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Esta atractiva e interesante aventura, comienza tras una entrañable

conversación en una de las últimas tardes frias del mes de octubre.

Sentado en la plaza de santa Maria de Guia, mostrando fotografias de


belenes anteriores, y hablando con entusiasmo de este tema tan
bonito y trascendental de la navidad, surge la feliz idea, por parte del
ayuntamiento, de realizar un portal de Belén en este municipio.

Fué una sorpresa para mi, y al mismo tiempo, todo un orgullo al


saber que el lugar elegido para tal evento era la Iglesia Matriz de
Santa Maria de Guia.

Años anteriores, había hecho el belén en diferentes lugares, incluso,


en una ermita cueva en Barranco Hondo de
abajo, pero nunca en una Iglesia, por lo que
esta invitación, ha sido un doble regalo para
mi. El realizar el belen, propiamente dicho, y
el lugar elegido para hacerlo. En frente de la
capilla del Santísimo. No podía tener mejor
compañía.

Como siempre, solicite para empezar la colocación de una tarima, y el


cielo, para que todo cuanto se haga, quede arropado, y amparado por
el mismo.

No conozco sus medidas, pero… si sé que abarca toda una capilla


lateral de la Iglesia.

Al principio, te parece un espacio muy grande, pero poco a poco, vas


haciendo cosas, y al final casi te falta espacio.

En esta ocasión, el belén, sólo lo puedes contemplar de frente, con lo


cual te permite mejor, jugar con las perspectivas.

Personalmente, yo lo prefiero así,


porque, la profundidad, que tú le das,
a una escena cualquiera, siempre
tiende mucho más a parecerse un
poco a la realidad, porque te colocas
en un punto de referencia, y desde
allí contemplas todo aquello que el
autor del mismo, quiere que tú veas.
No hay nada escondido, todo está a la vista.

Digo esto, porque a veces escuchas algún comentario, que dice por
ejemplo. Si se pudiera llegar hasta allí, podría ver que hay detrás.
Púes bién. Quiero que sepan que detrás no hay nada.

Ese es el atractivo de las perspectivas, de la profundidad, que todo


está colocado, de una manera
estratégica, de forma, que tu no veas
todo el belén, de una sola ojeada, sino
que cada vez que te muevas, y des
tan solo un paso, puedas ver cosas
diferentes, nuevos detalles, que te
sorprendan, y que sientas el gusanillo,
de seguir buscando, y disfrutar del
panorama presente ante tus ojos.

Como el belén, fue elaborado dentro de una capilla, había en ella


muchas imágenes de la semana Santa. De hecho, a esa capilla, la
llaman del calvario. El cielo ayudó mucho para cubrir las imágenes,
pero por la parte superior, se podía contemplar algunas.

Para evitar todo esto, decidí, poner una embocadura al belén, que en
definitiva, es un cerramiento en la parte superior, con lo que solo se
puede contemplar dicho belén a través de esa embocadura. Es como
si le pones un marco a un cuadro, y ves el cuadro a través del marco.
Con lo cual, todo queda mas entrañable, mas recogido, y si haces por
ejemplo, alguna foto, ya no se ve ninguna otra imagen, que no sea
del belén.

Tuve la inestimable ayuda de un compañero, también entusiasta de


este mundillo belenista, que estuvo en todo momento que el pudo,
ayudándome, y colaborando conmigo, con mucho interés y
entusiasmo, para que esta labor se llevara a cabo.
Desde estas líneas, doy las gracias a
este amigo, reconociendo su valor y
su estima.

Comenzamos, como la mayoría de las


veces, construyendo la cueva del
nacimiento.

Me gusta hacer una cueva, no cerrada del todo, sino que tenga
alguna entrada, por la parte trasera, y puedas a través de esa
entrada, crear un paisaje que te permita contemplar alguna
perspectiva.
En esta ocasión, el paisaje a contemplar, era en primer término, un
pastor, con un nutrido rebaño de cabras, que le daba, un cierto
interés a la escena que contemplábamos. Mas al fondo, aparecían los
Reyes Magos con sus pajes, y al final unas pequeñas casas, con un
palmeral, dando en conjunto una cierta escena agradable a la vista.

Por supuesto, para contemplar todo esto, desde un punto estratégico,


había que moverse un poco de
un lado hacia otro, como
explicaba anteriormente, para
poder ver todo lo descrito
hasta ahora.

La cueva, fue construida, en el


margen izquierdo del belén,
ocupando la mayor parte de
este espacio, aunque a través
de esa entrada posterior
descrita anteriormente, se ganó un bello paisaje.

En el otro extremo, simulamos, un pueblo Hebreo, construido como


todos saben, con el corcho blanco.

Este presentaba, un arco de grandes piedras, a través del cual,


podíamos contemplar la profundidad, una calle con su gente y que
desembocaba, en una gran plaza, donde se desarrollaba un
mercadillo, bastante nutrido, de frutas variadas, cestos de hilo, pan
y cacharrerías variadas etc. desde esa calle y bajo el arco del puente
se puede ver un inmenso rebaño de ovejas, protegidas por dos
pastores, que las traen orgullosos, para lucirlas en el mercadillo

Esta plaza, circundada por otras casas dispuestas en diferentes


alturas con sus cúpulas correspondientes, las palmeras altas, y
colocadas algunas formando grupos, hacían que el pueblo, en su
conjunto tuvieran un aspecto bastante parecido a la realidad, ó por
lo menos, te hacia esbozar una sonrisa al contemplarlo.

Ya por último, me queda, por


definir, las montañas del fondo,
marcando el horizonte y
abrigando al mismo tiempo al
pueblo con su cordillera,
albergando en su laderas, un
gran número de palmeras,
dispuestas caprichosamente
por la naturaleza y desde
donde se puede ver, el
nacimiento de un manantial de agua, que corría lentamente barranco
abajo, en silencio, pero… observando todo a su alrededor.

A orillas del mismo, se levanta majestuosamente, un gran puente


construido con enormes piedras traídas desde lejos, y que permitía
el paso a los pastores que iban presurosos a visitar al Niño, nacido en
un establo, como les había anunciado el Ángel en medio del campo
quiero invitar al que lo desee, a visitar esta página, y contemplar
algunos videos, y fotografías.

Un cordial saludo, a todos los amigos del mundo del belén

José Luis Tacoronte García

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