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EL ESTUDIO DE LA LENGUA MUISCA Maria Stela GonzAlez de Pérez Linguista INTRODUCCION E] lenguaje constituye una de las manifestaciones mds importantes dela cultura de un grupo humano. En él se halla reflejada su visién del mundo y es a la vez, en cierto sentido, moldeador de algunas formas culturales. Asi, pues, para comprender la cultura de los chibchas, nuestros antepasados, el estudio de las estructuras linguisticas es tan obligatorio como lo es el estudio de la religién, Ja ciencia o el arte. Pero el conocimiento de la lengua muisea ademas de ser factor importante para establecer las bases de nuestra propia identidad, es esencial para el estudio de las dem&s lenguas que integran la familia lingufstica chibcha, ya sean vivas o extintas. Por otra parte, la ubicacién de esta familia como puente de unién entre la América del Norte y la América del Sur es sin lugar a dudas una clave valiosisima en el estudio de las lenguas indigenas americanas. 1. SITUACION GEOGRAFICA DE LA LENGUA MUISCA Cuando intentamos estudiar “la lengua de los chibchas” encon- tramos que esta denominaci6n es imprecisa, pues, toda la comunidad no formaba una masa unilingue. Las numerosas observaciones que aparecen en diversos documentos histéricos nos indican que a la llegada de los espafioles los aborigenes del territorio chibcha hablaban tal vez 183 diferentes lenguas y si multitud de variantes dialectales. Veamos algunos ejemplos: Estas dos parcialidades de Bogotaes y Tunjas que eran las mAs valientes y crecidas de estas tierras del Reino, como dijimos, no solo eran diferentes en los Animos... sino también en las lenguas, porque aunque convenian en algunos Vocablos, eran tan pocos que se entendian muy poco los unbs a los otros; enfermedad comin a todo este Reino donde-se ha hallado y halla hoy tanta variedad de lenguas, que suele haber en una aldea o poblezuelo de indios después que en las vecinas los han juntado para que sean _ mejor dominados, cuatro y m4s lenguas bien diferentes unas de otras (1). ...(No hablan todos una lengua); antes hay gran diferencia de ellas y tanto que en 50 leguas hay seis o siete lenguas: tienen todas una gran dificultad en la pronunciacién y no hay espafiol que sepa hablar una de ellas (2). ...en él valle suele haber dos 0 tres lenguas, y en otros valles lo mismo, de manera que si algin clérigo sabe en alguna manera parte de la lengua de Bogotd, no sabe la del rincén de Suesca ni Nemocén (3). y 4C6mo saber sobre cuél de ellas versan los estudios que atin se conservan? Todos tienen el titulo de lengua general o mosca 0 chibcha. Se sabe que el 23 de diciembre de 1581 la Real Audiencia abrié concurso de los pretendientes a la eAtedra de la “lengua general” que seria la de los valles de Bogot4 y Tunja pero Simén habla de diferencias entre estas dos lenguas: Solo tenian de ventaja los Bogotaes que se extendia un poco més su lengua, pues se hablaba en toda la sabana que ahora lamamos de Bogot4; por lo cual le podemos decir algo al (sie) General, que es hasta doce leguas de largo por siete u 1. Simé6n, Fray Pedro. Noticias historiales de las conquistas de tierra firme en las Indias Occidentales. Afio de 1625. Edicién dirigida por Manuel José Forero, tomo I, Bogot4, Edit. Kelly, 1953, pag. 260. 2, San Miguel, Fray Jersnimo de, citado por Tob6n, Julio, en “Lenguas aborigenes”, en Ayery hoy delos indigenas colombianos, Bogoti, Talleres del DANE, 1971, pag. 51. 8. Malo de Molina, Fray Diego, Citado por Ort{z Sergio Elias, en Historia extensa de Colombia, Vol. I, tomo 3: Lenguas y dialectos indigenas de Colombia, Bogoté, Ediciones Lerner, 1965, pig. 46. 