los bastardos.”
"Sí" Ian inclinó la cabeza.
Roman frunció el ceño. De alguna manera, la lógica del Highlander se le escapaba.
“¿Donde está Connor ahora?”
"Está de camino hacia aquí" contestó Gregori. "Y también Petrovsky. Connor le oyó
hablar de algo que planea hacer aquí"
"Och, debemos prepararnos" Angus caminó a zancadas por el salón de baile.
Roman esperó en la puerta. La orquesta ejecutaba un vals. Parejas de vampiros
giraban sobre el suelo. Jean Luc y la reportera bailaban allí, el Señor de la Asamblea
francesa lanzó a Roman una mirada de reproche. Angus daba instrucciones a un
regimiento de Highlanders en una esquina del salón de baile.
El reloj del salpicadero del taxi marcaba las ocho cincuenta. Shanna llegaba tarde,
pero al menos ya no la seguían. Gracias a la habilidad conduciendo de su taxista,
Oringo, despistaron al SUV negro.
"Ésta es la calle.” Shanna echó un vistazo a la hoja de papel donde había escrito la
dirección. "Cincuenta y dos-Sesenta y siete. ¿La ve?”
La calle estaba poco alumbrada, haciendo difícil leer los números en las casas.
Pasaron una casa que estaba completamente obscura.
Oringo disminuyó la velocidad. "creo que es esa"
“¿la oscura? ¿Por qué Bob esperaría a oscuras? Un dedo helado de duda le hacía
cosquillas en la nuca a Shanna. Bob había sonado raro al teléfono, también.
Oringo se aproximó al aparcamiento. "Aquí está. ¿Me gané los cincuenta dólares
extra, verdad?”
"Sí.” Shanna sacó su billetero del bolso. Echó otra mirada a la casa oscura. “¿Le
parece segura?”
"A mí me parece que está vacía." Oringo dio un mordisco a su bocadillo de
pastrami, luego se dio la vuelta en el asiento para mirarla. “¿quiere ir a cualquier otro
sitio?”
Ella tragó saliva. "No sé donde más puedo ir.” Ella examinó la zona. Había varios
coches estacionados a lo largo de la calle. ¿Era un sedán negro? El cosquilleo de su
nuca le bajó por la columna vertebral. “¿Puede pasar delante de ese coche negro?”
"Vale.” Oringo se deslizó lentamente calle arriba, pasando al sedán.
Shanna miró a hurtadillas al asiento trasero. Sentado en la parte trasera del sedán
había un hombre. ¡Oh Dios Mío! Era el mismo hombre que había maldecido en ruso
delante de la casa de Roman.
Él devolvió la mirada, con los ojos entrecerrados.
Shanna le dio la espalda. “¡Acelera! ¡De prisa!”
Oringo apretó el acelerador. Las llantas chirriaron. Shanna echó una mirada hacia
atrás. Los rusos gritaban a un teléfono móvil. Oringo alcanzó el final de la calle e hizo
un brusco viraje a la izquierda, desapareciendo totalmente de su vista.
Oh, mierda. Los rusos habían encontrado el piso franco. ¿Dónde diablos podía ir?
"Aaargh.” Se hundió en el asiento y se cubrió la cara.
“¿Está bien, señora?”
"Yo... necesito pensar.” Un amigo, necesitaba un amigo. Alguien que le pudiera
esconder, prestarle algo dinero en efectivo. ¡Piensa! Golpeó ligeramente la palma de
su mano contra la frente. Ella no podría ir lejos. Ya estaba casi sin efectivo. Un amigo,
en algún lugar cercano.
“¡Radinka!” Shanna se enderezó.
“¿qué?” Oringo le dirigió una mirada preocupada por el espejo retrovisor.
¿Me puede llevar a Industrias Romatech?” Buscó a tientas en su bolso y sacó el
papel en el que había escrito con letras de imprenta más temprano. "Aquí está la
dirección. Justo a las afueras de White Plains" Se inclinó hacia adelante para
mostrárselo a Oringo.
"Vale. No hay problema, señorita"
Shanna se echó hacia atrás en su asiento. Radinka la ayudaría. Ella era amable y
comprensiva. Y había dicho que trabajaba por las noches en Romatech. Habría
también seguridad en las instalaciones. Y un montón de gente trabajando allí.
Incluyendo a Roman Draganesti.
Shanna se estremeció. De ninguna manera le pediría a ese mujeriego repugnante
ayuda. Le explicaría a Radinka que no deseaba ver a Roman nunca más. Sólo
necesitaba un lugar seguro para esconderse hasta que pudiera contactar con la oficina
de agente de USA por la mañana.
Pobre Bob. Esperaba que estuviese bien. El recuerdo de los Rusos en el sedán
negro le puso la piel de carne de gallina. Miró a hurtadillas hacia fuera por la ventana
de atrás. “¿están siguiéndonos?
"Creo que no," dijo Oringo. "sacamos una buena ventaja"
"Dios mío, eso espero"
"Esto me recuerda las cacerías en la sabana. Amo la caza. ¿Ese es mi nombre, sabe?
Oringo significa ' Amo cazar.'"
Shanna se abrazó a sí misma. “¿cómo se siente siendo la presa?”
Con una risa, él viró repentinamente a la derecha. "No se preocupe. Si el coche
negro nos alcanza, los despistaré."
Pronto llegaron a los alrededores de Romatech. Un largo camino de grava
describía una curva desde el portón de entrada hasta la puerta principal de las
instalaciones. Después volvía rodeando cuidados jardines hasta el portón de entrada.
El camino de acceso estaba completamente atascado de limosinas negras.
“¿me pongo en la cola? preguntó Oringo.
Shanna miró consternada la cola de coches. ¿qué diablos pasaba? Quedar atascada
en un atasco sin posibilidad de escapar no le pareció una idea inteligente. "No, déjeme
aquí.”
Oringo se acercó a un lado del camino. Debe haber algo grande cociéndose dentro.”
"Supongo que si" Bueno, cuantos más, mejor. Un montón de personas podría ser la
mejor medida de seguridad ahora mismo. Los rusos no querrían un montón de
testigos. "Aquí tiene.” Ella le pasó a Oringo un fajo de billetes.
"Gracias, señorita"
"Desearía poder darle más propina. Le agradezco mucho su ayuda, pero me he
quedado sin dinero ."
Oringo sonrió, sus dientes blancos relampaguearon en la oscuridad. "No importa.
No me había divertido tanto desde que llegué a América "
“Tenga cuidado" Shanna recogió su bolso y la bolsa de las compras, luego echó una
carrera hacia el portón de acceso a Romatech.
“¡alto!” Un guarda caminó a grandes pasos desde la garita. Un Highlander.
Shanna se quedó paralizada mientras el recuerdo de los ataúdes abiertos llegaba
rápidamente a su mente. No pienses en eso. Solo pregunta por Radinka.
La falda escocesa era una manta gris oscura y blanca. Él la inspeccionó con
suspicacia. "Vos no vais vestida en blanco y negro"
No me digas. ¿Había alguna norma allí en contra del rosa chicle? "Vengo a ver a
Radinka Holstein. Puede decirle que Shanna Whelan está aquí?”
Los ojos del escocés se abrieron de sorpresa. “¡Dios Santo! Vos sois a la que están
buscando. No se mueva, muchacha. Quédese aquí quieta."
Él entró en la garita y cogió un teléfono. Shanna pivotó sobre si misma, mirando a
las limosinas. ¿Desde cuándo en las instalaciones de investigación se celebran
elegantes fiestas?
Ella recobró el aliento. Fuera en la calle, un sedán negro se detuvo en la cola.
Mierda.
Se giró y corrió hacia la entrada. Sólo esperaba que hubiese un regimiento entero
de Highlanders armados dentro. Olvida los malditos ataúdes. Mientras estuvieran de
su lado, ella lograría apartar los ataúdes de su mente. Bueno, no completamente.
Llegó hasta la entrada principal, donde una limosina descargaba hombres y
mujeres vestidos con trajes de noche en blanco y negro. La miraron con desprecio.
Unos cuantos de ellos olisquearon como si ella tuviera un olor extraño.
Qué conjunto de esnob, Shanna pensó mientras se deslizaba dentro. El amplio
vestíbulo estaba lleno de mujeres y hombres elegantes, reunidos en grupos y
charlando. Zigzagueo alrededor de ellos, consciente de las arrogantes miradas que le
dirigían de refilón. Porras, era como ponerse en evidencia en el baile de graduación de
la escuela secundaria acudiendo vestida con ropa de estar por casa y sin pareja.
Divisó un par de puertas dobles a la derecha, cada una mantenida abierta por una
gran maceta. La música y el zumbido de voces salían desde la habitación. Ella se
dirigió hacia las puertas.
Shanna miró hacia la copa. El líquido de dentro era rojo. Su atención fue atraída
por el sonido de la voz de Roman. Dios mío, sonaba sexy. Bastardo.
"me gustaría dar la bienvenida a todos ustedes en Industrias Romatech" Sus ojos
examinaron la multitud.
Shanna intentó hacerse tan pequeña como fuera posible detrás del hombre de
DVN, pero maldita sea, vestida de rosa chicle, igualmente podría estar lanzando fuegos
artificiales.
"y la bienvenida a la Gala anual..." Roman se paró.
Shanna miró a hurtadillas por un lado del hombre de DVN. Dios mío, Roman la
miraba directamente. Él hizo una seña con una mano, e Ian subió corriendo al
escenario. El joven Highlander se giró y la vio. Él se apresuró a bajar las escaleras y
caminó a grandes pasos hacia ella.
"...queda inaugurado el Baile," Roman finalizó. "Disfruten" Él siguió a Ian bajando
las escaleras.
"Oh, maravilloso!" la reportera exclamó. "Roman Draganesti viene hacia aquí.
Conseguiremos una entrevista con él. ¡Oh, Roman!”
Oh mierda. ¿Qué se suponía que tenía que hacer ella ahora? ¿Confiar en un
Highlander que pasaba la noche en un ataúd? ¿Confiar en el promiscuo Roman que
debía ser algún tipo de gran hechicero?
El hombre de la DVN dio un paso hacia atrás, topándose bruscamente contra ella.
"Oh, lo siento.”
No importa" murmuró ella. Repentinamente, recordó el murciélago volátil de la
televisión y el eslogan, DVN. 24 horas 7 días a la semana porque siempre es de noche en
alguna parte. ¿Siempre de noche? ¿Era algún tipo de canal de brujos? “¿qué significaba
DVN ?”
El hombre resopló. “¿dónde ha estado los últimos cinco años?” Sus ojos se
entrecerraron. " Espere un momento. Eres una mortal. ¿Qué estás haciendo aquí ?”
Shanna tragó saliva. ¿Si ella era el único mortal en las cercanías, entonces qué eran
estas personas? Retrocedió un paso. “¿qué significa DVN?”
El hombre sonrió lentamente. "Network Digital Vampiro.”
Ella se quedó sin aliento. No, debía de ser algún tipo de chiste morboso. Los
vampiros no existían.
Ian extendió la mano hacia ella. "Venga Conmigo, Miss Whelan. No es seguro para
vos estar aquí"
Ella retrocedió. "Manténte lejos de mí. Yo... yo sé dónde duerme" Ataúdes, los
vampiros duermen en ataúdes.
Él frunció el ceño. "Ahora, deme esa copa. Os llevaré a la cocina a por algo de
comida normal"
¿Comida normal? ¿Entonces, qué era esto? Shanna levantó la copa y la olió.
¡Sangre! Con un chillido, tiró la copa a un lado. Se hizo pedazos en el suelo, salpicando
sangre por todas partes.
Una mujer chilló. “¡Mire lo qué ha hecho! Manchas de sangre en mi nuevo traje de
noche blanco. Claro que usted... " Ella miró enfurecida a Shanna y resopló.
Shanna dio un paso atrás. Miró a su alrededor. Por todas partes las personas
bebían de las copas. Bebían sangre. Ella abrazó sus bolsas contra su pecho. Vampiros.
"Shanna, por favor" Roman se acercó a ella lentamente. "Ven Conmigo. Puedo
protegerte."
Ella presionó una mano temblorosa contra de su boca. "Tu … tu también lo eres"
Él incluso llevaba una capa negra como Drácula.
El hombre del DVN gritó, "¡Corky, tienes que coger esto!”
La reportera se abrió paso a codazos a través de la multitud. "Tenemos una nueva
y excitante noticia. ¡Un mortal ha irrumpido en el baile de los vampiros!” Ella le plantó
un micrófono en la cara a Shanna. “Dígame. ¿Cómo se siente al encontrarse rodeada
por vampiros hambrientos?”
¡Váyase al infierno! Shanna se dio medio vuelta, pero allí en la puerta estaban los
Rusos.
"Tu vienes conmigo." Roman la agarró con un férreo apretón y arremolinó su capa
alrededor de ambos.
Todo se volvió negro.
Capítulo 16
Por un terrorífico momento, Shanna no pudo sentir los pies en el suelo. Flotaba,
confundida, mareada, pero siempre consciente que estaba en los brazos de Roman
Draganesti. La oscuridad la envolvió, desorientándola y aterrándola. Una sacudida
repentina y ella estaba de pie. No, tropezando.
"Quieta." Él la mantenía agarrada. Cuando él bajó la capa, una brisa fresca acarició
sus mejillas y la rodeó un olor a tierra, a mantillo de pino y flores.
El exterior. Ella estaba en el jardín que rodeaba Romatech. La tenue luz del jardín
iluminaba formas de arbustos y árboles y lanzaba extrañas sombras a través del
césped. ¿Cómo había llegado allí? Y estaba sola con Roman Draganesti. Roman, el… el...
Oh Dios, ella no quería pensar en eso. No podía ser cierto.
Se alejó bruscamente de él, sus Nikes patinando en la grava del camino al jardín.
No lejos, ella podía ver la brillante luz del salón de baile a través de las ventanas de
cristal. “¿Cómo? ¿Cómo nosotros… ?”
"Teletransporte" contestó él suavemente. "Era la forma más rápida de sacarte
afuera."
Debe ser un truco de vampiro, lo cual quería decir que sólo un vampiro real podría
hacerlo. Alguien como… Roman. Shanna tembló. No podía ser cierto. Ella nunca se
tragaría la idea moderna de un vampiro romántico. Una criatura demoníaca, por su
propia naturaleza, tenía que ser repelente. Seguramente, los vampiros eran criaturas
horrendas, verdes, de carne putrefacta, y uñas de una milla de largo. Sin mencionar el
asunto del mal aliento, que podría tumbar a una manada de búfalos. No podían ser
guapísimos y atractivos como Roman. No podían besar como él.
¡Oh Dios mío, le había besado! Ella había metido su lengua dentro de una criatura
del infierno. Oh, Cristo, esto estaba sonando como una magnifica confesión. Reza dos
avemarías y evita otros contactos con engendros del diablo.
Ella dio un paso sobre la hierba a la oscura sombra de un árbol oscuro. Ella sólo
podía ver la silueta de él en la oscuridad. Su capa negra ondeando por la fresca brisa.
Sin pensarlo, salió corriendo en una carrera desenfrenada, dirigiéndose hacia las
luces del portón principal. Corrió tan rápido como pudo, no permitiendo que el
obstáculo de la bolsa de compras y su bolso la retrasaran. Su adrenalina estaba
subiendo como un cohete, su esperanza de huir ascendiendo, elevándose. Unos pocos
metros más y...
Hubo un zumbido de movimiento que la pasó como un relámpago, un borrón en la
oscuridad que repentinamente se detuvo frente a ella. Roman. Shanna dio un patinazo
al frenar para evitar chocar violentamente contra él. Se quedó sin aliento. Él no
parecía sofocado.
Shanna avanzó hacia él lentamente. “¿dónde me llevas?” Miró con atención fuera
de la puerta. El vestíbulo estaba vacío.
Él no contestó. No la miró. En lugar de eso escudriñó el vestíbulo como si esperara
que los tipos malos apareciesen en cualquier momento. Con el poder de
teletransportación, probablemente podrían aparecer por todas partes sin previo
aviso. Roman tenía razón. Su única esperanza de sobrevivir al intento de asesinato de
un vampiro era confiar en otro. Él.
"Bien. Vamos" Ella le siguió por el vestíbulo.
Él avanzó hasta un ascensor, la capa ondeando tras él. "Hay una cámara
subterránea aquí en Romatech, completamente forrada con plata. Ningún vampiro
puede teletransportarse a través de sus paredes. Estarás a salvo allí"
"Oh.” Shanna permaneció delante del ascensor, clavando los ojos en el botón de
bajada. “¿adivino que la plata es como la kryptonita?”
"Sí.” Las puertas del ascensor se abrieron. Roman las mantuvo abiertas y le hizo
una seña brusca para que entrase. Ella vaciló.
Su mandíbula se apretó con fuerza. "Tienes que confiar en mí.”
"Lo sé. Lo estoy intentando. ¿Es por lo que me diste el crucifijo de plata? ¿Para
protegerme de los vampiros rusos?”
"Sí.” Una expresión apenada atravesó su pálida cara. "y de mí"
Su boca se abrió involuntariamente. ¿Él se había sentido tentado de morderla?
Los ojos de él se entrecerraron. “¿vienes?”
Ella tragó saliva. ¿Qué elección tenía? Dio un paso dentro del ascensor.
Él soltó las puertas, que zumbaron cerrándose. Ella permaneció apartada de él,
clavando los ojos en los botones. Él sigue siendo el mismo hombre que conociste. Sigue
siendo el mismo hombre.
“¿ya no confías en mí?”
Ella jadeo débilmente. "lo intento."
Él la miró furioso. "yo nunca podría herirte."
Un ataque de furia salió a la superficie. "Tú me has herido, Roman. Tuviste el
descaro de… de coquetear conmigo y besarme cuando tienes diez amantes viviendo
contigo. Y luego, por si eso fuese suficientemente, averiguo que eres un … un … "
"Vampiro"
"Una criatura demoníaca que realmente está considerando morderme"
Él se giró hacia ella. Sus ojos se oscurecieron a un oro bruñido. "Sabía que esto
ocurriría. ¿Ahora quieres matarme, verdad?”
Shanna parpadeó. ¿Matar?
"Una estaca o una barra de plata a través del corazón es la mejor manera de
librarse de mí" Él dio un paso hacia ella y señaló un lugar en su pecho. "Éste es mi
corazón, o mejor dicho lo qué queda de él.”
Ella clavó los ojos en su ancho pecho. Dios mío, había descansado su cabeza allí.
Incluso le había besado, y él sabía dulce y tan vivo. ¿Cómo podía estar muerto?
Él cogió su mano y la presionó contra su pecho. "Éste es el lugar correcto. ¿Lo
puedes recordar? Deberías esperar hasta que esté dormido. Estaré completamente
indefenso entonces."
"Para" Ella se soltó con fuerza la mano .
“¿Por qué?” Él se inclinó cerca. ¿No quieres matar al demonio chupa-sangre del
infierno?”
“¡Para! Nunca te podría hacer daño"
"Oh, pero lo has hecho, Shanna"
Respiró con dificultad. Ella se giró dando media vuelta mientras lágrimas calientes
se acumulaban en sus ojos. Las puertas del ascensor se abrieron. Él espió a lo largo del
vestíbulo lleno de sombras.
Ella vaciló. ¿Cómo se suponía que debía manejar esto? ¿No era suficiente con que
su vida estuviera en peligro? Pero su corazón le dolía por una razón completamente
diferente. Estaba tratando de entender, tratando de aceptar la verdad sobre Roman.
Ella de hecho estaba preocupada por él, pero sólo estaba empeorando las cosas. Le
lastimaba cuando él trataba de ayudarla. Pero maldición, eso le hacía daño a ella
también. Había pensado que era el hombre perfecto. ¿Cómo podría tener ahora
cualquier tipo de relación con él?
Y él no la necesitaba. Tenía diez hembras de su especie en casa. Probablemente le
conocían desde hacía un centenar de años. Ella le había conocido solo hacía unos
pocos días. ¿Cómo podría competir? Recorrió apesadumbrada el vestíbulo.
Él estaba parado delante de una puerta maciza, marcando un número en un
teclado pequeño.
“¿este es el cuarto cubierto de plata?”
"Sí" Él presionó su frente contra un dispositivo. Una luz roja escaneó sus ojos.
Abrió la pesada puerta de metal y le hizo una seña para que entrara. "Estarás a salvo
aquí dentro.”
Ella entró. Era un apartamento completo en miniatura con una cama y una cocina.
A través de una puerta abierta, divisó un cuarto de baño. Dejó caer sus bolsas en la
mesa de cocina. Luego se dio cuenta de que Roman habían entrado en el cuarto y se
quitaba la capa. Él la enrolló sobre sus manos.
“¿Qué estás haciendo?”
"Este lado de la puerta está cubierto de plata. Me quemaría la piel" Usando la capa
como aislante, empujó la puerta para cerrarla. Luego giró los cerrojos y deslizó una
barra pesada en su sitio.
“¿Vas a quedarte aquí conmigo?”
Él la miró. ¿Tienes miedo de que vaya a morderte?
"Bueno, tal vez. Seguramente tendrás hambre tarde o temprano"
"Ya no me alimento de mortales," dijo él a través de sus dientes apretados. Se
marchó hacia la cocina, agarró una botella del frigo, y la introdujo en el horno
microondas.
Así que tenía hambre, Shanna se percató con una mueca de disgusto. O tal vez
comía cuando estaba disgustado. Como ella. En cierta forma, una conferencia sobre la
comida y las emociones no le pareció prudente en este momento. En verdad, más bien
le dejaría saciarse.
Recuerdos de la cocina en la casa de Roman llegaron de golpe en respuesta.
Connor tratando de entretenerla lejos del refrigerador. Connor e Ian calentando sus
"bebidas proteínicas" en el horno microondas. Las chicas del harén bebiendo licores
rojos de sus copas. Dios mío, había estado delante de sus narices todo el tiempo. El
colmillo de lobo. Los ataúdes en el sótano. Roman durmiendo como un muerto en su
dormitorio. Él realmente había estado muerto. Todavía seguía muerto, a pesar de que
caminaba y hablaba. Y besaba como un… un demonio.
"No puedo creer que esto me esté ocurriendo a mí" Ella estaba apoyada en el
borde de la cama. Pero estaba ocurriendo. Todo era cierto.
El horno microondas sonó. Roman sacó la botella y rellenó un vaso de sangre
caliente. Shanna se estremeció.
Él tomó un sorbo, luego se volvió a confrontarla. "Soy el Señor de una Asamblea.
Eso significa que soy personalmente responsable de la seguridad de los miembros de
mi Asamblea. Protegiéndote, he contrariado a un viejo enemigo... Ivan Petrovsky, el
vampiro ruso que quiere matarte. Él podría declarar la guerra a mi Asamblea."
Él deambuló hacia un sillón y colocó su bebida sobre la pequeña mesa de al lado.
Recorrió con la punta del dedo el borde del vaso. "No me arrepiento de contártelo
todo, pero en ese momento, pensé que era mejor mantenerte tan ignorante como
fuera posible.”
Shanna no sabía qué decir, así que se sentó allí, mirando como él se hundía en el
sillón. Él dio un tirón a su corbata de lazo hasta que deshizo el nudo de seda negra.
Parecía tan normal y natural, hablando de personas de las que se sentía responsable.
Inclinándose hacia un lado, él apoyó su frente sobre una mano y se frotó la frente.
Parecía cansado. Después de todo, era responsable de un enorme negocio y de
aparentemente un numeroso grupo de adeptos.
