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INSTITUTO DE INVESTIGACIONES ESTETICAS Directora: Ma. Teresa Uriarte Secretaria Académica: Cecilia Gutiérr Arriola D.R.© 2000, Universidad Nacional Auténoma de México Instituto de Investigaciones Estéticas Circuito Mario de la Cueva, Zona Cultural Ciudad Universitaria, México D-F., 04510 Tels.: 56-65-2465, 56-65-76-41, 56-22-75-40 Fax: 56-65-4740 e-mail: libroest@servidor.unam.mx itp: //www.unam.mx/iies ISBN: 968-36-6926-3 Inpreso y hecho en México 2 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe siones. En efecto, la primera concesién fue el permiso para construir un acue- ducto para introducir agua de los manantiales de Chapultepec a la ciudad de México-Tenochtitlan, pues la de la laguna no era potable® y la que obtenia del ‘Tozpalatl ya no era suficiente. Fray Diego Durin relat6 que al obtener la licen- cia, los mexica alegres y contentos, empezaron con gran cuidado y priesa a sacar céspedes y hacer balsas de carrizos para hacer camino por donde el agua viniese; y en bre- ve tiempo, con muchas estacas y carrizos, céspedesy otros materiales, trujeron elaguaa México, aunque con trabajo por estar todo fundado sobre agua y des- baratirseles por momentos por ser el golpe de agua que venfa, grande, y el caito ser todo de barro.t Y agrega Duran que lo imiitil de esta obra sirvié a los mexicanos para pro- vocar un enfrentamiento con Azcapotzalco, deseosos de lograr su independen- cia; por lo tanto, con esta intencién, enviaron mensajeros a Tezozomoc para decirle, de parte de su nieto, que como aquella agua que les habia dado, no conseguian el efecto de gozarla, a causa de que, como iba sobre barro, con facilidad se lo llevaba ya desbaratado; que les hiciese merced de darles madera de estacas, piedras y cal, y mandar a sus vasallos les fuese el agua, segura, sin romperse.> O sea que no sélo pedian los materiales de construcci6n sino también la mano de obra. Esto indigné a los tepaneca quienes acordaron hacerles la guerra, lo que ocurrié en 1426 cuando el tirano habia muerto.’ Entonces, los tepaneca sometieron a los insolentes; pero éstos, dos aftos después, constituidos en Tri- ple Alianza con Tezcoco y Tlacopan, bajo el gobierno de Itzcoatl consiguicron su libertad venciendo al sefiorio de Azcapotzalco. ¥ no conformes, en el trans- S Ibidem, p. 59. ‘Fray Diego Durin, Historia de las Indias de Nueva Espaiia e istas de la tierra firme, Mé- xico, Ee rial Porrtia, 1951, vol. 2, p. 67. Ibidem. “Lombardo de Ruiz, op. cit. p. 60. Origen del acueducto 23 curso de dos aiios (1429-1430), los mexica conquistaron dominios tepaneca del Valle de México,’ como Atlacubaya, Coyohuacan y Xochimilco, y ordenaron a este tiltimo construir una calzada de tres brazas de ancho que uniera su ciudad con la de México-Tenochtitlan. Por otra parte —sefala Alva Ixtlilxéchitl—, al tiempo que los mexicanos realizaban estas conquistas, en su capital se hacfan obras de importancia bajo ka direcci6n de Nezahualcoyoul, datoani de Tezcoco, quien, al regresara su pueblo, en 1431, habia hecho grandes cosas en México y puesto la ciudad en mucha policia. Y edifi- cado los mejores edificios que hasta entonces habia; especialmente unos pala- cios que labré6, en donde vivia cuando estaba en México. Y hizo el bosque de Chapultepec, y metié el agua en la ciudad por tarjea, que hasta entonces iba por una zanja.* Es decir, que el primer canal de mamposterfa del acueducto que estudia- mos fue construido bajo la direccién de Nezahualcoyotl. Quince aiios después, este acueducto quedé bajo el agua tras una inunda- cin, que alcanz6 tal altura que se hizo necesario elevar el suelo un estado, 0 sea, el equivalente a la altura media de un hombre.’ En efecto, en 1449, bajo el mandato de Moctezuma IIhuicamina, las Iluvias torrenciales causaron una gran inundacién que afecté seriamente los edificios del islote. Las calzadas erigidas por érdenes de Itzcoatl no fueron suficientes para detener la invasién del agua del lago de Tezcoco. La inundacién fue de tal proporcién que Moctezuma tuvo que pedir consejo a Nezahualcoyotl, quien ha- bia demostrado su experiencia en obras hidraulicas. Este no s6lo lo aconsejé sino que dirigié personalmente la ereccién de una “cerca” de mas de tres le- guas de largo por cuatro brazas de ancho, empleando estacas y piedras traidas TIbidem, pp. 61-62. Alva Ixtlilxéchitl, Obras histéricas, México, UNAM, 1985, p. 444. °EI estado era una medida longitudinal para apreciar alturas o profundidades, to- mada de la estatura regular de un hombre. Entre los siglos Xitt y xv1 media siete pies y en el siglo xvut cinco. Gfr: Martin Alonso, Enciclopedia del idioma, Madrid, Aguilar, 1982, p. 1874. 26 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe edificacién definitiva, posiblemente con canales gemelos de cal y canto, dirigi- da por el mismo rey poeta entre 1454y 1466, y su renovacién bajo el mandato de Moctezuma Xocoyowzin, en 1507. A lo que hay que agregar su dest ion parcial durante la guerra de conquista. Ahora bien, podemos describir formal y materialmente la obra hidriulica mexica, apoyados en las crénicas de los conquistadores que la vieron, y con base en la descripcién de restos arqueolégicos descubiertos durante las exca- vaciones de las obras de construccién de la linea 2 del Colectivo (Metro). istema de Transporte 1.1. Descripeién formal Podemos describir el acueducto mexica basados principalmente en el testimo- nio de Hernan Cortés y en el plano de la ciudad de México, publicado con la cartas del conquistador al rey Carlos V (Nuremberg, 1524).!7 segunda y ter Asi, al referirse Cortés a las maravillas de México-Tenochtitlan en su se~ gunda carta, fechada el 30 de octubre de 1520, dice: Por la. una calzada que a esta gran ciudad entra, vienen dos cafios de argamasa, tan anchos como dos pasos cada uno y tan altos como un estado, y por el uno de ellos viene un golpe de agua dulce muy buena, del gordor de un cuerpo de hombre, que vaa dar al cuerpo de la ciudad, de que se sirven y beben todos. El otro que va vacio es para cuando quieren limpiar el otro caiio, porque echan por allf el agua en tanto que se limpia.'* Yseiiala que el agua dulce cruzaba los puentes de las “quebradas” que tenia la calzada, para el paso del agua salada, en “unas canales tan gruesas como un '7Manuel Toussaint, Federico Gomez de Orozco yJustino Fernandez, Planos de la ciudad de México. Siglos X¥1 y Xv, México, UNAM-IE, 1990, pp. 93-97. "Hernan Cortés, Cartas de relacién, $a. ed., nota preliminar de Manuel Alcala, Mé- xico, Editorial Porriia, 1967 (Coleccién Sepan Cudntos... 7), pp. 53-54. Origen del acueducto 27 Alberradén pel Si. ion de Xachimileo MANUEL. TOUSSAINT. Dibuié. Justine Fernénder 1. La ciudad de México-Tenochtitlan hacia 1520, Plano atribuido a Herndn Cortés. Es quema de interpretacién de Manuel Toussaint. Dibujo de Justino Fernandez. Fuente: Manuel Toussaint, Federico Gémez de Orozco y Justino Fernandez, Planos de la ciudad de México. Siglos xvi y xv, México, UNAM-tE, 1990. La letra A sefiala el acueducto mexica sobre la calzada de Tlacopan. Dibujo: Arturo Reséndiz. 28 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe Aacueouctos azrecas. ere 2, Acueductos aztecas en la calzada de Tlacopan. Fuente: Ignacio Aleocer, Apuntes sobre la antigua México-Tenochtitlan, Tacubaya, D.F., Instituto Panamericano de Geografia ¢ Historia, 1935. Dibujo: Arturo Reséndiz. buey’. Y que para distribuirla, unos hombres, instalados sobre estos canales, le- naban canoas para que otros la vendieran por las calles de la ciudad." Un soldado, gentilhombre de Cortés, confirma la capacidad de los canales del acueducto cuando asienta que, por una de las tres calzadas de acceso a la ciudad, venfa “un caiio 0 arroyo de agua dulce y muy buena [...] mas grueso que el cuerpo de un hombre”2” Por otra parte, el plano atribuido a Cortés indica que el acueducto surgia del manantial de Chapultepec, se encaminaba hacia el norte sobre la tierra fir- "Ibidem. 2 Conquistador Anénimo, Relacién de algunas cosas de la Nueva Espaiia y de la gran ciudad de Temestitan México, hecha por un gentithombre del seiior Fernando Cortés, 4a. ed., tra- duccién de Francisco de la Maza, México, Editorial José Porria ¢ Hijos, Sucs., 1961 (Bi- blioteca José Porriia Estrada V), p. 61. Origen del acueducto 29 IRESCATE. AROVEDLSGCO DEL METRO ST e- 06O scorsicro prementnco 8. Acueducto prehispanico. Planta y corte. Levantamiento de Pedro Mayer. Dibujo de Abraham Carro, Fuente: Sonia Lombardo de Ruiz, Desarrollo urbano de México-Tenochti- tan segin las fuentes historicas, SeP-4NAH, 1973, kim. XXXIX. Dibujo: Arturo Reséndiz. me, para doblar hacia el oriente, trazando un angulo recto con la calzada de Ta- cuba, sobre la cual llegaba a la entrada del recinto sagrado. Y desde ahi se re- partia el agua por medio de caiios subterrincos (figura 1). En este plano se observan algunas de las cortaduras de la calzada que —como hemos anotado—servian para controlar el paso del agua salada. Sonia Lombardo de Ruiz, apoyada en Ignacio Alcocer y Antonio de Leén y Gama, las identifica, de oriente a poniente, como Tecpancingo, Tazpotla, Atenchicalco, Mixcoatechialtitlan, Tolteca Acalocan, Petlacalco y Popotla.*! Asi pues, reuniendo los datos de Cortés y Alcocer (figura 2)% con los que aportan los restos arqueolégicos descubiertos sobre Ia calle de Tacuba (figu- * Lombardo de Ruiz, op. cit., p. 194. “Ignacio Alcocer, Apuntes sobre la antigua México-Tenochtitlan, Tacubaya, D.F., Insti- tuto Panamericano de Geografia y Estadistica, 1935. 30 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe ra 3),* entre Filomeno Mata y el Eje Lazaro Cardenas (1969-1970),** se puede hacer la descripcién material de la obra hidraulica mexica asf: al centro de una calzada se levantaban dos basamentos de mamposteria, de aproximadamente 1.96 m por lado. Estos conducian el agua mediante dos acueductos de 50 cm de ancho y lo mismo de profundidad.® Los ductos estaban revocados en su inte- rior con estuco alisado.*" En las cortaduras, el liquido pasaba sobre canales he- chos con troncos de Arboles, y la gente transitaba sobre puentes desmontables armados con gruesas vigas de madera. Ubicacién geografica A ste respecto, debemos reconocer que, si bien las fuentes de la conquista in- dicaron el origen y destino del acueducto mexica, no sefialaron su trayecto. No obstante, los historiadores del valle y la ciudad de México (Ramirez, Orozco y Berra, Alcocer, Garcia Icazbalceta, Valle Arizpe y otros) dedujeron de éstas que si el agua de Chapultepec llegaba al recinto sagrado sobre la tinica calzada que a la legada de los espaiioles comunicaba a la ciudad con tierra firme, es decir, por la calzada de Tlacopan, entonces el acueducto recorrfa —tal como se ob- serva en el plano atribuido a Cortés— la calzada de la Verénica (hoy Melchor Ocampo) rumbo al norte, hasta confluir con la de la Tacuba desde donde, for- mando con ésta un Angulo recto, se dirigia rumbo al oriente para depositar su carga en Ia alcantarilla receptora del centro ceremonial para su distribucin. Nosotros nos afiliamos a esta opinién a pesar de que un importante estu- dio sobre las obras hidrdulicas prehispanicas del Valle de México ubica ese re- ® Lombardo de Ruiz, op. cit, p. 194. * Manfred Sasso Guardia, El acueducto prehispdinico de Chapultepec, tesis de licencia- tura en arqueologia, México, ENAH, 1985 (inédita). Agradezco a Felipe Solis el dato que me permitié conocer esta tesis. ® Videfigura 2, plano de los acueductos aztecas, que ilustra la obra citada de don Ig- nacio Alcocer. *Lombardo de Ruiz, op. cit, p. 194. Origen del acueducto 33 “y en aquellas tres calzadas, las puentes que tenian”. Ademis, si damos crédito a los testimonios de Motolinia,"' del Conquistador Anénimo,® de Lopez de Gémara,™ y del plano de la ciudad atribuido a Cortés que coinciden en seftalar que al momento de la conquista s6lo habia tres calzadas de acceso a la ciudad: la de Iztapalapa, la de Tacuba y la de Tepeyac, tenemos fundamento para afirmar que el acueducto mexica entraba al centro ceremonial de Tenochtitlan sobre la calzada de Tacuba. No podemos rechazar, sin embargo, que la calzada de Chapultepec haya podido existir —como sostiene el doctor Palerm— en la época prehispanica. Pero, dado que las fuentes de la conquista no la mencionan, cabe suponer que no funcionaba a la llegada de los espaiioles. Quiza estaba derruida bajo elagua, a causa de la inundacién de 1449 provocada por el derrame incontrolable del agua del manantial de Huitzilopochco poco tiempo después de la inauguracién del acueducto que, sin ofr advertencias del riesgo, mand6 construir Ahuizotl (1457-1502). Inundacién que hizo clevar mas de metro y medio el suelo de la ciudad. Por otra parte, la noticia mas antigua acerca de esta calzada refiere que fue reconstruida en 1532. Se encuentra en un pirrafo del Cédice Aubin que, ra- ducido por el maestro Reyes Garcfa, dice: “Entonces llegé el presidente (de la Real Audiencia, Sebastian Ramirez de Fuenleal] [...] y entonces se puso en pie el camino de Chapultepec." Y no sera hasta 1575 cuando, a peticién de una comisién de indios, el Ayuntamiento de la ciudad concedera licencia para construir un cafio para llevar agua de Chapultepec al tianguis de San Juan y al barrio de San Pablo." *' Fray Toribio de Benavente, Motolinia, Memoriales o libro de las cosas de la Nueva Espaiia y los naturales de ella, México, UNAM, 1971, pp. 201 y 211. ® Conquistador Anénimo, op. cit “Francisco Lopez de Gémara, Historia de la conquista de México, citado por Palerm, op. cit, p. 62. “Cita de Teresa Rojas Rabiela, quien anota a José Fernando Ramirez, Memoria acer ca de las obras ¢ inundaciones en la ciudad de México, México, SEP-4NAH, 1976, p. 52. % Actas de Cabildo de la ciudad de México, edicién de Ignacio Bejarano, 1899, vol. I, 1. 