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Kurt Shaw

Cine Infantil
y Educacion Popular
Edición cibernética

Santa Fe de Nuevo México Florianópolis

2007

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Shaw, Kurt
Cine Infantil e Educación Popular – Edição cibernética – Santa Fe e
Florianópolis: Shine a Light, 2007

Creative commons copyright license 2.5, 2007

Este libro puede ser reproducido, si se reconoce el autor y el editorial.

Proyecto de capa: Kurt Shaw

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Indice
Introducción 7
¿Cine Multinacional de Izquierda? 11

Entender la Explotación 19
Escondiendo la explotación: Ideología e Idolatría 23
Miedo, mentiras, marketing 39
¿Para qué? 49

Superando el miedo 55

Exclusión y Resistencia 69
La Exclusión 71
Resistencia 81

Estrategia Revolucionaria 87
Asistencialismo 91
Compasión 97
Sí Puedo 101
Nuevos Héroes 107
El fracaso feliz 113
El Protagonismo Infantil 117

Conclusiones 123
Agradecimientos 127
Notas 129

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"El cine infantil es el opio de los pequeños." Al menos así lo percibí durante

muchos años. Vi las grandes campañas de propaganda para Shrek o

Buscando a Nemo y sus asociaciones con empresas multinacionales como

McDonalds y Coca-Cola. En el mejor de los casos, una película como Robots

era un descanso para los padres; en el peor de los casos, era el mecanismo

de iniciación de los chicos al mundo del consumo desenfrenado.

El lector podrá imaginar mi sorpresa cuando vi Monsters, SA por primera

vez, sentado con unos amigos y sus hijos. Había anticipado el buen humor,

la tecnología de punta y arte bonito, pero... me encontraba en medio de un

ensayo sobre la teoría marxista de la alienación de labor. Para el joven


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Marx, la injusticia del sistema capitalista no era sólo que el capitalista

oprime al trabajador, sino que toma el fruto de su labor, lo vende y usa el

lucro para inventar nuevas maneras de explotar al obrero. Monsters, SA era

esa misma historia, siendo el niño quien ocupaba el lugar del proletariado y

el mónstruo el del capitalista. La empresa robó los gritos de los niños, los

usó como energía para su tecnología y con esa tecnología, inventó nuevas

maneras de oprimir a los niños, como el horripilante "Extractor de Gritos."

Comencé este proyecto con una meta sencilla y didáctica: utilizar el cine

infantil para enseñar filosofía a los chicos y las chicas. Monsters, SA para

enseñar Marx, Shrek sobre Derrida, Robots sobre la teología de la liberación,

Vacas Vaqueras para explicar los movimientos campesinos... Con cada

repetición de las películas, me di cuenta que me había equivocado. En

realidad, la literatura infantil – y su manifestación actual en las películas

animadas – se limita si la definimos sólo como una manifestación de

cualquier filósofo. Como cualquier obra de arte, cuando le prestamos

mucha atención, se torna en una herramienta para entender el mundo.

Por lo general, interpretamos libros y obras de arte en términos de la

intención de sus artistas, pero en las siguientes páginas quiero proponer

otro método de leer el cine infantil. Los niños adoran estas películas por su

arte y su humor, pero también porque levantan temas que preocupan a

todo niño: justicia e igualdad, reconocimiento y exclusión, miedo y

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esperanza. Por eso, nuestro primer paso es ver la película a través de los

ojos de un niño o una niña para percibir por qué les resulta tan interesante.

Después, ponemos este "por qué" en diálogo con la filosofía y la historia de

los movimientos sociales. De este modo, los adultos podemos aprender

algo importante, pero también se abren caminos para conversaciones con

los chicos. He aquí la meta de este ensayo: brindar unas herramientas para

educadores en sus conversaciones con chicos y chicas que adoran el cine

infantil.

De cierta forma, este proyecto es un libro de instrucciones para el educador

que quiere usar las películas infantiles para algo más que la distracción. De

la misma manera que Shakespeare, Sor Juana Inés, o la Biblia pueden ser

utilizados para oprimir o liberar, una película infantil puede educar o

puede tornarse opio y la presencia del adulto puede ayudar en este proceso.

En este sentido, presento aquí un curso de alfabetización en cine,

mostrando que es tan necesario aprender a leer una historia visual como

una que está escrita con letras y palabras. Esta lección cuenta tanto para

adultos como para niños y niñas.

Comienzo este ensayo con una reflexión sobre la estructura del cine infantil,

intentando entender cómo por ejemplo, una empresa multinacional e

imperialista como Disney puede crear una película con la misma meta que

los movimientos sociales a favor de la reforma agraria. En la segunda y

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mayor parte del texto, pongo siete películas en diálogo con los movimientos

populares y la historia de la filosofía, mostrando como este encuentro

puede enseñar mucho sobre la opresión y exclusión, la justicia y el amor y

el protagonismo infantil. El artículo cierra con una reflexión sobre los

resultados de este intercambio de ideas y cómo los educadores y

movimientos populares pueden usar esta herramienta para construir un

mundo más justo.

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Disney, Dreamworks, Pixar, 20th Century Fox... las empresas que financian

las producciones carísimas de dibujos animados no pretenden promover

una agenda popular. Su meta es mucho menos ambiciosa: quieren ganar

dinero. Sin embargo, Vida de Insectos y Robots son manifiestos

revolucionarios mucho más radicales que cualquier libro de un marxista en

su nido en la facultad de letras y bellas artes. Intentar resolver esta

paradoja nos da unas ideas importantes sobre la infancia y la política.

Quiero empezar con una historia que no tiene nada que ver con

Hollywood. En 2006, colaboré con el DJ Big, un músico brasilero, en la

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producción de Ato Periférico, un CD del género "hip-hop" escrito y grabado

por niños y adolescentes de las favelas de Recife. Ellos viven un en contexto

sumamente violento, donde no es extraño que dos o tres de sus compañeros

mueran en una noche, víctimas de las guerras de tráfico de drogas que

ahogan la ciudad. Todos los artistas escribieron lo que querían, mas casi

todos decidieron escribir canciones contra la violencia.

En algunos casos las letras de las canciones analizan el contexto con

profundidad, haciendo una genealogía de la violencia con más astucia que

un doctor en sociología. En otros casos sus palabras son ingenuas, sencillas:

"La violencia tiene que parar", "Baja su calibre y ve si equivoca", "Paz y

unión, amor y esperanza, tenga humildad, basta de venganza...". En la boca

de un adulto, estas palabras parecen pedantes, o tan evidentes que no valen

la pena decirse o son hipocresía transparente. Sin embargo, en la boca de

los niños, una verdad sencilla es sólo eso: la verdad.

Los cantores del Ato Periférico no son ingenuos. Sus amigos mueren cada

día y ellos saben bien que hay que buscar una solución más allá de

moralejas sencillas. Sin embargo, saben bien que la inocencia también es un

arma. Ellos tienen el derecho de decir verdades simples ya escondidas en

los adultos por nuestro cinismo y por las excusas que inventamos para

darnos permiso de hacer cosas que sabemos que están equivocadas.

Cientos de muchachos mueren en una guerra sin sentido. Aunque muchos

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adultos se conforman con la excusa de "no puedo hacer nada," la inocencia

atribuida al niño o la niña le da el derecho de decir "¡no es justo!" Todo el

mundo sabe que no es justo, pero la mayoría prefiere quedarse quietos y

otros tienen vergüenza de decir algo tan evidente. Como en la historia de la

nueva ropa del emperador, es sólo el niño quien tiene el derecho de decir lo

que todo el mundo ya sabe.

Recuerdo con detalle una conversación que tuve con un profesor de

filosofía, uno de los hombres más sabios que he conocido en la vida. Acabé

de escribir un texto re-complicado para su clase, lleno de alusiones poéticas,

chistes pedantes y referencias escondidas. "Déjame decirte el feo secreto de

la filosofía," el profesor me dijo. "Los filósofos intentan esconderlo con sus

sistemas complicados y sus textos difíciles, pero la verdad es que casi todas

las cosas que valen la pena decirse, son muy sencillas. Aún así vale la pena

decirlas." Los adultos tenemos miedo de decir las verdades sencillas por

miedo a parecer simples, bobos, o poco sabios sobre la realidad del mundo.

Sin embargo, alguien tiene que decirlas y cedemos ese derecho a la infancia.

Siento la tentación de escribir algo como: "Las grandes tradiciones de la

izquierda surgen de estas verdades sencillas", pero no es cierto. Lo que sí

puedo decir es que estas verdades animan a muchas personas que luchan

por la justicia social. La igualdad como concepto político, tiene la misma

raíz que el niño que dice: "¡no es justo!" cuando su hermano recibe un

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pedazo de torta mayor que el suyo... pero sólo cuando también sabe que él

no merece un pedazo mayor que el de su hermano. Todas las páginas sobre

la labor en El Capital surgen de una verdad sencilla que cada niño puede

decir al niño grande que quiere tomar sus monedas: "Puede que seas

mayor, pero eso no significa que tienes derecho a robar el dinero que traje

para mi almuerzo." Los economistas de la Escuela de Chicago pueden

"comprobar" con su matemática que la desigualdad motiva el crecimiento

de la economía, pero todos sabemos en el fondo del corazón, que no es

cierto.

Justicia y libertad, explotación y exclusión, soledad y amor... éstos son los

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temas que preocupan a cada niño y niña, así que son también los temas

fundamentales de mucho del cine infantil. Lo que importa en la literatura

infantil no es tanto la conclusión que se presenta, sino el hecho de reconocer

que son temas importantes, temas que valen la pena pensar. Los personajes

en los cuentos – sean libros o películas – se tornan en medios para

reflexionar y considerar el mundo.

Por lo general, los adultos se cansan fácilmente de la necesidad infantil de

repetición; un DVD se torna camino que permite al niño repetir, sin que el

adulto sufra el tedio de leer el mismo libro cada noche. Sin embargo la

repetición no es – como dicen muchos psicólogos– sólo una búsqueda de

comodidad, un escape del mundo complicado. Creo que todos conocemos

alguna persona que vuelve a leer Don Quijote cada año y pensamos que es

un buen hábito, porque con cada re-lectura, Don Quijote y Sancho Panza y

el Bachiller Sansón Carrasco nos enseñan algo nuevo. El texto es muy rico y

enfrenta con tanta profundidad las dudas existenciales del ser humano, que

vale la pena leerlo muchas veces. ¿No sería por ese mismo motivo que una

niña tiene que volver a escuchar una historia cada noche, o asistir Monsters,

SA cincuenta veces?

En el mundo adulto aún sabemos que las cuestiones de justicia e igualdad

son importantes, pero las olvidamos o ponemos dentro de un paréntesis.

Consideramos más importante la lucha cotidiana para ganar dinero y

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prestigio. Las favelas de Recife sirven como un buen ejemplo: en medio de

tanta violencia los adultos tienen que fingir que todo forma parte de la

normalidad cotidiana, que la violencia no es tan mala como parece, o que

los muertos merecían su destino. Si no fuera así, tendrían que reconocer

que la muerte puede caer encima de ellos o sus hijos en cualquier momento.

Como respuesta pragmática a un mundo inviable, tiene sentido. Sin

embargo esta decisión de no prestar atención, de cegarse frente a algo que

trae la muerte a tantas personas que aman, les impide a buscar una

solución. Podríamos hablar de la misma ceguera en casi cualquier otra

injusticia del mundo actual; los adultos tenemos que fingir que no existe,

para poder seguir con nuestra vida cómoda, pero niños y niñas quieren

enfrentar la injusticia directamente.

Otra característica de la infancia es la falta de reverencia a valores que los

niños y niñas no consideran importantes. Puede ser más divertido quebrar

un juguete y re-crearlo que simplemente jugar como era planeado. El "¿por

qué, mamá?" de una niña de tres años no es – como proponen muchos

psicólogos – simplemente un truco para hacer que los papás presten más

atención, que sigan hablando. Es en realidad un esfuerzo por ir más allá de

los mitos. Mamá trabaja en la cocina y papá en la calle... y la niña quiere

saber por qué, quiere ir más allá del mundo como es, del "así siempre ha

sido y así debe ser." Esta irreverencia, la resistencia de conformarse a las

respuestas fáciles, también es una virtud importante y algo que se ve

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reflejado en la literatura infantil.

No expongo aquí el argumento de que todo lo infantil es bueno y todo lo

adulto malo, cínico y corrupto. Tampoco presento una idea del "noble

salvaje" o de la "inocencia de la infancia". Todo el mundo que convive con

niños y niñas sabe que no es así; que pueden ser egoístas, crueles,

caprichosos, sólo para comenzar una lista de vicios. El niño que dice "no es

justo" puede decir sólo "no es justo para mí, yo soy la víctima." Educación

es, en parte, el proceso de universalizar esta frase, de ver que la justicia es

igualmente importante para los otros: yo amo a mi hermana, así que quiero

que ella también tenga un buen pedazo de torta. Veo el sufrimiento de un

chico que casi no conozco y quiero que él lo reciba también. También una

chica de la calle, una familia en África...

En parte, la educación ética pone en diálogo la honestidad del niño o niña

con la abstracción del adulto. De esta manera, aprendemos todos que la

libertad, igualdad, justicia – y todas aquellas bonitas palabras – tienen

sentido sólo en contexto universal cuando funcionan para todos.

Tradicionalmente, son las mamás, los papás y a veces los amigos y

hermanos, quienes tienen este papel, ayudando con sus preguntas,

ejemplos y lecciones de cómo mediar lo particular y lo universal para

formar una ética. Ahora, la literatura infantil – y el cine infantil – tienen

un papel fundamental en este proceso.

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Casi todos los temas que abordo aquí merecen mucho más tiempo y espacio

del que yo puedo dedicar en este ensayo. Lo que pretendo hacer en las

siguientes páginas no es tanto ofrecer una interpretación completa y

verdadera de las películas, sino de despertar inquietudes y sugerir líneas de

pensamiento. En conversaciones que los educadores promueven con los

chicos, espero que surjan muchas otras ideas, más perspicaces de las cuáles

presento aquí. Más que todo, este libro sirve como el comienzo de un

diálogo. Como dice Wittgenstein en la introducción a sus Investigaciones

Filosóficas, "No quisiera que mis escritos fuesen tan completos que robasen

del lector el placer de pensar."

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En Vida de Insecto, los grillos ganan su vida robando la mitad de la cosecha

de las hormigas; dicen que las semillas y las hojas pagan por la protección

que los grillos ofrecen a la colonia, pero en realidad, no es más que un

soborno. Para los grillos, es fundamental que las hormigas queden

ignorantes de las dinámicas de poder, porque la ignorancia es su arma más

poderosa, como vemos cuando los grillos van a una cantina decadente en

México para gastar su dinero mal-ganado. Se disfrutan tanto que de los

miembros de la pandilla que va al jefe y pregunta si realmente tienen que

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volver a la colonia de hormigas. La vida ya es buena, dice. ¿Por qué hacer

el esfuerzo de hacer el chantaje a las hormigas, sólo para recibir unas

semillas? El jefe de la pandilla responde con una expresión desnuda del

poder:

"Si dejas que una hormiga nos cuestione, puede ser que todas nos
cuestionen. Hay 10 hormiguitas pequeñitas por cada uno de
nosotros y si ellas se dan cuenta, se acabó nuestra estafa! No tiene
nada que ver con comida. Tiene que ver con control. Es por eso
que volvemos a la colonia."

Los grillos, como mafias en todas partes del mundo, cobran una "vacuna",

diciendo que van a proteger

la comunidad de los malos

que vienen de fuera, cuando

realmente la pandilla es la

mayor amenaza que el barrio

enfrenta. La pandilla es

legítima sólo en cuanto las

personas la perciben como la

única solución a sus

problemas, pero cuando el

pueblo percibe su propio

poder ya no necesita la

pandilla. Los grillos

manipulan el miedo y la ideología para que las hormigas no tomen

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conciencia de su propio poder, de su capacidad de protagonismo. Mientras

se vean como incapaces y débiles, jamás amenazarán a los poderosos.