Y ahora estaba en peligro por su culpa. "Protegerme te ha creado un montón de
problemas"
"Así que me estás diciendo que hay dos tipos de vampiros, los chicos malos
Malcontent que quieren alimentarse matando mortales, y luego los buenos chicos
como tú."
Roman presionó las palmas de las manos sobre la encimera de mármol, de
espaldas a ella. Él pareció perfectamente quieto, aunque ella podía ver que estaba
respirando rápidamente, luchando con algún tipo de demonio interior. Él mismo.
Él estrelló un puño contra el mármol tan repentinamente, que ella dio un salto. Se
dio la vuelta rápidamente para mirarla, su cara brutal, sus ojos brillando. Se acercó
hacia ella acechándola. "Nunca cometas el error de pensar que soy bueno. He
cometido más delitos de los que puedas imaginar. He cometido asesinatos a sangre
fría. He transformado a centenares de mortales en vampiros. ¡He condenado sus almas
inmortales a una eternidad en el infierno!”
Shanna se sentó inmóvil, conmocionada hasta la médula, paralizada por la
intensidad de sus ojos. Asesino. Fabricante de vampiros. Dios mío, si quería asustarla,
estaba haciendo un trabajo tremendamente bueno. Ella se levantó y se lanzó contra la
puerta. Había abierto dos cerrojos antes de que él la agarrara desde detrás.
"Maldición, no" Él la apartó de un empujón y corrió el primer cerrojo. Con una
respiración siseante, separó su mano.
Shanna vio los verdugones formándose en las yemas de sus dedos, olió el terrible
olor de la carne quemada. “¿qué...?”
Apretando los dientes, él extendió la mano hacia el segundo cerrojo.
“¡Alto!” Ella apartó su mano lejos y colocó el cerrojo ella misma. ¿Jesús, que estaba
haciendo?
Él acunó su mano herida contra su pecho, su pálida cara mostrando dolor.
"Te has quemado a ti mismo" murmuró ella. ¿estaba tan desesperado por
mantenerla segura? Ella trató de alcanzar su mano. "Déjame ver.”
Él dio un paso atrás. "cicatrizará mientras duermo" Él la miró enfurecida. "No
hagas eso otra vez. Aunque consigas abrir la puerta, no conseguirás dar dos pasos
antes de que te coja"
"No tienes que hacerme sentir como una prisionera"
Él caminó hasta el frigo y agarró un puñado de hielo. "Estás bajo mi protección.”
“¿Por qué? ¿Por qué estás tan decidido a protegerme?”
Él permaneció ante el fregadero, frotando un cubito de hielo sobre sus dedos
chamuscados. Shanna finalmente decidió que él no iba a contestar. Se fue
pesadamente de regreso a la cama.
"Tu eres especial" dijo él suavemente.
Ella hizo un alto. ¿Especial? Cerró los ojos. Dios, este hombre hacía que su corazón
le doliera. A pesar de todo, quería sujetarle entre los brazos y consolarle. "Podrías
matarme, y la chusma rusa probablemente te pagaría."
Capítulo 17
Roman se reclinó en el sillón y clavó los ojos en el techo. Tenía serias dudas acerca
de esto. La última vez que contó su historia a una mujer, ella había querido matarle.
Inspiró profundamente y comenzó. "Nací en un pequeño pueblo de Rumanía en
1461. Tenía dos hermanos y una hermanita" Trató de evocar sus caras, pero su
recuerdo era demasiada vago. Él había pasado tan poco tiempo con ellos....
"Guau." Shanna respiró. "Tienes más de quinientos años."
"Gracias por recordármelo"
“Sigue" urgió ella. “¿qué le sucedió a tu familia?”
"Éramos pobres. Tiempos difíciles" La luz roja que parpadeaba en una esquina
sobre la cama captó su atención. La cámara digital de vigilancia estaba encendida. Él
cortó en rodajas el aire con un movimiento, y en unos segundos, la luz roja estaba
apagada.
Continuó con su historia. "Mi madre murió en un parto cuando tenía cuatro años
de edad. Después murió mi hermana. Ella sólo tenía dos años"
"Lo siento mucho"
"Cuando tenía cinco años, mi padre me llevó a un monasterio local y me dejó allí.
Continuaba pensando que él regresaría. Sabía que me quería. Él me había abrazado
fuertemente antes de que irse. Me negué a dormir en el catre que los monjes me
dieron. Insistía en que mi padre regresaría" Él frotó su frente. "Finalmente los monjes
se cansaron de mis quejas y me dijeron la verdad. Mi padre me había vendido a ellos."
"Oh, no. Es terrible"
"Traté de consolarme a mí mismo, pensando que mi padre y mis hermanos se
habrían recuperado, comiendo como reyes con todo el dinero que había ganado para
ellos. Pero lo cierto es que fui vendido por un costal de harina"
“¡Es horrible! Debían de estar desesperados"
"Se morían de hambre" dijo suspirando Roman. "Solía preguntarme porqué fui el
único que mi padre eligió regalar."
Shanna se inclinó hacia adelante. "Así es cómo sentí cuándo mi familia me envió al
internado. Seguí pensando que estaban enfadados conmigo, pero no podía entender
que es lo que había hecho mal"
"Estoy seguro de que no hiciste nada malo” Roman encontró mi mirada. "Los
monjes descubrieron que estaba ansioso por aprender y tenía facilidad para enseñar.
El Padre Constantine dijo que fue por eso por lo que mi padre me escogió. Él
comprendió que era más idóneo que mis hermanos para propósitos intelectuales.”
"Eso es bueno."
Él negó con la cabeza. "No, no lo fue. Había declarado bajo juramento rechazar el
mal, pero lentamente sucumbí a un pecado mortal. Me volví orgulloso"
Ella resopló. “¿Qué hay de malo en estar orgulloso de tu trabajo? ¿Estabas salvando
vidas, no?”
"No. Dios los salvaba a través de mí. Me olvidé de ver la distinción. Después fue
demasiado tarde, y fui maldecido para toda eternidad"
Ella le dirigió una mirada dubitativa mientras abrazaba la almohada.
"Tenía treinta años cuando oí rumores de un pueblo en Hungría. La gente de allí se
estaba muriendo uno a uno, y nadie sabía por qué. Había tenido algún éxito con las
plagas imponiendo estrictas cuarentenas y normas sanitarias. Yo … pensé que podría
ayudar a este pueblo.”
"Así que fuiste"
"Sí. En mi orgullo, pensé que sería su salvador. Pero cuando llegué, descubrí que el
pueblo no estaba asolado por una enfermedad, sino por criaturas horrendas, asesinas"
“¿Vampiros?” murmuró ella.
"Habían tomado un castillo y se alimentaban de las personas del pueblo. Debería
haber pedido ayuda a la Iglesia, pero en mi vanidad, pensé que los podría derrotar yo
solo. Después de todo, yo era un hombre de Dios" Se frotó la frente, tratando de borrar
la vergüenza y el horror de su caída. "Me equivoqué. En ambas cosas"
Ella se sobresaltó. “¿te atacaron?”
"Sí, pero no me dejaron morir como a los demás. Me transformaron en uno de su
clase"
“¿Por qué?”
Roman se burló. “¿Por qué no? Fui su proyecto favorito. ¿Convertir a un hombre de
Dios en un demonio del infierno? Fue un juego perverso para ellos"
Shanna se estremeció. "Lo siento mucho."
Roman levantó las manos. "Está hecho. Una historia patética, realmente. Un
sacerdote tan inmerso en su orgullo que Dios escogió abandonarle"
Ella se levantó, sus ojos llenos de dolor. “¿crees que Dios te abandonó?”
"Por supuesto. Tu lo dijiste. Soy un demonio chupa-sangre del infierno."
Ella hizo una mueca. "Tiendo a ser un poco dramática a veces. Pero ahora sé la
verdad. Tratabas de ayudar a la gente cuando los tipos malos te atacaron. No lo
buscaste más de lo que yo busqué que la mafia rusa que nos atacase a Karen y mí." Sus
ojos brillaron tenuemente con humedad cuando ella lentamente se acercó a él. "Karen
no buscó morir. Yo no busqué perder a mi familia o pasar mi vida perseguida. Y tu no
buscaste convertirte en un vampiro.”
"Obtuve lo que merecía. Y me convertí en uno de los tipos malos, como tu los
llamas. No puedes volverme bueno, Shanna. He hecho cosas terribles"
"Yo… estoy segura de que tuviste tus motivos"
Él se movió hacia delante, apoyando los codos sobre sus rodillas. “¿estás tratando
de absolverme?
"Sí.” Ella se detuvo al lado de su silla. "Hasta donde yo percibo, todavía eres el
mismo hombre. ¿Inventaste la sangre sintética para evitar que los vampiros se
alimentaran de las personas, verdad?”
"Sí.”
“¿No lo ves?” Ella se arrodilló al lado de él así que podía ver su cara. "Todavía
tratas de salvar vidas.”
"Apenas compensan las vidas que he destruido.”
Ella le miró tristemente con lágrimas en sus ojos. "Creo que hay algo bueno en ti.
Aunque tu no lo creas"
Él tragó saliva y parpadeó para impedir que sus propios ojos se llenasen de
lágrimas. No era de extrañar que necesitase a Shanna. No era de extrañar que él se
preocupase por ella tan profundamente. Después de quinientos años de
desesperación, ella había tocado su corazón y plantado una semilla de esperanza que
nunca antes había existido.
Se levantó y la atrajo hacia sus brazos. La abrazó con fuerza y deseó no dejarla
nunca marchar. Sangre de Dios, haría cualquier cosa por ser el hombre que ella creía
que era. Haría cualquier cosa para ser digno de su amor.
Shanna se puso tensa en los brazos de Roman. Ella había querido consolarle, pero
ahora que él la sostenía, estaba un poco asustada por el hecho de estar abrazando a un
vampiro. Le iba a llevar tiempo acostumbrarse. Ella se echó hacia atrás, deslizando
sus manos desde sus hombros hasta su pecho.
Manteniendo un flojo abrazo sobre ella, estudió su cara. “¿Pensándotelo dos veces?
¿No tienes pensado matarme, verdad?”
"No, claro que no.” Ella examinó su mano derecha que descansaba contra el pecho
de él. Sobre su corazón. El pensamiento de una estaca clavándose allí era demasiado
horrible de considerar. "nunca podría hacerte daño..." Ella parpadeó y le miró
aturdida. "Tienes latido. Lo puedo sentir"
"Sí. Pero cuando el sol se levante, se detendrá"
"Yo...pensaba..."
“¿Que nada en mi cuerpo funcionaba? Camino y hablo, verdad? Mi cuerpo
metaboliza la sangre que consumo. Para que mi cerebro funcione, tiene que recibir
sangre y oxígeno. Necesito aire para hablar. Nada de esto sería posible sin un corazón
latiendo que suministre sangre a todo mi cuerpo"
"Oh. creía que los vampiros estaban..."
“¿Completamente muertos? No por la noche. Sabes que mi cuerpo reacciona ante
ti, Shanna. Lo sabes desde la primera noche cuando estábamos en el asiento trasero
del coche de Laszlo.”
Su cara se acaloró con un sonrojo. Su enorme erección ciertamente probaba lo
adecuadamente que su cuerpo funcionaba una vez que el sol se ponía.
Él tocó su mejilla caliente. " te he deseado desde esa primera noche.”
Ella se movió fuera de su alcance. "Nosotros no podemos..."
"Nunca te haría daño"
“¿Puedes estar seguro? ¿Tienes completo control sobre tus … ?”
Su mandíbula se puso rígida. “¿mis demoníacos impulsos?”
"iba a decir tu… apetito" Ella se abrazó a sí misma. "Yo... siento cariño por ti,
Roman. Y no lo digo solo por gratitud porque me hayas rescatado. Me importas de
verdad. Y odio la forma en la que has estado sufriendo durante tanto tiempo..."
"Entonces quédate conmigo" Él extendió una mano hacia ella.
Ella dio un paso atrás. “¿Cómo podría? Aunque pueda aceptar el hecho de que eres
un... un vampiro, están todavía las novias que viven contigo. El harén."
"no significan nada para mí"
“¡Significan mucho para mí! ¿Cómo puedo ignorar el hecho de que posiblemente
follas con otras diez mujeres?”
Él se sobresaltó. "debería haber sabido que eso sería un problema."
“¡Bueno, es obvio! ¿Por qué diablos necesitas tantas?” Oh, porras. Una pregunta
tonta. Cualquier hombre probablemente daría brincos ante esa posibilidad.
Con un suspiro, él se dio media vuelta y se paseó de vuelta al área de la cocina. Él
tiró de la corbata que colgaba suelta alrededor de su cuello. "Es una antigua tradición
que cada Señor de una Asamblea tiene que mantener un harén. No tuve otra
alternativa que honrar esa tradición"
"Si, claro.”
Él se sacó la corbata suelta y la tiró sobre la mesa de cocina. "No entiendes la
cultura de los vampiros. El harén es un símbolo de poder y prestigio del Señor de una
Asamblea. Sin ellas, no inspiraría ningún respeto. Sería un hazmerreír"
“¡Oh, pobre bebé! Atrapado en una demoníaca costumbre en contra de su voluntad.
Espera un momento, creo que voy romper a llorar" Shanna levantó las manos y esperó
unos pocos segundos. "Oh, no. Falsa alarma. Probablemente una alergia."
Él frunció el ceño hacia ella. "Más bien indigestión por tu ácido ingenio"
Ella le miró colérica en respuesta. "Qué divertido. Perdóname por no adularte
como una de tus diez chicas del harén."
"No quiero que lo hagas."
Ella cruzó los brazos sobre su pecho. "Por eso me fui, sabes. Averigüé que eres un
cerdo mujeriego."
Sus ojos centellearon. "Entonces estas..." Su expresión enojada lentamente se
transformó en una mirada maravillada. "Estas celosa"
“¿qué?”
"Tu estas celosa" Con una sonrisa plena, se quitó la chaqueta con la elegancia de un
matador victorioso y la colocó encima del respaldo de una silla de la cocina. "Estas tan
celosa, que apenas lo puedes soportar. ¿Sabes lo qué significa? Significa que me
quieres"
“¡Significa que estoy asqueada!" Shanna le dio la espalda y se paseó hacia la puerta.
Que le parta un rayo. Era demasiado listo. Sabía que se sentía atraída por él. ¿Pero un
vampiro con un harén de diez mujeres? Si ella iba a salir con un demonio, al menos
sería con uno fiel. Dios mío. No podía creerse que estuviese en tal aprieto. "Tal vez
debería contactar con el Departamento de Justicia por la mañana."
"No. No pueden protegerte como yo. No conocen siquiera con qué tipo de enemigo
se están enfrentando."
Eso era verdad. Hasta donde ella podía saber, su mejor oportunidad de sobrevivir
era con Roman. Ella se apoyó contra la pared al lado de la puerta. "Si me quedo
contigo, sólo será temporal. No puede haber ningún tipo de relación sentimental entre
nosotros"
“¿Ah. No deseas besarme otra vez?” Él clavó los ojos en ella tan intensamente, que
ella no supo donde meterse.
"No.”
“¿ninguna caricia?”
"No.” Su ritmo cardíaco se aceleró.
"Sabes que te deseo"
Ella tragó saliva con dificultad. "No va a ocurrir. Tienes un harén entero para
hacerte feliz. No me necesitas"
"Nunca las he tocado. No íntimamente"
¿A quién quería engañar? De todas las cosas ridículas que podía decir... "No me
tomes por idiota.”
"Lo digo en serio. Nunca he compartido físicamente una cama con ninguna de
ellas."
Una ola de furia la atravesó. "No me mientas. Sé que has tenido relaciones sexuales
con ellas. Hablaban de eso, de que hacía mucho tiempo, y de cómo te extrañaban"
"Exactamente. Fue hace mucho tiempo"
"Entonces, lo admites. Has tenido relaciones sexuales con ellas"
"Sexo vampírico"
“¿Qué?”
"Es simplemente un ejercicio mental. No estamos ni tan siquiera en la misma
habitación" Él se encogió de hombros. "simplemente coloco sentimientos y
sensaciones en sus cerebros."
“¿Quieres decir que es alguna clase de telepatía?”
"Control mental. Los vampiros lo usan para manipular a los mortales o
comunicarse entre ellos."
¿Manipular a los mortales? “¿así fue como conseguiste que te implantara el
diente?” Ella se sobresaltó. "Quiero decir tu colmillo. Me engañaste"
"Tuve que hacer que lo vieras como un diente normal. Lamento no haber podido
ser completamente honesto, pero dadas las circunstancias, no creía tener otra
alternativa"
Él tenía razón. Ella no le habría ayudado si hubiera sabido la verdad. "Así que
realmente no te reflejabas en el espejo dental"
Sus cejas se elevaron rápidamente. “¿lo recuerdas?”
"Más o menos. ¿Tienes todavía la fijación en la boca?”
"No. Hice que Laszlo me la quitara anoche. Estaba tan preocupado por ti, Shanna.
Apenas podía funcionar sin ti. Te llamaba mentalmente, esperando que todavía
tuviéramos conexión"
Con un trago de saliva, ella recordó oír su voz en un sueño, "yo... no estoy muy
cómoda con lo de que invadas mi cabeza cuando quiera que te dé la gana"
"No tienes que preocuparte por eso. Tienes una mente increíblemente fuerte. La
única forma en que puedo entrar es si tú me dejas."
“¿Soy capaz de bloquearte? Esas son buenas noticias”.
"Sí, pero cuando me dejas entrar, nuestra conexión es más fuerte que cualquier
otra que haya experimentado antes" Él caminó hacia ella, sus ojos brillando.
"podríamos estar tan bien juntos"
Oh Dios. "No va a ocurrir. Ya has admitido que estás teniendo sexo con otras diez
mujeres"
"Sexo vampírico. Es una experiencia impersonal. Cada participante está solo en su
cama."
¿Participante? ¿Como un equipo de futbolistas, empujando una pelota por todo el
campo? “¿estás diciendo que lo haces con las diez al mismo tiempo?”
Él se encogió de hombros. "es la manera más eficiente de mantenerlas a todas
satisfechas"
“Oh Dios mío.” Shanna se dio una palmada en la frente. “¿Sexo en cadena? Henry
Ford estaría orgulloso de ti"
"Puedes hacer un chiste, pero créeme" Él la inmovilizó con una mirada fija e
intensa. "Todas las sensaciones táctiles y el placer están grabadas en tu mente. Tu
cerebro controla la respiración, el ritmo cardíaco. Es la parte más erótica de tu
cuerpo"
Ella sintió un deseo repentino de apretar los muslos. “¿Y?”
Una esquina de su boca se levantó. Sus ojos brillaron más calientes, como oro
fundido. "puede ser extremadamente satisfactorio.”
Que le parta un rayo. Ella cerró las rodillas. “¿De verdad nunca has tocado a
ninguna de ellas?”
"Ni siquiera sé como son"
Ella clavó los ojos en él, luego negó con la cabeza. "lo encuentro difícil de creer.”
“¿Estás llamándome mentiroso?”
"Bueno, no intencionadamente. Solo es que me parece demasiado extraño.”
Sus ojos se entrecerraron. “¿no crees que tal cosa exista?”
"Me está resultando difícil creer que puedas satisfacer a diez mujeres sin ponerles
la mano encima"
"Entonces te demostraré que el sexo vampírico es real.”
"Si, claro ¿Cómo te propones hacerlo?”
Él sonrió lentamente. "Teniéndolo contigo"
Capítulo 18
En su esquina del salón de baile, Ivan Petrovsky esperaba pacientemente con
Angus MacKay y sus estúpidos Highlanders. El petimetre francés Jean Luc Echarpe
estaba acercándose con otro escocés.
MacKay los saludó. “¿vos los encontrasteis, Connor?”
"Sí" contestó él. "Comprobamos las cámaras de vigilancia. Estaban exactamente
donde vos pensasteis"
“¿Está hablando de Shanna Whelan?” preguntó Ivan. "Vi a Draganesti salir
corriendo con ella, sabe. ¿Es ese la forma moderna en que los Vampis hacen las cosas?
¿Cuándo hay peligro, correr y esconderse?”
Con un gruñido, Connor dio un paso hacia él. "Déjeme romper su cuello flaco y
huesudo de una vez por todas.”
"Non" Jean Luc Echarpe bloqueó al escocés con su bastón. El francés clavó los ojos
en Ivan, sus ojos azul hielo. "Llegado el momento, es mío"
Ivan resopló. “¿Qué va a hacerme, Echarpe? ¿Darme un maquillaje de moda?”
El francés sonrió. "le garantizo que nadie le reconocerá después"
“¿Y el químico?” preguntó Angus a Connor. ¿Está a salvo?
"Sí. Ian está con él"
"Si habla de Laszlo Veszto, entonces tengo noticias para usted," dijo Ivan. "Los días
de ese hombre están contados"
La suave mirada de MacKay evidenciaba que no estaba impresionado. Él se giró
hacia el Highlander con el reloj de Ivan. “¿Correcto?”
El escocés se encogió de hombros. "Parece un reloj de pulsera normal, señor. Pero
no podemos estar seguros a menos que lo abramos"
"Comprendo" MacKay cogió el reloj, lo dejó caer al suelo, y lo aplastó con el pie.
“¡oye!” Ivan se puso rápidamente en pie.
MacKay recogió el reloj roto y examinó sus aplastadas entrañas. "Me parece bien.
Un buen reloj de pulsera". Se lo devolvió a Ivan con un brillo en la mirada.
"Bastardo" Ivan tiró su reloj estropeado al suelo.
"Espera un minuto.” Connor dio un paso atrás y miró a los rusos. "Vos tenéis a
cuatro de ellos"
"Efectivamente" dijo MacKay. "Vos dijisteis que había cuatro en la casa en New
Rochelle.”
"Sí, así es" contestó Connor. "Pero también había un conductor. ¿Dónde diablos
está?”
Ivan sonrió.
"Capullo" masculló MacKay. "Connor, lleve a una docena de hombres y registre el
local. Llame a los guardas exteriores y que registren los jardines"
"Sí, señor" Connor hizo una seña para que los doce hombres le siguiesen. Después
de unas rápidas palabras, se dividieron y salieron volando a velocidad vampírica.
La abertura en la línea de los Highlanders fue rápidamente ocupada por Corky
Courrant y su equipo de la DVN. "Ha llegado el momento que nos iba a conceder para
conseguir una buena toma" gruñó ella. Se volvió hacia la cámara con una sonrisa
brillante. "Aquí Corky Courrant, informando para En Directo con los No Muertos.
Estamos ante un excitante acontecimiento posterior a la Gala de Apertura del Baile.
Aquí pueden ver que un regimiento de Highlanders ha tomado prisioneros a los
vampiros Ruso-Americanos. ¿Me puede decir por qué, Sr. MacKay?” Ella metió su
micrófono bajo la nariz de Angus MacKay.
Él le frunció el ceño en silencio.
Su sonrisa se extendió y congeló. “¿seguramente usted no se los lleva prisioneros
sin una causa justificada?” Ella le metió el micrófono otra vez.
“Váyase, muchacha," él habló bajo. "Esto no le concierne"
"Quiero hablar.” Ivan hizo gestos con las manos hacia el cámara. "Me invitaron
aquí, y miren cómo me están tratando"
"No le hemos hecho daño" MacKay sacó una pistola y apuntó a Ivan. "Aún. ¿Dónde
está la quinta persona de su grupo? ¿Qué está haciendo?”