184 ocho de ancho, porque en saliendo de la sabana y sus pueblos a cualquiera parte, comienza mil diferencias... y cuanto mas se van desviando de ellas, mayores van siendo las diferencias hasta venirse a no entender unos a otros (4). Lugo también establece diferencias: ..algunas vezes estos aduerbios se acaba en iu, como zhaquiu y esta particula es légua de Tunja, pero Vsase entre los naturales desta comarca corruptamente, pero como digo se vsa entre ellos (5). Finalmente, Fernandez Piedrahita ayuda a aclarar el problema cuando dice: El idioma de Bogota (que es la lengua chibcha que nosotros llamamos mosca) se dilata en todo su reino, de suerte que hoy es la general que corre, aunque con alguna diferencia de voces y pronunciacién que los nuevamente sujetos mezclaban con el idioma de Bogota (6). Por lo tanto, dada la extensién y la importancia del chibcha de Bogot4, se supone que la mayoria de los estudios sean sobre esta variante principal, y que las diferencias entre las lenguas de Bogota y Tunja fueran simplemente dialectales, lo cual implicaria la existencia de estudios sobre otras variantes. 2. FUENTES PARA EL ESTUDIO DE LA LENGUA MUISCA Como se sabe, durante lo siglos XVI y XVII hubo gran proliferaciér de estudios sobre las lenguas indigenas del Nuevo Mundo, pues, después de intentar la evangelizacién por medio de intérpretes o direc- tamente en espafiol o en latin, y darse cuenta de la ineficacia de estos procedimientos, los misioneros optaron por aprender las lenguas indigenas y elaborar gramaticas y vocabularios y en especial catecismos, para cada grupo indigena. Sin embargo, a la Corona Espaiiola, por razones polfticas, le convenia imponer su lengua. Vino 4, Simén, op. cit., pag. 260. 5, Lugo, Fray Bernardo de, Gramética en la lengua general del Nuevo Reyno, llamada Mosca. Compuesta por el padre Fray Bernardo de Lugo, predicador general del Orden de Predicadores y catedratico de la dicha lengua, en el convento del Rosario dela ciudad de Santa Fé, Madrid, Bernardino de Guzmén, 1619, fls. 101r y 101 vto. 6. Fernandez Piedrahita, Lucas, Historia General del Nuevo Reino de Granada, Tomo I, Editorial ABC, 1942, pag. 55. \ 185 entonces un periodo de ensayos mediante leyes que cada vez obligaban a la aplicacion de métodos diferentes, buscando mayor eficacia en el dominio y la aculturaci6n. De esta épdca de politicas vacilantes quedaron gramaticas, vocabularios, catecismos y confesionarios, finicos documentos de que disponemos para conocer e] muisca. Veamos cuales son los que hemos podido encontrar en Bogoté, sus caracteristicas y lugar donde pueden consultarse. 2.1. Gramtica en la lengua general del Nuevo Reyno, llamada mosca. Compuesta por el Padre Fray Bernardo de Lugo, Predicador general del Orden de Predicadores y Catedratico de la dicha lengua en el Convento del Rosario de la ciudad de Santa Fé. Afio 1619. En Madrid por Bernardino de Guzman. Esta obra fue la 4nica impresa en su tiempo. A su autor, un fraile nacido en Santafé y de ascendencia espafiola se le asigné la obligacién de escribir una gramAtica de la lengua chibcha para que los doctrineros la tuvieran de guia y modelo. BAsicamente la obra consta de una gramatica y un confesionario. Parece que solo existen tres ejemplares de la obra de Lugo, uno en Londres, otro en Madrid y el que posee la Universidad del Rosario en Bogot4. Recientemente el Centro Iberoamericano de Cooperacién hizo una edicién facsimilar de esta valiosa obra, facilitando en cierta forma su consulta ya que conocer el original resultaba casi un imposible. Los interesados podran estudiar la obra de Lugo en la Biblioteca del Instituto Caro y Cuervo, en Yerbabuena y, con mucha suerte, en la Universidad del Rosario. 