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com/doc/27066447
UNA PROPUESTA PARA LA CREACIÓN
LITERARIA DE CUENTOS COEDUCATIVOS.
…………..

A modo de introducción
Hoy, 25 de Noviembre, celebramos el día por
la erradicación de la violencia contra las
mujeres. Paqui Rodríguez Punta. Coordinadora
de la Red de coeducación del CEP de
Bollullos/Valverde me ha invitado para que
esté hoy aquí, con vosotros y vosotras en la
presentación de la Red de Coeducación. Lo
que agradezco profundamente, ya que el CEP
ha tenido la gentileza de editar digitalmente,
en forma de libro electrónico, un
cuentacuentos contra la violencia de género
que titulamos “Las niñas no somos tontas”,
cuyos antecedentes coeducativos pueden leer
en el trabajo a que nos referimos...
Si desean ver el trabajo lo pueden hacer en
este mismo blog o en la siguiente dirección:
(http://content.yudu.com/Library/A1iwat/LasNi
asnoSomosTontas/resources/index.htm?
referrerUrl=http%3A%2F%2Fwww.yudu.com
%2Fitem%2Fdetails%2F104602%2FLas-Ni--as-
no-Somos-Tontas)
Por lo tanto, quiero deciros que el objetivo
esencial de mi exposición es explicaros como
realizamos en la escuela los cuentos de
coeducación con mis alumnas, alumnos, sus
padres y madres; cómo creamos un ambiente
de sensibilización contra la violencia de
género en el aula y como fortalecemos la
autoestima de los niños y niñas en el proceso
creativo.
El azar me pone delante de vosotras y deseo
deciros de antemano que cuanto diga aquí es
el resultado de mi experiencia como maestro y
que no es más que una forma de analizar la
realidad que me toco vivir en los años en que
realice aquel trabajo. Sé que existen otras
miradas, otras formas de afrontar esta
problemática en las escuelas que también son
válidas y que forma parte de la realidad
caleidoscópica que nos rodea. Forman parte
de aquél, trabajo, tanto los aciertos, como
cuantas contradicciones y desaciertos que
diga a continuación. No soy un estudioso del
tema y por lo tanto deseo que me vean como
un compañero, como maestro y me disculpen
cuantos desaciertos y ambigüedades que
pueda expresar.

Voy a dividir mi exposición en dos partes. En


la primera parte voy a detenerme en explicar
algunas cuestiones esenciales que forman
parte de mi pensamiento, de mi forma de ver
la sociedad. Espero no aburriros al explicaros
“como veo el patio” desde mi pequeña atalaya
como ciudadano y maestro.
En la segunda parte “simularemos a modo de
un taller” para que veamos cómo se pueden
crear conceptos coeducativos con los niños y
las niñas y cómo con esos conceptos podemos
crear cuentos llenos de sensibilidad, de
aciertos, de reflexiones acertadas contras la
violencia de género. A la vez que avancemos
en el taller iremos analizando cada uno de los
aspectos en un PowerPoint que hemos
preparado con tal fin.
Al final, veremos en la red algunos cuentos de
los realizados por mis alumnos y alumnas.

Primera parte:
De dónde partimos y a dónde queremos
llegar.
1.- Un reto coeducativo para maestros,
maestras, alumnos y alumnas.

No siendo expertos ni expertas, ni estudiosos ni estudiosas, ni teóricos


ni teóricas, ni investigadores ni investigadoras de la violencia contra las
mujeres, ¿cómo los maestros y maestras podemos afrontar en nuestras
aulas esta compleja materia?

Creo que la primera respuesta que debemos darnos es que podemos


hacerlo con la misma normalidad con que realizamos otras enseñanzas:
organizándolas y ejecutándolas. Claro está, que de actitudes violentas,
irreflexivas, intolerantes y machistas nuestros alumnos y alumnas vienen a
clase con la mochila llena; y, por lo tanto, también, están llenos de esos
conceptos no coeducativos los textos que elaboran de forma espontánea y
natural cuando en el Taller de Creación Literaria el maestro o la maestra
organiza la creación de descripciones, narraciones, diálogos, cuentos, poesías,
etc. Por lo que debemos de tener presente y saber que nuestras reflexiones
van dirigidas esencialmente a las cabezas y a los corazones de nuestro
propio alumnado, y, por lo tanto, se trata de debatir con ellos y ellas que la
violencia contra las mujeres, la violencia de género, el machismo, hay que
denunciarlo, hay que erradicarlo.

