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EL REY RAMIRO «EL MONJE> (¥ OTROS APUESTOS NO INCIDENTALES)* Donec erfs Felix ‘multos numerabis amicos» 1, Laaposicién es un tema que durante los dltimos afios ha sido objeto de in- sistentes reflexiones, Tales replanteamientos eran esperables, pues lo que en un principio reflejaba un mero hecho formal y topol6gico (colocacién inmediata de ddos segmentos isocategoriales) pas6 a ser interpretado como un dato relacional: la ‘funcién apositiva. Es en el momento de fijar los caracteres singulares de esta fun- cién cuando surgen las propuestas conflictivas (,Coordinacién? ;Subordinacién? iUnterdependencia?... ;Correferencia?). En este trabajo pretendemos ofrecer una respuesta a estas cuestiones dentro del marco de las aposiciones no incidentales (del tipo El rey Ramiro «El monje. 1.1. Nuestros graméticos tradicionales defienden abiertamente Ia existencia de subordinacién del elemento apuesto al sustantivo que le precede. Asi V. Salvé (1830; 88-89), A, Bello (1964: 40), R, Seco (1930: 163-4), Real Academia (1931: 175), Gili Gaya (1961: 210-211), etc. En esta misma Iinea se sitdan L. Tesnitre, Ch. F. Hockett y A. Martinet (cf. M. Taboada, 1978: 319-321), 1.2. _M. Mahmoudian (1970: 50) sostiene que tanto los elementos apuestos (Henri lV, le roi d’Anglaterre) como los yuxtapuestos (J‘avais décrit mes fancelles, ‘mon mariage, ma personne) son manifestaciones de la coordinacién ! = Recordamos be avevo que est trabajo fe enttegado en mayo de 1987, "aCe qu et déisif pout 'idenifiaton dela coordination, et de poevor fire commuter in Aistéremment un ou Vatre des coordonnés et le coordinaiféventucl avec aéro sans que I eprewe ‘de a commutation entaine ds changements dans les appors préxisens ‘Applique a francais, ce entre nous avtoris a grouper sous le chef de coordination des expan sions quien étaient traditionneement mantenues ditinetes Aisi leapposiion»: Men V, lero! Anglaterre ct la sjustapostion»avats dérit mes fiancelles, mon marrige, ma personne» (Mabmoudian, 1979: 0), 0 191 SALVADOR GUTIERREZ ORDON Esta tesis fue pronto contestada dentro de la linguistica funcionalista francesa, Asi G. Mounin (1974)? y C, Aymard (1976). Esta autora admite que si nos atenemos simplemente a la prueba de la conmutacién por cero seria comprensible la tentacign de considerar las aposiciones como una variedad de la coordinacién. El andlisis del comportamiento formal sintéctico y semiéntico de los segmentos apuestos acon- seja, no obstante, rechazar tal postura a) Enel plano formal se constatan diferencias entre coordinacion y aposicién: «Dans le cas de la coordination les modalités de A et A’ fonctionnent de pair; ou elles sont absentes de A et A’, les lexémes sont réalisés alors pat la coordination; ot ily a mise en facteur commun: la modalité réalise l'ensemble des éléments coor- donnés; ou bien la modalité est présente, mais elle I'est obligatoirement dans les deux» (Id.: 137). Por el contrario, «dans le cas de l'appasition les modalités fone- tionnent indépendamment lune de l'autre; celle de A est nécessairement présente, celle de B la plupart du temps facultative» (Ibid.). Por otra parte, «dépourvu de Varticle, B ne pourra plus assurer la fonction de A" (Jbid.). De lo que coneluye: «L’élement apposé se distingue donc de I'élement coordonné en ce qu'il exige la pre sence de A pour fonctionner, s'il n'a pas la méme structure formelle que celui-ci» bid.) b) Cuando las condiciones sintdcticas exigen la presencia de un indice fun cional o preposicidn ante el segmento A, el término apuesto puede prescindir de ella (y normalmente lo hace):..enamorada de su patrén, (d)el profesor A. Delattre. En coordinacidn no se puede suprimir. ©) El comportamiento seméntico también parece indicar, en opinién de esta autora, la subordinacién del sustantivo apuesto: 1) El numero de B esté en depen- (Ibid.). La ausencia obligatoria de coordinantes es atribuida a un fenémeno ya apun: tado por Grevisse y C. Aymard: la correferencia’. 