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José Acosta Sanchez ! Crisis del franquismo y crisis del imperialismo ITORIAL ANAGRAMA se Te eae Argate y Misbea YALE : © Jos Asa, 1976 © EDITORIAL ANAGRAMA Cato dela Coun 44 Barelon? ISBN 04.339-0726-2 Depiste Lost: B. 34075-1976 Printed fa Spain Grit 8 Dismante, Zamors, 89 -Bareoons "|. UNA SINTESIS DE LA CUESTION La Penfnsula Tbérica y el imperialismo ameri- cano polarizan en los wltimos tiempos buena parte de la atencién mundial. Al traumético curso de la revolucién portuguesa se sumé la angustiosa crisis del franquismo. ¥ la mas preo- cupante peculiaridad de Ja crisis espafiola es- triba en su coincidencia con la més profunda crisis padecida por el imperialismo norteame- ricano en toda su historia. Disentitos en este terreno de James Petras, que niega la existen- cia de la crisis del imperialismo americano ya que la estructura de éste se mantiene intacta ¥ su hegemonfa rehecha tras la crisis del petré- leo. A pesar de ello, es constatable Ia crisis de dicho imperialismo a nivel politico e ideol6gi co: en la pérdida de importantes espacios, asi como en el desgaste de sus principios rectores, © formacién del consenso internacional, y en la inseguridad de sus mecanismos de dominacién. Estamos, a nuestro juicio, ante dos crisis con. vergentes y de efectos reciprocos: la crisis del 1, Ner, James Petras, “Le mythe du dfclin americain’, Le Monde Dipiomatiqus, Iabreto do 1975 franguismo aldmenta q fa del imperialismo noy feamericano y la de éste a aquélla, pues r; hay que perder vista que el franquismo ha es. tado amamantado desde sus origenes por Nos" teamérica. : Los procesos de ambas crisis son claros. Hf Imperialism americano ha sido tocado en ¢] Pacifico, en el Atlintico y el Mediterraneo, con Ja pérdida de Indochina y Tos hechos de Malai Chipre, Grecia, Turguia, Portugal y las colonial! ottuguess, asf como imenazade por el ara] ce del Partido Comunista en Italia y de la 4quietda en Francia. Es decir, ha perdido, o est, en peligro de perder, el control de una seri! de islas y peninsulas estratégicas que consti| tuyen estribos claves para la dominacign de lt} continentes asiético, africano y europeo. Ea tal contexto, resulta obvio resaitar la ungenci del imperialismo americano por asegurarse estribo tbérico a través del control del Regimes espatiol y capitalizando la crisis de éste, Lat sinuosos meandros que ha recorrido la renove | eign del pacto hispanoamericano demuestran dle manera muy didfana la reciprocidad de am} bas crisis: constituida Espaiia en uno de los eslabones mds importantes y delicados de la co dena mundial del imperiatismo american, ést hha maniobrado 2 toda prisa, y gin las cat biantes circunstancias de los times nueve m ses de ln dindmica espafol, para contrast | zuestro futuro «régimens. i Cuadro de factores de ta crisis del franguismo Por Jo que respecta a la crisis del franquis wo, su contro de factores es, desde. nuestra metodologia, el siguiente: A, Factor permaananrs, el mas profundo y en iltima instancia decisivo, aunque también el menos visible: la incapacidad del Estado del 18 de julio para vehicular el desarrollo del capitalismo espaol, y, cen definitiva, as fuerzas productivas ft. beradas en la formacién social espafiola cen las dos tltimas décadas. B, Facronss powinanres, o de cardcter ge- neral, que constituyen las manifestacio- nes mAs visibles de la contradiccién de fondo (A): 1) fos intereses del bloque en 1 poder, hegemonizado por una burgue- sia monopolista, a quienes ya no sirven los instrumentos politicos del Estado franquista (Sindicatos verticales, etc.) sin que, por otra parte, sean compat bles’ tales intereses con un Estado de ‘mocrético; por Jo que intentan superar Ja contradiccion ensayanido, con el apo- yo americano, un nuevo autoritarismo; 2) la movilizacion creciente de las masas populares, tras las profundas transfor- ‘maciones provocadas en la composicién de'las clases dominadas espafiolas (cla- se obrera, pequetia burguesfa, capas pro- 9 fesionales, campesinado y funcionariado! por el capitalismo monopolista de Est) do montado por el franquismo; 3) la on lente articulacién politica de la prote| ta regional, que se prefigura’ya' com uno de los vectores decisivos dal futur Estado espatiol, provocada por el tipo | acumulacion capitalista que ha cristal 2ado en las dos ultimas décadas, tomar! 0 como base la expropiacién y subdess rrollo de la periferia en beneficto de uno cuantos polos industriales hegeménica (Madrid, Bilbao, Barcelona); 4) lame sidn politica de una Europa demoordiica factor exégeno de gran importancia e tratégica, FACTORES DESENCADENANTES, que cumplea Ja funcién, més cercana y contundente| de materializar los anteriores, erigiéndo| se en detonadores de la crisis de Estado; 1) la muerte de Carrero Blanco, en ti| ciembre de 1973, que represent6 la rup| tura del eslabén clave de la continuidad| del Régimen y provocé un importante ve eho de poder; 2) el fracaso de la xopert cién Arias», que se pone en marcha con cl famoso discurso del 12 de febrero de 1974 bajo el signo del eaperturismo», 9 signified el doble intento de recompone las fuerzas originarias del franquism®, cada ver més dispersas y enfrentadas, ¢ integrar en el Régimen a las nuevas fuer a seers entre oo ge or cee sade ae geen oli sciplncumes dete eg Del hilo del timo factor interesa entrar en el anélisis de la naturaleza del régimen en cri- sis. Desde tal perspectiva, el presupuesto fun- “penta stress ovoton, en ov sh Gilentes términos: ef franquismo noes une die tara gua ae cone dito, sno una iructurd de poder espection que tntegn a la sue onal nerpetnie tere do Franco, pues, como un factor mas en la crisis del Regimen, en modo alguno como la descom. ee oe Por fuera, la fase mondrguica dela et del Franquismo serd fa decis, ya. que durante clan a afeay stn yu aflrndoy con toda Glaidad intensidad Las contra limites. del Regimen. Pero hay que desechar Ia ones y los a ilusién desmovilizadora de confundir la crisis de un sistema politico con su quiets La crisis, en rigor cientifico, no significa més gue una cosa: que ciertos factores han desenca, denado las contradicciones internas de un de ferminado tipo de Estado. Pero, insistimos, ure estructura especifica de poder, como es el rans guismo, ni se diluye por el solo hecho de entrar en crisis, ni tampoco gana por ello capacided Para evolucionar hacia otra con otros funds, ‘mentos. Llegado a un determinado limite on sy sevolucién», que né es tal sino un intento ae adecuacién a las circunstancias para lograr si qipervivencia, una estructura especitca de po der quiebra o involuciona, Seria un error chee fundir el ereformismo» programado por el oe tual gobierno de Madrid con tna evolucion cia Ja democracia: en realidad no es més que la expresiGn ideoldgica de las nuevas necrstin, des del bloque en el poder a la muerte de Fras Go. Bl cuadro de factores expuesto, el curing de Ia crisis del franquismo, impone a las cleaee dominantes un «cambios, para que todo sige igual. El todo es la organizacién del poder ta estruetura actual de la propiedad industriel y agraria, el sistema fiscal y el mecanisme do Q2optécién politica que cortocirculta la hipots tica base electoral que programa el reformiems con Ja formacién del Gobierno y la del «Pah mento» (ni el Gobierno, ni la Cémara Alta que se programa, la. cual se arroga Ios poderes ie control fundamentales en el orden legislative serdn, mientras exista el franquismo, resulta: 2 luntad Jo de las elecciones generales, de la volunte pil plearery Crees cia enteramente de re Prams eens Bearer eae boar oa aos ee io ne eT enione, faites apace debe eer sect gue spare cs ene Dicho'de otra Peace ot See cee toon as eee sense ae aldnd y otenla de las fuerzas que se le oponen. El desafio decisi- deca range veo pes sabilidad hist6rica de labrar la salic ao sl staat eae, 0 snc do, la naturaleza del ee pes ini desis ae 9 tal itido, lo primero que. Be ata si abate sl eases al amado «bunkers (capricho seméntico, que anaes ein 9 aes Ue falangismo y el tradicionalismo). El frangt 7 mo no es sélo, ni fundamentalmente, eso. a Ua tt tlt ae or de ale Sette