En un principio se trata, por tanto, en trasformar, con reflexiones


autocríticas, los textos no coeducativos, segregadores, machistas,
sexistas... de nuestros alumnos y alumnas; transformarlos en textos
llenos de conceptos empapados de tolerancia. Textos que expresen
actitudes en defensa de la igualdad, del respeto a las diferencias. Deben
ser textos integradores y de denuncias contra las guerras, la xenofobia,
la homofobia…; textos de rechazo a la violencia contra las mujeres…

Posteriormente, los textos que escriban los niños y niñas


expresarán sus puntos de vista contrarios a los estereotipos en que se
fundamenta y reproduce la sociedad machista en que vivimos. Pero, la
escuela no puede ni debe reproducirlos.

Todo esto debemos hacerlo convirtiendo las aulas en unos laboratorios


de construcción de nuevas palabras, nuevas frases, nuevos conceptos, nuevas
imágenes; y, por lo tanto, de nuevas actitudes. Para eso es necesario que
pasemos del concepto de escuela de alfabetización en la que, en muchos
aspectos, todavía, estamos anclados a escuela de culturalización. El
aula se convierte en un agente dinamizador de la nueva cultura, de las
nuevas actitudes coeducativas, crea en los alumnos y alumnas una nueva
imagen social basada en la práctica de la igualdad de oportunidades, en
el respeto, en el esfuerzo y esencialmente dialogante.

Cambiar, transformar, romper, los estereotipos debe ser uno de los


objetivos esenciales de nuestras creaciones literarias, de nuestras lecturas, de
nuestros diálogos en clase. Crear conceptos coeducativos en y desde la
escuela es una tarea esencial de cada uno y una de los maestros, maestras,
profesores y profesoras; y debe hacerse de forma transversal, igual que
siempre lo hemos hecho con otros valores.

Además, contar con las familias en estas tareas es imprescindible.


Abrirse a las madres y los padres para que colaboren con nosotros y nosotras
en estas tareas es muy positivo. Que los hermanos, las hermanas, los padres
y las madres ayuden a nuestros alumnos y alumnas a aclararle un estereotipo,
a redactar el cuento, a realizar las reflexiones es muy importante. Esto
aumentará esencialmente la seguridad, la capacidad crítica y la autoestima.
Más adelante, explicaremos como llevaremos a cabo estas tareas.

Como resultado final del proceso obtendremos creaciones literarias


dignas, en defensa de la igualdad entre mujeres y hombres, entre niños y
niñas. Creaciones que usan un lenguaje profundamente democrático y plástico.
Escritos bien redactadas en donde se confunden las aportaciones individuales,
con las aportaciones colectivas realizadas en los debates de clase; con las
aportaciones de las familias y con las sugerencias y aportaciones del maestro o
de la maestra. Al final el texto individual es un compendio de todas esas
aportaciones, pero es la creación de cada uno y una de los niños y niñas.
Es algo parecido a lo que ocurre con la obra final de un alumno o alumna que
acude a aprender pintura a un taller de un pintor. El cuadro que el alumno se
lleva a casa es su creación y en la misma se mezclan sus torpes pinceladas de
aprendiz con las diestras y sabias pinceladas del maestro, del pintor.

No es de extrañar que observemos a quienes no creen en la igualdad de


oportunidades, y por tanto no la practican en las escuelas, que cuando lean un
cuento (elaborado como más abajo explicaremos) digan: “Este cuento no lo ha
hecho un niño o niña de 11 o 12 años”. Algo absurdo, porque la misma
argumentación podríamos emplearles cuando se les llena la boca para decir
que sus alumnos y alumnas ya saben realizar con total éxito el cálculo del
m.c.m. (mínimo común múltiplo). ¿Es que los niños han aprendido solos a
realizar esos cálculos? Eso nunca se cuestiona desde las mentalidades
defensoras a ultranza de la escuela tradicional (por definirla de alguna manera)
en la que se práctica la exclusión en función del éxito académico: “Sólo hacen
buenos textos el alumnado más aventajado”, “sólo se envían a “concursos” los
textos de aquellos niños y niñas que mejores notas sacan”, etc. Pero, no se
trata de eso porque, tanto un niño aventajado como el que por inmadurez no es
capaz de escribir más de cuatro renglones (algunos ni siquiera una frase),
cuando hay violencia de género por medio la sufren en igualdad de
condiciones. Quiero decir con ello, que, también, hay que vencer con la
práctica de la creación literaria los viejos hábitos escolares que no dejan de ser
dañinos estereotipos que desgraciadamente son, a veces, muy castrantes.

2.- Cambiar desde la escuela una sociedad


“genitalizada”.

A groso modo podemos enumerar algunas características que de algún


modo están en la base de las actitudes individuales y sociales que como
ciudadanos y ciudadanas nos ha tocado compartir y, por lo tanto, son cimientos
generadores de violencia de género, de educación de actitudes
desintegradoras, de emigraciones de poblaciones hacia “el primer mundo” en
donde las niñas y las mujeres son explotadas de mil maneras. Y muchos de
nosotros y nosotras, ciudadanos y ciudadanas de primera estamos
anestesiados ante esos hechos. Parece como si no nos importara y de esa
manera reproducimos la indiferencia de nuestros niños y niñas ante tanta
violación de los derechos humanos. Estos elementos que voy a decir, digo
yo, que algo tendrán que ver con el tema que aquí tratamos, que no es otro
que, colaborar desde la escuela en la erradicación de la violencia de género.
Considero que, como maestros y maestras, no podemos omitir los siguientes
aspectos en nuestros análisis:

“Don Dinero” se ha convertido cada vez más en uno de los centros


esenciales de nuestras vidas. Consumir es una de las mayores necesidades
sociales. Es de tal manera cierta la afirmación anterior “que los fundamentos de
nuestro bienestar económico no son posibles si no se fomenta el consumo de
bienes” (pan, turismo, móviles, internet, etc.). Basta con mirar los periódicos o
escuchar los informativos radiofónicos o televisivos para darnos cuenta de que
no cesan los políticos, los economistas, los empresarios, los gobiernos… de
realizar afirmaciones parecidas. La solución de todos nuestros males se
resolverían si se fomentara el consumo.

A nivel mundial se ha fomentado “la globalización” que escuetamente


significa libertad de mercado para facilitar la producción de bienes de consumo.
En fin, sin “Don Dinero” es imposible que nuestra sociedad del bienestar
funcione correctamente. No debemos olvidar que a pesar de estas insistencias
sigue la pobreza existiendo y aniquilando a millones de seres humanos.
Madres que ven morir a sus hijos e hijas por desnutrición, padres que venden
a sus hijas a cambio de unos dólares para seguir alimentado a sus familias,
etc., etc.

La sociedad actual funcionamos en clave de genitales. Vivimos una


“cultural genitalizada”. Nos seguimos relacionando en función de nuestro
sexo. La reproducción de la cultura machista en los nuevos ámbitos sociales
que hemos conseguido en las últimas décadas es un hecho. Hemos avanzado
mucho en la integración de la mujer en el mundo laboral, pero en el mundo
familiar se siguen reproduciendo casi los mismos esquemas machistas.
Profundizar en esos cambios es fundamental. En muchos casos, los niños y las
niñas siguen percibiendo en sus hogares los patrones estereotipados. El padre
es el trabajador que cansado de una jornada agotadora tiene que descansar y
es el centro de la autoridad familiar. Sólo tiene tiempo para dedicarse a sus
asuntos. Por el contrario, en algunos hogares, donde la madres llega a casa,
igualmente, cansadas de una jornada agotadora debe seguir trabajando: que si
la comida, que si el fregado, que si el lavado, que si la plancha, que si la
cama… Pero, además, se sigue reproduciendo una división injusta y
segregadora de tareas sociales en seno de las familias. Basta, que como
maestros y maestras, observemos que siguen siendo las madres las que
acuden muy mayoritariamente a preocuparse por la macha de los hijos o las
hijas en nuestras escuelas.

