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~_— = yew wwe os | WH Newton-Smith LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA “gs Higva i Sa 4 "ST? yerbs2e5 santocne PAIDOS STUDIO basica CaviruLo 10 PROGRAMAS FUERT 1. El programa racionalista y la explicuciin det cambio ciemtifico BI modelo racional de la presa cientifica de Popper, Lakatos y Laudan incluye una exposicién normativa de los factores que deberfan regir nuestra eleccién de troria, A pesar de que kis explicaciones que ofrecen son considerablemente distintas, estos racionalistas tienen en comdn Ja creencia en Ia importancia que reviste la formulacién de cémo se debe decid utidad de (eorias vivales, cual tiene mayores probabilidades de ser It mejor en relacién con un cuerpo dado de evidencia, En primer lugar, como Whewell, piensan que tal explicacién nos ayudai igar progresus en la ciencia; En segundo lugar, el modelo no sélo esti pensado para proporcionar una agianta- cidn a la hora de decidir acerca de qué teorias debemos adoptar, sino también para explicar (por lo menos en gran parte) los cambios par ticulares de fe que han tenido lugar dentro de la historia de la cien* cia. Al dar tal explicacién, el racionalista apela a su modelo, que es- pecifica tanto la meta de’ ta empresa clentifica como los principios de comparacién de teorias. Se «explica» una transicién de la teorfa T, a Ia teorfa T; mostranio que, en relacién con la evidencia ble en Ia época, la teoria 1; era mejor que Ja 7. Los racionalistas sosicnfan que la transicion teérica, en el caso de ciencias maduras como lu fisica, es en general el cainbio de una teo-, Fia aceptable por otra todavia’ mejor. Un racionalista adinile que puede haber ocasiones en que et cambio no sea progresivo si se lo juzga desde la perspectiva de su posteridad. En esas ocasiones, y sélo en ésas, es adecuada la explicacin sociologica o psicolégica del cambio. Los factores no cientificos externos deben traerse a colacién cuando y s6lo cuando nos encontramos ante desviaciones de las nor- mas implicitas en el modelo racional. Como hemos observado en el capitulo 1, una analogia apropiada es la mecénica newtoniana, Solo se explican las desviaciones respecto del movimiento uniforme (me-_ diante las fuerzas). El movimiento uniforme es un estado natural irreductible a una explicacién en el seno de la teorfa. Andlogamente, 258, LA RACTONALIDAD DB LA CIENCTA el cambio racional se considera_un estado natural en el marco de la Sociologia cognoscitiva de la ciencia; sélo las desviaciones respecto de él son objeto de explicacién por causacién social. Se admite que algunos aspectos de una transicién que basicamente se adapta al mo- delo racional requeriré la referencia a factores externos. Por ejem- plo, esos factores pueden desempefiar un papel importante en ta de- terminacién de la tasa de incremento de aceptacién de una teorfa, Pero en la mayorfa de las transiciones, el papel explicativo principal Jo desempefian factores internos. Para decirlo con rudeza, Ia socio- logia sélo es apta para descarriados. ° | El alcance que LAupan concede a Ia sociologfa cognoscitiva del com nocimiento (esto es, investigaciones sociolégicas de las creencias, en oposicién a las investigaciones de, digamos, sociedades cientificas 0 laboratorios) incluye problemas que surgen! Ademds, las investigaciones sociolégicas incluirén? tuna exploracién de los determinantes sociales de ponderacién ide wn problema, puesto que este fenémeno —probablemente més {que otros— parece estar intuitivamente sometido a las presiones de clase, nacionalidad, economia y otras influencias sociales. Sin embargo: : Cuando un pensador se comporta de una manera racional, 0 necesitamos preguntar mds por tas causas de su accign; en cam: tie" Stando 2e comporta de una manera irracional —aun cuando) trea lo contrario— necesitamos una explicacién ullerr. Laxaros, quien delimitarfa un campo de los socidlogos del conoci- miento cientifico en coincidencia con las Imeas que se acaban de tra- zar, ha tratado también de minimizar la necesidad de ellos:* Una explicacién externa «impresionantes, earrasacora» y «de gran alcance> es por lo general la marca inequ{voca de... una his foria interna relativamente débil (en funcign de la cual la mayor Laudan (1972), pas. Th, PROGRAMAS FUERTES 259 parte de Ia historia real resulta inexplicable 0 bien es anémala) es Ia que deja demasiadas cosas a explicar por la historia externa. Cuando se produce una mejor teorfa de la racionalidad, la his toria interna puede expandirse y reconquistar terreno a la historia externa. En este capitulo exploramos Ia medida en que un modelo racional puede utilizarse con fines explicativos. Suponiendo que un racionalis- ta haya defendido su afirmacién de que su modelo proporciona una explicacién viable de qué es lo que hace que una teoria sea mejor que otra, atin le queda la tarea de mostrar que se puede usar ese modelo para explicar el cambio cientifico, Pero antes de que la const deracién de la practica clentffica real en relacién con modetos racio- nales particulares comience a dar frutos, deben dirimirse una multi tud de problemas tedricos controvertidos. Mi propésito es el de pro- gresar en el frente te6rico, y dejar esta tarea para otra ocasién. E consecuencia, el anilisis s¢ Hevara a cabo a un nivel de abstraccién considerable.y, en tanto tal, no depende de detalle alguno de ningin modelo racional particular. La discusién tedrica fundamental es la que enfrenta a los racionalistas con los partidarios del llamado pro- grama fuerte en la sociologia del conocimiento cientifico, que atacan Ia nocién integra de explicacién racional del cambio cientifico. El pro- ‘grama racionalista comprende la valoracién diferencial de la creencia. Pues el racionalista deja en manos del socidlogo las transiciones que considera injustificadss. La afirmacién capital de los proponentes del programa fuerte es la de que la explicaciOn deberia ser simétrica. Esto quiere decir que deberfa darse el mismo tipo de explic todas las transiciones, se las considere racionales 0 no. . Desde este punto de vista, el socidlogo cognitivo no se limitaria a estudiar las desviaciones respecto de las normas de las transiciones racionales. Por el contrario, su dominio abarcarfa legitimamente todo. el campo del cambio, cientifico. En un nivel superficial, esta disputa puede parecer una mera lucha territorial, Por un lado, el filésofo de la ciencia y ademas historiador de la ciencia, versado en la tarea de re- presentar el contenido de las teorfas y en evaluar el grado de apoyo de que gozan teorfas rivales, parece querer acaparar todos los momentos buenos de la historia de la ciencia. De un modo casi humillante, deja para el socidlogo los pocos episodios en que florecen la falsedad y/o Ja irracionalidad. Por otro lado, el sociélogo, interesado por los de- terminantes sociales de la creencia, y a menudo con bastante ignoran- ja o desinterés en la evaluacién légica de las