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Alfonso Mendiola RETORICA, COMUNICACION Y REALIDAD La construccion retorica de las batallas en las crénicas de la conquista aD) oe eats UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA BIBLIOTECAFRANCISCO XAVIER CLAVIGERO Mendiola, Alfonso Retérica, comunicacién y realidad : la construccién retérica de las batallas en las crénicas de la conquista 1. Narracién (Retérica). 2. Diaz del Castillo, Bernal, 1492 - 1581? Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espafia —Critica e interpretacion. 3. México - Historiografia. |.t. PN 212 M46.2003 ta. edicion, 2003 DR© Universidad Iberoamericana, A.C. Prol. Paseo de la Reforma 880 Col. Lomas de Santa Fe 01210 México, D.F. ISBN 968-859-501-2 Impreso y hecho en México Printed and made in Mexico El presente ensayo forma parte del proyecto de investigaci6n “El impacto de la cultura de lo escrito en la historia de México, siglos XVI-XX. Una aproximacion desde la historia cultural’, financiado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnologia y la Universidad iberoamericana. inpice L_CUESTIONESDEMETODO 1.1. Una teorfa de la observacién de observaciones __43 1.2 La comunicacién como la operacién. de observar de la sociedad _60 35 1 i t i delaculturade masas 8G CON PRIMACIA RETORICA NS 2.1 La funcién de la experiencia en una cultura con primacfa retérica 136 221 Fea pert ‘ ean oe si 2.3 La ret6rica vista externamente: : ei ze 2.4 La construccién y el uso del conocimiento en una sociedad con primacia retérica 234 (1, EL ARS NARRANDI EN LAS RETORICAS ESPANOLAS DEL SIGLO X¥I 249 3.1 La explicacién de la narrativa por la filosofia analitica y la lingiifstica estructural 261 3.2 La narratio en la retéricas clésicas 299 3.3 La narratio en las retéricas espafiolas del siglo XVI 317 ty, LA REALIDAD CONSTRUIDA POR LAS FORMAS RETORICAS 339 4.1 La narratio de la batalla de Cintla como ordalfa divina 347 4.2 La narvatio de la caida de Tenochtitlan como imagen escatolégica 383 Conclusién 407 Bibliografia 414 INTRODUCCION La conciencia histérica individualizante que surgié en el sigh XIX, y que en realidad no distinguia sus premisas tedrico-tempo- rales, es una consecuencia de la historizacién del tiempo, pero sin embargo nunca llegé a expresarla adecuadamente. Ella rele- va a una manera mds antigua de representacién histérica ejemplarizante, la cual cata bajo una especie de continuo moral de pasado y presente, por lo que consideraba los acontecimientos como un apoyo emptrico de la moral, pero jamas referidos a su valor histdrico. Niklas Luhmann 1. Hay una pregunta que estructura la forma y el contenido de este libro: de qué realidad nos hablan las crénicas de la conquista de México? Desde su formulacién esta cuestién revela una postu- ra, pues tinicamente se puede preguntar por el tipo de realidad, si y sdlo si, se parte del postulado de que existen diversas realidades. Si de antemano el lector cree que la realidad es la realidad y, por lo tanto, no se puede utilizar en plural, la interrogacidn que motiva esta investigacién aparece como absurda. Por ello, esta introduc- cién est escrita con el objetivo de ganar el horizonte desde el cual esta pregunta adquiere su justificacién, o dicho de otra manera, su derecho a ser planteada. La pregunta, en mis primeros estudios de los cronistas, sur- gid del asombro de ver cémo el historiador usa las crénicas. Para que mi asombro adquicra toda su dimensién, presento una ima- gen exagerada del uso tradicional de las crénicas en la investiga- ALFONSO MENDIOLA MEJiA 10 cién histérica. Sélo espero que no se malinterprete; no por ser exagerada deja de ser verificable. Las obras escritas por los cronis- tas son usadas, en la investigacién histérica actual, como minas de informacién. Aunque, en la mayorfa de los casos, se acepta que estan escritas desde una “mentalidad” cristiano-medieval, casi nun- ca se extrae ninguna consecuencia de ese punto de partida. En el mejor de los casos, su origen cristiano-medieval opera en el inves- tigador para separar lo “verdadero” de lo puramente “proyectivo”. De tal manera siempre queda la impresién de que en ocasiones la “realidad fuerte” se expresa por encima (0 al lado quizds) de su visién teoldgica. Algo asi como lo siguiente: los cronistas comuni- can la “realidad” a pesar de ellos mismos. Por supuesto, cuando el autor de la crénica es indigena, el historiador ya no duda de que nos cuenta la “verdad”, porque —segtin el historiador— el venci- do no tiene necesidad de legitimar su derrota. No responderé aqui a las preguntas siguientes: zen procesos de dominacién cultural el nacimiento bioldgico determina la postura y la visién de la reali- dad? o gla visidn de la realidad no esté sujeta a conflictos de poder y a dindmicas complejas de aculturacién? Dicho de otra manera: gel indigena que escribe lo hace en tanto que indigena, 0 en tanto que europeizado? Estas no se resuelven a priori, sino con una in- vestigacién minuciosa para cada situacién. Pues la rebelién contra la dominacién, en ningtin caso, es connatural al dominado.! La informacién que se obtiene de ellas se divide en dos gran- des ambitos de la historia de México. Uno, la reconstruccién his- térica de la conquista y la evangelizacién; otro, el estudio de las culturas prehispanicas. En un principio, mi interés se concentraba en el segundo terreno de la investigacién, debido a que queria mostrar cémo las crénicas de la conquista construyen la imagen del indigena, pues en ese momento, me parecfa infundado que se usaran los escritos de la conquista para hacer una especie de traba- } Para comprender la complejidad de la postura que se define en contra de la imposicién cultural se puede leer Mamadou Diouf (dit.), L’historiographie indienne en débat. Colonialisme, nationalisme et sociésés postcoloniales. Una exce- lente introduccién a la epistemolog(a de la historiografia postcolonial es la de Guillermo Zermeio, “Condicién de subalternidad, condicién postmoderna y saber histérico: Hacia una nueva forma de escritura de la historia?”. TRODUCCION uf jo “ctnolégico”.? En la actualidad, me parece insostenible el seguir creyendo que las crénicas hablan de una “realidad histérica” en el sentido moderno; esto es, el pensar que los relatos de la conquista escritos en el siglo XVI pretenden dar cuenta de “las particularida- des” de los acontecimientos. Por lo tanto, no se trata de escritos que deformen la imagen del otro, sino de la imposibilidad para la comunicacién del siglo XVI de exponer la particularidad y la con- tingencia de los sucesos. Ellos convierten el hecho singular en he- cho ejemplar, es decir, para dotar al hecho singular de sentido se le debe someter a un modelo general normativo, o mejor dicho, a convenciones morales que se creen universales. El evento singular se comunica en su ejemplaridad moral, pues lo singular o indivi- dual sélo se percibe como muestra o ejemplo del bien o del mal. La pregunta inicial sobre la realidad referida por las crénicas es necesaria porque los historiadores no han sido capaces de dis- tinguir la nocién de realidad “cientifica” de la “retérica”. Al con- trario, su interpretacién de las crénicas procede ahistéricamente al no tomar en cuenta las condiciones de posibilidad sociales para que surja la realidad “cientifica”. La ciencia, cuando predica la ver- dad de un enunciado, se sujeta a convenciones procedimentales que permiten comprobar sila percepcién del otro es repetible.? La retérica, cuando atribuye la propiedad de verdad a un enunciado, no se refiere a su empiricidad, sino a la memoria figurativa; esto es, para la retérica, algo es verdadero porque la sociedad no lo ha olvidado. Por ello, la realidad de las crdénicas no corresponde a la realidad que necesita el historiador actual para producir sus cono- cimientos. Como se puede ver, de principio ya tenemos dos tipos distintos de realidad: uno, retérico y, otro, cientifico. La cuestién sobre la realidad que construyen las crénicas adquiere sentido cuando la historizamos, pues de lo que se trata es de estudiar las operaciones que realiza la retérica para referirse a lo real. Dicho de 2 Los mecanismos tetéricos en la comunicacién de la alteridad, en la socie- dad premoderna, son estudiados en las Historias de Herédoto por Francois Hartog en su obra Le miroir d’Hérodote. Essai sur la représentation de Uausre. Un debate con la antropologia clasica se encuentra en Francis Affergan, La pluralité des mondes. Vers une autre anthropologie. 3 Esto es lo que la modernidad entiende por lo empirico de la ciencia. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 12 manera mds explicita, el objetivo de este libro es explicar la reali- dad de una sociedad que se comunica retéricamente. Mis primeras investigaciones' sobre las crénicas las llevé a ca- bo a partir del programa de investigacién abierto por la teoria de larecepcién estética.> Esta aproximacién metodoldgica objetivaba a las crénicas como comunicaciones, y entendfa a la comunica- cién desde su receptor. Por eso mi interés consistfa en reconstruir el horizonte de expectativas de los lectores, pues la crénica slo existe en las concretizaciones de quien las lee. Mas que enfocarme al estudio de la materialidad de la comunicacién, esto es, a la for- ma material en que las obras llegaron a sus lectores potenciales, me interesé por reconstruir los procedimientos de interpretacion que ponfan cn practica las comunidades de lectores.$ Lo anterior me llev6 a estudiar el modelo dominante de interpretacién: el alegérico. Las obras en el siglo XVI, y aun durante el XVII, se lefan de manera simbélica y no referencial. No me interesaba una his- toria del libro en sf mismo, sino en sus apropiaciones por el lector; pero tampoco en su apropiacién como compra o adquisicién del libro (el estudio de bibliotecas privadas), sino en su apropiacién interpretativa. Dicho de manera mds clara, mi preocupacién es cémo se lefan estas obras.” Esta reconstruccién de las recepciones de las crénicas me hizo ver las insuficiencias de la teorfa hermenéutica de la recepcidn. La primera, y mds importante, se encuentra en el centro del objetivo de la teorfa estética de la escuela de Constanza: la posibilidad de relacionar la historia literaria con la de la sociedad.® La objecién 4 Me refiero principalmente a mi estudio sobre Bernal Diaz del Castillo: Alfonso Mendiola, Bernal Diaz del Castillo: verdad romanesca y verdad bistoriogrdfica, 5 EI programa de la teoria de la recepcidn estética en su forma germinal se encuentra en Hans-Robert Jauss, La historia de la literatura como provocacién. 6 Sobre el concepto de “comunidades de lectores” se puede leer el ensayo de Roger Chartier, “Comunidades de lectores”, en su texto El orden de los libros. 7 No en dénde se leia, sino a partir de qué cinones hermenéuticos se con- cretizaba su sentido. 8 Sigue siendo un ensayo ejemplar sobre la relacién literatura/sociedad el de Hans-Robert Jauss, “La douceur du foyer: La lirica en el afio 1857 como modelo 13 /Awrnovuccion surge de la carencia, en la hermenéutica de la recepcién, de una teoria de la sociedad que gufe la investigacién sobre la relacién entre literatura y sociedad. La escuela de Constanza, para llevar a cabo la mediacién entre literatura y sociedad, utiliza el concepto de “mundo de vida” de la fenomenologfa, reelaborado por la so- ciologia de Alfred Schiitz.° Si el concepto de mundo de vida es util para entender a la literatura inscrita en la sociedad, no lo es para orientar la investigacién, en el mejor de los casos sdlo sirve como indicador de la relacién entre el lenguaje practico y el po¢tico. La segunda objecién se debe a que la estética de la recepcién, al dar tanto énfasis a la innovacién estética (distancia estética), no es pertinente para el estudio de literaturas premodernas, esto ¢s, an- tes de la autonomia del arte. Pues las crénicas, por estar escritas en el siglo XVI, no pretenden frustrar la expectativa de sus lectores, sino cumplirla. La tercera objecién radica en que, para la escuela de Jauss, la sociedad se reproduce por medio de acciones, lo que hace muy complicado entender el fenémeno literario 0 comuni- cativo en general. La necesidad de resolver esas objeciones me Ilevé a la teorfa de los sistemas sociales de Niklas Luhmann.'° En cuanto a la prime- ra insuficiencia de la estética de la recepcién, Luhmann construye una teoria de la sociedad que es compatible con lo fundamental de la propuesta de la escuela de Constanza. Aquello que no podia perder de la teoria de la recepcidn era la tesis siguiente: el libro, como operacién comunicativa, se realiza en el momento de la re- cepcién. Es decir, toda afirmacién verificable sobre el sentido de un libro depende del horizonte de expectativas de los lectores. Por ello, los enunciados sobre la interpretacién de un texto son siem- pre relativos a una comunidad de lectores. Dicho de manera mds de comunicacién de normas sociales”, en Experiencia estética y hermenéutica literaria. Ensayos en el campo de la experiencia. 9 Para ver la apropiacién del concepto de mundo de vida por la sociologia se puede consultar el libro de Maria Carmen Lépez Séenz, Investigaciones fenome- noligicas sobre el origen del mundo social. Para la historia del concepto de mundo de vida se puede consultar la obra de Natalie Zaccaia-Reyners, Le monde de la vie. 10 Gf. Niklas Luhmanan, Sistemas sociales. Lineamientos para una teoria general. ALFONSO MENDIOLA MESIA 14 clara, no es posible afirmar que el libro dice algo independiente- mente de una comunidad de lectores. Para decirlo con toda niti- dez: los libros —en cuanto comunicacién y no en cuanto objetos materiales— sélo existen en la apropiacién de los lectores. Este punto de partida lo que permite es fadsear'! la interpretacién que se propone del texto, pues si se sostiene que el libro tiene sentido en si, entonces no es verificable la concretizacin que se hace de él. Por eso, cuando los historiadores creen que hacen una lectura mds “fiel del texto” porque lo leen directamente, y no por medio de sus comentaristas, parten del supuesto de que el libro habla por si sdlo, sin la mediacién de la cultura que posea el lector. El cam- po problemitico que la lectura histérica de un texto abre, no se resuelve yendo a él directamente, sino reconstruyendo los proce- dimientos hermenéuticos de los lectores a los que estaba desti- nado. No basta con leer de manera directa a Bernal, Gémara, 0 Torquemada, para tener una interpretacién histérica de sus tex- tos, sino que es necesario conocer la enciclopedia semantica y lite- raria de la época para saber qué entendfan de esas obras los lectores originarios. La teoria de la sociedad de Luhmann asume la primacia de la recepcién en toda operacién comunicativa. Para él, la comunica- cién Gnicamente se ha llevado a cabo en el acto de entender, esto es, en la recepcidn, pues el acto de entender es cuando la comani- cacién se observa como tal, es decir, a partir de la distincién entre acto de comunicar ¢ informar.'? El acto de entender no significa que se esté de acuerdo con Ia oferta comunicativa, sino que a par- tir de él es posible aceptarla o rechazarla, porque se ha comprendi- do que se trata de una comunicacién. Por lo tanto, sin perder la tesis central de la teoria de la recepcidn, la teoria de los sistemas sociales permite guiar la investigacién empitica de la relacién en- 1! Seguin Karl R. Popper, un enunciado sélo pertenece al sistema de la cien- cia cuando es “falseable”, esto es, cuando es posible someterlo a criterios de veri- ficabilidad. En esta comprensién de la légica de la investigacién cientifica se demuestra que existen afirmaciones que no pueden ser juzgadas desde la distin- cién verdad/falsedad, pucs no toda afirmacién cs cientifica. Véase Karl R. Popper, La logica de la investigacién cientifica. 12 Véase el cap. I, apdo. 1.2. 1s /\wrnovuecion tre literatura y sociedad, o mejor dicho, estudiar la “literatura de la sociedad” como un subsistema. Para la modernidad como un subsistema funcional y, para el siglo XVI, como un subsistema estratificado, Ahora bien, esta distincién en los procesos de dife- rencia sistémica (segmentario, estratificado y funcional) ayuda a resolver la segunda objecién, pues la teorfa de Luhmann permite estudiar el sistema literario en una sociedad donde no existe la au- tonomfa del arte, como es el caso de las crénicas. En cuanto a la tercera objecién, la teorfa de los sistemas autopoiéticos y autorre- ferenciales de Luhmann sostiene que la sociedad como sistema se reproduce por medio de una sola operacién: la comunicacién.!> En consecuencia, sin perder la riqueza de la propuesta tedri- ca de la recepcidn estética (pues la teorfa luhmanniana no la nie- ga), por medio de la teorfa de Luhmann le aportamos al programa de la escuela de Constanza una teoria de la sociedad. Debe quedar claro lo siguiente: no se trata de hacer una teorfa a partir de las dos, sino de resolver la pregunta central de mi investigacién a par- tir de la teorfa de Luhmann.'* El trabajar a partir de la teorfa de Luhmann presenta proble- mas de exposicién que resolvi de la siguiente manera: a) estoy obligado a exponer mi interpretacién de Ja teorfa de Luhmann cada vez que expongo uno de sus conceptos; b) me remito cada vez que es necesario a la cita textual, pero siempre explicito mi comprensién de ella; c) Luhmann no estudié nunca el tema que yo investigo, por lo tanto construyo conceptos que me va exigien- do mi propio estudio; y d) espero que la riqueza de explicacién que ofrece la teorfa de Luhmann sobre el tipo de realidad que construye la comunicacién retérica sea una invitacién a leerlo. '3 Esto se desarrolla en los caps. Ly Il. 14 No me refiero a que utilizo algunos conceptos de la teoria de los sistemas sociales de Luhmann, sino que la aplico a mi investigacién en su arquitectura global; por lo canto, parto de la distincién sistema/entorno, y todas las decisio- nes tedricas se sujetan a esa distincién directriz. Por lo tanto, se puede decir que es una investigacién histérica desde la teoria de los sistemas sociales luhmanniana. En consecuencia, ésta es su riqueza y su limite, pues veo lo que la distincién sistema/entorno me permite ver, y nada mis. En cuanto al cuidado y rigor con que aplico la teorfa de sistemas, y en relacién con la mayor 0 menor compleji- dad que nos permite ver, a los lectores les corresponde juzgar. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 16 2. En ningtin momento se niega la realidad. Pero debido a que me pregunto por el tipo de realidad que refieren los relatos de la con- quista, s{ parto de una nocidn de realidad “relativa a” ciertas ope- raciones que la constituyen. Ante una concepcién de la realidad en sf, esto es, independiente de un sistema observador (el indivi- duo, la sociedad), sostengo que la realidad es siempre realidad para un observador.!> Con el fin de evitar malentendidos contestaré la objecién que surge espontdéneamente: decir que la realidad es “re- lativa a” un observador se caracteriza como un resabio de “viejo idealismo” y, por otro lado, algo que aparece atin como mis grave, es una postura relativista, De antemano adelanto que no me con- sidero ni un “idealista’ en cuestiones epistemolégicas, ni un “rela- tivista”: trataré de demostrar cudles son mis argumentos para deslindarme de esas posiciones. Con tespecto a la objecién de idealismo, primero caracteri- zar€é lo que entiendo por tal, y después diré por qué me deslindo de él. Por idealismo epistemoldgico entiendo aquella concepcién de la realidad que sostiene que ésta sdlo existe en la mente (0 inte- rioridad) del sistema observador (para facilitar las cosas, podemos hablar del hombre, aunque sabemos que el idealismo aleman nunca habl6 del hombre, sino del sujeto trascendental), por lo tanto, si el sistema observador cambia su imagen interior de la realidad, esta Ultima cambiard. Estoy de acuerdo en que la realidad tiene mas consistencia de lo que hace creer esa definicién del idealismo. No es suficiente que el observador crea que puede atravesar pare- des, para que lo pueda hacer. Sencillamente, si cualquier ser vivo, en tanto que especie, construye una imagen del mundo que no estd “adaptada a su entorno’, ese ser vivo deja de serlo. Lo anterior no rechaza que cada especie animal construya una realidad en fun- cién de sus propias capacidades; algunas se basan en el olfato, otras en lo auditivo y, las mds débiles, en el lenguaje. En conse- cuencia, cada una de ellas procesa su entorno de manera distinta, pero todas ellas les permiten reproducirse.'