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etc Studio Mary Douglas * - La aceptabilidad del riesgo segitin las ciencias sociales LN Paides Studio Ultimos titulos publicados: 61. 62. . G Deleuze - Foucaul: MM . de . A, Moles - Ei kitsch P. Arias, A. Béjin, M. Foucauit y otras - Sexualdades occidentales E. Wiesel - Los judi¢s de! silencio A, Montagu - g Qué es ef hombre? | M. McLuhan y Q. Fiore - Ef medio es el masaie H. Sprout - Grupos humanas P. Arles - Ef wempo de la historia _ A, Jacquard - Yo y los demas . K. Young - La opinidn publica y la propagenca / M. Paster - Foucaul?, ef marxisma y ia historia _ §. akhilananda - Psicciogia hinad . G. Vattimo - Afas alld de! sujeto. . C. Geenz - Ei antrogdlaga como autor . R. Dantzer - Las emeciones . PB. Grimal - La mitologia gnega . J.-F. Lyotard - La fenemenoiogia G. Bachelard - Fragmentos de una podtica cel fuego . P. Veyne y otros - Sobre 21 individuo 9. 5. Fuzeau-Braesch - Introduccion 3 astrofogia Askavis-Laherpeux - La superst -P. Haton y M.-C. Haton - La inteigencia artificias , Jameson - El posmodernisma o la légica cultural del capitalismo avanzaco A. Dal Lago y P. A. Rovatti - Elogio dei pudor G. Vattimo - Etica de fa interpretacida E. Fromm - Def tener al ser . LW, Thomas - La muerte "J.-P. Vernant - Los origenes del pensamiento grego . &. Fromm - La inconsciente social . J. Brun - Aristoteies y el Liceo J. Brun - Platan y la Academia . M. Gardner - Ef ordenacer como cientitico . M. Gardner - Cronicas marcianas E. Fromm - Elica y politica P. Grimat - La vica en ta Roma antiqua E. Fromm - Ef arte de escuchar _ E. Fromm - La patologa de la normaliaad . ©. Losilla - Ei.cine de terror _ J. Bassa y FR. Freixas - El cine de ctencia feci¢n "3 & Manterde - Veinte artos de cine espario! (1973-1992) . C. Geertz - Observando el islam _ C. Wissier - Los indios de los Estados Unidos de América E, Galiner - Posmodernismo, razdn y religion . G, Baiandier - El pader en escenas . O. Casas - El western |. A. Einstein - Sobre el numanismo ©. Kenig - Historia de los judios esgafoies hasia 1492 Ontiz y M. J, Piqueras - La pintura en el cine ouglas - La aceptabiidad del riesgo seguin las ciencias sociales Mary Douglas La aceptabilidad dei riesgo seaun las ciencias sociales Prélogo de Joan Bestard » OF- FL Fo-29g. yp PAIDOS Titulo original: Aisx accepiability according tc the social sciences Publicado en inglés por Russell Sage Foundation, Nueva York Traduccién de Victor Abelardo Martinez Revision tdcnica de Carles Salazar Cubierta de Mano Eskenazi AFG 12 edicién, 1993 Quetan rgurosaments privpidas, sin a autonzactn 2serts ca 5 nrulates gal «Copvetgrte, pale las sancones astasiecdas an las ayas, fa ruproducodn iolal v partiai te aSta O64 oor Cuaiquies POSS 2 pigcedinants, comorencaios a ranmogealia y et ieatarenis interrasca, ¥ la ceowson do epemoanas Ca ala Maa.ante akquiat 0 p'd same pAdecns © 1985 py Russell Sage Foundation, Nueva York © de todas ias ediciones an casteliano, Egicicnes Paidds tbérica. S.A. Mariano Cubi, 92 - 08021 Barcetona y Editorial Paidds, SAICF, Detensa, 599 - Guenos Aires ISBN: B4-493-0178-5 Geodsito legal: B-1.213/1996 impreso en Novagratix, $.L., Puigcerda, 127 - 08013 Barcelona Impreso an Espaiia - Painted in Spain SUMARIO Prdlogo, Joan Bestard Agradecimientos . Introduccién . 1. Cuestiones morales en la aceptabilidad del riesgo 2, El surgimiento de une nueva subdisciplina 3. Percepcion del riesgu 4, Eleccion y riesgo 5. Riesgos naturales . 6. Credibilidad ee 7. Busqueda del riesgo y seguridad ante todo &. Limitaciones institucionales 9, Riesgos coditicados . Bibliogratia . © PROLOGO Seguir la obra de Mary Douglas ha sido siempre un constan- te descubrimiento de nuevas perspectivas de andlisis dentro de la Antropologia Social. Ha abierto continuamente nuevos campos y siempre nos ha hecho ver desde un nuevo dngulo actividades so- ciales que ya crefamos suficientemente analizadas 0 que nos pa- recian opacas para el andlisis antropolégico. Su obra es amplia y va desde una monografia cldsica sobre los lele (1963) hasta los andlisis sobre las nociones de riesgo y culpa (1992). Ante su am- plia bibliograffa era un problema para el lector de lengua caste- llana que las traducciones se hubieran parado en Pureza y peli- gro y Simbolos naturales. Nos perdiamos a parte de su obra que trata con mds originalidad nuestra cultura contemporanea, con sus ritos, sus sfmbolos y sus formas de clasificar y percibir la rea- lidad. Dificilmente podiamos conocer este paso que muchos an- tropdlogos de la generacion de Mary Douglas han dado desde el andlisis de la conducta racional primitiva a las propias conductas contempordneas no comprensibles desde la pura racionalidad instrumental y utilitarista. La traduccién de La aceptabilidad del riesgo seguin las ciencias sociales empieza a llenat este vacio y con seguridad nos ayuda a comprender mucho mejor nuestra condicién contempordnea, En el prefacio a su libro How Jnstitutions think (1987), Mary Douglas presenta una curiosa genealogia de sus obras. Dice que siempre ha escrito hacia atrds, que este libro era una introduccion a Pureza y peligro, y también un prologo a La aceptabilidad del riesgo (1986), que era, a su vez, una introduccién a Risk and Cul- ture (1982). Este, por otra parte, era una argumentaci6én desarro- llada de un articulo aparecido en Implicit Meanings (1975). Y, a 10 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO juicio de la autora, todos tenfan que haber sido publicades antes de su primer libro sobre los lele. Siguiendo este principio de es- cribir hacia atrds, trata de enriquecer las ideas anteriores y desa- rrollar en nuevos contextos ideas recibidas de la tradicién socio- intelectual que proviene de Durkheim y Mauss. Se trata de apli- car las teorfas de estos autores 2 nuestra Conducta ordinaria. Asi, desde la teoria del don de Mauss, analiza nuestras conductas de consumo, EniZkeiWorld'of Goods (1978) eritica Mary Douglas el individualismo metodolégico del consumidor solitario y nos hace ver cémo necesitamos bienes para descifrar nuestro ambito social y para situar nuestra identidad social. Si la propuesta de Mauss entraba en el programa general de Durkheim, Mary Dou- glas siempre nos ha hecho ver la importancia de las propuestas durkheimian as y nos las ha situado claramente dentro de las pre- ocupaciones del pensamiento actual. Se trata de considerar el pensa omo originariamente social y desarrojlar esta idea.cn.una.teoria-delacultura.que.dé.cuenta.del-origen’so- cial de las categorias,cognitivas. Ha insistido en la relacién que tiene la cultura con la vida cotidiana y en cémo los simbolos y los rituales no estiin separados de la actividad diaria y son ele- mentos bdsicos en la construccién de la experiencia social. Asi analiza los elementos culturales mds observables de a vida coti- diana —los bienes que circulan. las formas de tratar el cuerpo, las formas de clasiticar las cosas en limpias 0 sucias, arriesgadas o seguras— como lenguajes 5 sociale: se crean las as de los grupos sociales. i S prec! nté este esquema ifica- scion que da significado a los simbolos concretos reatirmados en el ritual y ene) discursoyAsi, la nocién de polucién tiene signifi- cado en la medida en que revela un sistema de clasificaci6n a tra- vés del cual se diferencian las distintas colectividades humanas. Siguiendo la tradicién de Durkheim, ee en el origen social de las Categorias conceptuales, en que el ie ano tiene una base ase Social eM que es en el mundo social donde se constru- —— PROLOGO ll yen los conceptos. Por ello en How Institutions think hace com- patible un analisis sociolégico de las instituciones con un andli- sis filos Sfico de las categoria cientificas. Propone una teoria de si si isid ogica de la cognici6n, asi como también una teorfa cognitiva que supla la debilidad del andlisis institucional. Una de estas debilidades ha sido precisamente Ia tendencia en la tradici6n durkheimiana a reificar las categorfas y personificar los grupos. Esto desaparece totalmente en los anidlisis que hace Mary Douglas. Las catego- rias no son cosas, son posiciones. E] concepto de cuadricula le sirve para analizar esta dimension social de las categorias, El uso que hace el indivi $ sificacién-dependede su posiciOn en un determi ial, Por ello en Risk and Culture analiza a forma en que construimos determi- nadas categorias culturales a pa de ciertas posiciones sociales. 5 5, i ‘ racticas oO pe crea, as{, una cu tura al riesgo que varia segtin la posicion social de los actores. Una cuestion interesante desde el punto de vista de la histo- ria de las ideas es la que pregunta por el tipo de relacién que hay entre los intereses por los conceptos de contaminacién y tabd tal como aparecen en Pureza y peligro y los intereses por el andlisis del riesgo en las sociedades contempordneas y su aceptabilicad de acuerdo con las ciencias sociales. En otras palabras, {por qué La aceptabilidad del riesgo, puede ser considerado como un prd- logo a Risk and Culture que, a su vez, es una introduccién a Pu- reza y Peligro? {Qué relacion hay entre los conceptos de conta- minacidn ritual que los historiadores de las religiones nos han hecho ver y la contaminacién de la naturaleza que, como nos recuerdan continuamente los ecologistas contempordneos, es uno de los principales peligros que condicionan nuestra exis cia? {Qué relacién hay entre la nocién de tabu como un sistema de proteccién de la sociedad de los peligros que la amenazan y la 12 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO nocidn de riesgo como un sistema de proteccidn de nuestro futu- ro social? El argumento principal de Pureza y peligro se basa en que la idea de contaminacién se relaciona con la vida social: es en la vida social donde atribuimos peligro a determinados elementos de la naturaleza y establecemos determinadas normas respecto a nuestra relacion con estos elementos. E] marco en el que se de- senvuelve el argumento del libro gira en torno a las creencias re- ligiosas de las sociedades arcaicas y el andlisis de las abomina- ciones del Levitico se convierte en uno de los puntos centrales del desarrollo de la argumentacién. Se trata de demostrar como la idea de suciedad (impureza) puede ordenar la experiencia huma- na mediante operaciones de exclusion e inclusion. En ultima ins- S0cial Se relaciona con el orden de percepcion de. lo natural. Es un argumento que podria tener aceptabilidad siem- pre que lo circunscribiéramos a las creencias de las sociedades ar- caicas. {Cémo se puede aplicar a la experiencia de la modernidad que busca el control de la naturaleza mediante categorias cientifi- cas? Se trata de aceptar el reto de c6mo encajar este tipo de andli- sis en los peligros que encontramos en nuestra sociedad contem- poriinea definida por la globalizacidn de sus estructuras. No se trata de una simple transposicion metafdrica para descubrir los primitivos en nosotros mismos, la parte no racional de nuestra conducta racional seguin principios. sino de llevar hasta las ulti- mas consecuencias analiticas el principio de que es en el mundo social donde se construyen los conceptos que nos sirven para pen- sar nuestro entormo. Como hemos visto, Mary Douglas ya habia llevado a cabo este ejercicio al aplicar al andlisis del consumo en la sociedad contemporanea las ideas de Marcel Mauss sobre el don surgidas en el marco de un anidlisis de las prestaciones en las sociedades arcaicas. Una forma de superar los andlisis utilitaris- tas del consumo era analizar los circuitos de donaciones que deli- mitan los contornos sociales y mantener la idea de Mauss de que no existen donaciones libres. De esta manera se podfa poner de manifiesto el principio social en las conductas de los consumido- PROLOGO 13 fes. Se trata de desarrollar la dimensién social en unos anilis:s “que suelen ser individualistas. El objeto no es sdlo el individuo que actia racionalmente en el mercado, sino las «extemalidades» del mercado, es decir, la dimensién social del individuo. De la misma manera que el andlisis de la conducta del con- sumo puede proporcionar una teoria de fa cultura que comple- mente la teorta de la eleccién racional, el anilisis de la percep- cién del riesgo puede proporcionar una teoria de la cultura que complemente la ciencia cognitiva de la percepcion. Si la percep- cidén del peligro y la forma en que la gente explica las desgracias han podido ser analizadas culturalmente en sociedades con un sistema de prohibiciones y tabties religiosos, como puede ser analizada culturalmente la percepcién de los peligros tecnologi- cos que tan agudamente impregnan la conciencia contemporanea, desde los afios setenta? Una forma de caracterizar los cambios de la percepcidn de! riesgo que induce a analizar las bases sociales de su codificacién, puede consistir en contrastar la nocidén de pecado de nuestros pa- dres, tal como muchas comunidades tradicionales han caracteri- zado al mal, con el riesgo de las acciones de los padres actuales sobre e] futuro de las generaciones futuras, tal como nuesira con- dicién contempordnea caracteriza los peligros que nos amena- zan, Ambas formas de caracterizar el peligro tienen sus raices en la sociedad. Mientras que el lenguaje del tabu y del pecado es claramente un lenguaje de una comunidad moral que determina la percepcidn del mal que le sobreviene, el lenguaje del riesgo es un lenguaje del individuo, un lenguaje probabilistico centrado en los resultados de las acciones individuales. Nuestro lenguaje in- dividualista hace opaca la dimension social de la percepcién del riesgo. Las ciencias sociales, sin embargo, no pueden partir de este sujeto individual libre de todo arraigo cultural y prescindir de las categorias de percepcidn fabricadas en la interaccion so- cial, El] debate actual sobre el riesgo no se hace a partir de un len- guaje individualista —de un individuo neutro y libre de toda condicién cultural, sobre el que muchas ciencias sociales tratan Is LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO de sustentar sus anilisis acerca de nuestra capacidad de acepta- cién de riesgos—, sino a partir de un lenguaje politico que tiene que ver con las construcciones culturales sobre el futuro elabora- das por los diferentes grupos de nuestra sociedad. La cognicién de peligros y la eleccién de los individuos ante determinados riesgos tiene mds que ver con ideas sociales de moral y de justi- cia, que con ideas probabilisticas de costes y beneficios en la aceptacion de los riesgos. ‘WitichyBecken su libro sobre la sociedad del riesgo (Risiko- gesellschaft, 1986), * ha caracterizado la sociedad contempord- nea a través de la nocidn de riesgo, como una na de las categorias entrales de la inseguridad de la experiencia contempordnea, Los rlesgos en nuestra sociedad son infinitamente reproducibles, Es una categoria social y, por tanto, los riesgos de la tecnologia sou considerados como peligros que afectan a la sociedad y como signos de una crisis institucional de la sociedad industrial. Sin embargo, dado el proceso de individuali social de la mo-.. dernidad, se°cc sgos sobre la base de las cosas que Jos individuos hacen. Un sujeto no solamente toma responsabili- dades, sino que también asume riesgos, acttia probabilisticamen- te como quien juega a las cartas. Muchas teorfas del riesgo asu- men este sujeto como el punto de partida, no pretenden dar cuenta del lugar del individuo en la sociedad, ni explicar las ca- racteristicus de este individuo, ni restituic a ia nocién de riesgo su valor como categoria social. Asi han surgido las disciplinas que analizan el riesgo a partir de la eleccién selectiva del individuo. Las paradojas en estas disciplinas surgen cuando hay que hacer analisis del riesgo teniendo en cuenta su aceptacién publica. En- tonces los conocimientos expertos de estas disciplinas se desva- necen para poner en juego‘las relaciones sociales en la construc- cidn de la categoria del riesgo. Dado el cardcter de categoria social que Nene la nocién de riesgo, en las cuestiones referentes a su aceptabilidad nadie es un experto, o todo el mundo es un ex- * Traduccién castellana en preparacién en Barcelona, Paidés. PROLOGO 15 perto, porque los expertos presumen jo que se supone que hacen posible y producen: el sesgo cultural a través del que percibimos los peligros. qtodorconociniiento'sobrevel riesworgue noltengaren cuenta su Per- qepeiGRNCHltliralMes el objeto de anilisis de este libro de Mary Douglas. Cada_formade_organizacién. social esti dispuesta a aceptar o evitar determinados riesgos. «Valores comunes condu- cen a miedos comunes», dice Mary Douglas en un libro anterior sobre Risegomcultiira (1982)Los individuos estin dispuestos a aceptar riesgos a partir de su adhesion a una determinada forma de sociedad. Las disciplinas que se dedican a la investigaci6n del riesgo en nuesira sociedad no pueden prescindir de este sesgo cultural que ordena nuesira forma de percibir los peligros. Una de las las_paradojas.que sefiala Mary Douglas er el andlisis del ries- go © consiste _en.que el piiblico no ve | los riesgos de la misma manera que los S expertos que lo anai iizan desde un punto de vista técnico. E! problema tampoco se reduce a una cuestiOn de edu- “Eacin pliblica que acerque los conocimienta