Sei sulla pagina 1di 6
INMIGRACIGON “ILEGAL” DE CONVERSOS ALA NUEVA ESPANA Alicia GojMan GoLpBERG Desde el tiempo de los godos, el espafiol fue gobernado por instituciones teocraticas, Los Concilios de Toledo, a los que concurrfan conjunta- mente con los reyes y los guerreros, los obispos; dictaban leyes que casi no eran sino la expresién de la voluntad de Ios tltimas, que por su mayor ilustracién predominaban en el Consejo, Cuando Espaiia es invadida por los moros, la reconquista se emprende ala sombra de Ja cruz, y los ochocientos afios que dura son una Jucha constante por el predominio de fa religién catdlica, El espafiol acaba por confundir las ideas de patria y religién, De alli nacen las ideas de considerar como una especie de nobleza el descender de “cristianos viejos”; de alli el mirar a los herejes como enemigos mor- tales, a quienes hay que exterminar; y de alli también el considerarse cada espafiol como un caballero andante de una cruzada espiritual, para hacer triunfar en el mundo el cristianismo, Con la conquista de Granada consolidan los Reyes Catdlicos, la union de todos los reinos de la Pen‘nsula, y obtienen concesiones de! Papa para sujetar la Iglesia a sus dominios, Para lograr esta unidad politico-reli- giosa expulsan a los judios de sus territorios, excepto a los ya conver- tidos a la religién catdélica, . El afio de 1492, afio de la consolidacién de los reinos espafioles, se descubre el Nuevo Mundo y se expulsa a los judios de territorio hispano, Buscando la integracién y la unidad de su patria, el espafiol cristiano, decidié convertir a todo aquel que no estuviese bajo la ley de Cristo; en el caso de los judios la respuesta fue la creaciédn de una nueva clase social: la de los conversos, Durante el siglo XV, la nota predominante es Ja preponderancia que adquiere en la vida social de los hispano cristianas, la actuacién de los conversos, Gran numero de judios adoptaron a partir de] afio de 1391. la religién cristiana, buscando con ello salvar sus vidas. Tanto reyes como prelados, pensaron en esta conversién como la solu- cién a los problemas que presentaban en la Peninsula los diferentes 182 ALICIA GOJMAN GOLBERG credos religiosos. Al convertir al judio al cristianismo, éste pasaba a formar parte de la sociedad espafiola como cualquier otro ciudadano. De esta forma se le integraba a la vida de Espafia y dejaba de ser un punto de discordia para la poblacién. Desde entonces se destacan los conversos en cargos ptiblicos, a los cua- les anteriormente como judios no habian tenido acceso. Destacan dentro del ambito de lo civil como de lo religioso, Consiguiendo privilegios que como judios no hubieran alcanzado jamas. Sin embargo, Ja solucién que se pretendié dar al problema de los ju- dios no fue del todo satisfactoria, ya que el pueblo no los aceptaba por no ser “limpios de sangre” y los ataques que antes hacian contra los judios ahora iban dirigidos contra los conversos. Asi en los siguos XVI y XVII la “limpieza de sangre” se convirtié en nervadura de la sociedad nobiliaria y eclesidstica, como resultado de las Preocupaciones que les habfan inyectado los conversos. La vida del converso a partir de la expulsién se convirtié en un eterno martirio, Periédicamente se lefan edictos que todos los ciudada- nos tenian la obligacién de escuchar, en los que se daba cuenta de los usos, costumbres y practicas de estos judaizantes o “cristianos nuevos”, amenazando a Jos ciudadanos con penas de excomunién a quien no los denunciase ante el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisicién. Muchos judios habian pasado a Portugal desde los nifios de Ja expul- sién, donde se les habian abierto Jas puertas, pero muy pronto fueron convertidos también alli por la fuerza, Estos ciudadanos, conversos por- tuguese¢s, pasaron a ser ciudadanos espajioles a partir de 1580, afio de la anexién de Portugal al reino espafiol, Esta situacién prevalecié hasta 1640 cuando Portugal logra su independencia de Espafia, EI Nuevo Mundo aparecié a los ojos del