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sainart2 Revista Roplicante » El Apocalipss tbo » Print - Revista Replicante - http://revistareplicante.com - El Apocalipsis tibio Por Luigi Amara en Ensavo.Febrero 2012 EI motor de la historia ha detenido sus hélices desde que rige un mercado global cuyos fundamentos no se ven amenazados por una opo: jaléctica del amo y el esclavo ha alcanzado su sintesis cuando ambos se reconocen como iguales en los pasillos del centro comercial. Dead god © Kirsi Salonen Una de las consecuencias mas desconcertantes de la muerte de Dios, de ese famoso deicidio que cargamos sobre la espalda desde el siglo XIX, es que mina desde su base los impulsos trasgresores, pues nos induce a creer que ya no quedan valores supremos por derrocar. Con el pretexto de que vivimos entre las ruinas de los viejos parémetros, mordiendo el polvo de puntos de referencia erosionados e inservibles, pero sin la perspectiva de un nuevo orden que recoja esos materiales y los reutilice en templos e instituciones de una nueva imagen de! mundo genuinamente post-nihilista, cada vez més se afianza la cantinela de que lejos de ser un punto cero, una etapa transitoria de reconfiguracién y crisis, la situacién desorientadora que vivimos marca mas bien un limite, la culminacién de la historia de Occidente, el fin definitivo del sentido. Desde todos los rincones y con una insistencia abrumadora que ni siquiera tiene necesidad de echar mano de la coercién, se promueve una inmovilidad conformista, una interiorizacién del dominio, la renuncia a todo lo que se aparte del ideal de bienestar pequefioburgués. El fin del mundo lo estamos viviendo ya, cémodamente apoltronados frente a la tele, La muerte de Dios que Jean-Paul entrevié y cuya revelacién puso en boca nada menos que de Cristo, deja un vacio abisal que en primer lugar desorienta, para el cual no hay brijula ‘evistaeplicante.comvlteraturalensayole-apocalipss-balpriny sainart2 Revista Roplicante » El Apocalipss tbo » Print conocida que vaiga, y en el que todo parece confuso y vuelto de cabeza. Dicho de otra manera, el mareo y la orfandad a la que nos arroja la desvalorizacién de los valores supremos (Divinidad, Verdad, Bien, Fin), que Nietzsche preconizé y no se cansé de repetir, tiene una consecuencia doble, pendular y conflictiva: 0 bien précticamente cualquier cosa puede ocupar el sitio desierto (lo que antes se consideraba feo ahora puede ser bello, pignsese en el kitsch; lo virtual parece tener mayor entidad que lo real; piénsese en las redes sociales de internet; lo voluble y cambiante importa mas que lo permanente, piénsese en la moda; la vida importa menos que el dinero, pignsese en el narcotrafico), 0 bien abandonar por completo la esperanza y aceptar que ya no queda ningun vaior en pie. Un Circulo de valores cada vez mds hospitalario y trivial o un mundo privado de valor. Sitodo vale es porque nada importa eCaemos sin cesar? cHacia adelante, hacia atrés, de lado, erramos en todas direcciones? @Hay todavia un arriba y un abajo? éFlotamos en una nada infinita? ¢Nos persigue el vacio con su aliento? SNietzsche Flotando en la desorientacién que implica el desarraigo metafisico de! hombre se abren dos caminos: cumplir la profecta de la serpiente del paraiso y entonces, muchos afios después de la caida, atrevernos a “ser como dioses”, ocupar la oquedad vacante en el templo antes de que lo Kagan los demonios o las telarafias (Kirilov, en Los demonios, de Dostoievski, lo enuncia con claridad: “Si Dios no existe, yo soy dios”), o bien, sentimos rebasados por la inmensidad del desafio y refocilarnos en la comodidad, en los breves placeres que eclipsan la pesadumbre y el horror. Hacer de nuestra insignificancia el nico absoluto 0 asumirnos como absolutamente insignificantes, dejar que el planeta se extinga bajo el peso de sus mismas trivialidades. Una de as consecuencias més desconcertantes de Ia muerte de Dios, de ese famoso deicidio que cargamos ‘donde el rigio XX, er que mina desde su bare lor Impulsos traegresoree, puss nor ind ‘Supremos por derrocar Libertad todopoderosa e insignificancia son dos caras del mismo deicidio. Una vez que salta por los aires y se hace afiicos toda idea de trascendencia, todo punto de fuga suprasensible a partir del cual