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El ano liturgico Memorial de Cristo y mistagogia de la Iglesia Jesus Castellano BIBLIOTECA LITURGICA No estd permitida la reproduccién total o parcial de esta obra por cualquier procedimiento sin la autorizacién escrita de la editorial. Primera edici6n: enero de 1994 Segunda edicién: abril de 1996 1° reimpresién: noviembre del 2005 Edita: Centre de Pastoral Liturgica ISBN: — 84-7467-289-9 D.L.: B-46621-2005 E.U. Imprime: Publidisa SUMARIO Bibliografia sobre el afio lituirgico u LINTRODUCCION AL ESTUDIO Y LA CELEBRACION DEL ANO DEL SENOR Capitulo 1°. Teologia del aio litirgico 19 EL tiempo litirgico 19 Teologia del _ano litirgico 23 La perspectiva del Oriente Sieanting . 37 Capitulo 2°. Espiritualidad del afio litargico Al Capitulo 3. Para estudiar, celebrar y vivir el aito litirgico 49 UL_LA CELEBRACION DE LA MANIFESTACION DEL SENOR Capitulo 1°. Adviento, celebracién de la espera del Seftor 63 Historia’ 63 Teologia 67 Liturgia ....... aaa 70 Sugerencias pastorales 74 Espiritualidad 74 Capitulo 2°. La fiesta de Navidad $1 Teologia 88 Liturgia 92 Sugerencias pastorales 95, Espiritualidad 97 Capitulo 3°. Tiempo de Navidad, Epifania, Bautismo del Sefior 107 Raices histéricas .. 108 Teologia 110 Celebracién liturgica . 12 Sugerencias pastorales 116 Espiritualidad 118 IIL. LA CELEBRACION DE LA PASCUA Capitulo 1°. La Cuaresma: camino de la Iglesia hacia la Pascua 125 Historia 125 Teologia 130 Liturgia 134 NOUN cians cde dations hccsamspaarenen a smn eae elbiee ome eer Espiritualidad 147, Capitulo 2°. La celebracién anual de la Pascua del Sefior 153 Historia 153 -Teologia del Triduo Pascual 174 Celebracién littirgica ... 184 Sugerencias pastorales 195 Espiritualidad litargica 201 Capitulo 3°. Pentecostés o tlomipe pascual 209 Indicaciones histéricas 210 Teologia 214 Liturgia 216 Sugerencias pastorales 221 Espiritualidad 222 IV. EL DOMINGO, DIA DEL SENOR Y DE LA IGLESIA, PASCUA SEMANAL Elementos hist6ricos 231 Teologia 236 Liturgia 240 Pastoral 244 Espiritualidad 247 V. EL TIEMPO ORDINARIO: PRESENCIA DEL SENOR EN EL CAMINO DE LA IGLESIA Historia Teologia Liturgia Orientaciones pastorales Espiritualidad VI. OTRAS CELEBRACIONES Capitulo 1. Las fiestas del Sefior 273 Evolucién historica 273 Una just 275 Liturgia 27 Orientaciones pastorales y espirituales 286 Capitulo 2. La presencia de la Virgen Maria 289 Evoluci6n historica 290 Teologia 297 La Virgen Maria en el aito littirgico renovado 300 Orientaciones pastorales 318 Lineas de espiritualidad litirgica y mariana 319 Capitulo 3. La celebracién del misterio de Cristo en las fiestas de los santos 327 Historia 328 Teologia 331 Liturgia 334 Sugerencias pastorales 343 Rasgos de espiritualidad 344 Conclusién Indice ... INTRODUCCION 1. Este libro ha nacido de la fe, de la experiencia eclesial y del servicio de la ensefianza teolégica. Es ante todo un testimonio de mi fe en Cristo el Sefior y de gratitud por el gran don de sus misterios vividos cada aito en el ciclo litirgico. Es también un testimonio de comunién eclesial y de amor a la Iglesia, la Esposa a quien el Sefior le ha confiado la memoria y la presencia de sus misterios en su liturgia. Iglesia que me ha consagrado sacerdote para presidir y actualizar el don inefable de la gracia, revivido de Pascua en Pascua, con el estupor de la novedad que tienen las inagotables riquezas de Cristo. EI origen, pues, de estas paginas tiene su justificaci6n en un amor creciente a la liturgia y un deseo de comunicar sus tesoros. Lo hecho du- rante varios afios en los cursos de teologia y de espiritualidad liturgica en el Teresianum y en el Pontificio Instituto Regina Mundi de Roma. A los muchos alumnos y alumnas con quienes he compartido estos dones, se debe el estimulo para escribir y publicar estas paginas. 2. El texto de este libro, que aparece por vez primera en espajiol, ha tenido ya dos ediciones en lengua italiana. Pero ha sido ilusién de muchos afios que viera su luzen Espana. Un proyecto que finalmente se realiza con la ayuda y la benevolencia de los amigos del Centro de Pastoral Littirgica de Barcelona. La bibliografia sobre el afio littirgico es hoy més abundante que hace apenas unos afios en el Ambito de la lengua espaiiola. Se ha notado un des- pertar de interés con algunas traducciones recientes y con obras de autores espaitoles, como J. Ordériez Marquez, J. Bellavista, J.M. Bernal y J. Lopez Martin y otros. Nuestra aportacién, al lado de la de estos autores, es modesta; pre- tende poner de relieve sobre todo la dimensién espiritual del aiio liturgico. Si alguna originalidad puede tener, ésta radica en la forma de presentar 8 Introduceién algunos temas y en la clave metodolégica que se ofrece. En efecto, entre tantos libros sobre el afio liturgico, el nuestro se presenta con una serie de caracteristicas. La primera consiste en ofrecer una sintesis ordenada y arménica del tema, con una visi6n general del afio liturgico, de sus tiempos, de sus fies- tas. La segunda es la de proponer una exposicién en una clave unitaria y homogénea en cada uno delos tiemposcon la historia, la teologia, la liturgia, la pastoral y la espiritualidad. Cinco claves para entrar en la complejidad del misterio. Con todas ellas se forja su dimensién espiritual, ofrecida como sintesis vital al final de cada capitulo. Una cuarta cualidad de nuestro libro es la de brindar una referencia a la liturgia oriental, sobre todo bizantina. La dimensién de universalidad que hoy tiene la vida de la Iglesia y que testimonia ampliamente el reciente Catecismo de la Iglesia Catélica nos debe ayudar a respirar con los dos pul- mones de Oriente y de Occidente. De aqui que en cada uno de los capitulos no falte la referencia a la liturgia oriental y a sus textos littirgicos para la meditacién y la celebracién. Finalmente, encada unode los capitulosdelaiiolitixgicohemos querido evidenciar la dimensi6n de la presencia y la ejemplaridad de Maria. De esta forma el libro que ahora presentamos mantiene una fidelidad a su primera edicién italiana, publicada en el afio 1987 con motivo del Ano mariano en una coleccién del Centro de Cultura Mariana Madre de la Iglesia de Roma, animado por el incansable P. Ermanno M. Toniolo, siervo de Maria. 3. Este libro, sin embargo, no es una simple traducci6n. Es una reela- boracién que respeta ampliamente el texto italiano, pero aporta no pocas novedades. Se ha optado por un texto que mantiene un tono sencillo y accesible. Se evitan excesivos aparatos criticos y bibliografias complejas. Ademés de una bibliografia general, se sefialan al final de cada capitulo algunas referencias esenciales, sobre todo de lengua espafiola. Todo libro de teologia y espiritualidad littirgicas nace de los textos mismos de la ce- lebracién de la Iglesia: Misal, Leccionario, Liturgia de las Horas; y necesa- riamente, a ellos remite, poniéndose a su servicio, sin sustituirlos, sino mas bien ayudando a descubrir sus riquezas. Por eso, estas paginas quieren ser de caracter mistagégico. Profundizan en la teologia y explican el complejo caftamazo de la liturgia: palabras, oraciones, ritos, imagenes. Es un libro de mistagogia lituirgica en la linea de las directrices que nos ofrece el Catecismo de la Iglesia Catélica : «Una celebracién sacramental esta tejida de signos y simbolos. Segtin la pedagogia divina de la salvacién, su significacién tiene su raiz en la obra de la creacién y en la cultura humana, se perfila en los acontecimientos de la antigua alianza, y se revela en su plenitud en la persona y en la obra de Cristo» (n. 1145). 