"Todavía está tratando de aparcar el coche. Ya sabe, en una fiesta de esta
magnitud, realmente deberían tener servicio aparcacoches"
MacKay arqueó una ceja. "Quizá debería avisarle de que estas balas son de plata"
“¿Tratará de matarme delante de tantos testigos?” se burló Ivan. Él no podría
desear una situación mejor que ésta. No sólo tenía la atención de todos los invitados al
Baile Inaugural de Gala, sino que todo el mundo que veía la DVN también oiría su
mensaje. Levitó sobre su silla y esperó a que la música acabase.
Echarpe deslizó una espada fuera de su bastón. "Nadie quiere escucharle"
“¿Acabará el Baile Inaugural de Gala en un baño de sangre?” murmuró en voz alta
Corky Courrant. “¡no cambien de canal!”
Ivan fingió una pequeña reverencia cuado la música finalizó. Desafortunadamente,
la reverencia dejó su cuello desalineado, así que tuvo que hacerlo crujir para volverlo
a colocar.
Corky Courrant miró hacia su cámara con una sonrisa radiante.
"Ivan Petrovsky, el Señor de la Asamblea ruso-americana, está a punto de hacer
una declaración. Oigamos lo que tiene que decir"
"Han pasado dieciocho años desde que asistí a uno de estos bailes" comenzó Ivan.
"Dieciocho años en que me he visto forzado a ser testigo de la trágica decadencia de
nuestra forma de vida superior. Nuestras antiguas tradiciones son destruidas. Nuestra
orgullosa herencia ridiculizada. Una nueva, políticamente correcta, filosofía de los
Vampis de hoy en día se ha extendido entre nosotros como una plaga"
Un murmullo comenzó entre el público. A algunos no le gustó su mensaje, pero
Ivan sospechaba que había otros que deseaban oírle.
“¿Cuántos de ustedes han engordado y se han sentido satisfechos con esa ridícula
Fusion Cuisine? ¿Cuántos de ustedes han olvidado la emoción de la cacería, el
éxtasis del mordisco? ¡Les digo esta noche que esa sangre falsa es una
abominación!”
"Suficiente" Angus levantó la pistola. Baje de ahí.”
“¿por qué?” gritó Ivan. “¿Tiene miedo a la verdad? Los Únicos Verdaderos no"
Echarpe levantó su espada. "Los Únicos Verdaderos son unos cobardes que no dan
la cara"
“¡ya no!” Ivan miró directamente a la cámara de la DVN. “¡soy el líder de los Únicos
Verdaderos, y esta noche tendremos nuestra venganza!”
“¡Detenedlos!” Angus se abalanzó, seguido por sus hombres.
Ivan y sus seguidores saltaron a gran altura por el aire, luego dejaron de existir,
teletransportandose del edificio. Aterrizaron afuera en el jardín.
“¡Rápido!” gritó Ivan. "Al coche.”
Fueron a gran velocidad a través del césped hacia el aparcamiento. El coche estaba
vacío. Vladimir no estaba a la vista.
"Mierda" masculló Ivan. "A estas alturas él debería haber terminado" Se giró,
escudriñando alrededor. “¿qué demonios te ha ocurrido?” Él clavó los ojos en Katya.
Ella miró hacia abajo y se rió. "pensé que el aire de la noche era un poco frío" Su
falda había desaparecido, dejándola desnuda de la cintura para abajo. "Cuándo
saltamos por el aire, el francés trató de agarrarme. Creo que mantuvo sujeta mi falda,
y se cayó"
“¿Jean-Luc Echarpe?” preguntó Galina. "Es tan mono. Y también lo es el escocés.
“¿Cree que están desnudos bajo esas faldas escocesas?”
“¡basta!” Ivan se quitó la chaqueta y se la lanzó a Katya. “¿Necesita que te recuerde
grandisima zorra que me perteneces? Ahora entra en el coche"
Katya levantó una ceja y en lugar de envolver la chaqueta alrededor de sus caderas
como él pretendía, se puso la chaqueta. Sus partes bajas estaban todavía visibles. Alek
la miró embobado, su boca abierta.
Un crudo dolor punzó la nuca de Ivan. ¿Quieres pasar el resto de tu existencia sin
ojos?” gruñó.
Shanna se quedó sin habla. ¿Sexo vampírico? No estaba segura que un fenómeno
tan estrafalario existiese. Bueno, ciertamente había una forma de averiguarlo.
¿Debería siquiera considerarlo?
Bueno, no podría quedarse embarazada por ello. Y dado que él ni siquiera estaría
en la misma habitación con ella, estaría perfectamente segura. Ningún mordisco,
ninguna participación, ninguna innecesaria violencia. Ningún pequeño vampiro
volando alrededor de la guardería infantil.
Ella gimió. ¿En serio estaba considerándolo? Tendría que dejar a Roman entrar en
su mente. ¿Quién sabía qué cosas horribles le podría hacer? Qué sensaciones
deliciosamente malvadas podría.. uff. Esa línea de defensa no estaba funcionando.
Él había tomado asiento en la mesa de la cocina y la estaba vigilando con sus ojos
teñidos en oro, mirando con tranquila diversión la situación. Como si supiese que ella
aceptaría. El muy bribón. ¿No había sido suficiente para él haber confesado ser un
vampiro? Pero no, tenía que proponer sexo vampírico en la misma noche. Sexo
vampírico sumamente satisfactorio.
Se le puso la piel de gallina. Él era tan inteligente. ¿Y quería concentrar todo ese
poder mental en la única tarea de darle placer? Dios mío. Estaba tentada.
Ella le miró a los ojos e inmediatamente sintió su poder psíquico rodeando su
cabeza como una brisa fresca. Su corazón latía. Sus rodillas se volvieron de caucho.
Una fuerte explosión insonorizó sus oídos. El suelo se estremeció bajo sus pies. Ella se
agarró la pared para estabilizarse. ¿Dios mío, él le había hecho eso?
Roman saltó precipitadamente y se lanzó hacia el teléfono. El cuarto tembló otra
vez, y Shanna se tambaleó hacia el sillón.
“¡Ian! ¿Qué diablos pasa?” gritó en el teléfono Roman. Él hizo una pausa para oír.
“¿Dónde fue la explosión? ¿Algún herido?”
¿La explosión? Shanna se hundió en la silla. Oh, Cristo. Debería haberlo sabido
cuándo se movió la tierra, no estaba relacionado con el sexo. Estaban siendo atacados.
Treinta minutos más tarde, Shanna iba en coche en el asiento de atrás de una
limUsina con Radinka y Laszlo. En el asiento delantero, Connor se sentaba al lado de
Ian, que conducía. Shanna se percató ahora de que Ian tenía muchos, muchos más de
quince años. Ella miró a sus acompañantes, tratando de adivinar si todos eran
vampiros. Ian y Connor definitivamente lo eran, y pasaban la noche en esos ataúdes
del sótano. Laszlo era un hombre tan simpático, pequeño, con cara de querubín. Era
difícil imaginárselo como un demonio, aunque suponía que lo era.
Ahora bien, Radinka era más difícil de adivinar. “¿usted… fue de compras para mí
durante el día, verdad?”
"Sí, querida" Radinka se sirvió una bebida del pequeño mueble bar. "soy mortal,
por si acaso se lo está preguntando"
"Pero Gregori ...
"... es un vampiro, sí.” Radinka ladeó la cabeza para mirar a Shanna. “¿Le gustaría
saber cómo ocurrió?”
"Bueno, no es asunto mío"
"Tonterías. Implica a Roman, así que debería saberlo." Radinka le dio un sorbo a su
escocés y miró más allá de los cristales tintados. "Quince años atrás, mi marido, que
Dios le tenga en la gloria, murió de cáncer y nos dejó con algunas enormes facturas
médicas. Gregori tuvo que abandonar Yale y volver a casa. Se trasladó a la NYU18 y
consiguió un trabajo de media jornada. Yo necesitaba también un trabajo, pero tenía
poco experiencia. Afortunadamente, encontré un empleo en Romatech. El horario era
atroz, por supuesto"
“¿el turno de noche?” preguntó Shanna.
"Sí. Después de algunos meses, me adapté y me di cuenta de que era muy
competente. Y no me sentía intimidada por Roman. Creo que a él le gusta eso. Al final
me convertí en su secretaria particular, y fue cuando comencé a fijarme en ciertas
cosas. Especialmente en el laboratorio de Roman. Botellas medio vacías de sangre,
todavía calientes" Radinka sonrió. "Él es como un profesor distraído cuando está
concentrado trabajando. Se olvidaba de dejar tiempo para conducir hasta casa antes
de la salida del sol. Así que tenía que teletransportarse a casa en el último momento.
Un segundo antes estaba en su laboratorio, y al siguiente, se había ido"
"Supo que pasaba algo raro"
"Sí. Soy originaria de Europa del Este, y crecemos con cuentos sobre vampiros. No
fue difícil figurármelo"
“¿No se asustó? ¿no quiso dimitir?”
"No.” Radinka movió una mano elegantemente en el aire. "Roman fue siempre muy
bueno conmigo. Después una noche, hace doce años, Gregori vino a recogerme al
trabajo. Sólo teníamos un coche. Él estaba en el aparcamiento, esperándome, cuando
fue atacado"
Connor se giró en su asiento. “¿fue Petrovsky?”
"Nunca vi a su asaltante. Se había ido cuando encontré a mi pobre hijo, moribundo
en el aparcamiento" Radinka se estremeció. "Pero Gregori dice que fue
18
Universidad de NY
Petrovksy, y estoy segura de que es cierto. ¿Cómo puedes olvidar la cara del
monstruo que trata de matarte?”
Connor asintió con la cabeza. "le cogeremos"
“¿por qué atacaría a Gregori?” preguntó Shanna.
Laszlo manoseó un botón de la chaqueta de su smoking. "Lo más probable es que
creyera que Gregori era un empleado mortal de Romatech. Él era un blanco fácil"
"Sí" Radinka tragó un poco más de escocés. "Mi pobre Gregori. Él había perdido
tanta sangre. Sabía que no sobreviviría al viaje hasta el hospital. Le pedí a Roman que
le salvara, pero él se negó"
Un escalofrío se arrastró por la piel de Shanna. “¿usted le pidió a Roman que
convirtiera a su hijo en un vampiro?”
"Era la única manera de salvarle. Roman insistió en que condenaría al infierno el
alma del muchacho, pero no le escuché. Sé que Roman es bueno." Radinka hizo gestos
hacia todos los vampiros en el coche. "Todos ellos son hombres buenos, hombres
honorables antes de morir. ¿Por qué los iba a cambiar la muerte? Me niego a creer que
están condenados al infierno. ¡Y me negué a darme por vencida con mi hijo y dejarle
morir!”
La mano de Radinka temblaba cuando dejó el vaso. "Le supliqué. Me puse de
rodillas y le rogué hasta que él ya no lo pudo aguantar más. Cogió a mi hijo en sus
brazos y le transformó" Ella se secó una lágrima de su mejilla.
Con un temblor, Shanna se abrazó a si misma. Radinka también creía que había
algo bueno en Roman. ¿Por qué no lo podía ver él? ¿Por qué se torturaba a sí mismo
durante cientos de años? “¿cómo... cómo se transforma a alguien?”
"Un mortal debe ser drenado totalmente por uno o más vampiros" explicó Laszlo.
"En ese momento, el mortal entra en coma. Si se le deja solo, morirá de forma natural.
Pero si un vampiro alimenta con su propia sangre a la víctima, el mortal se despertará
siendo un vampiro"
"Oh" Shanna tragó saliva con dificultad. “¿supongo que ya no se transforma a más
personas?”
"No" contestó Connor. "Nosotros ya no mordemos. Por supuesto, Petrovksy y sus
malditos Malcontents lo hacen. Pero nos encargaremos de ellos "
"Eso espero" Laszlo dio un tirón a un botón. "Él también quiere matarme"
“¿por qué?” preguntó Shanna.
Laszlo se movió nerviosamente en su asiento. "Ningún motivo"
"Porque le ayudó a escapar" Radinka sorbió a algo más de escocés.
¿Por mi? La garganta de Shanna se cerró, haciéndole difícil respirar. "Yo … yo lo
siento mucho, Laszlo. No lo sabía"
Gimió. Qué extraño dilema. Había echado el cerrojo a la puerta después de que
Connor le hubiera subido una bandeja de comida, pero eso no evitaría que Roman
tratara de entrar en su cerebro. Una experiencia muy satisfactoria, había dicho.
Puso la bandeja vacía en el suelo y agarró el mando de la TV. No quería pensar más
en el sexo. O en su harén. En el canal DVN, vio a Corky Courrant de pie delante de una
sección volada de Romatech informando de las últimas noticias. Shanna apenas la oyó,
pues divisó a Roman en el cráter. Parecía cansado y tenso. Sus ropas estaban grises de
polvo y suciedad.
Pobre hombre. Ella anhelaba tocar su atractiva cara y ofrecerle palabras de ánimo.
Justo entonces, la reportera del DVN empezó a pasar una serie de escenas
retrospectivas, haciendo una crónica de los momentos destacados del Baile de Gala
Inaugural. Shanna se quedó sin aliento cuando su propia imagen llenó la pantalla. Allí
estaba ella, descubriendo a los vampiros por primera vez. Dios mío, el horror en su
cara. Mi cara.
Se observó a sí misma tirando la copa de sangre al suelo. Después Roman la agarró,
arrojó su capa alrededor de ella, y desapareció. Todo estaba completamente grabado
para que los vampiros pudieran disfrutar viéndolo una y otra vez.
Con dedos temblorosos, Shanna apagó la televisión. Todo el peso de su situación
se le cayó encima. Un vampiro asesino quería matarla. Otro vampiro quería
protegerla. Roman. Deseó que estuviera con ella ahora. No le tenía miedo. Él era
amable y compasivo. Un buen hombre. Radinka, Connor, y todos los demás estaban de
acuerdo. Roman era un hombre maravilloso. Únicamente él no lo veía. Estaba
demasiado atormentado por horribles recuerdos, recuerdos demasiado atroces para
que una persona los soportara.
Si tan sólo pudiera lograr que viera lo que ella veía. Se recostó en la cama. ¿Cómo
podría funcionar una relación amorosa con él? Ella debía evitar tener más contacto
con él, pero sabía en su corazón que no podría evitarlo. Estaba enamorada de él.
Horas más tarde, en los momentos de sueño profundo antes de la salida del sol,
sintió un escalofrío repentino y se acurrucó más profundamente bajo la colcha.
Shanna.
El frío se alejó, y se sintió cálida y calentita. Deseada.
Shanna, querida.
Ella parpadeó abriendo los ojos. “¿Roman? ¿Eres tú?”
Una suave respiración le hizo cosquillas en su oreja izquierda. Una voz grave.
Déjame amarte.
Capítulo 19
Tu eres mía.
Vale. ¿Solo porque ella podía oírle, le otorgaba derecho de propiedad? Vivo
desde hace más de quinientos años, y todavía pensaba como un cavernícola. Sin
embargo, sus manos eran absolutamente deliciosas.
Gracias. Quiero complacerte. Sus manos vagaron por su espalda, sus dedos
índice eliminando los nudos de tensión. ¿cavernícola, eh?
Maldición, oía demasiado. Casi le podía ver sonreír. Menos mal que no sabía
que ella se había enam... el sapo viejo y feo, el sapo viejo y feo.
Todavía no te sientes cómoda conmigo en tu cabeza.
Bingo. Dos puntos para el demonio controla mentes. Ella sintió un pequeño
cachete en el culo “¡Oye!” Ella levantó los hombros, sólo para ser empujada de nuevo
hacia abajo. "Estás maltratándome" Su voz fue amortiguada por la almohada.
Sí. Eso hago. Tuvo el descaro de sonar encantado consigo mismo.
"Cavernícola," masculló ella. Con un harén entero de mujeres. "Antes me dijiste
que era impersonal. A mí me está pareciendo muy personal."
Es así ahora, pero solo entre tú y yo. Yo sólo pienso en ti. Su presencia se sentía
pesada a su alrededor, pesada y caliente de deseo. Su piel hormigueaba en respuesta.
Él pasó rozando con sus dedos por su columna vertebral hasta el cuello. Allí retiró su
pelo hacia un lado.
Ella sintió algo caliente y húmedo en su cuello. Un beso. Se estremeció. Era tan
extraño, ser besada por un rostro invisible. Su respiración le calentó la oreja. Luego
algo le hizo cosquillas en los dedos del pie.
“Se sobresaltó. Hay algo en la cama."
Yo.
"Pero... era imposible que le besara la oreja y alcanzara los dedos del pie al
mismo tiempo. A menos que sus brazos tuvieran seis pies de largo. O que no fuera
totalmente humano.
Bingo. Dos puntos para ti, dulzura. Roman le acarició con la nariz el cuello y le
pellizcó los dedos del pie. Ambos pies. Y continuó frotando la piel entre sus hombros.
"Espera un momento. ¿Cuántos manos tienes?”
Tantas como quiera. Está todo en mi mente. En nuestra mente. Sus pulgares le
presionaron los arcos de sus pies. Él masajeaba su espalda con las palmas de sus
manos, arrastrándose en círculos bajando por su columna vertebral. Y todavía
continuaba besándole el cuello.
Suspiró somnolienta. "Oh, esto es agradable"
¿Agradable? Sus manos se detuvieron.
"Sí. Muy agradable, mucho..." Shanna se puso tensa, consciente del enfado a
punto de estallar dentro de su cabeza. Venía de él.
Ella gritó. Retorció la sabana entre sus manos. Ella deseaba sostenerle, recorrer
con las manos su pelo, sentir los músculos de su espalda y sus glúteos. Era tan
unilateral. Y tan condenadamente bueno.
Él insertó dos dedos dentro de ella. Al menos, creía que eran dos. Tal vez tres.
Oh Dios, la estaba torturando por dentro y fuera. Sus dedos hacían círculos y daban
golpecitos, se hundían y se retiraban. No tenía ni idea de cuántas miles de
terminaciones nerviosas poseía ahí abajo, pero él parecía decidido a hacer arder cada
una de ellas. Él frotó el duro e hinchado botón de su sexo más y más rápido. Ella clavó
los talones en el colchón, tensando las piernas y apretando sus caderas en el aire. Más.
Más.
Él le dio más.
Ella jadeó, abriendo la boca para coger aire. La tensión aumentó, dulce y tensa.
Ella ardía de necesidad. Más duro. Más duro. Ella empujó su sexo contra sus manos,
moviéndose contra él. Él agarró sus nalgas y la tomó con su boca.
Un golpecito de su lengua y ella se derrumbó. Sus músculos interiores
apretaron sus dedos. Ella gritó. Los espasmos hacían palpitar su núcleo interior,
disparando ondas de fulminante placer hacia los dedos de las manos y de los pies. Con
cada ola de liberación, su respiración quedaba atrapada en su garganta, sus dedos se
sacudían sobre las sabanas. Los pequeños temblores siguieron sin parar. Levantó las
piernas, juntando sus muslos, deleitándose con los gloriosos temblores secundarios.
Eres preciosa. Él la besó en la frente.
"Eres fantástico" Ella se presionó una mano contra el pecho. Su corazón todavía
palpitaba rápidamente, su piel todavía estaba ardiendo.
Tengo que irme ya, dulzura. Duerme bien.
“¿Qué? No puedes irte ahora.”
Debo. Duerme bien, mi amor.
"No puedes simplemente irte. Quiero abrazarte" Una punzada de frío dolor
pellizcó el puente de su nariz, luego desapareció. “¿Roman?”
Silencio.
Buscó su presencia dentro de ella. Se había ido.
"Oye, cavernícola!" gritó al techo. “¡no puedes limitarte a hacerme el amor y
largarte!”
Ninguna respuesta. Intentó ponerse derecha. El reloj al lado de la cama
reflejaba la hora. Las seis y diez. Oh, eso era. Se desplomó sobre su espalda. Estaba
amaneciendo. La hora en que los vampiritos buenos se van a dormir. Eso ciertamente
sonaba mejor que la verdad. En las siguientes doce horas, Roman estaba muerto para
el mundo.
Mierda. Para ser un cadáver, era un amante infernal. Con un gemido, se cubrió
los ojos. ¿Qué estaba haciendo, teniendo el sexo con un vampiro? No parecía que
tuviese ningún futuro. Él se quedó clavado para siempre en la edad de treinta años.
Condenado a ser joven, sexy y guapísimo por toda la eternidad, mientras que ella
envejecería.
Shanna gimió. Su relación estaba condenada desde el principio. Él se
mantendría bello, un joven príncipe.
Y ella sería el sapo viejo y feo.
Por la tarde, Shanna se despertó y almorzó con Howard Barr y algunos de los
guardas de día. Aunque expertos en seguridad, los tipos también estaban contratados
para limpiar la casa durante el día. Después de todo, el sonido de aspiradoras no iba a
perturbar a los muertos. Shanna pasó una tarde aburrida lavando sus nuevas ropas y
viendo la televisión. El Vampire Digital Network estaba emitiendo, pero la mayoría de
las cosas eran en francés o italiano. Era la noche de Europa. El eslogan continuaba
apareciendo en inglés. 24 horas/7 días porque siempre es de noche en alguna parte.
DVN. Si usted no es digital, no podrá verlo. Ahora las palabras adquirían un poco más
de sentido.
Tomó una ducha caliente antes de la puesta del sol, ansiosa por mejorar su
apariencia para Roman. De vuelta a la cocina, cenó y presenció el cambio de guardia.
Los Highlanders llegaron. Cada uno de ellos le dirigió una sonrisa antes de
encaminarse al frigorífico a por una botella de sangre. Guardaron su turno en el horno
de microondas, mientras le sonreían e intercambiaban miradas cómplices.
¿Tenía ella un cacho de lechuga metido entre los dientes? Finalmente los
escoceses se marcharon a ocupar sus puestos de noche. Connor se quedó atrás,
enjuagando la botellas en el fregadero. Ella recordó haberle visto hacer eso antes, pero
en ese momento, no registró su significado.
“¿por qué está todo el mundo tan animado?” preguntó Shanna desde su asiento
en la mesa de cocina. "Después del bombardeo de anoche, pensé que una guerra
estaba a punto de estallar"
"Oh, sí, lo hará," contestó Connor. "Pero cuando vives tanto tiempo como
nosotros, pierdes el sentido de la urgencia. Nos ocuparemos de Petrovsky en su
momento. Es una vergüenza que no le matáramos en la Gran Guerra"
Shanna se inclinó hacia adelante. "Hubo un Gran Guerra Vampiro?”
"Sí, en 1710.” Connor cerró el lavaplatos, luego se apoyó contra el mostrador.
Los ojos se le nublaron con los recuerdos. "Yo estuve allí. También Petrovsky, pero no
en el mismo bando, ya sabéis"
“¿cómo ocurrió?”
“¿No se lo ha contado Roman?”
“¿No. Estuvo él involucrado?”
Connor resopló. "Él la empezó"
¿Eso era lo que Roman quiso decir cuándo dijo que había cometido delitos
terribles? “¿Me lo contará?”
"Supongo que no hará daño" Connor caminó hasta la mesa de cocina y tomó
asiento. "El vampiro que convirtió a Roman, de muy desagradable carácter, se llamaba
Casimir. Él tenía un manada de vampiros a sus ordenes, y juntos destruían pueblos
enteros, saqueando y asesinando, torturando por placer. Petrovsky llevaba un año
siendo el subordinado favorito de Casimir"
Shanna se sobresaltó. Roman había sido un monje gentil, dedicado a curar a los
pobres. Era abrumador pensar en él empujado al centro de semejante mal. “¿Que le
sucedió a Roman?”
