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Adolescencia en Rio Bravo Tamaulipas.

Un antes y un después…

En más de una ocasión mi Padre me ha contado la forma en la que fue sus estudios en el CBTIS,
mismo plantel al cual actualmente asisto.

Unas de las primeras cosas que me conto fue la temida novatada, esa en la cual algunos nos
espantamos, otros no lo tomamos en serio y algunos ni la pelan, pero según lo que me ha contado,
en su época la cosa no era tan fácil de ignorar, solo eran pocos los hombres que se salvaban (ya
que a las mujeres no se les hacia), de los 11 de su salón solo se salvaron los Ángeles, si, los ángeles,
llamados hace por la simple y sencilla coincidencia de que ambos se llaman Ángel, exacto los
tocayos se salvaron tras correr como locos a la salida, en medio de la noche (ya que salían a las 8),
corriendo y saltando las bardas mientras eran perseguidos por otros estudiantes con tijeras en
mano, durante las corridas se perdieron cuadernos, mochilas y demás, se rompieron camisas,
pantalones y zapatos, tirando cualquier cosa para dejar atrás a sus persecutores; a pesar de eso
una noche capturaron a 5 de un grupo de 6 (ya que ni solos se van) y la última noche de la
novatada 4 de ellos decidieron irse en una ruta no del todo segura, eso con la firme creencia que
esta ya avía acabado, provocando que al día siguiente llegaran a la escuela todos pelones, pero a
pesar de que la semana “oficial” de la novatada, uno de los alumnos mayores aun seguía en el
afán de pelar a los que se salvaron, los siguió persiguiendo siendo tan molesto a tal grado que mi
padre consiguió unas tijeras y una botella de acido amenazándolo de lo que haría con estas cosas
en caso de seguir tras ellos. Una cosa al igual de común dentro de la escuela era las peleas,
dándose el clásico “ te espero a la salida” y con eso se aseguraba que al finalizar la jornada escolar
todos dentro del plantel sabrían quienes, donde y cuando se peleaba; estas peleas eran a mano
limpia, uno contra uno, sin armas y nada de bolita.

Otras de las cosas que me contaba era como le hacían para divertirse en sus
tiempos libres, la mayoría del rato se la pasaban jugando al futbol con el
balón del “rico” de la colonia, el cual solamente hay una forma de decir
Kiko, así es el chico en cuestión se comportaba como el personaje del chavo
del 8 jugando asta, como él quería,
donde él quiera y cuando quería; y
así al más puro estilo de la vecindad,
si se llegaba a enojar, se retiraba
con su pelota o guantes ( ya que
también jugaban beisbol)
dejándolos a todos en el campo. A
pero no todo era del riquito una de
las pocas cosas que cada uno poseía
eran los tachones y uno que otro
viejo balón, a los cuales
remendaban y parchaban para
poder rehusarlos hasta acabarlos, y
cuando ya alguno se los Zapatos se
dañaba a mas allá de la posible
reparación, era desechado y su par
que se encontraba en buen estado
era guardado para próximo uso,
llegando entre amigos a inter
cambiarse los tachones faltantes,
con la plena confianza de que si
tenían dos tachones derechos,
podrían intercambiar uno por un
izquierdo con los cutes de la colonia.

Sus salidas de diversión solían ser al cine, al cual llegaban caminando y se retiraban caminando,
aun que para esto tuvieran que recorrer de cabo a rabo la ciudad, pero a pesar de eso a ellos no
les importaba pues esa era la costumbre, durante el camino de regreso se detenían en una tienda
para comer un bollo con ragas y una coca, todo eso mientras hacían wasa con los campaneros.

En nuestra época las cosas han cambiado un claro ejemplo es lo que es un alumno con carro
propio, lo era en esa época uno con bicicleta, nuestras salidas son a las pizzerías, al rol e inclusive
asta a Reynosa de vez en cuando; muchos de nosotros queremos la ropa de moda y de la
temporada, a si y todo de marca, mientras que muchos de nuestros padres tenían que trabajar
para comprase la ropa para ir a la escuela.

Tal vez hace nos hacemos a la idea de lo muncho que ellos se esfuerzan para poder darnos todo lo
que necesitamos y queremos, para que las cosas nos resulten más fáciles de lo que un día les fue a
ellos.

Génesis N. Macías Palacios

13/04/2010.

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