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STUDIUM GENERALE
CONVENTO SANTO DOMINGO.
FRAY JORGE ANDRÉS SOSA, O.P.
DR. FERNANDO RUBIO.
LITERATURA APOLOGÉTICA
PATROLOGÍA

1. IRENEO DE LYON

BIOGRAFÍA: nacido en Asia, posiblemente en Esmirna, discípulo de Policarpo de


Esmirna, predicó en el siglo II en la Iglesia de Lyon (177). La obra mas importante
de Ireneo es la que escribió contra las herejías: “Adversus Haereses”. En los cinco
libros que componen esta obra, expone con claridad las doctrinas gnósticas, y es
por esto que se le considera a ésta obra una de las fuentes mas fieles de
información sobre el gnosticismo y sus diversas formas. Otra obra de Ireneo es la
“exposición de la enseñanza cristiana”,

Ireneo opone al gnosticismo su confianza ilimitada en la tradición, continua y


públicamente expuesta por los obispos que han sucedido a los Apóstoles,
especialmente el obispo de Roma. Ireneo no es un innovador, sino que dirige su
esfuerzo a presentar la doctrina tradicional de la Iglesia, y a defenderla de las
novedades gnósticas, por tanto expone con gran claridad la doctrina cristiana y es
por esto que se le puede considerar el primer teólogo1.

TEOLOGÍA: aduce el logion y su sentido obvio, para ofrecer enseguida la exégesis


adversaria: Hi autem qui peritiores Apostolis volunt esse (= valentiniani). Ireneo no
presenta batalla en las variantes, sino en le sentido que dan sus adversarios al
logion. Siguiendo a San Justino ve en el oráculo evangélico la expresión de una
economía universal, sin límites de espacio y tiempo, los sectarios urgían el aspecto
cronológico de ambos verbos egno y apokalypsai. Y según eso nadie hasta la
predicación de Jesús anuncio al Padre.

El logion (Mt 11-27) atribuye al Padre la gnosis del Hijo; silencia su revelación.
Asigna en cambio al Hijo gnosis del Padre y su revelación (a los hombres). La
gnosis Padre-Hijo no tiene por qué ser equivoca. Por otra parte, el logion, resulta
ser equivoco en cuanto que los verbos conocer y revelar se aplican únicamente al
mensaje del salvador para los “pneumáticos”.

De otra parte, para los valentinianos, la gnosis habida ya en este mundo desaloja
la fe y la esperanza, mientras que para Ireneo la gnosis, sin caridad, es vana. Solo
la caridad confiere y sella la perfección. La gnosis misma en el grado de intuición,
se ordena a la caridad. Es decir, el logion, en la pluma de Ireneo exalta el
conocimiento humilde y amoroso de fe. No el perfecto, definitivo, de unos
privilegiados. La gnosis-pistis se ofrece a todos, y reserva sus tesoros para
cuando se revele directamente al Hijo, que es gnosis personal del Padre2.

1
MOLINÉ, Enrique. Los Padres de la Iglesia. 4· Edición. Ediciones palabra. Madrid, 2000. pp. 152-
154.
2

Pero, como ya hemos dicho, su interés por resaltar la importancia de la Tradición y


renunciar a la especulación no impide que de hecho especule. Así, dice que (Dios
se ha manifestado por el Hijo, que está en el Padre y tiene en sí al Padre),
enseñando de esta manera lo que luego se conocerá con el nombre de
circumincessio, la inhabitación o inmanencia de una Persona en las otras. También
encuentra huellas del misterio de la Santísima Trinidad ya al principio del Viejo
Testamento: las palabras “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza” las
dijo Dios Padre al Hijo y al Espíritu Santo, que por esto son como las manos de
Dios; y es el Padre quien da las órdenes para que el Espíritu Santo, al servicio del
Logos, conceda el don de la inspiración a los profetas.

Pero donde se muestra más interesante la especulación de Ireneo es en su


doctrina de la recapitulación (anakefalaiosis), que da unidad a todo su pensamiento
teológico, y que contribuye notablemente a que se le considere el primer teólogo.
La redención no es una mera revelación, la comunicación de un conocimiento, de
una gnosis, sino que es algo más real. El Logos se hizo hombre para que el
hombre fuera deificado, y en esto consiste la recapitulación: en que el primitivo
plan divino sobre el hombre, destruido por el pecado de Adán, es reconstruido;
Dios vuelve a tomar su obra desde el principio para renovarla y restaurarla en su
Hijo encarnado; la lucha con el demonio, en la que Adán fue derrotado, es
reemprendida por Cristo, que vence al demonio; y así Cristo es la nueva cabeza
(recapitula) de la humanidad, el segundo Adán.