teorfas cientificas —o sin interés en ello— parece tratar de acaparar todo el campo para ‘s{. En un nivel menos superficial, podemos ver que el socidlogo pro- “pone el siguiente razonamiento a primera vista razonable: zqué ten- rian que ver nuestros juicios actuales acerca de quién tenia raz6n, quign estaba equivocado, quién era razonable y quién no lo era, en 260 {A RACIONALIDAD DB LA CIENCIA alguna polémica cientifica del pasado, con Ia explicacién de por qué las cosas resullaron asi? Afirmar que nuestras explicaciones dependen de juicios de este tipo equivale a proyectar ilegitimamente nuestras propias creencias actuales (prejuicios). Es seguro que una explica- cion cientifica de las transiciones cientificas del pasado no deberia depender de nuestras preferencias personales. Pero, argumenta el ra- cionalista, asi como en las explicaciones cotidianas del comportamien- to, una vez que se ha mostrado que el comportamiento es racional, ya no impotta el resto y s6lo apelamos a los psicélogos ante lo irracional, asi también cabe preguntarnos: ¢por qué las cosas habrian de ser distintas cuando se trata de explicar el cambio cientifico en-el pa- sado? este capitulo se sostendré que tanto el programa fuerte de so- clofogia del conocimiento (del que se encontraré una caracterleacién detallada en el apartado 4) como los programas fuertes de Ia raciona- Jidad de ta ciencia (los de Lakatos y Laudan) estén gravemente equi- vocados. He escogido para el andlisis las opiniones de extremistas como recurso heuristico para ayudar a formular una cantidad de pro- blemas que se plantearian aun cuando solo se tuvieran en cuenta ver- siones mas moderadas de estas posiciories basicas. El primer proble- ma se plantea acerca del papel de nuestra evaluacién normativa actual de las actividades de los cientificos del-pasadg. Se argumentara que los socidtogos han tenido razén en objetar ante él papel que los racio- nalistas otorgan a dicha evaluacién en la explicacién del cambio cien- tifico. Sin embargo, el tipo de explicacién que se puede utilizar al margen de esta apreciacién normativa no es del tipo de la que de- fienden los partidarios del programa fuerte de sociologia del cono- cimiento. Ese programa, mantendré, es incoherente tal como est, ‘Ann cuando se vea modificado a fin de evitar Ia inconsistencia obvia, no puede explicar algo que hay que explicar —el fenémeno del pro- xgreso cientifico— y que, a diferencia de la explicacién del mero cam- dio, requiere en efecto evaluacién normativa de los esfuerzos de los clentificos anteriores. 2. Cémo explicar las cosas de manera racional Este debate, si bien ahogado por una marafia de confusiones, plan- tea dificiles e importantes cuestiones acerca de la explicacién, la ra- cionalidad y Ia conexién entre una y otra. Al tratar de comprender las implicaciones de una explicacién racional del serd util comenzar por recordar algunos de los rasgod de la explica- cién racional de las acciones. Con este fin, imaginese la-siguiente tuacin hipotética. Un estudiante de filosofia, interesado, diligente con éxito, abandona el estudio de ta filosofia en favor del idioma. cl bio cientifico, ~ PROGRAMAS FUERTES 261 no. Preocupados tal vez por la buena marcha del departamento de filosofia, preguntamos por qué. Resulta que la meta del estudiante en Ia vida es, a largo plazo, dedicarse a la docencia universitaria y que para él esa carrera es mas importante que contar con la oportunidad Ue dedicarse como estudiante al tema que mds le gusta. ‘Se ha convencido de que, dado el actual mercado de trabajo, no podré conseguir empleo come profesor de filosofia. Pero si cree que hay una posibilidad razonable si estudia chino. Estos factores, junto ‘con su creencia en su propia capacidad para lograr el nivel requerido en chino, explican la accln, En efecto, en la anécdota, tal como ha sido contada, la accién de escoger el estudio del chino en lugar del de filosofia se presenta como el medio que con mayores probabilida des cuenta de conducir a su meta dadas sus creencias. Para genera lizar, explicar una accién como accién es demostrar que es racional. Esto implica mostrar que, sobre la base de las metas y creencias de la persona en cuestidn, la accién elegida es el medio que ésta cree con més probabilidades de conseguir la meta que se propone. En este sentido de racionalidad, que a veces se llama racionalidad instrumental, el éxito de una explicacién no depende de la razonabi. lidad del objetivo, ni de la verdad o falsedad de las creencias en cues tién, ni de su razonabilidad, Nuestra explicacién del cambio del estu- diante a favor de los estudios de chino no se debilitarfa en absoluto si se Negara a mostrar que la meta de ejercer un cargo universitario es irrazonable. Para la explicacién, la verdad o falsedad de su creen- cia —que el estudio de chino le brindaré una oportunidad que el de filosofia no le conceder4— no tiene importancia. Ni importa tampoco si, sobre la base de la evidencia disponible para el estudiante, era razonable esta creencia. La explicacién opera mostrando que la accién es lo que el sujeto creia el mejor medio para alcanzar la meta (0 el medio con mds probabilidad de alcanzarla), Cualquicr explicacién de tna accién que se asemeje a esta explicacién, que no incluye una evaluacién normativa de la meta ni una evaluacién de Ia verdad o la fFalsedad, la razonabilidad o la falta de razonabilidad, de las creencias, se denominara explicacién racional minima. La inmensa mayoria de nuestras acciones puede integrarse bajo la explicacién racional minima, Puede ser muy dificil descubrir cudles son las metas y las creencias, y en clertos casos, pueden asombrarnos por su rareza, Pero esperamos que haya metas y creencias que den lugar a una explicacién racional minima de précticamente todas las acciones. En efecto, si una accién no es racional en este sentido ins- trumental, el agente no ha hecho lo que él cree que es lo mejor en esas circunstancias, Ello se debe a que pensamos que es tan dificil comprender que alguien actuaria contra su propio mejor juicio, que suponemos que, en general, es posible explicar las acciones mediante tuna explicacién racional minima. No cabe duda de que hay acciones que no se pueden explicar asi. Se puede sostener que, si queremos ONAN . nile lelelnioaleleleleladnialalalatetelaletnte tanta tata tate iets 262 La RACIONALIDAD DIL LA CIENCIA encontrar explicaciones de tales acciones irracionales, hemos de dirk. girnos a teorfas psicoanalltic La forma t{pica de tales exposiciones explicativas de acciones es la siguiente: hizo X porque... Al completar la explicacién en un caso dado, no ofrecemos una especificacién plena de las metas y a la vez una lista completa de las creencias pertinentes. Escogemos sobre la base del contexto de In accién y el contexto de la explicacién lo que parece contener més informacién. Por ejemplo, podria yo decir que Icabod abandoné la conversacién para ir a la cocina porque tiene sed. No me