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“La obra de Mauricio Martinez es lo mejor que se ha escrito hasta el momento sobre el abolicionismo, no solo porque hace una extensa y brillante exposicién de sus diferentes planteamientos, sino porque al mismo tiempo destaca con gran precision todos los puntos débiles que le aquejan. Ello es de gran importancia en nuestros paises, en que a menudo la novedad hace acoger sin mayor reflexién las doctrinas que vienen del extranjero. El autor en plena consecuencia con su pensamiento critico, establece fundadamente una via distinta, la de la revision exhaustiva del abolicionismo, con el objeto de considerar cual es su capacidad de rendimiento en general y en Latinoamérica. De ahi que resulte una obra sugerente e indispensable para cualquier estudioso de la politica criminal contemporanea.”” Juan Bustos Ramirez ¢ 3 ISBN 84-8272-494-0 lustracion carsula: Loe fusilaientos en le montaéa del Principe Pio (Goye, M. Martinez La abolicién del sistema penal Mauricio Martinez S. La abolicion del sistema penal Inconvenientes en Latinoamérica MAURICIO MARTINEZ SANCHEZ + = FACUTAD DE DEReCHO. LOOP, LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL Tnconvenientes en Latinoamérica PROLOGO DE JUAN BUSTOS RAMIREZ EDITORIAL TEMIS Bogota - Colombia 1990 © Mauricio MaruinezSincher, 1990. © Editoriat Temis, s.a., 1990. Catte 13 N° 6-45, Bogots. ISBN 84-8272-494.9 Hecho el depésito que exige Ia ley, Impreso en Nomos impresores, Cx. 39B, mim. 17-98, Bogota. (Queda prohibida la reproduccién total o parcial de este {Fe por medio de cualquier proceso, reprourifice > fonico, especialmente por fotocopia, inicrofilme, offset © mimedgrafo. Esta edicion y sus caracteristicas -grdficas son propiedad de Editorial Temis, S. A. Al profesor ALESSANDROBaRATTA, Dor contribuir al desarrollo del pensamiento eritico latinoamericano. FACULTAD DE_CIENCIAS JURIDICAS: Y POLITICAS INSTITUTO DE CTRNCTAS PENALES ¥ CRIMTNO! OGICAS No. LOC LF on PROLOGO Elabolicionismo es criminologia critica, pero ciertamente lla no se agota en el abolicionismo. La criminologia critica fa sido el movimiento criminolégico mds importante de las ‘ltimas décadas, pero ello no quiere decir, codo lo contrario, que al interior de ella no se presenten diferentes posiciones. Es mds, dentro de estas se dan distintos matices entre los auto- res que las sostienen. Especial relevancia han tenido en los tiltimos aftos el neo- rrealismo, ¢l derecho penal minimo y el abolicionismo. Esta tiltima posicidn, justamente por su radicalismo, es la que mis atencion ha acaparado en la actualidad. De ahi la importancia del trabajo que presentamos, que constituye un csfuerzo nota: ble de sintesis y de profundidad en el watamiento del tema. ‘Tanto el neorrealismo, el derecho penal minimo como €\ abolicionismo son criminologia critica, Por tanto, ticnen como rasgo coinfin’su critica a la eriminologia tradicional, por una parte, ¥ por otra, que su objeto de estudio critico as justamente el sistema penal, Ahora bien, el abolicionismo leva su critica hasta las ultimas consecuenclas y plantea la abolicién del sistema penal aqui (esto ¢s, en cualquier lugar) y ahora. La cuestion a debatir ¥ que se plantea el autor, ¢3 Si esta propucsta tiene una fundamentacién plausible. Esto, por tanto, no significa en modo alguno desconocer los aportes Gel abolicionismo en su critica a la criminologia tradicional y tampoco su tratamiento critico del derecho penal, én 10 cual hay coincidencia con la criminologfa critica en su conjun- to. Se trata, entonces, de dilucidar si el programa que presenta cl abolicionismo cn lugar del sistema penal ticne algtin grico de factibilidad, Y esto va mas alld de una simple cuestién de vm PROLOGO posibilidad de transferencia teérica. Se trata, entonces, no so lamente del debate de que los planteamientos del abolicionis- mo solo son vétidos para el mundo altamente desarrollado no para el dmbito del subdesarrollo, sino de poner en discur siGn los fundamentos mismos de la propuesta abolicionista Y, por tanto, si ella sera valedera para cualquier émbito social. Un problema bésico es el relativo a la concepcién del Estado. Como dice el autor, “La concepeién sobre el Estado utilizada por el abolicionismo en el anilisis del sistema es sim: plista: el Estado es confundido con el poder politico; no gue aparato estatal y estructura de poder". Con‘ello entonces aparece explicable que el aboticionismo crea que se solucio- nan todos los problemas mediante la abolicién del derecho penal. Esta forma de concebir las cosas ¢s enfrentar el problema como el avestruz, esto ¢s, esconder siempre la cabeza y no visualizar que las estructuras de poder estén en todo el sistema social y que la sociedad civil no ¢s “la bucna”’ y la sociedad politica “la mala”; el problema hay que tratarlo globalmente. De otro modo legaremos, al igual que el positivismo, a un puro fraude de etiquetas y, ademas, habremos desmontado Jas garantias que se han construido al interior del sistema penal en la lucha de los ciudadanos por sus derechos. No ¢s que el derecho penal sea el “malo” y el derecho civil, administrati- vo 0 policial sea el “bueno”, Eso es olvidar que todo el dere- cho obedece 2 unas mismas estructuras de poder y que por eso mismo ya en el siglo pasado las posiciones criticas inicia- ron sus andlisis criticos sobre el derecho en general. Creer que el problema se resuelve simplemente con crasladar la cue: del sistema penal al sistema civil, es pensar como los positivis- tas naturalistas, que la abolicién del derecho penal pasaba por declarar al delincuente un enfermo y aplicarle tratamiento médico por su bien. Hoy segiin el abolicionismo, por su bien sc le aplicara derecho civil, administrative o policial. Los resul- tados pueden ser exactamente los mismos que se dicron con €l positivismo naturaiista: los ciudadanos y en especial los mds desfavorecidos, a total merced del Estado y del Poder. PROLOGO Es La segunda cuesti6n bésica es la relativa a fa concepcién misma del fendmeno delictivo. Como sefiala ef autor: “La tcorfa abolicionista de que.los «delitos-situaciones negativas> creados por el sistema penal son solo conilictos individuales, pura interacci6n...”, tampoco