4. Con una opcién que responde a sus intentos, el libro esté dividido en varias partes. La primera parte ofrece una introduccién a la espiritualidad y teologia del aio littirgico y una clave metodolégica de lectura y celebracién (1). La segunda parte inicia el estudio especifico de los tiempos liturgicos, siguiendo el desarrollo l6gico, no de su génesis ni de su importancia, sino del circulo del ato, tal como nos lo presenta el Misal. Se abre con el tiempo de la manifestacion del Sefior: Adviento, Navidad, tiempo de Navidad (II). Contintia la terceracon la celebracién del misterio Pascual: Cuaresma, Triduo pascual y Semana Santa, Tiempo pascual 0 Pentecostés (III). Sigue, con una opcién metodolégica discutible, la parte dedicada al dia del Seftor, que prolonga en el tiempo, como sacramento semanal, el misterio de Pascua y de Pentecostés (IV) e ilumina el camino de la Iglesia en el tiempo ordinario (V). La ultima parte esta dedicada a una serie de momentos del afio littir- gico: la celebracion de las fiestas del Sefior, la presencia de la Virgen Maria y la memoria de los santos en el misterio de Cristo (VI). Hay en el libro inevitables repeticiones que se justifican por la unidad de cada uno de los temas en su conjunto. Este libro ha sido pensado mis para los pastores que para los profesores; se dirige a las comunidades eclesiales mas que a la ensefianza; se ofrece como catequesis littirgica e iniciacién espiritual a quienes quieren celebrar Jos misterios de Cristo con plena inteligencia de las palabras y los ritos, con una gozosa experiencia de sus riquezas. No hay mayor riqueza espiritual que el misterio y los misterios de Cristo en los que suavemente nos introduce la Iglesia que los celebra, bajo la accién del Espiritu Santo, para que en él sepamos introducir nuestra vida personal, comunitaria y social, nuestra contemplacién y nuestros compro- misos, de tal manera que la vida de Cristo sea nuestra vida, y nuestra vida sea la suya. Roma, Teresianum. Pascua de nuestra Sefiora 15 de agosto de 1993 BIBLIOGRAFIA SOBRE EL ANO LITURGICO 1, Las fuentes litirgicas VATICANO II, Constituci6n Sacrosanctum Concilium, nn. 102-111. Misal Romano, Madrid, Coeditores liturgicos, 1988. PABLO VI, Carta Apostélica Mysterii Paschalis (14 de febrero de 1969). Normas universales sobre el afio littirgico y Calendario romano general; texto espafiol en el Misal Romano, pp. 95-124. Ordo Lectionum Missae, Editio typica altera, Libreria Editrice Vaticana, 1981; texto en espanol: La mesa de la palabra. Ordenacién general de las lecturas de la misa. Texto y comentario (= Dossiers CPL n. 37), Centro de Pastoral Littirgica, Barcelona 1988, 100 pags. Liturgia de las Horas segtin el rito romano, Madrid, Coeditores littirgicos, 1984, 4 vols. Missale hispano-mozarabicum, Toledo 1991. Documentaci6n littirgica posconciliar. Enchiridion, preparado por A. Pardo, Barcelona, Ed. Regina, 1992. Unabuenasintesis de documentos oficiales, noticias histéricas y textos eucolégicos en la coleccién de E. LODI, Enchiridion euchologicum fontium liturgicorum, Roma, Edizioni liturgiche, 1978; ID., Liturgia della Chiesa, Bo- logna, Ed. Dehoniane 1981, pp. 971-1928. 2. Tratados sistematicos actualizados AA.VV, L'anno liturgico. Storia, teologia, celebrazione, Marietti, 1988. AA.WV, Afiolihirgico, Ciclosy fiestas, en D. BOROBIO (ed.), La celebracién en Ia Iglesia, III. Ritmos y tiempos de la celebracién, Salamanca, Ed. Sigueme, 1990, pp. 29-282. 2 Bibliografia sobre el ano littirgico AA. VV., Experiencia religiosa en los tiempos littirgicos: Revista de Espi- ritualidad 178 (1986). A. ADAM, L’Anno liturgico, Torino-Leumann, LDC, 1984. E. ALIAGA GIRBES, Teologia del tiempo littirgico, Valencia, Facultad de Teologia S. Vicente Ferrer, 1980. H. AUF DERMALR Feiern im Rhythmus der Zeit, 1. Herrenfeste im Woche und Jahr, Regensburg 1983. J. BELLAVISTA, L’any liturgic, Abadia de Monserrat 1982. Version espanola: El ano littirgico, Madrid, Ediciones Paulinas, 1985. A. BERGAMIN, Cristo festa della Chiesa. Storia-teologia-spiritualita-pas- torale dell’ Anno liturgico, Roma, Ed. Paoline, 1983. J.M. BERNAL, Iniciaci6n al Afio littirgico, Madrid, Cristiandad, 1985. F. BROVELLL, L’Annoliturgico. Celebrazione del mistero di Cristo nel ritmo del tempo, Padova, Istituto di Teologia Pastorale di Santa Giustina, 1980 (pro manuscripto). I.DALMAISy P. JOUNEL, La liturgia y el tiempo, en A.G. MARTIMORT, La Iglesia en oraci6n. Introducci6n a la liturgia, Barcelona, Herder, 1987, nueva edicion actualizada y aumentada, pp. 887-1046. J. LOPEZ MARTIN, EI Afio littirgico. Historia y teologia de los tiempos festivos cristianos, Madrid, BAC popular, 1984. S. MARSILI, Teologia liturgica. Anno liturgico, Roma, Pontificio Istituto S. Anselmo, 1977 (pro manuscripto). Publicado también en S. MARSILI, I segni del mistero di Cristo. Teologia liturgica dei sacramenti, Roma, Edizioni Liturgiche, 1987, pp. 361-460. A. NOCENT, Celebrara Jesucristo. El Afio littirgico, Santander, Sal Terrae, 1979, 7 vols. J. ORDONEZ MARQUEZ, Teologia y espiritualidad del Aiio littirgico, Madrid, BAC, 1978. EF. RECKINGER, | giorni di convocazione dell’assemblea. Il tempo liturgico, in AA.VV,, Nelle vostre assemble. Teologia pastorale delle celebrazioni liturgiche, Brescia, Queriniana, 1984, vol. I, pp. 136-168. Th.J. TALLEY, The origins of the Liturgical Year, Liturgical Press, Colle- geville, 1991. En el Nuevo Diccionario de Liturgia, Madrid, Ed. Paulinas, 1987 (NDL), traducido del italiano, se encuentran las principales voces del Afi lituirgico, conalgunas novedades respectoa laedicién original y abundante bibliografia actualizada sobre cada uno de los temas en lengua castellana. Noticias interesantes acerca de la formaci6ne historia del afoliturgicoen M.RIGHETTI, Historia de la liturgia, Madrid, BAC, 1965, vol I, pp. 637-1067. 13 3. Tratados clasicos Sefialamos por su importancia algunos tratados clasicos anteriores a la reforma del Vaticano II: E. FLICOTEAUX, Espiritualidad del afio litirgico, Salamanca, Ed. Si- gueme, 1965, C. FLORISTAN, El afio littirgico, Barcelona, Ed. Flors, 1966. P. GUBRANGER, Lanneée liturgique, Paris 1874. E. LOHR, El afio littirgico. El misterio de Cristo en el afio eclesidstico, Gua- darrama, Madrid 1966. J.C. NESMY, Espiritualidad del afio littirgico, Barcelona, Herder, 1965. P. PARSCH, El afio litirgico, 4 vols. Barcelona, Herder,1960-1962. J. PASCHER, El Afio littirgico, Madrid, BAC, 1965. 4. Instrumentos pastorales Para poner en practica las orientaciones pastorales y espirituales del Aji litargico es necesario hacer referencia alas revistas de Liturgia de cada naci6n. Para Espafia son interesantes las revistas «Pastoral Litdrgica» del Secretariado Nacional, «Phase» del Centro de Pastoral Litirgica de Barce- lona, «Oracién de las Horas», desde 1992 con su nuevo titulo «Liturgia y Espiritualidad», del mismo Centro. Hay también valiosas aportaciones en las revistas littirgicas de Argentina, México, Brasil. Son siempre valiosos los «Dossiers» del Centro de Pastoral Liturgica de Barcelona, entre los que destacamos por su interés practicolos siguientes niimeros monograficos: 2. Adviento. 