1o., pp. 181-182, acta del 28 de junio de 1575. 34 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe 2. Los manantiales 2.1. Manantiales de Chapultepec Los manantiales de Chapultepec estaban situados en la falda oriente del cerro de este nombre, entre un hermoso bosque de ahuehuetes (“viejos del agua” en nahuatl) y otros drboles. Algunas fuentes bibliograficas los aman albercas, alu- diendo a las cajas de mamposteria que recogfan el agua, de ahi los nombres: AF berca Grande o de los Llorones, la Alberca de los Nadadores y la Alberca Chica o de Moctezuma.” Esta tiltima aliment6, durante cuatro siglos, al acueducto que nos ocupa. . De acuerdo con el aniilisis fisico-quimico del agua de estos y otros veneros, que realiz6 el doctor Antonio Peiiafiel en 1883, entre otras cualidades, el agua de Chapultepec era de color azul indigo, que le proporcionaba, en parte, el car- bonato de cal que contenia en disolucién. Tenfa sabor agradable “aunque in- ferior en gusto a las aguas delgadas, como la de Santa Fe”."7 Y su transparencia permitfa ver con facilidad el fondo del manantial y las rayas plateadas del ab- domen de los pececillos, propios de los manantiales y ojos de agua, que los me- xica llamaron tzenzonmichi.* Nuestras fuentes sefalan también la presencia —comiin alrededor de ma- nantiales y ojos de agua— de ahuehuetes, o sea, “gigantescos sabinos, cuyo fo- Iaje, verde hermoso en la primavera y en el estio, toma un tinte rojizo en el in- vierno”.” Como aquellos que inmortalizara el pincel del paisajista mexicano José Marfa Velasco cuya sombra se extendfa “en una gran area, dando frescura “Manuel Orozco y Berra, La carta hidragréifica del Valle de México, México, imprenta de A. Boix, 1864; Antonio Peiiafiel, Memoria sobre las aguas potables de la capital de México, México, Oficina Tipografica de la Secretaria de Fomento, 1884. ‘Antonio Peiafiel, op. cit., pp. 11-13. °* Ibidem. Tzenzonmichi, del miluatl centzonmichin, de centzontli: cuatrocientos, y mi- chin: pescado. Rubén M. Campos, Chapultepec, su leyenda y su historia, México, DoF, 1988 (Colec- ci6n Distrito Federal 15). Origen del acueducto al parque ya los céspedes, esmaltados de rosales y multitud de flores, que sos- tienen en el bosque una perpetua primavera”."” ‘S6lo tenemos informacién del siglo XIX acerca de la Alberca Grande y la de los Nadadores. La Grande o de los Llorones era propiedad del conde de Pe- fiazco."' Tena forma rectangular y media 17.47 m de largo por 13.39 m de alto y2.67 m de profundidad; aunque Peiiafiel percibié un nivel mas profundo a 12 015m." La Alberca de los Nadadores era la mas extensa pero tenia poca profundi- dad. Fue propiedad de particulares quienes establecieron ahi los baitos piiblicos que funcionaron por muchos aiios."* La Alberca Chica estaba ubicada en una pi No se sabe cémo era a la legada de los espaiioles, pero es un hecho que desde te mas alta que las mencionadas. entonces comenz6 a disminuir su caudal y su presién; de manera que, para man- tener un nivel apropiado, se le hicieron varias adaptaciones y reconstrucciones, cada una dentro de la anterior, que conmemoran las Lipidas fechadas en 1548, 1571, 1714 1870, que se conservaron empotradas en los muros del cuarto de las bombas" que extrafan agua del manantial a fines del si Afortunadamente, se conocen las dimensiones de seis de las reconstruc- ciones de estas albercas, gracias a las obras de rescate arqueolégico que reali- zaron, en 1974, Rubén Cabrera, Marfa Antonieta Cervantes y Felipe Solis" (fi- gura5). En efecto, en su articulo informativo de 1976, los arquedlogos indican que lo pasado. descubrieron seis cajas de agua, que fueron construidas conforme se reducia el caudal, una dentro de la otra, de tal manera que, la mas antigua, dicen: no sabemos qué forma tenia porque estaba muy destruida, lo que queda es un gran rectingulo con las esq de mas o menos 15 m por lado “ Ibidem. “'Ibidem, p. 13. *Peniafiel, op. cit, p. 12. “Rubén M. Campos, op. ¢ . “Vide Rubén Cabrera et al, “Excavac © Ibidem. pp. S546. nes en Chapultepec, México, D1 36 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe 5. Etapas reconstructivas de la Alberca Chica de Chapultepec. Fuente: Rubén Cabrera, Maria Cervantes y Felipe R. Solis Olguin, “Excavaciones en Chapultepec, México, D.F.", Boletin ivant, época |. nim. 15, 1975, p. 46. Dibujo: Arturo Reséndiz. yde 1 cla, muchas de ellas provienen seguramente de estructuras prehispanicas (...] fechamos esta alberca [...] en el siglo xvi.” m de altura. El brocal estaba recubierto por lajas amarradas con mez- La segunda estructura, que localizaron dentro de la primera, tenia la mis- ma forma pero era mas alta. Ahi observaron que en su construccién se em- plearon pilotes de madera piedra bien cortada, y se recubrié con aplanado de estuco. Basados en la fecha de una de las lapidas dedujeron que se hizo en el si- glo xvi? La tercera alberca que descubrieron era rectangular y de menores dimen- “* Ibidem, p. 40. * Ibidem, p. 41. Origen del acueducto 37 siones que la segunda; media 6 por 9.5 m por lado y entre 4y 6 de profundi- dad. Esta presento senales de varias reformas."* La cuarta era de ladrillo rojo, recubierta con aplanado pulido, del mismo color. La lapida, situada sobre una reja de hierro, les permitié fechar la cons- truccién de esta caja en 1870." La quinta alberca era mas chica que las anteriores. Tenfa forma rectangu- lar y muros recubiertos de cemento gris, decorados con cuadros formados por lineas. ¥ la sexta era en realidad un cuarto de 5.70 m por lado, edificado so- bre las paredes de la caja cuatro. Tenia techo de concreto y vidrio, una entrada y una escalera de fierro, En este cuarto estuvieron las maquinas para extraer agua de los manantiales. Y concluyen los autores: Como hemos venido describiendo, las cajas de agua van reduciendo con el tiem- posu tamaiio y capacidad de contencién. Esto se debe quiz a que la potencia de los manantiales fue disminuyendo, lo cual hizo necesaria la reduccién del re- cepticulo con el objeto de mantener un cierto nivel de agua que alimentara los acueductos. A principios de este siglo los manantiales se secaron, y [de] los iiltimos arreglos que se realizaron en la estructura seis fueron ya para sostener las bom- bas eléctricas [...] que extraian el agua y la subian al Castillo.®! Ahora bien, por lo que toca al aprovechamiento y distribuci6n del agua de la Alberca Chica de Chapultepec, podemos anotar lo siguiente. Como hemos sefialado, poco después de la fundaci6n de México-Tenoch- titlan, el pequefio manantial que la provefa fue insuficiente. Desde entonces la ciudad disfruté del agua de Chapultepec durante mas de cuatrocientos aiios, hasta que ésta se agots. A la llegada de los espaiioles el manantial proporcionaba tan rico caudal * hidem, p. 43. © Thidem. % Ibidem. ™'Ibidem, p. 44. 40 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe A pesar de estas érdenes y la vigilancia de “guardas” del acueducto, algunos habitantes de la ciudad tomaban sin licencia mayor cantidad de agua. Entre és tos estaban los frailes domi cos quienes, en 1553, desviaban con una piedra el curso normal del caudal para introducirlo a su monasterio.® Los franciscanos lo hacfan mediante dos caiierfas: la primera que, como hemos descrito, salfa de Ja alcantarilla principal, y otra bajo tierra, que construyeron en 1552 desde la parte del acueducto que recorrfa la calle de Tacuba, rompiendo a su paso el r- mal de San Francisco. Dos aiios después, ya reparado y reconstruido el ramal, los vecinos del centro de la ciudad protestaban contra los frailes, a quienes cul- paban de no recibir agua suficiente del pilar de la plaza publica. Hechos como éstos revelan apenas la magnitud de un problema que han enfrentado desde entonces las autoridades municipales: la escasez de agua po- table. No es extraiio, por tanto, que a partir de 1552 el virrey Luis de Velasco y el Ayuntamiento emprendieran diligencias que culminaron, en 1563, con la com- pra del bosque y los veneros del pueblo de Santa Fe, a su dueno, el obispado de Michoacan, y en 1571, con la ereccién de un acueducto sobre arqueria cuya fié- brica —como relataremos adelante— se prolongé medio siglo, hasta su con- clusién en 1620. Con esto, la provisién de agua se increment6 considerablemente. El agua de Chapultepec se asigné integramente a la parte sur de la ciudad y la de San- ta Fe al centro y parte norte de la misma, Cabe sefialar que, aunque los conquistadores consideraron el agua de Cha- pultepec dulce y muy buena, cuatro décadas después esta opinién habia cam- biado, especialmente si la comparaban con la de Santa Fe “que se tiene ispe- riencia ser muy buena, porque la de Chapultepeque, que al presente se trae, es muy malsana y enferma; que causa enfermedades a los que la beben”. Este era el concepto de las autoridades municipales, y también el de otros, como ° Actas..., 1. 60., p. 115. 3 Ibidem, pp. 70, 72, 90 y 154, actas del 7 y 24 de octubre de 1552, 9 de marzo de Origen del acueducto 41 fray Bernardino de Sahagiin, quien en 1576 opinaba: “El agua de esta fuente es malay no suficiente para el abastecimiento de toda la ciudad; por eso hizo bien el visorrey don Martin Enriquez en procurar de traer la” de Santa Fe. Esto de- bid contribuir a que, para diferenciarlas, se les denominara “gorda” y “delga- da”, respectivamente. 2.2. El Acueducto de Chapultepec Conviene anotar que el Acueducto de Chapultepec, que funcioné durante tres siglos sobre la calzada que unja al bosque de este nombre con el barrio de San Pablo, debe su existencia a la decisién y esfuerzo de los indios de la ciudad, quie- nes construyeron y costearon el primer ducto descubierto en las ultimas décadas del siglo xvi. En efecto, viendo que los ramales del acueducto que venimos estudiando be- neficiaban principalmente al centroy parte norte de la ciudad, y que los barrios de San Juan y de San Pablo padecian escasez de agua potable, decidieron obte- nerla de los manantiales de Chapultepec, mediante una atarjea, a flor de tierra, que propusieron construir sobre la calzada de San Juan (hoy avenidas Chapul- tepec y Arcos de Belén). Con este fin, acudieron al virrey Martin Enriquez, re- presentados por los oficiales de reptiblica de México, Antonio Valeriano,'” go- bernador, y los alcaldes Francisco de la Cruz y Martin Hernandez. Cabe destacar la figura de don Antonio Valeriano, indio de noble origen tepaneca nacido en Azcapotzalco, quien en 1575 era gobernador de los indios “Fray Bernardino de Sahagtin, Historia general de las cosas de la Nueva Espaiia, Méxi- co, Editorial Porntia, 1969, t. IV, pp. 346-347. © Coloquios y doctrina cristiana, edicién facsimilar, introdueci6n, paleografia, version del nahuatl y notas de Miguel Leén-Portilla, México, UNAM, 1986, p. 20. Es posible que haya sido de su familia Domingo Valeriano, indio platero de Azcapotzalco, a quien, en 1583, comisions el virrey para que verificara que los plateros de su pueblo quintaran la plata que labraban; recoger las piezas y llevarlas al veedor del gremio, Diego de Arona. Archivo General de la Nacién, México (en adelante GNM), Indios, vol. 2, exps. 714715, fs. 163v., 164r. 42 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe de la ciudad de México. Como uno de “los colegiales mas habiles y entendidos en lengua mexicana y en lengua latina” del Colegio de Santa Cruz de Tlatelolco, colaboré junto con cuatro viejos indios sabios y otros tres estudiantes, en 1564, con fray Bernardino de Sahagiin, en la traduccién del latin al castellano, y de éste al nahuatl, del libro de los Cologuios y doctrina cristiana conque los doce frailes de San Francisco, enviados por el papa Adriano Sexto y por el emperador Carlos Quinto, convirtieron a los indios de la Nueva Espaiia, en lengua mexicana y espaiiola.* Y en 1570, antes de ser gobernador, ensefiaba gramatica en su colegio.” No se sabe qué dia recibié el virrey a Valeriano y los indios de San Juan y de San Pablo, pero el acta de Cabildo del 28 de junio de 1575 refiere que le ofre- cieron costear, entre otras cosas, los materiales de construccién necesarios, me- nos la cal, que no podian sufragar,” conscientes, seguramente, de la enorme cantidad de cahices de este material que requeria una obra de esta envergadu- ray, sobre todo, enterados de que el precio era tan elevado que costaria lo mis- mo la cal que la piedra y la mano de obra juntas.”! Cabe sefialar que el precio de un cahiz de cal regada, es decir, apagada, en una medida colmada —como se acostumbraba en Castilla— era de ures pesos de oro comtin, de acuerdo con la ordenanza emitida el 14 de octubre de 1552.7" En 1575, como veremos, el costo se habia incrementado. Ahora bien, el virrey autoriz6 el proyecto de los indios comunicando en Junta de Concejo que siendo para él muy conveniente e necesario que se haga la dicha obra para el ornato desta re- publica e sustento de aquellos barrios, asi de naturales como de muchos espa- °* Ibidem, p. 36. La paleografia es nuestra, con ortografia actualizada, de la foja 26r., del facsimil del manuscrito castellano. Charles Gibson, Los aztecas bajo el dominio espaiiol, México, Siglo xxi Editores, 1981, p. 391. Mayor informacién acerca de los colaboradores de Sahagiin en Historia de Ja literatura néhuatl, México, Editorial Porréa, 1953-1954, vol. II, pp. 224-230. % Actas..., vol. I, L 1o., pp. 181-182. 