es valida. Fl fendmeno delictivo no se puede reducir a simples disgustos entee personas y a que el sistema penal le roba sus conflictos a los ciudadanos. La cuestin delictiva no es simplemente algo que depende de la buena o mala voluntad de las partes, El fen6meno delict vos antes que nada una cuestién de poder, de estructuracin, de las necesidades y su satisfaccién. Cuando en Espafia se adultera el aceite de colza por empresas importadoras y a consecuencia de ello mucren gran cantidad de personas y otras tantas quedan mutiladas, cuando en Alemania se adultera Ja margarina, o en Austria y Alemania se adultera el vino, etc., sin que sea entonces necesarig citar Jo que sucede en nucstros paises latinoamericanos, no es una cuestién simplemente de buena o mala voluntad, sino en relaci6n a la estructura misma del. sistema, en que siempre las victimas pertenecerdn a los ‘grupos sociales con menores ingecsos, pucs son ellos los que compran aceite no envasado o vino a granel, etc. Pot otra parte también serén estos sectores los.perseguidos penalmente cuando se opongan a los dafios ecol6gicos de las grandes em- presas u ocupen viviendas frente al enorme alza de los alquile- res y la gran cantidad de departamentos desocupados, tema en é/ que tampoco es necesario referirse a lo que sucede en Latinoamérica, porque esto sucede en los paises desarrollados. Por iltimo el abolicionismo, en consecuencia con lo ante- ior y como el avestruz, pretende ignorar que el sistema penal est aqui y ahora, y por ello entonces no leva x cabo andlisis, alguno de sus elementos especificos, con lo cual le tinico (que hace es construit castillos de arena, practicar fururologia.. Esto quizds sf es valeciero solo para los paises desarrollados, en los cuales hay tiempo y dinero para dedicarse a cualquier cosa, pero no en Jos paises subdesarrollados, en que la miseria y la opresin no permiten tales hujos. x PROLOG Pero como deciamos al principio, el abolicionismo es cx minologia critica y no hay duda que ha sefialado caminos importantes a seguir aqui y ahora, que hay que recoger, en especial el rol de Ja victima y la busqueda de altecnativas, como la compensacién y la conciliacion. El resaltar las diferen- de significar en modo alguno rechazar totalmente is del abolicionismo. Como expresa Mauricio Mat nez, recogicndo una critica positiva de Ferrajoli al abolicionis- mo: “... os costos, los sufrimientos y las arbitrariedades cometidas a lo largo de la historia del sistema penal y que son mucho mayores que [os dafios ocasionacios por la suma toral de los «delitos» cometidos, han retado a los que justifican el sistema penal existente a demostrar que sus ventajas son superiores a todos los males que ocasiona”. Es pucs, la obra de Mauricio Martinez lo mejor que se hha escrito hasta el momento sobre ¢l aboticionismo, no solo porque hace una extensa y brillante exposicin de sus diferen. tes planteamientos, sino porque al mismo tiempo destaca con gran precision todos los puntos débiles que Ie aquejan. Elo ¢s de gran importancia en nuestros paises, en que a menudo Ja novedad hace acoger sin mayor reflexidn las doctrinas que vienen del extranjero. El autor en plena consecuencia con su pensamiento critico, establece fundadamente una via distin- ta, lade la revisiGn exhaustive del abolicionismo, con et objeto de considerar cud] es su capacidad de rendimiento en general y en Latinoamérica, De ahf que resulte una obra sugerente e indispensable para cualquier estudioso de la politica criminal contempordnea. Juan Bustos Rawaez, Catedratico de Derecho Penal Universidad Auténoma de Barcelona, Espana VOVONaeNe . Reconocimiento » Definicién . El objeto de estudio .... . eTeorfa, paradigma, movimiento o.. |. Nacimiento y desarrollo . INDICE GENERAL Prélogo (uan Bustos Ramirez) ... INTRODUCCION El reto valiose det abolicionismo .. Critica y debate feuctifer08 Clasificaciones. necesarias pero no definitivas .... Unificacién necesaria ‘Nuestras fuentes Contenido .... La utilidad abolicionista Encuentro con Huisman cavtruo 1 FUNDAMENTOS TEORICOS DEL ABOLICIONISMO A) Como nuevo paradigma B) Como teoria .. © Como movimiento social 0 politico A) De la cortiente criminol6gica . B) Del movimicnte por la abolicién vil Bowvesons 13 14 16 16 7 19 22 22 22 xu INDICE GENERAL Pac. 5. Método .. se 24 6. Fundamentacién ideoldgica 25 A) Anarquismo 26 B) Marxismo 28 ©) Liberalismo y cristianismo 30 7. Relaciones con la criminologia critica» 33 Carfroo I EL PROBLEMA SOCIAL “SISTEMA PENAL”: EL SISTEMA ACUSADO POR LOS ABOLICIONISTAS 1. Las categorias cognitivas del derecho penal 41 A) El concepto de delito ... - 4l B) Gravedad y peligtosidad 45 ©) Pena, culpa y otras categorias 46 2, Conflictos 0 situaciones problematicas robadas: siste- ma penal HALEN acces 48 3. Conflictos sin causa... 52 4, BI sistema penal acusado ce 53 A) Un sistema “‘imicil”” senenee 53, B) Un sistema de “utilidad latente”™ 54 ) Sindicaciones y razones para aboli el problema “sistema penal” oe . 36 1) Es anémico ess 37 2) Transforma {as relaciones sociales en actos individuales ..... 58 3) Tiene una concepeién falsa de la sociedad 38 4) Reprime las necesidades humanas .. 58 5) Concibe al hombre como un enemigo de guerra 39 6) Defiende y crea valores negativos para las rela- CONES SOCIAIES ores veer 7) Se oponea la estructura seneral dela sociedad CVE 60. 8) La pena impuesta por el sistema es llegitima 60 9) La prisi6n no es solo privacion de libertad 61 59 5. Criticas al andlisis del sistema penal INDICE GENERAL, a Pao, 10) El sistema penal estigmatiza ...... 6 11) Elsistema penal sigue siencio una maquina para producir dolor indtilmente 12) Al sistema no lc interesa la victima ...... 8 3 caetru.o IT ALTERNATIVAS AL SISTEMA PENAL PROPUESTAS POR LOS ABOLICIONISTAS 1, Nuevos CONCEPLOS weaseiensenee 67 2, Justicia comunitaria 71 ’A) Justificacion 1 B) Caracteristicas wasn B 1) Eunomica 74 2) Consensual 74 3) Informalidad 74 4) No profesional 74 5) Colectiva 4 6) No estatal .. ose 74 ©) Antecedentes de justicia comunitaria 0 popular 74 1) El“derecho de los oprimidos”' en las favelas de Rio de Janeiro (Brasil) . 