En Medellín, Colombia, ha pasado casi exactamente la misma historia. En

un contexto de violencia caótica, donde cualquier persona podría morir en

cualquier momento, las pandillas locales se organizaron con dos motivos:

para defender al público y para ganar dinero. El problema era que cuando

había acabado el crimen en la calle, la pandilla aún quería ganar plata, así

que seguía cobrando la "vacuna" – dinero de protección – de los habitantes

del sus barrios. Le gente se quejaba pero pagaba, porque no vieron

alternativa y porque temían al poder de las pandillas.

La estrategia de resistencia, tanto en Medellín como en Vida de Insectos,

empieza con la conciencia. Primero, como es bien conocido en la educación

popular, el oprimido tiene que tomar conciencia de la opresión, pero

después tiene que tomar conciencia de su propio poder, su capacidad de

hacer lo que hace la pandilla. En Medellín, la violencia había fragmentado

tanto las comunidades periféricas que los vecinos tenían miedo de

conversar. Cuando hubo un conflicto entre ellos – posesión de terreno,

agua que salía de la casa de una familia y entraba en otra – la gente iba a la

pandilla para resolver el problema. Y cada vez que se buscaba a los

pandilleros, los reconocían como el poder legítimo en el barrio, de esta

forma justificando la explotación.

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La pandilla aprovechaba la legitimidad, pero realmente no quería resolver

conflictos, porque quedaba lejos de su misión fundamental: ganar dinero.

Por lo tanto, cuando un grupo de jóvenes del barrio propuso a la pandilla

que los jóvenes podrían encargarse de la mediación de conflictos, la

pandilla les pasó la responsabilidad con un sensación de alivio. Sin

embargo, cuando la gente se dio cuenta que ella misma podía resolver los

conflictos, la pandilla perdió su legitimidad y dentro de seis meses,

desapareció.i En Vida de Insectos, en el momento que las hormigas toman

conciencia del hecho que ellos mismos se pueden defender – tanto de los

peligros del mundo como de los grillos que les "protegían" – la pandilla

también tiene que irse.

Por eso empezamos con la crítica de explotación implícita en el cine infantil.

Aunque esta crítica surge de la emoción básica del "¡no es justo!", desarrolla

la idea en un contexto amplio. Usando las películas como tejido de fondo,

quiero pensar en el funcionamiento de la opresión y cómo es que la

ideología, el miedo, las mentiras y el marketing sirven para cegar a la gente.

Siendo películas para niños y niñas tienen que ofrecer un rayo de

esperanza, así que también haré una reflexión sobre la ética presentada

como alternativa.

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En muchos casos, pensamos en la ideología desde la perspectiva del

oprimido; la persona que sufre de"falsa conciencia" y se conforma con su

opresión por causa de la ideología. Monsters, SA empieza del otro lado, con

una pregunta más ambigua. Sully y Mike, los mónstruos-protagonistas de

la película, son buena gente. La película hace que nos identifiquemos con

ellos. Son cómicos, divertidos y simpáticos. Pero... ganan su vida haciendo

un trabajo brutal-: asustando niños y niñas. Son buena gente que hace

cosas pésimas, así que la película nos hace una pregunta básica: ¿Cómo es

que buena gente sigue haciendo cosas malas? La respuesta a esta pregunta

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nos ayuda a entender la actitud de un patrón o el jefe de una pandilla, pero

también ofrece caminos para cambiarla.

La primera respuesta que Sully y Mike ofrecen a la pregunta es algo que

hemos escuchado muchas veces: "Es mi trabajo." Cuando un policía viene

al barrio pobre y empieza a requisar o pegar a la gente, las personas

reclaman: "Usted, también pobre, ¿viene aquí a abusarnos? ¡Qué

sinvergüenza!" En muchos casos, los que defienden al policía dirán,

"Quietos, sólo está haciendo su trabajo." En realidad, el contenido de esta

excusa es "la culpa es de otro, del jefe que lo manda. Si el tipo no lo hace, se

le va a despedir." Casi todo el mundo puede identificarse con este lío –

"¿pierdo mi ética o mi empleo?" – así que perdona al policía. Y más

importante, el policía se perdona y sigue brutalizando a la comunidad.

En Vacas Vaqueras, el shérif se encuentra en una situación parecida. Parece

buena gente, si algo débil y perezoso y es amigo de la dueña de la finca

"Pedazo del Cielo". Sin embargo tiene que hacer el trabajo sucio del banco,

desterrando la mujer de su casa para que el banco y el villano, Alameda

Slim, ganen más dinero. El shérif sabe que está haciendo cosa mala y hasta

pide disculpas a la señora, pero ella sabe la verdad: "¡Lamentar no va a

salvar mi finca!" Con la frase "sólo estoy haciendo mi trabajo," el shérif se

justifica y sigue haciendo cosas malas sin sentirse culpable.

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El jefe de la empresa Monsters, SA, se justifica de manera parecida. Para él,

lo más importante es la supervivencia de su empresa en tiempos de crisis;

la heredó de su familia, emplea a muchas

personas y da luz a la ciudad. Pero ahora,

Monsters, SA carece de energía, de recursos, y

de lucro y está a punto de quebrar.

"Yo haría cualquier cosa para salvar este


negocio," dice el jefe. "No tengo
alternativa, porque el mundo no es el
mismo. Asustar ya no basta."
"Pero, secuestrar a niños y niñas?"
pregunta Sully
"Voy a secuestrar mil niños antes de dejar morir esta compañía y
callaré a todos los que quedan en el camino!"

El jefe manda en Sully, el banco manda en el shérif, la supervivencia de la

empresa manda en el jefe... Todos quieren decir que no tienen alternativa,

que hacen lo malo sólo al ser mandados por otro. En realidad, tienen el

poder de elegir. Pueden decir que no lo harán, que buscarán otro empleo.

Pero no asumen responsabilidad por sus acciones; culpan a los otros.

Los trabajadores en los campos de exterminio de los Nazis hicieron la gran

prueba de la excusa, "es mi trabajo." Su trabajo era matar a los judíos, a los

gitanos, a los comunistas y los homosexuales. Después de la Segunda

Guerra Mundial, todo el mundo reconoció que "es mi trabajo" no justifica

nada; los que mataron en los campos son tan culpables como los que

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mandaron a matar. Para desplazar la cuestión a un contexto menos grave,

imaginemos que un niño hace algo malo y su mamá le pregunta por qué.

La excusa "mi hermano me mandó hacerlo" no justifica lo que hizo. Las

mamás saben que cada persona debe asumir responsabilidad de sus

acciones y ellas castigarán a un chico por lo que hizo. Sin embargo, cuando

la policía viene al barrio para matar a los pobres, perdonamos a los

oficiales, porque sólo hacen su trabajo. Es ésta la paradoja que Monsters, SA

y Vacas Vaquera exponen.

Otra excusa de la "buena gente" que hace cosas malas es: "realmente, es

bueno lo que hago;" todos conocemos la historia del papá que abusa de sus

hijos, diciendo, "lo hago por tu propio bien!" Varias películas exponen

claramente la hipocresía de este discurso. El eslogan de Monsters, SA es

"Asustamos por cariño" ("We scare because we care"), como si el susto fuese

un favor que los mónstruos hacen a los niños. Esta idea ayuda a justificar

lo que hacen los mónstruos, pero los niños saben muy bien que es una

justificación vacía y flaca. Parecido es el dicho de la reina de las hormigas

en Vida de Insectos, cuando descubre que los "salvadores" que vinieron con

Flick no son más que artistas de circo: "Jamás pensé que una hormiga se

pensaría más importante que la colonia." En realidad, la que hace más

daño a las hormigas es la reina, en su conformidad con la explotación, pero

ella justifica su colaboración, diciendo que es "por el bien de la colonia."

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El caso más claro de "por tu propio bien" es el caballo Buck, en Vacas

Vaqueras. Durante toda la película se afilia con el lado errado – primero con

el banco que quiere tomar la

tierra de la señora Pearl y

después con el vigilante

hipócrita Rico – pero en sus

fantasías, Buck es siempre el

héroe y nada que hace es

malo. Sus sueños son

cinematográficos, donde el

caballo usa artes marciales

para luchar contra malos

vestido de negro, pero Buck

jamás va más allá de los

símbolos de blanco y negro

para preguntar qué es realmente bueno y malo. Aquí encontramos la

ideología de la policía: puede ser que siempre causen daño a la gente que

debieran proteger, pero en su fantasía, lo que importa es que se visten de

azul y se definen como "los buenos."

En todos estos casos, la ideología funciona para que los ricos, poderosos y

opresores puedan fingir que son buenos. y en cada caso las películas

muestran que son argumentos ridículos, intentado quitar este apoyo

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psicológico del opresor. Las películas también observan la cuestión de la

ideología del lado de abajo, con algunas conclusiones diferentes.

Los grillos en Vida de Insecto manipulan la ideología para hacer que las

hormigas no cuestionen la explotación. "El mundo es como es," dicen.

"Imposible cambiarlo, así que es mejor conformarse." Según este

pensamiento, el mundo siempre ha sido injusto y siempre será injusto, pero

así funciona y no puede funcionar de otra manera. Es normal y natural.

Durante la mayor parte de la historia humana, se usaba este discurso para

justificar la esclavitud. Era simplemente una cosa natural, como el sol o la

lluvia y tenía tanto sentido el quejarse de la esclavitud como quejarse del

calor en el trópico. El mundo era así.

La frase que siempre usan los grillos es: "¡ustedes, hormigas, han olvidado

su lugar!" Sea el sistema de castas en la India, la segregación en los Estados

Unidos o apartheid en Sudáfrica, la exclusión de los barrios marginales en

América Latina, la violencia contra las mujeres... siempre se justifica con

"así es que funciona el mundo. La hormigas trabajan y los grillos toman lo

que cosechan." Para la gran mayoría de la gente, esta opresión se naturaliza

y se torna normal, imposible de cuestionar o retar.

Cuando la ideología de "natural y necesario" no basta para mantener el

pobre en su lugar, la religión y el mito pueden servir para justificar un

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sistema de opresión. Notemos por ejemplo, que las hormigas ponen la

comida expropiada por los grillos encima de un altar, símbolo de un

sacrificio a los dioses. La crítica al poder del mito es más fuerte aún en las

películas Shrek, donde todos quedan encarcelados en la idea de lo que

"debería ser." El poder del "debería ser", definido en Shrek como el cuento

de hadas o una leyenda, es lo que los pensadores de la Escuela de Francfort

llaman "ideología."

Cuando la película narra el rescate de la Princesa Fiona, ilustra bien el

poder del mito en la vida de una persona. Los papás de Fiona la encerraron

en una torre inmensa, vigilada por un dragón feroz, sabiendo que sólo "el

primer beso de amor" romperá su encantamiento. Ella pasa sus horas en la

torre practicando las artes marciales y en realidad, es una mujer muy, muy

fuerte. Sin embargo, cuando llega un "caballero" a rescatarla, ella se arregla

pasivamente en la cama, con una flor encima de su pecho, igual que la Bella

Durmiente. Después de confirmar que el inconciente Shrek está bien, ella

corre a su cama para crear una escena de una película Disney de los años

1950. Para ella, la escena del rescate tiene que ser perfecta: cuando Shrek se

despierta, le dice "Éste debería ser un momento maravilloso, romántico..." Si

la realidad entra en conflicto con este Debería, es el Debería lo que va a

ganar.

La princesa Fiona habla mucho sobre el destino, entendido como la fuerza

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que transforma al mundo de lo que es a lo que debería ser. Explica que su

destino es besar a su primer amor, liberarse del encantamiento y casarse

con el príncipe que la besó. Esta obsesión con el destino hace que no pueda

ejercer el libre albedrío, que siempre escoge lo que "debería ser" en vez de lo

que quiere. Para el ogro Shrek es igual; él está dispuesto a abandonar su

amor hacia Fiona porque cree que el mundo no puede funcionar de esa

manera, que el "debería" es más fuerte que el querer. Cuando la princesa va

al palacio para casarse con el horrible Fahrquad, Shrek vuelve a su ciénaga

y casi con un gozo perverso dice "Así tiene que ser." Abandonar la

voluntad propia y conformarse con el poder absoluto del Debería, se tornan

en un placer.

Shrek usa otras palabras para reflexionar sobre el Debería, especialmente

"mito" y "cuento de hadas." Es la gente quien cree en el que le da al mito su

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poder. "Todo el mundo sabe lo que sucede cuando encuentras tu amor

verdadero," dice Fiona, esperando perderse en los ojos del amante, el

príncipe azul que le rescata de todo mal. Esperando el amor que "todo el

mundo conoce", se queda ciega frente al amor real que aparece y escoge

abandonar a Shrek por el ridículo Lord . El Lord Fahrquad anda a caballo –

¡mucho mejor que un ogro que camina junto a un burro! – así que éste

"debería ser" el amor verdadero.

Aquí es importante distinguir entre la ética, propiamente como tal y el

Debería. El Debería surge de "todo el mundo", lo que realmente no es todo

el mundo, sino lo que yo creo que los otros creen o esperan. Igual como el

"ellos" de "sabes lo que ellos dicen", Debería puede ser una categoría vacía;

ninguna persona tiene que decir lo que dicen "ellos", pero todos sabemos lo

que "ellos" dicen. Puede ser que ningún ser humano realmente quiere

casarse con un hombre como Lord Fahrquad, pero "todo el mundo sabe"

que una princesa "debería" casarse con un príncipe, así que Fiona lo hace.

Shrek hace una confusión intencional entre los cuentos de hadas y el

Debería, porque los dos enseñan cómo comportarnos y qué esperar del

mundo, pero sin mucha reflexión. La niña pobre y oprimida "debería" ser

rescatada por el príncipe azul; no importa si ella es más fuerte que

cualquier príncipe, ella debe siempre ser la víctima. No importa si ella no

ama al príncipe, ella debe siempre amar al príncipe. Así se establece el

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mito.

La ética, por contraste, surge del raciocinio, de la reflexión y del amor. Es

una decisión que yo hago en diálogo con la tradición, el mundo y las otras

personas y no algo que recibo pasivamente. En muchos casos, la ética es

exactamente lo opuesto al Debería. Niños y niñas viven en este cruce entre

la ética y el Debería, así que las películas infantiles también levantan el

tema.

Lord Fahrquad encarna la oposición entre el Debería y la ética. Lo que

"todo el mundo quiere" – al menos en el mundo del Debería – es poder y

prestigio. Lord Fahrquad no ama a la Fiona, pero se casará con ella porque

forma parte del camino que lo llevará a ser rey. Sin embargo, no es muy

claro que realmente quiere ser rey. El Debería le enseña que debería ser

rey. Piensa que todos los otros piensan que el quiere ser rey. Porque debería

querer, él quiere. Y dominado por el Debería, el Lord tiene poco tiempo

para considerar la ética. Hará que muchos sufran y se sacrifiquen – es

decir, se opondrá a la ética – porque el Debería lo manda a hacerlo.

En las primeras escenas de la película, hay una campaña de limpieza social

contra las criaturas mágicas, la cual sigue la misma lógica. Lord Fahrquad

quiere un mundo "perfecto," donde la perfección se entiende en términos

del Debería. Lo que "todo el mundo" quiere es limpieza y prosperidad, orden

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y progreso, pero el reino que Farhquad crea no es viable, es un lugar donde

nadie quiere vivir. Cuando Shrek y el burro llegan al castillo, no hay nadie.

En realidad, por toda su perfección, es un lugar insoportable. La escena me

recuerda mi primera visita a Brasilia, ciudad ultra-moderna creada para ser

la capital de Brasil. Los edificios del gobierno rodean una gran plaza

cuadrangular, con proporciones geométricamente perfectas, césped verde y

limpieza total. y no hay nadie allí. Nadie. Aún los funcionarios del

gobierno escapan a otras ciudades cada fin de semana. Es una ciudad que

debería ser perfecta, la encarnación de lo que todo el mundo quiere y es un

lugar donde nadie quiere vivir.