expertos a los co- nocimientos populares. Los miedos a una central nuclear no se reducen a un mayor control de su seguridad y a una mayor in- formaci6n sobre su tuncionamiento. La aceptacion de sus ries gos no es simplemente una cuestidn de eleccién probabilistica de de- tefminados peligros para conseguir determinados beaeficios por - parte de individuos libres de todo prejuicio cultural. Igualmente, la polucién natural no es simplemente una cuestion de la natura- leza. Lo que se considera pelucionado es el orden politico o eco- némico que provoca los desastres naturales. Si se percibe que la naturaleza necesita ser protegida es porque se considera que de- terminados grupos en Ia sociedad han rebasado sus limites de in- tervencién. Al discutir acerca de los limites de la empresa huma- na sobre la naturaleza, se discute sobre valores sociales, sobre los limites de la sociedad y sus peiigros. Los andlisis de los peligros que invaden ai individuo contemporaneo no | pueden. hacerse. sin prescindir de un analisis cultural de la distribucion de la culpa en SS SS a, 16 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO diferentes niv: iales. El andlisis neutral del riesgo no pue- de prescindir del andlisis cultural de la atribucion de culpas. Si, como ya habja sefialado claramente en Pureza y peligro, la cul- pabilizacién de la victima esta en relacién con la ac ilidad publica del peligro, ,por qué no relacionar la atribucidn de res- BSRSAbilidases « propésito de determinados peligros (polucién, inflacién, paro, guerra) con una forma de proteger determinados valores compartidos socialmente? Los grupos sociales utilizan el riesgo para controlar sus incertidumbres y afirmar sus normas en la sociedad. El debate sobre los riesgos naturales es un debate moral y politico. {Qué tipos de cambios ha habido en nuestra so- ciedad para que Ja ciencia y la tecnologia, antes fuentes de segu- ridad, se hayan convertido en fuentes de riesgo? Al plantear Ii- mites a la ciencia y a la tecnologia, se dibujan los limites de la sociedad, es decir, sus normas y sus valores. duo libre de prejuici -un individuo.racional— y de contingencias sociales —un individuo trascenden : laros @juicios'deWalar—los grupos sociales utilizan el-riesgo para con- trolar las normas sociales—. Este libro de Mary Dougias nos abre nuevos caminos de andlisis para superar este dilema. Intro- duciendo la perspectiva cultural, es posible volver a situar el and- lisis del riesgo en el mundo real en que vivimos. El riesgo se con- vierte asi en categoria social y en forma que traza los cambios en la sociedad contempordanea. Joan Bestard Universidad de Barcelona AGRADECIMIENTOS Agradezco a la Russell Sage Foundation su apoyo en los pri- meros pasos de esta investigaci6n y a la Northwestern University su ayuda especialmente generosa y constante, sin la cual no hu- biera podido realizar este estudio. Manifiesto también mi agra- decimiento al International Institute for Applied Systems Analy- sis de Austria. al Social Science Research Council de Inglaterza, que me brind6 la oportunidad de entrevistarme en Oxford con psic6logos sociales en el mes de marzo de 1982 y a la Wenner Gren Foundation, que corrié con los gastos del viaje que realicé a Inglaterra y Francia en 1983-1984. E! trabajo que hice con Aaron Wildavsky me Hevo directa- mente a interesarme por estos problemas y es mucho lo que le debo. La mirada penetrante y la pluma aguda y encendida de Ro- bert Merton me ayudaron a formular la propuesta original de in- vestigaciGn. Pensar racionalmente sobre la racionalidad es siem- pre muy dificil y, como de costumbre, mi marido me ofrecié su valiosa ayuda. Ademas, otros buenos colegas me aconsejaron sobre algunas -partes del texto: Michael Thompson, Kenneth Friedman, Philip Schrodt, Barry Barnes, Constantine Zervos, Howard Kunreuther, David Edge, Lola Lopesa y Bruno Latour. Doy también las gra- cias a Mary Anne Joseph y a Anwar Ahadi por la ayuda que me prestaron en la investigacién. Manifiesto mi agradecimiento de un modo especial a Helen McFaul por su habilidad y su pacien- cia al preparar este estudio después de los numerosos borradores. Estoy muy agradecida a Priscilla Lewis porque me ayuds y ani- m6 como editora. TRODUCCION En un primer momento se pretendié que este texto fuera una recensidn de la literatura sobre las influencias sociales en la per- cepcidn del riesgo, Sin embargo. resultaba dificil conseguir la forma usual de una recensién literaria. Cuando hay que abstraer un cuerpo de trabajo extenso pero concentrado, cabe relacionar dentro de un unico marco varias dreas e innovaciones fronteri- zas. En este caso el trabajo relevante completo las Influencias sociales sobre la_percepcion. Al mismo tiempo un TEPER ny nent ae ean eon igrealaceersasedy dc i reno indivi : cial. En primer lu- gar; examinar cudl es el estado de la cuestion en este campo sus- tancial robaria todo el tiempo y toda Ja atencién al plan de con- junto, ya que parece que esta cuestidn no se encuentra en ningtin estado. La mejor estrategia seria la de utilizar la cuestién de la aceptabilidad del riesgo para centrar la atencidén lo mis posible en factores sociales. Con el cambio de titulo se hace obviamente necesario referirse a los pocos lugares excepcionales donde se emplea este enfoque. Parece que el olvido de la cultura es tan sis- temiatico y esta tan afiunzado que nada que no significase un ain- plio vuelco en las ciencias sociales lograrfa producir un cambio. El titulo describe con precision el contenido de estas paginas. No se trata del riesgo. A quienes deseen instruirse sobre los ries- gos que corremos en nuestros dias les aconsejamos que no sigan feyendo este trabajo, pues no trata sobre cémo gestionar el ries- go. Los que desean aprender cGmo manejar nesgos de todo tipo deberian ahorrar su tiempo y no leer mas. Estas notas versan so- bre la percepcidn tal como se analiza en las diversas ciencias eens eo 20 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO sociales, y el punto de mira se centra ena percepcidn del riesgo segtin las ciencias sociales. aglas 1966) presentaba una aproxi- maci6n antropoldgica a la cognici6n humana que este volumen desarrolla. La idea central es que los humanos prestan atencién a un determinado modelo de desastres, tratandolos como presagios o castigos. Sobre la base de este razonamiento podria decirse que habria siempre una mutua adaptacién de pareceres sobre los pe- ligros naturales y sobre las visiones acerca de cémo funciona la sociedad: los premios y los castigos estan almacenados en el en- torno. Purity and Danger fue bien recibido con la irrecusable re- serva de que su argumento no es aplicable a la ilustrada sociedad occidental. En 1978, Aaron Wildavsky, presidente entonces de la Funda- cidn Russell Sage, se preguntaba si la antropologia hacia sus and- lisis culturales s6lo para los pueblos tribales y para las civilizacio- nes antiguas. A nosotros, los modemos, {se nos exime siempre de sus hipétesis? El estaba interesado en interpretar un cambio cultu- ral en la América contemporinea: la nueva consciencia de los peligros tecnoldgicos... Fue un privilegio colaborar con él en la elaboracién del argumento de Risk and Culture (DouglasyysWil; 2)! Aunque ambos libros se situaban en la respetable tradicién de Durkheim y Mauss, la opinién de los criticos compe- tentes sobre Risk and Culture fue que se trataba de una obra o bien insélita o bien escandalosa, y en cualquier caso dificil. Por eso pa- recié importante examinar la opuesta marea intelectual contra cu- yas corrientes tiene tan poca fuerza el tema de influencias sociales sobre la cognicién, De ahf la pretendida recension literaria. Un examen mas detallado no revela marea, sino cierta inercia; no cO- rrientes opuestas, sino cierta timidez. A veces, la curiosidad de los estudiosos se centra con fijeza en determinadas formulaciones y problemas, olvidando otros. Los psicdlogos estin bastante de acuerdo en que cuando esto su- cede no es por casualidad. La sociologia.de la percepcién —que incluye la historia, filosofia y sociologia de la ciencia, y la socio- INTRODUCCION 21 logia del conocimiento cotidiano— se interesa especialmente las persistentes lagunas de informacién. Cabe esperar algunas ~g6iiaS casuales de desinterés debido a la imposibilidad de atender a todo a la vez. Pero un olvido programado es mis intrigante. Una persistente miopia, la selectividad y las contradicciones to- leradas suelen ser sefial no tanto de debilidad de percepcién cuanto signos de una fuerte intencidn de proteger determinados valores y las formas institucionales que los acompafian. Las ac- tuales lagunas en la investigacion sobre la percepcién del riesgo pueden utilizarse como ejemplo paradigmatico. La actividad in- telectual se realiza en la historia. Ninguna forma de conocimien- to tiene el privilegio de verse libre de las presiones culturales contempordneas. Los vacios y contradicciones en un sistema de pensamiento son una buena guia del marco institucional que Jo sostiene y da vida. La discusién profesional sobre la cognicién y.la.eleccién no dispone.de.un-trabajo.teérico.contiauado sobre-las-influencias sociales que seleccionan deren nes riesgos para la atencion publica. Con todo, es dificil manten cep- “Cia del riesgo es um asunto privado. Nisabe sstenergue incl tufa"s€a fan estatica como para poder ser puesta : problema lo constituyen precisamente los importantes cam- bios culturales que se han producido desde 1969. Es necesario estudiar de forma sistemdtica las bases sociales de Ja credibili- dad, pero precisamente porque se supone que el perceptor indi- vidual acttia sin la ayuda de nadie, las lineas construidas cultu- ralmente entre realidad y ficcidn, y entre la naturaleza y la cultura se tratan como evidentes, En consecuencia, los estudios sobre la percepcién del riesgo estén dentro de los mismos confi- nes que estaban Ilamados a transcender. Alno haber un lazo entre el andlisis cultural y la ciencia cog- nitiva, es inevitable que se produzcan choques entre la teoria y la evidencia. Puesto que la teorfa no se ajusta de forma radical, se tiende a invocar la irracionalidad para proteger la definici6n ex- cesivamente estrecha de racionalidad. Asi, en lugar de una teoria 22 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO socioldgica, cultural y ética del juicio humano, se hace hincapié de forma no intencionada sobre la patologia perceptiva. Lamentablemente, este informe no puede pretender ser com- pleto, ni siquiera gozar de una plena actualizacion. El campo de muestreo es demasiado heterogéneo y el proyecto ha encontrado en su camino numerosos callejones sin salida. Lo mejor que cabe esperar es que no se haya pasado por alto un enfoque sistematico y sociolégico de la percepcién. Enel capitulo cane AE PE ACAI dad en la asuncidn del riesgo, pero se ha di- cho poco sobre como un determinado cenjunto de principios mo- rales afecta a la pecepaion del riesgo. El capitulo 2 2 describe el surgimi i a : a percepcion del riesgo: sus orfgenes en la ecologia, psicologia y economia. El capitulo 3 3 comenia las aproximaciones de la psicologia a la per- cepcion del riesgo y su tendencia a no tener en cuenta la dimen- sién social. El capitulo 4 considera el lugar que.ocupa-el-riesgo en Ia teoria de ccién, Es éste el paradigma dominante del pensamiento social occidental. Su incapacidad pura abordar fines ' morales da razon en alguna medida de la debilidad tedrica de la nueva subdisciplina, pensada para obtener una fuerte respuesta moral por parte del pubblico. Desde el capitulo 1 hasta el capitulo 4 las notas se alejan mds y mds de las preocupaciones del mundo real y se aproximan hacia la pura teoria. El capitulo 5 significa un nuevo arranque. Explica como el juicio moral esta i crado. en la percepcidn del riesgo, incluso en nuestra propia sociedad. A partir de ahi, en los capitulos 6, 7, 8 y 9, se analiza la cuestidéa de cémo esti codificada en las institucione: ii cién de riesgos. La dificultad reside en que la aproximacidén constructiva se hace desde la aniropologia y, por consiguiente, no se dispone de la pericia suficiente para analizar la sociedad contemporénea. En fechas recientes han aparecido algunas erfticas severas de | | | | | | pe ieneeneeh n INTRODUCCION 23 la ciencia y las ciencias sociales, que despliegan nefastas fabulas de una indagacién desviada por la preocupacién por intereses profesionales o por un compromiso politico, incluso por el mero engrandecimiento personal de un investigador. Este libro presen- ta un tipo de argumento que difiere mucho del de Stephen Jaye Gould((198P) sobre el determinismo bioldgico utilizado al servi- cio de una supremac/fa racial, o de la de Bdith/Efron!(1984) sobre la inescrupulosa distorsién de las representaciones de la toxici- dad en la investigacidn sobre agentes carcindgenos. En primer lugar, la manipulacién no se sospecha por ningun sitie. Ademds, el sesgo sistematico del que se habla aqui es el mismo con inde- pendencia de la adscripcién politica. Es un sesgo incorporado en la estructura de | s de las ciencias sociales, algo pare- cido aco muestra que la tendencia a ° echar la culpa de los accidentes de trifico al conductor ebrio esta_ incorporada de forma estructural en las profesiones legal y ase- guradora. Estas criticas de la investigacién contienen una directa leccién moral: el esfuerzo por lograr una objetividad mds perfec- ta. Pero en el caso de la percepcién del riesgo, el sesgo se debe en parte a una ardiente dedicacién a la objetividad que ha demar- cado dreas a las que nadie entra por miedo a traicionarla. El pun- to debil es mas bien la timidez que asume que es imposible esta- blecer un sistema conceptual objetivo que incluya !a relacidn de la mente con los compromises sociales. En consecuencia, la pre- tensidn de este libro no es la de objetar, sino Ja de iniciar un enfoque de la percepcidn del riesgo al que no se ha dado una oportunidad. Porque, como bien ha dicho Tom Nagel (1980), abandonar la btisqueda de una concepcién objetiva de la mente porque no puede ser completa, serfa como desistir de la axioma- tizacién en matematicas porque ésta no puede ser total. CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Este capitulo indica las cuestiones del riesgo que involucran a la justicia social y considera el olvido de esa parte del tema de la aceptabilidad del riesgo. En cada generacién se cita al banquillo de los testigos a una u otra rama de las ciencias sociales para interrogarla sobre problemas candentes: hambruna o recesidn econdmica, causas de la guerra o del crimen. Durante. la ultima década y antes, tales preguntas urgentes han girado en torno a los riesgos de la nueva tecnologia. La radiacién nuclear, los desechos qui- micos, el asbesto y el plumbismo han sacudido los temores y la conciencia de las naciones industrializadas occidentales. Como respuesta a ello, ha surgido una nueva € importante sub- disciplina de las ciencias sociales que aborda de forma espe- cifica cuestiones que la industria y el gobierno han planteado acerca de la percepcidn del riesgo (véase la tabla | en pags. 28-31). La recepcién publica de cualquier politica sobre el riesgo dep tsti- ercepcién del riesgo we8t4 determinad: iones.de.equidad, Cuanto mids de- pendan las instituciones del compromiso personal y no de la co- accién, tanto mayor sera su sensibilidad explicita para la equi- dad. Ei umbral de la aceptabilidad del riesgo en el puesto de trabajo es més bajo cuando los trabajadores se consideran ex- plotados. La consciencia de riesgos médicos se i asila profesién médica es sospechosa de cometer actos de negligen- ——— 26 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO cia. CuestiOn distinta es la de si la sensibilidad mis aguda a los tiesgos hace que los individuos sean mds prudentes a la hora de evitarlos. . El concepto que G97). en el que se basa su filosofia moral, permite tomar en consideracién fa variacién social o cultural en conceptos de equidad. Pero esas variaciones influirdn en la percepcion del riesgo. Ademas, la variacion en los valores se corresponde con la variacidn en posibles tipos de organizacién, SOUP ue. Saulilad.signiHer-wne-coseps na- nuales no cualificados (equidad como tratamiento igual para todos) y_otra para los cuadros.administrativos;-profesionales y ejecutivos (equidad como justo reconocimiento de la habilidad individual). La equidad como igualdad pareceria apropiada en un sistema altamente atributivo en el que no hay oportunidades de ascenso personal y con alguna expectativa proveniente de la negociacién colectiva; la equidad como premio al mérito resul- tara atrayente para aquellas personas que disponen de oportu- nidades de promocidn. Esto es importante si la afirmacién de que «la mejor prediccion de la oposicion a la energia nuclear es la creencia de que la sociedad americana es injusta» (ROthman! es cierta. En algunos andlisis profesionales se cree que el! existente re- parto de riesgos implica que una norma aceptada de justicia dis- tributiva sustenta la estructura moral de la sociedad. Quienes se encuentran en los sectores mds favorecidos de la comunidad en cuanto a la incidencia de las tasas de morbosidad y mortalidad tal vez tiendan ano pensar con demasiada