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Exigir eficiencia y calidad

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Eficiencia y calidad : dos palabras que quizás no forman parte de nuestro


vocabulario común, pero con cuyo contenido nos topamos a diario, aún cuando es
por lo general, justamente su ausencia que lamentamos. Pero aquí no se trata de
seguir la ‘tradición’ de quejarse de la ineficiencia y falta de calidad de los otros,
sea en el sector privado o en el público, sinó de darse cuenta qué siginifican estas
dos cualidades en mi propio empeno y cuál es su impacto dentro de mí.

Pero de qué se trata en breve ?

Eficiencia se refiere al uso de los recursoso involucrados en la realización de una


meta, o más específicamente a la relación entre los recursos aplicados y el
resultado obtenido. Cuando decimos por ejemplo : ‘él es una persona muy
eficiente’, queremos manifestar que hace su trabajo muy rápido, sin demoras, es
decir hace un buen uso del recurso tiempo con relación al resultado vendido. Este
concepto de eficiencia se aplica a a cualquier otro recurso, siempre vinculado, por
supuesto, a un resultado definido.

La búsqueda de calidad es un criterio que se ve relacionado por lo general, a la


situación y el estado final de un resultado, por ejemplo, la terminación de un
producto o un servicio, como el lustrado de un mueble, la hechura de un pantalón
o el aspecto estético de un corte de pelo. Pero esta es solo la visión que tenemos
como consumidor, ya que nos interesa específicamente lo que nos entregan. Para
el que realiza un trabajo, no importa de qué índole, el concepto de calidad debe
estar presente a lo largo del proceso de elaboración porque es la suma de los
pasos que determinarán la calidad final.

Supongamos que quiero dar para la primavera una nueva ‘lavada de cara’ a
mi living. La calidad de mi trabajo de pintor de brocha gorda estará en
juego desde los primeros pasos. Porque si no pongo papel de diario para
proteger la alfombra, no tengo bien limpio el rodillo, no revuelvo bien la
pintura y al aplico como me da la gana, sin un sistema y sin usar un pincel
más fino para lugares que exigen más precisión, y si… entonces, mi trabajo
final tendrá otras características que cuando me dedico con la misma
seriedad a todas las etapas y detalles.

Ya se dieron cuenta que los dos conceptos, tanto la eficiencia como la búsqueda
de calidad, que parecen a primera vista tan estrictamente relacionados al
desempeno empresarial, nos acompanan en realidad en todos los momentos de
nuestro día.

Técnicamente hablando, el nivel de eficiencia y calidad puede ser aumentado al


organizar y planificar mejor mis actividades, aprovechando algunos instrumentos
relativamente simples prestados de los administradores de empresas, sin
embargo, no vamos a aplicar nada de ésto si no tenemos más claro los beneficios
resultantes.

Aparte de un mejor aprovechamiento de los recursos (y por lo tanto, de una


disminución en los costos), una duración prolongada de lo elaborado (mayor ciclo
de vida) y la creación de una buena reputación en el caso de una empresa, los
dos criterios conllevan sobre todo, un aporte a nivel personal, específicamente
hablando en el área de la autorrealización. Quién no experimentó la sensación
elevadora después de haber hecho ‘un buen trabajo’, algo con lo cual quedamos
enteramente satisfechos. Nos sentimos llenos de energía y de orgullo para seguir.
Pero también hemos vivenciado situaciones a la inversa. Ello tiene que ver con
que cada acción que hago tiene un impacto sobre mi autoestima y autoconfianza,
es decir, la puede subir o bajar. Por lo tanto, cada cosa que hago, en mi empresa
o fuera de mi empresa, debe verse como una oportunidad (que quizás no vuelve)
para cumplir algo con satisfacción.

Cuando hago entonces un trabajo mediocre o malo, me estoy danando


principalmente a mí mismo y recién en segundo lugar a un tercero (quizás un
cliente) que espera recibir el fruto de mi esfuerzo. Cabe recordar la relevancia
que tiene la autoconfianza en todas las actividades de la vida, tema del cual ya se
habló en el texto acerca de esta característica.

Qué significa esto para mis actitudes ? Significa que es imprescindible darle un
valor al trabajo en sí, es decir, desarrollar una así llamada ética profesional o
laboral la cual busco realizar por mi propio bien aún cuando hago eventualmente
trabajos que no me gustan. Yo debería entonces, definir previamente a la
ejecución, qué sería cumplir bien con una tarea para después aplicar este
standard como ‘juez’ a mis acciones y resultados. Esta es la única forma para
poder créer en mí mismo y en las cosas que emprendo y ello es también ‘el
secreto’ para iniciar y mantener un proceso que busca la superación y el
crecimiento detrás del cual se encuentra el éxito.

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