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Ignacio Mass Clientelismo Politico Catalogaci6n en fuente Massun, Ignacio Carlos Manuel Clientelismo politica - 1a ed. - Mareno : Métados, 2006. v. 1, 428 p. 5 15x21 cm. ISBN 950-888-210-7 4, Politica. 1. Titulo CDD 320 Fecha de catalogacién: 20/04/2006 Créditos: Autor: Ignacio Massun Diseiio: Verénica Massun © Copyright 2006 Editorial Métodos S. A. (Buenos Aires). Queda hecho el depdsito que marea la ley 11.723. Libro editado e impreso en la Reptiblica Argentina. La reproduccién total o parcial de esta obra, asf como su fotocopiado 0 copia por cualquier medio mecanico o electronico, sin consentimiento escrito del edi- tor, constituye delito (Ley 11.723). ISBN: 950-888-210-7 3. Naturaleza del clientelismo Ideal Republicano, partidos de masas y clientelismo Como hemos visto, una simplificacion grotesca del fenémeno clientelar es suponer que una persona se baja de un vehiculo cargado de alimentos, colchones 0 materiales de construccién e intercambia esos bienes por votos. Nada mas lejos de la realidad que esta simplificacién del fenémeno clientelar. Los ideales republicanos se basan en la creencia de que los partidos politicos son centros de debate y elaboracién de planes de gobierno, a los que deberfan perténecer la mayoria de los ciudada- nos. Esos partidos tendrian cada uno una Cierta orientacién ideol6- gica, democracia interna y un alto grado de participacién, no sélo en las tareas proselitistas sino también en el debate que naturalmen- te ocurre en su seno. Dentro de esa visi6n, fos ciudadanos que no tienen una lealtad partidaria definida, y que son los que en definitiva definirian las elecciones, escucharian las «plataformas electorales» que cada agrupaci6n presenta, conocerian la trayectoria y la personalidad de sus candidatos, y finalmente elegirfan ala persona que ofreciera una mejor accién de gobierno para el siguiente perfodo constitucional de gobierno. Este ideal republicano, ha resultado, en casi todo el mundo irrealizables. La realidad es que Jos partidos politicos con alguna posibilidad de acceder al poder, suelen agrupar en su seno los pensamientos mas diversos y hasta contradictorios. Las «platafor- mas electorales» son unos documentos forma!mente exigidos que 18 Clientelismo Politico nadie conoce ni lee. El debate interno ha sido reemplazado por luchas y alianzas cuyo tinico objetivo es el acceder a las candida- turas partidarias. Muchas veces son aliados quienes piensan de manera diametralmente diferente, y adversarios quienes defienden las mismas ideas. Tanto en el interior de los partidos politicos, como en la confrontacién entre ellos, lo que se observa es la luchas por el poder con una intensidad infinitamente superior al debate de ide: Slo algunos partidos absolutamente minoritarios suelen tener un proyecto politico o ideolégico definido, y l6gicamente, cuanto mas especifica sea la definicién ideolégica tanto mas ser4 su tendencia a dividirse en partidos mds pequefios. Esto es una cuestion de l6gica elemental. Si un partido tiene clarisimas defini- ciones sobre cada uno de los temas de la problematica social, lamas minima disidencia provoca una escisién. Vemos asi que los parti- dos de izquierda, liberales o de derecha, rara vez logran formar coaliciones estables, y tienden a pulverizarse. Los partidos de masa, en cambio, son inclusivos, se basan en el principio de que la politica es el arte de sumar voluntades, y entonces, naturalmente, rehuyen las definiciones sobre temas con- cretos o sobre cuestiones ideoldgicas, alentando las esperanzas mas opuestas e incompatibles. Logran victorias electorales, haciendo promesas tan contradictorias como imposibles de cumplir y utili- zando un masivo sistema clientelistico. é Qué es el clientelismo politico? Aunque todo este trabajo esta destinado a contestar a esta pregunta, a esta altura, nos parece oportuno tratar de ir precisando, aunque sea parcialmente el concepto de clientelismo politico. Como afirma Pablo Torres «el clientelismo es un fendmeno tan extendido como poco estudiado por los cientistas sociales y politi- cos argentinos. Sin embargo las paginas de los grandes diarios nacionales recurren a él frecuentemente, sin que tengamos certeza de su definicién conceptual. Todos aparentemente sabemos lo que Ignacio Massun 19 es el clientelismo, aunque