7!$obre la cal vide George Kubler, Arquitectura mexicana del siglo xv1, México, FCE, 1983, p. 170. El cahiz era una medida de capacidad para dridos y semillas de distinta ca- bida, En Madrid se usaba para pesar el yeso. 7 Actas... 60., p- 70. Origen del acueducto 43 fioles que por ellos residen, por la mucha falta que tienen della; les respondié que estaba asi bien e les mandé que hiciesen la dicha obra de tarjea, desde el dicho lavadero hasta el dicho tianguiz, y alli se hiciese una fuente. ¥ de alli fue- se otra cantidad de agua al barrio de San Pablo, por la orden que para ello se les diese. E questa ciudad les ayudaria con la cal que fuese menester para la di- cha obra [...] la cual se les entregara por el obrero mayor.” Yel mismo 18 de junio del 75 se celebré el contrato por el cual los indios se comprometieron a proporcionar oficiales, peones, la mitad del salario del ala- rife, y materiales como arena, piedra y tezontle para hacer la “tarjea”, y cons- truir dos fuentes distribuidoras: una en el mercado de San Juan y otra en San Pablo. La ciudad, por su parte, daria la otra mitad del salario del alarife y la cal necesaria.”¥ en efecto, diez dias después, el Ayuntamiento ordené al receptor de la sisa del vino entregar al obrero mayor tres mil pesos de oro comin para comprar cal para la obra.” El proyecto se realiz6, No se sabe cuando comenzaron los trabajos, pero tres meses después el obrero mayor de la ciudad, Jerénimo Lépez, declar6 ha- ber gastado los tres mil pesos de oro comin en la compra de cal para el enca- iad.” Cabe suponer, por esto, que la obra comenzé el mismo aiio de 1575. Ahora bien, no registran las actas de Cabildo el nombramiento, ni remate alguno, del cargo de maestro de este acueducto en los nueve afios que duré la obra. Lo que significa que oficiales y peones indios recibieron asesoria del alarife de la ciudad, como una de las obras piiblicas que era su obligacién su- iega” entre 1575 y pervisar. De ser asf, fueron dirigidos por Claudio de Arci +L 80., pp. 181-182. *4Ibidem, p. 181. 8 Ibidem, p. 185. La sisa fue un gravamen que se impuso sobre el vino y la carne para emplear su producto en las obras hidraulicas de la ciudad. Por esto los carniceros daban menos carne usando pesas especiales; pero estaban obligados a pagar al Cabildo un ma- ravedi por cada arrelde (4 libras) de carne que vendieran. Gf, Edmundo O'Gorman, op. cit, fichas 1172, 2028 y 3560. % Ibidem, p. 211, acta del 5 de marzo de 1576. 7 Hay que sefialar que Claudio de Arciniega escribfa su apellido con = 44 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe 1577, por Cristbal Carvallo en los aiios de 1578 a 1580, y por Juan Francisco de Hojeda entre 1580 y 1583. Por lo que hace a la cal, que ordené proporcionar el virrey, correspondia alos obreros mayores, como Jerénimo Lépez, comprarla al alarife y duefio de caleras Melchor Davila quien, mediante los respectivos contratos, entregé en- tre 1576 y 1583 diversas cargas que sumaron més de seis mil cahices de cal a raz6n de cuatro pesos y tres tomines por cahiz.” De manera que s6lo en 1580 recibié Davila de Francisco Mérida de Molina, obrero mayor, diecinueve mil pesos de oro comtin por algo mas de cuatro mil quinientos veinte cahices. En julio de 1582, llegé el acueducto al tianguis de San Juan. Entonces, el Ayuntamiento mand6 hacer ahi una fuente distribuidora y proseguir la cons- truccién del canal hacia el barrio de San Pablo.*” En 1583 el alarife de la ciudad siguié recibiendo cal de las caleras de Melchor Davila."! Tampoco indican las actas cudndo se concluyé el acueducto, pero si sefialan que seis aiios después ya se le hacian reparaciones. Asi lo declaré Jeronimo Lépez en una memoria so- bre las obras ptiblicas que administraba, fechada el 3 de enero de 1590. Ahi da cuenta, entre otras cosas, de las reparaciones que se venian realizando a la ca- fierfa.%® Suponemos, por tanto, que la obra se terminé entre 1583 y 1584. En adelante, el acueducto sufri6 otras reparaciones; pero en 1670 —indica el ingeniero Luis Bribiesca Castrej6n— estaba casi destruido, La distribucién del agua era tan deficiente que el virrey arzobispo fray Payo Enriquez ordené reconstruir la atarjea y levantar los pretiles de la Alberca de Chapultepec una vara y media. Lo que se realiz6 entre 1675 y 1677." No obstante, en 1714, bajo el gobierno del duque de Linares volvié a reedificarse, elevando nuevamente el nivel de la toma y de los ductos.* 7 Ibidem, pp. 115, 116, 211, 226, 439-440, 453, 467, 469 y 470, 482, 484-485, 525, 550, 569, 597, 614-618, 625. 7 Ibidem, p. 482, acta del 2 de marzo de 1581. “"Ibidem, pp. 568-569. "1 Ibidem, pp. 615, 617, 625, actas del 5 de enero, lo. de febrero y 18 de marzo de 1583. *Ibidem, | 90., p. 320. ® Gfr. Luis Bribiesca Castrején, Ingenieria hidréulica de México, México, 1959, p. 34. “ Ihidem, p. 35. Origen del acueducto 47 6, Arqueria de Chapultepec o de Belén. Fuente: Vicente Riva Palacio, Mé xxico a través de los siglos, México, Editorial Cumbre, 1953, t. Il, p. 53. Foto: Fototeca del INAH, Pachuca, Hidalgo. de 1773, y que la fuente del Salto del Agua, reconstruida, se estrené el 30 de mayo de 1780." Sin embargo tenemos que dar el crédito a la lépida epigrifica de la fuente del Salto del Agua que, entre otros datos de interés para la historia de este acueducto, informa que gobernando el pais “el excelentisimo sefior, bailfo frey, don Antonio Maria de Bucareli y Ursiia [...] ysiendo juez comisio- nado don Antonio de Mier y Teran, regidor perpetwo de esta nobilisima ciu- dad, se acabaron, esta arqueria y caja, el 20 de marzo de mil setecientos seten- tay nueve” (figura 6). ™ Francisco Sedano, Noticias de México, Méxi 35), 1, p.59. Manuel Romero de Terreros, op. cit, p. 31. . DoF, 1974 (Coleccién Metropolitana 48 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe 7. Cajas de agua de la arqueria de Chapultepec o de Belén. Dibujo: Arturo Reséndiz. 2.4. La distribucién En cuanto al suministro del agua de la Alberca Chica o de Moctezuma a través de este acueducto, podemos sefialar lo siguiente: durante la Colonia, distribu- y6su riqueza liquida mediante tres ramales principales: el del bosque, con una extensién de mil ciento diez y seis varas; el de La Merced, que media mil nove- cientos cincuenta y dos, y el de San Pablo, con mil cuatrocientas varas.® Abas- tecfa a ciento veinticinco fuentes particulares y cinco puiblicas que estaban si- tuadas: una a la salida del bosque, otra en la garita de Belén, la llamada del Cautivo bajo los arcos, una més en la plazuela de San Juan y la del Salto del Agua” (figura 7). %*Bribiesca Castrején, op. cit, pp. 84-85. Ibidem, p. 88. 50 igen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe el cruce de las actuales calles de Arcos de Belén y José Maria Ivazaga con el Eje Lazaro Cardenas, se conserv6 en su sitio hasta que, semidestruida, encontré re- fugio en el jardin del actual Museo del Virreinato, en Tepovzotlan; en su lugar, se colocé una réplica fiel cuya obra dirigié el escultor Guillermo Ruiz, “hacia 1948, de acuerdo con el testimonio del marqués de San Francisco." . Manantiales de Santa Fe Los manantiales de Santa Fe se localizan al norte del pequeno pueblo del mis- mo nombre, situado en las estribaciones montaiiosas del suroeste del Valle de n Alvaro Obregén del Distrito México, entre Tacubaya y Cuajimalpa, delegaci Federal. Aproximadamente a 12 km del centro de la ciudad ya 5 de Tacubaya. Ahi, entre los arboles que quedan de un hermoso bosque, perviven los ve- neros; nenos caudalosos que cuatrocientos aiios atrés pero generosos con su tesoro liquido. La zona esta cercada con tela de alambre y el nacimiento del agua se encuentra protegido por una alberca o insula de gruesos muros de pie~ dra, No se conoce la antigiiedad del estanque pero consta que Ajofrin'* lo vio en 1766 y Peiafiel en 1864. Este, ademas, registré en la entrada, sobre la tapia, una inscripcién que consignaba u ‘a reconstruccién que decia: Reinando en Las Espaias la catolica majestad del seiior don Carlos IV, y sien- no sefior don Manuel Antonio Flores [...] se rees na ciudad de México; siendo regidor y juez perpetuo de aguas y tarjeas el seiior don Ignacio Iglesias, y maestro mayor do virrey el excelent 6 esta cerca a expensas de la nobil a ciudad don Ignacio Castera; la que se acabé en 30 de mayo de ‘La fuente del Salto del Agua se refugié en Tepotzotlan”, Revista Claudia, enero: de 1982, pp. 50-51. ' Romero de Terreros, op. cit. En 1949 afirmé que la fuente acababa de hacerse. \6 Fray Francisco de Ajofrin, Diario del viaje que hizo a la América en el siglo xvi el pa- dre fray Francisco de Ajofrin, México, Instituto Cultural Hispano-Mexicano, 1964, vol. I, pp. 76, 96 y 99. ntonio Pefiafiel, op. cit, pp. 16-17. Origen del acueducto sl Por lo que toca al pasado prehispiinico de Acaxochitl, hoy Santa Fe, cuyos isfrutan atin de esa riqueza cristalina, nada se sabe. Gibson dedujo que fue posesin de los tepaneca, quienes, supone, debieron establecerse “ori- 11 territorio”, ya que fray Tlak nepantla y en Tizayuca.""’ Lo cierto es que al momento de la conquista la zona estaba deshabitada. Sin embargo, para entonces, aquel caudal, lo mismo que las corrientes que ginalmente en la parte sur de lo que mis tarde sei Diego Duran ubicé sus primeras sedes en Tacuba, Azcapotzaleo, Tacuba bajaban de otros manantiales de Cuajimalpa y de la Sierra de las Cruces, ya re- gaba las sementeras de Tacubaya y de la parte occidental de Chapultepec. Asi Jo declararon algunos indios a un funcionario del Ayuntamiento de a ciudad de México, quien a su vez inform6 al Cabildo el 28 de octubre de 1538: El agua que viene sobre los llanos de Chapultepec se ve por k guas ¢ lo dicen los indios desta ciudad ¢ sus comareas, solfa venir por los di- chos afios a regarse [a] las tierras que en ello se sembraban [...] siendo sacat antiguamente, y traida por los indios, de fue chos riegos."" regueras an (es y rios realengos para los di- Las fuentes que mencionaban los indios eran los manantiales de Cuaji- malpay de Acaxochitl y uno de los rios realengos, el de Tacubaya, que se form6 al reunirse las aguas de algunos de aquellos arroyos procedentes de la Sierra de las Cruces.""” Décadas después, la existencia de aquel tesoro liquido cobré mayor impor- tancia cuando el agua de Chapultepec fue insuficiente para la demanda del ve- cindario de la capital. Fue entonces cuando las autoridades municipales deci- dieron introducir a ésta el agua de Santa Fe previa ka compra de los bosques y manantiales a su legitimo dueiio, el Cabildo Eclesiistico de Valladolid (Michoa- can) , en 6 000 pesos de oro que se pagaron en 20 anualidades. Charles Gibson, op. cit, p. 20. 1 Actas..., 140. Ps 148. 'Peiiafiel, op. cit, p. 16, observ en 1884 que diez vertientes grandes y otras pe- queiias producfan un derrame de dos metros de ancho por uno de profundidad. Origen del acueducto 53 Esto indica que las tareas habfan comenzado; sin embargo, aunque el cobro de la sisa fue autorizado, los trabajos se suspendieron siete aiios durante los cuales el Ayuntamiento, que habia cambiado de opinién al advertir la cantidad, pu- reza y facil acceso del agua de los manantiales de Churubusco, emprendié las obras necesarias para conducir este caudal a la ciudad, Pero, después de dudas y largas discusiones, construida, incluso, la caja de agua para los veneros, los ca- pitulares abandonaron este tiltimo proyecto. Asi pues, por disposiciones expresas del virrey Martin Enriquez de Alman- za, se hizo Megar el agua de Santa Fe hasta la falda norte del cerro de Chapul- tepec en 1572, y desde ahi se repartié a los vecinos en canoas, hasta que me- dio siglo después se terminé el acueducto que condujo el liquido al centro de la capital. Cabe sefialar que el agua de Santa Fe era mas apreciada que la de Chapul- tepec por su pureza y claridad. Asi lo consideraban, entre otros, el mismo fray Bernardino de Sahagiin, quien, en su Historia general de las cosas de la Nueva Es- pafia, dejé asentado que, en 1576, el agua del cerro del Chapulin era mala “y no suficiente para el abastecimiento de la ciudad; por eso hizo bien el virrey don Martin Enriquez en procurar de traerla [de Santa Fe]”.""" En efecto, a ésta la llamaron “agua delgada” para distinguirla de la de Cha- pultepec, conocida como “agua gorda” por cierta diferencia en la concentracion de sales, barro y otros elementos que contenfan. A este respecto, Orozco y Berra indica que en realidad la primera, tal como surgia de los veneros, no era tan digfana y en el tiempo de Huvias era necesario filtrarla o dejarla reposar para limpiarla del barro que contenfa en suspensién y hacerla potable. Pero era mas ligera que la gorda porque en ésta habia menos aire y mayor cantidad de sales, yconcluye: “pero una y otra contienen los mismos cuerpos extrafios en las mis- mas proporciones”.!"