® Este punto lo desarrollo en el cap. 1, apdo. 1.1. "© Esra nocién de realidad constructivista se puede estudiar en los siguientes libros: Paul Watzlawick et al, La realidad inventada;, Paul Watzlawick y Peter 17 /\wraopuccion Por esto, mi nocién de realidad depende de la operacién de observacién que realiza el sistema observador y, debido a que la referencia (lo real) es el resultado funcional de una operacién, por eso me sittio en un constructivismo operativo. Cuando quiero saber por qué la realidad es asi y no de otra manera, este constructivismo me exige hacerme la siguiente pregunta: ;desde qué operacién de observacién la realidad es asf y no de otra forma? La consigna que debo seguir, cuando mi construccién de la realidad es distinta a la de los otros, es: observa al observador. Esta consigna también me aleja del idealismo, pues en él las condiciones de posibilidad de la experiencia en general, esto es, la operacién de observacién, no son observables empiricamente, pues ellas son trascendentales.'7 En cambio desde mi postura, toda operacién de observar es obser- vable porque es empirica, y no trascendental. Con respecto a la objecién de relativismo, primero definiré lo que comprendo por tal, y luego daré mis argumentos en con- tra. Por relativismo se entiende arbitrariedad en la construccién de lo real, esto es, una especie de libertad absoluta en la caracteri- zaci6n de lo real. Dicho de otra manera, se piensa que el relativista puede afirmar /o que sea de la realidad. Vuelvo a iniciar por la siguiente tesis: la realidad es mds “fuerte” de lo que el relativismo cree. Esto sucede porque el sistema observador (individuo, socie- dad, ciencia, derecho, retérica, etcétera) es menos libre de lo que sugiere el relativismo. El sistema observador esta determinado estructuralmente!® en su construccién de la realidad, pues depen- de de la operacién anterior para iniciar la siguiente; es decir, son Krieg (comps.), El ojo del observadon. Consribuciones al constructivismo y siumberto Maturana, La realidad: zobjetiva o contruida ” Por erascendental se entiende lo que permite que se dé la experiencia, pero no viene de la experiencia. Esta distincidn trascendental/empitico es una de las primeras que crea la sociedad moderna para describir al emergente conocimien- to de la ciencia. Lo que ella busca indicar es que la pretensién de universalidad y necesidad del conocimiento cientifico no deriva de lo empirico, sino de lo trascendental. Por lo tanto, si lo trascendental fuera empitico no podria dotar a! conocimiento modero de universalidad y necesidad. 18 Espero que ahora no se vaya a pensar que en lugar de relativista soy determinista. El concepto de determinacién estructural de los sistemas se expli- ca en los caps. 1 y Hl. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 18 sistemas con pasado, o mejor dicho, con historia. Si durante toda la vida un individuo se ha dedicado a pintar, y solamente eso, no es posible que de un dfa para otro se convierta en furbolista profe- sional. No hay tanta libertad en los sistemas observadores. Un ejemplo que revela esta determinacién estructural de los sistemas, se comprueba con la dificultad que la epistemologia ha tenido para desprenderse de la distincién sujeto/objeto. Por més que lo ha intentado durante un siglo, no ha sido capaz de lograrlo. Lo mis- mo sucede con los conquistadores, pues su construccién operati- va de la realidad del “Nuevo Mundo” no es arbitraria, sino que depende de su historia anterior. 3. {Qué estoy historizando en este libro? Por supuesto se trata de un acontecimiento inmerso en un proceso, pero el hecho que quie- ro historizar es una forma especifica de construir el conocimiento: la retérica. No hago historia de la retérica, sino historia de la ma- nera en que una civilizacién, la europea, produjo y conservé sus conocimientos por medio de mecanismos distintos a los cientifi- cos. Este libro trata de una historia de la comunicacién retérica inmersa en la realidad que construyeron los cronistas en sus histo- tias de la conquista y de la evangelizacién. El objetivo de esta in- vestigacién es diferenciar la realidad construida por el subsistema funcional ciencia, de la construida por el subsistema estratificado retrica. Diferencia que nos remite a dos maneras de estructurar la comunicacién: una, basada en los sistema de interaccién pro- pios de la oralidad y, la otra, en los sistemas sociales comunes a la escritura. El libro quiere ofrecer una respuesta a la siguiente pre- gunta: ;¢6mo motivaba la aceptacién de la comunicacién una so- cicdad dominada por el uso de la retérica? Pero es necesario aclarar nuevamente un aspecto: no me interesa estudiar la retérica como un medio de embellecimiento del discurso, sino como un proce- dimiento, distinto al cientffico, productor de conocimientos. La tinica manera en que podfa contestar la pregunta, por el tipo de realidad que refieren las comunicaciones escritas de los cronistas, consistfa en hacer un rodco por las retéricas. Los relatos de Ja conquista son producciones cognitivas retéricas, y por eso, sdlo comprendiendo el modo en que ellas generan conocimien- 19 /\wenovuccion tos, podia dar una explicacién de la realidad retérica que comuni- can las crénicas. Espero que este sefialamiento sea suficiente para que el lector entienda por qué dedico el capitulo Il a la distinci6n entre conocimiento retérico y conocimiento cientifico. ¢Por qué no usar un concepto distinto a conocimiento cuando hablo de la retérica y, de esta manera, reservarlo para la ciencia? Primero, tuve la duda durante gran parte de la investigacién, pues desde la autodescripcién kantiana de Ia ciencia el concepto de conocimiento se autonomiza gracias al hecho de que es empfrico y, como se podrd ver a lo largo del libro, lo que sostengo es que el conocimiento retérico no es empirico.!? Lo que llamo conoci- miento retérico, desde Kant, corresponder{a mds al procedimien- to del juicio estético, y como se sabe, el arte para él no produce conocimiento. A pesar de todo, preferf conservar el término de co- nocimiento para la retérica por dos razones: a) porque a pesar de que el conocimiento no se habfa autonomizado o diferenciado de otras funciones” para la sociedad europea anterior a finales del siglo XVII, la retérica era el medio para producir conocimientos. En consecuencia, me interesaba que el lector actual se diera cuen- ta de que aquello que la modernidad llama arte, es semejante alo que la sociedad anterior denominaba conocimiento; y b) para res- petar la autorreferencialidad de los sistemas, esto es, antes de que naciera la ciencia, la ret6rica se describfa a s{ misma como produc- tora de conocimientos, y no como serd después, como pura orna- mentacién. Como estoy trabajando la funcién cognitiva de la retéricaen las crénicas de la conquista, los ejemplos que pongo van del naci- miento de la retérica hasta finales del siglo XVII, y ademds abarcan toda Europa. Lo anterior no quita que el cap/tulo III esté dedicado alas retéricas espafiolas mds importantes de la primera mitad del '9 Un estudio sobre Ia funcién de la experiencia en lo que denominamos la ciencia griega es el de Geoffrey E. R. Lloyd, Origines et développement de la science grecque. Para el estudio de la funcién de la experiencia en la ciencia me- dieval se puede consultar el trabajo de Etienne Gilson, Etudes sur le réle de la penste médiévale dans la formation du systéme cartésien. 20 Principalmente no se habfa diferenciado de la teologia y, por lo tanto, de su funcién normativa o moralizante. ALFONSO MENDIOLA MEJiA 20 siglo XVI. Esto lo sefialo porque hay una form namiento en historia que se puede caracterizar de la siguiente manera: “la excepcidn de la regla”. Este razonamiento se usa para justificar que la Nueva Espafia es tinica, o mejor dicho, un ejem- plar unico. Esta argumentacién se usa de la siguiente manera: “eso que dices sucedié en Europa, pero en Nueva Espafia es diferente”. Cuando uno se remite a lo singular debe tratarse de algo singular ys por lo tanto, no es generalizable, ni siquiera puede haber otro caso igual; pero sa singularidad pura que tanto nombran los his- toriadores no produce ningtin conocimiento. Mi interés consiste en explicar el funcionamiento de la ret6rica, y ésta no la inventé la Nueva Espaifia, por lo tanto, considero que mis conclusiones se pueden extender a toda sociedad que escribié utilizando manua- les de retérica. ingenua del razo- 4. De la retérica tomo sdlo un aspecto de la disposito: la narratio?" Unicamente llevo a cabo un andlisis de la forma de narrar del siglo XVI en las crénicas. Desde la nocién contempordnea de narracién seria un tema muy amplio, pero me refiero a la narratio como parte de la composicién de un género discursivo retérico. Por ejem- plo, el género judicial se compone de las siguientes partes: exordio, narracién, argumentacién y peroracién; por lo tanto, lo que ana- lizo es una parte del discurso. En el capftulo Ill presenta la precep- tiva retérica de cémo debfa narrarse segun los manuales de retérica espaiioles de la primera mitad del siglo XVI. Mi punto de partida es el siguiente: la forma de narrar cambia histérica y socialmente a partir de tres criterios: a) dependiendo de la funcidén social que cumple el relato; b) en relacién con la institucién social en que se ex- pone el relato; y c) a partir del medio de comunicacién con que se ejecuta la narracién (oral, escrito, impreso, electrénico, etcétera). Opongo la narracién a la descripcién a partir del aspecto de la realidad al que cada uno de ellos se refiere. La narracién comu- nica una trama de acciones y la descripcién un conjunto de cuali- dades de una cosa, un paisaje, una persona, etcétera.”? Tanto la narracién como la descripcién la realiza un sistema observador; 2" La estructura de las retéricas la explico en el cap. II, apdo. 2.2. 22 La distincidn entre narracién y descripcidn la explico en el cap. IIL. 21 /Awrnooucci6n en el caso particular del sistema social, la observacién opera como comunicacién. En consecuencia, tanto la narracién como la des- cripcidn s6lo existen en la sociedad como notificaciones de infor- maci6n en un proceso comunicacional, y no como percepciones de la conciencia.” Por ello, puedo decir que estudio la forma de narrar de una sociedad estratificada que sigue dominada en su comunicacién (a pesar de que ya existe la imprenta) por mecanis- mos de motivacién orales. La aplicacién de la preceptiva del ars narrandi la hago exclu- sivamente a dos relatos de batallas de la conquista de México: el primero es la contienda de Cintla, que inicia el camino a la con- quista de México. La segunda, es de la caida de Tenochtitlan. La naturaleza narrativa de ambas batallas es diferente: la primera se presenta como una ordalfa (0 juicio de Dios), mientras que la se- gunda reproduce el modelo explicativo de la escatologia biblica. Ademés, la de Cintla expone la decisién de Dios, por supuesto favorable al ejército de Cortés, mientras que la caida de Tenochtidan es un relato que legitima simbdlicamente el dominio castellano sobre tierras americanas. Estos relatos los sigo en tres cronistas: Francisco Lépez de Gémara, en su Conquista de México; Bernal 7 y fray Juan de Torquemada, en su Diaz, en su Historia verdadera...; Monarquia indiana. La raz6n de analizar las mismas batallas en tres cronistas distintos no tiene como objetivo mostrar diferen- cias, sino al contrario, revelar como hay una construccién del sen- tido de las batallas semejante en los tres. No hay diferencias por- que no son relatos que tengan como finalidad ofrecer datos histéricos de los hechos, sino ofrecer una interpretacién moral de ellos. Por otro lado, escojo los relatos de batallas porque, debido al recurso estilistico de la evidentia,** producen un alto grado de rea- 23 La distincién entre comunicacidn y conciencia la desarrollo en el cap. 1. 24 Es una forma de poner narrativamente “ante los ojos” del lector la batalla. Este artificio narrativo es parte de una larga tradicién literario espaitola, que alcanza su culminacién en el género de la picaresca. Sobre la picaresca espafiola se puede consulrar el libro clasico de José Antonio Maravall, La literatura pica- resca desde la historia social (principalmente el apéndice: “Mensaje que transmi- te y ptiblico al que se dirige la novela picaresca”). El concepto de evidentia lo expongo en el cap. Ill, apdo. 3.3. ALFONSO MENDIOLA MEJiA 22 lismo. Un verdadero genio en el uso de la evidentia es Bernal Diaz, en su Historia verdadera. 5. Por tiltimo quisiera decir algo sobre la estructura argumental del libro. No porque el andlisis de las batallas se encuentre en el Ultimo capitulo se debe concluir que tiene para m{ poca impor- tancia. Al contrario, son de sumo valor para demostrar el tipo de realidad que refieren las crénicas, ya que sin el trabajo de los tres capitulos anteriores no cabria la posibilidad de que el lector pu- diera falsear** mi interpretacién de ellas. En otras palabras: sin un trabajo de objetivacién de las crénicas serfa inverificable mi lectu- rade éstas. Por objetivacién entiendo la construccién de las créni- cas como objeto de conocimiento; dicho de otra manera, objetivar es mostrar las operaciones que permiten construir las crénicas como realidad, pues ellas no existen independientemente de esas opera- ciones que las objetivan. En sus reflexiones epistemoldgicas Pierre Bourdieu siempre insiste en objetivar no sélo al objeto de conoci- miento, sino principalmente al sujeto que objetiva.?° Es decir, ser reflexivo en la construccién de la objetivacién. Espero haber cum- plido con ella en el capftulo I. En el capitulo I expongo desde dénde hablo, esto es, el modo en que convierto a las crénicas en objetos de experiencia, pues sin un trabajo conceptual no hay objeto cognoscible. Dicho de otra manera, el sentido comtin no ofrece ningun objeto para la investi- gacién, y menos acepto esa frase tantas veces repetida de que las fuentes dicen cémo investigarlas. Las fuentes no dicen nada por sf solas, sdlo al que las enfrenta con preguntas, esto es, sélo con un aparato conceptual, le pueden hablar. Las preguntas son ese pro- grama de investigacién teérico y metodolédgico que presento en el primer capitulo. Tampoco acepto que ir con una postura tedricaa Jas fuentes sea ir a ellas prejuiciadamente, pues no hay ms prejui- cio que la resistencia a la teorfa. Desde mi postura de una realidad 25 Gf. Pierre Bourdieu, Méditations pascaliennes. Una de las aportaciones mis interesantes, en lengua francesa, junto con las de Paul Ricoeur, a la episte- mologia de la historia es la de Jean-Claude Passeron, Le raisonnement sociologique. Lespace non-poppérien du raisonnement naturel. 23 fh NTRODUCCION determinada por la operacién del observador, toda aproximacién a las fuentes se hace desde un prejuicio, que serd puesto en juego en relacién con los documentos, y por ello se verd si debe cam- biarse la estructura del prejuicio o mantenerse. De lo que se trata es de aprender 0 no aprender. En el capitulo II se encuentra el nuicleo de la argumentacién, donde explico la diferencia entre la cognicién retérica y la cienti- fica; diferencia que se manifiesta en la diversa manera en que cada una de ellas maneja la experiencia. La diferencia entre ambas se debe al medio de comunicacién que cada una de eilas usa: la ret6- rica esta sujeta a la oralidad y la ciencia al texto impreso. Por lo tanto, no es lo mismo el conocimiento en una sociedad donde continéa dominando la oralidad, que en otra donde el impreso se vuelve esencial. Los dos siguientes capitulos son la demostracién del tipo de realidad que comunican las crénicas de la conquista. En el III se reconstruye la nocién de narracién que manejan los manuales de retérica espafioles de la primera mitad del siglo XVI, y en el capi- tulo IV presento mi lectura de las batallas. Esta lectura tiene como finalidad tiltima mostrar que la realidad construida por las créni- cas no puede ser usada por la ciencia histérica para contar la con- quista ni la cultura indigena; sf pueden ser usadas, en cambio, para entender la mentalidad del espafiol de esa época, pero no para otros asuntos. Las crénicas hablan més de la Europa de la época en que fueron escritas que del mundo americano. Espero que este libro abra mds preguntas de las que contesta. La comunicacién sdlo tiene sentido si se enlaza con otra comuni- cacién, y la comunicacién escrita s{ motiva la reflexién. | CUESTIONES DE METODO En consecuencia, el mundo ya no es la totalidad de las cosas (universitas rerum), sino un correlato de la observacion de ob- servaciones. Niklas Lubmann Cuando se utilizan las crénicas de la conquista de México como fuentes para la investigacién histérica, es muy comuin olvidar sus propias caracteristicas comunicativas. Empecemos por enfrentar esos olvidos que, como espero demostrar, determinan el modo! como han sido lefdas hasta la fecha. Por otro lado, considero que sélo se pueden tratar las cuestiones de método adecuadamente si reconocemos la naturaleza del material? al que se las aplicaremos ys para elucidar esta cuestidn, es necesario superar esos olvidos. La pregunta sobre la naturaleza de las crénicas sdlo la pode- mos contestar si reconstruimos sus procesos de produccién.? Por ' Me refiero a la interpretacién de las crénicas que es dominante. Esta hace abstraccién del contexto histérico de produccién comunicativo de las crénicas, y por eso las reduce al plano de sentido constatativo y literal. 2 Bl sistema ciencia se delimita a partir del cédigo binario verdad/no verdad sin embargo, para poder aplicar este cédigo se necesita de un programa, que se compone de una teorfa y de una metodologia. Esta caracteriza los procedimientos interaos de la ciencia (sus modos de falsabilidad) y aquélla construye la realidad que observa (lo cmpirico). Cuando nos referimos a la naturaleza de las crdnicas estamos hablando de la teoria que nos permite construirlas como un objeto externo a la ciencia. Desde una observacién de segundo orden (autobservacién), tanto la metodologia (autorreferencia) como la teoria (heterorreferencia), son distinciones de la propia ciencia, Esto lo desarrollaremos en el apdo. 1. 3 Decimos que tnicamente de esa manera por la siguiente raz6n: el tipo de ALFONSO MENDIOLA MEJiA 26 éstos entendemos fas acciones que fueron necesarias para que los textos pudieran circular y ser lefdos.‘ Para lograr determinar la especificidad de estos productos culturales es indispensable mos- trar las mediaciones —escritura, impresién, difusién, etcétera— que fueron necesarias para que ellos alcanzaran a sus lectores.