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14/5/2010

LAXA DESCRIPCIÓN DE LOS PERSONAJES Y CUESTIONES


ENSAYO UNIVERSALES DE LA REVOLUCIÓN MEXICANA Y LOS
DESAFÍOS DEL MÉXICO DEL SIGLO XXI
Descripción de los héroes de la Revolución Mexicana y
los Desafíos de México en el siglo XXI

El Revolucionario
Introducción

“La Revolución es una súbita inmersión de México en su


propio ser. De su fondo y entraña extrae, casi a ciegas, los
fundamentos del nuevo Estado. Vuelta a la tradición,
reanudación de los lazos con el pasado, rotos por la
Reforma y la Dictadura, la Revolución es una búsqueda de
nosotros mismos y un regreso a la madre.”
“La explosión revolucionaria es una portentosa fiesta en la
que el mexicano, borracho de sí mismo, conoce al fin, en
abrazo mortal, al otro mexicano.”

Sin lugar a dudas, uno de los más ricos episodios de nuestra historia, de la
historia de México, es la Revolución Mexicana, razón de innumerables textos
ideológicos, literarios, motivo de investigaciones y estudios concienzudos sobre la
lucha humana y de los eventos bélicos de un pueblo decidido, sin muestra de
miedo, a alcanzar mejores lugares y condiciones que hasta en su momento se les
había negado, una lucha, que como todas aquellas que se alzan en cualquier
parte del mundo, deja siempre un saldo, bien positivo o bien negativo, con la
distinción que fue una lucha intestina, fraternal y hermana. Es claro que la
revolución mexicana fue uno de los eventos histórico que traspaso fronteras y fue
ejemplo de un pensamiento reformador en diversas partes del globo terráqueo,
más en la América Latina, con lo que paso a formar parte de la historia mundial.

Las banderas, en estas luchas, se encontraban puestas muy en alto,


llevaban consigo ideales que no podían ser olvidados por el solo hecho de la
fuerza, de la represión y del desconocimiento por parte de los poderosos o
gobernantes. De ser así, enaltecidos estaban aquellos que podían personificar o
llevar por un momento, estas concepciones de reparación social, estos principios
universales de la dignidad humana, como es la libertad, la seguridad jurídica y la
justicia, la educación, un trabajo digno, la búsqueda de mejores condiciones de
vida, y la homogenización del ingreso y la propiedad de la tierra; desde luego, fue
un momento de efervescencia política y económica ligada a un descontento social
y convergencia de puntos de vista contradictorios, los desatinos y las acciones
violentamente implantadas, que tarde o temprano medraron una nación con
recursos económicos austeros, es decir, se tradujo directamente en una situación
insoportable, en diversas áreas del acontecer nacional del aquel entonces, no
muy distintas de las que, hoy por hoy, se encuentran en los distintos ámbitos de
importancia de la republica. El rumbo de la nación estaba amenazada por una
mentalidad estoica, desafiante, determinada por el poder aristócrata y capitalista,
propiciado por un gobierno aburrido de la miseria e indiferente con la situación real
de un país que siempre se encontraba en guerra, ya de por si la ultima que había
sufrido ya era suficiente. Era claro que la situación no podría continuar de esta
manera, entonces, surgieron sujetos realmente determinados a dar un paso

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decidido a detener tal infamia, fueron hombres y mujeres quienes tomaron en sus
manos las riendas de su destino. Destino que estaba hecho de una pasado
avasallador, del desconocimiento de la diversidad indígena y culturalmente
apreciable, y de un hurto de la riqueza nacional legitimado y respaldado por un
gobierno malinchista.

Hombres y mujeres, sumergidos y consientes de su realidad, sabían de


antemano que una lucha no traería un cambio repentino e inmediato a sus
actuales circunstancias, pero si sabían que un cambio drástico, como lo suele ser
una revolución, rendiría frutos para sus hijos, mismos que se encargarían de
seguir sus ideales, sus banderas, y establecerían ejes rectores a una nueva
sociedad fundada en los principios universales de la dignidad humana. Para llevar
tal obra tuvieron que sumergirse en el ritual personal de definir su visión y misión,
vencer los miedos y resaltar sus mayores valores. Así, renovados, dieron pauta al
nacimiento de leyendas, de acciones heroicas, que no pudieron haberlo
conseguido si no estuvieran suficientemente convencidos de su causa.
Paradójicamente, en el proceso, también hubo quienes nacieron para hacerle
frente a estos héroes y de estos sus causas: los Villanos gustosos del poder.

CONTENDER EN LA CAUSA se volvió una moda nacional, iniciada en el


norte del país, y no siguiendo la brújula, se extendió hacia el sur, tomando fuerza
moderadamente en proporción a una población ferviente de cambio con una
conciencia determinada a llevar y plasmar todas las demandas de una sociedad
desfavorecida que creyeron en esta lucha la mejor forma y única en que podían
elevarlas a prioridad nacional. Obvio, este proceso de ajuste social y económico
no era bien visto por los jefes y caciques de las políticas estatales, como Porfirio
Díaz, quien consideraba que no era necesario, calificándolas como levantamientos
y revueltas dispersas con metas no unificadas, para él, en sus últimos años de
gobierno dictatorial, la bonanza que aspiraba una clase apoderada sobre una
estabilidad aparente que rendía frutos era suficiente. En contraste de lo que fue,
en sus primeros años en el máximo cargo, con una vitalidad vivida, cubierta
enteramente por un pensamiento libertador y reformador, de ideales que se
resistían a perdurar durante décadas, heredados por los máximos pensadores y
líderes de las causas post independecistas, como lo fueron la revolución de
Ayutla, la Guerra de Reforma y la Batalla de Puebla, ésta última, en donde obtuvo
finalmente un reconocimiento admirable. Por lo que de esta manera, el vencedor
de la batalla de puebla se transformo en un místico de la autoridad como lo
caracterizo Krause, un ferviente servidor del positivismo. Este soldado experto en
escaramuzas, de carácter rebelde ante sus superiores, con instintos para manejar
a los hombres, pasiones y ambiciones, siempre disfrazado en su papel, siempre
guardando y cuidando las formas, sin sonrisas, tanto que en su rostro humano,
nadie puede descubrir cuando está contento y cuando está disgustado, es
perfectamente enigmático, era evidente –que al describirlo Federico Gamboa-
estaba en lo cierto, es como la esfinge hasta por su color,… su origen. Este
personaje, ya convertido en arquetipo, de un pasado indio, de un presente blanco,
gustoso de ser camaleónico, siempre disfrazándose de la ropa y de la máscara
que más le fuere afín, ejemplo de ello, fue el mismísimo cargo del que gozaba,

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posición de poder que le sirvió para personificar a la autoridad. Su dote militar le
otorgo la estrategia que adoptaría toda su vida, la de dividir para vencer. Para sus
contemporáneos, el único error y descuido fue envejecer. Al parecer la
singularidad de habilidades de este personaje no fue suficiente para hacer frente a
los cambios venideros que estaban por azotar terriblemente a los sectores de la
población rural económicamente desfavorecida, una crisis a nivel internacional,
comandada por los países europeos y los Estados Unidos, -que ya desde
entonces afectaban a nuestro país- adicionada a una sequia suficientemente
prolongada y la cual tiranizo el campo y de este, principalmente las plantaciones
del maíz, como producto de mayor consumo nacional, situación que mermo los
ingresos del gobierno, favoreciendo la ya de por si sofocante situación. Porfirio
Díaz, disfrazo en su autoridad una ambivalencia, una dualidad caótica, visible al
comienzo y término del poder, atributos relacionados también con su realidad, con
la cultura mexicana. El final de la obra de Díaz, fue sin duda su inflexibilidad e
inadaptabilidad a las nuevas exigencias y su ceguera crónica, elementos que
aprovecharon sus adversarios con lujo de análisis, pues las descripciones
posteriores de su salida del poder son un conjunto de narraciones heroicas y
antagónicas, que arremeten y retroceden, en las luchas por demostrar quién
puede instalar su propuesta sin diferenciar si esta degenere más o sea de
inspiración transitoria. El patrón de la dualidad sigue cumpliéndose, como ya la
historia ha profetizado.

La singularidad de este individuo, su obra anterior, durante o posterior al


poder, consiguió el nacimiento de uno de los eventos mas importantes de la
identidad mexicana, ya que una vez fuera del poder y del país, Porfirio Díaz
dejaría de aplicar su visión y modelo autoritario gubernamental, -representación
con la cual se le asociaba-, quizá, el cuestionamiento que surge ahora es sobre la
persistencia de la revolución y su futuro, pues la solución a la problemática estaba
ya puesta en marcha y la revolución ya no tendría sentido alguno, empero esto no
era cierto, el suceso revolucionario apenas entraba en maduración, el conflicto
surge cuando quedando acéfalo el cuerpo del gobierno, la lucha por conseguir la
silla presidencial fue eminente. Los aspirantes incuestionablemente también
seguían el modelo de la imposición de posturas que a su propia experiencia eran
los mejores, los más fuertes, los más apropiados fuera mal o bueno o por un
simple concepto personal de orgullo, egoísmo, o de reconocimiento de sus
capacidades. Es así, que el siguiente en ocupar el puesto fue por su labor sufrida
y obsesivo cuestionamiento del poder, -más bien a la figura presidencial de
Porfirio Díaz y sus seguidores- fue el buen Madero, pues aparece como un joven
de convicción democrática y liberal, empeñoso de espíritu legalista, pacifista, de
una figura tal como un inocente incapaz de cometer atrocidades desmesuradas,
hombre cegado por su idealismo, bueno, al parecer ingenuo por no conocer los
vorágines que originan las pasiones e impulsividades humanas o conociéndolas
les olvido, desencadenando en una confianza a la vez retadora y a la vez
carismática, convencido de la verdad de su causa. Su personaje de carácter
redentor refortalecera el sentido de quienes aun luchan porque sus causas se
reconozcan y en su personaje se ve la luz de ello, su salida y el fin mismo. Este
noble andar, le concedió construir su propia lucha distinguible entre tantas,

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llamada por los historiadores como la revolución maderista, recogiendo el
pensamiento plasmado en el plan de San Luis, no obstante con su carácter
pacífico y diplomático, tuvo diferencias aun con líderes revolucionarios, incluso con
Emiliano Zapata y Pascual Orozco. Ha de precisarse, que Emiliano Zapata, un
personaje humilde, un desconfiado que se apega a la tierra, de extrema pureza,
buena fe y honradez, un charro independiente, enamoradizo, místico y taciturno,
renuente a la traición y al poder, quizá porque conoce hasta dónde puede llegar
esa enfermedad llamada “poder”, degeneradora de mentes, como le ha sucedido a
Porfirio Díaz, su casa, en la capital moral de la revolución, Tlaltizapan, en donde
ejerce su autoridad, siguió una postura paralela, muy propia, con elementos
tomados y surgidos del trabajo del campesino, de la valoración de la tierra, como
única forma indiscutible de avanzar a un progreso sostenible y duradero. Para él,
Madero es un terrateniente y apoderado, con un pobre conocimiento del sentir de
la gente y de sus necesidades, su genuino arte se encontraba en su idealismo, por
ello para Madero, su estancia en el poder fue fugaz, determinada a resolver las
inconformidades surgidas por los simpatizantes del Porfiriato que se resistían al
cambio y los nuevos líderes. Existe cierto paralelismo a una tragedia griega, ya
que al final de su vida –encontrada en el poder en la tensión de la Decena
Trágica- únicamente consiguió convertirse en mártir, su obra fue truncada. Sus
ideales impunemente quedaron suspendidos, -un destino no muy glorificado como
lo es el de los héroes-. Le sigue, Victoriano Huerta, el militar traidor y perverso,
ebrio consuetudinario, malvado y siniestro. Astucia es el adjetivo que lo define y lo
califica, es por así decirlo, la contrapartida y némesis, del buen Madero. Gustoso
de entablar una relación beligerante opositora con ayuda del sobrino de Porfirio:
Feliz Díaz y Bernardo Reyes, antiguo militar de la vieja dictadura, sustituyo a
Madero, gracias a su golpe de estado. Huerta conoció también el desprecio y el
destino que otorgaba la vivencia cíclica revolucionaria. Reconocido como
usurpador de la causa, así visto por Venustiano Carranza y Francisco Villa, este
último, aparece como un ser primitivo, insubordinado y anárquico e igualmente
desconfiado, pero bastante astuto e intuitivo, para José Vasconcelos fue un león,
por la naturaleza violenta, ruda e impulsiva. Al parecer, un dolor de cabeza.
Ambos, Venustiano Carranza y Francisco Villa, constituyeron un frente opositor a
las causa huertistas, cada cual a su modo. Huerta, increíblemente también gozo
en el poder lo que el exánime Madero, pero a distinción de este, vivió la toma de
los Estadounidenses del puerto de Veracruz, situación que crespo sus ánimos y le
origino un descontento que le incentivo dejar el poder, renunciando y huyendo,
como solo sabe hacerlo un villano. Dio inicio con ello a la segunda revolución: la
revolución Constitucionalista. Sucedió del mismo modo, lo único que cambia es el
personaje y la forma de su propia lucha, la traducción y dirección de esta, en
contraposición con las existentes; se aprecia, cambios graduales que transforman
el objetivo de la lucha. Francisco Villa fue alguna vez la contraparte de Venustiano
Carranza, luchando y siendo los opositores del gobierno de Victoriano Huerta,
Ahora él, -Venustiano Carranza- , frente a su propio ejército, librando viejas
rencillas con Villa, asume el poder en el año de 1917, caracterizado por su
avejentada apariencia, por su prudencia desesperante, una solemnidad otorgada
por su condición, conocedor y estudioso de la historia nacional, con inflexible
carácter y paciente formulismo, formulismo que determino en gran parte llevar al

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punto más alto las demandas sociales y económicas, sustentándolas con un
documento de valor fundacional y constituyente, aunado a que también era un
defensor de la dignidad y soberanía nacional, sin embargo, como todo buen
defensor, también es astuto, enérgico y celoso de su autoridad, su apariencia
denota lentitud, con certeza esto se transfirió a su voz, que no dejo de ser
pausada, la gran sabiduría lo caracterizo pero siempre cuidando las formas, se
transformo entonces, en un ser articulado, su obstinación -casi estoica- lo obligo a
elaborar tretas inteligentes para situaciones que exigían flexibilidad. Para Madero,
él era un receloso, vengativo y lento. No es así con Álvaro Obregón, quien siendo
un caudillo popular, habilidoso y gran estratega, quien aprovechando los dones así
concedidos, tales como el ingenio, la simpatía, una gran memoria y el talento, no
duda en usarlos para sus fines. Bueno para todo, trabajador desde muy joven, su
sensibilidad por las causas revolucionarias es sacrificada por una practis virtuosa,
y esto lo definió más que nada, directo en el ataque, con un indiscutible sentido del
humor, pero también de la venganza, se convierte por esto mismo en el más
radical de los personajes, en el centro mismo de la atención pública.

Hasta este momento estos personajes que por sí solos encaran valores, con
personalidades estilizadas o a veces muy generales, muy al carácter descriptivo
mexicano, no muy lejanos a los que se asocian con las deidades griegas, si es el
caso de que surja una comparación, los primeros no roban nada a los hechos y
habilidades de los últimos. Por si y cada cual cumple un papel importante en la
obra denominada revolución mexicana y tan semejante a una obra teatral
helénica, también tienen un destino y relevancia en el melodrama histórico, cada
uno en tiempo y forma, cada uno con sus actos bien definidos, algunos con
tragedias, otros con habilidades virtuosas y en apariencia, los menos favorecidos,
villanos y antihéroes, denotan cualidades humanas detestables pero admirables
por la definición y el carácter con que llevan su tarea. En general, cada
participante de la obra revolucionario tiene una contraparte, en la estructura de la
historia revolucionaria, por ejemplo, Porfirio Díaz aparece como un símbolo de
autoritarismo, malo y despótico, con un listado de cuestiones negativas. Pero
también fue un héroe, un guerrero en la batalla de puebla, referencia histórica que
Madero pasó por alto, éste siempre lo cuestionaba. A la posteridad por aras de
eventos conocidos y lóbregos, este último se eleva como una víctima inocente, en
el que su obra quedo trunca y pausada. Villa representa el antihéroe y Zapata el
personaje puro, con los pies en la tierra. Huerta es el malévolo, el villano de la
historia. Carranza y Obregón, son personajes realistas, con defectos y virtudes,
logran obtener y restaurar el orden perdido. La dualidad de estos héroes ya
míticos o no, su carácter simétrico e inverso, la propensión a la transgresión de
uno y el apego de la realidad del otro, dan en consecuencia a lo mucho a un
arquetipo cultural universal que conforman una y exclusivamente la realidad
histórica del México revolucionario. Expresa seguramente, las tendencias
contradictorias de la Historia de México, entre la herencia india y la mestiza, entre
los derechos del individuo y los colectivos, entre la libertad y el progreso, pero
también figura la contradicción inherente del ser humano entre materia y espíritu,
entre práctica y teoría entre ideal y realidad. Los héroes culturales, delegaron al
morir su don a la revolución y cada uno de los héroes se vincula con una

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institución, que después de morir y no ver cerca un poco de aquello por lo que
lucharon, elevaron también a la conciencia social sus meritos y hechos, he aquí la
transformación al mito y del mito en héroes, de héroes a instituciones y de
instituciones a modelos morales de aceptación. Modelos de aceptación que
lograron lo que muchos en años no alcanzaron, crear una población unida, una
colectividad con un conciencia sustentada ya no en las viejas raíces europeas, o
coloniales, ya son producto de una nación naciente, con propios héroes, una
historia que es “nuestra historia”.