espafiol, fuese éste de religion cristiana o judia, como un premio a su fe y una esperanza de un tuturo mejor, Para el converso, Ainérica significaba la anhelada busqueda ae salvacion; la idea de que la Megada de] Mesias bien podria adelantarse en esa “Nueva Jerusalén”, América fue considerada por muchos espaiioles como el terreno pro- picio para encontrar la libertad, entre ellos el converso, A ella vinieron diversas categorias de hombres, el conjunto fue heterogéneo y por Jo tanto muy diverso en sus propésitos. El espaiiol que pasa a América se sentia imbuido al igual que el con- verso, de un mesianismo que para uno era la transmisién del mensaje divino en las tierras recién descubiertas y para el otro la busqueda de la salvacién, La condicién apremiante de los conversos en Ja Peninsula, hacfa que entre ellos se reclutaran con mayor facilidad gente dispuesta a embar- carse a rumbos desconocidos, Su participacién en la conquista y coloni- zacién, aunque bien evidente en las paginas de la historia de la época relatada por eminentes historiadores, es poco conocida en general, INMIGRAGION “ILEGAL” DE CONVERSOS A LA NUEVA ESPANA 183 Fue la emigracién de gran cantidad de converses, lo que indujo a los Reyes Catélicos a repetir varias veces la prohibicién de que en sus do minios americanos entraran, “cristianos nuevos”. Los reyes deseaban que al Nuevo Mundo sdélo viniesen espafioles de ascendencia cristiana, limpios de sangre de cuatro generaciones atris. No querfan que América se viese contaminada de sangre judia o morisca cn ningin momento; es por ello que las cédulas y edictos prohibian la entrada a las Indias a cualquier converso, América atrajo a un considerable mimero de nuevos cristianos. La ventaja de estos territorios era que le ofrecian al converse una cultura familiar y Ia posibilidad de un contacto con la “madre patria’. Desde el descubrimiento, el derecho a emigrar a las Indias estuvo re- servado a los espafioles catélicos peninsulares, con ciertos intervalos. Asi al morir la reina Isabel, Fernando el Catolico, hizo una habilitacién © composicién para permitiy a los conversos trasladarse a las Indias. Algunos autores se refieren a este hecho diciendo que esta composicién despedia aroma pecuniario, (Henriquez Urefia, J. T. Medina, etc.) En el atio de 1516 Carlos V concede un permiso a los conyersos para pasar a las Indias revocandolo en 1522 donde se especifica que “se prohi- be pasar a las indias a los judios recién convertidos” y estas disposicio- nes se incluirdn en la Recopilacién de Leyes de Indias, menciondndose de nuevo en ellas que “ninguno nuevamete convertido a nuestra Santa Fe Catélica de moro o judio, ni sus hijos puedan pasar a Jas Indias sin expresa licencia nuestra” (Ley 15, titulo XXVI, libro IX). Sin embargo en el afio de 1529 Carlos V permite que los barcos sal- gan desde la Coruiia, Bayona, Aviles, Laredo, Bilbao, San Sebastian y Mélaga con el fin de fomentar la emigracién y el cometcio. Condiciones que continuardn hasta el afio de 1573. A pesar de las “prohibiciones”, espafioles sin licencia, judios y moros de origen, lo mismo que extranjeros pasaron al Nuevo Mundo, Ricardo Albanés en su obra Los judios a través de 19s siglos, se refiere a la gran cantidad de conversos que se encontraban en cl siglo XVI en la ciudad de México, mencionando Ia cantidad de 300 personas. Muchos portugueses que se fueron de Portugal a la América espaiiola, pasando o no por los reinos de Castilla, eran descendientes de conver- sos del judaismo. Son los procesos inquisitoriales por judaismo secreto, lo que nos permite ver hasta qué punto coincidia en Ja poblacién de la Nueva Espajia de fines del siglo XVI, e] elemento portugués con el “cris- tiano nuevo”, al grado de considerarse las palabras como sinénimos, Desde 1501 comenzaron las prohibiciones que se van a repetir a lo largo de la época colonial, Los primeros diez afios, sin embargo, pasaron sin restricciones migratorias, Se decreté al principio que sdlo los sibditos de la Corona de Castilla estaban