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CULTURA PRECOLOMBINA MUISCA

PRIMERA PARTE

El centro del territorio que hoy forma la República de


Colombia y que antes se llamó Nuevo Reino de
Granada se halló habitado por indígenas pacíficos y
organizados, agricultores y vestidos, descendientes de
la familia lingüística chibcha procedentes de
Centroamérica y quienes se llamaron a si mismos Los
Muiscas o moscas.

Su patria eran las ricas sabanas de Zipaquirá,


Nemocom, Ubate, Chiquinquirá, Tunja y Sogamoso,
comprendidas entre los nacimientos de varios ríos: del
Upía, que desciende al Orinoco; del Chicamocha, del Suárez, del Opón y de
Carare, que van al Norte; del río Negro Cundinamarqués y sobre el Funza que,
corriendo de Nordeste a Sudeste, busca el Magdalena..

Sus tierras eran frías o ligeramente templadas, llanuras abiertas donde, más que
hoy, extensas lagunas y juncales reflejaban el horizonte. Esa habitación del pueblo
muisca condujo a una densa población y con ella a una organización más refinada
de la vida social. En efecto, los muiscas de la época descubridora, a semejanza de
los mayas-aztecas de Méjico, de los incas del Perú y de los aymarás de Bolivia,
habían sobrepasado ya la civilización primitiva de las tribus o pequeñas
agrupaciones regidas por el más fuerte, y se habían convertido en pueblos que
obedecían con sus caciques a jefes superiores, sin cuya voluntad no se llevaban a
cabo los grandes movimientos sociales, y cuya designación era hereditaria
matriarcal.

UBICACIÓN GEOGRÁFICA CULTURA MUISCA


El territorio de los muiscas abarcaba las cuencas y valles
del río Bogotá hasta Ten; del río Negro hasta Quetame, el
Guavio hasta Gachalá, de Garagoa hasta Somondoco, de
Chicamocha hasta Soatá y del río Suárez hasta Vélez. No
existe un acuerdo sobre cifras de población, pero los
conquistadores son enfáticos en destacar la multitud de los
indígenas.

Vista desde lo alto del cerro de Suba, la sabana de Bogotá


presentaba una amplia zona pantanosa rodeada por una
llanura cubierta de pastos y vegetación baja. En ella se
destacaban numerosas aldeas: Suba, Tuna, Tibabuyes,
Usaquén, Teusaquillo, Cota, Engativá, Funza, Fontibón, Techo, Bosa, Soacha y
palacios compuestos por bohíos rodeados por dos o tres empalizadas
concéntricas, semejantes a los alcázares árabes del sur de España.
Este "Valle de los Alcázares" que con las sierras nevadas de la Cordillera Central
en el horizonte, dio pie para el nombre de Nuevo Reino de Granada, era en efecto
el núcleo del cacicazgo de Bogotá. Las Sierras Nevadas de granada continúan en
España la cadena sagrada para los grupos Muiscas.

Con su sede de gobierno en Funza, este era el cacicazgo regional más extenso y
poblado, no sólo del territorio Muisca sino de todo el norte de Sudamérica en aquel
siglo. Sus gobernantes, los Zipas, lo habían conformado recientemente anexando
los cacicazgos intermedios de Guatavita, Ubaque, Ubaté, Zipaquirá y Fusagasugá
(Londoño, 1988).

Sin embargo, y por esa misma razón, Bogotá era a la vez el más inestable de los
cuatro cacicazgos regionales en que se dividía en ese entonces el territorio de los
muiscas. Así, aunque el cacique de Bogotá opuso resistencia a la conquista,
muchos de sus sujetos prefirieron sacudirse su dominio aliándose a los europeos,
como sucedió cuando Quesada salió por el valle del Teusacá hacia el norte.

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TIPO FISICO CULTURA MUISCA


El tipo del indígena muisca aún se conserva y puede describirse así: talla mediana
y robusta, pelo negro y lacio; nariz ancha y corta, ojos pequeños, boca y dientes
grandes, pómulos salientes. Eran inteligentes, valerosos y sufridos.