Por otra parte, se caracteriza por el valor que da a la Tradición, aunque de hecho la
especulación no está ausente de sus obras, niega explícitamente su interés y pone
en guardia contra los peligros de la filosofía en general; lo importante para conocer
la verdad es saber lo que la Iglesia ha enseñado siempre, que es precisamente lo
que enseña ahora, pues los obispos son los sucesores de los Apóstoles.

Dejó patente que los gnósticos, que se presentaban como cristianos, no lo eran en
realidad, y contribuyó a que se los alejara de la Iglesia. También formuló en
términos más precisos la fe de la Iglesia.

2. CLEMENTE DE ALEJANDRÍA

BIBLIOGRAFÍA: Clemente de Alejandría nació hacia el año 150, probablemente


en Átenas, de padres paganos; después de hacerse cristiano, viajó por el sur de
Italia y por Siria y Palestina, en busca de maestros cristianos, hasta que llegó a
Alejandría; las enseñanzas de Panteno hicieron que se quedará allí. Hacia el año
202, la persecución de Septimio Severo le obligo a abandonar Egipto, y se refugió
en Capadocia, donde murió poco antes del 215.

Su conocimiento sobre los escritos paganos y la literatura cristiana es notable;


según Quasten, en sus obras se encuentran unas 360 citas de los clásicos, 1500
del Antiguo Testamento y 2000 del nuevo. Por otra parte, afirma que la plenitud del
conocimiento y por tanto de la salvación la ha traído el Logos, Jesucristo, que llama
a todos para que le sigan. Éste es el tema del primero de sus escritos, el

2
LATOURELLE, René y compañeros. Diccionario de teología fundamental. Ediciones Paulinas.
España, 1992. pp. 730-737.
3

Protréptico (exhortación), que es una invitación al cambio, a la conversión de


corazón y de intención.

A los que se deciden a seguir a Cristo, Clemente dedica la segunda de sus obras,
el pedagogo (preceptor), por un lado trata de la obra educadora del Logos como
pedagogo y establece principios generales de moral. En la segunda y tercera
parte de ésta obra trata de situaciones de la vida ordinaria de Alejandría.

Y para cerrar con esta trilogía, Clemente proyectaba otra obra, el Didascalos, en la
que iba a exponer sistemáticamente la religión cristiana, pues el Logos primero
exhorta, luego educa y finalmente enseña. Pero por muchos motivos no pudo
concretar dicha obra. En cambio escribió unos Stromata, o tapices, donde va
tratando temas variados, con los cuales Clemente quiere crear inquietudes
religiosas en los gentiles3.

3. ORÍGENES DE ALEJANDRÍA

BIOGRAFÍA: egipcio, probablemente alejandrino, era el hijo mayor de una familia


ya cristiana y numerosa; nació hacia el año 185. Su padre, que se había cuidado
de que recibiera una buena educación tanto en las ciencias sagradas como en las
profanas, murió mártir en el año 202; Orígenes, deseoso de imitarle, seguramente
habría seguido la misma suerte si su madre no hubiese escondido sus ropas,
impidiendo así que saliera de casa. Sus bienes fueron confiscados, y Orígenes
comenzó a trabajar como maestro para ayudar a la familia. Ya hemos dicho algo de
su carrera docente; basta añadir que reunió a su alrededor a muchos discípulos
tanto por el nivel de sus enseñanzas como por el ejemplo de su vida.

Su intensa labor docente no le impidió asistir a las lecciones de Ammonio Saccas,


fundador del neoplatonismo y maestro de Plotino, ni el emprender varios viajes: a
Roma, el 212, (para ver la antiquísima Iglesia de los romanos); a la provincia
romana de Arabia, cuyo gobernador deseaba escucharle, el 215; a Antioquía, a
donde le había llamado la madre del emperador Alejandro Severo.