4. La cincuentena Pascual. 5. Navidad y Epifania. 8. Cua- resma. 11. Semana Santa. 26. El sabor de las fiestas. 28. Celebrar las fiestas de Maria. 34. El domingo cristiano. 44. Celebrar la venida del Sefior: Adviento. Navidad. Epifania. 46. Oraci6n mariana a lo largo del ano. 47. Lectura dela Biblia en el aio littirgico. 52. Pascua/Pentecostés. 57. Celebrar la Cuaresma. 61. Celebrar la Semana Santa. Entre los ntimeros de los «Cuadernos Phase» sefialamos: 14. El aito lituirgico. 24. Vivir segtin el domingo. 31. El sentido de la Semana Santa. 37. Redescubrir el culto a los Santos. 43. El culto a la Virgen Maria. 46. Vivir el tiempo como salvacién. uu Bibliografia sobre el ato littirgico 5. Aito liturgico oriental Para una vision del conjunto del Afto Littirgico oriental se pueden consultar tiltimamente los siguientes libros: C. ANDRONIKOE, Le sens des fétes, le cycle fixe, Paris, Cerf, 1970. ID., Le sens des fétes. Le cicle pascal, Paris, Cerf, 1986. J.H. DALMAIS, Les liturgies d’Orient, Paris, Cerf, 1981. M. DONADEO, L’anno liturgico bizantino, Brescia, Morcelliana, 1991. J. TYCIACK, II mistero del Signore nell’anno liturgico bizantino, Milano, Vita e Pensiero, 1963. Indicaciones esenciales en J. BELLAVISTA, o.c., pp. 175-188. UN MOINE DE L'EGLISE D’ORIENT, L’An de grace du Seigneur. Un commentaire de l'année liturgique bizantine, Paris, Cerf, 1988. Desde el punto de vista de la iconografia sefialamos nuestro libro J CASTELLANO, Oracién ante los iconos. Los misterios de Cristo en el afio littir- gico, Barcelona, Centro de Pastoral litiirgica, 1993, Dossiers n.56, con una bibliografia esencial. Para un contacto con los textos de la liturgia bizantina hace falta re- currir a la edicién griega de la Congregacién para las Iglesias orientales, Anthologion, Romae 1967-1980, 4 vols. Se puede consultar la monumental edicion francesa del Octoechos, del Pentecostarion, del Triodion, asi como de los Menei, es decir, los libros de los doce meses del afio litirgico, hecha del Archidiacono DENIS GUILLAUME editada en Roma, en el Pontificio Colegio Ruso. NB. Paracada uno de los tiempos littingicosremitimos aesta bibliografia general en sus respectivos lugares, ano ser que alguna aportacion merezca ser destacada como bibliografia esencial en cada uno de los capitulos. L INTRODUCCION ALESTUDIO Y LA CELEBRACION DEL ANO DEL SENOR Todo estudio de un tema littirgico merece una amplia introduccién tematica y metodolégica. El aio lituirgico, por la complejidad de sus temas, necesita una introduccién en la que cada autor, en sintonia con las orien- taciones de la Iglesia, trata de abrirse camino y proponer sus opciones de método para tratar un tema de tanta envergadura. Algunos autores empiezan a tratar el tema del aio littirgico haciendo una teologia del tiempo césmico y una historia de la compleja realidad del entramado celebrativo del afio cultual hebreo con esas fiestas religiosas anuales que han dejado huella en el afio cristiano. Otros prefieren trazar una linea histérica del desarrollo del aiio litirgico cristiano. Otros, en fin, proponen desde el principio su estructura actualizada. Queremos introducir al lector benévolo en el entramado del afio litdir- gico a través de esta primera parte con una serie de capitulos que tienen como objeto preparar el camino a una mejor inteligencia de cada uno de los sectores del afio del Sefior. En el primer capitulo queremos trazar las lineas maestras de una teo- logia del aio littirgico, partiendo de las orientaciones del Magisterio de la Iglesia en la sintesis de la Sacrosanctum Concilium y de una recta aplicacién de las ideas fundamentales de una auténtica teologia litirgica. Elsegundo capitulo esta dedicado a explicar algunos conceptos funda- mentales que ayuden a comprender el afio litiirgico desde una perspectiva, tipica de nuestra exposicién, la de la espiritualidad. En el tercer capitulo se ofrece la clave metodolégica del estudio que se har posteriormente en cada uno de los momentos del afio liturgico. Una clave necesaria para mantener en cierto modo la unidad intrinseca de nuestra exposicién. De esta forma tratamos de ofrecer lo esencial para la comprensién de los diversos temas que el aio litirgico ofrece de manera que quede per- fectamente clara la teologia, la celebracién, el influjo que debe tener en la vida de la Iglesia. Capitulo primero TEOLOGIA DEL ANO LITURGICO Antes de examinar los momentos del afto liturgico, parece oportuno ofrecer una escueta teologia de este sector de la liturgia de la Iglesia, con una aproximacion al tema, con una sintética exposicidn teolégica, con la clave metodoldgica de la lectura que a continuaci6n sera propuesta para los diferentes tiempos del afio. EL TIEMPO LITURGICO Tiempo césmico, biblico, litargico El tiempo liturgico o el afio littirgico es un sector especifico del estu- dio de la liturgia en todos sus numerosos componentes (historia, teologia, celebracién, pastoral, espiritualidad). Desde el punto de vista de la liturgia como celebracién, es a la vez una dimensién del misterio de Cristo cele- brado y esté también unido con todas las otras celebraciones littrgicas, especialmente con la Eucaristia y la liturgia de las horas. En efecto, no hay celebracién eucaristica o de la alabanza divina que no esté de algtin modo relacionada con el aito littirgico y no existe celebracién del afio liturgico que no se exprese a través de la celebracién eucaristica, de los sacramentos y de la oracién litirgica. Se trata, por lo tanto, de una dimensién que acompaiia la celebracién de la liturgia y la hace variada, rica, significativa, con la posibilidad de evidenciar en cada celebracién la totalidad del misterio de Cristo y alguno de sus aspectos particulares, unido precisamente a los tiempos liturgicos. 20 Introduccién al estudio y celebracién del afto del Senor El tiempo liturgico de la Iglesia tiene su fundamento en la misma realidad del tiempo cdésmico, con sus estaciones, el ritmo de los dias, las semanas, los afios. Acoge la dimensién biblica del tiempo como espacio sagrado lleno de la presencia del Seftor de la creacién y de la historia. El ritmo de los dias y de las estaciones revela al Dios Creador, la celebracién de los acontecimientos de la historia de la salvacién es memorial del Dios presente en la vida de Israel. Tiempo césmico y tiempo biblico dan al tiem- po del hombre el cardcter de una presencia salvadora, del momento del encuentro, de la memoria salvifica. En Cristo el tiempo adquiere su dimensién definitiva; la irrupcién de Jo eterno en lo temporal, la presencia de! Dios-con-nosotros en el devenir de los dias y de los afios, la determinacién de algunos hechos salvificos fundamentales da al tiempo cristiano su pleno sabor cristologico. Si la Liturgia de las Horas concentra su atenci6n en el misterio de cada dia con sus horas que nos remiten a la dimensi6n cosmica y antropoldgica y a los hechos salvificos, el afio littirgico tiene la capacidad de abrirse a todos los acontecimientos de la historia de la salvaci6n celebrados en forma apretada y sintética en un afto solar que ciclicamente vuelve para