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185 on ee Varina, Aisne Atencién, portefio a esta Villa Miseria cementerio de suefios de cabecitas negras. De aqui parte el grto, lamento profundo que marca un hito en fa miseria del mundo, Es un grito de rabia de dolor y de pena, que bulle en la savia de nuestras venas. Dolor de hermano de tierra adentro, con la misna sangre que llevas adentro, Pena de sabernos por pobres, menos, ¥ que quieren tenernos socialmente ajenos, Pero entiende antes: NO SOMOS PARIAS, somos inmigrantes en nuestra propia Patria, CHILIMINO {poeta villero) na “barrios de eritergencia”, como auguréndolos tran sitoriedad. El pueblo las fue bautizando individual- mente con matices irOnicos: Villa Tranquila, Villa Piclin, Vila Jardin, Villa insuperable, Un periodista, Bernardo Verbitsky, las unificé como “Villas miseria”, vocabjo de singular fortuna, Polemizd, inclusive, reclamando la paternidad de! nombre, pero ya no le ppertenece. El pueblo no reconoce derechos de pro- piedad. olvida a los autores, so apropia de las cosas para agregarlas a la herencia comin del anonimato, Lo cierto es que constituyen lunares de dependen- cia, menchones de subdesarrolio en el rostro com- puesto y pretencioso de Buenos Aires. No sirven de consue® las teorias econémicas que la interpretan co- mo “indicadores de crecimiento”, saludables en el fondo. Es consuelo de tontos también el decir que son tun mal de muchos, que tienen sucedneos en casi to- do ef mundo: cantegriles, en Uruguay; barriadas, en Lima; ranchos, en. Venezuela; favelas, en Brasil; callampas, en Chile; bidorivilles, en Estados Unidos; shangais, en Italia, etc. igual duclen, molestan, con rmueven 0 indignan, Aunque sean la expresién argen- tina de un fenémeno mundial que, no nos engariemos, no es el crecimiento ni el subdesarroll. Es, simple- mente, a explotacién y la dependencia, Plantas urbanas atipicas, constituyen campamen- tos populares que van cercando a la cludad opulenta, 'N6 responden, es cierto, a las pautas clasicas del ur- ~. banisma, El laberinto de sus callejuelas desorienta al “extrafc. Hay pasillos sin finalidad aparente, que cuan- ‘enemigo ataca se cofivierten en escondites, Dos tas en sus casillas garantizan la fuga répida ante enazas extrafias. La villa sabe que se lleva contra laiuha guerra de exterminio, y se defiende, §°1955, 80.000 personas las habitaban. En 1970, los tonservadores estimaban su poblacién en GD Fara mucha gente, incluidos certos “impor. nos, las invent6 Perén, y “por razones, es que preexistian al periodo pe- © ronista, y que erecioron como nunca cuando concluyé _.6ste. Nadie ha aventurado todavia la hipétesis de que {gs inventé la Revolucién Libertadora. Eso si, es a par: tir de ésta cuando se las estudia con mayor ahinco y eon mayor inutilidad. Sus viejos y hasta entonces casi 4inicos habitués, los vencedores ambulantes, ven pa- sara su lado ejércitos de socislogos, asistentes so- ciales, sacerdotes, damas de beneficencia, institu: ciones oficiales y privadas, partidos politicos, diversas onfesiones religiosas lo apadrinan: En ocasiones, los ejércitos son més contundentes: gigantescas razzias policiales siembran el terror en las casuchas humil- des. ‘Sociolégicamente, las villas’ son las sucésoras de! conventillo. Camo éstos, albergan el exceso de pobla- ccién que el campo envia sobre la ciudad. Como éstos, forman parte de las soluciones, que ef pueblo puede dar a sus problemas, aprovechando los resquicios que le deja el sistema social que lo oprime, el que los expulsé de las tierras donde desde siempre vivieron sus antepasados. Hay algunas diferencias con el con- ventillo, sin embargo. Conventillos y migracién ultramarina "Gringos”, “‘turcos"” y “gallegos" formaban el grueso de la poblacién conventillera. Eran el resutta- o de una politica de poblamiento levantada desde fa organizacién nacional, que, en setenta afios, desde 1860, introdujo en el pais seis millones de inmigran- test, No anglosajones como sofiara Alberdi, pero al menos europeos. La panacea europeista constituye una larga tradici6n que coincide con los intereses. 02. las grandes potencias de la época, y todavia dura: 18. historias de las villas nos lo va_a demostrar:. En teoria, el europeo venia a “poblar el desiérto”s dn 6 iCuantos aiios tienen’ {Cémo son?’ ,Ouiéne: en ellas? EI hombre de le ciudad no siempre Hegre Ce, pasa atemorizado ante esa acumulacién de chaps y maderas cuya impresion de desorden lo mole Maidice su suerte si le toca vivir al lado de una. Obse vva con temor el ir y venir de fos hombres que las 4 ‘tan hacia el trabajo, la intrusion de sus mujeres enog— comercios del barrio, la travesura descalza de sis ey. = Jambres de nifis. ic > gee ‘Aunque la clase media no lo sepa, la vila niseriajer esté imbricada para siempre en su vida diaria. Liega hasta fas casas de departamentos desde su propio nay, cimiento en el albaril btviano que las levanta, en ia mujér que cumple tareas de servicio doméstice por horas. Estd en los. brazos fornidos de los portuarios, en el cuchillo de los matarites de! frigorifico, en.las ‘bricas, en la mujer que vende ajos y imones en lafes tia, La villa construye y mantiene a la ciudad que ge, nerd y la margina, La mayoria de la gente que habita en casas “norma les" parece conocerla tan solo de oidas. La voz sabia. de alguno que transité esporddicamente con mieco: or las callejuelas , advierte: “Es mejor no entra sale: Y de noche... ini loco!” En general, ef pats par avergonzarse de ellas. Fueron eliminadas con, pri rigor de la autopista que une Buenos Aires, ¢ Ezeiza. Contrastaban demasiado con los altos ios que con fines sociales construyé —no para vil os la municipalidad portefa, e impresionaban ji al turista que entrabe al pals desde el aeropuert ternacional, Se plantes erradicarias de las vecins de a estacién Retiro, dande se erige un. hotel de la cadéna Shera‘on. Su visién de sos departamentos emgafiatla fa “im pais vende al viajéro qi fos-trae el. "regal dolares. El eufeinismé offal las denorming jefeitar 1 bricultura en la cual ~se suponia— era FS Gucho que el crioll En la realided, se encontrd pparadoja de que tal desierto tenia duefo, que i@ acceder a la propiedad de la tierra, que el ré- iV dé arrendamientos rurales fo condenaba a un Vagabundeo. La oligarquia ganadera lo utliza- © ebworoeste se practicaba ol riego, se cultivaba © en terrezes. En el himedo nordeste, los guaranies bbracticaban la horticultura, en especial la de la man- ‘diséa, quemando la selva para fertlizar el suelo. Amn. “bos pueblos conocian técnicas textiles y cerémicas. La institucién de la encomienda permitié a los espafioles ~apropiarse de esa fuerza de trabajo, y en el mismo si- tio-donde habian sentado sus reales los indigenas, plantaron sus ciudades. ta iglesia, con sus misiones y reducciones, participé también de esta forma de riqueza. Concesiones espe- ciales del rey de Espafia permitieron, por otra parte, fa formacién de poblaciones denominadas “pueblos de indios”, con relativa independencia, que perduran hasta més alld de 1850. Es alli donde comienza el tmestizaje biolégico y cultural de conquistadores y con- quistados, ?Se va constituyendo lo que Darcy Ril denomina pueblos neoamericanos. Guarani parlantes, en el Litoral, y quechua-pariantes, en el Noroeste, van creando formas de vida especializadas en relacién al medio que habitaron, "El Sur'no fue tan grato para el conquistador. Los in- digenas de las pampas y la Patagonia jarnds se some- tieron a su yugo. La proliferacién del ganado vacuno y aballar alcanza alli proporciones impresionantes. En ‘unmedio mejor para reproducirse: inmensas llanuras sinlimites cubiertas de pastos naturales, alos que se “agregarén los de procedencia europea, posibilitan la libre de tropas de ganado cimarrén, que, en al- -momento, llegan a los 40 millones de cabezas. ie siglo XVIll los agricultores araucanos de 2 penetran en nuestro pais. Su vida va a cambiar icalmente. Dejardn el cultivo del maiz, la vivienda ;postumbre sedentarias, para convertirse en 4e/0s. Del tehuelche pategdnico tomarén el toldo, idonardn el arco y la flecha por la lanza , y pascarén triunfalmente por un forio situado al sur del rio Salado, en fa ia dé Buenos Ares, y que cémprendia'la jonal de Cérdoba, San Luis y Mendoza, exter Wendose hasta el confin del continente. ghco$ e indios son, en esta zona, competidores-en (otacidn ganadera, y su enfrentamiento es inevi- LOS grandes imperios agricolas de aztecas e in-. ‘ayéron con.relativa faclidad en poder de un pu. We eepatioles, pues la agricultura amarraba a los, srreros indigenas a la tierra. El ejército de Moctezu- iaia'en épocas de cosecha, y Cortés lo apro- Eh. Pizarro quemaba las sementeras de los subdi- del Inca, summiendo en ei hambre y el terror a sus aciones. En ‘aquellos altiplanos Aridos, fa supervivencia de- dia del trabajo humano. El cazador tehuelche o el icultor araucano, luego transformados en ganiade- ,Guentan con su territorio que les ofreee posibilida- de sustentacién similares practicamente en todas rtes, Las reses se mueven junto con los campamen- 5, ¥ el caballo —que el indiodomina y domestica me- “que'el gaucho— constituye una verdadera revolu- = Ci tecnolégica, tanto en la casa como en la guerra. fodos estos elementos darén a los imperios de la Pampa cuatro sigios mas de existencia libre que a los estados agricolas de! Norte. Frente 2 las huestes indias aparece un personeje “Aivevo: el gaucho. Ribeiro apunta con justeza que a | corriente que repoblé las campifias. santatesinas, entrerrianas y bonaerenses provenia de Asuncién. Alli ‘ya galopaban los “mancebos ce la tierra", los “gaude- fos", mezcla de sangres y costumbres guaranies e fispanas. No debernos descartar la presencia entre es- ‘tes hombres de criollos de pura cepa peninsular, de milatos y negros y de mestizos de “‘pampas" y “cris- tianos" EI trabojo ganadero es trabajo de hombres libres. La esciavitud es imposible en la llanura, donde el ‘negro no puede ser sometido e la dura discplina de la plantacién, al rigor del latigo y las barracas..Su.fun- 7 @ reducida al servicio doméstico y al ejercicio en beneficio de sus amos. en las ciuda: -i6z a caballo, sin cadenas ni rejas, el africa- hacia la libertad de la campitia abierta, con- ig gcimarén,y gana muchas veces ef retugo El Sstento ¢s facil para este nuevo tipo humano en Sprimeros tiempos. Las vaquerias son, al comienzo, les cacerlas de reses cuyo tinico elemento econé- Toieammente valioso es el cuero. Pronto, sin embargo, tind oligarquia de propietarios de tierras comienza a “apsderarse de éstas. El saladero, con el que nuestro pais proveie el tasajo.que se exportaba a los paises S“estlavistas, valoriza las carnes magras de la hacienda “era. Ya no os posible el lujo de matar una vaca para = =. -comer solamente la lengua, hecho que 'asombrard tan- "toa los cronistas de la época. Se inicia el amansamien- ‘todel ganado, los rodeos, las aguadas, las suertes de ‘estancia. Y es menester poner goto a la libertad del ., 1a clase dominante impone al criollo la, dbligacién ‘de tener un patrén. Este es el que determina las posi- bildades de movimiento de su peonada. El otorga la “““papeleta", un documento en el que consta que su ‘portador pertenece a su estancia y circula.con determi: hada misién lejos de aquelia. Sin ial requisito, la auto- = ‘fidad encarcela al hombre, cuyo destino mas frecuen- "25'el forzado servicio militar en la frontera india. ‘os huyen, se marginan, crian su ganado en luga- ado deta vigilancia oficial. Son matreros, ci- ‘ries, “gauchos malos" o “vagos y malentreter comd preferia lamarlos el gobierno. La llamada iquista de! desierto terminard con ellos, o al menos u libertad. mente, esta forma libre © semilibre de vida lat $e repetiré por més tiempo en otra regién de | fs, también de fronteras: el chaco geograti- rende parte de las provinci Estero y Salta, desde donde contin: tes avanzaron sobre los antiguos terri- 8,9 dé Formosa, colonizandolos. a “Algunos se afincan como puesteros de estancia; otros sobrepasan una y otra vez el Salado con sus re: ‘ses guampudas y flacas, cavan represas para juntar el agua, escasa en esas latitudes, y en una larga migra- cién pendular —que a veces se extiende por més de ‘quince afos— plantan sus corrales y establecimientos en territorios nuevos. Los llaman meleros por el apra- vechamiento que hacen de la mie! silvestre y la cera, explotacién en la que alcanzan técnicas refinadas. La cera resultaba importantisima por razones litirgicas: era la tinica con la que se podian fabricar las velas exi gidas por el ritual catdlico para la adoracién de los * santos. La miel formaba parte principal de la dieta. Juan Carlos Davalos, sincero admirador del gaucho saltefio, caracteriza la relaci6n entre patrones y pe- ‘ones con inequivoco toque -paternalista: “Desde el ‘punto de vista politico, el patrén sigue siendo un “eaudillo. Desde el punto de vista social, el gaucho si- gue siendo un hombre libre. Asi perdura entre ambos ‘un equilibrio cordial que es, en sustancia, la subordina- *n'leal de los més a los mejores en vista de un bien mdin: el provecho de todos". U2 Sin adherir por cierto a la calidad “mejor” del trén, debemos reconocer que el caudillismo fue un choy que el gaucho participé activamente tanto en amipafias de nuestra independencia como.en las das civiles. Desde esas tradiciones se va for- cimientos (dependencia de Lima, primero, de Buenos Aires; fragmentacign del antiguo ato; etc.), el pals que recibird el formidable em- fe las oleadas migratoria ultramarinas consta- ‘ealidades regionales diferenciadas: un noroes- sear acterizado por la agricultura de oasis; la ganade- for y la mayor en algunas zonas (llanos de La Hanura chaco-santiaguefia, valles. cor‘ in Nordeste donde la ganaderia consttula “de mano de obra y é! grueso de la poblacién dedicada ‘al cultivo o recoleccién de tabaco, mandioca o yerba mate; y