La obra está formada por cuatro libros. En el prólogo explica por qué hay que
investigar con la razón las verdades de la fe y otras relacionadas con ellas: Cristo y
los Apóstoles enseñaron lo más importante, el contenido de esta fe, pero dejaron a
los que vendrían después la tarea de encontrar las razones que la apoyan, de
averiguar cómo se relacionan unas verdades con otras o cuál puede ser el origen
del alma humana o de los ángeles, y otras cosas así; en una palabra, Orígenes
está definiendo el objeto de la teología. Luego, en el libro primero trata del mundo
espiritual: de la unidad de Dios, de las tres personas divinas, de los ángeles, del
alma humana. En el segundo trata del mundo material: el hombre es un espíritu
caído, encerrado en la materia; el pecado original, la redención y la vida eterna
completan el libro. En el tercero se habla de la lucha del alma con el cuerpo, y en el
cuarto se resume lo anterior añadiendo algún tema nuevo.

3
MOLINÉ, Enrique. Los Padres de la Iglesia. 4· Edición. Ediciones palabra. Madrid, 2000. pp. 189-
191.
4

Otra obra dogmática descubierta en 1941 es la Disputa con Heráclides. No se trata


de un diálogo literario sino, hecho insólito en la época, de la versión auténtica de
una disputa mantenida por Orígenes en una iglesia de Arabia hacia el 245, a
petición de los obispos que estaban preocupados por las opiniones de Heráclides
sobre la Trinidad; además de este tema se trata también de la inmortalidad del
alma.

Se conservan dos obras de carácter ascético escritas por Orígenes. La más valiosa
y mejor conocida es su tratado Sobre la oración compuesto a mediados de la
década tercera del siglo. Trata de la oración en general y del padrenuestro en
particular; es el primer estudio sistemático sobre el tema, y muestra la hondura de
la vida interior de su autor.

La segunda versa Sobre el martirio, y fue escrita en Cesarea en el 235, al


comienzo de una nueva persecución. Su esquema es más o menos éste: el tiempo
de la tribulación es breve, y el premio será eterno; abandonar a Dios y adorar a los
ídolos es un gran pecado; hemos de aceptar cualquier clase de martirio sin
desfallecer, como Eleazar y como aquella madre y sus siete hijos de quienes nos
habla el Libro Segundo de los Macabeos; no faltará la ayuda de Dios, pero hay que
estar preparado. Una exposición que está de acuerdo con la vida de Orígenes,
tanto en su juventud como en su vejez.

En cuanto a sus Cartas, hay que decir que de todas las que componían las cuatro
colecciones que conoció San Jerónimo, en una de las cuales figuraban más de
cien, nos han llegado sólo dos. Finalmente hemos de mencionar una obra
apologética, escrita Contra Celso hacia el 246, a petición de un amigo de Orígenes.
El libro de Celso, al que ya nos hemos referido antes, había sido escrito en el año
178 y parece que no había causado una gran impresión entre sus
contemporáneos, pero quizá ahora, mucho más tarde, sus razones envenenadas
estaban causando daño. Orígenes refuta un argumento tras otro, copiando
primeramente las palabras de Celso; si bien esta refutación no es muy brillante y
en algunos puntos defrauda, debido quizá al empleo de este método, el vigor de
sus convicciones y su serenidad acaban por cautivar.

TEOLOGÍA: La principal actividad literaria de Orígenes estuvo dedicada al estudio


de la Biblia. Su obra más ambiciosa en la que nunca dejó de trabajar, estaba
dirigida a establecer un texto crítico del Antiguo Testamento, sobre la versión de los
Setenta. En seis columnas paralelas (de ahí el nombre de Exaplas) se recogían: el
texto hebreo, primero en caracteres hebreos y luego, para precisar su
pronunciación, en caracteres griegos; y después los textos griegos de los Setenta y
de otras tres traducciones; en la columna de los Setenta se anotaba con diferentes
símbolos las omisiones o adiciones respecto a los otros textos. En los libros que
carecen de original hebreo, las columnas eran cuatro (Tetraplas) y en los Salmos
se añadieron tres versiones más (Enneaplas). No parece que se hicieran nunca
copias de esta obra monumental en su totalidad; se conservaba en la biblioteca de
Cesarea de Palestina, donde la consultó San Jerónimo. Nos han llegado de ella
sólo breves fragmentos, que en realidad casi sólo nos sirven para tener una idea
general de la disposición de la obra.

Sus escritos de explicación de las Escrituras se pueden clasificar en tres grupos:


5

a) Comentarios, que son trabajos de exégesis erudita; en ellos se combinan las


notas textuales, filológicas, etimológicas e históricas, con consideraciones de tipo
teológico y filosófico; en esos comentarios lo que más interesa al autor es el
sentido místico que su método alegórico le permite encontrar.

