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1
TZVETAN TODOROV El origen de los géneros (capítulo II); ed. Seuil 1987.
Traducción de Antonio Fernández Ferrer.
2
ESOPO Fábula 95 BCG.
2 Marco Pagano
3
TZVETAN TODOROV El origen de los géneros (capítulo II); ed. Seuil 1987.
Traducción de Antonio Fernández Ferrer.
4
TZVETAN TODOROV El origen de los géneros (capítulo II); ed. Seuil 1987.
Traducción de Antonio Fernández Ferrer.
5
TZVETAN TODOROV El origen de los géneros (capítulo I); ed. Seuil 1987.
Traducción de Antonio Fernández Ferrer.
El fin de los géneros literarios 3
Pues bien, en primer lugar, sería difícil que una sola obra
más o menos transgresora aniquilara a todo un género pre-
existente, definido y consolidado ―en muchos casos fruto de
una sabia maceración del tiempo y de la pericia de pléyades
de poetas―, de modo que sólo el plantear la posibilidad de
que una obra transgresora pueda ‘volver inexistente’ a todo
un género, por cierto, es tanto como pretender que el Don
Quijote pudiera aniquilar al género épico, el Hamlet pudiera
lo propio respecto de la tragedia, los Tres cuentos respecto de
la lírica o, en fin, que la anécdota pudiera eliminar a la cate-
goría, una insólita novedad a toda una tradición o un hijo
borde a todo su noble linaje anterior: en efecto, sería difícil,
pero, sobretodo, sería injusto para con el tiempo, insolente
para con la tradición y desagradecido para con los antiguos
poetas.
Por tanto, Todorov hace muy bien advirtiendo de que
por“que la obra «desobedezca» a su género no lo vuelve in-
existente”, ―en caso que un género pudiera dar ‘órdenes’ a
‘su’ obra y ésta pudiera ‘desobedecerlas’ u ‘obedecerlas’6―,
en cambio, no parece desenvolverse tan bien cuando profiere
que “la norma no es visible ―no vive― sino gracias a sus
transgresiones”; de hecho, profiriendo semejante exabrupto
no va “más lejos”, antes bien, se precipita ‘demasiado lejos’:
tan lejos como el acierto lo está del error. ¿O acaso habrá de
ser despreciado el consejo de que “tanto en el universo como
en la vida, en las ciudades como en la naturaleza, debe ser
más venerado lo que precede en el tiempo que lo que le sigue
(...)”, esto es, “el levante más que el poniente, la aurora más
que el crepúsculo, el principio más que el fin, la generación
6
En realidad, que una obra no siga los caracteres apropiados a un género
concreto la sitúa de facto fuera de dicho género, ya sea por un proceso de subli-
mación de dichos caracteres (superación) o bien por un proceso de aberración de
los mismos (degeneración).
4 Marco Pagano
más que la destrucción (...), los autóctonos más que los foras-
teros (...); los líderes y fundadores de una ciudad (más que
los otros ciudadanos), y, en general, los dioses más que los
daímones, éstos más que los semidioses y los héroes más que
los hombres, y, entre éstos, más los que son causa de naci-
miento que los más jóvenes”7, en modo tal que se subordinen
los ancianos a los jóvenes, los héroes a los hombres vulgares,
los daímones a los semidioses, los dioses a los daímones, y,
en particular, que se subordinen los fundadores de una ciudad
a los demás ciudadanos, los autóctonos a los forasteros, la
destrucción a la generación, el principio al fin, la aurora al
crepúsculo; el levante, que se subordine al poniente, y que el
pasado sea por causa del futuro, y no el futuro por causa del
pasado? ¿Cómo podría uno pergeñar semejante dislate?
¿Cómo iba a existir la ley por causa de la trasgresión, si la
trasgresión es trasgresión de algo que está prestablecido?
¿Cómo transgredir una ley que no ha sido reglamentada aún?