"Casimir estaba fascinado con él. Quería arrebatar cada trozo de bondad de
Roman, y tornarlo en puro mal. Él … él le hizo cosas crueles a Roman. Le hizo hacer
elecciones terribles" Connor negó con la cabeza con repugnancia. "Una vez, Casimir
capturó a dos niños y amenazó con matarles a ambos. Le dijo a Roman que podía
salvar uno de ellos con sólo matar al otro él mismo"
“Oh Dios.” Una oleada de náuseas se extendió a través de Shanna. No era de
extrañar que Roman pensara que Dios le había abandonado.
"Cuándo Roman se negó a participar en tal perversidad, Casimir se enfureció. Él
y su manada de diablos cayeron sobre el monasterio de Roman y asesinaron a todos
los monjes. Luego destruyeron los edificios"
“¡Oh, no! ¿Todos los monjes? ¿Incluso al padre adoptivo de Roman?” El corazón
de Shanna le dolía de pensarlo.
"Sí. Vos lo sabéis, no fue culpa de Roman, pero él todavía se siente responsable"
No era de extrañar que Roman sufriera tantos remordimientos. No fue su culpa,
pero comprendía por qué se sentía culpable. La muerte de Karen no había sido por su
culpa, pero ella todavía se culpaba a sí misma. “¿el monasterio derruido... es el de la
pintura que está en el quinto piso, verdad?”
"Sí. Roman la conserva allí para recordarse a sí mismo..."
"Quiere decir para torturarse a si mismo.” Los ojos de Shanna se empañaron de
lágrimas. ¿Cuántos siglos tiene él intención de fustigarse por ello?
"Sí.” Connor inclinó la cabeza con tristeza. "La visión del monasterio y sus
hermanos muertos infundió a Roman un propósito para su nueva y horrible
existencia. Él hizo un voto de destruir a Casimir y sus adeptos demoníacos. Pero sabía
que no podría hacerlo solo. Así que se escabulló, viajando por los campos de batalla
donde encontrar heridos muriendo en la oscuridad. En 1513 conoció a Jean Luc en la
Batalla de las Espuelas en Francia y a Angus en la de Flodden Field en Escocia. Él los
transformó, y se convirtieron en sus primeros aliados"
“¿cuándo le encontraron a usted?
"En la batalla de Solway Moss" suspiró Connor. "Nunca hubo paz duradera en
mi bonita Escocia. Se convirtió en el primer coto de caza de guerreros moribundos. Yo
Vanda avanzó con una apoteósica sonrisa. "Siento mucho lo grosera que fui con
usted.” Ella tocó un mechón del pelo de Shanna. "Este color me gusta"
"Gracias.” Shanna dio un paso hacia atrás.
"No se vaya.” Maggie le agarró del brazo. Entre y únase a nosotras"
"Sí" agregó Vanda. "nos gustaría darle la bienvenida al harén.”
Shanna se quedó sin aliento. “¿Perdón? Yo no formo parte de su harén"
“¿Pero usted y Roman... ustedes son ahora amantes, non? Simone se acomodó
en la esquina del sofá.
"Yo... realmente no creo que sea de su incumbencia" ¿Cómo diablos sabían lo
que había pasado?
"No sea susceptible" dijo Vanda. "A todas nosotras nos gusta Roman."
"Oh.” Simone dio un sorbo de una copa. "Yo he venido directamente desde Paris
para estar con él"
La furia chisporroteaba en Shanna. Furia contra Roman y sus damas, pero en
mayor medida, furia contra sí misma. Ella no debería haberse implicado tanto con él
mientras aún tuviese a todas esas mujeres a su lado. "Lo que ocurre entre Roman y yo
es privado"
Maggie negó con la cabeza. "Es difícil ser reservado en medio de vampiros. Oí
sin querer a Roman cuando él le pidió hacer el amor."
“¿qué?” A Shanna se le subió el corazón a la garganta.
"Maggie es muy buena captando pensamientos" aclaró Vanda. "Cuando ella oyó
a Roman, nos despertó, y todas nosotras le pedimos a Roman que nos dejase unirnos a
la diversión.”
“¿Qué?" Chispas de fuego salieron disparadas de la cabeza de Shanna.
"Relájese.” Darcy le dirigió una mirada preocupada. "Él no lo permitió."
“¡él es un h... grosero!” Simone lanzó resoplidos.
"Estuvo fatal" Maggie cruzó los brazos, frunciendo el ceño. "Hemos esperado
tanto tiempo a que Roman se interesase otra vez por el sexo. Y entonces, cuando
finalmente lo hace, no nos deja jugar."
"Fue terrible" suspiró Vanda. "Somos su harén. Tenemos derecho a compartir
sexo vampírico con él, pero nos bloqueó."
Shanna clavó los ojos en ellas, boquiabierta, con el corazón golpeando en su
pecho.
"Yo proclamo" dijo la bella mujer sureña, "nunca me he sentido tan rechazada
en toda mi vida.”
"Usted..." Shanna luchó para respirar. “¿todas ustedes trataron de unirse a
nosotros?”
Vanda se encogió de hombros. "Una vez que alguien inicia el sexo vampírico,
cualquiera puede integrarse en el grupo"
"Así es cómo se supone que debe ser" Maggie estuvo de acuerdo. "solicitamos
participar dos veces, pero Roman nos mantuvo bloqueadas"
"Él incluso nos riñó" Simone hizo pucheros en el sofá.
"Había tantas discusiones y tanto griterío mental" Maggie continuó, "que
incluso los Highlanders se metieron en la pelea y nos dijeron que dejásemos solo a
Roman."
Shanna gimió interiormente. No era de extrañar le hubiesen sonreído. ¿Sabía
todo el mundo en la casa lo que ella y los Roman había estado haciendo? La cara le
ardió.
“¿usted tendrá sexo otra vez esta noche? preguntó Simone.
"Por eso queremos que se una al harén," dijo Maggie con una sonrisa
acogedora.
"Sí.” Vanda también sonrió. "Entonces, puede que Roman haga el amor con
todas nosotras.”
"No, No" Shanna negó con la cabeza y retrocedió. “¡Nunca!” Ella corrió antes de
que el harén pudiese ver las lágrimas en su cara. ¡Maldición! Ahora sabía por qué
Roman había desaparecido dos veces la pasada noche. Había tenido que frenar el
control sobre ella para contestar la gran cantidad de llamadas mentales de su harén.
Todo el tiempo que él estuvo haciendo el amor psíquico con ella, se había visto
forzado a emplear energía mental en bloquear al harén. Fue como hacer el amor con
un montón de mirones tratando de ver por la ventana.
Subió a la carrera las escaleras hacia el primer piso. La conmoción se convirtió
en horror, después en crudo dolor. ¿Cómo había podido meterse en un lío tan
horrible?
Cuando alcanzó el segundo piso, las lágrimas caían por su cara. ¿Cómo pudo ser
tan estúpida? Nunca debería haber dejado a Roman entrar en su cabeza. O en su cama.
Y seguramente tampoco en su corazón. Cuando llegó al tercer piso, el dolor se
transformó en ira. ¡Ese maldito harén! Y maldito Roman. ¿Cómo se atrevía a mantener
un harén mientras proclamaba sentir cariño por ella? En el cuarto piso, se encaminó
hacia su cuarto, luego se detuvo. La ira ardía en llamas, demasiado caliente para ser
controlada. Subió furiosa al quinto piso.
El guarda de allí le dirigió una sonrisa cómplice.
Quiso quitarle esa sonrisa de su cara a bofetadas. Rechinó los dientes. "me
gustaría ver a Roman.”
"Sí, muchacha.” El Highlander abrió la puerta de la oficina de Roman.
Entró a zancadas y cerró la puerta. Roman podría haber sobrevivido a la Gran
Guerra Vampira de 1710, pero estaba a punto de enfrentarse a un terror aun peor.
Capítulo 20
en él, podría tener esperanza de perdón. Había querido decirle anoche que la amaba,
pero se había contenido. Tenía que hacer tal confesión en persona.
Se inclinó para subirse sus boxers. Puntos negros dieron vueltas en su cabeza.
Maldita sea, tenía hambre. Debería haber comido antes de darse la ducha, pero pensar
en Shanna le habían distraído. Llevando puesta únicamente su ropa interior, caminó
relajadamente por su oficina y retiró una botella de sangre del frigo. Sangre de Dios,
estaba muerto de hambre, dispuesto a bebérsela fría.
Escuchó la puerta de la oficina cerrarse y miró hacia atrás. Shanna. Sonriendo,
desenroscó la chapa de su botella. "Buenas noches."
Ninguna respuesta.
Se volvió a mirar hacia atrás. Ella se estaba acercando a él, sus mejillas brillando
por las lágrimas, su ojos hinchados, rojos y… furiosos. “¿Qué pasa, querida?”
“¡todo!” Ella respiraba con dificultad, y la furia prácticamente bullía a través de sus
poros. "Ya no lo aguanto más."
"Vale.” Él bajó la botella. "Parece que hice algo mal, aunque no estoy seguro de
qué"
“¡Todo está mal! Está mal que tengas un harén. Es de muy mal gusto que me
dejaras esperar en la cama mientras hablabas con ellas. ¡Y es realmente asqueroso que
quisieran unirse a nosotros en alguna clase de orgía mental!”
Él se sobresaltó. "No lo habría permitido. Lo que tuvimos juntos fue
completamente privado."
“¡No lo fue! Sabían que estábamos haciendo el amor. Y continuaron golpeando en
la puerta queriendo entrar."
Él gimió por dentro. Esas malditas mujeres. "Deduzco que has estado hablando con
las mujeres otra vez.”
"Tus mujeres. Tu harén.” Sus ojos se entrecerraron con cólera contenida. “¿sabes
que me invitaron a unirme a ellas?
Sangre de Dios.
“¿Y sabes por qué? ¡Me quieren en el harén para poder unirse a nosotros en la
cama la próxima vez! Como un gigante festín psíquico amoroso. Aggg, hablando de
orgasmos múltiples. ¡Lo estoy deseando!”
“¿Estás siendo sarcástica, cierto?”
“¡Aaargh!” Ella levantó sus puños cerrados en el aire.
Él apretó los dientes. "Mira, Shanna, gasté una cantidad enorme de energía para
mantener lo que sucedió entre nosotros en privado" Y toda esa energía gastada me ha
dejado muerto de hambre.
“¡No fue privado! Incluso los Highlanders sabían lo que estábamos haciendo. Tú
sabías que todo el mundo lo sabía, pero aún así hiciste el amor conmigo."
Él dio un paso hacia ella, su cólera aguijoneándole. "Nadie oyó lo que sucedió entre
nosotros. Fue privado. Sólo yo te oí gemir y gritar. Sólo yo sentí tu cuerpo
estremecerse cuando... "
"Basta. No debería haberlo hecho. No cuando tienes un harén queriendo unirse a
nosotros."
Roman apretó los puños, luchando por controlarse, pero se ponía jodidamente
duro cuando estaba muerto de hambre. "No puedo hacer nada. No sabrían como
sobrevivir solas."
“¡Estas tomándome el pelo! ¿Cuántos siglos tienen que pasar antes de que
maduren?”
"Se criaron en épocas en que a las mujeres no se les enseñaba ninguna habilidad
laboral. Están indefensas, y yo soy responsable de ellas "
“¿Realmente las quieres?
“¡No! Las heredé cuando me convertí en Señor de la Asamblea en 1950. Ni siquiera
puedo recordar todos sus nombres. He pasado todo mi tiempo construyendo
Romatech y trabajando en el laboratorio"
"Bien, si no las quieres, pásaselas a algún otro. Debe haber un montón de hombres
vampiros solitarios muriéndose de ganas por tener una buena mujer muerta que les
haga compañía."
La cólera de Roman comenzó a echar chispas otra vez. "Sucede que yo también soy
una de esas personas muertas."
Ella se cruzó de brazos. "Tú y yo somos diferentes. No creo que vaya a funcionar."
"Pensaba que funcionó muy bien anoche" Sangre de Dios, ella no iba a
abandonarle. No se lo permitiría. Y ellos se parecían. Ella le entendía como nadie.
"Yo no puedo... no haré el amor contigo otra vez mientras haya un montón de
mujeres intentando unirse a nosotros. No lo tolero."
La cólera le inundo a raudales. "No me puedes convencerme de que no lo
disfrutaste. Sé que lo hiciste. Estaba en tu cabeza"
"Eso fue anoche. Ahora todo lo que puedo sentir es vergüenza."
Roman tragó saliva con dificultad. “¿Te da vergüenza lo que hiciste? ¿te
avergüenzas de mí?”
“¡No! Me pone furiosa que esas mujeres tengan derechos sobre ti, que crean tener
derecho a unirse todas las noches a nosotros en el dormitorio."
"No se lo permitiré! No importan, Shanna. Las bloquearé."
“¡No deberías tener que bloquearlas, porque ellas no deberían estar en absoluto!
¿No lo comprendes? Me niego a compartirte con ellas. ¡Tienen que irse!”
"Lo sé" Él frotó la yema de su pulgar sobre el encaje. Verdadero sexo físico con una
mortal. "Si me pides que me detenga, lo haré. Nunca he querido hacerte daño,
Shanna."
Ella se desplomó hacia atrás. “Oh Dios." Se cubrió su cara.
“¿Bien? ¿Lo hacemos de verdad?”
Ella bajó sus manos y le miró a la cara. Un ligero temblor recorría su cuerpo. Ella
murmuró "Cierra la puerta."
Un torrente de intensas emociones salieron disparadas a través de Roman...
excitación, deseo, y sobre todo, alivio. Ella no le daba por perdido. En un zumbido,
llegó volando a la puerta, la cerró, y volvió hasta ella.
Cuando se paró, puntos negros dieron vueltas en su cabeza. Al usar la velocidad
vampírica había agotado drásticamente su energía, y necesitaba la poca energía que le
quedaba para Shanna. Él le levantó el pie y le quitó el calcetín. Un pie por vez. Esto era
real, así que se veía reducido a sólo dos manos. Nada de trucos mentales.
Sus pies eran un poco diferentes de lo que había imaginado. Más largos y delgados.
El segundo dedo del pie era tan largo como su dedo gordo. Estos pequeños detalles no
se los había imaginado anoche, pero ahora... ahora le parecieron de suma importancia.
Ésta era la verdadera Shanna, no un sueño erótico. Y ningún sueño era comparable a
la vida real.
Le sujetó un tobillo y levantó su pierna. Era larga y magníficamente formada.
Recorrió con una atenta mano su pantorrilla. Su piel era tan suave como imaginaba,
pero de nuevo, hubo detalles que no había esperado. Algunas pecas sobre su rodilla, y
en la parte interior del muslo, un pequeño lunar.
Le atrajo como un imán. Presionó los labios contra él. El calor de la piel de Shanna
le sorprendió. Esto era nuevo. Diferente. Los vampiros no generaban demasiado calor,
así que en todos sus años de sexo vampírico, nunca había imaginado el calor de un
cuerpo. O su olor. Su piel olía a mujer limpia, fresca y… viva. Sangre llena de vida. Una
vena grande palpitaba justo bajo su piel. Tipo A Positivo. Frotó la nariz contra la parte
interior de su muslo, disfrutando del sabroso aroma metálico.
¡Alto! Él giró la cabeza para descansar la mejilla contra su muslo. Tenía que
detenerse antes de que su instinto tomara el control y sus colmillos se extendieran. De
hecho, sólo para estar seguro, debería beber rápidamente una botella de sangre antes
de continuar.
Pero entonces las ventanas de su nariz se incendiaron con otro aroma. No de
sangre, pero igualmente embriagadora. Llegaba de debajo de sus bragas. Excitación.
Sangre de Dios, era dulce. Nunca pudo imaginar una fragancia tan potente. Su
miembro se hinchó, poniendo a prueba sus boxer de algodón. Su perfume le atrajo
seductoramente hasta que su nariz se presionó contra el encaje.
Shanna se quedó sin aliento. Su cuerpo se estremeció.
Capítulo 21
Él la había mordido.
Shanna le vio dirigirse al mueble bar como si nada hubiera pasado. ¿Nada?
LLevaba su sangre en la cara. Clavó los ojos en los pinchazos de su muslo izquierdo.
Gracias a Dios, se había detenido antes de dejarla seca. De no ser así, ahora mismo
estaría en coma, esperando para ser transformada.
Oh, Dios. Metió la cabeza entre las manos. ¿Qué esperaba? Baila con el diablo, y
arderás en el infierno. Bastante sorprendentemente, no había sido desagradable, ni
siquiera escocía. El dolor había durado poco. Fue la conmoción lo que la había
aterrorizado. La conmoción de ver los colmillos extenderse, de sentirlos sobre su cara.
Y entonces vio los colmillos goteando con su sangre. Al menos, no se había
desmayado. Su instinto de supervivencia le había pateado.
Él había perdido control por completo. Normalmente, le encantaría la idea de que
podía volver completamente loco a un hombre durante el sexo. ¿Quién no querría ese
tipo de poder sexual? Pero descontrolar a Roman significaba desatar un vampiro que
pensaba que ella era el desayuno.
Oh, Dios, ¿Cómo iba a poder funcionar semejante relación? A pesar de que su
corazón había anhelado a Roman, la única forma segura de tratar con él era a
distancia. Ella aceptaría su protección por un tiempo, pero no su pasión.
Y dolía. Dolía bastante más que el maldito pinchazo de su pierna. ¿Por qué tenía
que ser un vampiro? Era un hombre tan maravilloso. Sería perfecto para ella si no
estuviese muerto. Contempló el techo. ¿Por qué? ¿Todo lo que quiero es una vida
normal, y me concedes es un vampiro? ¿Qué clase de justicia divina es esa?
Un fuerte ruido fue su respuesta. Shanna se retorció en el canapé para mirar detrás
de ella. Roman se había desplomado en el suelo a unos pocos centímetros del mueble
bar.
“¿Roman?” Se levantó. Él estaba inmóvil, boca abajo sobre la alfombra.
“¿Roman?” Se acercó a él lentamente.
Con un gemido, él se puso boca arriba. "Yo… necesito … sangre"
Dios mío, su apariencia era terrible. Debía estar muerto de hambre. No podía
haber tomado mucho de ella. Divisó la botella en el mostrador. Sangre. Una botella
llena. Aggg. No quería hacerlo. Podía vestirse y traer al guarda del exterior. Recorrió
con la mirada a Roman. Sus ojos estaban cerrados, su piel blanca como el papel. Él no
podía esperar. Tenía que hacer algo. Ya.
Permaneció allí congelada, el corazón saltando en su pecho. Por un segundo, sintió
como si estuviese de nuevo detrás del macetero, observando morir a Karen. Y ella no
hizo nada. Dejó que el miedo le impidiese ayudar a Karen. No podía hacer eso de
nuevo.
Tragó saliva y se encaminó hacia la botella de sangre. Cuando alcanzó el
mostrador, su olor le trajo a la memoria recuerdos desdichados. Su mejor amiga
yaciendo en un charco de sangre. Volvió la cabeza, intentando no aspirar el aroma. Ya
no tenía otros amigos y él la necesitaba. Agarró la botella. Estaba fría. ¿La debería
calentar para que pareciese fresca? Su estómago se le revolvió de pensarlo.
"Shanna."
Echo una mirada hacia él. Roman luchaba por enderezarse. Dios mío, estaba tan
débil. Tan vulnerable. Quizás no era tan sorprendente que la hubiera mordido cuando
él necesitaba sangre tan desesperadamente. Era más sorprendente que hubiera
logrado apartarse de ella. Se había puesto a sí mismo en peligro.
"Voy" Se arrodilló a su lado. Con un brazo, sostuvo sus hombros, y con el otro,
levantó la botella hacia su boca. Sangre. La bilis se le subió a la garganta. Su mano
tembló, y unas gotas rodaron hacia abajo por su barbilla. Un flash de la sangre de
Karen chorreando de su boca. “Oh Dios" Su mano se estremeció.
Roman se levantó y le sujetó la mano, pero la suya también temblaba. El bebió
mucho y con ganas, su garganta moviéndose con cada trago.
“¿Estás ayudándome a hacer esto? ¿Mentalmente?” Él había usado el control
mental en la clínica dental para ayudarle a vencer su miedo.
Él bajó la botella. "No. No tendría fuerza" Llevó la botella de regreso a su boca.
Así que había superado su fobia sola. Todavía sentía un poco de nauseas, viéndole
tragar sangre fría, pero no se había desmayado.
"Ahora estoy mejor. Gracias" Levantó la botella una vez más y terminó lo que
quedaba.
"Perfecto" Ella se puso en pie. "Creo que entonces me voy."
"Espera" Él se levantó lentamente. "Déjame ...” La cogió del brazo. "Quiero
cuidarte."
"Estoy bien." Ella ya no sabía si reír o llorar. Estaba allí de pie semidesnuda con
pinchazos en el muslo. Quizás era la conmoción. Parecía más bien desconsuelo. Como
una pesada y negra losa, aplastando su corazón y recordándole constantemente que
una relación con un vampiro nunca podía funcionar.
"Ven" La dirigió a su dormitorio.
Ella miró con tristeza la inmensa cama de matrimonio. Si tan sólo fuese un mortal.
Por el aspecto general de su dormitorio, era limpio y ordenado. La arrastró al cuarto
de baño. Anda mira, la tapa del inodoro bajada. ¿Quién podría pedir más? Si tan sólo
estuviese vivo.
Él abrió el grifo del lavabo. No había espejos, sólo una pintura al óleo de un bonito
paisaje. Colinas verdes, flores rojas, y un sol radiante. Tal vez echaba de menos ver el
sol. Debía ser duro vivir sin sol.
Él humedeció una toallita y se inclinó para limpiarle el muslo. La cálida tela era
sosegante. Tuvo el repentino deseo de simplemente sucumbir y desplomarse en el
suelo.
"Lo siendo, Shanna. No ocurrirá de nuevo."
No, no lo haría. Sus ojos se inundaron de lágrimas. No más amor, no más pasión.
No podía permitirse amar a un vampiro.
“¿Duele?”
Ella apartó la mirada para que él no pudiese ver el raudal lágrimas.
"Imagino que si." él se enderezó. "Nunca debería haber ocurrido. No he mordido a
nadie en dieciocho años, no desde la introducción de sangre sintética. Bueno, eso es no
completamente cierto. Hubo una transformación de emergencia. Gregori"
"Radinka me lo contó. No querías hacerlo.”
"No" Roman rebuscó en un cajón y sacó dos tiritas. "no quería condenar su alma
inmortal."
Hablaba como un verdadero monje medieval. A Shanna le dolía el corazón.
Obviamente él pensaba que su alma estaba condenada.
Rasgó las envolturas. "Un vampiro siempre está más hambriento nada más
despertarse por la noche. Estaba justo a punto de comer cuando entraste. Debería
haber bebido una botella antes de hacer amor" Pegó las tiritas sobre sus heridas. "De
ahora en adelante, nos aseguramos de que coma antes."
Aquí no había ningún de ahora en adelante. "Yo … no puedo"
“¿no puedes qué?”
Parecía tan preocupado. Y tan malditamente guapo. El color había vuelto a su piel.
Sus hombros eran anchos. Su pecho estaba desnudo con una mata de pelo negro que
parecía tan suave y atrayente. Sus dorados ojos la miraban fijamente.
Shanna parpadeó para evitar las lágrimas. "no puedo.... creer que tengas un
inodoro" Gallina, se regañó a sí misma. Pero odiaba herirle a él. Y odiaba herirse ella.
Pareció sorprendido. "Oh, bueno, lo utilizo"
“¿utilizas un inodoro?”
"Sí. Nuestros cuerpos sólo requieren glóbulos rojos. Cosas como el plasma y los
ingredientes añadidos por la Fusion Cuisine son completamente innecesarios y se
convierten en desechos."
"Oh" Eso era ciertamente más de lo que ella necesitaba saber.