preocupo en decir que él cree que alll encontraré agua para beber. Considero que eso lo sabe todo el mundo, y que a mis interlo- cutores tal vez les interese saber si lo tinico que queria era evitar la conversacién. Esto constituye un rasgo general de la pragmdtica de la explicacién y puede ilustrarse en el caso de una explicacién causal cuando, por ejemplo, el inspector de seguros asegura que el fuego ha sido causado por un corto circuito sin acer mencién explicita a la presencia de oxigeno y material combustible. Habria que observar que lo que optamos por explicar estaré determinado por caracterfs- ticas del contexto. Es mas probable que nos interese explicar Io ines- Perado que lo esperado, aunque, con excepcién de la accién irracio- nal, toda accién es susceptible de una explicacién racional. El multifacético término «racionals no sélo se aplica a las accio- nes, sino también a las creencias. En una explicacién racional minima de una accién, el éxito de Ia explicacién no depende de la verdad o la falsedad, Ia razonabilidad o Ia falta de razonabilidad de las creene! implicitas. No obstante, nos interesa mucho mas actuar de acuerdo con creencias verdaderas. Si en general acti sobre creencias falsas, Jas probabilidades de alcanzar las metas que me propongo se veran seriamente perturbadas (aunque sea fécil imaginar casos particulares en los que podria convenirme actuar de acuerdo con una creencia falsa). A fin de alcanzar la meta de abrigar creencias verdaderas es conveniente dar pasos razonables para lograr evidencia y evaluar in- {cligentemente esa evidencia. Al condenar una creencia camo-na ra cional, estamos afirmando que el creyente no dio los pasos razonables {Endentes a adquirir la evidencia pertinente y/o que no evalué sat factoriamente la evidencia. Ademds de aplicar el término sracion: @ creencias, también Io aplicamos a metas, Evaluar una meta de acuerdo con Ia racionalidad es evaluar Ia suma algebraica de razones a favor y en contra de la adopcién de una meta. Muy frecuentemente esto toma la forma de relacionar una meta con otra. Por ejemplo, se puede decir que no es racional perseguir Ia meta de satisfacer’ mi ingaciable deseo de mantequilla, sobre la base de que la satisfaccién de esa meta interferir4 en mi meta ms importante a largo plazo: el mantenimiento de una buena salud. Que sélo se_pueda evaluar una meta en.relacién con otras metas es tema de grave controversia en filosofia moral; pero, con ser importante, no es de particular inte- LF PROGRAMAS FUERTES 263 rés en relacién con nuestra preocupacién actual. En el apartado si- guicnte de este capftulo nos ocuparemos de la explicacién de la accién, y pospondremos hasta el apartado 5 el tratamiento de la ex- licacién de la creencia. 3. Las explicaciones racionales minimas del cambio cientifico Dar una explicacién racional minima de la accién de un cientifico particular que abandona un programa de investigacién en favor de otro serfa mostrar que esa accién tenfa més probabilidades de ser el mejor medio para el fin que se habfa propuesto, dadas sus creen- cias, sin evaluarsla razonabilidad de su meta ni la de sus creencias. Su meta podrfa ser la de trabajar en lo que piensa quees la mejor tcoria cientifica, o podria ser la de ‘mejorar las perspectivas de su,.ca- rrera, Sus creencias pueden ser cienttficamente respetables 0 no. Los racionalistas no pretenden en absoluto, por supuesto, que la mayorfs de las acciones cientificas pucdan ser objeto de explicaciones racio- nales minimas. Lo que ellos alirman-es que un cierto modclo nati: tivo de empresa cientifica puede utilizarse para explicar en general la mayor parte de las acciones individuales de la mayoria de los cien- Uicos individuales y la mayorfa de las acciones colectivas de la co: ‘munidad cientifica. Una de mis objeciones capitales es la de que los racionalistas tienen una concepeién confusa de lo que quieren hacer. En consecuencin, considero primero qué puede querer decir la. afi macién de que un modelo racional dado pueda utilizarse para expli- car un cambio cientffico particular, con plena conciencia de que no es esto lo que los racionalistas creen hacer. Una vez cumplido este objetivo, me ocuparé de cémo ven ellos la situacién. Un modelo racional estipula una meta para la empresa cientifica y Upa familia de principios que ha de usarse para decidir entre teo- fag 0 programas rivales de investigacién. Utilizar tal modelo para explicar la accién de un clentifico dado equivaldria a mostrar que te- nia Ia meta en cuestiéa y que crefa en 10s principios, asf como que la accién en cuestién era lo mejor que podia hacer, dada su meta y estas creencias. Naturalmente, la explicacién completa de su accién requeriria la referencia a una multitud de otras creencias. Pero no hay nada malo en hablar del modelo en tanto proveedor de una cx- plicacién, siempre que con eso queramos llamar la atencién sobre Jo que consideramos las creencias generales més importantes que determinan su accién. Para establecer que ése es ‘i modelo que se podria usar para explicar la accién colectiva de la comunidad cientt fica de —por ejemplo— abandonar la teorfa del viento de éter en favor de la teorfa especial de la relatividad, se necesitaré mostrar lo siguiente. En primer lugar, que la mayorfa de los miembros de la comunidad tenfa la meta que ef Thodelo estipulaba. En segundo lugar, 264 LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA que en general los unia su creencia en los principios de compara- idn que el modelo establecta. En tercer lugar, que, dada esta meta ¥ estas creencias metodolégicas generales, junto con otras creencias (esto es, relativas al resultado de los experimentos), aquella accidn er la mis ‘apropiada y que asi la percibieron ellos. Un modelo racional encerrara nuestras creencias actusles ace ca de la meta de la ciencia y los factores que deberian regir Is eleccién de teoria. fi podemos mostrar que una transicién del pasado es la transici6n eorrecta de acuerdo con este modelo, con ello no habre- mos explicado esa transicién, a menos que los cientificos involucra- dos compartan esas creencias, Suponer que mostrar la adecuacién entre Ia decisin real y la guia que nuestro modelo ofrece para ex: plicar la tansicién, equivaldria a tratar la racionalidad (tal como Ja determina nuestro modelo) como una suerte de mano invisible que de- ina Jos resultados, aun cuando los implicados no li edviertan. Por esta razén he incluido los tres factores antes citados en la carac- terizacién del uso del modelo racional en la explicacién del cambio cientifico del capitulo 1. Sin embargo, Lakatos supone que basta con nosirar que un episodio se adecua a su’ modelo —el de Lakalos—, con independencia de que fuera el modelo de aquellos involucrados en el episodio. Pero mostrar que los cientificos del pasado hicieron lo que nosotros consideramos una eleccién correcta no explica en absoluto por qué realizaron esa eleccién, Para ello necesitamos saber cuales