ofrecernos el gozo y el estupor de una memoria perenne, la de Cristo que llena de sentido el tiempo de la Iglesia y de la humanidad, proyecténdonos a la vez hacia un solo pasado - el de la historia de la salvacion que se concentra en Cristo - y hacia un solo futuro - el del retorno del Sefior - en los que el presente tiene pleno sentido. El tiempo liturgico lena de sentido con sus celebraciones el tiempo de la Iglesia en camino hacia la patria y le hace saborear la presencia del misterio y de los misterios de Cristo. El afio litargico en la Sacrosanctum Concilium Si queremos orientar la teologia del aiio littirgico es necesario tomar como punto de referencia algunos textos de laConstitucién liturgica, de 1963. Por su riqueza doctrinal, su expresi6n sintética y su fecundidad normativa en la reforma litirgica merecen ser recordados y comentados brevemente. El punto de partida de nuestra consideracién puede ser la sintesis ofrecida por la Iglesia en la «Sacrosanctum Concilium» (= SC). EI misterio de Cristo en el afio littirgico (SC 102) «La santa madre Iglesia considera deber suyo celebrar con un sagrado recuerdo en dias determinados a través del afio la obra salvifica de su di- Teologia det aito litirgico 21 vino Esposo. Cada semana en el dia que llaman del Sefior, conmemora su resurreccién, que una vez al aio celebra también, junto con su santa pasion, en la solemnidad de la Pascua. Ademés, en el circulo del afto desarrolla todo el misterio de Cristo, desde la Encarnacién y la Navidad hasta la As- censién, Pentecostés y la expectativa de la dichosa esperanza y venida del Seftor. Conmemorando asi los misterios de la redencién, abre las riquezas del poder santificador y de los méritos de su Sefior, de tal manera que, en cierto modo, se hacen presentes en todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y Ilenarse de la gracia de la salvacién». Este texto, que nos recuerda las ensefianzas la Enciclica Mediator Dei de Pio XII, pone de manifiesto: - eldeber de la Iglesia Esposa de celebrar el memorial de Cristo; - la dimensién pascual de esta memoria en el domingo y en la Pascua anual; - latotalidad del misterio del Seftor en su preparacién y manifestacin, en Jos misterios de la vida, muerte y resurrecci6n de Cristo y desuascensién, desde el dia de Pentecostés hasta la espera de su gloriosa venida; - se afirma la riqueza del misterio de la redencién que se abre a la comu- nin de todos los fieles, haciéndoles de alguna manera presentes estos misterios, de modo que todos puedan entrar en contacto con ellos y ser repletos de la gracia de la salvacion. Esta ultima expresion es central y nos orienta hacia la consideracion de la presencia de Cristo y de sus misterios en el afio litirgico, como veremos més adelante. E] misterio de la Virgen Maria en el afio littirgico (SC 103) «En la celebraci6n de este circulo anual de los misterios de Cristo, la santa Iglesia venera con amor especial a la bienaventurada Madre de dios, la Virgen Maria, unida con lazo indisoluble a la obra salvifica de su Hijo; en ella, la Iglesia admira y contempla el fruto mas espléndido de la redencién y lacontempla gozosamente como una purisima imagen de lo que ellamisma, toda entera, ansia y espera ser. Se pone de manifiesto en este texto, con una doctrina eficaz que tendra grandes repercusiones en el desarrollo del culto liturgico postconciliar y en particular en la Marialis cultus, de Pablo VI, la presencia de Maria en el misterio de Cristo y en su celebracién, como sera expuesto en el momento oportuno. 2 Introduccién al estudio y celebraciin del ato del Senor Los santos en el misterio de Cristo ( SC 104). «Ademis, la Iglesia introdujo en el circulo anual el recuerdo de los mérttires y de los demas santos que, llegados a la perfeccin por la multi- forme gracia de Dios, y habiendo ya alcanzado la salvacién eterna, cantan Ja perfecta alabanza de Dios en el cielo e interceden por nosotros. Porque, al celebrar el transito de los santos de este mundo al cielo, la Iglesia proclama el misterio pascual cumplido en ellos que sufrieron y fueron glorificados con Cristo, proponea los fieles sus ejemplos, los cuales atraen a todos por Cristo al Padre, y por los méritos de los mismos implora los beneficios divinos». Seguin la tradicién eclesial, los mértires primero y los otros santos después han sido venerados y celebrados en la Iglesia en cuanto estan vin- culados al misterio del Sefior. Se celebra su memoria littirgica y se pide su intercesion a la vez. que se propone su ejemplo de vida. Complejidad de elementos del afio litiirgico (SC n. 105) «Por tiltimo, en diversos tiempos del afto, de acuerdo con las institu- ciones tradicionales, la Iglesia completa la formacién de los fieles por medio de ejercicios de piedad espirituales y corporales, de la instruccion, de la plegaria y las obras de penitencia y de misericordia». La Iglesia, pues, a través del tiempo littirgico, no solamente celebra el misterio, sino que completa los aspectos de la evangelizacion, de la as- cesis penitencial, de las obras de caridad, de los ejercicios piadosos, de la religiosidad popular. Orientaciones para la reforma littirgica Los nimeros que siguen ofrecen los elementos fundamentales para la reforma del afio littirgico, como veremos en sus respectivos capitulos. Es suficiente recordar el contenido esencial: =n. 106: revalorizacion del domingo, En estenimerose recuperala teologia y la pastoral del domingo como dia del Sefior y de la asamblea cristiana. -nn. 107-108: reforma del afio litiirgico. Se ofrecen algunos criterios gene- rales para la renovaci6n del afio liturgico, con una mirada a la tradicién del pasadoy conatenciona la situaci6n presente ya las posibles formas culturales adaptadas seguin las normas de la SC 39-40. Pero se resalta la centralidad del misterio pascual de Cristo como norma que debe prevalecer. Teologia del afio litiirgico 23 - nn. 109-110: la Cuaresma. Por la importancia particular que tiene el tiempo de Cuaresma, se proponen algunas lineas de renovacién que después seran ampliamente estudiadas en el momento oportuno. =n. 111: las fiestas de los Santos. Se dan algunas indicaciones para la reordenacién de las fiestas de los Santos o del Santoral. Cuanto la Iglesia habia previsto en la SC ha sido realizado en el Ca- lendario Romano General y explicado con toda autoridad en un Comentario oficial de la Congregaci6n. Los Padres del Concilio Vaticano II ofrecieron estas orientaciones fun- damentales. Pero la ejecucién practica de todas estas normas se encuentraen. loscontenidos eucolégicos y rituales del Misal Romano, del libro de la Liturgia de las Horas y, en parte, en algunos rituales sacramentales como es el caso del Rito de iniciacién cristiana de los adultos, que recoge y propone de manera més amplia la orientacién bautismal de la Cuaresma y de la Pascua. TEOLOGIA DEL ANO LITURGICO. La verdadera y auténtica teologia del afio litirgiconoes abstracta, sino concreta; se expresa en los textos y en los ritos de cada una de las celebra- ciones. Pero conviene ofrecer una clave de comprensién de esta teologia. Segtin los autores, se encuentran distintos planteamientos. Existe también una particular y sugestiva presentacién del afio liturgico en la perspectiva de la teologia liturgica