76 2) La “justicia de los vecinos” en la experiencia CRIEAA srserenoes 3) La justicia en la comunidad guajira (Cotombia y Venezuela) sressrmaserenanesn sens 78 4) Justicia popular en la “cevolucion de los clave- les” (Portugal) 9 5) La contracultura de riencia danesa ..... 80 6) Comités de vecinos o de ciudadanos 1 82 D) Conclusi6n: Inconvenientes de la “justicia co- munitaria”™ raemieianartnencinen 83 xv ays inpice GENERAL 3. Justicia civil compensatoria 87 ‘A) Legitimacion del derecho de castigar por medio del derecho civil - samsenenanaee 87 B) Compensaci6n scone en . foe B ©) Conciliacién .... 98 Diferencias entre los dos sistemas 101 Medidas alternativas a la prisién y reform sociales 102 Laabolici6n gradual por medio dela descriminalizacién 108 A) La propuesta abolicionista del “Rapport sur la decriminalisation” en Europa ... svseess 108 a) Descriminalizacion de hecho cesses LO b) Deseriminalizacion de derecho 110 B) Descriminalizacion y abolicién de la cdrcel como. paso precedente a la abolicién total en Ia teoria del derecho penal minimo .... 113 Fundamentos de la no-abolicién inmediiata 0. 115 A) Garantias ilumini cece 1G B) Funciones simb6licas 117 ©) Criminologéa y discurso practicos .. 122 INTRODUCCION 1. BL RETO Vail080 DEL ABOLICIONISMO 2Cémo es posible que a fines de este siglo se haya consolidado una corriente del pensamiento criminolégi- co que propone a abolicién de ese sistema por el que tantos otros hombres lucharon hace mas de dos siglos? 2Hemos logrado un nivel de desarrollo tal, una relaci6n entre los hombres tan “‘civilizada” que permita solucio- nar los conflictos, “las situaciones negativas” sin necesi- dad de recusrir a ese mal flamado sistema penal? Infor- tunadamente 1a igualdad y otros valores proclamados hace dos siglos llenan hoy los cédigos y leyes penales sin aplicacién efectiva y solo han servido para ocultar a desigualdad real en las relaciones sociales y Ia interven- ci6n selectiva del sistema. En efecto, las investigaciones de Ia criminologia moderna o critica han demostrado que el sistema penal solo ha setvido para legitimar y reproducir las desigualdades ¢ injusticia sociales, y lo que ¢s mds grave, que en muchas naciones ni siquiera se han construido los Bstados de derechos proctamados hace mas de dos siglos y que sc siguen cometiendo geno- cidios con el sistema penal o con sistemas paralelos cuan- do él no.es suficiente para lograrlo: el honor plasmado en la obra de Goya parece denunciar esta situacién que hemos vivido en Latinoamérica en los titimos tiempos, Por fortuna fa criminologfa critica, y en particular la cortiente abolicionista, que en este libro analizamos, al denunciar los costos, los sufrimientos y las arbitrarie- dades cometidas a lo largo de la historia del sistema penal ¥ que son mayores que los daitos ocasionados por fa suma 2 LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL total de Ios “‘delitos” cometidos, como sostiene Ferra. jou, en una de las mejores obras juridico-criminolé- gicas mds recientes!, han retado a los que justifican el sistema penal existente a demostrar que sus ventajas son superiores 2 todos los males que ocasiona. Este ha sido tal vez el aporte més importante de la criminologia moderna y que compartimos también nosotros, pues en nuestra América, los dafios del sistema penal denuncia- dos en Europa por Ia disciplina son mucho mds evidentes ¥ llevados al extremo de la injusticia y de la violencia. 2. Critica ¥ pemaTe FRUCTIFEROS No obstante esta critica casi uninime contra el siste- ma penal, las propuestas alternativas a él no son las mismas en el imerior de la criminologia contemporénea, lo cual no ha significado segiin criticos europeos como Lea (In- glaterra) o Bararra (Alemania) 0 latinoamericanos como Bercattt (Argentina), una crisis que ponga en peligro la continuidad de la denuncia contra la intervencién penal y la elaboracién cientifica en la disciplina. Personalmente considero que el objeto de denuncia principal de [a cri- minologia contempordnea debe seguir siendo el sistema penal: pero también las injusticias esteucturales que él encubre, y que cl debate interno antes que pro} una ruptura contribuye a decantar cada una de las diver- sas propuestas de politica criminal surgidas del andlisis criminol6gico critico. En esta perspectiva y con este tini- co objetivo, esta obra representa una critica al abolicio- nismo, sin que ello implique una renuncia a las criticas contra el sistema penal actual, que dicha corriente y en general la criminologfa contemporénea hacen. ' Dititto € Ragionc, Bati, 1989. INTRODUCCION 3 3. CLASIPICACIONES NECESARIAS PERO NO DEFINITIVAS Tal vez cuando se analizan las corrientes del pensa- miento, se cae también en Io que en Ia sociologia de Ia desviacion Howanp Becker? y otros autores, denuncia- ban como “actividad etiquetadora” tratindose de la defi- niciéa de “‘delincuente”. En efecto, ¢l mismo fenémeno puede ocurrir cuando se trata de definir quién es “‘crimi- nélogo critico”, “abolicionista”, etc. Peto en ambos ca- sos la definicién o ubicaci6n puede ser positiva 0 negativa, puede ser motivo de honra o de deshonra. Asi ha ocutri- do en la historia de la humanidad con apelativos como “cristiano”, “comunista” o “subversivo"’. Recordemos por ejemplo las manifestaciones estudiantiles por las ca- Iles de nuestras ciudades en las que los participantes rei- vindican el mote “subversive” para aclarar que son tuchadores por las libertades y Ia justicia social, mientras dicha etiqueta es asignada por los regimenes antidemo- cxiticos para criminalizar la oposicién. Aquila definicién puede ser verdadera pero también puede ser falsa. En este libro y en el precedents, la “clasificacién” de los pensadores que se ocupan de la “criminologfa criti- ca’, lahacemos solo para efectos de utilidad practica en el andlisis. Por el contrario, sabemos que a veces se hacen “clasificaciones” en la disciplina de que nos ocupamos, solo para demonizar o para ocultar posiciones que se defien- den en la prictica pero que se presentan con otros apelativos, asi algunos se autoclasifican como “criticos” para seguir de- Fendiendo posiciones del positivismo criminolégico 0 a otros se les clasifica como “eriticos" 0 “abolicionistas” 2 Outsiders, New York, 1967. 3 ¢Qué pasa en Ia criminitogia moderna?, Bogoté, Edit. ‘Temis, 1990. 