° La necesidad de enfocarnos al estudio de ese conjunto de mediacio- nes se vuelve indispensable para evitar una serie de criterios herme- néuticos impuestos tradicionalmente a las apropiaciones de estas obras. Una gran parte de las recepciones que circulan de los rela- tos de la conquista hacen abstraccién de los procesos sociales y culturales que les permitieron convertirse en comunicados litera- rios. Por ello, sélo asumiéndolos en nuestra interpretacién podre- mos comprenderlos en su complejidad. El primer equivoco —que se plasma en los procedimientos interpretativos de las crénicas— es creer que los “enunciados 6 narrativos”6 expresan percepciones.” Estos “enunciados narrativos”, referencia que establece un discurso depende de los procedimientos que se si- guen en su elaboracién, por lo tanto, sélo conociéndolos sabremos cual es la naturaleza comunicativa que constituyen las crénicas. “Si observamos cémo se desarrollan efectivamente las acciones comunicativas en nuestra sociedad, podremos distinguir en relacién con los participantes comunicativos diferentes ‘papeles de actuacién’. Mi hipétesis apunta al hecho de que todas las acciones comunicativas se evan a cabo en el marco de cuatro papeles diferenciables entre si: los participantes comunicativos actan como productores, como mediadores, como receptores 0 como transformadores de bases de comunicado. Tales papeles pueden ser asumidos sucesivamente y, en parte, también al mismo tiempo; algunos participantes comunicativos pueden asumir todos los papeles, aunque la mayoria solamente asume uno o dos”. Siegfried J. Schmidt, Fundamentos de la ciencia empirica de la literatura, p. 96. > En nuestro caso particular entendemos produccién de comunicados litera- rios. Estos productores cuentan con medios distintos segtin las épocas. “Todo productor de comunicados ha atravesado una historia de socializacién y, en una determinada situacién de comunicacién, emprende la realizacién de un comu- nicado segtin la estrategia de produccién gestada en el sistema de presuposicio- nes comunicativas, es decir, lleva a cabo una accidn de produccién que conduce aun resultado y que puede tener consecucncias”, [bid,, p. 280-1. 6 El concepto de enunciado narrativo lo desarrollo cn el cap. Il, apdo. 3.1. 7 *La conciencia se desarrolla, no importa qué tan parasitariamente, a partir de esta base de realidad, pero con la tendencia puesta a observar, en primer térmi- 1 /cuesiones DE METODO y aun més los descriptivos, se han interpretado como el producto de la visién de un individuo aislado de su contexto social. Casi se acepta ingenuamente el postulado de la historiograffa grecolati- na y medieval, que sostiene que la verdad depende del acto de ha- ber visto. Para problematizar esta c4ndida relacién entre enunciado y percepcién individual debemos distinguir entre comunicacién y percepcién. La finalidad de introducir esta distincién es dar cuen- ta de los procedimientos que se necesitan realizar para transfor- mar una percepcién en una comunicacién de dicha percepcién. Si tomamos en cuenta esta distincién se derivan las siguientes con- secuencias: primera, se puede percibir sin tener que comunicar lo percibido; segunda, la operacidn de percibir es distinta que la de comunicar y, por tiltimo, la comunicacién de lo percibido consis- te en convertir algo que sdlo estaba en la conciencia en algo que estd en la sociedad. Esto no significa que conciencia y comunica- cién no se necesiten mutuamente, sino que operan de manera distinta.§ Por lo tanto, todo texto narrative o descriptivo, para respetar su naturaleza, debe estudiarse como una operacién comu- nicativa y no como una percepcién. En los relatos de las crénicas no tenemos acceso a la experiencia interior o individual de un probable testigo de los hechos, sino a la produccién contextua- lizada? de una comunicacién literaria. Dicho de otra manera, las no, lo que puede ver como mundo exterior. En porciones considerables de su atencién, la conciencia es una conciencia perceptiva, sin posibilidades de percep- cidn se atrofiarfa rapidamente”. Niklas Luhmann, La ciencia de la sociedad, p. 31. 8 Para no caer en explicar la comunicacién como un efecto de la conciencia, Luhmann afirma que entre ambas hay un acoplamiento estructural. “El con- cepto de acoplamiento estructural designa una relacién de simultaneidad, pero no designa, por lo tanto, ninguna relacién causal. Un observador puede, por supuesto, construir causalidades, por ejemplo, al observar que un pensamiento definido constituye la causa para una comunicacidn correspondiente o vicever- sa.(...] En la versién de la teorfa que aqui defendemos, la conciencia no partici- pa menos, sino mis en la comunicacién, aunque no en el sentido de un sujeto que propone su causa”. Ibid., p. 34. ° Por contextualizada queremos destacar que toda operacion comunicativa (y aun més la literaria) se somete a reglas convencionales de orden discursive y no sdlo gramatical. Por ello, no todo individuo puede participar en las comunica- ciones literarias, ya que para hacerlo necesita conocer, aunque sea minimamente, Ia tradicién literaria en la que vive. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 28 cr6nicas no son la objetivacién de una operacién ps{quica sino de una operacién comunicativa. Esta distincién nos sirve de orienta- cién pues hace que no perdamos de vista el mundo literario don- de se produce el enunciado narrativo. Por ello, trabajar sobre las crénicas es enfrentarse a comuni- caciones y no a experiencias interiores individuales. El material sobre el que trabajamos es comunicativo (mds adelante veremos las consecuencias que se derivan de ello) y no —como lo he di- cho— perceptivo.!° Concluyamos lo siguiente: no estamos traba- jando sobre percepciones construidas a través de una experiencia individual, sino sobre percepciones que tuvieron que pasar por convenciones 0 tradiciones literarias para ser plasmadas en un re- lato. Por medio de esta distincién se destaca que el tinico acceso a la interioridad 0 a lo psfquico de nuestros cronistas es por la me- diacién de lo comunicado. Por lo tanto, la interioridad que expre- san est4 determinada por esquemas de percepcidn interiorizados socialmente. La percepcién individual,!" si es que la hubo (nos teferimos al caso de Bernal), pasé por una operacién de selectivi- dad determinada por su conversién en comunicacién, es decir, estamos ante un trabajo de seleccién que transforma esa experien- cia en un acto de comunicacién. Dicho de otra manera, aquello que se conserva de la percepcién es exclusivamente lo que puede ser comunicado. Y esto se debe a que el acto de comunicar implica una scrie de operaciones selectivas que procesan esa experiencia vivida. Por lo tanto, cuando trabajamos sobre las crénicas sélo tenemos el proceso que va de la percepcién a la comunicacién. El "© De los tres cronistas que vamos a estudiar slo Bernal Diaz del Castillo participé en la Conquista, pues no es el caso de Francisco Lopez de Gémara ni de fray Juan de Torquemada. Por la particularidad del caso de Bernal debere- mos aclarar qué funcién tiene, dentro de sus relatos, de insistir en afirmar que él lo vio; pero de antemano hay que hacer notar que la accién de ver aparece como parte de un enunciado, es decir, que se transformé lo percibido en comunicacién. 41 “La distincidn sistemas psiquicos/sisemas sociales sugiere echar una mirada a la tematica de fondo que la explica: la relacién entre individuo y sociedad. Aunque expresada en estos términos no se perciba que se trata de una referencia alos sistemas de conciencia y a los de comunicacién”. Niklas Luhmann, Jntroduc- cién a la teorta de sistemas. Lecciones publicadas por Javier Torres Nafarrase, p. 185. 29 /curstiones DE METODO soporte del contenido de los relatos de la conquista no es la con- ciencia sino la sociedad. En cada sociedad se instituye una relacién entre el régimen de lo visible y el régimen de lo comunicable, siempre y cuando por “lo visible” entendamos el acto de contar o describir lo visto. Frangois Hartog, en su estudio sobre las Historias de Herédoto, explica con toda claridad la pertenencia del enunciado “haberlo visto” a la sociedad y no al individuo: “Describir es ver y hacer ver; es decir lo que viste, todo lo que viste y nada mds que lo que viste. Pero si sélo puedes decir lo que viste, sdlo puedes ver lo que se dice: tu, lector u oyente, pero también tui, testigo que cuentas”.!? Como dice Hartog, uno sélo puede ver aquello que ha dicho, aquello que uno no es capaz de describir, en sentido social, nunca se vio; segtin nuestro planteamiento, sdlo sucedié en la conciencia. Seria suficiente, para validar la distincién entre percepcién cons- ciente y comunicacién social, recordar las situaciones en que una persona es incapaz de yerbalizar el sabor de un guisado que acaba de probar; al estar imposibilitado de expresar (de encontrar las palabras adecuadas) su vivencia, ésta se queda en la conciencia y nunca pasa a formar parte de la sociedad. Por esto, si tomamos a la sociedad como punto de referencia, y no a la conciencia, lo visible y lo expresable esedn siempre unidos. En la sociedad y desde la sociedad sélo vemos lo que podemos comunicar, y por esto, siem- pre hay una reduccién de complejidad de lo representado en la conciencia cuando se pasa al decir. Si lo social existe en la opera- cidn de comunicar, podemos concluir que la sociedad observa por medio de comunicaciones. El estudio de las crénicas nos exige, como hemos visto, hacer una distincién, poco comtin para la sociologéa tradicional, entre sistema ps{quico y sistema comunicativo, Esta diferencia, que orien- ta nuestra investigacién, ha sido elaborada por Niklas Luhmann en su teoria de los sistemas sociales: La labor del pensamiento es siempre una labor del pensamiento en una conciencia, y la comunicaci6n es siempre comunicacién en el 2 Francois Hartog, Le miroir.... op. cit., p. 259. He optado por presentar traducidas todas las citas que hago de textos en francés. Las versiones son mias. ALFONSO MENDIOLA MEjiA 30 sistema social de la sociedad, Ambas operaciones pueden transcu- rrir simulténeamente y ser vistas como unidad por un observador. [...] Pero aun en tal caso, los sistemas se encuentran completamente separados, puesto que las otras operaciones propias (cuyo entramado hace precisamente posible la unidad de tales eventos elementales) varfan necesariamente de sistema a sistema.'> Esta distincién es importante para el estudio de las crénicas, pues nos permite observar que el yo que aparece en la crénica no es un yo psicolégico, sino un yo que forma parte de un tipo de enunciacidn, es decir, cuando Bernal dice “yo lo vi”, “yo estuve alli”, se trata de un yo comunicativo y no de un yo psiquico.'4 Ademas, algo derivado de la distincién entre sistema psiquico y social es lo siguiente: la sociedad no es la suma de las conciencias, sino una realidad emergente!> distinta a elas. La sociedad es un sis- tema que no se puede derivar de las operaciones que realiza el sistema psiquico, pues las operaciones que efectiia la conciencia para reproducirse son distintas a las realizadas por la sociedad. Esto puede sonar extrafio, pero no es diferente, en lo bdsico,!°a lo 3 Niklas Luhmann, La ciencia de la..., op. cit. p. 28. 4 el que la comunicacién utilice a personas como destinatarios y como temas. Pero entonces deberia hablarse de personas en su antiguo y estricto sen- tido, y no de individuos (seres humanos, conciencia, sujetos, etc.). Nombres y pronombres utilizados en la comunicacién no tienen la mds minima analogia con aquello que indican. Nadie es ‘yo’. Y lo es tan poco como la palabra manza- na es una manzana”, Niklas Luhmann, Complejidad y modernidad. De la unidad a la diferencia, p. 63. 15“Emergencia es un término que se utiliza en diversas disciplinas cientificas y tiene un cardcter eminentemente metodolégico en el sentido de indicar los Grdenes que deben quedar delimitados con precisién”. Niklas Luhmann, /ntro- duccion a la teorta..., op. cit, p. 193, 6 Digo en lo bdsico, porque para la sociologia sistémica de Luhmann el lenguaje, por carecer de operaciones propias que lo delimiten, no constituye un sistema, sino sélo una estructura. Debido a que el lenguaje, para Luhmann, no ¢s un sistema, él orienta su investigacién a la comunicacién, que sf es un siste- ma. “En oposicién a los fildsofos del lenguaje, que con frecuencia creen que el lenguaje es un sistema —y en ocasiones inclusive creen que es el nico sistema para la coordinacidn de relaciones vitales—, para el andlisis que aqui presenta- mos resulta decisivo considerar el lenguaje como un no sistema que hace posi- 31 /cuesniones DE METODO que ha propuesto el “giro lingiifstico” con la critica de la existencia de un lenguaje privado, en donde, por lenguaje privado, se en- tiende el funcionamiento de la conciencia sin el uso de reglas pu- blicas, en este caso, podriamos decir sociales.'? El abandono de la filosofia de la conciencia por el “giro lingitistico” implicé, en el Ambito de la investigacién histérica, que los estudiosos se volvie- ran conscientes de que las fuentes utilizadas no son percepciones sino comunicaciones. La consecuencia mds importante de esta distincién es que el historiador no puede ir del documento a la realidad sin remitirlo previamente al sistema de comunicacién en el cual se inscribe. La realidad es el resultado de una observacién objetivada en una descripcién. Segtin Luhmann, los estudios mas avanzados del funciona- miento de la conciencia o sistema ps{quico, no son los realizados por la psicologfa experimental, sino por la fenomenologia de Edmund Husserl. Sin pretender exponer exhaustivamente las apor- taciones de Husserl sobre el modo como opera la conciencia, slo nos interesa referirnos a ellas en la medida en que resultan titiles para comprender mejor nuestra distincién entre percepcién refe- rida al sistema psiquico y comunicacién referida al sistema social. Primero, la conciencia opera por medio de representaciones: ideas, pensamientos, imagenes. La nocién de representacién siempre remite a un soporte de ella, y este soporte es la conciencia, es de- cir, s6lo hay representacién para alguien y, en este caso, ese al- guien es la conciencia. No hay conciencia sin representacién, ni representacién sin conciencia. Este hecho determina que la con- ciencia, por estar obligada a referir la representacidn a s{ misma, sea refleciva. Para Luhmann la teflexividad de la conciencia signi- fica un sistema aucorreferencial, es decir, siempre que se le repre- senta algo, sabe que lo representado depende de sus operaciones ble él solo la constitucién de sistemas en la esfera de la conciencia y la comuni- cacién, al hacer posible el acoplamiento estructural de ambos tipos de sistema. Pero esto significa que también debemos tomar ahora como concepto funda- mental no al lenguaje, sino a la comunicacién’”. Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. city p. 43. 17 Gf. Saul Kripke, Witrgenstein: reglas y lenguaje privado; y Enrique Villa- nueva, El argumento del lenguaje privado. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 32 en tanto sistema en un entorno. Segundo, la conciencia, a pesar de su reflexividad, no se encuentra encerrada en sf misma, pues siempre es conciencia de algo; este algo es un fendmeno. Aun me- jor, gracias a su cerradura —autorreferencial— es que puede abrirse a su entorno —heterorreferencial. La conciencia nunca se reduce a la vivencia yo siento, yo pienso, yo quiero, etcétera, sino que su operacién sdlo termina cuando se refiere a algo: yo siento miedo, yo pienso en maviana, yo quiero comer, por ejemplo. La concien- cia funciona, al mismo tiempo, reflexiva y fenoménicamente. Este modo de operar es lo que Husserl denomina intencionalidad.!* El funcionamiento intencional de la conciencia determina el modo en que ella produce sus elementos y su estructura. De ma- nera mds precisa, el tipo de operacién que mantiene la dindmica de la conciencia determina la forma en que ésta se relaciona con las dimensiones del sentido —la material, la temporal y la so- cial—. Si por observar entendemos una operacién consistente en hacer una distincién e indicar uno de los lados, y lo que nosotros pretendemos es diferenciar la percepcién propia de la conciencia de la comunicacién propia de la sociedad, es necesario explicar cémo observa cada una de ellas. Debe quedar claro que la obser- vacién que realiza cada una de ellas depende de sus modos de operar. Luhmann describe la observacién de la conciencia tratan- do de distinguirla del de la comunicacién de la siguiente manera: En la percepcidn [...] se aprende lo diverso, aunque de manera diversa, como unidad. Lo distintivo desaparece en la esencia mis- ma de la cosa. Vemos el arbol tinicamente como forma, como un objeto limitado por la alteridad de lo otro que lo rodea. Pero la mirada no cae en Ia oscilacién, no aprehende la distincién, sino que aprehende el drbol gracias a su diversidad. En este sentido (que lleva a cabo una abstraccién de la refe- rencia a la sensorialidad), podemos aceptar la afirmacién de Mer- *8 “Que la intencionalidad sea ‘la esencia de la conciencia’, delimita la tarea propia de la fenomenologfa, tarea de descripcién de la conciencia en tanto que conciencia-de”. Dense Souche-Dagues, Le développement de Vintentionalité dans la phénoménologie husserlienne, p..1. 33 /cuestiones DE METODO leau-Ponty: “la perception est la pensée de percevoir quand elle est pleine et actuelle”. Por el contrario, la comunicacién es y serd siem- pre procesar una distincién como distincién y, mas precisamente: procesar la distincién entre informacién y acto de comunicar.'? La observacién de la conciencia, como dijimos arriba, se lleva a cabo por medio de pensamientos (ideas, imdgenes). Ellos pue- den utilizar el lenguaje o no (si se apoyan en él tienen mds capaci- dad de control); esta posibilidad esta dada porque, al igual que el sistema social, ellos observan y operan en el medio del sentido.” Pero el pensar lingiifsticamente no es comunicacién. “Es posible —dice Luhmann— que se nos haga aquf la objecién de que la conciencia es capaz de pensar en forma lingiifstica. Indudable- mente esto es cierto, pero tal pensamiento no es comunicacién”.?! El sistema ps{quico, al carecer de las seménticas sobre el tiempo que posibilita la comunicacidén, no tiene la potencialidad de la sociedad para procesar la temporalidad. Dado que la conciencia siempre es conciencia de algo, esto es, al ser siempre conciencia- de, nunca puede quedarse en el vacfo, aun en los momentos en que piensa en sf misma; por ello, la conciencia estructura el tiem- po de tres modos: el presente como atencién, el pasado como re- 9 Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. cit.. p. 20. 2° El concepto de sentido en la teorfa uhmanniana es fundamental y, al mis- mo tiempo, diferente al uso que hacen de él otras teorias socioldgicas y, quizds ms importante, también es diferente al de las teorfas lingiifsticas. Por eso pre- sento la explicacién que José Almaraz da del concepto: “El argumento de Luhmann es que ef concepto de sentido ha de definirse, ante todo, sin una referen- cua al sujeto,en la medidaen que éste como identidad, como conjunto estabilizado de relaciones significativas, presupone ya el concepto de sentido. Sin embargo Luhmann hablard de ‘sistemas constitutivos de sentido’ (Sinkonstituirende Systeme), sistemas que establecen relaciones. Con esta caracterizacién traza una linea divisoria entre lo psiquico y lo social, por un lado, y el sustrato fisico- orgénico de la accién o de la experiencia (sistemas orgdnicos y biolégicos), por otro. Un sistema constitutivo de sentido es un ‘conjunto de sentido’ bajo el cual se puede entender tanto un sistema psiquico, como unidad de un conjunto de vivencias y acciones significativas, como un sistema social’. José Almaraz, “Niklas Luhmann: antes de la autopoiesis"; pp. 233-4. 21 Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. cit. p. 29. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 34 cuerdo y el futuro como expectativa. El recuerdo y la expectativa sélo adquieren sentido en funcién de la atencién, y no por sf mis- mas. Por lo tanto, la organizacién del tiempo en las narraciones de los cronistas no dependen de la conciencia (el individuo) sino de la semantica de la temporalidad teolégico-salvifica. Desde nuestro programa de investigacién, la tinica manera de interpretar adecuadamente las crénicas de la conquista es atribu- yéndolas a la sociedad y no ala conciencia. Por eso ahora debemos diferenciar el modo de operar de la sociedad del de la conciencia. La sociedad se reproduce por medio de comunicaciones:22 orales, escritas, electrénicas, La comunicacién trasciende el Ambito de la privacidad y de la representacién propios de la conciencia; ella es ptiblica y externa. Por esto consideramos un error sostener que la sociedad se reproduce por representaciones que operan intencio- nalmente.?