la regién pompeana, predominantemente ga nadera. En los tipos humanos correspondientes se ad- vierte mayor mestizaje alli donde el espafiol se asenté sobre poblaciones indigenas agricultoras que exploté en su beneficio, La inmigracién europea seré mds 0 menos densa en cada una de esas regiones, y su Influeticia meyor © menor. Poblar despoblando La segunda década del siglo XIX sefiala el auge det librecambismo y de la divisidn internacional de! traba- jo. Las potencias europeas inician su etapa imperialis ta, sometiendo a sus designios tanto a los paises don- de establecerdn sus colonias como a los Yormalmente independientes, Europa y Civilizacién se consideran ssinénimos, y un importante sector de las clases domi- nantes argentinas comparte ese concepto. ““;Quién conoce caballero entre nosotros —atirma Al- berdi— que haga alarde de ser indio neto? 1Quién ca- saria a su hermana 0 a su hija con un infanzdn de la ‘Araucania y no mil veces con un zapatero ingiés? “En América tado lo que no es europeoes bérbaro; no hay més divisi6n que ésta: 1) el indigena, es decir, el = salvaje; 2) el europeo, es decir, nosotros, ios que he- 2 mos nacido en América y hablamos espafial, los que = -creemos en Jesucristo y no en Pillan (dios de los indi- genas)."5 Y Sarmiento afirmaba en su encendido Facundo: “Bor otra parte, los espafioles no somos ni navegan- gs ni industriosos, y la Europa nos proveer4 por lar- 5 siglos de sus artefactos, en cambio de nuestras ferlas primas; y ella y nosotros ganaremos en el bio: la Europa nos pondré el remo en las manos y ‘hos remolcard rio arriba, hasta que hayamos adqui +do el gusto de fa navegacién’™6 Se “limpia" el desierto de indios. La caceria inhu: mana se extiende por la Patagonia “pacificada” en un ‘verdadero genocidio, Avanzan las fronteras de! Chaco * Boreal. La oliminacién del criollo es un propdsito con: + foso: "Tengo acio a la barbarie popular —escribe Sar © miento a Mitre—. La chusina y el pueblo gaucho nos 25 hoslil, Mientras haye un chiripd no hebré ciudada nos” En los esteros paraguayos dejan la vida miles de esos gauchos alzados, llevados a la fuerza en levas, * masivas a pelear una guerra que no entienden. Sin embargo, @s una guerra importante. El Paraguay constitufa un ratundo ments las teorlas racistas que el itperialismo ponia en 2oga: sin anaifabetos, con sus tierras repartidas equitativamente, con el primer ferrocarrily el pritner telégrafo de América (instalados sin financiaci6n externa), con un importante artesana- doe incluso industria pesada: altos hornos, astileros, con una preocupacién constante en preparar a la ju ventud en modernas técnicas y manteniendo con or- guilo su independencia frente al extranjero, presenta ba un ejemplo peligraso que las potencias europeas no podian permitir. Ademas, era una nacién con alto porcentaje de mestizos cue se permitian hasta el mantenimiento de su lengua madre indigena: el guareni. La guerra al Paraguay es una epopeva he- Foica que costé a los atacantes un estuerzo mucho mayor del que suponian, y los obligé a llevar a cabo précticamente el exterminio total de una nacién: an. tes de la guerra contata con una poblacién. de 1.337.489 habitantes. A su término restaban apenas 222.079, '‘de los cuales 28.746 eran ancianos 0 invali- dos, 106.254 mujeres y 86.079 nifios”.” La mitad de 34 territorio original fue repartido entre jos triuntado- res; sus riquezas enajenadas al capital extranjero. Sarmiento, fiel a sus postulados racistas, escribia a fa sefiora de Mann: “Es providencial que un tirano (Sola ai no L62e2) haya hecho morit a todo este pueblo guara- ni, Era preciso purgar la tierra de toda esa excrecen- cio humana”. 8 La otra Argentina, la que todavia se identifica con Latipoainérica, reacciona contra esa guerra itnpopu- lar y se levanta tras las banderas de Felipe Varela, f nalmente derrotado. Aun antes, el interior lucha contra el puerto, La intencién de destruir a un pueblo aparece nuevamente en boca de Sarmiento: “Si mata —escribe a Mitre— céllese la boca: son animales bipe- dos de tan perversa condicién que no sé qué se obten- 42 con tratarios mejor", y adeinds, ‘'no trate de eco- rnomizar sangre de gauchos; éste es un abono que es preciso hacer util al pals: la sangre es lo Gnico que fioner de seres humanos".® Este plan demogratico- econémico asombra a jos observadores. Darcy Ribeiro apunta: "Es uno de los raros casos histérios en que tuna dase dominante se vuelve tan profundamente alienada de su propio pueblo y alcanza un poder de determinacién tan opresivo que se propone nada me- nos cue sustituirlo por «gente de mejor calidad» dentro de su proyecto fundamental de construccién de la nacionalidad”.10 El gringo El espejo de la ilusin europetsta es, sin duda, Esta: dos Unidos. Al establecerse en el Chaco una colonia de emigrados de California, Sarmiento se ufana: “Puede ser el origen de un territorio, y un dia, de un ‘estado yanqui —con su idioma y todo—; con este con- ‘curse genético mejoraré nuestra raza decalda”.1! Pero la Jnmigracién que llega no es anglosajona. Si fen épocas anteriores la mayoria de la migracién euro- “pea provenia del noroeste europeo, cuatido a Argen- abre sus fronteras a ella ya se ha producido un en el Viejo Mundo en favor de las poblaciones del sudeste del continente que no solo llegan adil no también a Estados Unidos.1? Ingleses y nortearne ficanos no nos mandaran trabajadores, sino gereiit para sus competias. =“ Ya ancianos, muchos de los préceres de la migra. cién se arrepienten. Como Alberdi, que vuelve a las tradiciones hispénicas y americanas.que execrara er, su juventud, y cuyo desacuerdo ante la guerra al Pa- raguay le cuesta el exillo de por vida. Como el mistno Sarmiento —cuyo curioso destino io lleva a morir entre esa “excrecencia humana” que era para él el pueblo paraguayo—, que abjura en estos térmninos de fa inmigracién: ":Qué influencia moral, industrial 0 politica ejercerén estas razas si todas ellas eran y son inferiores al tipo original americano? Pero los europe- os que vienen a esta América nuestra, incluso espafio: les, portugueses e italianos, vienen creyendo que bas- ta Ser europeos para creerse en materia de gobierno y cuitura que nos traen algo muy notable y van a influir en nuestra mejoria’”.13 ‘Arrepentimientos aparte, los gringos siguen llegan- do en proporciones apabullantes. En 1895, el 60% de Ia poblacién de Buenos Aires es extranjera. El proble- tma es integrar ese mosaico de nacionalidades en un. pals coherente, Para lograrlo, se lleva @ cabo todo un plan de colonizacién cultural que en buena medida tiene éxito. Se esgrime una suerte de internacionalis- mo que —curiosamente— inienta proyectar la imagen ddo un pats no discriminatorio, un “crisol de razas” abierto a “todos las hombres de! mundo”. Una histo riogratia ad-hoc expurga la historia argentine, inscri- biéndola en una decidida tendencia liberal Lo cierto es que la integracién del extranjero al pais de adopcién —quizé por afinidades culturales— se ‘opera con bastante éxito. Este éxito es mayor entre los descendientes de esos inmigrantes, cuyo proceso de nacionalizacién esté en marcha ain. Comnienzan 2 resquebrajarse las bases del coloniaismo cultural, y este proceso se acelerara cuando en la ciudad ierum- 23 eee Séanteyy viclenta, la presencia del pais no borra- jrado en los limites de las villas miseria. (0d el proceso ya descripto, la ciudad es el hs- temanente de la poblacién autéctona. Gringos fan los comerciantes, los empleados, hasta los poli- 6, Gringos, también, fos obreros, que traen de ropa una experiencia de lucha y que sentaran las ante la opesicidn y [a ertica do las capas do “injnantes— de nuestras primeras organizaciones sit -dicales. Sus contingentes se van renovando periédica- mente, y con ellos llegan nuevas doctrinas (el anar- uismo y el marxisino, entre ellas) que dan base ide- oldgica a sus suefios y reivindicaciones. Las élites ~-que a veces suelen volverse oportunamente na- -Gonalistas— las denominan “foréneas”, como si las doctrinas que sustentan sus propias’tesis no lo fueran, Lo cierto es que el traslado mecénico de concep- Giones tedricas europeas a nuestra realidad nacional para explicarla y actuar sobre ella, no siempre obtiene resultados felices. Nuestra propia izquierda lo recono- ej, como el Partido Comunista, que afirma en uno de sus documentos: "Esta masa de obreros intnigrantes estaba compuesta por hombres provenientes de di- ‘yersos palses, que hablaban idiomas distintos, perte- necientes a capas sociales distintas, que tretan consi “go diferentes tradiciones nacionales y politicas de ori en y contonido diferente, y que se preocupaban tan. Ss to.0.més de problemas de su tierra de nacimiento co- {de los problemas politicos nacionales de su patria \dopcién.. Todo esto cificultaba, naturalmente, que ‘bal de su misién politica nacional. "4 Las di yes de esos partidos obreros han estado princi i#2.en manos de_intelectuales pequetio- que adhirieron siempre, en lo fundamen: nicepciones histéricas de las élites domi- 5 pe ron la existencia de la gran masa de pobiacién nativa, que jamds se sintio intebre’ ellos. ‘Al margen de teorias e interpretaciones, el del interior iba haciendo su experiencia histérica las duras condiciones del minifundio, del--obt ‘quebrachero propiedad de compafilas inglesas, de lo ingonios de Salta, Jujuy y Tucumén. analfabetisme fe vedaba el acceso a los clésicos del proletariado, pe: ro.su concioneia fo iba lovendo hacia l apoyo do lo grandes movimientos nacionales —mas cercanos @ Su ‘sensibilidad— como el yrigoyenismo y el peronismo, a jos que los partidos de izquierda se opusieron. El pueblo advertia con lucidez el contenido antiimpe- rialista de tales movimientes, y Jos enriquecia con su, participacin. Pero caeriamos en e! mismo.racismo que criticamos en loS mentores de la inmigracién.europea si supu- siéramos que todos fos eurcpeos y sus descendientes: se alinearon en un bando, y todos los criollos de anti- ‘gua estirpe nativa en el otrc. El yrigoyenisrno parte de reivindicaciones de las clases medias y las representa. El peronismo, aun cuando tiene su principal sustento ‘en las bases obreras, es también un movimiento po- liclasista. En ambos, nativos e inmigrantes se mezclan y se encuentran, contribuyendo a un proceso de in- tegracién nacional que aun continda.. Aunque persistan elementos traidos de.sus paises. de origen ‘por los. inmigrantes—que.ia.atmésfera ‘uropeizada del Buenos Aires anterior @ 1930 contri- buird a mantener--, el proceso.de.adaptacion y adop- cin de las tradiciones naconales se opera con bas- tante éxito, y se profundiza dia ada, "Llama la aten- cién —dice Darcy Ribeiro— el-calor nativista con que, tanto uruguayos como argentinos, de puros antepasa- dos gringos, dicen versos del Martin Fierro 0 leen p- ginas de otros autores gauchescos en una alienacién fipica del que necesita adoptar abuelos extrafios para reconocerse y aceptarse. Obviamente Martin Fierro es una obra literaria de méritos extraordinarios, que 25 puede ser leida con gusto por todos; sin embargo, la Bctitud de veneracién con que la trata, tanto la de- recha oligérquica, vocacional y naturalmente nostalgi- ‘ca, somo la izquierda, imbuida a veces del gauchismo {un tanto resistente a lo gringo, es muy distinta”.15 Considera una incongruencia “pasindose por alto y no valoréndose adecuadainente como factor de or- fgullo nacional, a los:coritingentes migratories final- tnente mayoritarios y dcisivos en la configuracién ec- tua de las dos etiias fiacicnales rioplatenses” 26 La observaci6n 6 itnportaite por provenir de al guien que —a pesar de sus meritorios esfuerz0s— no Sleanza a percibir con clafidad que esa tendencia 2 ‘asutnir fo-nacional, ano consentir como “extrafios” a feces abuelos, es 1o Unico capaz de integrarnos-como racién, y se cumple a pesar de ingentes esfuerzos por Gesvalorizar lo nuestro frente a lo importado. Bastan- te se ha promocionado —y se promaciona— desde las jaccién provocard un vuelco histérico irreversible esferas oficiales la panacea inmigratoria, nuestra con- relaciOn de fuerzas de las clases sociales argenti- | dian de “blancos y europeos”, como una garantia de tcl coronal Jusn Domingo Perén, Al movimento ‘J prosperidad creciente. La nostalgia de laderecha is sovorird on rasa th close obreve una de cu, oligarquica difiere fundamentalmente de la nostalgia anentes rns knportartes serdn fos migrae. deun pueblo por recuperar'su libertad, Por otra par- rernos. te.el ejemplo esté mal elegido: el contenido popular Bolts de gobierno do Perén ha sido eitstizada de ese gran poeta politica que es el Martin Fierro no Estos ternincs por Dar Ribero, un hens: esmuy del agrado de la oligarquia. Jorge Luis Borges gista. “Sacando partido de las hostilidades exis- fnos ha dado una muestra reciente de la aversién de Es entre las grandes potencias mundiales... Perén ‘Suclase hacia estos versos, que el pueblo repite toda- a la Argentine una onientacion francamente vie en las campafias y que, con su peculiar desconoci- J Pohalista e industrialista, una politica exterior in- niente de los derechos de propiedad, considera and- idiente frente a los norteamericanos ¢ ingleses, nitnos, es decir, propios. Incluso, se los olmos cantar a intereses contrarla y a cuya exooliacién pone Ii- tn indigena araucano, que los crela obra de sus ante- ra8I como una politica intema de atianzamiento 5 conttroles estatales sobre la economia. Naciona- ferrocarriles ingleses y diversos. servicios blicos dependientes de capitales norteamericanos. pore el contralor de cambios y comiienza a afincar lustria siderdrgica y pesada; decuplica la produc- le energia eléctrica, estimuia la industrializacion ie en capitales nacionales, y eleva sustancial- & recién llegados y obreros urbanos, la cotnin jencia de clase progresa. "Durante el perioco 0-45, la clase obrera maduré su conciencia de cla- la experiencia de numerosas huelgas y otras, as, organizando las grandes centrales sindicales By ridustria y una central sindical tnica en la C.G.T.; Sesaparecio asi la antigua dispersién de los obreros intas tendencias —anarquistas, anarcosindica- 3g, reformistas, comunistas, etc.