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VESTUARIO CULTURA MUISCA


Por las mismas condiciones de su clima frío, los muiscas usaron vestidos
abrigados, consistentes en mantas de algodón que les cubrían el cuerpo hasta los
pies y que ajustaban a los hombros, unas veces con nudos, otras con alfileres de
oro o de cobre. Usaron ponchos también a manera de ruana y cubrían sus
cabezas con monteras de lana, las cuales al presente llaman juraícas, y también
gorras de pieles de animales como de tigre y de oso. El calzado les fue
desconocido.

Tales instrumentos los hicieron en algodón valiéndose de rústicos telares; después


de hilarlo en ruecas y coserlo con agujas de hueso, los teñian con diversos tintes
vegetales. Entre los pueblos colombianos, fueron los muiscas los que mejor
dominaron las artes de los textiles. Con ellos comerciaban, pagaban tributos y
hacían ofrendas en sus templos y santuarios.

Para las festividades, los muiscas se adornaban con joyas de oro de gran valor y
virtuosidad; tiaras, coronas, pecheras, narigueras, orejeras; zarcillos, pulseras,
ajorcas y caracoles de oro que eran las mejores pruebas del ingenio, de la
habilidad de sus manos y de su gusto, los cuales nos conserva la Arqueología.
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CONSTRUCCIONES Y CASAS CULTURA MUISCA


La arquitectura precolombina que alcanzó entre los
aztecas, los mayas y los peruanos sus más brillantes
y admiradas expresiones artísticas, no tubo entre los
muiscas siquiera un desarrollo comprable con el de
aquellas culturas. La diferencia esencial consiste en
el empleo de la piedra para las construcciones. Los
muiscas tenían la piedra profusamente
desparramada en su medio geográfico pero fueron
incapaces de utilizarla para la escultura y para las
construcciones. Los muiscas hacían sus casas utilizando como principal material
la caña y el barro para hacer las tapias llamadas bahareque.

Las casas comunes eran de dos formas: unas cónicas y otras rectangulares. Las
primeras consistían en una pared en circulo echo de palos enterrados como
pilares más fuertes sobre los cuales se sostenía de lado y lado un doble entre
tejido de cañas cuyo intersticio era tupido de barro. El techo era cónico y cubierto
de pajas aseguradas sobre varas la profusión de tales construcciones en forma
cónica en la sabana de Bogotá, dio origen a que Gonzalo Jiménez de Quezada le
diera a esta altiplanicie l nombre de Valles de los Alcázares. Las construcciones
rectangulares consistían en paredes paralelas también de bahareque, como las
anteriores, con techo en dos alas en forma rectangular.

Tanto las construcciones cónicas como las rectangulares tenían puertas y


ventanas pequeñas. En el interior el moblaje era sencillo y consistía
principalmente en camas hechas también de cañas, llamadas barbacoas, sobre
las cuales se tendía gran profusión de mantas; los asientos eran escasos pues los
indígenas solían descansar en cuclillas en el suelo. Además de las casas
comunes existían otras dos clases de construcciones: una para los señores
principales, probablemente jefe de tribu y de clan, y otras para los jefes de las
confederaciones muiscas, como los Zaque y los Zipas.

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AGRICULTURA CULTURA MUISCA


Los Muiscas fueron básicamente agricultores y tuvieron grandes conocimientos
sobre los ciclos de la lluvia, los cambios de la luna y el cuidado de los cultivos.
Cultivaron en tierras planas utilizando en algunos casos hileras de montículos;
también usaron terrazas y se valieron de la irrigación natural con apoyo de los ríos
y las lagunas cercanas a sus poblados; entre las más importantes están Guatavita,
Siecha, Tota, Fúquene e Iguaque.