1.4. Las tesis de M. Mahmoudian coinciden precisamente con el punto de par- tida del singular tratamiento que de este fendmeno ofrece J. A. Martinez: 4). Entre los miembros de las construcciones apositivas no hay subordinacién, b) Segmento A y segmento B son correferenciales. ©) La aposicién «no admite conectores entre sus términos. Porque si asi se hace, la “co-referencia’ y la aposicién se deshace» (Martinez, 1985: 463). Han sido, presumiblemente, estas dos siltimas razones las que han impulsado JA. Martinez a buscar una nueva salida: ni subordinacién ni coordinacién, Las co- ordinadas, a diferencia de las aposiciones: 1) pueden prescindir ocasionalmente del nexo (nunca de forma obligatoria), 2) no presentan correferencia entre sus miembros, y 3) el ndimero de los términos de una coordinacién suele ser abierto. En las aposiciones: 1) nunca hay nexo, 2) sfhay correferencia, y 3) son binarias. (Opta por acudir al concepto hjelmsleviano de combinacidn (al que hace sinénimo de yuxtaposicién’), del que tanto la aposicién como la coordinacién serfan términos especificos: 5 Laden de coreerenca ya habia sido apuntada por M. Grevsse: «L'spposition désige tou jours le méme te, le meme objet le méme fat ob In méme ie gue I om gee complete Greve 1980, 202) Tambien ha sido eschada ests caracteritica por C. Buea, aor que piensa que esta ce ‘acteristics no puede ser argument de ge los dos érminos del aposici se allen en un mismo nivel Jerdrguico (CE. Bureau, 1978: 128, © sAqut yustaposicin se entende, no como simple fensmeno de expressn (paus), sno como fk funci6n de combinacn» (Martine, 1985: 45, nota 5). «La aposcién es una yutaposicin qu no ad ite conectores entre sus términosy (Id, pg. 863) sla aposicién o es una subordinacia (ame poco es una coordinacén.. se oponen en su contenido como xco-referencia/naco-referencia, Abas, ues, son variables complementarat de I Yextaponci6n» (bid). «La sposiién, por el contra, 9 ‘ee ons fencin sbinarian: ren enimembre obimembre, pareve constr s6i0 de dos teminor» (bi). “pare de In evdeatecontradccin ene el tno apasicion unimembrey la inmediat exigencia de ‘He conse de dos miembros, se a de adver del peligro de cambiar deseo a uno de os eins ms claros dela lngustica tradicional (la yuxtaposildn). Tal cambio ho era necesario, pues se disponia e otro termina que el antruiia come sngnime (combina) 193 SALVADOR GUTIERREZ ORDOREZ ‘Desde antiguo se vienen distinguiendo dos tipos de construcciones apositivas. A. Bello aplicé los mismos criterios (semanticos) y denominaciones (especificati- vas/explicativas) que al resto de los complementos nominales. Su propuesta fue seguida por numerosos gramaticos. J. A. Martinez sustituye este binomio por el que enfrenta aposiciones unimem- bres (aque constan de un solo grupo acentuab» (Martinez, 1985: 454)) y bimem- bres («formadas por dos grupos acentuales» (Ibid.)). 2. ‘Tres son bisicamente los problemas que vamos a tocar: 1) la clasificacion, 2) tipo de relacién que media entre los términos, y 3) la correferencia, 2.1. Resulta plausible todo intento de superar en Sintaxis las clasificaciones ex- clusivamente fundadas sobre el contenido, pero la solucidn oftecida por Martine no es a ideal, ya que en toda aposicién hay dos grupos acentuales. La transparencia del término unimembre choca con uno de sus caracteres bisicos: el binarismo”. Ni consta de un solo miembro ni existe un solo grupo acentual El nico criterio formal que sirve de frontera entre uno y otro tipo es la estruc: tura formal del inciso (pausa generalmente acompariada de descenso tonal), por lo que tal vez sea més conveniente hablar de aposiciones incidentales/aposiciones no incidentales. Afortunadamente estas diferencias «in terminis» no implican de- sacuerdos «in re», pues las incidentales coinciden con las explicativas y Ias bi membres, y las no incidentales con las especificativas y las unimembres. 