profundidad en sus injus- ticias. Sin embargo, otros juzgarfan carente de equidad a una so- ciedad que, de forma sistematica, expone a un gran porcentaje de su poblacién a riesgos mucho mas altos que al afortunado sector cimero del 10 por ciento. Oa nn a ers CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 27 Los pobres corren mds riesgos iteda superficial ¢ las estadisticas laborals: liar los Estados Unidos de América muestra gue, por debsjo de un deter- minado nivel, | ‘ on un duen indice de ti- Va a fiesgos de lipo. El porcentaje de personas incapaces de ejercer su actividad principal debido a una enfermedad crénica de- crece a medido que aumentian los ingresos. En 1976-1977 los ingre- $08 tuvieron un mayor impacto que lo raze sobre las limitaciones de la actividad de ung persona, pero la tasa de mortalidad de las minorias de condicién econdmica o social muy beja fue en 1977 mas alis que la de los blancos de todos los niveles de edad hasta los 80 afios (Ministerio norteamericano de Solud y Servicios Humanos 1980a:2). los tabajadores de cuello azul daban una tasa de 40,6 personas accid dentadas por 100 empleados. Una madia de un 21 por ciento de tabajadores de cuello azul y el 19,89 por ciento de los trabajadores agricolas se lesionaban en el trabejo, frente a un 5,1 por ciento de srabajadoras de cuello blanco. En ingrasos inferiores a 10.000 déla- _ la sitwacién empeora (Minisierio norteamericano de Salud y Servi- cios Humanos 1980b} los efectos son acumulatives. Lo expasicion excesiva ol plumbis- mo eatluye especialmente un peligro para los nifios pequeiios de familias pobres [debido en gran parte a la pintura de viviendas utili- zada antes de 3 los ¢ afios cuarenta y a las emisiones de los avtomévi- mismo, los efe jal tabaco aumentan en gion medida en las per- onas cuyas acupacionss exponen sus pulmones o sustancias irriten- es decir, las personas que trabajan entre humos y polvo de la fabrica Fecha LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Tabla 1 Crecimiento de la investigacién sobre la percepcidn del riesgo I. INSTITUCIONES DE INVESTIGACION Institucién Presidente 1969 Principios de los afios setenta 1976 1978-1979 1979 1979 1980 NSF Technology Assessment Joshua Menkes and Risk Analysis Group, 1800 G Street N. W. Washington DC 20550 International Institute for Howard Kunreuther Applied Systems Analysis Risk Group 2361 Laxemburg, Austria Decision Research Robert Kates 1201 Oak Sureet Roger Kasperson Eugene, OR 97401 Institute for Risk Analysis William Rowe American University Washington, DC 20016 National Research Council 2101 Constitution Avenue N. W. Washington, DC 20418 Center for Philosophy and Public Douglas MacLean Policy University of Maryland College Park, Maryland 20742 Hudson Institute Max Singer 1500 Wilson Boulevard, Suite 810 Arlington, Va 22209 CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 29 “1980 1981 Society for Risk Analysis Robert B. Cumming Oak Ridge National Laboratory Oak Ridge, TN 37830 Institute of Resource Ecology C. S. Holling University of British Columbia Vancouver, BC., Canada Technology Assessment Section Harry Otway System Analysis Division Joint Research Center Comission of the European Communities {-21020 Ispra (Varese), Italia Center for Technology and Policy Studies P.J.M. Stallen P.O. Box 541, 7300 AM Apeldoorn, Holanda a a LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 1 Anta tins oer ap passer tea neramretchens ma ater ey ua: BQ 1 PBOANSUN/SVN Hg |HIOS p 1A aq soy Kpqurassy "yneaqy [usuosauyy pum &Fopoa1x SYSTY Pasar 20], UO PULOR ‘MOIssTUNOS, Atom nday arajpongy “West PuupAmypy “upsarpag MONLPUNG.| ULOTS “qd PAYTY 1 VASO Masog EGE ‘oWUNE ¢-] UOs}ayy UOLION om MOU YauNay MSIAL JO VON sI9 DR] JMO 9I93[7] ing 1861 AAOLS [Ned doysyioay vondooragy ysty Say [PATA JO aajQ, O8ol BANEO bedi ANSJOIM] URAL . DINISUT NO spauaiag ay] jue! uy ‘SOP Vv pui “non 0. ON "Vda O86] OAL aya Df SOSAMONOD [h CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO wonsmMold | Uru JATTE AL op|>aaz Nt eH ut py asnding jo or 1OrACYyag a oH SO -Aqai pt 4SIQ] Jo Siaadsy [won Asuna, SU] PUN: SAsSar01g UOIStDagy iM PAO] 410K MAN IO, EN ERGI ‘OUNE Ge-Lz Adsauy jo Vidi Worst nA ‘uo ay VAHL op Maras egg ‘owl ¢| nang Mapoytogt PRGT Aaquiat riqu ysnig Jo ust Tgol ‘onl 9¢-7z VSVII a nn LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Dado que la actual distribucién de riesgos refleja sélo la vi- gente di cidade. poder y posicién social, el tema de la justi- cia suscita cuestiones politicas fundam: entales. Se ha dicho ati- nadamente-que-los-problemas_técnicos.-del-andlisis-de-riesgos- «palidecen ante las dificultades. politicas.suscitadas por la hip6- tesis bdsica de que el actual equilibrio entre el riesgo y los bene- ficios es satisfactorio: . Cuando se puede evitar realizar un dafio mayor a una poblacion numerosa trasladando una industria peligrasa a un drea escasamente pobla- da se plantean cuestiones éticas fundamentales. Es cierto que en un desierto con un poblamiento disperso de tribus indias menos personas resultardn perjudicadas. Pero {por qué razon deberian los indios del suroeste americano, agobiados ya por desventajas econémicas y sanitarias, consentir en ser sacrificados en aras del principio de la mayor felicidad? ,;Deberva el precio de una vida ser uniforme para todas las vidas? jHabria que relacionar la compensacién con el poder adquisitivo? {Deberia contar mas la vida de una persona joven que la de un anciano porque el espe- rado periodo de ganancia de éste ha terminado? El principio del poder adquisitivo entra en contradicciGn flagrante con la igual- e intuye que el dar mds riesgos a aquellos que soportan mayores riesgos sabe a una injusticia elemental, La responsabili- dad del empresario respecto de sus empleados incluye la obliga- cion de evitar accidentes, de ofrecer informacién plena sobre los riesgos ocupacionales y de asegurar una compensacidén adecuada a las victimas. ¢C6émo habrfa que compensar sus responsabilida- des con sus costos? ¢Habria que dejarlo a su conciencia? ,Debe- rian reglamentarse desde arriba las decisiones? Las respuestas giran en torno a las presiones politicas, econémicas y morales que influyen en los sentimientos ptiblicos de aquello que es tole- rable. La cuestion de la aceptabilidad del riesgo esta relacionada coa la libertad, pero también con la justicia. Consideremos la eleccién de los trabajadores. Si se les ofrece un dinero en concepio de tra- bajo peligroso, ,deben ser ellos los unicos jueces sobre los riesgos CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 33 que van a correr 0 deberfan éstos estar regulados? La libertad del individuo en una democracia liberal es lo que estd en tela de jui- cio. Y hablando de dinero por peligrosidad, no esta claro que los trabajos de mds riesgo sean realmente los que reciben una com- pensacion mis elevad: )) La base de las tasas de compensaci6n estd relacionada por lo general con la ex: pectativa normal de recompensa, pero {qué decir de las,expecta- Parece que en los Estados Unidos de América las —oes son blancas tienen mayores expectativas de le- siones en el trabajo que los blancos. Cifras basadas en la asisten- cia médica muestran una tasa mids baja de lesiones de las que se ha dado parte en no blancos, pero una proporcién mayor de dafios fisicos. Esto significa que ellos no se molestan en personarse en la clinica para ser tratados de lesiones meno: ero que lo hacen si si padecen una incapacidad g grave PONT MAEREIRS de acepts otrora de anita heroica los patie de una mina de car- bén padece en la actualidad la miseria del desempleo, jquién pue- de decirles que no tengan un emplazamiento de gas natural liqui- do en sus inmediaciones si ellos lo perciben como una fuente de ingresos y pensiones? O si una comunidad, utilizando los proce- dimientos de voto instituidos de forma regular, rechaza o duda en aceptar una central nuclear en su entorno, jcudl es el status ético de una oferta para comprar a la oposicidn? {Qué tipo de comodi- dades comunitarias cabe ofrecer para compensar los riesgos? En el lapso de tiempo de las negociaciones, jdurardan mds los benefi- cios prometidos que los riesgos? {Tiene una comunidad derecho a comprometer sus generaciones futuras a graves nesgos? La teo- ria ética en la que se inspiran los que disputan esta confusa. Derechos de las generaciones futuras aaa” 7s< mofa de los intentos de asegurar las pretensio- nes éticas de los marcianas, los venusianos, las gentes éxtranas de esta 34 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO tierra y les generaciones no nacidas: como principias para justificar las decisiones ceniralizedas. & 2 a 36 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Pero no se deberia separar la justicia de la teorfa del conoci- miento. Es probable que las generaciones futuras vean el actual impasse intelectual como la consecuencia que tiende a sobreve- nir cuando una disciplina tedrica (en este caso, la teoria del com- portamiento racional) ha generado una poderosa tecnologia de andlisis que, a su vez, sostiene la intrincada maquinaria de una administracion de la que depende la sociedad contempordnea. Es dificil resistir al sesgo que se inculca junto con las normas socia- les. Son intitiles las criticas aisludas de las li es dela teo- ria esta inserta con demasiada profundi- en nuestras instituciones. Toda mejora tendrd que ser incrementada sobre su base existente. No es de extrafiar que los estudios sobre la percepcién del riesgo eludan cuestiones pro- fundas. we ol auico. en favor de los principios. . e Li leccién. Ee es una reminiscencia de un tribunal de jus- Ucia medieval en el que los demandantes nativos hacian sus de- mandas en lengua vernicula y recibfan la respuesta en latin ma- carronico. Tenemos un caso paralelo en la praxis. médica, donde el médico.habla-en-un-lenguaje con los-colegas-y-en-otro-con el paciente. {Es esto un inevitable resultado de la profesionaliza- cidn y comporta un elemento de coaccién? Quienes denuncian la hegemonfa cultural de las clases dirigentes deberfan sospechar que se utiliza una herramienta arcana y rigida para controlar el discurso acerca del riesgo. Por otro lado, los fildsofos de la elec- cidn.racional-pretenden_usar un-esquema-conceptual objetivo y neutral, para resolver problemas mediante el simple poder de la razon..Pero si las herramientas conceptuales son objetivas y neu- trales, ja qué se debe que su uso haya permitido estas sistemiati- cas lagunas de percepcién? Allf donde falla la teoria social, una nueva investigacién de la jurisprudencia puede ayudar clasificando los casos y poniendo al descubierto los principios subyacentes (Galibres! (1870) reali- CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 37 26 esto con mucho éxito en el campo de las leyes que gobiernan los accidentes, utilizando el principio neutral de la rentabilidad para reorganizar todo el campo. Pero seria extraordinariamente ingenioso organizar los principios de la distribucidn de riesgo mediante tests de rentabilidad; tal vez se trate de un importante triunfo filosdfico, pero mds probablemente sea una imposibili- dad, ya que sdlo es posible utilizar los costos dentro de un es- quema fijo de evaluaciones, mientras que la cuestidn del riesgo aceptable toca a los principios de la evaluaci6n misma, es decir, ala cultura, cla ipios: necesidades, me- recimientos y sania y Gi uno enti en cierto conflicto con los otros. Una sociedad real utiliza convenciones institucionales para elaborar su compromiso tinico. Las pautas sociales fijan las necesidades humanas; el principio de que habria que establecer algtin umbral de necesidades humanas por debajo del cual no se deberia permitir que cayera ningtin miembro de la comunidad puede acarrear una redistribucién. Asi, el principio del mereci- miento, que concede el premio justo al que lo tiene bien mereci- do, puede ser sometido a un compromiso de modo que satisfaga las necesidades de los otros; y si los necesitados son también in- dignos, entonces se violenta el principio de equidad. Sélo es po- sible reconciliar estos principios ultimos de la vida comunitaria mediante supuestos inaccesibles a la iivestigacion directa, que estan consagrados en las instituciones. Serd una prueba de ma- durez dejar de pretender defender principios morales con una ra- cionalidad abstracta, y un gran avance el tomar al fin en serio la teoria moral de HORENATIOM 7515. Si, como. él-argumenta, la justicia es una virtud artificial, deberfamos estudiar de forma sis- tematica_las_convenciones-sociales mediante las que ésta_esté const Elintento mas interesante de desarrollar una teoria.moral.ba- Spe tiesaoncsale 970 a ste autor elabora una estructura kantiana general de res- peto a los derechos individuales a fin de incluir un lapso de tiem- LPM) oe LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO jlegar a ser, qué consistencia racional intenta intraducir en su plan de vida, qué riesgos sabe que debe correr para Ilevar a cabo «se plan. y, de manera especial, al incorporar la expectativa cier- ta de su propia muerte al final de su plan vital, el individuo ela- bora un presupuesto de riesgo privado. En su interaccién con otros, €l Cuenta: con un fondo comin de riesgo del que cada uno vasta cuando.su propia conducta expone.a peligros a otros. Toda sociedad elabora sus normas de responsabilidad mutua, juicio y retribucién partiendo del principio de si el individuo intenta ob- tener mas derechos a exponer a otros al riesgo de los que SI esta dispuesto a aceptar como libramientos en su propio presupuesto de riesgo. El deposito de riesgos es una innovacidn brillante para situar el riesgo y la filosofia moral en un marco de discurso so- ciologicamente rico. Y sugiere también cémo ta discusidn de la aversion al riesgo podria incluir una evaluacion de las probabili- dades sociales en el mismo andlisis junto con una valoracién de Jas probabilidades tisicas de riesgo. En vez de prevuntar qué ries- go consideras aceptible, ‘a pregunta general deberia ser qué tipo de sociedad ¢ s. Se podria discriminar de forma miis elabora- da la cuestién del riesgo entre tipos de riesgos y categorias de personas que corren un riesgo si se pudiera especificar el tipo concreto de sociedad, y si se pudiera reconocer que cada tipo de sociedad lene un sistema ético hecho a medida. EL andlisis de costo-beneficio daria-resultados. muy diferentes si se aplicara dentro de sistemas éticos distintos. Un ingeniose in- rento de elaborar los fundamentos éticos de un andlisis de costo- beneficio define Cuatro-sistemas=éticos* con el rigor suficiente como para permitir un andlisis cuantitativo formal Ben-David y ] Una filosofia utilic ge «el mayor bien para el mayor niimero». cido a una norma de decisi6n social, esto requiere que el gobierno acttie a fin de ma- ximizar la utilidad de la sociedad en su totalidad. Un sistema igua= slitario sostiene que el bienestar de una sociedad se mide por e! bie- tus “S CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO nesiar de la persona peor parada en esa sociedad: una nocion que Hevarfa a una distribucién plenamente igualitaria de la utilidad | Raw!s, 19711, Este criterio haria hincapié en la igualdad basada en la necesidad. Un sistema totalmenté@litista mide el bienestar de ia sociedad por el bienestar del individuo mejor parade. El con- cepto de mierito puede ser elitista, y cabe utilizar la productividad zar una determinada élite econdmica como criterio para La escasez de gasulina del verano de 1979 Hevd al senador Hayakawa, de Culifornia, a comentar: «Lo impo es que mu- chos pobres no nevesitun gasulina porque no estén trabajando» - Obviamente seri nt hacer perslurac 2 B para guy sirva a A, es decir, para que contribuya « su bienestar ...A ulere ti- picamente In subsistencia de B ...De forma similar, si tenemos dos generaciones sucesivas, tal vez sea «lo Mejor» para la prime- ra generacion ghorrar lo mids posible para hacer que fa siguiente nmiejor parada. Esta actitud ha sido manitiesta entre muchos fes a tos Estados Unidos de América con respecto a sus hijos. [Schulze v Kneeze, 1981]. Por ultimo, el sistemuéticowlibertario es una uma gastada en el principio de que la libertad personal prevalece sal- vo donde otros pueden resultar dafiados Una distincida biisica entre estos tipos alinea a quienes recalean los derechos individusles (igualiturismo, liberalismo) y a los que ponen el acento en el bien del conjunto (filesofia utilitarista v eli- tismo). = Si alguien duda si el abrazar una u sfas_ ensehanzas Sticas depends en gran. medida de ia solidez de-los cornpromisos En este andlisis de! crimen ocupa- cional, las oportunidades de obtener ganancias ilicitas estén in- sertas precisamente en la descripcién de cada nicho ucupacional. Por ejemplo, ocupaciones en las que un equipo independiente esta diferenciado internamente serdn propensas a io que Mars llama formas de fraude «manada de lobos». ;Ay del desdichado & C 40 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO paciente en tal centro de salud o del huésped en tal hotel! Seré to- talmente victimizado por los fildsofos elitistas (desde el botones y el cantinero hasta la camarera y el maitre d’hétel) que gobier- nan en la bien ordenada pandilla. Cuando la organizacién