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ae Semen 3 ae Valeriano Bozal (ed.) Javier Arnaldo, Francisco Calvo Serraller, Dolores Castrillo, Vicente Jarque, Francisco José Martinez, Salvador Mas, Francisca Pérez Carrefio, Esteban Pujals Gesali, Tonia Raquejo, Delfin Rodriguez, Guillermo Solana, Antonio Valdecantos, Gerard Vilat y J. F. Yvars Historia de las ideas estéticas y de las teorfas artisticas contempordneas VOLUMEN I Labia Malte Visor UNIVERSIDAD DE LOS ANBES: SI FITTICTRCAS La balsa de la Medusa, 80 Coleccién dirigida por Valeriano Bozal 14 edicién: 1996 2.4 edicién: 2000 © de los textos: sus autores, Madrid, 1996, 2000 © de la presente edicidn, Visor Dis., S.A., 1996, 2000 ‘Tomas Brevén, 55, 28045 Madrid www.visordis.es ISBN Obra completa: 84-7774-699-0 ISBN Tomo I: 84-7774-580-3 Depésito legal: M-22.120-2000 Visor Fotocomposicién Impreso en Espafia - Printed in Spain Graficas Régar, S.A. Navalcarnero (Madrid) J.J. Winckelmann Valeriano Bozal La obra de Johann Joachim Winckelmann (1717-1768) ocupa un lugar central en la evolucién de la estética, la teorfa del arte y I2 historiografia del siglo xvinl. No son pocos los que le consideran el creador de la historia del arte, y ello a pesar de ‘que sus eaportaciones positivas» son muy escasas y casi siempre desmentidas por la investigacién posterior. Su influencia sobre el neoclasicismo fue muy notable, al igual que su papel en la configuracién de una Grecia que, desde el Siglo de las Luces, se perfila como horizante nostilgico de la modernidad. Estudié teologia en Halle y en Iéna y se gané la vida como preceptor, cntre otros de W, Lamprecht, su discipulo més querido. Fue codirector de la escuela clisica de Seehausen, bibliotecario del conde H. von Biinan y en 1755, tras convertirse al catolicismo (1754) viajé a Roma. Alli conté con el apoyo de varios cardenales, entre ellos de A. Albani, del que fue bibliocecario y en cuya Villa residid (1759). En 1765 fue nombrado Prefecto de Antigiiedades de Roma y en 1768, tras un viaje inte- rrumpido a Alemania y Austria, fue asesinado, en Trieste. El robo parece la causa directa del asesinaro de Winckelmann: las medallas de oro con las que en su vigje le hhabfa honrado la emperatriz Maria Teresa. Si me he detenido quizé mis de lo necesario en la vida de Winckelmann es por que algunos autores consideran que en ella se encuentra la clave de sus ideas pri pales. Winckelmann era homosexual y su afecto por Lamprecht es una de las manifestaciones més conocidas. Sin embargo, acribuir su muerte a turbias celacio- nes homosexuales parece excesivo. La homosexualidad estaria en el origen de sus ideas sobre la belleza y de su admiracién por la belleza del cuerpo humano, tal es el parecer de algunos autores, aunque durante mucho tiempo se vel6, y atin ignord, esta condicidn. En tal sentido, la homosexualidad seria una de las razones de su admiracién por el mundo griego. Ahora bien, puede ser cierto que algunas paginas de Winckelmann respiran en esa admiracién su condicién homosexual, pero no lo €s menos que estas piginas, y las ideas que desarrollan, van mis alli, desbordan sus limites, de la misma forma en que las paginas escritas por autores hererosexuales no tienen que ser lefdas necesariamente en esta limitada clave. Reflexiones sobre la imitacién del arze griego en la pintura y la excultura (1755) es la primera de sus grandes obras. Grande en el interés y ambicién de las ideas expues- ‘as, no en el tamafio, pues se trata de un breve folleto, cuya influencia no ha deja- do de estar presente. Supuso el descubrimiento del autor y suscité un tico debate, ‘entre otras la respuesta de Lessing con su Lascoonte, En 1764 publicé la obra que 150 | se considera fundamental en su desarrollo, Historia del arte en la Antigiiedad, a par- tir de la cual nada en la historia del arte ha vuelto a ser lo mismo. Entre las Reflexiones y la Historia, diversidad de arciculos sobre problemas de estética e histo- tia del arte, trabajos de catalogacién -por ejemplo al catélogo de la coleccién de ‘gemas del barén Ph. von Stosch-, etc. Cuando publics sus Reflexiones, el conocimiento del arte griego era muy limi- tado y Winckelmann no era una excepcidn a este respecto. La situacién no habia cambiado mucho en los afios transcurridos-hasta la publicacién de la Historia, sin embargo, en ambos textos se configura una Grecia seductora y modelica, se elabo- ra una eoria completa del arte griego y se establecen algunas de las pautas cencra- les del neoclasicismo. Winckelmana no era el primero en abordar estas cuestiones, la Antigiiedad griega y romana era tema fundamental para el Siglo de las Luces y lo habia sido ya antes para el Renacimiento, pero la imagen que proporciona de Grecia cautivaré a los lectores de la época como ninguna lo habia hecho hasta entonces. Cuando abrimos la primera parte de las Reflexiones nos encontramos con una deslumbrante descripcién del mundo griego, cuna de nuestra cultura, del arte, de la libertad y de la felicidad. El buen gusto, que se extiende mas y mas por el mundo, comenzé a for- marse por primera vez bajo el cielo griego. Todas las invenciones de pueblos cextranjeros no llegaron a Grecia sino al modo de una temprana semilla, para adquirir una naturaleza y una forma diferentes en aquel pais, que de entre todos, segiin se dice, Minerva habia asignado a los griegos a titulo de mora- da, a causa de la moderacién del clima que allf encontr6, como la tierra que habia de producir cabezas inteligentes»', ‘Tomando como punto de partida una idea ilustrada y de progreso -el buen gus- to se extiende cada vez més por el mundo-, busca su origen en la Grecia antigua, una Grecia mds imaginada que real, en la que los seres humanos viven bajo un cl ma amable, son felices € inteligentes. Mas atin, son libres, puesto que nada les obl ga la naturaleza es fecunda y Ia estructura politica que se han dado respeta a todos, y cada uno. Y por ello son grandes, casi inimitables: «EI tinico camino que nos que- dda a nosotros para llegar 2 ser grandes, incluso inimitables si ello es posible, es el de la imicacion de los Antiguos»*. La amabilidad del clima permite la exhibicién del cuerpo humano y el artista puede contemplar directamente la belleza que representa en sus obras. Si algo carac- teriza la concepcién winckelmanniana de la antigiedad griega es la relacién direc- ta, inmediata, entre el hombre y el mundo: la nacuraleza, la sociedad, la belleza. Una relacién natural, que alcanza sin esfuerzo, que tiene a mano, previa a todas las esci- siones que més adelante van a producirse, previa a todas las alienaciones. Se ade~ Janta asi Winckelmann al anhelo romantico de unidad con la nacuraleza, contem- plado ahora como nostalgia de un pasado en que fue realidad, modelo de nuestro comportamiento..., si ello es posible. "JJ. Winckmann,Rejlson sobre imac de are reg on a pneu yl ar, Basan, Pineal, 1987.17 (ead. de V. Jar) Bid 18 Sin embargo, la concepeién winckelmanniana no defiende una mera represen- racién de la belleza sensible que los griegos pudieron contemplar, sus obras de arce no resultan sélo de la observacién de los cuerpos desnudos. Winckelmann entien- de la belleza como una entidad ideal que se ofrece de modo sensible. La articula- cién de lo sensible y lo ideal es el rasgo por excelencia de lo artistico, En este pun- to, aunque las Reflexiones s6lo sugieren esa interpretacién, es deudor de Platént la belleza sensible de los cuerpos griegos que gracias a la naturaleza amable pueden contemplarse es el punto de partida para alcanzar las cimas mas elevadas de la belle- za ideal. La observacién de la naturaleza permicié elevarse por encima de la natura- leza misma hacia leyes de cardcter universal: wEstas frecuentes oportunidades de observar lz nacuraleza indujeron a los artiscas griegos a ir todavia mds alld: comer zaron a concebir, tanto de partes individuales como del conjunto de las proporci nes del cuerpo, ciertas nociones universales de belleza que debian elevarse sobre la naturaleza misma; su modelo es una naruraleza individual concebida por el solo entendimiento»’. La belleza retine lo diverso, elimina la singularidad y la anéedota, procura una mas noble conjuncién de las partes, elimina las tensiones de lo pequefio y permite tuna mas