quizds hablemos de diferentes cuestio- nes utilizando el mismo vocablo.»' Efectivamente, es sorprendente lacantidad de conceptos diferentes que pueden tener cabidaen esta palabra. La base del clientelismo, su aspecto mas exterior y evidente, es el intercambio de «favores» entre una persona que denominamos «patrén» y otra que es su «cliente». Este intercambio es esencial- mente asimétrico. Se establece entre una persona con un cierto grado de poder o riqueza, y otra que tiene carencias que trata de resolver mediante la relacién clientelar. Basicamente el patron asegura al cliente Ja entrega de ciertos bienes, un empleo, 0 proteccién, a cambio del apayo electoral del cliente. Visto asi,en su aspecto mas evidente y superficial, el clientelismo es una forma de prostitucién politica, toda vez que se trata de una compra de votos por bienes econdmicos. Sin embargo, esta caracterizacién burda del clientelismo no es enteramente apegada a la realidad. Como veremos hay quienes afirman que es una compleja maquinaria que tiene por finalidad el hacer legar la asistencia social a quienes la necesitan y que no se trata de una negociacién de bienes por votos, sino que esa accién comunitaria es desinteresada, y si sirve para obtener votas, na es mas que por el reconocimiento que esa acertada acci6n gubernativa genera entre los beneficiarios de! sistema. He aqui el meollo de la cuestidn: establecer en qué medida el clientelismo es un sistema legitimo y adecuado, 0 una corrupcién de las formas democraticas que roza lo delictual. A Jo largo de este libro trataremos de ir viendo diferentes facetas de este complejo fenémeno, sin adelantarconclu- siones definitivas hasta el tiltimo capitulo. En algo en lo que coinciden la mayoria de los autores es que ta finalidad del clientelismo es lograr la «acumulaci6n politica y -en Ja mayoria de Jos casos- de acumulacién electoral»? También coinciden los autores que se trata de un intercambio. | Larelacién patrén-cliente supone que ambos dan y reciben algo a | cambio, y, por otra parte se trata de una relacién dinamica porque 20 Clientelismo Politico permanentemente sufre renegociaciones y cambios de exigencias u ofertas.* J. Scott define otros elementos esenciales de larelacién clientelar, ademas de la asimetrfa, la negociacién «cara a cara» y la ausencia de definicién especifica de la relacién establecida.* En efecto para que podamos hablar de una relacién clientelar, no debemos referir- nos a relaciones formales institucionales. Siempre la relacién patrén-cliente se basa en un conocimiento personal.5 Las personas se conocei, se recuerdan y toman esta relacién como un compro- miso personal. Pero, ademas, es una relacién absolutamente infor- mal. No existe un «reglamento del clientelismo» ni los miembros de esta relaci6n firman contratos que los vincufen. Ni siquiera se establecen verbalmente especificas obligaciones. El patron rara vez dice que otorga este 0 aquel beneficio a cambio de un favor politico. Todo el intercambio es revestido de «agradecimiento», «lealtad» y «reconocimiento». Cardcter diddico y Redes clientelares Otra caracteristica de la relaci6n clientelar es que tiene sdlo dos protagonistas. Rara vez el patr6n establece su intercambio con un grupo de clientes, prefiere la transacci6n «cara a cara» con cada cliente, Por eso es que la construcci6n de grandes movimientos politicos que aspiren a acceder a] poder mediante el clientelismo necesita numerosos intermediarios. Estos «brokers» 0 «mediadores clientelares», Jlamados indistintamente «punteros» o «referentes», como veremos, son esenciales para la construccién de las «redes clientelares». Un mediador, a su vez, cliente de un estamento més importante en la red clientelar. El mediador «responde» a un «referente politico». Puede ser un diputado, un concejal o un funcionario del ejecutivo municipal. El mediador vive en el barrio humilde y es amigo y conocido de los clientes. Pero a su vez, es cliente de un funcionario, que a su vez es cliente del intendente, y este del gobernador y asi, la red se estructura como una pirémide que suele términar en la ctispide del poder. Ignacio Massun 21 En general jos autores se limitan a sefialar la existencia de tres niveles, patrén, mediador (0 «broker») y cliente. A mi modesto entender, Ja construcci6n del poder politico clientelar, es una pirdmide