del tra- bajo deja al individuo libre para servir a sus propios intereses egoistas, sin supervisién, entonces jcuidado con los crimenes de «halc6n»!, tales como la desviacién de suministros del destino pretendido a otro donde el oportunista ve mayor lucro. En cada caso, se pone de manifiesto que las percepciones morales. estan- darizadas_y compartidas de los trabajadores res enc e- lidad a un cdlculo raci i individual. dentro.deJa estructura de posi lati Resulta sorprendente ver cudn raros son en la biografia sobre las ciencias sociales los andlisis de esta clase, que buscan una vi- sin sistematica de la relacidn entre los principios éticos y el en- toro social. Otro enfoque innovador del tema es el andlisis que realiza\William@Porryiicerca de cémo cambian las ideas sobre la justicia distributiva en tiempos normales y en crisis prolongadas fales como la hambruna (1982). Ahora que estamos tomando conciencia de nuestra implicacion en la percepcién mutua de los riesgos, urge en cierto modo tratar de analizar Ja relacién entre un determinado sistema ético y el orden social que sostiene. Cuando uno opta por correr riesgos importantes, no estarfa de mas poder elegir también la tripulacién y los pasajeros y tener derecho a decidir sobre c6mo organizar la Jancha de salvamento. La probabilidad en modo alguno ha exigido atin el lugar que le corresponde en el pensamiento del siglo xx. En la actualidad, el analisis dela probabilidadaunque-es-muy-titilizadossélo de- eel nidassubouinada. Es tratado como un servidor ro- ot de las. Ciencias sociales y proporciona un método para resol- ver problemas mediante la recopilacién y el an cosa que si hace en las ciencias fisicas. Aunque va afirmando de forma paulatina su propia base de autoridad independiente. Esos items otrora separados y que ahora son tratados juntos como ries- CUESTIONES MORALES EN LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 41 go no se desintegrardn en elementos separados. Mas bien, una nueva comprensi6n de la percepcién del riesgo proporcionara una estructura tedrica para la corriente principal del pensamien- to socioldgico. Para ver qué aspecto puede tener dicha nueva es- tructura envolvente hay que retroceder a !a historia de la filoso- fia y de la teorfa de la probabilidad. Hacking (1975) dice que los alquimistas pensaban que el mundo actuaba de acuerdo con sus cualidades primarias, pero que ellos podian experimentar sdlo sobre las cua- lidades secundarias. Existia atin la creencia de que se daban co- nexiones verdaderas y necesarias entre las cualidades primarias que hacian que todo funcionara. Si se me permite la crudeza de un breve esbozo diré que Boyle, el primero que consiguis ir mas alld de los fendmenos, no encontré causas escolasticas ... en par- te alguna estaban a la vista conexiones necesarias ... donde habja- mos esperado causas y demostraciones racionales encontramas fan solo conjunciones constantes y una regularidad que parecia regulada por ley [pags. 182-183]. Los.estudios, sobre la percepcién.del.riesgo-estin-ain en el estadio.de la busqueda de causas. Aunque el siglo xvit presencid pronto que las ciencias fisicas adoptaban el nuevo modo de dis- curso, la filosotia qued6 rezagada. Descartes intentaba atin hacer seguro el mundo para pensadores tales como Galileo y él mismo desarrollando fundamentos del conocimiento apriortsticos e in- dependientes, pero aparecié en escena demasiado pronto: Aigo mas tarde, cuando tanto conocimiento cientifico estaba ya funda- do en la probabilidad, «se hizo posible Hume» Pero el estudio de la conducta social no ha sido puesto atin del todo bajo esta tutela. Hume propuso.una.aproximaciénprobabi- focaldiaanlgaaneenecatinientiateneanetiasl::. os problemas metodoldgi i de la aceptabilidad del riesgo tal-vez fuercen a las Hamadas ciencias sociales a sentirse.cémodas en esta parte del siglo xx. La teoria de la probabilidad transformard a la larga Jas supo- 42 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO siciones acerca de la conducta racional que gufan en la actualidad la investigacién sobre la percepcién del riesgo. Las probabilida- des en cuestiGn incluiran las expectativas que se forma el agente racional acerca de las reacciones probables de otros agentes ra- cionales y también la probabilidad de que tales expectativas se transformen en Convenciones permanenies con formas conveni- das de sefalizacién. En otras palabras, una dimensi ién ci ural sistemdtica emergerd de la pea ulzacic de acti Esto es un modo més fundamental de plantear el problema central de Iq de- mocracia que el tratarlo simplemente como un problema de dife- rencias de opinion o de gustos.que pueden surgir de una fortuita circunstancia personal. Michael Thompson (1982, 1985) analizé Jas actitudes morales respecto de los riesgos provenientes de la energia y mostré que nacen de diversas experiencias sociales (y, por tanto, culturales) dentro de fa misma comunidad. Sugirid cémo seria posible convertirlas en la base de politicas locales ajustadas con flexibilidad si las variaciones pudieran reconocerse como legitimas. La estructura de la sociedad y su base moral for- mardan parte del andlisis probabilista. La manera errénea de pensar sobre los factores sociales que influyen en la percepcidn del riesgo es tratarlos como tiznajos ~ que velan la lente de un telescopio y distorsionan 1a verdadera imagen. Esta metsifora justifica un planteamiento negativo. Pero el punto de vista social asf desechado incluye juicios morales so- bre el tipo de sociedad en el que deseamos vivir. (Por qué habria que pasarlos por alto de forma sumaria? Un mejor upo de andli- sis puede tratar tales transformaciones de la imagen no como dis- torsiones sino como mejoras: el resultado de un foco mds agudo que evalua la sociedad junto con las evaluaciones que ésta efec- tua de los riesgos. Bf EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA Este capitulo presenta la preocupacién puiblica por el riesgo proveniente de ia tecnologia, que estimuld a diversas disciplinas a converger sobre el tema de la tolerancia piiblicu de riesgas y esboza los origenes de la nueva subdisciplina. Los historiadores y fildsofos de la ciencia estan interesados en los origenes de conjuntos particulares de ideas. La subdisciplina de la percepcidén del riesgo proporciona un caso contemporianeo interesante, Hay razones para datar su origen en 1969, araiz de la controversia que provocé el articulo de Chauncey Starr «Sociai Benefit Versus Technological Risk», en Science. La controversia dio lugar a conferencias de las que surgieron institutos de investi- gacin y revistas, Estos dieron pie, ripidamente, al nacimiento de una nueva profesion y 2 una bibliografia considerable. La nueva subdisciplina no es sélo una entidad histdrica definida, sino que SuS supuestos restrictivos y sus métodos preferidos le confieren una estructura y refuerzan sus canales de comunicacién internos. Como cualquier.otra disciplinarestdequipada con dispositivos de enba que excluyen métodos 0 informacion incompatibles con el conocimiento qu precesado ya. Os afios cincuenta la comunidad nuclear v las industrias eléctricas esperaban que se les agradeciera la creacin de nuevas tuentes de energia que aseguraran productividad, riqueza y salud al mundo. De forma gradual se convirtieron durante los afios se- senta en el objetivo de una critica puiblica hostil, cada vez mids ar- ticulada. Los gobiernos, reconociendo sus dilemas politicos, y la industria, tratando de justificarse, preguntaron qué se podia saber acerca de las actitudes ptiblicas respecto del riesgo. 4H LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Definiciones del riesgo la definicién dal riesgo ho sido naturalmente objetivo prioriterio al desarrollarse las disciplinas especiales que estudian la percepcidn del fiesgo. las Naciones Unidas recomiendan das definicio i nies iedades de pura probabilidad: nitada en propiedades de utilided. sido detinido por al co mité preparatorio de la Conterencia de Naciones Unidas sobre Entoros Humenos como lo frecuencia. esperada.de.efecios indeseados.que.nacen de la axposicic i [Organizacién Mundial de la Sclud, 1978: 19). i sel intento de defini lao, la mayor parte de Ic bitliegratia sobre esta cuestién comienza con Io tesis de que cabs estimar el riesgo (8) como una clase. de pio- ducto de | que-1eg ad del afc (D),.0,.R.=.P.x.Da (Campbell 1980). los beneficios entran en esta ecuacion porque trata Ie seguridad como una medida de la aceptabili- dad de algun grado de riesgo. las dos definiciones conilevan implico- ciones politicas diferentes. Al concentrarse sélo en frecuencias proba- bles de malas resultados, la primera definicién no da quebraderes de cabeza a los encargados de elaborar una politica sobre como compo- tar los dafios con los beneficias, y algunos autores afirmarian que ello evita de forma intsligente las pretensiones cientifices de los cdlculos de utilidad. Es interesante constatar que le idea da que el riesgo significa sdlo probobilidedes de perjuicio esid muy extendida, incluso donde el stiesgo-beneficio> 2s un método comporado deliberadamenta con el andlisis de caste-baneficio, é Qué significa riesgo razonable? £ Qué son niveles de riesgo aceptables? ; Es contrario al riesgo el ptiblico americano? ¢Cémo se compagina esta nueva imagen de la aversién al riesgo con la favorita vieja imagen del estilo de vida americano segun la cual los emprendedores se hacfan ricos corriendo tiesgos? ¢Percibe de forma diferente el riesgo el publico profano que los expertos, y, en caso de discrepancia, como se puede reducir? ¢En qué me- dida es nueva la confrontacion de los industriales implacables y un publico temeroso? Los interrogantes evocan la invectiva de EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA 45 Blake contra los crueles propietarios de fabricas del siglo xix. Si esta perspectiva da la analogfa correcta, una regulacién estricta seria sin duda conveniente. Pero la regulacién es costosa, asf como lo son las medidas de seguridad. Entonces la cuestién se amplia a la asignaci6n de los costos de una produccion segura y, de ahi, a los méritos y deméritos generales del crecimiento eco- némico. ELdesurrollo industrial jamds.elimina-del-todo los peli- gros, al excluir una fuente de peligro introduce, otra..El asbesto ue en un principio un gran descubrimiento para comprobar los dafios de un incendio; el plomo era un medio para suministrar el continuo abastecimiento de agua. Quizds la solucidn correcta era rechazar el crecimiento eco ico. s alana de una misma opinion serfa mas clara la tarea del gobierno: la RIEREIOT eT NCS ass TIN ol te nee et uestas empranas muestran que los trabajadores de cuello azul son en su mayorfa favorables a la energfa nuclear para fines peaaIeoeS éin- dica esto que un gobierno paternalista de ue se distanciaran de sus propias visiones miopes? El movimiento sare aticisl sn Newer leg set Rvidioe, tomo aesta cues- tidn. La gente preocupada por el medio ambiente fue considera- da en un primer momento como una élite de clase media intere- sada en preservar sus vacaciones en la montafia 0 como una poblacién rural interesada en sus propios patios. Un némero considerable de sondeos de opinién y otras investiga- ciones documentan este asunto, pero los resultados tienden a no ser con- cluyentes. La resefia mds consistente viene de |e encuesto que Mitchell reclizara pore los Recursos para el Futuro (1979). En 1974-1976 se pensd que el grupo de presién promedioambiental se diferenciaba |i- geromente del resto de la poblacién por ser mds joven, con niveles mas altos de ingresos y de formacién, y con un slatus profesional més alto, los miembros de los organizaciones pro:medioambientales {una propor cién muy pequefia del gran pUblico) mostraban estas distinciones mucho 46 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO mas que el gruso més amplio de los simpatizantes del movimianto pro- médioambiental (Mitchell 1979, 1980b; logan y Nelkin 1980). Entre los simpatizentas del Movimiento contra la Energia Nuclear, ios mujeres estaban més comprometidas que los homaras (Nelkin 198ic, 193] 5). la encueste realizeda por el New York Times y la CBS de 1981 de- tectd que el movimiento pro-medicambiental tenia los siguientes carac- teristicas: joven, urbano, y personas que vivian en las costas Este y Oes- ta, No datecté que ingresos, fermacién, raza, identificacién con un pattida 9 posicién ideolagica ofectaran de forma significativa al apoyo @ politices ombientales. Queslossindividuos d (Slovic, Fischhoff, y Lichtenstein 1979a, 1981}, que en _cantextes famr liates el individuo privado hace unc estimacién muy oproximada de igs: s {Green 1980; Green y Brown 198 Tc), que les individuos den a ser optimistas acerca de los probabilidades ofecta a3 por su Durante los afios sesenta, el movimiento de critica se difunde y consigue un amplio apoyo nacional contra los residuos nuclea- Tes y quimicos, contra la inadecuada proteccién de las personas que trabajan con asbestos, y contra la contaminacién de la atmds- fera y de las aguas. Movimientos paralelos aparecen en Europa y en Japon. Pero en los Estados Unidos de América fue tan exitoso que consiguié parar el desarrollo de la energfa nuclear, Kasperson (1980) escribid: «El fururo de la energia nuclear se encuentra en una encrucijada critica, Si no se encuentra dentro de unos pocos afios una solucién socialmente aceptable y realizable al problema de los residuos nucleares, es probable que el crecimiento de la energfa nuclear como fuente de produccién de energia termine por detenerse en USA y en otros muchos paises.» Alvin Wein- berg (1982), en defensa de lo que él considera una industria en riesgo, propone investigar y educar para prepararse para una se- gunda era nuclear, asumiendo que la primera era esta ya cerrada EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA 47 en los Estados Unidos de Amiérica, Suecia, Austria, Noruega y Dinamarca. Sin embargo, la industria medra en otros lugares. La perpleja comunidad nuclear desea saber por qué ha llega- do a ser tan impopular. Para ellos el problema reside en una tra- gica diferencia entre una exagerada percepcién publica de los pe- ligros reales que acechan y los hechos cientificos. Para el publico no indiferente existe una diferente discrepancia tragica segtin la cual la otra parte ha exagerado la seguridad. La nueva subdisci- plina de la percepcign del riesgo surge como respuesta a estas eS preocupaciones y esta constituida por S: ay la aproximacidn.técnica, que va del anali- sis del riesgo al andlisis de la percepcién: (2) estdla aproxima- cidn ecoldgica; (3} se da la aproximacion de la ciencia cognitiva, Ofisticadas teria erence PR So- cial, cada disciplina transfirid s6lo una pequefia parte de sus mé- todos tradicionales al nuevo campo. . (1) La contribucién técnica asume.que-el.puiblico.se.compo- ne de individuos-aislados-independientes-que-se-comportan de forma natural como_ingenieros, Ellos quieren conocer los he- chos, y estos hechos, una vez presentados c aridad, les con- vencerdn de la inocuidad o riesgo de una propuesta. Hay que de- GF al police cadles sucarea normal de riesgo al cruzar una calle o al conducir un coche en la vida cotidiana, y qué riesgo adicio- nal correrd si se sittia en la vecindad de una central de energia nuclear. El riesgo esta calculado a veces en dias o minutos des- contados de la expectativa normal de vida, o en porcentajes frac- cionados de varias partes de millon e ilustradas con grificos. La comprension acabara con el miedo. los ingenieros se sentian impacientes con las ciencias sociales. Los métodos utllizades en |e tecnologia para la identificacién y evalvacién del riesgo podrian extenderse o cuestiones de aceptabilided social 48 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO {Starr 1969; Farmer 1981}. El riesco-beneficio era un ma ‘3 in- terpretar el cansenso colon poe ae SEE a fo- mando de la economia el tatmino corace ridiculo porque no prestan la con- sideracién suficiente a las diferencias importantes existentes en la natu roleza de los riesgos provenientes de estas dos tecnologias [Slovic, Fischnoit y Lichtenstein 1981). Paco se ho dicho (Green 1980} sobre gi el concepto compuesto absiracto da «tiesgos» entra alguna vez en el pensamlento individual sobre la tama de riesgo: ni sobre la desigual dis- tribucién de riesgos a través de las categorias sociales. Starr esié con vencido de que es imporiante no permitir que lo voluniad de la meyoria see anulada por las minorias. Para una recension imparcial de Starr véase Slovic, Fischhoif y Lichtenstein 1979. Que. los. métodes-cuaniificados.de.evaluacién-de-riesgo-son alte- mente manipulables.es.algo.tan.conacido,.que.aquéllos.no.tienenrle au- lori i i wari fs Asi OSHA edop- 'O una linea dura y firme contra fa cuontificacién dal tiesgo (al menos para los carcinégenos en el lugar de trabajo} en las deliberaciones del inieragency Regulatory liaison Group's Pane! sobre evaluacion del ries. go (Carter 1979). Todo el que haya leido a Self {1975} sobre las fan: EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA 49 tasias implicadas en la evaluacién del valor de una iglesio normanda en al elcborado andlisis de costo-beneticio empleado por la Comisidn