Pero, además, cuando la sociedad visualiza en una familia que esos


papeles se reparten adecuadamente siempre habrá quien diga “que dos tetas
pueden más que dos carretas”. La verdad, que en la vida diaria los genitales
siguen pesando muchísimo. Este hecho se ve aún más reforzado cuando se
publicitan sentencias como aquella en la que el juez sentenciaba que si la
mujer había sido violada era porque con las minifaldas que llevaba puestas
había incitado al hombre=macho.

Por último, me gustaría decir que el poso cultural de la moral religiosa


de siglos pasados está en la base de muchas actuaciones basadas en la
inmutabilidad de los clichés estereotipados que siempre se justifican
socialmente. La persistencia del convencimiento social de que el alma
pertenece al reino de los cielos y que las mujeres salieron de la costilla de
Adán, por ejemplo, son elementos psicológicos en los que se fundamentan
aquellos que desean anteponer estos principios religioso-filosóficos al libre
albedrío de las mujeres. Históricamente se ha justificado de mil maneras
distintas que la mujer tenía que estar en casa, “amarradas en la pata de la
cama”, que no era necesario de que fueran a la escuela y mucho menos a la
universidad, soportando legislaciones que siempre les perjudicaba a favor de
los hombres…. Y todo ello, siempre, bajo el beneplácito y al amparo de la
iglesia, guardiana del alma de las mujeres. Esa práctica histórica hace que
todavía hoy en día persistan actitudes, que bajo la falsa pretensión de
salvación de las mujeres y de sus almas, intentan frenar leyes que se aprueban
democráticamente en el parlamento para crear un marco legal en el que las
mujeres actúen en igualdad de condiciones que los hombres.

3.- Una escuela transformadora, una escuela


coeducativa.

Desde que con la Revolución Francesa de 1789 se acabo con el Antiguo


Régimen y el Nuevo Estado fue consolidando el estado democrático ha llovido
mucho. La historia de la consolidación de los derechos humanos ha estado en
nuestro país repleta de infinitos episodios en los que la práctica política, social
y constitucional ha mermado esos derechos. Hay que tener en cuenta que
tanto los hombres como las mujeres han sufrido históricamente el manotazo
desgarrador de la injusticia estatal y eclesiástica, pero siempre las mujeres en
mucho mayor medida.

A los dilatados periodos de gobiernos monárquicos antidemocráticos que se


siguieron en todo el siglo XIX y primer tercio del siglo XX le siguió el largo
periodo de la dictadura de Franco. En todos ellos el respeto a los derechos
humanos en general y en particular los derechos de las mujeres fueron
sistemáticamente vulnerados. Solamente en los años de la I y II República se
legisló a favor de los mismos y afortunadamente desde la transición política y
con el desarrollo de la Constitución de 1978 se han desarrollado muchas leyes
que han consolidado el respeto a los derechos humanos a nivel general.
Particularmente se ha favorecido muchísimo la legislación a favor de los
derechos de las mujeres, pero una de las mayores lacras sociales que
persisten son las actitudes machistas y la violencia de género.

No obstante, hemos de decir que se han producido muchos más cambios


económicos que culturales. Los éxitos económicos en nuestro país, con la
consolidación de una amplia clase media, no han llevado parejo un cambio
cultural y actitudinal a nivel social de la misma intensidad. Lo que quiero decir
es que aún sigue existiendo una gran contradicción entre lo que los derechos
que dicen las leyes democráticamente aprobadas y lo que ocurre en la
realidad. Y esa contradicción se vulnera mucho más en lo referente a la cultura
relacionada con el respeto a las mujeres. La igualdad entre las mujeres y los
hombres aún le queda un largo recorrido para que realmente sea efectiva.

Es este aspecto, e en donde yo creo que el Estado ha lanzado una gran


apuesta para que las escuelas, en el más amplio sentido de la palabra,
cumplan una función transformadora de las actitudes machistas y no
coeducativas que persisten entre nuestros niños y niñas. Es decir, las escuelas
no pueden seguir reproduciendo los estereotipos machistas y de violencia de
género que persisten en la sociedad. La escuela debe cambiar esos
estereotipos y trabajar en la creación de una cultura coeducativa, en fomentar
la cultura de una educación igualitaria, en practicar la igualdad entre niños y
niñas.

