Sei sulla pagina 1di 6
Los cuatro demonios El sendero del filo de la navaja contiene multiples obstaculos, desafios, pruebas y escollos que tienen una correspondencia directa con la constitucién cuaternaria de la personalidad (1). Por esta raz6n, las escuelas tradicionales nos hablan de cuatro tipos de pruebas inicidticas vinculadas a los cuatro elementos: Tierra, Agua, Aire y Fuego, ordenadas de lo mas denso a lo mas sutil. A los efectos practicos, estos elementos se relacionan con los vehiculos del cuaternario: cuerpo fisico, cuerpo vital, cuerpo emocional y mente de deseos. Toda la Ascesis Inicidtica esta subordinada a esta base cuaternaria, pues contempla los diversos aspectos del desarrollo humano: fisico, vital (0 pranico), emocional y mental, que se complementan y retinen en torno al “quinto elemento” (éter o quintaesencia). En esta “guerra interior” de cuatro frentes, el caminante-héroe se enfrenta simbdlicamente a cuatro dragones: el basilisco (tierra), la serpiente escamosa (agua), el dragén alado (aire) y la bestia de fuego (fuego). Los cursantes de nuestro programa de estudios conocen bien este marco simbélico y lo que significa este enfrentamiento: contrarrestar los venenos del dragén (malos habitos) mediante eficaces antidotos (habitos de excelencia), transmutando los vicios en virtudes. En la tradicién cristiana, los cuatro dragones adoptan la forma de fuerzas demoniacas subordinadas a los cuatro elementos de la naturaleza. Esta vinculacién del dragén con la figura del diablo no es rara ya que la propia palabra “dragén” proviene del vocablo “draco” que significa “serpiente”, un animal que en la Biblia se vincula a las tentaciones del demonio. El tedlogo inglés William Law establecié un paralelismo entre el dragon y el diablo, asegurando que: “No hay ningiin dragén de fuego fuera o aparte de ti que te pueda hacer daiio alguno. Es tu propio infierno, tu propio diablo, tu propia bestia, tu propio anticristo, tu propio dragén, que vive en la sangre de tu propio coraz6n, el que te puede lastimar y dafiar. Muere a este yo, a esta naturaleza interna, y entonces habras vencido a todos los enemigos exteriores. Vive para este yo, y entonces, cuando semejante vida egéica se exteriorice, todo lo que llevas dentro, asi como todo lo que hay fuera de ti, no sera otra cosa que un mero ver y sentir este infierno, esta serpiente, esta bestia y este dragon de fuego”. (2) Pero, squé es exactamente el diablo? En verdad, este personaje temible no es otra cosa que la personificacién de nuestros propios demonios interiores, es decir que constituye la reunién de todos los impulsos internos que nos empujan a abandonar la senda hacia la reintegracién. Etimoldgicamente “didbolos” (64Bohoc ) quiere decir "adversario” 0 “enemigo” que, a su vez, deriva de “dia-ball6” (StaBaddw): dividir. Chevalier asevera que “el diablo simboliza todas las fuerzas que turban, oscurecen y debilitan la conciencia y determinan su regreso hacia lo indeterminado y lo ambivalente: centro de noche, por oposicién a Dios, centro de luz. El uno arde en un mundo subterraneo, el otro brilla en el cielo”. (3) Siendo asi, la dualidad divino-demoniaco puede ser hallada en todas las tradiciones iniciaticas, en diferentes oposiciones: luz-oscuridad, vigilia-suefo, conciencia-inconsciencia, centro-periferia, unidad-diversidad, etc. “Demon est Deus Inversus” dicen los antiguos: “El Diablo es Dios invertido” y este concepto aparece en muchas ceremonias inicidticas donde, en un marco ritualistico, se afirma solemnemente que “las tinieblas son la ausencia de la luz”. Asi como el Dragén es concebido en el entrenamiento inicidtico como cuatriforme (cuatro dragones que son uno solo, vinculados al cuaternario que conforma la personalidad), el Demonio, el maximo adversario, esta constituido por cuatro fuerzas elementales o principados, a saber: Elemento. Demonio —_—Principado Punto Palabra raizArcingel cardinal ‘Tierra Mahazael — Amaymon Norte MHZAL Gabriel ‘Agua Azazel Paymon sur oz Uriel Aire Arael Bgyn Oeste SHTN Rafael Fuego Samael Oriens (4) Este SML Miguel Paracelso y Agrippa estudiaron en profundidad estas cuatro fuerzas elementa- les en su forma de principes-demonios (Mahazael, Azazel, Azael y Samael), pero la presentacién més acabada la realiz6 el inglés Robert Fludd en su obra “Medicina Catholica” (1631), donde se incluyeron dos ilustraciones muy reveladoras: el “hombre sano” y el “hombre enfermo”. En la imagen de la “fortaleza de la salud”, podemos observar de qué manera el hombre sano, en conexién directa con la Divinidad Pura, logra contrarrestar las fuerzas malignas