Son 25 libros sobre el evangelio de San Mateo, de los que quedan 8 en griego y
unos pocos más en traducciones; 32 libros sobre el evangelio de San Juan, de los
que quedan 8; 15 libros sobre la epístola a los Romanos, de los que conocemos 10
por una traducción latina no muy de fiar. De los muy numerosos sobre el Antiguo
Testamento queda sólo una parte del comentario sobre el Cantar de los Cantares.
Se han perdido 13 libros sobre el Génesis, 46 sobre los Salmos, 30 sobre Isaías, 5
sobre las Lamentaciones, 25 sobre Ezequiel, 25 sobre los profetas menores; y del
Nuevo Testamento, 15 sobre San Juan, 5 sobre los Gálatas, 3 sobre los Efesios y
otros sobre otras epístolas. De todo este material sólo nos queda una pequeña
parte: de un total de 291 comentarios, se ha perdido la redacción original griega de
275, y no es mucho lo que nos ha llegado en latín;

b) las Homilías son sermones sobre algunos pasajes escogidos de la Biblia,


destinados a la edificación del pueblo; Orígenes solía predicar dos veces por
semana según algunos testimonios, y casi todos los días según otros. De las 574
homilías de las que tenemos noticia, poseemos 20 en su texto griego y 166 en
traducciones latinas; de 388 se tiene poco más que el nombre. A pesar de ello, su
interés es extraordinario;

c) finalmente, los Escolios, de los que ninguno nos ha llegado íntegro, eran
breves explicaciones sobre textos que ofrecían dificultades.

Entre lo que podríamos llamar escritos dogmáticos figura en primer lugar la más
importante de las obras de Orígenes, el Peri Arjón, (sobre los principios), que trata
de los fundamentos de la doctrina cristiana. Escrita en Alejandría en la tercera
década del siglo, es el primer manual de dogmática, único como tal en la historia
de la Iglesia antigua. La redacción griega, con la excepción de algún fragmento, se
ha perdido; pero tenemos completa una traducción latina libre, hecha siglo y medio
más tarde por Rufino de Aquileia, quien suprimió los pasajes que se reputaban
discutibles.

4. HIPOLITO DE ROMA

BIOGRAFÍA: escribió desde los alrededores del año 200 hasta el 235 en que
murió. Por la temática y la forma de sus escritos, y por los autores que muestra
haber leído, Hipólito parece que era un oriental afincado en Roma; y por sus
posiciones teológicas, que había mantenido una especial relación con Alejandría.

Hipólito es el último escritor romano que emplea el griego. El creciente desuso y


desconocimiento de esta lengua en Roma se da como una de las razones que
explicarían la pérdida del original griego de la mayoría de sus obras, tan
numerosas quizá como las de Orígenes, que por cierto le había oído predicar el
año 212 en su viaje a Roma; además, aunque estas obras gozaron de una enorme
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popularidad en Oriente, aun allí desaparecieron los originales griegos de bastantes,


de manera que es gracias a traducciones latinas, coptas, etiópicas, árabes,
siríacas, armenias, georgianas y eslavas como nos han llegado muchas de ellas4.

Hipólito criticó duramente al papa Calixto cuando éste suavizó las normas
penitenciales sobre los pecados especialmente graves y, acusándole de modalista,
se hizo elegir obispo de Roma, con lo que fue el primer antipapa. Siguió con su
actitud durante dos pontificados más hasta que, desterrado junto con el papa
Ponciano a la isla de Cerdeña por el emperador Maximino el Tracio, parece que
tanto él como el papa renunciaron al pontificado y fue elegido otro papa,
acabándose así el cisma. Ambos murieron en Cerdeña el 235, sus cuerpos fueron
casi enseguida trasladados a Roma, y ambos son considerados mártires.

De sus obras dogmáticas tenemos sólo una completa, que además está en griego,
El Anticristo; en ella, basándose en las profecías de Daniel, explica que la llegada
de este personaje no es inminente, y se extiende sobre sus características y las de
su venida; está escrita hacia el año 200.