2.2. No siempre es fécil determinar el tipo de relacién que media entre dos funtivos de un decurso. La clasificacién tripartita hjelmsleviana (Seleccién, Solidaridad, Combinacién), basada en la relaci6n de constantes y variables, se en- cuentra, a renglén seguido, con el problema de determinar cuando un sintagma es ‘econstante» y cuindo «variable». El criterio més cominmente seguido es el de la conmutacién por cero: dentro de una construccién sera constante el funtivo que no pueda ser anulado sin que la funcién conjunta se resienta. Y, viceversa, la anu- Jacién de una variable no influird en el papel contraido por la construccién a la que pertenece. A pesar de la objetividad y exactitud del criterio, no dejan de producirse casos conilictivos en los que se necesita acudir a otros crterios, también objetivos ¢ in ‘manentes, de caracter complementario. La aposicidn es uno de estos casos proble- maticos, 7 La sposicio, por el conrario, parece una fncion sbinaien: sea unimembreo bine, parece constr slo de dos teminos» (Ibid) 194 a REY RAMIRO EL MONIF»(Y OTROS APUESTOS NO INCIDENTALES) 2.3, La nocidn de correferencia. con presentar, en principio, menos diticul tades, no ha dejado de ser mal interpretada. Para que podamos aplicar este término €s preciso que existan dos expresiones denotativas o definidas”. La correferencia. lidad es un rasgo que con frecuencia se halla conformado en la lengua por medio de construcciones sintécticas especiicas®, {Es la aposicién una de ellas? No se ha de confundir correferencia con referencia tinica. Es un hecho comin ‘que dos signos se junten para formar unidades de contenido en las que se integran los significados de ambos constituyentes: son los sememas construidos (libro de Lattn, balén de ftbol, etc). El semema construido s6lo posee un denotatum. 3. Aposiciones no incidentales En nuestro intento de solventar los interrogantes fundamentales de las cons- trucciones apositivas (,Correferencia?,... ,Coordinacién?, ,Combinacién?, {Subordinacién?) examinaremos uno a uno los diferentes grupos de aposiciones no incidentales. J. A. Martinez sefialaba tres tipos segiin Ia clase de los nombres {que intervienen en su composicién: «1.°, la formada por dos nombres comunes; 2, la constituida por un nombre propio y otro comin; y 3°, la compuesta por sélo dos nombres propios» (/d.: 458). Dejaremos a un lado este dltimo grupo, «cierta- mente, marginal» (Id.: 458, nota 19) y, en contrapartida, atenderemos a ciertas aposiciones no incidentales de cardcter singular: las metalingufsticas y las deno- 3.1. La secuencia apositiva de dos nombres comunes da lugar a decursos como El rey monje, Los curas obreros, El principe mendigo, El rey fldsofo (Salv4), El pro- {feta rey (Bello), El novelista cazador (Martinez), El burro flautista (Id.) 3.1.1, No se da aqui correferencia entre los dos sustantivos, porque en cada ejemplo s6lo tenemos una expresién definida. Los miembros de El rey monje forman tun semema construido y realizan denotacién tinica. La correferencia exige dos ex- presiones referenciales 0 definidas, circunstancia que aqui es imposible: *E rey el monje, *Los curas los obreras, ete 3.1.2. Existen fuertes dificultades para sostener que el segmento B se halla en el mismo nivel jerérquico (coordinacién o combinacién) que el componente A. La conducta det apuesto es semejante a la de un adjetivo complemento nominal a) Es sustituible por adjetivos o segmentos de valor equivalente (EI rey monje = El rey humanitario, - El rey de las Crénicas). 