autorizados para pasar a las Indias y comerciar con esos territo- 184 ALICIA GOJMAN GOLBERG tios. Como extranjeros fueron considerados Jos propios. espafoles penin- sulares, no castellanos. A partir de 1596 lograron ser iguales a los casteilanos Jos otros espa- fioles, pero persistié la prohibicién para los extranjeros en sentido es- tricto. En la Recopilacién de Leyes de Indias aparecerdn alusiones cons- tantes a estas situaciones diciendo: con grandes diligencias inquieran y procuren saber los Virreyes, Au- diencias, Gobernadores y Justicias, que esclavos o esclavas berberiscos oli bres’ nuevamente convertidos de moros e hijos de judios, residen en las Indias y en cualquier parte y echen de ellos a los que hallaren envidndolos a estes reynos en los primeros navios que vengan y en ningun caso queden en aquellas provincias, (Ley 24, titule V, libro VIL) En pleno siglo XIX se ordena que no se “permitiera salir en ticrra # Jos judios ni internarse en ninguno de los dominios de Espafia” (AGNM, R.1, tomo 1408, orden del Supremo Consejo de la Inquisicién comuni- cando una solucién real de su Majestad al Excelentisimo Inquisidor General) , Hab‘a otra posibilidad para pasar a América y ésta consistia en la adquisicién de Ja “licencia individual”, conseguida por algun titulo des- tacado, por prestacién de servicios a la Corona (como es el caso de? gobernador del Nuevo Reino de Leén, don Luis de Carvajal y de la Cueva), 0 por licencias para comerciar con diversas mercaderias 0 con esclavos, Asi decia la ley: “que la Casa (de Contratacién) averigue los estrangeros que cargaren en cada viaje y haya libro de los que tienen y no tienen licencias” (ley 2, titulo XXVIII, libro IX) , Estos comercian- tes ten’an licencia para permanecer dos afios en el territorio, En ultimo término se podia hacer la composicién o pago de una can- tidad por la obtencidén del permiso de continuar viviendo en las Indias a aquellos extranjeros que habian logrado arribar a ella, Estos expedien- tes conocidos como de composicién de extranjeros —dice Ots Capdequi- se resolvieron con criterio de mayor o menor amplitud segtin las nece- sidades del tesoro, (Ots Capdequi, El estado espafol en las Indias, Mé- xico, 1965, F.CE., p. 21.) El volumen que la penctracién de conversos logré alcanzar al amparo de estas excepciones no esté del todo investigado. En tiempos de Felipe IJ, se introdujo en las Indias la practica ya establecida en Espafia, de que los oficios concejiles y los Namados de pluma, escribanos y relatores de Cabildos y Audiencias —fueran enaje- nados en publica subasta a titulo de perpetuos y renunciables— adjudi- ddndolos al mejor postor rematante, Asi pasaron también conversos a Jas Indias, ejémplo de ello lo encon- tramos en la obra de Bernal Diaz del Castillo, La historia verdadera JNMIGRACION “ILEGAL” DE CONVERSOS A LA NUEVA ESPANA 185 de la conquista de la Nueva Espaita, donde se refiere a un edicto publi- cado por el gobierno de la Primera Audiencia en contra de herejes y judaizantes; haciendo referencia a Diego de Ocafia, que aparecia como escribano nombrado por Ja Corona, converso que protesta porque se pide la salida de los conversos de las Indias y después de un pleito per- manece en la Nueva Espafia, (Diaz del Castillo Bernal, Historia verda- dera de la conquista de la Nueva Espaiia, wad. Joaqu’n Ramirez Ca- baftas, México, Ed, Porrta, 1960, p. 491.) En la legistacién de Indias, desde el primer momento no se pondrd dilicultad a tos cabezas de familia que hubieran de partir con rumbo a las nuevas tierras, para Ilevar consigo a sus esposas ¢ hijas, con respecto a.esto también se exigia que “sean obligadas las mujeres a dar informa- cién de limpieza de sangre asi como los hombres y que no dexen passar a ninguna sin licencia expresa” (Cédula de 1554). , Sucedia frecuentemente entre las autoridades espafiolas, que al encon- frar inmigrantes de origen converso, eran aquellos partidarios de lega- lizar las situaciones ilegales, por juzgar que el fomento de Ia vida eco- némica, exigia la