reo, Aras do de Miguel), ¥ que ¢s consecuen a Pepeleometia toe nner SaaS Seeley Se Simplifecones. ents cscs oe pn de agin, Frente a éstas hay que decir que al Régi 13 aii ili saloon nn «bunkers, como se di luestro més grave tema, ‘es fracciones de la pro. imericana. Los eultrass, lias», han sido siempre I franquismo, y hoy ya sencia que hayan cobie en determinadas coyun, residules, por mia poe do, todaia cobreh fs el terrorismo, tan to el procedente de los vértice: tado spat, coma dee Otros Factores de la miona nen etter Sts) Ia divsign dela opostege gers Puce 7 limentada desde el Feformismo; 2) la incapaci fd teica de tas fuereas dence ei ora del andlisis del franquis US | poteocia. Hades; y'c) la desmowlaarny eon s fascistas del Es- 4 articuladas a la burgue | Fl problema de 1a burguesta nacional en Espafia El gran tema de la burguesta nacional espa- fiola va ligado a la investigacién y localizacién de nuestra burguesta desnacionalizada. Dicho de otra manera: no se puede encarar el andli- sis del primer tema sin pasar por descifrar Ia articulacién del franquismo con el imperialis- mo hegeménico. Interesa, ante todo, aclarar la tendencia actual de esa articulacién, que se'con- ereta en la de diversas capas de Ia burguesia espafiola a la burguesia imperialista americana implantada en nuestro pais. Sin perjuicio de ahondar mas adelante en la cuestiOn, digamos ahora que, a nuestro juicio, tal tendencia adop- ta la forma de una verdadera escalada en los litimos afios. Ello se visibiliza en el creciente control de importantes aparatos del Estado es- paiiol por la burguesfa americana, de forma in- directa. Sin caer en la trampa de una personali- zaci6n del anélisis, el movimento politico de ciertas figuras espafiolas nos parece de gian valor indicativo al respecto. Asi, por ejemplo, ‘no puede sernos indiferente la tiltima sustitu: cin producida en la direccién del LN.I.: Fer- néndez Ordéfiez, figura del frustrado’ equipo saperturista» del 74 y hoy en las filas de Ia opo- sicién democritica, fue relevado en el cargo por el Sr. Antofianzas, uno de los hombres mas re- presentativos de los intereses de Ia CrinvstEr n'Espafia: Tampoco puede ser casual que don Claudio Boada, que fue Presidente del LN., 15 tos del Estado, y de éstos a aqueliss reseiee es Jet, En el mito sania ay aaa Yas pkesencia, cada dia més visible, en os ne dios de negocios espatioles, de auténicas gee 755 de los intereses norteamericanos, El hore negocios espafiol don Antonio Garrigece del que fue ministro de Justia de los ejemplos mis palace, casion de verficar mis adelante: ne! Pues bien, es frente a esa tendencta hacia una mayor artculacin entre fracclones desec clonalizadas de la burguesia espafola Ie non guesla imperialista norteamerieana cusndo oe pra st maxima importancia el problema ae uso Durguesia nacional espafiola, sin euya estos Y accidn politica es imposible la salide de = entatia, de corte oot lacie del frangusmo, El problema aes nacional, es decir, una tnnguesta gon ies especificos, no subordinada a los de la barges sia exterior imperialista; b) que tenga soltece {6 entidad en la estructura general dol couatn mo espatil, ast como capacidad polling 6 de rocritica para articularse a las jucrens pote ares en wra accién decidida por la tear fon Imac del Estado eopono. luestro presente trabajo tiene como central ef desplogu de ona annua obleto tién, o al menos, una amplia connotacién de la misma, Como guia de anilisis, y sobre lo ex- I puesto hasta aqui, un presupuesto esencial debe fdelantarse: no estamos sélo y simplemente ante un cambio politico, sino también ante la tarea simulténea de reconquistar la soberania nacional, Ello es asi de riguroso porque: 1) la potencia extranjera que cercena la soberania ¢s- paola —politica, militar y econémicamente— no va a permanecer indiferente en la lucha de las fuerzas populares espafiolas por Ia demo- cracia, y resulta obvio que tomar el partido que més convenga a sus intereses imperialistas; 2) uti cambio politico que deje intacto el estado ‘actual de la soberanfa espafiola no sera jamés ‘stable, no representaré una alternativa real al Estado franguista. Dicho sumariamente: la batalla de-la demo- cracia, para ser genuina, pasa en Espafia por la batalla contra et imperialismo norteamericano. Porqué toda mediacién de los intereses norte- americanos en el futuro politico espafiol vacia- ria éste de autenticidad democratica y com- portard nuevos y mayores traumas, Si se olvida Ia historia, se corre el riesgo de que se, repita: el franguismo se consolid6, cuando la derrota del fascismo europeo le arrastraba en su caida, gracias a la-tutela y apoyo del imperialismo norteamericano; si el préximo régimen politico espafiol —y éste parece ser ya-el caso de la nueva monarquia— nace también bajo la tutela de Norteamérica, no se habré adelantado nada realmente en el camino de la democracia espa- 7 0 no existe fiola. Quedara grar un despii Ro, capaz. de afro ios especificos y cada dia ‘ioeracia parlamentaria de tive qerg i ae endiente la tareaesen ue police autanonene ae independenca fs més graves Prolene a cial espatiola (los ey Tepiones, ef de lig ie monopolista, el de matar con real Proceso democrat Posibilidad en Espana pong ee por la via de la profundicacién de ta democra- Ga burguesa, (Entendida ésta como la democra- fia posible en una formacién social en la que domina el modo de produccién capitalista), Por- que no puede haber democracia burguesa sin burguesia democrética. Porque no puede im- plantarse una democracia burguesa contra la burguesia en general —tal voluntarismo seria cémico—. Lo que sf es posible es la implanta- Cién de esa democracia contra a burguesia'mo- nopolista. Pero para eso hace falta una burgue- Sia democritica, no monopolista. Si ésta no existe, y si es cientifico el presupuesto de que desde’ un Estado fascista s6lo se puede a la democracia a través de la, expropiacion de la. burguesia_monopolista, egamos ‘a, la ineludible conclusion de que la liquidacién politica de esta tltima —zpor quién? ce6mo?, ésa es la otra gran cuestidn— nos ‘pone a las puertas de una democracia no burgue- sa; sin que forzosamente esas puertas se bran para el socialismo, 0 sea, la democracia obrera; porque puede ocurrir que no existan fuerzas preparadas para abrirlas, y_entonces se retrocede hacia una situacién de dificil equi libtio de fuerzas en la que la burguesta mo- nopolista Icha por todos los medios por recon- quistar sus posiciones, las masas proletarias por consolidar sus conquistas, y la fluider de- Inocratica sélo puede ser mantenida por la-tute- Ia del Ejército desde la Presidencia del Estado. Y aunque la tutela esté institucionalizada, leg- timada constitucionalmente, no deja por ello de 19 ‘as j genciales son claros: 1) consolidar el modelo 4 acumulacién capitalista implantado por el Jranquismo, asegurando las rentas monopolis- tus e incrementando la presencia de las multi- rcionales; y 2) institucionalizar nuevas formas de subordinacién politica y social de las clases. trabajadoras. Tal salida neoautoritaria al fascis- mo se intenté también en Portugal, como sabe~ ‘mos, por el general Spinola. El «fraguismo» fue, sin duda, una forma de espinolismo». En Portu- fal, Ia alternativa neoautoritaria fracas6 rotu- damente: la burguesfa monopolista fue expro- piada y desterrada, aunque no existian fuerzas preparadas para avanzar hacia el socialismo, es decir, para capitalizar las condiciones objetivas. Aqui, en Espafia, Ia alternativa neoautoritaria cuenia, indiscutiblemente, con mejores condi- ciones —el Ejército no est4 concienciado demo- criticamente por una guerra colonial desastro- sa, y una segunda Restauracién borbénica se oftece para Ilenar el vacio carismético produ- cido a la muerte de Franco. Pero no hay que cengafiarse, las condiciones objetivas son las mis- mas que én Portugal: la implantacién de cual- quier tipo de democracia real —ya sea la bur- gucsa, u otra més avanzada—, pasa también aqui por la reconguista de ta soberania nacio- nal y la expropiacién de ta burguesta mono polista, antidemocrética por naturaleza. El he- ease: oor cho evidente de que el neoautoritarismo, Ga 18 sustitucién de cuente en Espafia con mejores condiciones }oautoritario, cuyos ote con que conté el «spinolismo» portugués no fines le libra del fracaso final, determinado por las a de nue v0 sin hacer. Expliquemos bre inevitabl fevemente por fica de Sa ieee Bic dee cancion ee a 2 lases, una supues. tadirecetén politica de las «clases medias» y la Simnisign a todos los niveles de las clases trabar Jadoras, movieron unas potentes palancas de Scumulacién de capital, centradas ei Espafia én torno al Estado —capitalismo de Estado— yen Portugal en la explotacién intensiva de las 2olonias. Tales palancas ponen en marcha sen- flos procesos de industrializacién acclerada, “tamente inéditos en la Peninsula. Pero lo fmportante es que, a nivel de clases, e508 Pro- ‘cesos, esa espectfica acumulacion de capital, gener en ambas formaciones sociales una Po- fente burguesfa monopolista, que acabé hacién- ose con el poder del Estado en la década de fos sesenta, en creciente asociacién con el capi- tal imperialista extranjero. 