poner en perspectiva nuestras vidas, todo principio organizativo inamovible y Sacrosanto; una vez que la existencia se contagia de la constatacién de que el devenir no conduce a nada y de que cualquier asidero ser arrastrado por la fuerza de la misma corriente corrosiva, pues ya no hay raiz bien afincada, ningun punto de apoyo arquimideo que se resista a su flujo, la disyuntiva no cesa de plantearse: por un lado, exaltar la condicién humana con una nueva visién del mundo que esté a la altura de esa libertad emancipada de absolutos; por el otro, refugiarse en el empequefiecimiento y la banalidad de un mundo a la deriva, que a falta de instrumentos confiables de navegacién no tiene mas remedio que abocarse al instante, a un aqui y ahora desligado del pasado y que da la espalda al futuro, en una palabra, a un punto muerto, En los manuscritos que redacté con la intencién de dar cuerpo a una obra que se intitularia La voluntad de poder, poco antes del colapso mental de 1889 que |o llevaria a ser internado en el manicomio de Basilea, Nietzsche esta consciente de que al describir las lineas generales del nihilismo en realidad esta contando “la historia de los préximos dos siglos”. E! diagnéstico de toda la insensatez, el vértigo y el hartazgo que se respiran en el aire decimonénico, la historia clinica del escalofrio que ya siente traspasar su propio cuerpo, es asimismo el pronéstico del pathos implacable que dominaria la época actual. Entretanto, como escribe Ernst Jinger en Sobre /a linea, aquellas proposiciones visionarias “se llenaron de contenido, de vida vivida, de hechos y dolores. La aventura espiritual se confirmé y se repitié en la realidad”. Los presagios nietzscheanos se hicieron efectivos en esta época convulsa, fastidiada, apocaliptica, una de cuyas mayores obsesiones, més allé de la aceleracién tecnolégica y de mitigar el sufrimiento, es nuestra inminente extincién, Sus apuntes visionarios se materializaron en esta época desencantada, destructora y voraz, que marca la debacle de una forma obsoleta de entender el mundo y’sin embargo no esta capacitada para gestar una nueva. Una época sin brijula, atascada en el meridiano cero del fin de lo antiguo y el surgimiento siempre pospuesto de lo diferente, en la que “no se soporta este mundo que aun asi no se quiere negar”, y que por lo mismo no da paso a su superacién, a una genuina etapa postnihilista, aquella en la cual, sin sentir ya necesidad de puntos cardinales éticos y metafisicos trascendentes, aprendamos a rodearnos de valores inmanentes, por fin antiplaténicos. ‘evistaeplicante.comliterauralensayole-apocalipss-bolpriny 215 sainart2 Revista Roplicante » El Apocalipss tbo » Print Singer Entre las descripciones mas elocuentes que se han hecho en los iiltimos tiempos de esta sensacién de impotencia y desesperanza, de quietismo y descreimiento posmoderno que carcome cualquier atisbo de cambio antes de que logre siquiera formarse, de esta asfixia insalvable de no tener un afuera adonde mirar, una alternativa de vida por construir y hacia la cual dirigirse, se cuenta el libro de Camille de Toledo Punks de boutique. “éContra qué, contra quién decir no?” —se pregunta De Toledo con un arrojo que ha sido templado por el desencanto. “éQué queda por perseguir cuando todo-he-sido-ya-probado”. éContra qué rebelarse, sila lucha de las ideologias es una antigualle, si después de la Guerra Fria no parece haber mds vuelta de hoje que la democracia liberal? Con todo el poder del sistema capitalista al servicio de la sumisién consumista, pero en especial, como ya habia dejado escrito Etienne de La Boétie en su Discurso sobre la servidumbre voluntaria, con la anuencia de todos los que contribuimos a la perpetuacién del statu quo, con el consentimiento de quienes padecemos la brutalidad del liberalismo y no obstante nos cruzamos de brazos, cualquier posibilidad de cambio es vista ahora con suspicacia, con fastidio, con una omnivora y paralizante desconfianza; a tal punto se ha adormecido la capacidad de indignacién en la era del pensamiento tnico, a tal extremo ha llegado la neutralizacién de la disidencia en tiempos en que reina el bostezo que ya sélo queda pensar en nuestro fin El libro de Camille de Toledo se levanta por encima de los escombros de dos caidas