— y el movimiento * | se extendid por todo el pals, incluso a lugares de dominaban los métodos esclavistas y feudales el-golpe de estado del 4 de junio de 1943, propi- por militares nacionalistas, emergerd una figura ee Viejos y nuevos inmigrantes ‘Desde’ 1920, dijimos, el migrante rural llega @ las. ia Segunda Guerra Mundial y la necesaria at = mente la participacién de los asalariados en la renta | gacinal, Su politica populiste-obrerista... marca un = juevo tipo de relaciones entre el capital y el trabajo. Organiza la previsién social y reestructura el sistema ‘sindical, dndole la posibilidad de lograr enorme ex- pansién = "Como resultado de esta orientacién, Perén se.ve © hestilizado por toda la oligarquia y el patriciado, pero ....recibe simulténeamente un fuerte apoyo de las capas -populares. Asi en las elecciones siguientes retine las dos terceras partes del electorado y una mayoria igualmente rotunda en el Parlamento, demostrando la profunda disociacién entre el pueblo y la capa domi. nante,"18 Villas y peronismo 418i soy peronista? jHasta las macetas! —nos comu- ‘hicabe un villero (para desvirtuar prejuicios, rubio y de {jos azules) no hace mucho—. El 17 de octubre del 145, cuando «El Hombre» estaba preso y nos levanta- _ Ton el puente, tuve que cruzar el Riachuelo a nado. | Pero lo sacamos!" En efecto en esa histérica jornada en que por primera vez la clase obrera argentina iidestra su capacidad insurreccional arrancando a su © lider de las cdrceles de! régimen e impone su volun- © “fed iayoritaria, el habitante de as villas juega un pa- {Pe protagsnico, Las construcciones precarias crecen Oa las fabricas. Estimar su magnitud y el monto blacién resulta aventura, por la carencia de ‘Onfiables. Encontrar testimonios de gente que itado en ellas es igualmente dificil, pues sus juédan’ sin embargo. Uno de ellos nos jpresién sobre aquellos tiempos: “Si sas'casillas son de material. Antes lage ;paba tanto por la vivienda, se considera Por todas partes veias parrillas llenas de cart tabla hambre, todos tenian trabajo. Y salian mast fn, iban al centro, @ pasear. Ahora nos quedai .casa y sin las parrilladas de antes” 2088 Hasta 1950, cuando la industria cesa de ebsorbe “jnano de obra, ja expansién del mercado intern nermi- ‘al migrante alcanzar un esténdar de vida jamas vis- sentonces ni ahora. La irrupcién del obrero al mer= eeado de consumo provoca 4 auge de la actividad co- smercial y las iras de quienes sienten invadidos lugares Shasta entonces consideradss “exclusives”. Se_ dice © que la década del 50 sefala el apogeo de tas villas, y {ape en ellas viven, en la rogidn metropolitana, de f= 300.000 2 600.000 personas”.19 © Quantitativamente el dato no es correcto, pues en “4966 la Direccién General de Asistencia Integral a ia de Buenos Aires re deral. © EI dato numérico, sin embargo, no tiene importan- = cia frente a la diferente expectativa del villero de en~ ‘fonces y la del de ahora. Durante el gobierno de Perén “sp-verificé “la construccién en un plazo-excepcional> P= mente corto de 500.000 casas con la incorporaciée’a = javvida digna de 2:500.000 argentinos que habianvi- 5: wido .en-pocilgas, ranchos 0. inquilinatos ruines".2. P= Mas adelante analizaremos algunos de los planes de "viviendas populares” emprendidos con posterior | -daden la época en que la vila deja de ser transitoria; = en Ja.de su verdadero apogeo: la actual " _ = La instrumentacién polltica de esas realidades eco" -nginicas es curiosa. Frente a la afluencia de migrantes. ‘nternos, fa opinién opositora, sustentada porlosé ‘des matutinos, sdlo atina ¢ calificarla de-“‘mari alitica y demagdgica’”22,desconociendo su | © la industralizacién, y propicia el retornoval = j-Un campo, ademés, donde no deberia oso" Estatuto del Peén. "Creemos que en habitual de las faenas rurales no debe ser io, v:Consideramos impracticable la tarea de fi- ti0s de trabajo uniforme”, protestaba en 1945 Rural. “‘La exigencia de un minimo de 15 ‘eibicos por persona es excesiva en el ambien al” (se trataba de los dormitorios de los peones), aba. El paternalismo debia mantenerse, pues Airato que recibian los asalariados “se parece més al de un padre con sus hijs ... ef trato que reci- rlos peones es humano y considerado, los alimen- 405 que comen son sanos y abundantes y el sueldo 0 al constituye una justa retribucién.”23, »<{ElEstatuto se impuso, sin embargo, pese a lo cual fa © trigracién no cesé. ula erltica se dirigié entonces a las villas y su modo -de vida. La villa era un “invento de Perén”, decono- ide'hasta entonces. Cuando comienzan a arbitrarse soluciones y el vllero seve en condiciones, por ac- ‘del gobierno, de habitar una casa o departamen- ‘aparece Ia leyenda negra de los monobloques. Vale ena detenerse en ella, porque constituye uno de jnfundios de mas larga vida en el folklore de las cla- dominantes. Hace muy poco tiermpo fue mentada ih discurso por un secretario de Estado, y —lo mas ye= algunos villeros la creen. uento —ejemplo casi escolar de prejuicio— ha incluso, de base filoséfica para planes de os (en ese tiempo no se decia “erradicados") to- Posesién de sus flamantes denartamentos, lo © que hicieron fue levantar el parquet de los pi- Fa hacer fuego con sus maderas y preparar su- $ asados. Luego sembraron plantas en las ba- ‘Nendieron la bronceria, etc. Impresionados por ® Drofesionales y estudiantes universitarios, tenticidad, No encontramos pruebas ariable de quienes repetian la versién tue: “Buen, “no sé bign cudndo ni donde fue, pero es cierto. ;Todo. Lsnundo lo sabe!" El nico resultado de nuestra pes- = quisa fue la comprobacién de un caso de una fa "que habia vendido las canillas de su nuevo departa- © mento. La falsa historia es explicable. Se trataba del fechazo al nuevo tipo de obrero y expresaba el co septa de que otorgar viviendas dignas a “esa gente constitula un derroche indtil. Es una manifestacién Ends del paternalismo que’e! colonizador ha aplicado "siempre al colonizado: el colonizado es inferior, es un nfo al que hay que “educar primero” antes de permi- © tirle el goce de algo. Se ignora que impedirle el acceso ese algo retarda innecesariamente el aprendizaje © que dista de ser tan dificil como se pretende hacer -oree. Al respecto, recordamos un testimonio de habi- tantes de un monobloque situado en las Barrancas de Belgrano, habilitado hacia 1953. Cohabitaban en él “empleados de clase media junto con obreros erradica- dos de villas miseria. En un principio, a sensibilidad “Burguesa se vio herida por el desconocimiento del uso =e algunos artefactos por parte de las familias obreras. FAdemds éstas festejaron estruendosamente a legada al nuevo alojamiento, hacian mucho ruido, fos niftos corrian incesantemenite por las escaleras. Estallaron rencillas, tanto entre los grupos de igual extraccién © social como entre empleadds y obreros; elitre' porte: fos y provinclanos... : ‘Tras ese comienzo violento, las dosas fueron cam: biando insensiblemente. Ascensores, lavaderos, luces, escaleras, pasaron a ser usados con mayor pericia, Todos fos nifios de fa casa concurrieron juntos a un club cercano a jugar y practicar deportes, y al afio el proceso de adeptacién "tan dificil” habia conctuido, sin le guia “paternal” de educadores oficiales. El mo: rnobloque tenia las caracteristicas de cualquier otra casa de departamentos de la vecindad. ‘Como caracterizacién general del perlodo, parece- 31 tia que el villero en ta época peronista no era visual zado como un factor social tan diferenciado del resto de la gente que padecia el problema de la carencia de vivienda en el pais. Era un pobre en ascenso, en trén- sito hacia otra realidad social, cuyo acceso a otro tipo de vida era cuestién de tiempo. Al caer Perén, se con- vierte en precioso objeto de estudio para los antago- nistas del régimen popular: a su entender, constituian una prueba tlagrante y objetiva del “fracaso” de ese gobierno, de su "demagogia”. Tales estudios, sin embargo, no contribuyeron de- masiado a la solucién del problema de las villas. No podia ser devotra manera: a villa es apenas una mani- festacidn del gran problema argentino, y pretender su tratamiento aisiado es una utopia. Mas villeros En Ja década de! 50 las contradicciones dentro del movimiento peronista comienzan 2 agudizarse, y las clases que lo componen inician su polarizacién. La equefio-burguesia se aparta. “Querian lucrar sin ta- Sa pero sin las conquistas sociales ni los altos salarios de los trabajadores que los enriquecian"'24, dice Her- nandez Arregui de los comerciantes. Otro tanto sucede en el cloro y sectores de las Fuér- 2as Armadas, que entran en coalicién con la oligar- quia. ‘Solo la clase obrera permanecers fil al movimiento, rolongando su lucha mucho mds allé de su caida y rovocando, con su consecuencia y heroismo, el inicio de un cambio profundo de toda la sociedad, que atin estamos viviendo. Con el triunfo de las minorias en 1955, fa migracién interna se intensitica y no sélo en Buenos Aires. Se empeoran las condiciones de vida en el campo y se {rena el proceso de industrializacién. De 1956 a 1963, juenos Aires ese promedio se eleva a un 15% en el [ -eoenio 1956-66, y la potacién villera se quintupl- F .,.Agunos censos dan ides de la composicién de su oblacién en determinado momenta, wero esta es uy dindmica y varia constantemente. Por lo general contingenes més numerosos provienen de San’ ig0 del Estero y Corrientes, por ejemplo.25 Pero las = Gilras absolutas no dicen nada. Hay 7000S rijanos en = Buenos Ares, simplemente porque la provincia tiene casa poblacién; pero 37 de cada 100 riojanos, ya no iven en su tierra natal.27 Han huido, lea cepa hispana el que pobié legar @ ellas 2 rubios hijos de ‘Chaco, empobrecidos por el mo- de los rionopolios. La villa es un \émetro de la pauperizacién dei pats: ahora arri, fan por miles los tucumanos, hambre que afecta a su p “esAdemds, se cumple en el recinto villero el sueio im- Igunos nacionalistas’oligér- del Virreinato del Rio de la podemos estimar en un 5% pralses limitrofes: Paraguay, Esto enfurece a-esos mismos "na: cionalistas”, que sacan a relucir aquella ponzona ra. _ Gista de que ya habléramos contra esta selectiva y no deseada”. -,,E! mecanismno es simple, y ya lo veremos actuar. _Guando el terrateniente argentino se queda sin mano F actitud de superioridad y rota ante el ambiente car- © pesino. La imagen de decision y triunfo que transi ten es un efecto de demostracion poderoso para el muchacho local, que esperacon ansias el momento de 7 Imitarlos. Se forman auplivs cor cemigrado, que paga con generosidas bida y convida cigarrillos caros, Habla un castellano més fluid; algunos dicen haber olvidado el guarant. Por lo general, distorsionan la realidad de donde vienen,su situacin laboral, su estandar de vida. Este es, sin embargo, objetivamente muy alto comparado al de la zona. La clase alta del pueblo (nombre que, probablemen- te, le queda grande, pues no pasa de una modesta cla- se media; las grandes fortunas de la zona se radican en Corrientes, no en Empedrado) se asombra. El paisano correntino siempre fue parco. EI emigrado que vuelve "de paseo” es excepcionalmente “habla- dor”. Esta mayor expresividad es, probablemente, re. sultado de un mejor uso del castellano. El guarani es considerado como lenguaje de las clases inferiores, y muchas chicas que van a trabajér a la ciudad, por ejemplo, niegan saber hablario. La fuerte separacién ‘entre las clases, por otra parte, la vigencia del pater- raalismo y el caudillismo limitan la comunicacién entre gentes de distinta condicién social. El afinado sentido del humor de! campesino, su socarroneria, se de- sartollan entre iguales. Frente al patrén permanecen en silencio, respondiendo 2 preguntas més bien que conversando. El emigrado viene de la experiencia urbana, trae vi- vo el recuerdo de ia lucha vecinal en la villa 0 sindical en el trabajo, Pierde el miedo: cuenta, comenta, aco- ta, corrige. “Gente que parecta no tener lengua —nos contaba el farmacéutico del pueblo— vuelven de alld y ‘Con los 18 afios llega ©! pasaporte: la libreta de enrolamiento. Se la llama “papeleta”, como aquella Constancia que el patrén otorgaba a sus peones en la | viele estancia, autorizandolos a alejarse do su férula, 7 Y-ese ‘es Su significado para el pueblo: la libertad de ir 2 busca de algo mejor, de pelear contra el destino del inituncio. los viejos se quedan solos, con fa promesa de una ta reunién, cuando el muchacko esté en condi- es de traerios. Les mandaré dinero, ademas, 0co- #35 tan apreciadas como la ropa usada que compraré la villa. Porque aqui la ropa se usa hasta que se ierte en harapos, y la de segunda mano que liega Buenos Aires 0 Rosario parece nueva, Decadencia Esa realidad social que hemos intentado caractgri- se desenvuelve en un paisaje verde de lanura on- lada, donde’el exceso de agua suele constituir un “Problema, como fo prueba la abundancia de esteros, eafiados y lagunas. Cuesta imaginarse que alguna vez ibo alli espesos bosques de quebracho y otras ma- Fas nobles, que Empedrado competia en importan- ‘on Corrientes en materia comercial, que a su erto llegaben mas barcos por dia que los que llegan y en un afo, Alguna aislada mansién, la superviven- a de oficinas publicas anacrénicas como la Aduana, nistencia de establecimientos educacionales de iportancia, son f6siles que recuerdan ese pasado. “8! Chaco, por Formosa, , Por |, pas6 la langosta: una compa- =a inglesa llamada “La Forestal”, dedicada justamen: 4 a Por Empedrado, como por el norte santafecino, por , 18 2 desforestarnos. En 1912 se marché de la zona, jtlando tras de stun campo pelado y un pueblo muer- Segando fas fuentes