En las películas Shrek, los mitos poderosos tienen que ver con el amor y el

poder. En otras películas infantiles, se habla también del dinero como un

mito que encarcela a

las personas: en Robots,

el gran malo es el jefe

de las Industrias

Bigweld, un ejecutivo

que quiere matar a

todos los robots pobres

para aumentar el lucro

de su empresa. Sin

embargo, aún su

33
maldad es ambigua. En realidad, más que malo, es inseguro frente a su

poderosa madre y en varias ocasiones se torna evidente que no sabe lo que

quiere. Carente de un deseo claro – y sin una ética clara – cae fácilmente

como presa del encantamiento del dinero. Abandona los valores buenos –

solidaridad, creatividad, cariño – porque "en ellos, no hay lucro," pero

tampoco es muy claro que quiere todo el dinero que gana de su maldad.

Aún en los más malos, es el Debería que manda.

La Teología de la Liberación hizo un avance importante en la crítica a la

ideología, la que había surgido en Europa y los Estados Unidos en la época

entre-guerras. Para pensadores como Juan Luis Segundo, Enrique Dussel y

Franz Hinkelammert, la ideología tiene la estructura de idolatría: es decir,

adora a un dios falso. El dinero se ha tornado nuestra divinidad y el

capitalismo es su culto.

El jefe malo de Industrias Bigweld, en Robots, expresa muy bien esta

reflexión. En medio de una crisis existencial, no sabiendo quién es, el jefe

vuelve a las piedades fáciles, la religión de todo el mundo. No sabe a cuál

dios quiere adorar, así que adora al dios que "debería" adorar: el dinero. En

realidad, no es sólo el jefe de las Industrias Bigweld que toma el camino

fácil: me acuerdo muy bien del último año de la universidad, cuando todos

mis amigos estaban procurando el próximo paso en sus vidas. Pocos tenían

rumbo claro, así que entraron a los empleos que pensaron que "deberían"

34
querer: bancos, empresas de acciones, bufetes de abogados. Como el malo

en Robots, entraron en una idolatría pasiva. No es que realmente creyeron en

el dios dinero (Mamón, como dicen los teólogos), pero era más fácil seguirlo

que desafiar a "todo el mundo" que parece creer en él.

En Shrek, el poder de la ideología encarcela a todos, tanto los oprimidos

como los opresores. Lord Fahrquad hace un mundo "perfecto" en vez de

reflexionar sobre su propio deseo; Fiona se casa con Fahrquad porque eso

"debería" hacer una princesa; Shrek piensa que sólo merece vivir en su

ciénaga. Sin embargo, hay algunas personas que saben manipular el mito

por su propio beneficio, como nos muestra el Hada Madrina en Shrek 2.

Ella – tal vez encantada por su propio Debería de poder y dinero – quiere

que su hijo, el Príncipe Encantado, se case con Fiona. De esa manera, el hijo

será el rey del Reino de Muy, Muy Lejos. Sabiendo que Shrek es una

barrera frente a esta meta, el Hada Madrina empieza una campaña contra

él, haciendo todo lo posible para que su hijo seduzca a la princesa.

Shrek, ignorante de la estafa que el Haga Madrina planea contra él, va a su

fábrica de magia para comprar una pócima que resolverá su conflicto con el

padre de Fiona, quien no quiere que su hija se case con un ogro. El Hada

Madrina, furiosa, busca en todos sus libros de hadas, mostrando que ni en

Cenicienta, La Bella Durmiente, Hansel y Gretel, ni en ninguno de los otros,

hay un ogro que queda "feliz para siempre." En el mundo del Debería, los

35
ogros no son felices.

En su primer argumento, el Hada Madrina apela a un Debería para Shrek –

que un ogro no debería tener un "feliz para siempre" – pero no le convence.

Ya en la primera película Shrek, el ogro aprendió cómo escapar del Debería.

Pero más tarde, cuando Shrek ve la princesa con el Príncipe Encantado, el

Hada Madrina presenta otro argumento.

"Sólo quería que ella fuese feliz", dice Shrek.


"Y ahora, puede serlo," responde el Hada Madrina. "Por fin, ha
encontrado al príncipe de sus sueños... es hora que dejarás de vivir
en un cuento de hadas. Ella es princesa y tú eres ogro. Es algo que
ninguna pócima va a cambiar."
"Pero la amo."
"Si la amas de verdad, tienes que dejarla ir."

Ya que ha fracasado el argumento que Shrek mismo debería o no debería

ser feliz, el Hada Madrina habla de lo que una princesa "debería tener" para

ser feliz. Shrek entra en esta escena muy inseguro. Ya ha visto en los

pedazos de la infancia de Fiona – diarios donde ella se imagina como

esposa del Príncipe Azul, muñecas de caballeros errantes – los sueños que

ella tenía del futuro. Ha conocido a sus papás y el rey ha hecho muy claro

que una princesa no debería casarse con un ogro. Con esta tristeza al

fondo, el argumento del Hada Madrina es poderoso: es imposible que la

princesa sea feliz con un ogro, así que si quiere que ella sea feliz, tiene que

abandonarla. En la primera película Shrek, el debería hace que Shrek

niegue su propio deseo. En la segunda, el debería hace que niegue el deseo

36
de Fiona.

Con esta crítica a la ideología, ni las películas ni yo decimos nada nuevo.

Son las mismas lecciones que cualquier madre enseña a sus hijos e hijas: "no

importa lo que piensan o hacen los demás," "Sé fiel a ti mismo," "Es más

importante ser bueno que rico" y otras lecciones sencillas y verdaderas. Sin

embargo, son lecciones que muchos adultos sólo recuerdan durante sus

encuentros con sus hijos. En otros momentos, somos prisioneros de los

dioses falsos de dinero, prestigio, poder y mito... exactamente los dioses

que no queremos para nuestros hijos. Por eso, vale la pena re-examinar la

crítica de la ideología con los niños, porque también nos ayuda a ser más

honestos.

37
38
La ideología no es la única herramienta que tiene el poder para esconder la

verdad de la explotación. También hay técnicas más brutales.

El miedo siempre ha sido un eje central de la literatura infantil, porque las

historias ofrecen caminos de pensar ante el peligro, identificarse con el otro

y ganar valentía para enfrentar lo que nos asusta: sean cuentos bíblicos

como David y Goliat, Alicia en el País de las Maravillas, o los libros de

Graciela Montes, miedo y valentía siempre han sido temas importantes.

Más adelante, voy a dedicar varias páginas para explicar cómo Monsters, SA

39
y Buscar a Nemo enseñan a superar el miedo, pero aquí quisiera limitarme a

la cuestión de cómo el miedo da apoyo a los que tienen el poder.

Los grillos en Vida de Insecto nos

recuerdan a las pandillas en

muchos barrios marginales. En

un lugar sin Estado, todo el

mundo se siente inseguro, con

miedo de ladrones y violadores,

asesinos y asaltantes. Una

pandilla grande y poderosa

puede representarse como la

salvadora del pueblo, como un

actor político y armado con la

fuerza necesaria para defender la

comunidad contra los malos. En cambio por esta protección, cada persona

en la comunidad va a pagar una cantidad a la pandilla, sea la famosa

"vacuna" de las bandas colombianas o la "protección" de las mafias de

narcotráfico en México.

En la historia de las hormigas y los grillos, es muy claro que el discurso de

"protección" es pura mentira y los que más amenazan a la comunidad son

los mismos "protectores". Sin embargo, en muchos barrios marginales, este

40
hecho no es tan evidente; mucha gente aún cree que la pandilla ofrece un

servicio importante. "Sí, tiene un precio alto," dirán, "pero ¿qué otra

alternativa tenemos?"

Para que la mala alternativa de la pandilla parezca la mejor opción, la gente

tiene que sentir un gran miedo. En el barrio marginal, la pandilla se dedica

a construir este miedo, vendiendo drogas y contratando deudas, para que

los jóvenes viciados tengan que robar o asaltar. La banda se presenta como la

solución al peligro que ella misma creyó. También, la banda tiene que

convencer a la gente que el pueblo es muy débil y que no puede hacer nada;

vemos este fenómeno claramente en el discurso de los grillos, los que

constantemente recuerdan a las hormigas que son débiles e inútiles.

El ejemplo más claro de la manipulación del miedo para mantener el poder

y esconder la opresión viene de Monsters, SA. Entre los mónstruos, todo el

mundo sabe que "No hay nada más peligroso que un niño humano. ¡Su

mero toque puede matar!" Este sentido común va alimentado con

propaganda constante de la televisión – "Es mi opinión profesional que

ahora es el momento para el pánico!", dice un comentarista cuando

descubre que hay una niña en el mundo de los mónstruos – y más

importante aún, de la presencia de la ADN, o Agencia de Detección de

Niños. Al momento que la huella de un niño aparezca en el mundo de los

mónstruos, la ADN llega con todo su aparato tecnológico anónimo, sus

41
máquinas y detectores. Con tanto esfuerzo por mantener la seguridad,

tanta repetición del cuidado exagerado, no se le ocurre a nadie que este

miedo puede ser una mentira.

Para aquel que vive en los Estados Unidos, la metáfora entre la ADN y el

"Departamento de

la Seguridad de la

Patria" es muy

clara. Toda la

maquinaria de

avisos, amenazas y

acciones contra

terroristas e "illegal

aliens"

(indocumentados)

funciona como recuerdo constante del peligro, algo que mata la capacidad

del raciocinio o la crítica. Más importante aún, este miedo justifica todos

los abusos del gobierno, desde cárceles secretas y tortura hasta guerras y

corrupción. En grandes ciudades latinoamericanas, la televisión y los

políticos colaboran (conscientemente o no) para aumentar el miedo frente a

las pandillas, el robo y el crimen. Este miedo, a la vez, sirve como

justificación para acabar con los derechos humanos, excluir a los pobres y

dar plata a empresas de seguridad privada.

42
En todos los casos, el miedo funciona como un escudo o una cortina,

escondiendo la verdad de la exclusión y explotación. Las películas

infantiles exponen esta estrategia e intentan fortalecer el valor de los chicos

para resistirla. También fundamental en este proceso es el esfuerzo de

exponer las mentiras, el robo y la maldad que yace al fondo de la opresión.

El villano más tradicional de las películas que examinamos aquí es

Alameda Slim, el ladrón de ganado en Vacas Vaquera. Su ejercicio de poder

es brutal: usa la magia de su canto para encantar a las vacas y los toros y

llevarlos a su mina escondida para después venderlos por un buen precio.

Para condenar al ladrón, no es necesario un argumento sofisticado ni una

crítica a la ideología: todo mundo sabe que es malo. Lo que es nuevo en

Vacas Vaqueras es que el robo de ganado es sólo un medio para un robo

mayor, el de la tierra. Sin el ganado, los dueños de las haciendas pierden

sus recursos, entran en deuda y tienen que ceder su tierra al banco. El final

de la estafa es que…¡el banco vende la finca al ladrón!

En Colombia, el robo de la tierra de los campesinos pobres no es diferente.

Cuando los paramilitares – supuestos "defensores" de la gente contra la

mala guerrilla – deciden que quieren un pedazo de tierra, abren una batalla

de la guerra allí y los dueños de la tierra tienen que huir para salvar sus

vidas. Van a la ciudad, donde no tienen recursos, así que tienen que vender

43
sus tierras. Sin embargo, nadie quiere comprar un terreno en una zona de

guerra, porque no vale nada, así que tienen que vender barato a los que

compren. Y ¿quién es que compra? Los paramilitares. Después, los

paramilitares acaban su guerra, la tierra vuelve a su precio normal y la

venden.

Aquí es interesante ver cómo los malos en las películas infantiles han

cambiado: en las películas tradicionales de Disney, como Blancanieves o la

Bella Durmiente, la maldad es clara y superficial. Salimos imaginando que

es fácil ver quién es malo y quién es bueno y esta facilidad falsa ha tenido

resultados bastante nefastos en el mundo real. El narcotraficante y Saddam

Hussein, malos transparentes pero casi insignificantes, llegan a representar

la maldad e inspirar nuestra acción, pero los grandes malos que se

esconden detrás de una fachada bonita – sea George Bush o el empresario

que paga poco a sus empleados pero regala dinero a la iglesia – pasan por

buenos. Por eso es tan significativa la escena, aparentemente boba, donde

los ayudantes de Alameda Slim no reconocen a su jefe cuando se disfraza

de Yancy O'Dell, el simpático empresario. Es fácil ver al malo cuando se

representa como malo, pero pocos lo hacen. Mucho más difícil es el diablo

que viste de ropa bonita.

Intentando representar un mundo complicado, las películas infantiles

actuales hacen mucho énfasis en la contradicción entre superficie y fondo,

44
imagen y realidad. La fábrica industrial de magia en Shrek 2 sirve como

ejemplo perfecto de este esfuerzo para destruir el mito creado por el mundo

del marketing. En la propaganda de la empresa del Hada Madrina, se ve

una choza tradicional en la selva, representando inocencia, bondad y

simplicidad. Cuando Shrek, el Burro y el Gato con Botas llegan allí, ven

una casita bonita... pero después, la cámara se aleja para dar una

perspectiva más amplia y vemos que la choza tradicional es sólo la fachada

de una fábrica química, que contamina el aire y el agua. Dentro de la

fábrica, percibimos que el Hada Madrina esclaviza sus trabajadores. No te

encantes por la foto bonita, enseña la historia. Hay que ir atrás para saber

cuál es la realidad.ii

Otra escena de

Shrek 2 enfrenta la

misma cuestión.

Shrek se da

cuenta del truco

que le hicieron el

rey y el Hada

Madrina y corre al castillo para decirle a Fiona, pero los caballeros de la ley

lo persiguen. La película presenta esta escena como si fuera un programa

de televisión, igual como tantos que cuentan las "historias verdaderas" de la

lucha de los policías contra los criminales. En la televisión, los caballeros

45
son los buenos y mantienen el orden contra los malos... pero vemos que de

verdad, son ellos quienes cuelgan la droga del gato, una mentira

transparente para justificar la cárcel. Niños y niñas de los barrios

marginales conocen este truco muy bien, porque sus papás y hermanos lo

sufren cada día. De nuevo, la lección es simple e importante: ¡no creas todo

lo que te cuenta la tele, y no creas todo lo que te cuenta la ley!

La campaña de marketing del Hada Madrina se fundamenta en la mentira,

pero la de Industrias Bigweld, en Robots, es más complicada. Ya que la

venta de piezas para robots viejos no brinda los lucros astronómicos que el

jefe exige, la empresa decide vender sólo piezas nuevas y brillantes. Ahora,

todo el mundo parecerá perfecto e igual: como dice el slogan, "¿Por qué ser

tú, cuando puedes ser nuevo?" Con esta campaña, la empresa espera ganar

mucho dinero y justificar la limpieza social y exterminio de los pobres.

En la reunión de la junta de la empresa, un director menciona un hecho

indudable: todo esto no es necesario. Los robots están bien como son y no

necesitan comprar nuevas piezas para transformarse totalmente. El jefe les

enseña que el eje del problema es exactamente eso: cuando las personas

están felices, no necesitan comprar mercancías. Es cuando se sienten

miserables y carentes, que compran cosas para sentirse mejor. Por lo tanto,

la primera responsabilidad de la propaganda y el marketing es hacer que la

gente se sienta miserable. Sólo después de este esfuerzo, comprarán más

46
cosas y regalarán su dinero a la empresa. "Es así que chupamos cada

centavo de Señor y Señora Idiota!" grita el jefe.

