Traduccin: Eduardo Lpez Truco Comiendo el melocotn me siento como un asesino. El tiempo y la oscuridad no significan nada para m, movindose de un lado a otro con mis blancos dientes y mi lengua hinchada, sacindose en la pulpa jugosa. Cuando chupo el hueso que se parece al crneo de un pequeo mamfero, se borra toda memoria de penas y disputas, de soledad y ansias de amor ertico, y del proyecto de un mundo, donde el hombre, harto de la razn, no logra devolverle un orden a las cosas. Comiendo el melocotn, siento el largo vagar, mi mano humana ayer aleta y garra se extiende a travs de una alegora del Edn, del barro, del tedio y del pesar, hacia las abejas, la soledad y el montn de briznas de hierba que arrastra el agua fra.