de trabajo, intensificando la _Msora. Hoy, el camino pavimentado coloca al pueblo tudiados, de unos 2.000 habitantes, el consumo de F eche fresca era de aproximadamente 40 litros por -dia, embotellada en envases dispares: de aceite, vino, etc. El consumo de proteinas animales es pobre por la fescasez de ganado. La carne es demasiado cara pare Fel niel de ingresos del Iugar. Ocasionalmente se con ‘suime cerdos y aves. Es probable que en otros tiempos = la dieta estuviera mas equilibrada. E! ganado era mas ‘abundante y se destinaba al consumo de la poblacién La economia mds diversiticada y no dirigida al merca- o, proveia fos elementos recesarios para una alimen tacién razonable”, afirma Mario Margulis, que trabajo en la zona.31 © _Esta comprobecién es-universal: al donde: ta’ so- ciedad de consumo penetra en. una economia tradi ~ cional, la dieta empeora. En sus condiciones origina _ les ésta provee un equilibrio.de'elementos nutritivos probado durante siglos. Los huevos alimentos enva- sados quiebran el equilibrio al climiner a los antiguos y no suplir su valor dietético, Tal el caso de los ya po. Pulares fideos, baratos y té:les de preparar, pero ca- rantes de proteinas. Oiras enfermedades presentes en la zona son el bo cio (popularmente conocido como eato) y el mal de Chagas. E! primero deriva de la carencia de iodo en 45 = p : © gjosa, pero no le podemos pedir que. trabaje {as aguas de deshielo; et segundo es transmitido por fF Hay tan pocas oportunidades. de trabajo en la la picadura de la vinchuca, que encuentra un excelen- La recurrencia a lo sobrenatural no debe asombea te refugio en techos y paredes de los ranchos de ado- ros, sin embargo. Es frecuente en momentos de tierra y rego, odefensas contra inundaciones. Las ar f tiguas acequias ya no alcanzan, y aqui los rios sueleny * “enloquecerse en época de crecida y arrasan con los “ultivos asentados sobre sus riberes, llevando consi” / go ranchos y animales, que se entremezclan con las. fenormes piedras que ruedan en su seno. ~ Desde tiempos del encomendero, la vida no tue t&: F tll. Aienas o propias, las tierras no alcanzaron més, Fue para durar. Gratis 0 mal pagos, siempre trabaiay ‘fon para otros. Y no fue casual. Los aparentes ca © bios séio lievaron del sistema feudal de la encom Fla servidumbre actual del valle. El gobierno F fa es dio tierras, pero la clase hegemdnica acreglérselas para minimizar esa conquista, Aa rn, un estanciero (afincadas se los llama en la 02) tecorrla al galope, esgrimiendo un amenazante ~febenaue, las casasde sus arronderos, al erito de ‘triunfo: “i¥a se fue el tata de ustedes!” No es una novedad que el minifundio resulta fun- ional para ef acrecentamiento del latifundio, Apoysn- dose en a ilusién del pequefio propietario, el patron ‘cuenta siempre con mano de obra barata y disponible. Yeeso es certo, tanto en la estancia como en la mina 0 ol ingenio. Mineros Para quien tiene hambre o pretende escapar de un tuturo miserable, aun condiciones de trabajo objetiva- mente opresivas pueden significar una'mejora. Tal el ‘caso de la mineria. El subsuelo salto-jujefto es rico en lomo, ‘acionales y extranjeras. En Salta, 47 establecimientos ocupan a 2.264 per- ssonas, de las cuales 2.208 son obreros, En cifras ab- solutas es el mas alto niimero de mineros para todoel_| forte. La produccién es también la ms alta de la z0- tna: lleg6 en 1960 a $ 4.175.324, 33 De todos modos, ued apreciarse que como fuente de trabajo es exi- 80a para la poblacién local. El borax saltefo cubre el 75% de la produccién na- cional, pero padece el problema de la falta de trans- iiss Otte. Para llevarlo desde la puna hasta las plantas de J inzci6n es necesario reforzar en un 80% la capaci- de los ferrocarriles mediante camiones. io puede no dar resultado, sin embargo, da- estado de los caminos. De ahi que el bérax na- ‘pueda competir con el importado de los Es- tablecimientos mineros jujefios ocupan a hE, de las cuales 1.629 son obreres. El | zutre, zinc y hierro, explotado por companias | tro de la actividad co encusntra on fa ragién pune. 2. Mina Aguilar, planta importante, es propiedad del { sponopolio norteamericano National Lead, que, desde ace afios, cumple con la funcién de'no extraer jestros minerales, Sus personeros se ocupan de ad- =-Guirir y mantener improduetivas aquellas minas cuya ;plotacidn irla en contra de los interases.comerciales stadounidenses. Su dominio de los resortes del cré- ito impide, por otra parte, la modernizacién:de: tas mpresas nacionales. = No obstante, son estas itimas empresas las que ineral que consume ef pals.-Los in lmitaciones en cuanto a capi ‘al, aportan un modesto 20%. goo los altos hornos de Zapla, cerca de Palpala (Juit), constituyen el establecimiento sider érglco mas impor rite del pais. Operado por Fabricaciones Militares, s presa codiciada por los monopolios internaciona- es, cuyos embates cada ver se hace més difcl resis tir, E1 trabajo en las cinas posee un atractivo Gue todo E iigrante interno aprecia por sobre todas las cosas: es © un empleo fijo y estable. Esto permite el gove de una wneracin relativamente mas elevada y la obten- i6n de beneficios sociales, tales como vivienda, pre- mios de trabajo y el acceso a actividades recreativas provistas por el complejo minero: cine, clubes, etc. El mminero abandona entonces sus tierras y se instala de- lia en las cercanias de la =fuente de trabajo. Claro que esas ventajas tienen su terrible contra- partida: el minero carece de elementos de protecciée para cumplir su riesgosa tarea, de atencién médica adecuada y del derecho a un descanso acorde con Ia © intensidad fatigante de su trabajo, que debe cumplira © pesar de las inclemencias del tiempo o la amenaza = constante de los desmoronamientos. El grado. de © explotacién es mayor en los establecimientos priva- dos. Ef'saturnismo acorta el perlodo de vida iit del mi nero. Es una enfermedad provocada por los gases del plomo, que afecta los rifiones y es de evolucién lenta Tomada a tiempo puede detenerse, nunca curarse: el paciente sienipre queda nefritico. Por otra parte, el 70% de los 35,000 trabajadores argentinos emple- ados en empresas mineras privadas no esté ampare- ‘do por contratos de trabsjo. En horarigs de 10 a 12 horas reciben como remuneracién salarios ilegales. La asistencia médica, en muchos casos, no existe y los despidos arbitrarios son la regla. En las minas Pan de ‘Azicar, de Jujuy, en 1968 se obligé a los obreros, pa- ra conservar la fuente de trabajo, a renunciar a 10s po- 0s servicios sociales que habfan'conseguicdo.34 El mi- mero es consciente de su explotacién, pero no tiene mucho para elegir. “Es preferible esto que nada”, nos tmanifestaba un joven minero jujefo. Y ese hada’ significa permanecer atado al minifundio paterno. Ingenios: contratistas, vales, lotes y gran empresa SiS! sacan una foto de esto, los hago meter presos — © 9F. l ingenio!”, branaba el cuidador de fos lotes. de periodistas que pretendié documentar la vivienda pelts de él, su familia, aterrorizada, lo incitaba a “cuimplir ta amenaza, a romper las maquinas del grupo zl0s trabajadores temporarios del Ingenio Ledesina. fe.que estas “viviendas” no son las que apare- loa pagina en los diarios para."\vender” la ima- empresa progresista. Consisten en largas ‘de tiadera, sin ventanas, compartimenta- fa puerta al frente y techo de zinc, donde se nilias de los peones en tiempo de zatra. fepuede apreciarse en San Martin del 0 ‘azucarero del norte saltefio. ‘osejecutivos,lujosos cralets a los técnicos;Viviendas “de material un poco mis riisticas a los obreros fjos, entre los cuales los caliicacios las tienen mejores, y ef ‘isérrimo “lote” para al peén de surco. : Ingenio del norte cifiere radicalmente del de Tu: man. El clima favorece la produccién de cara con lun mayor porcentaje de sacarosa, y la concentracién jonopdlica de tierras y capital hace que su explota. {Gin sea enormemente rentable. San Martin del Taba. {02!, ocupando ef 13,8 por ciento de la superficie culti- =vable en la provincia, aporta el 84,5% de la produc- j6n azucarera. Ledesma, en Jujuy, llega al 41,4%. qui no existe la divisién entre quien siembra y quien Sabrica. No hay cafierosindeperidientes: el inigenio es duefio de la tierra, de la cafia, de las méquinas para harla, de las fbricas para rofinar el azuear, del pueblo donde viven sus empleados, de los negocios nde éstos compran, d2l cine al que asisten y det sin jeato que los agrupa. A veces, también de la gente. ue asombré a nuestros ainigos periodistas: fue sera, auténtica ignorancia de un técrico altamente Apscitado sobre las condiciones de vida del pedn “Zaffer. Maniféstaba que fa einpresa séio habia hecho Elibien en la zona, elevando el nivel de vida obrero. Se ntia parte de ella, heblaba con orgullo de! papel icado con bagaz0, material que antes se tiraba, legua, del crecimiento incontenible del pulpo. ‘Su modelo es, quizés, el obrero fijo, numéricamente ic0'importante, mejor remunerado y con viviende, | Ay peertaco a Estados Unidos, de los naranjales de due se prescinda cada vez mds de sus servicios. Su fuacion de dependencia total respecto al empleador C8 que a veces caiga on cuadros de paranoia, como {ue relatébamos a prepésito del cuidador de fotes El nicleo todavia cuantitativamente grande es el de _Peones de strco, De junio a octubre marchan hat junasvargentina y bolviana, de los valles ichaquies, de las selvas oranenses. Criollos, indios iguanas que hablan un proto-guarant y ucen lar: “7 gas trenzas atadas con un pafiuelo, a modo de turban- y quechuas y aymaraes bolivianos, quebradefios, | fete, Er Tucumén, el trabajo en el surco permitia una concentracién humana practicamente permanente, ‘cuya proletarizacién gener6 los contlictos que todos ‘conacemos. Aqui, una vez levantada la zafra, el obre- ro regresa a su lugar de origen, liberando a la empre- ‘sa del peligro de “subversién” que encarna semejan- ta masa obrera. Veamos cémo llega hasta el ingenio. Contratistas El contratista puede residir en lugares estratégicos, ‘a bien recorrer zonas en busca de mano de obra. La ‘Quiaca es fundamental, pues alli convergen obreros | argertines y bolivianos. Solamente pare Ledesma Viajan cada afto 6.000 hombres, que son cargados en trenes especiales. Conversamos con algunos de és- tos, entre ellos un joven quiaquefio de 15 afos de 4 edad. En el verano trabaja en “changas" en la esta idn, es decir, acarrea valijas y bultos de los viajeros Que arriban a esta suerte de capital de la Puna. En el invierno, va con su padre al ingenio. Los braceros ‘deben aceptar para ser contratados di Yersos tipos de descuentos, materializados con la fi Tha ce vales: seguros de vida (que nunca se concre- 4 - tan), jubilacién, beneficios sociales, y otro vale, de “©.m$n 20,000 a m$n 30.000, para adquirir alimentos, | 2 = mantras, ropas, etc.,en las provedurias del ingenio. La 1a de esos vales es obligatoria para ser contrata 35, | den el ingenio, los pagos no son regulares, ni quin~ ‘ni mensuales. Se recibe el dinero en dos 0 “arbitrarias. Esto oblige al trabajador a re- " empresa, cuyos precios son abusives. ‘momento de cobrar, los descuentos's do. En estono interviene el monopoli ssabilidad en el contratista, al que naga © sién. Pero se beneficia: invierte menos efectivor ‘helada de cafla, obtiene ganancias por los precio E cobran sus provedurias y obliga al peén a revert E dinero ganado en las arcas de la empresa... Otro sistema ingenioso y que ilustra la relacién sims, © bélica entre latifundio y minifundio. es el empleadoen Ea finca de Luracatao, en los valles calchaquies.Las.< nte que alli vive debe efectuar un largo viaje hasta Fal ingenio San Martin del Tabacal, para la zafra. "Ca. =” _-sualmente", finca e ingenio pertengcen a los mismos. _ patrones. "Casualmente”, también, la gente de la zo» ‘na que no vive en la finca no viaja hasta ese ingenio, " prefiriendo conchabarse en los més cercanos de Tu: “cumén. El miedo a perder la tierra arrendade obliga al riculior del valle a trasiadarse con su familia hasta los cafiaverales. La finca funciona como verdadero b "criadero” de peonés. = Un pedn nacido allt, de 22 afios, nos contd el siste-, ..Desde los 18 viaja al norte en fos camiones que: “los contratistas llevan hasta los valles calchaquies, ¥ E que llenan de zafreros. En 1969 les exigieron, bajo ienaza de no lievarlos, la firma de dos vales de msn ,000 cada uno. Ademas, pretendieron descontarles ros dos mil pesos para contribuir a la compra de un ‘vidn sanitario con destino a la ciudad de Ordn. Es bueno recordar que el pago en vales fue prohibi- do en nuestro pais por la ley 11278 de 1925. Sigue en E vigencia, sin embargo, con absoluta impunidad, y no © séio on los ingenios sino, por lo menos, en los aserra- 70s de Tartagal, los obrajes de Santiago del Esteroy Sos arrozales de Corrientes, mediante la oporacién de provedurias mas o menos dependientes de las empre- 3, Sélo que ahora, mediatizado por la accién. del: 55 «= No bien descargados los bértulos en a “habitacién”’ = ¢e. 3x4 metros que le corresponde en el “lote", la fa mnilia entera comienza su labor. El hombre voltea las cafias que luego son peladas y impiadas por su mujer y-sus hijos, La concurrencia a la escuela se hace dificil para estos titimos. El pesaje de la cafia esté fuera del control del obrero, que cumple jornadas de sol a sol (pues se le paga por la produccién) bajo temperaturas ue van de 30 2 mas de 40 grades. Por cuatro 0 cinco meses,cultivos y cabras queda- ran abandonados. AI regreso, deberdn redoblarse los ‘esfuerzos para extraer algo de la magra parcela. De ‘este modo, el ingenio consigue tener siempre una ma- ‘no de obra cuantitativamente numerosa y cualitativa- mente pasiva frente a sus abusos. Para asegurarse § aun mas tales condiciones se prefiere contratar boli- vianos —a cuya “entrada ilegal"” on ol pais hacen la vista-gorda las autoridades—, cuya semiclandestini- dad