bizantina que ilustraremos también al final de este capitulo. Nuestra opcién para ofrecer una teologia del afioliturgico se basasobre la definici6n de liturgia expuesta en laSC n.7, a la luz de los nn. 5 y 6, donde la liturgia es propuesta como historia de la salvacién y misterio pascual, sacramento, ejercicio del sacerdocio de Jesucristo. Siguiendo, pues, la linea de explicacién de las tres dimensiones esenciales de la liturgia, trinitaria, eclesial, antropoldgica, otrecemos ahora esta sintesis. Historia de la salvacién, misterio pascual Ha sido mérito de la SC haber puesto de relieve que la liturgia es la historia de la salvacién en acto, presencia de aquél que es su sintesis y cul- men, el fundamento: «Jesucristo, el mismo ayer, hoy y siempre» (Hb 13,8). Igualmente, es una aportacién original del enfoque general de la Consti- tucién litirgica el haber puesto el acento sobre el paschale sacramentum, el 24 Iniroduccién al estudio y celebracién del afto del Seitor misterio pascual, como realidad eternamente presente que se comunica a todas las acciones liturgicas. La clave de comprensi6n de la historia de la salvacién es precisamente la proclamaci6n sistematica de la palabra de Dios que recuerda y actualiza esta historia y la celebracién de estos acontecimientos en la oracién y en los sacramentos. Concentrando toda la historia de la salvacién en el misterio de Cristo, la Iglesia lee, celebra, actualiza las maravillas de Dios, mirabilia Dei, con una programaci6n sistematica en el afio liturgico, a través de las diversas formas celebrativas, tanto en la liturgiadela palabra de la Eucaristia y de los sacramentos como en la Liturgia de las Horas. El afio lituirgico es, pues, la realidad donde ampliamente se celebra esta historia al proclamarla y actualizarla. El afio litirgico es también celebracién del misterio pascual, realidad presente en el Kyrios de la gloria y en la perenne efusién del Espiritu. Nose celebran los misterios de Cristo ni los acontecimientos de la historia de la salvacién como si no existiera el misterio pascual, sino precisamente porque existe el misterio pascual de Cristo y en él estan contenidos todos los mis- terios que hay que celebrar. Asien la Navidad no podemos prescindir de la clave de lectura del misterio pascual, atin conmemorando el nacimiento del Sefior segtin la carne. Y en Cuaresma no podemos celebrar la realidad de Cristo como si en El no estuviera ya resucitado. Por esto, en la liturgia bizantina, en medio del Viernes Santo, resuena el Aleluya de la Pascua. Todo se celebra en los simbolos y en la realidad, a partir del Sefior resucitado, sin el cual nuestras conmemoraciones carecerfan de realismo, como si El no. hubiese resucitado, y de objetividad, como si fuesen la celebracién de algo que ha sucedido y no de Alguien que ha vivido estos misterios, y que es el viviente, presente en su Iglesia. El Catecismo de la Iglesia Catélica nos ofrece,en una densa pagina de teo- logia littirgica, el significado unico del misterio pascual como acto irreversible y sintesis de todas las acciones salvificas y el sentido de la permanencia de los hechos salvificos del Cristo en el hoy de su presencia gloriosa: «En a liturgia de la Iglesia, Cristo significa y realiza principalmente su misterio pascual. Durante su vida terrestre Jestisanunciaba consuensefianza y anticipaba con sus actos el misterio pascual. Cuando lleg6 su hora (cf. Jn 13,1;17,1), vivid el tinico acontecimiento de la historia que no pasa: Jesus muere, es sepultado, resucita de entre los muertos y se sienta a la derecha del Padre «una vez por todas» (Rm 6,10; Hb 7,27; 9,12). Es un acontecimiento real, sucedido en nuestra historia, pero absolutamente singular: todos los demis acontecimientos suceden una vez y son absorbidos por el pasado. Teologta del afio littirgico 25 El misterio pascual de Cristo, por el contrario, no puede permanecer sola- mente en el pasado, pues por su muerte destruyé6 la muerte, y todo lo que Cristo es y todo lo que Cristo hizo y padecié por los hombres participa de Ja eternidad divina y domina asi todos los tiempos y en ellos se mantiene permanentemente presente. Elacontecimiento de la Cruz y dela Resurreccién permanece y atrae todo hacia la Vida» (n.1085). He aqui la raz6n suprema de la presencia en Cristo de todos sus misterios y de la posibilidad de entrar en contacto con ellos en la liturgia de la Iglesia. Dimensién trinitaria, eclesial, antropolégica Para ahondar en las riquezas del aiio litirgico hemos de descubrir los protagonistas concretos de cuanto se celebra. Podemos entrar en el misterio a través de las tres dimensiones del misterio liturgico. Es la Trinidad la que se comunica a la humanidad en la Iglesia que es a la vez divina y humana, sacramento de la comunién con Dios y de la unidad del género humano. De aqui fluye la triple dimension: trinitaria, eclesial, antropolégica. Dimension trinitaria La historia de la salvacién es oikondmica, en el sentido que es una actuacién, revelacién y comunicacién de la economia salvadora de la Tri- nidad, del Padre, por Cristo y en el Espiritu Santo. El misterio pascual es la revelacién y la comunicaci6n en Cristo del amor del Padre y de la comunién del Espiritu Santo. En cada misterio de Cristo que se celebra -Navidad, Pas- cua, Pentecostés, Epifania, Transfiguracién- no podemos olvidar el especial protagonismo del Padre y del Espiritu Santo. Y esto no para mantener un esquema trinitario prefijado a toda costa, sino para tener la clave total de lectura de los misterios celebrados. El Padre. Esel protagonista indiscutible de todomisterio del Hijo.Cada misterio que celebramos es un don suyo. Por eso es alabado y bendecido en la andmnesis del misterio que se celebra, reconociendo finalmente en él la fuente y la meta de toda celebracién. La eucologia lo subraya ampliamente, sobre todo en las oraciones, en los prefacios, en las preces de invocacién y de intercesion. Cristo. Es el centro de la celebracién, puesto que es El el Revelador y el Dador de la plenitud trinitaria. Pero Cristo ha vivido sus misterios de cara al Padre, como su enviado; toda la vida de Jestis viene del Padre y va a él (cf. Jn 13,1), ungido y movido por el Espiritu. Celebrar cualquiera de 26 Introduccién al estudio y celebracién del aito del Senor sus misterios sin llegar a esta divina profundidad de su Koinonia trinitaria seria no celebrar cuanto El realmente ha vivido siempre de cara al Padre y en obediente actitud filial, siempre movido por el Espiritu con el que ha sido consagrado y enviado. Poniendo, pues, el acento sobre el cristocen- trismo del aio littirgico no podemos olvidar nunca la revelacién trinitaria que EI nos ofrece; el acento se pone en su misterio, pero en una indisoluble perspectiva trinitaria. El Espiritu Santo. Es el misterioso protagonista de la historia de la salvacion junto con Cristo; verdadero precursor de Cristo, auténtico don de Cristo a su Iglesia, presencia escondida, pero eficaz en la memoria y actuacion del misterio de Cristo. Es necesario saber descubrir cada tiempo. littirgico como tiempo del Espiritu. En efecto, en AdvientocomoenCuaresma, en Navidad como en el tiempo pascual, estamos siempre, y lo subraya la eucologia, en contacto con su admirable obra salvadora y glorificadora a