de muchos escalones, en las que todos s¢ conocen «cara a cara» y negocian favores politicos, por bienes econémicos. Cuando un gobernador debe apoyar al partido politico del presiden- te para recibir ayuda econémica del gobierno federal para solventar los gastos de la administracién provincial, jen qué se diferencia del desocupado que se compromete a votar por un paquete de fideos’? A lolargo de este trabajo hablaremos basicamente de la relacion del cliente de primer grado (el marginado social) pero la gran mayoria de las afirmaciones son aplicables a los grados superiores de la red clientelar. En nuestros dfas ha aparecido un fenémeno que podriamos Hamar «clientelismo transnacional». El presidente de Venezuela, Hugo Chavez, esta distribuyendo’ en barrios humildes de los Estados Unidos, combustible a la mitad de su precio de mercado, con la inocultable intencién de obtener apoyos politicos de las clases menos favorecidas de la mayor potencia del mundo. Asimetria En laesencia del clientelismo esta la asimetria. No importa si el «broker» es una persona humilde que ha accedido a una modesta posicién de privilegio en el esquema politico clientelar. En el momento en que se constituye en «mediador clientelar» se diferen- cia radicalmente de sus clientes, porque él es quien posee los medios para celebrar el intercambio clientelar. Hay una doble eleccién. Uno elige a sus protegidos, Sos otros eligen a su protector. Y ambos lo hacen para obtener una utilidad mutua.’ Sin embargo, aunque [a relacién se basa en e} reconoci- miento, el agradecimiento y la lealtad, su diferencia de roles no se puede cuestionar. Como dice Auyero: «Las relaciones clientelar oinciden con el patrén bisico que define a las relaciones de dominacién: un sujeto de accion, el otro, objeto de ia misma, uno 22 Clientelismo Politico siempre arriba, otro siempre abajo; uno que es quien hace, otro que es aquien le hacen.»’ Discrecionalidad E] pattén controla los recursos econémicos 0 politicos que integran la transaccién, como un «guardidn»® que puede abrir 0 cerrar esa puerta de acceso a los bienes buscados por el cliente. Siempre el clientelismo se basaen un cierto, grado de discrecionalidad del patrén o del mediador. Si los bienes que se negocian se pudieran obtener mediante un tramite burocratico objetivo y accesible al cliente, el patrén perderia todo su poder de negociacién. La discrecionalidad, es decir la posibilidad de conceder o denegar un beneficio por una decisi6n librada a su arbitrio, esté en la esencia del clientelismo. Muchas veces esa libertad de accién, que da al mediador su poder de negociacién es utilizada de manera inversa como amena- za. E) mediador advierte que la falta de lealtad se pagara con la pérdida del beneficio por accién directa del patrén al que le fue desleal. A veces se expresaré diciendo que si se pierden las elecciones se interrumpiré el flujo de ayuda, y otras, mas especificamente, amenazando con quitarselo al cliente desleal. Relaciones interpersonales Analicemos un poco més detenidamente la naturaleza de fa relacién interpersonal que se establece entre los clientes y sus mediadores. Los criticos mas extremos llegan a decir que entre ellos existe una relacién similar al «Sindrome de Estocolmo» es decir a la afinidad que se da, de manera patolégica, entre secuestrador y secuestrado. Los pobres estarfan agradecidos para encontrar un sentido 0 justificacién a fa humiffacién que sufren. Frente a la denigrante negociacién de su apoyo politico por una ayuda econs- mica, necesitan convencerse de que ef «broker» es una buena persona. «Quien sufre la vergtienza de tener que darle una parte de Ignacio Massun 23 su pensamiento a alguien que le da una bolsa de mercaderia o una vivienda que en realidad le corresponderia por derecho, puede Wegar a tener la insoportable necesidad de sentir que quien to somete de esa manera es en realidad un buen tipo a quien vale la pena hacer caso»® y merece, por ello, el apoyo electoral brindado. En general, los primeros grados de la red clientelar se basan en lazos familiares 0 de amistad preexistentes.’” Cuando alguien comienza a operar como mediador en un barrio bumilde, no es un extrafio cafdo del cielo, es «uno de ellos», alguien que compartié experiencias, que vive en el barrio, que juega al ftitbol con sus vecinos, y a quién conocen desde mucho