De nuevo, estamos enfrentados a la diferencia entre la superficie bonita –

las piezas nuevas – y la realidad mugrienta, el hecho sucio de que todo lo

bonito yace encima de la construcción de la miseria. Es una lección

importante para un chico, pero aún más para el adulto. El mundo perfecto

de Hollywood y la moda italiana nos han hecho miserables y carentes,

diciendo que lo que tenemos no tiene valor, así que queremos comprar

cualquier cosa para llenar nuestras carencias. Pero en el fondo, todo es

mentira, miedo y marketing.

47
48
La ideología y las mentiras no sólo esconden la explotación y la opresión,

sino que también crean una serie de deseos. La economía capitalista es una

máquina de deseos; enfrentado con el marketing, la competencia con los

vecinos y el Debería, queremos ser ricos y poderosos, explotadores en vez

de explotados. Las películas que examinamos aquí hacen sabotaje contra

esta máquina de deseo con una pregunta sencilla y infantil: ¿Para qué?

Los grillos en Vida de Insectos dedican mucho esfuerzo a la opresión de las

hormigas y las hormigas dedican toda su vida a cosechar bastante comida

49
para comprar la pasividad de sus opresores. Se construye toda una

maquinaria de ideología y miedo para esconder la verdad de la opresión. Y

¿para qué? Una escena clave muestra el resultado de todo este esfuerzo:

hacen todo para que los grillos puedan ir a una cantina decadente en

México y beber cerveza y aguardiente. Los grillos causan tanta miseria y

¡ni aprovecha el lucro! Los opresores no son más felices ni más realizados

que los oprimidos.

Parecida es la historia del extractor de gritos en Monsters, SA. Ya que la

tecnología vieja – ir a los cuartos de los chicos para asustarles – no funciona

como funcionaba, el malo Randall inventa una máquina para extraer el

susto directamente. En vez de ir a los cuartos, los mónstruos secuestrarán a

los niños y las niñas y los meterán dentro del extractor.

Si este esquema malvado tiene éxito, ¿qué pasará? En realidad, todos los

mónstruos van a perder su empleo. Monsters, SA se transforma de una

industria artesanal, donde las capacidades individuales de cada trabajador

importan y merecen un buen salario, a una industria mecanizada, donde lo

único que importa es la máquina. De nuevo, tenemos que hacer la

pregunta inocente e infantil: ¿Para qué? Hacemos tanto esfuerzo,

oprimimos a tantas personas, perdemos nuestras almas, ¿sólo para estar

peor que cuando empezamos?

50
Con esta conciencia, podemos volver a la diferencia básica entre el Debería

y la ética. Siguiendo el mandato del Debería, la lógica del sistema se

fortalece. Una persona puede trocar de lugares – Randall, por ejemplo,

sueña con ser jefe, y piensa: "Sully va a trabajar para mí" – pero todos

siguen miserables. En el caso de Monsters, SA, cuando Randall revoluciona

los medios de producción con su extractor de gritos, cada mónstruo y niño

individual van a sufrir más. El único actor que se va a beneficiar del

cambio es la empresa, que puede hacer más energía y ganar más lucro.

Igualmente, hemos visto que la globalización de la economía capitalista en

los últimos años no ha aumentado el salario de la gran mayoría de las

personas, pero la cantidad de Capital en el mundo sí crece inmensamente.

Siguiendo la lógica del Debería del sistema, es sólo el sistema que se

beneficia.

En contraste, cuando Sully y Mike se dan cuenta que la risa de los niños

tiene diez veces más poder que sus gritos de susto, se revoluciona todo.

Ahora, tanto los niños como los mónstruos son mucho más felices, porque

su relación ahora tiene una nueva orientación: en vez de basarse en el susto,

encuentra su fundamento en la risa compartida. Antes, "todo el mundo"

sabía que energía sólo provenía de la explotación y el miedo, pero con la

quiebra del sentido común de "todo el mundo," se abre la posibilidad de

colaboración y felicidad.

51
En Vida de Insectos, hay otro buen ejemplo de esta revolución en las

relaciones sociales. Gracias al coraje de las niñas hormigas y de Flick, la

colonia se da cuenta que todos quedaban presos dentro de un mundo que

no sirve a nadie... y que ellos lo podían cambiar. En vez del mandado del

Debería, el que exige el sacrificio a las hormigas, escuchan una voz ética, la

que apela a la justicia y la igualdad.

"Año tras año, las hormigas logran una cosecha no sólo para ellas mismas,

pero también para ustedes. Entonces, ¿quién es más débil? ... ¡Hormigas no

sirven a los grillos! Son ustedes quienes necesitan de nosotros. Somos

mucho más fuertes de lo que ustedes dicen y ustedes lo saben."

Después, hacen una parodia del discurso que los grillos usaban para hacer

que la explotación pareciera normal, parte de la naturaleza.

"Ves, grillo, que la naturaleza tiene un orden. Las hormigas


cosechan la comida, las hormigas guardan la comida y los grillos se
van... Las hormigas no existimos para servir a los grillos."

En el momento que las hormigas se dan cuenta que ellos no necesitan a los

grillos, pero que los grillos sí necesitan de las hormigas, las relaciones del

poder en su mundo quedan expuestas. Ya no viven dentro de la fantasía de

su propia carencia, sino dentro de la posibilidad ética de la autonomía,

donde cada grupo hace lo que puede y cosecha lo que merece. Es

literalmente, una revolución.

52
Esta última etapa – lo que pasa cuando alguien se da cuenta de la estructura

de la opresión – es mucho más complicada de lo que la presento aquí. En

Vida de Insectos, toda la colonia tiene miedo a los grillos y está dispuesto a

darles todo, pero repentinamente, inspirado por el coraje de Flick y las

niñas hormigas, ganan la fuerza para resistir. En realidad, este proceso de

ganar valentía es mucho más demorado y difícil, así que en el próximo

capítulo, examinaremos la educación en coraje.

53
54
Marlin: "¿Qué es la primera cosa que tenemos que saber del mar?"
Nemo: "Que no es seguro."

Hay peligros en el mundo. He trabajado en barrios donde paramilitares

matan 16 niños en una noche y dejan sus cuerpos en la vía pública y en

favelas donde la guerra entre traficantes mata a docenas cada semana. Robo

y asalto se han tornado eventos cotidianos para muchas personas. Las

películas que examinamos aquí suceden dentro de este contexto de

violencia y miedo: la primera escena de Buscando a Nemo, por ejemplo, es

supremamente dura, comenzando con una conversación idílica entre el pez

payaso Marlin y su esposa, mas termina cuando un pez carnívoro se la

55
come a ella y a todos los hijos, menos al pequeño Nemo. En Vida de Insecto,

un pájaro puede comerse a los protagonistas en cualquier momento. En

Monsters, SA, los niños y las niñas viven amenazados por los mónstruos.

Dentro de este contexto, podemos hacer un estudio importante de cómo

superar el miedo.

En Buscando a Nemo, hay un momento cuando Marlin, el papá del pequeño

Nemo, se encuentra encima de un muelle, perseguido por gaviotas

hambrientas. Desde el comienzo de la película, ha sido el miedo lo que

define Marlin, un temor frente al mar, a los tiburones y las corrientes, pero

ahora, en el momento de gran peligro, aparece un pelícano. "Entre en mi

boca si quieres vivir," dice. Marlin sabe que el pelícano come peces, pero

también sabe que no tiene muchas alternativas si permanece frente a las

gaviotas. Es la prueba de la pedagogía en coraje que ha recibido a lo largo

de la película.

56
Es cierto que hay que tener

coraje para enfrentarse a las

mentiras y el miedo, pero es

mucho más difícil responder

a la pregunta, "pero, ¿cómo se

construye el coraje?" Los que

escriben para niños y niñas

siempre han querido usar sus

palabras como una pedagogía

contra el miedo y el cine

infantil contemporáneo no es

diferente. De alguna manera,

podemos decir que Buscando

a Nemo es la historia que

prepara a Marlin para saltar

dentro de la boca del pelícano. Y mientras Marlin gana la fuerza para

superar el miedo, los niños – y los adultos – que ven la película también

ganan algo.

Marlin demuestra su miedo frente a su hijo, pero también tiene miedo él

mismo. La idea de entrar en alta mar lo deja paralizado y cualquier evento

inesperado le hace huir hacia su propia casa dentro de la anémona. Sin

embargo, en el momento que el buzo captura a Nemo, su papá olvida todo

57
su miedo y nada desesperadamente hacia el mar peligroso, sólo para poder

salvar a su hijo. Fracasa pues el barco del buzo es muy rápido, pero su

desesperación le enseña su primera lección: el miedo es fuerte, pero el amor

lo ayudará a superarlo.

La experiencia de Marlin no es única: creo que todos podemos pensar en un

momento que el amor al prójimo nos dio una fuerza que no conocíamos. El

caso de un hijo secuestrado por un buzo es extremo, pero podríamos pensar

igualmente en una mamá tímida, la que jamás se enfrentaría a su patrón,

que va la escuela para quejarse del abuso del que es objeto su hija. Cuando

tenemos miedo por el bienestar del otro, el amor nos permite superar el miedo

que nosotros mismos sentimos.

Vemos el mismo proceso al final de Monsters, SA. A pesar de su alegría y

fuerza frente a muchas amenazas, la pequeña niña Bu vive atemorizada de

Randall y con razón: era él quien quería encerrarla dentro del extractor de

gritos. Sin embargo, en el momento que Randall amenaza a Sully – el

mónstruo que Bu ha aprendido a amar – ella adquiere la fuerza para

superar su miedo. Ataca al mónstruo que aterrorizaba sus noches.

En su tentativa fracasada de rescatar a Nemo del buzo, Marlín no sólo

aprendió que tenía más valor del que pensaba. También pudo encontrar la

máscara del secuestrador y aunque no podía leer lo que estaba escrito allí,

58
sabía que era importante. Con sólo la máscara para guiarle, sale de su casa

y va al alta mar para encontrar a su hijo. Parece una búsqueda imposible,

pero el amor a su Nemo no le permite desistir.

Parece una tontería buscar a su hijo perdido en la inmensidad del mar, así

que no es extraño que la compañera que Marlin encuentra para su

búsqueda es literalmente, tonta. La bonita Dori es un pez que no logra

recordar nada: ni dónde está, ni quiénes son sus amigos, ni qué es lo que

quiere. El resultado es una pareja quijotesca en búsqueda de la

imposibilidad. Como Cervantes nos enseña, de vez en cuando son sólo los

locos quienes tienen el valor de negar la imposibilidad de sus sueños en un

mundo cruel... y por lo tanto, son los únicos que cambiarán el mundo.

Viendo Dori y Marlin en su búsqueda imposible, me acordé bien del

eslogan de los jóvenes en 1968: "Seamos realistas: ¡exigimos lo imposible!"

La virtud de la tontería es la segunda lección que Marlin aprende para

superar su miedo. No queremos negar la racionalidad y la sabiduría, pero

en muchos contextos, un análisis inteligente y la lógica se tornan en los

aliados del miedo. Si una niña en un barrio controlado por una banda de

narcotraficantes usa su raciocinio para hacer un análisis de costo-beneficio

de la escuela, no irá. Pensando en la alta probabilidad de un tiroteo contra

la baja calidad de la escuela, es mucho más lógico quedarse en casa. Sin

embargo, la locura de salir a estudiar puede abrir muchas otras

59
posibilidades; es un acto de valor que cambia las ecuaciones de costo y

beneficio y puede traer resultados inesperados.

En el caso de Marlin, un matemático lógico le diría que tiene la

probabilidad de uno en un millón de rescatar a su hijo. Sin embargo, si no

va, no tiene ninguna. Más importante aún, los beneficios que Marlin gana

durante su viaje – nuevos conocimientos, amigos y valor – son grandes y

serían imposibles si hubiera tomado el curso lógico y se hubiera quedado

en casa.

Es importante notar que esta lección va dirigida más a los adultos que a los

niños y las niñas. La infancia es quijotesca por naturaleza, porque los

sueños y los deseos permiten superar la "imposibilidad" de la lógica y las

barreras que realmente existen en el mundo. Somos los adultos quienes

somos culpables de un "realismo trágico", de conformarnos con la miseria

del mundo y la imposibilidad del deseo. Don Quijote superó el

conformismo adulto a través de sus libros de caballería, pero Dori y Marlin

son más como Sancho Panza, burlando lo imposible porque no saben que es

imposible.

60
La tercera lección en la superación del miedo viene del encuentro con los

tiburones. Para Marlin, el miedo siempre andaba de la mano con la

incapacidad, con el sentido de impotencia frente a los peligros del mar. Un

pez grande comió a su esposa y a casi todos sus hijos y Marlin no pudo

hacer nada, así que construye

un castillo con su miedo,

viendo los muros – los

tentáculos de la anémona –

como la única respuesta al

peligro. Cuando los

tiburones atacan, Marlin y

Dori buscan huir dentro del

barco naufragado, en los

espacios pequeños y el

movimiento rápido. Es un

susto inmenso, pero al final,

ellos salen vencedores.

Marlin aprende que puede sobrevivir gracias a su astucia y no sólo a su

miedo.

Sin embargo, durante la lucha contra los tiburones, Marlin pierde la única

pista que pudiera llevarle a su hijo: la máscara de buceo. Cae y cae y cae y

cae, hasta que llega a lo más profundo del mar, donde ni la luz del sol

61
penetra, un lugar oscuro y lleno de peligros desconocidos. Una vez más, el

amor hacia su hijo le da la fuerza para perseguir la máscara... pero cuando

la encuentra, no hay la luz necesaria para poder leer la dirección (Dori, a

pesar de tener poca memoria, sabe leer...). Sin la fuerza física para levantar

la máscara a la luz, parece que la búsqueda ha terminado.

Al mismo tiempo, aparece un peligro aún mayor, un pez carnívoro del

fondo del mar que atrae a sus víctimas con una luz colgada de su cabeza y

después las devora con dientes enormes. Así que poco tiempo después de

la huída de los tiburones, nuevamente Dori y Marlin tienen que luchar para

sobrevivir, pero esta vez sin la protección del barco naufragado.

La escena termina de manera inesperada: no sólo los protagonistas logran

defenderse del cazador, sino también usan su luz para leer la dirección

escrita en la máscara. Lo que ellos más temían, resulta ser lo que más necesitan.

Esto nos recuerda bastante un poema poderoso de Hölderlin: "Allí donde

yace el peligro, crece también la salvación."

Esta ambigüedad entre el peligro y la posibilidad es uno de los factores que

da estructura a la película. Marlin protege tanto a su hijo que Nemo resulta

rebelde y va al alta mar para comprobar que es valiente y que es capaz de

hacer algo solito. Sin embargo, este mismo deseo de proteger a su hijo le

inspira a entregarse a una aventura loca, la que le enseñará que tiene que

62
expresar su amor a su hijo de otra forma y no sólo a través de la protección.

Allí donde yace el peligro, nace también la salvación.

La cuarta lección que Marlin aprende durante su búsqueda no tiene nada

que ver con su hijo, sino con Dori. Marlin es un pez desconfiado, con

miedo no sólo de los enemigos, sino también de los aliados y posibles

amigos. Dori intenta enseñarle que la confianza es un valor importante –

"Confianza. Es la cosa que los amigos tienen," dice – pero es sólo en el

momento que ella casi muere, que Marlin aprende la lección. Los dos peces

se encuentran dentro de una manada de medusas; Marlin logra zafarse,

pero Dori se queda perdida dentro de los tentáculos.

Marlin ya sabía que el amor que siente por su hijo podía inspirarle a

superar su miedo, pero es sólo ante el peligro de perder a Dori que se da

cuenta de la importancia de su compañera de búsqueda. Marlin reúne

todas sus fuerzas y regresa a las medusas para salvarla. Aquí vemos que

no es sólo la meta – rescatar a Nemo – que le permite superar sus temores,

sino que también la solidaridad con una compañera de lucha. Y más

importante aún, en el proceso Marlin no sólo supera el miedo a las

medusas, sino que también supera el miedo a confiar, miedo al

compromiso. Es sólo después de casi sacrificarse para salvarla, que Dori y

Marlin se convierten en amigos de verdad.