provenientes de los cuatro puntos cardinales, con el auxilio eficaz de los arcingeles constituyentes de la milicia celeste: Uriel, Gabriel, Rafael y Miguel, siempre representados con indumentaria militar. (5) Gabriel (“Fuerza de Dios”, Tierra) Uriel (“Luz de Dios”, Agua) Rafael (“Medicina de Dios”, Aire) Miguel (“Quien como Dios”, Fuego) En el Apocalipsis, uno de estos arcangeles (Miguel) se enfrenta al dragon, una vez mas equiparado al demonio: “Después hubo una batalla en el cielo: Miguel y sus angeles lucharon contra el dragén. El dragon y sus angeles pelearon, pero no pudieron veneer, y ya no hubo lugar para ellos en el cielo. Asi que fue expulsado el gran dragén, aquella serpiente antigua que se llama Diablo y Satands, y que engafia a todo el mundo”, (Apocalipsis 12:7-9) En la parte superior de la ilustracién, desde la nube que contiene al Tetragramaton (YHVH) aparecen dos sentencias latinas: “Et plaga non appropinquabit tabernaculo tuo, quia angelis suis mandavit de te, ut custodiant te in omnibus viis tuis” (“Ya que has puesto a Dios por tu refugio, al Altisimo por tu proteccién, ningin mal habra de sobrevenirte, ninguna calamidad llegar a tu hogar. Porque él ordenara que sus angeles te cuiden en todos tus caminos”) y “Luceat facies tua super servum tuum. Serva me benignitate tua” (“En tu mano estan mis tiempos: Librame de la mano de mis enemigos, y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo: Salvame por tu misericordia. No sea yo confundido, oh Sefior, ya que te he invocado; Sean corridos los impios, estén mudos en el profundo”) (6). Como contrapartida al “hombre sano” (el buen discipulo, fuerte y consciente), Robert Fludd muestra otra imagen: “Hostilis munimenti salutis invadenti typus” (“las fuerzas hostiles invadiendo la Fortaleza de la Salud”), donde se muestra al “hombre enfermo” (el profano, débil e inconsciente) que ha sucumbido a los embates de los principes diabélicos, que han aprovechado la ausencia de los arcéngeles para destruir las torres de defensa, Las escuelas de magia ceremonial del siglo XIX recogieron la tradicién paracelsiana y elaboraron formulas, oraciones e invocaciones centradas en los cuatro demonios y en los cuatro arcangeles. En sus obras, MacGregor Mathers ensefiaba esta formula: “Los conjuro de nuevo y poderosamente los llamo, oh Demonios, en cualquier parte de la tierra donde se encuentren, para que no puedan permanecer en Aire, Fuego, Tierra, Agua o en cualquier otra parte del universo, 6 en cualquier lugar que los pueda atraer...” (7). La batalla de los demonios y los arcdngeles no es una construccién tedrica ni una bonita historia de fantasia, sino que verdaderamente esta sucediendo aqui y ahora, DENTRO DE NOSOTROS MISMOS. Esta es la misma guerra que describe el Bhagavad Gita, donde se detalla la feroz conflagracién entre los kurtes y los pandavas, en pos del control del centro primordial de Hastinapura. Todas las corrientes espirituales presentan de una u otra forma a estas dos fuerzas-raices en pugna: Vidya y Avidya (Ia sabiduria y la ignorancia). Una nos impulsa al centro (es concéntrica y centripeta) y su impulso motor es la voluntad, mientras que la otra nos arrastra a la periferia (es excéntrica y centrifuga) alimentada por el deseo. El hombre profano, que en su inconsciencia se deja arrastrar por el deseo, es presa de las fuerzas alienantes y separatistas (demonjacas), mientras que el noble caminante, al poder experimentar intimamente el “Yo soy” recibe el apoyo de las fuerzas angélicas de la Unidad. Recordemos en esta hora a los viejos maestros de la Tradicién Perenne que, como parte del entrenamiento espiritual, ordenaban a sus discipulos antes de las practicas de meditacién: “Cierren los ojos y preparense para el combate”. Phileas del Montesexto Notas del texto (1) Aunque la constitucién humana se concibe generalmente como septenaria, se divide en un cuaternario inferior (personalidad, mortal) y una triada superior (individualidad, inmortal). (2) Law, William: “El espiritu de oracion” (3) Chevalier, Jean: “Diccionario de los simbolos” (4) Los principados demonfacos son: a) Oriens o Uriens (Este), del latin “uro”: para quemar o incinerar con fuego; b) Egyn (Oeste), del hebreo “OGN”: para retrasar u obstaculizar; c) Paymon o Paimonia (Sur), del hebreo “POMN”: sonido de campana; d) Amaymon (Norte), del griego “A-Maimon’: terrible violencia. (5) Véase: Heywood, Thomas: “The Hierarchy of the Blessed Angels”, Pseudo Dionisio Aeropagita: “las Jerarquias Celestes” y el Libro de Enoch. (6) Salmo 91 y Salmo 31 (7) Mathers, MacGregor: “La clave de Salomon”

Potrebbero piacerti anche