'Es esa burguesia monopolista la que, llegada ‘a una determinada expansién, y después de hhaber aprovechado los Iamados «Planes de Desarrollo», tanto en Portugal como en Espa: fia, demanda la modernizacién del Estado, 0 sea, la sustitucién de las instituciones dictato- Hales —selladas con un fascismo arcaizante— por otras neoautoritarias, las cuales permitan, Ge una parte, seguir aplazando en mejores con- diciones las demandas democraticas crecientes de las mnasas populares, y de otra, tanto una consolidacién de las fuentes de acumulacién apitalista como una integracién més sélida en {leistema capitalista mundial, con todo lo ‘que sto altimo supone en orden a una mayor Pro- ‘eccién internacional. ‘Lo que la burguesia monopolista portuguesa 2B 20 estaba dispuesta a rag pa MUSE ert, miata an PUBuesia monopolist mpc a de pati del tipo de las a, f2 sume pongene’ pile@oracias burgess permit ae capital, que gos uate do ac minentecn Tampoco quiere et j ac ere el imperial ltareg ST'S88" or Ia misma yarn, Mreeame bastanee eresPath, Su estrategia wagenses mE Duce ye renee wiuationales, asentadas en: gol . ran inversiglObPe evidencia, Cuando imple. creer quests, ROrteamericanae °/S5 imPlo Sparano fatorciend geese tes ca jemplo. Tampoco el New York Times, con toda su buena intencién y-acerada probidad, favorece la deinocracia para Espafia cuando elogia el discurso del rey de Espafia en el Con- reso, Seria otra cosa si fueran senadores y periodistas quienes condujeran la politica exte- Hor americana. Evidencia sobre evidencia: ni el Pentigono, ni los monopolios, ni el Seereta- tio de Estado americano —reales detentadores del poder en Norteamérica— desean, ni impul- san, la democracia espafiola. Solo ‘tratan de montar una seudodemocracia a la medida de sus intereses. Aniculacién del franquismo al imperialismo norteamericano Las principales claves del Estado franquista, los giros mas sorprendentes de su politica inte. rior, encuentran su explicacién en la articula- cién del Régimen a la estrategia imperialista de Norteamérica desde sus origenes. Asi, el més importante cambio de la politica econémica del franquismo.—el que tuvo lugar a partir del Plan de Estabilizacién de 1959 y supuso el cie- are del periodo de autarquia y el inicio de la liberalizacién de la economia. espafiola— en- cuentra en aquel hecho su causa més honda, No se trat6 de un fenémeno esencialmente en; dégeno, no fue el gran misterio del franquismo ue tantos economistas y politiedlogos se es- fuerzan atin en descifrar. Fue, sencillamente, el Fo resultado inelucta norteamericana, condicion funda fambién —y ello. hoy ca~ Ia garantia del do en Espaiia. Uno 2, Decleraciores octubre de 9s, ps 1s Mano Diario, 26 mas qué siunca, las bases norteamericanas ¢s- tin cumpliendo su funcién de proteccién del capital americano en Espafia, no haciamos mas aque leer la realidad a través de los escritos del mnismo Sr. Garrigues Walker. «Espafia ya no ts un pats facil —afirma—, sivo un pats inedg- rita. La transicién politica espariola empieza a preocupar en los Estados Unidos... a nadie le fustaria una Europa flanqueada al Este y al Sur por el marxismo... No es ildgico pensar, en es- {as eircunstancias —sigue diciendo—,...que fos Estados Unidos utilicen su potencia politica y econdmica en una forma menos equivoca»? En cllenguaje de este hombre de negocios espaol, tan exactamente informado del tema, no s6lo se transparenta con toda fidelidad la correla- cign entre bases americanas en Espaiia y multi- males, sino también la imbricacién de la juismo y Ia del imperialismo. del Sr. Garrigues, ela empresa multinacional esté aqui para quedarse» se de- duce, en buena légica, otra igual de rigurosa, Ja de que las bases americanas también estén aqui para quedarse. He ahi un testimonio mas alumbrando nuestra tesis de que el fin del fran- quismo no plantea simplemente un cambio po- Titico, sino la reconquista de la soberanta na- cionai, confirmando la conclusién de que la 3. Ponencia presentada a la “VI Semana Beonémica In teraacional™ (organi por el “Grupo Mundo en Barce Ienals bajo o) atu "La acsuaign operatva de fas ext rests mtinacionales en Espata”, p.2l dal texto cilos sao, 't idem, idem | ruptura democritica Espatia por nuestra e lismo americano, Consideramos q Para ser genuina, pasa ancipacion da ipo Espaia de imperialomo amor ree ee ae, @ nivel politico-militar; en cl e| fgundo tiempo, a nivel econgmico, Ned ae informado descenoce hoy que en “955 se dio un cambio radical eae BeOS, otorgddo a las inversiones as El De 50°% del capital dee "acti, ale toxtdngs 9 PE eto etl pei msi desde 93 19, tacon del imperialism del ddars en MAE 28 y la materializacién de la misma (que: entra aba Ia apertura del mercado hispano a la dominacién de las multinacionales norteameri- canas, la expoliacién del capital nacional por la via de la dependencia tecnolégica y la explo- tacién intensiva de la clase obrera espafiola), constituyé tan_sélo un inevitable desfase de orden téctico. Fue el tiempo que necesité Fran- co para neutralizar a los sectores del Régimen que se resistfan a la operacién; fueron los afios que abareé una maniobra que culminaba con Ja separacin de los falangistas de los aparatos del Estado y su sustitucion por un equipo de stecndcratas» wliberales». La derrota del bando azul y el acceso al poder del Opus Dei con el quinto y sexto Gobierno de la Dictadura’ no resporidia mas que a esa maniobra determinada desde el exterior por el imperialismo norte- americano, por més hornadas de politicdlogos Y economistas espafioles que se empecinen en ‘buscar las causas determinantes del viraje en las contradicciones y frustraciones de la polf tica de autarquia, seguida hasta entonces por el Régimen. En rigor, el capitalismo espafiol ha sido des- de sus origenes (fundamentalmente a partir de la revolucién burguesa espafiola que se realiza ch las primeras décadas del siglo x1x) petiféri- co y tributario, Ese ha sido, realmente, el ver- dadero hilo conductor’ de nuestra historia en 2, EI vitae de a polities econdanca de franavsmo & aus nos eferincs x produje con los gabiemos const {os en tere de 151 y en flio de 1, 29 capitalome te algo he ‘al ana as ti mo del tipo de bresale con gran Ps Pi ‘marcha un tipo de acumulac se habia ensayado en Espa di les: dirigir el p) 30 Jos dos ulti i timos siglos. El franquismo, pues, ta inaugurado nada en exe sentido, oe ho tid oe MI Republica, pero bajo mues ymas, es decir, en las nuevas condicione: “al egemonia imperialista (U.S.A.) que se estable cian aaa a . wora bien, la historia no se repite nunca ols carter subordinadoy dependent 3 cee se nat Be mo subordinado del frangus ch tr on Houten a le Rivera (1923-1929): consi ipo de capitalis stadlo prefran Por lo pronto, ecto a la histori italismo de Est lura de Primo de ‘ntraban en torno a dos tareas fundaments roceso de concentracién y cen tralizacién de capitales y cubrir aquellas areas econémicas no atendidas por el capital privado, por insuficiente potencia de éste 0 por insufi- Gente rentabilidad de aquéllas. Con su impor- tante instalacién en la produccién industrial ‘spafiola, el INI se perfila al dia de hoy como uno de los centros neuralgicos de nuestra eco- nomia y problemstica politica. Los derroteros ‘que siga van a constituir, sin duda, uno de los termémetros més exactos de la temperatura de nuestro futuro. Fundamentalmente, las cues- tiones que plantea su existencia se condensan en tres alternativas: a) si la acumulacién de capital que ha propiciado va a potenciar a la bburguesia nacional, es decir, si ésta tendré ca pacidad econémica y politica para reapropiér- scl; b) $i, por el contrario, seré desnacionali- zado gradualmente en beneficio del capital ex: tranjero; y 6) la alternativa mas problematica: que se consolide y amplie su presencia en la economia espatiola hasta convertirse en tuna de las bases del futuro socialismo hispano; que se cumpla en Espa, por decirlo con otras Palabras, aquella premisa leninista del Capita- lismo Monopolista de Estado como cantesala el socialismo». Consecuentemente con nuestros andlisis, la tendencia que captamos hoy en la evolucién del INI —a la vista del dato elocuente del att mo relevo en sit direccién, antes mencionado, y de la creciente subordinacién del franquismo 41 imperialismo norteamericano— es Ja de una aproximacién a la segunda de las alternatives 31 marcadas, Si mos todavia hoy a cia que se ma comienzo hemos denonisede cionalizada de la i s del framguisns ee presién del tada sobre Ia que a partir camino abiert hada. Hoy, del campesi Ta agriculea pel y poder de Ja burguesia industrial da, a pesar de haberse tuna notable expansién, Precisamente, 2 tras el proceso de proletarizacién inado y la.relativa mecanizacién de bien hay que acla aclarar que habi y a nivel de tendencis: Teniel terializaria de consolidarse la qu! isis del franquismo, abiers imperialismo americano y mon| ‘Monarquts quia de Tuan Canoe de abit Norteameérica tendeta , POF una articulacién de Ib la financiera-especuladora y Ja hegemonfa de la primert reera la posicin més subord: esta segunda, y no superando su posicién subordina- Ddeneficiado a su vez de en el interior de Ja burguesia financiera hegem6nica —que controla gran par- te del desarrollo industrial y tiene sometida a Ia especifica burguesta industrial —es donde rece la burguesia desnacionalizada. Siempre, alo largo de todo el desarrollo capitalista es. patiol de los dos tltimos siglos, la fraccién hregemsnica de la burguesfa espafola ha estado, como ahora, subordinada al capital exterior, sélo que ahora existen nuevos elementos acom- pafiando a esa constante de nuestro capitalis- ‘mo: una mayor penetracién de la burgue: financiera hegeménica en la industria, en ciet- tas dreas de ésta; una ampliacién, a stt vez, de la burguesia especificamente industrial, sin comportar la conquista de la autonomia finan- ciera; una presencia del capital extranjero mas Visible y potente que nunca, por las vias de las fnversiones directas masivas y la abrumadora dominacion tecnolégica; 1a presencia inédita, fnalmente, de una notable acumulacién de ca pital estatal, cuyo control codicia el imperialis- m0 americano. Conjugando las dos principales consecuen- cias del franquismo sobre Ia estructura histé rica del capitalismo espafiol —el montaje de lun nuevo tipo de acumulacién de capital y la ‘wansformacién del bloque en el poder, —llega- ‘mos a Ia conclusién de que los tiltimos veinti- Cinco afios han supuesto la superacién del sub- desarolio hstérico hispano mediante un eon siderable proceso de industrializacién. depen diente, pertorado por, y subordinado a, los inte. reses imperialistas del capital extranjero, fun- 3B damentalmente norteamericano, La correa é| transmisién de ese proceso entre el capitalis ‘mo espaifol y exterior dominante est represes| del Estado espaol (INI, Ministerios cconém 0s, ete). La burguesfa monopolista ~esencialmente f nanciera, como demostraremos, centrada ea Jos grandes bancos— constituye, pues, la frae cién hegeménica del bloque en el poder de i formacién social espafiola, apoyada en la bur gues{a imperialista extranjera. En ese Bloque en el poder, como también verificaremos, I burguesia industrial media, es decir, las delge das capas de burguesta nacional (Ia textl cats Jana a valencia del calzado,y otras fracio nes dispersas), ocupan un lugar subordinado, Hoy, adems a crisis cconémca en curso adh ciona un factor negativo a la hipotética combe tividad democratica de esa débil burguesia na clonal. La salvaguarda de su tasa de beneficios y la preocupacién por contener el movimiento Teivindicativo salarial de la clase obrera, as! como una cierta sospecha de las amenazas que se-ciemen sobre el capitalismo, acentan su de bilidad politica y su tendencia a guarecerse bajo el autoritarismo de la burguesia mono polista hegeméntca, cuya linea politica vient expresada por el reformismo. II, LA SUPERESTRUCTURA MILITAR DEL IMPERIALISMO NORTEAMERICANO. EN ESPANA. LAS BASES La instalacién en Espafia de cuatro’bases mi- litares norteamericanas —en Rota, Morén de la Frontera, Torrején de Ardoz y Zaragoza— tie- ne sw origen en el «Convenio defensivo entre Estados Unidos y Espaiiay, firmado el 26 de setiembre de 1953, cuyo articulo 1°, pérrafo sutorizaba la instalacién militar norteamerica- ta en el suelo hispano en los siguientes tér- «Como consecuencia de las premisas que an- teceden y a los mismos fines convenidos, el Go- bierno de Espafia autoriza al Gobierno de los Estados Unidos, con sujecién a los términos y condiciones que se acuerden, a desarrollar, mantener y utilizar para fines militares, junta: mente con el Gobierno espafiol, aquellas zonas « instalaciones en territorios bajo jurisdiccién espaiiola que se convenga por las autoridades competentes de ambos gobiernos como necesa- rias para los fines de este Convenio».! Al convenio de Defensa, que era el funda- mental, acompafiaban otros dos,.el de asisten- i 4, Botetin Oficial de! Estado, n° 215, d octubre de 1853 35 cia téonica y el suministro de material d a al Eto espatol, los cuales venian intar las compensaciones que Norteam: ea estaba dipuesta a conceder a Bop cambio de los privilegios alcanzados mediant el primero. Es decir, eran el preefo que la par dominante del Pacto se disponia a pagar por cereenamiento de la soberania espafiola. qu realizaba. Cercenamiento que se concretaba {tes aspectos: a) una alienacién del territoro nacional espafiol que sobrepasa las 6.500 hee téreas; b) Ja presencia de una fuerza milter extranjera de unos 10.000 hombres; yc) la prée tiea pérdida de control por parte del Estado espafol de su espacio aéreo y sus aguas jun liccionales. Uno y otras serian, a partir de 1953, sobrevolado y navegadas, respectivamente, pot aviones y buques portadores de cargas atom* cas mas que suficientes para borrar todo vest gio de ida en la Peninsula Thies, £1 publ spatiol vivira ignorante de ese tremendo pelt 0 dro, sero ast mano cals ya ns br vas aguas, durante afios, yz que no fue, no yo consultado, sino ni siquiera informado a pos terioris de lo que realmente representaba el Pacto con Norteamérica. Hasta que un dia ub avign americano perdié su devastadora carge en las costas espafiolas, cerca de un puchlo del Sur (Palomares) Desde entonces, la conciencia cixdadana desperté y no cesa de reclamar el derecho del pueblo espaiol al control inaliena bie de su cielo y de sus mares; reclamacion que representa la més elemental reivindicacién a la ‘eguridad de Jas vidas, a la vez que una lama- dala dignidad nacional. ‘Los convenios de 1953 fueron renovados en 1983, por cinco afios. En 1968, alertada ya la spinién publica espaiola, el entonces ministro & Asuntos Exteriores, St. Castiella, el mismo gue habia firmado sin ningin escrapulo la pri- tera renovacién de los acuerdos, se vio obliga- do moralmente a negarse a la simple renova- Sién por. otro quinquenio, consintiendo sélo la prorroga por un aio. Respondia con ello, segin sus palabras textuales, a la «imposibili- ‘ad de traicionar la conciencia del pueblo es- Al ajo siguiente por otro personaje més diictil fa el ministerio de Asuntos Exteriores, el Sr. Lopez Bravo, quien el 6 de agosto de 1970 clau- dicaba en donde aquél se habia resistido, fir- mando ‘con