2.2. Diccionario y gramética chibcha. Este manuscrito anénimo, sin lugar y sin fecha se encuentra en la Biblioteca Nacional de Bogota y puede consultarse el original o su fotocopia en la Sala de Libros Raros y Curiosos de dicha entidad. Sergio Elias Ortiz (7) y Humberto Triana y Antorveza (8) afirman que se trata del original de la obra de Lugo, pero esta afirmaci6n no tiene ningin fundamento, pues hemos comparado las dos obras y es evidente que se trata de estudios diferentes. 7. Ortiz, op. cit., pag. 42. 8, Triana y Antorveza, Humberto, Las lenguas verndculas ante la ley y la préetica en Colombia, en Primera reunién de trabajo sobre educacién bilingue en los grupos indigenas, Bogoté, mimedgrafo del Ministerio de Gobierno, 1973, pag. 58. 186 Esta terminologia nos induce a pensar que los lazos de unién entre tio y sobrino deb{an tener un profundo significado dentro de la organiza- cién social. Esta obra la hemos consultado en la Biblioteca Nacional de Bogota, fichero de la Sala de Investigadores. 2.4. Gramatica chibcha del siglo XVII. Esta gramatica fue microfilmada por el antropdlogo Manuel Lucena Salmoral en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid, y publicada luego en la Revista Colombiana de Antropologia, voltimenes XIII y XIV. Segan Lucena Salmoral, no pudo microfilmar todo el documento pues éste fue trasladado, junto con otros manuscritos, a Salamanca, quedando pendiente la copia o microfilmacién de la dltima parte. La presenta como posible obra de José Dadey. Sin embargo, comparando esta gramatica con la que presenta Quijano Otero (atribuida a San Joaquin) vemos que se trata de la misma obra pero con diferencias en el orden de colocacién de algunos capitulos. Ademis, en algunas listas muy largas de ejemplos, las que presenta Quijano Otero no trae todos los que aparecen en la de Lucena Salmoral. Solo hay una parte diferente en las dos obras aunque ambas llevan el titulo de “Equivocos de la lengua chibcha”’. 7 2.5. Gramitica, vocabulario, catecismo y confesionario de la lengua chibcha, segin antiguos manuscritos anénimos e inéditos, aumentados y correjidos por Ezequiel Uricoechea. Esta comentada obra fue impresa en 1871 y es la recopilacisn —como dice su titulo— de estudios antiguos. Por muchos afios se ha dicho que esta basada en la obra de Lugo, o que es una reedicién de Lugo 0, simplemente, que es el mismo Lugo. Sin embargo, confrontando a Uricoechea con el manuscrito anénimo, con la posible obra de San Joaquin y con la gramatica de Lucena Salmoral, puede verse que estos trabajos, ademas de otros que no han podido encontrarse, sirvieron de base para la obra que presenta Uricoechea. Las diferencias son tinicamente ortografieas y, algunas veces, minimos cambios de redaccién. Aunque debe destacarse la obra de Uricoechea por ser una recopilacién de estudios antiguos que facilita su consulta, estos cambios ortograficos, no siempre adecuados, desvirtian la informacién que los originales pudieran suministrar. Asi, pues, quedan mencionadas las principales fuentes para el estudio dela lengua muisca. Existen otros estudios de diferentes caracteristicas pero la mayoria de ellos basados tnicamente en Uricoechea. 187 Consta el manuscrito de una gramatica, un vocabulario espajfiol- muisca de cerca de tres mil entradas, un catecismo y un confesionario. 