eran sus metas y sus creencias, Serd una cuestién empirica saber si hay algiin modelo que pueda utilizarse para explicar algin episodio de la historia de la ciencia 0 todos. Cuando se usa un modelo de esta manera, para engeadrar ex- licaciones racionales minimas no es preciso considerarlas capaces de justificacién objetiva. Por tanto, el uso de modelos para la expli cacidn del cambio no es prerrogativa exclusiva del racionalisia. Kuhn, por ejemplo, tiene un modelo.de ciencia que convierte en meta la so- lucién de problemas y cuyos principios de comparacién son las cinco vias. Lo que hace de Kuhn un no racionalista es su tesis de que es imposible dar una justificacién objetiva de éstos, Pero esto 10 le im- pide en absoluto usar su. modelo para generar explicaciones raciona- les minimas, un buen ejemplo de lo cual se encuentra en su reviente estudio sobre Planck. En esta obra, Kuhn no utiliza en absoluto su Propio marco teérico de los cambios de conformacién entre paradig- ‘mas inconmensurables —lo qua es muy interesante—, y explica por qué Planck opté por su ley de distribucién de la radiacién producida Por un cuerpo negro mediante una reconstruccién de las creencias, * y el proceso de razonamiento de Planck. Un ejemplo de una ereencia, ‘metodoldgica general que se podria citar para explicar la aceplacion. de la teorfa de Planck por la comunidad cientifica es 1a creencia en a importancia de la unificacién teérica, Esta, en,parte, motivé a la comunidad a preferir la f6rmula tinica de Planck, que cubsia todas PROGRAMAS FUERTES. 265 aia cnaloey eum tau eh Sade oT cis cualquier PaeaTS se trata del caso que Lakatos y Laudan desean aoa ia oe 266 LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA haber desacuerdos razonables acerca de las metas y los métodes pro- ios de la ciencia. Ademés, como hemos advertido, los objetivos y/o métodos cambian con el tiempo. Ast, puede ocurrir que, en relacién con Ia concepcién de metas y métodos propios de la ciencia que sos- tiene ef transgresor, el programa en que trabaja sea en realidad pro- gresivo. En este caso, sus metas y/o métodos son reconociblemente cientificos, aun cuando pensemos que, en ciertos aspectos, sean err neos. Y asf podemos dar una explicacién racional minima de sus ac ciones en tanto cientifico, Esto es, a pesar de que el episodio no se ajuste a nuestro modelo actual, recibiré una explicacién racional mt nima en términos de factores internos, factores relativos a una con- cepcién de Ia meta de la ciencia lo suficientemente préxima a lz nues- tra como para verla legitimamente como concepcién de una meta de Ja ciencia, y factores tocantes a los méritos relativos de programas rivales lo ‘suficientemente parecidos a los que nosotros coftsideramos pertinentes a la eleccién de teorfa como para, que se los tome como Fazones clentificas para elegir teoria., Un caso més interesante de falta de adecuacién al modelo es aquél ‘en que la meta det transgresor no es de naturaleza cientifica, ya sea por su concepcién de la ciencia, o bien por la nuestra. Podemos ima ginarnos a un cientifico de una época anterior que aspira a un alto car " go de Ia iglesia motivado por el objetivo de trabajar en Ia teor'a que més agrada a las autoridades eclesidsticas (0 a un joven cientffico con temporaneo que aspira a la posesién de un cargo mediante la selec- cidn del programa que defiende el jefe de departamento, atin cuando, en el fondo de su corazén, esté convencido de que se trata del pro. grama cientificamente inferior). En este caso, podemos dar tna expli- cacién racional minima de sus acciones, pero esta explicaci6n no se formularé en términos de factores cientificos internos. No explicare- ‘mos su comportamiento en tanto cientifico, sino por referencia a sus metas no cientificas y creencias conexas. Este tipo de fallo plantea interesantes cuestiones de orden sociolégico/psicolégico relacionadas. con lo que hay en las instituciones sociales y el individuo particular que ha producido en éste esa meta particular. Pero ese fallo parti- cular de adecuacién no define una provincia particular para el so- cidlogo/psicélogo. La misma cuestién se plantea con respecto a las acciones de los cientfficos que se adecuan al modelo. ¢Qué hay en nuestra situacién que conduzea al desarrollo de una institucién de la clencia con las metas que le son propias? Qué es lo que conduce algunos individuos a hacer suyas esas metas? Las explicaciones so- ciolégico/psicolégicas se pueden dar como suplemento de una expli- cacién racional mfnima tanto si el objetivo individual es el de traba- jar en la mejor teoria como si es cualquier otro. Queda adn la posibilidad de que la falta de adecuacién se plantee porque el individuo cuyas actividades se estudian mantuviera ecerca de lo que constituye una mejor teorfa creencias que a nosotros nos PROGRAMAS FUERTES 267 parezcan totalmente irrazonables. Es decir, los principios de compa- racién que él parece emplear son tan diferentes de los que sc est pulan en nuestro modelo, que no podemos considerarlos una simple diferencia de opinion. ¢Es que el hecho de que juzguemos no razona- bles (en sentido cientifico) las creencias generales significa que se trata de un caso idéneo para el tratamiento, socolégico? Aunguc se pueda dar una explicacién racional m{nima de sus acciones segin estas creencias, no deja de plantearse la cuestién acerca de si tales explicaciones necesitan ser suplementadas sociolégicamente cuando, y sdlo cuando, las creencias en cuestién son, a nuestro juicio, irrazo- nables. Este problema se analizaré tras haber desarrollado en'los dos_ apartados préximos una explicacién de qué es Io que Ia explicacion de la creencia leva implicitay 4. El programa fuerte He acusado a algunos racionalistas, y sobre todo a Lakatos, de es: tar dominados por una concepcién profundamente equivocada de to que es explicar una transicién en ciencia. Lo que importa no es que una transicién dada se adecue al modelo normativo de ciencia que ellos tienen hoy, sino cudles eran las creencias y metas de los protagonis- tas de la transicién. Sin embargo, hay algo, a saber, el progreso en oposicién al mero cambio, que requiere més que una explicacion ra- cional minima. De ello me ocuparé en el apartado 6, tras haber anali- zado el programa fuerte en sociologfa del conocimiento. La afirmacién crucial del programa fuerte (PF) es la de que lo pertinente a una cx- plicacién de por qué alguien o algin grupo sostuvo una creencia par- sular oa una explicacién de por qué tuvo lugar una transicién de creencias no es que las creencias en cuestién hayan sido verdaderas 9 falsas, que hayan tenido mucho 0 poco contenido, que“hayan sido razonabies o no. Boor formula el programa a través de estas cuatro afirmaciones:5 1. Causalidad: Ha de ser causal, esto es, ha de tener que ver con las condiciones que producen creencia o estados de conoci- miento, Naturalmente, habré otros tipos de causas, ademas. de las sociales, que cooperarén