presencia de mas pobladores que pudiesen establecerse en -poblaciones nuevas alejadas de Ia capital, pata lograr Ja colonizacién de éstas. En una real cédula del afio de 1560, se admitié que se accediese a traer pobladoves portugueses, aun teniendo Ja certeza de que la mayoria de ellos provenian de familias de converses, EI alcance que tuvicron estas ordenanzas en e| plan de poblamiento fue enorme. * Pasaron conversos a la Nueva Espajia a través de jas Islas Canarias, énrolindose a veces en el séquito de algun sefior que partiera, porque él sacaba licencia para si y para sus criados. Muy usual debia ser esto cuan- do las leyes de Indias especifican e insisten en que “no se vendan licen- cias sacadas para los criados y que no vayan unos con el nombre de tros” (ley $6 titulo XXVI libro VHI). Por todo jo anteriormente mencionado podemos concluir diciendo que a pesar de lo que mencionan muchos autores acerca de las prohibi- ciones que existieron para que los conversos pasasen a la Nueva Espafia, éstos pasaron cn gran cantidad no. sélo clandestinamente como la ma- yoria suponen, sino también por Ta via legal, Concluiremos con un comentario que hace el autor Henry Charles Lea: Las prohibiciones para la emigracién a Indias de judios conver- sos, herejes moros o reconciliados fueron rigurosas y continuas y desde el comienzo del descubrimiento y la conquista, Se prescriben al Conmendador Ovando en 1502, Jes reiteran a los Precuradores en 1508,se insiste en ellas en 1518 y finalmente llegan a entenderse hasta los nictos de aquellos que fueron sometidos al Santo Oficie. Con todo ya desde 1509 empieza a abrirse una figura legal de tipo ccondémico, una especie de composicién, que permite a los cristianos 186. ALICIA GOJMAN GOLBERG nuevos pasar a] Nuevo Mundo y ejercer alli el comercio.., Por esa brecha que cada vez se ensanchard mas van ¢ entrar a América los judaizantes en cantidades verdaderamente enormes, (Lea H. Charles. The Inquisitoin in the Spanish dependencies, New York, 1908, The Mac Millan Company, p. 192). Fuentes primarias Archivo General de la Nacién Mexicana, Ramo Inquisicién. (1557 volimenes) Archive de Indias, Audiencia de México, Sevilla, Fuentes secundarias Palacios, Prudencio Antonio de, Notas a la recopilacién de Leyes de Indias, Mé- xico, UNAM, 1979, 606 p. Almoina, José, Rumbos heterodoxos en México, Ciudad Trujillo, Editora Montalvo, 1974, 234 p, Alessio Robles, Vito, Coahuila y Texas en ia época colonial, México, Editorial Cultura, 1939. Amador de los Rios, José, Historia social, politica y religiosa de tos judtos de Espaiia y Portugal, Buenos Aires, 2 v. Editorial Bajel, 1943. Beinart Haim, Los comienzos del judatsmo espaiiol, Bucnos Aires, Biblioteca po- pular judia mim. 62. Capdequi, Ots J. M., El estado espattol en las Indias, México, F. CaE., 1965, 184 p. Diaz del Castillo, Bernal, Historia verdadere de ta conguista de la Nueva Espafia, trad. Joaquin Ramirez Cabafias, Editorial Porria, 1960, 648 p. Dorantes de Carranza, Baltazar, Sumaria relacién de las cosas de la Nueva Espayia, Edit. José Ma, de Agreda y Sanchez, México, 1902. Garcia, Genaro, Pereyra, Carlos, La inquisicidn en México, sis origenes, competen- cia, dutos de fe, relaciones don los poderes pitblicos, ceremonias, etiqueta y otros hechos, en documentos inéditos para la historia de México, t. V, México, Libreria de la Vda. de Bouret, 1906, 184 p. Lea, Henry Charles, The Inquisition in the spanish dependencies, New York, The Mac Millan Company, 1906. Medina, José Toribio, Historia del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisicién en México, México, Ediciones Fuente Cultural, 1952, 450 p. Miranda, José, Espaiia y Nueva Esparta en la epoca de Felipe If, México, UNAM, 1962, 131 p. Roth, Cecil, Historia de los marranos, trad, Aaron Sigal, Buenos Aires, Ed. Israel, 1941, Toro, Alfonso, Los judios en la Nueva Espafia, seleccién de documentos det siglo XVI correspondientes al Ramo de Inquisicién, México, Talleres Graficos de la Na- cién, 1982.

Potrebbero piacerti anche