2.3. Gramatica, frases, oraciones, cathezismo, confessonario y bocabulario de la lengua chibcha, 1620. Aparece editada en las Actas del Congreso Internacional de Ameri- canistas (cuarta reunién Madrid, 1881, t. II, pags. 229-295), con una nota de presentacién por J.M. Quijano Otero donde explica que la copié (9) de su original inédito en Bogot4 y que se le ha atribuido esta gramatica a fray Joaquin de San Joaquin. Ha sido coman tomar a este fraile como el verdadero autor y asi aparece catalogada en muchos, escritos. En esta publicacién de las Actas solo aparece la gramatica propiamente dicha. Hacen falta las oraciones, el catecismo, el confesionario y el vocabulario que menciona el titulo de la obra. Sin embargo, dentro de las reglas gramaticales encontramos pequefios vocabularios organizados por campos seménticos, que resultan ser un material muy valioso no sélo para el estudio morfolégico de la lengua, sino para conocer el significado social de esta variante linguistica. Asi por ejemplo, en los “Nombres de parentesco y afinidad” (pag. 286) vemos: tio, hermano de mi padre: zepaba tia, hermana de mi madre: zuaia tia, hermana de mi padre: zepabufucha sobrino 0 sobrina de otra cualquiera manera: chuta Descomponiendo morfolégicamente cada uno de estos sustantivos tenemos: zepaba ze: pronombre posesivo de primera persona, ‘mi’. paba: ‘padre’ zuaia z-: variante morfofonética del anterior pronombre posesivo uaia: ‘madre’ a ze: ‘mi’, (ya analizado) : ‘padre’ fucha: ‘mujer’ genérico chuta: ‘hijo’ 9. Sobre los inconvenientes dé esta copia se hablaré mas adelante en las considera- ciones generales. 188 3. CONSIDERACIONES Dadas las caracteristicas semejantes de estos estudios, podemos esbozar algunos conceptos generales que serviran para la mejor utilizacién de ellos. Ante todo, debemos tener en cuenta que son estudios pedagégicos que corresponden exactamente al lugar histérico donde aparecen, con los métodos linguisticos propios de la época: la tinica razén es ensefiar con fines practicos la lengua muisca y para ello los autores toman como guia y patron el latin, que era considerado la lengua modelo para cualquier aproximacién a otra lengua, y el espafiol como referencia secundaria. Asi, estos estudios nos dan una visién parcial del muisca, ya que sélo podemos verlo a través de la reja de las estructuras latinas. Sin embargo, muchas veces los autores se vieron obligados a no pasar por alto las caracteristicas de la lengua indigena creando con ingenio su descripcién, como sucede en las observaciones que todos hacen a los sonidos de la lengua y las grafias utilizadas para representarlos. Por otra parte, el fin practico y exclusivo de estas “artes” era dar a los doctrineros las herramientas necesarias para lograr una comunica- cién que garantizara la evangelizaci6n de los nativos. Estas gram&ticas eran el “refuerzo” por asf decirlo, a los confesionarios y catecismos que debian aprender a usar los evangelizadores. Debian servir para que no se limitaran a recitar de memoria las oraciones en muisca y para que entendieran las confesiones y preguntas de los indigenas. En esta forma, al estudiar los documentos mencionados, el investigador contemporaneo debe “traducir’ las reglas que da el investigador del siglo XVII. Debe analizar todos los pormenores de la obra buscando minuciosamente el alma de la lengua indigena, dispersa y escondida entre este mar de estructuras ajenas a las suyas. Pero ademds de esta actitud expectante, el investigador debe recordar que trabaja con valores linguisticos de tres siglos atrés, que Jas equivalencias y comparaciones con el espafiol se refieren al espaiiol de la Nueva Granada que conocfan y usaban aquellos hombres de finales del siglo XVI