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ÍNDICE:
La Guerra Civil española fue un conflicto bélico que dio comienzo en julio de 1936, a
raíz de la sublevación de un sector del Ejército contra el gobierno de la II República
española, y que concluyó el 1 de abril de 1939 con la victoria de los rebeldes. El triunfo
de éstos permitió la instauración de un régimen dictatorial encabezado por el general
Francisco Franco, principal dirigente militar y político de los sublevados, que sustituyó
al sistema parlamentario republicano.
Como es sabido la Guerra Civil fue la culminación de una serie de luchas entre las
fuerzas de la reforma y las de la reacción que dominaban la historia española desde
1808, lucha en la que los reaccionarios intentaron utilizar el poder político y militar para
retrasar el progreso social, como veremos seguidamente.
BREVE RECORRIDO POR LA HISTORIA DE ESPAÑA
DESDE 1868-1936
Los orígenes de la Guerra Civil española se remontan a siglos atrás en la historia del país
por ello sería conveniente realizar un breve resumen que nos sitúe en la época previa al
conflicto pasando desde el destronamiento de Isabel II en 1868 hasta la II República
(1931-1936).
- El problema social: La España de los años treinta había sido moldeada por las
experiencias del siglo XIX (la tardía industrialización y la formación de una
burguesía vagamente estructurada, los enfrentamientos sobre la posición y
privilegios de la Iglesia Católica).
A pesar de su riqueza la aristocracia española no tenía una fuerza social
influyente. Las clases medias habían comprado tierras en las grandes ventas de
tierras de la Iglesia y de los municipios y tenían intereses que las relacionaban
estrechamente con la aristocracia terrateniente. En el país vasco había un grupo
compacto de banqueros, armadores e industriales, en Cataluña había una clase
capitalista semejante, pero en general, no había una clase media interesada por el
desarrollo de una economía industrial. No había, por tanto, un conflicto
generalizado entre lo burgués y lo feudal, ni espacio para radicales urbanos que
pudieran movilizar a “las ciudades en contra de los terratenientes”. El conflicto
de clases fue esencialmente un conflicto entre obreros urbanos organizados y un
proletariado rural relativamente desorganizado, en difícil alianza con sectores de
la clase media, por una parte, y, por otra, una amalgama de terratenientes,
banqueros, grandes industriales, funcionarios de alto rango y altos oficiales del
ejército- la “oligarquía” de España.
Los españoles no hablaban de la “clase media”, sino de “las clases medias”, de
ahí deriva el gran enigma y problema de la historia reciente de España.
Lo más habitual es dividirlo en una clase media “tradicional” y una pequeña
burguesía; pero estas categorías se superponen y se funden, incluso en la misma
persona). El núcleo de la clase media “tradicional” estaba formado por artesanos
en situación desahogada y profesionales modestos, muchos de ellos en
competencia por conseguir los mal pagados puestos del sector pública. En él se
incluían los rangos inferiores del cuerpo de oficiales.
Los esfuerzos de estas clases menos afortunadas estaban especialmente
centrados en guardar las apariencias (como la práctica corriente de tener dos
empleos). En general, eran partidarios del gobierno que daba empleo a tantos de
ellos; eran también en su mayoría católicos y conservadores, imitadores, en su
modesta esfera, de las actitudes aristocráticas, pero carentes de la orgullosa e
independiente cultura burguesa. No obstante, algunos de ellos eran republicanos
y en 1931 muchos de ellos estaban desilusionados con la monarquía y votaron
contra el rey y la oligarquía. Durante la Segunda República algunos de ellos
apoyaron las reformas sociales de los socialistas; otros dieron marcha atrás. Fue
esta clase media asustada y preocupada por su status, la que se inclinó a la
derecha en las elecciones de noviembre de 1933 y apoyó a los nacionalistas en
1936.
La pequeña burguesía estaba formada por pequeños oficiales, tenderos,
farmacéuticos, maestros y algún suboficial. Aunque muchos compartían las
actitudes convencionales de la clase media “tradicional”, de sus filas procedían
los meneurs que organizaron protestas democráticas de la clase trabajadora de
las ciudades. Eran republicanos convencidos.
El republicanismo no tenía ningún programa social propiamente dicho, pues
carecía de una base social sólida, aquello fomentaba las divisiones ideológicas y
personales que debilitaron al movimiento en cuanto fuerza de la izquierda. En
1931 el republicanismo era un conglomerado de grupos, los cuales lograron
unirse después de 1926 para derrotar a la monarquía, aunque no pudieron
mantenerse unidos para consolidar una república progresista y moderna.
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CONCLUSIÓN:
FUENTES DE INFORMACIÓN: