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El poema es un himno a los árboles y la importancia de plantarlos. Describe cómo los árboles tienen alma, aman a los hombres y les piden amor. También habla de cómo la tierra sin árboles está muerta, y que al plantarlos se les da vida y se cantan himnos de alegría. Finalmente pide que Dios proteja los árboles y que los pájaros aniden en ellos.
El poema es un himno a los árboles y la importancia de plantarlos. Describe cómo los árboles tienen alma, aman a los hombres y les piden amor. También habla de cómo la tierra sin árboles está muerta, y que al plantarlos se les da vida y se cantan himnos de alegría. Finalmente pide que Dios proteja los árboles y que los pájaros aniden en ellos.
El poema es un himno a los árboles y la importancia de plantarlos. Describe cómo los árboles tienen alma, aman a los hombres y les piden amor. También habla de cómo la tierra sin árboles está muerta, y que al plantarlos se les da vida y se cantan himnos de alegría. Finalmente pide que Dios proteja los árboles y que los pájaros aniden en ellos.
Martn I Plantemos nuevos rboles, la tierra nos convida: Plantando cantaremos los himnos de la vida, los cnticos que entonan las ramas y los nidos, los ritmos escondidos del alma universal. II Plantar es dar la vida al generoso amigo que nos defiende el aire, que nos ofrece abrigo; l crece con el nio, l guarda su memoria, en el laurel es gloria, en el olivo es paz. III El rbol tiene un alma que re entre sus flores; que piensa, en sus perfumes; que alienta, en sus rumores; l besa con la sombra de su frondosa rama, l a los hombres ama, l les reclama amor. IV La tierra sin un rbol est desnuda y muerta, callado el horizonte, la soledad desierta; plantemos para darle palabras y armonas latidos y alegras, sonrisas y calor. V El rbol pide al cielo la lluvia que nos vierte; absorbe en nuestros aires el germen de la muerte; por l sube a las flores la sangre de la tierra, y en el perfume encierra y eleva una oracin. VI Proteja Dios el rbol que planta nuestra mano; los pjaros aniden en su ramaje anciano; y canten y celebren la tierra bendecida
Himno del rbol
por Juan Zorrilla de San Martn I Plantemos nuevos rboles, la tierra nos convida: Plantando cantaremos los himnos de la vida, los cnticos que entonan las ramas y los nidos, los ritmos escondidos del alma universal. II Plantar es dar la vida al generoso amigo que nos defiende el aire, que nos ofrece abrigo; l crece con el nio, l guarda su memoria, en el laurel es gloria, en el olivo es paz. III El rbol tiene un alma que re entre sus flores; que piensa, en sus perfumes; que alienta, en sus rumores; l besa con la sombra de su frondosa rama, l a los hombres ama, l les reclama amor. IV La tierra sin un rbol est desnuda y muerta, callado el horizonte, la soledad desierta; plantemos para darle palabras y armonas latidos y alegras, sonrisas y calor. V El rbol pide al cielo la lluvia que nos vierte; absorbe en nuestros aires el germen de la muerte; por l sube a las flores la sangre de la tierra, y en el perfume encierra y eleva una oracin. VI Proteja Dios el rbol que planta nuestra mano; los pjaros aniden en su ramaje anciano; y canten y celebren la tierra bendecida
Himno del rbol
por Juan Zorrilla de San Martn I Plantemos nuevos rboles, la tierra nos convida: Plantando cantaremos los himnos de la vida, los cnticos que entonan las ramas y los nidos, los ritmos escondidos del alma universal. II Plantar es dar la vida al generoso amigo que nos defiende el aire, que nos ofrece abrigo; l crece con el nio, l guarda su memoria, en el laurel es gloria, en el olivo es paz. III El rbol tiene un alma que re entre sus flores; que piensa, en sus perfumes; que alienta, en sus rumores; l besa con la sombra de su frondosa rama, l a los hombres ama, l les reclama amor. IV La tierra sin un rbol est desnuda y muerta, callado el horizonte, la soledad desierta; plantemos para darle palabras y armonas latidos y alegras, sonrisas y calor. V El rbol pide al cielo la lluvia que nos vierte; absorbe en nuestros aires el germen de la muerte; por l sube a las flores la sangre de la tierra, y en el perfume encierra y eleva una oracin. VI Proteja Dios el rbol que planta nuestra mano; los pjaros aniden en su ramaje anciano; y canten y celebren la tierra bendecida