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Paul Poiret VISTIENDO LA EPOCA ‘Traduocion 6 PARSIFAL EDICIONES Barcelona 1989 ime parecia fa ms apropiada para convertrsoen mi compara. ‘Me enntestron que no era paisina ¥ quo qué no tuveradote, {La muchacha vivia en el campo, bastante lejos de Paris come pra no haberse contaminado con Ia edueaciin sapere del publco que yo frecuentaa, y esto es precksamente To que me islaa, Sp ra muy sencila, y tots os que ta han admirado después ‘de que la convirtira en mi esposa, no la hubieranelegido en el estado en que la enconte, Pero yo tena ojo de modisto» vela Sus racas escondida, Observaba us acts ¥ m8 pesto, © incluso sus defectos de los que pudira sacarse pari. ‘Recuordo sus primeras visas a fa ealle Auber donde tgaba acompatada de su madre. Mis empleada (no toda ls prisinas son cratias) no disiaulaban 8 sorpresa al verme prefert a ‘quella provineiana quo levaba un sombrero negro Nanaueado por un mangjo de tosas Baneasy que, ancamente, no tenia un ~ ite de moda. Pero yo sabia dnd queda Teer. Alpuinos meses después, comenzh el milage. Viviamos en la calle de Rome, Alone las tenes de ceteanias destozaban nuestas noches. Fue alli donde empecé a recibir la visa de algunos sistas ya ceat {un movimiento a mi alrededor. Frecuentibamos fos anticvatios YyTos mseos; tabajabamos sin cesar para emriquecer nuesia ‘ultun y agwzar nuestra sensbiidad. Desputs, his viajes 2 estos; conoeimes todos ls museos de Europa. alia nos ea liv. AT contacto con tants belleras, mi congulsta se hac ala ‘ex ands preciosa se transformaba. So revelaba a st misina, ‘Debia converte ea una de las renas de Pars. Sus apaiciones en los Iugares eleguntes eran comentadas y muchas veces po: diucfan una yerdadera sensscién. A la. primera repredentacién el Minaret, de Jacques Richepin, evaba un trbante en inca bea, tocado quo no se habla vito en una paisina desde los ‘ierapos de Madame de Sta, 9, como para acentar la provo cacién a la opinign pili, eftusbante estaba coronado por ua n que podia medir nos teint eenimetros de altura. Fue la onssgracion de fa safiora Poll. Las pequetas persis ya a0 fbana else més, a Pronto abandoné fa alle Auber, que se habia hecho demi s4 sitdo estrecha para mi actividad, y me faslalé en la calle Pas Aer en un hotel particular que'arroglé con pocos gastos, pero vant gusto, Psa pretensién de un modisto que recibia ‘asus Stouts en una cata piv, sin ral testes, fe Yersumenteinerpretado. Las malas lenguas y los periodicachos shane dfndiron tos los ramoresexcandalons in aque puede imaginars, Pero nada podian hacer contra ‘ai reputacin que iba en aumento, Resibi on mn casa a todas fas grandes damas de Parks de Ia zona, All conod! « Mis. Asquith, ae tena que converse en a eélebre «Margot, Posoia ya una de fs sues ms vas y mis ‘himadas de Londres, Renuneio »tczat su ttrto, que $e pa seceria al que le hizo él pintor Sargent a Lord Ribbiesdale, her ‘mano de lasefora Asquith. Recuordo solamente una nari laren «on mich clase, un perfil agudo, una boca dura y despre eda, aprolaa, pero siempre en movimiento taduendo tvs fas expresiones del pensamiento ~un porte liv, gestos apie dos y caprichosos— tna especie de jefe su. ¥ en el movimion- to incesante de ta cara, un ojo fio y observador, una mizada incisiva de crvano, pero que, ea determinados tomentose. Ajab ona dla fia oda. no esforzarse en gustar, poraue 9 imponia por su ‘specto, peo solamente pola seduce personas inleigentes ave tasan Sus eriterios mds als. de fos lines ulgaes, ___Entr6 en mi casa como un vendaval y mientras se dispo- sian a enseharo mi coleccén, me explied eémo tenia lt cos. fumbre de vestse, y me casero. que Hvaba unas brages de ‘alén violet. Despuds, ait al defile do mis ereaciones y pa tecié tansportada por el expedicalo que le ofect. Jamas bu Bier imaginado, me dp, que para exits cosas bo- @ «Seto Port, os necesario que todas as iglesas eonozcan ‘a8 vestidos! Son vestdos para arisldralasy grandes damn, Quiero aydarle a que las dé a conocer en mi pas. Tend un Sito indiscatibe, Osganizaré un t€ al que invaré a tos mis amigas mis elegans, {Quite usted hacer que asian ss nae nigules ¥ sus modelos?s 55 ‘coleccién de tinjes de dis y de noche, digna de mis anf tones. Al dia signiente de auesira llega, bordamos fa magnifica