y comienzos del XVII. Es por esto que antes de cualquier conclusién algunos niveles de estudio —por ejemplo el fonético— exigen el anlisis profundo del espafiol que se hablaba en la época en que se elaboraron estas gramaticas. También, y aunque resulte algo pueril mencionarlo, parece conveniente recordar que los trabajos a los cuales venimos refiriéndonos no est4n libres de errores y contradicciones. La obra de Lugo, por ejemplo, esté Ilena de erratas que deben tenerse en cuenta para no sacar conclusiones de premisas falsas. E] manuscrito anénimo por ser copia 189 —como creemos— de otro manuscrito, presenta igualmente algunas dificultades, sin mencionar la transcripcién de todo el documento, que viene a ser labor ardua y dispendiosa. No obstante, Lugo y el manuscrito anénimo son los documentos mas fidedignos en raz6n a su antiguedad, pues los otros estudios copiados y editados en épocas recientes, son copias de copias y ademas, muchas veces modificados por expresa voluntad de sus ‘‘descubridores’’,.como es el caso de Uricoechea y de Quijano Otero, ya que comparandolos con Lugo y el manuscrito andénimo encontramos en aquellos, cambios muy frecuentes de y por i, de u por v o por b, etc. Estos cambios, aunque parezcan sin importancia, son nocivos en cierto tipo de estudios en donde los sonidos son la clave de la investigacién y un cambio aparentemente inocente, puede conducir a interpretaciones semAnticas equivocadas. Todo lo anterior nos conduce a afirmar que la aproximacién a la lengua de los muiscas debe hacerse mediante el estudio prudente y cuidadoso de estos documentos y, especialmente, mediante su confrontacién. Esta comparacién no sélo es util como medio de complementacién, sino que es necesaria y, dirlamos, obligante cuando sabemos que existe la posibilidad de encontrar estudios sobre diversos topolectos. Finalmente, me parecié apropiado presentar aqui un ejemplo del contenido de estas gramAticas y de la forma como podria complemen- tarse e individualizarse. Sobra decir que las inferencias que enuncia- remos son provisionales, pues sélo el andlisis total de las obras y el estudio del espafiol de sus autores nos permitirin concluir con mejores premisas. Observaciones al cuadro comparativo - No examinamos la obra de Uricoechea debido a que al ser fusion de algunos de estos estudios presenta las mismas reglas. - Como las gramaticas que presentan Lucena Salmoral y Quijano Otero son iguales, hemos preferido la de Quijano Otero (San Joaquin) solo por habérsenos facilitado mAs su consulta. 1. Realmente no hemos encontrado estos dos sonidos en ninguna palabra muisca. Para la pronunciacién ded en los préstamos del espafiol hemos encontrado trueque por (x) en raga ‘daga’ y por (I) en lanzar bquysqua ‘danzar de espafioles’ (diferente de ‘danzar de indios, bzahanasuca que es ‘pisar’). 2, Esta observacién de Lugo nos hace pensar que su pronunciacion, o quizis solamente sus conocimientos te6ricos, correspondian a un 190 “gama Geer Te res fy 0h swosvur sod ou 4 seTosep, aod uppendsy ws yndsnyp equ, sod ‘upoendse woo ynbsnynyD,, a! ondurp ose wad ‘ny ‘Oy "Ty “94 “RY, (01 02 14) ad 2d see] se78q,, oUuySpo0paA, & anauq oqusooe woo seunuosd ap ¥ a8 ‘b tp ‘td > sexo] eeys0 uate 98 opp op sexy £ eIpout ‘egurs azory opuenb [end vo] Age equi ss msg “pawns © ous equsuresodsy ueySunuoid wm ou sosuoyua ojqrooa jenb < jenb ous uesn ou 2 4 aq, +,syu ou mund wy en a 1m09 our eau x spon woo eewy ep roron., yp | “Rd #PES# eno¢onb sepannaid op opou, 2 Geo eed peo ¥ wan as onb zerounuoud 9p opou,, 8 + eo ap w 1 M9 69 qu anb exoy,, 1 | Ax] wod somnyDse Tenb B sop