en la produccién de ereencia * 2. Imparciatidad: a de ser imparcial respecto de la verdad y I falsedad, Ia racionalidad y la irractonalidad, el éxito o el fra caso. Amibos lados de estas dicotomtas necesitaran explicacién 3. Simetrla: Ha de ser simétrico en su estilo de explicacién, Los mismos tipos de causa han de explicar, digamos, las creencias falsas y las verdaderas, 5. Bloor (1976), pégs. 45, 268 LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA ine 3 a eee, Ba pen, ut pcs «Latin defo feat a a al 00K y Bats dsarrllan wy HP cl que cls inant poco anturite deg a ceey % Simplamente an fname taal cae ators: que hay auc dar una cxpleslgn causal’ De aus etude de casos portecane ss‘usprende taramente que tata de obtener expires de co bree norma qe rele acess taetgn de eee ton faroressoaigs: Nosotes nas liters thos nee cias y las transiciones de ereencias tal como acutren sin pceguntar como socidogos por au verdad o falsedad, razonablidad trraznae bia, continaremes'con a cus i a epasn Se for ed sue sont ocambla En abtaci, cl Pryce pees santnte Sito Tenor que dejar un nd ental Sele oleae 9 tiraray enn aaron shmesIntsants que cxpgucn combi de reese ico barr acc et do if npn gerd certs ei Gameniaremos en primer lugar la tens generat aue pods sstenerse c canurin con deena opiniones de tide epencn soca ae pe tins oe cane: de as delencas de ta tess de i sett os esiitos de Blooe y Barnes implica un ataque a las nociones tas de verdaduey To ream e senate 8h te cies ean de lg manera tessa pele fret oe as edt sei Baa eed deta compen She eg fan em natn tag de ntsins crepes com Siar fabs epin roca, en vit de lp independent A haotes mms, tage de I evalinlon seal ea reece spon que eastenconotos en lov ae pass etree cons ono motos para entener ns ceca e aeons aus a rg unre, Sn needed ae etna fl cierta, 0 tenga mayor probabilic le tene1 ic uperior ee voce Puataie (ere! angumenoe a oor de wh ropama se memo racional. La escuela de Edimburgo, lo mise que cues toe 6. Barnes (1974), pig. 154; Bloor (1916), pgs. 23. . pera diferencial, pero hay que recon PROGRAMAS FUERTES 269 Lo que importa es que reconozcamos 1a equivalencia socio- Iogica de las diferentes. afirmaciones relativas al conocimiento, Nei fhy duda de que seguiremos evaluando las creencias de ma- jocer que esas evaluaciones no Tenen nada que ver con la tarea de la explicacién sociologic temo principio metadoldgico, no debemos permitir que la evalu cero ae tas creencias determine qué forma de explicacin socio {Ogica proponemos para explicarlas. Pero si la evaluacién diferencial de las creencias es ilegitima o una suérie de debilidad de la voluntad, la sociologia del conocimiento se priva a si misma de objeto. Se supone que éste esta constituide por Preencias. Si ba de tener un objeto, ha de ser posible identificar ins creencias de un individuo o de una comunidad. Como hemos soste- ido en el apartado 4 del capitulo 2, no podemos determinar cules son us creencias de alguien con independencia de una cierta evaluacién de In verdad y la falsedad de las creenclas. Si nos imponemos no permi- irnos la evaluacién diferencial, no nos quedaré via abierta hacia los Sistemas de creencias de los demds. No se trata simplemente de que, sihavds de la costumbre y el hdbito, continuemos evaluando las creen- ias de modo diferencial, A menos que se consideren tales evaluacio- Ses como legitimas en la determinacin de las creencias, la sociolo- gla del conocimiento, que pretende ser una actividad clentifica, se Suda sin objeto. Los practicantes de este programa no estén a la al fits de su propio supuesto metodoldgico. Y no es sorprendente, pues piensan que existen creencias de un individuo y que se pueden Roterminar. Todo vale en el programa fuerte, salvo 10 tocante a la Sdseripeién de creencias, Pero si estas adscripciones, que, después de todo, son fragmentos de bajo nivel de la teoria, son verdaderas/falsas, Mcitnales/noracionales, zhabrian de ser diferentes otras teorias fragmentos de teorias? Esta linea fuerte se encuent la escuela de Edimburgo. BARNES de las teorias clentificas es insostenible y cita en fa decididamente en los escritos de sostiene que la explicacién realista su_apoyo a Kuhn. 7. Barnes (1977), pg. 3. ’ a ¢ C c £ © C B C C i € ¢ © te i a C c ql € c a c C c C 270 "LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA Conctuye: «Nuestras teorias actuales debieran ser simétrieas respecto de ins teorias cleficas anteriores! Este autor sostiene que el sole Uivismo consesuencial es algo. con fo que hay que conviie, Sin er bargo, a legitimidad de ta einpresacicnfice es dependiente de fe giimidad de los conceptas de vrdody rctonalida. ce que de ater una sociologia centfien del consclmiento, ses practicantes ine dran que aprender a convivir'con este hecho. A'menen que estos Son ceptor seat lepimos y'a menos que el socislogo. del eonocimicnto fos invoque en relacioa con su propia teorla (es ete, en In alse cin de que Se puede mostrar que tienen mayor contenido de verdad que sus rivales), no hay raz6n para tomarle en serio. Afirmar que su’ teorfa es clentiicamente mas respetable, como él hace, equivale pres amente a invocar de moo inpitelto estas noctones ‘en un eafeerso por representar su teorfa bajo una luz favorable Si queremos tener na soclogla cinta del conociniento cen tifico, hemos de comprometernos .a usar las categor{as verdadero] falso y raponable/novezonable La nocion de wendse ae se tannic Ge an oct ae aga seraleax 0 fain nese liste en virtud de cémo son las cosas cn el mundo (inclusive el mundo social). La nocidn de raronabilidad que se requiere es una nocidn bjetiva Que en un contexto dado, con una evidencia dada, sea més razonable freer en una hipotesis que no creer en cls 9 suspender In cree es algo que no depende de irosotros. Ev respuesta a erlticas del pe de ia que he ofrecido, Buook ia debilitado su tess de siete peek convertria‘en lo que él-ha Hamado tests de sintedrta metodotdgt que es el requisito que;' Vv - EL investigador no deberfa evaluar Ins creencins que él estu ia para utilizar Ia evaluacton para dgcidir qué clase: de explica- ofrecer; por ejemplo, ofrecer una expleacion causal de las reencias. que rechaza y-iratar las creencias que acepta como autocsplicativas, autocvidentes 0 gensrnimente ho probiematicas. I requsito no es que el investigador se abstenga de evaluar Ins creenelas que esta, ni se nicgn que emice teorias que imp fauen una evaluacién de law creencias estidiodas, sino que utlhee El'mismo conjunto de recursos explicativos, Ta’ misma. igoia fos mismos faciores para explicar tanto fas creeneies que. cong . Parte como las ave no comparte. Ast, naturalmente, respaldar es ssimélrico. La pregunta que se planten es la siguiente: cdeberia Saray inode! de exgiacin gon estos reapadon? Yo respon La tesis de la simetria metodoidgica no pi yresupone que las catego- nia de verda/falsedad y razonabiliad/irazonabiidad sean ont 0. Lo que se afirma en ella es més bien la indeseabilidad metodo- 8 Ibid, pag. 23. . 