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JUANITA LEON NO SOMOS MACHOS PERO SOMOS MUCHOS Cinco cronicas de resistencia civil en Colombia GRUPO EDITORIAL horma Bogota Barcelona Buenos Aires Caracas Guatemala Lima México Panama Quito San José San Juan San Salvador Santiago de Chile Santo Domingo Copyright © Juanita Leon Copyright © 2004 para todo el mundo por Editorial Norma, s.a. Apartado Aéreo 53550, Bogota, Colombia. Impreso por Banco de Ideas Impreso en Colombia - Printed in Colombia Disefio de cubierta: Lucas Ospina Diagramacién y armada: Luz. Jazmine Giiecha Sabogal CC 32889 ISBN 958-04-8144-X Este libro se compuso en caracteres New Baskerville Reservados todos los derechos. Prohibida la reproducci6n total o parcial de este libro, por cualquier medio, sin permiso escrito de la Editorial. CONTENIDO Agradecimientos Introduccion “ES HORA DE RESISTIR. SI NOS TOCA MORIR, MORIREMOS”. “|LADRONES, PECUEGUDOS, COBARDES, COCHINOS, PEREZOSOS, ASESINOS!” “A LOS LADRONES LOS JUZGAMOS NOSOTROS Y NADIE MAS” “AL CUERPO PUEDEN MATARLO, PERO EL ESP{RITU SIGUE VIVO EN LA COMUNIDAD” “NO SOMOS MACHOS, PERO SOMOS MUCHOS” i 13 29 Ta 95 119 “NO SOMOS MACHOS, PERO SOMOS MUCHOS” HACIA LA UNA Y MEDIA DE LA TARDE del res- plandeciente domingo nueve de febrero de 2003, llegé el rio blanco de gente a la carrera séptima con calle setenta y dos. Mas de veinte mil personas venian caminando desde el Parque Simon Bolivar. El alcalde de Bogota, Antanas Mockus, encabeza- ba la marcha. Vestido con una camiseta blanca es- tampada con unas manos entrecruzadas en el pecho, enton6 “A caminar, a caminar, hasta obligar- los a la paz’. Las personas que lo seguian repitie- ron el acartonado estribillo. Como dando una leccién que atin no aprendian del todo, volvieron a gritar: “La vida es sagrada, las armas son del Esta- do; La vida es sagrada, no hay perd6n garantizado”. Al llegar a la esquina de la calle setenta y dos, en el corazon financiero de la ciudad, la marcha se detuvo. Mockus, que el sibado habia aparecido en el noticiero invitando, con voz temblorosa, a re- pudiar el ataque terrorista perpetrado por las Farc 119 JUANITA LEON fontd el club El Nogal el dia anterior, subié a una tarima improvisada por la Alcaldia e invité a los begaranns acelebrar la vida, rechazar la violencia y enviar un mensaje claro y contundente contra los métodos del terror. Mientras un grupo musical tocaba “Sélo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente’, la canci6n de Mercedes Sosa que los colombianos siempre cantan en esas ocasiones y “ Verde Esperanza”, el nue- vo himno de la alegria de Diego Torres, el alcalde y sus as¢sores repartieron claveles rojos y blancos. Con las flores en la mano, la marcha arrancé de nuevo hacia el esqueleto chamuscado de El Nogal. Dos dias antes, a las ocho de la noche del vier- nes siete de febrero, las Farc habian detonado un potente carro bomba en el parqueadero del Club matando a 36 personas, tres de ellas ninos, y de- jando heridos a 150 mas. Esta era la primera vez que la guerrilla atacaba un objetivo claramente civil desde que habia emprendido una agresiva sampana terrorista en Bogota tras la ruptura de los didlogos de paz con el gobierno de Andrés Pas- twana. En el ambiente se sentia desconcierto y rabia. 120 wo SOMOS MAGHUOS, P2RO) Somes MUCHOS La vision del club, cuya fachada desplomada esta- ba cubierta por una bandera de Colombia gigante, enardecié a los manifestantes. Resultaba imposi- ble seguir entonando los estribillos pedagégicos de Mockus. Sonaban ridiculos ante los escombros del club, donde atin yacian cadaveres por desen- terrar. El grito de un hombre furioso, “ jAsesinos!, jAsesinos!”, rompid el dique que contenia la célera de la gente y luego de un breve silencio, como si por fin se sintieran autorizados a Hamarlos por su nombre, comenzaron a gritar “;Asesinos de las Fare, asesinos, asesinos!”. Al principio lo dijeron timida- mente y luego de manera rabiosa, manoteando en elaire. Parecia que los tuvieran al frente, en el pa- tibulo: “;Asesinos de las Farc, asesinos, asesinos!”, voci- feraron los bogotanos, que ese dia por primera vez las acusaron de criminales, en masa y sin agilero. Mockus también los llam6 asesinos, pero dice que le costaba decixlo como un insulto. Cuando la gente se calmé, la invito a dejar los claveles en la acera de enfrente del Club como un homenaje a las victimas. Los manifestantes le obedecieron, yen silencio unos y otros, cantando, hicieron una filita de flores rojas y blancas y regresaron a sus £2% JUANITA LEON casas, entre tristes y felices, por haberse hecho sentir, Alicia Eugenia Silva, la mano derecha de Mockus, por fin respiré en paz. La preparacién de la marcha habia sido agotadora. Desde las ocho de la mafiana del sabado estaban reunidos en el Pa- lacio Liévano los asesores mas cercanos de Mockus preparando el evento