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de Ibarbourou
Este poemario constituye el primer libro que publica la poeta y est estructurado en
tres secciones:
La luz interior, consta de treinta y siete poemas.
nforas negras, con siete poemas.
La clara cisterna, con treinta y nueve.
La hora
Despus..., ah, yo s
que ya nada de eso ms tarde tendr!
Que entonces intil ser tu deseo,
como ofrenda puesta sobre un mausoleo.
Tmame ahora que an es temprano
y que tengo rica de nardos2 la mano!
Hoy, y no ms tarde. Antes que anochezca
y se vuelva mustia la corola fresca.
Hoy, y no maana. Oh amante! no ves
que la enredadera crecer ciprs?
Rebelde
Caronte: yo ser un escndalo en tu barca
Mientras las otras sombras recen, giman o
lloren,
Y bajo sus miradas de siniestro patriarca
Las tmidas y tristes, en bajo acento, oren,
Yo ir como una alondra cantando por el
ro
Y llevar a tu barca mi perfume salvaje
E irradiar en las ondas del arroyo sombro
Como una azul linterna que alumbrara en
el viaje.
Por ms que tu no quieras, por ms guios
siniestros
Que me hagan tus dos ojos, en el terror
maestros,
Caronte, yo en tu barca ser como un
escndalo.
Y extenuada de sombra, de valor y de fro,
Cuando quieras dejarme a la orilla del ro,
Me bajarn tus brazos cual conquista de
vndalo.
Vida-Garfio
A flor de tierra, amante. Que el trnsito as
sea
ms breve. Yo presiento
la lucha de mi carne por volver hacia
arriba,
por sentir en sus tomos la frescura del
viento.
La cita
Me he ceido3 toda con un manto
negro.
tierra
con la que han de nutrirse las plantas de
la sierra.
Y an me quieres, amado? Y an mi
cuerpo pretendes
y, largas de deseo, las manos a m
tiendes?
Magnetismo
En tus ojos sombros me he mirado
Como en el agua de dos lagos negros
Y un vrtigo de abismo tenebroso
Me ha hecho temblar de angustia.
Ah, si caigo en el fondo de la sima!
Ah, si en los lagos tenebrosos caigo!
Yo s que entonces no ha de haber
prodigio
Capaz de levantarme.
Yo s que siempre el embrujado
abismo
De tus pupilas hondas
Me retendr lo mismo que un guiapo
Agarrado en las uas de las zarzas.
Salvaje
Matinal
Mi cuerpo est impregnado del aroma
ardoroso
de los pastos maduros. Mi cabello
sombroso
esparce, al destrenzarlo, olor a sol y a
heno,
a savia, a yerbabuena y a flores de
centeno.
La cuna