que tienen mucho de simbélicas: la de las Torres Gemelas y la del Muro de Berlin, pero en realidad buena parte de su argumentacién es una respuesta al estado animico desencantado y enfermizo que provocé la popularizacién de las tesis planteadas por el pensador estadounidense Francis Fukuyama en su controvertido articulo “EI fin de la Historia?” Publicado en 1989, exactamente un siglo después del colapso nervioso de Nietzsche, Fukuyama (a la sazén director delegado del Cuerpo de Planeamiento de Politica del Departamento de Estado de los Estados Unidos de América) defiende que con el fracaso de los regimenes socialistas en Europa del Este se ha demostrado que no hay opciones al liberalismo que se sostengan por si mismas, ni en lo politico ni en lo econémico, de modo que lo mas cercano a la utopia es el American way of life. Punto final Con cada familia en vias de comprar a plazos su casita en los suburbios (incluida la TV por cable), la lucha de clases se ha quedado sin carburante. El motor de la historia ha detenido sus hélices desde que rige un mercado global cuyos fundamentos no se ven amenazados Por una oposicién viable. La dialéctica del amo y el esclavo ha alcanzado su sintesis cuando ambos se reconocen como iguales en los pasillos del centro comercial. El poder adquisitivo y el crédito hipotecario son la consumacién Ultima de la afieja polaridad entre tradicién y revolucién. No hay que engafarse: todavia “pasan cosas” y a un ritmo acelerado, pero es la agitacién incesante en el seno del estancamiento final, Las imperfecciones en los gobiernos y los conflictos entre las naciones cesaran del todo cuando ese mercado global termine su expansién y haya un McDonald's en cada rincén del planeta, cuando cada habitante pueda ir a la esquina por su cajita feliz.? Los dos rieles sobre los que a partir de entonces habria de correr el tren de la realidad —un tren que aunque seguiria en marcha ya ha llegado a su ultima estacién— serian la técnica y el consumo. La técnica entendida como una relacién unidimensional de tipo productivo con el entorno, donde ya sea la naturaleza o los seres humanos se equiparan a meros recursos, sometidos a un régimen generalizado de explotacién, dominio y movilizacién. El consumo entendido como la panacea, no sélo en sentido econémico, sino también social y psicolégico, como el nuevo dios vinculante capaz de reactivar cualquier crisis financiera, pero también con la suficiente plasticidad para mercantilizar toda forma de subversién que pudiera amenazar al sistema, y por supuesto con propiedades ansioliticas y antihistaminicas que contrarrestan la sensacion de asfixia y de desaparicién del sentido. Sien efecto la historia llegé a un punto de no retomno, si cruzé el umbral de la ‘evistaeplicante.comvlteraturalensayole-apocalipss-balpriny 35 sainart2 Revista Roplicante » El Apocalipss tbo » Print irreversibilidad, se debe en buena medida a que se ha completado el proceso de interiorizacién de la técnica, a que la explotacién se asume como uno de los lazos constitutivos de la realidad; a que el liberalismo operé la alquimia Uitima de transformar todo lo que toca en mercancia, incluso sus propias fracturas y debilidades; a que su misma légica depredadora y en perpetuo movimiento esté disefiada para neutralizer cualquier oposicién, cualquier cuestionamiento; a que como sucede con mayor frecuencia en el mundo del arte, aun lo que se pretendia iconoclasta parece estar satisfecho con la institucionalizacién de su rebeldia Seguin esta filosofia terminal —si no es que funeral— el tiempo posthistérico que vivimos seria la fase de aclimatacién a ese gobierno sin alternativas, a ese estado de cosas irreversible que nos arroja fuera de la historia humana. Una aclimatacién que basicamente se reduce a “contentarse” (nétese la devaluacién del ideal de felicidad) con los simulacros de lo nuevo que cada dia salen a la venta, con aquel “eterno retorno de lo mismo” sobre el que escribia Walter Benjamin: resignamos, en suma, a que "no habré més nada nuevo sobre la Tierra”, que es otra forma de decir que sélo queda esperar el fin Si bien los cimientos filoséficos de Fukuyama se encuentran en Hegel y en las elaboraciones sobre las objetivaciones del Espiritu que realizaron algunos de sus exégetas como