4 LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL para hacer cacerfa de brujas, para hacerlos ver como “enemigos del orden”, etc, 4. UNIFICACION NECESARIA Bs dificil hablar de “abolicionismo” como una sola cortiente porque entre los que defienden esta propuesta de politica criminal no hay posiciones homogéneas; por €50 crimindlogos como swaus prefieren hablar de ‘‘ver- siones del abolicionismo” seguin ‘el modelo de sociedad en_que fa propuesta se formulas; el materialismo: mili- tante en la concepcién de la soci¢dad y del Estado en ‘autores como MATHIESEN, parece incompatible con el an- timaterialismo' de: Hiuistuan, etc. De ahi por qué autores ‘como Bararza también diferencian’el “abolicionismo fun- damentalista"” (Hutswax 0 Curusig) del “abolicionismo rea- lista" del cual él se considera parte. Eneeste trabajo hemos preferido hablar simplemente ‘de~“abolicionismo” como una coftiente al interior de la criminologya critica, para evitar arbitrariedades reclasi- ficatorias y para hacer menos pesada y mds comprensible la: "propuesta abolicionista’’; ademas porque creemos que a pesar-de la diferencia en la concepcién de la socie- dad, y a pesar de que los autores formulan de manera diferente la propuesta, para todos la abolici6n del sistema penal actual es el objetivo final y el més importante. 5. NugsTaas FUENTES Para poder referirnos al “abolicionismo” tuvimos que analizar casi todas las obras (libros y articulos de 4 “Modelli di Societf nel movimiento abolizionista"", en Dei de- littl ¢ delle pene, nom. 3 de 1985, INTRODUGCION 3 revistas especializadas) de los representantes de dicha co- sriente principalmente en Europa: T. Maritgsen, H. BiANCHI L. HUCSMAN,N. CHRISTIE, H. SaNERT, ctc., auchas de las cuales de- safortunadamente son desconocidas en nuestro continente por motives del idioma en que han sido publicadas; igual- mente las obras de crimindlogos criticos no propiamente abolicionistas pero que creen én la abolicién aunque a largo pplazo, tales como A, BARATTA.S. CoHEN,R. Zarranont, fo mismo que crimindlogos contemporaneos muy criticos frente al abolicionismo y de una autoridad innegable como L. Fr. ARATOLY, G. SMAUS, VAN OUTRIVE, M. PAVARIN:, €[C., Y Para tener en cuenta nuesira realidad latinoamericana, tecurrimos a la “recepcién”, pero mds exactamente a la critica que del aboli- cionismo hacen dignos representantes de nuestro conti- mente, COMO L. ANIVAR, R. ZAFFARONI, J. FERNANDEZ CARRASQUILLA, R, BERGALL.A, PEREZ PINZON, E. GARCIA MéNDez, etc., todos com- prometidos con la criminologiao el derecho penal criticos. 6. CONTENIDO Enel primer capitulo de este libro, exponemos los fun- damentos tedricos del abolicionismo, su nacimiento como tcoria, como movimiento social, académico; su inspicacion ideol6gica, etc, En el segundo capitulo tratamos de hacer el mismo Juicio que hace el sistema penal de un comportamien- to “delictivo”: aqui el sistema penal es el sindicado por re- presentar un “problema social”, por “robarse” los conflictos; en fin, se presenta en su contra el “plicgo de cargos” corres- pondiente con la “‘sentencia” que ya ha decidido la co- rriente abolicionista: la desaparici6n inmediata del sistema en su totalidad. En el tercer capitulo, hemos tratado de extraer de las obras mas importantes las propuestas de los abolicionistas para sustituir ef actual sistema penal y que por esto puede Iamarse la “alternativa abolicionista”, ¢s decir, el sistema de “arreglo de conflictos” comunitario, corlentado hacia Ia victima y civil-compensatorio, que no ha 6 LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL sido formulado en forma completa por uno solo de tos. autores abolicionistas. Nuestras criticas y posiciones perso- rales son expuestas a través de todo el desarrollo de esta obra Nuestra critica principal ‘al abolicionismo consiste en que si en la criminologia critica se ha sostenido siempre que el sistema penal es expresi6n de las relaciones de producci6n y de distribucién, de los intereses representados en el Esta- do, eté., es imposible analizar dicho sistema y con mayor taz6n abolirto, independiente de una teoria politica-econémica y fuera de una teorfa critica general del derecho y ce las s- tructuras socio-econdmicas en que las “situaciones negativas”” criminalizadas © no, se expresan. Consideramos que al hacer un simple “cambio de jutisdiccién", es decir, de la penal a la civil, para tratar los conflictos o situaciones-problema, como resulta de la propuesta abolicionista (Huussian, princi- palmente), o permitir que los desiguales se enfrenten sin la intermediacion de un poder politico demoerittico y representative (BiaNci) y CHRISTIE, principalmente), etc., Jo planteamientos abolicionistas no son tan radicales co- mo parece y como demonizan los legitimadores del actual sistema, y por ef contrario, son planteamientos funciona- Jes al mantenimiento del “orden” establecido. En fin, nos parece que el abolicionismo es inconveniente para la rea- lidad latinoamericana, pero no por exceso sino por defecto. Para llegar a este planteamiento nos parecen imprescindibles Jos anilisis criticos contra el abolicionisme inechos por auto- res como Van Ouraive> de Bélgica. G. Smaus6 de Alemania Federal, L. Fennajou7 yD. Merossi® de Italia, entre otros. > Hulsman’s ‘abolitionism: the Great Reduction, 1987. 6 “Feministische Beobachtungen der Abolitionismus”, en Kri- minologisches Journal, ném. 3 de 1989; “Modelti disocieté nel movi- miento abolizionisea”, elt, 7 Diritio e Ragione. * “Ideologia ¢ diritto penale: garantismo giuridico e criminolo- gia critica come nuova idcologia della subatterntia?", en Dei delitti € dalle pene, nim. 1 de 1990. INTRODUCCION 7 Al mismo tiempo criticamos a quienes abogan por la aboliciGn a largo plazo (Bararra, Zaranonst), porque al afir- mar estos autores que es posible reducir la intervencion penal con la perspectiva o la esperanza de abolirlo, sin explicar cuindo, cémo, por quién, 0 en cual sociedad sus planteamientos arriesgan convertirse en pura futuro- Joga. Nos parece que lanzar la propuesta de la abolicién, requiere ante todo formular la propuesta de cOmo y quién. puede reducir o abolir los graves conflictos y situaciones problema; si estos autores, amigos estimados, creyeran que este és un problema politico aparte, les responderia- mos que no hay nada mas politico que plantear la aboli- cién de un sistema creado para ocultar los problemas y conflicts, y para defender un régimen politico como lo hace, segiin ellos mismos, el sistema penal. 