Queremos mostrar que la propuesta de Levinas en torno a la tica, entendida en un plano
de exterioridad absoluta muestra ambigedades difciles de salvar; el problema radica en la incapacidad del discurso levinasiano para acceder a un planteamiento en el que el otro no sea concebido como un exceso de sentido, al que no cabe tematizar. Como seala Ricoeur, esta pretensin expresa una voluntad de cierre, ms exactamente, un estado de separacin que hace que la alteridad deba igualarse a la exterioridad radical. Esta ambigedad de este planteamiento radica en que nuestro autor no acepta bajo ningn trmino que la alteridad llegue a tornarse en una totalidad, que devenga en una comunidad real e histrica, pues al hacerlo perdera su exterioridad. En cambio, Dussel sostiene que el Otro es siempre concreto y geopolticamente determinado. Levinas muestra genialmente la trampa violenta que significa la poltica que se totaliza y niega al Otro como Otro, es decir, filosofa sobre una anti-poltica de la Totalidad, pero nada nos dice sobre una poltica de la liberacin [. . . ] no nos muestra cmo construir el nuevo orden