Isabel. La seora Beatle, mareada, no la retir del firme puo del joven. Recorri con la mirada nebulosa los tres bultos innimes: Mrs. Jenkins roncando sobre la barra, apuntalada por el taburete; Charlie acurrucado en el suelo con la cabeza sobre una escupidera de cobre; Tommy lloriqueando junto a las teclas silenciosas. Y Jack, sin dejar de mirar fijamente a Isabel, sin soltar la mano hmeda, chifl la primera barra de Dios
Salve a la Reina y Lancelot, en puntillas, camin
hasta el tocadiscos, lo hizo girar y dej escuchar la voz de Sara Vaughan.