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En sintesis, si bien la actividad econémica permanecio “centralizada por el Estado”, en el sentido de que cada empresa era obligada a operar en forma altamente politizada, el Estado se habia debilitado en comparacién con la era colonial. Era incapaz de remover los obstaculos al desarrollo econémico re- sultantes de la competencia exterior, la caida en la actividad minera, y la carencia de infraestructura de transporte y de ca- pital financiero. El estancamiento econémico e industrial que siguié fue consecuencia de la persistente insuficiencia y frag- mentaci6n de sus mercadbos. Las primeras sefiales de una recuperacion moderada apa- recieron en la década de 1830 en la minerfa y en la industria. En la manufactura textil la recuperacin estuvo asociada a la creacién del Banco de Avio en 1830, la adopcién de una postu- ra proteccionista en la polftica comercial, y la expansién de la oferta monetaria en la década de 1840 (Cardenas, 1997). En la década de 1820 el gobierno pudo atraer temporalmente al sector minero a importantes inversionistas extranjeros. Sin em- bargo, después de algunas décadas de operacién abandonaron el pais al no haber podido satisfacer las expectativas de que sus negocios fuesen altamente rentables. Entre los factores ad- versos que les afectaron estuvieron la inestabilidad politica y * Como ha sido documentado por Sandoval (1976, y citado por Cardenas, 1997), la cantidad de méquinas hiladoras aument6 34% entre 1845 y 1865 més que se duplicé entre 1865 y 1879. El mimero de telares se incrementé casi 70% entre 1843 y 1854, y mas que se duplicé entre 1865 y 1879. social, la escasez de fuerza de trabajo calificada,?* y las inepti- tudes de los diversos gobiernos en materia financiera y fiscal (Romero Sotelo y Jéuregui, 2003). Ademas, su dependencia en méquinas y tecnologia modernas fue poco exitosa, debido a las dificultades para mantener y reparar el equipo, los problemas asociades a la falta de infraestructura y los altos costos del transporte. En todo caso, para 1850 ya no habia capital extranjero en la industria y habia sido reemplazado por una nueva ola de inversionistas locales. Estos inversionistas fueron clave en la Jenta pero persistente recuperacion de la industria minera que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo x1x, ayudada por el descubrimiento de nuevos depésitos, mejoras en la infraes- tructura —en particular el sistema ferroviario— y por la est: bilidad politica y social del Porfiriato (Cardenas, 2003). A pesar de los signos de repunte, no fue hasta finales de la década de 1860 que la economia mexicana en su conjunto em- pez6 a crecer en forma sostenida. Un elemento fundamental detras de este repunte fue la recuperaci6n del sector minero. Efectivamente, después de su drastica caida durante los atios de la lucha por la independencia y sus secuelas, transcurrieron muchas décadas antes de que la actividad minera empezara gradualmente a atraer nuevas inversiones. Para la década de 1860 dichas inversiones, por parte de empresarios locales, levaron al descubrimiento de ricos depésitos de metales pre- ciosos y, por lo tanto, ayudaron al repunte de la minerfa. La recuperaci6n de la mineria de plata, en particular, ayud6 a ter- minar con la crisis de liquidez y con la restriccién crediticia que habian afectado tan severamente a los negocios en México durante muchos afios después de la Independencia. Ademas, el auge minero y la expansion del comercio local ¢ internacio- nal tuvieron gran impacto en el fortalecimiento de los ingresos tributarios (Cardenas, 2003). Fl listado de obstaculos al desarrollo de México en la segunda mitad del siglo x1x es significativo tanto por los elementos que incluye como por los que excluye. La corriente revisionista en la historia econdémica del pats sugiere que dos de los, digamos, considerados