> La comunicacin se sujeta a reglas de orden social; pues cuando alguien cuenta algo lo hace ya siempre inmerso en una tradicién narrativa, bajo ciertas convenciones de género literario, 22 La teoria sociolégica funda comtinmente la sociedad en la accidn, por eso es extrafio, como afirma la teorfa de los sistemas sociales, sostener que la socie- dad se produce y reproduce por comunicaciones, pero s6lo al aceptar esta op- cién teorética se puede concluir que la conciencia (el individuo) es entorno de la sociedad, Luhmann lo explica de la siguiente manera: “Mi propuesta consiste en tomar por base el concepto de comunicacidn, y de esta manera transponer la teoria sociolégica del concepto de accién al de sistema. Esto permite presentar al sistema social como un sistema operativamente cerrado, consistente silo de sus propias operaciones, reproductor de las comunicaciones a partir de comu- nicaciones. Con el concepto de accién las referencias externas son précticamen- te inevitables. Dado que tiene que ser atribuida, una accién exige la referencia a estados de cosas que no estan socialmente construidos: a un sujeto, a un indivi- duo, para todos los propdsitos practicos incluso a un cuerpo viviente, 0 sea, a un lugar en el espacio”, Niklas Luhmann, Complejidad..., p. 56. 23 Considero que gran parte de las dificultades de la historia de las mencali- dades y, posterior mente, de la historia cultural, se encuentra en el hecho de que siguen basando su metodologia y tcoria en cl concepto de representacin. La manera de superarlas seria la de situarse en el concepto de comunicacién y abandonar el de representacién, Pues las representaciones de las que habla la historia cultural son descripciones que circulan rextualmente, esto ¢s, comuni- caciones. Si se pasara de la representacién a la comunicacién se volveria relevan- ce distinguir entre tecnologias de la palabra: oralidad y escritura, 5 /curstiones DE METODO es decir, pasa por otros filtros distintos a los que sigue la concien- cia. Por lo tanto, partimos de que la interioridad no comunicada es semejante a una caja negra a la que no se tiene acceso, es decir, lo social sélo tiene acceso a la comunicacién, no lo tiene a la con- ciencia. No hay nada menos accesible que ese lenguaje privado de las representaciones de la conciencia. Por esto, las crénicas sdlo se pueden entender como operaciones comunicativas literarias; son formas de comunicaci6n, es decir, como productos sociales, y no como experiencias interiores. Aunque Luhmann acepta que existe un acoplamiento estructural entre conciencia y comunica- cién, no piensa que la comunicacién sea el efecto de la concien- cia, es decir, que lo expresado por medio de la comunicacién sea la conciencia: Pero por esta misma razén, la relacién entre conciencia y comuni- cacién no puede entenderse de manera asimétrica, como lo reque- rirfa la concepcién usual. La conciencia no es ni causa ni origen, no es ni sustancia ni sujeto de la comunicacién. La comunicacién no tiene lugar en forma tal que sea el sujeto el que primero toma la decisién de comunicar, llevando luego a la practica tal designio, para que, finalmente, como efecto de esta cadena causal, alguien escuche o lea lo que se ha dicho o escrito.24 Si la sociedad se reproduce por medio de comunicaciones, équé es un sistema comunicativo para la teorfa de los sistemas sociales? Como habfamos adelantado, la percepcién observa sin el uso de distinciones, mientras que la comunicacién lo hace proce- sando distinciones. La comunicacién sélo se realiza si se lleva a cabo una distincién y sélo continua si ésta se asume como tal. Esta distincién se da entre participacién (Mitteilung) e informa- cién, pero la propia distincién debe ser percibida asf como tal por el quien la recibe.?> Es decir, para que se dé la comunicacién es 4 Niklas Luhmann, La ciencia de la..., op. cit. p. 49. 25 “A diferencia de las simples percepciones de conducta, la comprensién ha de basarse sobre una distincién entre participacién (Mitteilung) ¢ informacién. Este es el punto de partida, pues sin esta primary distinction no se verifica co- municacién alguna’, Niklas Luhmann, Complejidad..., op, cit., p. 57. ALFONSO MENDIOLA MEJiA 36 necesario que la distincién la realice quien la comprende. Sélo hay comunicacién cuando el oyente ha supuesto que existfa la intencién de comunicar en lo percibido: de otra manera no ten- dria por qué interrogarse por lo que se le quiso decir (la informa- cién). En la esfera de las interacciones gestuales es comtin que exista confusidn acerca de si se debe o no hacer la distincién. En la gestualidad la distincidn no es explicita, por ello Luhmann sostie- ne que aprender el uso del lenguaje nos prepara para aplicar la distincién de la comunicacién a ese mundo de los comportamien- tos. Si es posible comunicarse sin palabras, resulta imposible deter- minar la frontera entre lenguaje y no lenguaje; por ello —segiin Luhmann— el lenguaje no es un sistema, pues no puede diferen- ciarse en él lo interno de lo externo: Sdlo de este modo {por carecer de fronteras el lenguaje] podemos explicarnos que el lenguaje practique con tal énfasis la distincién entre acto de comunicar e informacién para que sea luego posible cl surgimicnto de formas no lingiiisticas (aunque lingiiisticamen- te dependientes) de la comunicaci6n; por ejemplo, por medio de gestos 0 cualquier otro tipo de accién expresiva, formas que a su vez no dejan duda alguna de que deberia proporcionarse una in- formacién.?6 Con lo anterior debe quedar claro que existe un caso donde no cabe duda sobre la intencién de comunicar, y éste es cuando se usa el lenguaje. Quien usa el lenguaje no puede negar que su in- tencidn era participar algo. La comunicacién, a cual analizare- mos mis detalladamente en el segundo apartado de este capitulo, €s una operacién que se compone de la sintesis de tres selecciones participacién (Minteilung), informacién y comprensién. Al igual que la conciencia, la comunicacién es reflexiva y referencial. La reflexividad se expresa en el acto de comunicar, y la referencialidad en la informacién que se comunica. En consecuencia, la comuni- cacién como tal lleva a cabo una distincién entre autorreferencia y heterorreferencia, pues puede tematizarse a si misma (“:qué qui- 26 Niklas Luhmann, La ciencia de la..., op. cit. p. 43. 37 /corstiones DE METODO siste decir con eso?”) o cuestionar la informacién que se dijo (“:no estoy de acuerdo con tu opinién?”). La conciencia y la comunica- cién son capaces de diferenciar entre lo interno y lo externo, es decir, de tener fronteras claras. Esta semejanza se debe a que am- bas se constituyen como sistemas que se diferencian de un entorno. Tomar como punto de partida como —hemos tratado de demostrar con la ayuda de la teorfa luhmanniana— que las créni- cas se deben atribuir a la comunicacién y no a la conciencia, o mejor dicho, que éstas no son espejos, més o menos limpios, que nos permiten ver lo que sus autores percibieron, en tanto que in- dividuos, abre un conjunto de preguntas. Pero no sélo las abre, sino que también orienta el camino para poder contestarlas. ;Cudles son las coerciones regulativas que la sociedad impone a las formas de comunicacién literarias en el Imperio espafiol del siglo XVI? 2De qué manera las instituciones regulan las formas de comunica- cidn en una sociedad estratificada, como lo era la espafiola en esa €época’ se difunden esos discursos? Qué permite y qué oculta el escribir desde una institucidn religiosa, como la de los franciscanos?, etcé- tera. Aquello relatado y descrito en las crénicas depende de un 2Qué tipos de discursos coexisten en esa sociedad? ;C6mo conjunto de convenciones sociales, las cuales se encuentran en ellas como su punto ciego, es decir, como aquello que no pueden ver. Por esto, nuestro trabajo consiste en ver lo que ellas no pue- den ver, y que sin embargo, determina lo visto, Nuestro objetivo es reconstruir las estructuras latentes de la realidad que comuni- can las crénicas. Nuestro propdsito es observar sus observaciones, las cuales, por ser sociales, se presentan como comunicaciones y no como percepciones. Para lograr nuestro objetivo nos centramos en la institucién que rige los procesos de escritura de esa sociedad: la ret6rica. Por retérica entendemos algo mds que un simple conjun- to de reglas para escribir. Ella determina el conjunto de las formas de comunicacién, tanto orales como escritas, del vértice social de la Europa del siglo XVI. El aprendizaje de la retérica es el mecanis- mo por el cual el cortesano se socializa, por ello, la retérica tras- ciende la mera preocupacién de hablar correctamente. Se podria decir que si la visi6n del mundo actual es cientifica, la del siglo ALFONSO MENDIOLA MEJiA 38 XVI es retérica, siempre y cuando distingamos lo siguiente: en la actualidad los procedimientos cientificos no determinan todas las formas de comunicacién de la sociedad actual, mientras que en el siglo XVI la retérica sf abarcaba todos los campos de la comunica- cidn. Por esto, nuestra investigacién pretende mostrar cémo se construye la realidad en una sociedad dominada por la retérica. Ahora ya estamos en condiciones de contestar la pregunta que nos hacfamos al inicio sobre la naturaleza de las crénicas. Di- cho de otro modo, zcon qué tipo de objetividad trabajamos cuando analizamos las crénicas de la conquista de México? La primera consideracién, como hemos visto, es que las crénicas son comuni- caciones y no percepciones. La segunda, que estas comunicaciones se difunden a través de un medio especifico: /a eseritura. En con- secuencia, las crénicas son comunicaciones escritas, y no orales. Una cuestién, que dejamos en este momento de lado, es la de aclarar el peso que tiene la oralidad en la estructura, el estilo y el contenido de estos textos escritos. Adelantamos, sin demastrarlo, que desde nuestro punto de vista, la escritura de las crénicas sigue adn dominada por la oralidad, a pesar de que su medio de difu- sién sea el escrito. Ademés, en el caso especifico de los tres cronis- tas que analizaremos (Francisco Lépez de Gémara, Bernal Diaz del Castillo y fray Juan de Torquemada) no estamos hablando ex- clusivamente de una escritura manuscrita (caligrdfica), sino de una escritura impresa (tipogréfica)27 La superficie organiza el espacio grafico. La diferencia entre oralidad y escritura esté en la cufia de la superficie: “La negligencia respecto de la sintagmatica de la es- critura tanto en la lingiifstica tradicional como en la moderna se debe, sobre todo, a la hipédtesis de que el modo en que los signos ” Los efectos de la tipografia en los procedimientos interpretativos de la literatura del Siglo de Oro espafiol son analizados por Elisa Ruiz en su ensayo “El artificio librario: de cémo las formas tienen sentido”. Ruiz sefiala lo siguien- te en el inicio de su arciculo: “mi intencién es esbozar el estudio morfolégico de los dispositivos materiales que se encuentran en los libros. La forma primigenia que los textos tuvieron en su dia respondia a una estrategia significativa, estrate- gia que no debemos olvidar so pena de mutilar gravemente la comprensién del mensaje transmitido”. Antonio Castillo (comp.), Escribir y leer en el siglo de Cervantes, pp. 285-6. 39 /‘cuestiones DE METODO escritos estan combinados en una superficie es una simple copia directa en términos visuales del modo en que los signos orales se combinan en el habla”.?® Como se sabe, muchas crénicas nunca fueron impresas en cl momento de su emisién sino hasta mucho tiempo después.”? La especificidad del material sobre el cual tra- bajaremos es la siguiente: se trata de comunicaciones escritas que se difundieron en su época como libros impresos. En principio puede parecer obvia la caracterizacién que he- mos hecho de las crénicas, y posiblemente lo sea, pero lo que no ¢s para nada obvio son las consecuencias metodoldgicas que deri- vamos de ella. Las comunicaciones que utilizan como medio de difusién la escritura, 0 el impreso, rompen con la limitante de la relacién cara a cara, en consecuencia escinden la participacién de la comprensién, mientras que en la oralidad se dan en el mismo tiempo y en el mismo espacio. Por otro lado, el control que ejerce la situacién de habla en la comprensién oral se pierde en la escri- tura. La obra escrita, y aun mds la impresa, constituye operaciones en la comunicacién que eran impensables desde la oralidad: leer y escribir. En la oralidad se tomard la representacién de la cosa por la cosa representada,*° lo que propiciard el pensamiento magico, mientras que la escritura las distinguird, lo que favorecer4, lenta- mente, la aparicién del pensamiento objetivista. Luhmann describe de esta manera los cambios que produce la aparicién de la escritu- ra en los sistemas comunicativos: El efecto de la escritura consiste en la separacién espacial y tempo- ral entre el acto de comunicar y la comprensién y en la inmensa explosién de empalmes que asf se producen. Las consecuencias inmediatas son: 1) un rechazo de la bené- fica desaparicién inmediata de las palabras dichas, es decir, un re- 28 Desde la semidtica integracional, Roy Harris critica la concepcién del estructuralismo del signo escrito. Roy Harris, Signos de escritura, p. 159. 2° Muchas de las crdnicas no alcanzaron la forma impresa y se quedaron como manuscritos, y fue sino hasta los siglos XIX y XX que se convirtieron en libros impresos. 2° Gf, David R. Olson, El mundo sobre el papel. El impacto de la escritura y la Lectura en la estructura del conocimiento. ALFONSO MENDIOLA MEJiA 40 chazo a la facilidad del olvido; y 2) la adquisicién de un radio de accién util para la reordenacién de las secuencias. Y, en efecto, cada comunicacién est4 construida por medio de un reducido des- carte y de un modo estrechamente secuencial. Uno habla después del otro, de distinta mancra no es posible ordenar ningun proceso de comunicacién. Esto vale también para la escritura. Pero la escri- tura conserva lo que se comunica para secuencias que, al momen- to, no son previsibles y esencialmente para empalmes indirectos.>! Estas cualidades de la comunicacién escrita o impresa hacen que el puiblico receptor sea totalmente distinto al de la oralidad. Ya que la escritura escinde temporal y espacialmente la participa- cion (el acto de escribir) de la comprensién (el acto de leer), se crea la ilusién de que todo lector, aun el que se encuentra varios siglos después de la participacién, puede apropiarse del sentido del texto de manera inmediata. Dicho de otra manera, el lector se considera, ilusoriamente, contempordneo del texto. Mientras en la oralidad lo informado se desvanece en el mismo momento en que es dicho, en cambio, en la escritura lo dicho permanece mis alld del contexto de emisién. Esta capacidad de la escritura de sobrevi- vir a su contexto de emisién genera un problema que se debe to- mar en cuenta: la ruptura entre contexto y significado. Si toda comunicacién anticipa por medio de una estructura de expectati- vas las comunicaciones que se pueden empalmar con ella, por lo tanto siempre est4 previendo un tipo de lector. Y ese lector pro- yectado por el escritor es construido desde las convenciones semanticas y literarias que él conoce.*” 3! Niklas Luhmann y Raffaele de Georgi, Téorfa de la sociedad, p. 107. 3? Este es el principio central del modelo interpretativo de la teorfa de la recepcidn estética. Pero otra manera novedosa y sugestiva para inscribir un libro en su contexto de emisién cs la que plantea el Hamado New Historicism que nacié en oposicién al New Criticism. El representante mds notorio de esta cs- cucla es Stephen Greenblatt, que ha desarrollado la mayor parte de su actividad académica en la universidad de Berkeley. En su introduccién a la antologia que elaboraron sobre este movimento, Antonio Penedo y Gonzalo Pontén dicen lo siguiente: “Frente a la calificacién de la literatura como reflejo, Greenblatt pre- fiere hablar de registro activo del pasado, implicado en las mismas operaciones aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 42 nicas: primero, las crénicas no deben ser tratadas como percep- ciones sino como comunicaciones; segundo, se trata de comuni- caciones escritas y no orales y, tercero, son comunicaciones escritas difundidas como obras impresas. Definida la naturaleza de las crénicas de la conquista, nos corresponde exponer el objetivo de nuestra investigacién. Dado que nuestra intencién es elucidar la clase de realidad que constru- yen estas obras, nos planteamos la siguiente pregunta: ;c6mo cons- truye la realidad una sociedad que estructura su comunicacién a partir de la retérica? De manera més explicita, nos interesa des- cubrir cudles son las distinciones usadas por una cultura deter- minada, en este caso la espafiola del siglo XVI, para observar (y comunicar) los acontecimientos de la conquista. Para intentar res- ponder esta interrogante nos centraremos tinicamente en los rela- tos de batallas, pues, aparentemente, éstos serfan —para el lector actual— los mis factuales de las crénicas. De las multiples narra- ciones de batallas sélo estudiaremos la de Cintla y la que trata la caida de Tenochtitlan. Si entendemos la conquista como un proce- so militar, la investigacién se enfoca al inicio y al final del mismo. El comienzo del proceso esta representado por la batalla de Cintla; y su culminacién, por la caida de Tenochtitlan. Estos relatos de batallas los estudiaremos tinicamente en tres cronistas: un clérigo humanista, Francisco Lépez de Gémara; un soldado letrado, Bernal Diaz del Castillo, y un fraile escolstico, fray Juan de Torquemada. Los relatos se encuentran en las siguientes obras: Hispania Vitrix, la Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espana y la Mo- narquta Indiana.” Esta investigacién es sumamente problemdatica en términos metodoldgicos, pues busca demostrar la contingencia del modo en que fueron narrados estos hechos. Contingencia significa acep- tar que los espafioles vieron lo que podian ver, por lo tanto, para ellos esa contingencia no significaba arbitrariedad. “Podemos de- 35 Las ediciones que usaremos son las siguientes: Francisco Lopez de Gémara, La conquista de México, edicién de José Luis de Rojas; Bernal Diaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espaiia, edicién critica pot Carmelo Séenz de Santa Maria, y Fray Juan de Torquemada, Monarquia indiana, 7 voli- menes, edicidn bajo la coordinacién de Miguel Lesn-Portilla 4B /cuestiones DE MéTODO cir también que la observacién —dice Luhmann— utiliza la pro- pia diferenciacién como su punto ciego. Sdlo puede ver lo que puede ver mediante esta diferenciacién. No puede yer lo que no puede ver”. La contingencia existe para el lector moderno en el momento en que observa la observacién de ellos. Desde la actua- lidad somos capaces de revelar el punto ciego de la observacién que los espafioles hicieron de la conquista, estudiar los supuestos desde los cuales se conté la conquista. No se trata de afirmar que el siglo XXI vea mds que el siglo XVI, sino que toda observacién puede ser, después de ser realizada, observada. Nuestro estudio con- sistird en observar cémo los espafioles del siglo XVI observaron por medio de comunicaciones la conquista. Para hacerlo, hay que par- tir de que la realidad no es una y la misma para todos, sino que es siempre una realidad construida por la operacién de observar. Ahora bien, lo importante estd en partir de una distincién entre la realidad de la operacién de observar y, si esa operacién de observar se sujet6 a criterios de falsabilidad. La observacién de los espafio- les es una realidad, pero nunca sometieron —porque era imposi- ble— esa observacién a una observacién de segundo orden basa- da en la distincién verdadero/falso. Los espafioles observaron su observacién en funcién de la distincién propia de la retérica: per- suasién/no persuasién. Lt UNA TEORIA DE LA OBSERVACION DE OBSERVACIONES*” Tampoco la observacion de las observaciones busca 0 encuentra una respuesta definitiva a preguntas cognitivas; al contrario, se expone a la observacién recurrente de las observaciones. Sin em- bargo, obtenemos el aspecto adicional del cémo. Niklas Luhmann Intentar observar cémo observa el mundo la sociedad estratificada del siglo XVI, plantea el siguiente problema metodolégico: ;c6mo 26 Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. cit p. 66. >7 “Por otra parte, con el metaconcepto de observacién, veo abrirse en forma ALFONSO MENDIOLA MEJIA 44 es posible observar observaciones?, ;c6mo se pueden investigar empiricamente las observaciones? 