USA. el llamado «Convenio de Amistad y Cooperacion». En su texto se trata- Sade enmascarar con una nueva jerga — ¥ el procurador en Cortes don Alberto Jarabo Pavé, en ruego diri- sido al Gobierno se expresaba en los siguientes 4 Ver, en Ingaleio Prieto, Comudsones de. Espa fkiones Gass Mec, tomo, receto dees gran ber Stelgad el angus. Tee tie aps Bareslona, 4 de mayo de 195, ar it obra siesercins en Espa, Jontin a ion pablica espafiola «est en un 81 % en con: Hemaios: epido que se suspendan defini! MO". fag bases militares norteamericanas»” mente las negociaciones para la renovacion Acuerd con los Bxados Unidos sobre eonjunta de las bases militares 9 se una fecha improrrogable para que las a americanas abandonen el teritor "OR Relaciones de explotacién imperialista rritorio esparol subyacentes al Pacto hispano-americano EI pueblo espatiol est viendo emerger tlt mamento otro siniestro capitulo del tema. Bs un hecho, para nosotros evidente que el Pacto encubre esquilmadoras relaciones de aplotacién en beneficio de Norteamérica. Al 4 comienzo decfamos que los dos convenios que scompafiaban al defensivo —el de asisten- fia técnica, 0 «ayuda» econémica, y el de ayuda» militar— habfan de interpretarse, en principio, como el precio que pagaba Norte anériea por consolidar su instalacién en Espa- fia, A Ia luz del capftulo que ahora tratamos lo que se pone en cuestién es si fa existido tal precio, Pues el pacto no parece haber servido sino de toldo enmascarador de suculentos bene- ficios imperialistas para el capital americano, Para levantar el toldo hay que comenzar se- parando la «ayuda» econémica de la militar. En cuanto a la primera, hay que decir, en pri- ‘mer lugar, que las donaciones a Espaiia solo fhan constituido una pequefia‘ parte de la sayu- day: 193 millones de délares sobre un total de «Con motivo de la vista del presidente Ke tna ver mas. se produce el natural decane go. El hombre de la calle aie de reciprocidad... No guerentos, bajo ning concepto, que consideraciones de oportuniia momenténea 0 soledades polticas etrursta iales obliguen y comprometan durante ata} el futuro de Espaian? Segin le encuesta realizada por la revis Actualidad Econémica y publicada el 22 de junio de 1974, el 60 % de los preguntados | ee en contra de la continuacién de] las bases americanas en Espafia, Igualmene segin la realizada por la revista Cambio I en mayo de 1975, la mayorfa de los espafioles rechazan Ja alianza militar con los Estado! Unidos. La revista Blanco y Negro, monasat ca conservadora, ha asegurado el pasado afd) que, segtin sus propias prospecciones, la. op 10, Sirado Grafico, Made, primers semana de junio tigi, Rueda Teerco de a pote’, artical de Loren & fem, ter, 0 Conirers. 8 Diarto de Barcelona, 30 de mayo de 1915, p. 4 e a 1.867,7 millones." ha consistido en Bank, cuyos intere los de cualquier ban ayuda» econém naturaleza de las d Tocarlas y explotarlas, Tal ha brechas abiertas mediante a 6 al Convenio de 1953 se suis Sido lo ocurrido en Es, Feécicamente ea norcamencana a Bea eames reses son tan eclevados com| ricana a Espa‘ 1 Export-Impor ;Pafla: por las eayudas que si colaron lag mult e 1953, hay que aducir el dato de que sélo una tercera parte de los 1938 millones de délares recibidos por Espafia en concepto de donacio- tes se materializé en entregas de bienes de ‘equipo, validos para impulsar el desarrollo in- dustrial espafiol! El resto de las donaciones tonsisti, segin hemos sentado, en productos sgrarios excedentarios que el Estado americano compra a los agricultores americanos y utiliza para abrir la penetracién de los monopolios en bos paises subdesarrollados. Pero donde el iceberg de la «ayuda» ameri- cana a Espatia se revela més turbio y compacto ‘es en el aspecto militar, Si en el aspecto econs- rico hemos distinguido entre donaciones y préstamos, en el militar hay también que dis tinguir entre una pequefia parte de material de terra cedido y una inmensa mayor parte de pura venta de armas. Si las donaciones econd- tnicas se componfan en sus dos terceras partes de excedentes agricolas, inservibles para la eco- tomfa americana, las donaciones de cardcter nilitar han consistido en su mayoria en Ia en- trega de navios anticuados «capaces de arrui- nar al pais que los pone de nuevo en funciona- mientos.® Si las donaciones econémicas han sido més que compensadas por la penetracién Y beneficios que han permitido al capital ame- ticano en el mercado espafiol, las donaciones de material bélico naval han sido més que re- 2. dem, om, 1B, Arteta eitado de Joaquin Teare, en TeleEspres, 4% tribuidas por el volume: Yeparaciones y puesta a punto han provorae nado a los astilleros norteameticanos (se sale gue «una dotacién espafiola se nego a accnin Lo de los destructores cedios en virtua acuerdos de 1970, dado su calamitoso estado" én el mismo terreno, serfa de interés convert Clcosto de la puesta a punto del portahelicoy, {eros «Dédalo», eregalado> a la matina espaton or la armada norteamerieana), ¥ si tanto las edonaciones> econdmicas y sn Itares han sido més que cubiertas por las viee deseritas, la parte de «ayuda» militar en puss Yenta de armamento ha representado cuantic 808 beneficios para el capitalismo norteamery cano. Para aproximarnos el tema baste saber gue en 1974 Espafia fue el sexto comprador de armas a los EE.UU, situdndose por el valor ge sus compras inmediatamente despuce de Irén, Israel, Arabia Saudita y Alemania Fede. ral.” Sélo para conseguir un comprador de tal libre, el capital monopolista americano ne Espafia ef triple de «dona an de negocio que las biera invertido en clones» de las realizadas, de habérsele presio. nado adecuadam: bordinado. Afirmamos rotundamente esto iltimo, ya que huestras Investigaciones sobre la matcis [ily limitadas dadas las dificultades objet vas— nos apuntan cada dia con mas elariied lente, no desde un Estado su 16 Idem, 15. W.'Braaseh Watson, articulo cit 46 ye, al amparo del Pacto, los fabricantes ee ésnos de material de guerra no han trata {Girne espael come aun comprar nor mal, sino como a un comprador inerme, oe "in puro rcpt de meant stan toa angular postion de indefensién. ‘Tene. foe acho signfentias al respec to he nos oeupa como es el dela documentacion ‘Eon gue acmpatn al aera porns fom i a enimiento, los fabricantes peering Merit een Sin relat del prenupusto del stad tol, impontble de concsbir de tratarse de tm comprador privado. Tal tipo de documen- ts yue no comporta derechos de autor Yeayo cont sucle i Incorporado al precio de eta dt material gue comerponde ofa ta Heston scan mama scones de vlracin de hs aduas expat dios de cunrentay cinco Wlogratvon, Srotigurettocane Ean arate 250 dad, Hegan con preci © 4.000 pesetas por unidad, ces de hhasta fl 500 délares! Tal muestra puede : “ide pon In hora de poss on una eam. Uae deta sangria que se presi ico capa pore enducio fact de perpen y fasion bse. sano wis que aden lo pros ¥ acropuerios espafcles a retirar el materi Procedente de Ia ,. ofensivo para la dignidad del pueblo espafiol, por un verdadero Tratado; y, sobre todo, la Tevalorizacién de las bases habia de paliar de st este problema entre el f1 Enema Seay eB mile Tee io de ‘segurada en octubre la renovacién Sus en es ‘4ctica era elemental; absurdo conceder a la galos que tan bien pox wm el Tata a ead arnt sido tam dilatadas,¥ hubl ido tan dilatada, y hublesen conduc tumbral historico tan aforumado ta ae oe 15 Atisuo cit, del grupo “Téitor, 32 lfctica era nftida: si como ocurri6, morfa Fran- co, en prueba de la mejor voluntad para el nuevo «régimens, para asegurarse su control desde el primer dia, en definitiva, le concedersa todo. lo que regates o negé a la Dictadura: frenaria las represalias proteccionistas contra Jos productos espafoles, aprobarfa los créditos solicitados, y joh, milagro, hasta arrancaria del Congreso un Tratado para recubrir el Pacto de terciopelo juridico! ‘Mas no hay que engafiarse. Todo han sido concesiones tacticas y accesorias. La mejor pruc- bia es que la nueva Monarquta no ha logrado la conquista minima —jqué menos podia esperar- sel— de levantar una sola, siquiera una, de las bases que cercenan la