* El agua de Santa Fe conservaba su pureza al principio del siglo xvii, pero con el tiempo fue perdiéndola. Por un lado, porque los dueiios de los molinos "'9Fray Bernardino de Sahagiin, Historia general de las cosas de la Nueva Espatia, Mé- xico, Editorial Porriia, 1969, vol. III, pp. 346 y 347. ‘Manuel Orozco y Berra, Historia de la ciudad de México, desde su fundacién hasta 1854, México, 1973, p. 174. of Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe de trigo y otros que existian entre los manantiales y Tacubaya, a los lados del cae nal bajo que la condu mover sus ruedas hidraulicas, y, por otro lado, porque los habitantes de Tacu- baya instalaban lavaderos en los espacios donde los pretiles del acueducto se ia, la devolvian sucia al ducto después de utilizarla para romp/an, aprovechando la vertiente para lavar ropa y hasta para baiiarse. Asi lo informé el doctor Antonio Penafiel en su Memoria sobre las aguas potables de la ca- pital de México, en 1884.1" Por lo que se refiere al aprovechamiento y distribuci6n del “agua delgada”, hay que seftalar que casi con la fundacién de la capital espaiiola comenz6 a uti- lizars n los molinos de trigo que empezaron a edificarse en la parte sur de Cha- pultepec y en Tacubaya. Asi, podemos mencionar al molino que Hernando Lé- pez de Avila edificaba en 1525;!'" los de Nuiio de Guzman en 1530;!"7 los de la orden de Santo Domingo en 1572, desde 1586. En 1620, la caja repartidora del recién concluido Acueducto de Santa Fe ylos de Alonso de Valdés y sus herederos comenz6 a distribuir agua delgada ala parte norte y centro de la ciudad de M&- xico, mientras que la parte sur siguié recibiendo la de Chapultepec. Casi un siglo después, en 1710, el arca distribuidora abastecia a dos terceras partes del total de vecinos capitalinos mediante varios ramales que alimenta- ban a los barrios de La Concepeién, Santa Marfa, San Lorenzo y El Carmen." He ticulares."” Pero las necesidades urbanas del liquido se incrementaban; raz6n por la 1750 el acueducto proveia a siete fuentes puiblicas ya ciento ochenta par- cual, en 1786, se procedié a incorporar a las aguas de Santa Fe las de los Leones y el Desierto.'”! Y ya con este caudal la caja principal estaba surtiendo a los ra- males de San Francisco, Palacio Real, San Lorenzo y La Santisima en 1806. Asi- "5 Antonio Peitafiel, o M6 Actas. oy 1. 10x, p65: "" bide, p. 171. "Daniel Ulloa, Los predicadores dividides, México, El Colegio de México, 1977, p-181, nota 148. "Manuel Carrera Stampa, op. cit, p. 287, "2 bidem. "Orozco y Berra, op. cit, p. 176. cit, p. 23. Origen del acueducto mismo recibian el precioso liquido wescientas ochenta fuentes privadas, vein- tisiete puiblicas y los meson aiios piiblicos que daban servicio en waderos y la parte norte de la capital." A fines del siglo pasado la poblacién siguié creciendo y el agua era insu- ficiente para resolver las necesidades citadinas. A este respecto sefialan nues- tras fuentes que, por ejemplo, en 1847 la capital contaba con una dotacién de 586.718 metros ciibicos por hora, es decir, con 2112.18 litros por segundo de agua procedente de Santa Fe, el Desierto y Chapultepec." Mientras que en. 1889 este volumen se habia reducido a la tercera parte y se contaba s6lo con 770 litros por segundo." Se entiende, por lo tanto, por qué en 1908 el agua de Santa Fe y sus agre- jo de Xochi milco'* mediante un acueducto que proyecté el ingeniero Manuel Marroquin gados dejé de utilizarse en a capital, para consumir la que se taj y Rivera, quien fue nombrado director técnico de la obra el 25 de septiembre ‘sla poseian ? Hoy dia ali- de 1903.'* Entonces, el agua delgada qued6 para el uso de quie originalmente: los vecinos de Santa Fe, Tacubaya y Mixcoac. menta slo una parte del pueblo de Santa Fe. '22Carrera Stampa, op. cit, pp. 188-189. '88Qrozco y Berra, Memoria para la carta hidrogrifica del Valle de México, México, im- prenta de A. Boix,1864, p. 99. '2¢Manuel Marroquin y Rivera, Memoria descriptiva de las obras de provisin de aguas potables para la ciudad de México, México, imprenta dirigida por Juan Aguilar Vera, 1910. Roberto Davila Le6n, “Al cerro de San Miguel por el Desierto de los Leones”, Bo- letin de la Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, t. XLV, mim, 13, 1930, p. 22. 2 Marroquin y Rivera, op. cit, pp. 56. "Davila Leén, ibidem. I]. AGUA PARA LA CAPITAL NOVOHISPANA 1. Reposicién del acueducto mexica Elafio 1521 es significativo en la historia del monumento que estamos estudian- do. Entre otras razones, porque marca el principio de su desaparicién como acueducto prehispanico y al mismo tiempo el principio desu transformacién en el sistema hidrdulico novohispano conocido después como el Acueducto de San- taFe. Entre los hechos que desencadenaron la desaparicin del acueducto me- xica hay que anotar los acontecimientos de la llamada Noche Triste. Aquella en que los conquistadores y sus aliados indigenas salieron huyendo de la ciu- dad de México hacia Tacuba, corriendo atropelladamente sobre la calzada y sobre el acueducto, causando deterioros en éste. Cierto que Cortés y sus capi- tanes habfan planeado salir ordenada y silenciosamente, amparados por las sombras de la noche cuando los guerreros mexicanos estuvieran descuidados. Yas{ emprendieron la retirada, pero muy pronto fueron descubiertos, y ataca- dos con tal furia que Bernal Diaz del Castillo, evocando aquellos momentos, los relata asi: Y de presto se puso la puente y pasé Cortés, y los demas que consigo trafa, pri- mero, y muchos de a caball silbos de los mexicanos, y decfan en su lengua a los de Tatelulco: jsali presto con yuestras canoas que se van los tetiles y atajallos, que no quede uno a vidal [...1¥ cuando no me cato vimos escuadrones de guerreros sobre nosotros, y toda la laguna cuajada de canoas que no nos podiamos valer, y muchos de nuestros soldados ya habfan pasado. Y estando desta manera cargan tanta multitud de mexicanos a quitar la puente y a herir y matar en los nuestros, ‘que no se daban a manos [...] y temiendo no nos acabasen de matar, tiramos por nuestra calzada adelante y hallamos muchos escuadrones que estaban y estando en esto suenan las voces y cornetas y 57 58 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe aguardindonos con lanzas grandes, y nos decfan palabras vituperiosas [...] y para quien no vio aquella noche la multitud de guerreros que sobre nosotros estaban y las canoas que dellos andaban a rebatar nuestros soldados, es cosa de espanto.' Podemos imaginar cémo, en la desesperacién por salvarse, los fugitivos da- Haron sin proponérselo los canales del agua pues, como anoté don José Maria Marroqui, no era facil que [los cafios] soportaran sanos el impetuoso trinsito sobre ellos. de millares de hombres que huyendo, mas buscarfan el modo de salvar la vida que de cuidar dénde ponian los pies.? Pero daiios mas serios, y éstos si premeditados, le fueron ocasionados al acueducto mexica el 17 de mayo de ese aio de 1521, cuando, como una de las maniobras dictadas por Hernan Cortés para sitiar la ciudad de Tenochtitlan, Cristobal de Olid y Pedro de Alvarado en compafifa de algunos de sus soldados, entre los que se encontraba Bernal, fueron desde Tacuba hasta Chapultepec y ahi rompieron la toma del agua y parte del acueducto. Ese dfa que era domingo, por la maiiana, y después de ofr misa los dos capitanes acordaron, como yo les habia mandado —escribié Cortés—, de ira quebrar al agua dulce que por caiios entraba a la ciudad de Temixtitan; yel uno de ellos, con veinte de a caballo y ciertos ballesteros y escopeteros, fue al nacimiento de la fuente [...] y corté y quebré los caiios que eran de madera y de cal y canto." Desde entonces el agua —agrega Bernal— “nunca fue a México entretan- to que duré la guerra”. ‘Bernal Diaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espana, pr6- logo de Carlos Pereyra, Buenos Aires, Espasa Calpe, 1955 (Coleccién Austral 1274), pp. 291-293, ? José Maria Marroqui, La ciudad de México, México, Tip. y Lit. La Europa de J. Agui- lar C., 1900, p. 217. “Hernan Cortés, Cartas de relacién, p. 111. “Bernal Diaz del Castillo, op. cit, p. 381. Agua para la capital novohispana 61 Acerca de los administradores de las obras puiblicas de la ciudad que nacia, la misma fuente indica que en un principio la elecci6n recaia en el mayordomo de la ciudad y décadas después en un obrero mayor." El primer mayordomo de las obras del concejo de la ciudad fue Pedro San- chez Farfan, quien desempeiié el oficio desde septiembre de 1523 hasta diciem- bre de 1524."* ¥ el primer obrero mayor —designado por disposicién real— aparece en el acta del 15 de enero de 1545 y fue Pedro de Villegas." En cuanto a los veedores, el primero que registran las actas es el cargo de veedor de obras del Cabildo, que ejercié Antén de Villafranca en 1524 y 1525, con un salario de 100 pesos anuales.'® Por lo que toca a los oficiales de las obras de reconstrucci6n de la capital mexicana una vez consumada la conquista, cabe mencionar al ge6metra que por encargo de Hernan Cértes hizo la traza de la ciudad hacia 1523.!7 Nos re- ferimos a Alonso Garcia Bravo, quien “colocé la ciudad espafola en el centro del islote, limitada por antiguos canales prehispanicos y unida a tierra firme inicamente por la antigua calzada de Tacuba”!* que conducia el acueducto que nos ocupa. Pero el primer oficial de obras, propiamente dicho, que aparece en nuestra fuente, es Antonio Garcia. Este parece haber laborado en México por lo menos desde enero de 1524, pues el 5 de agosto de ese aiio “los seftores alcaldes e re- gidores mandaron librar a Antonio Garefa, que ha entendido en las obras de Cabildo, un tercio de cuatro meses a razén de doscientos pesos por aiio que se averigué haber recibido”.'® Lo que indica que le mandaron pagar la segunda parte de su salario anual. No obstante, este “entendido” no aparece mas en ac- tas posteriores. "O'Gorman, op. cit, p.9. ' Ibidem, p. 13. 'Ibidem, p. 215. © Jbidem, pp. 11 y 13. "7 Gf. Informacién de méritos y servicios de Alonso Garcia Bravo, alarife que traxé la ciudad de México, introduccién de Manuel Toussaint, México, UNAM-IE, 1956. "’ Guia oficial. Centro de la ciudad de México, imtroduccién de Elisa Vargaslugo, Mé: co, Centro Cultural Camino Real/tNatt/Salvat, 1988, p. 9. Adtas,.., Vol. T,1.10.,p. 16. 4 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe Otro de los constructores de la nueva capital fue el albanil Alonso Garcia, quien dirigié la obra del primer edificio para el Ayuntamiento entre los afios de 1524 y 1525 con un salario de 200 pesos de oro anuales, tal como lo consta- tan diversas néminas del Concejo Capitular.” Es importante sefialar que Alon- so Garcia fue el primer oficial que recibié el cargo de alarife y maestro de obras del concejo de la ciudad. Le confirmaron el puesto el 14 de enero de 1527 yle asignaron 150 pesos oro al aio. Ese mismo dia los miembros del concejo emi- tieron la disposicién de que nadie edificara en solares que no midiera ni traza- ra previamente el alarife de la ciudad.*! Garcia desempeiié el oficio solamente cuatro meses, pues por no reducir mas su presupuesto en el concurso para la ereccién de un acueducto para introducir agua de Churubusco y otros anexos, no s6lo perdié el remate de la obra sino también la maestria, que el 7 de mayo del mismo aio le adjudicaron al cantero Rodrigo de Pontecillas, a quien fija- ron un salario de 100 pesos de oro al afio.®® Después de esta fecha Alonso Gar- cia desaparece de las actas excepto por una mencién de su propiedad en la ciu- dad en 1532. Cabe seiialar que el parecido de los nombres de Alonso Garcia y el autor de la traza de la ciudad Alonso Garcfa Bravo nos despertaron la duda acerca de que podia tratarse de una misma persona.** Sin embargo, el maestro Manuel Toussaint, en su introducci6n a la edicién de la probanza de méritos y servicios de Garcfa Bravo, negé categéricamente: “Alonso Garcia Bravo [...] no dirigié la construccién de las atarazanas ni fue el primer alarife de la ciudad, cargo que parece haber desempeiiado su hom6nimo Alonso Garcia, albaiiil que vino entre los hombres de Narvaez." Mientras que Garcfa Bravo pas6 a la conquis- O'Gorman, op. cit., pp. 12, 16, 19, 22-23, 28 y 30. Las casas de Cabildo primitivas ocuparon parte de los solares de Alonso de Estrada, quien fue obligado a devolver a la ciudad los terrenos por real cédula del 13 de diciembre de 1527. Gfi: Manuel Toussaint, Arte colonial en México, 3a. ed., México, UNAMAIE, 1974, p. 40'Gorman, op. cit, p. 30. ® Actas..., Vol. 1,1. 10., p- 131. % Ibidem, vol. 1, 1. 30., p. 10. * Gfr. George Kubler, op. cit, p. 116. ° Informacion de Meritos..., p. 11. Agua para la capital novohispana 63 ta en 1518 con el capitin Diego Camargo." Con estas noticias Toussaint des- lind6 la identidad de los dos funcionarios de las primeras obras ptiblicas no- vohispanas. Otro constructor, mejor preparado quiza que los oficiales arriba mencio- nados, fue Martin de Sepiilveda, quien posefa tales conocimientos sobre obras de construcci6n que su presencia en la capital se hizo indispensable, y por eso se le prohibié participar en las campaiias de conquista. Por declaraciones que hizo su viuda hacia mediados del siglo, sabemos que cuando Sepitlveda llegé a esta ciudad de México, no estaba acabada de pacificar. Residié en ella yayudé en todo lo que le fue mandado por don Hernando Cortés, capitin ge- neral que a la saz6n era, { en hacer el templo desta ciudad, como las casas desta Real Audiencia y el caiio del agua viejo, y otras obras necesarias; y se le defendia no fuese a las conquistas por estar ocupado en las dichas obras.7 Son pocos los datos que nos dejé la viuda de Martin de Septilveda sobre kas actividades de éste en Ia ereccién de la capital novohispana, pero nuestra in- formaci6n se incrementa silo identificamos —como lo sugiere Kubler—con el alarife mencionado en nuestra fuente como maestre o maese Martin, de quien consta que labors en la ciudad de México entre 1524 y 1582. La primera noticia que tenemos de maese Martin se refiere a la donacién de un solar que recibié del Cabildo de la ciudad el 22 de mayo de 1524. Los sei aiios siguientes debié ejercer su oficio como maese en algunas obras de la ciudad, de tal manera que, el 31 de marzo de 1530, el Cabildo le otorgé el puesto de ala- rife de la ciudad y luego “le dieron y entregaron la traza de la ciudad y medidas de solares y huertas para que use y ejerza el dicho oficio”.’ Poco después se le or- dené que no marcara ni midiera ninguna huerta o solar sin que le mostraran el titulo de propiedad “so pena de 50 pesos de oro” silo hacia.” * Ibidem, p. 32. 2 Francisco A. de Icaza, Diccionario autobiogréfico de conquistadores y pobladores de Nue va Espaiia, Madrid, 1923, vol. I, p. 134. O'Gorman, op. cit, p. 10. * Actas..., Vol. 1,1. 10., p. 45. “O'Gorman, op. cit, p. 60. 64 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe Ese mismo mes, mancomunadamente con Rodrigo de Pontecillas, maese Martin emprendié las obras para extender la cafieria del agua, desde la caja re- partidora de la calzada de Tacuba hasta una fuente que proyectaban edificar en la Plaza Mayor," por lo que recibieron un adelanto del primer tercio de su salario el 4 de julio del mismo 1530." E16 de noviembre de 1531, como alarife de la ciudad, se le encomendaron las obras de reconstruccién de las casas de Cabildo. Con este fin el dia 7, el Ayuntamiento encargé setenta indios para que trabajaran bajo su direccién to- dos los dias durante tres meses,” sin embargo, un dia después, inexplicable- mente, esta institucion lo destituyé6 nombrando nuevo maestro de las obras de la ciudad al cantero Juan de Entrambasaguas con un salario de 60 pesos oro, y éste concluyé las casas de Cabildo, que se ocuparon el 10 de mayo de 1532. Mientras tanto maese Martin siguié laborando con Pontecillas en la introduc- cién del agua a la Plaza Mayor, aunque, ante la muerte de su socio acaecida antes del 6 de mayo de 1532, los regidores de la ciudad le exigieron que cum- pliera s6lo con el compromiso de la cafieria,"* y ésta es la tiltima noticia que te- nemos de maese Martin. En suma, el acueducto mexica no desaparecié durante la guerra de con- quista. Luego, las obras de reposicin del mismo, junto con la traza de la capi- tal novohispana y la ereccién de edificios de gobierno como las casas de Cabil- do, dieron origen a la instituci6n Obras Piiblicas y a un aparato burocratico encabezado entonces por administradores, vigilantes y oficiales de obras, no es pecializados ni profesionales, quienes —debemos reconocerlo— no hubieran cumplido con su empresa sin la mano de obra y, en algunos casos, las técnicas constructivas de los mexicanos. 3 Ibidem, p.92. % Ibidem, p. 62. °* Ibidem, pp. 82-83. “Manuel Toussaint, op. cit, p.5. %Ibidem, p. 92. ‘Agua para la capital novohispana 65 3. La aleantarilla principal o de la Mariscala Conviene anotar que la reposicién del acueducto mexica fue necesaria y con- veniente. Necesaria —y urgente— porque habia que proveer con agua potable a la capital novohispana. Y conveniente porque se pudo aprovechar el acue- ducto que, aun deteriorado por la guerra de conquista, se mantenia en pie. Esto, por lo pronto, evit6 al Ayuntamiento de la ciudad el problema de conse- guir grandes cantidades de materiales de construcci6n, especialmente cal, con el consiguiente ahorro de tiempo y esfuerzo. En suma, no habia necesidad de construir un acueducto nuevo. En efecto, fuentes documentales indican que los ductos prehispanicos funcionaban, tal como los vieron Cortés y Bernal, por lo menos entre 1527 y 1554, pues—como hemos citado— los canales de madera instalados en algu- nas de las cortaduras del acueducto seguian proveyendo de agua a las canoas de los indios, quienes la llevaban a vender a los vecinos del centro de la ciudad. Hay que puntualizar también que dichas obras de restauracién se realiza- ron con técnicas constructivas prehispanicas. Aunque maestros de obra como los mencionados Martin de Sepulveda, Pontecillas y otros alarifes y canteros, 0 simples “entendidos”, impusieron en breve los sistemas constructivos europeos. Asf pues, las obras de mantenimiento y adaptacién del acueducto, como cajas de agua y ramales para la distribucion del liquido, se sucedieron antes y después de la edificacién de la arquerfa de Santa Fe, sobre su estructura. He- cho que lo convirtié en el monumento hidraulico singular que constituye el te- ma central de este trabajo. Ahora bien, la primera medida del Ayuntamiento de la ciudad para me- jorar el suministro del agua fue la construccién de una alcantarilla donde ter- minaba el acueducto, es decir, a la entrada de la calzada de Tacuba hacia la tierra firme. Décadas después esta caja recolectora tenfa tres ramales para su distribucién. La orden correspondiente para la edificacién fue emitida en la sesién capi- tular del 4 de noviembre de 1524. Ahi, los miembros del concejo ordenaron al mayordomo de la ciudad, Pedro Sanchez, que hiciera edificar “en la calzada de 68 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe terminaron cambios estructurales y formales, de los que tenemos las siguientes noticias. Ya en 1553” y 1554 se afirmaba que ibaa reconstruirse la alcantarilla pero este acuerdo no se llevé a cabo. En efecto el 26 de enero del 54, ante las protestas de los vecinos que atri- buian la carencia de agua al incumplimiento de lo acordado en 1553, se reite- 16 la orden de hacer a alcantarilla “al canto de la calle de Tacuba. E porque en la dicha arca [...] se dard e repartira la dicha agua, como se debe dar e repar- tir. E porquel daiio e perjuicio de lo susodicho cese, mandaron que la dicha arca se haga a costa de los propios desta ciudad. E que se haga brevemente, porque asi conviene al bien desta reptiblica.”” No obstante lo dicho, el proyecto qued6 sin efecto. Segtin parece, otras obras hidraulicas como la reconstruccién del acueducto, la reparacién del ra- mal de San Francisco y la ereccién de otro mas hacia el norte eran mas urgen- tes, El hecho es que, el 26 de febrero de 1554, el virrey Luis de Velasco autori- 26 la imposicién de la sisa a la carne de res y de cordero para afrontar estas obras. ¥ dispuso que este impuesto entrara en vigor la siguiente Pascua Flori- da." Es decir, entre el 28. de marzo y el 25 de abril. Este impuesto permitié a los carniceros dar menos carne al piiblico, me- diante basculas especiales, con la obligacién de pagar al recaudador de la sisa un maravedi por cada arrelde (4 libras) de carne que vendieran.® Lo que se produjo los primeros aiios se aplicé a las obras hidrdulicas mencionadas. Por lo tanto, la alcantarilla principal logré construirse s6lo después de cua- tro afios bajo la direccién del maestro mayor de las obras de México, Claudio de Arciniega. Asi lo afirma el cronista de la ciudad Francisco Cervantes de Sa- lazar en su “Descripcién y grandeza de México”: © Actas... 1.60. p. 91, acta del 16 de marzo. °° Ibidem, p. 127. 5! La Pascua de Flores o Florida es la fiesta catlica de la resurreccién de Jestis, que se celebra el domingo siguiente al plenilunio posterior al 20 de marzo, y oscila entre el 22 de este mes y el 25 de abril. Gj: Martin Alonso, op. cit, p. 3164. 5% Actas... 1. 60., pp. 129-130. °° Gfr. Edmundo O'Gorman, nota 180 a su edicién de Francisco Cervantes de Sala- zar, op. cit, p. 193. ‘Agua para la capital novohispana 69 Y porque las insignes ciudades, para el proveimiento de los vecinos han de te- ner agua de pie y esta ciudad la tenia por algunas calles della, al presente se trae por todas, y en cada esquina se hace un arca de piedra, donde los vecinos pueden tomar agua, sin la que entrara en muchas casas. El edificio donde se recibe para hacer el repartimiento della es muy hermoso y de gran artificio. Hicele Claudio de Arciniega, maestro mayor de las obras de México. Es el obre- ro mayor que asiste a las obras, por eleccién del regimiento de la ciudad, don Fernando de Portugal, tesorero de Su Majestad.>* Hasta hoy ningiin autor ha senalado la fecha en que comenzé ni en que termin6 Arciniega la fuente o alcantarilla principal del acueducto. Gracias a nuestras investigaciones podemos suponer que el maestro empezé la obra en los primeros meses de 1559;*° que trabajé en ella durante 1560, y que la con- cluy6 antes del 8 de octubre de este aio. Ademas, suponemos que Ia ciudad le page este trabajo el 20 de octubre de 1561. Apoya nuestra hipétesis lo siguiente. El dia 10 de marzo de 1559, la Junta de Cabildo acord6 pedir al virrey que ordenara suspender la edificacién de iglesias y monasterios mientras se hacfan las obras piiblicas.° Sabemos que una de estas obras era la construccién de la alcantarilla, porque cuatro semanas después, de acuerdo con disposiciones su- periores, se ordené incrementar el monto de la sisa, para poder afrontar el gas to de la obra de la fuente que recogeria el agua procedente de Chapultepec. En efecto, el 17 de abril de 1559 los dichos sefiores justicia ly] regidores dijeron, que por cuanto, por el sefior vi- sorrey y esta Real Audiencia, esti mandado que en cada camnero del rastro ha- yaun cuartillo de sisa para la obra de la fuente de la agua que se trae para esta ciudad, en este presente aiio de cincuenta y nueve, y se ha abajado por este aio * Ibidem, p. 170. ™Conviene recordar que Arciniega llegé a la ciudad de México procedente de Pue- bla, donde dirigié, entre 1554 y 1558, obras como la fuente de la Plaza Mayor de la ciu- dad, de la que todos elogiaban “su belleza y su buena arquitectura”. Lo que le abrié las puertas de la fama pues, al verla el virrey Luis de Velasco, hizo pasar a México al maes- tro. fr. Manuel Toussaint, Claudio de Arciniega, arquitecto de la Nueva Esparia, México, UNAMHE, 1981, pp. By 9. Actas... 1. 60., p. 352. 70 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe a cuatro maravedis en cada carnero. Y por no haber moneda tan baja [...] den los dichos compradores treros [...] Se mand6 que los dichos rastreros acudan con doce maravedis de da carnero que se matare en el rastro, para la obra de la dicha fuent cuatro maravedis se quedan con ellos los ras- n abril de 1559. Esto permite deducir que la obra comenz6, 0 ya se hac Por otra parte, gracias al doctor O'Gorman, sabemos que Cervantes de Sa- lazar vio la fuente en proceso de construccién antes de su partida a Zacatecas, donde “se encontraba a fines de este afio de 1560°.Y el Cédice Aubin informa que fluyé nuevamente agua, por el arca, el 8 de octubre de este aio.” Finalmente, después de casi un aio, Arciniega recibié el pago de una can- tidad que, suponemos, inclufa el de la direccién de la obra de la alcantarilla. Para esto, el 11 de agosto de 1561, reunidos en sesién de Cabildo, los al- caldes, el factor, los regidores y el obrero mayor, Fernando de Portugal, dispu: sieron que “Claudio y Saldaia’, es decir, Claudio de Arciniega, maestro mayor, y Antén Garcfa de Sal judad, dectararan bajo juramento cuinta cal y madera habian consumido en las obras a su cargo para que se les ia, alarife de la pagara."! Cumplido el tramite, el 20 de octubre siguiente, los mismos funcionarios libraron la orden para que les pagaran 1 672 pesos con cuatro tomines de oro 57 Ibidem, p. 353. O'Gorman, op. cit, p. XXI. En la nota 180, p. 123, dice: “seguin testimonio de Cer- vantes, ese edificio no se habia terminado en 1560", © Gédice Aubin, citado en Kubler, op. cit, p. 238, notas 131 y 132, La frase: “in yan- cuica netziccatl tecpan, quiyauauc” puede traducirse; “nuevamente cay6 agua, salié cia la casa sefiorial”, “ Anton Garcfa de Saldaiia, natural de Sevilla, llegé a la Nueva Espaiia en 1532. Era técnico en la construccin de minas, en ingenios para fundir metales y en la fabricacion de botones (Kubler, op. cit., p. 127; apud Francisco A. de Ieaza, op. ct, vol. Il, p.85). En Ja capital laboré entre 1549y 1573. Entre 1549 y 1553, como albanil y carpintero, dirigid, alos indios de Iztapalapa en las obras de la ciudad. Entre 1551 y 1562, como obrero me- nor. Entre 1554 1565, como alarife de la ciudad. ¥ entre 1565 y 1573, como estacador de calles ysolares (¢fr. Actas....1.50., p- 261; 1. 60., pp. 10, 147; 1 7o., pp- 84, 169, 232, 319, 469; 1.80., pp. 47, 74y 75). Garcia de Saldaiia muri6, quiza, en 1573, después de laborar en Mé- xico 41 aos, ala edad de 77, pues, en 1566, declaré tener 70 (videacNa, Tierras, vol. 21, 2a, parte, fs. 23-24). ®! Actas..., 1. 60., p. 467, a ‘Agua para la capital novohispana 7 8. La alcantarilla principal del Acueducto de Santa Fe, construida por Claudio de Arciniega en el siglo xv1. Fuen- te: Cédice Aubin, p. 101. Dibujo: Arturo Reséndiz. comtin, por las obras que habfan dirigido en la ciudad." Cabe suponer que Ar ciniega recibid, por lo menos, la mitad de ¢ dinero por la obra de la fuente, que el resto tocé a Garcia de Saldana por las tiendas que labraba n 1559 y terminé en julio de 1561. Acerca de las caracteristicas de esta fuente sdlo sabemos por Cervantes de Salazar que era hermosa “y de gran artificio”. En el dibujo esque! ico que la representa en el Cédice Aubin (figura 8), no encontramos la sobria elegancia manierista que imprimfa a sus obras este maestro de arquitectura. Pero sf po- demos deducir que era un ediculo, probablemente de canterfa, con cubierta a dos aguas o piramidal, erigido sobre una plataforma de planta, también rec- tangular pero un poco més grande. El dibujo presenta una ventana de la mis- ma forma en una de sus carasy un grifo dirigido hacia el oriente. No registran los autores que hemos consultado modificacién alguna a la fuen- te de Arciniega entre 1559 y 1620. Pero sf en este tiltimo aio, en el que conclu- yeron las obras de construccién de la arqueria. Entonces fue necesario adaptar la caja receptora, elevando su nivel a la altura de losarcos, para que recibiera—ade- Tbidem, pp. 50% 504, acta del 20 de octubre de 1561. 