tradicionalmente como culpables de este rezago ~el sistema de tenencia de la tierra y el poder econémico de la Iglesia— no estan entre las causas mds importantes del es- tancamiento econémico durante ese periodo, El sistema de tenencia de la tierra y de producci6n agrico- la fue organizado desde el siglo xvu en haciendas de grandes extensiones. Este sistema, aunque injusto en lo social ¢ inefi- ciente en el ambito macroeconémico, disté de ser una organiza. cién semi-feudal que promoviera el desperdicio y la asignacion irracional de recursos. Por el contrario, la investigacion histé- rica presenta una imagen de la hacienda como un agente tecno- logicamente dindmico con una racionalidad econémica capi- talista comparable a la de empresas agricolas modernas. Desde este punto de vista, la hacienda explotaba de manera notable sus ventajas comparativas, con economfas de escala, acceso a cré- dito externo e informacién sobre nuevas tecnologias y mercados iejanos (véanse, entre otros, Van Young 1981, 1986 y Garcia de Le6n er al, 1988). En la practica a lo largo del tiempo se fue estableciendo una “divisin del trabajo” entre la hacienda y las demas formas de produccién agricola —pequeiios propictarios, trabajadores que rentaban tierra y los pueblos indigenas— @ través de la cual cada uno se especializaba en los productos y cultivos en los que tenia ventajas comparativas: ganaderfa, ove~ Jas, lana, granos, pulque, azticar y henequén por parte de las ha- ciendas; y el cultivo de frutas, jitornates, chiles, seda y peque- flos animales, como aves y cerdos, por los pequefios productores y pueblos indigenas. Una percepcion revisionista similar se ha hecho de la Igle- sia en tanto institucién econémica. A mediados del siglo xix la Iglesia se habia convertido en el mayor terrateniente del pais, propietaria de aproximadamente un tercio del total de tierrac arables (Lépez Cémara, 1967) y era la prineipal institucién fi- jhancicra. Con respecto al primer punto, diversos estudios su- gicren que las haciendas en manos de la Iglesia estaban al me- hos igual de bien administradas que las que estaban en manos privadas. En todo caso, después de la Independencia, la mayo- ria de sus terrenos fueron alquilados a productores agricolas privados o a hacendadas privados por lo que su eficiencia no Gependfa mas de la capacidad administrativa misma de la gle Sia (veanse Bazant, 1977; Knowlton, 1985; Matute et al, 1995. ¥ Staples, 1976). Por otra parte, la iglesia se apropiaba del diezmo: un impueste de 10% sobre él producto, cargado sobre todo @ ln produccion agricola y ganadera. Coma cualquier otro impues- to. el diezmo reducia la rentabilidad de la produceién agricola y. probablemente, la desalentaba aunque algunos autores tienen Huclas al respecto (véanse en particular Garcia Alba, 1974 y Coats- sworth, 1978). La razdn es que probablemente fue muy pequeno Plefecto del diezmo en cuanto a desplazar ala mano de obra ¥ del capital de la agricultura privada hacia otros sectores pues- ‘to que la misma iglesia y los pueblos indigenas generaban. gran propereién de la produccién agricola y ganadera. El efecto fete sobre el rim fue, en todo caso, probablemente favorable ya que las diferencias entre la productividad de la agricultura pri- (ida y el resto de la economia sugieren que las actividades ne las eran ya entonces mds productivas que las agricolas. Mas importante, sin embargo, fue el uso que la Iglesia hizo yhos recursos. Lejos de financiar actividades totalmente “improductivas”, la Iglesia dedicé una proporeién considera- ble de ellos (incluyendo los donativos privados y los ingresos netos de sus distintas propiedades) a otorgar préstamos a em- presarios privados, sin imponer restriecién préctica 0 legal que previniera a los receptores de dichos eréditos a invertirlos en fabricas en vez de hacerlo en haciendas u otras actividades. Esto lo consiguié al