la que nos asociamos con una accién que se llama sinergia, accién conjunta del Espiritu y de la Iglesia. Estamos, pues, en la totalidad y en cada parte del aiio litargico en con- tacto con la obra de la Trinidad, celebramos su admirable obra de salvaci6n aunque el acento esté puesto en el misterio de Cristo. Cada tiempo litiirgico, cada fiesta del efor, de la Virgen y de los Santos es una manifestacién de la Trinidad y lleva el sello trinitario del misterio salvador. Dimensién eclesial En la totalidad de la Iglesia universal y, en concreto, en cada iglesia particular y en cada comunidad local, el misterio de Cristo es ofrecido y comunicadoa la Iglesia que queda interior y progresivamente plasmada por las celebraciones. Una Iglesia de la esperanza y de la espera en Adviento, modelada por la divino/humanidad de la Navidad, hecha nueva y gozosa por la Resurreccién después del largo camino bautismal de la Cuaresma. La unidad dela liturgia -atin con las variantes propias de los diferentes ritos- asegura a la comunidad eclesial un punto constante de convergencia, una experiencia decamino mistérico, hecho conjuntamentea lo largo del afio por todos loscreyentes en Cristo, encontrandose todos en tornoal misteriode la Navidad o en la gozosa celebracién de la Vigilia pascual. Es lacomunién en la fiesta la que unifica a la Iglesia en el misterio del Sefior. La variedad de los ritos, en el sellode las propias tradiciones, inclusoen las riquezas de la misma religiosidad popular, con las legitimas iniciativasde creatividad y adaptacién cultural son también el testimonio de una misma Iglesia que se realiza en diferentes pueblos, culturas y situaciones. Poresoa Teologia del aiio littirgico ” laespecificidad del misterio de Cristo la Iglesia suma su propia experiencia de fe y de vida en todas las latitudes con el sello de la catolicidad. Dimensién antropolégica La celebracion toca siempre al hombre en su profundidad antropol6- gica, en su sentido religioso, a través del simbolismo. El afto littirgico, en cuanto celebracién del hombre nuevo, Cristo, de su camino pascual, y de su oblacién para la salvacién de los hombres y de la sociedad, tiene una fuerte carga de realismo antropolégico. La profundidad del sentido eclesial de la celebracién se revela y se mide por el realismo de los sentimientos humanos que afloran, tocados por la santificacién y expresados por el culto; la fe y el rito hacen vibrar esos sentimientos con el misterio que se celebra; asi se percibe el realismo de Navidad o de la Pascua y se traduce en experiencias, actitudes, propésitos de vida nueva. Elanio littirgico es arquetipo, en el sentido mas profundo de la palabra, es decir como principio tipolégico de los mas hondos deseos y destinos de cada persona, de la humanidad y de la creaci6n entera, porque celebra en Cristo la utopia convertida en realidad, la plena realizacion del hombre con la perspectiva de la vida gloriosa y eterna, pero también con la necesaria pascua a través de la muerte, como ha acontecido en Cristo y en los Santos. De esta humanidad ya redimida, Maria es icono escatolégico y modelo concreto del vivir humana /sobrenaturalmente el misterio de Cristo, como subraya la SC 103. La dimensién antropoldgica se expresa en los diferentes elementos, formas, ritos queson propuestos para celebrar la multiforme gracia de Cristo; Ja misma categoria de fiesta, de celebracion, expresa a nivel antropolégico una dimension vital y festiva que asume la existencia y la transforma para hacer de ella una vivencia concreta de la gracia salvadora en la gratuidad y la gracia de nuestro culto espiritual. Se comprende en este contexto cémo hay unas exigencias concretas de auténtica espiritualidad littirgica que parte de unas celebraciones verdader- amente sentidas, percibidas y comprometidas, de una auténtica mistagogia de los misterios del Seftor, con las ventajas y los riesgos de la animacién, de lacreatividad, de la adaptacién cultural, de la misma religiosidad popular. Todo con el deseo de que la celebracién de los misterios que nos han dado la vida lleguen hasta lo mas profundo del ser humano para transformarlo en una humanidad nueva, segtin la gracia de los misterios profesados, celebrados y vividos. 28 Introduccién al estudio y celebracién del aio del Senor Santificacién y culto Cada celebracién tiene una caracteristica dimensién descendente de santificacién: revelacién, comunicacién, santificacién como participacién en la vida divina y en el misterio celebrado. Comoen toda maravilla de lahistoria de la salvacién, los gestos y los acontecimientos que el ao littirgico celebra son otras tantas expresiones de condescendencia divina (la synkatabasis de nuestro Dios), de revelacién y de comunién; en cada accién de Cristo y en cada una de sus palabras encontramos un gesto salvifico; en cada uno de sus misterios celebramos una especial manifestacién de amor santificante. Estamos llamados a apreciar el caro precio de cada gesto salvifico, a acoger esta gracia en su especificidad, en ese para nosotros que la liturgia hace cercano, actual, concreto en Navidad, Pascua, Pentecostés. La santificaci6n celebrada en la liturgia esta llamada a convertirse en historia de salvaci6n en la experiencia cotidiana. En cada misterio celebrado esta la respuesta cultual de la Iglesia, de- sarrollada de una manera particular, aunque no exclusiva, a través de la Liturgia de las Horas, que confiere a cada fiesta y tiempo del ano ladimension descendente y ascendente de asimilacién y acogida teologal de los misterios celebrados, por medio de la oraci6n, la alabanza y la intercesion. Cada accién de Cristo debe encontrar a la Iglesia, vigilante en la oraci6n y exultante en la alabanza, para prolongar en el culto espiritual de cada fiesta littirgica el compromiso surgido de la celebraci6n. Asi, en cada tiempo del aio liturgico se renueva plenamente el didlogo de nuestra salvaci6n y el tinico perenne misterio pascual, se enriquece con la novedad de la respuesta de la Iglesia y la progresiva asimilacién de los miembros del Cuerpo de Cristo al misterio de su Cabeza. CARACTERISTICAS ESENCIALES Podemos entrar en la compleja realidad del aio liturgico a través de la indicaci6n de algunas caracteristicas originales de su celebracion. Con esta serie de notas tipicas nos acercamos a la compleja y original realidad del aio liturgico en la que convergen aspectos del tiempo como son su realidad césmica, su raiz biblica, que en parte enlaza con las celebraciones anuales del Antiguo Testamento, su dimension original cristologica y eclesial. Teologia del aito littirgico 29 Unicidad El tiempo littirgico celebra slo y siempre el misterio de Cristo como centro de la historia de la salvacién. En esta relacién unitaria reciben su légica configuracién todas las referencias al A.T. como preparacién de la historia de la salvaci6n y todas las prolongaciones en las fiestas de la Vir- gen y de los Santos como referencias al Cristo total y mistico presente en la Iglesia. En el centro de todo, como raiz y fuente del aio littirgico, objeto fundamental del memorial litirgico, se encuentra el punto unificador de la historia de la salvaci6n, pasada, presente y futura que es la Pascua. No se puede pensar en una celebracién que no haga referencia al