63
Por suerte, el valor también crece en tierras más agradables que el sacrificio

y el peligro. Dentro de una corriente marítima, Dori y Marlin se encuentran

con un grupo de tortugas, las que crían a sus hijos de modo muy diferente

al que acostumbra Marlin. En medio de los peligros de la corriente, las

tortugas dejan a sus hijos jugar libremente en las ondas submarinas. La

película les presenta cómo una cultura de surfistas, la que reconoce al

peligro, pero que prefiere considerarlo más como un desafío que como un

miedo. "Vamos a ver si Squirt lo hace solito," dice su padre y después

elogia a su hijo por su éxito: "Bárbaro, pibe, bárbaro!"

Las tortugas reconocen el peligro de su mundo y saben que la corriente

puede ser un "vórtice de terror," pero lo transforman en diversión.iii

También saben que no es siempre seguro ni bueno que sus hijos enfrenten

tanto peligro; Marlin, preocupado por los pequeños, hace una pregunta

clave para la trama de la película, pero también para cualquier persona que

piensa en la educación de los chicos.

"¿Cómo sabes que están listos [para enfrentar tanto riesgo]?"


Responde la tortuga, "En realidad, nunca lo sabes. Pero cuando lo
saben ellos, lo sabes tú."

Hay que leer esta pregunta en paralelo con una conversación entre Marlin y

Dori, donde el papá, por fin, se da cuenta que proteger a su hijo no es

siempre la mejor manera de educarle. En la primera escena de la película,

Marlin promete a su hijo – aún dentro del huevo – que siempre le va a

64
proteger y se lo cuenta a Dori:

"Le prometí que nunca dejaré que algo le sucediera."


"Pero qué cosa extraña para prometer. No puedes hacer que nada
le suceda. Porque si lo haces, nada le sucederá."

Con sus palabras ingenuas, Dori expone el problema al fondo de la crianza

que Marlin da a su hijo: con la tentativa de protegerle de todo mal, ha

protegido a Nemo de todo.

Las tortugas muestran a Marlin la necesidad de soltar a su hijo, pero

también enseñan que Marlin mismo puede gozar del peligro. Después de

un buen tiempo con las tortugas, Marlin y Dori tienen que salir de la

corriente a través de un "vórtice de terror," pero ya Marlin ha visto que el

desafío de las ondas puede ser divertido... y cuando logra salir, suelta

carcajadas de alegría. No son sólo los pequeños los que pueden disfrutar

contra el desafío: también puede ser un gozo para los adultos.

Hay otra escena clave para entender esta dinámica. En Monsters, SA,

Randall persigue a Bu incansablemente, entrando y saliendo de las casas de

los niños y después volviendo al almacén donde se guardan las puertas.

Una serie de máquinas y cables llevan las puertas a su lugar, un tipo de

montaña rusa industrial con una estética que nos recuerda a la Guerra de las

Galaxias o de Metrópolis, de Fritz Lang. Sully y Mike persiguen a Randall,

tentando de rescatar a la pequeña Bu de sus garras, pero para ellos es un

65
esfuerzo terrible, lleno de horror y miedo. Siempre temen que van a caer y

a morir.

La montaña rusa es un terror para los mónstruos "adultos", pero para Bu, es

todo lo contrario. Igual que un niño en un parque de diversiones, ella

disfruta la aventura con todo su corazón – menos cuando es alcanzada por

Randall, claramente – . Hay una lección sencilla aquí – que el terror de uno

puede ser la diversión del otro – pero también una reflexión más profunda

sobre la naturaleza de la infancia. Bu, como Don Quijote, ignora la

imposibilidad de lo que hace – o

las consecuencias de fracasar –

para disfrutar de la experiencia del

momento.

¿O no se que tenemos que invertir

la metáfora, decir que Don Quijote

es como Bu? ¿Qué el genio del

Ingenioso Hidalgo es su capacidad de

volver a la infancia? Las tortugas

que conoce Marlin presentan esta hipótesis. En una de las primeras escenas

de Buscando a Nemo, Nemo le pregunta a su papá si es verdad que las

tortugas marinas pueden llegar a los cien años de edad. Así que cuando

Marlin conoce a las tortugas – en realidad, en el momento de salir de la

66
corriente marítima por el "vórtice de terror" – pregunta su edad. "¡150 años

y aún joven!" grita la tortuga.

Según esta hipótesis – una idea que yo encuentro bastante cierta – la

infancia no es una categoría de edad, sino una actitud frente al peligro. Los

que son capaces de transformar el peligro en desafío y gozo, son jóvenes.

Los que se esconden del peligro detrás de paredes de miedo, son viejos.

Al fin de la película, con las lecciones de todas sus aventuras, Marlin

enfrenta una elección tan dura que sólo podemos pensarlo como un rito de

pasaje. "Si quieres vivir, salta en mi boca," dice el pelícano. Ahora, Marlin

tiene que tomar el camino más peligroso y tiene que escogerlo libremente.

Reune todo su valor, salta dentro de la boca... y es salvo. El mero hecho que

logra hacerlo, indica que la pedagogía de coraje sirvió.

67
68
No son sólo los nuevos movimientos sociales los que se preocupan por la

exclusión. Para niños y niñas, también es una categoría fundamental, o más

bien, algo que inspira terror. Odio, desprecio, invisibilidad... para muchas

niñas y niños, la exclusión no es tanto una cuestión política, sino una

amenaza a su existencia. Por lo tanto, no es extraño que las películas

infantiles se demoren mucho en presentar un esfuerzo por entender la

exclusión... e inspiran reflexiones sobre cómo superarla.

En el primer capítulo de esta sección, reflexionamos más sobre la diferencia

entre la explotación y la exclusión. Los mónstruos roban los gritos de los

niños y después usan esa energía contra ellos; los grillos manipulan el
69
miedo para tomar la mayor parte de la cosecha de las hormigas, pero tanto

los niños como las hormigas son necesarias para el sistema; sufren de la

opresión, pero aún así, existen. Esta perspectiva cabe dentro de un análisis

tradicionalmente Marxista, donde la relación más importante es entre la

burguesía y el proletariado, la fuerza del capital y la fuerza de la labor.

Hoy en día, vemos que este esquema no basta para describir la injusticia,

porque hay un número inmenso de personas que ni siquiera tienen la

“suerte” de ser explotados. En muchos casos, el habitante de los barrios

informales, el campesino sin tierra, el indígena... todos se vuelven

innecesarios para el funcionamiento del sistema. A diferencia del

proletariado, el capitalismo funciona perfectamente bien sin los excluídos, así

que ellos se tornan invisibles, inválidos, candidatos de exterminio. Es

notable que el niño – especialmente el niño pobre – ocupa el mismo lugar;

puede ser que en el futuro, él forme parte de la fuerza laboral, pero por

ahora, su existencia es de poco valor para el sistema.

70
El caballo Buck, en Vacas Vaqueras, nos ayuda a entender la diferencia entre

la explotación y la exclusión. En la película, la lucha por el poder se

concentra en la lucha por la tierra y los seres son útiles en cuanto ayuden a

este proceso. Buck es un caballo fuerte – medio bobo y con delirios de

grandeza, pero rápido y ágil – así que es deseado por los actores

importantes del drama de poder. El caza-recompensas Rico necesita un

buen caballo para viajar en el desierto y para capturar todos los bandidos

que podrían ser una amenaza a los planes de su jefe, Alameda Slim. Buck

es útil para el sistema, así que merece ser él un trabajador explotado.

En contraste, el conejo Jack no es útil para nadie. Es viejo, medio loco y


71
pequeño, y carece de las capacidades necesarias para ayudar a los

poderosos. Por lo tanto, Alemeda Slim lo expulsa de su tierra y lo deja

solito en el desierto. Jack es literalmente excluído del juego, invisible a casi

todos.

Esta diferencia entre excluído y explotado nos ayuda a entender la victoria

de la injusticia. Buck sueña siempre con la posibilidad de "luchar contra los

malos" y cuando Rico aparece y declara que está buscando un nuevo

caballo, hace todo lo posible para seducirle, corriendo y saltando para

mostrar que es fuerte y hábil. En términos objetivos, el caballo sufre a causa

de la explotación; sin embargo, la busca y la goza. Empieza a llamar a Rico

"mi socio", ganando una nueva identidad y prestigio a través de su

asociación con un poderoso. Es tan ignorante de la dinámica del poder que

hasta ostenta y luce las herramientas de su opresión: "¡La silla de Rico! ¡Me

puso la silla de Rico!"

Frente a esta búsqueda loca de ser explotado a cambio de prestigio, las

vacas, con su intelecto mucho más pragmático, hacen la pregunta que todos

debemos hacer: "¿Socio? ¿Cómo que es tu socio? El anda en tu espalda un

día y tú encima de él otro día?"

Desplazado al mundo animal, estas relaciones de poder parecen ridículas,

pero son muy comunes en el mundo humano. Cuando aparece una

72
posibilidad de empleo en una fábrica, cientos de personas llegan a las

puertas, compitiendo para

tener la oportunidad de ser

explotado. Los del sur de

México van al norte para ser

explotados en las

maquiladoras y los del norte

van a los Estados Unidos

para sufrir como niñeras,

jardineros y albañiles. Y en

cada caso, esta búsqueda se

vuelve motivo de orgullo y

felicidad: "¡Mira! ¡Me

pusieron la silla de Rico!"

A pesar de la tristeza de esta realidad, el deseo de ser explotado no surge de

la falsa conciencia ni de la traición de clases. Es una decisión lógica: es

mejor ser explotado que excluído, porque así, al menos, tus hijos tienen qué

comer. Sin embargo, el hecho de que la mejor opción es pésima, nos indica

que hay un problema en el fondo.

La diferencia entre los malos de Shrek 1 y Shrek 2 también nos enseña algo

sobre la exclusión. El Hada Madrina establece una relación de explotación

73
con las criaturas mágicas: ella las transforma en autómatas, las viste de

capuchinos blancos y pone a trabajar en su fábrica a la fuerza. Por el

contrario, Lord Fahrquad quiere excluir las criaturas mágicas de su "reino

perfecto" así que las destierra y las manda al exilio en la ciénaga de Shrek.iv.

El niño pobre puede identificarse con las dos tragedias. La explotación del

trabajo infantil es un problema, sin duda y es injusto que niños y niñas

tengan que ganar dinero para dar lucro a un empresario o aún a sus papás.

Sin embargo, se pueden sentir útiles, incluidos en el sistema. Como el

hombre que busca ser explotado en una nueva fábrica, por lo menos un

niño trabajador sabe que su sacrificio está ayudando a su familia. Pero, hay

una situación que da aún más temor al niño: la de las criaturas mágicas en

Shrek 1, porque nadie las quiere, ni siquiera para explotarlas. Esta

invisibilidad da pesadillas difíciles de superar.

Este miedo de la inutilidad, de no ser necesario para nadie ni deseado por

nadie, es un tema central de Robots. Los robots pobres no contribuyen nada

al lucro de las Industrias Bigweld, así que la empresa decide que no vale la

pena hacer las piezas que ellos necesitan para sobrevivir. Los robots

excluídos sienten un miedo auténtico aquí, evidenciado por su reacción

cuando ven la gran máquina que viene para destruirlos y reciclarlos. Pero

también hay otro aspecto de la dinámica, el reconocimiento trágico de que

no son necesarios, que nadie les quiere, que a nadie le importan. Se han

74
vuelto casi invisibles.

La palabra "casi" es de suma importancia. Son invisibles al sistema de

consumo – ya que no pueden comprar nada – pero aún son visibles al

sistema de seguridad. Los robots quedan escondidos mientras pasa la gran

máquina que les quiere comer, pero este escape no les satisface. Un robot

sale a la calle y empieza a burlarse de la máquina, comprobando que

realmente no es invisible, que aún tiene la fuerza y la astucia para mamar

gallo. La consecuencia es brutal, porque todos los robots pobres sufren del

ataque de la máquina, pero al menos han confirmado que existen, que de

alguna forma son importantes para los que tienen poder.

Creo que todos los barrios marginales pueden reconocerse en este retrato.

Las chozas en la montaña – o la ciénaga, el basurero, donde sea que la

ciudad deja para los excluídos – son invisibles al poder. Los habitantes de

estos barrios no compran de las empresas y no sobornan a los políticos, así

que no son útiles al sistema. Puede ser que consiguen sobrevivir a pesar de

su pobreza y exclusión, porque los pobres humanos, iguales como los

robots, tienen la creatividad necesaria para perseverar frente a casi

cualquier dificultad, pero la invisibilidad se torna intolerable. Si sólo

existen para el sistema de seguridad, harán cualquier cosa para atraer la

mirada de la policía. Para algunos, será en forma de una burla inocente,

parecida al robot en la película, pero muchos otros buscarán la mirada

75
pública a través del crimen. Si es sólo así que se tornan visibles, es eso lo

que harán.v

Aunque es más fácil decir que el excluído es puramente invisible e inútil, la

realidad es más complicada y más brutal y esta escena en Robots ofrece una

perspectiva más sofisticada sobre el concepto de la exclusión. En realidad,

las Industrias Bigweld aún valoran a los robots pobres. No los reconocen

como sujetos autónomos ni como personas, pero aún los valoran como

material de reciclaje, como acero. "Te ponen en la fundición y sales como

otra cosa," lamenta un robot.

Una escena en Shrek 1 apunta a la misma conclusión y nos trae más cerca

del mundo nuestro: el Lord Fahrquad invitó a todos los caballeros del reino

para un torneo, para competir por el derecho de rescatar la princesa Fiona...

y regalarla al Lord. Con suma hipocresía, Fahrquad reconoce el peligro de

la búsqueda y dice "algunos de ustedes van a morir, pero es un sacrificio

que yo estoy dispuesto a hacer." En una entrevista con Laura Bush – esposa

de George Bush – ella expresa exactamente la misma hipocresía:

"Nadie sufre más que el presidente y yo cuando vemos la guerra


por televisión. Ciertamente el comandante-en-jefe [sufre], porque
él les mandó a la zona de peligro... Espero que el pueblo americano
sepa la preocupación que yace sobre sus hombros cada día. Creo
que lo saben. Sino, no ven cuáles son las responsabilidades de
nuestro presidente." [The Today Show, 25 abril, 2007]

Son los iraquíes y los jóvenes americanos que mueren, pero "nadie" sufre

76
más que George Bush. "Algunos de ustedes van a morir, pero es un

sacrificio que yo estoy dispuesto a hacer."

El mal transparente de Fahrquad nos ayuda a entender el mal de la

administración Bush, pero es hasta que pensamos a través de la categoría

de exclusión que llegamos a entender el problema. Lord Fahrquad quiere

crear un "mundo perfecto" y las criaturas de los cuentos de hadas no caben

en esta perfección. Podemos contar los caballeros andantes dentro de los

seres que complican y ensucian el mundo perfecto. Sería mejor excluirles

directamente, pero siguen siendo útiles para la estrategia de Fahrquad, así

que no les manda a los campos de concentración junto con los enanos y la

hadas, sino que los utiliza para rescatar a Fiona.

Volviendo a la invasión de Iraq, tenemos que preguntarnos ¿quiénes son

los excluídos en los Estados Unidos? Entre otros, son los jóvenes

inmigrantes, blancos campesinos y negros urbanos. Y ¿cuáles son los

soldados que mueren en Iraq? Los jóvenes inmigrantes, blancos

campesinos y negros urbanos. El sistema les excluye, pero aún son útiles

como soldados. Van a la guerra con una promesa de ciudadanía, de

prestigio, o de subir en la jerarquía; igual como el caballo Buck, quieren

decir que son socios del país, pero vale la pena hacer la pregunta de las

vacas. "¿Socios? ¿Será que ustedes cargan a George Bush un día y el les

carga al otro?"