'b) Concuerda en género y nimero con el elemento A (cuando razones forma les no Jo impiden): Los reyes monjes-Las reinas monjas, El cura obrero-Los curas ' Entiendo por frase éenoatva™ una fase com cualgsera de as siguientes: un hombre gin hombre, cualquier hombre, cada hombre, todos los hombres el actual ry de Inglaterra, el actual rey de Francia.» (B. Russell, 1973, 29) (CE Strawsen, 1974, $7) el cas de las constuccioneseflexivas, del obligatoiedad dela constrecidn de infinitive ‘wanda hay coreferenci ene! sujto del verbo principal y del subordnado (Quierewenr/Quiere sue venga (51 195 SALVADOR GUTIERREZ ORDOREZ obreros. Cuando esta condicién no se cumple, surge la composicisn: ciudad(es) dormitorio, mesa(s) camilla, libro(s) guia, bebé{s) probeta (vid. Martinez: 459) ©) Bl segmento B permite su ransformacién en una relativa (un tenista poeta -> Un tenista que es poeta). 4) La preeminencia jerdrquica del primer componente se observa asimismo ‘en el comportamiento de secuencias del tipo Un animal superior/Un superior ani mal, Un burro rector/Un rector burro. Cuando animal y burro son usados como ‘nombres ocupan la primera posicién. Y viceversa, en su sentido metaférico (cuando son adjetivos) quedan relegados a la posici6n B. Incluso comparando secuencias vertidas en las que ninguno de los miembros cambia de significado, se observa esta jerarqufa. No tenemos la misma conformacién de contenido (con indepen- dencia de que las sustancias puedan ser coincidentes) en Un rey monje que en Un monje rey. Siempre es el segundo segmento quien delimita, «especitica» (Bello) © «subclasifica» (Martinez) la clase designativa del primero. ¥ se ha de advertir que, aunque «especificar» «subclasificar» sean operaciones de contenido, pre- suponen siempre una jerarquia incluso sintéctica: no conocemos casos de deter- ‘minacidn entre términos de igual rango jerérquico, 5) Por dltimo, la prueba de conmutacién por cero no presenta testimonio en fa- vor de Ia igualdad jerérquica de los miembros de una aposicién. Si algo muestra, es precisamente todo lo contrario: que hay subordinaci6n. En un decurso como El te- nista poeta remonto un resultado adverso Ia anulacién del primer segmento (EI tenisia) da como resultado una secuencia andmala: ‘poeta remonté un resultado ad- 3.2. Entre las aposiciones constituidas por la unién de un nombre propio y de ‘un nombre comtin cabe diferenciar dos grupos, si atendemos al orden interno. 3.2.1. Cuando en nombre propio aparece en primer lugar ef ordenamiento fun- ional no es muy diferente al del apartado anterior. En secuencias como El Ramiro ‘monje, El Neruda embajador, El Delibes novelista, etc, el segmento B ejerce tam- bién una funcién semntica delimitadora, restrictiva. Aunque los nombres propios no poseen clase designativa ni necesitan articulo ", la lengua conoce una cons- truccidn sintéctica que permite singularizar algun aspecto o dimension del objeto, animal o persona a la que el nombre propio se refiere. Es la cadena sintagmatica Art. + Nombre propio + Término adyacente. En tales casos el articulo que precede a " La slucign que Mahmoudian ofreca (vd, supra 13.) parael empl Pierre. médecin de cam ‘pagne pasaba por admit la posibildad de itroduct un antcaloen el segmentoB, caso de que Pierre fuera conmutad por ceo. Elo le permit desempenar las mismas fuciones que el conjuto. Las id que presenta con la secuohela Poles, canards pintades accouraien ers la Jermi2re woes ‘ceptable. JA, Marines ha mostado cémo segmenioscoordinados sin actalizador pueden ecupst Jas fancies que exigen determinant al futivo que las ocupe (ef. Martinez, 1981-82: 500), Es dec fn Poulet, canard, pntades bay, en conju la misma determinacinoacuaizaion que en Les pow les, pr ejemplo. Pero Ta ntodceidn de wn aculo en médécin