rica plenitud de la figura representada. La tarea del artista consiste en alcan- zar esa unidad, esa toralidad que estructura y proporciona, que procura serenidad, Pata lograrlo debe sacrificar los deralles, el predominio de lo diverso, el exceso, la ten- sidn exagerada, La belleza ideal es, finalmence, muy diferente de la sensible. Retine en su reflexién algunas de las ideas centeales de la ilustracién y del neo- clasicismo. La pretensién de un hombre natural, can ingenuo como feliz, integrado en el mundo, libre y creador; el ejemplo griego en tanto que origen de una tradi- cién interrumpida que ahora puede recuperarse —vel buen gusto que se extiende mis y més por el mundo...» la imitacién del pasado como promesa histérica, dEs posible recorrer ese pasado, volver a Grecia? La situacién es ahora muy tinta, ya no podemos contemplar directamente la belleza de los cuerpos, ya nuestra relacién con la naturaleza se ha quebrado y la infelicidad ha hecho acto de presen cia: hemos dado muchos pasos en el sentido contrario a la Edad de Oro que Winckelmann inventa. Pero contamos con las abras de los antiguos y de todos aquellos que, como ellos, fueron capaces de alcanzar la belleza ideal por encima de y més alli de los pequefios deralles de las circunstancias temporales; Rafael ante todo, en mucha menor medida Miguel Angel, también Poussin. La naturaleza es maestra, pero los grandes artistas son los guias. Las reflexiones de Winckelmann oftecen un elevado contenido especulativo, pero engarzan sus ideas en la observacién de obras concretas, en andlisis que forman ya parte de la historiografia clisica. Si hay una obra en la que el espiritu griego se pone de relieve, esa es el Laocaonte. En este grupo escultérico se resuelven algunos de los problemas a los que la concepcién winckelmanniana debe enfrentarse, No es el menor de ellos la representacién del dolor y el suftimienco, que en una descrip- cién como la que abre las Reflexiones parecen fuera de lugar. Es este el punto en el que se traza de forma indeleble la que Winckelmann considera caracteristica Fun damencal del arte y la cultura griegos, su noble sencillez y su serena grandera * 2, 152 El cardcter general en que reside la superioridad de las obras de arte grie- gas es el de una noble sencillez y una serena grandeza, tanto en la actitud como en la expresién. Asi como las profundidades del mar permanecen siempre en calma por muy furiosa que la superficie pueda escar, también la expresion en las figuras de los gricgos revela, en el seno de rodas las pasiones, un alma grande y equilibradas. La sencillez se eleva en la nobleza, la grandeza se domina en la serenidad y, asi, en este sutil juego, se alcanza el equilibrio que permite tanto lo sublime como la belleza. Un equilibrio que es, ante todo, plistico: «Tal es el alma que se revela en el rostro de Laocoonte ~y no séla en el rostro~ deatzo de los mis violentos sufti- mientos. El dolor, que se manifiesta en cada uno de los musculos y los tendones del cuerpo y que, aun sin considerar el rastro y las restantes partes, se cree casi sentir en uno mismo a la sola vista del bajo vientre dolorasamente replegad; este dolor, decia, no se exterioriza, sin embargo, en el menor rasgo de violencia en el rostro ni en el conjunto de su actirud. Laocoonte no profiere los horrisonos gritos de aquel que canté Virgilio: la abertura de la boca no lo permite; se trata més bien de un gemido angustioso y acongojado como el que describe Sadoleto. El dolor del cuer- po y la grandeza del alma estén repartidos, y en cierto modo compensados, con el mismo vigor por la entera estructura de la figura. Laocoonte sufte, pero sufte como el Filoctetes de Séfocles: su miseria nos alcanza hasta el alma, pero deseariamos poder soporcar la miseria como este gran hombres’. «Poder soportar la miseria como este gran hombrex no es una segla estética, es una exigencia moral. En este punto se aprecia con claridad el giro del pensamiento inckelmanniano, la naturaleza de su horizonte. La figura estética posee implica- ciones morales sin las que no puede crearse. La imitaci6n del mundo antiguo, del mundo griego