7. LA UTILIDAD aBOUICIONTSTA De todas formas consideramos que los planteamien- tos abolicionistas nos son muy titiles para reducit al mini- mo la intervencién penal; que ia reforma radical del sistema por el que propugnamos, debe tener en cuenta las de- nuncias contra la inhumanidad del sistema formulado por dicha corriente de la criminologfa contempordnea © critica; que 1a represin estatal ejercida a través de lo penal en terrenos que no debe intexvenir, dificulta el ambiente de relaciones democraticas que requieren las fuerzas sociales promotoras del cambio y del progreso. En este sentido las “versiones abolicionistas” mas cerca- fa a nuestra posicién, nos parece, son las de Mariiesen? y las del Consejo de Europa’ bis. Como podriamos opo- ? Law, Societ and Political Action; The Politics of Abolition; Mach und’ Gegenmacht. vis: Rapport sur fa descriminatisation, Estrasburgo, 1980, 8 LA ABOLICION DEE SISTEMA PENAL nernos a que el desmonte del sistema penal debe ser ante todo abanderado por las fucrzas del cambio, y que si fa abolicién del sistema penal es posible, lo es solo en el ambi- 19 de as acciones politicas de Jas clases subaliernas como lg formula Matstesen? Como oponernos a.una descrimi- nalizacion inmediata de la mayor parte de los “‘comporta- mientos delictivos"’ como lo propone el,Rapport, si ellos son solo producto de la miseria, la marginacion y la igno- rancia, en que viven las mayorfas en nuestro continente? 2COmo no exigit mas intervencin de la victima y despla- zar.la responsabilidad hacia las estructuras sociales como pfopone el Rapport, si estamos convencidos de que el Estado interviene penalmente solo para no solucionar 108 problemas? : Personalmente considero que podemos criticar al abolicionismo sin ser legitimadores del actual sistema penal, Igualmente, que las victimas de la intervencién pe- nal que siguen suftiendo sin soluctén de continuidad mientras debatimos al interior de nuestra disciplina, no esperan que cl sistema sea abolido, sino que requieren Ya, que los funcionarios progresistas que actéan con el sisterna, hagan lo posible dentro del marco legal por disminuit la penosa carga que soportai. En este sentido yen la perspectiva de reducir la interverici6n del sisterna y de equilibrar las fuerzas en conflictos entre desiguales, de enfrentar a los poderosos atin en ¢l terreno penal, etc., Ta creacion de una doctrina critica, de una dogmatica que contribuya a interpretar y aplicar la actual ley penal (mientras se reforma) en forma progresista, es una necesi- dad inaplazable. 8. ENCUENTRO CON HutsMaN Como nuestra obra ¢s una critica a las propuestas abolicionistas, hemos querido confrontar nuestras tesis ANTRODUCCION 9 con uno de los representantes mds significativos de la corriente, quizé el mas conocido en nuestro continente, Louk Hutsuan, Con este pensador europeo s¢ puede 05 tener siempre un didlogo muy cordial porque es una persona supremamente sencilla y jovial, desprendida de formalismos anacrénicos, en fin muy amigable. Esto me hace recordar la definicién que del abolicionismo da un latinoamericano: “Es una forma espiritual y ejecu- tiva’?9 ter, Con Hu1swan habjamos tenido otros encuentros con motivo de las-sesiones académicas que cclefiramos con- jontamente en Buropa dentro del marco del programa denominado “Sistemas Penales y Criminologéa critica”, pero ha sido en el pasado encuentro internacional dé criminologia critica realizado en Belem, Brasil (agosto ‘de 1990), donde hemos podido confrontar personalmen- te fas posicionest, Bn nuestro libro la polémica no ¢s solo con Huisman, pues como hemos dicho anteriormente, su obra puede ser considerada solo dentro de una de las versiones del abolicionismo, asf que él no tiene por qué responder todos los interrogantes que en ef libro se plantean. Bl encuentro citado ha servido para hacernos reflexionar mgs sobre nuestras posiciones, para reformular algunos de nuestros planteamientos, pero tal vez también, para que él mismo se convenza mas de la validez. de sus consi- deraciones. Queriamos conocer lo que HuswaN piensa de muchas cuestiones tedricas que se plantean en el li- bro, por ejemplo, de si considera que el abolicionismo absuelve las condiciones que muchos crimindlogos criti- yw: Auvano ©. Pénrz PINZON, La perspectiva abolicionises, Bogo- td, Edit. Temis, 1989, pag. 7. \ Clr. O fiberal, jornat da Amazonia, 97, 08, 90. io LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL cosexigen para la construccién de una economia politica dela “‘cuesti6n criminal”, tal como la necesidad de vin- cular los procesos de definicién al andlisis de un “refe- rente material”; igualmente si para é1 el abolicionismo es una teorfa, 0 si considera que la disciplina “esté en crisis", etc., pero desafortunadamente a Horsman le pa- recen estos problemas cuestiones escolasticas sin importan- cia. Considera que muchos grupos criticos por su, sectaris- mo no se diferencian de ciertas capillas teligiosas y que fa especulacion sobre muchas cuestiones teéricas, solo con- duce a apartarse de lo que realmente sucede en el mundo. A propésito de los logros prfcticos del abolicionismo, a Huisway Je parece que una de las tareas mnds importan- tes de la criminologia critica debe ser desarrollar un len- guije alternative y que en este sentido, Ia corriente abolicionista ya ha logrado mucho y que ya’se han conso- lidado movimientos sociales como el de las feministas ‘que en muchos paises lucharfan por la abolicién del siste- ma'penal, pero que no le interesa polemizar si el abolicio- nismo puede considerarse un movimiento social consoli- dado 0 no. Bn relacién con las “‘situaciones problemati- cas” de las que debiera ocuparse la criminologia critica, segiin la propuesta de Ia cortiente materialista, HUIsMaN cree que quienes asi lo ban proclamado nunca se han ocupado del tema, mientras autores abolicionistas como Camstie y otros si lo habrian hecho. Fiuismax no est de acuerdo con nosotros en que