Un papel importante, también ocupo la mujer. Los textos históricos también


hablan de ellas, describen sus hazañas, quizá no a la par de los “Héroes y
Villanos” de la revolución, ha de entenderse, pero no justificarse, que las
circunstancias aun más cerradas de las que se goza hoy sobre equidad e igualdad
de género lo provoco, el desempeño y función de la mujer en aquella época fue
distinta, mas semejanza guardo su naturaleza a un vasallo, semi esclavitud,
servidumbre o cualquier termino que refiera que ésta solo cumplía funciones de su
señor. A la par, la religión matizo dicho estatus, resultado de un arduo proceso que
de antaño se gesto, primero en la Europa y posteriormente, en la América
conquistada, los postulados eclesiásticos y religiosos se impusieron, a los hijos de
la nueva tierra descubierta, y estos como padres de la raza naciente mestiza,
también tuvieron obligación de ofrecer, como único camino. Estas concepciones
naturalmente llegaron a los días pre y post revolucionarios, siguiendo este
proceso, no con la misma intensidad, más bien con una solemnidad renovada e
incuestionable, la mujer no tomo directamente los modelos ofrecidos por la religión
únicamente, también los adopto de la praxis de sus padres. Igualmente, el hijo
varón, con toda la calma, de saberse un género favorecido, se fortaleció y
consecuentemente hizo conciencia de su autoridad en cualquier exteriorización de
su carácter, esto es una posible explicación del nacimiento del macho mexicano y
la mujer que sirve y sufre. -Aunque es obvio que existen otras causas- como lo ha
explicado magistralmente Octavio Paz. La aceptación de éstos modelos
arquetípicos de comportamiento humano se vieron conjugados en la revolución
más que en otro proceso histórico, aquí el macho es el héroe, la mujer la sombra,
la cuidadora y la encargada de la familia, del bienestar aun cuando el hombre no
contribuya en dicha causa. La mujer también necesito de esa gloria heroica, ella
se sabía inteligente y capaz, y no dudo en adoptar cualidades de éstos y
perfeccionar los propios, transformo su identidad femenina en una identidad
portentosa, decidida, llena también de autoridad. El revolucionario vio en ellas un
instrumento estratégico, que definía la victoria o la derrota en eventos bélicos. Las
habilidades eran varias, desde las ya conocidas surgidas del hogar, hasta
conocimientos especializados de enfermería, espionaje, el manejo de diversas
armas y hasta lideres de batallones. Ellas concibieron la revolución como un mero
instrumento del descubrimiento de su valor, y vieron en él un motivo para exaltar
su fuerza, mostraron por tanto la primera lucha sobre equidad e igualdad de
género no reconocida oficialmente. Un indicio nada despreciable, a sabiendas que
ya había ocurrido una lucha independecista en la que también habían participado
mujeres, su papel fue solo un icono, una muestra, un ejemplo, la única diferencia
radica en que en la lucha revolucionaria, fue mucho más amplia y rica, hubo una

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conciencia de su ayuda por parte de ellas mismas y de sus contrapartes varones,
como causa principal y decisiva en los casi todos los planos de contienda, la mujer
revolucionaria tenía una presencia substancial a la par de sus congéneres
masculinos en los asunto de importancia nacional. Es curioso, que en las nuevas
generaciones actuales, la importancia de la inclusión de la mujer en la vida del
país, se ha acentuado mas, pero no como una lucha, sino mas bien como un
reconocimiento a su labor, que no ha de pasar desapercibida, hoy en día la mujer
es el punto medular de la economía, y va tomando fuerza en áreas como la
política, y en la ocupación de puestos de la administración publica. Lo cierto es,
que la mujer contemporánea, con toda la libertad y alcance que hoy puede gozar,
ha generado corrientes de búsqueda y redescubrimiento de las figuras femeninas
del pasado y del presente, que siendo amenazadas por el silencioso olvido,
pretenden ser reconocidas y recordadas como lo que fueron parte de nuestra
propia identidad nacional, quizá un esfuerzo de ello es el Diccionario Histórico y
Biográfico de la Revolución Mexicana, en donde se recopilan los acontecimientos
y luchas que se desarrollaron durante la gesta revolucionaria llevada a cabo en
1910, en el aparecen cerca de dos mil biografías de mujeres revolucionarias
también protagonistas. La vida y actuación de estas dos mil mujeres y quizá más,
que no lograron tener un reconocimiento por no tener un registro que haya llegado
a nuestros días, y las cuales se desarrollaron en los ámbitos mas variados, que en
su totalidad, comprendida entre los últimos años del siglo XIX y las dos primera
décadas del siglo XX, y aun después, por quienes siguieron luchando ya en
distintos terrenos ideológicos, educativo político y cultural. La lucha por la igualdad
y por equidad de género, que hoy está muy en boga, trata de revivir y conservar
ante todo no solo aquellos símbolos revolucionarios heroicos masculinos sino
también, las obras y luchas de féminas con carácter decidido y determinante que
florecieron en el ambiente de la revolución, consideradas en su momento igual o
mejores líderes revolucionarios, empero por su condición de mujer dejaron de
tener presencia importante en la historia, condenadas quizá solo a ser nombradas
escuetamente en algunos textos de menor importancia, con su nombre a veces
inventado, a veces mutilado por el olvido. Es importante mencionar que mexicanas
como Laureana Wrigth de Kleinhams, nacida en Taxco, Guerrero, fue una
visionaria de los acontecimientos sociales y sus diferencias, mismas que la
motivaron a hacer pública su protesta, al escribir acerca de la demanda del
sufragio para la mujer y la igualdad de oportunidades para ambos sexos en
Violetas de Anáhuac, primera revista fundada y dirigida por ella en 1884. Juana de
Belén Gutiérrez de Mendoza, quizá otra mexicana con valor, a través de la
revista Vesper, defendía a los mineros y combatía con su proclama la dictadura de
Porfirio Díaz; por su para Guadalupe Rojo Muda de Alvarado asumía la dirección
de Juan Panadero, periódico fundado en la ciudad de Guadalajara, Jalisco, por su
esposo en el año de 1899, y que más tarde se publicaría en la ciudad de México.
Emilia Enríquez de Rivera, El Hogar, y Julia Sánchez, con El Látigo Justiciero,
lanzaban violentas críticas a la oligarquía. Es así que no solo las mujeres que
contaban con educación – que en aquel tiempo era un lujo- buscaron mejores
condiciones de vida sino que también las obreras de diferentes ramas de la
producción comenzaron a organizarse para luchar para la defensa de condiciones
de trabajo aceptables. En ejemplo, cuando en 1907, los trabajadores de la fábrica

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de Rio Blanco, en Orizaba, Veracruz, se disponían a reanudar labores de una
jornada de huelga infructuosa, un grupo de mujeres decidió impedirlo, entre ellas
Isabel Díaz de Pensamiento, Anselma Sierra, Carmen Cruz, Margarita y
Guadalupe Martínez y Lucrecia O. Toriz, quien se enfrento, enarbolando una
bandera revolucionaria, a los empleados de la empresa que les dispararon,
sobreviviendo a la violencia. Ella fue la primera luchadora social sacrificada por
quienes no comprendieron la necesidad de un cambio en las condiciones de
injusticia social en la que vivían francamente prevalecientes. El número de
mujeres combatientes en el frente de batalla, no solo fue importante por el hecho
de que fueron ellas quienes empuñaron las armas, sino porque estuvieron al frente
de los batallones de los soldados y guerrilleros, en cuyas acciones bélicas
lograron denotar, hasta el exterminio, el ejército federal, primero con Porfirio Díaz
y después con Venustiano Carranza. Las imprescindibles soldaderas, mujeres que
al lado de los caudillos o de sus hombres realizaban en los campos de batalla
actividades indispensables para la sobrevivencia de los ejércitos y sus seguidores;
las mujeres precursoras del feminismo en México, las socialistas de Yucatán y las
sufragistas que lucharon por los derechos políticos: de votar y ser votadas en las
justas electorales son una importante contribución a la vida e historia de nuestra
identidad soberana.

