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San Jernimo

Comentario a la Carta a los Efesios


Prlogo

Sabis que sois vosotros los que me habis empujado a este trabajo
exegtico, ya que yo no tena ganas y era reacio. No es que nunca haya
dejado, ya desde la adolescencia, de leer y de interrogar a las personas
cultas en relacin a lo que no saba, ni que haya pensado jams que soy el
nico maestro de m mismo -como, sin embargo, muchos creen-; del resto,
es precisamente por esto por lo que recientemente me he acercado a
Alejandra para ver a Ddimo y para que me esclarezca las dudas que tena
sobre todos los libros de las Escrituras.
Pero una cosa es escribir libros propios, por ejemplo, sobre la avaricia,
sobre la fe, sobre la virginidad, sobre las viudas o sobre cualquier otro tema
y, citando aqu y all versculos de las Escrituras, componer un discurso con
elocuencia mundana, e hilvanar as una pomposa disertacin repitiendo los
acostumbrados argumentos comunes; y otra penetrar en el entendimiento
del profeta o del apstol, entender por qu han escrito y sobre qu
razonamiento han fundado su discurso, o qu es lo que caracteriza en la
Antigua Ley a los idumeos, los moabitas, los amonitas, los tirios, los filisteos,
los egipcios o los asirios, y en el Nuevo Testamento a los romanos, los
corintios, los glatas, los filipenses, los tesalonicenses, los hebreos, los
colosenses o, en fin, esta Carta a los Efesios que tenemos entre las manos.
Necesariamente, por tanto, segn los diversos lugares, tiempos y
destinatarios, diversas son tambin las motivaciones [por las que fueron
escritas las cartas], los argumentos, el origen. Y como el beato Juan, en su
Apocalipsis, escribiendo a las siete iglesias, en cada una de ellas o censura
vicios especficos o alaba especficas virtudes, tambin as el santo apstol
Pablo proporciona medicinas para las heridas que hay en las diversas
iglesias y no usa para todos un nico colirio, como hara un mdico
inexperto, para curar los ojos de personas diversas.

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