misterio pascual de Cristo que es siempre el objeto primordial de la celebracién, en todos los tiempos litirgicos, en todas las fiestas, y que se proyecta como un solen sus infinitos rayos de luz en cada una de las celebraciones. Historicidad El misterio de Cristo, como la historia de la salvacién, tiene un sentido hist6rico, se ha revelado y realizado en el tiempo y en la historia. El aio litargico, mientras por una parte celebra el misterio presente eternamente en Cristo, desglosa y hace presentes sus aspectos histéricos, los recuerda en momentos determinados, nos hace contemporaneos del misterio y de los misterios. Hay que notar, sin embargo, que el aiio littirgico no se ha ido desarro- Hado histéricamente mediante una programacién que convierte la historia delasalvaciénen una puracronologia, sino que insisteen el sentido sal vifico de cada uno de los momentos de la historia, Ademés, no es sélo el puro criterio cronolégico el que ordena esquematicamente en el afio las diversas fiestas, ni se pueden resumir en un solo circulo de los meses lunares todas las celebraciones sin forzar de alguna manera los ritmos del calendario. Asi por ejemplo, mientras la celebracién de la Pascua tiene un fundamento hist6rico y cronolégico que la coloca en el marco de las celebraciones de la primavera, con referencias histéricasal momento de la pasion y resurreccién de Cristo, la celebracién de la Navidad, aunque conmemora un hecho his térico y salvifico, no tiene una clara referencia a la época del afio en que nacié el Ser; se coloca en el solsticio del invierno que indica claramente el origen y desarrollo de la fiesta que obedecen a otras razones histéricas. La pura cronologia no es el criterio exhaustive de comprensién del circulo anual de los misterios. 30 Introduccién al estudio y celebracién del aio del Seftor En efecto, en el marco de un afto civil celebramos toda la historia de la salvacion, desde la espera mesianica que cubre siglos de lenta historia sagrada hasta la Parusia que se pierde en un futuro del que no se pueden calcular los tiempos. En el afio littirgico se combinan, pues, los criterios del espacio cronolégico celebrativo y de la historia salvifica. Tenemos curiosas coincidencias y paradojas litirgicas. Mientras la Anunciacién del Senor tiene en el tiempo de Navidad su insercién mistérica, por criterios de cronologia se celebracomosolemnidad del Sefior el 25 de marzo, con frecuencia dentro del clima de la preparacién o celebracién de las fiestas pascuales. Hablar, pues, de una dimensién histérica del afio litirgico significa afirmar que la liturgia anual celebra el ingreso de la historia de Dios en la historia de los hombres, la consistencia temporal de las acciones salvificas realizadas y celebradas; en la fragilidad del devenir que pasa, nuestro tiempo en la liturgia asume el valor de kairds, espacio de salvacién, momento en el que la eternidad nos alcanza y nuestro tiempo se inserta en la eternidad de Dios. Eclesialidad El tiempo salvifico del afo liturgico tiene una referencia esencial a la Iglesia, es para la Iglesia. Supone una comunidad celebrante que hace memoria y mide su camino anual sobre el parametro de las accio- nes y palabras de Jestis, que vive en Cristo viviendo los misterios de Cristo para vivir como El. Los momentos tipicos del afio littirgico -la espera de Adviento, la alegria de la Encarnacié6n, la preparacién a la Pascua y su prolongacién pentecostal, la historia del Pueblo de Dios en camino hacia la Parusia-, son los arquetipos de una experiencia en la que tienen que ser asimiladas, introducidas, interpretadas y salvadas las vicisitudes de la historia, de la comunidad, especialmente en la clave central que es la Pascua, convertida para la comunidad cristiana en punto de referencia, para vivir de afio en afto, de Pascua en Pascua, hasta el ingreso definitivo en la Pascua eterna. Aspecto antropolégico y social Por el predominio cultural del cristianismo en Oriente y Occidente, el aito civil esta unido también a nivel social a la estructura del aio liturgico. Sabemos que esto ha ocurrido bajo la influencia de fendmenos histéricos curiosos; por ejemplo, lacristianizacién de fiestas civilesromanasen Oriente y en Occidente. Asi ocurrié con la fiesta pagana de las luces en Oriente, Teologia del ano tittirgico 31 convertida en fiesta de Epifania, y con la celebracién del nacimiento de Cristo en la fiesta romana del nacimiento del Sol invicto, convertida en fiesta de Navidad. Por mucho tiempo estas fiestas han marcado la cultura y la sociedad. Hoy asistimos a fenémenos contrarios: la secularizacion de las fiestas cristianas por parte de la sociedad, con ejemplos limites en el cambio de sentido a nivel ideoldégico de la fiesta, como ha ocurrido en alguna nacién, o con la transformacién dela fiesta cristiana en fiesta secular con los ritos cele- brativos del consumismo, como en el caso actual de la fiesta de Navidad. Sin caer en un integrismo que quisiera imponer a los otros sus propios criterios, no hay duda que las fiestas de la comunidad cristiana han tenido un notable influjo social y humanizador. Hoy deberian recuperar aspectos celebrativos culturales auténticos, alla donde tal vez se ha exagerado en formas demasiado folcloricas, insignificantes desde el punto de vista de una salvacién celebrada y testimoniada, con un influjo gozoso y humanizador, renovador de la vida y de las estructuras, que a partir de la comunidad cristiana deberia difundirse en la sociedad. Se puede pensar en los aspec- tos artisticos, sociales, caritativos que podrian surgir de un afto liturgico celebrado con un compromiso de caridad en Navidad, en Cuaresma, en Pascua. Pensemos, por ejemplo, en el profundo sentido social que tenia el gesto medieval de poner en libertad a los encarcelados con ocasién de la Resurrecci6n del Senor. Dimensién césmica El afo littirgico cristiano esté unido a aspectos césmicos que no se pueden ignorar, creyendo que se trata de una absoluta originalidad cris- tiana, 0 menospreciar por el hecho de descubrir sus raices naturales, La Pascua cristiana encuentra sus raices mas auténticas en las celebraciones pastoriles y agricolas de la primavera, niicleo primitive de la Pascua hebrea. Miiltiples son, por ejemplo, los recuerdos cosmolégicos primaverales de la espiritualidad pascual segtin la doctrinadelos Padres dela Iglesia, aplicados a Cristo y también a la experiencia de la nueva primavera de los cristianos en la Iglesia. También la fiesta de Navidad en Occidente y la Epifania en Oriente permanecen unidas al solsticio invernal, a la victoria césmica de la luz sobre las tinieblas, que sucede cada afio aproximadamente a fines de diciembre y comienzo del mes de enero. Asi tenemos hoy los dos ejes del afio littirgico en torno al perfodo del invierno -Navidad- y en torno a la primavera -Pascua- con profundo significado en las oraciones y en los ritos. No podemos olvidar, sin embar- 32 Introduccién al estudio y celebracién del aito del Setor g0, que estas raices césmicas estan vinculadas a las estaciones del afo en Europa y en el cercano Oriente, mientras son ajenas a otros hemisferios, en los que los aspectos de la primavera mediterranea 0 del invierno europeo son desconocidos. Por eso es importante que los aspectos