el abolicionismo formula “propuestas alternativas”, pri- mero, porque no se podria hablar de “alternativa” al sistema penal cuando esté comprobado que este actia excepcionalmente y, segundo, porque él personalmente no hatf propuestas “como lo han hecho los profetas intelectuales" durante mucho tiempo, sino simples acta raciones. INTRODUCCION u Parece que FiuisMa no supiera que su obra princi- pal, ha sido traducida al espafiol como Sistema penal y seguridad ciudadana: Hacia una altcrnativa; 0 que la obra mas importante de un compatriota suyo también abolicionista, Herman Biancit, sc publicé en alemdn co- mo Alternativen zur Strafjustiz (Alternativas a la justicia penal, 1986). Una de nuestras criticas al abolicionismo y sobre todo a la propuesta de Hutsway de tratar “las situaciones- problema” criminalizadas con Ia justicia civil y no con la penal como sucede hoy dia, radica en que de esta manera se relegitima una justicia que habia sido cuestio- nada mucho antes que la justicia penal por otros criticos del derecho: la criminoiogia critica a fines de los afios 70s, partia de los estudios sobre la desigualdad y la injus- ticia material expresada en el “derecho burgués” princi- palmente en relacién con el punto de vista civilista det contrato. Al respecto Huiswan cree que los crimindlogos criticos no han hecho investigaciones para comprobar que efectivamente el derecho civil es tan desigual como el derecho penal; por el contrario él sigue considerando que la justicia civil actual permite que los conflictos sean encarados mejor y sobre todo orientados por los prota- gonistas mismos, Por esto considera que es mejor pre- guntarle a los crimindlogos cémo Ilegaron a la conclusion de que el derecho civil es un derecho materialmente desigual. Desafortunadamente Hutsman no conoce, y asi me lo manifest6, la importantisima obra de autores lat noamericanos como Novos Mowazat, quien ha demostra- do, ademds, cémo el derecho en general, “‘sitve para ocultar una distribucién desigual del poder, de los bienes y del uso de la fuerza” y por qué en la mayorfa de los paises latinoamericanos, dicho instrumento de control, “estd al servicio del mantenimiento de un orden injusto..."”. 12 LA ABOLICION DEE SISTEMA PENAL, 9. -RECONOCIMIENTO: Las reflexiones que se publican en este libro son cl fruto de una investigacin realizada en el Institut far Rechts und Sozialphilosophie de la Universidad del Saarland en la Republica Federal Alemana. Al pre- sidente de la Universidad, profesor Richard Johannes Mei- ser, al profesor Alessandro Baratta, director del insti- tuto, les agradezco infinitamente por el apoyo prestado durante mi estadia cn dicho pais. Por las observaciones y correcciones hechas al borrador de este trabajo, ade- mds de Sandro en Alemania, mis sinceros agradecimien- tos @ maestros y amigos valiosos como Ratil Zaffaroni en Argentina y Juan Fernandez Carrasquilla en Colombia. Saarbriicken, Alemania Federal Octubre de 1990 Caviruto 1 FUNDAMENTOS TEORICOS DEI ABOLICIONISMO, 1, Dermicin Por abolicionismo se conoce una corriente de la criminologia moderna o critica, que como su nombre lo indica, propone la abolicién no solo de la cércel, sino de [a totalidad del sistema de Ia justicia penal. Pero la propuesta abolicionista ha sido tan contro- yertida que su sola definicién es problemética. En este sentido, encontramos estudiosos que la consideran co- mo una “peculiar mezcla de lo real con lo imaginario; del bajo nivel de ingenieria social con un alto nivel de especulacién epistemolégica ... que produce una confu- si6n lena de romanticismo segiin criticas de derecha y de izquierda, pero de todas formas, una creativa y estimulante confusion de la mejor especie”; igualmen- te hay quienes poéticamente la definen como “Ja bande- ta bajo la cual navegan barcos de diferente calado, transportando una variada cantidad de explosives". + StaNLEY Conn, Contemporary Crisis, nim. 10 de 1986, pigs. a4 2 Rour De BoLtar, “On the Methodological Foundation of the Abolitionist Approach to the Criminal Justice System, & Comparison of the ideas of Hulsman, Mathiesen and Foucault”, en Contemporary Erisis, nxim. 10 de 1986, pig, 40. 14 LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL 2. EL omjeTo bg esTUDIO Los abolicionistas consideran que el objeto de la criminologia critica, debe ser el de “hacer desaparecer un clemento negativo y no necesario a las relaciones yal desarrollo” como seria el sistema de la justicia penal, mas no el de “encontrar solucién a todos los inconve- nientes de nuestra sociedad”; con el abolicionismo se perseguiria inicamente elaborac nuevos instrumentos para afrontar los problemas y conflictas de manera diferente, ¥ no para hacerlos desaparecess. La criminologia no podrfa ser entonces una “ciencia de las situaciones problemiticas”’ (conilictos y proble- mas), sino una ciencia de estudio del sistema de ia justicia penal, el cual comprenderia: a) cl derecho penal como conjunto de textos, doc- trinas y conceptos; b) las actividades de un cierto mimero de organis- mos ptblicos relacionados entre si como policfa, juzga- dos, administracién penitenciaria, etc,, legitimadas por medio del derecho penal; ) las concepciones de estos organismos relativos al “delito" y al ““delincuente”; 4d) el vinculo especial entre estos organismos y los medios de comunicacién; €) los “productos inmediatos del sistema”, como Jas sanciones penales, f) la estructura de poder en el interior de cada uno de Los organismos que constituyen el sistema‘, 3 Lous Hutsmax, “Abolire il sistema penale", en Def delitti e delle pene, nim. 1 de 1983, pag. 77. (Entrevista a Hulsman por parte de A. Baratta, L. Aniyar, y otros). 