72 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe mas del agua de Chapultepec—el agua de Santa Fe." El resultado debié de ha- bersido un edificio nuevo diferente al que hizo el maestro mayor de arquitectura. Esta vez, el encargado de modificar la fuente fue Juan de Rioja (0 Arrioja), quien habia sido veedor de la fabrica de la arqueria™ y, quiza por esto, fue nombrado por la ciudad “alarife y maestro del agua” en la sesi6n capitular del 22 de junio de 1620, con un salario de 250 pesos de oro anuales.® Este alarife laboré en México mas de treinta y cuatro afios. De acuerdo con lasactas de Cabildo, estaba trabajando en esta capital, en 1594, como veedor de las obras de la ciudad. En 1599 lo era de la reconstruccién de un ramal del acueducto sobre la calle de Tacuba.” En 1605, la ciudad le confirm6 la licencia para seguir ejerciendo el oficio de albaiill, como lo habia hecho durante doce afios. En 1610, fue alarife de propios® de la ciudad.” En 1622, como maestro ® Actas..., |. 230., p. 202, acta del 27 de agosto de 1620. 4 Actas..., 1. 230,, p. 156, acta del 1 de junio de 1620. © Ibidem, p. 165, acta del 22 de junio de 1620. Cabe sefialar que el primer “maestro del agua” fue Cristobal Carvallo, maestro de carpinteria y albafilleria, quien dirigié, prin- cipalmente, obras hidraulicas de la ciudad de México, entre 1575 y 1608. Sin embargo, el primer nombramiento oficial de “maestro del agua” que otorgé el Cabildo fue para Fran- cisco de Hojeda el 21 de mayo de 1590 (I. 90., p. 404). Carvallo ocupé el cargo de alarife de la ciudad en los periodos 1577 a 1580, 1586 a 1588, 1591 a 1593 y 1595 a 1599. Videlas actas de Cabildo de la primera sesién del Concejo Municipal de los afios citados. © Actas..., 1. 120., p. 24, acta del 28 de enero de 1594. % Jbidem, |. 140., acta del 28 de marzo de 1599. "*Ibidem, |. 160., pp. 206-207, acta del 2 de diciembre de 1605. © Alarife de propios es una de las denominaciones que recibié durante la Colonia el albaiiil, 0 ¢l maestro de obras, 0 el alarife, o el arquitecto oficial, a quien ¢l Cabildo mu- nicipal designaba en la primera sesiGn capitular del mes de enero de cada aio para que uazara y supervisara la edificacién o la reparacién y el mantenimiento de las obras pti- blicas, mismas que se costeaban con el producto de los impuestos y con las rentas que producfan los bienes 0 propios de la ciudad (carniceria mayor, molino, tributos). De manera que, por extensién, el artifice era llamado “alarife de propios de la ciudad”, des- de 1601. Antes recibié los nombres de oficial de obras de la ciudad, “maestro de las ‘obras del agua” y alarife de la ciudad. Después de 1601, se le denominé alarife de pro- pios de la ciudad, alarife mayor de la ciudad, maestro mayor de arquitectura de la ciu- dad y maestro mayor de la ciudad. Gfr. Actas..., de los siglos xvF-x1x, y Maria del Carmen Olvera Calvo y Ana Eugenia Reyes y Cabaiias, La importancia de las fuentes documentales para el estudio de los artistas y artesanos de la ciudad de México. Siglos xvi a x1X, tesis de licen- ciatura, México, UNAM, 1991 (inédita), pp. 80-92. 7 Actas..., |. 240., p. 233, acta del 10 de enero de 1622. ‘Agua para la capital novohispana 10. Plano de la ciudad de México, Juan Gomez de Trasmonte, 1628. Foto: Archivo Foto- sgrifico 1E-UNAM. Aunque no se utiliz6 de inmediato pues, un aiio después, la ciudad espe- raba que la obra amacizara, para conceder mercedes de agua de Santa Fe, a tra- vés de esta caja distribuidora.” Cabe sefialar que en el Plano de la ciudad de México que di arquitectura Juan Gémez de Trasmonte en 1628,” aparece el acueducto que nos ocupa; pero el arca de agua, en su extremo oriental, no da idea clara de la 7 Adias...,1. 240., p. 373, acta del 27 de enero de 1623. * Hay mayor informacién sobre este arquitecto en Martha Fernandez, Arquitectura 1 gobierno virrinal: los maestros mayores de la ciudad de México, siglo xvy, México, UNAMIE, 1985 (Estudios y Fuentes del Arte en México XLV), pp. 77, 90, 257-258 y passim. 76 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe forma que le dio Rioja, pues el autor la represent6 de manera convencional (fi- guras 9 y 10). Después de 1620, el arca y el acueducto fueron objeto de algunas repara- ciones. El mal uso por parte de los pobladores y la humedad provocada por las. inundaciones, como “la de San Mateo” de 1629, que duré cinco afias, y la de 1647, fueron la causa. , duran- Esto explica por qué la reparacin, emprendida en 1651, requii te un aio, el concurso de indios, no s6lo de las parcialidades de Santiago y San Juan de la ciudad de México, sino también de pueblos como Tacuba, Azcapot- zalco, Tenayuca, Tlalnepantla, Cuauhtitlan, Coyoacan y otros.” De otra reparacidn al acueducto y, por ende, ala alcantarilla principal dio cuenta Romero de Terreros, quien cité un contrato, celebrado el 20 de mayo de 1667, por medio del cual Juan de Noriega Escandén se comprometié a ven der al alarife mayor de la ciudad, Alonso de Torres Fornicedo,"! toda la arena necesaria para “los aderezos y reparos” que tenia a su cargo. Si esta reparacién se realiz6, podemos suponer que la caja distribuidora conservé la forma que le dio Juan de Rioja. Pero dos décadas después volvié a modificarse bajo la direccin de Cristébal de Medina Vargas Machuca, maestro mayor de arquitectura de las provincias de la Nueva Espaiia. En efecto, informacién documental sobre algunas reparaciones al acue- ducto, citada por la doctora Martha Fernandez en su articulo “Cristobal de Me- dina y el Acueducto de Santa Fe”! indica que, después del 12 de octubre de ™ Francisco de la Maza, La ciudad de México en el siglo xvi, México, SEP, 1985 (Lectu- ras Mexicanas 95), p. 28. "AGNM, Indios, vol.16, exp. 1276, f. 118v.-119. Registro del mandamiento del virrey Luis Enriquez de Guzmin, emitido el 4 de noviembre de 1651. "Torres Fornicedo ejercié en la ciudad de México entre 1658 y 1689. Sobre sus ai tividades, vide Maria del Carmen Olvera Calvo y Ana Eugenia Reyes y Cabaiias, op. ci pp- 123-125. ®Manuel Romero de Terreros, op. cit, p. 26. Martha Fernandez “Cristébal de Me- dina y el Acueducto de Santa Fe”, Estudios acerca del arte novohispano. Homenaje a Elisa Vargaslugo, México, UNAM, 1983, p. 50. El contrato se encuentra en México, Archivo Ge- neral de Notarias de la Ciudad de México (en adelante AN), Felipe Ramirez de Mendowa, not. 560, vol. 3863, 20 de mayo de 1667, fs. 1241254. * Martha Fernandez, “Cristébal de Medina y el Acueducto de Santa Fe”, pp. 43-59. Agua para la capital novohispana 7 1685, Cristébal de Medina Vargas, como maestro mayor de arquitectura de la ciudad que era, reconstruyé la caja principal del Acueducto de Santa Fe. Esto se desprende de una partida de la “Certificaci6n del contador de propiosy ren- tas de la ciudad de México; de lo librado y pagado para reparos y aderezos de los arcos de Santa Fe, y caja principal por donde se conduce el agua esta ciudad en los diez afios, desde el 1o. de enero de 1667, a fin de diciembre de 1686" en la que el funcionario asenté que ese dia entregé 825 pesos al Seiior Regidor Don Pedro de Pedraza para que por su mano se pagase, al alarife mayor, oficiales, peones, y materiales para la obra de la Caja principal y alcantarilla, que esta al principio de los arcos por donde viene el agua de San- ta Fe, organizando dicha Caja para el repartimiento de los ramales.** De acuerdo con esto, dispuesto el dinero para los materiales y salarios, Me- dina Vargas pudo comenzar la obra de la alcantarilla en 1685. Y es posible que la haya terminado antes del 28 de noviembre de 1687, fecha en que los miem- bros de la Real Audiencia y el Ayuntamiento de la ciudad le encomendaron ha- cer un reconocimiento a los arcos y conductos del agua® para repararlos. Yasi lo hizo, emitiendo su dictamen el 13 de enero de 1688," al que acom- paiié con un plano en el que represent6 a la arqueria con los aderezos que pro- ponia realizar (figura 11). En este diseito aparece la caja mayor con planta octagonal. Esto, por lo que toca al aspecto formal; pero, desde el punto de vista estilistico —como sefiala la doctora Fernandez—, la disposicién de la silleria en los muros revela el interés del arquitecto por el claroscuro, pues dio a los paramentos la apariencia de estar “almohadillados, o bien, pintados; realizando una imitacién de tableros alternos: en una seccién horizontales y en la otra dobles y verticales”.** Sin em- bargo —como expresa la autora— no podemos dejar de reconocer que, como “'Ibidem, p. 52, nota 43, Archivo General de Indias (en adelante act) , México, 730. ® Ibidem, p. 53. *'Martha Fernandez, “Crist6bal de Medina y el Acueducto de Santa Fe”, p.58. Apud AGI, México, 730. * Iidem. ® Martha Fernindez, Arquitectura y gobierno virreinal, p. 134. 78 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe Santa Fe. Diseito: Cristébal de Medina Vargas, 11 de enero de 1688, Foto: Aci, M.P., México, 81. Se publica con autorizacidn del Archivo General de Indias, el cual se reserva los derechos de sucesivas reproducciones y publicaciones. lo que se pretendia hacer en ese momento era s6lo aderezar el acueducto, qui- el tablerado no sea idea original de Medina Vargas, sino que él reprodujo en Ja alcantarilla el tablerado que en su época presentaba el monumento."* No se sabe si realiz6 estas reparaciones Medina Vargas; pero, como hemos sefialado, sf reconstruyé la caja de la Mariscala. Y ésta conservé su forma ocha- vada hasta mediados del siglo x1x, como lo demuestra una litografia en la que aparece el arca, al final de la arquerfa, mostrando, hacia la calle de Tacuba, tres de sus ocho muros (figura 13). La litografia, cuya fecha desconocemos, reproduce el Palacio de Mineria y el hospital de Terceros de los franciscanos; y dado que la fuente aparece en su sitio original, o sea, al final del edificio, deducimos que se traz6 antes de 1852, es decir, antes de que ésta fuera reconstruida en “la bocacalle del Puente de Al- “Martha Fernandez, “Cristobal de Medina y el Acueducto de Santa Fe”, p. 55. Agua para la capital novohispana 79 ES ax 12, Fuente de la Mariscala y parte del Acueducto de Santa Fe. Litograffa anénima del si- glo xix. Foto: Fototeca del 1Nat, Pachuca, Hidalgo. varado”,” junto a la iglesia de San Fernando, durante la primera etapa de la de- molicién del acueducto que —como detallaremos en otra parte— desaparecié por tramos. Pero es preciso recordar que antes de 1852 habia comenzado el fin del mo- numento que nos ocupa, pues corria el aio de 1804 cuando se dispuso la de- molici6n de la caja y algunos de los arcos. Este proyecto no se llevé a cabo. Informacién procedente del grupo documental Obras priblicas del AGNM in- dica que en 1804, a consecuencia de la incorporacién del agua de otros ma- nantiales al Acueducto de Santa Fe, las autoridades decidieron renovar la caja Antonio Garcia Cubas, El libro de mis recuerdos, M Cubas, Hnos., Sucesores, 1904, p. 211. ico, imprenta de Arturo Garcia 82 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe dos de dichos arcos frente al portillo de San Diego y franqueando un condue- to viejo que corre por los cimientos de ellos; con lo cual se han debilitado de muerte, que estin muy expuestos a un temblor y la citidad a riesgo de quedar- se sin agua en ese caso, También estén empezadas a hacer cuatro [...] tarjeas subterrineas por donde debia introducirse el agua que viene por los arcos. Todo lo cual se suspendié por falta de dinero.* Después de esta respuesta, el virrey, informado y convencido de que los cau dales de propios de la ciudad no alcanzaban ni para reparar el daiio causado a Ia arqueria, orden6 suspender el proyecto “mientras que, mas desahogados los fondos ptiblicos, pueda emprenderse la obra de un modo decoroso”." Asi pues, la caja de agua, obra de Medina Vargas, siguié funcionando cua- tro décadas mas, hasta que —como hemos citado— inicié el viaje final, con es- calas, en cada una de las cuales desaparecia parte de la danza de arcos, de la que ésta marcaba el paso final. De acuerdo con los testimonios de Orozco y Berra” y de Garcfa Cubas,” en- tre 1851 y 1852 la alcantarilla del puente de la Mariscala fue demolida y recons- uuida inmediatamente en la bocacalle de Puente de Alvarado. En 1871 la caja de agua ya se encontraba en la garita de San Cosme (calle de Buenavista)."* En 1879" estaba en la calle de Santa Marfa la Ribera. Y en 1889!" la ubicaron en la Tlaxpana, de donde desaparecié defi ivamente junto con una parte de la ar- queria. Aqui debemos reconocer que existe otra representacién de la caja de la Mariscala, realizada entre 1693 y 1695, donde se representé en forma hexago- nal, Se encuentra en una pintura sobre un biombo —atribuida a Diego Co- rrea—, en la que se reprodujo la ciudad de México vista a “ojo de pajaro” des- de el poniente (figura 14). * Ibidem, fs, 280-284. * Ibidem, £. 