Alexandre K@jeve, de haberlo requerido bien pudo valerse de la habilidad argumentativa que despliega Leibniz en la Profesién de fe del filésofo, cuando al defender el principio de armonia universal, la perfeccién del “mejor de los mundos posibles”, descalificaba por impio, ilegitimo y desencaminado cualquier descontento frente a las leyes del universo. Cambiando la palabra “mundo” por la de “sistema” y refirigndose no a las leyes del Cosmos sino a las del Estado, Fukuyama hubiera tenido a su disposicién una formidable bateria ldgica para apuntalar su idea de que nada podia oponerse ya a lo establecido, de que cualquier inconformidad es injusta, ociosa y condenable en la medida en que la historia ha acrisolado la democracia liberal y ha encontrado en ella finalmente “el mejor de los sistemas posibles”, e! gobierno- del-no-va-més. Calcando alli donde fuera conveniente a Leibniz —es decir, traicionandolo—, habria podido decir, por ejemplo: “En la democracia liberal ninguna indignacién es justa nunca, ningun movimiento del alma fuera de la tranquilidad estd exento de impiedad”. éQué resabio deja en el dnimo la proclamacién del fin de la historia? El sabor acre de la inminencia del sofocamiento, la sensacién insoportable de que no hay escapatoria a la- estélida-solidez-de-lo-estatuido, Ese inconfundible sabor a hiel que dejan los bostezos que no terminan nunca, cuando la subversion, la posibilidad misma de cambio, los rescoldos de la utopia parece que se han apagado para siempre, Hasta ahora nunca Ia sociedad habia utilizado todos los recursos para conformar el destino de cada ser a una realidad expurgada de cualquier elemento que pudiese ponerla en tela de ju “Annie Le Brun Pero una vez que ya todo ha sido probado y ademas asimilado por el sistema, cuando todo se nos ofrece acabado, codificado, interpretado y listo para consumir, cualquier movimiento del alma es comprensible excepto precisamente la tranquilidad. A partir de que renunciamos a la idea de que puede haber algo nuevo bajo el sol, algo distinto de las infimas novedades que el liberalismo nos ofrece en las cajas del cereal, la tranquilidad se enturbia por las, corrientes subterrdneas del fastidio, por los remolinos despaciosos pero no menos virulentos del tedio. Orillados al papel de meros comparsas en una obra que ya ha sido escrita y en la que s6lo pueden variar los detalles, no queda sino el estremecimiento ante lo absurdo de la existencia, el vértigo de estar al borde de un Armagedén anticlimatico. Sin un sentido que podamos abrazar, sin un objetivo en el que podamos involucrarnos personal o colectivamente, cualquier forma de bienestar se nos antojaré insipida, cualquier presentacién de la comodidad nos resultard desasosegante, cualquier voluptuosidad nos arrastrard al hartazgo. La otra cara del fin de la historia es la consagracién del aburrimiento. Sin embargo, el aburrimiento, ese aburrimiento en el que nos sentamos a imaginar nuestro fin, nuestra extincién planetaria sin una gota de miedo, también puede ser, paraddjicamente, la piedra de toque que garantiza que el motor de la historia no se apagard Notas ‘evistaeplicante.comvlteraturalensayole-apocalipss-balpriny 45 sainarn2 revistaeplicante.comiterauralensayol Revista Roplicante » El Apocalipss tbo » Print 1 Eltexto Sobre /a Jinea fue el regalo de cumpleafios que Ernst Jiinger le brindé a Martin Heidegger cuando éste cumplié sesenta afios. Tiempo después, Heidegger le devolvié el presente, an ocasién del cumpleafios sesenta del primero, con el texto Hacia /a pregunta del ser. El intercambio de regalos, tan tenso y sui generis como puede parecer, queda como “una memorable confrontacién sobre el nihilismo como categoria para el diagnéstico de Ia situacién de nuestra época” (Franco Volpi, El nibilismo). 2.No en balde, en Ef crepiisculo de la cultura americana, un libro sobre los efectos sombrios de la corporativizacién y el consumo de masas, Morris Berman insiste en denominar a nuestro mundo como McWorld. Articulo impreso desde Revista Replicante: http://revistareplicante.com URL del articulo: http: //revistareplicante.com/literatura/ensayo/ |-apocalipsis-tibio/ Revista Replicante. Todos los derechos reservados | apocalipsitbiolprn 515

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