sy] a1}u o;paut aed pp uo odo, ou wna v anb £ sorqe so Un OUP “1p ue ep s9 yueNb~~-ugroeounUOLG,, X EERO Us sopens Sump 907.) +8] outed wy ogrerounuosd eo +,.k220ny woo opurepunu(osjd ‘ouys “ensluaj w2ySonu to worumuoud as oto epne 4 adjo8 op wnSuay vj opurunure ozvy og,, 7 swpunuoad 9p vq 96 ou “~z vj sepunuosd wed, (NINDVOF NVS) O4SLO ONVEIND “aL ‘P sen9| sms9p wpFoNSUNUONd ns UD Ua2MZTL,, al 'P “wos onb sexo] Sop 9p was0x80,, VOSINW VISOTONOA A VOILANOA AUAOS SOO01dI0adSA SAWHOINI AG OAILVUVdWOO OUdVND 191 momento pasado de la pronunciacién de estas graffas y que con el término ‘agudo’ estaba designando el rasgo que Nebrija llamé en 1517 ‘apretadas’ es decir, sonoras. De ser esto cierto, con la descripeién del autor anénimo nos resultaria una africada, alveolar, sorda Ga. 3. Nos inclinamos a pensar que la vocal que los tres describen claramente como central, seria media, abierta, pues la alta frecuencia con que aparece reemplazada por e, mAs que por i muestra que el grado de abertura se acercaba més a la e de los hispano-hablantes. 4, Las descripciones de las reglas bajo el namero 9 nos muestran la existencia de una aspirada que los autores representaron con h. Hs posible que Lugo describiera la realizacién de (ts) aspirada. Vemos que los dems autores no hacen referencia a este sonido. Puede suceder: primero, que Lugo por ser “persona cientifica en la dicha lengua” y ademAs por poseer conocimientos s6lidos sobre diversas lenguas, fuera el nico en captar la aspiracién, y, segundo, que Lugo describa un rasgo particular de la variante de Santa Fé. Sin embargo, no anotamos la posibilidad de que existiera una africada, alveolar, sorda, aspirada cs) s6lo para el muisca de Santa Fé, pues falta estudiar minuciosamente el contenido de las otras gramaticas. 5. Ademés de ser una pronunciacién frecuente, parece que Lugo la menciona por ser diferente a cualquier realizacién del espafiol (si fuera igual a la ch espafiola no modificarfa su grafia), y para conocerla el autor anénimo nos da una descripcién valiosa. Nos inclinamos a pensar que esta ch podria ser una africada, retrofleja, sorda (t#). 6. Solo el anénimo menciona la vibrante simple (r), y esto representa un hecho importante que merece tenerse en cuenta en el estudio de las gramAticas con relacién a las diferencias dialectales de la zona chibcha (10). 7. Hemos interpretado esta observacién como caracteristica de la vocal central en posicién inacentuada. 10. Para la posible distribucién de la vibrante (sea simple o miltiple) ya contamos con un interesante estudio de José Joaquin Montes Giraldo (véase, Montes G., José Joaquin, “Fiténimos de sustrato en el espafiol del altiplano cundiboyacense y dialectos muiscas”, en Thesavrvs, Boletin del Instituto Caro y Cuervo, tomo XXXII, nim. 1, 1978, pags. 41-54) surgido de las encuestas para el Atlas Linguistico-Etnogrifico de Colombia y ampliado més tarde ya con el interés especifico de precisar las zonas de alternancia ch-rr. En este estudio se puede ver claramente e6mo la citada alternancia serfa uno de los rasgos foénicos que determinaban la divisién dialectal del muisca de los Bogotaes y de los Tunjas, grupos que, como ya vimos, hablaban “‘lenguas” diferentes. 192 8. La alta frecuencia de la realizacién de esta agrupacién de sonidos nos hace pensar en la posible existencia de una africada, velar, sorda (pk). 9. La deseripcién de este sonido como fonema es clarisima, pero no sucede lo mismo con su definicién en términos articulatorios. Pensamos que se trate de una fricativa, velar, sorda (1). 193

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