4 Estos son fas partes del sistema cle la justicia penal, tal como. Jo coneibe una de las consideradas versiones del abolicionisma. Cir. Conseil de Europe. Rapport sur la décriminalisation, Bsirasburgo, 1980, pigs. 19-20. INTRODUCCION 15 La desaparicién del sistema en su totalidad, es el objetivo de esta corriente, pues se teme que la abolicién de solo alguna de las partes integrantes del sistema pueda ‘ocasionar lo contrario de lo que la corriente se propone; es decir, en lugar de combatir un instrumento autorita- rio, cual es el sistema penal, segiin ella, se podria mas bien lograr una involucion antidemocratica del Estado liberal moderno. Por ejemplo, abolir solo el derecho penal, como ha sido advertido, “implicarfa la sola cance- Jacion del poder de Ios juristas y la liberacion total de los conflictos al poder de las restantes agencias del sisterna penal, lo que no serfa mas que una ilusién mucho mas infantil atin; confundir el discurso racionalizador del ejer- cicio del poder con ese ejercicio de poder y suprimir el muy limitado ejercicio de un poder de la Gnica agencia que en los sistemas vigentes puede llegar a generar una con- tradiccién limitadora y minimamente garantizadora, pue- de calificarse de suicidio politico reaccionario y totalitario y en modo alguno es la propuesta abolicionista”’s Teniendo el sistema penal como marco de referen- cia, Huisman, uno de los méximos representantes de la Corriente abolicionista, considera que el objeto de una criminologfa critica, deberia limitarse a6: a) explicar, describir y demostrar las actividades de- finitorias del sistema; b) ilustrar cémo podrian dirigirse las “situaciones problemdticas” sin recurric al sistema, y ©) estudiar y proponer estrategias tendientes a abo- lir el sistema, 5 RAGLE. Zareanom, En busca de las penas perdidas, Buenos Aires, Ediar, 1989, pig. 110. En ta 2* edicin, Bogotd, Edit. Temis, 1990, pags. 82-83. © Louk HutsMas, "La criminologia exftica y el concepto del de- lito”, en Poder y control, nim, 0 de 1986, pag. 135. 16 LA ABOLICION DEL. SISTEMA PENAL De acuerdo con el abolicionismo, entonces, si la criminologia debe dedicarse al sistema penal, aunque para abolirlo, ella seguir dependiendo del sistema, co- imo la criminologfa positivista, pues solo deberd estar pendiente de sus actividades para “denunciartas”. Es de- cir, su objeto epistemolégico seguird siendo trazado por el sistema, pues solo sus respuestas a las “situaciones probleméaticas”’ criminalizadas son del interés de los abo- licionistas, en cuanto ellas serfan reconstruidas por el sistema de Ia justicia penal, La criminologfa critica seria entonces la ciencia de las respuestas a las “situaciones problemdticas” y no Ia clencia del estudio de estas ni de sus causas. 3. {TEORIA, PARADIGMA, MOVIMIENTO 0. Aqui consideraremos el abolicionismo como una corriente de la criminologia critica, pero es necesario advertir que su calificacién y ubicacién no ha sido pacffi- ca: hay quienes lo considcran una teoria, un paradigma, una propuesta, un movimiento, etcétera. A) Como nuevo paradigma Se niega al abolicionismo su cardcter de nuevo para: digma por cuanto sus planteamientos no podsian consi derarse “sin precedentes como para atraer un miimero con- siderable de adherentes”7. En efecto, se considera que fa abolici6n del sistema penal ha sido propuesta desde los 7 €fr. Jim Outs, ELLY ROOD-PUEKS, “The Abolitionist Perspecti- ve: A Shift im thinking about Crime and Criminal Justice”, en Medelin- gen van het juridisch instieut van de Erasmus Universiteit Rotterdam, rim. 36 de 198? (The Criminal Justice System as 2 Social Problem: an Abolitionist Perspective), pag. 72 FUNDAMENTOS TEORICOS DEL ABOLICIONISMO 17 tiempos de vow Liszt y de Raparuci, y mds recientemen- te por los Jungen Kriminologen alemanes desde os afios 70's, ‘No obstante no constituir un nuevo paradigma en ¢l sentido exigido por Kunn para las “revoluciones cien- tificas”, se reconoce que el abolicionismo “peovoca una crisis de paradigma’’ (Sciexer) en cuanto logra debilitar Ja fe que se tenfa en el sistema penal, poniendo en discu- sin todos los conceptos que tradicionalmente 1o han sostenido®, A lo mis, serfa solo un “paradigma huma- nista”” (De Forter) en el sentido en que sus planteamien- tos llaman a fa solidatidad por los que sufren bajo el terror del sistema penal, B) Como teoria Para otros crimindlogos, el cardcter de teoria del abo: licionismo resulta de sus formulaciones de politica criminal y de la remisi6n a otras, ellas si teorfas, que ban elaborado igs planteamientos que la corriente abolicionista emplea. Hss, por ejemplo, considera que toda teoria criminol6- gica estd relacionada con una aspiraci6n de politica crimi- nal afin (Wahlverwandtschaft) y toda politica criminal estd fundamentada en una determinada teorfa criminolo- gica y, por eso, Geterminados objetivos de politica crimi- nal estimulan el desarrollo de determinadas tcorias criminolégicas. Pero, considera este autor, que “si hay necesidad de una teorfa eriminolégica que pueda servir de * Cir. Hans Hanncanes, “Herrschaftsverlust und Sanktionsver- ich, Kritische Bemerkungen zur Theorie des starken Staates, cer neuen sozialen Konteolle und des idecllen Abolisionismus”, en Kr minologisches journal, nim, 2 de 1984, pig. 112 SeDasTIAN ScHiRRER, “L'aboiizionismo nella criminologia con- temporanea”, ea Dei delite e delle pene, nim. 3 de 1985, pig, 527 WR. DE Potten, op. cit, pag. 69. 18 LA AMOLICION DEI, SISTEMA PENAL fundamento cientifico al aboticionismo ... es necesatio recurrir 2 Jos enunciados principales def Labelling Ap- proach”, En sintesis, una teorfa criminologica para el abolicionismo como la concibe Hess deberfa: 1) ser ela- borada en el contexto de una teoriz general de la socie- dad 2) continuar desattollando los planteamientos del Labelling Approach para combatir el cardcter mitolégico dela categoria “criminalidad”’; 3) liberarse de la interven- cin del derecho penal. En definitiva, como teorfa (crimi- nol6gica o de politica criminal) el abolicionismo ha sido considerado como “la mds imporrante articulacién poli tica dei Labelling Approach (Scrumann)!?. Por el contrario, para otros, el abolicionismo no cons- tituye una teoria en el sentido estricto de Ia palabra por cuanto: a) adolece de claridad; b) sus conceptos son descri- tos ambigiiamente y, c) carece de un explicacién de los aspectos basilares del statu quo, apesar de que el abolicio- nismo cuenta ya con una vasti gama de Hiteranira. Péxez Puvzon también le niega el caticter de teorfa: “El abolicio- nismo no es una corriente 0 teoria juridica ni criminologi- ca. Es una forma espiritual y ejecutiva’!2 bi, ‘No obstante lo anterior, el abolicionismo puede ser con- siderado una “teoria sensibilizadora” como lo seria la teoria del