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Tu rostro

Ofreces tu rostro al sol y a la luna,


y es tu rostro como un espejo
hallado en el fondo de un lago azul.
Tu rostro
es lo ms bello entre lo bello,
como un invertido ptalo de bano.
Los astros ms radiantes
resplandecen en tu rostro,
y tu rostro mismo es un astro que cintila
infinitamente el horizonte.
Tu rostro es como un copo de nieve pura
en la cima de un mstil cristalino
y el brillo apacible de tus ojos
y la calidez jovial de tu sonrisa
y lo dulce inevitable de tus palabras
Tu rostro
es lo ms bello entre lo bello.

Tmame oh amor en tus vertientes


Tmame oh amor en tus vertientes,
en tus jardines suspendidos en el agua,
en el cielo pequeito de tu alma.
Clvame las uas y los dientes
hasta que la sangre sea fuego
y estallen chispas en el aire.
Djame oh amor perderme en tus besos,
en tus ojos infinitos y tu cuerpo,
como en un pas de espejos y de sueos.

De nadie ser
De nadie ser sino de ti, amado,
hasta que mis huesos sean polvo.
A ti heredar mis besos como nica riqueza.
Tu amor vivir en mi amor
como una raz dentro de la tierra.
Slo tu nombre ir cantando por el mundo;
y dibujar tus ojos en cada estrella.
Tu ser desnudo llevar en el corazn ardiendo,
como una bandera levantada en el aire;
_y te amar, amado, slo a ti te amar hasta gastarme
la ltima gota de sangre que me reste en las venas.

Los ros de tu cuerpo


Los ros de tu cuerpo son dulces
como una flauta alegre de cuyo lgubre sonido
se alzan voces de protesta.
Una orquesta de cisnes y gorriones
estalla en la ebriedad de tu cuerpo
como en un bosque de profunda alegra
e incontables parajes de angustia.

Dormido
Dormido qu indefenso eres,
qu tranquilidad existe en tus cabellos,
qu dulzura se levanta de tu rostro y tus mejillas:
besos y relmpagos anidan en tu cabeza.
Eres un delgado ro de aguas y espumas
con peces moros en su fondo;
eres un ro que de noche canta
con la voz de un pjaro nocturno.
Dormido tienes la forma exacta de los ngeles.
Una lnea de fuego circunda tu espalda;
y en las claras fuentes de la noche huracanada
se encienden tus parpados dormidos
Dormido eres blanco como la nieve,
como la nieve que cruje en la copa verde de los nardos;
eres alto como los nardos altos,
como los nardos que florecen en el sueo.

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