soberania espatiola y nos colocan a un nivel més bajo que el de pueblos tan modestos como Tailandia, que ya esté en- Viando los soldados americanos a sus casas. Por lo que respecta a Ia ilegitimidad demo- cratica del Pacto, no se ha salvado porque el Congreso de los Estados Unidos lo haya apro- bado, jdespués de 23 afios! Hace falta que lo aprucbe también un Parlamento espafiol libre- mente elegido por el pueblo, mediante un su- fragio no deteriorado por ninguna mediacién corginica». ¥ nosotros dudamos que un Parla- ‘mento espafiol as{ constituido aprucbe jamés la presencia militar imperialista en suelo espa- fiol, es decir, sancione la amputacién. de la soberanfa del pueblo espafiol por tierra, mar y aire, 33 LA ESTRUCTURA DEL IMPERIALISMO NORTEAMERCANO EN ESPANA Y SUS CONSECUENCIAS POLITICAS Se trata ante todo de constatar la presencia dominante del capital norteamericano en él ‘eonjunto de las inversiones extranjeras en Es- j Paila, as{ como de registrar sus efectos politicos especificos. Esta cuestién recubre hoy dia la médula del debate que nuestro presente estudio quiere atravesar. Tan urgente como demostrar que Jos intereses del capital norteamericano son los que fundamentalmente atentan contra la soberanfa del pueblo espafiol y su futuro de- mocritico, resulta discernir la diferencia que sepata la presencia del capital norteamericano en Espafia de la del capitalismo europeo, 0 el Japonés. Objetivamente, todo es capitalismo imperia. lista, pero concretamente —y donde no hay anélisis de lo concreto no hay andlisis cient fico—, en las condiciones especificas del fran- quismo, seria un error no deslindar Ia lucha contra el capital imperialista norteamericano de la que también hay que sostener contra los restantes. Al igual que hay que separar la lucha contra el capitalismo en general de la lucha 55 concreta contra el capitalismo espafiol. Results crucial entender que, en el preciso momento ac. tual espaol, el capitalismo europeo represents tuna fuerza progresista, en la estricta perspecti- va democratica espafiola y en relacién al impe rialismo norteamericano; de Ia misma manera que, desde la misma perspectiva y contexto, la burguesia nacional espaiiola, por débil y subor dinada que se encuentre, representa un factor progresista frente ala burguesta desnacionalize day Ia estructura de poder franquista Gualquier planteamiento que meta en un mismo saco a uno y otro capital exterior, 2 una y otra burguesia espafiola, traiciona «la exigencia marxista de ser concretos», esté sim plificando la realidad y no haré avanzar un solo ppaso la lucha real por la democracia y el socia- lismo en Espafia. Porque esa lucha pasa por, y ha de vehicularse sobre, una estrategia capaz de captar y dar respuesta adecuada a las con- tradicciones entre el capitalismo hegeménico a nivel mundial (U.S.A. y el europeo, de una parte, y de otra, a las contradicciones entre ca- pitalismo nacional espafiol y el desnacionalize do, 0 monopolista, siendo ambos tipos de con- tradicciones ineluctables. Descubrir con preci sién qué ugar ocupa el franguismo en ese nudo de contradicciones, y de qué forma cor: creta se articula al imperialismo hegeménico, son taregs tedricas indispensables para la ela- boracién y construccién de aquella estrategia. Por todo ello, es tan importante la demostra cién de la premisa expuesta més arriba: Ia de 56 erate dence nal ame corel desarrollo dir, naamenaiente aera intereses imperialistas del ‘capital norte- rr ier, I Smet Cerca ays Se iss wieder 3 oo ee tera eon, Sent nae canes oat ee ign al temas ceumexi on rns 00858 Dre ic Eat ls sere, pasa usa ERE ts Paises USA. Suiza Alemania Francia Reino Unido Holanda Talia. Canada Bélgica Suecia Otros ‘Total - secuton pet Mic rungs: Secpanita, ENESAL = ISTERTO DE COMERCTO, INFORME_ SOBRE NISTERSIGN EXTRANTERA EN ESPARA ‘1959-1973, pég.l2. st Como hemos advertido, u de ese cuadro no da idea pital norteamericano, Ha mma simple lectur, exacta del jrado de inacién de la economia esparola por el cr Y que tener en cuenta, ara corregir de entrada esa primera vision del asunto, un hecho sobradamente conocido por los especialistas, a saber, que lo que aparver como capital suizo procede de empresas mulls nacionales norteamericanas en muy buena par te, Sobre esa observacién puede asignarse » Is enetracién de este ultimo en la economia espa, Bola, en rigor, un 50% como minimo del toral de la inversion extranjera, Ain queda, que nosotros sepamos, otra im portante correccién que hacer. Nos referimos al Propio concepto de inversién extranjera utilize do por el Ministerio de Comercio espafiol. «En Ja situacién actual —afirma un estudioso de la materia— resulta, por ejemplo; que es inver sién extranjera la toma de control de una socie dad espafiola ya existente mediante la adquist. ign de las acciones que representan su capita, mientras que las inversiones realizadas por ta. Tes empresas —ya bajo control extranjero— «-no estdn incluidas en el concepto de inversion extranjera, ni por tanto, sujetas a control».! Esa dltima falla metodoldgica afiade un nue- vo factor de corréccién a las estadisticas ex. Puestas. Sin duda, el capital extranjero real, el control de la economia espafola por parte 1. Rerpando Vareta Parache, ras on Enpana:. 15h Pole ne 4p th 58 “Las inversiones extranie: ‘Informacion Comercial Ea settee woman cn < or del que reflejan esas cifre i sone ane Ja defectuosa ubicacién de lo que a sonata a jue se justifica de sobras la sey = ce aaa arene 9 a ue tener en cuenta, por otra pat 3 ie Vive terrace Se sh oe oe ae eel grep ir ns case Tan a Te i atl oe are ocalopens sin embargo, acometer a senetracién del capital fc hreis iacee ier tre tn ly oe ga a wa eins son crc Gislcacion y dependencia que todo ello com mre Stace ie i pete oe ibd oa li 2 meena wy bake Se dem, p. 16 ‘ 59 ¢ instituciones econémicas», perte; aulentes yconcluyentes juicins ere” 18 & Una parte importante de G28 fipotecadaa"ttereses eee nom juestro pais ha escogic el devon est pasa ecogio ta ae en Somos deficitarios sores deficit En razén inversa a ese n Idem, declataciones claraciones Ja revista. Dob én, ectubce ivenstdn xreanseka ap. 30 DB agosto DE 1973, YY SU DISTRIBUCION FOR SECTORES secrones, lquimico. . sw. Metalurgia y siderurgia Automoviles : Inmobiliarias, ndoras, etc. Aimentacién | | 1 Comercio en general - Construceién . Banca privada Pesetas % 38.066,070.179 26,3, 23,556,099.840 163, 13,391.015.600 92 84 80 54 40 31 Est urbani- 12.121.326557 11.631.607524 *7,859.477.080 51840.432.732 4.499,453.605 4.455,333,984 Fuente: MiNisTeRIo pe Cowmrcro — INFoRME DE LA SECRETARIA GENERAL TECNICA SO- BRE «INVERSION EXTRANIERA EN ESPA- Rae, 1959-1973, pag. 18, ‘Ahora bien, teniendo en cuenta que esas ci- fas representan sélo valores nominales, de tt tulos poseidos por extranjeros, Ia labor esen- cial de anilisis empieza a partir de ellas. Dicho de manera mis contundente: el anilisis de las telaciones reales de dominacton y explotacién de cardcter imperialista que padece la forma- cién social espafola exige traspasar el umbral ascurecedor de las estadisticas oficiales, el «ta bis de los nimeros. Ast la fidelidad fetichista al timo cuadro expuesto nos llevaria @ la a dominacién real concretamente del ny 0, sobre la banca y I del capital ‘extranjero, worteamericano hegeméat . las finanzas espaiiolas qe serch made i jominal expuestos (3,1 % y 51) EI ees feet gotrecha articulacion del capital | re cn el Btadofranqust el de fc a Ja bunguesia financiera espatola co Subordnacién general del canton ee Sktanlero, muestra, como iremos sper! Aue Te domainacion teal norteamosin an ores en cust s6lo thene en las fi A Genito su caricatura, La investigacion poche sacl fenémeno ha de partir de las cifras ne contra ells. En otras palabras, la poserie' pital nominal ¢, en el conereto temene a averguba, el indice més precario a la hora de imperialismo, de explots ign y desnacionalizacién, minada formacién social distinta la inversion de cz a que sufre una deter Es cualitativamente apitales extranjeros, or notable que sea estadisticamente,en la eco- fomia de un pats dirigido por un Estado fuerte ysoberario —que comporta