Los tratados exegéticos formaban una gran parte de su obra, como le ocurría a la
de Orígenes, y siguen el método alegórico de éste, aunque con mucha más
moderación. Tenemos un Comentario sobre David; en él se fija el nacimiento de
Cristo en el 25 de diciembre, lo que constituye la mención más temprana de esta
fecha; sin embargo, el pasaje correspondiente parece que es una interpolación,
aunque muy antigua. Tenemos también un Comentario al Cantar de los Cantares:
una homilía sobre la Historia de David y Goliat; una Homilía sobre los Salmos, que
incluye una introducción amplia a este libro; y una Homilía sobre la Pascua. Se
conocen los nombres de 17 obras de exégesis perdidas, pertenecientes en su
mayoría al Antiguo Testamento.

Pero la obra que quizá ha interesado más en nuestros días es la Tradición


apostólica. Conocida su existencia, se creía perdida hasta que a principios de siglo
se pudo mostrar su estrecha relación con una obra conocida modernamente como
«Constitución de la Iglesia egipcia». Se ha podido reconstruir de manera aceptable
a través de las numerosas traducciones orientales, pues mientras pronto se perdió
en Occidente, en Oriente tuvo una gran influencia a través de sus versiones copta,
etiópica y árabe, moldeando la liturgia, las costumbres y el derecho de muchas
Iglesias orientales. De ella derivan además un gran número de constituciones
eclesiásticas orientales posteriores; por ejemplo, las «Constituciones apostólicas»
de la Iglesia de Siria, de hacia el 380; el «Testamento de Nuestro Señor», quizá
también de Siria, al parecer del siglo v; y los «Cánones de Hipólito», quizá de Siria
y de hacia el año 500.

La Tradición apostólica es la constitución eclesiástica más antigua después de la


Didajé. Está formada por tres partes principales. La primera trata especialmente de
la ordenación de obispos y presbíteros, y de materias afines o relacionadas, y
parece que refleja lo que se hacía entonces en Roma, pues se dice que se recogen
estas costumbres para prevenir innovaciones; tiene una importancia considerable

4
MOLINÉ, Enrique. Los Padres de la Iglesia. 4· Edición. Ediciones palabra. Madrid, 2000. pp. 216-
220.
7

para la historia de la liturgia: en ella figura la primera anáfora eucarística que


conservamos, y se advierte que la liturgia está pasando de un período de fórmulas
variables, lo que prevalecía aún en tiempos de San Justino, a otro de fórmulas
fijas, ya establecidas cuando la obra se traduce al árabe y al etiópico.

Entre los documentos atribuidos a San Hipólito está el Fragmento muratoriano,


llamado así por haber sido descubierto y publicado en el siglo XVI por Muratori.
Además de nombrar cada libro, da datos sobre su origen apostólico, o sobre los
motivos por los que un libro se rechaza como no inspirado. La importancia de este
documento para la historia del canon de la Escritura es grande.

5. TERTULIANO

BIOGRAFÍA: Apologista cristiano. Los pocos datos acerca de su vida provienen de


algunas referencias en su obra y de autores posteriores, por lo que están
sometidos aún a debate. Al parecer, su padre era centurión, y Tertuliano recibió una
esmerada educación en derecho, filosofía y retórica. Vivió un tiempo en Roma,
donde probablemente ejerció como abogado, y se interesó por el cristianismo,
aunque su conversión tuvo lugar a su regreso a Cartago, alrededor del 190. A partir
de este momento, desplegó una notable actividad polémica contra los paganos y
los herejes y en defensa del cristianismo, a través de numerosos escritos, entre los
que cabe citar “Ad martyres, Apologeticus, De praescriptione haereticorum,
Adversus valentinianos, Adversus Marcionem y De baptismo", entre otros muchos.
Tertuliano se convirtió en una figura destacada en la Iglesia del norte de África,
aunque es dudoso que llegara a ser ordenado sacerdote. En sus escritos elaboró
una prosa latina original y desarrolló el vocabulario que más tarde utilizaría el
pensamiento cristiano5.

TEOLOGÍA: La fe y la razón van por caminos distintos, y la filosofía sólo conduce a


engaños; no niega que algunas verdades fueron conocidas por los filósofos
griegos, pero sólo porque las tomaron de la revelación del Viejo Testamento,
corrompiéndolas luego al mezclarlas con muchos errores, y haciéndose padres de
los herejes posteriores. Sin embargo, él mismo está bastante influido por la filosofía
de los estoicos, y muchas de sus normas morales, o su idea de Dios y del alma y
de que ambos se pueden conocer con la razón, dependen de ella. Su actitud ante
la filosofía y el poder de la razón quizás expliquen por qué siendo muy capaz para
la especulación, la utilizó para analizar o para señalar errores y, ocasionalmente,
para construir una teoría ante alguno de ellos, pero no para tratar de hacer ningún
sistema; le suele ser difícil resolver las contradicciones aparentes, y hasta parece
encontrar un cierto placer en subrayarlas, de manera que la conocida frase (credo
quia absurdum), aunque no se encuentra en los escritos que nos han llegado de él,
refleja con bastante precisión su actitud.