Ros- kill sobre el emplazamiento del tarcar aeropuerto londinense, compren- ded por qué al ACB aplicado a omplias cuestiones sociales cayé en grave descrédito en Inglaterra dasde 1970. Lo critica del planteamien- to de Starr es un tema unificador para los estudios iniciales de la per- cepcion del riesgo (Kates 1977: 5: Otway y Cohen 1975; Slovic, Fischhoft y lichtensiein 1979b, 1981], El resultado no ha apaciguado los temores ptiblicos, sino que ha provocado una acalorada serie de reproches contra la irrele- vancia ¢ inexactitud de tales medidas. Critica del riesgo-beneficio es Pure hacersé una idea de la mistificacién y del furor léase el informe de Inhaber (1978) of Canadian Atomic Energy Control Board y su arti: culo en Science (1979), en el que se argumentaba que las fuentes de energic nucieares son mas seguras que las convencionales, «El informe de Inhaber es una cignaga de errores, incluye doble cémputo, uso ly abuso} altamente selectivo de datos, nipdtesis insostenibles, inconsisten- cias en el tratamiento de diferentes tecnologias, y confusionas concep- tuales ... la correccién sélo de sus mayores errores transtorma sus resul- tados, trasladando los limites superiores de los tiesgos nucleares para la solud publica y ocupacional a la parie més baja de lo escale de incer- tidumbre para el carbén y el petrdleo, y dejando caer los riesgos soni- tcrios de las fuentes ne canvencionales al punto medio de le escola de incertiGumbre para los nuclearas ... propagando un andlisis plagado de distorsiones, errores a inconsistencias, Inhaber ha embrollado, an lugar de iluminar, incluso le parte circunscrite de! problema del riesgo que ha abordador [Holdren y otros 1979). En Gran Bretana, sir John Hill, pre sidente de ia Atomic Energy Authority, daclard en 1976 que el deba- te sotre la energia nuclear trataba en gran medida sobre «problemas inexistentes ... el debate piblico de ciencia ficcions (Williams 1980: 273}. lo credibilidad de los juicios experios sobre el riesgo esté en duda: «Central para lo evaluacién publica dal riesgo es el recelo res- 50 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO to de la industria, fo utilidad y el compromiso regulador de reducir y sizar sus riesgas* [Kasperson y otros 1980). (2) La investigacién ecoldgica arranca con la obra de White (1952) sobre desastres por inundacién. Se ha mantenido un flujo andlisis de go (Burton otros ; Fischhoft y otros 1978), en especial por parte del Centro de Tecnologia, Medio Ambiente y Desarrollo de la Clark University. Sus estimulantes publicaciones, y, sobre todo, la revista Environment, se nan ocupado de muchas cuestio- nes centrales de hechos, interpretacién y ética, y han clevado el nivel del debate publico sobre el riesgo de In tecnologia. En lo de-este concermiente a la percepcién del riesgo, la base tedrica anteume d aria un modelo ecoldégico de respuesta al riesgo (Kates i977, 1978). Segtin este modelo secuencial, diferentes sectores del publico (como comu- nidades de plantas e insectos) atraviesan_los.cstadios.de.un.cicto vital evolutivo haciendo frente-y-adaptdndose-de.forma,sucesiva a los diversos peligios. Este enfoque pone diligencia en_distin- guir entre | eligro y riesgo. En verdad, el cambio de terminologia ayuda a salvar la diferencia entre la ecologia de las piantas y la ecologia humana, puesto que cabe decir que los ele- mentos que viven en la primera reaccionan a los peligros, mien- tras queno acttian (por definicidn) como agentes racionales cal- culando_riesgos. Ademas. ln evaluacié las. abilidades y la magnitud de sus conse- er En este enfoqueglostiapunsidesinformacion y “das! Se han elaborado modelos epidemiolégicos de contacto con la informacién y modelos evolutivos de experiencia con peil- gros Sehanordenado y-clasificado ios peligros.segtin sus carac- teristicz ibidas..Variaciones en la respuesta publica a suce- sos dramaticos o de menor importancia tales como los desastres EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA 3! repentinos que matan a cientos de personas © procesos largos, lentos, desastrosos, con desgracias que ascienden a cientos de miles a lo largo de los afies, producen perfiles diferentes de las caracteristicas de riesgo de los acontecimientos y permiten esta- blecer comparaciones entre los peligros observados y ceales. Critica del enioque ecoldgico TSPNIOZOSN 3: one que la llamada ecologia humans he presta- do escase clencidn a los seres humanos, En su recensién de The Envi- ronment as Hozard (Burien, Kelas y White 1978}, Tory critica dura- mente el libro en su conjunto. De los protecolos de la entravisia de White, que mantienen constante la cultura y la organizacién: social, dice: «Con todo, lo que los individuos hacen o dicen que hacen en cuan- 'o a proteger la seguridad de su mundo depende de un gian nimero de factores que inc! n su posicién social, nivel de formacidn cultural, ac: 230 a fuentes dle c:ddito tales como las insertas en redes de parentesco, habilidad técnica, tamatto y diversidad de propiedades, opciones de empleo, exigencias ds trebajo domastico, pertenencia o organizaciones voluntorias, capacidad productiva del capital, y comoromiso con valores culturales y con convenciones religioscs. Como tales, las categorias li gedas a Ie cultura no eniran en él disefio del estucic, los unidedas de andlisis resultan ser mesos colecciones de individuos en vez de sociedad En consecuencia, “negation ce riesgos”, de fiesgos’ 0 cualquier: de les otvas rbricas mediante las que se orge- izan los hallazges en estas secciones representon nada més que tos Glosas 3S etic! en explicacianes y i © a. & a a o 3 sea saber, por ejemplo, cémo las opciones de atrontamianio dependen del rango social del individuo, de le popularidad, del estado civil, de los atributos de cardcter, riqueza e intsligencia: cémo.serelacionanentr. ¢ gd a Offa Oo con respec lifarenies ti ighS"~. Que ‘as institu- ciones y ies valores comunitarias dirigen de forma decisive lo'yulnerabi- lidad humana hacie los desasires naturles y que articulen los modificaciones individuales y nacionales es axiomaticos. see RS ea i 32 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO 5cic . dia. tiable.independiente, y ainsi inal -varia- ble dependiente. El paralelismo ente las plantas y los seres hu- manos se debilita si se reconoce como dependiente el concepto de peligro. La gente.cuya-percepcion.es_estudiada vive en un mundo construido a partir de sus propios conceptos, dentro de los cuales se incluye ae SS ae =~ Los antropdlogos que escriben sobre las culturas tribales se ven forzados a distinguir con claridad entre el modelo de los ana- listas y el modelo de los actores sobre lo que acontece. El mode- lo de los actores cubre sdlo la teoria tribal acerca del mundo. El investig ead Tata aalaeaOeMERM EET: como los actores trazan una line: C sas. Comparando. estas. lineas_en.diferentes.culturas,.pone,al.descu- bierto.el.sesgo.del:modelode:los:actores La aversion cl riesgo desde el interior del modelo de los actores del mundo jas estudios importantes, y tempranos (SOREMIORERENMI & co ice poco sobre la cues- n las pro- obre la aceptabilidad del riesgo sar de su titulo, OF Accepiobie Risk, Lowrance tidn de aquello que hace eceotable ei riesgo, y trota tom babilidades cde riesgo como objetives. faciores que influyen en | la victima y el punto de vi gue si se admitiera Ia cultura como una variable, no se podiia decir que la sociedad humana es generalmente adversa al riesgo porque muchas culturas exigen lo busqueda de riesgo. Rowe da a entender que la red a argumentado que los politicos y EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA 33 numerosos Cientitic ci mugstran una propensidn cultural a asumir i general, una propensién’ que se’explica por {co} ei uso de la evaluccion del peor caso plausible del riesgo y del be- neficio, (b) la evaluacion marginal de riesgos y baneficios, (c} el uso de la distincién actual entre tiesgos voluntarios @ involuntarios y (d} el des- cuento de beneficios futuros. Definir los peligros como«causas reconocidas de muerte o perdida», tanto tec 8 iturales, significa permane- cér dentro dé tina detinicion cultural’de las causas. Esto no deja eSpacio para considerar aqui Ta percepcion, salvo de forma nor- mativa como algo que podria ser mejorado, y todo el énfasis re- cae sobre la diferencia entre causas naturales y otras causas. La linea entre las cousos-naturcles:ylas:causas-creadas-por-el-hom- r2 est trazada siempre en un proceso social de esignacion de ves ponsabilidad. En_consecuencia,..es unc linea-ondulante;intermitente, siemore en de 2 railaia. ses lturales.actucles. Elizabeth Bird, prasidenta del Tribunal Supremo de USA, protesté recientemante dicien- Co que «se deberia rechazar la distincién entre condiciones artificiales y naturales... hay una injusticia inherentes en una norma que permite los terratenientes escapen c tods responsabilidad «simplemente per- mitiendo que la naturaleza siga su curso». En esie casa, una compofia que poseia tierras en Malibd rehuyd toda responsabilidad cuando un desprendimiento de tierras destruyd un hogar; lo compofiie ergumenta- ba diciendo que no se !e podia responsatilizar de todo desastre natu- ta! (Los Angeles 5 1 defin fendmeno s*. De igual eee, peo es mas fécil decirlo que tomarlo en cuenta en el ¢ lisis consecuente. 34 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Incluso La definicion de peligro como incapacidad de afron- tamiento se ubica atin dentro del modelo de lus actores. Pero, al menos, esta definicién conecta causas fisicas y consecuencias fi- sicas con la capacidad de afrontamiento de un sujeto racional. Esto est mds prdximo a una teorfa de la percepcion. ya que per- mite que las expectativas acerca de! afrontamiento creen la cua- lidad de peligro, y una teoria de la percepcion é$ necesuria para reflexionar sobre lu aceptabilidud del riesgo. Afrontamiento fis if e junto dife coi esumir gi iCOsS Y cus ur Parece muy plausible que la preocupaciéa principal del su- jeto perceptor sea si el afrontamiento es factible, dificil o impo- sible. No hay percepcidn hasta que los perceptores correspon~ dientes “codifican_1a_intormacién..para_la-interpretaciénLos economistas hablan a veces de la informacidn como si fuera un agente activo que fluye. impacta, se plerde o es detenida por chs- téculos en su senda. una posesién que unos tienen y de ta que otros carecen. Estos hdbitos de discurso repiten una teoria de la percepcidn vigente en e! siglo xvut, segtin la cual las impresiones sensoriales ilegan a la mente del perceptor de la misma forma que una luz potente golpea Ja retina del ojo. Pero la informact ni si aie ¢-comvicrigen infaomaci6n haste aumal perceasc0 la ve-y-codifica de.algiin. modo. (3) La ciencia cognitiva ha tendido a dominar la percepcién del riesgo extendiendo sus suposiciones y métodos psicométri- EL SURGIMIENTO DE UNA NUEVA SUBDISCIPLINA 33 cos a la eae de la escena. Esto significa gies desde. un pun- ul wistaté ell tr: isciplina spcacucnics baboon cgi g ora del comporta- miento ra I, aceptando sus axiomas e hipttesis restrictivas™ (véase capitulo 4). Aunque inicialmente los diversos tipos de tra- bajo aparecian unidos a diversos grupos de autores nombrados, se ha dado entre ellos una tendencia creciente a converger, sien- do coautores de las piezas primordiales experios pertenecientes a diversas adseripciones. Cuando una disciptina establecida aborda un campo nuevo, una metdfora. Los inge- nteros ci 9 atrevido Cuando aplicaron su método regu- lar de trabajo a la aceptacién publica del riesgo. La mayoria de sus problemas de anilisis derivan de no tomar suficiente con- clencia de los cambios de metdfora. La «tolerancia» de la fatiga aalgo bien diferente de la iisica aplicada a una maquina, sign tolerancia humana de los insultos o adversidades: asimismo, las ideas de «carga de riesgo» y «fatigas. Pero su ejercicio no es una mera fachada retérica, puesto que permanece fiel a las prdcticas normales de Ja ingenierfa, donde se revela que la tolerancia no de funcionar. Los ingenieros no estabiecen diferencia algu- na en el metodo tanto si agregan las fatigas que un puente o un sistema humano revelan que pueden soportar. Pero lo que ellos hacen no tiene mucho sentido por razones que reiteraremos en las pAginas siguientes, Por conti, los bidiogas que pasaron a la percepcidn del riesgo se enfrentaron a la dificultad opuesta, habiendo dejado atras fa ma- yor parte de su equipamiento teérico, ; Qué puede hacer un ecdlo- go sin un ecosistema y oe esun n ecosistema sin limitaciones de re- cursus? Dichos bis de. la no de se- - Las propie s no se imponen Spe econo eso. las importantes cuestiones de la percepcidn del riesgo nunca pueden l LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO analizarse con un inventario de los rasgos fisicos de los aconteci- mientos, de su escala de dailo, de caricter repentino o de duracién. La ciencia cognitiva merecerd nuestra consideracién en los capitulos 3 y 4. La idea de racionalidad debe dominur ¢] estudio de la percepcién del riesgo. La idea del agente racional, percep- tor del riesgo, se basa (,debe basarse?) en cl modclo del investi- gador racional. Ambos sienten la necesidad de buscar orden en el mundo: ambos reconocen una inconsistencia, ambos evaluan la probabilidad. Il PERCEPCION DEL RIESGO Exe captiile compara ef tratamiento de la percepeisn en las seves tuananas y en los animales. La psicolagia aninial sosticue que las cespuestus enrucionales que alert, maaticnen eo distraen la atencida contribdyen de manerd positive al ficionamicnto del organisma vata supervivencia ds la especie, La psicalagia humane fran de separa aihite. elinieda ata caci weutac choy es (tales come ay del examen de ke cugnicion. En tates testy, fox Inananas deaden aactar de aiuneras que pouen cu tela de juicio lax canceplos bisicos de racionalided, La iavestigacion se centra entonces ent la inadecuacion del aparate perceptive bueno, en la disfuncidn, is necesario iacluir de forma sistenuiticn eu los cstudios dela percepeian del riesgo piiblica las procesos sociales finplicados en ta fornucidn de las conceptos. Los resultados mejor establecidos de la investigacién del ries- ul do fuerte, pero in- in actividades muy familia- y dit probubilidivth de malos es existe lit tendenciit clas cn si- tuaciones | ares. Y se subestiman también los riesgos que con- evan los ucontecimicntos que 8 ura we, Nuestra primera pregunta, sobre la pereepcion del riesgo es por qué tantisinias per- sonas, cn su col de profanos, opin e dita mu 1 que los peligros cotidianos son inocuos y se consideran a si mismas capaces de arreplarsclas cuan- do Jos hechos demuestran que no poseen tal capavidad, 58 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Inmunidad subjetiva equa EE OE la experiencia de lo National Commission on Produc! Salty cons tala que el consumidor esto dispuesto a oplar por un ligeto ahoneen dl precio en lugar de oplar por un incremenio de seguridad comptado a bajo precio. la lamiliaridad parece generar confianza en las qranjeros que viven en Oreos de inundacién (White 1952) y en los lumacores., los peatones en zonos de 1dlico y los conductores; los que viven cuiea de centrales nucleores esian menos preacupades por lo tadiocion que alias personos [Guedeney y Mendel 1973); los ingenieros y mecsinicos tien: den a tener uno conlianzo excesivo en su propia tecnologia [Slovic, Fischholl y lichstensiein 1981). Cn algunas ecupaciones de alla reso, los benelicios incrementan Ia conlinza y Jumilianidad (lec 18st}. Sin embargo, la familiaridad lunciono o veces en el sentido opuesto [dlovic, Fischholl y lichstenslein 1980). Se tiénde a ignorar los peligros cotidianos mis comunes, Eo el otro extreme de la escala de probabilidades, kimbien se tiende a restar importancia a los peligros mis infrecucntes, ¥ de baja probabifidad. Agrupando estas tendencias, el individuo parece nune- cortar la percepelon de Jos riesy! ra qu mundo_inmediato parece n cn realidad, y como corta Gimbién su interés en los acontecimicntlos de baja probabilidad. los peligros distantes también palidcecn. Para una especic bien adaptada para sobrevivir, hacer ctse om so de los acontecimientos de baja frecuencia pe gia allamente razonable, El atender por igual a todas las bajas probabilidades de desastre diluirfa la atencidn y ba descentrarta peligrosamente, D i di especie, el senti eee Un CSULC- eel punto di idad subjeti si permite que los seres humanos s¢ mantengal : é de los peligros, que osen experiment, y que no se desestabili- sside sequiramente cen ante la evidencia de los fracasos. Aqui una de las diferencias interesantes entre [i psicologia animal y la humana, Tal vez algunos de los problemas sobre la evalucion de se CH Propuesbes verti la conducta social podrfan pormenoriza PERCEPCION DEL RIESGO cables sabre las fuentes sociales de la confianza y los efectos be- neéficos de Ja sobre-confianza para Ja raza humana (Trivers 1972). Sometidos a prueba formalmente, recen servir para pensar racionalmente. Tambien te: los seres humanos_ 9, pa- Cn Una 1Cc- mora d y Crralicu. 