9. Bloor (1999), pas. 2. PROGRAMAS FUERTES an Iogica de utilizar la evaluacién diferencial de ta creencia para desarro- lar una explicacién naturalista de la transicién de creencia, Bloor no ofrece ningdn argumento a favor de esta posicién, fuera de los argu- mentos a favor de la tesis mas fuerte que ya hemos rechazado. Pero Gta tal vez no sea’irrezonable. En efecto, en tanto programa meto- dologico, debe ser evaluada en funcién de sus frutos. Pero éstos son muy escasos (como luego veremos) y, ademés, se demostrara Ia fal- sedad de la tesis general, tal como se aplica's Ia explicacién de la creencia. ‘Toda explicacién del cambio cientifico debe implicar la explicacién tanto de las acciones como de las creencias. Se veré que, si bien estén {ntimamente interrelacionadas, hay diferencias significativas en su _ forma, Es tna desgracia que ni Bloor, ni Barnes, ni Lakatos respeten cola distincion en su tratamiento de la empresa cientffica. Antes de desarrollar una desctipcién de Ia explicacién de la creencia en el pro= Ximo apartado, sera fructffero revisar el andlisis de la explicacion de In accién tomando en cuenta las condiciones de imparcialidad y Simetrfa de Bloor, No cabe duda de que Bloor tiene razin cn insist fen que toda accién, sea racional o no, necesita explicacién. Se mucs- tra que ina accién es racional mediante una correcta explicacién ra- cional minima que dé raz6n de elia. Si no se puede proporcionar esa explicdcién, tendremos que buscar otra que probablemente implique lun enfoque psicoanalitico. Asf, la tesis de la simetrfa fracasa. Sin em- bargo, debe observarse que muy pocas acciones de cientificos dejarfn de ser racionales en sentido instrumental. Bien puede ocurrir que haya que admitir que en més casos que los que algunos campcones de la ciencia admitirfan, el clentifico, aun cuando acttie racionalmen- te, no lo hace ent tanto cientifico, Esto quiere decir que sus metas y/o creencias pueden no ser cientfficamente respetables. Me referiré a esas facciones como acciones racionales que no son cientfficamente raci nales. Lakatos y Laudan consideran que esas acciones son casos que requicren tratamiento externo. Si esto quiere decir «explicar las, ac- Clones por referencia a factores psicoldgicos o sociolégicos», Lakatos J Laudan estén equivocados, pues ya hemos visto que tales acciones Dueden explicarse mediante explicaciones racionales minimas. Por Supuesto, nos interesarén los factores psicoligicos y socioldgicos que evan a un cientifico a adoptar en alguna ocasién una meta no cicn- {ifica. Pero también podemos y debemos investigar los factores de este tipo que conducen a los individuos a tener metas cientfficamente respetables. Esto quiere decir que podemos garantizar a Bloor y Bar- nes una de sus exigencias primordiales. Deberfamos investigar el pa- pel de Ios factores socioecondmicos en la determinacién de los inte- Teses de la gente, Deberfamos hacerlo en el caso de todas las acciones de los cicntificos, sean cientificamente racionales o no. Asf, mientras que, en sentido estricto, Ia simetria fracasa, Bloor y Barnes tienen Tazén en buscar, en todos los casos, explicaciones nuevas y més pro- m TA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA fundas de la accién en tos factores que determinan tas metas. Es pro: bable que esas explicaciones sean causales y dependan de factores biolégicus y socioeconémicos, 5. La'explicacién de la creencie Segtin Bloor y Barnes, la verdad’o la falsedad y la razonabilidad © irrazonabilidad de una'creencia no son pertinentes a la cuestiOn del tipo de explicacién que ha de darse de por qué se propugna una ereencia. Sin embargo, si examinamos el siguiente ejemplo vulgar de la tesis de sitietria aplicada a la creencia, veremos que no es plau- sible, Isabel, cuyas facultades perceptivas son normales, esi sentada en una silla y cree que lo est. Icabod est sentado en el suelo, pero cree estar sentado en una silla. E] habla acerca de fa silla, intenta ba. lanvear las piernas como si estuviera sentado en una silla. A modo de ejemplo supongamos que no miente, sino que cree sinceramente que std sentado en una silla. El que la creencia de Isabel sea verdadera, mientras que la de Icabod es falsa, constituye una gran diferencia en lo tocante a la respuesta que damos a la pregunta por el motivo de Ia creencia en cuestién, En el caso de Isabel, la explicacién es sim- plemente que esta sentada en una silla y sus facultades perceptivas funcionan normalmente. La silla produce las experiencias visuales y (éctiles adecuadas, que la conducen a sostener su creencia, En el caso de Teabod, la cuestién no es directa. O bien puede ocurrir que ha estado tomando alucinégenos, o bien que tenga una historia de perturbaciones psiquidtricas con problemas perceptivos concomitan- tes, Suponiendo que adoptaramos una teoria causal de la percepcion —que es lo que corresponde—, la diferencia entre estas explicaciones hho esta en que una sea causal y la otra no, Ast, podemos convenir con Bloor y Barnes en que la explicacién de la creencia percept ddeberia ser’ causal, independientemente de que la ereencia sea verda dera 0 falsa, La diferencia entre estos casos estriba en lo siguiente. En el caso de Isabel, el estado de cosas que da valor de verdad a su creencia (la presencia de la silla) debe mencionarse en la explicacién de por ‘qué sostiene ella su creencia. El estado que hace que Ja creencia sea verdadera es una causa de que ella mantenga la creencia, En el caso de Icabod, el estado de cosas que da a su creencia el valor de verdad (la ausencia de una silla hace que su creencia sea falsa) no debe in- cluirse en la explicacién de por qué sostiene él su creencia. El estado de cosas que huce que su creencia sea falsa no es una causa de que él tenga la creencia. Est4 claro, pues, que en el caso de creencias que aspiran a ser creencigs de un tipo simple acerca de los objetos que se dan en ta percepcién, no podemos comenzar a decidir qué clase de explicacién es apropiada hasta que no sepamos si la creencla es ver- PROGRAMAS FUERTES m3 ~ dadera o no. Asi, pues, la simetrfa falla como tesis general. En a bos casos, la explicacidn es causal, En el: caso de una creencia per ceptual veridiea, la cadena causal involucrada atraviesa el estado dé Cosas que da a la creencia su valor de verdad, En el caso de creencias percepluales no veridicas, Ia cadena causal puede no tener nada que Ver con el estado de cosas que da a la creencia su valor de verda Puede ser que Bloor y Barnes estivieran dispuestos a ad simetria fracasa en niveles tan bajos de creencia perceptiva: G5 decir, en los casos en que, si la creencia es verdadera, lo que se tree debe explicarse por referencia al mecanismo causal de percep- ‘Gién normal. Los casos en que es falsa deben explicarse por alguna interferencia causal del mecanismo perceptivo normal. Que estén dis- puestos a conceder esto parece sugerirlo su voluntad de fundamentar en el estado de su medio fisico parte de la explicacién de que alguien mantenga las creencias que mantiene. Si, de Jas-simples creencias en_ objets dads a la percepcién pasamos, por ejemplo, a creencias ge- nerales y teoricas, podria parecer que la tesis de la simetrfa resultara Uefendible. En efecto, la distincién que he sefialado no seria aplica- ble. En el caso de una creencia general de este tipo, aun cuando sea verdadera, no hay objeto cuyo estado haga que la creencia sea verda- Uera y con el cual mantenga una relacién perceptiva de tipo causal. ‘Ademds, bien puede ocurrir que no pueda yo determinar si la creen- cia en cuestién es verdadera 0 falsa, y entonces, si tengo que explicar por qué se la sostiene, mi explicacién no puede depender de si es verdailera 0 falsa. 