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INSTITUCIÓN EDUCATIVA “LUIS PATRÓN ROSANO”

TOLÚ – SUCRE

ÁREA DE CIENCIAS NATURALES Y EDUCACIÓN AMBIENTAL

EL TRABAJO CIENTÍFICO

“…aquellas ciencias que no nacen de la experimentación, madre de toda certidumbre, son


vanas y plagadas de errores”
Leonardo Da vinci

El hombre en su búsqueda de explicaciones que den respuesta satisfactoria (no divina ni


fantástica) a su curiosidad acerca del entorno que lo rodea, ha intentado, a lo largo de la
historia, estandarizar un método que le permita eliminar la subjetividad y desmitificar su mundo.
El resultado de esta búsqueda incansable conduce a una actividad racional, analítica,
verificable, explicativa, clara y precisa que orienta el quehacer de los amantes de la ciencia en
la actualidad.

La actividad científica se puede organizar sistemáticamente en una serie de etapas que nos
permitan explicar un fenómeno o dar solución a un problema. Un intento de aproximación a esta
secuencia sería:

 Planteamiento de una situación problema.


 Búsqueda de información que permita extraer lo relacionado con el problema científico
que se enfrenta y, con base en lo encontrado, delimitar el mismo e identificar todas las
variables posibles involucradas en la solución o explicación del problema.
 Formulación de hipótesis, es decir, dar una supuesta respuesta al problema planteado,
que necesita validación experimental. La validación experimental de la hipótesis no
siempre es evidente, por lo que resulta también necesario deducir interpretaciones
lógicas de los resultados experimentales que permitan avalar las conclusiones positivas
o no de la hipótesis inicial.
 La comprobación de la hipótesis es una etapa experimental donde la técnica escogida
depende de las variables identificadas inicialmente. Aquí se recopilan los datos y
observaciones realizadas durante el trabajo práctico para luego ser procesados,
tabulados y analizados.
 En el análisis de los resultados se procesan los resultados y observaciones obtenidos
experimentalmente, analizando las relaciones esenciales de éstos con los formulados en
la hipótesis para decidir si corresponden realmente, o no, con la respuesta o explicación
al problema planteado. Si los resultados respaldan la hipótesis, ésta adquiere validez; si
los resultados la refutan, ésta se descarta o se modifica presentando una nueva
hipótesis.

EDUCACIÓN CIENTÍFICA PERTINENTE Y CON CALIDAD


CATIONES: “ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA LA ENSEÑANZA DE LA QUÍMICA”

 Conclusiones, el investigador debe argumentar la decisión adoptada vinculando los


resultados obtenidos mediante argumentaciones lógicas y razonadas a la aceptación o
no de la hipótesis inicial
 Comunicación de las conclusiones.

Una característica de la actividad científica es que la teoría obtenida debe ser reproducible y
verificable interna y externamente para confirmar su coherencia con todas las observaciones
resultantes al comprobar la consistencia de la hipótesis con respecto a la situación problema.

A continuación se presenta una fábula para ilustrar el quehacer científico.

LA FÁBULA DEL NIÑO PERDIDO QUE NO QUERÍA PASAR FRÍO

(La fábula se presenta en letra cursiva y los comentarios en letra normal)

“Érase una vez un niño que se perdió en un bosque cercano a su pueblo. Como el tiempo
estaba frío, decidió salir a buscar materiales para hacer una fogata, tal como lo leyó en un
cuento. El pequeño nunca antes lo había hecho, por lo tanto tendría que experimentar. Y así él
fue acarreando diversos elementos al campamento que improvisó. En sus intentos por
encender el fuego, nuestro pequeño investigador fue descubriendo que algunos objetos se
quemaban y otros no encendían de ninguna manera. Para no seguir trabajando en forma inútil,
decidió hacer una lista de los que se quemaban”

(Al igual que un observador metódico, él empezó a organizar su información) Después de


varios ensayos, su clasificación la resumió así:

Se queman No se queman

Ramas de árboles rocas


Palos de escoba moras
Lápices piedrecillas
Patas de silla ladrillos
Estacas callampas

“Este sistema de clasificación le fue bastante útil al principio, en su empeño por conseguir
fuentes de calor y así, sólo siguió buscando aquellas que le daban seguridad que se quemaban”

“Cuando las ramas secas, palos y estacas que estaban botadas alrededor empezaron a
escasear, el niño trató de encontrar cierto indicio de regularidad que le orientara a encontrar
nuevos elementos combustibles. Observando los últimos objetos que se estaban quemando,
sus ojos se iluminaron al establecer su primera generalización y se dijo: QUIZÁS LAS COSAS
CON FORMA CILÍNDRICA SE QUEMAN”.

La generalización obtenida por el niño mediante el razonamiento inductivo es uno de los


procesos elementales del pensamiento científico tanto para sistematizar el conocimiento como
para orientar cualquier investigación. Básicamente éste funciona a partir de observaciones de
hechos singulares los cuales se procura reunir dentro de categorías mayores enmarcadas en
una regla general que se infiere.

“A la mañana siguiente, nuestro pequeño héroe salió en busca de nuevos materiales


combustibles, pero olvidó llevar su lista consigo. Sin embargo, recordaba la generalización que
él había establecido y comenzó a aplicarla. De este modo, cuando regresó al campamento
llevaba: una rama seca de árbol, un bastón viejo, tres estacas de madera y el mango de una
pala (que resultarían sus predicciones exitosas a partir de la generalización).”

“Mientras descansaba calentándose en la hoguera que volvió a activar estaba contento, pues
todo salió bien, gracias al éxito logrado por su razonamiento; por eso, él había desechado un
radiador de auto, una cadena de bicicleta, un tablón grande, una caja llena con diarios y una
puerta casi completa. Si estos objetos no eran cilíndricos, entonces no se quemarían”.

Probablemente usted esté sonriendo por la ingenuidad del razonamiento del niño y opinar que
la generalización no está bien hecha. ¡Todo lo contrario!; en primer lugar, hasta aquí le ha

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Desde la preconcepción hasta la postmuerte, somos resultado de procesos químicos
JAIRO ARCINIEGAS VILLARREAL
Lic. Química

funcionado bien, sus predicciones se han cumplido, luego la generalización ha sido fructífera;
en segundo lugar, ella es coherente con todas las observaciones disponibles hasta ese
momento, porque una generalización es confiable dentro de los límites definidos por las
operaciones que condujeron a su formulación. Mientras nos atengamos a los objetos anotados
en la lista, agregando ahora: el bastón, el mango de la pala, y las estacas, es verdad que tienen
formas cilíndricas y además se queman, como comprobó el niño.

“Debido a sus exitosas predicciones, nuestro explorador se sintió más seguro. Al atardecer, dejó
deliberadamente la nueva lista en su campamento. Aplicando su generalización, que había
resistido a la experiencia, no encontró más ramas, pero acumuló un considerable cargamento
con trozos de cañería, dos frascos de vidrio y el eje roto de un auto. En cambio, desechó la caja
con diarios, el tablón y la puerta abandonada, puesto que no eran cilíndricos.”

“Al amanecer del nuevo día, despertó con frío, pues esta vez, sus predicciones basadas en la
combustibilidad de los cuerpos cilíndricos, esta vez resultaron falsas, luego su generalización se
vino al suelo. Ahora sus heladas y temblorosas reflexiones fueron:

No siempre los objetos cilíndricos se pueden quemar.


Aunque lo cilíndrico no es seguro, las ramas, los palos y demás objetos de mi lista se
quemaron.
Debo corregir mi lista anotando las excepciones”

“Luego, al revisar su lista corregida, se le ocurrió una nueva regularidad, que encajaba mejor
con las recientes observaciones y sus consecuencias: Quizás, los objetos para quemarse
deben ser de madera, se dijo”.

¿Cuán buena es esta nueva generalización a la luz del desencanto reciente? Se sigue
avanzando; el explorador ahora trajo la puerta y el tablón que había desechado el día anterior –
ya no trajo más piezas de automóviles, ni otros objetos metálicos – sin embargo, volvió a
desechar la caja que contenía los diarios.

No piense Ud. que esta fábula es sólo una simpática caricatura de la investigación científica.
¡Es exactamente el espíritu del pensamiento científico! Note las semejanzas:

Cuando se tiene un problema se busca información o realiza más observaciones.


Luego se organiza lo aprendido buscando regularidades.
A partir de estas generalizaciones deduce consecuencias que él pueda comprobar.
Cuando estas consecuencias no se cumplen, su generalización ya no sirve.
Se busca una nueva generalización que la usará mientras funcione.
Las regularidades que funcionan en forma consistente, finalmente se aceptan como Teorías.

Una teoría se mantiene mientras sea consistente con los hechos naturales conocidos,
sistematizan y clarifican el conocimiento, nos permiten resolver diversas situaciones prácticas
que se deducen del ámbito que ellas explican.

La historia de las ciencias nos relata el auge y caída de diferentes teorías científicas, sobre el
origen del universo, el origen de la vida, las causas de las enfermedades y las formas como se
produce el aprendizaje, por mencionar algunos temas. Así, podemos esperar que algún día
varias de las actuales concepciones científicas en educación parecerán tan restringidas como
“los objetos cilíndricos que se queman”.

Si Ud. se desencantó por el incierto progreso del niño, que desechó los diarios en su búsqueda,
si le parece que esta es una historia inconclusa... Eh ahí una nueva semejanza de la actividad
del niño con el quehacer de la ciencia.

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CATIONES: “ALGUNAS ESTRATEGIAS PARA LA ENSEÑANZA DE LA QUÍMICA”

He aquí un ejemplo histórico para determinar la forma, como más o menos, se aplican los pasos
del método científico.

La Generación Espontánea y La Biogénesis


(Adaptado de wikipedia)

En el siglo XVII estaban enfrentadas dos ideas sobre el origen de la vida. Por un lado, la
corriente oficial defendía la generación espontánea y, en contraposición a ésta, un reducido
grupo de jóvenes científicos defendía la teoría de la biogénesis.

La generación espontánea antiguamente era una creencia popular profundamente arraigada. La


observación superficial indicaba que surgían gusanos del fango, moscas de la carne podrida,
etc. Así, la idea de que la vida se estaba originando continuamente en la tierra a partir de esos
restos de materia orgánica se estableció como dogma en la ciencia. Hoy en día la comunidad
científica considera esta idea una pseudociencia.

La autogénesis se sustentaba en procesos como la putrefacción. Es así que de un trozo de


carne podían generarse larvas de mosca. Precisamente, esta premisa era resultado de una
observación superficial, ya que - según los defensores de esta corriente - no era posible que,
sin que ningún organismo visible se acercara al trozo de carne aparecieran las larvas, a menos
que sobre ésta actuara un principio vital generador de vida.

Diversos experimentos realizados entre los siglos XVII y XVIII revelaron que los gusanos o las
moscas, por ejemplo, aparecían si había huevos de estos animales. Aun así se siguió pensando
que los microorganismos podían surgir de forma espontánea sobre los llamados caldos
nutritivos.

Francesco Redi, un médico italiano, realizó un experimento en 1668 en el que colocó cuatro
vasos y allí puso respectivamente un pedazo de serpiente, pescado, anguilas y un trozo de
carne de buey. Preparó luego otros cuatro vasos con los mismos materiales y los dejó abiertos,
mientras que los primeros permanecían cerrados herméticamente. Al poco tiempo algunas
moscas fueron atraídas por los alimentos dejados en los vasos abiertos y entraron a comer y a
poner huevos; transcurrido un lapso de tiempo, en esta serie de vasos, comenzaron a aparecer
algunas larvas. Esto no se verificó, en cambio, en los otros vasos bien cerrados, ni siquiera
después de varios meses. Por tal motivo, Redi llegó a la conclusión que las larvas (gusanos) se
originaban de las moscas y no por generación espontánea de la carne en descomposición.

Algunos objetaron a Redi diciendo que en los vasos cerrados había faltado circulación del aire
(el principio activo o vital) y eso había impedido la generación espontánea. Redi realizó un
segundo experimento: esta vez los vasos del experimento no fueron cerrados herméticamente,
sino sólo recubiertos con gasa. El aire (el principio activo), por lo tanto, podía circular.

El resultado fue igual al anterior, por cuanto la gasa, evidentemente, impedía el acceso de
insectos a los vasos y la consiguiente deposición de los huevos, y en consecuencia no se daba
el nacimiento de las larvas.

Con estas simples experiencias, Redi demostró que las larvas de la carne putrefacta se
desarrollaban de huevos de moscas y no por una transformación de la carne, como afirmaban
los partidarios de la abiogénesis.

Los resultados de Redi fortalecieron la biogénesis, teoría que admite el origen de un ser vivo
solamente a partir de otro ser vivo.

Un siglo más tarde, Spallanzani demostró que no existe la generación espontánea de la vida,
abriendo camino a Pasteur. En 1769, tras rechazar la teoría de la generación espontánea,
Spallanzani diseñó experimentos para refutar los realizados por el sacerdote católico inglés
John Turberville Needham, que había calentado y seguidamente sellado caldo de carne en
diversos recipientes; dado que se habían encontrado microorganismos en el caldo tras abrir los
recipientes, Needham creía que esto demostraba que la vida surge de la materia no viviente. No
obstante, prolongando el periodo de calentamiento y sellando con más cuidado los recipientes,

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Desde la preconcepción hasta la postmuerte, somos resultado de procesos químicos
JAIRO ARCINIEGAS VILLARREAL
Lic. Química

Spallanzani pudo demostrar que dichos caldos no generaban microorganismos mientras los
recipientes estuvieran sellados y esterilizados.

En la segunda mitad del siglo XIX, Luís Pasteur realizó una serie de experimentos que probaron
definitivamente que también los microbios se originaban a partir de otros microorganismos.

Pasteur estudió de forma independiente el mismo fenómeno que Redi. Utilizó dos matraces de
cuello de cisne. Estos matraces tienen los cuellos muy alargados que se van haciendo cada vez
más finos, terminando en una apertura pequeña, y tienen forma de s. En cada uno de ellos
metió cantidades iguales de caldo de carne (o caldo nutritivo) y los hizo hervir para poder
eliminar los posibles microorganismos presentes en el caldo. La forma de s era para que el aire
pudiera entrar y sin embargo que los microorganismos se quedasen en la parte más baja del
tubo.

Pasado un tiempo observó que ninguno de los caldos presentaba seña alguna de la presencia
de algún microorganismo y cortó el tubo de uno solo de los matraces. El matraz abierto tardó
poco en descomponerse, mientras que el cerrado permaneció en su estado inicial. Pasteur
demostró así que los microorganismos tampoco provenían de la generación espontánea.

Gracias a Pasteur, la idea de la generación espontánea fue desterrada del pensamiento


científico y a partir de entonces se aceptó de forma general el principio que decía que todo ser
vivo procede de otro ser vivo.

ACTIVIDADES

Identifique en el transcurso de las investigaciones citadas en la lectura La Generación


Espontánea y La Biogénesis, en qué apartes se aplicó cada una de las etapas del método
científico.

Construya una historieta en la que se pueda diferenciar claramente los pasos del método
científico. Señale por separado en qué momento de la historia se aplica cada paso o etapa del
método científico

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