Contemporáneos se volvieron los ideales y valores de la revolución, mujeres


y hombres por igual dejaron un legado para su posteridad, esa herencia debe ser
desarrollada y por lo que se infiere que también continuada, pues aun no es un
tema del pasado, que la obra aun no está terminada, que es tema de hoy porque
enseña y advierte, sin embargo, su lenguaje está cifrado, -quizá para que su
conocimiento no sea robado-. Producto de la era revolucionaria surgió el sufragio
efectivo, la reforma agraria, los bienes propiedad de la Nación, la Escuela Rural, el
Indigenismo, la valorización de la mujer, las Instituciones estatales con espíritu
social, la noción de Justicia Social y la Constitución, documento hecho del pueblo
para el pueblo, todos productos de esta lucha, y que servirían como modelos del
imaginario colectivo para condensarse, en movimientos posteriores, artísticos y
plásticos, sociales y estatales, nacionales y locales, tales como el movimiento
muralista, y la corriente generada por Vasconcelos, la nacionalización de los
recursos nacionales, entre otras. Se advierte que los hombres post revolucionarios
entendieron este lenguaje, quizá por la cercanía temporal, y convirtieron parte de
su fuerza en un producto tangible, de admiración y reconocimiento universal. Hoy
también se exige, descodificar ese lenguaje revolucionario y aceptar el mensaje de
la filosofía revolucionaria, no existe una decisión por la parte dirigente al respecto,
escasos los esfuerzos que se hacen, amparados por aquellas voces que dicen
que esto de la revolución es cosa del pasado, son cosa muerta e infructuosa, de
ser cierto, el México contemporáneo tendría otro destino, las pocas cosas de
identidad por las que nos enorgullecemos pasarían a ser parte de un sinsentido,
pero obvio, aquellos que personificando conscientemente sus posturas alardean
de mejores concepciones, están admitiendo implícitamente que este proceso les
ha influido, que se encuentran en esas contradicciones de las que tanto goza el
pasado mexicano, que han decidido ser actores o actrices, vistiendo lujosamente,
características de algunos héroes o villanos revolucionarios, que ya como hemos

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visto, gozaban también de ese dilema de su existencia. Recuerdo que en El
laberinto de la soledad, Octavio Paz, hace una descripción sintética sobre los
factores que favorecieron que la revolución diera un paso magno hacia el ejemplo
de nuestra postura. Para él, en la Revolución Mexicana se crearon condiciones
para construir gradualmente un país con libertad y paz social, en medio de un
mundo que vivió las guerras más destructivas de la historia, así también, la
Revolución se nutrió con la lucha de los hermanos Flores Magón por la justicia,
con la demanda de “Tierra y Libertad” de Emiliano Zapata, con el espíritu justiciero
de Francisco Villa y con la lucha por la soberanía nacional de Venustiano
Carranza, por lo que esa herencia nos impone “grandes obligaciones”, entre ellas
conservar las libertades por las cuales luchó Francisco I. Madero y defender a la
ciudadanía “de aquellos enemigos de la patria que precisamente desean cancelar
esas libertades a través de la violencia, la delincuencia, las adicciones o la
intimidación”. Es cierto, el estudio concienzudo de la obra revolucionaria, nos
remitirá siempre a un sin número de ideas que se condensan en los puntos arriba
mencionados y que indudablemente en “letra viva”, contenida en el documento
llamado constitución de 1917, con los ideales y valores de la Revolución, en ella,
la obra tomo sentido profundo y serio, tajante fue su cometido, muestra de la
determinación y el sentir justo de la gesta bélica y lo sucedido antes de ella. En
cierto modo, a todos se nos ha presentado la oportunidad de leer esta obra, la
primera impresión que produce es su connotada formalidad, su extenso sentido
del derecho y principios, y la diversidad de su contenido, y al final de cuenta, su
carácter constitutivo. A primera lectura parece un texto legislativo común pero con
su propia identidad, como cualquier otro, pero cuanto más nos adentramos en su
contenido, las figuras de pensamiento que de ella emanan son familiares,
conocidas, entonces nos atrapa en su conciencia y profundidad, trastoca nuestra
curiosidad y comenzamos a entablar relaciones de nuestro propio pasado, y nos
damos cuenta que es parte de todo lo que nos rodea, y al mismo tiempo de
nosotros mismos, es parte del estado y parte del pueblo, diverso es su texto como
diverso es nuestro territorio, es actualidad e Historia, pero quizá en esta última
parte es en donde la constitución encuentra todo su sentido de existencia. Cuando
uno trata de aprenderla y así lo hacemos, no nos damos cuenta que cada
principio, cada frase e incluso algunas palabras, tienen un eco y rico reflejo
histórico. Ese reflejo pertenece casi en su totalidad al sentir revolucionario, -si no
es que todo-. La constitución es un texto que ha puesto elegantemente el pasado
y el presente, en una sola obra. Su forma de actuar se resume en la convergencia
y divergencia de sus tópicos, que crean sinergia en todos los ámbitos de acción
nacional.

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Herencia revolucionaria respuesta a los desafíos de México en el Siglo XXI

Obrero o licenciado, empresario o campesino, hombre o mujer, joven o viejo,


el mexicano, un ser que por definición, analiza y critica. Figura sin duda alguna,
que aparece como un ser que reflexiona ante una realidad que le absorbe su poca
fuerza y riqueza, siempre entablando un dialogo consigo mismo, resolviendo las
exigencias que lo aquejan como una enfermedad crónica y mutilante. Su
constitución, una serie de cualidades y adaptaciones resultado de un devenir
evolutivo e histórico, su voluntad irreductible y solida, su sabiduría conseguida
necesariamente de la práctica, conocedor del resultado que provoca las malas
decisiones y lo infructífero de un mal dialogo. Es también un ser dotado de
sensibilidad y sueños, que esconde y muestra, cuando más en gana este gustoso
de hacerlo, porque sabe que es lo único que no puede ser absorbido por un neo
capitalismo emergente, que no resuelve, pero si acentúa. El orgulloso y humilde
mexicano en un catalizador se convierte, porque ralentiza o vuelve más rápido las
situaciones en las que se encuentra, universalmente, bien es sabido, que el
mexicano es ingenioso e insultantemente creativo. Siempre existe un método, un
camino, una explicación, una forma singular de hacer las cosas. El ritual, del que
hablamos, del hacer y no hacer o del dejar hacer oportunamente, tiene pocas
desventajas, una de ellas es que su alcance está limitado solo y únicamente a su
individualidad creadora, no puede ser aplicado por otros sujetos, no sirve para los
demás o para ser compartido, es hecho para sí. Consecuentemente, es como un
candado. Otra peculiaridad es una falta de un visión u objetivo o de un plan
completo, -bien hecho-, y es que no es porque no lo tenga, si no, porque no se
piensa en que su método o forma de hacer las cosas tienen una validez que
puede traspasar el momento para el cual fue elaborado y encontrar eco en algo
más grande. La explicación próxima se extrae del análisis de sus actos, actos que
por naturaleza se encuentran plagados por una práctica virtuosa. Pero como
mexicano ya lo sabe y trata de resolverlo, subsanándolo en el momento.

