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El peso de las creencias

14 de junio de 2012

Dos jvenes monjes fueron enviados a visitar un monasterio cercano. Ambos vivan en
su propio monasterio desde nios y nunca haban salido de l. Su mentor espiritual no
cesaba de hacerles advertencias sobre los peligros del mundo exterior y lo cautos que
deban ser durante el camino. Especialmente incida en lo peligrosas que eran las
mujeres para unos monjes sin experiencia:
Si veis una mujer, apartaos rpidamente de ella. Todas son una tentacin muy grande.
No debis acercaros a ellas, ni mucho menos hablarles y, por descontado, por nada del
mundo se os ocurra tocarlas. Ambos jvenes aseguraron obedecer las advertencias
recibidas, y con la excitacin que supone una experiencia nueva se pusieron en marcha.
Pero a las pocas horas, y a punto de vadear un ro, escucharon una voz de mujer que se
quejaba lastimosamente detrs de unos arbustos. Uno de ellos hizo ademn de acercarse.
-Ni se te ocurra -le ataj el otro-. No te acuerdas de lo que nos dijo nuestro mentor?
-S, me acuerdo; pero voy a ver si esa persona necesita ayuda- contest su compaero.
Dicho sto, se dirigi hacia donde provenan los quejidos y vio a una mujer herida y
desnuda.
-Por favor, socorredme, unos bandidos me han asaltado, robndome incluso las ropas.
Yo sola no tengo fuerzas para cruzar el ro y llegar hasta donde vive mi familia.
El muchacho, ante el estupor de su compaero, cogi a la mujer herida en brazos y,
cruzando la corriente, la llev hasta su casa situada cerca de la orilla. All, los familiares
atendieron a la asaltada y mostraron el mayor agradecimiento al monje, que poco
despus reemprendi el camino regresando junto a su compaero.
-Dios mo! No slo has visto a esa mujer desnuda, sino que adems la has tomado en
brazos.
-As era recriminado una y otra vez por su acompaante. Pasaron las horas, y el otro no
dejaba de recordarle lo sucedido.
-Has cogido a una mujer desnuda en brazos! Has cogido a una mujer desnuda en
brazos! Vas a cargar con un gran pecado!
El joven monje se par delante de su compaero y le dijo:
-Yo solt a la mujer al cruzar el ro, pero t todava la llevas encima.

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