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Hch 3, 13-15. 17-19/ Sal 4/ 1Jn 2.

1-5a // Lc 24, 35-48


MONICIN DE ENTRADA
Bienvenidos, hermanos, a este encuentro con Cristo Resucitado.
l, una vez vencida la muerte, nos invita a guardar su Palabra y dar frutos de su resurreccin;
de este modo, seremos testimonio en el mundo y en nuestras comunidades de vida y fe.
Con la dicha de saber que el Padre ha exaltado a nuestro Seor, celebremos la cena pascual.

MONICIN A LA LITURGIA DE LA PALABRA


Hermanos. La liturgia de la Palabra sigue centrndonos en el hecho de la Resurreccin de
Cristo, la cual nos ha dotado de un magnfico intercesor ante el Padre; por eso, l viene y nos
trae su paz. Conocerlo y amarlo implica guardar sus mandamientos nos seala san Juan en
su carta-; esto es, convertirnos volviendo nuestra mente y afectos a l.
Escuchemos con fe.
ORACIN DE LOS FIELES
R/. Haz brillar tu rostro sobre nosotros, Seor.
1) Oremos por nuestra Iglesia, para que ella ilumine al mundo mediante la misericordia que
Dios ha derramado sobre ella y llame a los hombres, con alegra, a gozar de esta dicha.
Oremos
2) Oremos por nuestra ciudad; para que en ellas se vivencie la justicia que nos permita
descubrir cul es la dignidad de la vida. Oremos
3) Oremos por nuestros familiares; especialmente aquellos que se han alejado de Dios o se
encuentran en condiciones adversas; para que el Resucitado abra su entendimiento y puedan
comprender y amar los mandamientos del Seor. Oremos

4) Oremos por nuestra parroquia, para que animada por el ejemplo de San Juan Pablo II. sepa
escuchar la voz de Cristo, viva unida a l y fomente la comunin en cada uno de los miembros
que la componen. Oremos
5) Mandanos Seor tu sabidura para que nos asista y nos de la alegra en la realizacin de
nuestro apostolado. Oremos
6) Envia seor tu espritu para que seamos sensibles a las necesidades de nuestros
hermanos en el conocimiento de Dios. Oremos

MONICIN AL OFERTORIO
Dice san Juan: Cristo es vctima de propiciacin por nuestros pecados, no solo por los
nuestros, sino tambin por los del mundo entero. Que al pasar a dejar nuestras ofrendas
sobre el altar seamos revestidos de la Gracia de Cristo para ser agradables a Dios. Hagamos
nuestra ofrenda.
MONICIN A LA COMUNIN
En esto sabemos que le conocemos: en que guardamos sus mandamientos. Que esta
comunin alimente nuestro corazn para conocer ms a Dios y dar un testimonio fiel, segn
sus mandatos. Pasemos, como comunidad, a recibir el pan vivo y resucitado.

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