0, mds precisamente, ;c6mo se observa una operacién particular como es la de observar? La cues- tién no consiste en observar la realidad que el cronista observa, cosa por demas imposible, sino cémo ¢l la observaba. Observar lo observado por él presupondria que la realidad existe independien- te de la operacién de observar,** y los textos de los cronistas no son [a realidad, sino la observacién que ellos hicieron de ella. Di- cho de otra manera, los cronistas no nos dan la realidad, sino ob- servaciones de la realidad. La realidad no existe independiente de las observaciones que se hace de ella, por esa no es posible verifi- car las descripciones de los cronistas por medio de la investigacién arqueolégica. Pues la ciencia arqueolégica observa de una manera distinta al soldado, al clérigo o al fraile del siglo XVI. La realidad es la referencia de la operacidn de observacién y no es independiente de-ella. La tinica manera de observar lo:mismo es repitienda laope- racién de observacién tal y como el observador la realizé. El soste- ner que la realidad sicmpre es realidad obscrvada nos hace romper con la distincién ontolégica entre pensar y ser: “La referencia (lo que designa una observacién), ciertamente tiene que ser distinta creciente, también otras posibilidades. Si se parte de la operacién del observa- dor, la teorfa de sistemas resulta ser sélo un instrumento plausible, entre otros. De hecho, en dos o tres ocasiones sostuve un seminario en el que se intenté desarrollar diferenciaciones alternativas al complejo sistema/entorno, por ejem- plo, la diferenciacién medio/forma o también la diferenciacidn evolutivo teéri- ca de variaciéniseleccién, Entonces, se vuelve més claro que no todo puede ser deducido de determinados axiomas de la teoria de sistemas. Creo que cada paso concreto debe exigir tambign la introduccidn de otras diferenciaciones de ori- gen distinto, De allf se podria decir que se empieza con una teoria de la obser- vacién y se decide entonces, en un segundo paso, si uno quiere trabajar con ayuda del esquema sistemafentorno, o del esquema medio/forma, etcétera”. Niklas Luhmann, “Entrevista a Niklas Luhmann”, pp. 6-7. 34 “Sin embargo, no es posible sacar conclusiones de la realidad a partir de la realizacién operativa de las observaciones, con respecto a su objetividad. Dicho de otra manera, la realidad de la observacién no surge de una extensién hacia un mundo quc existe independiente del observador y que sca comprendido por todos los observadorcs, si éstos no se cquivocan, en un mismo sentido, porque existe independicntemente de ellos”. Niklas Luhmann, La ciencia de la. op- cit, p. 62. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 46 Esta situacién se hace especialmente evidente en la relacién entre seres humanos y sistemas sociales. El concepto de interpenetraci6n ofrece la clave para el andlisis ulterior de esta relacién, pues sustitu- ye las doctrinas del derecho natural, asi como los intentos sociolé- gicos que han trabajado con los distintos conceptos de necesidad y las teorfas de los roles y de la socializacién. La relacién entre seres humanos y sistemas sociales es mds comprensible si se recurre al concepto de interpenetracién que con los conceptos sociolégicos mencionados. La interpenetracién no los excluye, los incluye.*! Solo al analizar los procesos de interpenetracién seremos ca- paces de abandonar los acercamientos a los cronistas en términos biogrdficos. Pues en la mayoria de los casos lo biografico se en- tiende, en el estudio de los cronistas, como una trayectoria ajena a los sistemas sociales. Nos interesa, siguiendo la terminologfa luhmanniana, la persona y no “el ser humano”.4? Las crénicas como comunicaciones estén determinadas por la estructura social y no por lo psiquico y orgdnico. Los relatos de la conquista, debido a los procesos de interpenetracién, se comprenden mejor si se inscri- ben en la cultura teoldgico-cristiana que en factores individuales. Si, como hemos dicho al inicio de este apartado, nuestro objetivo es observar las observaciones de los cronistas, es necesario explicitar en qué consiste la operacién de observar. Por un lado, no se trata de observaciones realizadas por la conciencia, sino por la sociedad; por otro, no nos interesa explicar el qué de la observa- ci6n sino el cémo. Nuestro estudio consiste en observar obser- vaciones atribuibles a la sociedad, pues éstas se presentan como comunicaciones. De manera normal, la observacién se distingue de la acci6n 0 del hacer. Por un lado, la observacién se concibe, comtinmente, co- 41 Niklas Luhmann, Sistemas..., op. cit., p. 202. 42“E] presente capitulo trata de un entorno especial de los sistemas sociales: el de los seres humanos y sus relaciones con los sistemas sociales. Hemos optado por la expresi6n ‘ser humano’ para asegurar que se trata tanto del sistema psiquico como del sistema orginico del hombre. En este contexto, evitaremos en lo posi ble la expresién ‘persona’, la cual reservamos para indicar la identificacién soci de un complejo de expectativas dirigidas a un hombre individual”. Ibid, p. 199. 47 /‘cusstiones DE METODO mo pasiva y, por lo tanto, receptiva; mientras la accién se representa como productiva. En nuestro caso no va a ser asf. Antes que nada, vamos a entender la observacién como una operacién que ejecuta el observador,4? es decir, cuando se observa se realiza algo. De lo anterior se deriva la distincién entre operacién y observacién. Entre ambos fenémenos existe —para quien los observa— una relacién de complementariedad [...] Ni es posible separar ambos fendémenos, ni existe una relacién de causalidad en el sentido de aque Je operacién es'la causa y la observacién su efecto: Sélo:por razones de la observacién, hay que descomponer la situacién como es debido. Para la observacién de una operacién [...] basta una ob- servacién simple de lo que sucede [...] Para la observacién de la operacién como observacién, sin embargo, hay que hacer el esfuer- 20 por colocarse en un nivel de segundo orden, lo cual significa, segiin una idea hoy en dia asimilada en la lingiifstica, un nivel con componentes autorreferenciales.“4 Por ello, cuando afirmamos que la realidad es realidad observada, nos referimos a que “lo real” sdlo se hace presente cuando se ha realizado una operacién particular, la cual denominamos observa- cién. Y para observar la operacién de observar se debe uno situar en un metanivel. Precisemos un poco mds: lo real existe como aquello a lo que nos referimos por medio de una operacién que es una observacién. De esta manera, s6lo se tiene acceso a “lo real” si se repite la operacién especifica que lo instituyé como tal. Enten- der la realidad como el resultado de la operacién de observar nos exige que elaboremos un concepto abstracto de observacién, el cual trascienda la distincidn cldsica entre actuar y observar, es decir, que parta de que el actuar es también una forma de observar.*> “9 “El observador tiene que ser, si se pretende asegurar una continuidad de la observacién, un sistema estructurado que se diferencia a si mismo del entorno”. Niklas Luhmann, Introduccién a la teorta..., op. cit., p. 118. 4 Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. cits, p. 61. “5 “También una actuacién dirigida a un fin es una observacién con ayuda de la distincién del estado marcado en Ia finalidad y el que se produce de otro modo; y también comunicar es observar con la denominacién de una informa- ALFONSO MENDIOLA MEJIA 48 La operacién de observar consiste en la unidad de distinguir e indicar. Esto se conoce a partir de Spencer Brown como “cons- truccién operativa de formas”. Por forma se entiende “una Ifnea de frontera que marca una diferencia y obliga a clarificar qué par- te se indica cuando se dice que se encuentra en una parte y dénde se debe comenzar si se quiere proceder a nuevas operaciones”.*° Por lo tanto, para que la observacién se lleve a cabo, se debe trazar una distincién (“esto y no lo otro”), y después, para que ésta se actualice es necesario indicar 0 marcar uno de los dos lados de la distincidn realizada; pues no habrfa observacién alguna si se per- maneciera en la indiferencia de la distincién, esto es, si no se eli- giera un lado de la misma: “Indicar es al mismo tiempo distinguir, as{ como distinguir es, al mismo tiempo, indicar”.4” Como sélo es posible observar cuando operamos una distincidn, el mundo o lo real previo a toda distincién es inobservable, o mejor dicho invisi- ble. La realidad aparece, de esta manera, como el soporte de toda distincién. Dicho de otra forma, no hay acceso a lo real si no se lleva a cabo un trazo o una marca que constituya una diferencia. Pero, y esto es sumamente importante para nuestro tema, aunque s6lo se indique uno de los lados de la distincién, los dos lados de la forma existen en simultaneidad. Asi, cuando se desea indicar el otro lado de la distincién (aunque insistimos que existen en simultaneidad) debemos pasar la frontera que permitié hacer la diferencia. El hecho de cruzar el limite presupone tiempo. En suma, la orientacién del cruce necesita de una diferencia entre antes y después, lo que esta distincién muestra es que no se pueden ver los dos lados de la distincién al mismo tiempo, pues esto significarfa que no se llevé a cabo una distincién. Como puede verse, sélo podemos referitnos a lo real por medio de distinciones, y no de manera inmediata. En consecuencia, se ve lo que se ve gracias a la distincién que se opera para referir algo en el mundo. Pero, como hemos dicho, cién, a diferencia de lo que de otro modo hubiera podido ser posible”. Niklas Luhmann, Observaciones de la modernidad, Racionalidad y contingencia en la sociedad moderna, p. 92. 4 Niklas Luhmann y Raffacle de Georgi, Teoria de la... op. city p. 35. 4” Niklas Luhmann, /nsroduccién a la teorta..., op. cit. p. 65. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA SO orden, en tanto que operacién, también es incapaz de ver la dis- tincién que usé para ver la observacién de primer orden. Para lograr verla se necesitarfa realizar otra distincidn, esto es, llevar a cabo una observacién de tercer orden, Con esto queremos sefialar que no hay una observacién ultima que sirva de fundamento ab- soluto de toda observacién, sino por el contrario, toda observa- cién, por ser una operaci6n, es empirica y por lo tanto observable, y nunca trascendental.*! El recurso para tolerar la contingencia de lo real se encuentra en pasar de la pregunta del cémo es que se ve lo que se ve, al qué es lo que se ve. Este camino, ha sido el del positi- vismo o el del realismo ingenuo. Ahora podemos constatar también, en una retrospectiva histérica, que la observacién del qué, el formular y contestar preguntas de tipo gué es (...] ycon ello toda la epistemologia prekantiana, siem- pre se habia enfrentado a una forma de la desparadojizacién del mundo, por lo cual no tenfa ningiin problema (o sélo de tipo téc- nico) con la Iogica. La revolucién kantiana que se aprecia quizds mejor en el Prdélogo a los Prolegémenos para una metafisica futura, consiste en la sustitucién de preguntas sobre el qué por preguntas sobre el cémo, independientemente de que se acepte o no la mane- raen que el propio Kant se sustrae posteriormente a los problemas de la autorreferencia y la paradoja mediante la diferenciacién entre lo empitico y lo trascendental. La observacién de la observacién convierte en histérico (re- lativo) lo que para el primer observador aparecfa como natural (absoluto). La ganancia de la observacién de segundo orden se encuentra en ver aquello que el observador de primer orden no puede ver. El objetivo programatico de la observacién de segundo orden es la de aprender a ver lo inobservable para el observador de primer orden. No es observable para el observador porque se trata de la unidad del esquema de diferenciacién que aplica en la opera- 5" Por srascendental entendemos aquello que permite la manifestacién de lo empirico pero no es empirico. 5? Niklas Luhmann, La ciencia de las. op. cit. p. 75. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 52 tante de las epistemologias contempordneas, cuestién que puede ser entendida como la superacién del positivismo. As{ se comprende que la teoria cognitiva académica no pudo asi- milar, sino debié marginar el descubrimiento mds excitante de la investigacién cognitiva moderna: cl descubrimiento de la datencia. El término designa la posibilidad de observar y describir lo que otros no pueden observar. En la epistemologia clisica no existia esta posibilidad (a no ser disfrazada como error o como fuente de error). No cabja en el esquema de observacién légico/ontoldégico. La incapacidad misma para comprender la latencia permanecia la- tente, era el punto ciego, era la condicién de poder observar con este esquema. Sin embargo, hoy en dia es posible observar tam- bién y sobre todo esto.*4 La semantica de lo latente ha evolucionado junto al desarro- Ilo de la modernidad. Luhmann sugiere, en una breve historia del concepto de lo latente, que las epistemologias modernas, hasta con el constructivismo, siempre la vieron como un hijo ilegitimo: “el hijo natural de la epistemologfa, al que no se le permite entrar ni continuar el linaje”.° Por ello, segiin Luhmann, el uso de la latencia se dio principalmente en la novela del siglo XVII: “El lector obtiene una visién en la estructura de los motivos de los héroes, que permanecen ocultos para ellos mismos. Piénsese en Pamela de Richardson. El romanticismo expande esta posibili- dad”.% Sin embargo, aunque hijo natural de la epistemologfa, la latencia se tematiza con otras nociones en las epistemologia mo- dernas. En una primera etapa aparece con los nombres de innatismo (Descartes), apriorismo (Kant), costumbre (Hume), entre otros. En esta primera etapa lo latente es considerado como ahistérico 0 propio de la naturaleza humana. En su segunda etapa se hace pre- sente en las teorfas de la sociedad como ideologfa, intereses de clase (Marx); y finalmente se convierte en la piedra de toque de la teorfa psicoanalitica en su nocién de inconsciente (Freud). 54 Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. cit, p69 8 Wbid., p.70. %6 Loc, cit. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 54 dad, etcétera, porque partian de una visidn ontoldgica de la rea- lidad. Con estas distinciones en las formas de diferenciacién se comprende por qué la modernidad ha tematizado con tal interés la problematica de la latencia: observar lo que est4 a espaldas del observador. La observacién de segundo orden lo que saca a relucir es que ya noes posible sicuarse en el orden de la naturaleza, ni en el de las inten- ciones de la vida buena y verdadera de la antigua filosofia politica. El modo de funcionamiento de los sistemas es la observacién de segundo orden y, de alli, la conciencia necesaria de una base cons- titutiva de contingencia que traspasa a todos los sistemas sociales. Lo artificial, lo cambiable, lo necesitado de constantes explica- ciones, parece que es lo que puede ofrecer el modo de ser de la mo- dernidad.®! A partir del siglo XVII en adelante, la funcién histérica de la critica consiste en ver lo que el otro, desde su perspectiva, no pue- de ver. La critica, entendida como ilustracién, pretende mostrarle al observador de primer orden lo que no puede ver: lo latente.°? El concepto de critica expresa con toda claridad la paradoja de la observacién en la estructura latente: ;Cémo se puede ver algo que no es visible? Sélo gracias a la existencia de otro observador (0 puede ser el mismo observador, pero como observador que se ob- serva) que mediante una observacién especializada se orienta a la unidad de la distincién que pone en prdctica el primer observador para referirse al mundo. La observacién de segundo orden no es el empleo de una ldgica formal abstracta, sino el esfuerzo por observar aquello que el ob- servador no puede ver, por razones de posicién. La observacién de segundo orden debe fijar con exactitud el punto desde el cual se observa cémo el otro observa el mundo. O dicho de manera més Niklas Luhmann, Jusroduccién a la teorla..., op. cit., p. 130. ® Lo ingenuo de toda postura critica, segdin Luhmann, se encuentra en creer que quien hace la critica no tiene, él mismo, un punto ciego. Cf. Niklas Luhmann, “En cl ocaso de la sociologfa critica”. 55 /cuestiones DE METODO precisa: qué esquema de diferencia utiliza aquel a quien se observa. Inmediatamente surgen, entonces, distintos planos de observacién: el observador de segundo orden distingue la observacién (obser- vada) de otras observaciones. Y esto de manera muy distinta al observador de primer orden que ha aplicado un esquema de ob- servacién, por ejemplo: moral/amoral, cercano/lejano, personal/ impersonal.® Esta observacién especializada descubre distintos planos por- que coloca entre paréntesis la totalidad del mundo para concen- trarse exclusivamente en lo observado por el observador. Esta emergencia de lo latente en la modernidad nos sefiala dos cosas: a) todo observador, en el momento en que observa, tiene un punto ciego, y b) se necesita otra observacién para revelar ese punto cie- go. Metodoldgicamente podemos concluir que toda descripcién de lo real presupone algo latente: dicho de otro modo, que la rea- lidad siempre es realidad para alguien™ y nunca realidad en si. Debe quedar claro para quién lo latente es tal, porque de no ser asf estarfamos envueltos en una afirmacién absurda. Pues ;c6mo es posible que lo invisible se pueda ver? Lo latente es un compo- nente necesario de la operacién de observar, no hay observacién sin un punto ciego para el observador. Ese punto ciego —lo laten- te— de la observacién sdlo es visible para una segunda observa- cién. Pero esta segunda observacién, aunque revela lo latente de la primera observacién, en tanto que observacién, también tiene un punto ciego que la hace posible. Por lo tanto, lo latente se hace visible por la segunda observacién que se especializa en hacer ora diferenciacién —observador/observacién— para poder ver el es- quema de la distincién aplicada por el primer observador. “Toda observacién es, al ser dependiente de una diferenciacién, latente para sf misma. Pero precisamente esto puede ser observado me- diante otra diferenciacién. Lo que no puede ser observado, es ob- servable —si bien tinicamente mediante un cambio de esquema, © Niklas Luhmann, Jntroduccién a la teorta.... op. cit., pp. 126-7. Esta formulacién nos recuerda la fenomenologfa: la diferencia en Luhmann es que ese alguien no es un sujeto sino un sistema autorreferencial y autopoiético. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 56 es decir, mediante el tiempo”.© Lo latente lo es en la primera ob- servacién, y se vuelve manifiesto por medio de la observacién de esa observacién. Ast se resuelve lo absurdo de lo latente como algo manifiesto. Volver manifiesto lo latente es la cuestién central de la epistemologfa actual. Nosotros trabajaremos precisamente so- bre ese punto ciego: lo latente en la visién de los cronistas del siglo XVI de la conquista de México. Después de exponer fa teoria de la observacién de segundo orden, nos corresponde presentar brevemente Ja epistemologia capaz de trabajar con la nocién de lo latente. Esta epistemologia debe tener la capacidad de incluir al observador en la constitucién de lo observado. La epistemologia tradicional o positivista parte del supuesto contrario: el observador no participa en la constitu- cién de lo observado. Pues ella sdlo se ha interrogado por el qué es lo que se ve, sin preocuparse por la cuestién del para guién. En nuestra investigacién, la Gnica epistemologia que puede ayudar- nos es la que se pregunte para quién la realidad es asi y no de otra forma. Mientras que la epistemologia tradicional elabora sus pre- guntas del siguiente modo: ;qué es la historia?, ;qué es el poder?, équé es la familia?, como si la historia, el poder y la familia fueran esencias ahistéricas. En cambio, la epistemologia constructivista se interroga siempre refiriendo el qué a un observador situado en un contexto, por ejemplo: zqué es la historia para los teoldgos catélicos del siglo XVI2, gqué es el poder para un cortesano del si- glo XVI, :qué es la familia para un fraile franciscano del siglo XV? Siempre que se afirma algo de lo real, la epistemolog{a construc- tivista pregunta para quién es asf la realidad, pues no acepta que la realidad exista independientemente del observador. La nocién de realidad es distinta de una epistemologfa a otra, pues para una es necesaria e inmutable y, para la otra, es contingente y relativa. La transformacién que se da de una epistemologfa a la otra es la que va de una realidad ev sfa una realidad construida. 