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Mario Aguirre Beltran Valentina Canton Arjona Revista El Maestro (1921-1923) Raices:y vuelos de la propuesta educativa vasconcelista INTRODUCCION La amplitud de la obra realizada por José Vasconcelos durante su gestién como Secretario de Educacion, aunada a la complejidad de su circunstan- cia, lo controvertido de sus acciones y la exuberancia de su personalidad, han hecho de este episodio de la historia educativa nacional moderna un motivo permanente de interés que, para su justa comprensién y valoracién, requiere ser revisto desde enfoques y ejes de andlisis poco explorados en la investigacin educativa. Para realizar una revisin asf, interesada en pro- poner nuevas formas de aproximacién y ejes de articulacién en la obra vas conceliana, elegimos como pretexto y punto de partida, El Maestro, una publicacién que serfa parte fundamental de la propuesta educativa de Vasconcelos. El Maestro, revista de cultura nacional se publicé entre los afios 1921 y 1923 durante la gestién de José Vasconcelos como responsable de la recién formada Secretaria de Educacién. La importancia de esta publicacién ra- dica en que, al mismo tiempo que recoge las perspectivas politicas y edu- cativas del régimen obregonista (0 la interpretacién que de éstas hiciera su Secretario de Educacién) y las voces y el clima politico y cultural de su época; es, también, fiel reflejo del ideario educativo vasconcelista En la concepeién y contenidos de la revista El Maestro se revelan mu- chas de las contradicciones, tensiones y determinaciones externas del pensa- miento y el proyecto vanconcelianos; por lo que podemos considerarla un medio excepcional para reconocer sus circunstancias, ejes rectores, propési- tos, aciertos, realizaciones, equivocos y dificultades; es decir, su historia. El Maestro y De Robinson a Odiseo. Pedagogéa Estructurativa conforman el testamento educativo y pedagdgico de José Vasconcelos, y acudir a ellas hoy —que en el nivel nacional e internacional se renuevan muchas de las pre- misas del pensamiento educativo conservador-, es una tarea necesaria. Pues 7 MARIO. AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA si bien, la primera da cuenta tanto de sus interlocutores como de las obras realizadas; la segunda presenta la perspectiva doctrinaria del autor quien concebfa la educacién como una metafisica. De ahi que, para la compren- sién de la una hayamos tenido que de bordar sobre la otra. Siendo nuestra preocupacién la teorfa pedagégica, es decir, el cuerpo de saberes sistematizados que se derivan de la reflexién acerca de una accion pedagégica, y que permiten reconocer y organizar sus puntos de opacidad, negacién y contradiccién, asf como los discursos que le sirven de referencia y de los que se derivan sus preocupaciones. Y, convencidos de que la cons- truccion de dicha teorfa sdlo es posible interrogando la accién para histo- tizarla; subrayamos, por tanto, los dos elementos indispensables para la teorfa pedagégica: la reflexion histérica y la reflexién sobre la practica. Concebimos la reflexion historica como el procedimiento a través del cual se logra desarmar un suceso, abrir la interioridad de su ficticia totali- dad cerrada. Una totalidad que se disuelve cuando, al analizar sus elemen- tos se reconocen tanto sus relaciones con otros hechos u objetos que, en apariencia, le son externos, ajenos. Romper las falsas relaciones de interio- tidad/exterioridad permite dar texto y contexto al hecho. Y ésa, es la his- toria que nos interesa. La reflexion sobre las practicas presenta otros matices, pues si bien el andlisis de las acciones propias de una practica sdlo puede realizarse en el recorte temporal y espacial de su particularidad; en el anélisis también se ponen en juego los sujetos que la realizan. Analizar una prdactica impli- ca, desde nuestra perspectiva, reconocer tanto los sujetos concretos que la ejecutan (su intencionalidad, las ideas, principios y fines que los orientan) como las formas de su realizacién (los cémo, cudndo y a través de quiénes se vuelven actos). Sdlo en este proceso de reconocimiento podemos hacer del acto un texto, es decir, hacer legible el acto. Dar texto al hecho a través del contexto, y leer el acto como texto fue, en sintesis, nuestro objetivo y nuestra apuesta metodolégica al abordar el episodio educativo vascon- celista. El trabajo que aqui presentamos responde, pues, a la doble intencién de realizar la recuperacién critica de aquellos textos publicados en la Revista cuyos contenidos pudieran calificarse como representativos de la obra, y, INTRODUCCION 2 demostrar a través de la reconstruccién hist6rica~ que El Maestro responde, casi de manera univoca, al maestro como sembrador, reconocido y reivin- dicado por Vasconcelos a lo largo de toda su obra, tanto anterior como posterior a su gestién como secretario de Educacién. Cumplir con esta doble intencién nos permitirfa difundir de manera critica la obra educativa vasconcelista, y generar una guia de lectura re- novada que ayude a la reconstruccién del pensamiento que orienté dicha obra. Asimismo, podriamos dar respuesta a las preguntas que originaron nuestra investigacion: jes posible considerar la obra educativa de Vascon- celos como la puesta en prictica de una propuesta pedagégica?, si fuera asi, jcudles son las premisas filosdficas, polfticas, histéricas