etiquetamiento, arriba mencionada'3; pero mas exacta- 1 Hower Hass, “Keiminalitit als Alltagsmythas. Rin Pitdoyer da fOr Kriminologie als Ideologickritik zu betreiben”, en Kriminologis. ches Journal, niim, 1 de 1984, Betheft-1, pag. 25. _ 1 KaRl SCHUMAN, “Labelling approach und aboltionismus", en Kriminologisches Journal, nim. I de 1985, pig. 24. Segtin este autor, 1 abolicionismo tiene como base al Labeling Approach, pero mientzis este Ultimo es tn punto de vista socioldgico explicativa de la realidad social, el abeticlonismo es Ia fundlmencicidn reérica de un programma de politica criminal, vane Pekrz Prxz5x, ob. cft., pig. 7. _1} Senastiay Scrmesee, “Towards abolitionism", en Contemporary Gril, rum, 10 de 1986, pag. 9. Igualmente vease del mismo autos Yabolizionismo.... cit, pig. 526. FUNDAMENTOS TEORICOS DEL ABOLICIONISMO 19 mente como una perspectiva teérica sensibilizadora (De Haan, ScHEERER}IS, ©) Como movimiento social © politico E] abolicionismo ha sido criticado tanto por “ser"* un movimiento social-politico, como por “no serlo”. Mat. ansen, consiclerado el estratega de! abolicionismo, plantea concretamente la necesidad de que los ideales abolicionis- tas sean Hevados adelante por un movimiento social o politico, en el sentido de un comportamiento colectivo gue cubra un gran mimero de personas intencionalmente dirigido a transformar las estructuras autoritarias del Estado capitalista moderno. Las personas indicadas, segdn el autor citado, para llevar a cabo dicha empresa, para constituir el movimiento, serian en primet lugar los marginados, los desviados, los desempleados, las mujeres y los prisioneros. Sostiene Maritesen que la organizacién y la integra- cign en un movimiento social es el elemento clave de cual- guicr cstrategia hacia la abolici6n del sistema penall, or- ganizacion que se debe llevar a cabo fuera de los partidos ino sin ellos) existentes (segin él Europa estarfa en una eta- pa “before the party"'), pues hoy la poblacion debido a su “alienaci6n cultural’ seria politicamente inactiva. Para el autor, como para la mayoria de los abolicionistas!®, los M4 Cfr, Witte DEHAAN, "Die Poiltlk mit dem «schlechten Gewis- sens, Die Diskussion tiber den Abolitionismus in den Nieder‘anden”, Stiminologisches Journal, stim. 4 de 1985, pag. 259. Este autor holan- 446s sume una actitud critica frente al abolicionismo patrio, desmintien- do quienes consideran que dicha corsiente se ha impuesto en Holand 15 Tuomas Maritesex, “The Politics of Abolition”, en Concem- porary Crisis, nim. 10 de 1986, pig, 84, Igualmente, Law, Society find Politica! Action, London, 1980, pags. 251 y ss. 16 RENE vax Swaanincen, “What is abolitionist”, en Brasctt H 4 0tt0s, Abolitionism Towards a non repressive approach to crime, Amsterdam, 1986, pag. 19. Para este autor, Scherer Sebastian ya se habria convertico también cn un “abolicionista verde” 2 Mauricio Martinez S. 20 LA ABOLICION DEL SISTEMA PENAL liamados movimientos “verdes” (ecologistas, pacifistas, libertarios) sorian las organizaciones adecuadas para lle- var a cabo Ia lucha contra el sistema penal y las demas expresiones autoritarias del Estado y la sociedad mader- na europea que habrian impulsado no solo los partidos conservadores sino también los socialdemGcratas Pero mientras Ia actividad y organizacin social y politica es reivindicada por la mayor parte de los aboli- cionistas, para sus criticos, aquellos confundirfan activi- dad cientifica con lucha politica: “el abolicionismo implica una exigencia politica, sostienc Gakz, que puede y debe dirigit un movimiento politico ..., pero una cosa ¢s la accion politica y otra el discurso cientifico ...""17. Y¥ lo que para autores como Garz,es motivo de critica negati- Va, para otros es motivo de reclamo, pues el abolicionis- mo careceria de actividad, organizacin y teoria politica (Garcts Ménnrz) o [a tendeia solo en las aulas universita- tias incurtiendo en una “corporativizacién académica de la actividad social’*18. Estamos de acuerdo en que las ideas abolicionistas ne- cesitan de los movimientos sociales y politicos para llevar el debate académico de los recintos universitarios hacia la sociedad, pero esta es una necesidad también de las otras cortientes criminolégieas criticas, Igualmente creemos que ‘en.una disciplina como la criminologia critica que se ocupe de ld represion de las necesidades humanas y de la repro- duccién de las desiguialdades sociales y politicas, la “neutra- lidad cientifica” es un sofisma ideolégico, y que el compro- VT DETLEF Garz, "'Sollten wir vielleicht doch eingreifen? Abolitionismus-Gerechtigkeit-justcommunity”’, en Kriminologisches Journal, mim. 3 de 1987, pag. 213, '* EMILIO Gancta Ménpr2, “La dimensione politica dell’abolizio- nismo, Un punto di vista pesiterico", en Dei delitti ¢ delle pene, nuim. 3 de 1985, pig. 564. FUNDAMENTOS TEGRICOS DEL AROLICIONISMO. 21 miso civil y politico no solo es compatible con la activi- dad cieniifica, sino, es un imperativo inaptazable!9. Al respecto sostiene ZaFragont para el “realismo mar- ginal” por construir en Latinoamérica con la perspectiva de abolir el sistema penal: “No creemos en la separaci6n de la criminologia y la politica criminal, porque todo saber ctiminolégico esta previamente delimitado por una inten- cionalidad politica (...), la criminologia no es, a nuestro juicio, “una” ciencia, sino el saber proveniente de muilti- ples ramas, necesarias para insttumentar una decision poli- tica, cual es la de salvar vidas humanas y disminuir la violencia politica en nuestco margen y, algdn dia, legar a la supiesiOn de los sistemas penales..."20, Consideremos igualmente que los “ceseos organizativos” del abolicionis- mo no se han realizado y que ¢! discurso sobre la “cuestion, criminal” adn entre los movimientos “verdes” 0 de iz- quietda siguen dominados por el “sentido comin”, sopor- te del discurso oficiai, Por eso podemos concluir en este DUNO que, el abolicionismo (y en general la criminologta critica) sigue siendo, como ha sostenido un ctftico holan- dés, una perspectiva tedrica “en busca de un movimiento social que lo acoja con los brazos abiestos"2!. Y segtin © Gir, Maumicio Makrineg SAncntz,

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