es una pretensi6n ética, histOrica. El neoclasicismo resulta mutilado side él desprendemos esta rama central, entonces se convertiri en academicismo. En as Reflexiones avanza una idea que seri luego central en su Historia del arte en la Antigiedad: el desarrollo de las bellas artes es paralelo al de los seres humans a] menos en un sentido, también atraviesa por diferentes edades, la de juvencud, a de madurez, la de decadencia... Este modelo, que Winckelmann consagra en su his- toria, es el que encontramos en buena parte de la historiografia artistica. A él se atie- ne la comprensidn evolutiva del arte griego, a él se atienen los estudios que sobre el arte renacentista o el barroco se han realizado. Ni siquiera las interpretaciones del arte contempordneo, de los movimientos de vanguardia, por ejemplo, es inmune a semejante concepcién. Francis Haskell ha sefialado con precisién los rasgos que diferencian a Winckelmann de otros aurores que todavia no son historiadores, los que le diferen- cian, por ejemplo, de Caylus y de ranos otros encusiastas de las antigiedades. Los anticuarios carecen de un sentido exacto de la cronologia. Ahora bien, la cronolo- * Ibi. 36. Poco después: La noble seal aera grandes de seca gris on ver el sutérco c= ‘er ditimivo dele earitor desu mor epos, dele eis de la ecu de Smtr yuon Ete as propiadc gue constcuyen la supeie grandes de Rll grandee ue lyn en vem de a imitans de le Ania p40) "Toi, 3637. El comenatio de Winekelmann scl pusto de putida de wn debate ques hark jastamene, ce bel que con dl mantendel Lessing ens Lanvonte en el que sable In diveridad eee [x pod y eels partrde as diferencias dea lengua diferencias que necesiamente conducen a madosexprsivers dts 153, gfa no es la mera acumulacién del paso del tiempo, lo que Winckelmann pone en pie es una estructura temporal en la que cada objeto estudiado puede encontrar su lugar preciso, as{ como una teoria que permite explicar los cambios estilisticos y cualitativos que se advierten en las obras particularest Los primeros capitulos de su Historia mantienen una estrecha relacién con las Reflexionei, En ellos se expone la teoria a la que Haskell hace referencia, una teoria sobre la belleza y una teorfa sobre Grecia: ambas estdn tan profundamente unidas que se perciben como las dos caras de una misma moneda. En ella se encierra el alcance y la debilidad de Winckelmann: pues la teoria de la belleza griega no deja de ser, a su vex, histérica, lo que introduce el principio de la historicidad de la pro- pia hiscoriograffa, la paura de su condicién incerpretativa, mas alli de la simple aportacién de datos objetivos, pero también més aci de la estricra objetividad y de la seguridad que el hiscoriador pretende. La historia del arte mantendra siempre en su seno esta clave, a su vez, histérica, exigencia de verdad y conciencia de su difi- ulead. La cuestién no puede contemplarse en términos estrictamente personales. No se trata de las opiniones de Winckelmann, tampoco de su desconocimiento real de la ancigitedad griega, ni siquiera de los errores en la datacién de algunas de las obras fundamencales de esa antigiiedad. La ceorta winckelmanniana de la belleza griega se convirtié de inmediato en una de las ideas centrales de la ilustracién y, con ella, en uno de los tépicos de la modernidad. La disciplina shistoria del arte» fue, desde ‘Winckelmann, uno de los ejes de ese tertitorio que lz modernidad conquisté ya en el Siglo de las Luces, el de la autonomia de lo estético lo artistico. La historicidad de su Historia y de su concepcién de la hiscoria forma ya parce de nuestra propia historia. Bibliografia . Just, Wincetmanm und seine Zeigenosen, Kila, Phaidon Verlag, 1956. Edouard Pommiet (ed. Wincketmann: la naivance de Vcore de Care Upeque der Lamiérx Pais, La Documentation fesse, 1991. Alex Pous, +Winckelmann's Construction of History, rt Hisory 5, 1982. M. Prar Gusto nets, Barcelona, G. Gili 1982, L. Veneut, Hori dees deere Baeclona, G- Ci 1975. J.J. Winckelmann, Werke, Dresde, Imp. Walther, 1808-20, 8 vol. (Ed. de C- L. Femow, E Mayes y J. 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