de campagne significa aa ua valor aque no posea la seeveciaoiginaria 5 Hay que concluir que e nombre propio eve ono aniculo— contene ens ls valores que el anicule confer al nombre comin» (Alatcos, 1970: 175) 196 (6 EL REY RAMIRO sEL MONIES (Y OTROS APUESTOS NO INCIDENTALES) tun nombre propio si adquiere valores de determinacién '? y el sustantivo o adje- tivo que le sigue se inviste de funcién delimitadora, En El Ramiro monje se sin- gulariza una dimensién o aspecto de una persona frente a otras muchas del mismo denotatum (EI Ramiro rey, etc). ‘Tampoco aqui existe ni puede existir correferencia: s6lo tenemos una expre- sin definida. El segmento B repudia el articulo o cualquier otro determinante: *E! Ramiro el monje, *El Neruda el embajador, etc. Se ha de concluir que el elemento apuesto es subordinado: 1) Es conmutable por adjetivos o segmentos equivalentes (E1 Berceo juglar —» El Berceo socarrén, -> Fl Berceo de Santa Oria), 2) Concuerda en género y niimero, y 3) En la conmutacion ppor cero del segundo elemento se comportan de forma indéniica El Berceo juglar y El Berceo socarrén”. 3.2.2. Lainversi6n en el orden de constituyentes de las estructuras anteriores dda lugar a secuencias del tipo: El monje Ramiro, El poeta Berceo, La reina Dido, El general Pinochet, El profeta Miqueas, El papa Calixto, ete La permutacién El Ramiro rey —> El rey Ramiro comporta un cambio seméntico. En palabras de J. A. Martinez: «Felipe denota dos individuos distintos en el El di- putado Felipe y El principe Felipe. Por el contrario, en (El) Delibes novelista, en contraste con Delibes periodista, Delibes cazador, Delibes personal, etc. Delibes si- gue nombrando a la misma persona, aunque los nombres comunes varien» (Id. 460). Esta transmutacidn de contenido podrfa ser atribuida al cambio de nticleo (como ocurrfa, por ejemplo, en Un animal rector —> Un rector animal). Sin em- bargo, todo hace pensar que el nombre propio continda en su funci6n nuclear y que la variacién de contenido esta ligada a la posicién del término subordinado (Como ocurte, por ejemplo, en hombre pobre -> pobre hombre) 1) El nombre comin es sustituible por adjetivos: El inspirado Berceo, El va lente Igor, La apasionada Dido, EI timido Miqueas, El cruel Pinochet, et 2)_ Es el nombre propio quien impone la concordancia. 3) Contra lo que la apariencia externa parece indicar, el articulo es mera exi: sgencia formal, carente de aportacidn seméntica: siempre que a un nombre propio se le antepone un complemento (nominal o adjetivo) la presencia del articulo (u otro determinante) es obligada: ~ Dido -» *reina Dido ~> La reina Dido *apasionada Dido + La apasionusa Liao tra prueba de que no afecta en exclusividad al primer segmento (y, por tanto, no lo convierte en expresién denotativa) la hallamos en el comportamiento de ejemplos 1 «solo cuando se intetapresentr una educcia culitativa espacial o temporal sobre wn a0m- be propio parece el uticuloadgu aloes de determinacin (La Espana de ot Auras, EL Cervantes de as «Novels Ejemplarese, te.) »(S. Gurr, 1981: 130), "Silo que se nul el segmento El Berceo el reso no et capcitado para funciona sislado en ninguno de los eos ("aglar socarrén). St, por el conrario, lo que se anlaes ro Berceo ele sultao son dos secueniasnominales capactaas para contraer las mismasfunciones,cualauira sea sb onigen (1 juglar El socarrn. a 197 SALVADOR GUTIERREZ ORDOREZ. como El buen Andrés, El gran Augusto, etc. La descomposicién en constituyentes no puede ser El buen + Andrés, El gran + Augusto, ya que las posibilidades de re istrar los decursos E! buen y El gran como representantes de una funcién nominal Son nulas. Si esto es asi, los segmentos A El monje, El poeta, La reina, El profera, El general no forman expresiones definidas en las secuencias que analizamos y, ppor tanto, no han de ser considerados nicleo de la construccién apositiva. J. A. ‘Martinez sostiene que «s6lo admiten el andlisis E! + novelista Delibes, La + calle Alcald, El+ rlo Ebro» (Id.: 459). De cuanto acabamos de decir se desprende que en las construcciones El rey Ramiro, El general Pinochet, etc. tampoco hay correferencia, pues falta la condicion esencial: existencia de dos expresiones definidas. 