otorgar créditos a tasas de interés debajo Ge las de mereado; frecuentemente a una tasa de 6% con una propiedad como garantia, Puesto que dominaba el mercado Be préstamos hipotecarios, esto a su vez. cmpujé las tasas de {interés cle mercado hacia abajo. Ademas, debido a sus contactos tatrechos con terratenientes, es probable que les permitiera caer Senora en el pago de sus deudas sin que esto causara embar- gos (Maddison, 1995). Como argumenta Coatsworth (1978), la Iglesia “actué como un banco de desarrollo moderno, que se apoya en los contribuyentes para dar subsidios a la acumula- cién de capital del sector privado... De hecho... la iglesia pro bablemente elevo el cociente de inversi6n por encima del nivel que hubiese tenido si los ingresos del diezmo hubiesen perm necidoen manos privadas”. Si esta interpretacién revisionista entre los historiadores econémicos es correcta, entonces algunos de los companentes principales del programa econémico liberal —libre comercio, Privatizacién de la propiedad publica o corporativa, y liberall- zaci6n del mercado de la tierra— fueron en buena medida orientados equivocadamente desde un punto de vista estricto. y por lo tanto limitado, del desarrollo econémico. El primero, libre comercia, probablemente dio un mayor impulso al decli- ve de la manufactura local y a la “ruralizacion” de la mano de obra. El segundo, la privatizacién de la propiedad corporativa, tuvo como efecto destruir la mas importante y por mucho tiempo Gnica institucién bancaria en la economia. El ultimo, la liberalizacién del mercado de la tierra, contribuyé a una mayor concentracion de la tierra y, con el tiempo. a la explo- si6n social de 1910. La fraccién conservadora no fue, por cierto, mejor: Algunos de sus micmbros, en particular Lucas Alaman (1792-1853),2° fueron pacires de los esfuerzos pioneros, aunque no duraderos, por la industrializacién en la década de 1830 —mediante la proteccién comercial y la creacién de la primera banea publica de desarrollo en el pafs (el Banco de Avio) para financiar a la industria textil—. Sin embargo, las fuerzas sociales y politicas que los apoyaron tendieron a perpetuar la naturaleza suma~ mente arbitraria del poder politico que desde los tiempos de la Colonia habia tenido efectos en suma desastrosos sobre el de- sarrollo econémico. Como resultado, la coalicién que pudo forjar 2 Lucas Alamdn fue el primer ministre de Finanzas quo puso en peictica medidas proteccionisias comerciales para el desarrollo dela manufactura meni. cana, Otra figura importante fue Fstovan de Antufiano, industrial eriollo, eaves diversos articulos argumentaron mejor el caso en favor sel proceccienistno, comercial y Ia inchustrializacién. Sobre Alamén y Antuflano, vwearise Hale (1961) y Morales (1999), Cuapro 1.2. Patses seleccionados: ria per capita como porcentaje del nivel de Estados Unidos _ 7820 1870 ~ México oot Chile 55.2 Brasil 514 Venezuela 36.6 23.3 0 F Medidg cn dollares Geary Khamis de 999,—————— ‘Fucnns: Madison (2006) in Estado desarrollista simplemente no se dio y, en su ausencia, algunos de los principales obstaculos al desarrollo econémice siguieron intocados. Los liberales que deseaban la moderniza. ci6n social y politica, v tenfan la capacidad de levarla a cabo, también eran anti-estatistas en términos econdmicos; en tanto que quienes favorecfan la modernizacion econémica a través de un Estado intervencionista eran los conservadores acérri- mamente opuestos a la modernizacion social y politica del pafs EL DECLIVE DE Mexico St bien América Latina. en su conjunto, también se rezagé du- rante gran parte del siglo x1x, el rezago de México fue particu larmente profundo. Brasil, Chile y Venezuela, los tinicos paises de los que se tiene esta informacion disponible, sufricron la contracciGn relativa de su Pip per c4pita, pero estuvieron lejos de registrar un desplome de la magnitud del de