tiempo atrds. Como dice Torres: «El temor y la dependencia no son seguramente las tinicas relaciones establecidas entre patrones, mediadores y clientes. Sin embargo, son las inicas que encontramos en una lectura atenta de Jos tres grandes diarios nacionales. ;Qué otros tipos de relaciones apareceran?. Los estudios académicos hablan de cuestiones vincu- Jadas con la pertenencia de patrones, mediadores y clientes a los mismos cfrculos familiares, étnicos, religiosos, deportivos, lo cual permite pensar que las relaciones clientelares Ilevan implicitas eargas de afectividad, solidaridad, compromiso mutuo. Estas cues- tiones, no obstante, no las encontramos en los articulos analiza- dos.»'! Sélo asi se pueden sentar las bases de un clientelismo efectivo. Si un gobernante pretendiera nombrar varios miles de mediadores y los distribuyera aleatoriamente por diversos pueblos 0 barrios, seguramente obtendria un estruendoso fracaso, porque ja red clientelar se basa en reconocimientos, afinidades y afectos mutuos. Sorprendentemente, en los puntos mas altos de la red suele ‘ecurrir algo semejante. Cuando un alto exponente de la politica tiene que explicar, ante los medios de comunicaci6n, una alianza impensable desde la légica o Ia historia, suele recurrir a una serdadera o supuesta amistad y militancia de antigua data. La relacion clientelar siempre niega su carcter de «intercam- bio». Jamas se admite que exista una transaccién de sontraprestaciones. Lo que el cliente hace por su mediador es una 28 Clientelismo Politico Notas del Capitulo 1. Torres, Pablo José, «Clientelismo una visidn desde tos grandes diarios ar- gentinos», 2003, kttp:iwww.lavaca.org/seccion/actualidad/0/39 tml. 2. Torres, Pablo José, «Clientelismo Politico y Ayuda Social», Editorial La Campana, La Plata, 2002, pag. 48. 3. Gay, Robert, «El clientelismo y el Universalismo», Editorial Losada, Bue- nos Aires, 1997, pag. 81. 4. Trotta, Miguel EV, «La metamorfosis del clientelismo politico», Editorial Espacio Editorial, Buenos Aires, 2003, pag. 25 5. Troma, Miguel E.V., Obra citada, pag. 14 6., «Clientelismo dominacién y utilidad mutua», Editorial El Diario de Madryn I" Noviembre de 2008, Puerto Madryn, 2005 7. Auyero, Javier «¢Favores por Votos?», Editortal Losada, Buenos Aires, 1997, pag. 25. 8. Alfredo Rehren, «Clientelismo Politico, corrupcién y reforma del Estado de Chile», Chile, www.cepchile.cVdms/archivo_3524_1754/refor2_02_rehren. pdf. 9. «Clientelismo: La trata de pobres.», Editorial Diario Norte, 2005, htrp:// chaco.com.ar/modules. php ’name=News&file=articled& sid= 1427. 10. Torres, Pablo José, «Clientelismo Politico y Ayuda Social», Editorial Le Campana, La Plata, 2002, pag. 55 : 11. Torres, Pablo José «Clienielismo una vision desde los grandes diarios ar- gentinos», 2003, http:/www:lavaca.org/seccion/actuallidad/0/397. stunt. 12. Auyero, Javier, Obra citada, pdg, 57. 13. Auyero, Javier, Obra citada, pag. 56. 14, «Clientelismo Politico 2», htp:/encyclopedie-es clientelisme_politico.fitml, 15. Torres, Pablo José, «Clientelismo Politico y Ayuda Social», Editorial La Campana, La Plata, 2002, pig. 62. 16. Torres, Pablo José, Obra citada, pag. 35 17. Torres, Pablo José, Obra citada, pag. 55 18. Auyero, Javier, «;Favores por Votos?», Editorial Losada, Buenos Aires, 1997, pag. 183. 19. Torres, Pablo José, «Clientelismea Politico y Ayuda Social», Editorial La Campana, La Plata, 2002, pag. 100. 20. Torres, Pablo José, «Clientelismo Politico y Ayuda Socials, Editorial La Campana, La Plata, 2002, pig. (01. 21. Torres, Pablo José, «Clientelismo Politico y Ayuda Social», Editorial La Campana, La Plata, 2002, pag. 101. 22. «E! clientelismo politico en el campo chileno», Chile, 2005, http:// wwwuvm.cl/esonline/pdf/clientelismo% 20politico% 20jokn% 20durston. pdf 23. Roniger, Luis, «Sociedad Civil. Patronazgo y democracia», Editorial Losada, Buenos Aires, 1997, pag. 106. 24. «El clientelismo politica en el campo chileno», Chile, 2005, http:// www.wynelesaitline/pdf/clientelismo% 2politico% Wjohn%20durston. pdf. 25. Torres, Pablo José, «Clientelismo Politico y Ayuda Social», Editorial La Campana, La Plata, 2002, pag. 64 26, Delgado, Ana Alicia, «Clientelismo Politico». Montevideo, 2005, htip:// www. rau.edu.uy/fes/dts/Mip I/clientelismopolitico.pef nyke.comfarticles/

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