7 En muchos casos, si se me pide que explique por qué sostengo cierta creencia general en p, respondo con mi justificacién de la afir- macién de la verdad de p. Puedo explicar, por ejemplo, por qué creo enel teorema de Pitégoras mediante la produccién de una sélida prue~ tba y mostrando que la comprendo. Podria explicar por qué creo en tuna’ determinada hipétesis cientifica citando experiencias que he te- hido y creencias generales pettinentes. Lo que ofrezco puede equiva- ler a una justificacién de mi alirmacién:de p. Sin embargo, puede no ser asi. Una exposiciOn que no consiga justificar la creencia no hecesariamente fracasa en la explicacién de la misma. Por ejemplo, es posible imaginar a alguien que en la era precopernicana justificara Su creencia en la existencia de siete planetas mediante su apelacién a su ereencia en la existencia de siete virtudes. Aun cuando pudiera estar convencido de que hay exactamente siete virtudes, no tomaria esto como una justificacién de la hipétesis de que los planetas son exactamente siete. En verdad, podria no comprender 4 primera vista Sémo aquel sujeto podia considerar una creencia como razin de Ta otra. Sin embargo, podria ocurrir que en el contexto de su sistema completo de creencias y sus experiencias esto le proveyera de un mo- tivo. Podrfa, por ejemplo, originarse en una creencia general en la existencia de un Dios que hubiera creado un mundo de armonia en 24 LA RACIONALIDAD DU LA CIENCIA €1 cual el hombre y el cosmos se reflejaran mutuamente, No importa que yo considere razonable o no Ja creencia en p, ni tampoco que Piense que lo que é! tiene por una razdn de la creencia en la existencia Teal de p sea 0 no una razén para creer en p. Lo que interesa es que en el contexto de sus experiencias y su entramado de creencias la justificacin que ofrece te proporcione una racéa mejor para creer ‘en p que para no creer en p o para suspender el juicio en lo que a P se refiere, La tesis que propongo €s que en muchos casos uno explica_por qué alguien, A, cree en algo, p, descubriende qué razones tenia A para creer en py mostrando que, en el contexto, esas razones justificaban mejor la creencia en p que la no creencia 0 Ia abstencidn del juicio. Nj la evaluacién de la razonabilidad de la creencia en p aqui y abi a, ni ta evaluacidn de si, aqu( y ahora, fo que A considera justificacién de p me diera o no una razdn para creer en p, son pertinentes a la explicacién, Tales explicaciones de la creencia se denominaran expli- caciones racionales minimas. Hay que observar que este enfoque de racionatidad minima imptica una sockin contextual de tazén, no una ‘nocién subjetiva. Es contextualista, porque el que algo sea razon de otra cosa depende del entramado general de creencias. Que haya sie- + te virtudes provee, en ciertos contextos, una razén para ercer en siete planetas, pero sv’ en otrus contextos, Nu es subjetivista, pues una vez plenamente especificado el contexto, nos enfrentamos con la si- guiente pregunta: ¢fundaba realmente la ereencia Jo que se daba como Taz6n para creer en ella? Cuands fo que alguien oftece como su rarén para creer en p ste ministra realmente una raz6n para creer en p, diré que aquél sigue los dictados de ta razon. Si alguien sigue los dictados de la razon, el mostrar que ello es asf, esto es, el proporefmar una explicacién ‘ra- cional minima exptica su creencia. Si tio sigue los dictados de ta razdn tendremos que dar, ex htypothesi, otro tipo de explicacién de su cre cia, Las inobservancias de los dictados de la razén pueden dividirse en as que son racionalizaciones y las que no lo son. Las wiltimas in- cluicfan tos casos de descuida, falta de inteligencia, falta de interés, y los casos en que Ia persona en cuestidn acitia sobre la base de una corazonada y no puede proporcionar ninguna otra raz6n, Més interesantes son los casos en que las inobservancias de los dictados de fa razén surgen en ef caso de ta racionaXcaciéa. Puede focurrir que Io que se ofrece como justificacién de Ia creencia no sea otra cosa que una racionalizacién, Considérese, por ejemplo, un es- clavista. que para justificar ia esclavitud apele‘a la creencia en que ios negros son menos intetigentes que Tos Blancos. Supongames que fa evidencia que apora en apoyo de su creencia fuera mulcho mas dé. il que Ia evidencia que se requerirfa antes de conceder, por ejemplo, que una raza de eaballos es menos intcligente que otra. Supongamos, demas, que fiay tension entre esta creencia y-sus creencias religic PROGRAMAS FUERTES 25 sas de que Dios creé potencialmente iguales a todos los hombres. Ficilmente se podria desarrollar el relaio hasta el punto en que 30 imponga decir que las razones que da a favor de su creencia no ex. plican por qué la sostiene, No seria descabellado suponer que In ver- dadera explicacién es que su creencia sirve a sus intereses en tanto propictario de mano de obra barata y que éstg es en parte Je razin por Ia cual cree tal cosa. No sigue los dictados de la razin, y nosv- tros explicamos sus razones para creer en funcién de factores que 4, sin duda, rechazaria. Esto quiere decir que ta simetefa fracasa al nivel de las creencias generales. Si A, al creer en p, sigue los dictados de la razdn, explicar por qué A cree en p no es ni més ni menos que mostrar que en cl contexto de su experiencia y sus creencias es razonable que crea en Py Si no sigue los dictados de ta razén, buscamos otro tipo de explica- cin, diferente en tanto lo que damos como explicacién de su ra- 26n para creer no es lo que é! ditfa para justificar su creencia, sino, por asi decirlo, una explivacién de cémo el sostener esa creeneia scr” via @ sus tntereses. Los socidlogos en general, y no solamente los:proponentes del pro- grama fuerte, se han sentido perplejos ante la afirmacion de los fr losofos segiin Ia cual mostrar que se han seguido los dictados de la razén es, en cierta modo, caer en una argumentactin autoexplicativs, ¥ que sdlo en el caso de desviaciones respecto de Ins normas de a Tav6n se deberia recurrit —digamos— a los intereses. Y tienen razén cn sentirse perplejos. Pues el hecho de que tendamos a sentitnos sa lisfeches una ver mostrado que, at creer en p, A seguta