La serenidad y el reclamo violento lleno de descontrol, personificado en


impulsividades corporales y sonoras, solo pueden vivir en este ser, quizá esto se
compensa con su insensata alegría, un sinsentido tremendo, que en diversas
situaciones se transforma en una parodia de sí mismo, ello demuestra su madurez
emocional consciente y su muy puntual relatoría de la realidad –un ejercicio de si
mismo- , su naturalidad eleva fugazmente y para los suyos, una explicación de su
lógica muy ilógica de proceder, de hacer las cosas, que para entonces arranca un
caleidoscopio de sonrisas. Su arte, está lleno también, de independencia, de
incuestionabilidad, invitando a su público a su aceptabilidad, porque ve en esto
último, su grandeza y su posteridad. En la personalidad del mexicano se haya su
devenir cultural. Un lector de culturas no puede -a primera vista- entender este
fenómeno, esta realidad profunda y vasta, llena de simbolismos, de sentires, de
subculturas, de expresiones. Algo semejando ha llegado a concluir el excelso
escritor Octavio Paz, quien virtuoso de las letras y la lengua, hace de sus
descripciones en el laberinto de la soledad, una sesión de regresión hipnótica,
una tarea de extrapolación de sus experiencias y análisis de la cultura a
convertirse en un genuino psicólogo cultural de la individualidad del mexicano, en

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estas inmersiones expone, con lujo de detalles, el sofisticado e intrincado sistema
de relaciones psicoculturales que dieron origen al pensamiento moderno, entabla
una explicación histórica de los eventos del pasado de México y sus raíces.

El hermetismo con que el mexicano se maneja no lo hace un estoico pasivo


personaje que vive al paso de la corriente que se le dicte. Por el contrario, es
participe del suceso nacional, le preocupa las decisiones de la clase dirigente, de
los hombres que tienen en sus hombros decisiones difíciles. Atento se encuentra,
apelando su sentido diverso y multifacético, se convierte en un crítico de la más
noble casta conocedora, a él le sobreviene misteriosamente un conocimiento de la
causa. Entonces se convierte en un enjuiciante, cuestionándolo todo, porque él
todo lo sabe, es un personaje más, -si bien me he explicado en la primera parte de
este breve ensayo-, en un revolucionario del pensamiento, en un líder
revolucionario de la causa, inconscientemente toma el papel de un madero o de
un Villa, tal vez en un estilo aguerrido huertista, o formalista y defensor de la
soberanía nacional como Venustiano Carranza, o en su caso, humilde y terreo
como Emiliano Zapata. Una transformación se da, su imagen física es la misma,
empero viste de una misteriosa autoridad, invoca las causas pasadas con las
cuales fundamenta su reclamo y sus cuestionamientos. Es un mexicano decidido a
dar lucha y que sabe hacer las cosas, pero también, es peligroso y directo. Este es
un nuevo ser, que arremete como un huracán y filtra lo importante del discurso
embaucador y confuso, del descuidado y detestable ambiente político
reduciéndolo a nada, pues los hechos son importantes. Pone a prueba el aparente
sistema democrático invitándolo a ser verdadero y útil, implanta la semilla de la
razonabilidad de un sistema educativo mediocre que implora competitividad,
autonomía y calidad efectiva. Convierte al servidor público burócrata, en vasallos
de su propio sistema y los lleva a darse cuenta, por si solos, de sus faltas, penas y
actitudes cometidas amparados por las paredes de las instituciones. La ley
elaborada substancialmente por sus padres, -los líderes de la gesta
revolucionaria- se convierte en el pan de cada día, que comprende todo actuar,
toda situación, todo fundamento. El texto que lo constituye todo, la constitución, es
incuestionable, a saber, es la doctrina universal, la causa de seguridad, de la
civilidad, de nuestra nación, la reparte en forma de invitación, que no divaga,
porque todo en ella está claro y escrito, pero si reúne a un evento esperado por
todos a una nación prospera, fuerte, segura, tecnológicamente avanzada, parte
del juego internacional, que sobre todo, predica dignidad humana. Todas estas
expresiones revelan que el mexicano considera la vida como lucha, concepción
que no lo distingue del resto de los hombres modernos. Sin duda, con razón de
causa, la grandiosidad de una nación se mide por el impulso dado a la educación
e investigación, como punto medular de la apertura hacia nuevos horizontes y a
nuevas revoluciones que dan origen a nuevos universos, de ella –aseguro-
depende totalmente el devenir del país, luego entonces, invertir en la educación no
es una mera frase cotidiana, todo las acciones que hoy se implementen a
mejorarla será agradecido por las nuevas generaciones. Naciones como Japón,
Alemania, Rusia, recientemente el caso de China e India dan muestra de ello.
Japón, por ejemplo, contaba con un sistema semi feudalista de la propiedad,
caracterizado por modos barbaros de proceder, un sistema de defensa anticuado,

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y un aislamiento cultural paso a convertirse en una hyper economía, con un índice
per cápita alto, una población que lleva en sus mentes el manejo sustentable del
ambiente y una industria tecnológicamente avanzada en sectores de las
telecomunicaciones, incluso en ciertas áreas son superiores a los EUA, como la
robótica y la automatización. Ciertamente todo este florecimiento fue debido a que
en aquellos tiempos – siglos XVII y XVIII- en los que todos creían que eran
salvajes, se ocuparon en su educación, reconociendo que en su país no existía
una educación completa, mandaron a sus mejores hombres a otras regiones del
globo terreo, aprendieron de la industria naciente del hierro y el acero del pueblo
germano, la industria química de Francia, de la revolución industrial e industria
naviera de Inglaterra, y los adelantos científicos de los EUA, los llevaron a su
pueblo. Este esquema rindió frutos. El honorable y respetable Japón de hoy es
irreconocible. Casos similares ocurrieron en Alemania y Rusia, el primero
auspiciado por sus reservas de metal de hierro, fortaleció su industria y ofreció el
acero como moneda, símbolo de infraestructura y progreso. Entonces se exigía
conocimiento especializado. Áreas como la de extracción y minería, e industria
automovilística, del armamento y financiera florecieron. Rusia, en cambio contaba
con un extenso territorio, y desde luego vastos y diversos recursos, sabiamente,
faltaba explotar y administrar. El campo, fue su primera tarea, regiones enteras se
transformaron en extensos cultivos de la más variedad de vegetales y cereales
dirigidos a la exportación. En Siberia se obtuvo provecho de las abundantes
coníferas, las industrias madereras dieron mucho y enriquecieron al estado ruso,
siendo este quien manejaba la actividad económica. Este modelo fue estratégico,
porque cimento y fue la base de la industria química, nuclear, armamentística y
biotecnológica. Se incentivo el conocimiento en la escuela rusa, porque esta
determinaría el desarrollo y crecimiento continuo de sus industrias, para ellos, el
mandar a sus mejores hombres en búsqueda del conocimiento era un poco
dudoso, estos implementaron mejor llevar a los poseedores de los adelantos
científicos y tecnológicos del momento a la Rusia de oportunidades, y desde ese
fondo construir su propio conocimiento. El desmembramiento de esta nación,
sufrida en la reciente historia contemporánea, afecto gravemente sus modelos
esenciales de concebir el quehacer político-económico, y personifico el final de
una historia, la caída al estado que hizo frente al capitalismo. El esfuerzo posterior
de estabilizar su orden deprecio su avance, desvió su atención, por un momento a
reconstruir y ajustar, renovarse y encontrar su camino hacia un estado mejor que
la figura que fue, o el sofisma que aspiraba ser. El nuevo camino que ha tomado,
aunque corto, ya ve frutos, la Rusia de hoy, se considera dentro de los países
emergentes, parte del grupo BRIC. El problema del nuevo sistema quizá sea lo
capitales furtivos de la riqueza nacional y la inestabilidad de la paridad de la
moneda.

La idea de romper y abrir reaparece en las historias nacionales de éxito


aunque el periodo sea momentáneo o predeciblemente duradero, ejemplo de ello,
es el estado Chino y la nación India, ambas soberanías encuentran un símil dentro
de sus perfiles, impacientes de demostrar al mundo, a pesar de que ambas
poseen una tasa poblacional alta y verdaderamente preocupante, un adelanto y
crecimiento sostenible en todos los ámbitos reconocidos. La referencia hacia estos

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estados geográficamente poblados, como “llenos de grandes problemas” y
“socialmente inestables” aunados a gobiernos militares o dictatoriales que
controlan todas las esferas o parte de ellas o que son fervientes de su cultura, no
ocasiono que dejaran de lado el crecimiento y desarrollo, para ellos, el concepto
de malo-bueno –un dualismo por cierto- es relativo, aplicaron su propia filosofía y
se reinventaron así mismo, creyeron en ellos, en su valor como pueblo y su
realidad cambio. El paradigma inicial se rompe para adaptarse y abrirse a las
nuevas circunstancias. Cualquiera que haya, hablado e investigado de la India, e
incluso vivido o estado por unos momentos en ella, se habrá dado cuenta, que
como nuestro país, está lleno de incoherencias, de polaridades, de dualismos. Es
quizá el único país que se asemeja mucho a México, salvo ciertas reservas. La
India, es un país enorme y diverso, vasto en recursos, con una herencia lingüística
consistente y en proporción a sus incalculables tribus y pueblos. La miseria
acecha en todo momento, realidad que hace que todo Indio valore toda
oportunidad que pueda sacarlo de la situación. Su industria más admirada es la
tecnológica relacionada con el software. Ellos son buenos para los programas de
computadoras, para las computadoras y los microchips, es decir para la industria
de alta tecnología, también existe un naciente campo metalúrgico del hierro, y una
no muy bien conocida industria cinematográfica llamada Bolywood (es el
Hollywood Indio y por extensión el asiático). El área aeroespacial, junto con china
es incipiente, pero respetada, han puesto satélites en órbita, por ellos diseñados.
El desarrollo tecnológico ha acercado a esta nación al club nuclear, que ha
despertado la atención de los EUA, al planear y hacer uso de la energía del átomo
para fines pacíficos y bélicos, como lo demuestra la creación de ojivas nucleares
experimentales. La nación china es el mejor ejemplo de crecimiento y un no muy
desdeñable desarrollo. Indudablemente es el momento de los chinos. Los mismos
chinos predican que todo lo que hay o se hace en china es grande. Grande son,
hoy en día, las obras de infraestructura, los eventos organizados por ella, el
sentido de sus decisiones, la obra en el marco internacional, gobierna e impone no
solo en su país, impone en el comercio mundial, siendo considerada la
maquiladora o fabrica manufacturera del mundo, sus ciudades ya no son
únicamente consideradas destinos turísticos y culturales sino que también
destinos financieros. La apertura de China al mundo es cuestionable, es borrosa si
hablamos de historia. Es igualmente de rica que otras naciones de semejanza
territorial y cultural, como la India, la Rusia o los Estados Unidos. Causa
extrañeza el porqué ahora y solo en esta última década se ha empeñado a
sobresalir y causar un peso en las decisiones mundiales aun a pesar de haber
resistencia por los estados europeos y la reconocida unión americana. Para
México, la metodología china es un problema que incide en la competitividad y
capacidad de respuesta. Es importante entender cómo China ha pasado de un
fabricante barato para mercados extranjeros a un desarrollador de tecnología para
su mercado y el extranjero, pues mientras los chinos están efectivamente
moviéndose hacia arriba en la escala de valor, con empresas locales de
tecnología que se comienzan a convertir en gigantes globales, en México la
velocidad a la que nos movemos hacia arriba es dolorosamente lenta, casi un
impasse eterno. La verdad es dolorosa, se ha perdido tiempo: hace 25 años,
cuando México fabricaba ya computadoras, circuitos impresos y ensambles de

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tarjetas electrónicas, China ni siquiera aparecía en los planes estratégicos. Se
vertía una cantidad impresionante de conocimientos en nuestros ingenieros, con
una inversión enorme en entrenamiento que normalmente se hacía en el
extranjero. Unos 10 años después China comenzó a ser una alternativa viable
para la manufactura, luego Malasia, la India, ahora Vietnam. Hoy, China tiene una
industria electrónica local con presencia mundial en computadoras personales y
celulares, entre otros productos; muchos de ellos ya ni siquiera fabricados en
China sino en regiones de menor costo, como Vietnam. Lo mismo la India. ¿Y
México? Parece que dejamos ir varias décadas de oportunidad en la industria,
tiempo en que otros países nos han rebasado fácilmente y ahora no sólo fabrican
productos complejos, sino que los diseñan y los venden a nivel global, mientras
nosotros nos quedamos en la manufactura. Es necesario enfatizar que la
manufactura es importantísima como un motor de empleo y fuente de tecnología y
debemos conservarla y robustecerla. Sin embargo, ¿Es posible generar aún más
riqueza moviéndonos más eficientemente?-¿Es realmente posible? La respuesta
se convierte en una serie de divergencias motivadas por lo diferentes sectores. Lo
cierto es que existen en varios lugares de México empresas locales que están
creando un cambio de mentalidad, trabajando desde desarrollo de aplicaciones de
software hasta aeronaves autónomas, no tripuladas. A estos emprendedores les
ha resultado terriblemente difícil sobrevivir y aún más crecer. Para que México sea
capaz de sostener e impulsar esa generación de valor es necesaria una política de
estado de largo plazo, apoyada por un sector privado dispuesto a tomar
riesgos para apostarle a la innovación en el desarrollo de productos y servicios
basados en tecnología y al desarrollo del mercado interno, dispuestos a enfrentar
a la competencia global. Para articular esta política de largo plazo, una propuesta
que puede funcionar es la creación de instituciones público-privadas, cuya
definición de estrategia sea independiente del gobierno en turno, y que tengan
representatividad del sector privado. La participación de autoridades
gubernamentales es requerida en estas instituciones tanto para apoyar en el
fondeo como para asegurar que los objetivos de desarrollo económico del país
son tomados en cuenta y puedan articularse las políticas públicas necesarias. La
participación de la iniciativa privada se requiere para asegurar que los intereses de
largo plazo del sector se toman en cuenta y para dotar del know how interno de la
industria a la institución. Se requiere cooperación de ambos sectores, esto no
puede resolverse sólo a través de una Secretaría de Economía o apoyando
escuetamente a las PyMEs, actuando sin los empresarios o sólo a través de una
cámara empresarial actuando sin el gobierno. Una economía apoyada en vender
mano de obra barata y la explotación de un recurso del sector primario –petróleo-
o varios de ellos – frutas, verduras, o cereales, no hace fuerte a un país. No lo hizo
cuando teníamos una producción petrolífera estable y no lo hará fuerte ahora.
Pasemos, entonces de lo “Hecho en México” a lo “Creado en México”. Luego
entonces, la generación de riqueza no ocurre espontáneamente, es necesario
tener el ecosistema adecuado para que las empresas e individuos puedan
evolucionar y fortalecerse financieramente de esta forma. Para apreciar mejor el
fenómeno, es importante entender cómo países como China, Brasil, Rusia, India,
Chile, entre otros, han pasado de un fabricante barato para mercados extranjeros
a desarrolladores de tecnología para su mercado y el extranjero. Tenemos que

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adaptarnos a las nuevas exigencias actuales, porque en la medida en que lo
hagamos nuestro país cumplirá y resolverá una serie de reclamos
contemporáneos. Debemos de dejar concepciones repetitivas, pues en nuestro
país, todos quieren tener franquicias de cafeterías, estéticas, una escuela patito,
distribuir teléfonos celulares o tener un restaurante. Sin ideas originales y con una
calidad perceptiblemente media. Sin embargo, productividad y diversidad, que
auspicia crecimiento y el desarrollo, es mucho más que tecnología y capacitación,
o actitudes de los trabajadores. La incapacidad de crear una nueva cultura de
trabajo y de negocios, con la incorporación de prácticas que operan muy bien en
las mejores empresas del mundo, la innovación debe de ser indiscutible. Al
parecer que hoy en México el crecimiento, ya no digo desarrollo, es consecuencia
de la mera necesidad, es decir, se espera solo crecer, porque la economía lo que
debe de hacer, simplemente por ello, y no por el querer crecer. Avanzamos muy
lento, evolucionamos demasiado despacio al compararnos con los chinos y otros
asiáticos. Incluso si lo hacemos con países de Latinoamérica, Brasil y el buen
Chile que ha dado mucho de qué hablar, con su espíritu innovador y el valor que le
da a sus recursos, determinado por el uso eficiente y eficaz de su industria, por
cierto, la más competitiva de la región. Todo me acerca que se debe, a que no es
una economía dependiente del comportamiento de otra, no es un país periférico
por suerte, la palabra globalización toma un significado distinto para ellos, no
entabla un enlace en el que apuesta un todo. Unir es crecer, desarrollarse,
fortalecerse.