residencia de Downing Street, donde viv el sefior Asquith, Pri- inisto y, mientras bajaban el equipaj, vols a caves de las ventanas a ios autématas guardianes a cabello haciendo Ia ‘onda por los patios de Whitehall. [Bl desfile five un triunfo, La asistencia era Ia mejor que bu- biera visto jams. Ei sefor Asquith se asomié un momento; le volvié-a su gsbincte, bastante preo- ‘A las siete de la tarde, la cosa se complioé y me despidie- ‘rom sin muds explicaclones" Fn la calle, me esperaban algunos periodistas. Dos taxis eargaron las maniguies y las maletas y ¢e- eresamos « nuestro hotel sin tambores nf rompetas. Pero al dia sSgniente sonaron las compels. Los perioisias me habian abor- dado durante tod Ia tarde pidiéadome entrovislas confidencia- les, sacindome fotografia, e intertogando isla alas manigufes, pata saber de gué manect nos hubla tratado Mis, Asquith, Des- ‘aur fa clave del misterio cuando aparecieron los periédicos, con titulures sensacionalistas: «Una exposiciin en Gowning Street» ‘Guego de palabras intradueible sobre el nombre de la residoncia Oficial det Primer ministea) a bien: WEL comercio francés repre- senlado por sl promier inglée. Fn un periddico apareeia una gran folografia del seftor Asquith, y en frente una gran fotogra- fia mia, Me di cuenta de que habjian aprovechado el deshile det dia anterior pura reprochasle severamente al sefior Asquith, ae ‘era librecambisla cl haber prestado sus solones a un comereian te fiancts, y de haber traicionado de esta manera fa causa de. los etrado> ingleses. «No solamente el soflor Asquith negaba & su. pueblo los derechos de proteccidn, sino que faclitaba la in- oduccidn de mercancias extranjeras organizando exhibiciones en fos salones que habfan sido pagados por ef eomercio nacio nally E] argumento era poderoso. Estallé como una bomba, E 56 x. Asquith sufié una inlerpelacion en el Patamento y fue al orden por st paride. Creo que ta seaora Asquith én, Ba cuand) fu, estaba promocionado en Lontes. Wola vera la sei Asquith, en casa de oa amiga, ex ue tempo después, La pobre mujer nose alrviaa ir i casa: Despues dela ligeeza que habla cometido, se habla Detsegida por los eomercintesy habla tenido due encar- Trnjon en today fs casas de alla costura de Londres ara de- ess Teallady su fein, Todas ss elegant emigas oslan en mi casa; solamente ella uo se attevia a venir, Bn ‘ocasin le demos el agradecimicnto que sent por a ma- eg egos como hub sopra apt oe me tan provechose. a ola encontar resentment on Canes de voy {aa temporada, porque noes sulcente con tence en Pars una isinguide coy set vislado por Ia alla sociedad de todos los thes es necesago colocarse en el camino dela clentas, y Alaputsto «series en todos sus lugares de. veraneo fevorios. ‘Te una sucusl en Deauville yuna en La Baule, una on Can ney os en Bari, Se ha eileado fa manera como fas habia inslalado, Sobre to, en Cannes, no encontré mis que un 86- tano stuado bajo of Crelo Nautico, que no reibia ais tn fire quo el quo penclaba por su parte delantera Lo convert en iin local denpreucupado, cayo agpecto eta alegre y seductor ‘Todos is ttansednes esiiaban el cuelloy echaban miradas de teojo al pasar por delat z "Aigungs dias después de i apertura de aquella crisatien- da, decorada oon campanllas mulesiores, ent un feRor sin ‘cate y, con un ae muy decid, se acereé hasta el fondo del Toca sifendo una eansiSn. Después, empujando una mam fara, miro en un espejo y como viesa que les extaba TO3- Tran unos modelos a alguass clients, se istalé odmodamen- telpare observar la acid de ls manigutes, Ye ora demusiada Mesenolurs, Me acergus Te dij: "Serio, me permito hucerle observar que hay aqul mu- has damat 9 que'es ncoreto que conseve ust el sombrero esto T 86 lo que debo hacer. ‘Y se march6 sin sacarse el sombrero, Aquel dia fui a comer al Casino, y cuando estaba hablando con Cornuché a la entrada del comedor, vi llegar a mi persona Je 4 pasos mesnrados. Algunas mujeres que eslaban sentadas, se levantaron inmediatamente y fueron a su encuentro para besat ‘us manos con tuna genuflexi6n o una reverencia. Seis veves to- ibid el homenaje de una dama, sin conmoverse ni responder on un solo gesto a su solicitud a su devocidn, ‘Le pregunté a Comuché, quien me dijo:

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