Se trata de que definitivamente pasemos la hoja de la escuela tradicional,


moralista, adiestradora y reproductora de los valores dominantes a una
escuela transformadora y creadora de esa nueva cultura que estamos
reclamando. Es necesaria una “revolución cultural en las aulas”
impulsada por los maestros y maestras, en la que debemos creer
firmemente. Tengo la impresión de que vivimos unos momentos en los
que la labor de la escuela se hace imprescindible para conseguir la
trasformación cultural que nuestro país necesita.
La escuela debe convertirse en algo parecido a lo que decimos en los cuentos
contra la violencia de género “Las niñas no son tontas”:” …¡Escuela, la
escuela, mi escuela….! Masticar, ¡Rrrr!, lentamente cada sílaba, "e s – c
ue – l a", y saborear, ¡uhh!, sus sabores a dulces caricias, a palabras
como besos, a gestos acogedores, a seguridad integradora, a igualdad
entre los sexos, a libertad como práctica, a tolerancia como aire que
vivifica, a creación de nuevos pensamientos que hacen posibles nuevos
futuros, nuevos horizontes, donde seamos todos y todas protagonistas".

4.- ¿Qué
podemos hacer desde la escuela
los maestros y las maestras?

Hay maestros y maestras que piensan que estos temas sobre la


violencia de género, como otros, no son adecuados para tratar en las aulas,
que los niños no entienden esas cosas o aquellas… Es un concepto
trasnochado y moralista, anticuado y muy poco realista. Hay que vencer esas
resistencias y evitar que en las aulas se sigan reproduciendo los valores
machistas.

Voy a poner cinco ejemplos de lo que podemos hacer los maestros y las
maestras para favorecer una educación en la igualdad entre niños y niñas:

1.- Tomar partido: ¿De qué lado estamos como maestros y maestras, como
hombres y mujeres? ¿Contra la violencia de género o indiferentes?

2.- Implicación de las familias en este debate y en las creaciones literarias, que
luego explicaremos.

3.- Manifestar públicamente el rechazo a la violencia sexista.

4.- Educar en la igualdad a niños y niñas.

5.- Cambiar, adaptar, modificar, dulcificar nuestro lenguaje.

Segunda parte:
Así creamos los cuentos “Las niñas
no somos tontas”
(Fue una experiencia de creación
literaria contra la viuolencia de
género y aquí exponemos algunas
reflexiones de cómo lo hicimos)
¿Cómo crear conceptos coeducativos
para realizar creaciones literarias en
un aula?
¡Así lo podemos hacer!
A) CREAR UN AMBIENTE PROPICIO.

Con una lectura de un texto, de una poesía… que crean y sepan de lo


que vamos a hablar… Meterlos en el tema. Lo podemos hacer, por
ejemplo, leyéndoles un texto y debatiéndolo o escuchando una canción y
debatiéndola. Ojo con las elecciones que realicemos ya que ninguna
canción ni ningún texto son neutrales. Todo tiene una intención y
debemos mostrársela a los niños y a las niñas.

B) ¿DE QUÉ VAMOS A HABLAR?

Si los alumnos y alumnas no saben de qué se trata, de qué va el tema


no podrán pensar, no asimilarán, no elaborarán… Si no
tienen en sus cabezas las ideas no podrán expresarse…

C) PROPUESTA DE VOCABULARIO PARA DEBATIR EN CLASE.

Leímos en clase uno de los boletines de “Coeducación” (año 2005) editado


por el Instituto Andaluz de la Mujer de la Consejería de Igualdad y el Bienestar
Social (publicación que se hizo para conmemorar el 25 de Noviembre el Día
internacional para la Eliminación de la Violencia de Género contra las Mujeres).
(Cualquier otro documento es válido, por ejemplo, el que se ha publicado este
año con el título:”Abre los ojos, el amor no es ciego”)

Utilizando dicho boletín como guía didáctica, entre otros conceptos


elegimos los siguientes:
1. Discriminación sexual en la vida cotidiana.
2. Estereotipos sexistas.
3. Violencia contra las personas.
4. Violencia sexista.
5. Interpretación de mitos y estereotipos que justifican la desigualdad.
6. La guerra.
7. El racismo.
8. La xenofobia.
9. La homofobia.
10.La dependencia económica de las mujeres.
11.El desamparo.
12.La desigualdad.
13. La competencia despiadada.
14.El miedo.
15. La falta de liberación familiar y sexual del trabajo, (padre = cabeza de
familia que trae el dinero a casa y madre = ama de casa sin
reconocimiento social de su trabajo).
16.Sólo el maltrato físico es peligroso.
17.Los problemas se solucionan con el tiempo.
18.No meterse en la vida de los demás.
19.Sólo los pobres sufren problemas de violencia de género.
20.……..

D) PROPUESTAS DE ACTIVIDADES:

1.- Buscar en el diccionario las palabras no conocidas y enriquecer los


conceptos según las redacciones de las acepciones de los distintos
diccionarios que haya en la clase…: sumar conceptos.

2.- Debatir en asamblea de clase el significado “literal, contextual y


social” de cada una de las expresiones o palabras.

3.- En casa, compartir con los padres y las madres el debate que
hemos realizado en el aula.
4.- Inventar un cuento de forma colectiva entre los alumnos, alumnas,
el maestro o la maestra.

5.- Cada niño o niña debe Inventarse una historia, si es posible


conjuntamente con los padres. Todos y todas deben hacerlo.
Cualquier historia es válida (no importa la extensión ni el tema).Evitar
exclusiones por razones académicas.

6.- Leer las historias inventada en clase. Debatirlas y sacar


conclusiones (conclusiones que libremente cada uno o una escriben en su
cuaderno) para ir creando un dossier.
7.- Introducir en las historias las opiniones y conceptos que han surgido en el
debate (socializar los conocimientos y las opiniones).

7.- Corrección de cada una de las historias por parte del maestro o maestra:
ortografía, expresiones, párrafos…; y uso del diccionario de sinónimos
y antónimos para enriquecer el lenguaje comúnmente utilizado
por el alumnado…
8.- Realizar un cuestionario coeducativo a cada cuento para que
cada autor o autora lo responda. Es recomendable que lo realicen
conjuntamente con los padres, si no libremente. Si las preguntas son
inteligentes las respuestas de los niños y niñas serán coeducativas.

9.- Introducir las respuestas de los cuestionarios como


reflexión o conclusión final del cuento.

10.- Volver a realizar una nueva lectura colectiva de todos y cada uno de los
cuentos elaborados para, si es posible, establecer un nuevo debate y
sacar nuevas conclusiones que aquellos alumnos y alumnas que lo
deseen incorporarán a su cuento.

10.- Pasarlo a limpio, decorarlo (si es posible), realizar un libro de clase.

11.- Facilitar la expresión pública de los cuentos elaborados: con


carteles, exponiendo los ejemplares en las paredes del colegio, digitalizándolos
y editando Cds, subiéndolos a la página web del colegio o al blog de la clase;
realizando lecturas a otros alumnos y alumnas del colegio; realizando jornadas
de coeducación en la que entre otras actividades asistan los padres y madres
a escuchar los cuentos de sus hijos; llevando a personas a que les lee cuantos
o proponga la realización de actividades coeducativas; realizando mesas
redondas con padres y madres en las que estos respondan a las preguntas de
sus hijos e hijas…
12.-……….

Reflexiones finales:
Es recomendable, utilizar el tiempo necesario, no agobiarnos porque no
hacemos tal o cual actividad de matemáticas, de conocimiento…

• Porque lo que hacemos es muy importante: “Estamos enseñando a


los niños a reflexionar”. “Si cambiamos nuestro lenguaje,
cambiamos nuestros pensamientos. Y si cambiamos nuestra forma
de pensar machista y estereotipada cambiaremos la realidad”

• Si en la escuela “inventamos cuentos, creamos nuestro futuro”,


porque ni las niñas ni los niños son tontos, ni
mucho menos necios.
• “Culturicemos y no sólo alfabeticemos”

• Es nuestro trabajo como maestras y maestros. Es nuestro


compromiso como ciudadanos, ciudadanas, hombres y mujeres…

• Rechacemos la cultura “genitalizada” y seremos más felices.

Almonte, Febrero de 2010.


Manuel López Vega
malove1954@gmail.com

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