y pedagégicas en que esta propuesta se fundamenta?, jtiene el discurso vasconcelista perti- nencia y pertenencia respecto del proyecto revolucionario en que emergis?, iqué lugar ocupa la propuesta vasconcelista en el desarrollo de la educa- cién en México?, y, finalmente, jqué lugar ocuparon los maestros, actores principales de todo proyecto educativo, en el proyecto de Vasconcelos? Obedeciendo a todo anterior, se resolvié la estructura de este texto, el cual se organiza en tres partes. En la primera se ofrecen: un capitulo ini- cial dedicado a informar al lector sobre el momento histérico y politico en que emergié el proyecto educativo de José Vasconcelos, destacando tanto las razones de su insercién en el gobierno obregonista como las Iineas gene- rales que lo caracterizaron como el “proyecto educativo nacional del Méxi- co posrevolucionario”. Un segundo capitulo se centra en la presentacién de la Revista, sus caracterfsticas e importancia para el proyecto educativo vasconcelista. Y, finalmente, un tercer capitulo integrador en el cual nos internamos en las razones culturales y subjetivas de las reflexiones pedags- gicas, sociales, histéricas y religiosas de Vasconcelos, para descubrir su pen- samiento catélico como constante y eje articulador. En este mismo capi- tulo, y a modo de epflogo, presentamos y comentamos la valoracién que el propio Vasconcelos hiciera del destino de su obra educativa. En la segunda parte, se presentan los textos elegidos de la Revista. Estos fueron organizados, segtin su contenido, en las siguientes secciones: “La Re- vista”; “De la Universidad Nacional a la Secretaria de Educacién Publica”; “Educacién, cultura y entorno internacional”; “Sociedad y valores”; “Prin- 10 MARIO. AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARIONA cipios pedagégicos” y, “A los maestros”. Abre cada seccién un amplio co- mentario o presentacién analitica en la que se destaca lo més significativo de los contenidos y autores de los textos. En notas al pie se tratan y pre- sentan asuntos y personajes cuyo conocimiento ofrece al lector los elemen- tos contextuales indispensables para una mejor comprensién y disfrute de los materiales (pensamos, especialmente, en aquel lector que se acerca por primera vez a la obra y momento vasconcelianos). La tercera parte se divide en: “Anexos”, en los que se incluyen documen- tos que provienen del Boletin de la Universidad —més tarde Boletin de la Secretaria de Educacién Publica-, que tienen como objetivo informar acerca de los movimientos y decisiones institucionales que rodearon la fun- dacién y desarrollo de la publicacién, y cuya lectura puede ofrecer muchas luces al lector interesado. “Indice de autores”, en donde se presenta una relacién, por autor, de todos los textos publicados en la Revista. Y, finalmen- te, el apartado de “Fuentes”, referencias bibliograficas, hemerograficas y de archivo consultadas. Reconocemos la ambicién que representa introducirse en el proyecto vasconcelista y sus razones, y, también —peligro inminente y riesgo de des- calabro-, en el personaje. Peligro y riesgo porque Vasconcelos, su obra y su contexto constituyen un tejido tan intrincado que cualquier andlisis que de ellos se haga puede resultar corto, parcial e insuficiente. Sin embargo, lo intentamos. LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE En el tres de marzo de 1921 y siendo Rector de la Universidad el licencia- do José Vasconcelos, aparece en el Boletin de la Universidad el anuncio de la fundacién de una “gran revista”: El Maestro. Publicacién que repre- sentard a cabalidad la concepcién del proyecto educativo del reciente Rector y futuro Secretario de Educacién Publica. José Vasconcelos tiene una idea -precisa en fines y acciones— del rumbo que debe tomar el desarrollo educativo y cultural del pais. Se tra- ta de un proyecto dirigido a realizar una refundacién de nuestra patria sobre otros cimientos que los del pensamiento positivista, elitista y colonizador caracterfstico de la politica cultural del periodo porfirista. Segtin Claude Fell es un proyecto dirigido a: Definir y llevar a la practica una politica educativa y cultural clara, dinémi ca y democratica (que) significa poner en tela de juicio las estructuras y la evolucién de la sociedad mexicana, obligarla a contemplarse a si mis- ma, a autoanalizarse, a reflexionar sobre su propio desarrollo, su cohesi6n y su futuro ~sobre su “regeneracién”, como dicen los ensayistas posteriores a 1910. Respecto a la aplicacién y viabilidad del proyecto educativo como proyecto politico, Vasconcelos tiene claras dos cosas: la primera, que es ne- cesario generar y convocar a un proceso de pacificacién y unificacién nacional que permita que cada hombre de este pais tenga un lugar* y, Claude Fell, José Vasconcelos, 1989, p. 10. José Joaquin Blanco enfatiza la labor de Vasconcelos en busca de la unidad nacional, y dice: En sf, México era um pats de “facciones” intolerables entre si, una “orgia de cantbales”. Se debia, en conse- ‘cuencia, reconcilarlas y unificarlas en un plan colectivo e igualitario, mediante tres acciones: a) la eduecacién (capacitacién para la democracia: convertir a las masas en ciudadanos); b) La reforma agraria (capaci- 39 MARIO AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA la segunda, que dicho proceso sélo puede producirse a partir del Estado, responsable