“Cuentos desde Gotiasan” – Vol.

I
Todos los Derechos Reservados
Oiga la narración del cuento en: http://www.cuentosdesdegotiasan.blogspot.com

“Fútbol Especial”
Alfredo Milano
Santiago, 30 de Abril, 2008

Nunca se había visto una ““chilena”” como la que hizo Rubén ese día.
En esos años no existían los televisores como ahora, pero los que vieron el juego de Las
Estrellas de San Gregorio contra los Pálidos de Sabana Larga no lo podían creer y
mentalmente repetían el prodigio de Rubén.

Fue un saque de esquina de Juan Antonio, que directamente fue a la cabeza de Fernando,
éste la colocó en un grupo donde estaban tres contrarios y tres de las Estrellas, pero el
balón los sobró.

Y nadie se explica de donde salió Rubén para rematar con esa soberbia “chilena”, que pasó
rozando el palo izquierdo, llevándose la malla hasta el fondo, con ese extraordinario gol
que le daría el triunfo y el Campeonato Nacional a Las Estrellas de San Gregorio.

A estas alturas, te preguntarás qué tiene de extraordinario meter un gol con una “chilena”.
Bueno, en realidad es una jugada muy vistosa, pero si la hace una persona a quien le faltan
los dos brazos, se vuelve espectacular.
Los brazos son un contrapeso natural que equilibra el cuerpo, sobre todo en los
movimientos necesarios para realizar magistralmente ese tipo de jugada.

Cuando entrevistaron a Rubén, ya finalizado el partido, sobre cómo podía realizar esta
jugada sin tener brazos, él simplemente respondió que el fútbol se juega con los pies, con la
cabeza, con el pecho, con cualquier parte del cuerpo, menos con brazos y manos.
Claro que esto era una realidad, pero para él -y para gran parte del equipo- lo
extraordinario era un común denominador, porque a gran parte de los miembros del
equipo les faltaban ambos brazos.
Sólo el arquero, dos defensas, un puntero y tres jugadores de la banca tenían sus miembros
completos. Sin embargo, el arquero y el director técnico eran sordomudos.

El “loco” Isidro Martínez era el dueño de ese equipo de fútbol. Era el fruto de un trabajo de
años para poder juntar tanto talento.
Su idea era que las personas debían aprender a respetar a la gente carente de cualquier
miembro, o del sentido de la vista, o de la capacidad para oir o hablar.

Todos en el pueblo creían que eso no tenía sentido y sólo un “loco” como Isidro podía tener
semejante idea.

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El Campeonato Nacional le daba la razón a Isidro y sus Estrellas.

Era increíble ver en la banca a su Director Técnico Andrés Lufardi (argentino y sordo
mudo) dando las instrucciones por señas que sólo eran conocidas por Roberto el arquero y
Miguel, uno de los jugadores de la banca.
Miguel nunca jugaba porque era un pésimo jugador, pero dominaba el lenguaje de señas.
Lo único malo con él, era su tartamudez, y esto hacía que se supiera con cierto retraso lo
que el Director quería, por lo que los jugadores tenían que improvisar mucho.

Afortunadamente, todos tenían talento, coraje, corazón y, lo más importante, jugaban en

equipo y amaban a la fanaticada que los aupaba constantemente.

Los jugadores del Estrellas tenían mucha fuerza en sus piernas, eran verdaderamente
hábiles en el dribbling, y sus cuerpos era muy elásticos. Además, tenían otras destrezas.

Desgraciadamente para Isidro, era difícil seguir con el equipo. Sus jugadores tenían un ego
ultra-desarrollado y querían mucho dinero. Algo que era imposible para la época.

Así que, después de varios años fabricando a la Estrellas, con el campeonato acababa un
sueño y sus jugadores se regaron en múltiples quehaceres.

De ellos se conocieron luego algunas historias; como la de Rómulo, quien fue muy buen
mecanógrafo, éso lo llevó a estudiar telegrafía y el ejército lo acepto. Luchó en la Segunda
Guerra Mundial, en el Pacífico, cuando su país envió una unidad de apoyo a los aliados.
Llegó a ser el único francotirador sin brazos en la historia militar, además de telegrafista.

Saúl tenía fama de playboy. Las mujeres lo adoraban porque abrazaba muy fuerte con las
piernas y sabía besar muy bien. Era un excelente bailarín.

Antonio, otro jugador formidable de la delantera, se unió luego a un circo, donde su

número en la cuerda floja era escalofriante.

Francisco, uno de los mejores defensas que jamás se haya visto, también incursionó en el
circo, como domador de leones. Se retiró cuando un león le comió una pierna.

Otros, se dedicaron a la política y crearon el PIR (Partido Izquierdista Revolucionario)

pero se dieron cuenta de que no podían ser ni izquierdistas ni derechistas porque carecían
de brazos, y entonces fundaron el PCR-Partido Centrista Renovador.

Rubén, el autor de la “chilena”, se fue para España y se hizo muy amigo del General
Franco.

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Estando en España ingresó como sacerdote en el Convento de Los Hermanos Descalzos de

San Jerónimo, fue enviado a Venezuela a una tribu de la selva Guayanesa, y después al
Amazonas. La última vez que lo vieron se había ido a vivir con los indios Piaroa y había
fundado allí un equipo de fútbol, llamado Los Patenelsuelo del Medio Orinoco.

Finalmente, el “Loco” Isidro trató de revolucionar varios juegos y deportes sin éxito
alguno, como: el juego de billar en una mesa redonda, el basketball para enanos, el boxeo
entre suegras, el volleyball acostado, etc.

Isidro terminó sus días, pobre y abandonado, en el Manicomio de la bajada de San Eulogio.

Recientemente alguien se acordó de él y le erigieron un busto en su pueblo natal San

Rafael del Volcán, aunque las malas lenguas dicen que no se parece a Isidro, sino a un
prócer de la independencia.

¡¡Qué pena, qué ingratitud, con el fútbol y con los mochos!!.