5 Se ” Investigacion de la memoria la invesligacién de la memoria se basa en gran medida en el len: guaye, mientias que une gran pare dul tecueide y de la cognicion hu: manos es independiente del habla Es significative que los inlontos de establecer poralelos de la amnesia humana en experimentos de lubora- lotio con animales facosaron. Nadel (1980) sugiere que quiza sea de- bido u que la memoria humana se telaciono con el lenguaje de una ms- nero especial, Porle de lo respuesta humana a los pelignos esia eee amen 3sira naluraleza animal? Esta 68 wha de las tazones por enaizada o nicl ico Ue | “J6rinmeane- del mone humana sugieren que Ao podemos abordar la cognician humana aslucliando la debilicdad de la memoria. El libro Memory (1980), de Eli zabeth Loftus, dice mucho mds sobre por qué olvidomos que sobre cone recoidamas. lo dlimo porece suceder de forma cloramente ca- prichosa Dado queen el caso de la memoria humano lo que esté ulmuce tolle depende del contol de a Olencion, ¥ puuslo ¢ uc pende de saben cule. A quiene s son realmente los riesgos, los psicd- logos recomiendan que se concentren en uni ligjer comunic cidn con el puiblico profane, Aun cuando sea por lo general unit advertencia sabia, en este caso la educacion sobre el ric conseguido un resultado muy alentador, _@laawnn —& A ms % J 160 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Pobreza de la educacion Un coro de consenso sobre cudn poco se puede conseguit medion te lo educacién publica para una mejor percepcion del riesgo es per ceptible en auloridades tales TO earn quien describe la masiva campafia sueco para educor ol publico acer ca de lo energia nuclear y olras {uenles de neti SIO ATERTERTE: sctibiendo con relerencia especial al problema del 9 nuclear declaran: «Opinames que los inlenios educalivos dirigi- it io loguno da peicepcion”probobeienle.exi6i conde nados.al fracaso». "Mas lorde pSlevientichiensiein y Fisehhall (198 Vico imentan que «muchas imagenes mentales de la gente acerca de un cecidente nuclear incluyen el espectio de cicnlos de milus, incluso mi- lanes, de muertes inmedialas acompahadas por un dato incalculable e ureparable al medio ambienle. Estas imagenes se parecen bien poco a las opiniones de los funcionaries de lo industria [y de la inmensa mayo tia de los expettos lécnicos}... los defensores de la industria han tendi- do o atiibuir esta laguna de percepcién a lo ignorancia e inacionalidad publicas. Nosolros cuestionomos esta aclitud y dudamos de que el medio propuesto, la educacién, tenga éxilo» (pag. 33). Peo este coro es conlrapesado por otro [que incluye a veces los mis mas voces) que recomienda hacer un mayor esluctzo para muyorat la cumprension publica medianle mejores campafias educalivas Se unen al segundo coro elas pruebos existenles res pecio o la medida en que lo publicidad de los medios, Jas peliculas o las exposiciones grdlicas hon generado preocupacion por huturos de castes no son muy Iranquilizadoros’. Kunreulher y sus Couukaus escil Lon (pag. 251) afadiendo: «Si se considera que la ayuda gubema ‘ental es deseable, habria que hacer un esluerco concetluda para distibuir informacion a la poblacién oleciada» {pag nes tudio realizado para lowFire’Researe uestadas son bastanle n fiables y p 0 a | 0 aan: Poxece que la gente odopla.primerouna,posiciSn mista aut de! istit— io on, consideraciones plagmalicas que mr tan hacia un fuluro complejo. Bojo.esia-luz-tiene. sentido 1ecomendar Sue se impaita mas y mejor informacion. 4 pata nds. y.mejor. inform PERCEPCION DEL RIE laf aceptacion. iniciol. dest percepcidn incorre: Tal planieamiento lleva a lo recomendacién allemativa de un control regulador mds eslriclo o de mds invesligacién psicolégica sobre el fallo de comunicacién. La leoria de la eliquelacion se fija en cémo el modo de presentacién alecto a la evaluacian. la conlerencia relerida por(NAGMSyIShEs(1980)} dio una panordimica de la leoria de la eliquetucion aplicada o la percepcién de tiesgos; en ella se hablé de silo regulacién directa, lus luerzas del bbre mercado o la eliquetacién compulsiva (una forma de regulacién) resul- tan mejor para los diferentes riesgos de salud. ofecen un sumatio crilico de los argumentos o favor y en contra:de la educagion piblica sobre la energia nuclear, La desilusién producida por la dificultad de educar a la gene- ralidad del pdblico sustenta otra tende que casi termina por Ilamarnos a todos irrucionales argumenta que las condiciones para la racionalidud son tan Mlexibles que al invocar_ toda la baterifa_de motives acusacidn de uc] pensa- Idgicas (evitundo contradicciones y esperando coherencia), por el olro, una competenci no- cer, ensamb asificar elementos parliculares, Cohen apoda wm Gh «inluicién» y arguye que, Como Nunca se puc- de determin: api dela cultut Pque eleecién o decision alguna s or fires Ue esin reivindicacion mas bien débil de nuestra cacio- nalidad, la percepeidn del riesgo habria moderado ya su termino- logia manteniendo que los individuos no son irracionales, sino débiles en pensamicnto probabilista, Pero cuando cansideramos lo que requiere el entender el probabilismo, no parece tan dificil, En apariencia, sélo necesitamos comprender tres cosis: dad, independencia estadistica y yariabilidad de mues 0 eae mena pel rasuuli- ra (HO=y 62) LA ACEVTADILIDAD DEL RIESGO _ Ademds, cuando consideramos una actividad técnica cualquiera, vemos que cada uno de nosotros, sin tomar en consideracién la instruccién, es capaz de utilizar los tres princi- pios. Cazadores, pescadorcs, agricultores y marineros ulilizan su comprensién del probabilismo para evaluar sus materiales, fa conducta pronosticada del pez 0 de la oveja, de las mareas o del tiempo. Ellos saben todo acerca de Ja variacién aleatoria en 1 precisién de sus instrumentos, dejan de lado interferencias pru- dentes de un muestreo demasiado pequcho, y, sin saber de esta- disticas, suben mucho acerea del equivalente prictico de la inde- pendencia estadistica. De no ser asf, no sobrevivirian par mucho icripo come arlesanos o Haveganies, ele, Lo diliciLnoesepric- tica informal de pensamiento probabilista en un contexte Tami- i Formal de la probat I. Mentalidad primitive Toda lo discusién sobre la capacidad humana cle pense che lorma probabilisio muestra una incomodo semejanza con ta diseutn le fina les del siglo pasado sobre lo mentalidad primitive [Wynne 1282", Levy Bruhl 1966). Los natives de los territories colomiales purecian tener una comprensién perversa y poco seria de lo loyica, los administcicores ilustiados lrolaban de enlender su debilidad intelectual estucliande an: topologia. Brian Wynne le da la vuelta a le analogia cucnel.s tidiculi: zo los pretensiones realizadas en nombre de lo tacionalidas! « wntifica: «la percepcion de la crilica como una amenaza a k ado mode de per samienlo es carocleristica de los sociedodes piimilivas que hencn une experiencia aislado y homogéneo. Po y discontinuidaces intinsecas entre pensamienio cienlilico y primilivo, las. diferencias resi den en algunas caracleristicas sociales importantes: [19B2bN1GB}. En concrelo, Wynne alribuye lati “ial. Puesto que los cientificos que ulilizan de forma explicita la tcoria de Ja probabilidad fracasan también en esos tests que de- jan confundidos a sujctos que han recibido una educacién me- PERCEPCION DEL RIESGO nos formal, debemos considerar con mayor detalle las preguntas de los experimentos de psicologia, Resulta que todos estan rela- cionades con un determinado campo de experiencia, el de la teorfa de la probabilidad come tal (Krantzy,otros) 1983), La in- vestigacion experimental que compara sujetos con diferente grado de educacién formal puso de manifiesto cémo se usan heuristicamente versiones intuilivas de la ley de los grandes nu- meros, La educacién formal aumentaba la frecuencia y calidad de su uso. g : En otras palabras, las intuiciones aprendidas culturalmente que guian nuestro jwidie Gi cualquiera dent ide nuestros campos de Competency Nos cosehan suficientes s principios probabilistis, lodos nosotros estas “pee estiin ligadas: fucrlemente ala cultura “mas “perdidos cuando nos aventuramos tds alld del aleance de nuestras intuiciones culluralmente constituidas. Tal vez, el pro- babilista técnicamente competente estaria tan perdido si se le pi- dicra predecir fuera de su experien fuera experto cn estructura cf problema de manera formal. Aunque esto pueda salvar a los seres humianos de la acu: a de especialista, aunque cidn académica de no ser caupaces de pensar de manera probabi- lista, deja algunos problemas priicticos para la pereepeidn del a. En conereto, inerementa cl abisme entre el juicio de la Glo puede pensar ric: persona experta y cl de la profana. Sila gente de manera probabilista desde_una_posicion de competencia ex- perta, y si _no hay manera de que todos a layoria Ue Nosetros Heguemos a ser expertos en armamento moderne o en enerpyia nuclear, sigue : abierta la cugstion de cémo tenemos que hacer un juicio politico de tales riesgos, Esta historia arranca con una ne- cesidad de entender por qué los expertos de la industria y el Go- bierno no pucden convencer al publico de la inocuidad de la nuc- va tecnologia. La tendencia generalizada de los humans resulta ser la contraptesta, no temerosa por maturaleza, sino mis bien excesivainente intrépida y reaciaa dejarse persuadir de la reali- dad de los peligros. Pero si se piensa que uni minora poderosa (los industriales) inflige los peligros en cucstidn a una mayoria hee ‘4 “= LA ACEPTABILIDAD DEI, RIESGO indefensa no se evoca el sentido de-inmunidad subjetiva. La di- ferencia esté en que la actitud, respecto de los ricsgos infligidos por otros es polflica. Es posible que el ptiblico que considera la nueva tecnologfa esté mas enfadiado que temeroso. Quizi la cucs- 4ién en modo alguno sea la percepcién del riesgo, sino la indigna- cién por el embaucamicnto y 1a explotaciOn. Si es asi, necesila- mos comprender las actitudes adoptadas ante la inculpacin. La teoria de la atribuci6n pretende proporcionar un marco amplio en el que considerar cémo se distribuyce la culpa. gesciictaoul itibucion Paro un resumen véaséjMeiden[1958)! Los estudias inspiraclu: en lo tcuria de la alribucién han identificado un sentido de_un lugar du con tol y un sentido, de indefensién en las respuesias ol extiés. Los estudio’ de lo percepcién del riesgo y del estrés se solapon debido o ka consta- lucién de que una expecialiva generalizada de eyrcer el contial redu- ce lo experiencia de ests lageial Peiealiloualialaseli) Ll cnlo que es andlogo ol interés por los ios de percepcidn del nesgo en suje!os que perciben que sus riesgos son asumidos de: forma nvulunta- ta, lo coleccién de ensayos edilados por ton ) resalia las fuentes ms claramenle cognilivas de afontar la lair ga (véose +Afrontamiento, en el cap. 2]. Sin embargo, las fucntes priny cipales del apoyo y de la confianza sociales se encuenlian asyui de for ina exclusiva en la lemprona infancia y en los lozos fomiliones Uno de lus escasos intenlos (preremackessl O75 de telocionar el esés con un context social adulto mas amplio presinde del énlasis cagnilivo. Primero esti.cl juicio.en. cuunto.a las cuusas, scan naturales 0 hunanas. Si el dafio es obra del hombre, la atribucién de respon- subilidad y Ia inculpacion va 4l lugar de control. Existe la opeidén de reconocer nuestra propia falta, revertir la culpa sobre otro, de- cidir si el otro estaba informado y motivado para hacer diiiio. Si somos ya hostiles al presunto agente del perjuicio, nuestra censu- ra tiende a ser mas severa; y si sospechamos que el agente se be- oma’) sosticne se isi 0 Algunos estudiosos han tratado de examinar I egupacién deroclt qudes) en funcion de sus incompanhilidades y afinidades. PERCEPCION DEL RIESGO 65 neficia de nuestra pérdida, el juicio adverso es adn mas severo, Aunque los psicdlogos constatan que la gente difiere en la medi- da en que culpa, recibe culpa o exonera, su seszo profesional les inclina a indagar en la estructura de la personalidad para explicar Jas diferencias, Lit teorfa de la atribucin presta sa aencion al emtrenamiento social q que selecciona y refuerza determinadus acti- tudes de inculpacin, Pero esto se .entiende sin dificultad, No se han establecido atin pautis sobre cémo tener en cuenta de forma sistemiitica los valores penerados en el entorno social. Cuando retormamos a lwinvestigacién de los valores consta- Os psicdlogos comienzin a reconover este probles asu propia obra temprana sobre la diferenciacién cognitiva y emocional afirma: «Se necesita un punto de vista verdaderamen- tc social para comprender que lo. que.aparentrserunproceso de difereneinciéw individualque aumenta con lav edad del nitio esen realidad el emerger de una jerarquia compartida de respuesta que requiere una explicacién social». Otrus debilidades metodoldgi- cas que dimanan de la misma dificultad son analizadas eniGér- 3, JSalir de la ardua i investigacidn de en- Cuesta con conjuntos de expectilivas que descansan unas en Olrits es interesante (Mitchell 1980a, 1980b), pero seria atin me- Jor salir de los datos a ta teorfa de la pereepcin del riesgo, _Sindromes de valor ( (66 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO (W98O~e198 1) desarrclla el conceplo de In.conjunto”d conceplas concurrentes que incluyen i sy predis~ ici n que forman una ‘able $ lienen un cordcler coleclivo, incluyen ideas morales del los sin oe rc pom r wos bien y del mal, y eflejan uno experiencia social companida. los sin’ diomes se. coraclerizon por las creencios que seleccionan y por lus con: sideraciones diclécticas inlerrelacionadas que ignoran Lolecy une. de los pocos caso | estudio de lo percepcién dol riesgo. uski inte a en la atencién selectiva. Pero no da el paso siguiente de: consi: derar como los alineaciones socioles actian como lactores de enforue. ‘Habedeiny Block (1.98))),"aton de identificar emoléculas de comluctor, noimas, creencias, apoyo social y variables estucturales, tecen wiendo la complejidad de tas esiructuias normativas en lo sociedad! mechs, Ona investigacion en curso toto de telacionar los volumes con restiale: ° Se . gins socioles y cognilivas. Por ojemplo, ELECCION ¥ RIESGO 75 a) Accident Risks in U.S. Commercial Nuclear Power Plants», de Isaac Levi, es un examen detallado de los procedimicntos esti- *disticos utilizados por el Reactor Safety Study (1975), de la Co- “inisién Nuclear Reguladora. Los apéndices a este informe tratin las dificullades que encierra cl evaluar las probabilidades, y los meétodos cmpleados para encontrarlas, Los ingenicros que escri- bieron el informe dificilmente podrian esperar encontrar un epis- temologo que cuestionara sus cleeciones y especialmente last ra ZONES Ch (uc sc basaron. ¥ Las autores del informe, sin embargo, parecian descosos de” Tundiinentie juieios de probabilidad credble sobre juicios cn se cuanto a cul de las hipdtes srivales referente ala distvibucion objetiva de prubabi lad de Gisis de [racaso es co- ree. Frente a datos insulicientes, los autores no concluyeron que debian postergar el juicio entre las hipdlesis estadisticas ri- tender a su estado crefble para lus diversos rivales posi- bles a clectos de ayudar a determinar, via infereneia indirecta, qué estide crefble adopt, Este planteamicnto hubiera conduci- n dowun eshide indeterminado de juicio ereible respecto de las le sas de (racase [piu 440]. vale, Levi pasa a relacionar su eleccién metodolégica con los su- concluye con Ta nese de eis jamos | ostergar cl juicio y ano I i s (Levi 1980). Una situacidn peligrosa es la que esta gobernada por proba- bilidades conocidas, Si no se sube lo suficiente sobre las probabi- puestos de Quine y ue olros epistemdlog LO8 lidades estamos tratando con incertidumbres, La asuncién de un \ Tlesgo en su forma mis obvia es el juego, El que corre un riesgo preficre la probabilidad pequefia de una gran pananeia y la gran probabilidad de una pérdida pequefia a unos ingresos seguros. FI que tiene aversion al riesgo compra seguridad: ello significa pre- ferir una cierta pérdida pequefia (prima de seguro) para prevenir la pequeda posibilidad de una pérdida grande. EP seguro reduce las variantes de probabilidades futuras. 