tiltimo de la formacién -educacién entendida en su sentido més amplio- de los nuevos ciudadanos. Para alcanzar estas metas es nece- sario ~ademas de promover otras acciones como la construccién de es- cuelas, la campafia de alfabetizacién o la promocién de las bibliotecas~ proporcionar al pueblo un instrumento de “autoeducacién” que le permita acercarse al pensamiento cultural de la época y a ciertos conocimientos practicos y titiles para mejorar su vida cotidiana. Este instrumento sera la publicacién El Maestro. Negando cualquier pretensién de ser considerada una revista “litera- ria” (“antiliteraria” se afirma en sus primeras pdginas),® El Maestro, se de- fine en su subtitulo como una Revista de cultura nacional. La Revista de cul- tura nacional publicada por la maxima instancia educativa primero la Universidad y después la Secretaria de Educacién Pablica~ sera, desde su inicio, dependiente del propio Vasconcelos. En ella apareceran los asuntos y los autores que el flamante responsable de educacién considera indispensables hacer llegar al pueblo. Es, en sintesis, el drgano de difusién cultural del autor del nuevo proyecto educativo. De ahi la importancia de detenerse en ella para estudiarla y comprenderla. tacién para la democracia: convertir a los esclavos en propietarios; y c) La cultura nacional (capacitacién para la democracia: reconciliar en un sistema la heterogeneidad cultural del pats) (...) En la ttima de estas acciones -la creacién de un espacio cultural en el que cupieran sin violencia todos los habitantes del pats, cs sobre todo en la que Vasconcelos ocupa un lugar de primera importancia en la historia contempordnea de México. En José Joaquin Blanco, Se llamaba Vasconcelos, 1993 (1977), pp. 97-98. ©Paradéjicamente, la edicién facsimilar de E! Maestro editada por el Fondo de Cultura Econdmica en 1979, aparece bajo el nombre genérico de Revistas Literarias Mexicanas Modernas. En ella se teproducen también otras publicaciones como Savia Modema, La Falange, La nave, México Moderno, Pegaso y Revista Nueva, todas éstas si revistas literarias. Para enfatizar esta paradoja vale la pena recu- perar aquf la leyenda de la cuarta de forros de cada volumen, que dice: Revistas literarias mexicanas rmodernas es una serie publicada por el Fondo de Cultura Econémica con el propdsito de poner nuevamente en circulaciém, en ediciones facsimilares, las principales revistasliterarias aparecidas en México en la primera tmitad del siglo xx. De esta manera el “curioso lector” y el estudioso de nuestras letras tendrdn a st alean- ce este sector de la literatura nacional de acceso tan dificil y de tanto interés documental (...). Este fue cl lugar que, finalmente, parece ocupar El Maestro, en la historia de ta cultura nacional, lugar a todas luces, inadecuado, ‘SEn el Boletin de la Universidad de marzo de 1921 —mismo en que se anuncia la aparicién de la revista~ se presenta en las primeras paginas la Organizacién del Departamento Universitario y lisea de sus dependencias, siendo Ilamativa la leyenda: dependiente de la Rectoria, que acompafa a la recién ingre sada publicacién El Maestro. LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE El proyecto educativo de Vasconcelos En El Desastre, en el capitulo dedicado a la Ley de Educacién, Vasconce- los narra que renuente a las asambleas y cuerpos colegiados que sirven a lo sumo para dar alguna sugestién cree mas en la utilidad del trabajo indivi- dual, en la obra de un cerebro que a la hora de crear necesita sentirse solo, saberse responsable en lo individual. Y por esto, s6lo por respeto al trémite a don Ezequiel Chavez~ pide opinién a diversos consejeros entre ellos para la redaccién de una Ley de Educacién que de cuenta de la creacin y el proyecto de la nueva Secretaria de Educacién. De sus consejos toma poco, pues segtin testimonia (...) ya tenfa la Ley de Educacién en la cabeza. La habia concebido en mi destierro en Los Angeles antes de que sofiara volver a ser Ministro de edu- cacién, y mientras que lefa lo que en Rusia estaba haciendo Lunacharsky (...) lo redacté en unas horas y lo corregi varias veces; pero el esquema completo se me aparecis en sdlo instante como un relémpago que descubre ya hecha toda una arquitectura.* Se trata de un proyecto de estructura simple pero de aplicacién com- plicada. Es necesario crear tres departamentos que contemplen todos los institutos de cultura: un departamento escolar responsable de la en- sefianza cientffica y técnica en todos sus niveles; un departamento de Bellas Artes que agrupe todas las escuelas de arte, conservatorios, museos y edificaciones artfsticas y, finalmente, un departamento de Bibliotecas responsable de dotar de directrices de lectura, bibliotecas y libros a todo el pais Durante la discusién de la Ley de Educacién en las Camaras se afiaden dos instancias organizativas: alfabetizacion y la educacin indfgena; ambas dedicadas a asuntos de importancia y urgente resolucién pero, a juicio de Vasconcelos, transitorias pues el analfabetismo se reducira en la medi- da en que el pueblo conozca las letras y su importancia y, los indios se Véase nota 26 del capitulo “Entre dos siglos. José Vasconcelos y su circunstancia” de esta obra. José Vasconcelos, El desastre, 1984 (1938), p. 17 42 MARIO. AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA integraraén paulatinamente a la poblacién total y al mestizaje racial y cultural. Una vez constituida la Secretaria de Educacién Publica, el directorio de la Universidad es recompuesto ocupando muchos de sus miembros nuevas responsabilidades en la flamante organizacién. Vasconcelos encomendara sus empresas més queridas a aquellos colaboradores de més confianza; intro- duciendo en el esquema organizativo de la Secretaria al cuerpo de intelectuales que viene configurandose desde la Universidad. Lo escolar y los maestros A cargo del Departamento escolar queda primero el profesor Roberto Mede- Ilin a quien, por intervencién de Alvaro Obregén, sustituye Luis Massieu més conocedor del magisterio al que Vasconcelos —en sus impulsos retéri- cos que denotan desprecio y poco conocimiento del “normalismo”-, hiere varias veces en su susceptibilidad.’ De este Departamento dependen la Acerca de la educacién para los indigenas, Vasconcelos opina: La tesis etaldgica que va implici- ta en el sistema de ensefianza en comin de indios y blancoa la desarvollé mas tarde en mi libro “La raza ccésmica”; pero la idea central de la tesis eva ya la esencia del programa que impusimos, en realidad, y no consist sino en un desarrollo de la vieja tesis catdlica espafiola de la igualdad de los hombres ante el Espiritu, No se nos escapaba que en ningtin caso podiamos realizar labor tan eficaz como la de los misioneros espartoles porque para ellos no faltaba el personal adecuado. Por competentes que sean los maestros norma listas modernos, cada uno de ellos tiene encima el peso de montafia de una familia. El obstdewlo mayor de todo apostolado, En El desastre, p. 124 Tal seria el caso del efecto producido por el Discurso que en 1922 el sefior Vasconcelos lanza a los maestros con motivo de su Dia, y en que les sefiala que su época de maestros generales ha ter tminado, que viven ahora la “era del téenico” en que es més importante saber que ensefiar y que para educar hay que construir. Los convoca entonces a ser “ingenieros”, “constructores” de obras benéficas para la humanidad y a adquirir los elementos de los que carecen y a prepararse més: En efecto, cuando la educacién era fundamentalmente literaria, fueron los abogados, los letradas, los naturales jefes de las es- cuelas; pero la era del verbalismo y el papeleo han terminado y los abogados han tenido que ir emigrando de la ensefianza, refugiéndose en la especialidad. Después de la época meramente literaria vino en la pedagogia tun periodo que podrfamos llamar del normalismo, en que se creyé que ensefiar era mds importante que sabe, +y que educar eva mds alto que construir. Se intenté hacer de la pedagogia wna ciencia y del maestro un peda- ‘ogo. Naturalmente este error condujo a otvo (...) De esta suerte considero que ta relativa exclusién de los maestros de los puestos ditectivos, no es mds que wna consecuencia natural del progreso escolar, Las escuelas tienen que seguir pasando a manos de los eéenicos (...) Para este objeto precisamente la Secretaria ha estado fundando cursos de especialidades varias, cursos técnicos que han de transformar la educacién normalista de una manera rdpida, pero naturalmente la direccién de esta ensefianza que hoy es la fundamental no puede ‘quedas por ahora encomendada a los maestros de escuela sino alos ingenieros (entendidos éstos como creadores de obra benéfica) y a los especialistas, Boletin de la Secretaria de Educacién Publica, 1922. LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE Ensefianza técnica, que esta en un primer momento a cargo del propio Luis Massieu, y la educacién primaria y normal, dirigidas por el profesor Fran- cisco César Morales. De acuerdo con la definicién inicial del plan, la Universidad, respon- sable de impartir educacién cientifica y técnica y de los niveles de edu- cacién media y superior, queda incluida en este Departamento. Sin embar- go, no logra su cabal ubicacién y control hasta diciembre de 1921 cuando Antonio Caso es nombrado Rector. A partir de ese momento la Univer- sidad logra una definicién hasta entonces poco precisa por tener que atender responsabilidades tales como la Campana de alfabetizacién. Bajo la tutela universitaria quedan la Escuela Nacional Preparatoria, la Escuela de Altos Estudios, todas las escuelas y facultades de estudios profesiona- les y la Escuela de Verano. En mayo de 1922 Caso publica el reglamento que ha de regir al orga nismo universitario y las funciones de su personal. En ese texto se instaura el concurso de oposicién como mecanismo de seleccién para todos los , también, se define el estatuto directivo del Rector: maxima autoridad universitaria que acuerda con el Secretario de Educacién. Asi, se establece en la Universidad una organizacién y gobierno cen- tralista y vertical como el de la propia Secretaria. Autoritarismo al inte- rior y al exterior que genera desacuerdos entre el Rector y el Secretario, pues mientras el primero, Caso, tiende hacia un gobierno auténomo de la Universidad, Vasconcelos hace valer su derecho de fiscalizacién y de inter- vencidn en los asuntos universitarios, derecho que funda en los estatu- tos establecidos en 1910 por Justo Sierra. La crisis de la Escuela Nacional Preparatoria de 1923 —que Vascon- celos pretende resolver ocupando él mismo el lugar de Director al tiempo maestros que sus funciones de Secretario-, mueve a los universitarios, entre ellos Bernardo Gastélum y Ezequiel Chavez, a impulsar la autonom{a univer- sitaria. Vasconcelos narra este episodio de su gestién como rector de la Universidad en El desastre, op. cits pp. 141-164, Véase también la “Carta ditigida al licenciado Ezequiel Chaves", que bajo la le. yenda: Esta carta tata y analiza, desde su origen, el tltimo conflicto en la Prebaratoria, » aquilata muy satis. factoriamente la actitud asumida, en este caso, por el actual Rector de la Universidad Nacional. En Alvaro Mature (comp.), José Vasconcelos y la Universidad, 1987, pp. 163-170. 