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Conocer a Andrs de Santa Mara en el museo es una experiencia exquisita, el

manejo del color que trasciende la forma trae a la mente algunas obras de Van
Gogh, pero sumergidas en un clima sombro, como buenas acompaantes de
los cuentos de Poe. Figuras difusas que nos acercan a rostros que no terminan
de configurarse dejan pasar el horror de la descomposicin del yo. Sus pinturas
son como un espejo opaco que no regresa ninguna forma compuesta, slo el
reflejo lgubre de s mismo enmarcado en la vitalidad del color, como muertos
trados a la vida, maquillados para conservar lo que queda de su belleza. Esas
miradas que transmiten lo cadavrico de la muerte en medio del dramatismo
del color disipan la identidad de las figuras y del espectador que es llevado a
recordar la finitud de la existencia.

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