México, com lo que avanzaron respecto a nuestro pais (véase cuadro 12). De he. cho, México se retrasé respect de todas las regiones del mundo (véase cuadro 1.3). El papel de la inestabilidad politica en Ia declinacién de México se evidencia mejor comparindole con el caso de Chile, pais de América Latina que. entre los que se reportan en el cuadro 1.2, tuve la menor cafda relativa frente a Estados Uni- dos. En contraste con México, que estuva marcade por una continua inestabilidad politica hasta que comenz6 la dictadura de Porfirio Diaz. en 1877, Chile ya habia conseguido estabilidad. Cuanro 1.3. rw per cdpita de México relative sl de patses y regiones seleccionados (porcentaje) 1820 1870 60.4 27.6 Europa Occidental 63 344 Europa Oriental mnt m9 América Latina 109.8 99.7 Asia 130.6 122 Africa 180.7 134.8 Promedio Mundial 13.8 772 Fusewre: Maddison (2008) politica en la primera década después de su independencia, bajo un régimen conservador pero modernizador, formalizade on la Constitucion de 1333.7” Las sendas de ambos paises no pudieron ser mas diferentes. México, como vimos, se precipi {6 en. un declive econémico durante la mayor parte del Chile prosper6 con base en sus exportaciones de cobre, de stre productos agricolas de clima templado (trigo) y de nitrates, después de la Guerra del Pacifico. En tanto que Chile casi duplicé su tp per capita entre 1820 y 1870, Mexicu lo vie Teducirse en mas de 10°. El valor de las exportaciones. por habitante de Chile, que en 1800 eran 25% inferiores a las cle México, en 1870 eran seis veces mayores a las cle México (ea. se cuadro 1.4). 21 Sobre fa excepcionalidad de Chile en cuanto a la relacidn entre inestabi- Lidact politica y la tradicidn del caudillismo en América Latina, véase Velen ucla (2006). 24a cousalidad, sin embargo, probablemente también iba en la direccion inversa, de la prosperidad economica a la estabilidad politica (asi come em el caso de México iba del estancamiento econdmico a la inestablclad politica Furtado (1970), por ejemplo, otorga el papel principal a la prosperidad eens, nica, Argumenta que-en el easo chilene las oportunidades, detertnadae per [as condiciones de la dlemanela externa, fueron excepcionales- En primer hibeg Chile tenia una economia basacla en el colbre, con los niteaton Reemplanes al cobre después de la Guerra del Pactfien (1879-1883) y una demonic coe pansion en ese periodo. En segundo lugar. Chile obtenia un excedente de pre luctos agricolas de zona templada, basicamente trigo. lo que le dio une geo ‘iclantera en la zona del Pacifico, a la vez que se descubria oro en California ‘Australia, Cuapro 1.4. Pia y exportacion per edpita en Chile y México —_—_ 1820 1870 hie per capita Chile 094 1290 Mexico 759 o74 Exportaciones per capita Chile Le 14.2 México 2a 23 "Nota: Exportaciones pes capita de las exporiaciones, as exportaclones s= calcularon on dolares corsientes, Ho per capita cm ddlares Geary Khamis de 1950. 1200, Furs: Maddison (2006), para el rim per eépita: Coatsworth (1998), para ex portaciones per capita La comparacion con Brasil, que tuvo una transicion paci- fica a su independencia sezuida de una relativa estabilidad po- Iitica, también confirma el punto de vista anterior Si bien en 1820 el ingreso per capita de Brasil era inferior al de México, en 1870 lo superaba (cuadro 1.2). Esta comparacion también revela la importancia de otros factores que obstaculizaron el crecimiento. Por ejemplo, a pesar de la estabilidad politica, Brasil también sufrié un rezago de su ingreso per cApita res” pecto.a Estados Unidos y a algunos paises eurepeos.” Un punto anotar en este sentido es que en Brasil, al igual que en México, sus elevados costos de transporte y sus arcaicas instituciones econémicas nacionales le impidieron en ese entonces acortar la brecha con las economfas industrializadas (sobre el rezago econémico de Brasil durante el siglo xix