44 MARIO AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARIONA Desde que es nombrado Rector, Vasconcelos tiene plena conciencia de la problemética que significan las funciones y obligaciones del Depar- tamento escolar. La lucha revolucionaria no sélo no se ocupé del asunto educativo como prioritario -resultando de esto que el nivel de escolari- dad de 1920 fuera menor al nivel de escolaridad de 1910—" sino que, ademas, gener6 una involuci6n respecto de los avances logrados por Justo Sierra durante su gestién. Huérfanos, desde la perspectiva de Vasconcelos, de una tradicién pedagégica (la revolucién produce en él y otros muchos intelectuales un sentimiento de ruptura cultural con lo “anterior”), pare- ce necesario comenzar todo a partir de nada, de ahi la grandielocuencia y tono fundacional de las empresas que inicia. Construccién de escuelas; instauracién de maestros rurales; campaiias de alfabetizacién; impulso a las ensefianzas preescolar, primaria, técnica y secundaria; constituyen, en la estadistica, grandes logros de la gestién vasconcelista. Sin embargo, es necesario sefialar que si bien los avances son tantos éstos se deben, principalmente, a los maestros —que los hay y muy buenos~ egresados de las escuelas normales creadas durante el por- firiato dltimo y cuidadas a iniciativa de Justo Sierra. Educados por Rébsamen, conocedores de la escuela moderna de Pestalozzi y Fréebel, innovadores e innovadoras de la ensefianza preescolar y técni- ca; los maestros y maestras encuentran en el gobierno de Obregén y su apoyo irrestricto a la Secretarfa de Educacién y su responsable, la posi- bilidad de desarrollo, accién y compromiso que la época les reclama. Seguidores destacados muchos de ellos de la Escuela Activa de John Dewey, fundan la revista Educacién, publicacién independiente de la Secre- tarfa de Educacién o de cualquier otra instancia del gobierno y ajena al hecho de que algunos de sus colaboradores sean funcionarios. Esta publi- cacién constituye el espacio de construccién teérico-metodolégica que sobre la accién docente se da en aquellos aiios.” Fell sefiala que segtin las estadisticas oficiales, el nivel de escolaridad desciende desde el 6.23 por ciento en 1910 hasta el 4.93 en 1920. Llegindose a un nivel de analfabetismo del 80 por ciento. En Claude Fell, op. cit., p. 10. La revista Educacién fue una publicacién mensual que aparecié entre los aiios 1922 y 1924. Definida como totalmente independiente de cualquier instancia gubernamental, aquellos que colabora- ron en ella lo hicieron a titulo personal (incluso aquellos que eran funcionarios piiblicos). Dirigida, ésta siya los maestros, tuvo como finalidad Gltima brindar elementos de formacisn docente y perfeccionamiento LA REVISTA El. MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE a ; Asi, lo escolar funciona, como ha sido siempre, por los maestros. Quienes conocen los actores y los tiempos de los procesos educativos saben que es imposible la gestacion, cristalizacion y aplicacién de propuestas pedagogi- cas en unos pocos afios; pues la accién cotidiana en las aulas nunca ha sido obra ni de un solo hombre ni de un solo tiempo, ni producto de infla- mados y ret6ricos discursos que llaman a mejorar. La obra educativa es, siempre, un producto colectivo de tiempos largos y aspiraciones sociales decantadas. La revoluci6n da a los maestros ~como otras revoluciones a otros inte- lectuales— nuevos aires, nuevos brios, nuevas posibilidades de accién comunitaria, nuevas libertades que les permiten remover viejos obstéculos, pedag6gico, dedicando sus contenidos a asuntos especificos de la ensefianza, temas de clase y noticias al imagisterio. A cargo de la publicaci6n estuvo el profesor Lauro Aguirre, siendo cl secretario y adminis- trador el profesor José Manuel Ramos. Entre sus colaboradotes extranjeros se encontraban el doctor John Dewey, doctor Paul Montoe y doctor Boehm. El Consejo de Redaccién estuvo compuesto tam- bién por maestros, destacéindose la gran participacién de los maestros de primaria, fueron sus miembros: ‘Ana Marfa Berlanga de Martine, directora de la Escuela de Maestros; quimico Roberto Medellin, jefe del Departamento Escolar y profesor de la Facultad de Ciencias Quimicas; profesor Gregorio Torres Quintero, consejero de la Secretaria de Educacién Pablica, catedratico de la Escuela Normal Primaria para Maestros y autor de un gran riimero de obras escolares; ingeniero José Arteaga, consejero de la Secretarfa de Educacién Publica, catedrético de Metodologéa especial de las Mateméticas en la Facul- tad de Altos Estudios; profesor Manuel Barranco, doctor en Filosofia de la Universidad de Columbia, Consejero de la Secretaria de Educacién Publica y actual catedrético de Organizacién Escolar de la Facultad de Altos Estudios; profesor Daniel Huacuja, secretario general de la Direccién