65 Niklas Luhmann, La céencia de lt... op. cit., p. 70. 6614 latencia se convierte mas bien en el problema central de la produccién social del conocimiento, cs decir, en el problema central de todo aquello que la sociedad organiza como ciencia”. /bid., p. 70. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJiA 58 descubierto que esos elementos subjetivos de las epistemologias anteriores (el innatismo 0 los “a priori”) corresponden en la actua- lidad a lo /atente, la unidad de la distincién. Lo /atente no es mds que la distincién que el observador pone en operacién para cono- cer lo real. Ahora, la diferencia entre las propuestas constructivistas del siglo XVIII (el idealismo) y la actual se encuentra en el punto de partida: En la tradicién de la teoria idealista del conocimiento se trataba de la pregunta por la identidad de la diferencia entre conocimiento y objeto real. La pregunta era: ;c6mo puede el conocimiento apre- hender un objeto que est4 situado fuera de él? O, como puede el conocimiento afirmar que algo puede existir independientemente de él, cuando todo lo que se aprehende ya presupone conocimien- to (lo cual seria una contradiccién)? Mientras se traté de resolver el problema de forma teérico trascendental o dialéctica se traté siem- pre de este problema: :edmo es posible el conocimiento, si no puede haber ninguna relacién con la realidad independiente del conoci- miento? El constructivimso radical, por el contrario, empieza con la afirmacién empfrica: el conocimiento es sélo posible porque no puede ponerse en contacto con la realidad. Si algo caracteriza a la sociedad contempordnea, como he- Mos visto, cs su constante necesidad de interrogarse por lo que no puede ver, esto es, por lo darente. La investigacién histérica no pue- de desentenderse de esa necesidad, es decir, la historia como cien- cia sdlo puede sobrevivir si asume la observacidn de segundo orden: “La pregunta verdaderamente importante es, por sobre todo, a qué estado propio converge un sistema [es decir Ia sociedad actual), desde el momento en que su recursividad [ss reproducctén] lo orien- taa lo que el observador no puede observar”.©° La tarea de nuestra investigacién consiste en describir obser- vaciones del pasado y no describir el pasado, por eso debermos apropiarnos de la propuesta teérica del constructivismo. Esta pro- 68 Niklas Luhmann, Torda de los sistemas sociales 11 (articulos), p. 70. © [bid., p. 110. 59 /‘cuestiones DE METODO puesta nos plantea el siguiente hilo conductor: primero, cémo y de qué manera entender una realidad que ya no es en si, sino construida; segundo, a partir de qué momento histérico surge la concepcién de que la realidad es construida y no algo dado; y, tercero, a qué nos estamos refiriendo cuando utilizamos el con- cepto de lo latente. Entender lo real bajo el postulado de la latencia es aceptar que hay algo previo a la experiencia que la posibilita. ¢Cémo formular el tema de nuestra investigacién desde la epistemologia del constructivismo operativo de Luhmann? Aque- Ilo que vamos a estudiar, como ya dijimos, son los relatos de ba- tallas que se encuentran en las obras de los siguientes cronistas: Francisco Lopez de Gémara, Bernal Diaz del Castillo y fray Juan de Torquemada. De esos relatos de batallas sélo escogemos dos: la primera batalla del ejército de Cortés, la de Cintla, y la tiltima, la caida de Tenochtitlan. Lo primero que debemos evitar es partir del hecho de que, por un lado, tenemos el relato y, por el otro, la batalla. Con lo tinico que contamos es con los relatos. Aceptar que sélo tenemos narraciones, nos impide caer en la creencia de que el relato es una ventana para ver un hecho. No existen, en la sociedad, hechos en sf, sino hechos comunicados. Lo que nos in- teresa es analizar las coerciones literarias que motivaron el relato de la forma en que se hizo. Las decisiones epistemoldgicas ante- riores guian nuestro estudio, pues no podemos partir 4 priori de que a los cronistas les interesaba, como a Leopoldo von Ranke, contar las cosas tal y como sucedieron. Nosotros estudiaremos el vinculo que se da entre los sistemas de comunicacién y los relatos de la conquista. S6lo cuando hayamos entendido esa relacién po- dremos explicar si las crénicas pretendfan ser comunicaciones referenciales o no. Esto significa que debemos estudiar los siste- mas comunicativos de la sociedad espafola del siglo XVI para en- tender de qué nos hablan los relatos de las batallas. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 62 ma en la medida en que permite que una parte vuelva a reentrar en la otra. Sobrepasa, por otra parte, la posicién cldsica del problema, porque revierte tanto la teorfa del sujeto como la del objeto. Esta posicién puede sustituir la pregunta por el desacoplamiento me- diante cerradura, por la de la diferenciacién de los sistemas, y pue- de sustituir la premisa de un mundo comtin, por una teorfa de la observacién de los sistemas que observan (second order cybernetics).’* Aunque en el apartado anterior ya se ha insistido en referir las crénicas de la conquista a la comunicacién y no a la concien- cia, es indispensable enriquecer esa alternativa con una exposicién detallada del concepto de sistema de Niklas Luhmann. Este des- cubre, en la década de los ochenta, el valor de la teoria de la obser- vacién y considera que es anterior en sentido légico a la teorfa de sistemas, pues esta tiltima no es mds que la aplicacién de una ob- servacién.”5 Esto es, la teorfa de sistemas elige una distincién para observar el mundo: sistema/entorno; y de esta forma indica un lado: el sistema. Por ello la posicién de Luhmann acerca de la teoria de sistemas es la siguiente: Lo que en la actual comprensién de la teoria de sistemas cambia con respecto a los avances logrados en los afios cincuenta y sesenta es una formulacién mas radical en la medida en que se define al sistema como la diferencia entre sistema y entorno. La formulacién necesita un desarrollo explicativo, ya que esta sostenida sobre una paradoja de base: el sistema es la diferencia que resulta de la dife- rencia entre sistema y entorno. El concepto de sistema aparece, en la definicién, duplicado en el concepto de diferencia.” 74 Niklas Luhmann, Teorta de los sistemas... Il, op. cit, p. 72. 75 “También es necesario aclarar la ubicacién de la diferencia sistema/entor- no en la realidad, Tal diferencia no es ontoldgica y en esto residen las diferencias de comprensién. No divide a la realidad global en dos partes: aqui el sistema, alld el entorno. Esta altcrnativa no es absoluta, mas bien relativa respecto al sistema y, no obstante, objetiva. Es un correlato de la operacién de observacién que introduce esta distincidn en la realidad (como lo hace con otras)”. Niklas Luhmann, Sistemas... op. cit., pp. 173-4. 76 Niklas Luhmann, Introduccién a la teorta.... op. cit, pp. 61-2. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 66 la Gnica operacién que cumple con los requisitos es la comunica- cién. Por ello, al aplicar un limite para diferenciar al sistema social de su entorno, éste se manifiesta como sentido. La sociedad, a di- ferencia de los organismos bioldgicos, carece de piel para marcar su frontera entre ella y su entorno. Los limites de los sistemas so- ciales son limites de sentido. Los limites de sentido no son sélo una piel exterior que, como un 6rgano, cumple ciertas funciones. En realidad ordena los elementos de que consta el sistema y los que él mismo reproduce [...] Quien intente poner en marcha la comunicacién o suplir el repertorio de temas de un sistema mediante nuevos elementos, harfa bien en considerar el contenido de exigencia excesiva y asegurarse de las oportunidades: la comunicacién amplia los limites del sistema. Ahora bien, si la operacién tinica que reproduce a la sociedad es la comunicacién, la estructura de la sociedad cumple la funcién de enlazar comunicaciones. Esto lo logra por medio de estructuras de expectativa. Para nuestro andlisis de los relatos de batallas partimos de los siguientes postulados: a) la realidad es siempre realidad observa- da; b) para acceder a la realidad es necesario observar al observa- dor; y c) el observador es un sistema y no un sujeto. En el caso del sistema observador de las crénicas nos referimos a los sistemas sociales (interacciones, organizaciones, sociedad). Por otro lado, como ya hemos visto, los sistemas sociales se reproducen por me- dio de una operacién tinica: comunicacién. Por lo tanto, las ob- servaciones que estudiaremos son comunicaciones. Este punto de partida nos exige explicar cémo observa la sociedad por medio de comunicaciones. La dificultad para comprender la distincién entre los cronis- tas (individuos) y los textos de las crénicas (comunicaciones) se encuentra en la definicién tradicional, tanto cotidiana como cien- tifica, de comunicacién. La objecién inmediata contra esa distin- cién se expresa de la siguiente manera: los cronistas son los que “4 Pbid., p. 187. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 70 No porque estos tiltimos no sean importantes, sino porque el acto de emisién sélo se transforma en comunicacién a partir de que llega al receptor. Antes de enfocarnos al tema de la comunicacién como ob- servacién, es indispensable mostrar con un ejemplo la riqueza de comprensién que se obtiene al observar el punto ciego de la obser- vacién. ;A qué se refieren la sociedad medieval y la moderna con el uso de la palabra naturaleza? Si no se tomara en cuenta la uni- dad de la distincién por medio de la cual a observan, se creerfa que se refieren a lo mismo. Partimos de la no existencia de algo como la naturaleza, independientemente de la distincién que cada sociedad usa para designarla. Si se la observa, es gracias a que se le distingue de lo no natural. Como hemos dicho, toda observaci6n en tanto que comunicacién implica una diferenciacidn: esto y no lo otro. La naturaleza no existe como algo en s{ mismo, sino como oposicién a otro concepto, y segtin a lo que se oponga cambia su sentido. Con oposicidén nos referimos a distincién. El observador, en el momento de la observacién, no puede ver la unidad de la dis- tincién: el punto ciego funciona como el tetcer excluido de la I6- gica aristotélica. La sociedad medieval, cuando se refiere a la naturaleza, lo ha- ce por medio de la distincién naturaleza/gracia. Lo natural es lo distinto a la gracia. Por gracia se entiende lo que Dios otorga gra- tuitamente por medio de la participacién en los sacramentos y es algo sobrenatural. Su funcién es ayudar ala naturaleza pecadoraa tender al bien, pues por sf sola ésta serfa incapaz de hacerlo por causa del pecado original. Cuando el hombre medieval habla de la naturaleza no se refiere a algo que exista independiente de su rela- cién con la gracia. Debido a la distincién que la cultura medieval usa para referirse a la naturaleza, nos damos cuenta de que perte- nece a la cosmologfa cristiana; es decir, es vista como creacién de Dios. La naturaleza, a la que se refiere, es aquélla corrompida por el pecado original. En cambio, la sociedad moderna, la opone a la cultura. Al usar la distincién naturaleza/cultura el hombre mo- derno observa algo totalmente distinto a lo que observaba el hom- bre medieval. Por esto, la nocién actual de naturaleza no contiene ningtin elemento teoldgico y, ninguna referencia al pecado. Senci- aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEjiA 74 sélo se entiende por la funcién que cumple. “Para la teoria de sistemas la funcién de la comunicacién estriba en volver proba- ble lo que es altamente improbable: la autopoiesis del sistema de comunicacién llamado sociedad”. El problema de la comunica- cién estd en continuar con otra comunicacién, es decir, en el enlace de las comunicaciones. Pero cada una de ellas, como veremos mas adelante, abre dos posibilidades: el s/ y el no; esto es, ser aceptada o rechazada. Por ello su tarea fundamental es motivar la acepta- cién de la seleccién que ofrece. Para Luhmann, el lenguaje no es suficiente para lograr el hacer probable lo improbable, sino que se necesitan mecanismos que favorezcan los s#es sobre los noes. En una visién evolutiva, estos mecanismos son, segtin Luhmann, los siguientes: la moral, la retérica, los medios simbélicamente gene- ralizados. Nosotros situamos a las crénicas bajo el mecanismo de la retérica, a diferencia de la ciencia de la historia moderna que se sujeta al medio simbédlico generalizado de la verdad. La retérica, desde la teorfa de la comunicacién de Luhmann, es un mecanis- mo para motivar la aceptacién de lo comunicado cuando empicza a dominar la escritura sobre la oralidad. Esta motivacién favorece los sfes sobre los noes por medio de un cédigo diferente al de la verdad: el de la persuasién o la influencia. La otra linea de desarrollo de la persuasién fue la que se obtuvo mediante la retérica claborada: textos escritos entretejidos de mani- festaciones emotivas con la finalidad de persuadit. ¥ todo esto con la esperanza de producir mas aceptacién de sies que de noes. Esta retérica jugd un papel decisivo en la historia europea, sobre todo en Jos programas educativos dirigidos al entrenamiento de la elocuen- cia: el noble no sélo podia imponerse mediante el recurso a las ar- mas, sino también haciendo uso de las palabras. [...] En la retérica se ceso comunicative no podria llevarse a efecto. En la leccién sobre la observa- cidn, la weoria de la diferencia conducfa a la distincidn elemental observacisn/ operacién; en cambio, la comunicacién es un caso totalmente atipico por el hecho de que operacién y observacin acontecen en cl acto mismo, uno actu {sie]”. Niklas Luhmann, Introduccién a la teoria: °5 [bid., p. 226. op. cit, p. 226. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MEKDIOLA MEJiA 78 la sociedad en acciones se encuentra en lo complejo de observar comunicaciones, por ello —segtin Luhmann— se tiende a des- componerlas en acciones. El descomponer las comunicaciones en acciones ha facilitado la insistencia en el momento de la notifica- cién, mas que en la unidad de la comunicacién. En mi opinién, el problema radica en que de hecho no se pueden separar (aunque si distinguir) comunicacidn y accién, dado que forma una relacién que debe ser entendida como la reduccidn de la propia complejidad. El proceso elemental que constituye lo so- cial como realidad especial es un proceso comunicacional. Sin embargo, para poder dirigirse a si mismo, este proceso debe redu- cise, descomponerse en acciones. Por lo tanto, no se puede plan- tear que los sistemas sociales estén constituidos por acciones, como si estas acciones fueran producidas con base en la constitucién or- ginica-fisica del hombre y pudieran existir por separado. El plan- teamiento correcto es que los sistemas sociales se descomponen en acciones y obtienen por medio de esta reduccién las bases para establecer relaciones con otros procesos comunicacionales.'°! Una breve reconstruccién de cémo se ha explicado la consti- tucién de lo social del siglo XIX al XX nos muestra la dificultad existente para observar comunicaciones. Esta explicacién de la constitucién de lo social pasé de las acciones individuales a las interacciones mediadas simbélicamente. Cada vez se ha insistido mis en que la accién social siempre se realiza con otros y no ais- ladamente; por esto, la sociologfa ha pasado de la nocién de ac- cién a la de interaccién. Para que haya accién social se necesita que por lo menos esté presente otro. Ahora bien, la sociologia no sdlo se ha quedado en el interaccionismo, sino ademds ha mostra- do que la interaccién est4 mediada simbélicamente. Para a fin de cuentas llegar a proponer que la realidad social se constituye por medio de comunicaciones, el paso es muy simple: la sociedad se reproduce por interacciones mediadas simbélicamente. Bastaria con explicar qué elementos constituyen un tipo de accién como 10l Niklas Luhmann, Sistemas... op. cit., p- 141. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 82 lenguaje. El andlisis inmanente parte de la asimilacidn del len- guaje a la lengua; esto es, al cédigo. Por ello, hace abstraccién del lenguaje en acto; es decir, de la comunicacién.!!? En cambio, la teoria de los sistemas sociales estudia el lenguaje como un medio de comunicacién, y no como una forma. Pierre Bourdicu desa- rrolla una critica similar al estructuralismo en su libro ;Qué signi- fica hablar?''? En ese libro critica la primera concepcién que se dio del estructuralismo como andlisis de la lengua y no del habla. La otra teorfa del lenguaje que es préxima a la de Luhmann es la de los actos de habla de Austin y Searle,!!4 pues ellos también par- ten del estudio de la emisién contextuada de los enunciados, y no del lenguaje como cédigo; esto es, de la frase u oracién. Estudia- remos las crénicas como comunicaciones estructuradas por el sus- trato medial impreso. Michel Foucault, en polémica con Searle, lleva el andlisis lenguaje aparece en esta teorfa como un sistema diferenciado de su entorno. "2 En la construccién de su pragmatica formal, Habermas expone con mu- cha claridad la falacia abstractiva de la teoria estructuralista en su estudio de la comunicacién: “Esta abstraccién del ‘lenguaje’ respecto del empleo del lengua- je en el ‘habla’ (‘langue vs. parole, language vs. speech), que hacen tanto el anal sis filoséfico como el andlisis estructuralista del lenguaje, tiene, pucs sentido. Pero este corte analitico no debe llevar a la idea de que la dimensién pragmatica del lenguaje, de la que se hace abstraccién, no pueda ser sometida a un andlisis formal. Considero que se esta cayendo en una falacia abstractiva cuando el éxi- to, 0, a lo menos, las importantes perspectivas hoy abiertas en la reconstruccién de sistemas de reglas lingiiisticas, se consideran como circunstancia que justifi- ca limitar el andlisis formal a ese imbito objetual. La separacién de los niveles analiticos ‘lengua’ y ‘habla’ no debe hacerse de suerte que la dimensién pragmé- tica del lenguaje quede abandonada a un andlisis exclusivamente empitico, es decir, a ciencias empiricas tales como la psicolingiiistica 0 la sociolingiiistica”. Jiirgen Habermas, Torta de la accién comunicativa: complementos y estudios pre- vios, pp. 303-4. ' Of, Pierre Bourdieu, :Qué significa hablar? Economia de los intercambios lingutsticos. "4 La semejanza entre la nocién de comunicacién de Luhmann y la pragmé- tica se termina en lo siguiente: para la pragmatica la comunicacién es una ac- cién, pues da primacta a la emisién sobre la recepcién; mientras que Luhmann no reduce la comunicacién a accién, pues al acto de entender sobre el de noti- ficar, Gf John L. Austin, Cémo hacer cosas con palabras. Palabras y acciones, John Searie, Actos de habla. Ensayo de filosofia del lenguaje. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEjiA 86 tidumbre con respecto a la conducta de ambos es lo que se trata de resolver en el teorema de la doble contingencia: mientras ego actiia observando a alter, éste lo hace observando a aquél, y de esta manera emerge el sistema social, Es decic, qué hago para que tt aceptes lo que yo te oftezco? Alter, asi, determina su comportamiento en una situacién ain un poco clara y a manera de prueba: empieza, por ejemplo, con una mirada amable, un gesto, un obsequio y espera ver cémo ego acep- ta la definicién propuesta por la situacién. Todo paso siguiente constituye, bajo la luz de este inicio, una accidn que reduce la circularidad de la doble contingencia y que es determinante para ver si se acepta o rechaza la propuesta.'