Ea pues: ¿para qué dar más vueltas en torno a la roca o a la
encina?: una ley precede al acto que la transgrede, y la tras-
gresión es tal por causa de una ley (natural o convencional)
previamente estatuida8. De hecho, que “apenas admitida en
su estatuto exepcional, la obra (transgresora) se convierta, a
su vez, (...) en una regla” implica que sólo entonces podrá
ser, a su vez, transgredida, pero nunca antes, puesto que to-
davía no se ha convertido en regla: hete aquí la flagrante con-
7
PITÁGORAS SAMIO (fr.256 BCG).
8
En caso de ser transgredida por aberración (degeneración), la ley no sufre
menoscabo, sino la concordia de la ciudad, en primera instancia, y su trasgresor,
en último término; y así como una obra aberrante se sitúa de facto fuera de los
géneros nobles y lejos de los cánones de lo sublime (propiedades genéricas), un
transgresor de la ley se sitúa fuera de su comunidad ―en caso de transgredir
una ley convencional― y lejos de los favores de los dioses ―en caso de trans-
gredir una ley natural―.
El fin de los géneros literarios 5
9
HESÍODO fr.322 BCG.
10
SÓFOCLES Edipo Rey 915-916.
11
JENOFONTE Helénicas II 4,42.
6 Marco Pagano
12
SÓFOCLES Antígona 295-301.
13
EURÍPIDES Medea 410-414.
14
TZVETAN TODOROV El origen de los géneros (capítulo I); ed. Seuil 1987.
Traducción de Antonio Fernández Ferrer.
LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA
DE LOS GÉNEROS DISCURSIVOS
(COMENTARIO A ‘EL PROBLEMA DE LOS GÉNEROS DISCURSI-
VOS’ DE M. BAJTÍN)
15
LÍRICA GRIEGA ARCAICA Lírica Popular frag. 106 BCG.
8 Marco Pagano
17
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo I pág.249.
18
Ibid.; capítulo II pág.288.
19
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo II pág.272.
La solución al problema de los géneros discursivos 11
distinto (?) o nada (?!), por lo cual osa decir que “la intencio-
nalidad de nuestro enunciado en su totalidad puede, cierta-
mente, requerir, para su realización, una sola oración, pero
puede requerir muchas más”20, en tanto parece dar a entender
que ‘muchas más’ oraciones no conforman una sola oración,
ya sea mediante coordinación o subordinación.
Pues bien, por un lado, decir que el fenómeno de la elisión
sintáctica es muy común en el lenguaje, y normalmente se
emplea para evitar redundancias innecesarias; entonces, para
efectuar su análisis sintáctico se acude al contexto o a oracio-
nes precedentes, de manera que se recompone la oración que
subyacía parcialmente elidida. En efecto, ello no parece ser
ninguna aberración sintáctica, sino una sencilla recuperación
de elementos subyacentes. ¿O acaso es una aberración que
donde se oiga “¡muy bien!, ¡bravo!, ¡qué lindo!, ¡qué ver-
güenza!, ¡qué asco!, ¡imbécil!”21 se entienda ‘¡muy bien
(hecho)!, ¡bravo (es esto)!, ¡qué lindo (es)!, ¡qué vergüenza
(da)!, ¡qué asco (das)!, ¡imbécil (eres)!’, Bajtín, y, en conse-
cuencia, se analice cada expresión como oración dotada de
verbo principal? ¿Acaso analizándolo así no se revela mejor
el verdadero enunciado? ¿Si resulta inadecuado, para qué sir-
ve entonces la sintaxis, si no puede valerse de la semántica
precisamente para reflejar lo mejor posible un enunciado?;
incluso en expresiones como “¡mar!; ¡mar!”22, Bajtín, aun-
que olvidaras que la gritaron menos de diez mil griegos23,
20
Ibid.; capítulo II pág.271.
21
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo II pág.275.
22
Ibid.; capítulo II pág.275.
23
La expresión está tomada de JENOFONTE Anábasis IV 7,24 (¡θάλαττα!;
¡θάλαττα!); si bien de los diez mil que empezaron la expedición quedaban por
entonces unos ocho mil seiscientos, según Anábasis V 3,3, pues “estos se salva-
ron; pero los otros perecieron por culpa de los enemigos, de la nieve y alguno
por enfermedad”.