de Educacién Primaria y Normal; profesor Emilio Bustamante, inspector de escuelas y profesor de Psicologia educa- tiva en la Normal primaria para Maestros; profesor José Marfa Bonilla, inspector general de Ensefian- za; profesor Ponciano Rodrigues, director de la Escuela Normal nocturna y profesor de Mateméticas en la Normal de Maestros; profesor Galacién Gémez, Bachiller en Ciencias de la Educacién en la Universidad de Columbia, jefe de la Seccién de Educacién Primaria y Normal de la Secretarfa de Edu- cacién Publica y profesor de la Escuela Normal Primaria para Maestros y de la Escuela Nacional Preparatoria; profesor Alfredo E. Uruchurtu, egresado de la Universidad de Jena, Alemania, actual cate- dratico de Psicologia educativa en la Facultad de Altos Estudios; profesor Moisés Séenz, maestro de ‘Arte de la Universidad de Columbia. Fueron colaboradores en la revista: profesora Carmen Ramos, maestra de metodologia del kindergarten en la Facultad de Altos Estudios; profesora Palma Guillén, inspectora técnica de escuelas; ingeniero Carlos A. Peralta, oficial mayor de la Secretaria de Edu- cacién Publica; doctor Ezequiel Chavez, director de la Facultad de Altos Estudios; profesor Andrés ‘Osuna, maestro en Artes de la Universidad de Vanderbilt; médico Alfonso Pruneda, secretario del Consejo Supremo de Salubridad; médico Gabriel Gonsélez Olvera, profesor de la Escuela Nacional Prepara- toria; médico Eugenio Latapf, profesor de Higiene Escolar de la Escuela Normal para Maestros; pro- fesor Francisco César Morales, director de Educacin Primaria y Normal; profesor Ismael Cabrera, jefe técnico de la Direccién de Educacién Primaria y Normal; inspectores técnicos de escucla: profesor Daniel Delgadillo, profesor Rafael Ram{res, profesor Federico Alvarez, profesor Emesto Alconedo, profe- sor Eliseo Garcfa, profesor Joaquin Roca Zenil, profesor Antonio Pons; y profesor César Ruiz, profesor de la Escuela Normal para Maestros. MARIO AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA pero no nuevos saberes, pues éstos, aun cuando parezcan paradéjicos, los tenfan.’! Para confirmarlo basta ver lo acontecido en los Congresos Pe- dagégicos de los afios anteriores a la gestién vasconcelista y las publicacio- nes pedagégicas de la época.? Las Bellas Artes En 1915 durante el gobierno de Carranza se presenta para su discusién un proyecto de ley que establece la creacién de una Direccién General de Bellas Artes que tendra como misién desarrollar todos aquellos factores que el arte requiere en su evolucidn necesaria para adquirir fisonomia nacional y propia.” Sin embargo, si bien se realizan algunas acciones esta idea nun- ca cristaliza del todo y, en 1918, la falta de recursos econémicos hacen que la Direccidn sea suprimida sin haber elaborado una propuesta dirigida al rescate de los valores artisticos nacionales y propios. No es hasta la Ilegada de Vasconcelos a la rectorfa de la Universidad que se dibuja con precisién un plan nacional que contiene, ademés de las propuestas previstas en los intentos del afio 1915, una nueva perspectiva acerca del significado de la educacién estética. Jaime Torres Bodet, cercano colaborador de Vasconcelos, describe su primera intuicién al conocer la férmula del proyecto educativo vascon- celista: Tenfa el proyecto de crear una Secretaria de Educacién Pablica Federal, organis- mo de funciones amplisimas, compuesto -segin una férmula trinitaria en la que no sé si su dnimo de fildsofo vefa, como yo, una evocacién de los tres Acerca de este asunto, véanse M. Curiel, M. Ruiz de Velasco y S. Moreno, Rébsamen y la Re- vista México Intelectual, 1988. Se trata de una seleccién y presentacién de textos publicados en México Intelectual, revista pedagdgica y cientfico literaria, publicada entre 1890 y 1904 y entre cuyos redactores propietarios se encuentra Enrique C. Rébsamen, quien fuera director general de Ensefianza Normal. La calidad de los textos y su pertinencia pedagégica no deja lugar a dudas acerca de la actualidad y for- macién de sus autores, también, formadores de maestros. Idem En “Creacién de la Direccién General de Bellas Artes”, Boletin de Educacién 1, 2. Citado en Fell, op. city p. 394. LA REVISTA FL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE dantescos estados de la “Comedia” por tres poderosos departamentos: el escolar, el de bibliotecas y el de bellas artes. La percepcién del joven Torres Bodet es atinada. Férmula trinitaria, compuesta de partes indispensables y puestas en relacidn indisoluble, el proyecto vasconeelista es, antes que educativo (entendido el término en su sentido tradicional de transmisiGn sistematica y consciente de conte- nidos especificos), eminentemente cultural. Por esto, es fundamental para comprender gran parte de lo acontecido en El Maestro, conocer lo que el cultivo de la lectura y de las bellas artes significa en el plan de Vascon- celos. En este proyecto para la creacién de la Secretaria de Educacién Piblica se establece la necesidad de un Departamento de Bellas Artes responsa- ble del cuidado y control de algunas instituciones del siglo xix (museos, iglesias, escuelas de arte), y del desarrollo del teatro nacional y la educa- cién artistica para el pueblo." Creada la Secretaria queda el Departamento dividido en dos secciones: una encargada de las instituciones y museos, los catélogos histéricos artisticos y construcciones, el