?° E! problema de la doble contingencia se resuelve por medio de esta férmula: “yo hago lo que ti quieres que yo haga, si td haces lo que yo quiero que ti hagas”; es decir, mediante este me- canismo emerge una estructura de expectativas complementarias del sistema. Mientras que Talcott Parsons creyé que la doble con- tingencia se resolvia por el hecho de que se compartia una misma cultura (valores), Luhmann piensa que se resuelye en la dimen- n temporal del sentido y no en la social: de Ia doble contingencia no mediante la suposicién de una di- mensién social de valores, sino simplemente por el hecho de echar a andar el factor tiempo. La comunicacién desata una secuencia que pone al otro en situacién de aceptacién o de rechazo”.!?! La solucién del problema de la doble contingencia por medio de va- lores, segtin Luhmann, es correcta para las sociedades estructuradas jerérquicamente, pero no para la moderna. Gracias a este modo de reducir la contingencia se constituye un sistema social, o dicho de otra manera, se produce el orden social. Aun asf, esta explica- cién es sumamente abstracta para explicar de manera acabada de qué forma la comunicacién se vuelve probable, pero orienta el camino que se debe seguir para darle una respuesta. “resolver el problema 12° Ibid., p. 236. 2 Loc. cit. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEjia 90 ma de comunicacién centrado en el cédigo moral de estima o de- sestima. La inclusién o exclusién a la sociedad espafiola del siglo XVI se decide moralmente. Bastarfa con recordar el tema de “la limpieza de sangre” o la nocién de “cristiano viejo” para compro- barlo; mientras que en la sociedad moderna la inclusién o exclu- sin se hace a través de los sistemas funcionales, y no moralmente: privilegian las cuestiones de si se tiene 0 no trabajo, educacién, ciudadanfa, etcétera. Los medios de comunicacién simbdlicamente generalizados son medios auténomos caracterizados por una referencia directa a la improbabilidad de la comunicacién. Sin embargo, presuponen la codificacién si y no del lenguaje y asumen la funcién de volver objeto de expectativa la aceptacién de una comunicacién en los casos en que es probable el rechazo. En un sentido muy abstracto los medios constituyen, pues, un equivalente funcional de la mo- ral; y, en efecto, como la moral en el contexto de la bifurcacién del cédigo del lenguaje, condicionan la probabilidad de acepracién 0 de rechazo de la comunicaci6n. Pero, mientras la moral, por su potencial conflictivo y por su peligrosidad, presupone un terreno ya preparado y provisto de oportunidades plausibles, los medios simbdlicamente generalizados se diferencian para motivar en con- tra de esas oportunidades. Esto clarifica el hecho de que la moral tiende a la unificacin (y a veces al conflict), mientras que los medios simbdlicamente generalizados, al contrario, nacen desde el principio en gran cantidad y para constelaciones especificas de problemas.!° Si, como hemos explicado, el problema de la comunicacién consiste en cémo generar motivacién para aceptarla y no recha- zarla, podemos afirmar que la sociedad europea del siglo XVI lo resuelve por medio del uso de la ret6rica. La sociedades premo- dernas utilizan la retérica; mientras que las modernas, los medios de comunicacién simbélicamente generalizados. Por ello, la reté- rica es un equivalente funcional de éstos. Los medios que favore- 226 Pbid., pp. 126-7. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 94 homogénea a lo largo del texto. Todas ellas son marcas de oralidad en la Historia verdadera. Con respecto a los otros dos cronistas que estudiaremos se puede argumentar lo mismo: Lépez de Gé- mara probablemente fue profesor de retérica en la universidad de Alcald de Henares, y Juan de Torquemada cronista de la orden franciscana, lo que nos permite deducir que conocfan los manua- les de retérica. La retérica, en la sociedad estratificada del siglo XVI, es el medio que se utiliza para propiciar que se acepte la comunicacién, esto es, la retérica propicia los enlaces de la comunicacién con la comunicacién. A pesar de que la retérica nacié para la oralidad, se siguié usando en esta primera etapa de la imprenta. Por esto, la ret6rica debe ser vista como un sistema comunicativo de la civili- zacién europea, casi inobjetado, hasta mediados del siglo XVII. No desaparece en el siglo XVII, pero el metodologismo de la cien- cia se convertird en su rival. Para entender el papel de la retérica en la sociedad europea, es necesario comprender que no es un tema funcional como los modernos (un ejemplo seria la cien- cia), sino un sistema estratificado, lo que hace que no sea expre- sién de una divisién del trabajo especializada. La retérica sdlo delimita la forma de comunicacién de las elites urbanas, pero no se especializa en tipos de comunicacién especificos, sino abarca todas las formas que usaba ese estrato social. Una de ellas es la que nosotros estudiaremos: la composicién retérica de la historia. Este sistema comunicativo, como ya hemos dicho, se rige por el codigo de persuasién/no persuasién y por los programas de composici6n y escenificacién del discurso, que se encuentran en los distintos manuales de retérica. De otra manera, la retérica es la forma como se educa el buen gusto de la aristocracia europea. De los medios de comunicacién actuales, el que més enig- mas plantea es el de la computadora.'”? Mientras la escritura rom- "2" “La computadora combina datos sin que nosotros podamos hacer una diferencia entre informacién y acto de comunicar. Ante la computadora somos inicamente observadores de primer orden. La computadora suscita una canti- dad enorme de estimulos con la correspondiente absorcién de inseguridad, pero al mismo tiempo, con un aumento excesivo de inseguridad, La computadora abandona definitivamente la unidad constitutiva por el acto de comunicar y el aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 98 t6rica, vista retrospectivamente, es un mecanismo conservador para controlar la comunicaci6n escrita. “La escritura es —para la teorfa de los sistemas sociales—, una codificacién secundaria del len- guaje, que duplica de nuevo a éste, junto con su esquematismo si/ no, en otro sistema de signos, manteniéndolo disponible para el uso fuera de contextos interactivos”.'*° La invencién de la escritura permite diferenciar dentro del sistema societal dos clases de siste- mas: los interactivos (la comunicacién entre presentes) y el de las organizaciones que se diferencia vor no tener la misma duracién de la relacién cara a cara). Ahora, zen qué sentido la retérica pue- de ser vista como un dispositive conservador? Los manuales de ret6rica son conservadores porque aplican a la escritura los meca- nismos que motivan de la aceptacién de la comunicacién propios de la oralidad, es decir, los de la interaccién cara a cara. “Los me- dios de comunicacién surgidos con ocasidn de la escritura —se- gan Luhmann— no se circunscriben a la comunicacién escrita, pues han de ser y permanccer capaces de utilizarse interactiva- mente”.'>” La retdrica denomina a estos mecanismos persuasion. '4 La modernidad, a diferencia de la sociedad premoderna, usard, 136 Niklas Luhmann, Complejidad y.... op. cit. p. 105. 87 Loc. cit. '38 Bs dificil explicar en la actualidad el significado de persuasién de las ret6- ricas, por ello sugerimos la siguiente interpretacién: la persuasién tiene que ver con uno de los usos del amor, la influencia. Segin Luhmana, en su teorfa de los medios simbélicamente generalizados, el amor es una comunicacién en la que ego (el receptor) actia a partir de la experiencia de alter (el emisor); dicho de manera mds sencilla, ego ama la visién del mundo de alter. Si el amor, en la modernidad, pertenece al ambito privado, la influencia pertenece al ambito publico. Los atributos que adjudica Luhmann a la influencia son perfectamen- te aplicables a la persuasién como objetivo de la retérica: “En el caso de la influencia, alter recurre a sus experiencias, a sus razones y a su ‘potencialidad 0 elaboracién razonada’, lo que le indica un cierto curso de accién a ego, de quien se espera que dirija sus intenciones de acuerdo a eso. La influencia es apropiada para el uso puiblico porque se refiere al mundo comuin de las experiencias acce- sibles y no a la condicién privada del afecto reciproco. Como un medio de comunicaci6n, parece estar mucho menos consolidado que el amor. Carece de un sistema de apoyo especializado, de una base simbiética y, en gran medida, vive de la verdad exagerada”. Niklas Luhmann, Teoria de los sistemas..., op. cit., p41. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJiA 102 defendidas con mds o menos talento, sino de descubrir las cosas mismas en su verdad, pues no se necesita multiplicar las palabras: “__.desde que la verdad surge, su luz brilla con la claridad del sol y enseguida disipa las tinieblas de la falsedad”. 44 Como se puede ver en la cita, la verdad de la fisica galileana no necesita, segtin el propio Galileo, de ornamentacién para conven- cer, pues ella logra su aprobacién por si misma. La ciencia no recurre a la influencia o persuasién para que sus verdades sean aceptadas. Slo cuando se trata de los “asuntos humanos” es indis- pensable el uso de la ornamentacién. Para nuestro estudio, la critica mds importante de la ciencia a la ret6rica es la siguiente: desde la perspectiva de la ciencia se le niega a la retérica la capacidad de producir conocimientos. Por ello la modernidad supone que la retérica sdlo cumple la tarea de ornamentar el discurso, y no la de generar conocimiento. La reté- rica, de fines del siglo XVII en adelante, se reduce a una de sus cinco partes, la elocucién. Nuestra posicién es la contraria: la reté- tica —hasta fines del siglo XVII— es la técnica para producir co- nocimientos.'* E] afirmar lo anterior nos obliga a explicar, en el capitulo II, la diferencia entre conocimiento cientifico y conoci- miento retérico. Por lo pronto veamos cémo Luhmann caracteri- za al conocimiento retérico: La radicién tépica retérica consiguiente que reacciona ya a una cultura de la escritura y a los problemas de superioridad resultan- tes, seguia enfrentando como problema el discurso oral, es decir, la disposici6n momentdnea del conocimiento. Esto se muestra por la acentuacién de encontrar (inventio) los elementos del conoci- 14 Marc Fumaroli (dir.), Histoire de la rhétorique..., op. cit., p. 604. 45 En el capitulo II explicaremos qué se entiende por conocimiento cuando es generado por la retdrica. Por el momento es suficiente con distinguir entre co- nocimiento y verdad: “Distinguir entre conocimiento y verdad, sdlo tiene sen- tido cuando se presupone un observador de segundo orden: un observador que observa a los observadores. Primero hay que imaginarse lo revolucionario de esta transformacién, en comparacién con lo que antes valfa como conocimiento exigente, como sabidurfa”. Niklas Luhmann, La ciencia de la..., op. cit, p. 125. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 106 tualidad, dependen mis de la capacidad del orador para seducir a su ptiblico que de su habilidad para argumentar. A esta capacidad de seduccidn se le llama “manejo de medios”. En el siglo XVIII se pensaba que los medios masivos formarian un ciudadano criticos esto es, alguien capaz de evaluar ‘racionalmente’ la informacién. Pero la realidad fue otra, pues la opinién publica es el conjunto de comunicaciones que los medios masivos son capaces de seleccio- nar. Para Luhmann la opinién publica funciona de la siguiente manera: Quien da la informacién ve en el medio de la informacién corrien- te a sf mismo y a otras fuentes que emiten informacién. Quien recibe la informacién se ve a sf mismo, asi como a otros que reci- ben infor-maciones, y aprende, poco a poco, ante qué cosas debe actuar de modo altamente selectivo para poder actuar en el con- texto que, de vex en cuando, se le presenta (ya sea la politica, la escuela, los grupos de amigos y los movimientos sociales). El espe- jo mismo es opaco.'5¢ Por esto, Luhmann concluye asi: “La opinién publica no es, en- tonces, ni el medio de un iluminismo racional ni la puissance invi- sible a partir de los cuales en el siglo XVIII se hubiera esperado que tuvieran permiso de alejarse de las tradiciones. La opinién publica es el medio de la autodescripcién de la sociedad moderna. Es el Espiritu Santo del sistema, la disponibilidad comunicativa de los resultados de la comunicacién”.!°” Por otro lado, la reflexién sobre la cultura de masas ha cam- biado los criterios con los que se ha hecho tradicionalmente la historia de la filosoffa occidental. La visisn comin se orientaba por el desarrollo de las teorfas de la verdad (la Idgica) y rechazaba el desarrollo de las teorias de lo veros{mil (la retérica). La historia de la filosofia se escribfa a partir de una confrontacién que se re- 156 Niklas Luhmann y Raffacle de Georgi, Teoria de la... op. cits, p. 433. '57 Esta visién desilusionada, pero justa, de la opinién publica de Luhmann, muestra la funcidn de los medios de comunicacién masiva en el siglo XX. Ibid., p. 433. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ALFONSO MENDIOLA MEJIA 110 esquematismo de la moda se parece al arte de la ormamentacién. Pero aqui profundidad no quiere decir destino, sino sdlo la no conectividad de la publicidad. La publicidad no puede determinar lo que los destinatarios deben pensar, sentir, apetecer. Puede ser que la publicidad conjeure sobre cémo obtener éxito y hasta pa- gue por ello, (Pero finalmente,] ia publicidad se ocupa de la super- ficie del disefio y con ello remite a una profundidad a la que ella misma no tiene acceso. Todas estas formas de comunicacién'® son descripciones de la sociedad contemporanea, pero lo mds importante para nuestra investigacién es que ninguna de ellas se evaluia por el cédigo de verdad/falsedad, sino por el de la persuasién. Este hecho nos de- muestra que la sociedad actual se reproduce mayoritariamente por medio de comunicaciones persuasivas, es decir, comunicaciones caya:finalidad ax lade‘cenventée (endive) per wiedio de nietanis- mos retéricos. John L. Austin! ya destacaba que la mayorfa de Jos enunciados que se emiten en la sociedad contempordnea'® no 186 Jbid., p.72. 167 Ademas de las clases de comunicacién que hemos comentado, deberia- mos afiadir el discurso del politico, Este discurso se basa en el uso de los lugares comunes o clichés: “Es asi como las ciencias sociales estudian el estereotipo en términos de representacién y creencia colectivas. Los estudios literarios, por su lado, toman en cuenta la dimensién estética tanto como la social de las figuras y de los esquemas establecidos. En cuanto a las ciencias del lenguaje, hacen de los estereotipos y de los sopoi elementos de la construccién del sentido. La ret6- rica y el andlisis del discurso ven, por otra parte, en el estercotipo, los esquemas implicitos o las evidencias compartidas que subtiende un habla situada”. Ruth Amossy et Anne Herschberg Pierrot, Stéréotypes et clichés, p. 117. 168 Gf, John L. Austin, Cémo hacer cosas con palabras. 16 Debe quedar claro lo siguiente: lo mas probable es que ninguna sociedad imponga una sola manera de comunicacién, en este caso la cientifica, pero la descripcién que hizo el siglo XIX de la modernidad sf creyé que la comunica- cién que iba a dominar el futuro era la cientificas y es esa creencia, junto con la del artista como creador absoluto (el romanticismo), la que obligaré a que se haga de lado, durante medio siglo, a la revérica. Adems, hoy sabemos que la caracterizacién que hizo el siglo XIX de la comunicacién cientifica ya no se sosticne, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. " LA NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD CON PRIMACIA RETORICA Tratamos el conocimiento y con ello también la ciencia, en refe- rencia sistémica a un sistema social, es decir, ala sociedad. La opera- cidn bdsica de que se tratard, es entonces siempre la comunicacién —y no la vida ni la conciencia. Obtenemos asi la posibilidad de diferenciar el conacimiento precientifico y especificamente cien- sifico por medio de condicionamientos de la comunicacién... Niklas Luhmann El objetivo de este capitulo es criticar el fundamento de la explica- cién mds aceptada, en el medio de los historiadores, de c6mo se determiné la forma literaria de las crénicas en funcidn su conteni- do.! Esta explicacién comin (parece ademés inobjetable porque se basa en la nocién de experiencia) se expone de dos maneras ' Por contenido de las crénicas se entiende, en la argumentacién de los histo- riadores, el “Nuevo Mundo”, El argumento es muy sencillo: las crdnicas de la conquista hablan de una realidad desconocida hasta ese momento; por lo tanto, esta nueva realidad no podia ser dicha en las formas literatias existentes, hasta el momento del descubrimiento, en el “Viejo Mundo”. Del razonamiento ante- rior se concluye lo siguiente: los cronistas inventaron un nuevo género, quizés de manera inconsciente, pata poder hablar de la realidad nueva. El consenso que ha alcanzado este argumento se debe a su fundamento: la experiencia. Di- cho de manera més clara, los cronistas experimentaron por medio de Jos senti- dos (la vista, el ofdo, el racto, el gusto, el olfato) una realidad novedosa, por lo que la expresaron en un género literario nuevo. El argumento resulta “evidente” porque la experiencia es la facultad que aparece como menos historizable, Nuestra critica a esta explicacién consiste en historizar la nocidn de experiencia. Como ejemplo bastaria con recordar la falta de consenso, o mejor dicho, la incom- aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. ! n/n NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... cia! en sociedades que regulan su produccién cognitiva por me- dio de la retérica y aquéllas que lo hacen por medio de la ciencia. En la aplicacin de esta distincidn, nos limitaremos sélo a la cul- tura occidental. Las sociedades que han construido sus conocimientos retéri- camente las situamos del siglo Va. C.'' hasta finales del siglo XVII, momento este tiltimo en que emerge la ciencia moderna. La cul- tura occidental, a lo largo de veintidés siglos, basé su produccién de conocimiento en las practicas retéricas (podriamos incluir en esta nocién de ret6rica tanto los tratados de poética'? como los de dialéctica,!> pues ambos reflexionan sobre las formas de estilizacin 1 Mas adelante construiremos conceptualmente lo que denominamos expe- riencia, pero es necesario aclarar lo siguiente: explicamos este concepto desde la dimensién temporal y no desde la social o material (objetiva). La social implica- ria el consenso, la material se manifestarfa como objetividad, mientras que la temporal, esto es, la observacién basada en la distincién antesidespués, sélo se puede entender bajo la distincién entre estructuras de expectativa (conocimien- to) y operacién de la estructura (reconocimiento). Por lo tanto, no usamos la nocién de experiencia para explicar la distincién sujeto/objeto, sino la de es- tructura/operacién. El lector atento ya debe haber notado que la experiencia s6lo nos interesa para explicar el concepto de conocimiento, y no en si misma. El conocimiento es una forma particular de responder ante la experiencia, y ese modo de responder lo Ilamamos aprender. “Esto no significa que las cuestiones objetivas y de consenso ya no jueguen ningiin papel; pero la fascinaci6n por las dificultades que se encuentran aqui al pretender un conocimiento objetivamente correcto y capaz de tener consenso, no debe ocultar que el problema principal radica en la dimensién temporal. El conocimiento (y por lo tanto también la verdad), se refiere siempre a una operacién actual que, al ocurrir, ya esta desapa- reciendo [...] No hay cognicién fuera del tiempo”. /bid., pp. 97-8. 