4. Aposiciones metalinguisticas La lengua conoce la posibilidad de hacer referencia a un signo 0 a cualquier ‘otro componente de su cédigo * 4) Bien de forma directa: AYER es un adverbio, SI se opone a NO, LOS SOL- DADOS funciona aqui como sujeto, NO HAY CARNE es una oracién b) Bien anteponiendo un sintagma perteneciente a lo que Coseriu denomina ametalenguaje de lengua» ® (signo, vocablo, palabra, expresin, oracién, fonema, sintagma, etc.): El signo AYER, La palabra Sf, El sintagma LOS SOLDADOS, la ‘oracién NO HAY CARNE, etc. ‘Aunque los decursos (a) estan capacitados para desempefiar auténomamente la funcién nominal, la nuclearidad de las secuencias (b) corresponde al primer seg- ‘mento, que ¢s quien impone las marcas de concordancia: Sf es ténicO / La palabra Shes tonica. {Por qué incluir estos ejemplos dentro de las aposiciones si el segundo ele- mento puede no ser un nombre? La respuesta se halla en la naturaleza misma de la referencia metalingiistica: cualquier segmento de discurso, cualquiera sea su extensi6n y categoria originaria, pasa a funcionar como sustantivo cuando es wsado ‘metalingifsticamente. Por lo tanto, en El signo AYER, El enunciado QUIEN LLAMA? tenemos aposiciones no incidentales tan auténticas como El rey monje. ‘Tampoco detectamos correferencia en este tipo de aposiciones y, como ya se ha dicho, el primer segmento es nuclear. 5. Aposiciones denominativas Existe un singular tipo de aposiciones que, a pesar de su aparente similitud con aquellas que incluyen un nombre propio, guarda mayor correlacién y semejanza con las aposiciones metalingiisticas. El segundo segmento esta dotado de funcién ‘mencionadora. No denota un elemento de la realidad, sino que transcribe literalmente Ja denominacién que se aplica al referente del segmento A. Su escritura con mi ysculas no deberd provocar confusién con los «propios» nombres propios (que sf enotan). Estas diferencias seménticas se reflejan también en el comportamiento fun- cional: CER. Jakobson, 1963, 218, "8 CEE Coseru, 1977, [07 198 (8) EL REY RAMIRO «EL MONJE»(¥ OTROS APUESTOS NO INCIDENTALES) 1). En las aposiciones no incidentales analizadas el segundo segmento nunca lle- vaba determinantes (*EI rey el monje, *EI Ramiro el rey, *El rey el monje). En las ddenominativas (como también en las metalingUisticas) s{ puede aparecer el art culo, con tal de que forme parte del entrecomillado, de lo que se menciona literal- mente: El programa «La Claves, La residencia «Los Olmos», El paseo «Los Ala ‘moss, La comedia eLos caciques», et. )_ No solo los sustantivos estén capacitados para aparecer como segmento B. También hallamos adjetivos (La sinfonta «Heroica», La sonata «Patética»), se ceuencias con preposicién y adverbiales (La composician »Para Elisa», La peli cula «Buscando « Susan desesperadamente»), ai como frases verbales u oraciones El programa «Més vale prevenir», El film «Alguien vol6 sobre el nido del cuco»). ‘Mis atin, no son imposibles expresiones que nada significan (EI programa «A suan-ba-buluba-balam-bam-bi, La pelicula «2 Las coincidencias con los usos metalingusticos son evidentes. Cualquier seg- ‘mento de cualquier categoria admite ser mencionado por este procedimiento. De igual modo, la expresién denominativa (o segmento B) esta capacitada para aparecer utonomamente (Tan posible es El programa «La Clave» two mucha audiencia como «La Claver tayo mucka audiencia). Solo cuando el término mencionado era ‘un adjetivo parece exigir la presencia de articulo para contraer funciones nomina- les: *ePatética» se inicia con unos compases lentos (frente a La «Parética» se ini- cia con unos compases lentos), hecho que las separa de los usos metalingtisticos (epatéticas es un adjetivo) ‘Ademas de esta diferencia, existen hechos que separan usos metalinglsticos de usos denominativos. En estos iltimos se recoge de forma literal la apelacin de un abjeto 0 persona, mientras que en la denotacién metalingUistica el objeto de re- ferencia es siempre un hecho de lengua. En las aposiciones metalingusticas el sea ‘mento A era siempre un término del «metalenguaje de lengua», mientras que en Jas denominativas cualquier término que denote un referente con apelaive esta ca- pacitado para ocupar tal funcién. {A diferencia del resto de las aposiciones no incidentales en las que intervienen nombres propios 8) El segmento denominativo, «impropio» nombre propio, no puede cambiar de posicién, Ocupa siempre la segunda plaza, b)._Lanuclearidad corresponde siempre al primer segmento de estas construc- ciones, que es quien impone las marcas de concordancia: El programa «Los marginados» fue malo, .No lo viste? = La emisi6n «Los marginados» fue muy mala, No la viste? demas de la independencia de género, se constata también no concordancia nu- érica (El film «Los argonautass). Que es el primer término quien impone la con- cordanciase observa incluso en las marcas que deja en el aticulo cuando esté ausen- te: El Ford/La Ford, Las Baleares/El Baleares, ete ©). La diferencia de comportamiento se puede observar en dobletes como: Et escritorJovellanos/La eétedra «lovellanos» La fa Mercedes/Lafabrica «Mercedes» El padre RevillaLas chorigas «Revills» 9) 19 SALVADOR GUTIERREZ ORDOREZ En las secuencias de Ia izquierda es el nombre propio quien impone las marcas de concordancia, 4d) Cuando interviene un denominativo son posibles aposiciones con dos nom- bres propios: Ramiro «El Monje», Alfonso «El Sabio», Sancho «El Gordo», etc )_ En as aposiciones denominativas el primer elemento no admite sustitucién por un adjetivo: ~ Bl escritorJovellanos -» Bl insigne Jovellanos = Lacétedra elovellanos» -> La insigne «lovellanos» ) La particién en constituyente es también distinta: ~ Lal la Mercedes / La Fabrica «Mercedes» 6. La preposicién /de/ No ha sido infrecuente la inclusién de secuencias como La virtud de la justi- ia, El mes de enero, La calle de Alcald, El deporte del baloncesto, etc. dentro de las construcciones apositivas. Es evidente que la presencia de la preposicién rompe con una de las condiciones fundamentales (Ia ad-positio), pero et hecho de que se las coloque juntas es indicio de su proximidad en alguna dimensién, Hemos de resefiar que se registran numerosos casos en los que son mutuamente sustituibles sin que el significado se resienta: La calle (de) Goya, El paseo (de) Sagasia, La plaza (de) Espaiia, El concepto (de) oracién, El programa (de) «La Clave, el queso (de) «La Cabafa, etc. Otras veces la sustituibilidad es parcial: es obligatoria la preposicién cuando solo posee un término dependiente, pero opcional ‘cuando transpone a un segmento compuesto: ~ La vietd de la justicia /*L.a viet justicia Las virtudes dela justica y de la earidad Las virtudesjusticia y caridad (sin articulo) = El mes de enero /*El mes enero Los meses de enero y febrero/Los meses enero y febrero ~ El deporte del baloncesto/ *El deporte (el) baloncesto Los deportes del baloncestoy del balonmano Los deportes baloncesto y balonmano (sin acticulo) LLa equivalencia entre los decursos La calle de Goya-La calle Goya... es gra maticalmente més comprensible si se admite el caracter hipotdetico de los seg- ‘mentos apuestos Goya, Sagasta, Espata, oracidn, etc. ,Cémo