césmicos queden siempre supeditados a los valores salvificos. Existen también otros elementos césmicos unidos al tiempo littirgico, si bien de menor importancia efectiva, como las antiguas rogativas para el tiempo de las diversas cosechas, con una referencia a la recoleccién de las mieses y de las vifias. Existen algunos elementos celebrativos de estos periodos en la Liturgia de las Horas y también en los textos del Misal romano. Fundamentalmente, la medida littirgica en la que se elabora la perspec- tiva de la celebraci6n del misterio de Cristo es el afio lunar, consucorrespon- diente calendario. Originalmente ha sido la semana la medida césmica de la celebracién, con recuerdos unidos al domingo -dia de la Resurreccién- al miércoles y al viernes, dias de Pasién que recuerdan la traicién de Jestis y su muerte. Todavia hoy el domingo tiene un carécter pascual, recuperado con la reforma littirgica; el viernes subraya en algunos elementos de la Liturgia de las Horas el misterio de la cruz. El Leccionario de la Misa ha introducido el ciclo trienal A,B y C de las lecturas dominicales y festivas, y el bienio de las lecturas feriales. Pero no constituyen sino una medida puramente funcional, ya que sigue siendo el afto la medida de las celebraciones del los misterios del Sefior. Memorial biblico Elajio littirgico cristiano tiene también sus raices en las celebraciones del calendario biblico de los hebreos. Con la evidente tension en la nove- dad y un cierto distanciamiento. En el centro de la celebracién cristiana tenemos todavia hoy la fiesta de Pascua, con su prolongacién en la fiesta de los frutos de la tierra y del don de la ley que los hebreos celebran en la fiesta de las Semanas, que corresponde a nuestra fiesta de Pentecostés. El ritmo del sabado ha sido sustituido por el del domingo, pascua semanal de la resurrecci6n del Seftor. Con otras celebraciones del pueblo de Israel puede haber ciertas semejanzas, aunque la Iglesia ha querido subrayar su originalidad. Sin embargo, fuera del contexto celebrativo de las fiestas, el afio litir- gico hunde sus raices en los acontecimientos de la historia de la salvaci6n cuya lectura y memoria propone a la luz del nuevo Testamento. Como recuerda el Catecismo de la Iglesia Catélica: «El pueblo de Dios, desde la ley Teologia del ano litirgico 33 mosaica, tuvo fiestas fijas a partir de la Pascua, para conmemorar las accio- nes maravillosas del Dios Salvador, para darle gracias por ellas, perpetuar su recuerdo y ensejfiar a las nuevas generaciones a conformar con ellas su conducta. En el tiempo de la Iglesia, situado entre la Pascua de Cristo ya realizada una vez por todas y su consumacién en el Reino de Dios, la li- turgia celebrada en dias fijos esta toda ella impregnada por la novedad del misterio de Cristo» (n. 1164). Celebracién ciclica La vida liturgica anual vuelve cada ano al cumplirse el circulo de los meses. Es un tiempo caracterizado por el retorno de las estaciones. Pero el tiempo litirgico cristiano no es el eterno y fatal retorno de las estaciones. Es un tiempo que se repite como en una espiral progresiva y va hacia la parusia del Sefior. No es un monétono repetirse de las cosas, sino la oportunidad de un continuo paso del Sefior y de sus misterios en su Iglesia. (Seria terrible que solamente se pudiese celebrar una sola vez en la vida cada uno de los misterios de Cristo! La experiencia de la Iglesia es real. Su historia concreta y progresiva, como la de todo fiel, tiene su devenir histérico y en ella se inserta el ciclo correspondiente del misterio de Cristo para ser vivido con nuevo entusiasmo, con una mayor madurez. Cada aiio littirgico debe, pues, tener aquel sabor distinto, profundizado, que brota de la distinta situacién eclesial y personal; ofrece la oportunidad de volver a celebrar en la nove- dad lo ya vivido, su perenne crecimiento con un dinamismo de madurez y fidelidad. Asi, enel ciclo littirgico radica siempre una perenne novedad; cada aio es nuevo y es idéntico; idéntico en la objetividad inmutable del hoy eterno de Cristo; nuevo en la frescura y en el entusiasmo receptivo de la nueva celebracién en el hoy de la historia. De esta manera, los aspectos que se nos han pasado inadvertidos en un aiio pueden ser celebrados en otro, y lanovedad de vida que se experimenta puede ser celebrada en la contemporaneidad con la que esta presente en el misterio de Cristo su hoy, ya que «Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre» (Hb 13,8), pero también el hoy de la novedad eclesial, en cada comunidad, en cada celebrante. El todo y sus fragmentos La liturgia es, como otros aspectos del cristianismo, el misterio de la presencia de la totalidad en cada uno de sus fragmentos. Cada celebracién 34 Introducci6n al estudio y celebracién del aio del Senor litirgica, en cuanto actuacién del misterio pascual y pentecostal, celebra y contiene-si bien en distinta medida de objetividad y desimbolismo-al Verbo Encarnado que ha muerto, ha sido glorificado, esta sentado a la derecha del Padre y derrama sobre nosotros su Espiritu. Todo este misterio pascual y pentecostal esta presente de manera absoluta y objetiva en la celebraci6n eucaristica y se proyecta en los sacramentos, en la palabra, en la oracién, en virtud de la presencia del Seftor y de su misterio. El todo est siempre en cada fragmento. Pero esta plenitud tiene que ser desplegada y recibida en cada una de sus partes. Cada dia, en el Cristo de la Pascua que es el centro del cosmos y de la historia, que encierra en si el pasado, el presente y el futuro de la salvaci6n, es Navidad, Pascua, Pentecostés, especialmente en la presencia contemporanea de estos misterios en la Eucaristia que contiene al Verbo encarnado, inmolado, glorificado. Pero un dia al afio se celebra en la pleni- tud del misterio y de sus contenidos Navidad, Pascua, Pentecostés. El todo esta contenido y nos es entregado en este fragmento del tiempo liturgico. Y viceversa, solamente alli es Pascua y Pentecostés, Navidad u otro misterio del Sefior, donde El se hace sacramentalmente presente en la liturgia, para entregarnos los contenidos salvificos que estan en su humanidad gloriosa y en su divinidad como algo que transciende los limites del tiempo y del espacio. Es justo, pues, proclamar: Cristo es nuestra Pascua, nuestro Pente- costés, nuestro Adviento, nuestra Cuaresma. Cada misterio esta referido al misterio pascual como el misterio que contiene todos los posibles aspectos. ©. Casel ha podido hablar del simbolismo del sol que con sus rayos ilumina la tierra, como Cristo con los rayos de cada uno de sus misterios, que deben ser conducidos a la misma fuente de luz. Es suya también la imagen del sol que en su aparente curso surge al alba, empapa de luz la tierra al mediodia y declina al atardecer. Es siempre el mismo sol -Cristo- en las fases progresivas y unitarias de su misterio (cf. El misterio del culto cris- tiano, San Sebastian, Dinor, 1953, pp. 171 y ss.). Podemos confesar con las celebraciones de la Iglesia que Cristo es nuestro pasado salvifico, nuestro presente y nuestro futuro. La plenitud del misterio La liturgia celebra en el ano littirgico toda la plenitud del misterio de Cristo expresada en este grafico:

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