Él inclinó la cabeza. “¿Todo va bien?”
"Éste es un restaurante Vampi" explicó. "El menú incluirá los favoritos de Fusion
Cuisine como Chocoblood y Blood Lite, pero también tendrá la nueva mezcla, más
barata. Las comidas estarán calientes y servidas en un minuto"
Shanna parpadeó. “¿un restaurante de comida rápida?”
“¡Exactamente!” Gregori asintió con la cabeza hacia ella. "y con nuestra nueva
mezcla de glóbulos rojos y agua, será muy barato"
“¡Una comida rápida para vampiros! ¿Cómo lo llamarás? ¿Mac Murciélago? ¿Vampi
King?” Para sorpresa de Shanna, una risa nerviosa se le escapó.
Gregori se rió entre dientes. "Eres buena en esto.”
Roman no se reía. Miraba a Shanna con curiosidad.
Ella le ignoró y señaló el sistema de acceso para coches. “¿No será peligroso tener
un acceso para coches? Quiero decir que un humano normal podría ponerse a la cola,
pensando que es un restaurante normal, y entonces ver que en el menú no hay nada
más que sangre. ¿Eso haría estallar vuestro gran secreto, no es verdad?”
"Es un buen argumento" dijo Roman.
"Sé cómo hacerlo" Ella levantó las manos, imaginando el restaurante. "Alquiláis un
piso alto, más o menos en la décima planta, y ponéis el acceso de coches allí arriba. De
ese modo, no tendríais realmente gente haciendo cola"
Gregori parecía confuso. “¿En la décima planta?”
“¡Sí! Serían como una mosca a través del cristal.” Shanna estalló de la risa.
Gregori intercambió una mirada con Roman. "Pero nosotros no volamos"
Roman permaneció impertérrito . "Creo que hay algunas buenas ideas, Gregori.
Haz que Laszlo empiece con la fórmula de la comida… barata"
Shanna se tapó la boca, pero se le escaparon algunas risas nerviosas más.
Roman le dirigió una mirada preocupada. "y empieza a buscar un inmueble
apropiado para alquilar"
"Lo haré, jefe.” Gregori deslizó los póster de vuelta a su portafolios. "Voy a salir de
copas con Simone esta noche. Con el propósito de investigar, por supuesto. Estudiaré
los clubs de vampiros más populares para ver qué funciona mejor"
"Está bien. Trata de mantener a Simone fuera de problemas.”
Gregori asintió con la cabeza. "lo haré. Sabes, ella sólo sale conmigo porque intenta
ponerte celoso”
Repentinamente Shanna no se sintió tan dada a la risa tonta. Miró enfadada a
Roman.
Él tuvo la decencia de parecer avergonzado. "le dejé claro que no estaba
interesado"
"Por supuesto, lo sé" Gregori empezó a ir hacia la puerta, luego se paró. " Oh, había
pensado organizar un estudio de mercado mañana por la noche en Romatech. Hacer
venir a un grupo de trabajo de vampis pobres y rellenar un cuestionario sobre el
nuevo restaurante. Haré correr la voz esta noche en los Club Vampis"
"Suena bien" Roman caminó hacia la puerta.
Gregori recorrió con la mirada a Shanna. "Oye, tu eres buena con estas cosas. ¿Te
gustaría ayudar con la investigación mañana por la noche?”
“¿Yo?”
"Sí. Estarás en Romatech, y por tanto a salvo" Gregori se encogió de hombros. "Solo
es una idea. Te daría algo que hacer"
Shanna consideró la alternativa, que era quedarse sin hacer nada en la casa de
Roman con el harén. "Sí. Me gustaría. Gracias"
"Arreglado" Gregori metió su portafolios debajo del brazo. "Bueno, voy a salir esta
noche por la ciudad. ¿Esta capa es guay, eh? Jean Luc me la prestó"
Ella sonrió. "Estas buenísimo, tío"
Gregori se pavoneó hacia la puerta. "Soy demasiado sexy para mi capa, demasiado
sexy para mis colmillos. Demasiado sexy" Dio vueltas en círculo, luego adoptó una
pose discotequera con una mano señalando al techo. “¡demasiado sexy!” Salió con una
floritura de su capa.
Shanna sonrió abiertamente "Creo que disfruta siendo un vampiro.”
Roman cerró la puerta y regresó a su escritorio. "Él es un auténtico Vampi de hoy
en día. Nunca tuvo que morder para sobrevivir"
Ella resopló. “¿Quieres decir que es joven, que todavía toma biberón?”
Roman sonrió mientras se sentaba detrás de su escritorio. "Si alguna vez quieres
enfadarle, solo tienes que decirle que la música disco ha muerto"
Shanna se rió, pero cuando miró a Roman, la tragedia de su situación la sacudió y
cortó de golpe sus risas. ¿Cómo podría funcionar su relación? Ella se haría vieja
mientras él permanecería joven. Dudaba de que pudiera tener niños con él o la vida
normal que quería. Y no podría hacer el amor con ella sin querer morderla. Era
imposible.
Roman se inclinó hacia adelante. ¿Estás bien?
"Claro" le salió un poco chillón y estridente. Las lágrimas nublaron sus ojos, y
apartó la mirada.
"Has vivido un horror los últimos días. Tu vida ha sido amenazada. Tu mundo…"
“¿Destrozado?”
Él se sobresaltó. "Iba a decir alterado. Ahora sabes que hay un mundo vampiro,
pero el mundo mortal es el mismo de antes"
Nunca sería lo mismo. Shanna sorbió por la nariz, tratando de detener las lágrimas.
"Todo lo que quiero era una vida normal. Quiero echar raíces en una comunidad y
sentir que pertenezco allí. Quiero un trabajo normal y estable. Un marido normal y
estable" Una lágrima cayó rodando por su mejilla, y rápidamente se la secó con la
mano. "Quiero una gran casa, con un gran jardín, y una valla de madera, y un perro
grande. Y …" Otra lágrima se le escapó. "quiero niños.”
"Está bien desear esas cosas," murmuró Roman.
"Sí" Se secó las mejillas y evitó mirarle.
“¿No crees que tengamos futuro, verdad?
Negó con la cabeza. Oyó el chirrido de la silla y aventuró una rápida mirada. Él
estaba reclinado, clavando los ojos en el techo. Parecía calmado a primera vista, pero
pudo ver los músculos crisparse en su mandíbula cuando apretó los dientes.
"Tal vez debería irme ahora.” insistió con piernas temblorosas.
"Un marido normal, estable" masculló él. Se inclinó hacia adelante, inmovilizándola
con una mirada airada. "Tienes demasiada vida, demasiada inteligencia para aburrirte
con un marido. Necesitas pasión en tu vida. Necesitas a alguien que desafíe tu mente,
que te haga gritar en la cama" Él se puso en pie. "Me necesitas a mí."
"Como un agujero en la cabeza. O en este caso, en mi pierna"
“¡no voy a morderte otra vez!”
“¡No lo puedes evitar! Las lágrimas cayeron por su rostro. "está en tu naturaleza."
Él se sentó en la silla, su cara pálida. “¿Piensas que mi naturaleza es demoníaca?”
“¡no!” Se limpió las mejillas enfadada. "Creo que eres bueno y honorable y … casi
perfecto. Sé que en circunstancias normales nunca lastimarías a nadie. Pero cuando
hacemos el amor, llega un momento en que pierdes el control. Lo he visto. Tus ojos
brillan rojos, y tus dientes... "
"No va a volver a ocurrir. Me beberé una botella completa antes de hacer el amor
contigo"
"No puedes evitarlo. Tu … tu eres demasiado apasionado"
Él apretó los puños. “Hay un buen motivo para serlo"
"No puedes garantizarme que no me vas a morder otra vez. Es simplemente… lo
que eres"
"te doy mi palabra. Aquí y ahora" Usando un lápiz, arrastró la cruz de plata y la
cadena a través de su escritorio. "Póntelo. Aunque no pueda abrazarte, al menos
tampoco puedo morderte"
Con un suspiro, Shanna se pasó la cadena alrededor del cuello. "Supongo que
necesitaré un anillo de plata para los dedos del pie y un par de ligueros de plata. Oh, y
un piercing de plata para el ombligo y los pezones.”
"No te atrevas a agujerear tu bonito cuerpo"
Capítulo 22
Podría echar a correr de cualquier manera, pensó Roman con un gemido. "Más que
nada, ella quiere una vida y un marido normal" Con una mueca de disgusto, se encogió
de hombros. "yo no soy exactamente normal"
La boca de Radinka tembló. “Supongo que no, pero después de quince años en
Romatech, ya no estoy segura de lo que es normal"
"le puedo dar una casa y un perro normal"
“¿Tratas de comprar normalidad? Ella se dará cuenta”
"Espero que vea que trato de hacer sus sueños realidad. Intentaré darle una vida
tan normal como pueda"
Radinka frunció el ceño, considerándolo. "creo que lo que cualquier mujer
realmente quiere es ser amada"
"Ella ya tiene eso. Acabo de decirle que la amo"
“¡Bravo!” La sonrisa de Radinka se desvaneció otra vez. "no pareces muy
contento.”
"Será porque salió corriendo de mi cuarto, llorando.”
"Dios mío. Normalmente no me suelo equivocar en este tipo de cosas"
Roman suspiró. A menudo se había preguntado que si Radinka era
verdaderamente una psíquica, ¿ por qué demonios no vaticinó el ataque a su hijo? A
no ser que también hubiera previsto que Gregori se convirtiese en un vampiro.
Radinka golpeó ligeramente su pluma sobre el bloc. "Estoy segura de que ella es la
única para ti"
"Yo también estoy convencido de ello. Sé que siente un cariño muy profundo por
mi, o no habría hecho..."
Radinka levantó sus cejas, en espera de que él terminara la frase.
Cambió su peso a la otra pierna. "Si me buscas una casa, te lo agradeceré. Llego
tarde a la reunión"
La boca de Radinka tembló otra vez. "Ella va a venir por aquí. Lo tengo que hacer
ahora mismo" Giró su silla para mirar el ordenador. "iniciaré la búsqueda de la casa de
inmediato.”
"Gracias.” Se encaminó hacia la puerta.
“¡y debes librarte de tu harén!” le gritó Radinka.
Roman se sobresaltó. Ellas eran un gran problema. Tendría que mantenerlas hasta
que lo pudiesen hacer por sí mismas.
Entró en su despacho. "Buenas noches, Angus, Jean Luc.”
Angus se puso rápidamente en pie. Él volvía a vestir su usual tartán verde y azul de
los MacKay. "Vos os habéis tomado el venir con calma, hombre. Tenemos que
ocuparnos de esos jodidos Malcontents de inmediato"
Jean Luc permaneció sentado, pero levantó una mano para saludar. "Bonsoir, mon
ami"
“¿Has decidido algo?” Roman bordeó su escritorio y se sentó.
"Es el momento de discutirlo" Angus se paseó de arriba abajo por la habitación.
"Con la explosión de anoche, los Malcontents han declarado la guerra. Mis Highlanders
están listos para pelear. Digo que lo hagamos esta noche"
"No estoy de acuerdo" interrumpió Jean Luc. "Petrovsky está, sin duda, preparado
para tal venganza. Nosotros atacaríamos su casa en Brooklyn, quedando al
descubierto, mientras ellos pueden cubrirse. ¿Por qué darles a esos bastardos
ventaja?”
"Mis hombres no tienen miedo" gruñó Angus.
"Yo tampoco" Los ojos azules de Jean Luc fulguraron. "No se trata de tener miedo.
Sino de ser práctico. Si tus Highlanders y tu no fueseis siempre tan impulsivos, no
habrías perdido tantas batallas en el pasado"
“¡no soy impetuoso! tronó Angus.
Roman levantó las manos. “¿Podemos tomárnoslo con un poco de calma19? La
explosión de anoche no hirió a nadie. Y aunque creo que debemos matar a Petrovsky,
soy reacio a implicarme en una guerra total delante de testigos mortales"
"Exactement.” Jean Luc cambió de posición en su silla. "digo que vigilemos a
Petrovsky y sus hombres, y cuando encontramos a uno o dos de ellos solos, los
matemos"
Angus bufó. Ese no es un comportamiento honorable en un guerrero"
Jean Luc se levantó lentamente. "Si insinúas que no tengo honor, tendré que
desafiarte en un duelo.”
Roman gimió. Quinientos años escuchando a estos dos discutir era suficientes para
cansar al mejor de los amigos. “Podemos matar primero a Petrovsky, antes de que os
matéis entre vosotros?”
Angus y Jean Luc se rieron.
"Como siempre que estamos en desacuerdo..." dijo Jean Luc mientras volvía a
sentarse "tu tienes el voto decisivo"
Roman asintió con la cabeza. "Estoy con Jean Luc. Un ataque frontal a una casa en
Brooklyn llamaría demasiado la atención. Y pone a demasiados Highlanders en
peligro"
"A nosotros no nos importa" dijo Angus con un gruñido mientras retornaba a su
silla.
"A mi sí" dijo Roman. "os conozco a todos desde hace mucho tiempo.”
19
Can we take this down a notch: podemos frenar un poco?.
20
I doona mean that: Se lo que significa
La boca de Laszlo cayó abierta. Él parpadeó varias veces. “¿quién querría insertar
su DNA en esperma vivo?”
"Yo lo haría.”
“¿Oh. Entonces usted … usted quiere engendrar niños?”
Sólo con Shanna. "quiero saber si es posible"
El químico asintió con la cabeza lentamente. "creo que podría serlo"
"Bien" Roman caminó a grandes pasos hacia la puerta, luego se paró. "Te
agradecería que esta conversación quedara entre nosotros"
"Por supuesto, señor.” Laszlo dio un tirón de los hilos que una vez habían
mantenido un botón en su sitio. "no diré una sola palabra"
Roman se apresuró a ir a su laboratorio para trabajar en su fórmula diurna.
Encendió su reproductor de CD. Cantos gregorianos inundaron el cuarto, ayudándole a
concentrarse. Estaba tan cerca.
Antes de que se diera cuenta, los cánticos pararon y Roman echó una mirada a la
hora. Las cinco y treinta. El tiempo siempre volaba cuando estaba embarcado en un
nuevo proyecto. Llamó a Connor y se teletransportó a la cocina. “¿cómo va todo?”
Connor contestó "Bien. Ni rastro de los hombres de Petrovsky"
“¿y Shanna?”
"Está en su habitación. Dejé Coca cola light y brownies en su puerta.
Desaparecieron, así que debe estar bien "
"Ya veo. Gracias" Roman se dirigió hacia la escalera y se detuvo en el centro de la
espiral. Con una mirada al descansillo de arriba, se teletransportó allí en un segundo.
Entró en su despacho y se paró en seco cuando vio el canapé de terciopelo rojo sangre.
Qué idiota había sido al morderla. Y un idiota mayor al escapársele que la amaba.
Caminó con paso cansino hacia el mueble bar para coger un tentempie antes de
irse a la cama. Debería ir a su habitación para ver que tal estaba? ¿Le hablaría ella
todavía? Desenroscó el tapón de una botella y la metió en el horno microondas. Tal
vez debería dejarla sola. Su reacción ante su confesión de amor no había sido buena.
Le daría tiempo. Pero no se daría por vencido.
Galina se acomodó en uno de las butacas. " Estoy de acuerdo. Es demasiado pronto
para que haya escasez. Además, Draganesti probablemente tiene suministros de los
que no sabemos nada"
Ivan dejó de pasearse. “¿Que quieres decir?”
"Él suministra sangre sintética en todo el mundo. Podría tener plantas de las que
no sabemos nada"
Alek asintió con la cabeza hacia ella. "Tiene sentido"
Galina arqueó una ceja. "no soy tan estúpida como crees"
"Basta" Ivan reanudó el paseo. "Necesito un plan. No le he hecho suficiente daño a
Draganesti"
“¿por qué le odia tanto?” Galina preguntó.
Ivan ignoró a la chica del harén. Él tenía que volver a entrar en Romatech. ¿Pero
cómo? La tensión se incrementó en su cuello, pinzando sus nervios.
"Draganesti fue el que reunió un ejército para derrotar a Casimir" murmuró Alek al
oído de Galina.
"Oh. Gracias por decírmelo" Ella dirigió a Alek una sonrisa astuta.
Alek le devolvió la sonrisa. Con un gruñido, Ivan hizo crujir su cuello. Lo que atrajo
la atención de ellos. “¿Algún rastro de los Highlanders?”
"No, señor," Alek contestó, manteniendo los ojos alejados de Galina. "Si están ahí
fuera, se mantienen ocultos"
"No creo que ataquen esta noche.” Ivan reanudó el paseo. La puerta de su
despacho se abrió y Katya entró. “¿dónde diablos has estado?”
"De caza" Katya se relamió los labios. "Una chica tiene que comer. Además, escuché
algunas buenas noticias en uno de los clubs Vampis"
“¿Cuál? ¿Nuestra bomba mató a uno de esos estúpidos Highlanders?”
"No.” Katya se retiró su largo pelo hacia atrás. "De hecho, oí que el daño fue mínimo.”
“¡Vaya porquería!” Ivan agarró un pisapapeles de cristal del escritorio y lo arrojó
contra la pared.
"Vamos, ¿Coger una rabieta no servirá de nada, verdad?”
Ivan se echó en un zumbido sobre Katya y la agarró por el cuello. "Tampoco lo hará
mostrarse irrespetuosa, zorra"
Sus ojos centellearon. "Tengo buenas noticias si interesa oírlas."
"Bien" Ivan la soltó. "Desembucha"
Ella se frotó el cuello mientras le lanzaba una mirada irritada a Ivan. “¿Quieres
volver a entrar en Romatech?
"Por supuesto. Dije que mataría a ese pequeño químico, y tengo la intención de
mantener mi palabra. Pero el lugar está ahora plagado de esos apestosos Highlanders.
No podremos entrar.”
"Yo creo que si," Katya le rebatió. "Al menos uno de nosotros podrá. El
vicepresidente de marketing de Romatech ha invitado a Vampis pobres a las
instalaciones mañana por la noche para un estudio de mercado"
“¿un qué?” Ivan preguntó.
Katya se encogió de hombros. “¿Tiene importancia? Uno de nosotros podría ir,
disfrazado como uno de los pobres"
"Ah, excelente.” Ivan le palmeó la mejilla. "Muy bien.”
"Yo iré, señor," anunció Alek.
Ivan negó con la cabeza. "Te vieron en el baile. Y a mi también me reconocerían.
¿Tal vez Vladimir?”
"iré yo" Galina se ofreció.
Ivan resopló. No seas ridícula"
"No lo soy. No esperarán a una mujer"
"Cierto" Katya se sentó en una silla al lado de Galina. "Conozco un maquillador en
DVN. Y podemos usar su guardarropa"
“¡Genial!” Galina sonrió. “podría ser un viejo y gordo vagabundo Vampi"
"Una sin techo con su carrito lleno de bolsas" Katya estuvo de acuerdo. "Nadie
sospecharía de ti"
“¿desde cuándo toman alguna decisión aquí?” Ivan miró enfurecido a ambas.
Bajaron sus cabezas, pareciendo apropiadamente sumisas. “¿Cómo podría Galina
capturar a Laszlo Veszto? ¿Y si un Highlander le protege, cómo va a reducirle?”
"Belladona," murmuró Katya. “¿usted tiene, no es verdad?
"Sí.” Ivan se frotó un nudo de tensión en el cuello. "En mi caja fuerte. ¿Cómo lo
sabías?”
"Lo utilicé una vez. No la suya, por supuesto. Pero podría dejar que Galina la
usara."
“¿qué es la Belladona?” preguntó Galina.
"Un veneno para vampiros" explicó Katya. "Pinchas al vampiro con un dardo, y el
veneno entra en su corriente sanguínea y le paraliza. Él estará todavía consciente,
pero incapaz de moverse"
"Guay" Los ojos de Galina se iluminaron. "quiero hacerlo."
"Vale. Puedes ir" Ivan se apoyó en el borde de su escritorio. "Una vez que localices
a Laszlo Veszto, llama y teletransportate de vuelta aquí con el pequeño bastardo"
“¿es eso todo lo que quiere que haga?” preguntó Galina con voz calmada.
Ivan lo consideró. "Quiero otra explosión. Una más grande. Una que realmente
haga daño a Draganesti"
"En ese caso," Katya sugirió "creo que debería matar a algunas de las personas que
más le importan"
Ivan asintió con la cabeza. "Esos malditos Highlanders.”
"Oh, a él le importan, estoy segura" Katya recorrió con un dedo sus labios pintados
de rojo. "Pero su verdadera debilidad son los mortales.”`
"Exacto," Galina estuvo de acuerdo. "Él tiene un montón de empleados mortales.
Podríamos poner un temporizador en la bomba para que explote con la salida del sol"
“¡Eso es!” Ivan se puso rápidamente en pie. "Los preciosos mortales de Draganesti
morirán, mientras él y su Highlanders se ven forzados a regresar a sus ataúdes. No
habrá una maldita cosa que pueda hacer. ¡Es perfecto! Mañana por la noche, Galina
colocará C-4 en alguna zona donde los mortales se reunan"
“¿La cafetería, quizá?” Galina intercambió una mirada sardónica con Katya.
"Perfecto" anunció Ivan. "La cafetería"
Capítulo 23
"Sí. Los guardas en la puerta comprobaron mi bolsa, así que menos mal que
escondimos la C-4 en mi ropa. Lo pegué debajo de una mesa en la cafetería. Explotará
en cuarenta minutos"
"Excelente.” Ivan se percató de que el Highlander les vigilaba, escuchando sus
planes. "siempre he querido hacer esto.” Se arrodilló y extrajo una estaca de madera
de su chaqueta.
Los ojos del escocés se abrieron como platos. Un sonido estrangulado vibró en su
garganta mientras luchaba en vano por moverse.
"Él no puede defenderse," murmuró Galina.
“¿Crees que me importa una mierda?” Ivan se inclinó sobre el Highlander. "Mira la
cara de tu asesino. Será lo último que veas" Hundió la estaca en el corazón del
Highlander.
El escocés se arqueó. El dolor se mostró en su cara, después su cuerpo se convirtió
en polvo.
Ivan frotó la estaca contra su muslo para limpiar del todo el polvo. "Será un buen
recuerdo" Él la deslizó de vuelta a un bolsillo de la chaqueta. "Ahora a por el pequeño
químico"
Él caminó hasta Laszlo Veszto. “¿Tu blandengue Señor de la Asamblea no te ha
podido proteger, no es cierto?
La cara de Veszto había empalidecido hasta un blanco cadavérico.
"No deberías haber ayudado a escapar a esa perra Whelan. ¿Sabes lo que hago a las
personas que se interponen en mi camino?”
"Vamos" Galina se apresuró a ir hacia el teléfono. "Tenemos que irnos"
Ivan levantó al químico en sus brazos. "Sostén el teléfono para mí.” Él escuchó la
voz de Alek, luego se teletransportó de regreso a su casa en Brooklyn. Galina le siguió.
Ivan dejó caer a Veszto en el suelo y le dio de una patada en las costillas.
"Bienvenido a mi humilde casa"
"No" Shanna dio otro mordisco al pastel de queso. No estaba segura de querer
verlo. O de que él quisiese verla a ella. Tenía que ser doloroso para un tío que confiese
amar a una chica, y que ella se escape, llorando.
Radinka dio un sorbo de su té. "Las dos últimas noches he estado investigando
para Roman. Dejé la información en su laboratorio, pero dice que la decisión final es
tuya"
"No sé de lo que estás hablando"
"ya lo se, querida. Deberías discutir el tema con él. Connor te puede llevar a su
laboratorio.”
