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LA FELICIOAD EN LA MIRA Peter N. Stearns or ‘ctor yun profesor de historia dele univerakdad George mason. La histoma de la felicidad De qué manera ia busqueda de la satisfaccién ha motdeado fa cultura y la economia occidental por Peter N. Stearns zn modetno adagio ruso dice ‘que “una persona que son- fe demasiado es un tonto o un estadounidense’. Es ver ‘dad que cuando McDonald's leg a Rusia en9g0, una de sus primeras tareas fue entre: narasusempleades para que parecieran alegres. Desde en- tonces, he pasadotiempocan ‘amigos rusos conversando sobre las normas culturales relacionadas con comose demuestrala felicidad, y esta ‘mos deacuerdo en quelas diferencias persisten. La cuestiGn aqui no es menospreciar a los rusos. ‘Ademés, la mayoria de las culturas de Asia Oriental poseen expectativas de felicidad mas bajas que las ‘que acostumbran tener los estadounidenses. Algunas cculturas latinoamericanas tienden air en sentido con- tratio. BI asunto es que las diferencias culturales s0- brea felicidad son considerables y contribuyen alos huallazgos de las encuestas internacionales sobre la {elicidad que salpican el ambito de la opinién publica ‘contemporsnea. Porotra parte, lasactitudles hacia la felicidad no solo varian, sino también cambian. Segiin las encuestas ac- ieeter tuales, los daneses ya no son tan melancélicos. Explo- : +70 Harvard Business Review Marzo 2012 LAFELICIOAD EN LAMIRA, (eee Teen cere Cire Exits peer etre chert rar la naturaleza de dicho cambio no solo ilumit ‘nuestro propio contexto para la felicidad, tambi nos permite evaluar sus ventajas y desventajas, Sin ‘una perspectiva hstérica, ls expectativas de los es- tadounidenses parecen tan normales ynaturales que son dificiles de evaluat. Lo cierto es que el compromiso con la felicidad ena cultura occidental es relativamente moderna, Hasta el siglo XVI, los valores accidentales alenta- ‘ban unaactitud levemente sombria Frente ala vida, con expresiones facialesacordes. Tal comoiodijoun adusto protestante, Diosalentariaa una persona que no se pesmitiera sentir dicha ni placer, sino que tu- vera una conducta melancélica y austera”. Bsto no quiere decir que las personas fueran realmente in- {elices; no lo podernos saber, puesto quelos valores culturales y el tempetamento personal interactian de formas complicadas. Pero no hay duda de que ‘muchas personas se sintieron obligadasa pedir pet- «don por los momentos de felicidad que experimen- taron. Bra mejor que la humanidad pecadora diera _mestras de una prudente humildad ‘Bsto cambié drdsticamente en el siglo XVIILycon los valores de la Tlustracién. Alexander Pope dijo: “Oh, felicidad, fin y objetivo de nuestro ser”, mien- tras que un tal John Byrom afirmé que “lomejor que ‘uno puede hacer es estar siempre contento...ynote- nerningin ipo de resentimiento”. Aquila angumen- tacion era un arma de doble filoy se ha mantenido asi. Por un lado, ahora era perfectamente legitimo Dbuscarla felicidad. ¥ porel otro,no ser felizo,al me- nos, no parecer serlo, era un problema que se debia cevitas. Las personas comunes comencaron a escribir sobre su interés "por disfrutar la felicidad ylainde- pendencia". Los desastres, como la terrible epidemia 4e fiebreamarilla de Fladelfia en 1793, generaran re- ‘comendaciones para que los sobrevivienteslevanta- ranelnimo yevitaran el dolor exct {72 Warr asinoss Ravaw Marzo 2012 lista de historiadores que abordan a felicidad ‘no es muy larga pero aquellos que han tratado ctor tos aspectos del tema generalmente coinciden en algo: a nivel et6rico, al menos, ocurrié un cambio Importante en fa cultura oceidental hace aproxima- damente 250 aos. ‘Lapregunta obvia es por qué, aunque algunas de las causas son bastante claras, es probable que ain no tengamos una explicactén totalmente sa- tisfactoria. Por cierto, ontre algunos factores se en- ‘cuentran el cambio intelectual hacia una valoracion. mayor de las asuntos de este mundo y un menor ‘compromiso con los componentes biisicos tradicio- ale del cristianisto, como el pecad original; todo parte del entorno cultural creado por la lustracién. Fs importante enfatizar que el aumento de la fel cidad no era antirreligioso; un elemento clave era la nueva idea de que ser alegre agradaba a Dios. EL siglo XVII tambin fue testigo de avances percepti- bles en la comodidad humana paralas clases medias yy superiores, que iban desde mejor celefaccién en loshogares hasta la dispomibilidad de paraguas para protegerse dela luvia. (Solo un pequefio grupo de tradicionalistasbitanicosse opusieron estoultimo, puesto que socavaba el caricter nacional), Un histo- ‘ador también ha designadoal sigloXVIcomouna poca en que se mejoré la odontologia, en que las personas estaban mis dispuestasa sonteiry mostrar sus dientes; también argumenta que a enigmatica sonrisa de Mona Lisa probablemente reflejaba la ‘vergenza ce mostrar dientes catiados. Los diversos cambios que impulsaron el aumento de la felicidad fueron lo suficientemente poderosos para llevar la felicidad a a politica a finales del sigo, con el com- romiso revolucionrio estadounidense de ir en su Dasqueda. De hecho més, parece que hubo un toque esta-

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