Museo Nacional de Antropologia, Historia y Etnologfa; la Escuela Nacional de Misica, la Aca- demia de Bellas Artes, la Inspeccién de Monumentos Artisticos y, la Exposi- cién permanente de Arte Popular y, una segunda seccién, dedicada a poner a la poblacién en contacto con el proyecto estético vasconcelista y res- ponsable de las Direcciones de Educacién estética, Cultura fisica, y Dibu- jo y trabajos manuales. La educacién artistica deja de ser responsabilidad del maestro y queda a cargo de los artistas que se incorporan a las escuelas como maestros es- pecialistas. La Escuela al Aire Libre de Coyoacén a cargo del pintor Alfredo Ramos Martinez® ~antes responsable de la Academia de Bellas Artes-, constituye un modelo de este proyecto educative que, si bien busca el de- sarrollo de una propuesta artistica nacional, es acusado por los artistas Jaime Torres Bodet, Tiempo de arena, 1994 (1961), p. 260. Fell, ob. cit, p. 395, 76Véase Alfredo Ramos Martinez, “Nueva orientacién del arte nacional”, en el cap pios pedagégicos” de esta obra lo “Prinet- 47 48 MARIO AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA de la época de clasicista y contradictorio pues, argumentan, mientras por un lado se invita a la renovacién y revolucién estética, por otro se con tintia importando movimientos artisticos tal como se hiciera durante el gobierno de Carranza. Algunos suponen que més allé de una discusién sobre la concepcién estética, la disputa parece darse entre “capillas” més 0 menos favorecidas por el secretario, quien -segtin criticos agudos -, es quien decide qué es arte nacional y qué no lo es. Ast, slo se sustituye una capilla por otra pero se perpettia el esquema del porfiriato que dictaba, también en lo estético, “una filosofia de Estado”.” Sin embargo, el asunto tiene més fondo. Recuperar un arte nacional, un arte de lo nacional, Heva implicita la premisa de la definicién sobre qué es lo nacional. Best Maurgard, autor del libro de ensefianza de dibu- jo utilizado en gran parte de las escuelas ptblicas, supone que recuperar lo nacional es volver a los orfgenes y que éstos estén en las rafces indi- genas de nuestra cultura, en las rafces coloniales espafiolas e, incluso, en las orientales que Ilegaron a través del comercio a las costas del Pacifi- co mexicano. Dedicado a la recopilacién de formas y figuras caracteris- ticas de la artesanfa Best Maurgard ofrece en su texto la sintesis de sus hallazgos. Este método para la ensefianza del dibujo constituye una de las aportaciones més bellas -en un sentido estético amplio— a la educacién impulsada por el secretario quien, por su parte, prefiere encontrar en la forma y arquitectura de la Colonia su referente e inspiracién para com- prender el arte nacional, postura hispanista que no es nueva en él. Desde su participacién en el Ateneo de la Juventud, Vasconcelos se destaca por una preocupacién por lo estético que a menudo se confunde con lo religioso. Seguidor de Bergson, ve en el arte la posibilidad de recu- 7Nemesio Garefa Naranjo fue contemporineo y figura paralela a Vasconcelos. Nacido en 1883 cen el estado de Nuevo Leén, va a la ciudad de México a estudiar en la Escuela de Jurisprudencia Periodista y politico brillante, llega a ser diputado y responsable de Educacién Péblica. Su politica educativa se descata por su campafia contra el positivismo. Es creador y fundador de la Academia de Historia y miembro de la Academia Mexicana de la Lengua. Las opiniones sobre las “capillas” cultura- les y politicas que surgen en los distintos gobiernos mexicanos como signo fatal de su historia son recogidas, entre otras de sus colaboraciones, en el periddico El Universal, véanse, por ejemplo, las publi- cadas en 19/3, 3/5, 16/7, 13/8 y 16/8 del afio 1924, LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE peraci6n del tiempo interior, ese tiempo real del hombre que le permite estar mas cerca de sf y de sus ritmos. Resolucién para el conflicto entre emoci6n y razén, el arte es la via de expresién de los sentimientos y sen- saciones mas puros y desinteresados del hombre. Arte puro, incontami- nado muestra el alma del hombre en su tiempo y su emocién, asf como en su pensamiento y su capacidad creadora y le permite elevarse y abando- nar la naturaleza meramente carnal para alcanzar lo que es la verdadera esencia humana, la esencia espiritual. En tal elevacién consiste la aristocracia del espiritu, su clima; impulsar a los hombres a que aspiren a este ideal de humanidad aristocratica, ge- nerar el clima propicio para ello constituye el deber moral, deber ético de los gobernantes, ésta sera su responsabilidad como educadores del nuevo hombre. El maestro ha de ser entonces un artista, un conocedor de este modo de elevacién, un transmisor de este saber iniciatico. Fuertemente influido por la escuela pitagérica, Vasconcelos hace de la musica, la poesfa y la arquitectura una nueva trfada de accién creadora. Creacién que no concibe como la emergencia de una ruptura sino como la conclusién légica de una continuidad. Es decir, en estética como en éti- ca, se trata de un pensamiento esencialmente clasicista que ve en la histo- tia del arte y la cultura fuente de inspiracién y no elementos a renovar, negar o trascender. La arquitectura y la escultura representan para Vasconcelos la expre- sin mds real y objetiva del la funcién estética. Las construcciones expresan la fuerza y el trabajo que el espfritu puede realizar sobre la mate- tia inerte, en ellas despliega todos sus atributos. El edificio de la Secre- taria de Educacién Pablica es un ejemplo paradigmatico de esta concep- cidn. El edificio de la sep es el deber ser de la educacién en México.