La base esencial de la economía muisca fue la agricultura; cultivaron


principalmente el maíz de diferentes variedades, que se convirtió en la base de la
alimentación. Además, sembraron algodón, yuca, batata, calabaza, hibia,
arracacha, piña, aguacate, coca, tabaco, etc.

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CAZA Y PESCA CULTURA MUISCA


Los muiscas obtenían y consumían carnes de curi, conejo, venado, peces y aves.
La carne de venado era consumida únicamente por la aristocracia. La caza y la
pesca eran actividades poco practicadas por los muiscas y no domesticaron
animales.
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CULTURA PRECOLOMBINA MUISCA


SEGUNDA PARTE

Alfarería
Comercio Textiles Minería Orfebrería Arte Rupestre
Ceramica

COMERCIO CULTURA MUISCA


Sobresalieron por su habilidad como mercaderes; practicaron el intercambio
mercantil entre sus tierras frías y las de los llanos. Esto lo hacían a través de
caravanas por sus caminos empedrados algunos y puentes colgantes, o en medio
de trochas que les permitían llegar ante sus interlocutores comerciales. Se
concentraban para sus mercados en Funza, Tocancipá y Turmequé.

Uno de los principales productos que los Muiscas


intercambiaron a través del sistema de trueque fue la
sal, a cambio de la cual recibían oro, que luego
trabajaban a su manera para volverlo a intercambiar. Lo
mismo pasaba con las esmeraldas, amatistas y
topacios, piedras preciosas que cambiaban por sal y
después regresaban a sus antiguos dueños, pero esta
vez pulidas y talladas, y por lo tanto, con mayor valor
agregado.

Caso similar sucedía con el algodón, producto del que


carecían. Lo obtenían mediante el intercambio mercantil y con él elaboraban
ruanas o ponchos, que tejían y decoraban con estilo y colorido particular. De esta
manera lograron desarrollar una industria textil de gran aceptación, incluso en
nuestros días.

La versatilidad comercial de los Muiscas se complementó con el desarrollo que


lograron en los medios contables crediticios, ya que supieron diferenciar el
producto y su equivalente luego de agregarle más trabajo. De la misma manera
llegaron a establecer tasas de interés sobre créditos comerciales, lo que quedó
sustentado en una legislación de acuerdos comerciales entre las partes, que debía
respetarse, so pena de recibir sanción de tipo social o económico, mediante la
confiscación de sus bienes. También usaban como monedas discos de oro.

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TEXTILES CULTURA MUISCA


Esta industria fue de gran significado en los altiplanos fríos de Cundinamarca y
Boyacá. El Cronista Fray Pedro Simón, refiere que los muiscas usaban mantas
coloradas en señal de luto. Los indios de Lenguazaque las usaban de diversos
colores y los cortesanos de Tunja muy ricas y decoradas; los sugamoxis envolvían
los cadáveres de sus antepasados en mantas de algodón. En estas mantas
pintaron una gran variedad de motivos geométricos, al parecer de carácter
simbólico.

Gracias a las exploraciones realizadas por Eliécer Silva Celis, se sabe que las
coberturas de las momias eran telas de algodón, mallas de fique y pieles de
animales. La industria del tejido tenia para los indios una importancia
extraordinaria; todos los acontecimientos de la vida los festejaban con regalos de
mantas. Para decorarles usaban como colorantes numerosas plantas. También
utilizaron los colorantes de origen mineral o especie de barro a base de tierras de
colores.

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MINERIA CULTURA MUISCA


La posesión de la sal, permitió a este grupo indígena obtener una ventaja natural
sobre las tribus circunvecinas; la extraían de las salinas de Zipaquirá, Nemocón,
Sesquilé y Tausa. Tales minas constituían el tesoro del soberano muisca y su
principal recurso fiscal. El reconocimiento del prestigio que las minas de sal
representaban a la soberanía de los Muiscas, se descubre por el comercio con las
demás tribus. Según los cronistas, en Barrancabermeja los españoles encontraron
algunos panes de sal, por lo que comprendieron el sendero que debían seguir
para encontrar el pueblo civilizado.