Retomando la idea de la educación. Las sociedades modernas tienen la


característica de que cuentan con múltiples agentes culturales que determinan el
avance educativo, si bien puede ocurrir que alguno de ellos tenga una presencia
más notable que los demás. No es cosa nueva señalar que en los países
anglosajones la presencia del Estado en la vida cultural es muy escasa, para otros
es medianamente estable o neutral, cuando hablamos de educación.
Normalmente ésta se da de manera indirecta a través de las reglamentaciones o
de diversos estímulos fiscales que buscan desarrollar ciertas áreas en detrimento
de otras. En el caso de los países de la Europa continental, por el contrario, ha
sido más frecuente que el Estado asumiera la conducción de la política
educacional y cultural con un objetivo de democratizar el disfrute de los bienes
generados de la ciencia y la tecnología. Es notable la gran variedad de agentes
culturales que intervienen en los procesos educativos de México, mismos que
degeneran situaciones de ineficacia, pero se acentúa mas debido al manejo de
este por un sindicato negado a mejorar con creses la situación actual y mediocre
del sistema educativo en México. La historia educativa nacional demuestra que las
buenas acciones en materia de infraestructura, es buena. La preocupación inicial,
Vasconcelista, por extender el conocimiento educativo a todas las partes
inhóspitas del país, tuvo sus frutos, hubo una respuesta módica, pero consistente.
La impartición escolar se comporto estable y semejante en los años venideros,
suficiente para la necesidades de un país fundamentalmente rural, con industrias
pujantes crecientes determinados por las necesidades de la segunda guerra
mundial, la necesidad de técnicos y personal capacitado fue importante, pero se
satisfacía la demanda. La industria del petróleo, fue otro boom, demandante de

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gente capacitada. En fin, la estabilidad propiciada por las necesidades
internacionales determino, en parte, décadas de auge. La moda del momento era
la lucha en el mejoramiento de las condiciones laborales, incluyendo el espacio
docente, por lo que determino el nacimiento de los primeros centros sindicales que
posteriormente, tomaron una fuerza impresionante, a tal grado que influyen en la
dinámica de toma de decisiones importantes del país, empero, resulta que
grandes centrales sindicales que jugaron un rol histórico en beneficios para las
clases obreras, hoy en día se han convertido en auténticos limitantes y e
instrumentos que entorpecen las relaciones laborales y hasta educativas, como
resultado de ello, una burocratización, corrupción, y un dinamismo del sector
laboral y escolar languideciente. La modernización del sector comenzó
primitivamente en la década de los 90´s, con el TLCAN, que aunque no contenía
acuerdos de contenido cultural o educativo, es claro que un proceso de integración
de esta naturaleza iba a imponer acuerdos en prácticamente todas las áreas de la
vida social del país. A partir de 1994, se comenzó a plantear la necesidad de
formalizar un acuerdo semejante al acuerdo comercial pero relativo a los campos
de la cultura, la educación, y la integración académica. Sin embargo han sido
universidades privadas las que han avanzado más en esa materia. La
preocupación fundamental se centraba en la calidad, estandarización y
homogenización educativa. La influencia de los medios tecnológicos en los
procesos comerciales venideros del TLCAN, produjo en el sector educativo un aire
de modernización. Los instrumentos educativos de enseñanza cambiaron con la
introducción de la computadora y posterior y fuertemente las redes que ofrecían
internet, primero en los estado norteños para pasar después por una extensión
hacia el sur. El futuro era prometedor, la idea de que los adelantos ayudarían a
tener un acceso a la información a todos los ciudadanos de la nación trajo
contento y augurios proféticos de avance. Era muy temprano para pronosticar los
problemas que degeneraba una tecnología de doble motivo, adaptable a toda área
y sensible. No se hizo caso en su momento, la penetración de la red en la
sociedad es lenta y aun sigue. Las poblaciones ajenas a este cambio radical de
educar, vio con descontento el surgir lentamente una nueva generación de
internautas y personas ampliamente informadas. La sociedad estudiantil joven
aprovecho sin cuestionar este cambio, era magnifico, todo porque facilitaba la
tarea de investigación y del acceso a la información de cualquier índole. Pero
como todo emblema innovador, se invento un nuevo demonio, la generación
copy-paste. El término anglo se españolizo y dio pie al verbo “copipastear”, como
se conoce en el ambiente. Vamos a “copipastear” o “Estoy o estamos
copipasteando”. Sin duda un detrimento, más que en un avance, produjo este
adelanto tecnológico. Los estudiantes de hoy están más preocupados por hacer
las cosas más fáciles, incluyendo el adquirir conocimiento y producirlo. Vemos
una generación pobremente crítica y conocedora, que ante su escasa prosapia, se
adapta con infortunio y desesperación, a un mercado educativo y laboral exigente
y competitivo. Entonces, el legado del sindicato ligado a un sector educativo con
un concepto que ya ha dejado de ser vigente, -este mecanismo que en algún
momento ayudo y fue efectivo en provecho nacional- tendrá que reinventarse,
desaparecer o en su caso dejar de tener vinculo con la actividad pública
educacional del hoy. Es una exigencia. Tanto es el problema, que este aspecto de

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las políticas gubernamentales –que ahora pasan, ya integradas y absorbidas por
una sociedad siempre cambiante, como parte de una realidad normal- y que
desde la infancia se fomenta a las nuevas generaciones, bajo un esquema de
baja autoestima entre los ciudadanos para que no hagan valer sus derechos y
sean presas fáciles de la manipulación económica, política y social. Este
mecanismo de baja autoestima - inculcada desde la familia y la escuela- y una
mala educación, obligan a la gente a adaptarse a la falta de trabajo, dinero y a la
inseguridad, en lugar de demandar a las autoridades y políticos mejores
condiciones de vida. En este contexto, se subraya que la educación es muy pobre
“no se enseña a ser crítico”. Los modelos educativos son muy tradicionales, sobre
todo en las primeras etapas de la vida. Hay pocas herramientas que las personas
puedan adquirir para ser mas criticas, más analíticas y por lo tanto nos vuelve más
conformistas. Todo esto nos indica que si la familia sigue siendo la cedula de la
sociedad mexicana, tendrías que comenzar por cambiar cosas desde ahí. Hoy en
día, existe una guerra por mostrar que el sistema que prevalece actualmente es
afectivo, este modelo que se genero ya desde décadas atrás permitió que la clase
burócrata manejare el contexto educativo y por ende el futuro de México,
encadenando solo y exclusivamente esta tarea a un sindicato que por su cercanía
y vivencias del profesorado legitimaba su existencia , es de este modo que no solo
se dio pauta para que creciera y se fortaleciera, sino que más bien se lograra por
mucho un sector de peso en las decisiones del país olvidándose en cierto grado y
momentáneamente de lo que verdaderamente se necesitaba. El estado de este
modo también aparto su atención del sector educativo que por mandato
constitucional se establecía su observancia, y enfoco su mira a las áreas que se
supone hace falta.

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Conclusión

Reza el extracto de un texto nipón:

“Algunos creen que la victoria surge de una estrategia


superior. Otros confían en el coraje. Otros depositan sus
esperanzas en el favor de los dioses. Después están los que
ponen su fe en espías, asesinos, seducciones, traiciones,
corrupción, avaricia y miedo. Todos estos son caminos engañosos
por una sencilla razón. Piensas en la victoria, y pierdes lo real
mientras te aferras a lo falso. ¿Qué es lo real? Cuando el acero de
tu enemigo te acuchille ferozmente y tu vida penda de un hilo, lo
sabrás. De lo contrario, habrás vivido la vida en vano.”

“El conocimiento puede ser un freno, la ignorancia puede


liberar. Saber cuándo saber y cuando no saber es tan importante
como un acero bien templado. No todas las batallas se ganan
avanzando.”