Jesús. Como casamentera, Radinka era implacable. Shanna echó una mirada al gran
reloj de la pared del autoservicio. Ya eran las cinco y diez. "No tengo tiempo. ¿Vine con
Gregori y Connor, y dijeron que nos marcharíamos a las cinco y cuarto, verdad?” Miró
a Connor para que la respaldase.
"Sí, pero vinimos en coche.” Connor plegó el periódico. "Vos podéis
teletransportaros con Roman y regresar más tarde, si vos queréis"
Shanna hizo le hizo una mueca. Valiente ayuda era. "Mejor buscamos a Gregori.
Espero que ya haya terminado con todo eso de los Vampis pobres"
“¿el estudio de mercado va bien?” Radinka aliñó su ensalada de pollo.
"Imagino que es penoso ver gente oprimida. Había una vagabunda que..." Shanna
se detuvo. Hizo memoria. "Oh Dios mío. No volvió"
“¿qué?” Connor se inclinó hacia adelante. “¿quién?”
"La señora mayor que robó una botella de Chocoblood. Ella salió con un guarda
para ir al servicio y no volvió"
"Och, eso es malo" Connor se levantó y sacó un teléfono móvil de su faltriquera.
"Quizás estaba enferma y se marchó a casa" sugirió Radinka.
Shanna lo dudaba. “¿Incluso los vampiros pueden enfermar?”
"Sí, si beben sangre infectada" Radinka apuñaló su ensalada con un tenedor. "y la
nueva Fusion Cuisine no le sienta bien a todo el mundo"
Connor marcó un número. “¿Angus? Puede haber un miembro del grupo de trabajo
de Gregori suelto en las instalaciones. Una anciana"
"Tal vez se ha perdido" Radinka tomó un poco de ensalada.
Shanna observó a Connor pasear. Él parecía preocupado.
Él guardó el teléfono en la faltriquera y caminó a zancadas hacia ellas. "Angus ha
ordenado un barrido completo del edificio y bloquear las puertas. Comenzarán por los
almacenes donde se produjo la última explosión. Cada habitación será registrada y
sellada, hasta que toda la instalación haya sido comprobada"
“¿Esperas juego una mala jugada? preguntó Radinka.
"La andan buscando" reconoció Roman. "Ya sabemos que tú estás bien, así que
ahora nuestra preocupación principal es Laszlo"
Connor hizo una pausa a medio camino de la puerta. "tengo que irme"
"Vete. Shanna está a salvo con conmigo" Roman cerró la puerta con llave. “¿cómo
estás?”
"Bien" Ella parecía estar desarrollando un saludable nivel de tolerancia para
soportar los sustos. O tal vez había sobrepasado tanto su límite, que simplemente
estaba paralizada. Examinó el cuarto. Había estado allí antes, pero esa vez estaba
demasiado oscuro para ver. Una pared de diplomas le llamó la atención. Se acercó.
Roman tenía estudios superiores en microbiología, química, y farmacia. Después
de todo este tiempo, aún era un sanador. Como Connor había dicho, la muerte no
cambiaba el corazón de un hombre. Y el corazón del Roman era bueno. Lo miró por
encima de su hombro. "no me había percatado de que eras tan empollón"
Él arqueó una ceja. “¿Perdón?
"Tienes un montón de títulos"
"He tenido un montón del tiempo" dijo él secamente.
Ella se mordió los labios para no reírse. “¿La escuela nocturna?”
Él medio sonrió. “¿cómo lo adivinaste?” Una impresora en el cuarto se puso a
trabajar con un chasquido. Él se encaminó hacia la pantalla del ordenador en el que
una maraña de listas y gráficos llenaban la pantalla. Datos incomprensibles para
Shanna, pero que Roman seguía con gran interés.
"Esto es bueno" murmuró. Él agarró las páginas que habían salido de la impresora
y las estudió. "Es realmente bueno.”
“¿el qué?”
Él dejó caer los papeles en la superficie de la mesa. "Esto" Cogió un tubo de
laboratorio lleno de un líquido verdoso. "creo que lo conseguí" Una gran sonrisa se
extendió por su cara. "pienso que realmente lo logré"
Parecía tan joven y feliz. Como si las preocupaciones de varios siglos
repentinamente hubiesen desaparecido de sus hombros.
Shanna no podía ayudarle pero sonrió. Así era como Roman debería ser. Un
sanador, en su duro trabajo de laboratorio, deleitándose con sus descubrimientos.
Ella se acercó a él. “¿Qué es eso? ¿Un nuevo limpiador para la taza del inodoro?”
Con una risa, él colocó el tubo de laboratorio sobre suelo. "es una fórmula que
permitirá a los vampiros permanecer despiertos durante el día"
Shanna se paró en mitad de un paso. "Estás bromeando"
"No. Yo no bromearía acerca de algo así. Es …"
"Revolucionario" murmuró ella. "Podría cambiar el mundo para vampiros"
Él asintió con la cabeza, una mirada maravillada cruzando su cara. "No ha sido
probado, claro está, así que no puedo estar seguro. Pero sería el paso más grande
desde el éxito en la fabricación de sangre"
Y su sangre sintética salvaba miles de vidas. Estaba en presencia de un genio. Y él
afirmaba que la amaba.
Él cruzó sus brazos, estudiando el líquido verdoso. "Sabes, si esta fórmula es eficaz
para revigorizar a un vampiro que está clínicamente muerto, posiblemente podría
tener aplicaciones para ciertas enfermedades mortales, como los comas o el estado
catatónico"
"Oh, Dios mío. Eres un genio, Roman"
Él se sobresaltó. "He tenido bastante más años para estudiar que la mayoría de los
científicos. O los empollones, como tú nos llamas" Sonrió.
"Oye, los empollones son los que triunfan. Felicidades" Ella extendió la mano para
abrazarle, luego lo reconsideró y palmeó su brazo antes de dar un paso hacia atrás.
La sonrisa de él menguó. “¿Tienes miedo de mí?”
"No. Únicamente pienso que es mejor que nosotros no nos..."
“¿toquemos? ¿O hagamos el amor?” Sus ojos se ensombrecieron con un destello de
hambre. "Sabes que tenemos un asunto pendiente entre nosotros.”
Ella tragó saliva y retrocedió. No era un problema de confianza en él. Ella sabia que
haría cualquier cosa para protegerla. La verdad era que no podía confiar en sí misma.
Cuándo él la miraba así, su resistencia se fundía. Dos veces le había permitido hacerle
el amor, y las dos veces debería haber rehusado. Racionalmente, sabía que una
relación con un vampiro nunca podría funcionar. Desafortunadamente, conocer esa
realidad en poco ayudaba a aliviar el anhelo de su corazón. Ciertamente no detenía la
atracción física que inundaba sus sentidos y que hacía que su cuerpo le ansiase.
Trató de cambiar el tema. “¿qué es esa música que estas escuchando?”
"Cantos gregorianos. Me ayudan a concentrarme" Fue a un pequeño frigo y abrió
una botella de sangre. "nos aseguraremos de que no tengo hambre" Desenroscó el
tapón y empezó beberla fría.
Guau. Significaba que tenía la intención de seducirla? Seguramente no. Amanecería
pronto. Quince minutos más o menos y él habría perdido completamente el
conocimiento. Por supuesto, los vampiros podían moverse realmente rápido cuando
querían. Ella deambuló por su laboratorio mientras él seguía de allí pie, bebiendo y
siguiendo cada movimiento. "Parece antiguo" Examinó un viejo mortero de piedra y
su majadero.
"Es antiguo. Lo rescaté de las ruinas del monasterio donde crecí. Eso y la cruz que
llevas es todo lo que queda de esa vida"
Shanna tocó el crucifijo. "Una vez que esté a salvo, tendré que devolvértela. Debe
ser valiosa para tí"
Cuando Angus cerró la puerta, Roman apoyó su frente sobre una mano y cerró los
ojos. Shanna no estaba segura de si era de pena o de fatiga. Probablemente ambas. Él
debía conocer al Highlander muerto desde hace mucho tiempo.
“¿Roman? Tal vez deberíamos ir a la habitación de plata"
"es culpa mía" murmuró.
Ah, entonces yo también soy culpable. De sus ojos brotaron lágrimas. Ella conocía
muy bien el sentimiento de culpabilidad por la muerte de un amigo. "No es tu culpa. Es
mía"
"No" Él pareció asombrado. "Fui yo el que tomó la decisión de protegerte. Llamé
por teléfono a Laszlo y le dije que volviese. Él seguía mis órdenes. ¿Cómo puedes tener
tu la culpa? Estabas inconsciente en ese momento"
"Pero si fuera por mí ..."
"No. El problema entre Petrovsky y yo viene de muy lejos" Roman se tambaleó.
Ella le agarró del brazo. "Estás agotado. Vamos al cuarto de plata"
"No tenemos tiempo" Él miró alrededor del laboratorio. "estaré bien en el
armario"
"No. No quiero que duermas en el suelo"
Él le dirigió una sonrisa cansada. "Dulzura, no me daré cuenta de lo incomodo que
es"
"el turno de día Podría llevarte a la cama del cuarto de plata"
"No. Ellos no saben nada acerca de la mí. Estaré bien" Se fue dando tumbos hacia el
armario. "Corre las persianas, por favor"
Ella se apresuró a ir a la ventana. El cielo comenzaba a ponerse gris con un matiz
rosa hacia el este. Justo cuando corría las persianas, un rayo dorado de sol se
disparaba sobre el tejado de Romatech.
Roman había conseguido llegar al armario y abría la puerta.
De repente una fuerte explosión la ensordeció. La tierra se estremeció. Ella se
agarró a las persianas para sostenerse, pero se bambolearon, haciéndola tropezar. Las
alarmas se dispararon. Y otro sonido, Shanna se dio cuenta de que eran gritos de
personas.
“Oh, Dios mío" Espió por la ventana. En el resplandor del sol matutino, divisó una
nube de humo.
“¿una explosión?” murmuró Roman. “¿dónde?”
"No estoy segura. Todo lo que veo es humo" Shanna volvió la mirada hacia atrás. Él
estaba hundido contra la puerta del armario, mortalmente pálido.
"lo cronometraron así, para que no pudiéramos hacer nada"
Shanna miró atentamente a través de las persianas de nuevo. "Es el ala frente a
nosotros. ¡La cafetería! Radinka estaba allí" Ella corrió al teléfono y marcó el 911.
"Habrá mucha gente allí" Roman se empujo lejos de la puerta, dando tumbos hacia
adelante unos pocos pasos, y cayó sobre sus rodillas.
Cuando un operador contestó, Shanna gritó al teléfono "Ha habido una explosión
en Industrias Romatech"
“¿cual es la naturaleza de su emergencia?” La mujer preguntó.
“¡Es una explosión! Necesitamos ambulancias y un coche de bomberos"
"Cálmese. ¿ Su nombre es?”
"Dese prisa ¡Hay personas heridas aquí!” Ella colgó el teléfono y se apresuró hacia
Roman. El pobre hombre gateaba por el suelo. "No hay nada que puedas hacer. Vete y
descansa"
"No. Tengo que ayudarles"
"Llamé a Urgencias. Y yo misma iré allí, tan pronto sepa que estarás bien "Ella
apuntó hacia el armario y trató de parecer autoritaria. Vete al cuarto"
"no puedo soportar estar sin moverme cuando hay personas que me necesitan"
Con lágrimas en los ojos, ella se arrodilló a su lado. "Te entiendo. Créeme. He
estado allí. Pero no hay nada que puedas hacer"
"Sí, lo hay" Se agarró en la mesa del laboratorio y se izó a sí mismo sobre sus pies.
Trató de alcanzar el tubo de ensayo con el líquido verdoso.
“¡No puedes hacerlo! No ha sido probado aún"
Él le lanzó una mirada irónica. “¿Qué me puede hacer? ¿Matarme?”
"No me hace gracia. Roman, por favor. No lo hagas"
Sus manos se estremecían al levantar el tubo hacia su boca. Dio varios grandes
tragos antes de soltar el tubo de ensayo.
Shanna curvó los dedos alrededor del crucifijo que le había dado. “¿sabes siquiera
cuál es la dosis normal?”
"No.” Él dio un paso atrás y se tambaleó sobre sus pies. "me siento....raro" Se
desmayó sobre el suelo.
Capítulo 24
Shanna cayó de rodillas a su lado. “¿Roman?” Le tocó la mejilla. Estaba frío. Sin
vida. ¿Era éste su comportamiento medio muerto normal durante el día, o realmente
se había suicidado con una droga experimental?
“¿qué has hecho? Colocó la cabeza de él contra su pecho, intentando escuchar un
latido. Nada. Pero claro normalmente él sólo tenía pulso por la noche. ¿qué ocurriría si
nunca volvía a latir de nuevo? ¿Qué ocurría si se había ido para siempre?
"No me dejes" murmuró. Se volvió a sentar, presionando los dedos contra su cara.
Había intentado convencerse a si misma, con gran dificultad, de que su relación no
funcionaría. Pero ahora parecía tan … muerto. Y eso la estaba matando.
"Roman.” Su nombre pareció salirle del alma. Ella se dobló sobre si misma,
retorciéndose de emoción. No podría soportar perderle.
Había personas en la cafetería que necesitaban su ayuda. Tenía que ir. Ya. Pero no
podía moverse. No le podía abandonar. Había sido muy duro perder a Karen, pero
esto... esto era como si su corazón estuviera siendo aplastado. Y con el dolor llegó una
revelación arrolladora.
Ya no podía pretender que una relación con Roman era imposible. Ya existía.
Estaba enamorada de él. Le había confiado su vida. Le había permitido entrar en su
cabeza. Se había enfrentado a su miedo a la sangre por él. Siempre había sabido que
era un hombre bueno y honorable. Porque le amaba.
Y él tenía razón. Ella entendía su sentimiento de culpabilidad y sus
remordimientos como nadie más. Estaban conectados emocional y mentalmente. Los
inexorables giros del destino les habían herido en el pasado, pero ahora podían
alzarse sobre el dolor y la desesperación enfrentando la vida juntos.
Algo agarró su muñeca.
¡Estaba vivo! Su pecho repentinamente se alzó al coger aire. Sus ojos se abrieron.
Brillando rojos.
Shanna jadeó. Trató de echarse hacia atrás, pero su agarre se apretó. Oh Dios, qué
ocurriría si se había convertido en Mr. Hyde?
Él giró la cabeza para mirarla. Parpadeó una vez, dos veces, luego sus ojos
lentamente volvieron a tener su color dorado habitual.
“¿Roman? ¿Estás bien?”
"creo que sí" Él la soltó y se enderezó. “¿cuánto tiempo he estado sin
conocimiento?”
" Yo... no sé. Me pareció una eternidad"
Él echó un vistazo al reloj de la pared. "Solo han sido unos pocos minutos" La miró.
"Te asusté. Lo siento"
Ella se puso en cuclillas. "Temí que te hubieras hecho realmente daño. Fue una
locura lo que hiciste"
"Sí, pero funcionó. Estoy despierto bajo el sol" Él se puso en pie y se dirigió hacia el
armario. "Debería haber un botiquín aquí dentro" Agarró una caja de plástico blanca.
Vamos"
Se desplazaron rápidamente por el vestíbulo. La alarma todavía sonaba con gran
estruendo. Las personas corrían asustadas. Algunos se quedaron mirando
asombrados a Roman, mientras que otros reaccionaban tarde.
“¿Saben quién eres?” preguntó Shanna.
"Supongo. Mi foto está en el manual para empleados" Roman miró a su alrededor
con curiosidad "nunca había visto este sitio tan abarrotado"
Doblaron la esquina del pasillo que conectaba el ala del laboratorio con la
cafetería. Estaba atestada de personas y totalmente iluminada por la luz del sol por
tres ventanas que daban al este. Cuando Shanna pasó delante de la primera ventana,
oyó respingar a Roman. Una marca roja y ardiente de una quemadura cruzaba su
mejilla.
Ella le agarró por el brazo. "El sol te quema"
"Sólo mi cara se quemó. Has debido bloquear el resto del sol. Quédate a mi lado"
Cuando pasaron al lado del segundo haz de luz solar, Roman levantó el botiquín
por el lado de su cara herida. El sol le hizo una línea roja a lo largo de la mano
expuesta.
"Maldita sea" Flexionó sus dedos quemados.
"Déjame sostener la caja" Shanna cogió el botiquín y lo colocó por encima de su
cabeza para añadirle altura. Las personas les miraron extrañados, pero pasaron a
través del último rayo de luz sin que Roman recibiera más quemaduras.
Cuando entraron en la cafetería, Roman señaló a un hombre. "Ese es Todd Spencer.
Vicepresidente de producción"
Shanna apenas prestó atención. Estaba demasiado conmocionada por la escena
ante ella. Gente herida yaciendo en el suelo. Gente corriendo. Algunos retirando
escombros. Otros inclinados sobre los heridos, poniendo vendas de gasa.
Un gran agujero estaba abierto de par en par donde una vez hubo columnas de
hormigón y ventanas de cristal. Las mesas volcadas, las sillas aplastadas, y las
bandejas para la comida tiradas por todos lados. El ruido siseante de los extintores de
fuego enmascaraba los gemidos de los heridos. Y a Radinka no se la veía por ninguna
parte.
"Spencer" Roman se acercó al vicepresidente. “¿cuál es la situación?”
Los ojos de Todd Spencer se abrieron sorprendidos. "Sr. Draganesti, no sabía que
estaba aquí. Uh, tenemos el fuego bajo control. Estamos buscando heridos. Los
paramédicos están en camino. Pero no lo entiendo. ¿Quién haría algo así?”
Roman examinó la escena. ¿Hay algún muerto?
Spencer hizo una mueca de disgusto. "No lo sé. No hemos encontrado a todo el
mundo.”
Roman se encaminó a un lugar donde las paredes y el techo se habían hundido.
"Podría haber alguien aquí debajo"
Spencer le acompañó. "Intentamos levantar ese amasijo, pero es demasiado
pesado. Mandé traer un equipo especial"
Una columna de hormigón se había caído y había aplastado una mesa bajo ella.
Roman agarró un trozo enorme de cemento armado, lo levantó sobre su cabeza, y lo
arrojó al jardín.
“Oh Dios mío" murmuró Spencer. “¿cómo ha podido ...?”
Shanna se sobresaltó. Roman no se molestaba en ocultar su super fuerza de
vampiro. "Tal vez sea inducido por el shock. He oído hablar de personas levantando
coches después de un accidente"
"Tal vez sea eso.” Spencer frunció el ceño. “¿Está bien, señor?”
Roman se había inclinado. Lentamente se enderezó y se giró.
Shanna soltó un jadeo. La proximidad del jardín le había expuesto a más luz solar.
Su camisa ardía lentamente, negra y chamuscada. El humo salía de su pecho herido,
transmitiendo olor a carne quemada.
Spencer se sobresaltó. "Señor, no me percaté de que estaba también herido. No
debería estar haciendo esto.”
"Estoy bien" Roman se agachó para agarrar otra pieza de hormigón. "Ayúdeme a
despejar esto.”
Spencer atacó unos trozos más pequeños de cemento armado. Shanna recogió del
suelo los azulejos del techo y los lanzó a un montón. Pronto la mesa destrozada quedó
al descubierto. Afortunadamente, las sillas bajo la mesa habían evitado que estuviera
completamente aplastada. Había una pequeña bolsa de aire bajo la mesa. Y un cuerpo.
Radinka.
Roman agarró la mesa y la retiró de encima. Él retiró a empujones las sillas
aplastadas fuera de su camino. “¿Radinka, puedes oírme?
Sus párpados se movieron.
"Está viva" murmuró Shanna.
Roman se arrodilló al lado de Radinka. "necesitaremos más vendas"
"me encargaré de ello" Spencer se fue corriendo.
Él se giró ligeramente hacia un lado para que ella pudiera salir con dificultad.
Apenas. Sus mejillas estaban ahora ardiendo. Ella era demasiado consciente de que su
cadera pasaba rozándole.
“¿Shanna?”
"Disfruta de tu ducha" Caminó a zancadas hasta la cocina y empezó a abrir los
armarios. "Tengo hambre"
"También yo.” Él cerró a medias la puerta del cuarto de baño.
Pronto pudo oír el sonido de agua cayendo. Pobre. Esas quemaduras escocerían. Se
sirvió un vaso de agua y bebió. Realmente no tenía hambre, sólo estaba agobiada.
Roman había dicho que ella era valiente, y había vencido su miedo de sangre. Pero qué
pasaba con su otro miedo... el miedo a que su relación no funcionase.
Paseó de arriba abajo por el cuarto. ¿Cuántas relaciones funcionan?
¿Aproximadamente la mitad de ellas? Nunca había garantías. ¿Estaba simplemente
asustada de perderle? Había perdido a Karen. Había perdido a su familia. ¿Debería
estropear su oportunidad de ser feliz hoy porque estaba asustada de que Roman la
dejase pasados unos años? ¿Debería permitir que la duda destruyese el bello y
abrumador sentimiento que sentía dentro de ella?
Ella le amaba con todo su corazón. Y él la amaba. El hecho de que se hubiesen
encontrado el uno al otro era un milagro. Roman la necesitaba. Él había sufrido
centenares de años. ¿Cómo le podía negar una muestra de la felicidad? Ella debería
estar encantada de poderle traer alegría, aún si no podía durar para siempre.
Se detuvo en medio del cuarto, su corazón golpeando. Si fuese verdaderamente
valiente, como él creía, marcharía derecha allí dentro y le demostraría cuánto le
amaba.
Fue al mostrador de la cocina y bebió un poco de agua. Bien, ella tenía agallas.
Podía hacerlo. Pateó fuera sus zapatos. Recorrió con la mirada la cama. El edredón era
grueso y tenía un diseño oriental en rojo y oro. Las sábanas parecían de seda dorada,
muy extravagantes para un escondite.
Miró hacia arriba. Una cámara de vigilancia. Tenía que desaparecer. Agarró la
camisa de Roman del suelo y trepó encima de la cama. Después de unos cuantos
lanzamientos, logró cubrir completamente la cámara. Bajó de la cama y retiró hacia
atrás el edredón.
Su pulso se aceleró mientras terminaba de desvestirse. Desnuda, atravesó con
tranquilidad la puerta del cuarto de baño. El vapor nublaba su vista, pero aún y así
pudo ver a Roman en la ducha. Sus ojos estaban cerrados mientras enjuagaba su negro
pelo largo hasta los hombros. El pelo de su pecho estaba aplastado contra su piel
mojada.
La herida cruzaba su pecho. Quiso besarla y curarla. Miró más abajo. Su virilidad
estaba relajada y anidada en medio de rizos negros. Quiso besarla y hacerla… crecer.
Abrió la puerta de la ducha con un chasquido. Los ojos de él se abrieron. Entró, y el
agua mojó su cuerpo y su pelo.
“¿Y qué? Soy lavable, sabes" Ella dio un paso bajo la ducha y se mojó el pelo. “¿me
pasas el champú?
Él lo hizo. “¿Dijiste en serio eso de que me amas?
Ella se enjabonó el pelo. "Por supuesto. Te amo"
Él la atrajo hacia él y la besó en la boca.
"Aagh. Champú en mi cara"
"Lo siento.” Él la metió con cuidado bajo el agua de la ducha. Ella arqueó la espalda
para enjuagarse el pelo. Pronto sintió la boca de él en sus pechos. Se agarró de sus
hombros. Él la agarró por debajo de las nalgas y la levantó. Envolvió la cintura de él
con sus piernas.
Sosteniéndola, él se giró y presionó su espalda contra los azulejos. Acarició con la
nariz su cuello. “¿me amas?”