Los muiscas explotaron los yacimientos de esmeraldas


existentes en Somondoco. Para extraerlas, removían la
tierra con barras de madera resistentes y hacían correr
agua con el fin de descubrir y recoger las piedras
preciosas. La extracción se realizaba en época de
lluvias. Con las esmeraldas hacían intercambio
comercial por lo que fueron conocidas y apreciadas por
tribus lejanas.

Mérito especial de los muiscas entre todos los grupos


indígenas americanos fue el haber empleado el carbón
mineral de Sogamoso, Tópaga, Gámeza, Corrales y
Tasco, así para quemarlo en sus hogares como para el uso industrial de sus
artesanos y en los hornos que concentraban la sal. Para obtener carbón abrieron
con hachas de piedra y de macana largas y profundas galerías de donde extraían
el material.

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ALFARERÍA Y CERAMICA CULTURA MUISCA


Notables alfareros fueron los muiscas, así para fabricar
sus vasijas de cocina como los vasos o múcuras en que
bebían la chicha. Fabricaban vasijas en forma de
hombres, a las cuales les abrían un agujero, o en el
vientre o en la cabeza, para guardar en ellas los tunjos y
esmeraldas, vasijas estas que guardaban en los bohíos
dedicados a sus dioses.

Los Alfareros muiscas, con los artificios de su tosca


industria llenaban otras necesidades, tales como: husos
y torteros de hilandería, rodillos labrados para impresión de relieves, bruñidores,
crisoles y matrices de fundición, ocarinas y otros instrumentos musicales, así
como multitud de pequeños implementos cuya aplicación no se ha podido
establecer.

La cerámica muisca aparece también muy


constantemente adornada con formas zoomorfas, es
decir, representando animales, entre los cuales la
preferencia de ellos se iba hacia la rana, la lagartija, el
armadillo y la serpiente. Los grandes talleres de cerámica
artística, estuvieron en los pueblos circunvecinos a
Tocancipá, Gachancipá, Cogua, Guatavita, Guasca y
Ráquira, cuyas arcillas especiales ofrecían materia prima
excelente para estas labores.

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ORFEBRERÍA CULTURA MUISCA


Los Muiscas fueron magníficos orfebres; fabricaban
figurillas y objetos de adorno, como diademas, collares,
narigueras, tiaras, pulseras, pectorales, mascaras y los
famosos tunjos decorados con hilos de oro y, en general,
figuras antropomorfas y zoomorfas planas.

Para los orfebres Muiscas, el arte tenía un doble


significado: expresión estética y simbolismo religioso.
Entre la orfebrería muisca sobresalen los tunjos, piezas
con unas características definidas: pequeñas figuras humanas de una pieza,
construidas en lámina delgada, en forma de placa triangular. Son estilizaciones
hechas en la técnica de la cera fundida. En los cementerios y santuarios indígenas
se han encontrado muestras de estas industrias, como patenas, instrumentos
musicales, vasijas y como cosa sobresaliente los tunjos o ídolos de oro.

Dado que en el territorio muisca no existían yacimientos de oro, lo obtenían por


transacción con las tribus vecinas. Cambiaban esmeraldas, mantas y algodón por
oro. Aleaban el oro argentífero nativo en proporción variable con el cobre puro y
obtenían así aleaciones de color bronceado, conocidas en Colombia con el
nombre de tumbaga.

Estilos de orfebrería muisca


A partir del estudio de la iconografía y las técnicas de manufactura de las piezas
de orfebrería de la Cordillera Oriental, se determinó la existencia de tres estilos
diferentes, que parecen corresponder a diferentes áreas de influencia, diversos
contextos de uso y posiblemente épocas distintas en el desarrollo de la industria
metalúrgica.