16 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO La economfa del siglo xix, al tiempo que reconocia que al- guna toma de riesgo es compatible con una conducta econdmica racional, condenaba el juego, Rotunda desaprobacién dimana del lenguaje que Marshall emplea sobre el jugador (1890). Siguicndo a Bentham, él declara que los placeres del juego son «impuras», pues «la experiencia pone de manifiesto cémo es probable que engendren un cardcter inquicto, febril, inconveniente para un (ra- bajo continuado, asf como para los placeres mis elevados y mis s6lidos de la vida». ciente se refuerzan mutuamente. Si un doélar adicional tiene me- nos valor que el ganado inmediatamente antes, entonces un 40/50 de probabilidades de ganar o perder un dolar no resultard atractivo al agente racional: éste sentird la pérdida de un dolar que ya tiene con una pena que seri superior al placer de ganar otro mids. (En realidad, la mayorfa de la gente no se siente o dit per esta apuesta.) Para ta escucla del analisis m el jue- zo honrado contendra siempre una pérdida ccondm sdlo un demente se embarearfa en él. El jugar asi se sittia fuera de la de- finicidn que ellos dan de conducta econdmica razonable. Sin em- bargo, hay que reconocer que la actividad comercial entraia ries- 20s. Por lo tanto, la cuestién para la politica econdmica es como persuadic a Jos ciudadanos reacios al riesgo para que asuman riesgos necesarios. La respuesta es que hay que ofrecer recom pensas especiales a los que cargan con riesgos, una justificacion Segtin Friedman y Savage (1948), el juicio moral contra los jugadores no fue la inspiracién principal del sesgo de la teoria, sino mas bien [a atracciGn intuitiva de la teorfa de ba wilidiad mar- ELECCION Y RIESGO 71 ginal decreciente. La idea de la originariamente una sencilla base [is que las cidn que se obUicne de comer una rebunsdia de pan disminuye des- pués de la sezunda; y mis atin después de la quinta y de la sexta. Sucede otro tinto con cualquier comida, bebida o ingestion de una medicina. La decreciente sutisfaccién del cuerpo puede ser la ana- logia del valor decreciente de la ropa o vivienda de reéreo, pero es sdlo una metifora, Para la mayoria de los bienes, lo que disminu- ye al incrementarse los gastos en cellos son los empleos social- mente aprobados para su disfrute; y esto es especialmente claro para el declive del valor psicolégico del dinero, sd urval ( Pareto (1848- 1923) gjercid una influencia sin paren la climinacion de todo rasgo de utilita? rismo de los fundamentos de la teoria ceondmica, Indirectamen: le, esto hizo que ef cori spos fuera objeto de menor atencion que en el periodo en que era una parte fundamental del anilisis de Ja utilidad, Los afos cuarenta presenciaron el gran cambio que luvo lugar en [a leoria de la cleeciGn, que reintegr6 los riesgos eny la nueva versibn revisadadel anilisis de la utilidad que atin esta vigente. [2 Uilidid que pucden esperarse wor : a teoria de la clece fitrte empujon en la direcci6n antigua. Remontindose mis alld de Ja utilidad de Marshall, el nuevo enfoque aclama como su = LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO punto de partida la formula propuesta por Danicl Bernoulli en 1738 para resolver un problema de jucgo. El juego San Pelersburgo El juego es sencillo. Se lanza al aire una moneda hasta que sale cora, Entonces se deliene el juego. Al jugador se le pagan dos ducades por cada lanzamiento. El problema esté en sober cudnto debetia estar él dispuesto 9 pogor por el jvego. De forma inluitiva, él nunca esta dis: puesio a pagar mucho por él. Pero la expectoliva malematica del juego es inlinila, Asi, segdn un cdleylo «racionals él debe estar dispuesto a pa gor cualquier suma linila por la oporlunidad de un juego. aOdue hia ta lade? A lo largo de los siglos se ha propuesto un flujo continuo de so- luciones para el Juego de San Pelersburgo. la contestacién de Bernoulli se basa en la dilerencio entre lo alta expeclativa matemdlica y cl bajo valor psicqlagico asignado por el jugador a lo suma que se podria qa- nar, Sin embargo, este eslrechamiento de la discreponcia deja aim una gran brecho entre la inluicion de lo persona coriente y lo que Bernoulli considera que es un precio razonoble. Otro conjunto de soluciones ho sefialado que la persona que oltece vender el juego es una farsante si simula que podria desembelsor en realidad una sume infinita, Puro esto, 0 su vez, no llega a la inluicién.de lo persona comivnie, que no es que desee anuinar la banca, sino que ganord de hecho muy poco. Mas convincentes son las soluciones basadas en el habilo de descurlor pio: babilidodes bajas (Gorovilz 1979]. Al resumir la inmensa literatura so- bre esto parodgja, G. J. Sligler menciona soluciones remolas que eve- con parle de la bibliogralia contemporaneo sobre los tiesgos naturales de ttasfondo cilados en el capitulo 2. de lécole amen: caine. El apasionado ataque que Maurice Allais inaugura cn 1952 y 1953 contra la «Escuela Americana» parece Hegar como una sorpresa. El editor de Econometrica toma ta inusual precaucion de sefalar que los procedimientos habituales del asesoramiento editorial no habian logrado aclarar equivacos sobre los principa- les puntos en cuestidn: «Se publica la poneneia tal come esi ahora, bajo la responsabilidad del autor». Allais incluye como li- deres en la «Escuela Americana» aL, J. Savage y Paul Samuel- son, y nombra a otros estadisticos y teéricos de la decisién, al- gunos de los cuales, segun él, arrancaron en cl lado del error, pero se retractaron antes de que su urticulo fuera a la imprenta. La objecisn principal que les hace es su confiunza en el teorema de Bernoulli. La fuente de sus pesares contra los nuevos bernou- Hianos es su propio deseo de ver el desarrollo de una teoria pura del riesgo. La esencia de la toma de riesgos descansa en la cs- tructura de las probabilidades, en su discrepancia. Un individuo prudente busca menos discrepancia; el que corre riesgos prefie- re mis diserepancia. Una teorfa de la toma de decisién que usa la media de Ja distribucién de probabilidades pasa por alto lo que cs ante todo la toma de riesgos: la distribucién misma. Aparte de desarrollar una teorfa del riesgo que pierde de vista la exper ien- cia real de riesgo, Allais sospecha que los bernoullianos nes di- cen precisamente cudndo es racional ser prudente y cusuido arriesparse. Sin duda, para eso se ha concebide la teorfa de la de- cision, pero él la considera como una ensenanza de especialmente cuando algunos de los postulados inseritas cu fa definicién de racionalidad son altamente restrictivos y antintut- tivos. Sobre todo, e! bernoulliano indice linea! de la utilidad de- peli, ELECCIGON ¥ RIESGO creciente no se corresponde con las repentinas discontinuidades de enfoque que caracterizan tomas de decisién verdaderamente racionules. Es perfectamente racional desear una determinada summa, ni mas ni menos. No siempre es racional maximizar, Su- pongamos que un viajero sc encuentra sin recursos en Marsella y licne necesidad urgente de volver a Paris. Si tiene sdlo 100 francos en el bolsillo, cl juego que le ofrezen la mejor probabili- dad de ganar el precio de su billete de vuclta serd mas ventajoso para él que seguir la norma de maximizar sus expectativas miate- miiticus de ganancias. Allais inventa un juego que propone a los americanos, Es una (rampa que, si caen en ella, cefuta de manera concluyente: los axioms de Savage. Todos ellos caen en la trampa y Allais gina el la paradoja de Allais El juego de Allais es uno poradoja si se acepta el axioma de inde- pendencia de Savage y si se viola lanbién cl axioma al jugar el juego Yakov Amihud (1979) sefala que este axioma concielo no es necesa: fio pare lo derivacién del teorema de la ulilidad esperada, Ademas, Alluis ha interpretado de lorma equivocada el uso de lo delinician de racionalidad en la teoria de la ulilidad de Von Neumann-Margenstem. Estas no prelenden que su idea de racionalidad sea descriptiva de lo conducla tacional, sino nornoliva, dada la aceptacién cle los axiomas subyacentes. EI principio de independencia se ocupa de la coherencia de lo clasilicacién de preferencios, Alirmo que si dos alieinativas tient un misino tesuliado, la ordenacién de las allerantivas deberia ser inde: pendiente del valor del resultado comin. El énlasis esta en el conte miso con el resullado concrelo. Entielanio, Allais insiste en que un te sullado dade no conserva su alactive relative cuando el resto cel pro: blema ha cambiada; por ejemplo, un cambio en las piobabiliclaces cambind el oden de prelurencias. Se ha jugada este juego durante mucho Kempo con variaciones ingeniosus. Este iesumen esta lomade de Slovic y Tversky (1974), donde se encontrarn telerencias a otras ver siones . 2 LA ACEFTAUILIDAD DEL RIESGO Imaginemos los dos siguientes situaciones de decision, cada una de los cuales incluye una pareja de opuestas: : Situacion X Probabilidad de ganor Suma a ganar Apuesia | 100% $ 1.000.000 Apuesta 2 10 5.000.000 89 1.000.000 1 0 Sityacion Y Apuesta 3 i 1.000.000 89 . Oo Apuesio 4 10° §.000.000 90 0 i el El principio ge independencia de Savage implica que si uno elige lo apuesta | en la situacién X, uno elige lambién lo opuesia 3, que do el mismo resuliodo en lo siluacion Y. Y si el orden de prelerencia de uno es a fovor de Ig apuesto 2 en lo siluacidn X [10% de oportunidades de ganar $ 5.000.000), uno elegiria la apuesto 4 poro la siluacion Y. Pero en lo practica, los sujetos de esle experimenlo lienden a decanlur se por la cetlidumbre de $ 1.000.000 en lo siluacion %, luego tomar un respiro y decidir en la siluacion ¥ que, entie dos resullodos allamen- le probobles de no ganor nada y dos posibilidades minusculas de gar nar $ 1.000.000 6 $ 5.000.000, seria mejor ir por los premios alles. la presién de la cerlidumbre ho cambiado el orden de prelerencias El juego ho llegodo a ser casi ton lomose como la paradoja San Pe- lersburgo. Un grueso volumen de ensayos (Allais y Hagen 1979) co menla sus implicaciones. El beneficio més direclo proventente de: al para lo teorio del riesgo ha sido lo obra de Daniel Kohneman y Amos Tversky en uno detalloda puesto o punto de lo teria de Ia ulilidacd es: perada, como un modelo desctiplivo de la toma de decision en une st luacion de tiesgo (1979). Esta obra aborda las decisiones en des, nive les: el lipo de elecciones entte apuesias que los personas son Capaces de hacer, y el proceso de edicion que fiende o ser oplicada a fa forma en que se expresan los elecciones. la teoria, Hamada tearia de lo pers CION Y RIESGO . 83 pecliva, es el resullade de una axiomalizacién y de una experimenta: cidn psicclégica. EI «efecto. cerlidumbres, puesto de maniliesto en‘el ex- perimenlo original de Alluis, clarilica los coelicienles de ponderacion de las centidumbres, las probabilidades y los valores. El «efecto aisla- inientor cs lo codificacion de un problema complejo que muesiia que cuando hay una dependencia entre aconlecimienlos, lo eleccidn entre speclivas no esta delerminada sélo por las probabilidades de eslo- dos linales, sino por lo relerencia a un punto de partida. los individuos se dejan influir més por los cambios provenienles de algyna linea bési- ca dala que por las sumas tolales que se pueden ganar o perder. Por consiquienle hay que prestar alencién a los cambios de relerencia. Esto es muy impotlonic para las cueslionas de sequriclad cnte loco, de las que Hotaremos ids tarde. Se ha iceonacide sivmpre que la basqueca Jel riesgo aumenta con las probubilidudes de pérdido y la aversion al fiesgo con las probabilidades de ganancio; se prefiere la mayor varia: cién de probabilidades para lo primero; la més pequefia para lo se- gundo. Pero este telecto espejor no se sistemalizé dentio de la teoria de lo utilidad haste que Kahneman y Tversky elaboraron los coelicienles opropiados de ponderacién para las perspeclivas de pérdide y ganan- cia. Asi, ellos integraron el juego en olras formas de bdsqueda de ties- go pasodas por allo en la teorio de lo utilidad. la teoria de lo perspectva respolda la tesis general de Allis de- mostrando que las acliludes respecto del riesgo estan determinadas con- junlamente por valores y probabilidades y no tnicumenle por lo funcion de fa ulilidud. En concieto, Kahneman y Tversky sostienen que ki teorig le lo decision, ol suponer que las perscnas formulan sus problemas de decision en témminos de octivos finales (en lugar de ganancias y pordi- das telativas), elimina lundarnentalmente lo busqueda de tiesgo en cl le neno de las pérdidas, Allais tenia, pues, razon, Y su principal objetivo esti conscgui- do. EI puede upuntar a una nueva (coria del riesgo que se centra en la toma de riesgos y que no burre importantes elecciones arriesga- das escondiéndolas debajo de la alfombra, con el prelexto de que cacn fuera del campo de la conducta racional. El asunto podria quedar aqui. La teorfa de ka perspectiva cumple la dificil demanda de un nivel de argumentacién lo suficientemente abstracto que #1 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO pueda adn relacionarse con Jas situaciones practicas de eleceidn Da raz6n del interés del viajero sin recursos en ganue precismente cl costo del billete de vuelta a Paris, pucsto que éste no mine al re- sultado final del juego, sino a un punto de referencia mas proximo. Sin embargo, por bucnas razones, laspura"teoria de la elee- cidu_racional ofrece. pocaguia-paralo i ‘ Apo- rdncos-acerea'debriesgorindustrial: La primera razdn es que estits preocupaciones tienen que ver con Jos fines UW objetives de la conducla racional, y Ja teorfa, hablando de forma estricla, NO lic- ne nada que decir acerca de los fines. Cabrfa suponer que es ab- surdo volver a este cuerpo de doctrina para dar con una gufa acerea de la aceptabilidad priblica de los riesgos (ecnaldgicos. Puede decir muchas cosas sobre ha coherencia entre diverses ni- veles subsidiarios de eleccidn una vex que sc ha dado ke mets principal. Pero deberiamos reconocer que la posibilidad de com putibilizar unas metas con olras tiene un limite. El vivir en socie- dad fuerza a los seres racionales a tolerar muchas incoherencias. [1 vivir en un sistema politico arbilrario es un impediments mss para perseguir un conjunto coherente de fines. Estos problemts preocupan profundamente 4 los filésofos oecidentales. Sigue siendo plausible que un sistema moral plenamente coherente, aun siendo un ideal légico, sea una imposibilidad priictica, (Los subios de Oriente eluden la paradoja cnsehande el desapego.) Mi- halmente, hay riesgos importantes que se corren y ue jamais en- tran en el proceso de toma de decisidén porque no han side perei- bides o porque (como cn el caso de Ja erosidn de suclos en cl Oeste Medio de Jos Estados Unidos de America) se los peretbe, pero no cuentan como objeto sobre cl que cabe decidir. La teoria de la utilidad ticne mis que decir sobre el ri La insistencia de Allais en que lay que tener en cuentit discontinuidades en la preferencia daa cntender algo averea de Ja funcidn de la utilidad bajo la que hay que carlog (imo término las preferencias de riesgo. No es posible tr: nesgos como si fueran equivalentes unos a otros. Este es el error que comenio Chauncey Stare al tratar de agrupar todos los i ELECCIGN Y RIESGO 45 reszos bajo una soli medida, tal como mis o menos dias en ba expectativa de vidi afectada por refi ‘COS Cancerigenos, acci- dentes de trifieo y deportes. Tal vez, abriera algunas cuestiones importantes el intentar construir un adrbol del riesgo, algo simi- ar abun irbol de ka utilidad cultural (Stratz 1957), cuyis mamas constin de grupos de apuestas comparables, Cada cultura ten- dria un drbol de riesgo de una configuracién especilica, corres- pondiente a sus niveles de aceptabilidad establecidos, Pero ide qué estaria construido el grbol? No de una jerarquia de necesi- dades fisicas, tales como una curva Engel para la demanda constinte de pan o alimentos en los presupuestos de los trabaja- dores, Lat base fis de his necesidades hia distraite ya denva- sido ada teorta ccondmien (Douglas e Isherwood 1978). Chauneey Starr estaba ene] camino correcto cuando distinguid entre riesgos asumidos de fornia voluntaria y riesgos inpuest por otros, Py ficara arr le ass ala aceplabilidadkdel riesgo, Volvamos al v aula qe sub yaee ero sin recursos. {Por qué diablos necesita Thar thar de forma preeipitada? Puede ser que su padre est® mu-e | riendo en Paris. O puede que sea el dia de su boda, o que ten que presentarse aun examen, o que su arrendidor ejecute su hi- poteea si él no va. § in cuales Tueren las buenas razones que po- damos proponer, todas cllas tienen que ver con ola gente que ex ge SU preseneii. St no fuera por lis presiones sociales, él po- dria perfectamente quedarse en Marella, aeeptar un puesto de trabajo, y lerininar la estrategia de maximizacion plena que ta teorfa de la dee 6n prescribe, Una de las primeras canis del dir- bol de riesgo bien podria corresponder a la suma de diserimina- Clones cronometricas que exizen que una persona esté en lugares indicades en momentos precisus so pena de multa, porque esta fuente de complejidad en ta org acion social introduce uv gran diferencia en las estrate is de riesgo preferidas. 