hace posible su superexpiotacién. En el norte sal- tefio.el trabajador ideal pasa a ser el indigene. Mata- 0s, chuluples o chiriguanos no tienen existencia legal éri nuestra patria, malonocen el idioma, ignoran el valor del dinero, Su competencia desplaza al obrero sindicalizado, y crea odios: blancos versus indios, aqul; argentinos versus bolivianos, en Juiuy. Esto llevé en una época a que los trabajadores ar gentinos cruzaran el limite para, haciéndose pasar ca Sey spenence de créditos de instituciones® | fica, Esto se leva 2 cabo mediante la. fuente de trabajo. TE aio que viene —nos deci "ya han salido las maquinas, son cu voltear eamiones, —iY cémo iran a pagar? —preguntamos. "ya nos van a pager mancs. —i¥ qué va a pasar con la gente de Salta, 9; Temes yy las méquinas irén a alzar yea “genio? —Cobrarén menos, se quedarén sin trabajo. —i¥ usted? e © —Tengo miedo... —repuso—. Me gustaria ir tia: E bajar 2 Buenos Aires si me quedo sin trabajo...En <éualquier cosa trabajaria, ‘Ya hay indicios de ese desplezamiento gradual del bre por la maquina. La regién no puede ofrecer mds fuentes de trabajo y ‘iende a expulsar su pobla- £ién, por ahora, con cuentagotas. Quedan los tabaca les, las obras de infraestructura y construcciones en las ciudades capitales —orladas ya por su cordén de villas miseria—, pero tampoco alcanzan. La gente con inayores aspiraciones se marcha, y la reemplaza la “Trigracién boliviana, dispuesta, todavia, a aceptar ‘condiciones de trabajo opresivas, pero que no ha de gf -permanecer mucho tiempo en esa actitud Las grandes ciudades, pero en especial Buenos res, proyectan su imagen de opulencia hacia el inte- fior. Cine, televisién, radio, revistas, se hacen pen- Sando en el consumider portefio. | En tierra adentro bastaria mirar en torno y compa~ rar con lo que llega a través de 250s medios, para ha- cer las valjas. Pero, ademés, estén los amigos, los pa- Foceso de industrializacién lo justificaba, con espe- anzas ciertas de mejorar. Estan las primeras migran- fas muchachas qué llezaron para trabajar en ser- ;-vicio doméstico y se Volvieron obreras. Van y vienen {as cartas, se suceden visitas y regalos, hasta aue la idea madura: "ZY si me fuera?" sé pregunta el zafre- ro, el peén golondrina, harto de seguir camino de las cosechas, el albaril, el changarin. Expectativas Quien vive en fa ciudad, quien nacié en una clinica, fue a la escuela primaria y luego a la secundaria, con- siguid un empleo y un sueldo, lleza.a su casa y prende con naturalidad la luz eléctrica, abre la canillay se la- va con agua abundante, cocina en un artefacto a gas y, Por sobre todo, come todos los dias, tiene que hacer tun gran estuerzo de imaginacién para pensar en otras condiciones. Y un mayor esfuerzo, quiz, para conce- bir que alguien considere que su vida ha mejorado en el ambito sérdido de la villa miseria, Un viejo correntino, que regresaba de visitar a su hija en una villa portefia, manifestaba entusiasmado a una ingeniera de ILN.T.A.: "Vos vieras, ingeniera, las cosas que tiene mi hija. Nada le falta, tiene todo, todo. Tiene cocina, heladere, televisor, lavarropas, .-Plancha... itodo!” Que ese "todo" estuviera colocado. “sobre un piso de tierra, que el material dea casila la |< hiclera fra en invierno y caliente en verano, no hacia _ iferencia para nuestro hombre. El, como.arrendero, © Finks podria acceder a uno solo de esos artefactos. Un oven empedradefio sonrié en la puerta de su ca- Ia. cuando le preguntamos si los servicios médicos jores aquf 0 alld: “Aqul tengo la salta a cinco el fiospital a quince. Alla, ef hospitalito esta- 2 leguas, y por camino de tierra Fb-conservacion del agua en tanques, practica- Flas villas, hace peligrosa su ingestién, no lo du- © €s necesario ver el agua barrosa de los donde bebe la familia correntina, el subido ula arcilla al agua en La Rioja 0 Ju- 1@. dun la poco recomendable Bua port tiene alguna ventaja “sobre ta jetr tre ellas, el iodo necesario para evitar-el. boc. “Por cierto que se espera més de ta ciudadPor spronto, el empleo fijo. Le estabilidad es el-prit Jor para el migrante: ya lo es en su tierra. Dos sefjo=_ de Empedrado se congratulan de que una amiga \in hubiera casado a su hija con un empleado del Esos no tienen porvenir, nunca van Fda". Pero hay varios tactores que impiden lograr el =suefio de la estabilidad. El joven que llega no puede acer nada con toda su experiencia campesina, Car- Epir, arar, voltear cafia 0 cosechar algodén son habil- des inittiles en [a ciudad. Entonces, se dirigira por fuerza hacia los empleos que no requieran mano de ‘obra especializada, donde seré tomado como changa- Tin, marginado de los beneficios sociales, pero paga- ‘cuenta con una tinica ventaja, producto de la con- :-centracién urbana: la faclidad de conseguir changas. | Eso sdlo, para muchos, hace que vaiga la pena dejar el s lugar natural, Otro factor que no podemos medir con exactitud es {a discriminacién que padece el vllero en cuanto tal ordamos los eternos carteles de "No hay vacan- ‘es en las fabricas cercanas a una villa, No habla va: antes, pero sélo para los habitantes del barrio preca~ rio. El joven que busca trabajo prefiere no decir que @ vive en una villa. Trata de conseguir que alguien le “preste” un domicilio a esos efectos. ~ De todos modos, repetimos, hay un ascenso efecti- = vo, pero no suficiente. Como hay un ascenso en dejar el minifundio para ir a las mings, a los cafiaverales, 8 la cosecha del algodén. En todas partes hay trampas; | en todas partes se pretende perpetuar la miseria det pueblo, que intenta escapar a tantos lazos puestos ent su camino. Su.estrategia es, por ahora, la fuga. Ven de, de golpe, o poco a poco, las escasas pertenenc! ‘que fo atan a la tierra, y elie la vida dificil de la prok tarizacién. Ve mundo, Ve pals, Poco a poco. va Madu: rando su conciencia junto a las luchas totales de ese pais, a las que se incorpora. Esto produce miedo: hay que buscar remedios, piensan las capas dominantes. Veamos en qué consisten, Brazos para el campo Resulta dificil saber hoy qué planes gubernamenta- les siguen en vigencia, cudles estén detenidos, cuales irén @ cambiar. Debemos corregirnos: detenidos es- tn practicamente todos. Lo interesante es verificar su orientacién, ver hacia qué pais nos conducen. Par- timos de la base de que las modificaciones producidas en la superestructura politica no tocan para nada los factores estructurales que permiten definir al pais co- mo dependiente. Seguimos dependiendo del crédito externo, y de las condiciones de los organismos que rns lo facilitan. Se siguen extrayendo cinco 0 siete dé- lares por cada uno que se invierta. La filosofia de los planes, hoy demoraiios, no puede cambiar mucho, y ibemos que la supvesta antinomia liberalismo- dosarrolismo no oxiste, = Tomemos una zona en aguda crisis: Tucumén. Es ili donde la politica favorable a los monopolios ha de- rado su estupendo desprecio por el pueblo, que Yuelca en el Chaco, intentando prever por iva a reventar la situacién. “desde el gobierno fa muerte de la in- era tucumna, se elabora un plan preli- “desarrollo”, a cargo de Italeonsult narzo de 1967. Vale la pena trans- laciones - Orientaciones Genera- “Inculcar, en los distintes niveles, aprou la actual fracture de mentalidad, la nocion db Eta tividad mediante las més variadas e imaginative mas de penetraci6n: cursos en la Universidad er Cuelas ¢ industries, desarrollo de la ensefianza técli. a, conferencias, etc. La Fundacién Ford, con ta cua fa Universidad de Tucuman tiene un convenio, a exnlord —adelantando considerablemente— esa posi bilidad. Ademés, también existe la de que el Fondo Especial de las Naciones Unidas participe de una ini- Giativa de esa indole. En aquella oportunidad, con la implantacién de cursos de «Administracién de Empre ” sas» en Tucumén, se cons2guiré un cuerpo de califca- dos profesores que —a la par de su técnica docente— contribuiran con conferencias, informes, etcétera, a consolidar el. mismo cambio de mentalidad tucumana.” I “cambio de mentalidad” se inicie, pues, en la cumbre, creando la élite de tecnécratas mediante los buenos oficios de las fundaciones extranjeras. Estos onyesarén la “‘fractura’” d2 esa mentalidad convirtién- dla en una robusta pierra que sostenga al consorcio, interacional.que invierte cépitales en la regién, pre: visto por ek plan oficial, La modernizacién tucumana que surge de bases tan brhiantes. supone: reegrupamiento de parcolas, es decir, acelerar la tendencia al latifundio; mecanizar elcultivo de la cafia de azicar; apoyo crediticio a las explotaciones ganaderas latifundistas; crear fuentes de energia para la instalacién de industrias. Todas es: tas medidas tienden a reducir el empleo de mano de obra. 36 El "Operative Tucumén", impulsado por la ley 17.010, se. proponia invertir dicha mano de obra en - ias tareas de infraestructure. Al mismo tiempo, otor aba tratamiento preferencial a las industrias que se instalaran en la zona. Los obreros de los ingenios fueron, pues, @ cavar zanjas y 4 hacer cloacas por jornales de 900 pesos Viejos diarios, que no se les pagaban puntualmente. 6 El paliativo —segén las cifras mas optimistas— ocupé @ 2.500 personas. Recordemos que en 1966 trabaja- bban en los ingenios 30.800 personas, de las cuales 22,000 eran obreros transitorios. La historia de las industrias demuestra que tampo- co constituyeron una solucién para la desacupacién or decreto. Dejemos de lado el hacho de que muchas —burlando las reglamentaciones— son simples dep6- sitos que no producen nada. No nos fijemos en la fuer- te guardia especial que impide la entrada de visitan- tes. Pensemos en la cantidad de mano de obra que ‘absorben, y su calidad Maderera Lules, ampliacién de una compafia ya existente, tuvo que incorporar a su personal un 50% de cefieros, en cumpiimiento de exigencios del Opera- tivo. Los 250 favorecidos fueron despedidos en mayo de 1569, porque, segin el capataz, “cincuenta obreros de estos (especializados) rinden més que 250 caferos”, Emmes Hitachi, empresa altamente espe- Gializada y tecnificada, emplea 200 personas. Los ‘obreres del aziicar séio son tomados para tareas de limpieza, corte de césped, etc. Los ejecutivos son, por ‘supuesto, nipones. Carfin, agonizante fabrica de cara- melas, ocupa a 40 obreros especializados, en su mayo- ria mujeres. : _ Las ollas populares, la ocupacién de ingenios, Ja ficha desesperada por la fuente de trabajo que cost a. vida a muchos trabajadores, estaba prevista. Los es calculaban que para alcanzar en 1974 una tasa lesocupacién solamente urbana del 4%, debian far de la provincia unas 7.000 personas por af felmente, el gobierno echa al pueblo tucumano de ‘, El plan es un plan para sobrevivientes. imios.cémo se echa también del campo al agri Guor correntino. Casi ni valdria la pena mencionar la 7 oldsicn turistica” que se esgrime en el caso de Em- 0 lotar-un hotel de lujo que “reactivard la ‘atria sabe que junto a la ostentosa Hidstel Buidece un pueblo miserable que poco o nad que ver con los sefiores que llegan del pais yel Foro a probar suerte con sus anzuelas. a “El azicar quedaré en manos de los monopolios def ‘orte, y de algunos pocos ingenios, también monopidl = , en Tucumén. ee ‘Ante todo eso cabe preguntarse: iQué se quiere ha. ‘€er con la gente? Mas adelante veremos que tampoce = 3e les permite acercarse alas ciudades, “congelando’ erradicando las villas miseria. La respuesta es muy simple y muy vieja; comenzé a formularse en 1860: re- “emplazarla por otra de mejor calidad. La expulsién del © criolio se seguir con la creacin de una infraestructu- © a adecuada, sobre todo en la pampa hémeda, dreas © del nordeste y noroeste, para... jtraer colonos europe- Eos! También los inmigrantes europecs sé establece- rén en las zonas industriales a crearse, entre ellas, el ran Buenos Aires y la Patagonia. El racismo sigue vi- ‘gente con singular fuerza para quienes niegan la his- toria, ;LAstima que el pueblo os obligue a cambiar tan ‘xcelentes planes? Llegada y adaptacion “La villa miseria es el Gnico medio institucionaliza- __ do que la cludad provee al migrante para'su albergue y socializaci6n”, 37 sefiala Margulis. En realidad, es el mismo migrante quien arbitra ese medio y encara con ‘us propias fuerzas el proceso de urbanizaci6n. Sélo después la “ciudad” (concepto demasiado comprensi- F vo que més adelante analizaremos) pretende institu: cionatizarlo, es decir, controiarlo y, ya a nivel de fanta- sla, eliminarto, ; Histéricamente, las villas nacen casi sin violencia. En 1949, por ejemplo, la isla Macial era atin un'pajo- nal con algunos astilleros, su sector urbane-de con ‘ventitlos, muy semejante @ La Boca, y las quintas de Jos italianos. Siempre fue famosa por sus prostibulos, algunes de los cuales, sobre todo en la décade del 30, gozaban de especial favor entre la clientela. Apro: vechando el “monte” existente, muchos malhechores se refugiaron all ‘Testigos de la época nos relataron su instalacién. Al pricinio eran sdlo ocho familias las que solicitaron per. miso para alzar sus casas en terreno del ferrocarril. La empresa mands un ingeniero que midié y entregé. | los Totes. Algunos de hicieron construir por ios ita- lianos viviendas a imagen y semejanza de las boquen- ses, Ese nicleo inicial —segin nuestra informante— habria regalado parte de sus terrenos a la gente que llegé después. El dato es bastante dudoso; lo més pro- bable es que a las primeras ocupaciones formales guieron luego las de hecho. tta-villa fue creciendo sobre el terreno fiscal, se ox: ‘tendié hasta el borde mismo de las vias, incursioné en los sacrosantos terrenos privados de los astilleros, En 5a arrevesada geogratia, la manzana de los pioneros se destacaba por el encuadramiento de construc: ciones y cercos, y su mayor tamafio: eran verdaderas casas. Esto generé en la vecina que nos contd la histo- ria —y probablemente en algunos més— un senti- siento de superioridad frente a “esa gente”, como lamaba a fos que llegaron después. Nada, sin embar- "20, diferenciaba su historia de la de ellos, Tucumana, _ Hebla tenido dos maridos y trabajé en el norte en tare jinculadas a la construccién de las lineas ferro- as Salta-Socompa y Metén-Barranqueras. "Como hombre”, manifestaba con orgullo, Luego, la falta anidiciones de trabajo la-empujé a Buenos Aires, -aprendidy ejercié el oficio de costurera y consi- dbilacién ‘migraciones —interna y externa~ se nidcleo inicil: tucumanos, correnti- hasta una yugoslava lo constituian. La ban esa aparente actitud de-despeesia ks mas. Y decimos aparente, porque: ¢as6 E quion sobreprotegia y hasta castigaba pa [-. contaminase con el mbiente", con ur an a villa, ae EI choque entre las expectativas traldas del ear - y la realidad urbana puede ser duro. Ya lo hablamé | Bdvertide en Empedrauy cu un joven que se disp. __ nla a migrar: parecié desilusionado cuando le diimos ‘que la mayoria de los hombres de Villa Maciel trabajs. g, ban en el puerto. “iChangarines només son?",- co. menté. ‘Antonia, una correntina de treinta afios, nacica ert Manantiales, departamento Mburucuya, nos confesé 1 también su desengatio. Desde los 10 afios vivia en la ciudad de Corrientes trabajando en servicio domést. 