una burguesia na- éonal poderosa—a la que tiene lugar en las de iss tutelados, politica y militarmente, por el apitalismo hegeménico mundial (U.S.A). En este segundo caso, el imperialismo se realiza lenamente: a unas relaciones de dominacién yollticas previas suceden y acompafan unas complejas relaciones de explotacién. Esta eluci- dacién vale sobre todo para colocar en su justo lugar —en sus falaces dimensiones— las’sabi des interpretaciones de los teéricos del fran- quismo cuando intentan minimizar la realidad imperialista padecida por Espaia aduciendo exdmenes comparatives de nuestras cifras de Penetracién de capital extranjero con las de Puises desarrollados de Europa Occidental, con Js finalidad ideologica de establecer el cardcter teneral del fenémeno. De otra parte, sila correlacién de fueraas po- lticas internas al Estado espaol es fundamen- tal ala hora de valorar en sus justos términos la presencia y poder del capital extranjero, tam- bign lo es en el mismo sentido agregar a las pe- netraciones. porcentuales expuestas el enorme tributo teenolégico que las acompatian, sobre todo en lo que se reficre a los sectores mas es- ttictamente colonizados, el quimico, el de la etalurgia y siderurgia’, Sin la inclusién del 5. Sélo para el caucho y desivados, industria quimica, Petrie, sdsrurgla, productos metaicos } aparatos le 8 anilisis los siguientes elementos: a) nivel de jmetracién nominal del capital extranjero en empresas espafiolas; b) nivel de dominacion ltica que permite el Estado y la concreta forrelacién de fuerzas sociales imperante en el Heanquismo;”c) tributo y dependencia tecnolé- ice; y d) Volumen del drenaje de beneficios rpatriados, Como hemos adelantado, es la investigacién lic capital extranjero por subsectores el que fnarca més nitidamente la intensidad de Ia co- loaizacién que sufren determinadas ramas de a economia espafiola. Damos a continuacién, jt modo de ilustracién, Jos cuadros correspon: Jintes a importantes subsectores de los secto- tes quimico y de la alimentacién: pee eer ET salen JERS ce nena oe a extranjerac® oo y teen cen, destateac Zens aman, Se Gs de can pn Ica etl i oe {ics, In economia espaolaen concept MOH Y patetes en bio ts ahs MOI TE lS ncecroees DG LA INDUSTRIA QUIMICA ¥ DE LAS be ALIMENTACION NETAMENTE COLONIZADOS POR EL. etree CAPITAL, EXTRANTERO Be 10 wm sat ase nars Fuente: NORE La semen ERA nica ne Industria de resinas naturales, ss, de materias plisti- i ale nae a | ay ras en a cen bey detest ol wme | “es y ghtencion de metals, Sips ies meno page maton |, ses y clectoguimica . 48,13 Brcaclon de productos y per fumerfa . . eee 47,83 Industrias de colorantes y pig- ‘mentos i . 60,90 “4 6% Fabricacion de detergentes y ja- Rong cage nema fy. BURGUESIA ESPANOLA Fabricacién de derivados de ce. E IMPERIALISMO ras y parafinas. . é Fabricacién de productos farma. ‘éuticos Ss Fabricacién de productos de cau , excepto neuméticos .. 28,64 Fabricacién de neuméticos 5988 Fabricacién de material fotogré. rapusttias de quimica orgénica 41,72 | De la misma manera que demostrar Ia pre- Productos lécteos. . . . | | 4332 fel conjunto de las inversiones extranjeras Bebidas alcohélicas . . . |? 23469 fla economfa espafiola es importante, tam- Chocolates y galletas: ©. |; 2.96 pitn lo es la demostracién de otra de nuestras Pastas alimenticias . . | | | 5240 firmaciones anteriores: la de que la burguesia ismacionaticada espafiola crece, de modo prin- Fuentes: slsronusciow cowenctat. uspaousbipd, en ef sono della burgucsie fonorccre bo te aon, “a MitatsTzRI0 be Cowstcs cr, no s6lo se genera en torno a tos estric- ree eb sits TvERsionns mxrmattfe enclaves del capital norteamericano en la Ae rane eek: 1959-1974», setiembronomia espafiola (tecnocracia indigena em: de 1974, Madrid. Pésda, servicios anexos a los mismos, indus. Pas m* 499) La rwvenston exreftas quxiliares espafiolas dependientes, ete), IO a SEETOR DE LA ALIEN! Bing en el interior de la fraccién hegeménica 1dN», marzo, 1975, Madrid. la burguesta espafila. Precisamente por el Srécter hegeménico de ésta en el contexto de Vemos en ese cuadro como en subsectors economia espaftola, el capitalismo extranje. {an claves como el de la fabricacién de prod sitda estratepicamente sus hombres y eru- {05 rmacdticos, neumdticos,plésticos, mat fit en su interior, en particular a la hora de BE elaatafico y productos lcteos, los indiflstibuir Ia banca el ahorro nacional para la de dominacién extranjera dablan o tripliean (versién, ¥ es saul. en este loser eee de Ia srado de penetracién media por sector, istribucion del crédito, en donde con més cla- dad se percibe la presencia crecientemente do- 6 or minante del capital extranjero, su penetract incesante en detrimento de la financiacién de industria nacional. Del creciente desplazamic to del ahorro espafiol hacia el empresario ah tranjero, asi como de sus consecuencias « orden a la expansién del capital extranjero af nuestra economia, dan buena prueba las s| guientes y muy autorizadas conclusiones de wf conomista espafiol que ha investigado a fond Ja cuestién: me Bs cierto que en los witimos afios las en} Presas con participacién extranjera ba Fecurrido a sus paises de origen para obs ner erédito, pero su cuantia ha sido my reducida en comparacién con los crédito interiores. En 1972, afio que registré un de las cifras més altas, las entradas de @ pital bajo préstamo comercial o finance ro contabilizaron 18,2 miles de millones & esetas en capital ‘privado a largo pl 20, que, frente a los 350.000 millones & pesetas de aumento del crédito banca! al sector privado de la economia espaio®| en ese mismo afio, representan poco mi del 5%. La coriclusién para 1973 es mp cho mas desfavorable, : Sin duda..., el sistema financiero espait! ha contribuido sustancialmente a que pt te de los activos de las empresas espai®| las hayan pasado a propiedad extranjet| sirviéndose del crédito y del ahorro it terno. El proceso, probablemente, se estd inten sificando, ya que en el bienio 72-73 el cré- dito a la economia otorgado por Ia banca privada aumenté en 812,7 mil millones de ‘pesetas (casi tanto como en los diez afios anteriores) y Jas emisiones de acciones se han quedado muy atrasadas en rela- cién con esas cifras. En la medida que los empresarios extran- jeros tienen una mayor actividad comer- cial y Tos bancos atienden con especial in- terés este tipo de operaciones, mayor serd 1a canalizacién del crédito hacia las em- presas extranjeras’. Si desde ese andlisis general descendemos al isis sectorial, las conclusiones son aiin més ras y contundentes. Asf, en el sector quimni- que, como hemos resaitado, se caracteriza una fuerte penetraciGn del: capital extran- fero (26,3 9) y su importante entidad en Ja eco- homfa actual, se observa que, «en el perfodo fiue va de 1962 a 1975, el capital extranjero, Prortando el 27,4 por ciento de la financiacién, Brbtuvo el 66 % de la propiedad de las empresas fen que invirtid, debido a esta deficiente estruc- ura financiera de nuestras empresas>'. A la ‘sta de sus investigaciones en el sector, el eca- 1. Vala Parache, article ct, pp. 1 Sy 16 1 Joes Rodrigues as Pablo, “Las lnversiones extrayje ‘es en el sector qulmaico” en Informacion Comercial BS: Poa, ‘ns 2, sciembre de 18H, p28 o nomista que ahora seguimos llega a las sig tes conclisiones, de la mayor eportancise <1 El capital extranjero he sustituldo en tna gran parte al nacional, ye consecueucla, la penetracion eatin Jera en el sector se ha intensifiends grandemente en os utimos alos La inversion extranjera, en tes de i el erat boca” come juente de fnanctacisn principal, fa incdido en na intensficaOn, esta fuente de financlaton, pase ce confirmarse que, con una page 5a sustituicion en a finanetacons os Jnversiones extranjeras han conse guido tomar una porein importante de masta empress epoyandose er cidns?, os No cabe la menor duda que todo ese despla- zamiento del ahorro nacional hacia el capital extranjero, tendencialmente creciente, no he sido casual, sino conseguencia de la ealianza © conexién con los grupos empresariales o ban. carios espafoless® _ Estamos, pues, ante un sector, el bancario- financiero —sede de la fraceién hegeménica de la burguesia espatola— en el que el por % dem, v.28 16, Artuto” Cabello, delaraciones al semanario riba 70 centaje de penetracién nominal del capital ex- tranjero (6,2 %, para agosto de 1973) no refleja em modo alguno su grado de desnacionaliza- tién, Tanto més si incluimos los efectos que van a producir los cuantiosos préstamos que abtuvo Villar Mir en su viaje a Norteamérica Si del erédito privado pasamos al piiblico, también aqu{ las empresas extranjeras, las mul- tinacionales norteamericanas, disfrutan de evi- dentes privilegios, sélo explicables a partir de Ja profunda articulacién del franquismo al im. perialismo americano. El ejemplo més iustra- dor y escandaloso en ese terreno lo proporcio- 16 el erédito de {1,000 millones de pesetas! ob- tenido por la Ford del Estado espafiol por su instalacién en Espafia «a través del crédito ofi- cial, mientras que las empresas nacionales ven el ctédito restringida> ". La presencia de la Ford en Espafia es el me- jor barémetro para medir hoy las tendencias 4que estamos analizando y sus implicaciones po- liticas. Aprovechamos esta referencia a Iz gran ‘ultinacional norteamericana para insistir res- ecto al grado de desnacionalizacién tendencial del INT, de subordinacién cada dia més diéfana 4 los intereses imperialistas del capital norte- americano. Y'si oimos al ya mencionado don Antonio Ga- trigues Walker, ain podemos vislumbrar més laramente las fendencias del capital imperialis- 1. Mudo Diario, Barcelona, 3 de octubre de 195, vig: 1h a ta norteamericano en el pais, si como sus se cuelas a nivel 0. Con franqueza —que no Se sabe si ealifear de audaz 0 de Ingenta Setior Garrigques ha puesto las cosas as doc tes en In eV Sua Bcovcn Terni al», organiaada en octubre pasado por el Gat Po Mono en Barcelona: ' eee La ingerencia en la actividad politica de Tos paises en que operan las. empress multinacionales iré en aumento. Adopts 4 sin duda, eel més sutiles y refi nadas que en el pasado, pero su peso pol tico crecerd inexorablemente» ne es Pucde tazarse en Bspata alguna extra eer ae teea ee bir en ella ese dato de primerisima mano, tan franco como esclarwcedor, que nos acaba é proporcioumr gratis uno de fo cudadenos & pafioles mejor informados sobre la materia? ‘Etrateeis qua com fel mera saga aa cont pollia de poco vas seria nae, excepto ees Fijpmoe ca, in Gustin vertebral: la but Poli vain eager capaie ans Etensniion entre el imperialism nortenmest tao y el tanquieao— std tan iruntada eb Jos aparatos del Estado espafiol como en el ee del capitalismo espafiol: 18 12. Antonio Garzigues Wal cdiciin closed. R a, ponencia eit, p. 16 de © A la luz de nuestro anallisis, la debilidad de ‘burguesia espafiola no monopolista, y, en fonsecuencia, su incapacidad politica, se refleja tm los siguientes datos: Ia progresién del cay {alismo norteamericano en Espatia desde 1953, y su ereciente implantacién en los aparatos del Estado espatiol; [a formacién durante el perio do de acumulacién capitalista del franquismo, fl mas largo e intenso de nuestra historia, de ‘na fuerte burguesfa monopolista; la articu- lacién, también creciente, de ésta al imperia- fismo americano; la configuracién de la Mo- narquia de Juan Carlos como una nueva forma de Estado autoritario que se propone vehicu- Jar aquella articulacién; la dislocacién de im- portantes recursos nacionales, como el aborro {privado y publico), en beneficio del capital ex: ‘anjero; la implantacién de una politica fiscal {que grava desproporcionadamente a Ia burgue- sia industrial media; el proceso de privatiza- 'y desnacionalizacién del Instituto Nacio- nal de Industria, palanca fundamental del capi- talismo de Estado; la colonizactén de los secto- res puntas de la economia espatiola; 1a penali- zacion de la burguesia industrial media por el proteccionismo norteamericano, que nicga’ a ‘su aliado espafiol» el régimen de preferencias generalizadas y discute la entrada en el merca- americano del calzado espafiol, In aceitu- na, ete. ‘Tal es el marco que determina la subordina- cién de la burguesia industrial espafiola a Ia Durguesia monopolista y al imperialismo. ¢Cud- B les pueden ser los efectos de tal fendme Tyas cto ener eee neg to mes ao enopelg tae sree tata Poreleg coed e cedtono Birra malt snore pr re Jabrar por esa via una salida realmente demo- Cai rc hel em Te nai ssa nd sock metas oo ia mo HOUR Linnean coma Si ése es el caso, cexiste alguna posibilidad pont ian Se ee ponte Pere agen Eat de dene ira bet ose ee bautizar? _ ee Conctusiones para una periodteac del capitalismo esparol ce Las conclusiones del andlisis que estamos de sarrollando son ya a esta altura muy claras: 1. La economfa espafiola-se encuentra dis locada, y bloqueada’ en tanto un desarrollo auténomo, por el capital imperialista norte: americano, dislocacién y bloqueo que no sé expresan sélo en funcién de meros datos de Penetracién porcentual, sino, més profunda- mente, en la articulacién politica de la burgue sta imperialista a la burguesia monopolista es- 1% pafiola, articulacién que hoy toma como efe la sueva. Monarqufa 2. El fin de la autarqufa en los afios cin- cuenta represent6 el final de lo que se Hama fase nacionalista del capitalismo espatol, fase tardia y abocada a la frustracién, que se inicié en plena erisis del Estado de Ia Restauracién, en las dos primeras décadas del presente silo. Una periodizacin del desarrollo del capitalis- mo en Espafia encuentra, pues, én la fase eco- némica liberal del franquismo (1957-1976) ta continuidad més nitida con la primera fase de dicho desarrollo en el siglo pasado, fase carac- terizada por unas relaciones flagrantes de do- minacién y dependencia exterior. 3. Siel desarrollo capitalista espafiol del xrx —por Ia frustracién de la hegemonta politica Ge la burguesfa industrial, recluida en Catalu- fia— encerré a Ja democracia espafiola en un callején sin salida que comprimié todas sus contiadicciones en la II Repiblica y se resol- vi6 en Ia violenta reaccién fascista de 1936, el desarrollo capitalista actual, dirigido por una barguesia monopolista financiers-especuladora, reproduce, bajo nuevas formas, pero con toda evidencia, el bloqueo de la democracia burgue- sa en Espafia (entendiendo por tal tipo de de- mocracia Ia que es posible en el seno de una sociedad dominada por el modo de produccion capitalista).. Una primera conclusién se desprende de stro andlisis: las fuerzas democriticas po lares pueden pactar con la burguesia nacio- espafiola la transformacién del Estado fran- ista, a condicién de que tal burguesia exista la entidad y capacidad politica suficientes sde ese presupuesto, resulta del todo correc: py necesario, apurar las posibilidades objeti- de tal pacto, siempre que no se incurra en voluntarismo’ mis estéril, y dé la mano de te, en el posibilismo a ultranza, que conduci- ja irremediablemente al desconcierto de las |fP2s populares y a la frustracién de su enor- Be potencial democritico. La cuestién verte- al estriba, pues, en la investigacién de la na- aleza y potencialidailes democraticas de la inguesfa nacional espafiola (naturaleza y po- cialidades que en nuestro presente estudio jan arrojado un saldo negativo). Dicho de otra rma, el desafio al que se enfrenta la oposicion smocratica espaiiola reside, fundamentalmen- en Ta cuestién de Los Tfmites del pacto con la anguesia por la demoeracia. Si tales Iimites no 7 politicas de i lc igquierda y las tari ceptuales, props de un debace éeptuales, propia de un deba dorsi Sstidas por scolds (craptura’‘democratiea, “sruptura rapture negociaday.),” “VPN Paciadey 2 0 aie objatvarente no cre 4s el pacto por I democraca com a bulguest monopolist en el oder, enya politics es are formismo, La Eccl hegemaniea dibs fucsia espatola, resultado epecfico del tie de soumulacion cptalistanontada porel fe >, No puede’ pactar la tansictin a la de auismo no pu ransicion a la de sone peice clin police y's expropiactinecondmicg S31 conta, nos parece la renuncia sft § critica para Espatia 3, De otto lado intel segin acu la bu fusia monoplisia expan puede eoler

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