véase Leff, 1972). ‘La importancia que tuve la desigualdad econémica —un rasgo que México comparte con el resto de America Latina— como obstaculo al desarrollo es evidente al hacer la compara- cién con Estados Unidos. Engerman y Sokoloff (2002) argu- mentan que la relativa igualdad prevaleciente en las colonias inglesas de América del Norte fue un elemento clave en la ge- neracion de las condiciones para el crecimiento econémico. En Estados Unidos, el elevado ingreso per c4pita y la relativa » Tampoco pudo la estabilidad poltica dada por el sistema colonial en (Cuba (hasta 1898) prevenir su rezago economico. igualdad en su distribucién condujeron a conformar un m cado interno de clase media’® cuya demanda fue esencial para cl desarrollo dle la industria; es decir de la produccién masiva de bienes estandarizados sujeta a economias de escala (“el siste- ma americano de manufactura"). La mayor igualdad también favorecié la innovacién tecnolégica pues conllevé una preocu- pacién més gencralizada entre la poblacion por aprovechar los beneficios de la innovaciOn. Esto, a su vez, se tradujo paste- riormente en la creacién de un sistema de patentes por demas favorable al ciudadano comtin. Las condiciones de mayor igualdad econémica y social ayudaron a conformar movimien- tos, con amplia base en la sociedad y politicamente exitosos, que presionaron para lograr una educacion gratuita y obligatoria. En contraste, en sociedades relativamente mas desiguales difi- cilmente se logra la cohesion social necesaria para presionar de manera efectiva por una educacién de calidad y de amplia cober tura nacional. Asi, en Estaclos Unidos se conjugaron una serie de ‘ones muy favorables, lo que no ocurrid en México don- como se mencion6, stt alto grado de desigualdad inhibi6 el crecimiento econémico pues impidié el surgimiento de un mereado de clase media, dificult6 el crecimiento de la produc- tividad laboral y contribuyé a la inestabilidad politica. Las agudas diferencias en los grados de igualdad y de co- hesiGn social entre Estados Unidos y México tienen su origen en experiencias coloniales muy distintas; sin contar el pasa- do prehispanico en el caso mexicano (véase, entre otros, Beato, 2004). En México, el colonialismo espafiol estuvo basado en la explotacién de grandes masas de poblacion indigena, for- zadas a uabajar en muy malas condiciones humanas y eco- nomicas con el objeto principal de transferir excedente a la metropoli. En Estados Unidos, en cambia, una explotacion de orden semejante no tuvo lugar ya que la poblacién indigena fue mucho menos numerosa. Mas bien, Estados Unidos fue una nacién de inmigrantes mas igualitaria con valores comu- nes similares. » En Ia medida en que los pobres gastaban una proporcién menor de sus ingresos en manufacturas y que los ricos gastaban st ingreso en productos ho estandartvads, Para concluir este capitulo es importante subrayar que en este proceso la desigualdad jugé un papel que se complements con el de otros factores. En particular, su influencia no fue del todo ajena a la que ejercié la inestabilidad politica —que, de hecho, €8 uno de los canales de transmisién de sus efectos adversos sobre el crecimiento econémico—, ni tampoco la repercusién que tuvieron ciertos elementos institucionales. En efecto, al- gunas instituciones —como la hacienda y el peonaje— contri- buyeron fuertemente a agudizar la desigualdad en la distribucion de la riqueza, la educacién y la salud (capital humano). Pero las diferencias en grados de igualdad no son suficientes para explicar, por sf solas, las divergencias en pautas de desarrollo. México no era menos desigual a finales del siglo xrx, cuando su crecimiento econémico finalmente cobré impulso. De hecho, probablemente era mas desigual, gracias a los efectos de las reformas liberales puestas en marcha por ese

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