imaginar que en La calle Goya los sintagmas calle y Goya sean segments coordinados (Mahmoudian) en combinacién (Martinez) si en su equivalente La calle de Goya hay subordi- (Por qué esta sustituibilidad entre construcciones apuestas y construcciones preposicionales con de no esté més generalizada? No es cvestin facil de explicar de forma exhaustiva, aunque si se atisban algunos factores influyentes: 1) Las variedades de contenido de la preposicién de generan con frecuencia se~ cuencias homénimas. La lengua tiende a evitarlas cuando ello supone un riesgo para la intercomunicacién. En el lenguaje hablado un decurso fénico como /la no- 200 10) EL REY RAMIRO sEL MONJE»(¥ OTROS APUESTOS NO INCIDENTALES) béla de dofia peR#éGta/ puede tener dos interpretaciones (ambigiiedad que desa- parece en el lenguaje escrito): La novela de Dita. Perfecta (i.e., que pertenece & Dita. Perfecta) o La novela de «Dia. Perfecta» (i.e. que se titula «Dita, Perfectan). 2). Mientras las aposiciones tienden a evitar la presencia de determinante en su segundo segmento (exceptuamos algunas aposiciones denominativas: Queso (de) «La Cabafa»). tas secuencias equivalentes con la preposicién /de/ parecen exigir la determinacién de este segundo segmento. Esto explicaria la aparicién de preposi- ciones en el paso Las virtudes justicia y caridad —+ Las virtudes de la justicia y la caridad. Esta tendencia se observa incluso cuando el segundo segmento posee ca- récter denominativo: ‘orquesta «Villa de Madrid» La orguesta «La Villa de Madrid» “La orquesta de «Villa de Madrid» La orguesta de «La Villa de Madrid» Quedan, sin embargo, numerosos puntos oscuros: {por qué no es gramatical *El ‘mes del enero {Por qué no es posible anular Ia preposicidn en La ciudad de Zaragoza © El municipio de Bimenes? Todo parece indicar que las causas han de ser busca en hechos puramente formales 0 de inercia histérica en los usos de la lengua. 7. Hemos analizado uno de los grupos tradicionales de ta aposicién, las que Bello, apoyado en un criterio seméntico, denominaba especificativas y J. A. Martinez unimembres, Basindonos en un critetio formal hemos propuesto asignarles el nom- bre de aposiciones no incidentales, ya que, a diferencia del grupo opuesto, no vie- nnen acompafiadas de la estructura del inciso (separacién por pausas y frecuente descenso de la frecuencia fundamental). Por consiguiente, las conclusiones a que aqui se llega no son extrapolables al resto de las construcciones apositivas. Hemos creido dejar claro y patente que en ninguno de los tipos de aposiciones no incidentales analizados hay ni puede exist correferencia, sino referencia tinica, ya que s6lo uno de los constituyentes es una expresidn definida o referencia El buen ndmero de argumentos aportados y la dificultad de hallar razones que apoyen la postura contraria nos convencen de que la relacién que media entre los componentes de las aposiciones no incidentales no es de coordinacién (Mahmoudian) ni de combinacién (Martinez), sino de simple y Ilana dependencia o subordina cidn, en Io que coincidimos con Taboada (1978: 337). En general, el término de- pendiente es el segmento B, excepto en las secuencias apositivas en que esta plaza estd ocupada por un «propio» nombre propio (tipo El rey Ramiro). El sintagma su- bordinado efectéa una determinacién propia de los complementos nominales, es decir, de cardcter adjetivo (de hecho, admiten sustitucién bien por adjetivos, bien por segmentos preposicionales equivalentes). SALVADOR GUTIERREZ ORDONEZ Universidad de Leén uy 201 SALVADOR GUTIERREZ ORDONEZ REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS ALARCOS LLORACH,E, (1970): Estudios de gramética funciona del espanol, Madd Ed Gredos. AYMARD, C. (1977):

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