tos dictados de la taz6n, requiere una explicacién. La razén del desdén por una explicacion de este hecho reside en que se trata de algo demasiado ‘obvio. Se trata’simplemente de que tenemos interés en seguir los dictados de tn rardn. Pata tener un sistema de creencias ¢5 mene ter que, al menos en cierta medida, hagamos precisamente eso: se- guir los dictados de la razén. Si no consegulmos adecyar nuestro en- tramado de creencias a una base de experiencia mediante la utiliza- cidn de los dictados de ta razén, ao sobreviviremos por mucho tiempo. Esto nos retrotrae a nuestro andlisis de la explicacién de Ia accién. EI mejor medio para lograr nuestro objetivo de supervivencia impli ca cl hecho de seguir, hasta cierto punto, los dictados de la Y precisamente porque tenemos este interés general permanente 0 necesitamos explicacién.complementaria de por qué alguien cree en algo cuando, al hacerlo, sigue los dictados de Ia razén, Este interés por scguit los dictados de la raz6n es un interés ge- neral ¥ permanente, ¥ en muchos casos otros intereses particulates entran en conflicto con él. El tratamiento asimétrico de la creencia surge del hecho de que, cuando alguien no sigue este interés general, necesitamos una explicacién de los otros intereses particulares que lo Hecan @ adoptar creencias contrarias a tos dictados de fa razin. Asf, 216 LA RACIONALIDAD DE LA CIENCIA aun cuando rechacemos la tess de la simetria de Bloor y B Cn , Je Bloor y Barnes, ten dara Spat con dos ele carats de su posicion uc Tes han Hlevado a abrazarla, En primer lugar, al explicar por qu Migulen cree en algo general ytedrico, Ia cussion elaine nuestro Tpaldao no i crescin na hae a cso, como Bloor observa scr damnente, Bloor no advierte que el dejar a un lado esta cucstiOn por imperiinente no quiere decir que haya que dejar a un lado la seston flava a sles persona Suit los ditados de la arin ladas sus expericncias y su entramado general de creencias. se- undo lugar, podemos compartir su interés en investigar los efectos liters sobre et ii, Feo un interes generat por sept fs dela rat6n cs sufciente para explicar por qué la ene actia asi Demostrato no es vagamenteautexplicatvo, El hecho se explica Dor nner general permanente precisamente dbido sla el ce hey general erangnte ques abet gu to respeta el interés en ser racional. a ramos que alguien no Nuestra cuestiGn capital se cent 1 uso de wes € centra en el uso de modelos racionales ara ln explieacon dela creencia ya traniién de ereneas en i inci, Hemos vinta que no epics renente ads con masta {uve tn elentiico es una creencin que considcrarlamos azonable, dado el actual modelo normativo de la metodologia cientiica, Hemos de evaluar a razonabilidad de ta ereencin en relacion con ia pa cular coneepién de la metedoiogi que tenia e cleo, Esto que cir que deberiamos aplicar a fa historia de la clencia una se- cuenciaevotva de madelos que mestraran las concepions ca antes dela metodologia clenilica, Hemos dado una explicacin clet tificamente racional de una creencia si hemos mostrado tanto que el * ereyente hn seguldo los ditados de la razén al abrazar esa creencia como que su razonamiento era clenificamente tespetable en relac comet Sado dels metodologi centien dea oe Jng-creeneia que no Nlega a ser cientiicamente racional puede, no gustan, ser raconal ene sentido en que ol erejente ha sou ls lictdos de ta anon, Mostrar que as a ocrrido equiva exlar oe a ha sostenido la creencia, Nosotros (segtin Lakatos y Lau. sino tenemos algo gue requiea tratamiento svioldgo o psc gio solo porque no sea clenifcamente racial, Es inde probable aque ese tratamiento proceda en el caso th que el creyente en cuestion haya actuado contra los dictados «te la razén. Como hemos observa- do ya, no e-debe a que seguir los dictados de Plictvo, sino simplemente que seconocemos un fperes perrnaner te sei os tas dela cae por gu ofa mon: y-duerinos saber qué otros intreses han compete con x const ierés ando alguien ha acundo cota lo ditados de la PROGRAMAS FUERTES ae Respecto de la creencia, como respecto de Ia accién, la exigencia de imparcialidad de Bloor se mantiene. La creencia verdadera y rane sSule necesita explicacién tanto como la creencia falsa ¢ irrazonable, ~ Bin embargo, la simetria falla, Por ejemplo, en el caso de las creen- ins perceptivas de nivel bajo, la verdad o Ta falsedad de la creencia Gitinve ta explicacién. Y en el caso de la creencia general, te6rica, una ginvncia razonable en el contexto se explica mostrando el proceso de creeremiento del creyente, mientras que una creencia irrazonable, que se opanga a los dictados de la razén, puede explicarse en funcién Fe etertecs que se oponen a los dictados del interés general por Ia oe on. Si bien es cierto que la simetria falla, no falla de la manera En que los racionalistas suponen. No se trata de que las creencias de- ban explicarse en términos psicolégicos o sociolégicos tan s6lo porane pa sean cientificamente racionales. demas, un enfoque de racionali- Ted sainima sobre la creencia contribuye en buena medida a evitar el tipo de evaluacién diferencial de las creencias que tanto condenan Bloor y Barnes. Pues lo que nos interesa no son nuestros Juicios so- bre la razonabilidad de la creencia, sino nuestros juicios sobre la ra- prnabilidad cn el contexto de la creencia. Ademés, esto deja espacio para una interesante sociologia del conocimiento. En efecto, los inte: poses desempefian un papel en la formulacién de todas las creencias. Enel caso en el que alguien actiie contra los dictados de la razén, ccntimos la necesidad de una exposicion de los intereses que han en- {tado en juego, lo cual, a no dudarlo, introduciré el tipo de factor (Oeioecondmico que interesa a Bloor y Barnes. Naturalmente, en el Sifo en que la creencia surge de la obediencia a los dictados de la £a38n, el papel del interés parece demasiado obvio como para men- Ejonaito. Pues la verdad palmaria es simplemente que tenemos inte- Ses en sobrevivir y ello trae consigo un interés en seguir los dicta dos de la razén. 6. La funcién de las explicaciones racionates mdximas Resumiendo la posicién hasta aquf, digamos que he venido dist guiendo entre la explicacién de la accién y'la explicacién de la creen- wea He sostenido que las acciones pueden explicarse mediante el de- Sarrollo de explicaciones racionales minimas. Estas explicaciones de Secion satisfacen una condicién de imparcialidad y simetria, en el Sentido en que nuestro juicio acerca de la deseabilidad de la meta 0 Ge la razonabilidad de la creencia no incide sobre Ia aceptabilidad de Ia explicacin. He sostenido que una forma de explicacién, la racio- ey Rinima, de por qué alguien sostiene la creencia que sostiene, ‘opera por exhibicién de que, en el contexto, la creencia era razona- fle en cl sentido en que se tenia mejores razones para creer en ella {ue para ereer’en su negacién o para suspender el juicio, Si la creen-

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