77
Los pobres, los niños y las criaturas de cuentos de hadas sufren a causa de

la exclusión, pero también se auto-excluyen, como vemos más claramente

en el caso de Shrek. Desde la primera escena de la primera película, el ogro

invierte gran parte de su identidad en su propia exclusión. Los campesinos

se levantan para linchar el ogro, pero cuando llegan a la casa de Shrek, el

ogro les sorprende y les vence con el terror que inspira. Mientras ellos

huyan a través de la selva, vemos una sonrisa de satisfacción en la cara de

Shrek, casi una alegría de ser odiado. Podemos ver este gozo al lado del

robot que llamó la atención a la máquina que le quería matar: es odiado,

pero aún es visible.

Shrek abandona su amor a la Princesa Fiona, una decisión que surge de la

misma matriz: el deseo de excluirse a sí

mismo antes de ser excluído por el otro.

Aunque sufre, puede decir que es una

decisión propia, que no es sólo objeto de la

exclusión, sino también es el sujeto de este

proceso.vi Sin embargo, sabe bien que

realmente no es protagonista del proceso:

cuando le cuenta al burro que "No me

importa lo que piensan los otros," es claro a

todos que está mintiendo. Es más honesto cuando dice, "Yo no tengo

78
problema. Es el mundo que tiene un problema conmigo. Me juzgan antes

de conocerme. Por eso es mejor que esté solo."

Cuando decide que dejará que Fiona se case con Fahrquad, Shrek sigue una

lógica que todos conocemos: "no voy a intentar, porque si intento y me

rechazan, me va a doler mucho más." La auto-exclusión se torna un muro,

igual que los tentáculos de la anémona donde vive Marlin. De esta forma,

la exclusión no es sólo sufrimiento, sino también una barrera al

protagonismo.

79
80
En Shrek 1, la exclusión sirve como herramienta de poder, una garantía de

la pasividad del ogro frente a un mundo que es capaz de cambiar. Sin

embargo, la exclusión también puede ser catalizador de un proceso de

transformación. Según las películas, el hecho de ser niño hace una gran

diferencia y aunque parezca utópica, creo que tiene algo de razón.

La trayectoria de vida del robot-inventor Rodney expone el peligro que la

exclusión trae al sistema. Rodney no viene a la ciudad con sueños

revolucionarios: sólo que tiene una invención y quiere que las Industrias

Bigweld reconozcan su valor y la compren. Quiere ser incorporado dentro

del sistema actual de poder, porque cree que es justo y que funciona. Es
81
sólo cuando el portero mal-educado lo rechaza que empieza a pensar que el

sistema tiene que cambiar. En realidad, luchar contra las Industrias

Bigweld es la única manera de defenderse y ganar lo que quiere de la vida.

En el acto de exclusión, el sistema crea sus propios enemigos.

La respuesta más fácil a la exclusión es la búsqueda de un salvador, alguien

que va a defender al

excluído o mediar su

inclusión dentro del

sistema vigente. Rodney

sale en busca del mismo

Bigweld,el héroe de su

infancia y el fundador de

las Industrias Bigweld,

pero ya olvidado por el

nuevo plan de negocios

de la empresa. Aún no piensa en términos revolucionarios: sólo quiere que

su invención sea reconocida como importante y válida.

Hasta ahora, la historia sirve de espejo para la de muchos niños y niñas

inteligentes de los barrios periféricos. Saben que merecen más de lo que

tienen, así que quieren reconocimiento y buscan la inclusión. En algunos

casos, encuentran un patrón, alguien que participa del sistema de poder y

82
que logra incorporar al joven dentro de la estructura de clientela: paga sus

estudios, lo presenta a personas importantes, o apoya su carrera y en

cambio, el joven le debe fidelidad. De este modo, el sistema deja escapar la

presión creada por los jóvenes ambiciosos y los transforma en beneficiarios

– y eventualmente, defensores – del sistema. Y como hemos visto, otros

jóvenes ambiciosos, sin acceso a un patrón, buscarán el reconocimiento

mediante el crimen. Si Rodney hubiera encontrado un salvador en

Bigweld, la película sería poco interesante y si hubiera decidido expresar su

rabia a través del crimen o terrorismo, tampoco nos interesaría. Pero esta

doble exclusión – primero por parte de la empresa y después por el

supuesto salvador – inspira en

Rodney el buscar algo nuevo y

a organizar la resistencia contra

la opresión.

En realidad, más allá de las

opciones de clientelismo,

crimen y revolución, hay una

cuarta alternativa escondida y

vale la pena examinarla para

entender qué papel tiene la

infancia en esta dinámica complicada de exclusión y resistencia. Uno de los

cuentos más famosos de Franz Kafka se llama "Ante la Ley" y su imagen

83
central nos recuerda mucho la escena cuando Rodney llega al portón de la

empresa Bigweld. En la historia de Kafka, un hombre viene del campo a la

capital para pedir ante la ley. Llega al portón, pero el portero dice que no

puede entrar. El hombre espera y espera y espera y años pasan, pero el

portero siempre dice que no puede entrar. Por fin, llegando a su muerte, el

hombre pide una vez más al portero, quien responde, "Este portón fue

hecho sólo para ti y ahora lo vamos a cerrar para siempre."

El cuento ha sido objeto de tanta interpretación que no quiero demorar

mucho en la cuestión de la ley, el deseo, o la burocracia. Interesa más la

respuesta de Rodney cuando se enfrenta con el "no" del portero. El hombre

en el cuento de Kafka se sienta al lado del portón y espera. Su respuesta es

pasiva, casi conforme. Reconoce la legitimidad de la ley para decir cuándo

puede entrar. El adolescente Rodney, por su parte, busca cómo superar la

barrera. Es impaciente, espontáneo y no toma en cuenta los riesgos que

puede enfrentar... es decir, es poco maduro. Sin embargo, es su infancia

que lo lleva a lugares que el hombre kafkano ni pudiese imaginar. El

hombre frente a la ley se conforma con la triste realidad de la vida y la

injusticia, pero un niño tiene que resistir. Es casi parte de su naturaleza.

La resistencia surge de las virtudes de la infancia – su impaciencia, su

incapacidad de conformarse con la imposibilidad del deseo – pero tiene que

ir mano a mano con la ética. En Robots, esta ética tiene como fundamento

84
las lecciones que Rodney recibe de su papá, ideas de ayudar al otro cuando

esté en problemas, de persistir cuando se enfrente a la dificultad y de sentir

orgullo de sus orígenes populares. En Vacas Vaqueras, la dueña de la finca

expresa su valor básico: cuando el shérif dice que ella podría salvar la finca

mediante la venta de los animales, ella insiste que "¡No se vende la familia!"

En Vida de Insecto, la idea de justicia surge de la defensa de los débiles

contra los fuertes. No es una ética sofisticada, sino algo que todos los niños

y niñas saben que es bueno, pero tiene consecuencias fuertes.

En las películas, el problema de la ética no es una cuestión de saber qué es

bueno, sino cómo ganar las fuerzas para hacer lo que es bueno. Todo

mundo sabe que excluir al otro es malo, pero aún así, lo hacemos. El Rey en

Shrek 2 sirve como un buen ejemplo: desde el comienzo, no le gusta la idea

de tener un ogro en la familia, pero su problema básico es el miedo. En su

juventud, el Rey era un sapo y sólo mediante la ayuda del Hada Madrina y

el beso de la reina logra ser incluído dentro de la raza humana. Si Rodney

hubiera tenido éxito con Bigweld, el joven robot iba a estar en la misma

circunstancia: logró la inclusión gracias a la intervención de una figura

poderosa. Por lo tanto, debe su fidelidad a tal figura y más importante aún,

sabe que si viola la relación de clientela, puede perder su posición.

El Rey vive con miedo de quedar excluído nuevamente, así que cuando el

Hada Madrina le presenta con sus planes nefastos, no tiene el valor de

85
resistirse. Tiene demasiado que perder. Contrata al Gato con Botas para

matar a Shrek y colabora con el Hada y el Príncipe Encantado para

manipular los sentimientos de su hija, corriendo el peligro de perder el

amor de la reina y de la princesa. Vive en el mundo rodeado por miedo a la

exclusión, así que colabora con la opresión, sólo para defenderse y para

excluir a Shrek de la familia.

Siendo una película infantil, los equivocados tienen que aprender de sus

errores y el amor que el Rey siente por su hija le sirve de redención. La

ama, así que no quiere que sufra y la ética sencilla de defender a los

inocentes y resistir al mal supera su miedo. Se lanza en frente del hechizo

que el Hada Madrina hizo contra Shrek y salva su vida... pero también

asume la maldición y vuelve a ser sapo. Después, ya con vergüenza por su

cobardía – y por ser sapo – intenta escapar, diciendo a la reina,

"Sólo deseo que pudiera ser el hombre que mereces."


"Hoy," ella responde, "Eres más hombre que nunca."

La ética de la inclusión – de recibir al otro con humildad y compasión, de

compartir con él, de intercambiar ideas y amor – es sencilla. Lo difícil no es

saber lo que es bueno, sino hacer el bien.

86
En plena época del "fin de las utopías", escribo el título de este capítulo con

algo de ironía, pero no mucha. En cada película que examinamos aquí, la

única solución para los protagonistas es la revolución, sea en su forma

tradicional y política (Vida de Insecto, Robots), en la inversión de la estructura

de producción (Monsters, SA), en las relaciones de parentesco (Nemo), en la

ideología vigente (Shrek), o en la reforma agraria (Vacas Vaqueras). En parte,

87
esta conclusión depende de la estructura de una película, la que exige una

solución completa en menos de dos horas, pero también es producto de la

magnitud del problema. Ya que hemos visto la escala de la opresión que

enfrentamos, sólo un cambio radical ofrece la salida.

Es importante recordar aquí nuestra estrategia de interpretar las películas

infantiles. La idea no es buscar "la verdad" de la película, ni tampoco las

intenciones de sus creadores. Niños y niñas demuestran que estas películas

han tocado algo dentro de ellos, tanto su miedo como su esperanza. Por lo

tanto, leemos las películas como un niño, poniendo nuestras

preocupaciones en diálogo con algo que nos tocó y viendo si algo

interesante sale de eso.

Cualquier radical universitario puede predicar sobre la "revolución". Lo

interesante de las películas que examinamos aquí es que abren una puerta

para pensar en cuál sería una estrategia de cambio social por y para niños y

niñas. Resulta ser una manera algo más creativa – y ciertamente más

divertida – que métodos fundamentados en la teoría de la vanguardia o en

la transformación del Estado.

Tomamos como base el análisis que hemos hecho hasta el momento – la

crítica al miedo, la ideología y la exclusión – pensándola en conjunto con

una pedagogía de valentía y resistencia. En estas películas, percibimos los

88
sueños que niños y niñas – y muchos adultos – tienen para cambiar el

mundo, algo que nos recuerda a la Moncada o el Palacio de Invierno. Más

importante aún, un diálogo con estas películas sugiere que hay otros

caminos para llegar al Palacio de Invierno, no sólo el partido de

vanguardia, sino que también hay una estrategia, digamos, más infantil.

89
90
Todo el mundo quiere ayudar a los niños. La propaganda política y

comercial está llena de promesas de felicidad para la infancia y muchas

ONGs ganan su apoyo gracias a la piedad que personas e instituciones

sienten frente a los niños y niñas pobres. Sin embargo, esta valorización

retórica anda mano a mano con la idea de que los niños son débiles y que

los adultos los tienen que salvar. Las películas que examinamos aquí

evocan una hipótesis que cae mejor a los chicos: en su imaginación, los

91
chicos son los protagonistas de sus propias luchas.

Los cuentos infantiles no siempre eran así. Es mucho más fácil soñar con

un salvador o un príncipe azul que me rescatará de mi miseria sin grandes

sacrificios de mi parte. Películas como Cenicienta y la Bella Durmiente siguen

está lógica, tanto como la Princesa Fiona cuando aparece como personaje en

Shrek, acostada en su cama esperando la llegada del fuerte príncipe que

derrotará al dragón. En realidad, la Princesa es fuerte y pasa sus días

practicando las artes marciales, pero el sueño del príncipe azul la deja

pasiva y débil. El asistencialismo funciona exactamente así: el patrón nos

promete algo; nosotros mismos podríamos hacerlo, pero esperamos y

esperamos para que él lo haga y con cada día de espera nos tornamos más

perezosos y dependientes. Por suerte, después de salir del castillo, Fiona ha

escapado del sueño del príncipe azul: cuando Robin Hood aparece para

rescatarle, ella lucha contra sus salvadores. Si alguien la va a salvar, va a ser

ella misma.

Frente al rechazo del portero y del nuevo jefe de las Industrias Bigweld, el

protagonista de Robots también sueña con un salvador. En su infancia, el

héroe de Rodney era Bigweld, el fundador de las Industrias; un tipo

acogedor y creativo, tanto así que Rodney le dice "quise crecer para ser

como Usted." A pesar de las esperanzas que Rodney puso en su héroe,

Bigweld queda sordo a los pedidos del joven, prefiriendo seguir en sus

92
juegos de dominó. Con su sueño quebrado, Rodney dice a sus amigos, "Mi

error fue pensar que Bigweld ganaría nuestra batalla por nosotros."

En realidad, los robots pobres son capaces de ganar su propia batalla, pero

– como en el caso de Fiona – la esperanza de la salvación ajena les hace

dudar de su propia capacidad. Vemos aquí una lección que podríamos leer

como cínica o realista: el sueño de la salvación es una mentira. El salvador

jamás llegará. De esta manera Bigweld es como un político, figura en la que

ponemos todas nuestras esperanzas, pero que no es capaz de hacer nada.

El asistencialismo no sólo nos hace más débil, sino que también es una

mentira.

El Hada Madrina en Shrek 2 nos da otras herramientas para una crítica del

asistencialismo. Ella promete solucionar todos los problemas de Fiona,

pero aprendemos que dentro de poco tiempo esta fachada de altruismo sólo

esconde un egoísmo brutal: quiere manipular a la princesa para que se case

con el hijo del Hada. Para nosotros que vivimos en América Latina, no es

ninguna sorpresa que una oferta de apoyo de los poderosos es sólo una

cínica manipulación, pero siempre es una lección importante en la crítica al

poder.

Más significativo es el eslogan del Hada Madrina: "La felicidad, a sólo una

lágrima de distancia." Cuando una lágrima caiga en la tarjeta de visita del

93
Hada Madrina, ella aparecerá para salvar a la persona que llora. En

nuestros momentos de tristeza y tragedia, casi todos hemos soñado con

alguien que llegará para solucionarlo todo y el contrato del Hada Madrina –

una lágrima a cambio de la salvación – expone lo nefasto de este sueño.

Recuerdo la historia de una amiga colombiana, una mujer que nació en el

campo durante la década de la Violencia. La guerra y la pobreza lo

destruía todo y muchos niños pequeños no tenían suficiente para comer, así

que el Estado y la iglesia crearon un proyecto para dar leche a las familias

pobres. Para recibir la leche, una persona tenía que llegar al centro de

distribución y mostrar cuán pobre era, sea con ropa sucia, enfermedades, o

mugre en el cuerpo. La pobreza se convirtió en un espectáculo y los buenos

actores recibieron la leche. La madre de mi amiga siempre rechazaba el

intercambio, diciendo que no iba a vender su dignidad por una taza de

leche y mi amiga recuerda ese rechazo como el momento clave en su

desarrollo personal.

En el campo colombiano, una persona podía ganar leche en cambio de su

dignidad. En el Reino de Muy, Muy Lejos, cuando una persona se afirma

como miserable – cuando llora en público – el Hada Madrina vendrá para

"regalarle" la felicidad. Se vende la felicidad propia para la felicidad del

Hada. La película muestra esta paradoja con bastante sutileza.

94
La crítica que Shrek hace al asistencialismo cava aún más profundo, como

podemos ver en la batalla final entre el Hada y Shrek. Cuando el Rey se

sacrifica para salvar la vida de su hija y Shrek, el hechizo del Hada Madrina

rebota contra ella. Era un hechizo que devuelve una persona a lo que

realmente es – el Rey vuelve a ser sapo – así que el Hada Madrina también

regresa a su esencia. Cuando el hechizo le pega, ella explota para dejar sólo

algunas gotas que caen al piso: lágrimas. El Hada Madrina fue hecha de las

lágrimas que ella cobró de sus clientes; más allá de la lágrima, ella misma

no existe.

Cuando reconocemos que el Hada Madrina fue hecha de nuestras lágrimas,

también nos damos cuenta que los políticos corruptos también están hechos

de nuestra miseria, el patrón de nuestra labor y las empresas de nuestras

compras. El asistencialismo no es sólo la culpa del poderoso, sino también

del débil que busca vender su dignidad y su felicidad. Y cuando somos

capaces de negar este sacrificio, el patrón se disuelve en lágrimas que caen

al piso.

Vida de Insecto ofrece una crítica al asistencialismo en otro contexto: la

pandilla en el barrio marginal. Buscando defensa contra los grillos, Flick

sale de la comunidad para encontrar un salvador: "Los insectos más fuertes,

más crueles..." Espera poder manipular un grupo de poderosos contra otro,

pero no piensa profundamente cuáles serán las consecuencias de éxito.

95
Para entender bien el problema, volvamos a la historia colombiana, esta vez

a las guerras urbanas en Medellín en los años 1984-2002. En esa época, los

números de asesinatos llegaron a 5.000 al año en la ciudad y en algunos

barrios hasta el 5% de la población murió cada año. Sabiendo bien que el

Estado no les iba a defender, el pueblo buscó su salvación en una serie de

actores armados: la banda de Pablo Escobar, las milicias, la guerrilla, los

paramilitares... En cada caso, la nueva pandilla llegó para salvar al pueblo,

pero dentro de poco tiempo, se convirtió en el opresor, se corrompió y se

fragmentó y el pueblo tenía que procurar un nuevo salvador... que también

se tornó en opresor, corrupto y tenía que ser re-emplazado. En Vida de

Insecto, las dinámicas del asistencialismo empujaron hacia el mismo camino

y era sólo la incompetencia de los insectos "fuertes y crueles" que impidió

un desastre.

Cada película hace su propia crítica al asistencialismo, pero creo que el

asunto fundamental tiene poco que ver con la película y mucho que ver con

el público. A pesar de que los cuentos de hadas tradicionales enseñan a los

chicos que su príncipe azul les va a salvar, sus sueños son más autónomos y

protagónicos. A los niños y las niñas, les encantan las historias donde otros

niños y niñas aprenden que no tienen que ser pasivos, que pueden ser los

héroes de sus propias luchas. Niños y niñas ya quieren superar el

asistencialismo: la única pregunta es cómo lograrlo.

96
Aunque sueñan con protagonismo, las niñas y los niños saben que no van a

conquistar el mundo por medio de las armas. Al igual que Gandhi, saben

bien que se enfrentan a personas y a sistemas mucho mayores y más

poderosos que ellos, así que su raciocinio debe se mucho más astuto y sutil.

Conozco a muchos chicos que se identifican con el Gato con Botas de Shrek

2 y creo que tiene mucho que ver con su estrategia de batalla: cuando

97
vienen los caballeros para matarlo, agarra su sombrero en las manos y abre

sus ojos para que

aparezca bonito y

triste. Los

soldados

comienzan a decir

"¡uuuh, que

lindito!" y el gato

aprovecha la falta

de atención para

iniciar su ataque.

Aunque nos guste mucho el esgrima del Gato con Botas, en realidad la niña

Bu es aún más poderosa, con su capacidad de transformar dos mundos – el

nuestro y el de los mónstruos – sin arma ninguna. La primera escena

esencial sucede dentro del apartamento de Sully, donde él y Mike la han

llevado para esconderla de la Agencia de Detección de Niños (ADN) –

realmente, para salvarse de la vergüenza de haber dejado una niña tan

peligrosa entrar a su mundo. Hasta este momento en la película, Bu ha

pasado su vida riendo, pues encuentra todo gracioso, pero ahora, Sully y

Mike la tratan mal y ella empieza a llorar. Los llantos causan un problema

logístico, porque dan energía al sistema de electricidad, así mostrando a la

ADN dónde está la niña, pero también hay un problema emocional. Sully

98
se da cuenta que a causa de su acción, una niña feliz está llorando y como

casi todos los adultos, intenta dar alegría a Bu de nuevo. En este momento,

se forma el vínculo entre los dos.

Ya con este vínculo establecido, Bu hace algo más importante aún: ella

expone el mundo ético mónstruoso de los mónstruos, el hecho que se ganan

la vida provocando el llanto de los inocentes. Sully y Mike están buscando

al jefe de la empresa para denunciar los planes de Randall – el extractor de

gritos – y le hallan dentro de una clase para mónstruos jóvenes, donde los

nuevos empleados aprenden las técnicas para asustar a los niños.

Insensible a la prisa de Sully, el jefe pide que les enseñe la buena técnica a

los aprendices, así que el gran mónstruo entra a la clase y da un susto

tremendo. Repentinamente, Bu mira a su gran amigo con otros ojos y

queda con miedo. Sully corre tras la niña para consolarla, pero no funciona:

cada vez que se aproxima más, ella queda más y más asustada. "No fue de

verdad," dice el mónstruo, pero en ese momento, se da cuenta que era de

verdad. Su vida tiene base en la violencia contra los inocentes.

En las próximas escenas, cuando Sully y Mike son desterrados de su

mundo porque saben demasiado sobre los planes nefastos de la empresa,

hay una serie de conversaciones claves entre Sully y Mike. Mike oscila

entre la rabia y la tristeza, culpando a Sully por haber arruinado su mundo

bonito. Sully sigue inconsolable, quebrado por la conciencia haber

99
oprimido a muchos niños: "¿Viste cómo me miró?" pregunta a su amigo.

También queda preocupado por lo que está le pasando a su amiguita Bu.

"Tenemos que rescatar a Bu."


"¿Bu? ¿Y qué hay de nosotros?" responde Mike. "Desde que
aquella niña apareció, no has prestado atención a ninguna palabra
que digo y ahora ¡mira dónde estamos! ¡Estuvimos a punto de
romper el récord, Sully! ¡Estaba en nuestras manos!"
"Nada de eso importa ahora."
"¿No importa?" dice Mike, incrédulo. "Espera allí. ¿No importa?
Ahora aparece la verdad. Hemos luchado para conseguir tanto, ¿y
ahora me dices que no importa?"

Con su mirada de susto, la pequeña Bu abrió un universo moral para Sully.

Cuando no conocía a los niños que asustaba, no tenía ningún problema con

su trabajo: le gustaba y sentía

orgullo. Pero ya que asustó a

una niña que ha llegado a amar

– y en un contexto lejos del

trabajo normal – sus acciones

entran en el mundo ético y se

da cuenta de lo que es y de lo

que hace.

100
Como vimos en el capítulo sobre el miedo y la ideología, gran parte del

poder del opresor – ya sea el patrón, la pandilla local, u otro – surge del

hecho que el oprimido se siente incapaz e incompetente. Niños y niñas

conocen bien esta sensación, porque su cotidiano se llena del "no puedes"

de sus papás, del "hiciste mal" de sus profesores y de las miradas

condescendientes de los adultos. Todo el mundo les dice que no son

101
capaces, pero saben muy bien que el mundo miente... por lo tanto, les

encanta ver películas en donde el niño logra hacer lo imposible. Lo

importante para nosotros es que este "¡sí puedo!" es un paso fundamental

para llegar al protagonismo.

Sin duda, crear conciencia juega un papel central en cualquier plan de

cambio social. Como dice el jefe de los grillos en Vida de Insecto, en el

momento que piensa que ha acabado con la resistencia,

"Que todo esto sea una lección para ustedes. Las ideas son muy,
muy peligrosas. Ustedes son idiotas atados a la tierra, débiles y sin
cerebro, puestos sobre la tierra para servirnos."

Para contestar a esta violencia, una hormiga se levanta y dice, "mentira."

Las otras hormigas ya más conscientes de su poder, se unen a la primera

que tuvo valor para enfrentarse al opresor y llevan a cabo la revolución casi

sin violencia. Aquí la conciencia tiene dos niveles: entender la opresión,

pero también reconocer su propio poder.

La oposición entre el "no puedes" y el "sí puedo" da forma a la historia de

Buscando a Nemo. Desde la primera escena de la película, Marlin dice a su

hijo que no es capaz: "no nadas bien y sabes eso." Su motivación no es

mala, porque realmente quiere proteger a su hijo, pero en el proceso, le da

un sentido de impotencia. Nemo nada hacia alta mar para ir en contra de

esta lección, pero a la vez cree que su papá tiene razón, que no es capaz. Es

102
sólo dentro de la pecera que aprende que sí puede, primero pasando por un

rito de pasaje – el volcán – y después entrando en el sistema de filtración.

Aquí notamos la diferencia entre Marlin – que ama mucho a su hijo, pero

que no soporta su autonomía – y el viejo pez ángel que le enseña al niño

que realmente es capaz.

Al final de Buscando a Nemo, Marlin y su hijo iban de regreso al arrecife

cuando llega un barco pescador y los protagonistas caen presos dentro de la

red, junto con una escuela de peces. Nemo intenta organizar los peces para

luchar contra la red, pero su papá aún no le cree capaz. "¡Lo puedo hacer!"

103
dice Nemo y es importante notar que lo dice como alguien que sabe, no

como alguien que resiste. Después de sus propias aventuras, Marlin se ha

dado cuenta que el valor y la autonomía son virtudes importantes y ayuda

su hijo. Los peces ya organizados, logran resistir la red, derrotan al barco y

salen libres.

En Vacas Vaqueras, vemos el mismo mensaje. Durante toda la película, la

vaca Señora Calloway no ha querido seguir adelante con la aventura, ya sea

por conformismo, por resentimiento a la nueva vaca, o por puro

pesimismo. Ya al final, las vacas se encuentran en condiciones muy difíciles:

se han escapado del tren donde Alemeda Slim y Rico les habían

encarcelado, pero Slim ya ha salido para el remate de la finca. Parece que

todo está perdido, que han llegado casi a su meta sólo para fracasar...

cuando la Señora Calloway recuerda que el tren pasa justo al lado de la

finca. "Pero, ¿cómo podemos manejar este tren?," lamenta una vaca.

"¿Cómo podemos? De la misma manera que salimos de la finca, que

escapamos de los ladrones, que..." La Señora Calloway ofrece una lista de

sus éxitos durante la aventura: si pueden hacer todo eso, aún lo imposible

se convierte en algo factible.

Vida de Insecto añade un elemento importante a esta dinámica: la mirada del

otro. La princesa de las hormigas se siente incapaz porque teme al juicio de

los otros: "Nadie piensa que puedo hacer este trabajo. Todos me miran..."

104
Sin embargo, la mirada del otro también puede tener el efecto opuesto: los

actores de circo, por ejemplo, se creen incapaces de todo: se juntaron en el

circo porque fracasaron en otras cosas y el circo mismo es un fracaso. Sin

embargo, cuando las niñas hormigas empiezan a admirar su capacidad

como artistas y como defensores, los actores comienzan a pensar mejor

sobre ellos mismos. "Eso, mis amigos, es el sonido de aplauso, del

reconocimiento," dice uno y el empresario del circo se siente transformado

cuando escucha que una hormiguita "quiere ser un mantis cuando grande."

En los ojos de los niños, los actores de circo se ven grandes... así que ellos se

tornan grandes. Igualmente, como veremos más adelante, es el

reconocimiento de las pequeñas hormigas lo que da el coraje que Flick

necesita para enfrentar a los grillos.

105
106
Una de las características más interesantes de las películas que examinamos

aquí es que subvierten la idea tradicional del héroe en la literatura y el cine

infantil.vii Nemo y Rodney y Shrek no son ni príncipes ni caballeros y

tienen poco que ver con los superhéroes como Batman o el Hombre Araña.

En estas películas, el héroe no tiene más fuerza o poder que los otros y por

lo general, tiene menos estatus social. Es un héroe como todos nosotros.

107
Hay una frase esencial en Vacas Vaqueras. Grace y Señora Calloway

expresan sus dudas al pensar si tres vacas serán o no capaces de capturar a

Alameda Slim y llevarlo a la justicia, pero Maggie no sufre de esta crisis de

desconfianza. "¿Quién puede hallar un ladrón de vacas mejor que tres

vacas?" La frase es sencilla, casi irónica, pero contiene dentro la misma una

crítica fundamental del

concepto de heroísmo.

Para explicar la idea, voy

a pedir perdón por una

pequeña digresión de

vuelta a la epistemología

de Carlos Marx, a su

teoría del conocimiento.

Si queremos una

perspectiva objetiva

sobre algo, obviamente

el objeto del proceso

tiene esta perspectiva.

La idea es tan simple

que parece casi ridícula. Sin embargo, las consecuencias son inmensas: por

ejemplo, el trabajador es el objeto del proceso capitalista: todas las otras

fuerzas actúan sobre él. Como víctima del proceso, el trabajador tiene una

108
perspectiva privilegiada para pensarlo.

Las vacas, como las primeras víctimas de un ladrón de ganado, ocupan el

mismo espacio y realmente son ellas quienes tienen el conocimiento y la

capacidad de enfrentar a Alameda Slim. Saben cómo funciona la sociedad

de las vacas y la economía de las fincas. También tienen un compromiso

fuerte con el problema, porque son ellas y sus compañeras las que sufren

más a causa de la injusticia. Por lo tanto, ellas tienen una perspectiva

privilegiada: "¿Quién puede hallar un ladrón de vacas mejor que tres

vacas?" El bisonte que cuida la entrada de la mina no le permite el paso a

Buck, porque la regla es que "sólo pasan las vacas." Únicamente ellas son

capaces de infiltrar la tocaya de Alameda Slim y atacarlo.

En Robots, la historia es parecida. La pobreza ha forzado a los robots

excluídos a aprender cómo arreglarse con piezas viejas y con el uso del

reciclaje, así que cuando las Industrias Bigweld intenta matarles con la

eliminación de las piezas, pueden sobrevivir con lo poco que tienen. Más

importante aún, cuando llega la gran batalla contra el jefe malo y su mamá,

los robots pobres son mucho más débiles que sus enemigos fuertes, ricos y

nuevos... pero tienen la ventaja de la astucia. La batalla tiene lugar en un

basurero industrial, así que Rodney y sus amigos toman una pieza u otra

para hacerse más fuertes. En un tipo de canibalismo industrial, ellos usan

las partes que los poderosos botaron a la basura para vencer a los

109
poderosos. ¿Héroes hechos de basura? Hemos viajado lejos de la idea del

caballero montado encima de un corcel blanco!

En contraste, la única figura que apela al héroe tradicional es el Hada

Madrina. Para apoyar a su hijo en su plan de seducir a la princesa, la Hada

canta:

"Adónde se han ido los héroes y donde están los dioses?


Donde está Hércules para luchar contra lo imposible?
Quiero saber dónde está el caballero blanco encima de un corcel
bravo...
¡Necesito un héroe!"

Es un himno a la ideología asistencialista y machista. En realidad, los

110
héroes de la película son un grupo de excluídos y locos: un ogro, un burro,

un gato, varios ratones, un muñeco y un hombre-galleta. En vez del héroe

perfecto, tenemos muchos héroes que vienen de los márgenes, asumiendo

la responsabilidad de su propia lucha.

