‘urante mi ya ho corta vida pro-
fesional he investigado y publi-
cado reportajes de investigacién
¥ libros sobre personajes y tra-
mas de corrupeién. Desde Miguel Duran, el
todopoderaso invidente, pasando por Jestis
Gil, al que califiqué como «el gran come-
diante», Filesa, hasta que tltimamente he
fexpuesto las tramas de riqueza e influencia
de los herederos de los poderosos en Espaiia.
Pues bien, si me he decidido a escribir este:
articulo es para proclamar que no he encon-
trado, en niinguno de los ambientes en que
me he movido, un cainismo que se parezca,
ni de lejos, al que existe en ciertos sectores
de Asturias, y s6lo en Asturias, contra Gusta-
vo Bueno. Es un especticulo de miseria
moral que no tiene parangén en toda Espafia..
Desde siempre me ha intrigado, como a
‘muchas otras personas, por qué Gustavo
Bueno no ha recibido un «Principe de Astu-
rias» cuando se lo merece mas que muchos
de quienes lo han recibido, Sin embargo, no
he investigado este asunto por dos razones:
a) me convencf de que a Gustavo Bueno le
trae sin cuidado que le reconozcan su valta;
b) Ia Fundacién Gustavo Bueno estaba «en
otro rollo», es decir, en difundir la filosofia
de Bueno a través de sus publicaciones y de
su pagina web, que recibe 22,000 visitas
diatias, por ahora.
‘Miren ustedes por dénde cuando me dis-
ponia a empezar mi veraneo un hecho sin
importancia ha venido a complicarme la
vida. Y he aceptado esa complicacién. ,Qué
importancia tiene la tranquilidad para un
petiodista de investigacién? Ninguna.
‘Una profesora de 1a Universidad de Ovie-
do, llamada Amelia Valedrcel, que proxima-
mente abandonard sus obligaciones docen-
tes para ser «consejera de Estado» —jnada
menos!—, como antes las abandond para ser
«consejera de Cultura del Principado», ha
trazado en un curso de verano de La Granda
el panorama de la filosofia espafiola durante
e] franquismo. Con brocha muy gorda, gor-
disima. Se lo pueden ustedes figurar: no
habja filosoffa digna de tal nombre, porque
‘no habia libertad. Ahora bien, después de
ese topicazo, vinieron las preguntas. Porque
si un requisito indispensable para la filosoffa
9 para la literatura es gozar de libertad,
{Cudintos fildsofos y autores literarios tendri-
amos que eliminar de nuestros libros? Cer-
vantes, el primero. En fin, algunos de los
asistentes preguntaron, como no puede ser
‘menos en los cursos de verano, si después
de que recobramos fa libertad, y pasados ya
mas de treinta afios, habfa aumentado el
nivel de la filosofia espanola. Tuvo que
reconocer que no, aunque se vefan brotes
prometedores. Incluso algtin osado-irénico
Ie Hegé a preguntar por Gustavo Bueno.
Cuento todo esto porque, al dia siguiente,
un periodista destacaba, como auténtica
noticia, que Amelia Valedrcel habia silencia-
do a Gustavo Bueno, Lo que el periodista
queria decir es que Bueno «brillaba por su
ausencia», y nunca mejor dicho, Algunos de
los asistentes me dijeron que pasaron mucha
vergiienza ajena durante Ia conferencia y en
el turno de preguntas y respuestas.
{Por qué actus asi Amelia Valcércel?
Porque, segtin mis averiguaciones, nunca
pod perdonar a Gustavo Bueno que: a) se
negase a firmar un papel, redactado por ella,
en el que afirmaba que «Asturias era una
nacién» y que, aunque fuese un mito, asi
empiezan a funcionar todos los mitos politi-
‘cos que en el mundo han sido, y b) ante su.
falta de argumentacién intelectual digna de
tal nombre, Bueno se negase a dirigirle la
tesis doctoral.
La actuaci6n de Amelia Valeércel no ten-
‘drfa mayor importancia si Graciano Garefa,
director de la Fundacion Principe de Astu-
rias, debido a sus equilibrios de politica de
bajos vuelos, que no cientificos, no la hubie-
se incluido como miembro del jurado del
premio «Principe de Asturias» de Comuni-
cacion y Humanidades los afios 1994-1995.
{Quién, en su sano juicio, iba a proponer a
Gustavo Bueno para ese premio sabiendo
que Graciano habia colocado a semejante
«gatekeepe» o «guardaesclusas», furibun-
damente antibuenista? El mensaje de Gra-
iano estaba muy clara: «jAbsténgase de
presentarse Bueno, ateo y republicanol». Y
ahi no quedan las cosas. Resulta que los
aiios 2003, 2004, 2005 y 2006, también en
cl mismo jurado, don Graciano ha venido
poniendo a Linis Xabel Alvarez, marido de
‘Amelia y todavia més antibuenista que ella.