del domingo. Monsefior Rubiano habfa convocado a los fieles a una misa por las victimas de El Nogal para la mafiana del do- mingo en el'Templete. La marcha partiria de alli. Mientras Alicia Eugenia contactaba a los direc- tores de los noticieros Ren y Caracol para que con- vocaran cada quince minutos a los bogotanos a salir a la calle el domingo a repudiar el ataque de El Nogal, Antanas disefiaba con el equipo de re- sistencia civil de la alcaldia las frases que se debian entonar durante la marcha. La idea era que rima- ran pero que a la vez enviaran un mensaje cons- tructivo. Aunque inicialmente el recorrido estaba previs- to entre la alcaldia y el Templete, ya el domingo, €n ese corto trayecto, Alicia Eugenia sintié que la gente estaba ansiosa por caminar mas, por sentir 122 NO SOMOS MACHOS, PERO SOMOS MUCHOS se parte de una cosa mas grande. Entonces duran- te el sermon, coordin6 por celular con la directo- ra del Instituto de Recreacién y Deporte que la marcha fuera por la calle sesenta y tres. Era una decisidn arriesgada. La Policia habia recibido varias alertas de que le iban a hacer algo a Mockus. Las amenazas contra el alcalde no eran nuevas, pero habjan arreciado en los tiltimos dias. Y los reportes de policia eran contundentes: el pe- ligro era real. Antanas se habia convertido en an simbolo de la resistencia civil contra la violencia. ae ok Antanas Mockus, padre de cuatro hijos de tres parejas distintas, es un bicho raro en la politica. Antes de su debut, fue un excelente rector de la Universidad Nacional, durante el gobierno de César Gaviria, hasta que una tarde de noviembre de 1993 su vida dio un giro inesperado. Tenia pre- visto dictar una charla sobre cémo el arte transfor- ma la cultura, pero cada vez que intentaba agky los mas de 500 alumnos congregados en el audi- torio Leon de Greiff lo chiflaban. Mockus decidio 123 JUANITA LEON SoboHee recurrir a la comunicaci6n simb6lica que le habia servido en el pasado para entablar un dia- logo fructifero con los futuros artistas. Pero como el ambiente estaba caldeado, fue mas osado que de costumbre y se bajé los pantalones para a trarles su trasero. , Los estudiantes se quedaron mudos y dejaron que terminara su conferencia. Mockus pensé que el RSH no trascenderia y esa noche se fue a cine Pend lee No contaba con que un estudiante lo habia filmado en video y que mientras él disfruta- ba de la pelicula, los colombianos veian su cola e todos los noticieros de la noche. Fue un iat lo nacional. La Ministra de Educacion de la é a be i? pidio la renuncia, y pese a su oe publica en la que incluso llor6 por television nie: perdié su puesto como rector. Pero od cambio gan6 un lugar especial en la imaginacién de los bogotanos. bes anos después, en 1995, con la campana mas barata de la historia —le cost6 s6lo ocho mi- Haness 16 veces menos que la de su contendor Enrique Pefalosa- y sin hacer ninguna promesa Antanas fue elegido alcalde de la ciudad jas NO SOMOS MAGHOS, PERO sOoMOS MUCHOS 492-033 Votos, Ja votacion més alta hasta ese MO- mento, con el lema “Ciudadanos en Formacion’’. El seria su maestro. Este matematico bogotano nacido en 1952; hijo de inmigrantes lituanos que llegaron a Co- lombia a mediados de siglo huyendo de los horro- res de la Segunda Guerra Mundial, ha dedicado toda su vida a enseniar. Comenzé su carrera como profesor de topologia, la ciencia de las formas. Con el grupo Federici, liderado por el matemati- co italiano Carlo Federici, produjo documentos trascendentales sobre pedagogia. Ya como alcalde, con mimos y otros recursos simbélicos, ensend @ respetar las cebras de las calles, a detenerse ante un semaforo en rojo, a ponerse el cintur6n del ca- rro. Fueron lecciones basicas que hicieron la vida mas amable en la ciudad. Pero su gran obsesion era mas ambiciosa: Mockus queria ensefiarle a los bogotanos a no matar. Recién elegido fue invitado a charlas y confe- rencias sobre robos de carros, una de las principa- les preocupaciones de los habitantes de la capital en esa época. Pero nadie hablaba de las mas de cuatro mil personas que morfan de manera violen- 125 JUANITA LEON ta on Beeca cada ano. Bajar los homicidios no Te sido nunca una prioridad del gobierno distrital. La Policia, por ejemplo, en sus evaluacio- nes de desempefio asignaba 10 puntos al agente que recuperaba un carro robado, y sélo dos al que reducia los asesinatos en su localidad. ji Eso le impresioné mucho a Mockus. También eee que como dos de cada 10 muertos eran delincuentes que morian en ajustes de cuentas ae consideraran que merecian su suerte, que mejor que se acabaran entre si”. Pero Antanas, un fiel ones en lo ae él llama “el optimismo pedagogi- co”, una especie de fe en que todo ser humano es cae de cambiar si se le da la posibilidad, se obs- tind en Salad vidas, incluso las “

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