El primero de estos estilos, asociado a los objetos del área central de la Cordillera,
se conoce con el nombre de Muisca nuclear. Está conformado por piezas
utilizadas por los señores principales y para ofrenda, y corresponde a figuras
votivas; collares con formas geométricas, zoomorfas y antropomorfas;
aplicaciones para textil; brazaletes; bandejas para yopo; narigueras rectangulares;
entre otras funciones. Son piezas predominantemente fundidas utilizando la
técnica de la cera perdida. Aunque algunos de los diseños son geométricos, el
tema predominante fueron las aves y la figura humana con ojos y boca en forma
de ‘grano de café’.

Por otra parte, los objetos que se encuentran bajo el estilo conocido como
Occidental complejo, hallados en las vertientes occidentales y suroccidentales
de la cordillera, tienen una iconografía más recargada, influenciada por las formas
y los diseños de los pueblos que se ubicaron en la región Quimbaya y Tolima. Son
piezas antropomorfas con ojos semicerrados y elaborados tocados con espirales;
colgantes de orejera cónicos y troncocónicos, y pectorales acorazonados.

Finalmente, el tercer estilo, conocido bajo el nombre de Martillado simple, se


relaciona con objetos más simples y sencillos encontrados en el área de
Santander y hechos a partir de la técnica del martillado. Son narigueras, orejeras
en forma de anillo, o semilunares y circulares como algunos colgantes y
pectorales, entre otros.

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ARTE RUPESTRE CULTURA MUISCA


Los muiscas desde sus primeras
generaciones, quisieron dejar dibujados en
las rocas los hechos mas sobresalientes que acontecieron en su nación, y a ese
deseo en ellos de perpetuarse obedecieron los jeroglíficos o petroglifos que acá y
allá se conservan en muchas rocas del territorio habitado por ellos.

En el territorio Muisca especialmente en Facatativá, Bojacá, Fusagasugá y en


algunos sitios de la región ocupadas por los Guanes se encuentran piedras,
generalmente grandes rocas, con dibujos indígenas con tintas indelebles. Suelen
hallarse las mismas formas o figuras talladas en rocas. En Facatativá las piedras
de Tunja con sus corpulentas masas geológicas, aparecen tatuadas con estas
pinturas a tinta roja encendida, como testimonios callados, como garabatos
prehistóricos que muestran la huella que dejo un pueblo en su peregrinación de
siglos.

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CULTURA PRECOLOMBINA MUISCA
TERCERA PARTE

Organización Social Legislación Organización Política


Actividades Guerreras Ciencia Religión Ritos

ORGANIZACIÓN SOCIAL CULTURA MUISCA


La base de la organización social muisca era el Clan o familia extensa,
emparentadas por vínculos consanguíneos y caracterizado por la exogamia. Los
hijos heredaban por línea materna, puesto que pertenecían a la comunidad de su
madre. Aunque se permitía el matrimonio poligámico, en realidad solo lo
practicaba la nobleza. La residencia era patriarcal.

Los individuos trabajaban en común las tierras de su jefe de clan, o del sacerdote
o jeque. Varios clanes formaban una tribu y sus miembros trabajaban las
sementeras del cacique u uzaque (Jefe de tribu), quien cobraba los tributos y
entregaba parte de ellos al Zipa o al Zaque, jefes de estas confederaciones,
conformadas por varias tribus.

Los jefes de confederación, los jefes de tribu y los sacerdotes formaban una clase
superior, que se apropiaba de parte de los excedentes de producción agrícola y
minera. Ello originó la diferenciación de grupos dentro de la sociedad y condujo a
la formación de clases y al surgimiento de la propiedad privada y del estado. La
apropiación de los excedentes de producción se efectuaba mediante el cobro de
un tributo o impuesto, que debían pagarse en especie, y del trabajo, obligatorio
también, en los cultivos de los jefes de tribu y de los sacerdotes. Este sistema
impidió que se estableciera la esclavitud en la sociedad muisca.