86 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO Bajo la égida de lo Russell Sage Foundation, algunos antropsloros trabajaron conjuntomente con un experlo en ordenadares para elaborar una medida de la complejidad relative de uno organizocion social que pudiera ofrecer uno base para hacer comparacionrs de esle lipe. Vea se Douglas [1984] y también Douglas y Gross (1981). Friedman y Savage (1948) olrecicron algunas sugerencias 1 teresantes sobre la forma cn que Ia organizacion social incidy en Tas actitudes privatkis ante el riesgo. Asumicron dos niveles segrecco- nomicos cualitativamente diferentes: uno de ingreses altos ¢ipre- sos bajos; cl otro, una zona intermedia cntre ambos, Los aunt de ingresos que clevan lit posicién relativa de una unidad de con- sumidor dentro de su propia clase social, pero que ne lat sacan de ella, dan lugar a una utilidad marginal decreciente. En esti econo- nia imaginaria, la configuracian de ba curva de utilidad es conve sat sutra los grupos de ingreses bajos y para los de ingresos atlas, pero tC | ho pars cl ’scgmento central. Debido a ba utilidad marginal decre- ciente, una unidad de ingresos bij Sen) COULFAIPET a Apuestas pe- queiias, tal vez adversa a toda apuestt, aunque posiblementy se sienta alraida por una apucsta razonable que ofrece una pequena probabilidad de una gran ganancia. Las unidades que se cncucntenn en el segmento central se sienten tentidas por toda apuesta peque- ha y por alguna grande: «Ellos se autosometerin de continuo al riesgon, y asf es probable que asciendan al segmento alto o des- ciendan al bajo segtin la suerte en el juego. Esto oltece a los auto- estabilidad del statis de ingre- res una base para especular sobre 1 sos relativos tanto cn grupos con ingresos altos como en aquellos y para postular una inestabili iderable en ad cot con rentas baj el srafes de unidades que se encuentran en ka clase soc anarenglén seguido una economia en ta que de ingre- sos medios, Se imagi la curva de utilidad no produce una utilidad marginal decreciente. En tal caso, las unidades de consumo de ingresos nis eleva dos ese aventurarfan en casi todas Jas apuestis, y los que hoy tie- LLECCION ¥ RIESGO n7 nen ingresos allos casi con toda certeza no tendeadn ingresus allos manana» (Mricdman y Sav we 19487303). Y podemos anadir que si cada uno de los pertenecientes al grupo de ingresos inads cleva- dos se aventurara a grandes apuestas en lode momento, actitudes publicas estandarizadas estarian en consonancia: habria unacul- turd cuyd tolerancia de fa asuncion del riesgo seria muy elevada. Asi. cl anilisis de la utilidad puede ser una fuente de ideas sobre la relacion de los valores con la estructura ccondéiniea y sobre los Hiesgos provenicntes de la tecnologia, aunque como recurso inle- Estas especula- lectual no ha side muy explotide para este fin clones son similares a las basadas en uni inves ON CHipinicn sobre Tas condiciones sociiles que fevorecen ki toma de ries loma de tiesges segun lo clase secial No hoy consense entie los estudiasos tespecto de la telaciein enti cl range: secioby laasunern ce nesgos. Mivntias que Kocers (1982) y be ues y Shocmaker (19/1) afimen una convlgcian posilwa cutie bas al as vantohhe., Canrian (1067, 1972} arqumenta a favor ce ung com dacin hegolive gr taves de todds los estamentos sociales. Lila medidy en que: las clases alius dishulon de un cierlo giado de seguridad en lo vide teal, vs probable que lo telacidn negaliva ente lo asuncién de tiesgos y clan go social se abserve slo en la clase medio. Aunque Cancion sostiene que los dates sobre los agricullores mayas avulan sus Puntos de vista, Gurhell (1972, 1973), hasandose en razones inclodolagicas y sustanti- vas, pone en tela de juicie la validez de los hullazgos cle oquel. Ll debate hubiera podido dar resultados mas delinilives ise hubieran estudiado de manera explicita las cuestiones dentro del sistema tedrica de Friedman y Savage. Podenios preguntar qué conlicionessocitleseecondmicasalecrina Li contigunician de la curya de leutilidad. Una nueva ecnologfa 0 recursos en ex- pansion Co ambas cosas combinadas) pueden romper los contro- les culturales acerca de lo que pucde ser aceplable gastar en ali- Mentos, ropa, vivienda y vacaciones. ET argumento depende de SK LA ACEIMTAWILIDAD DEL RIESGO: que se identifique un entorno econdmico-social en el que scan débiles las limitaciones publicamente estandarizadas sobre nue- vas formas de disfrutc. Pero ,qué reduce las limitaciones? Una primera respuesta es la de que toda convulsién importante de las fronteras y jerarquias sociales tendra ese clecto. Friedman y Savage (1948) escriben como si uno prefir obviamente escapar de Ja pesadez de una comunidad cer Quiviis tengan raz6n, pero también cabe que estén equivocados, Sosticnen que un trabajador no cualificude puede preferir fa certidumbre de un salurio aproximadamente imal que ebde ke miyeria de tos traba- rose UIE apuesGrictuarimente hotracks que, Jadores ne cua os, le convertiria en uno de los abreras ao ened mejor de lo: cualificados mais prosperos y, en cl pear de lus casos, cn uno de los menos prdsperos. Con todo, tal vex acepte en chaetao una, opartunidad de una apuesta justia que ofrece uit pequefas probs whores me cu bilidad de sacarlo de la clase social de los tr oll fieados y clevarlo alia clase «media Saecunuiloes probable que [a otra apucsti le convierti en une de los obreras no rosperos [pig 29], cualificadas menos Esto ex discutible. Una abundante bibliogralia soctoldgica i dinero [rata la renuencia de los grupos de ingresos bajos it gi en cducacién a modo de inversidn a largo plaze para enter! calegoria de altos ingresos. Tal vez sea muy preocupante con- templar un salto desde un contexto social definido donde hay li- aun mundo sin normas on ta nites a los honores que se pucden loge: donde todo es permisible. Durkheim (1952:246-276) pensaba que este cambio estaba expucsto a causar una depresién suicida, Admitiendo que son mas descuidadas que la estrictamente axio- matizada teoria de la eleccién,y admitiendo que son altamente especulativas, estas hipstesis adicionales sobre los efectos que la economia ejerce sobre [a aversién al riesgo desemboean directa- mente en la corriente principal de Ja sociologia, Como minimo, deberia mantenerse un debate respaldado por la investigacisn so- idn aqui propuestos. bre los tipos de corre a aa ee v RIESGOS NATURALL Ete capitile sostiene que lox proceses culinrales que selecvionan diversas tipas de pelivian pare ta atencion funcionan a travey de Provedinienios Jastitectonales qite axigaan responsabilidad. faculpar ula victina, cnlpabilizar alas progenitores de de victini oe echar ta culpa al forines Sait estrategias bien conics Hay una engatiosa suposiciOn habitual sobre como se perel- Os fisicos del to del terremoto aparecen primera come pequefios pun- fos cn el horizonte y su interpretacién esti Nena de incertidum- bre. Cuanda se aproximan, ba pereepeisn errdnea se intensifica y la caliistrote final Hepa como una sorpi Mente por clexperto, pero no par Las viet hen peligros provenientes de la naturaleza. Los si hurac prevista estadisticu- nas. Tal idea fsica de la percepeion y ta idea pasiva del ptiblico san un remanente de los trabajos anteriores realizados sobre la soviologia de lits catas- trofes donde la atencién no estaba centrada en modo algun en ist percepgidn, Investigacion de las caléstiofes Cn los vente anos que van de 1942 a 196? tanancondo con ol Comite MASNR), los estudios sobre las calasioles se centraron en du faminay cl impacto, el salvamento y el resighlecimento (véase Teary 19794). Une excepern es cl estudio de Stephen Withey (1962) sobie como sotiales de peligro fragmentarias y ambiguas producen diferentes tespuestas. Su definicién de la advertencia elicaz como una funcidn de la sume de inlormacian a lo que hay que contiadecit se aproxiine a una 90 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO declaracién sobre las expactativos de catastrofe estandorizedas cultu- ralmente Una aproximacién auténtica desde el punto de vista de la ecologia humana a las catastrofes que incorpore modelos organi- zativos del sistema local socio-natural tendria en cuenta también a instituciones previsoras y reparadoras que otorgan mayor resis- tencia a una poblacién humana. Eso esta mds de acuerdo con lo que en otras partes se com- prende acerca de !a percepcidn. Y es también compatible con las lecciones de la antropologia sobre como se distribuyen los peli- gros entre causas naturales y humanas. Se sostiene aqui que los desastres no son completamente imprevistos. Incluso tormas de amenaza completamente nuevas, sin haber sido anticipadas, pue- den ser etiquetadas y encasilladas en categorias existentes de res- ponsabilidad. La incertidumbre sobre las reacciones humanas habrd sido reducida de manera diligente mediante procedimien- tos bien conocidos, proverbios y miximas morales. Alguna per- cepcién precedente de la probabilidad de peligro habra sido in- corporada a Jas estructuras institucionales. La gente esti alerta ya alos primeros sintomas de peligro, pero su atencién se centra en debilidades morales o politicas que esperan que intensifiquen el dafio. Los peligros son seleccionados culturalmente para un re- conocimiento; no todos los peligros, sino algunos. La respuesta estd precodificada en términos de la accién adecuada tales como la investigacién publica, el castigo o la retirada de apoyo. Los cuestionarios sobre la percepcidn del riesgo no pueden explotar este nivel de conciencia: primero, suponen que la linea divisora entre naturaleza y cultura es algo dado en fa naturaleza; segundo, tratan los hechos como algo separado de los valores; y tercero, dan por supuesta la estructura institucional, Sobre todo, esta fue- ra del alcance de un cuestionario el entrar en las suposiciones subyacentes, aun suponiendo que el disefador del estudio esté interesado en buscarlas. Como disculpa, algunos autores alegarfan que las incursio- AN RIESGOS NATURALES aI nes del antropdlogo en las culturas estables son irrelevantes para la sociedad moderna. Al fin y al cabo, nos enfrentamos a peligros tecnoldgicos que no cuentan con precedente alguno. La respues- ta a esta excusa es un sf; si la atencién se centra en el peligro ff- sico, los conocimientos logrados por la antropologia serfan irre- levantes. Sin embargo, si estamos interesados en la percepcién publica la atencién no debe centrarse sobre el peligro, sino en las instituciones. El enfoquesfuncional.dela antropologia insisie en queexiste latendencia‘a institucionatizar las expectativas de pe- — ligroyde-forma-que-sueten dar estabilidad y apoyo al régimen lo- cal, cualquiera que’sea. El andlisis se basa de forma exacta en el anilisis que Durkheim realiza de las funciones sociales dei cri- mea, y sigue de cerca su idea de lo sagrado (1933, esp. cap. 2; véa- se también Douglas 1966). Para Durkheim no importa tanto cud- les son los crimenes, con tal de que sean lo suficientemente utroces como para levantar pasiones en el lado de la ley y de! or- den. Incluso crimenes totalmente nuevos se institucionalizardn para el mismo servicio ptiblico. Es posible que el genocidio nos parezca un nuevo tipo de crimen, pero entra atin en una categoria ampliada del asesinato. De forma parecida, cabria esperar que in- cluso variedades totalmente nuevas de peligro logren el mismo tratamiento institucionalizador. Entonces-se*hace urgente pre- quntar-qué-tipo-de-estructuras-instittctonalee 2pOyan determina- dos tipos-de-percepeiénde un peligro. Las instituciones de nivel comunitario son mas sensibles a amenazas a toda fa comunidad tales como la sequia o una epidemia. Las instituciones domésti- cas son mds sensibles a catdstrofes locales tales como la pérdida del ganado o un accidente de caza, y el mantenimiento de la institucidn es un proceso.racionalen el que los individuos negocian sus mi € a in de alcanzar algun grado de viabilidad institucional. Podemos suponer también que se invocan principios morales asf como una coherencia ldgica en los aspectos del seguimiento de este proce- 2 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO so. Ademias, podemos suponer que en la medida en que estan de total acuerdo»sobre-las.metas, los miembros constituyentes de una institucion incorporan también un Consenso-sobre cosas que se.deben-evitar. El acuerdo sobre los tipos especificos de pérdi- das a los que ellos son contrarios es uno de los temas de las ne- gociaciones de unos.miembros con otros. Tal vez deseen protec- ci6n contra los robos de ganado o el riego para aliviar la posibilidad de sequia o diques contra las inundaciones. Por con- siguiente, al ui s , nla curiosidad, como-tumbiénpremianel-aprendizajes Dado que un foco sobre un tipo de peligro distrae la atencidn de otros, se sigue que la vi- gilancia perceptiva no serd casual, sino que serd una funcion del Upo de organizacién que se esta alcanzando, Control social de la curiosidad El concepto de cultura come supuestos y valores compartides impli- ca algo similar o un patron de ideas: el reverso de adelantar ¢ un pri- mer plano algunos problemas y soluciones para que estén disponibles és el empujar a olros a un segundo plano. Basil Bernstein (1971, 1973, 1975} analizé este proceso de codificacién de experiencias en la mo- derma sociedad industrial. Existe una estrecha relacién entre la organi- Zacién interns de les instituciones docentes, los tipos de curriculos que ven y los valores y actitudes ilustracdos que son producio de os. Este andlisis es un refinamiento, siguiendo la tradicién durk- iona, de la weberiana ideo de racionalidad en las institucionas. El estudio de le percepcién del riesgo saldria beneficiada si se lo relacio- nara con vag fuerte tradicién critica en Ia historia y sociclogia de la Ciencia accudillada por Robert K. Merton [1 9685). Cuando se corre el riesgo de romper les normas sociales y la aventura fracesa, el infertunio que cae sobre el que se ha arriesgado es un ejemplo que se cumplia por si misma y de ia fomosa profecia que Merion analizd en 1948. Del mismo modo, cabe considerar su andlisis dal rechazo por parte de las RIESGOS NATURALES 93 cientiticos de una informacién importante, Situar la percepcidn del ries: go dentro de tal perspective no @s algo ridiculo o novedoso, sino que 3@ trate de relacionar diferentes partes del mismo tema entre si (Barber 1961}, El siguiente paso es suponer que la mayoria de las institucio- nes tienden a solventar algunos de sus problemas de organiza- cidn mediante la inculpacién publica. Naturalmente, esos proble- mas y los procedimientos de inculpacién varfan de acuerdo con el tipo de organizaciones. Por ultimo, ci ecanismo para re- ovat g).compromisenlenlewrteMsroe Re TER BBjativos de la institucién es activado mediante la amenaza de catdstrofe, Bajo estos procedimientos se.puede-hacer-de:lavnaturaléza un d; se la ve a veces como un tosco juez del desorden moral en general, como cuando se considera que terremotos 0 huracanes castigan a la totalidad de la poblacién por sus pecados; y a veces, como un asesor que discierne ocultos crimenes privados. Puesto que se sabe que esto es una tendencia de la religion primitiva, algunos ejemplos ayudardn a reducir esta vieja y perturbadora divisidn entre nosotros, los modernos. ¥ ellos, los antiguos 0 primitivos. Nosotros utilizamos también po- deres de la naturaleza como técnica de coaccién social. Primero consideremos la posibilidad de inculpar a la victima por su propio infortunio, el tipo principal de una profecia que se autorrealiza. Cuando la victima ha muerto, esta estrategia detie- ne la utilizacién de personas vivas como chivo expiatorio. Esto pone fin rdpidamente a la lucha sin tregua y permite que las co- misiones de investigacion concluyan con un veredicto de muerte por causas naturales, por muerte accidental o por error humano, invocando asi a la naturaleza para que exima a todos de respon- -sabilidades. Es una conocida critica marxista de cémo la hege- monfa de una clase pone a su servicio la maquinaria de !a justi- cia. Porque. inculpara la victima es eficaz” para’ silenciar denuncias.de latotalidad del sistema social. Se.solia culpabilizar a la madre soltera.como-siella-fueralainica:procreadora:de su 94 LA ACEPTABILIDAD DEL RIESGO hijo (Donzelot 1979). La persona enferma es responsabilizada de su mala salud (Navarro 1975, 1977). La naturaleza no se presta simplemente a la prosecuci6n de la guerra de clases. Responsa- bilizar a la victima es el truco de lavarse las manos, bueno para todo tipo de ocasiones. Cuando se puede inculpar al piloto muer- to por el error que estrelld su aeroplano no hay necesidad de in- vestigar mds la adecuaciGn de los controles de trdfico o la aptitud del aeroplano para volar. Todo el mundo esta contento de no re- mover el asunto salvo la asociaci6n de pilotos, que lo considera muy nocivo para su profesidn. Por toda Africa estaba extendida una creencia tradicional que asociaba la lepra con el incesto. Esta enfermedad penosa, persistente y de aspecto desagradable, obli- gaa la compasion a los amigos del leproso. Un intento del lavar- se las manos acecha en la susurrada alegacién del sexo escanda- loso como origen de aquella enfermedad. Cuando una madre muere en el parto, en muchos pafses se considera el adulterio como una posible causa de su muerte. Los esfuerzos para ayu- darla en el parto se centran en exhortarla a confesar a fin de ser salvada mediante las medicinas apropiadas. Las muertes de par- to son advertencias puestas por la naturaleza para las mujeres tentadas a la infidelidad. La idea decimondnica de la fragil natu- raleza femenina y de la vulnerabilidad femenina a la demencia ayudaban a asegurar la sumisién de las mujeres al papel pasivo que desempefiaban en los arreglos matrimoniales (Skultans 1975). Asi, bien etiquetadas, las vulnerabilidades naturales sefia- lan a determinadas clases de personas como probables victimas; su situacion de estar «en riesgo» justifica penerlas bajo control. En la moderna sociedad industrial los pobres estin en riesgo des- de el punto de vista de la nutricidn, en especial las mujeres po- bres encintas. Su vulnerabilidad da derecho a la sociedad a des- viar la responsabilidad imponiendo restricciones estrictas en sus compras y dieta como condiciones para recibir un minimo de ayuda. Si ellas o sus bebés son abatidos finalmente, su rechazo de la ayuda oficial explica por qué tienen que culparse a sf mis- mas (Deutsch 1982). Sgn gags En Pn PPD, A SP fren

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