0, lavado y planchado. Liegé a Buenos Aires hacia 1957, y al ver las casilias de chapa su primer comen- _ fario iue: "Esto es Buenos Aires?... Pero si Corrien. F tes es mejor Su bilingdismo fue otra fuente de dificultades. Con- siguié trabajo en un frigorifica cuando “no hablaba na- da de castilla". Se expresaba en guarani, lo que ‘estringla su comunicacién a comprovincianas y para ~ guayas. Las demds se reian. Aun hoy ~cuando su cas- tellano es fluido— se le mezdan a veces palabras en ‘Buarani, Sucede que su compafiero es paraguayo y } hablan casi siempre en casa ba lengua indigena ion regional Por un proceso natural, tos vecinos se van agrupany do segtin, no sélo las provincias de origen, sino aun la = | Tegién 0 el pueblo del que son oriundos. Jocosamenté F hos decian en uno de los Barrios de Isla Maciel queen otro sector de la villa habia puros empedradenos, y~ ue no tenian més que gritar un apellido: pare todos se laman igual" Esteagru- | matrimonial, ni hay problemas en. contesat. cu aa dando a partir de un migrante, quien, fg-cambios de pareja se han realizado, Es.fet Daman esa racoe asus algaros,fanllares f= palabra “companero” o "compafera” parare ane ear cierto que tal cosa ocurre sdloen losnicleos #& la pareja. Un hombre que gustaba de emplear unk © no, Pr derfoque tl cos af -eusje preciso, presentaba a su sefiora sin rubores 66. © : Prtemo es sabido, la gente que migra es la més va- “ff mo “mi concubina”. NS Fee Punto de vista productivo: los indivi FEF Las crisis familiares son frecuentes en el nuevo me los desde eaigntre 18, 40 afios, fos mas aptos |e io, pero carecemos de citras exactas para compa, siemisoe one 184 Hotes ares Pitta eleanor ara alone ria migraci. En su mayorlallegan_ cluded, en otros sectores sociales. Es probable que la hecho de oct gna, ugge formardn pareja. céScara mds espesa de las casas y departamentos de solos a Pi f barrio hagan menos visible la presencia de crisis, y Semitir juicios de valor al respecto es harto peligroso. = fe: Un socidlogo francés, Meister, en trabajo inédito, Familia f= postulaba para las villas diversas etapas en la vide fa. mmiliar, que irfan indicando la marcha del proceso de | urbanizacién. En la primera, la familia recién llegada 4 Margulis sofa a tendencia dels rojanos emigra- iS aferrara a las costumbres tradcionales como una dos a casarse dentro det grupo (endogamia). Algo se- lanera de no desintegrarse ante la nueva realidad dos 2 abeervamos entre nuestros informantes gel fetrotnisculdad,flte de privacidad, calda defalsas ex- mela mpedvadoro. Fs ms, cn frecuencia visja~ fe Pectatives, etc), Sobrevendria entonces una etapa de Coe pagos para casarse, que en muchos casos ‘Patiss, er le cual la familia caerla en episodios ds ae ‘se Facia con pompa, por Civil y por Iglesia. iviolencia entre cényuges, maltrato a los hijos, alcoholi- ae corohio formal, sin embargo, no es considera- faci frecuente del maridoy otros indicadores seme- contrarlos, porque : ‘campesi- fessabtes, que culminarian con la ruptura del neleo fa } do indispensable. Como en todo el interior i [emir iptura del nice fa- cf fo la pareja puede deshacerse por causas graves odl- ilar ; fa n libreta de ca- @ momento critico era para Meister crucial, pues. ~ _sahtimientos entre cSnyuges, haya.o no ‘samiento por medio. Este documento tiene valor mas 5 far, focus sear para pooer cobra el sla familiar 10 cue flew a reguleriar ‘no pocas situaciones. La religiosi- I'el individuo se decidia entre las dos vias pasibles le adaptacién: el trabajo, la reconstruccién de la fam 0 la delincuencia. Consideraba a esta ditima como i (Pela tor a wal nt Fey protunda, no los induce a tla forma aparentemente mds légica de resolver el dile- i He cin embarto tai por vivir en union iro con Un hombre o una mujer golpeados duramente por la. i Fe eran sacerdote 0. religiosa f vida en su lugar de origen, sometigos 9 condiciones “ i adores organizan casomientos masivos, 2108 § iNicuas de trabajo, vivienda, et., deberian escogor la sla gente. yone, aunque ya hoy en-dia ese Salida més facil: rebelarse contra la sociedad y tomar prehlsm un tanto compulsvo ha decal or a fuerza o por procecimientos moraimentereetee TEL puebl6 desconoce las tormalidades y la hipocre- f, bados lo que se les niega. Y sin embargo, tantoen la Gupan a tas capas medias. Esto se refleja § Argentina como en otros paises donde se reproducen ‘éhvel fenguaje: nadie oculta su situaci6n f Agrupamientos semejantes a nuestras villas)! 3 in de la delincuencia es excepcion: enorme ma- yori opta por el camino mas dificil del trabajo. Este Tazonamiento ldgico, cuya formulacién seria: “Yo, en Tagar deellos serla delincuente”, es el que se proyec- ta en el prejuicio de ciertos: sectores ciudadanos hacia el vill. Tpetapa final de nuestro autor seria la adaptacion con ia que se formarian nuevas parejas, nuevas fami lias, y éstas adquiririan actitudes positivas hacia el cambio, planteéndose soluciones verdaderas para Sa {ir del medio traumatic de la villa. Esa interpretacién jamés pudo comprobarse. Su de- fecto principal era el desconocimiento de su autor ‘Rrorca de nuestra realidad nacional, tanto en el campo | como en la ciudad. Criar gallinas en el fondo, tener al- gin sembrado, preparar comidas tipicas, jeonstitu Jon “*pautas campesines"”? El comprarse un cuchillo para comer asado o colgar macetas con tlores en la ca- Bila, ;son “pautas urbanas” que indican una adapta- ‘én al medio? {Se emborracha siempre la gente por- {que os Incapaz Ue resolver una crisis? ;Abandonar lag Sonada y los modismos regionales es sintoma de “ur- bpanizacion” ; ‘En nuestra propia experiencia hemos encontrado grandes contradicciones al respecto. El cuchillo-para comer asado es algo que el peoncito de campo ad- < Gulere ni bien puede, pues constituye, ademas, un aF- “fa y una herramienta de trabajo. 2s macetas con flores colgaban indefectiblemente: las. paredes de los ranchos campesinos. La Borrachera diatia os frecuente en las clases media y "provincianas, y se vinoula al machismo y la adul fal: como ei cigarrillo. Conocimos en la vill yrgs que bebian su litro de vino diario en ef al ero jamés se presentaban borrachos al tra Zpaltyataban a sus familias. Y era gente a lg aejstentes sociales lamaban “de buen nivel go iio. vivienda relativamente buena, si jar-consolidada. isciente entre los habitantes de lai villas es la relaci6n entre trai i ba Ciertaocasicn nos relataba Un infor tun caso fantastico, vinculado al mondo cultura tradicional: ia materializacién: eho un conosco suoipay) en gusandt introducian por las orejas. Pensando en-un prob dori tomers, prosuntrros a rues an tar Nomtye no bua Noe respuesta Came Desconocemos mucho todavi adros cc via. Los cldsicos cuadr sobre "Extension de clos por hectrea” las nee osas encugstas que intentan “medi” actitudes, nos ican poco. Son rasplantes de procedimientes emples ads (y fracasados) en otras partes, En todos es0s es- {uals — incluso los nuestros— falta una dimensié: la politica, la ms iluminadora respecto al proceso. La sof calderectn del dato econémico divorciado del ico, di poli, disminuye la comprensin de cualauierfend- Claro que es dificil penetr: r rar ese nivel. Elo oxi oS a el pray as tl, ee alidad que intenta conocer; es decir, destruye los tos de a objetivida, la cstancia entre cbservadory observado, la pureza y asepsia de la ciencia. Sin-tal ‘compromiso esta demostrado que el pueblo, desde Vietnam y Arglia hasta Jéchay Vill Insuperable, sa- {_ be arreglérselas para elucir las trampas de la “‘ciencia Organizacién interna de las villas Vimos cémo opera el reclutami iento de la poblack faiescrastemenee cco e los “adelant s"" del contingente " también los que arreglan er Se be Baneaee A laren principio los prob © por provincia, regién y pueblo, y también por fail 6 Es frecuente que s@ alcen cerca las casillas del padre ¥ las de los hos que van formando sus familias. Algu- has operan con notable solidaridad, resolviendo en conjunto sus problemas. ‘Las-minorias de migrantes de paises limitrofes suelen actuar con idéntica soldaridad. Los bolivianos, fen particular, quienes padecen en muchos casos. discriminacion por parte de sus vecinos argentinos Cerillos", como prefieren liamarse éstos), forman hicleos cerrados, Asi, ante un incendio y la necesidad de realojar a las familias, ofrecieron hacer un “barrio ‘modelo de bolivianos”, incluso con su propia escuela, donce-se ensefara la historia y la geogratia de su patria (esto, que puede doler al “nacionalismo” de al- uncs, parece normal silo hece la colectividad inglesa 6 francesa). No sélo sufre el bolviano los problemas derivados del bilingdismo, sino también los del mono- Tingtismo quichua o aymaré, Los médicos deben ac- tuar, para entenderse con sus clientes, mediante los oficios de un intérprete. Existen on Buenos Aires algu nos médicos bolvianos que atienden en hospitales: '5n afanosamente buscados por sus compatriotas. ta notable capacidad comercial de estos.hombres y mujeres: del altipiano-ha hecho que coparan, por tlemplo, el mercado de limones y ajos en-ferias y mer- cades portefios, quitSndoles le plaza a los tradiciona- {es vendedores itaianos. Es un tréfico muy semejante al que practicaban en su tierra. Muchos se instalan on pequerios negocios en la propia villa, otros prove- fen materiales para la construccién de casilias, con ma- = deras que compran en el puerto, por lo general cajo- > fies de embalaje. Tal “espiritu de empresa’ do los ‘Tigrantes bolvianos, en su mayoria cochabambinos, ubiera despertado elogios si se tratara de europeos, ‘Herc nadie lo ve en estos hombres de ojos oblicuos y dies cabellos, en las mujeres de trenzas y pollera vo- El preluicio racial opera con éxito. jstiuciones que “prenden” con mayor nature- fl ambiente de las villas son las que se vincu- smipo libre,en particular el fatbol. Pocos f barrios de Buenos Aires deben contar‘con fa de clubes organizados que proliferan err _ de sus comisiones directivas son codiciados y-disput _ dos. El equipo asiste a entrenamientos, viste su: ‘forme deportivo, los socios tienen carnot. Se ju verdaderos campeonatos donde, a veces, se apuesta tuna suma de dinero al equipo ganador. Agu! también los bolivianos integran sus equipos, identiticados por el nombre de préceres del pais hermano. En carnaval la comparsa genera también una admi- fable organizacign. Las hay del tipo de la tradicional ‘murea"” portefia; pero otras reproducen las’de-la tierra’ natal: los “indios" de Salta, las pequefias = diabladas de los cochabambinos. En un medio donde el carnaval no pasa de ser un feriado largo, ponen'co- lor en los alicaidos corsos portefios. No existen —que sepamos— organizaciones similares entre los corren- 1s, que intenten reproducir las de su publicitado ‘carnaval. Es-comprensible, pues el carnaval abrasile- rado de la ciudad litoralefia constituye una ostentosa ‘xhibicién de las clases altas, con la que el pueblo na- da tiene que ver. Asiste, ¢5 partidario de una u otra ‘gran comparsa, pero no participa, ‘Como en toda la poblacién de Buenos Aires, la salud ‘se cuida en parté mediante tas tradiciones de la medf- ‘casera, en parte recurriendo al médico, y en par- tea través de curanderos. Los tres sistemas curan. El "yuyo” se cultiva en macetas 0 crece en los bal- dios, y se administra segin posologias tradicionales. Suelen haber médicos cerca, en "salitas” u —oficial ente— Centros-de Salud comunales cuyos servicios, asi como el de los hospitales, se utilizan. La creciente privatizacién de la medicina —que es cada vez mas Comercio y menos servicio— conspira contra la ef- Ciencia dé los tratamientos. En un lugar donde ef nivel ‘econémico es muy bajo, el pagar'solo cuatrocientos = ‘pesos" por un completo examen cli ae e ico resulta} bitivo, La relacién médico-paciente s¢ hace entre otros motivos, por la falta de preparaciotl ‘huestros profesionales para desenvolverse en un me- iio que no sea el consultorio privado. ia hablemos ya de los factores socioeconémicos aque meinen ia enfermedad, Cuando asistiamos ala proyeccién de un excelente filme educativo sobre et problema de las diarreas estivales, al aconsejarse, Besde la pantalla que se mataran las moscas, uno de! Tos vecinas coments: "Claro, Pero, ,c6mo hacemos nosot mosca?”” E} hombre vela en lat 50 es facil para ellos. ros acd, que hay tanto 5 moscas algo inherente la villa, Sibien la pelicula suger'a enterrar Ia basura, jo cierto es que alli no habia demasiados lugares don- de hacerlo. La Municipalidad no proveia la recoleccién ‘de residuos domiciliaria. Las fébricas cercanas arroja- ‘pan sus desechos en cualquier parte. {Cémo cumplir ‘entonces con las normas higi iénicas? El curandero provee una medicina gratuita o, en tO. ‘do caso; muy barata. Sus rem -guno-prohibitivos y, sobre t gente. Esta distingue entre iedios no son en modo al- fodo, sabe tratar con la ‘enfermedades para el fotor" y “enfermedades para el curandero”. Existen tuna serie de entidades nosol lugar de origen, el médico 1 Qué hard frente a un chico " sa que le dio "un aire’ 0 ol ceso més frecuente del be ~ pé-con empacho? Las frecuet logicas que; vigentes 6" 10 conoce ni comprende. “asustado”, una madre @ tes “curas de palabra” © gel-curandero, demuestran su manejo de la medicina “Bsicosomatica y justifican lo cesta persistencia de una terapéutica tiva de las villas. Alli se dard, tal ‘de curanderos cono- presencia mas frecuente ieeae portefios de de técnicas regionales, pero los Tee clases, junto con los villeros, asisten 2 las ula jordon en su institucién eV. todos sabemos de viajes especiales af -del farmoso Tibor confianza que en él se ct yacerse atender por un curandero espe- -9 aquello, emprendidos por gente de ica alta. La religiosidad de la gente | BE vias de satistacci6n, El proselitismo es 3 Intenso, y junto a ta prédica catolies éxito diversas confesiones’ protesti ciones locales se continiian en la ciuda vendedores de santos con valijas bien'pro de no faltan Nuestra Sef det Valle, de Ca la Virgen de ttatt, correntina; San Nicolas, élg el Sefor del Milagro, de Salta; ni tampoco los sant de la hagiologia popular: San La Muerte, talladd efi 1= hueso por presidiarios correntinos; la Juana Figueroa, la Difunta Correa o la menos regional Madre’Maria:= 7 Las promesas son frecuentes y se pagan a veces” Con viajes al santuario provinciano. Todas las obliga= ciones vinculadas al culte mortuorio especialmente Complejo en el Litoral— también se cumplen. Instituciones vecinales, como las Juntas © Comi: siones y los Clubes de Madres, no siempre funcionan bien. Esto es general'en todo niicleo habitacional, al menos en Buenos Aires. Basta con pensar la renuncia de cualquier copropiotaris a aceptar cargos en la Jun- ta de Administracién de su casa de departamentos. En barrios de otro tipo, la Junta Vecinal 0 Sociedad de Fomento tiene’su principal aporte en tos come ciantes e industriales. Eoonémicamente fuertes, pol ticamente “bien vinculados", consiguen cosas con mayor facilidad, en especial a'base de dinero, La villa esté formada por gente de trabajo, y de tra- bajo duro. Es dificil plarificar, una rounién a la que uedan asistir todos, luego de.una larga jornada labo- ral. Tampoco resulta simple materializar las colabora- Cin de los vecinos, que es, fundamentalmente, traba- jo. Aun cuando instituciones externas a la villa inten ten vializar las Juntas 0 Comisiones, el funcionamien- to de éstas dista de ser regular. Tienden a convertirse ‘en grupos donde descuellan uno 0 més lideres, que asumen la representacién del barrio en las gestiones ante las autoridades. Pese a los estatutos,e! manejo de los problemas ve- cinales es informal: el vecino afectado va a ver al pre: sidente de la Comision, y éste, 2 veces acompariado, or alguno de los integrantes, resuelve sin consulta la 3 Ava queja general de estos lideres os. | -deben hacerlo solos, y que la gente no cola- “bastante entendible. Los problemas de ta villa /enormes y tocan aspectos fundamentales: falta de ‘Saneamiento ambiental, calles de tierra, a veces sin dosages, carencia de agua corriente y iuz eléctrica, de proteccién médico-sanitaria suf jiente, etc. Para ‘subsanar insuficiencias tan basicas, se debe partir de una masa de vecinos superexplotades, sin ests ilidad faboral, con bajos salarios, que padecen discrimina- cién por el solo hecho de vivir alt 38 ‘Pero la conciencia de unidad de los pobladores res- ponce monoliticamente ante | las crisis, a veces natura: les, 2 veces provocadas. Una inundacién, un incendio, ‘una amenaza de desalojo galvanizan la resistencia po- pular, propician el crecimiento de formas esponténe- 2s de organizacién, hacen olvidar las rencillas re- fionales 0 nacionalessentre vecinos. Muchas Juntas Vecinales reconocen como origen acontecimientos de estetipo. En tales momentos, la villa es una. Se sacan fuerzas y elementos de donde no los hay, para supe- rar el trance. No hace falta recurrir a acontecimientos tan trau- ticos para advertir esa solidaridad villers, que duer- tne bajo la aparente hostilidad entre zonas de la villa 0 re grupos. Se despierta también cuando la policia {fuinpe Violettamente para “reprimir la prostitucién’’, No hay familia que apruebe la vecindad de las “chicas”, “ymuchas se quejan del "mal ejemplo” queéstas dan, en (patticular a las jévenes. No obstante, las puertas de las casilas se abren para dar refugio a las perseguidas. Delincuentes, borrachos, 'vagos y malentretenidos” pla por la lamada “adaptacién por la Como..en toda barriada portena. la | que los que ofrecen otros sitios de la ypoblacién de fas villas puede dividits + vos" y los “giles”, distincién usade:por lo Jey para calificar propios y ajenos:-Lo: que trabajan, son mayoria f El delincuente muchas veces viene de afuel cando en la villa un refugio que considera tha ‘afuera viene también, en muchos casos, lé prostit {que trabaja en {a villa pero no vive ah. Diversos fi de arreglos le permiten contar con la “vista gorda las autoridades, Los avances policiales contra el me comercio' son esporadicos, y el.oficio se ejerée muchas veces a vista y paciencia del agente de éusto- dia, Pero hay delincuontes y hay prostitutas villeras: Lo contrario seria asombroso, y transformaria al poble: dor de las villas en un verdadero angel. Sin embargo, en [a historia de la delincuencia el vilero no ha des- collado. La Liografia de los “grandes” del delito no co- mienza en las casillas de chapa Eflas s6lo producen rateros, ladrones de poca mon ta, delincuentes juveniles que buscan un camino mas fell y directo para acceder al nivel de consumo que la sociedad publicita y que vende demasiado lejos de sus posiblidades laborales. “Tal vez puedan considerarse delitos més especticos de las villas el "robo" de luz 0 gua. Las conexiones clandestinas son, sin embargo, [a resultante det “es tado de necesidad” en que se vive. La limpara de ke- roserie 0 la vela, encendida al lado de los: cables eléctrices, constituyen una aberracién que el pueblo, rno puede tolerar. Por ciarto que habré quien argu- ‘mente que ‘'no la pagan”. Entendemos que la pagan con creces. En octubre de 1971 escuchdbamos en una audici6n 2 radial la historia de las’ conexiones clandestinas de ‘agua lievada a cabo por el vecindario de una villa, er el barrio portefio de Lugano. Antes de la deciston-vect nal, {a canilla mds cercana estaba a quince cuadras. Hasta alli llegaban algunos heroicos vecinos con: sus balded:-Otros preferian comprar el liquide de 2 iateros, @ un peso viejo el itro. Hasta que car Me fe gestones, tomaron ta iniatva,plantezndo a “Obras Sanitarias el hecho consumado. * = 0.es imposible hacer nada con esta gente’ So sé, ho entienden nada. intentar sacar algo de-aqute como golpearse la cabeza contra una pared... No- 1n0 comprendo, son obreros, pero... ,Cémo puede vir asi {Cémo no aspiran a algo mejor?” De golpe, la” teorla revolucionaria prendida con alfileres se hacia. trizas frente a su confrontacién con el pueblo real-y™ conereto al que nuestro muchacho sofiaba ‘salvar’ Las organizaciones villeras “politizadas” contaban con una élite dirigente que, hasta cierto punto, fo era. ‘Sus bases, sin embargo, aceptaban el liderazgo tnice- mente por factores personales, sin adherir a las con- vicciones politicas de los conductores, Muchas veces firmaban fa ficha de afitacién. por agradecimiento; otras, pensando que se trataba de un obligacién im- puesta por algiin organismo oficial. Su poder de con- ‘vocatoria es real trente a problemas vecinales concre- tos, en especial los criticos, pero opera a través del prestigio y la efectividad demostrada por sus lideres. Algunos niicleos politicos oxcluyen a priori el trabajo en villas, Sostienen que séio es posible ejercer allf una labor reivindicativa, sin ligazén posible con lo politico. ‘Sus habitantes son demasiado lumpen, no han ingre- sado ain al proletariado, cabeza de la revolucién, Ta: Jes racionalizaciones ocultan la incapacidad de rela- Cionarse con el puebio real, cosa dificil si no se colocan decididamente a su lado, Para desmentir un prejticio muy frecuente que'ta: 8t © e.de les villas zonas peligrosas para las “personas nnormales” (aquello de “'cuidado con meterse, pordue ‘no se sale mas", 0 “nunca entrés de noche") y que lie~ vva. ciertos censistas a hacerse acompafiar por un po- Tiela pare abordar a una familia villera, basta la expe- riencia d3 cualquiera que haya transitado una villa. El respeto, la paciencia infinita de la gente, sorprenden. ‘Gientos de instituciones repiten encuestas, censos, sondeos, para “estudiar” el problema de las villas. Y la poblacién las soporta, algo escéptica, por cierto: ra~ ras veces agresiva. Las més, hospitalaria, ofreciendo {a.amistad de un mate 0 del vaso de vino y soda fres- ca. El miedo a esa realidad parte, por lo general, de Bente que carece del menor contacto con ella. smbarcadizo", tripulante de nuestra flota flu- i.vive permanentemente entre dos mundos: el de ‘pagos y el de la villa. En el primero tuvimos oca- "de comipartir algunos instantes con ellos, y com- sus impresiones sobre las villas con las de los ores que hablamos entrevistado. | bar donde se reunian, Isla Maciel, por 2n6 tenia buena fama. Los duefios del focal lernaban muy familiarmente con su cliente- ynsideraban "la cueva de malevos”. Nunca tado allé. Los embarcadizos deslizaban ma- nes irGnicas sobre el lugar. Nada de 030 en 9 €n quienes tenian lazos mas firmes con la = a fibera bonaerense del Riachuelo. El padre 3 con larga residencia alla, que habia in ito la migracién y desistié por la imposi- euir-trabajo fijo, la consideraba fami- come cualquier otra parte”, la gricultor migrado. ineros-fluviales nos dieron la ba- se de sus lapidarias caracterizacionés: tin & habla concurrido a un baile en Maciel cor ai ‘cuando, al regresar, toparon con una comisién'es {que los encafioné con sus armas. Antes que'pl intentar una explicacién, “de un solo sopapo i garon alos cuatro”, como decia nuestro amigo, fentonces, jur6 no pisar mas ta isla Maciel, © =a La charla se deslizé hacia esos carriles. Hasta el mas ocurrente y alegre de la “barra” se pus0'serio: "Sj hay un robo, se meten en tu casa, te sacar aslies- tes desnuda, te llevan por 246 48 horas, te hacen to-- car el pianito (tomar las impresiones cigitales), todo te sacan. Y donde saben que hay dos © tres correntinos all van a buscarlos”. I El duefjo del bar no cabia en sfde sorpresa: "Per icémo se van a meter en tu casa, si vos tenés cers do? {Cémo te van a voltear la puerta? ;Vos sabés et despelote que se armaria acd si pasara eso?”, pre- guntaba, No alcanzaba a concebir la magnitud de la violencia ejercida como sistema, ‘Desde 1955, sivembargo, la violencia contra la.villa ha ido creciendo. Conocimos un funcionario munici- pal, jefe de los equipos de salvamento de la comuna portefa, que se jactaba de destrazar con as camiones ‘Ge su equipo las casillas cada vez que debia acudit a < “guxiliar” a una villa afectada por un siniestro: Urrofi- “4 cial de policfa nos -conté también cémo se”salvével barrio vecino al Mercado de Frutas de la calle Dorre-_ go, cuando él y el personal de su comisaria se dispo- ‘nian, tachos de kerosene en mano, a incendiarlo-Eran. 7s tiempos preelectorales durante el gobierno de Frond 2, y algunos vecinos alertados movieron con desespe:. racién sus influencias politicas: de la presidenciaide 13 Nacién llegé. citinio momento la orden de suspendet eloperativo. No siempre se tiene la suerte. El el primer medio de erradicacién empleado por el men: disposiciones municipales prohiben consttu 2zonas incendiadas. En otra villa, los vecinos Sab intenciones oficiales de erradicarlos por tal 1 ‘Acababe de instaurarse el régimen del od ‘yerticalidad del general Ongania, Durante un tiempo pudieron jaquear a los incendiarios, pero se descuida- fon cuando, en Nochebuena, suspendieron las patrullas para brindar por el nacimiento de Jesis. En- fonces, el fésforo sélido —imposible de detectar— bi 20 su obra, y ardieron las casillas. Le inviolabilidad del domicilio no existe en tas villas y ef yolumen de las razzias ha crecido considerable- tents, En febrero de 1967, infanteria, caballeria, perros y carros hidrantes de la policia rodean le villa Gel Bajo Belgrano, en Buenos Aires. Es de madrugada, la gente descansa. Los reflecto- res apuntan al objetivo, les tropas avanzan, destrozan puertas, voltean muebies, sacan a los hombres afuera fen parios menores y los ponen de cara @ la pared 0 le Stan las manos a le espalda, apunténdole con sus ametraliadoras. Cuatro mil detenidos. ‘Un eronista del diario La Nacién (10/2/67) comenta: «a las siete solo quedaban en la villa las mujeres y [os nifos. Agrupados en las puertas observan Is pre- sencia policial con sugestiva indiferencia. En la misma postura que frente a la vida. Viéndola pasar sin estor- Forse por penetrar en ella". Realmente, cuesta pe: metrar en la vida con una ametraliadora en las cos- {llas. Es més fécil penetrar en la muerte, intenci6n Gl- tima de las autoridades que planearon el operative. El resultado final de éste fue Ia pérdida del jornal por to~ “Gos 650s trabajadores, la imagen imborrable de la hu- ~rilacién de sus padres y esp0sos para los familiares {euya “indiferencia” sélo es tal para el desprecio anti- popular del cronista citado)...y le detenci6n de cuatro sstos delincuentes. Aun pensando en términos rente econdmicos: los gastos de luz, movilizacién 9a policial, nafta en hidrantes y carros de asatto, justificaban tan magro resultado? ~al prondsito no es detener cuatro rateros. El Ses amedrentar, asustar, intimidar al villero. "de erradicacién llegd poco después para —Se~ srmiulacién-— ayudar a estos argentinos que tidas al control ni a la proteccién que los organismos sociopol xe iBrilante descubrimentol ss El terror no llegaba solamente a las vi quisimos publicar un articulo sobre-el. teing: publicacién donde colabordbamos periédicamie director nos dijo con amabilidad que “el tem: villas ya esté muy visto, y en este némero per ‘mos publicar otras cosas”. : Podrlamioy extendernus sobre comisarivs tamosos por su brutalidad, que todo Avellaneda recuerda.. Sobre un joven de 16 afios que queria salir del recién iniciado camino delictivo y fue picaneado en todo el cuerpo, particularmente en los testiculos, admitiendo asia comisi6n de 32 hechos. Si bion el propio director del reformatorio donde to internaron le indicé por dénde.fugar, su libertad no fe servia de nada: no po- dia conseguir trabaje con semejante prontuario, Pero rho queremos demorarnos demasiado en esta pintura un poco pesimista de las villas. Es hora de dedicarnos 2 los esfuerzos que se hicieron en su favor. Planes de erradicacion Pareceria que, en los dltimos 25 afios, el tnicc bierno due no puso en mareha un pan de-eradia cidn de villas fue el peronista. 