298. “Orozco y Berra, Memoria para la carta hidrogréfica del Valle de México, p. 83. "-Garefa Cubas, op. cit, p. 211. “Of, Artemio de Valle Arizpe, op. cit, p. 489, nota 4. Gfr. José Luis Cossio, “Las aguas de la ciudad”, Boletin de la Sociedad Mexicana de Geografia y Estadistica, t. XLV, nim. 13, 1937, pp. 37-38. ' Ibidem, p. 38. Agua para la capital novohispana 88 14, La alcantarilla principal del Acueducto de Santa Fe a fines del plano de la ciudad de México, atribuido al pintor Diego Correa, perteneciente a los condes de Moctezuma. Se encuentra en el Museo al de Historia, Castillo de Chapultepe. Foto: Archivo Fotografico t-UNaM. No la hemos considerado testimonio de otra renovacién de la fu 1c, por que, ademas de no contar con referencias documentales que nos sustenten, pen- samos que no es posible que Medina Vargas haya reconstruido el arca dos veces en un lapso de seis aiios (1682-1688). Ademis, opinamos que el pintor no tuvo la intencién de reproducir es- wictamente la realidad, sino plasmar una vista panoramica, grandilocuente, de la ciudad. Basta observar el enorme campanario que puso a la Catedral y los remates aguzados de algunas torres, para entender por qué la caja del acue- ducto presenta seis en vez de ocho lados, como realmente tenfa al desaparecer bajo la piqueta. 84 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe 4. El Acueducto de Churubusco Hemos visto que pocas décadas después de instaurada la capital novohispana comenzaron los problemas de abastecimiento de agua potable, porque el vene- ro de Chapultepec no cubria las necesidades, cada vez mayores, del liquido vital. Desde entonces, lograr la posesién del pueblo de Santa Fe, que pertenecia al obispado de Michoacan, se convirtié en uno de los objetivos del Concejo Mu- nicipal. Fueron imiitiles sus esfuerzos por conseguir la propiedad del pueblo; asi que para obtener el agua tuvo que comprar los veneros a su legitimo dueiio, en 1563. Sin embargo, contando con el caudal y los recursos para emprender la obra del acueducto, abandoné el proyecto porque los concejales compren- dieron que tomar el agua de Santa Fe perjudicarfa seriamente a los molinos de trigo, como los de Gonzalo Ruiz, Juan Juarez y los que pertenecfan a los pro- pios de la ciudad, los indios de la regién de Tacubaya. De manera que informados de que en San Mateo Churubusco habia un ' asi como a las huertas de los vecinos y a las sementeras de manantial cegado por los indios con piedras y madera, antes de la legada de los espaitoles, porque su corriente, violenta y sin control, habfa causado una gran inundac diendo de inmediato las medidas para introducirla a la ciudad de México. En primer lugar, la ciudad ordené determinar el peso del agua de Churu- busco y medir la altura del manantial con respecto a la de la fuente de la Plaza n, decidieron aprovechar la riqueza de este venero, empren- Mayor. Labor que realizaron, entre el 21 y 23 de agosto de 1564, los maestros Francisco Gudiel,' Claudio de Arciniega, Miguel Martinez, Diego de Zamora, 11 Actas... 1. 40., p. $00. El acta del Cabildo del 29 de agosto de 1542 sefiala que don Antonio de Mendoza merced6 a los propios de la ciudad de México un sitio para molino de pan, vecino a los molinos de Juan Judrez que fueron de Nuiio de Guzman, en Tacubaya, “donde estin ciertos zapotes, enfrente de los corrales de obejas que al pre- sente estin hechos por el sefior obispo de Michoacan, o los indios de Santa Fe”. Y que, después del reconocimiento que hizo Bartolomé Gémez, maestro de hacer molinos, se ordené pregonar la obra del edificio, 102 Gf, Actas... pp. 209-210. Francisco Gudiel aparece también en las actas de Ca- dildo, entre 1531, en que fue declarado vecino de la ciudad de México, y 1555, en que propuso el desagiie general para preservar a la capital de inundaciones. Vide actas del 19 y 26 de mayo de 1531 (1. 2o., pp. 105-107) y 26 de noviembre de 1555 (I. Go., p. 197). Agua para la capital novohispana 85 Pedro Donato y Joanes de Amberes. En la memoria de esta actividad —que presentaron Fernando de Portugal y Francisco Mérida de Molina, comisiona- dos para atender la obra—, los maestros opinaban que si la dicha fuente se abre y limpia, y quitan el madero y piedra que —di- cen—, echaron los indios porque les anegé esta ciudad; que saldra mas agua de la que al presente sale. Que sera bastante para la traer a esta ciudad, y es tan buena como la de Santa Fe. Y se traerd con menos inconvenientes y a menos costo ni dajios a terceros.!°% Recomendaban que se hiciera en la Plaza Mayor una fuente “muy principal”. Los regidores, por su parte, suplicaron a los concejales que consultaran con maes- tro especializados si seria conveniente conducir el agua por atarjea descubier- ta, o hacerlo a través de cafierias.!" En respuesta a lo informado por los regidores y los maestros, la ciudad dlis- puso que, reunidas estas personas “y las demas que les pareciere, que entien- den de semejantes edificios", expusieran los pros y contras del proyecto, y se pusieran de acuerdo acerca de la mejor manera de hacer la obra. Mientras tan- to mand6 quitar la madera que obstru‘a la salida del agua del manantial, y pa- gar a quienes hicieron el reconoci jento, a raz6n de 10 pesos por dia de tra- bajo a los espaiioles, y tres a los indios.""* En septiembre del mismo aiio, Francisco Gudiel, Diego de Zamora, Miguel Martinez y fray Francisco de Tembleque, quien en esos dias estaba dirigiendo la construccién del Acueducto de Zempoala," hicieron otra revisin, después de la cual los tres primeros opinaron que la cantidad de agua superaba a la de Chapultepec, y propusieron que ésta se condujera por atarjea descubierta, De Gudiel expresa Gurria Lacroix: “digno de recordacién, ya que no s6lo propuso el de- sagiie general del valle sino también el aprovechamiento de sus aguas, adelantindose en esto en varios siglos”. Vide El desagite del Valle de México durante la época novohispana, México, UNAM, 1978, p. 53. 108 Actas..., acta del 23 de agosto de 1564. '°* idem. ‘08 Jbidem, p. 210. 06 Vide la historia de este acueducto, del que queda parte de su hermosa arqueria ‘en Tepeapulco, cerca de Zempoala, en Romero de Terreros, op. cit, pp. 39-48. 86 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe mos"? de para que el sol y el aire la medicaran, y que el acueducto tuviera 9 p: altura (189 cm) con el fin de que el resto de 5 varas (3.98 m) que tenia en total se le dieran de corriente. Y en caso de que se optara por conducir el agua por caferia, es decir, por tuberia, ésta debfa asentarse en una zanja, donde los ca- ios quedaran muy bien solarados es decir, revestidos y guarnecidos por sus cuatro lados, con cal, ladrillo 0 piedra, poniendo arcas, por trechos, para con servar la altura del agua obre e podia tracr Francisco de Tembleque, por su parte, opiné que atarjea por “camino Ilano” y que el agua le parecia “bastante (...] y muy buena en su bondad y para la salud” y agregé: en lo que toca a la dicha agua de Santa Fe digo, ques mucha cantidad y muy bue cio desta ciudad, Empero, el camino por do se ha de traer seria tanto y medio trecho [mas largo] questotro cai cerros por do ha de venir; de 4; y la disposici6n para la toma y altura es muy mis que el mis alto e% 10. ¥ el edificio, por las muchas barrancas y is del notable perjuicio que a esta ciudad y los vecinos (...] segura: quitando las moliendas, heridos [...] y riegos [...] Por las la dicha agua no se traiga. Y porque sigiin Diosy mi conciencia me ha parecido asi, lo firmé de mi nombre av setiembre de mil y quinientos y sesenta y cuatro aiios.'"” cuales causas soy de parecer ¢ lés de Al parecer, la idea del fraile convencié a las autoridades municipales, por- que, el 2 de octubre, ordenaron al obrero mayor que hiciera proseguir Ia lim- pie canos para traer agua a la antigua Tenochtitlan." Sin embargo, considerando que el edificio podria correr riesgo cuando temblara, el 5 de febrero de 1565, a del manantial hasta descubrir la atarjea que habian construido los mexi- ordenaron al mismo funcionario que convocara a todos los maestros alarifes de "Un palino equivale a 21 cm, El texto dice solazados, debe ser solarados, participio del verbo solar: cubrir el sue- Jo con ladrillos, losas tt otros materiales. Gfr. Martin Alonso, op. cit., p. 3810. 1 Actas... p. 218. "" Dbidem, p. 223. "Off. Actas... Pe ‘Agua para la capital novohispana 89 niones contradictorias, de modo que, para dar a su excelencia informaci6n cla- ray definitiva, la Junta Capitular del 26 de mayo de 1570 manda que tres regi- dores, un intérprete y el escribano de Cabildo, acompaiien a tres indios oficiales, que entiendan de pesar ¢ traer agua; los mas diestros que se hallaren, vayan al nacimiento de la dicha agua de Ochilobusco e [...] la ven- gan midiendo e pesando toda hasta llegar a la esquina de las Casas Reales des- ta ciudad. E alli sefialen en el altura a que puede venir, sacando claramente toda la declaracién dello para que, fecho, se informe a su excelencia lo que se haga.!33 Después de esta noticia, que constituye un justo reconocimiento a los co- nocimientos en hidraulica de los oficiales mexicanos, no registra nuestra fuen- te mas datos sobre la obra del acueducto; pero se sabe que un aiio y medio des- pués, la reunién de Cabildo decidié arrendar la casa en la que guardaban las. herramientas “porque ha cesado la obra por hacer otra nueva en el cercado de Chapultepeque, para traer el agua de Santa Fe”.!# Asf pues, ignoramos hasta dénde se edificé el Acueducto de Churubusco, pero sf podemos afirmar que su cafterfa corrié sobre la calzada de Iztapalapa; que la hicieron con maderas de ocote, cedro, oyamel y pino, cuyo acarreo salié tan caro “que si fuera de plata no costaria mas”;!** que tres décadas después la in de Orozco y Be- rra, posiblemente estaban agotados los veneros en 1618, puesto que no los madera se habfa podrido;!** y que, de acuerdo con la opit mencioné en su obra el doctor Cisneros al referirse a las fuentes que entonces alimentaban a la ciudad de México que para él s6lo eran las de Chapultepec, Santa Fe y Azcapotzalco.!? En suma: cambiar de manantial, cuando todo estaba listo para introducir el agua de Santa Fe, y emprender la obra del Acueducto de Churubusco fue- "8 Ihidem, p. 475. "4 Ioidem, 1. 80., p. 6, acta del 23 de noviembre de 1571. '25 Jbidem, 1. 8o., acta del 3 de abril de 1598, "8 Ibidem. "7 Manuel Orozco y Berra, Historia de la ciudad de México, desde su fundacién hasta 1854, p. 174. 90 igen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe ron errores del Ayuntamiento de la ciudad de México. Errores que costaron dinero, esfuerzo y tiempo. Después de lo cual, comprendiendo que el benefi cio seria pasajero —como lo fue—, suspendié la obra, para acatar la disposi- cin del virrey Martin Enriquez de Almanza, quien ordené retomar el primer proyecto y comenzar las obras que culminaron con la construccién de la ar queria de Santa Fe. II. LA ARQUERIA. PRIMERA ETAPA CONSTRUCTIVA La fabrica de la arque: se realizé en dos etapas. Una entre 1571 y 1573, y otra entre 1617 y 1620 (figura 15). Pero antes de referirnos a la primera, vale la pe- na relatar aconteci jientos relacionados con la compra de los manantiales de Santa Fe, por parte del Ayuntamiento de la ciudad, al obispo de Michoacan, quien fund6 y administré al pueblo de este nombre, por voluntad de la Coro- na espaiiola. 1. Antecedentes 1.1. Agua de Santa Fe para la ciudad Recordemos que desde la edifica: n de la capital de la Nueva Espaiia, sobre Jos restos de la vencida ciudad de los mexicanos, su problema capital ha sido la escasez de agua potable. Provocada entonces por el desperdicio que hacian de ésta los vecinos, quienes perforaban y rompian los pretiles del acueducto, en ocasiones sin licencia y contraviniendo las ordenanzas —como hemos men- cionado—, ocasionando derrames i {itiles, deterioros y constantes gastos en obras de reparaci6n y mantenimiento, Esta era la situacién cuando inicié su gobierno don Luis de Velasco (1550- 1564), de manera que constituyé una de sus preocupaciones principales. Ra- z6n por la cual, desde 1551, las actas de Cabildo revelan la intencién que ani- maba al mandatario y a las autoridades municipales para introducir el agua de Santa Fe que ya regaba la zona suroeste de Chapultepec y Tacubaya. El primer indicio aparece en la minuta de la sesi6n capitular del 24 de julio; en ésta cons- ta que después del reconocimiento a los caminos antiguos, que ejecutaron Pe- a1 92 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe dro de Villegas, regidor, representante y obrero mayor de la ciudad,! y Juan Franco, alarife de la misma,’ los concejales mandaron abrir y seguir un camino que va y sale del camino real que va del ¢jido desta ciudad por entre las heredades de Alonso de Mérida, regidor, y el seiior licenciado Tejada; y sale por la heredad de Bernabé, alguacil, a quia del agua que viene de Santa Fe a regar todas las heredades de aquella Joma; y por el agua arriba [...] a dar a lo de Santa Fe [...] entre heredades de los indios. El cual camino ha de ser de ancho de dos brazas.* la ace- Pero el pueblo-hospital de Santa Fe y su terzitorio estaban fuera de la ju- risdiccién de la ciudad de México pues, gracias a un legado especial de la Co rona, lo regia don Vasco de Quiroga, quien lo fundé —antes de ser elevado al obispado de Michoacan. A este respecto, don José Maria Marroqui seitala: En vano ocurrié el Ayuntamiento a la Real Audiencia reclamando para si la propiedad y la jurisdiccién de aquel suelo; traténdose de una donacién rea la Audiencia nada pudo hacer. La Ciudad, sin embargo, ante ella, inicié el pleito sobre nulidad de la donacién real en raz6n de haberse concedido den- tro de sus términos y mezclando otra jurisdicci6n con la suya.* Pero la disposicién real era inapelable. Asf que los concejales, resueltos a conseguir el agua de Santa Fe para su ciudad, emprendieron ciertas diligen- cias que culminaron con la compra de los bosques y los manantiales de este pueblo, hacia 1563. Mientras tanto, proseguia la cadena de reconstrucciones y reparaciones que caracterizaron la vida de nuestro acueducto. Para esto, en 1554 el regidor " Actas... 