"Sí"
Él la levantó más alto para así poder besar sus pechos. Ella disfrutó cada beso, cada
remolino de su lengua, cada pequeño tirón de sus pezones. Aun y así, era
dolorosamente consciente de la virilidad de él presionando su estómago. Su estómago
dio vueltas. Quería más. Le necesitaba dentro.
"Roman". Se quedó sin aliento. "Te necesito"
Él la sostuvo con un brazo e introdujo una mano entre ellos. Cuando sus dedos la
tocaron, ella gimió y empujó contra él. Deslizó un dedo dentro de ella. Ella se meció
contra él. Sus pieles mojadas resbalaban y chasqueaban al frotarse una contra otra.
La mano de él se quedó inmóvil. “¿esto no es demasiado cómodo, verdad?
Ella abrió los ojos. Los suyos estaban intensamente rojos. Sonrió. El hecho que sus
ojos cambiasen ya no la asustaba. Al contrario, le gustaba. Era tan descaradamente
sincero. Nunca podría ocultar su hambre por ella. “Llévame a la cama"
Él le devolvió la sonrisa. "Como quieras" Cerró el agua y abrió la cabina de la
ducha.
Shanna se agarró de sus hombros y mantuvo las piernas alrededor de sus caderas.
Mientras atravesaba el cuarto de baño, él agarró una toalla y le frotó el pelo y la
espalda mojada.
Se acercó a la cama y se rió. "veo que encontraste un buen uso para mi camisa" La
depositó sobre la cama. Ella comenzó a cerrar sus piernas, pero él agarró sus rodillas
para detenerla.
"me gusta la vista" Se arrodilló a un lado de la cama y tiró de sus caderas hacia el
borde de la cama. Besó el interior de su muslo, luego besó su carne más íntima.
Shanna ya estaba demasiado excitada, demasiado necesitada, para aguantar
mucho. Con el primer remolino de su lengua, ella subió vertiginosamente hacia arriba.
Afortunadamente él entendió su necesidad, pues fue maravillosamente agresivo. El
ascenso fue rápido. Ella gravitó gloriosamente en una gloriosa meseta, para luego
irrumpir en largos estremecimientos de liberación.
Gritó.
Él trepó en cama y la cogió entre sus brazos. "te amo, Shanna” Besó su frente.
"siempre te amaré" Besó su mejilla. "seré un buen marido" Besó su cuello.
"Sí" Envolvió sus piernas alrededor de él. Su adorable, pasado de moda y medieval
hombre. Sentía la necesidad de comprometerse con ella antes de penetrarla, y le llegó
al corazón. Sus ojos se empañaron con lágrimas. "Te amo tanto"
Él cambió de posición extendiéndose sobre ella. "El último voto" murmuró.
“¿Hmm?”
Alzó su roja mirada hacia sus ojos. "Te he esperado mucho tiempo". Se hundió
dentro de ella.
Ella se quedó sin aliento, inmediatamente tensa ante el repentino asalto.
Él respiraba pesadamente, la cabeza contra su hombro. "Shanna" murmuró.
Al oír su voz, sintió que sus músculos se relajan. Él se introdujo hasta el fondo,
llenándola. Su voz continuaba resonando dentro de su cabeza. Shanna, Shanna.
"Roman.” Ella le miró a los ojos. Había más que pasión en el fuego rojo de su
mirada. Había amor y admiración, calor y alegría. Todo lo que ella siempre quiso
tener.
Él se retiró lentamente, luego volvió con cuidado adentro. No sé cuánto tiempo
puedo aguantar. Es demasiado...
"Lo sé. Yo también lo siento" Ella tiró de él hasta que su frente estuvo contra la de
ella. Él estaba dentro de su cabeza, dentro de su cuerpo. Una parte de su corazón. Te
amo, Roman.
Sus mentes tan entremezcladas que Shanna apenas podía señalar la diferencia
entre su placer y el de él. Daba lo mismo, era compartido por ambos. Pronto estaban
aferrados y acelerando el ritmo. Él llegó al clímax primero. Su liberación explotó a
través de su cuerpo y mente, inflamando su propia estremecedora respuesta.
Yacieron abrazados, recobrando el aliento.
Finalmente Roman rodó fuera. “¿Te estoy aplastando?”
"No.” Ella se enroscó a su lado.
Él contempló el techo. "Eres … a la única mujer que he amado. En persona, claro
está"
“¿qué quieres decir?”
"Hice votos cuando me ordené. Juré que no hacer daño. Lo rompí. Juré pobreza.
También lo rompí."
"Pero has hecho mucho bien. No deberías sentirte mal"
Capítulo 25
¿Está segura de que quieres entrar allí sola?” preguntó Phil mientras estacionaba
en la calle de la casa de Petrovsky.
"no estaré sola durante mucho tiempo" Shanna comprobó su bolso. Estaba
abarrotado con pedazos de cuerda para atar prisioneros. Sacó el teléfono móvil que
había pedido prestado a Howard Barr y marcó el número de teléfono recientemente
memorizado de la casa de Roman.
"Barr" contestó el jefe de seguridad de día de Roman.
"Hemos llegado. Voy a entrar"
"Bien. Mantén la comunicación" le advirtió Howard con su voz nasal. "Vale. Roman
quiere hablar con usted"
“Ten cuidado" le advirtió Roman.
"Estaré bien. Phil estará aquí si le necesito" Shanna abrió la puerta del coche. "Voy
a guardar el teléfono en el bolso. Hasta ahora" Colocó el teléfono abierto encima de
todo lo que había en su bolso.
Phil le dio ánimos con un movimiento de cabeza. Ella salió del coche y se encaminó
hacia la casa de Petrovsky.
En Romatech, le había dado al Roman otra dosis de la fórmula antes de
teletransportarse a la casa. Allí, con la asesoría de Howard Barr, habían planeado el
rescate de Laszlo. Ella se había opuesto al teoría de Roman de simplemente llamar a la
casa de Petrovsky y teletransportarse allí. Él podría llegar accidentalmente a un
cuarto lleno de luz solar. Así que, con la ayuda de Howard, había convencido a Roman
de que la dejara participar.
Se detuvo delante del dúplex y miró hacia atrás. Phil estaba todavía en el sedán
negro, vigilando. Otro vehículo atrajo su atención, un SUV negro estacionado enfrente.
Se parecía al que la había seguido antes. Pero todos se parecían. La ciudad estaba llena
de ellos.
Abrazó el bolso contra su pecho. El teléfono estaba cerca, con Roman escuchando.
Subió los escalones hasta la puerta principal y llamó al timbre.
La puerta se abrió. Un hombre corpulento con la cabeza afeitada y barba de chivo
gris la miró enfurecido. “¿qué quiere?
"Soy Shanna Whelan. ¿ Creo que me han estado buscando?”
Sus ojos se abrieron como platos. Le agarró el brazo y la atrajo a la casa. "Debes ser
una estúpida perra" gruñó con marcado acento cuando cerró la puerta.
Ella se echó hacia atrás. Había demasiada luz entrando desde una ventana encima
de la puerta. Vio una puerta abierta a un lado y se introdujo dentro de una sala
pequeña. La alfombra estaba raída, el mobiliario viejo y combado. La luz se filtraba a
través de unas persianas polvorientas y amarillentas.
El ruso la siguió al cuarto. "Esto es muy raro. O deseas morir o es alguna clase de
truco" Él se abrió la chaqueta para descubrir una pistolera.
Ella se movió hacia la ventana. "Nada de trucos. Simplemente estoy cansada de
huir"
El hombre extrajo su pistola. "Sabes que Petrovksy te matará"
"Espero hacer un trato con él" Ella avanzó lentamente acercándose a la ventana.
"Veras, he estado en la casa de Draganesti, y sé mucho acerca de su seguridad"
El ruso entrecerraró los ojos. "Deseas intercambiar tu vida por información"
"Ese es el plan" Shanna echó hacia atrás con cuidado las cortinas.
"Dame tu bolso. Debo examinarlo"
Ella lo colocó en una silla cercana. Mientras el ruso avanzaba, ella rápidamente
cerró las persianas. "Ya está" anunció en voz alta. "Está agradable y oscuro aquí dentro
ahora"
El ruso miró con atención dentro de su bolso y sacó su teléfono móvil. “¿qué es
esto?” Él cerró el teléfono, rompiendo la conexión.
Pero Roman había oído su indicación y ya se estaba materializando en el cuarto.
Con velocidad vampírica, arrancó la pistola de la mano del ruso y le golpeó en la
mandíbula. El ruso se derrumbó en el suelo.
Shanna sacó la cuerda de su bolso y se la dio a Roman. Rápidamente él ató las
manos y los pies del ruso.
"Hasta ahora va bien" murmuró ella. “¿cómo te sientes?”
"Estoy bien" Roman le dio la pistola del ruso. "Utilízala si tienes que hacerlo"
Ella asintió con la cabeza.
"Volveré lo más rápido que pueda" Roman se fue a toda velocidad convirtiéndose
en un borrón.
Shanna sabía que si había más guardas en la casa, nunca le verían llegar. Él les
golpearía contundentemente, les ataría y después continuaría la búsqueda hasta
encontrar a Laszlo.
Ella recogió el teléfono y marcó otra vez el numero de la casa del Roman.
“¿Howard? ¿Estás ahí todavía ?”
"Sí. ¿Cómo va eso?”
"Bien. Deberíamos estar pronto de vuelta" Colocó el teléfono sobre el suelo al lado
de su bolso.
Sean asintió con la cabeza. "El lugar está demasiado tranquilo" Él miró a Shanna.
“¿Has dicho que no estabas aquí sola?”
Ella tragó saliva con dificultad. Eso fue antes de que supiese que su padre era un
cazador de vampiros. Si él y sus hombres recorrían la casa, matando vampiros,
podrían matar a Laszlo e incluso a Roman.
"Me equivoqué. Creo que será mejor irnos" Se inclinó sobre la silla para recoger su
bolso. El teléfono todavía seguía abierto, así que elevó la voz, esperando que Howard
Barr la oyera. "estoy lista para irme contigo, Papá"
Sean agarró el teléfono, examinó el número, después se puso el teléfono en la
oreja. “¿quién es?” Miró ceñudamente a su hija. "colgaron" Cerró el teléfono y se lo
metió en el bolsillo. “¿qué está pasando, Shanna?”
"Nada.” Ella se echó el bolso al hombro con un gesto despreocupado. "Estoy lista
para irnos" No importaba que su padre tuviese el teléfono. Roman podía utilizar
cualquier teléfono de la casa para teletransportarse de vuelta. Y cuando él llegara a
casa, Howard Barr y Phil le explicarían lo que le había sucedido a ella. Ahora mismo,
tenía que sacar a estos cazadores de vampiros fuera de la casa y lejos de Roman.
“¿Vamos?” Ella se movió hacia el vestíbulo.
"Espera" Sean extendió la mano para detenerla. "No pareces muy sorprendida con
lo de los vampiros" Él la estudió cuidadosamente. "Has pasado un montón de tiempo
en la casa de Draganesti. ¿sabes qué clase de maligna criatura es, verdad?”
"Creo que será mejor que nos vayamos antes de que los tipos de la mafia nos
descubran"
Sean le retiró el pelo hacia atrás y examinó cada lado de su cuello. “¿te mordió ese
monstruo?”
"Él no es un monstruo" Shanna dio un paso atrás. "Si le has estado vigilando, a él y
a Petrovsky, entonces deberías haber visto que son completamente diferentes. Roman
es un buen hombre"
La boca de Sean se distorsionó con repugnancia. "Draganesti es una espantosa
criatura del infierno.”
“¡No lo es! Arriesgó su vida para protegerme"
"Síndrome de Estocolmo" masculló Garrett.
Sean movió la cabeza afirmativamente y sus ojos se entrecerraron. “Le has dejado
entrar, Shanna?”
¿En su mente? Sí, y en su cuerpo y en su corazón. Pero de ninguna manera lo
admitiría ante su padre. Él ya quería matar a Roman. Si supiese la verdad, pondría a
Roman el primero de la lista. Tenía que advertir a Roman de este nuevo peligro. Pero
claro él ya sabía lo del equipo Estacar. Phil lo sabía.
"Todo lo que hice fue por mi propia voluntad"
Sean ladeó la cabeza, estudiándola. "ya veremos"
Una imagen borrosa en movimiento rodó dentro del cuarto. Roman se detuvo con
Laszlo echado sobre su hombro. "Oí voces. ¿qué está pasando aquí ?”
Sean, Garrett, y Austin le miraron boquiabiertos.
Él se percató de sus armas y dirigió a Shanna una mirada interrogativa. “¿conoces
a estos hombres?”
Ella hizo un gesto hacia su padre. "Mi padre pensó que necesitaba ser rescatada"
Sean parpadeó. "Esto no puede ser. ¿Un vampiro moviéndose de un lado a otro
durante el día?”
"Y tan rápido" murmuró Austin. "no le vi venir"
Roman miró con el ceño fruncido al padre de Shanna. "Usted es Sean Whelan"
Sean asintió con la cabeza. "y usted es Draganesti, la criatura repugnante que ha
mantenido a mi hija prisionera"
La boca de Roman se hizo una línea. "Ella opina de manera diferente. ¿No es
verdad, Shanna ?”
Ella vio a Garrett detrás de Roman, moviéndose lentamente hacia él con una estaca
de madera. "Pienso que deberías irte"
"no me voy sin ti"
"Tu, bastardo" Sean sacó una estaca de madera de su chaqueta. "No sé lo que le has
hecho a mi hija, pero lo pagarás"
Shanna corrió hacia su padre, esperando que su abrazo evitaría que se abalanzara
sobre Roman. El pobre hombre estaba simplemente parado de pie allí, mirándola,
convirtiéndose en un blanco fácil. “¡vete!”
“¿Ves?” Sean envolvió con el brazo a Shanna. "Ella se queda conmigo. De hecho, va
a convertirse en alguien de mi equipo"
Roman tenía mala cara. “¿Es esta la verdadera Shanna? ¿Ahora quieres matarme?”
Los ojos de ella se llenaron de lágrimas. Hay un hombre con una estaca detrás de ti.
Roman miró hacia atrás y vio a Garrett. Él dirigió a Shanna una mirada aún más
atormentada y luego se marchó zumbando hacia el vestíbulo, subiendo las escaleras.
“¡detrás de él!” gritó Sean. Garrett y Austin subieron corriendo las escaleras.
Sean soltó a Shanna y le dirigió una mirada decepcionada. “¿Le avisaste? Te
compadeces de la criatura que te mantuvo prisionera"
“¡Él no es una criatura! Y nunca fui su prisionera. Me marché cuando quise"
"Y la noche siguiente corriste de vuelta con él. Acéptalo, Shanna. Él te controla. Eso
es lo que hacen los vampiros. Manipulan mentalmente a sus víctimas hasta que ya no
son capaces de reconocer la verdad"
Una lágrima bajó corriendo por su mejilla. "Ese no es lo que pasó. La verdad es que
la muerte no cambia el corazón de un hombre. Un hombre maligno, como Ivan
teléfono pinchado. Le oímos hacer la llamada a la clínica dental SoHo. Reconocí tu voz
y me di cuenta de que intentaban matarte"
Shanna se estremeció, recordando el terror que sintió.
"Nos apresuramos a ir a la clínica, pero ya habías desaparecido. Nos enteramos de
que Petrovsky no te tenía. Estaba aterrado, tratando de encontrarte. Puse a a Garrett
a vigilar la casa de Draganesti, y él te vio salir. Desafortunadamente, te perdió"
"Temí que los rusos te matasen" refunfuñó Garrett.
"Afortunadamente llamaste a ese lugar de pizza. Teníamos pinchado el teléfono,
así es que te encontramos. Esperamos fuera de tu hotel y luego te seguimos" Sean
miró a Garett. "Pero te perdimos otra vez.”
La cara de Garrett se sonrojó.
Shanna casi sintió lástima por el joven. Nunca era bueno decepcionar a papi.
“¿Estás trabajando para la CIA ahora?”
"Siempre lo hice"
"Oh.” Shanna se sobresaltó interiormente. Así que su padre les había mentido
durante años.
"Recientemente me asignaron una nueva misión... crear un equipo especial con el
propósito de eliminar la amenaza más peligrosa que he afrontado"
Ella tragó saliva. “¿Vampiros?”
"Sí" Sean se reclinó en su asiento. "Hace cinco meses, estaba en San Petersburgo
cuando divisé a un hombre atacando a una mujer. Saqué mi arma. Le dije que la
soltara y retrocediese. Cuando él la soltó, ella se desplomó sobre la nieve. Disparé mi
arma, pero no le impresionó. Entonces una sensación de frío me llegó a la mente, y oí
una voz diciéndome que olvidara. Y luego él desapareció. Examiné a la mujer. Estaba
muerta con dos pinchazos en su cuello"
Sean se encogió de hombros. "Probablemente han sido divisados muchas veces a lo
largo de los siglos, pero siempre usaron el control mental para evitar que los humanos
recordaran lo que habían visto. En mi caso, no surtió efecto"
"Tú puedes resistir control mental"
"Sí. Todos nosotros podemos. Por eso mi equipo es tan pequeño. Sólo hay un
puñado de personas en el mundo con bastante poder psíquico para resistir su control
de la mente. Somos los únicos que pueden derrotar a esos demonios"
Ella respiró profundamente, dejando que esta nueva revelación le penetrase.
“¿Cuando… desde cuando sabes lo de tu poder psíquico?”
Sean se encogió de hombros. "Hace treinta años, poco más o menos. Cuando me
uní a la CIA, descubrieron mi talento y me entrenaron para leer y manipular las
mentes. Me vino bien para ocuparme de la escoria"
"Todos estos años has estado trabajando como espía y nos dijiste que eras un
diplomático"
"No podía permitir que tu madre lo supiese. Ya era lo suficiente duro para ella,
siempre trasladándonos de un lugar para otro, siempre viviendo en países
extranjeros"
Shanna recordó cómo su madre siempre parecía alegre y optimista. Ella había sido
un pilar de fuerza para los niños, siempre haciendo que los trastornos de sus vidas
pareciesen grandes aventuras. "Creí que mama lo llevaba realmente bien"
Sean frunció el ceño. "Al principio, no. Era un manojo de nervios. Pero con el
tiempo, aprendí cómo controlarlo, y las cosas mejoraron mucho"
¿Controlarlo? Un sensación de nauseas se instaló en el estómago de Shanna.
“¿cómo lo controlaste?”
"Aumente su fuerza mental con la mía. Fue mucho más capaz después de eso"
La sensación de nauseas revolvió sus tripas. “¿usaste el control mental con Mama?”
Los dos tipos del asiento delantero intercambiaron miradas.
Sean le disparó una mirada irritada. "No es necesario que hagas que suene tan mal.
Simplemente ayudé a tu madre a mantener un equilibrio mental saludable. De otra
manera la pobre habría sufrido una crisis nerviosa"
Shanna rechinó los dientes. “¿Fue por su propio bien?”
"Exactamente. Y por el de los niños, también. Era mucho más fácil concentrarme
en mi trabajo cuando había paz en casa"
La furia hervía en el interior de Shanna. “¿Tú … tú nos controlaste a todos
nosotros? ¿Como a una familia de locos Stepford?”
"Cálmate. Eres demasiado mayor para una rabieta"
Ella apretó los puños e inspiró profundamente. No podía creerlo. Todos estos años,
añorando tanto a su familia. ¿Pero su familia, toda su infancia, todo era una mentira?
¿Nada era real?
Repentinamente una ráfaga de aire caliente azotó la frente de Shanna, rodeando su
cabeza, pinchando en sus defensas mentales. Cerró los ojos y empujó hacia atrás.
"Esta es mi chica," murmuró Sean.
Abrió los ojos y los clavó en su padre. El asalto mental se desvaneció. “¿eras tú?”
Él se encogió de hombros. "Únicamente probaba tus defensas. Siempre fuiste
fuerte. Y cuanto más luchabas mentalmente contra mí, más se incrementaba tu fuerza"
Su respiración se entrecortó. "Por eso me enviaste lejos. Me enviaste a un
internado porque era demasiado difícil de controlar"
"Oye.” Él le apuntó con el dedo. "Gasté una fortuna en ti. Y tuviste la mejor
educación de la familia. No tienes motivos para quejarte"
Sean se volvió hacia Shanna. “¿esas explosiones en Romatech... sabes quién estaba
detrás de eso?”
"Fue Petrovsky y los Malcontents. Quieren destruir toda la sangre sintética para
obligar a los vampiros en todo el mundo a volver a morder a las personas"
Sean asintió. “¿qué más sabes?”
"Roman y sus seguidores se oponen a que se muerda a mortales. Están dispuestos
a pelear para protegernos.”
Sean entrecerró sus ojos. "Lo encuentro difícil de creer.”
"Oye, deja que luchen" dijo Garrett. "Tal vez se aniquilen completamente. Seguro
que simplificaría nuestro trabajo"
Shanna gimió interiormente. ¿Roman, Connor, Ian, y todos los Highlanders
jugándose la vida en la batalla? La ponía enferma. Si encontrase la manera de evitar
que estallase la guerra.
El SUV se aproximó a una acera junto a la entrada de un bonito hotel.
“¿nos vamos a quedar aquí?” preguntó.
"Tú lo harás" contestó Sean. "Austin se quedará contigo para protegerte. Garrett y
yo tenemos algunos asuntos que atender"
Así que su padre iba a dejarla con un perro guardián. Eso haría difícil contactar con
Roman.
"Como te dije antes" continuó su padre "nuestro equipo es pequeño. He estado
buscando personas con el suficiente poder psíquico para resistir el control mental de
los vampiros. Cualquier americano con esa habilidad tiene un deber con su país de
ponerla a su servicio"
Shanna tragó saliva. ¿Su padre se estaba refiriendo a ella?
"Lo que te estoy diciendo, Shanna, es ... que quiero que te unas a mi equipo"
Si, él se refería a ella. “¿quieres que mate vampiros?”
"Quiero que protejas al mundo de criaturas demoníacas. Estamos terriblemente
excedidos en número, Shanna. Te necesitamos. Te puedo meter en la CIA
inmediatamente, y empezaríamos con tu entrenamiento"
"Ya tengo una carrera. Soy un dentista"
Sean le hizo un gesto de rechazo con la mano. "Esa no es tu verdadera vocación.
Dios te ha dado un don, un regalo para luchar contra esta maldición del género
humano. Sería imperdonable no usarlo"
¿Trabajar para su dominante padre? Hablando de sentimientos malditos. La
reacción instintiva de Shanna fue decirle a su padre que la dejase sola en el infierno.
Ella quería más que cualquier otra cosa estar con Roman. ¿Pero qué ocurría si al vivir
con Roman provocaba que su padre le pusiese el primero de su lista de objetivos? En
ese caso, sería mejor que se quedase con su padre.
¿Qué ocurriría si ella supiese todo acerca de los planes de su padre? Podría
mantener a Roman alertado de cualquier problema que pudiera encontrar en su
camino.
Y tal vez, con el tiempo, podría convencer a su padre de que los buenos vampis
realmente existían. Quizás, pasado un tiempo, podría estar con Roman de nuevo.
¿Si ella se negaba a unirse al equipo de su padre, y su padre continuaba con su
masacre, estacando a sus amigos, cómo podría vivir consigo misma? Roman había
hecho todo lo posible por protegerla. Ahora le tocaba a ella protegerle a él.
El SUV se detuvo frente a la puerta giratoria del hotel.