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LEGISLACIÓN CULTURA MUISCA


Los Muiscas se regían por un complejo sistema de sentencias o leyes muy
estrictas, que sustentaron el orden moral, político y social llamado código de
Nemequene, transmitido oralmente. El código castigaba el incesto y condenaba a
muerte al homicida, aunque hubiera conseguido el perdón de los familiares del
difunto. El hurto se castigaba con la pena de muerte al igual que el soborno. Si
una mujer moría en el parto, el marido debía indemnizar a la familia de la esposa.
Existía la pena de muerte para quien violara una mujer y para el que huía de la
guerra. Además, se limitaba el lujo en la gente común.

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ORGANIZACIÓN POLÍTICA CULTURA MUISCA


A la llegada de los españoles en el territorio muisca existían 5 federaciones
independientes, formadas por 25 tribus. Cada federación tenía su gobierno
independiente, así como, una jurisdicción territorial sobre una serie de poblados
que les pagaban tributo.

1. La confederación de Bacatá o Bogotá: Era la más extensa, a ella pertenecían


unas 20 tribus las cuales gobernaba el zipa; comprendía gran parte del
departamento de Cundinamarca.
2. La confederación de Hunza o Tunja: Abarca algunas zonas de clima frío al
norte de Cundinamarca y gran parte de Boyacá. El Zaque la gobernaba.
3. La confederación de Tundama o Duitama, compuesta por pocas tribus
4. La confederación de Sogamoso o Iraca: de escasa extensión territorial. Allí
residía el sacerdote más importante, dedicado a la adoración del sol.
5. La confederación de los indios Guanes: formada por un subgrupo de los
muiscas ocupaba las ollas de los ríos Suarez y Chicamocha y la mesa de Lérida
en Santander.

Así conformada, la cultura muisca era un estado en formación. Contaba con una
clase gobernante principal, secundada por otra menor, que regia unidades
administrativas más pequeñas (capitanías o parcialidades).

Social y económicamente, entre los Muiscas existieron seis clases o estamentos,


así: los sacerdotes o jeques, la nobleza guerrera o los guechas y los pregoneros o
aquellos funcionarios que hacían conocer la voluntad del cacique. También
estaban 1os comerciantes, los artesanos y los agricultores, que se regían por un
orden jurídico rígido. También sobresalieron los mineros en especial los que
trabajaban en las minas de sal y esmeraldas y por último, los esclavos que,
generalmente, eran prisioneros de guerra y a veces servían para los sacrificios
religiosos.

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ACTIVIDADES GUERRERAS CULTURA MUISCA


Las armas de guerra en las sociedades salvajes y bárbaras son generalmente los
mismos instrumentos de cacería utilizado sin modificaciones o complementados
con algunas innovaciones de adaptación. Primero en la guerra con los animales,
contienda defensiva para preservar la vida y lucha ofensiva para sustentar la
existencia humana. Las armas que el hombre inventa en esta lucha que
sistematizada se le llama cacería, le sirven luego en combate con los demás
hombres. Originariamente los inventos de cacería y guerra se enlazan sobre el
fondo de sangre de su dramatismo.

Los muiscas utilizaban en sus guerras grandes macanas, lanzas y cachiporras de


madera, y hondas para lanzar guijarros. Su arma principal era la tiradera o estólica
que son ciertos dardillos de varilla liviana a manera de carrizos con puntas de
macana.

Cuando en las actividades guerreras lograban cautivar niños pertenecientes a las


tribus enemigas los destinaban para ser sacrificados al sol y los mantenían entre
tanto en casas especiales donde recibían buen trato y comida esmerada. El
sacrificio tenia lugar en las altas cumbres que miraban hacia el este. Los Jeques
conducían ceremonialmente a la criatura y la colocaban en el suelo sobre una
manta fina. Con cuchillas de caña degollaban al niño y recogían su sangre en
totumas para untar con ellas las piedras donde caían los primeros rayos solares
del amanecer. El cuerpo de la víctima recibía sepultura en una cueva o era dejado
expuesto al sol tropical para que los rayos lo achicharraran devorándolo. Este
sacrificio macabro tenia por objeto desenfadar al sol.

