Guibourg declinó el ofrecimiento para que lo abandonaba".
Por ello pienso
reemplazar a Razzano como adminis-
trador por no creerlo prudente. Pero
no todos tuvieron iguales prejuicios.
Armando Defino poco a poco se
fue mostrando imprescindible para
Gardel: "Me dijo Carlos que desea-
ba consultarme algunas cosas y no
pude rehusar, antes bien, sentía una
inmensa satisfacción... Desde hacía
tiempo sus relaciones comerciales y
amistosas con Razzano se iban resin-
tiendo... Quien fuera su compañero en
los comienzos se vio ampliamente fa-
vorecido por la generosidad de Carlos
quien durante años le prestó su ayu-
INTUYO QUE da, semejante a una sociedad..."
RAZZANO FUE, Defino, con admirable sutileza,
SOBRE TODO, UN ubicó a Razzano en un rol pasivo, solo
SOSTÉN EMOCIONAL limitado a recibir generosos benefi-
cios. Nada más inexacto: aun cuando
PARA GARDEL, LO su conducta pudiera merecer algún
QUE EXPLICA LA reparo, no pueden negarse sus méri-
PERMANENCIA tos en la carrera de Gardel.
Cuando la relación con Defino
DEL VÍNCULO, fue lo suficientemente íntima como
MÁS ALLÁ DE LAS para sentirlo más un consejero que
DIFERENCIAS. un administrador, Gardel decidió su
ruptura con Razzano. Necesitaba,
innegablemente, contar con un nue-
vo apoyo emocional. Defino asumió
SE DEDICÓ A ambos roles y fue una suerte de co-
REPRESENTAR raza protectora frente al grupo de
ARTISTAS. SU viejos amigos.
El entorno de Gardel se volvió
VOLUMINOSA muy estrecho: apenas cuatro amigos,
FIGURA ERA doña Berta y el matrimonio Muñiz.
COTIDIANA EN Los demás solo fueron vínculos profe-
sionales. Francisco Flores del Campo,
LAS VECINDADES
un cantante chileno que trabajó con
DE SADAIC Y EN Gardel en El día que me quieras escri-
ALGUNOS CAFÉS bió esta semblanza: "Era un hombre
PORTEÑOS. bajo, engominado, formal, sonriente,
correcto y estirado. Manifestaba gran
preocupación por la ropa. Nunca vi
una familiaridad entre él y sus acom-
pañantes; siempre los trataba de us-
ted... Llegaba y se iba solo" (Miguel
Arrcehe Tango que me hiciste bien,
Santiago de Chile, 1985),
Según palabras de Razzano,
Gardel necesitaba siempre "que al-
guien le hiciera sentir la voluntad
qué decisiva fue para la gloria de
Gardel la formación del dúo y la pre-
sencia de José Razzano, mientras
duró la amistad.
Razzano fue también un buen
compositor. En 1917 firmó la can-
ción A mi morocha, que grabó como
solista en el disco 18.001, dedicada a
su esposa doña Cristina Chirnícola.
De 1932 es su tango Ponchito de vi-
cuña, que grabara la orquesta de
Francisco Canaro y que aún perma-
nece inédito.
De la década del 40 son sus te-
mas Soy un porteño -milonga con ver-
sos de Celedonio Flores-, Café de los
angelitos, Tres, seis, diez, Camino del
Tucumán y Diez años pasan, en colabo-
ración con Cátulo Castillo. También
compuso la milonga Compadre, qué
le va a hacer sobre música de Aníbal
Troilo, que lograra el segundo premio
en el Concurso de música popular de
SADAIC en 1951, y en este mismo año
Valsecito de patio, nuevamente con
Cátulo.
Después de su separación de
Gardel y abandonado el canto, se
dedicó a representar artistas. En
tal carácter estuvo junto a Charlo
en una larga gira por distintos paí-
ses de Latinoamérica y los Estados
Unidos. En varias oportunidades in-
tegró listas para las elecciones de
autoridades SADAIC. En 1946, y en
circunstancias nunca explicadas de-
bidamente, le compró a Defino los
derechos sobre las obras de Gardel
por la suma de 30.000 pesos moneda
nacional.
Razzano dejó 81 registros a
dúo con Gardel, y otros que no fue-
ron editados. Como solista grabó en
Odeón 23 temas. También le fue de-
dicado el tango Pepe, compuesto por
José Cimarro en 1953.
Su voluminosa figura era coti-
diana en las vecindades de SADAIC
y en algunos cafés porteños donde se
reunía con viejos amigos. Falleció en
su casa de la calle Bonorino, el 30 de
abril de 1960. *
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