Ella inspiró profundamente. "Bien. Pienso unirme a tu equipo"
Capítulo 26
siguiente comentario tan gracioso. "Pero ya que estás en apuros, estoy dispuesto a
hacer un trato"
“¿qué tipo de trato?” preguntó Petrovsky.
Angus, Connor, y Jean Luc se acercaron al escritorio de Roman con expresiones
cautelosas en sus caras.
“¿qué deseas más que cualquier otra cosa?” preguntó Roman. “¿más que matar a
Shanna Whelan o a unos cuantos escoceses?”
Petrovsky resopló. "me gustaría arrancarte el corazón y asarlo a fuego lento"
"Vale, te daré una oportunidad. Decidiremos esta disputa de una vez por todas.
Solos tú y yo"
¿Angus se inclinó sobre el escritorio, murmurando "Qué estáis vos diciendo,
hombre? No podemos permitir que vos luchéis solo"
"Deja que nuestros guerreros peleen" dijo Jean Luc. "es una victoria segura"
Roman cubrió el aparato receptor con su mano. "Es la mejor manera. No
tendremos que arriesgar la vida de nadie"
Connor frunció el ceño. "Vos arriesgaras vuestra propia vida. Nosotros no lo
haremos"
“¿qué estás diciendo exactamente, Draganesti?” Petrovsky siguió hablando por el
teléfono. “¿estás entregándote?
"No" contestó Roman. "Propongo un duelo. Espadas de plata, y no pararemos hasta
que uno de nosotros sea polvo"
“¿qué gano, aparte del placer de matarte?”
"Aceptarás mi muerte como pago por la seguridad de todos mis empleados, mi
asamblea, los Highlanders, y Shanna Whelan. No les harás daño a ninguno de ellos"
“¡no!” Angus aporreó el escritorio con su puño. "Vos no lo harás"
Roman levantó una mano para parar otras objeciones de sus colegas.
"Qué noble de tu parte," Petrovsky dijo burlándose al teléfono. “¿Pero eso no sería
muy divertido para mí, no es verdad? Quiero una victoria para los Únicos Verdaderos”
Roman lo consideró. "Bien. Si muero esta noche, entonces toda la producción de
Vampire Fusion Cuisine terminará" Después de todo, él no estaría allí para inventar
las fórmulas.
“¿incluye eso la sangre sintética?” preguntó Petrovsky.
"No. La sangre sintética salva vidas humanas. ¿No quieres mortales saludables
rondando por ahí?”
Petrovsky resopló. "Bien. Lograré atravesarte el culo, y poner fin a tu repugnante
Fusion Cuisine. A las Dos., Central Park, East Green. Nos vemos allí"
Roman tragó saliva con dificultad. ¿Había algo de verdad en la protesta de Angus?
¿Si Shanna estuviera aquí, estaría tan dispuesto a arriesgarse? Sin embargo, no estaba
intentado suicidarse. Ciertamente tenía intención de ganar. Matar a Petrovsky podría
dañar al movimiento de los Malcontents, pero no le pondría fin. Tenía que sobrevivir
para poder continuar protegiendo a su gente. "Mi decisión está tomada"
"seré vuestro segundo" anunció Connor.
"No. Petrovsky y yo acordamos encontrarnos solos"
"El no hará honor al trato" declaró Angus. "No es de fiar. Vos lo sabéis"
"No romperé el acuerdo. Y ninguno de vosotros tampoco” Roman miró a cada uno
de sus amigos a los ojos. "No sabéis dónde nos encontraremos. Y no me seguiréis"
Le dirigieron miradas de total desesperación. Angus abrió la boca para discutir.
"Prometedlo" Roman interrumpió antes de que pudieran protestar. "No me
seguirán"
"Vale" Angus miró a los demás con una expresión apenada. "Vos tenéis nuestra
palabra"
Roman se encaminó hacia la puerta.
"Vos una vez pensaste que podrías salvar a un pueblo entero, y, por orgullo, caíste
preso de Casimir. Ahora piensas salvarnos a todos nosotros"
Roman se detuvo a medio camino de la puerta y volvió la mirada hacia Angus. "No
es lo mismo"
¿Estás seguro? murmuró Angus. "Ten cuidado, viejo amigo. Vos ya caíste por culpa
del orgullo una vez"
con Roman.
"Hola, soy Alyssa" se presentó la morena. "Su padre me pidió que le trajese algo de
ropa de su apartamento" Señaló una maleta en la borde de la cama de Shanna.
Shanna reconoció su vieja maleta. "Gracias"
"Hemos programado la televisión para que se vea la DVN" Austin cogió el control
remoto y subió el volumen. "La explosión en Romatech ha sido la gran historia de sus
noticias. Ellos se preguntan si Draganesti va a tomar represalias esta noche"
"Esta televisión vampiro es asombrosa" Alyssa tomó un sorbo de una lata de Coca-
Cola. "Tienen telenovelas exactamente igual que nosotros. ¿Y qué demonios es el
Chocoblood?”
"Una bebida hecha de chocolate y sangre" explicó Shanna, "es popular entre las
señoras, aunque oí que les hace ganar peso"
Alyssa se rió. "Me está tomando el pelo"
"No, de hecho, Roman ha fabricado una nueva bebida para ayudar a solucionar el
problema. Se llama Sangre Light"
Esta vez, sus dos perros guardianes se rieron.
Austin negó con la cabeza. "No son como yo esperaba"
"Ni como yo creía" Alyssa mordió un trozo de pizza. "pensé que serían blancos y
viscosos, pero parecen totalmente normales"
"Sí." Austin se mostró de acuerdo. "y tienen una cultura completamente diferente,
pero aún parece tan … humana.”
"Son humanos. Sienten dolor y tienen miedo y … aman" Shanna se preguntó lo que
estaría sintiendo Roman ahora mismo.
"Bien, no se lo digas a tu padre" le advirtió Alyssa. "Él piensa que son una pandilla
de crueles psicópatas"
“¿dónde está mi padre?” preguntó Shanna.
"Vigilando la casa de Petrovsky, como siempre" contestó Austin, "Él aborrece a los
rusos, especialmente desde que usted fue su objetivo en aquél restaurante"
Shanna se inmutó. “¿perdón?”
"Bravo, Austin," masculló Alyssa.
"Pensé que lo sabía" Austin se volvió hacia Shanna. “¿no te lo dijo el FBI?
“¿Decirme el qué?” El ritmo cardíaco de Shanna se aceleró. “¿estás queriendo decir
que el asesinato de mi amiga no fue un accidente?”
Austin frunció el ceño. "Fue una represalia. Su padre envió a la cárcel a algunos de
los tíos más importantes de la mafia en Rusia. Su familia fue sacada en secreto de
Rusia a toda prisa. Nadie sabía dónde estaban. Cuando los tíos de la mafia que
quedaban buscaron venganza, usted fue el único miembro de su familia que lograron
encontrar"
Shanna sufrió una oleada de nauseas. “¿Trataban de matarme? ¿Karen murió por
mí?”
"No tuviste la culpa" insistió Alyssa. "Sólo te convirtió en un objetivo porque eras
la hija de Sean Whelan"
"Dadas las circunstancias" continuó Austin, "trabajar en nuestro equipo es lo mejor
para tí. Pasarás desapercibida, serás imposible de encontrar, y se te entrenará en
autodefensa"
Shanna se desplomó sobre su espalda y clavó los ojos en el techo. Siembre había
creído que la noche en el restaurante fue un terrible azar. Estaban en el sitio
equivocado, a la hora equivocada. Pero desde el principio ella había sido el blanco. Se
suponía que ella era la que tenía que morir, no Karen.
“¿Te encuentras bien?” preguntó Alyssa.
"Me siento fatal porque Karen muriese en mi lugar"
"Bien" Austin abrió una lata de soda. "Si te sirve de ayuda, la mafia las habría
matado a ambas si te hubiesen visto. No habrían dejado ningún testigo"
Lo cierto es que no le ayudaba. Shanna cerró los ojos.
¿Shanna? ¿Dónde estás?
Ella se quedó sin aliento y se enderezó. Austin y Alyssa clavaron los ojos en ella.
"Yo, uh, tengo que ir..." Ella se apresuró a ir al cuarto de baño. ¿Dios mío, estaba
Roman tratando de contactar con ella? ¿Podría ser su conexión tan fuerte como para
funcionar a tanta distancia? Abrió los grifos para camuflar su voz. “¿Roman, me
puedes oír?”
Sí. Estoy aquí. Su voz se hizo más fuerte en su cabeza como si él estuviese forzando
la conexión. ¿Dónde estás?
"estoy en un hotel con parte de los miembros del equipo de mi padre"
¿Estás prisionera? ¿O es dónde quieres estar?
"Por ahora, estoy bien. No te preocupes por mí. ¿Qué tal? ¿Vas a ir a la guerra esta
noche?”
La contienda acabará esta noche. ¿Por qué... por qué llamaste a tu padre? Pensé ibas
a quedarte conmigo.
"No le llamé. Estaba afuera, vigilando la casa de Petrovsky, y me vio entrar. Pensó
que estaba de peligro, así que entró para rescatarme"
¿Tienes intención de quedarte con él?
"Preferiría estar contigo, pero si me quedo aquí puedo protegerte..."
¡ No necesito tu protección!
Su enojada voz reverberó en su cabeza por breves segundos. "Roman, siempre te
No podía ser una cuestión de orgullo. Angus tenía que estar equivocado. Roman
sabía que Jean Luc era mejor espadachín. Angus era mejor soldado. ¿Así que cómo
podía ser por orgullo que siguiera el camino que había elegido? No lo sabía. Todo lo
que sabía con certeza era que haría cualquier cosa para salvar a su gente y a Shanna.
El mismo había transformado a muchos de los Highlanders. Incluso había
transformado a Jean Luc y Angus. Había condenado todas sus almas a una eternidad
en el infierno cuando muriesen. No podía permitir que ocurriera, aunque significase
su muerte y su condenación eterna.
Era un poco después de las once cuando Roman subió las escaleras de piedra y
abrió la pesada puerta de madera de una iglesia. Sus pasos hicieron eco en el vestíbulo
vacío. Las llamas de las distintas filas de rojas velas votivas titilaron. Las estatuas de
santos y de Vírgenes le miraban fijamente, cuestionando su presencia en una casa de
Dios. Él también se lo cuestionaba. ¿Qué pensaba lograr aquí?
Se santiguó, luego alargó la mano hacia el agua bendita. Se detuvo, su mano
suspendida sobre la pila. El agua formó remolinos, luego comenzó a hervir. El vapor se
elevó, calentando su piel.
Sacó la mano de un tirón. Necesitaba que estuviese en perfectas condiciones para
el duelo a espada. Como el agua cesó de hervir, su corazón se hundió en la
desesperación. Seguramente, era la respuesta a su pregunta. Su alma estaba
condenada.
Las lágrimas anegaron sus ojos. "No puedo soportar que ellos arriesguen la suya…
los amo"
El sacerdote inspiró profundamente. "Ahí tiene la respuesta. No lo hace por
orgullo, sino por amor. Y como el amor viene del Padre, él no le ha abandonado"
Roman se mofó. "Usted no conoce la magnitud de mis pecados"
"Quizá no conoces la magnitud del perdón de Dios"
Una lágrima bajó rodando por la cara de Roman. "Desearía poder creerle, Padre.
Pero he hecho tanto mal. Me temo que es demasiado tarde para mí"
El sacerdote se recostó cerca de la mampara. "Hijo, para los verdaderamente
arrepentidos, nunca es demasiado tarde. Rezaré por ti esta noche"
Capítulo 27
Era después de medianoche cuando el teléfono móvil de Austin sonó. Por su tono
respetuoso y la forma en que se mantenía mirándola fijamente, Shanna sospechaba
que estaba hablando con su padre. Ella había estado toda la noche preocupada por la
posibilidad de una guerra entre vampiros. Sus intentos de contactar mentalmente con
Roman habían fallado.
"Entendido, señor.” Austin tendió el teléfono a Shanna. "Su padre quiere hablar con
usted"
Se acercó el teléfono a la oreja. “¿Papá?”
"Shanna, pensé en dejarte saber lo que está pasando. Tenemos pinchado el
teléfono de Petrovsky, así que le oímos hablar con Draganesti"
“¿Qué está ocurriendo? ¿Van a la guerra?”
"Bueno, parece que Draganesti está preparado para una. Él afirma tener a
doscientos guerreros. Petrovsky ha estado al teléfono toda la noche, ordenando a sus
adeptos aparecerse. Pensamos que él tiene como mucho cerca de cincuenta"
Shanna exhaló con alivio. "Roman les excede en número"
"Bueno, no exactamente. Veras, Draganesti hizo un trato con Petrovksy. Se
reunirán en Central Park. En lugar de una guerra, lo dos van a batirse en un duelo a
muerte"
Las rodillas de Shanna fallaron y se desplomó en la cama. “¿qué?”
Si, se supone que se encontraran a solas en el East Green a las dos en la mañana.
Espadas de plata y uno solo quedará en pie"
Shanna luchó por respirar. ¿Roman peleando a muerte? "Esto... no puede ser
cierto. Tenemos que detenerlo"
"No creo que podamos, cariño. Pero estoy un poco preocupado por tu amigo.
Veras, oímos a Petrovsky ordenar a sus hombres aparecer esta noche. Según lo que
sabemos, Draganesti irá solo. Pero Petrovsky, llevará a todo su ejército"
Shanna se quedó sin aliento. Oh Dios mío"
"Cuando estábamos escuchando, pudimos oír que la gente de Draganesti no sabía
dónde iba a tener lugar el duelo. Así que no hay manera de que ellos puedan ayudarle.
Un poco triste. Me parece una carnicería"
Shanna recordó la conversación. Dos a.m., East Green, Central Park. Tenía que
hacérselo saber a los Highlanders.
"Me tengo que ir, cariño. Solo quería ponerte al día. Adiós"
"Adiós" Shanna agarró el teléfono tensa y miró a Austin y Alyssa. "tengo que hacer
una llamada"
Alyssa se levantó. "no podemos permitirlo, Shanna"
Austin se repantigó en la segunda cama. “¿Qué daño puede hacer? Incluso a los
prisioneros se les permite una llamada"
Alyssa giró sobre si misma hacia Austin. “¿Estás chiflado?”
"No" Austin le dirigió una mirada afilada.
Shanna rápidamente marcó el número de la casa de Roman. Sabía que era
demasiado extraño. Demasiado conveniente. Primero su padre le daba la información,
y ahora Austin le dejaba usar su teléfono. Pero daba lo mismo. Aún tenía que salvar a
Roman.
“¿hola?”
“¿Connor, eres tú?
" Sí. ¿Shanna? Hemos estado preocupados por tí"
“¿puedes hacer, mmmm, esa cosa telefónica?”
“¿ Teletransportar? Sí. ¿Dónde estás?”
"En un cuarto de hotel. Date prisa. Seguiré hablando" Shanna miró hacia Austin y
Alyssa. "Hay otras dos personas aquí, pero no creo que debería ser un..."
Connor se materializó a su lado.
“¡Mierda Sagrada!” Austin salió a gatas de la cama.
La boca de Alyssa cayó abierta.
"Perdón por la intrusión" Connor cogió el teléfono de Shanna. “¿Ian, estás ahí?”
"Él... él lleva puesta una falda escocesa" murmuró Alyssa.
"Aye, aquí estoy" La mirada de Connor vagó sobre la agente femenina de la CIA. "y
vos sois una bonita muchacha"
Alyssa se hizo agua.
“¿cómo diantres lo hizo?” preguntó Austin.
"Och, de la misma forma en que hago esto" Connor rodeó con un brazo a Shanna.
Ella le agarró justo cuando todo se volvía negro.
Cuando la oscuridad se desvaneció, se encontró en el vestíbulo de la casa de
Roman. El primer piso estaba atestado de Highlanders, todos armados hasta los
dientes. Un aire de frustración emanaba de ellos mientras se movían de un lado a otro.
Angus MacKay caminó a zancadas hacia ella. “¿Connor, por qué la has traído aquí?”
Antes de que Connor pudiera contestar, Shanna le interrumpió. "Tengo noticias.
Roman y Petrovsky se baten en duelo esta noche"
Mientras Shanna corría hacia el East Green, podía oír chocar espadas. El sonido era
aterrador, pero reconfortante. Si Roman estaba peleando, estaba todavía vivo.
“¡alto!” Angus se paró a su lado. "Ya sé que se supone que te estamos siguiendo,
muchacha, pero necesitamos hacerlo más rápido" Él la cogió en brazos.
Los árboles se convirtieron en una imagen borrosa, y Shanna se agarró
fuertemente. Los Highlanders se movieron a velocidad vampírica hasta que
alcanzaron el borde del claro.
Angus la colocó en el suelo sobre sus pies. "Siento haberte juzgado mal. Ya está" Él
le dio una espada. Ahora te seguiremos"
"Gracias.” Ella se introdujo en el claro.
Los guerreros se esparcieron detrás de ella, dirigidos por Angus MacKay y Jean Luc
Echarpe. Roman e Ivan Petrovsky estaban en mitad del claro, dando círculos el uno
alrededor del otro. Por lo que Shanna podía ver, Roman estaba intacto. Las ropas de
Ivan estaban rasgadas en algunos sitios. Sangre rezumaba de una herida en su brazo
izquierdo.
Petrovsky miró enfurecido en su dirección y maldijo. "Bastardo, la tenías todo el
tiempo. Y has traído a todo tu jodido ejército"
Roman se volvió con cuidado y miró rápidamente a Shanna y los Highlanders. Él se
centró de nuevo en Petrovksy, pero gritó "Angus, me diste tu palabra de que no me
seguirías"
"Nosotros no te hemos seguido a ti" Angus gritó en respuesta. "Nosotros no
sabíamos dónde estabas. Fue a la muchacha a quien seguimos"
Roman saltó a la derecha cuando Petrovsky atacó. Giró y pinchó al ruso en la
cadera. Ivan aulló y presionó una mano contra la herida.
“¡Shanna!” Roman gritó. "Sal de aquí"
"no te dejaré" Ella dio un paso adelante. "y no permitiré que mueras"
Ivan miró la sangre en su mano. “¿Crees que vas ganando, no es verdad,
Draganesti? Pero estás equivocado. Como te equivocaste con Casimir"
Roman se movió en círculos. "Casimir está muerto"
“¿está aquí ahora?” Ivan giró sobre sí mismo para mantener a Roman a la vista. “¿le
viste morir?”
"Él cayó justo unos minutos antes de la salida del sol.”
"Y tu y tus colegas huyeron a cobijarse. Así que no viste lo que sucedió después. Me
llevé a Casimir a mi guarida secreta.”
Un jadeo se hizo eco entre los Highlanders.
"Sí" Angus soltó a Shanna y caminó a grandes pasos hacia ellos. "no puedes fiarte
de él"
Roman inspiró profundamente. "Si él muere, alguien tomará el mando de la
Asamblea y el liderazgo de los Malcontents. Y el nuevo líder continuará
aterrorizándonos. Pero si dejamos a Petrovsky vivo, tendrá que mantener su palabra.
¿Correcto?”
"Si" Ivan asintió con la cabeza. "Mantendré mi palabra"
"Por supuesto que lo harás" Roman sonrió con desagrado. "O te encontraré
durante el día mientras estás indefenso. ¿Lo has entendido?”
"Sí" Ivan se puso en pie lentamente.
Roman retrocedió. "Entonces hemos acabamos aquí"
Uno de los rusos corrió hacia delante y recogió la espada de Ivan. "Creo que esto le
pertenece" Él apuñaló a Ivan en el estómago.
Ivan dio un traspié hacia atrás. “¿Alek? ¿Por qué me has traicionado?” Cayó de
rodillas. "Tu, bastardo. Quieres el poder, mi Asamblea"
"No" Alek le miró furioso. "quiero a tus mujeres"
Ivan se desplomó en el suelo, agarrándose el estómago.
"Eres bobo" Una vampira caminó hacia él y sacó una estaca de madera de su
cinturón. "Me trataste como a una puta"
Ivan se quedó sin aliento. "Galina. Eres una estúpida zorra. Una puta"
Otra vampira sacó una estaca del cinturón. "Ya no nos llamarás zorras nunca más.
Asumiremos el mando de tu Asamblea"
“¿Qué?” Ivan se escabulló a través de la hierba mientras las dos vampiras se
aproximaban. "Katya, Galina, Deteneos. No podéis dirigir una Asamblea. Sois
demasiado estúpidas"
"Nunca fuimos estúpidas" Galina se arrodilló a su lado. "tendré a todos los
hombres que quiera"
Katya se arrodilló al otro lado. "y yo seré como Catalina La Grande" Clavó la mirada
en Galina. “¿lo hacemos?”
Las dos mujeres hundieron sus estacas en el corazón de Ivan.
“¡no!” Su grito se desvaneció mientras se convertía en polvo.
Las mujeres se levantaron y se encararon con los Highlanders.
“¿Tregua, por ahora?” sugirió Katya.
"De acuerdo" dijo Angus .
Los rusos se marcharon a gran velocidad, desapareciendo en la noche.
Había acabado.
Shanna dirigió a Roman una temblorosa sonrisa. "Ha sido raro. Ven aquí. Levanta
tus brazos para que podamos vendar tu herida"
Connor envolvió un vendaje alrededor de la cintura de Roman y lo ató. Luego
extrajo una botella de sangre de su faltriquera y se la pasó a Roman.
"Gracias.” Roman tomó un trago, después alargó la mano hacia Shanna. "Tenemos
que hablar.”
"Ya lo creo. Nunca concertaras otro estúpido duelo. O te encerraré en el cuarto de
plata y perderé la llave"
Él sonrió mientras la envolvía en sus brazos. "Me encanta cuando te pones
mandona"
"Suéltela!" gritó una voz .
Shanna se volvió para ver aproximarse a su padre con una linterna. Detrás de él,
Garrett, Austin, y Alyssa llevaban linternas y pistolas de plata. Sus cinturones estaban
cubiertos de estacas de madera. Se detuvieron a distancia de ellos y examinaron la
escena, las luces moviéndose de un lado a otro.
Su padre enfocó la luz hacia una pila de polvo. “¿espero eso sea Petrovsky?”
"Sí" contestó Angus . “¿y vos sois Sean Whelan?”
"Sí" Sean localizó el segundo montón de polvo. “¿otro ruso?”
"sí" contestó Roman. "le maté"
Con un suspiro, Sean contempló los alrededores de East Green. "No es exactamente
el resultado que andaba buscando. Sólo dos muertos"
“¿De qué hablas?” preguntó Shanna.
"Tu hiciste bien tu papel, cariño. Sé que estás bajo la influencia de esa asquerosa
criatura que tiene sus zarpas sobre ti ahora mismo. Le dije a Austin que te dejase usar
el teléfono. Sabía que avisarías a los amigos de Draganesti"
"Usted esperaba una guerra" Roman apretó los brazos alrededor de Shanna.
"Esperaba que muriésemos más"
"Menos trabajo para nosotros si ustedes se aniquilan" Sean se encogió de hombros.
"Pero lo conseguiremos. Le doy mi palabra"
Jean Luc levantó su espada. "Palabras tontas cuando les excedemos en número"
"Sí" Angus se movió hacia ellos. "Vos no se ha percatado de que nos necesita. Hay
un vampiro maligno reuniendo un ejército mientras hablamos. No podrá derrotar a
Casimir sin nuestra ayuda"
Los ojos de Sean se entrecerraron. "No tengo noticias de ese Casimir. ¿Y por qué
debería creer nada de lo que me diga un demonio?”
"Es verdad, papa" gritó Shanna. "Necesitas a estos hombres"
“¡no son hombres!” chilló Sean. "Ahora, aléjate de ese monstruo y ven conmigo"