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CIENCIA CULTURA MUISCA


Las ciencias estaban representadas por la astronomía, la meteorología y la
confección de un calendario que servía de base para la agricultura, ya que los
cultivos dependían directamente del comportamiento del sol (Zué) y de la Luna
(Chía). Dividían el año solar en cuatro épocas, delimitadas por los períodos de
invierno y verano, que a su vez se subdividían de acuerdo a los cambios lunares.
Utilizaron el sistema basado en los dedos de las manos y de los pies para contar;
al llegar al veinte, comenzaban otra veintena; el palmo y el pie fueron sus medidas
de longitud.

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RELIGIÓN CULTURA MUISCA


Los sacerdotes Muiscas eran los jeques y éstos, para desempeñar su oficio, se
recluían por algún tiempo en una especie de “seminario”. Practicaban el ayuno y
dedicaban toda su vida a la religión.

Los Muiscas, al contrario de otros grupos precolombinos, representaron en


diferentes animales a sus principales divinidades y situaron al hombre como centro
de la naturaleza. El hombre representó la fuerza, el poder, la sabiduría y la
prudencia; la mujer, la vida, la fertilidad y la organización. Eran cultivadores y
consumidores de coca, tabaco y yopo. Dicho consumo tenía connotaciones
religiosas.

Los muiscas eran idólatras. Adoraban al Sol a quien llamaban Sue y a la Luna,
Chía. Rendían también culto al agua, al arco iris. Su dios principal fue
Chimininchagua, quien era el origen de todo y fue quien creó la luz, pues el mundo
antes era oscuro. Muiscacum era el dios protector y si se le ofendía, se vengaba,
Bachue, la madre de la humanidad y diosa de las legumbres, Chaquen, dios de los
corredores y Bochica, héroe civilizador.

Celebraban sus fiestas con mucha solemnidad. Las procesiones eran muy
concurridas. Los adoratorios más célebres fueron las lagunas de Guatavita,
Siecha, Ubaque y Fúquene consideradas lugares sagrados. En Sogamoso se
encontraba el templo del Sol, el principal de los indios muiscas.

Los muiscas por lo general rendían culto a los muertos y como creían en la
inmortalidad del alma los enterraban con alimentos, joyas, vestidos, etc. La muerte
era concebida como el comienzo de un viaje que los conduciría a un mundo
parecido al de ellos y en donde la vida sería fácil y difícil, de acuerdo con el
comportamiento que hubieran tenido en esta vida.

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RITOS CULTURA MUISCA


Celebraban los ritos religiosos principalmente en las lagunas. Allí concurrían
periódicamente en peregrinación a llevar sus ofrendas al Sol y a la Luna; poseían
también adoratorios como los cojines del diablo en Tunja. El centro ceremonial del
zipa estaba ubicado en la localidad de Chía (actual municipio de Cundinamarca),
donde había un templo dedicado a la diosa Luna. La adoración al Sol se llevada a
cabo en el centro ceremonial del zaque en la población de Sogamoso (actual
municipio de Boyacá), y en la laguna de Guatavita tenía lugar el famoso baño en
oro del zaque del Estado muisca, el cual dio paso a la famosa leyenda de El
Dorado.

Esta ceremonia tenía ocurrencia con motivo de la posesión en el mando del


cacique de Guatavita y era por lo tanto de celebración poco frecuente. En la
laguna de Guatavita, el cacique de la región, para rendir culto a los dioses se
cubría el cuerpo con oro en polvo y se bañaba en ella; los indios completaban la
ceremonia, arrojando a sus aguas esmeraldas y figuras de oro.

La religión tenía también prácticas muy crueles; al Sol le ofrecían como sacrificio
niños y mancebos que alimentaban con esmero. En Gachetá cada semana se
sacrificaba un muchacho sobre una piedra como ofrenda a los ídolos.

Arrib

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