1*Se acostumbraba recurrir en la Antigtiedad a la nocién del “primer inven- tor” (proros heuretés) para describir el nacimiento de diferentes actividades, artes y técnicas, con el fin de racionalizar de alguna manera su emergencia, al relacio- narla con Ia accién decisiva de un individuo, hombre, dios o héroe. Por eso la invencidn de la retérica se atribuyé a Hermes —dios de las encrucijadas y de los caminos, del movimiento, del paso de un lugar a otro, de la comunicacién en todos los sentidos del término—, 0, como se ha visto, a Homero, y por tiltimo a tres hombres del siglo V a. C.: Empédocles por una parte, Corax y Tisias por otra”, Laurent Perot, La rhétorique dans UAntiquité, p. 24. 2 Los tratados de pottica sc especializaban en lo que hoy denominariamos aspecto estético del discurso ficticio o imaginario (hoy ditfamos que estudiaban aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 123/ta NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... Ademiés, la difusién impresa de la escritura acelerard la emer- gencia y diferenciacién de los medios de comunicacién simbé- licamente generalizados (la verdad, el dinero, el poder, cl amor, etcétera). La retérica, al igual que la ciencia, es un medio de co- municacién que reestructura al cédigo binario si/no del lenguaje (oral), para facilitar la comunicacién cuando aparece la escritu- ra. Por lo tanto, la retérica y la ciencia son equivalentes fun- cionales;2! aquélla funciona durante la primera gran etapa de la escritura y, ésta, durante el segundo periodo de la escritura. La es- critura, en la primera etapa, est4 subordinada a la oralidad; casi se puede afirmar que la escritura slo cumple funciones de anota- cién, pero no de comunicacién. En cambio, en la segunda etapa, por causa de la invencién de la imprenta, la escritura se convierte en medio pleno de comunicacién, es decir, en este periodo se crean los dos roles necesarios de esta comunicacién: el escritor y el lector.?” La importancia social de la ret6rica ird disminuyendo en re- lacién directa con la expansién de la cultura impresa. El texto escrito, y con mayor fuerza el impreso,?9i impide —en un proceso © “Los medios de comunicacidn simbdlicamente generalizados son medios auténomos caracterizados por una referencia directa a la improbabilidad de la comunicacidn. Sin embargo, presuponen la codificacién si y no del lenguaje y asumen la funcién de volver objeto de expectativa la acepracién de una comu- nicacién en los casos en que es probable el rechazo”. Niklas Luhmann y Raffacle de Georgi, Téoria de la..., op. cit., p. 126. 2! La ret6rica sirve para claborar todos los tipos de comunicacién de la socie- dad premoderna, mientras que la ciencia s6lo produce un tipo de comunica- cién de la sociedad moderna. Esta desigualdad entre ambas se debe a que la sociedad premoderna es jerdrquica o estratificada, mientras que la moderna es funcional. La moderna no centraliza la produccién de la comunicacién, sino que la diversifica por medio de lenguajes especializados, mientras que la pre- moderna la centraliza en el vértice de la pirdmide la sociedad estratificada, esto es, en la elite. 2 Para la expansidn de la capacidad de leer y escribir habra que esperar a las politicas educativas del siglo XIX. “Tal difusién se alcanza mucho tiempo des- pués, hacia la mitad del siglo XIX, y sélo en algunos paises”. Niklas Luhmann y Raffaele de Georgi, Teoria de la..., op. cit., p. 113. 23 “Lo impreso con el tiempo desplazé al antiguo arte de la retérica (de bases orales) del centro de la educacién académica”. Walter J. Ong, El mundo sobre el papel... op. cit., p. 128. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. a7 fu NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... sociedad es su monocontextualismo. Este consiste en que los valo- res, los gustos, en pocas palabras el modo de vida de la aristocra- cia, es el tinico posible y, ademds, el correcto. Atin mds, la tinica descripcién de la sociedad posible en estos sistemas sociales es la de los aristécratas, es decir, no hay competencia en cuanto a las representaciones de la sociedad. Ademés de monocontextualistas son sociedades que representan la naturaleza en términos cosmo- ldgicosy religiosos, esto ‘es, Ja naturaleza:es cerrada, jerarquizaday con un fin en sf misma. Por ello, los modales de la aristocracia se- ran descritos por la sociedad como los 6uenos modales, sin ningu- na posibilidad de que sean relativizados. En los sistemas sociales estratificados la gestualidad se con- vierte en un medio relevante para sefialar diferencias entre los es- tratos. La estilizacién de la gestualidad, de los tonos de voz, de las maneras de hablar, etcétera, son lo que, en estas sociedades, se denomina “humanismo”,*? es decir, se es mas humano mientras més autocontrol se tenga en las relaciones cara a cara. Esta forma de socializacién y educacién de las sociedades estratificadas nos lleva a plantearnos las siguientes preguntas: ;qué relacién se da De estas autobservaciones continuas se condensan textos a los cuales tiene acce- sola sociedad. Estos textos pueden ser desde nombres propios (ejemplo, griegos y barbaros, cristianos y paganos), hasta representaciones de la estructura social (por ejemplo, divisién del trabajo, postindustrial). “Por tanto, cada descripcién del sistema es una construcci6n. Por la misma razén un sistema puede sorpren- derse a si mismo y sacar por sf mismo nuevos conocimientos. En owas palabras, las autobservaciones y las aucodescripciones tienen un valor de informacién, y esto unicamente porgue el sistema cs opaco a si mismo. Por otra parte, sdlo por 1 adquicre un significado auténomo”. Niklas Luhmann y Raffacle de Georgi, Teoria de la... op. cit., pp. 382-3. 35“Liberémonos ripidamente del estudio del propio términos este término este motivo la semdntica histérica de las autodescripciones de la sociedad [. de humanites sitvid en primer lugar para traducir la palabra gricga paideia; ‘on Grecia se descubrieron la Aumanitas, las bellas letras ¢ incluso cl cultivo de las plantas’, dice Plinio el Joven (Ep., VIII, 24, 2). La Humanidad distingue tam- bién al culto (y mas gencralmente al hombre de esmerada educacién y buena familia, pepaidermenos), de la gente del pueblo, grosera, y de los miembros escasamente instruidos de la clase dominante, que debido a su incultura no hace honor a su clas st . Paul Veyne, “Huma los romanos y los demas”, en 97. Andrea Giardina et al, El hombre romano, p. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 131 [is NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD. Desde el momento mismo de su nacimiento, la persona queda inmersa en un contexto funcional de estructura bastante determi- nada; debe acomodarse a este determinado contexto funcional, desarrollarse de acuerdo con él. Incluso la posibilidad que tiene una persona de elegir entre funciones previamente dadas est4 més o menos limitada; depende en gran medida de la posicién dentro de este tejido humano en la que ha nacido y se ha criado, de la funcién’y Ia sinsacidn’de sus padres; de la educacién: que segin; esto, ha recibido. ¥ tambign este pasado es, asf, parte del presente inmediato de cada persona que van y vienen en el medio del aje- treo de las calles de una gran ciudad.*° En el tercer apartado de este capitulo explicaremos la fun- cién de la retérica desde el concepto de interpenetracién. En esta presentacién del problema sdlo delimitaremos brevemente el sig- nificado de este concepto para la teoria de los sistemas sociales. Primero, la interpenetracién se da entre sistemas diferentes pero que son entorno uno del otro.‘” Al ser sistemas en el entorno de otro sistema debemos entender que cada uno de ellos se reprodu- ce a partir de sus propias operaciones. Por cllo, en la relacién intersistémica de interpenetracién ninguno de ellos tiene el con- trol del proceso, pues ninguno de ellos puede dirigir el funcio- namiento del otro (son cajas negras uno para el otro). El tinico sistema en el entorno del sistema social que le influye es el hombre (sistema psfquico y orgdnico), porque ambos sistemas procesan la realidad como sentido. Por lo tanto, hay interpenetracién cuando los dos se aportan mutuamente sus propias complejidades pre- constituidas, en este caso, conciencia y sociedad.** La conciencia “6 Con esta comparacién, entre Luhmann y Elias, no pretendemos minimi- zarla extrafieza que provoca la cesis del paradigma de sistemas para la tradicién humanista, ni tampoco hacer decir a Elias més de lo que dice, sino s6lo mostrar las dificulrades de las tcorfas socioldgicas para explicar la relacién entre indivi- duo y sociedad. Gf, Norbert Elias, La sociedad de los individuos, p. 29. “7 Aclara Luhmann: “no se trata de una relacién general entre sistema y en- torno, sino de una relacién intersistémica entre sistemas que pertenecen recipro- , op. cit., p. 201. 48 La interpenctracion se realiza incluyendo y climinando, esto ¢s, un sistema camente uno al entorno del otro”. Niklas Luhmann, Sistemas, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 135 /us NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... orden técnico. La aristocracia se concentra en lo que podrfamos lamar el dominio de la palabra, y deja fuera de sus prioridades la invencién tecnoldgica. Lentamente se pasard de la primacta de los saberes del len- guaje a los saberes técnicos. A fines del siglo XVIII nacer4 un nue- vo tipo de universidad adecuado a los sistemas funcionales que se estén consolidando. Esta educacién se orienta a preparar a la gen- te para incorporase al mundo profesional del trabajo; ya no se educa exclusivamente para la convivencia y la socialidad (la vida cortesana).° La razon mis importante de este cambio se debe a que la universidad adquiere una nueva tarea: incorporar al estu- diante al mercado de trabajo. La universidad moderna plantea una nueva relacién con el mundo del trabajo. Del siglo XIX en adelan- te se estudia para trabajar dentro de una sociedad estructurada funcionalmente. Por supuesto que los problemas de interpene- tracién continuan, pero ya no se resolverin de manera prioritaria por medio de estructuras normativas, sino cognitivas.°! “En este formacién de letras: lengua, literatura, historia y filosofia moral”. Jill Kraye (ed.), Introduccién al humanismo renacentista, p. 19. Una interpretacién novedosa € interesante porque se hace desde la perspectiva de los medios de comunica- cién del Renacimiento se encuentra en la obra de Lisa Jardine, Worldly Goods. © “De esta suerte, el paso realizado en los siglos XVII y XIX de la societas civilis a la sociedad burguesa, de la concepcién todo/parte a la diferenciacién funcional, de la primacia de la politica a la de la economia, del estilo ético- normativo al cientifico-positivo, constituye sélo el pemiltimo paso” hacia un esquema de interpenetracién cognitive y no normativo. José Almaraz, “Niklas Luhmann: la teorfa de los sistemas sociales antes de la autopoiesis’, p. 76. “I “La economia, la ciencia y la técnica definen hoy la problematica mun- . Pero la economia, la ciencia y la Wenica descansan hoy sobre un estilo cog- d nitivo de expectativas. En consecucncia, absorberan los riesgos de la frustracion de expectativas no a través de la persistencia que es propia de la institucionali- zacién de las expectativas normativas, sino a través de estratcgias de aprendiza- je. Las expectativas cognitivas son mids dificiles de institucionalizar porque no implican a priori cémo el sujeto ha de modificar su estrategia en caso de su frus- trac lades de susticu- . Exigen la presencia de abundantes recursos y posibi cién, Pero los recursos disponibles cn mercados, organizacién, tcorias, modelos y planes, facilitan una orientacién de estilo cognitivo. {Va asuceder asi? Lubmann no lo asegura, pero afirma que la funcién cognitiva exigiria una mayor diferen- ciacién y especializacién de los sistemas”. Loc, cit aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 129 /us NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... cultura”? podemos decir que lo experimentable depende de las distinciones que hace cada sociedad para observar. Ahora bien, si la experiencia se remite a la sociedad, y no ala conciencia, pode- mos concluir que lo experimentable est4 determinado por la dis- tincién (interna de cada sociedad) entre lo posible y lo imposible. En consecuencia, en esta busqueda por historizar la nocién de experiencia podemos partir del siguiente postulado: lo real se co- rresponde con aquello que es creible para una sociedad. Vayamos precisando nuestras opciones. Primero, experiencia es algo que indica como tal un sistema observador a partir de una forma (una distincién). La forma que usa el observador es la que distingue experiencia’! (vivencia) de accién. El sistema atribuye experiencia cuando describe un cam- bio en su estado en funcidn del entorno y, por el contrario, carac- teriza como accién a los cambios en su estado que dependen de él mismo.” Esta distincién sélo es posible a partir del propio siste- 79 Sabemos que este paso de la filosofia del quehacer cientifico a la cultura es problemiticos atin mas, Habermas lo niega en la Teoria de la accién comunicativa, pues considera que analizar la cultura desde la ciencia reduce los valores cultu- rales a teorias: “Jarvie tampoco presta atencién a los componentes del saber cultural que no pueden ser reducidos a ‘pensamientos’ o a enunciados suscepti- bles de verdad. Restringe los nexos objetivos de sentido que los sujetos agentes producen ya la ver descubren, a patrones de interpretacién cognitiva en senti- do estricto. En este aspecto el modelo popperiano del tercer mundo resulta particularmente falto de plausibilidad, pues en lo que atafie a las interacciones la capacidad de orientar la accién que tienen los valores culturales es més im- portante que la que tienen las teorias”. Jiirgen Habermas, Teoria de la accién... op. cit., p. 117, Nosotros lo hacemos basindonos en la interpretacién que hace Rorty de Kuhn: “Como dice Kuhn en relacién con un problema menor, pero evidentemente relacionado con éste, no podemos diferenciar a las comunidades cientificas por ‘el objeco material’, sino mas bien ‘examinando los patrones de educacién y comunicacién”. Richard Rorty, La filosofia.... op. cit, p. 301. 7\ Luhmann usa el término experiencia en el sentido amplio de la palabra alemana Erleben; por esto en algunas traducciones se habla de vivencia. y enten- 72 “Si definimos la interaccién por medio de la doble contingenc demos a ego y aalter como sujctos con sus propios potenciales de seleccidn sig- nificativa, tendremos que cuestionar la idea de que la sociologia puede fundarse en un concepto basico de accién, Existen dos modos de scleccisn significativa, la accién y la experiencia. Concebimos un proceso como accidn si su sclectivi- aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 143 fu NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... Es necesario aclarar lo siguiente: el sistema esta obligado a reaccionar ante la decepcién de la expectativa, pero no se determi- na cémo lo hard. “Un efecto importante de las formaciones de expectativas es que los acontecimientos discrepantes se notan, en virtud de la expectativa, como interrupcién, sin que haya que co- nocer las razones para ello. [...] Uno se ve practicamente obligado a reaccionar ante una decepcién”.*4 Las respuestas a la expectativa frustrada se configuran evolutivamente; por ello las reacciones cambian de una época a otra. Para la sociedad sélo es posible de- terminar estructuralmente cudndo debe reaccionar cognitiva o normativamente creando instituciones*? que la orienten, por ejem- plo la diferenciacién entre ciencia y derecho.® Pero esta distin- cién es muy reciente, pues aunque la aparicién del derecho se puede ubicar en el nacimiento de la polis griega (physis/nomos) no es asf con la ciencia. Por ello, la reaccién ante la decepcién de la expectativa en las culturas dominadas por la ret6rica esta estilizada normativamente, es decir, se reacciona ante lo inesperado moral- mente. A partir de la cristianizacién de Europa, esa moral esta sustentada en una religién construida teoldgicamente. Por ello, la respuesta ante la expectativa frustrada se da desde la moral teoldgica del cristianismo. ;Qué significa esto? Pues que el conquistador nunca aprendié de la expectativa frustrada, sino que siempre la orient6 normativamente. ;Por qué el conquistador prefirié con- servar la estructura de la expectativa aunque ésta hubiera sido ne- ® Niklas Luhmann, Siscemas..., op. cit., p. 268. 85 Estas instituciones son los medios de comunicacién simbélicamente gene- ralizados, ®6“Ante todo, tenemos que afirmar que se presupone, con respecto a la dife- renciacién normativa/cognitiva, una situacién normal de la comunicacién. Por lo tanto, la comunicacién no puede ser comprendida ni como aplicacién cont- nua de normas, ni como aplicacién continua de conocimicnto. El derecho y el conocimicnto son, més bien, el resultado de un proceso tipico de diferencia- cidn. Sélo en conjunto pueden sustituir una préctica comunicativa anterior, en este sentido indiferenciada; y nunca la pueden susticuir completamente, ya que la masa de las comunicaciones se realiza, en cuanto premisas normativas y cog- nitivas, atin de manera indiferenciada, a pesar de que actualmente esto sucede sin duda en una sociedad en la cual se puede suponer que se sabe que existe de- recho y el conocimiento”. Niklas Luhmann, La ciencia de la... op. cits. p V1. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. v7 fs NOCION DE CONOCIMIENTO EN UNA SOCIEDAD... ¢Qué implicarfa para el hombre del siglo XVI modalizar su expec- tativa en términos cognitivos?: aceptar que no e: causal entre la procesién y la Iluvia. La comprensién de que no hay ninguna relaci6n entre el ritual del cura y la lluvia traerfa con- sigo una estilizacién cognitiva de la expectativa, y esto no era po- sible en aquel siglo. Pero aunque la lluvia no llegue, la expectativa se mantiene contrafacticamente, porque la carencia de lluvia se explica por medio del concepto de pecado..” No se cambia la ex- pectativa porque la frustracién la refiere ala accién y no, como en el caso de la estilizacién cognitiva, a la experiencia (0 vivencia). Cuando la decepcién se explica por la accién se atribuye la causa al sistema; en cambio cuando se explica por la experiencia la causa se adjudica al entorno. En un caso no se realizé lo esperado por- que el sistema se desvié de lo correcto y, en el otro, porque el entorno funcioné de manera distinta a lo esperado. Veamos un ejemplo, sacado de las crénicas, en el que se pre- senta una argumentacién basada en una expectativa estilizada nor- mativamente. En el relato de la batalla de Cintla, escrito por Bernal Diaz del Castillo, hay una discusién sobre la aparicién del apéstol Santiago. La discusién se debe a que Francisco Lopez de Gémara afirma, en su propio relato, que en esa batalla se aparecié el apds- tol Santiago, mientras que Bernal Diaz del Castillo sostiene que no fue asi. El texto de Gémara que motiva la respuesta de Bernal es el siguiente: te una relacién y todos dijeron que vieron por tres veces al del caballo rucio picado pelear en su favor contra los indios, segtin arriba queda dicho; y Christian Jr, Religiosidad local en la Espatta de Felipe I. 97 “No se aprende, por ejemplo, del hecho de que la produccién magica de lluvia no funciona porque la suposicién causal cs falsa; sino porque no se pucde saber cémo obtener lluvia, y éste ¢s el problema. Si bien la produccién magica de Iluvia se basa en una especie de conocimiento; pero se trata de un conoci- miento atin sin diferenciar con respecto a lo cognitivo/normativo, tiene que ver con faltas, errores, infracciones, contaminaciones, etcétera, La manipulacién de la magia acerca de {a Iluvia sirve por esto, al mismo tiempo y primariamente, para la expiacién de una infraccién contra las aormas o para la purgacién, y el conocimiento correspondiente sélo confirma que hubo un motivo para esto”. Niklas Luhmann, La ciencia de la.... op. cit, p. 113.

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