El heroísmo en equipo se ha convertido en un tema transversal de las

películas infantiles. En Vacas Vaqueras, tres vacas se encargan de la

aventura, pero después, necesitan la ayuda de los otros animales de la finca

para vencer a Alameda Slim. En Robots, es un equipo de varios robots

pobres, con el apoyo de Bigweld y una bonita traidora de las Industrias

Bigweld. En Vida de Insecto, el equipo incluye miles de hormigas, muchas

hormigas niñas y la confusión de insectos diferentes que forman parte del

circo.

Hay una lección importante aquí: el héroe no es un caballero rico, ni es un

individuo: es un conjuntode excluídos.

111
112
¿Cómo es que comienza la revolución? Muchos militantes de la izquierda

van a hablar de la organización, la concientización, o las contradicciones del

capitalismo, pero Vida de Insectos sugiere otra alternativa. El cambio social

empieza con el fracaso.

La hormiga Flick es un inventor e imagina que sus invenciones van a

facilitar la cosecha y hacer que las hormigas sufran menos durante la

113
preparación del sacrificio para los grillos. Su máquina dará fuerza al status

quo. En Robots, las invenciones de Rodney causan algunos problemas, pero

las de Flick son verdaderos desastres, acabando con todo el sacrificio y

poniendo las hormigas a merced de la crueldad de los grillos. Flick ya vivía

al márgen de la colonia, porque se le consideraba excéntrico, pero cuando

cae el sacrificio y con el todo el equilibrio de la explotación de los grillos,

merece el destierro. Tiene que salir de la comunidad.

Las condiciones en la colonia de hormigas eran tristes y opresoras, pero

también estables. Las hormigas sufrían en sus esfuerzos para preparar el

sacrificio para los grillos, pero tenían la fuerza necesaria para hacerlo y para

guardar un poco de comida para ellas mismas. Sufrían opresión, pero

sabían que podría ser mucho peor, así que se conformaron con la situación.

Las hormigas poderosas – la reina, especialmente – siguieron colaboraron

con los grillos. La mayoría de las personas oprimidas en el mundo

comparten estas circunstancias con las hormigas: saben que sufren, pero el

sufrimiento se ha convertido en la norma, así que no asumen su deseo de

cambiar la situación y esperan que un salvador venga montado encima de

su caballo blanco.

Dentro de esta coyuntura estable, ¿qué puede catalizar la resistencia? Una

quiebra: algo que haga que el sistema no funcione. En este caso, la quiebra

viene en forma del fracaso: la invención de Flick derrama todo el sacrificio

114
de las hormigas y las dinámicas de opresión cambian.

Flick sigue su camino de errores cuando encuentra los actores del circo.

Como vimos en la parte sobre asistencialismo, si hubiera tenido éxito en su

busca y si hubiera encontrado insectos "fuertes y crueles" para defender la

colonia, todo habría vuelto al estado anterior: los fuertes que "defienden" y

explotan a los débiles. Por suerte, se equivoca y encuentra un circo en vez

de un salvador... y será el circo lo que ayuda a la colonia a verse como

poderosa.

Un tercer error, el plan de asustar a los grillos con un pájaro, es divertido,

pero tiene tres problemas. El primer problema es lo que pasa en la película:

hay el riesgo de un accidente, porque es un plan re-complicado y difícil. El

segundo problema es que los insectos saben cómo lidiar con un pájaro:

huyen, pero después vuelven cuando se vaya. Si el pájaro hubiera asustado

a los grillos, iba a ser una tregua muy breve. Tercero y tal vez más

importante es que el pájaro aún es una cosa ajena que salva a las hormigas:

ellas ponen sus esperanzas en una máquina y no en sus propias fuerzas.

Por lo tanto, el fracaso de los planes de Flick nuevamente sirve de

bendición para la colonia: es sólo cuando el pájaro no funciona que cada

hormiga aprende a ponerse de pie para enfrentarse a los grillos.

La triste figura de Don Quijote levanta su cabeza de nuevo aquí. El éxito

115
del ingenioso hidalgo es su fracaso, su genio es su error. No es por

coincidencia que Cervantes siempre nos recuerda que Don Quijote es un

caballero errante, porque afirma los dos sentidos de errar: andar vagamente

por el mundo y equivocarse. Flick es un tipo de hormiga errante y es por

sus errores que el reino de terror de los grillos se acaba. Por eso, al final de

la película, las hormigas le agradecen de manera muy extraña: "Gracias por

fracasar, Flick."

116
De alguna forma, todos los temas que estamos tocando aquí tienen que ver

con el protagonismo infantil, porque niños y niñas se identifican con los

protagonistas de las películas, sea una niña de verdad como Bu, un niño-

pez, o un ogro inocente y excluído. Sin embargo, Vida de Insectos tiene una

hipótesis sobre el papel de niños y niñas en la lucha por la justicia social y

vale la pena considerarla con mucha atención.

117
Ya hemos visto que las niñas hormigas dan la fuerza y confianza a los

actores de circo, para que tengan el valor de pensarse como capaces de

hacer algo contra los grillos. Cuando las hormigas se dan cuenta que

"Nuestro plan era inventado por un grupo de payasos", las hormigas

pequeñas son las únicas que siguen con esperanza: se organizan, van para

su casita en la selva y empiezan a formular un nuevo plan para defender la

colonia. Llaman a Flick para pedirle ayuda, pero el inventor queda aún

más desesperado que los otros miembros de la colonia. Se acuerda de

todos sus fracasos y decide que la única opción para la colonia es darse por

vencido. "Muéstrame una cosa que hice bien," dice a las pequeñas

hormigas.

La respuesta es clave: "Nosotros". Gracias a Flick, las niñas hormigas tienen

el coraje y las ganas para resistir. y gracias a esta respuesta, Flick decide

volver a la lucha.

La película es una fantasía, pero creo que representa muy bien las virtudes

de la infancia en el proceso de transformación social. Es muy fácil perder la

esperanza en medio de una lucha por la justicia, porque siempre hay

atrasos y las victorias son pequeñas y fáciles de olvidar. Haciendo una

evaluación objetiva y racional, muchas veces decidiremos que es mucho

mejor abandonar el movimiento y conformarse con la triste realidad.

118
Los niños y niñas, por el contrario, tienen la virtud de Don Quijote: el

realismo no les encarcela. Para ellos, la esperanza sigue viva, aún en los

momentos cuando todo parece perdido. Recuerdo bien cuando acompañé

la creación de una obra de teatro creada por niños y niñas que habían

sufrido desplazamiento por causa de la guerra civil en Colombia. La pieza

cuenta con todos los horrores de la guerra, pero en sí misma es un acto de

resistencia, una manera de decir "aún estamos aquí, aún tenemos

esperanza." Para cerrar la obra, los niños escogieron cantar "La cigarra",

canción hecha famosa por la interpretación de Mercedes Sosa:

"Cantando al sol como la cigarra,


después de un año bajo la tierra
Igual que sobrevivientes
Que vuelven de la guerra."

Cuando la esperanza huye de los adultos, muchas veces se esconde dentro

de niños y niñas, igual que la cigarra en la tierra. Mantienen la esperanza y

son capaces de regalarla a nosotros los adultos en los momentos más

importantes o difíciles.

Niños y niñas llevan otra virtud en un proceso de transformación social: su

infancia. Todos los seres humanos cambiamos a cada instante, pero hemos

aprendido a valorar esta transformación sólo en la infancia, llamándola de

"educación" o "formación." El niño es incompleto, un "hacerse" más que un

"ser"; hasta la palabra "infancia" viene del hecho que un bebé no puede

hablar. También reconocemos que niños y niñas aprenden a través del

119
error y la equivocación: habla una palabra, pero la dice mal, así que intenta

nuevamente y nuevamente hasta conseguir hacerlo. Errar y aprender es

una virtud para los pequeños: tal vez por eso es que las niñas hormigas

reconocen lo que ha hecho Flick: con cada error, el inventor ha aprendido

algo, cambiado algo en la historia de la colonia.

Un adulto también es más "hacerse" que "ser", pero se nos ha convencido

que somos completos, terminados. Para el adulto, el error ya no es más una

virtud, sino una debilidad, algo que le da vergüenza y que tenemos que

esconder de los otros. Pero sin errores, no llegamos a ninguna parte; niños

y niñas pueden ser los caballeros errantes del pensamiento.

Por fin, tenemos que recordar el contexto de la conversación entre Flick y

las niñas: después de gastar mucha energía en la lucha para liberar a su

pueblo, el cinismo se ha apoderado de Flick y él ha decidido conformarse

con la triste realidad de la opresión. Como hemos visto, el cinismo es un

elemento esencial de la ideología del opresor, porque nos convence que

nada vale la pena, que todo va a fracasar eternamente, que el mundo es así,

y nada más. La conversación con las niñas hormigas es un llamada la

conciencia, una exigencia a que Flick vuelva a ver el mundo con los ojos de

un niño, viendo la injusticia y las posibilidades de cambio.

De nuevo, me acuerdo de las letras de los niños raperos en Recife, con sus

120
críticas ingenuas a la violencia que está acabando con sus comunidades.

Ellos no son ingenuos; saben que el mundo es muy complicado. Sin

embargo, cantan desde una perspectiva de inocencia "infantil" y con eso,

exigen que el público también se identifique con esta perspectiva. En

medio del olvido yd el cinismo, dicen, "Mira, es un problema. Hay que

prestar atención. y podemos hacer algo." Es un mensaje sencillo, pero

difícil de escuchar, porque exige acción y cambio.

Lo que describo aquí tiene poco que ver con ideas de "vanguardia" o la

organización sindical. En realidad, no abre camino a ningún manifiesto

revolucionario y estas ideas de transformación social son tan vagas que casi

no merecen el título irónico de revolución. Sin embargo, creo que un

diálogo con estas películas invita a una reflexión muy interesante sobre lo

que niños y niñas pueden hacer para transformar su mundo. La frase

"protagonismo infantil" se ha convertido en una palabra clave, algo que

cada ONG tiene que usar para describir su trabajo, pero creo que esta

reflexión demuestra que niños y niñas tienen un papel central, tal vez

esencial, en cualquier lucha hacia la justicia.

121
122
Este texto surge de mis preocupaciones particulares, las preguntas que yo

hago a las películas. No tengo la ilusión que los creadores de las películas

"querían" enseñar lecciones de la educación popular, ni que son obras que

no valen la pena criticar. En realidad, lo que propongo aquí es una lección

en la lectura, mostrando que si prestamos atención cuidadosa a cualquier

obra de arte, podemos aprender mucho. Podríamos hacer lo mismo con el

teatro griego, el arte religioso africano, o las novelas de García Márquez,

pero seleccioné estas películas porque a los niños y niñas les gustan.

Variando entre las perspectivas de los personajes de la película, los niños y

las niñas que quieren ver las películas varias veces y un adulto, podemos

aprender bastante, aún de un producto del capitalismo globalizado.


123
Una persona que llega al cine infantil con otras preocupaciones va a

encontrar una riqueza que ni he tocado aquí en estas breves páginas. Vida

de Insectos y Buscando a Nemo, por ejemplo, abren un campo para enseñar

mucho sobre la ecología, la biología, o la física: la cadena de alimentación,

la simbiosis de seres en un ecosistema, aún la tensión de superficie en una

gota de agua. Podría ser fascinante investigar una colonia de hormigas

después de ver la película. Igualmente, Monsters, SA enseña lecciones

fundamentales sobre el medio ambiente, Robots sobre la tecnología y Shrek

sobre la mitología europea. La cuestión es que el educador tiene que

interpretar las películas con una seriedad infantil.

Tampoco quiero decir que estas películas sólo tienen mensajes buenos.

Quedo preocupado por ejemplo, porque al final de Robots, Rodney se

enamora de la ejecutiva rica y no de la joven bonita que lo ayudó durante

toda la lucha. En la conclusión de Vacas Vaqueras, ¿por qué el shérif puede

danzar con la mujer a quien el quería destruir durante toda la película? Sin

embargo, creo que los problemas son evidentes a todos y a través de libros

como el famoso Cómo Leer el Pato Donald, hemos aprendido bien cómo

exponer la ideología nefasta en la cultura norteamericana. Más difícil y tal

vez más divertido, es aprovechar los diseños animados para enseñar

lecciones subversivas.

124
Fundamentalmente lo que propongo es que tenemos que tomar en serio los

gustos de los niños y las niñas. Ellos adoran películas como Shrek y

Buscando a Nemo y quieren verlas muchas veces. En vez de negar este gusto

como "la necesidad infantil de repetición" o condenar su "conciencia falsa",

tenemos que leer estas películas como lo hace un niño. Creo que ha valido

la pena.

125
126
Las reflexiones que culminaron en este libro empezaron en frente de la

televisión, cuando descubrí el nuevo cine infantil junto con varios amigos,

tanto grandes como pequeños. Agradezco aquí especialmente a Juan Diego

e Iván (hijos de Claudia Marroquín Jiménez), Adelaida (hija de Margarita

Mora Medina), Lucas y Luidi (hijos de Jairo y Micheline Oenning da Silva),

Laurita (sobrina de Raquel Rojas Isaza), Amado (hijo de Fernando y Eliana

Lacombe), Erik (hijo de Maurice Bazin), y a los chicos del Grupo Pé no

Chão (Recife, Brasil), quienes me enseñaron a ver el cine con nuevos ojos.

También agradezco a Rita de Cácia Oenning da Silva, cuyas ideas -- como

siempre -- animaron este texto y lo hicieron más interesante. Elizabeth

Pakkala revisó el texto de errores, un trabajo duro y a veces poco

agradecido por parte de algunos autores.

127
128
i
Ver el Taller Digital “Trincheras Ciudadanas: La construcción de la Paz en
Medellín”. Shine a Light y el CMC, 2007.
ii
Decir que no se puede confiar en la fachada de bondad que los poderosos
crean es el primer paso para entender el mundo, pero si se lleva al extremo,
se puede convertir en un cinismo paralizante. Un buen ejemplo es la
“belleza” del Príncipe Encantado: aprendemos en la película que su cabello
rubio y cara bonita son sólo fachadas que esconden un ser mimado y feo.
La respuesta fácil y (si lo puedo decir) “adulta” es que toda la belleza es
mentira. La respuesta infantil reconoce que la verdadera belleza la tienen
Shrek y Fiona y no el Príncipe Encantado. En vez de negar la existencia de
lo bello, la película sirve como una crítica a la belleza – crítica usada en su
sentido Kantiano: una tentativa de ir al fondo, de entender cómo funciona
un fenómeno –.
iii
Creo que una de las cosas interesantes sobre algunos deportes es que
logran hacer la misma cosa. Un surfista o un esquiador, por ejemplo,
aprende a usar el peligro en su contexto – una onda grande, una montaña
escarpada – como medio de conseguir la alegría y el gozo.
iv
La excepción aquí es el espejo mágico. Es tan útil para los sueños/mitos
de Fahrquad que no lo manda a la ciénaga.
v
Se abre aquí una pregunta importante: ¿reconocimiento hacia quién? En
las comunidades marginales, aún existe un buen reconocimiento en las
calles. Las abuelas que se sientan en frente de sus casas saludan a las
personas que pasan, hay un intercambio de sonrisas, etc. Sin embargo, se
nos cuenta que este reconocimiento no basta, que hay que ser reconocido
por el Gran Otro, el Estado, o el Mercado. Reflexiono mucho más sobre este
tema en Hacia una Teoría General de la Calle (Shine a Light, 2002) y en
129
Trincheras Cidadãs (Shine a Light, 2007 (ahora sólo disponible en
Portugués)).
vi
Reflexiono más profundamente sobre este tema en Calle de la Agonía
(Shine a Light, 2005)
vii
Los Increíbles es una película sumamente interesante y bien hecha, pero su
perspectiva sobre el heroísmo es muy problemática. La moraleja de la
historia parece ser que el pueblo necesita de los super-héroes, pero después
se siente resentido por esta necesidad. Creo que se pueden rescatar unas
buenas lecciones de la película, pero sería muy complicado y difícil. Por lo
tanto, no la incluyo en este libro.

130

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