Su formación jurídica se transparenta continuamente en sus escritos, tanto en su


forma de disputar (recuérdese lo dicho sobre su tratado de la prescripción de los
herejes), como, sobre todo, en el fondo de su pensamiento; así, Dios es el
legislador y el juez, el Evangelio es la ley de los seguidores de Cristo, el pecado es
una transgresión de esta ley, hay que distinguir entre mandatos y consejos.

5
http://www.biografiasyvidas.com/biografia/t/tertuliano.htm
8

Tertuliano llama expresamente madre a la Iglesia, “domina mater ecclesia”, y hace


también notar que en el padrenuestro la palabra padre hace pensar en una madre,
que es la Iglesia. Eva, extraída del costado de Adán, es figura de la Iglesia,
extraída de Cristo y verdadera madre. Hasta en su período montanista la siguió
llamando madre, pero en otros aspectos el montanismo no pudo dejar de influir
profundamente en su pensamiento; de manera que aunque insiste continuamente,
como antes Ireneo, en que la Iglesia conserva el depósito de la fe, en que sólo ella
es heredera de la verdad y de las Escrituras que la contienen y sólo ella puede por
tanto enseñar la doctrina de los Apóstoles y resumirla en símbolos que son la
norma de la fe, la va considerando cada vez más como un grupo espiritual de
perfectos, hasta llegar a oponer una Iglesia espiritual a la Iglesia jerárquica.

6. CIPRIANO DE CARTAGO:

BIOGRAFÍA: Nacido hacia el 200 en la ciudad de Cartago, como Tascio Cecilio


Cipriano, fue hijo de padres muy acomodados lo que le procuró una muy esmerada
educación, especialmente en estudios de literatura, siendo después maestro de
retórica y posiblemente abogado.

Cipriano se había convertido cuando tenia unos cuarenta años de edad tras una
vida de lujos y adulación, por medio de un presbítero cartaginés: Ceciliano, que le
indujo a estudiar la Biblia y muy probablemente los escritos de Tertuliano, al cual
Cipriano llamaba "De magistrum" -mi maestro-. Cuando se bautizó cambió su
nombre por Cipriano Cecilio en honor a su "padre espiritual".

Muy poco tiempo después de su conversión, tan solo cuatro años, había sido
electo obispo de Cartago (249 d.C.) lo cual le valió no pocas críticas y opositores.
Tras su nombramiento, lo primero que hizo fue renunciar a su fortuna de patricio
romano (que puso al servicio de la iglesia) y al matrimonio. Ha extrañado a muchos
el hecho de que fuese hecho obispo tan temprano, debido a la importantísima
influencia de la sede de Cartago sobre las demás iglesias del Norte de África.
Tras las terribles persecuciones que sufrió la iglesia del tercer siglo, surgió una
agria polémica entorno a qué se debía hacer con los creyentes que, de una
manera u otra, había apostatado frente a la posibilidad del martirio. El problema no
era sencillo, porque no todos habían caído de la misma manera.
Había quienes habían corrido a sacrificar a los dioses antes incluso de haber sido
amenazados u obligados a hacerlo. Otros se habían hecho con falsos certificados
de haber sacrificado, sin haberlo hecho (para la iglesia primitiva esto era como
sacrificar). Por último estaban quienes, tras un primer momento de debilidad frente
a la posibilidad del castigo, habiendo sacrificado, arrepentidos volvieron a la iglesia
pidiendo perdón aún durante el periodo de persecución, sabiendo que así se
exponían al martirio.

Los mártires gozaban de gran prestigio y credibilidad en el seno de las iglesias, de


modo que muchos esperaron a ver de qué manera éstos se manifestaban entorno
a qué hacer con los apóstatas. En el norte de África particularmente éstos se
tomaron esta atribución de jueces sin el beneplácito de los obispos, que
manifestaban que la iglesia tenía unas jerarquías que había que respetar. A más de
9

todo esto, se sumaba la actitud de otros que juzgaban que la iglesia entera estaba
cayendo en una excesiva laxitud y que por ello se debía tratar a los apóstatas con
mayor rigor6.

