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Adems, el Ecuador y sobre todo Quito, sobre la cual la propaganda

oficial a propsito de sus fiestas de fundacin espaola dice que la revolucin


la lleva ms alto- ya ha visto cmo la clase poltica es capaz de actuar
corporativamente para defender su sobrevivencia. Y cmo es capaz de
atrincherarse para lograrlo. Si tan sociabilizadas estaban las enmiendas
aprobadas para la sobrevivencia de un proyecto que creci entre la bonanza
econmica y el quemeimportismo ciudadano, no se entiende por qu era
necesario encerrarse frente a una oposicin frustrada y dbil. Tal despliegue de
fuerza debiera estar dirigido a otras causas, pero el Presidente pide menos
pasividad.
Tambin suena paradjico que los reyes de las encuestas hayan
preferido

ignorar

la

inconformidad

ciudadana

de

que

los

cambios

constitucionales se hagan por enmienda y no por consulta popular, tan


apetecida por AP cuando le era til incluso en temas de menor cuanta. Si de
verdad pueden seguir ganando tres a uno, por qu escoger una va legal de
dudosa legitimidad? Qu logra AP con estas enmiendas controladas? En la
prctica, la comunicacin ya es manejada por el Gobierno a su antojo, a partir
de un sistema de comunicacin que cumple consistentemente su papel de
silenciamiento a las voces crticas.
Faltaba la guinda en el pastel. Hay dos enmiendas que puedan traer cola
y que no se resuelven por el solo hecho de refrendarlas como texto
constitucional. Se deja sentado que la misin de las Fuerzas Armadas es
defender la soberana y la integridad nacional y, complementariamente, apoyar
en la seguridad integral del Estado. Asimismo, el pago de las pensiones
jubilares tanto de militares como de policas queda garantizado por el Estado,
tal como quedaron garantizados los fondos de pensiones de los jubilados
cuando se elimin el aporte estatal obligatorio. Es difcil entender en cunto
ayuda al proyecto quitarle a la Contralora la revisin de la gestin de las
instituciones y constreirla al uso del dinero.
Para finalizar, haber dicho s a las enmiendas y a rengln seguido
anunciar otras- se asemeja a un ritual de reivindicacin de poder. Si se es uno
de los gobiernos ms populares del planeta, lo adecuado era consultar y no

atrincherarse. Es intil pedir generosidad a quienes se han acostumbrado a la


adrenalina del poder, pero el pas y Quito se merecan un poco de sensatez.

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