60., p- 10. El 1o. de enero de 1551 se le dio el cargo y “se le mandé que tenga cuidado de las policias ¢ limpieza desta ciudad”. Juan Franco aparece en actas de Cabildo como carpintero y alarife entre 1531 y 1554 (O'Gorman, op. cit, fichas 432, 2068 y passim). El lo. de enero de 1551 el Cabildo lo nombré su alarife oficial con un salario de 60 pesos de tepuzque anuales. Ocupé el cargo hasta su muerte, ocurrida poco antes del 31 de agosto de 1554. Actas... 1. 60., p. 28, actas del 4 de julio de 1551. 4 José Maria Marroqui, La ciudad de México, p. 298. La arqueria, Primera etapa constructiva 93 15. Plano de la ubicacién del Acueducto de Santa Fe. Primer tramo, siglo xv1. Dibujo: Carlos Trejo J. y procurador mayor y el letrado de la ciudad habfan conseguido que la Real Audiencia autorizara la aplicacién de la sisa sobre la carne para costear “la obra de reparar ¢ tracr a esta ciudad el agua que viene de Chapultepeque”® De manera que, el 16 de noviembre siguiente, quedé asentado en el acta de Cabildo que por mandato del virrey don Luis de Velasco, quien tanto apo- yo diera a las obras hidraulicas, se impuso “la sisa en las carnicerias desta ciu- dad para la obra de los canos del agua, e fuente que se habia de hacer en la Plaza Publi [...] conforme a las cédulas de su majestad”.* Si esta reparacién se realiz6, debi6 ser ineficaz porque nueve meses des- pués el Ayuntamiento emprendia nuevas diligencias, pero ahora para cons- truir un acueducto nuevo. Las diligencias comenzaron el 16 de agosto de 1555. Ese dia contrataron a 5 Actas..., 1. 60., pp. 133 y 134, actas del 20 y 23 de abril de 1554. ° Ibidem, p. 152. 96 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe por donde estaba trazado por el Audiencia Real pasada y Cabildo desta cite dad [dijo], que le parecia quel caiio se refuerce donde conviniere, desde el nacimiento hasta la huerta del Cuéllar, y de alli se prosiga el caiio, conforme a lo que ha parecido a la mayor parte; con tal que no impida la salida de la calzada a los ejidos (...] ¥ que se haga de manera quel caiio viejo se quite y de- sembarace la calzada.'* Y recomendé consultar “a los mejores oficiales” para resolver cémo se ha- ria la obra. Esto significa que seguirfa funcionando el viejo acueducto; que lo reforzarfan desde Chapultepec hasta la huerta de Juan de Cuéllar —situada en la actual avenida Melchor Ocampo—, y que, entre ésta y la calzada de Ta- cuba, edificarfan un tramo sobre ciertos cimientos que corrian paralelos al acueducto, que se habfan hecho quince afios atrés para una acequia que ha- bian comenzado a construir el oidor Lorenzo de Tejada y otras personas." Y para proceder a la reparaci6n, el mismo 30 de junio de 1557, se nombré obrero mayor de las obras al regidor Ruy Gonzalez" quien, por enfermedad, fue sustituido el 16 de agosto por el tesorero Fernando de Portugal, con la confirmacién del virrey. A este funcionario le informaron que debia entregar cuentas cada cuatro meses y le asignaron una “ayuda de costa’.'7 Dos meses después el obrero mayor recibié 2 000 pesos de oro comin para las reparacio- nes!® que comenzaron pero no se concluyeron. Asf lo sugiere el acta del Ca- bildo del 10 de marzo de 1559, en la que quedé asentado que los concejales ordenaron al procurador mayor que suplicara al virrey que ordenara suspen- der las construcciones de iglesias y conventos mientras se hacfan las obras pti- \ Thidem, pp. 295-296. 1 Off. ibidem, 1. 40., actas del 16 de junio de 1542. La acequia, que costeaban el li- cenciado Tejada, el tesorero Alonso de Mérida, el barbero Gudiel y el herrero Francis- co Sanchez fue suspendida cuando el regidor Ruy Gonzilez, procurador mayor de la ciudad, demostré que no servirfa puesto que terminaba en el mismo sitio que la anti- gua acequia que venia de Tacuba, hecha por los indios, misma que movia los molinos del marqués del Valle y del licenciado Martinez. "© Ibidem, p. 296. Ibidem, acta del 16 de agosto de 1557. ' Thidem, |. 6o., acta del 22 de octubre de 1557. La arqueria. Primera etapa constructiva 7 blicas;"" es decir, que se diera prioridad a las obras que necesitaban el Palacio Real y el acueducto, entre otras. La peticion se justifica si recordamos que, en estas fechas, habia en la ciu- dad gran actividad constructiva en edificios nuevos y en los que habian queda- do pendientes, por escasez de mano de obra indigena, durante la epidemia de 1545, Actividad que incrementé los requerimientos de materiales como la cal que, entre 1555 y 1565, tenia enorme demanda. Por ejemplo en este perio- do, de 2015 cargas de cal que llegaron a la capital, por érdenes del virrey, pa~ ra las obras ptiblicas, se consumieron 1 615 solamente en la restauracién de la Casa Real.” Desconocemos la respuesta de don Luis de Velasco a la solicitud de 1559. Suponemos que fue favorable porque el mismo aiio Claudio de Arciniega co- menz6 a edificar la fuente recolectora —a la que nos hemos referido—, mien- tras que el alarife de la ciudad, Anton Garcfa de Saldaiia, continuaba las obras de reparacién del acueducto, sufragado, todo, con el producto de la sisa. No obstante, en junio de 1561 escaseaba otra vez el agua en el centro de la ciudad porque quienes vivian a los lados de la calzada de Tacuba perforaban los ductos y abrian caiierias clandestinas para llevar agua a sus casas y huertas, con el consiguiente desperdicio, y ésta no Hegaba a la pileta de la Plaza Mayor. Por lo tanto, para remediar la situaci6n, durante la sesi6n capitular del 16 de junio el Cabildo ordend quel obrero mayor [...] con los oficiales, vea todos los caios, que estuvieren abiertos, por do se toma la dicha agi da tomar [...] sino que toda venga a la dicha fuente e aleantarill: licencia, a persona alguna, para tomar, en poca ni en mucha cantidad, agi del dicho cafio; hasta que por esta ciudad se provea lo que convenga. .y los cierre, de manera que no se pue- Enose dé ra Con esta medida leg6 més agua a la alcantarilla principal, pero el ramal para distribuirla por el centro de la ciudad no estaba terminado. El ducto de " Ibidem, p. 352. * Kubler, op. cit, p. 170. 2 Ihidem, 1. 70., p. 454. 98. Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe San Francisco era insuficiente, por lo que e a neces rio proseguir la construc- cién de la & por la calle de Tacuba. Pero la ciudad no contaba con re- cursos para la obra, raz6n por la cual, el 5 de mayo de 1562, los miembros del 1 a la Corte Gare Cabildo acordaron incluir, entre las Instrucciones que lle de Albornoz, como procurador general, la solicitud de licencia real para poner nuevamente la sisa en las carnes que se venden y pesan en esta ciudad, como estaba; para aca- bar de traer a ella el agua por el grande daito que de no hacerse se sigue a to- dos los vecinos asi espaiioles como naturales. ¥ para eso se presenta el parecer que ha dado el ilustrisimo seitor don Luis de Velasco. Por otra parte, los concejales, que estaban convencidos de que el agua de Chapultepec ya no era suf iente para prover a toda I capital, emprendieron acciones para obtener el caudal de los manantiales de Santa Fe, del que no po dian disponer como de cosa propia. de noviembre de a para que trataran con el virrey lo relacionado con la introduccién del agua de Con esta intencién, durante la Junta de Cabildo del 1 1562, comisionaron a los regidores Fernando de Portugal y Luis de Ca aquellos caudales; y les concedieron amplias facultades para tramitar y hacer lo que creyeran mas convenient para conseguir lo que pretendian.2" £129 de enero de 1563 ordenaron al procurador mayor que solicitara, de la Real Audiencia, el proceso que la ciudad habia promovido contra don Vas- co de Quiroga, por la posesin de Santa Fe, para revisarlo y tomar decisio- nes."# Cabe suponer que esta revisién no les fue favorable porque, después de cuatro meses, decidieron pedir a la Corona la conce mn de las tierras de San- ta Fe, Para esto, agregaron un capitulo mas a las Instrucciones citadas, enco- mendadas a su procurador general. En efecto, el texto del capitulo Io. regis- trado en el acta del 24 de mayo de 1563, decfa: ® Thidem, 1. 7 * Ibidem, p. 89. * Ibidem, p. 103. p.49. La arqueria. P mera etapa constructiva 99 Tem, que por cuanto los aiios pasados, a suplicacién de don Vasco de Quiro- ga, obispo de Michoacén, su majestad le hizo merced —so color de hacer cier= to hospital— de ciertas tierras, a menos de dos leguas desta ciudad, a donde se han juntado algunos pocos indios y tienen ya for yle nombran Santa Fe. Y, sobre que las dichas tie vecinos se ha tratado plei de poblezuelo oaldea, ras son desta ciudad y de sus 10. ¥ no conviene que otro tercero alguno, si no fue- re México, lo tenga y posea. Que se suplique a sti majestad sea servido de ha- a aldea della e p que tiene— del dicho pueblo de Santa Fe, para despué obispo don Vasco de Quiroga que al presente se sirve dél. Que por estar tan cercano a México es muy necesaria y justa la dicha merced que pide? cer merced a esta ciudad — yyuda de los pocos propios de los dias del dicho Conviene sefalar que aqui se falseaba un tanto la realidad de este pueblo ban un sister de vida comunal y hospitalaria que le gané el titulo de pueblo-hospital cuyas singular, donde sus habitantes, guiados por Quiroga, practi caracteristicas no es el caso detallar a qui Obviamente se trataba de conven- cer al soberano de que era justo y conveniente que ala muerte del obispo San- ta Fe quedara bajo la jurisdiccién de la ciudad de México. Como veremos, esto no se les concedié y obtuvieron el agua, pero por otro medio. Mientras tanto, la escasez del agua se habia incrementado. La ciudad no podia esperar la licencia real para aplicar el impuesto a la carne y afrontar con esto el problem . De modo que, el 2 de junio de ese aito, la Junta Capitular co- mision6 al procurador mayor para que suplicara a la Real Audiencia que man- dara imponer de nuevo la sisa, “porque conviene que el agua de Santa Fe se traiga a esta ciudad; asf para que haya abasto de agua como porque la de Cha- pultepeque es daitosa ¢ causa muchas enfermedades toda la reptiblica, como es notorio”! El texto indica que los concejales daban por hecho que se les concederi cl dominio de Santa Fe; de ahi que, confiados en ese supuesto, cuando se en- teraron de que el marqués del Valle promovia pleito contra el obispo de Mi ® Ihidem, pp. 119-120. Vasco de Quiroga murié € Mas informacié 1565. sobre don Vasco y el sistema de vida en Santa Fe en Rafael yo Spencer, Don Vasco de Quiroga. Pensamiento juridico, edicion, liminary notas de Jo Soberanes, México, Miguel Angel Pornia, 1986 (Serie G. Estudios Historicos 18). Ihidem, p. 195. Agua. Luis 100 Origen, vida y muerte del Acueducto de Santa Fe choacain por la posesi6n de las tierras de Santa Fe, el 19 de julio de 1563, orde- naron a su procurador, Bernardino de Albornoz, salir en defensa del derecho de la ciudad, alegando que dende questa tad, y antes, dad e tierra se gané e puso en la Real Corona de su majes- ‘mpo de la infidelidad destos naturales, son y e para esta ciudad (...] asi ha estado y esti en posesién dello. Desconocemos el desarrollo de este pleito; sin embargo, los hechos in can que ni los argumentos del marqués, ni los de la ciudad, lograron nada contra la capacidad juridica de don Vasco quien defendié y refrend6 Ia auto- nomia de Santa Fe. Con esto, las autoridades municipales desistieron de sus pretensiones pero, decididos a obtener el agua para la ciudad de México, re- currieron a la compra de la zona de los manantiales. A este respecto, don Ma- nuel Orozco y Berra indica que las autoridades municipales pagaron al obispo de Michoacan, a wavés del curato de Santa Fe, 6 000 pesos de oro, en veinte jacles de 300 pesos cada una.* No conocemos la fecha de la compra-venta de los veneros, pero debid rea- e antes del 3 de enero de 1564. Asi lo sugiere el hecho de que, ese dia, los miembros del Cabildo acordaron hacer cafierias en las calles de la ciudad para introducir el agua de Santa Fe, para que todos los vecinos la disfrutaran, pues estaba probado que era mas buena y saludable que la de Chapultepec “que es muy mal sana y enferma que causa muchas enfermedades’, Para esto, comi- sionaron a los regidores Cervantes, Albornoz y Pacheco de Bocanegra para que pidieran al virrey, al visitador general del Concejo Real ya la Real Audien- para aplicar otra vez la sisa sobre la carne de res y de cia, que dieran licenc carnero. Y que ellos dispusieran cuanto se habia de cobrar “pues, vale a tan ba rato precio, [que] todos holgarén de pagarla por el bien grande que dello se les sigue. Con que, acabada la dicha obra, cese la dicha sisa.""” Conviene recor- dar que ésta se cargaba sdlo por periodos limitados. ® Thidem, p. 130. ®* Orozco y Berra, Historia de la ciudad de México, desde su fundacién hasta 1854, p. 83. ™ Actas..., 1. 70., p. 170. INDICE PRESENTACION PROLOGO AGRADECIMIENTOS: INTRODUCCION L. ORIGEN DEL ACUEDUCTO 1. El acueducto mexica 1.1. Descripcién formal 1.2. Ubicacién geogrifica . Los manantiales 19 2.1. Manantiales de Chapultepec 2.2. El Acueducto de Chapultepec 2.3. Los Arcos de Belén 2.4, La distribucién 2.5. Manantiales de Santa Fe IL_AGUA PARA LA CAPITAL NOVOHISPANA. 1. Reposicién del acueducto mexica SREEREBRER 5 57 2, El acueducto y las obras priblicas 3. La aleantarilla principal o de la Mariscala 59 65 4. Fl Acueducto de Churubusco TIL La ARQUERIA. PRIMERA ETAPA CONSTRUCTIVA, 91 L Antecedentes 279 a1

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