Don Graciano no puede desconocer que este
sefior llev6 a juicio a Gustavo Bueno porque
te lo Hams «cretino». El pleito legs hasta
el Supremo, que absolvi6 a Bueno con todos
os pronunciamientos favorables. Como
para animarse a presentar a Gustavo Bueno
al premio, sabiendo que don Graciano habja
puesto al tal Alvarez!
El ndimero 2 de la revista «Fundalian>
(septiembre de 2005), que dirige el veterano
y buen periodista Graciano Palomo, dedicé
‘a.su homénimo don Graciano la portada y laentrevista de fondo. He lefdo pocos textos
tan autocomplacientes, de una vanidad tan
sin orillas. «Las sensaciones son extraordi-
nariamente positivas. En este tiempo (25
afios), relativamente corto para la vida de
una institucién, se han conseguido cosas
muy positivas y dificiles, La Fundacion
naci6 como una hermosa utopia en un con-
texto propicio para grandes proyectos y suc~
ios, como fue el ambiente que gener6 la
aprobacién de la Constitucién de 1978 y la
recuperaci6n de valores para la convivencia
social en nuestro pats como la libertad, 1a
solidaridad o la concordia. Al principio la
idea parecia una locura irrealizable pero,
como dice el poeta alemén Hélderlin, «en el
riesgo estd siempre la esperanza.
Después de enorgullecerse del amplio
tespaldo de la sociedad espafiola que tie-
nen los premios (y que en Asturias se des-
borda hasta una aceptaci6n «a la biilgara»,
del 92%), sigue con su prosa pomposa.
®
No he encontrado, en
ninguno de los ambientes
en que me he movido, un
cainismo que se parezca,
ni de lejos, al que existe en
ctertos sectores de Asturias
a)
«Un ejemplo del excepcional momento:
actual de los galardones ha sido el recono-
cimiento de la Unesco que, en una declara-
ci6n sin precedentes, ha destacado la
«extraordinaria aportacién al patrimonio
cultural de la Humanidad» de los premios
¥y que auspiciard los actos conmemorativos:
de su XXV aniversario». Y a continuacién
dice: «Con todo, en la Fundacién siempre
hemos hnido de los triunfalismos, conven-
cidos de que lo decisivo no es lo que
somos ni fo que hemos sido, sino lo que
anhelamos ser». Desde luego, de los super-
Iativos y de las respuestas cursis no ha
huido Graciano. Pero si de otras cosas
mucho més importantes.
Cuando le preguntan que cuente cémo
se le ocurrié crear la Fundaci6n
su estilo: «Fue fruto de la reflexién. Lo
expuse recientemente en el Club Siglo
XXI citando una frase de Don Quijote a
Sancho: “No hay contento que se iguale
al que se siente cuando se recupera la
libertad perdida”... Después, el azar,
como casi siempre, influyé de manera
decisiva. Me encontré con la persona ade-
cuada en el momento justo, Esa persona
era Sabino Fernandez Campo, que por
aquel entonces era secretario de la Casa
de S, M. el Rey. A los pocos minutos de
explicarle la idea, no dudé en decirme que
le parecfa muy importante y que habia
que hacerla».
En los cursos de verano de La Granda,
de 2005, Sabino Fernandez invité a Gusta-
vo Bueno a presentar una ponencia. Des-
pugs de escucharlo se dirigié a él, delante
de testigos, y le dijo: «Gustavo, sabes un
“muchisimo” (en realidad, utilizé una
palabra que solemos emplear en lenguaje
castizo cuando queremos decir "muchisi-
mo”")», Pues bien, si cuando don Graciano
tuvo un suefio a lo Martin Luther King
consult6 a Sabino, ,por qué no le gonsulta
si Bueno es digno de un premio «Principe
de Asturias»? Sencillamente porque no.
Graciano Garcfa es un hombre que, a juz~
gar por la entrevista de Fundalia, esta
totalmente endiosado y no admite ideas
contrarias. El ha decidido que Bueno no
serd premio «Principe de Asturias» y ni
cien Sabinos le van a quitar esa idea de la
cabeza. Fl mueve sus peones, que no sélo
serdn el dijo Valeércel-Alvarez.
Américo Castro Hlamaria «automun-
mentalizarse» a lo que hace el director de
Ja Fundacién Principe de Asturias. Llega a
decir don Américo que quien no puede
despezarse de sf mismo da muestras de
gran inseguridad, Otros dirian que solo se
blinda lo que resulta débil. Y aqui esa
donde yo queria llegar: lo que Graciano
Garefa llama «azar» causa muy malas
pasadas. Ya pueden él y el presidente de la
Fundacién, José Manuel Alvarez Rendue-
les, empefiarse, aunque lo nieguen, en que
Bueno no reciba el premio «Principe de
Asturias». Los dos pueden pasar a la His-
toria como quienes hicieron lo imposible
por oscurecer el gran mérito de Gustavo
Bueno.
Juan Luis Lépez-Galiacho Perona es escritor,
periodista de investigacién y profesor de la
Universidad Rey Juan Carlos de Madrid,