7. NOVACIANO

BIOGRAFÍA: sacerdote romano y antipapa en la época del papa Cornelio desde


251 hasta 258, fecha de su muerte. Algunos lo llaman o lo identifican con Novato,
pero otras fuentes, dicen que Novato era un presbítero de origen cartaginés.

Novaciano habría nacido en Frigia a mediados del siglo III y en 248 se trasladó a
Roma, donde se convirtió al Cristianismo. Fue el primer teólogo en utilizar el latín
como idioma de sus textos.

Descontento con la elección de Cornelio, desconoció su autoridad, por lo que se


constituyó en antipapa, dando origen a la doctrina conocida como novacianismo
que niega la absolución de los lapsos y afirma que la Iglesia no tiene poder para
dar la paz a los que renegaron de la fe en la persecución y a los que cometieron
algún pecado mortal. Esta doctrina fue perdiendo adeptos hasta desaparecer en el
siglo VII. Novaciano escribió Tractatus de Trinitate entre otros escritos.

Tras proclamarse como antipapa, fue desterrado de Roma y murió en 258. Sus
restos fueron llevados a Roma por sus discípulos.

Es considerado hereje por la Iglesia Católica y San Cipriano, San Ambrosio y San
Paciano impugnaron su doctrina. Las obras que se conservan son "De trinitate",
"De civis iudaicis", "De spectaculis", "De bono pudicitiae".

De Trinitate, es la más extensa. Se ciñe mucho a la Escritura con citas abundantes


y apropiadas, Incurre en el Subordinacionismo. Al Hijo lo concibe como inferior al
Padre. El "De Trinitate" tuvo una gran influencia sobre todo en el pensamiento
latino. Contribuyó así a la creación del pensamiento teológico occidental,
ofreciendo una terminología muy precisa. Destacar también el "De civis iudaicis"
(Sobre los alimentos judaicos), que trata el hecho de que los judíos prohibían
ciertos alimentos porque simbolizaban el pecado, pero puesto que con los
cristianos eso no va, con ellos tampoco van esas prohibiciones, excepto en el caso
de las carnes inmoladas a los ídolos, porque ello seria señal de idolatría. Deja
aparte la virtud de la templanza (no se trata de hacer comilonas), comer toda clase
de alimentos, pero solo para alimentarse, evitando así caer en los excesos de la
época.

Otra obra es el "De spectaculi"(sobre los espectáculos), o representaciones


paganas, como también el teatro, por ser escuela de vicios e inmoralidad y por ser
seducciones demoníacas. También escribió el "De bono pudicitiae" hablando de los
distintos grados de castidad. Se nota el rigorismo de Novaciano. Su cisma será
muy rigorista (los puros) los que habían pecado de modo mortal quedaban
excluidos7.

6
http://biografas.blogspot.com/2007/02/cipriano-de-crtago.html
10

TEOLOGÍA: explica qué es el Espíritu Santo, quien con sus dones hace que la
Iglesia sea perfecta y se conserve sin corrupción. El Espíritu Santo ya había
actuado, de manera esporádica, a través de los profetas; pero su actuación a
través de los Apóstoles es permanente.

La obra De Trinitate sentó la reputación de Novaciano como teólogo. Evitando todo


vestigio de platonismo, adopta el método silogístico y dialéctico de los estoicos y
aristotélicos, empleado también por sus adversarios monarquianos. Este
procedimiento resultó eficaz, sobre todo por lo que atañe a sus abundantes y bien
seleccionadas citas de la Escritura, que dan a la obra la ventaja de una mayor
seguridad y de un mayor poder de convicción. El desarrollo de la doctrina trinitaria
llega aquí a una meta de perfección para el período preagustiniano, y se lee como
un manual de cristología occidental.