Apostar más por una política de desarrollo integral de unión y de


corresponsabilidades es más tedioso apostar hoy en día en México que adentrase
en las competencias furtivas de los puestos que aseguran una vida cómoda.
Resulta que hoy más un legislador se preocupa más por extender y recibir la
bondades de su puesto, (por lo bonos de fin de año, aguinaldo y compensaciones
económicas), que por crear verdaderos consensos que no solamente tiendan a
solucionar de manera pasajera problemas substanciales de la vida mexicana,
crear reformas y acuerdos es tan ocioso en México que solo resulta para disfrazar
lo que verdaderamente se elabora en los burós de los representantes de mis
conciudadanos. Resulta más como aprendizaje, que cosas que no se hicieron bien
en el pasado perjudican nuestro presente y limitan a un mas las acciones para un
futuro prometedor, empero, no importa de quien sea la responsabilidad de dejar
por años los cabos sueltos en temas de importancia existencial para la nación,
como la educación, una reforma laboral completa o la seguridad. Importa el
presente y lo que se está haciendo para mejorarlo, pues “el hombre no es parte de
la historia, es la historia misma”. Estamos solo, tanto es así que en nuestra historia
está llena de frases y de episodios que revelan la indiferencia de nuestros héroes
ante el dolor y el peligro. En cierto sentido la historia de México, como la de cada
mexicano, consiste en una lucha entre las formas y fórmulas en que se pretende
encerrar a nuestro ser y las explosiones con que nuestra espontaneidad se venga.
Pocas veces la forma ha sido una creación original, un equilibrio alcanzado no a
expensas sino gracias a la expresión de nuestros instintos y quereres. En busca
de una oportunidad que pueda permitirle avanzar aun que sea ficticiamente y que
de algún modo extienda su existencia a lograr un poco más, la mente de ese
hombre o de esa mujer, otra vez se sumerge en aquel sueño con el cual pretende
estar y de ser. Sueño en el que existe un baile ajetreado y un confuso dilema de
la actual circunstancia del estar y del ser, aborrecido y no muy convencido, de que
su capacidad esta rebasada, atormentado de las exigencias medulares de su

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vida, no es acaso eso, algo semejante a una realidad mexicana que se niega a
aceptar lo que otros definen de ella. Luchar como revolucionario y con certeza de
nuestra causa, seguir adelante y de no darnos por vencido es el lema de una
generación que quiere y busca un nuevo sentido a sus vidas, pero acaso esto se
está haciendo, para una minoría que representa esta idea ya está escrita en sus
actuares, pues así comenzó un revolución grande, con acciones pequeñas.

En nuestra actualidad, difusa por sí misma, parecería que ha surgido algo


nuevo y evolucionado mas sin embargo su objetivo medra en lo malo y no en lo
constructivo. Las acciones de hoy están encaminadas a descalificar. Descalificar
ya no solo es para entidades humanas, tal cual parece que se ha convertido en
algo mayor y determinante, en la era de la información, ya no importa quién lo dice
si no también lo que dice y el cómo lo dice, en donde las barreras y los límites de
la verdad se confunden vertiginosa e irremediablemente en un texto llano donde lo
válido es solo y exclusivamente los inexactos y los infortunios de lo dicho, sin
identidad, pero con una forma que muestra mil nosotros, rostros que son
hermosos y horribles a la vez, bellos para a aquellos que lo muestran horribles
para los que perciben su verdadera forma , ahora descalifica es una moda, ya no
se hace algo verdaderamente eficaz, ya n se construye. Cada una de esas
mascaras muestra lo que por mucho se quiere ver, el dilema que si bien lo saben
todos, tú o yo, el o ellos, no es este evento, si no de la facilidad y gustosa forma de
dejarlo todo e ir por lo módico, lo sublime, por el vacio, vacio que si bien, a ti y mi,
también deja vacio. ¿Eso es lo que verdaderamente importa? Importa y es
contundente los actos sencillos llenos de hechos. Mas en la historia mexicana, se
refleja una constante búsqueda de nosotros mismos, pero en su búsqueda nos
damos cuenta que este concepto de nosotros mismos, esta lleno de
contradicciones que se funden en el correr del tiempo, con un comportamiento que
hace resaltar de forma cíclica, recurrente, características buenas y malas en
función de las circunstancias de los pedimentos que exige el presente, sea
justificado o no, la realidad es que en esas contradicciones históricas, que
envuelven simbolismos y reflejos de culturas diversas, que ofrecieron, en su
momento, elementos inconfundibles para el realce de nuestra propia historia, no
hay que olvidar por tanto, que hemos vivido nuestra historia como un episodio de
la del mundo entero. En la incesante búsqueda, de la conciencia de mexicanidad,
la del progreso y unión, es por ello que el Mexico de hoy , en donde convergen
fenomenos contradictorios, de una humanidad, converge un conjunto de proyectos
que de antaño fueron concebidos por intelectuales mexicanos, mismo que
tomaron espíritu de esquemas y proyectos universales. Las circunstancias
actuales de México transforman así el proyecto de una filosofía mexicana en la
necesidad de pensar por nosotros mismos unos problemas que ya no son
exclusivamente nuestros, sino de todos los hombres. La historia ahora debe de
seguir conduciéndose, para el objeto para el cual fue creada, y eso quiere decir
que la historia debe de ser la meditacion del hombre mismo. La creacion de
nuestro pueblo universal debe y tiene la tarea misma de poder dar continuidad a
los ideales de los procesos históricos de cambio de nuestro país, tal como la
revolucion, ya que la continuidad de los ideales son en principio parte de la
solución, el verdadero cambio radica en resolver las contradicciones, que produjo

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la propia revolucion y que dejo irresolutas. Homogeneizar, el pensamiento de los
héroes de la independencia y de la revolución, conseguiría que el propio mexicano
se sumerja en un sueño mexicano. Un nuevo sueño real y más profundo. Aunque
el hombre moderno tiene la pretensión de pensar despierto. Pero este despierto
pensamiento nos ha llevado por los corredores de una sinuosa pesadilla, en donde
los espejos de la razón multiplican las cámaras de tortura. Al salir, acaso,
descubriremos que habíamos soñado con los ojos abiertos y que los sueños de la
razón son atroces. Quizá, entonces, empezaremos a soñar otra vez con los ojos
cerrados una realidad apunto de brotar. Esto es exigible. Son los pequeños
detalles en los paradigmas personales y de la mente colectiva que no permiten
mostrarnos que realmente existe una salida correcta y eficaz a nuestra realidad de
la república. No es necesario que lleguen personajes foráneos a decir lo que ya se
conoce, lo que se deduce de nuestro actuar, económico o estructural o de la
seguridad nacional. Es necesario en este sentido optar por aquellos conocimientos
realmente efectivos creados y probados por nuestros propios profesionistas y
hombres de ciencia del país, quienes por no contar con el reconocimiento social o
alguna figura emblemática, se queda rezagado. Esperar para el mexicano es una
ley que no tiene objeto o fin, esperar más bien es un rito compulsivo y formulista
en uno solo andar, en el que el secreto se encuentra en calmar la ansiedad
generada por este acto. No hay que quedarnos en el momento en el que se
espera que resulte mejor aquello, ganemos esto, o cualquier cosa semejante.
México es grande con un enorme potencial, no puede conformarse por ser un país
en vías de desarrollo, tenemos las fuerzas necesarias para ser una nación más
rica y equitativa, más dinámica y activa en el concierto internacional. Generar
grandes metas nacionales que orienten y den continuidad y estás deben de partir
de un amplio consenso de nuestro contexto democrático. Hay quienes buscan
respuestas en los problemas culturales, estructurales de la diversidad, de la
continuidad, de la no existencia, de ideas, de una clase política burócrata cansada
de que no sirve sino para dar la charla. Debemos trazar objetivos no solo para las
situaciones emergentes, deberíamos de trazar no para el hoy, sino para en un
continuo futuro con una visión integradora e incluyente, pues, la falta de una
política integradora de una planeación a largo plazo ocasiona lo que realmente
hoy vemos al salir de los hogares, lo que se ve en lugares no tan ajenos a nuestra
región como la inseguridad, una sistema educativo probadamente mediocre, y
sobre todo, un crecimiento y desarrollo lento y pobre.

Para finalizar, me remonto a la vida de un personaje no afín a la lucha


revolucionaria pero si causa de ella, como Benito Juarez. El demostro en su
tiempo y para los tiempos posteriores que se puede servir al pueblo, defender sus
causas, aspirar a su confianza y respaldo siempre desde la verdad, con una
conducta politica de principios, de resultados, con convicciones sociales genuinas,
sin abusos ni dispendios, y sin hacer mal uso del poder. Luego entonces:

“¡Viva la lucha revolucionaria! ¡Viva su enseñanza y filosofía! ¡Viva la


revolución mexicana! ¡Viva los héroes revolucionarios! ¡Viva el México de
oportunidades!”. Porque en cada uno de nosotros existe un revolucionario.

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