12 Marco Pagano
24
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo II pág.260 (nota).
25
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo II pág.260.
La solución al problema de los géneros discursivos 13
26
ESOPO fábula 188 BCG.
27
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo I pág.251.
14 Marco Pagano
37
Ibid.; capítulo I pág.254.
38
Ibid.; capítulo I pág.255.
39
Ibid.; capítulo II pág.288.
40
Ibid.; capítulo II pág.289.
41
Ibid.; capítulo II pág.281.
42
M. BAJTÍN El problema de los géneros discursivos; capítulo II pág.277.
43
Ibid.; capítulo II pág.266.
La solución al problema de los géneros discursivos 17
44
Ibid.; capítulo II pág.260.
45
DEMÓCRITO ABDERITA frag.704 BCG.
LA MÉLICA, REINA DE LA TRÍADA CLÁSICA
46
MINTURNO De poeta (1559).
20 Marco Pagano
47
GÉRARD GENETTE Géneros, „tipos‟, modos; pág.208. Traducción de Ma-
ria del Rosario Rojo.
48
Íbid.; pág.208.
La mélica, reina de la tríada clásica 21
49
PLATÓN República IX 584d3-4. Traducción del editor.
50
TEOGNIS I 623-624. Traducción del editor.
51
Cf. PLATÓN Político 302e – 303b.
52
De modo tal que la sucesión de régimen peor a régimen mejor sería ‘tiran-
ía, oligarquía, democracia sin leyes; democracia con leyes, aristocracia, monar-
quía’, y, a su vez, la sucesión de género peor a género mejor rezaría ‘romántica-
vanguardias’, ‘novela-cuento’, ‘sátira-comedia’; ‘tragedia’, ‘epopeya’, ‘mélica’.
22 Marco Pagano
53
GÉRARD GENETTE Géneros, „tipos‟, modos; pág.226. Traducción de Ma-
ria del Rosario Rojo. No deja de ser curioso que Genette considere ‘meros’ a los
modos de enunciación en contraposición a los géneros, como si los modos de
enunciación fueran de una menor importancia para la poética.
54
PLATÓN República III 394b9-c5. Traducción del editor.
La mélica, reina de la tríada clásica 23
ELEVADO VULGAR
Objetivo Subjetivo
Paradigma Muestra
Tradición Innovación
Ejemplaridad Cotidianidad
Las cosas como han de ser Las cosas como son
LÍRICA
+
yo propio
narrativo
(RAZÓN-SENTIMIENTO)
–
Romántica (interno)
Mélica
Vanguardias (externo)
ÉPICA
yo mixto
(SENTIMIENTO-EMOCIÓN)
mixto
Novela (interno)
Epopeya
Cuento (externo)
espectador mixto espectador mixto
DRAMA
mimético
yo ajeno
(PASIÓN-EMOCIÓN)
Sátira (interno)
Tragedia
Comedia (externo)
–
+
56
Íbid. X 607a5-8. Traducción del editor.
57
GÉRARD GENETTE Géneros, „tipos‟, modos; pág.188. Traducción de Ma-
ria del Rosario Rojo.
La mélica, reina de la tríada clásica 25
58
PLATÓN República III 398a1-b4. Traducción del editor.
59
Íbid. X 607a3-5. Traducción del editor.
26 Marco Pagano
60
PLATÓN República III 396c5 y 396e4-10. Traducción del editor.
61
Íbid. III 397d4-5. Traducción del editor.
62
PLATÓN Político 303b4-5. Traducción del editor.
63
GÉRARD GENETTE Géneros, „tipos‟, modos; pág.188. Traducción de Ma-
ria del Rosario Rojo.
64
Íbid.; pág.188. Traducción de Maria del Rosario Rojo.
65
Íbid.; pág.189. Traducción de Maria del Rosario Rojo.
La mélica, reina de la tríada clásica 27
66
PLATÓN República III 397b6-c1. Traducción del editor.
67
Íbid. X 604e1-4. Traducción del editor.