En la exposición de la doctrina trinitaria sigue el camino trazado por Justino,


Teófilo. Ireneo, Hipólito y, sobre todo, Tertuliano. Así, afirma con todos sus
predecesores que el Legos estuvo siempre con el Padre, pero que fue enviado por
El en un momento determinado del tiempo con el fin de crear el mundo:

El Hijo, por ser engendrado del Padre, está siempre en el Padre. Cuando digo
"siempre," no quiero decir que es ingénito. Afirmo, por el contrario, que nació. Pero
el que nació antes de todo tiempo, debe decirse que existió siempre en el Padre,
puesto que no se le pueden fijar fechas al que es anterior a todos los tiempos. El
está eternamente en el Padre, pues de otra suerte el Padre no sería siempre
Padre. Por otra parte, el Padre es anterior a El, pues el Padre debe ser
necesariamente antes que el Hijo, como Padre; puesto que El no conoce origen,
debe existir necesariamente antes que el que tiene un origen. El Hijo, pues, es
necesariamente anterior al Padre, porque reconoce El mismo que existe en el
Padre; tiene un origen, puesto que nació, y por el Padre de una manera misteriosa;
con todo, a pesar de haber nacido y tener así origen, es en todo semejante
(vicinus) al Padre, precisamente debido a su nacimiento, puesto que nació del
Padre, el cual es el único que carece de origen. El, pues, cuando el Padre quiso,
procedió del Padre, y el que estaba en el Padre, porque procedía del Padre, no
siendo otra cosa que la Substancia divina. Su nombre es el Verbo, por el cual
fueron hechas todas las cosas, y sin el cual nada fue hecho. Porque todas las
cosas son posteriores a El, pues vienen de El, y, consiguientemente, El es anterior
a todas las cosas (pero después del Padre), considerando que todas las cosas
fueron hechas por El. Procedió del Padre, por cuya voluntad todas las cosas fueron
hechas. Dios, con toda certeza, procedente de Dios, constituyendo la segunda
Persona después del Padre, por ser Hijo, sin desposeer por eso al Padre de la
unidad de la divinidad (De Trinitate, 31).

Novaciano intenta seguir un camino medio entre las dos tendencias opuestas del
monarquianismo, el dinámico o adopcionista, que consideraba a Cristo como a un
hombre colmado de poder divino o revestido posteriormente de la dignidad divina,
y el modalista o patripasianista, según el cual Cristo no era sino una nueva
manifestación del mismo Padre. Está tan empeñado en hacer resaltar la unidad de

7
MOLINÉ, Enrique. Los Padres de la Iglesia. 4· Edición. Ediciones palabra. Madrid, 2000. pp. 222-
223.
11

la divinidad, que no se atreve a usar el vocablo trinitas, empleado por Teófilo,


Hipólito y Tertuliano. Por eso, comete el mismo error, haciendo al Hijo subordinado
al Padre.

8. LACTANCIO

BIOGRAFÍA: Lucio Cecilio Firmiano Lactancio nació en el Norte de África, hacia el


año 250, de familia pagana. Recibió una educación esmerada y adquirió cierto
renombre como maestro de Retórica, por lo que el emperador Diocleciano le llamó
a Nicomedia, para enseñar en la escuela que había fundado en la nueva capital del
Imperio. Fue allí donde probablemente abrazó la fe cristiana. Durante la última gran
persecución, hacia el año 303, se vio obligado a abandonar su cátedra y a exilarse
en Bitinia. Después del Edicto de Milán, Constantino le llamó a Tréveris para
confiarle la educación de Crispo, su hijo mayor. Poco más se sabe de la vida de
Lactancio, que debió de morir en torno al año 317.

Escribió en griego y en latín, y en esta última lengua su estilo ha sido a veces


comparado al de Cicerón. Su conocimiento de la doctrina cristiana era imperfecto,
como el de Arnobio. Es también milenarista. De las muchas obras suyas que cita
San Jerónimo nos quedan tres; la más importante es las Instituciones divinas, en la
que demuestra las incongruencias y absurdos de las religiones paganas y trata
luego de hacer la primera exposición sistemática del conjunto de la doctrina
cristiana, aunque con el poco éxito que hace suponer su parcial conocimiento de
ella; él mismo resumió esta obra en el Epítome; la tercera es un opúsculo reducido,
Sobre la muerte de los perseguidores, en que su estilo, siempre amable y lleno de
suavidad, se hace amargo y violento8.

Entre sus escritos destacan los siete libros sobre las Instituciones divinas, que
constituye el primer intento de redactar en latín una suma de toda la fe cristiana. Su
enseñanza se desarrolla preferentemente dentro del campo de la moral natural; es
muy inferior en los aspectos estrictamente teológicos. También por esta razón,
Lactancio no es contado en el número de los Padres de la Iglesia, sino en el de los
escritores eclesiásticos9.

8
MOLINÉ, Enrique. Los Padres de la Iglesia. 4· Edición. Ediciones palabra. Madrid, 2000. pp. 249.
9
http://www.mercaba.org/TESORO/lactancio.htm

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