'Y es cierto, simplemien- te construyé viviendas populates.ne.viviendas. para villeros. La fobia anti-estatista de Jos. sucesivos go- biernos posteriores a 1955'yla consecuente privatiza- cién de todo, dieron comoresultadd la no existencia de un plan de viviendas accesibles al pueblo, la pre- sencia de 70,000 departainentos vacios en la ciudad de Buenos Aires'y la:paradoja de que “las inversiones realizadas en los Gtimos-veinticinco afos en departa- mentos de veraneo en Mar del Plata —que hen absor- bido buena parte del ahorro nacional— habrian sido suficientes para proveer de viviendas y servicios ur- 85 anos adecuados a todos fos actuales habitantes de villas miseria del Gran Buenos Aires".29 La Comision de Erradicacién de Villas de Emergen- cia, de revordada actuacién en la época frondicista, en fespecial durante los largos inviernos del ministro Al aro Alsogaray, engendré los “barrios Cove". Eran Chapas de cine curvadas a las que el pueblo bautiz6 como "medias cafios", que permitian a sus también curvadds habitantes gozar de mucho més frlo que ‘atuera en invierno, y un calor infernal en el verano. Se jes agregaba una simbdlica y tubular letrina (e! poz0 no llegaba al metro de profundidad) como servicio sa- hitario, El bafio dentro de ia casa repugna a ciertosar- Quitectes teldricos, que quieren “respetar las cos~ fumbres de la gente" y reproducir en el medio urbano fa letrira rural. Todos saben que la peor casilla villera es mejor que ef medio caro. ero debemos reconocer al gobierno de la Revolu- ‘cin Argentina el mérito de haber anunciado una solu- ‘tin total al problema, Con. todos los recursos del po- “der en sus manos, sin limitaciones burocraticas, dio “una demostracin cabal —-la ultima de todo fo que et {cégimen puede hacer para erradicar las villas. Nada ‘planes provisorios: éste es definitivo. Cuando iluya, no habré més villas en la Argentina. Veamos jo-se opera el milagro. da la intencién genocida del siniestro xpulsar del campo y cerrar el ac- coso a la ciudad {Qué hacer o mandarlos? iA la cémara de gas? 2. ‘Se desnuda también la magnitud dela del mesianica: frenar la historia por decreto:Alg ‘mo prohibir que salga el sol. {Uno de los autores —si no cerdote dedicado al problema de los sin Saba: "Ya sé que el plan tiene defects. En este Pa Somos especialistas en encontrar defectos, pero nak hhace nada, Se la pasan haciendo estudios y macanas.: Nosbtros quisimos hacer —enfatiz6— y con la UrBeh tte que el probleme merecia, {Qué es poco? iQué ne aleanza? Qué se pudo hacer mejor? jNo importa! E) hecho es que empezamos”. A mas de cuatro afios de. iniiado el plan, ahora parece que ya no es definitive Ti terminante.. EI plan constituye una aberracion Tlentfiea en todos sus aspecios, aun considerando et Clentifcismo bureués tradicional. La cantidad estima Ga de habitantes de las villas, se dice que resulta de Observaciones serofotogréficas y otras. investiga cionies"40, sin especificar cuales. Ni un censo. ‘si caleulando arbitrariamente 4 personas por f@ milla, 70.000 familias en el Gran Buenos Ares » 30.900 en lé Capital, se lega a calcular en 280.000 Fersonas la poblacién de ests conglomerados. Ya di: Fos que sélo para los suburbios portefios, la Direc. ‘ion Integral de Villas de Emergencia de le provi qe guenos Aires estimé, censo mediante, 700.000 personas. Los apresurados hacedores del plan_no tuvieren tiemoo de buscar muchos datos. Cabe acotar que /@ iden se pone en marcha a ralz de las inundaciones-de ‘Setubre de 1967, cuando se desbordan los ries Re: Conquista y Matanzad! y se la bautiza como “Plan pS. conatindaos y comienzo de [a erradicacion de fas villas de emergencia” 12. ee ios motives enunciados para instrumentar él plan, resplandece el verdadero: "la urgencia de GSP” aan terrenos actuaimente ocupados or Viviencas precarias para la realizacién de obras pablicas: oe ee cialiiente los accesos 2 la capital”. De ahi que las pri- meras villas en erradicarse no fueran las inundadas, Sino las de la autopista de Ezeiza y las del parque Al tnirante Brown y se encuentren en lista ahora las de Retiro, afrentosas para los huéspedes yanquis del Sheraton, que se interponen aciemés en el trazado de ia autopista Buenos Aires-La Plata®2. parte de uttos objetivos (mejorar la situacién sani taria; acelerar el proceso de integracién comuritaria; redutir costos sociales de inundaciones e incendios, introducir nuevas técnicas de construccién, etc.), se propugna “la eliminacién de una situacién marginal y Ge foces propicios a los desajustes sociales”. Contra ‘9308 focos se descargaré cl aparato del plan. En cuanto a técnica social, el engendro es cristalino, {El garrote aparece con envidiable claridad. Neda de jas monsergas norteamericanistas de la “previa moti vacién de la comunidad”, de “buscar las necesidades sentidas por la gente", de “detectar los lideres natu- Tales". Son los trabajadores sociales los que designan al jefe de sector, por su tmaleabilidad. En el riticleo transitorio es el director el que decide todo, Un regla- mento deliberadamente ambiguo lo faculta a aplicar pohas pecuniarias 0 la expulsin lisa y llana por faltas, = que él considere tales. Cabe acotar que esos directo- "+ Fes no son “técnicos sociales” sino, como correspon. = de, subotiiales retirados de la policia 0 el ejército. Un “campo de concentracién lo requiere. Entre otras aberraciones, se establecen premios y castigos para imular al villero, como si fuera un chico. El director jeventrar cuantas veces quicra ent las viviendas. ina fiesta —ni aun un cumpleafios— puede ce- fatse sin su autorizacién. ¢ 10S ntcleos transitorios son un hallazgo. Nada fsiproteccién de la ley" amplias calles, inexpl amplias si uno no piensa que fueron pen- itar'la represién fulminante de cual #subVersivo". Cadenas en la entrada y un centinela militar contra extrano. estrategia que una accién coercitivs ha demostrado ~prosigue— que los qu con 0 sin soluciones programadas transfiert la fraccién ocupeds, lay también quiones ex ord ‘especulan sobre esta oporunided, vendiendo. ‘quilando viviendas 0 cediendo derechos sobre ti usurpadas”. El sacrosanto derecho de propiodad. ti de salvaguardarse. La espontaneidad po- pular, al desconocer el derecho de! sistema, esté cre: ando uno propio. Esté avanzando peligrosamente por un camino revolucionario que el régimen no puede to- lerar. Edifica un sistema que otorga derechos en base 4. cosas tales como el trabajo, la ocupacién efectiva de ‘errenos antes dedicados a & especulacién, basando- se en [a necesidad inelulible de un techo, el reclarno de un lugar en este pats que las capas dominantes no estan dispuestas a otorgarle. Sin saberlo siempre, la villa es antiimperialista, censtituye un cinturén de territorios liberados en torno de la capital de la so- ciedad de consumo, Por eso son las tropas poiciales y militares las que determinan cules enseres si y cudles no_podrin trasladar las familias. Por eso la gente es rociada con DDT ante de partir hacia su nuevo destino. Por eso no se les permite elegir: 0 se ven 0 se van. Por eso las to- padoras y el fuego arrasan el lugar donde se alz6 la villa, {S6lo falto sembrar sa\ sobre sus terrenos! Los planes de erradicacién parciales, como el de las villas de la autopista43, muestran con claridad cémo el villero es tratado del mismo modo que un enemigo. Para la villé ‘N® 5 se estipula: 'Siendo necesario que ia densidad ro aymente, fos Trabajadores Sociales vi- gilardn el agregado de personas a los grupos: fart Tiares existentes. Para el ato deberén contar 6on I colaboracién de la.Junta Vecinal, creando también ‘i 89 tuna conciencia en la comunidad para que éste rece ue Sinzreso de nuevas personas”. La delacion se ins: fitucionaliza: to elac én con la Junta Vecinal existente en fa villa © 6 se justifica por ia “necesidad de mantener comes vw cacion y conocimiento con sus integrantes a fin Co ocr gu participacién en el Plan do Erradicacién Se preve ‘establecer un puesto permante de Vigan Se bn la zona donde estén instaladas las villas a erra- Seer I cargo del cuerpo de Policia de Vigilancia de Bosques 7 Parques de la Ciudad de Buenos Aires... Bjervera funciones de viglancia permanente y 26° fuerd en coordinacion con los Trabajadores Sociales y [eFalecla Federal”. Los primeros dejan de ser de- 12 vrolladores de la comunidad, de trabelar con la gen ‘eifno pera la gente, para hacerlo contra la gente: Trabajadbr Social —reza el plan— puede vigilar 1a PO Yoilidad dela instalacién de una casilla, pero @s imPo- {ante para prohibirlo; ademas debe evitar eno po” Uihle participar en procedimientos policialessv ima _-gon se deteriora para los fines de [a motiveciSt de = (Ser aceptado en la comunidad’. Por end: su ‘delacién © debe set discret 3 propdsito (pera a 6 del parque...), d rereie en lias, Tras un afio de “reeducaci6’ ia las dafinitivas, y una nueva leva de “benet Be ingresaba a las transitorias para rel "3.000 viviendas. por afio se erradicarian ‘gmilias. AhI os cuando comienza a falar la 2 tres aos, ef lugar de 6,000 transite ‘an 6 672, cuando debian haber 24.000, ifivas? Ya fay 3.900 sin terminar. Es cle’ ‘lari también 24.000, pero eso no es 0 n los habitantes de las transi find que cuando se dice “transi- torlo” en reatidad debe teerse efinit bierno, los nuicleos habitacionales. constituyen una vivienda aceptable-P: Ganos de segunda clase que son los.vil viendas definitivas, probablemente, var Jos habitantes de las villas de Retiro, pues él apura y los vecinos resisten el cambio @ Tas Wat apr tal modo se borra la distincién original pasa a ser definitive. 1 oes de sus organizaciones, los villeros hat porado up cdiculo: si todo permanece igual. sis.” ertae fuvieran los habitantes que el gobierno dice. (que tiene més), tar y estan aumentando), il otal, mente erradicados en el afio 2053. Como dijera unre made vecino de as vilas:|No falta tanto! Frente eh Ber Ge ls villas originales y de as Nuevas (conectda eer ndcleos transitorios), ha partido una consiena: fs hay que erradicar las villas. Lo que hay que errad car es fa miseria. Permanencia de lo transitorio Descanse el pats: el plan de erradicacién transitoria no sontinuard. Las casas pensadas pare durar siete afios durar&n cien. SS fata de cubiculos de 2,50'm por 2,50 m por 2,20 m de altura, en material premoldeado. Supuestamer Te pane construirse on terrenos noinundables. En ol primer barrio levantado, Santa Rita, hubo que devs Prontelar 1a manzana 32 por inundacionés. La cone. raieierta, So desperdicia una enorme cantidad dé foyreno para hacer un patio al frente considerands werSedad de pampa de nuestra gente” (sc), donde ansiedetiue esa gente siombre algo. La duche del espero bahito esta colocada directamente sobre 21: ns rale la turca. Por las paredes premoldeadas Yel piso de ladrillos se filtra la humedad. ao | ue oJojHA 12 opucoign ‘opezeuoiomysul jse epanb onaya [2 “eUPEPND e| ap oIse1 Fe LOI UpDEIGLT 24S9 & Jejo7aw ausnoo aj 8s aypeu e "Spwapy “oleqen ‘ap sequen, sns ap aque ej e opueloye ‘sauty Souang 2p ‘oueqin osjaw}.2d fap exary ueysnsysuod 2s SoANLUIep 0) oWvo9 Solo} Sue} SoUULeG So} 01Ne} anb sa 1e22}S9p esdsoqu! enb o:20dse ono “SepUOIAIA SMS uOseDHIPS ‘anb So} 21q0S s0ua119) So| uene.qua $9] 25 enb op -uaifixe ‘sopezewoyBuoo Sosa s010.90 So}11eq U9 uel “tosses :wejd o1doud ns suaHy SEA Sel 9p 23003 &7 OT jap olequsoubd tun elanaud ovseigo8 jo opuens ‘pepsaqy|e| 40d 12,40 £ Ip e asuuoype ou 4od uoseido uelg yap Sewn2IA Sel 2p (01U019 10d Of 93 Sew anb 12 90 gp", /2UaYEU ap AIC we} ‘2ou0 uaueén.ySu00 26 ek ‘Selpleg ouzeR UB SEU “1/2 uouerpuaaul 25 epuop osni2u, TeLajeW 9p vos SepUa.AIA Se] 99 %0S fo ‘ASILOIPELD e eUUADsd ‘Om 9p uaz e} U3 {So}eNI2e SEIT Se] UOS OWN” ‘Orag “ouiand 19 setduuy so jequawepuny 07 “le UpreNUnUGD e204 1 “au98 0 €3[0g ap Se} “eqOpUgD 9p Sej ‘oLIESOY Op SejL.A Se] "Saury Souang e1ed oj9S 9/eA ued [9 :soWIaZe}Oy (ensanu sa opekesgns Je) See) qu sa. s9uode uapand anb euasIs “21 8 aSiewinse aqap anb opuaipuayua ‘souseg sono ua sopmaRne seypay ap Souomresaya1 se] 4eUAa Ped ‘u9uie3911450 o5ujduum9 aqop ojualupadoid 0450 onb ‘apuaqua as,, :eBany exeioy, WO'V'G &| ap [euossed 1¥09 aAsnjaul 8 seLodsuesy’ 9p Solpau uo opejsesy 1s ua soj@ssepnte uy ase e K o144eq o.n0 e Sepepe|sent [© uos seme} se, anb ep vadew e} sep aqap-olojes 80 12, 8 050 "dad ",CuyO!DE! ayqxoyu! ap voHEW! d-ezsan} e| ap aaisnjout ofode J@ uoD UpNISENo Ua in-Pap ofo esap fe souo|Dejdwayu09 w/S 19pao0uc S08 ap eye} e| aque ‘and 2o1p UAyOHY ell e| 8p upI2e2Ipexze ap ue|d 13 esuajap eungje auan fa:tosn.yuy cwog “ojuowow 42:nD 13 “Sosnaut ou ‘SouejepowioD uos [pp SeqUeuqey S07 “eued eundutu U3 {919

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