* Con una solidez proveniente de la construccién hispdnica, los patios y sus esculturas han de reunirse como puntos cardinales de todas las culturas: Buda, Quetzalcdatl, Platén, Fray Bartolomé. Su arquitectura colonial, encabezada por Minerva, deja libres las pare- des para esa pintura profundamente nacionalista y popular que es la pin- 78Véase “Informe del licenciado Vasconcelos en el acto de inauguracién del nuevo edificio de la Secretaria de Educacién Piblica”, El Maestro, II, 4, 1922, pp. 532-538, qs { a ©" MARIO AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA tura muralista. Poner a la vista la cultura, la historia, para que el pueblo la conozea no es, por otra parte, una idea original (el propio Comenio la recomendaba); lo original radica en que, en esas paredes de inspiracién hispanica se cuente esa historia, la historia de lo indio, de lo propiamente americano. Los “monigotes” del muralismo,” esos de los que Vasconce- los no gusta pero deja hacer, dan a la sep el elemento de ambigiiedad y contradiccién propios del pensamiento vasconcelista. Y, propios también, desde otra 6ptica, del sincretismo mexicano. Su pensamiento es en lo estético, como en lo ético y lo educativo, esencialmente conservador. Y asf se refleja en su idea sobre la funcién de | recuperacién histérica: ver hacia atras para volver a set, para recuperar lo perdido, para volver a encontrar direccién, para repetit lo mismo en otro tiempo. Un claro ejemplo de esta visién son las misiones culturales inspiradas en los misioneros de la Conquista y la Colonia. Desde este movimiento de “recaptura” de lo anterior —que con gran frecuencia es tomado por revolucionario por su fuente nacionalista y su impulso a la accién-, Vasconcelos concibe la difusién de las artes. De ahi, que su iniciativa por recuperar “lo nacional” signifique para muchos de los creadores, misicos, escultores y pintores, la voluntad —o al menos la oportunidad para ellos~ de abandonar los patrones estéticos del porfiriato y la posibilidad de hacer un arte nuevo por su definicién de representar lo nacional; mientras que otros adivinen en él la fuente de un nacionalis- mo de Estado esquemitico y dirigido a la conformacién de clases medias activas.*° Los libros y la lectura El tercer elemento del sistema trinitario de educacién lo constituye la lectura. Dar al pueblo lectura, ensefiarle a leer representa para Vasconce- ” Al respecto José Joaquin Blanco sefiala: Vasconcelos habja trazado un cuidadoso plan alegérico que Rivera hacta todo lo posible por no respetar, pintando indios pocos ideales o césmicos por todas partes. Entraba Vasconcelos al ministerio, veia cémo todo su mapa estético-metafisico del pats se llenaba de “monigo- tes" y le decia a Rivera: “Ay, Dieguito, jindios, mds indios!, pero lo dejaba hacer. José Joaquin Blanco, op. cit., p. 100. "Vease Ramén Cérdoba, “El problema de nuestra clase media", en el capitulo “Sociedad y valores" de esta obra LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE é los la posibilidad de introducirlo en un movimiento dirigido al creci- miento personal. Esta idea, recuerda en La Tormenta,*' la toma de Lunacharsky -responsable del proyecto educativo soviético durante los primeros afios de la Revolucién de octubre-. (Esta referencia se gana que algunos despis- tados lo califiquen de “bolchevique y socialista”. Nada més alejado de la realidad, él mismo se encargé de mostrarlo en distintos momentos de su vida.) El pueblo debe leer y es responsabilidad del Estado sefialarle qué tipo de lectura debe realizar y brindarle las condiciones para que ésta ocurra. La primera condicion: estar alfabetizado, es prevista a través de la Campana de Alfabetizacién a cargo de Eulalia Guzman; la segunda condicién, tan indispensable como la anterior, consiste en dotar al pueblo de libros. Es im- portante sefialar que alcanzar esta segunda condicién representa, en esa época, una empresa maytiscula dadas las escasas editorials nacionales —se cuentan Herrero, Botas y alguna mas~ y sus posibilidades de produccién. De ahi que resulten tan reveladores los pasos que Vasconcelos da, junto con Alvaro Obregon, hacia la cristalizacién de su idea. Primero, siendo Rector de la Universidad recibe una comunicacién, fechada 13 de enero de 1921, en la que se le informa que por acuerdo del Presidente SIEn La Tormenta, Vasconcelos describe como le apareceria este plan durante su exilio: (...) el ambiente de Los Angeles lo recuerdo como uno en que las cuestiones sociales tenian primacéa, La inquietud general empezaba a reventar por alld, en tal forma que pocos meses después de nuestra permanencia en el lugar, comenzé la represalia del conservadurismo. A viva fuerza se cerraron clubes, se suprimieron diarios, y la Unién de los Industriales qued6 disuelta, equiparada al comunismo y triunfante la American Legion, el zgermen de un fascismo yanquee, que aguarda su ocasién, En cafés y modestas fondas, pasamos horas largas discutiendo los métodos de Lenin o las novedades introducidas en Educacién, por Lunacharsky. Una de ellas la copié cuando me tocé dirigir la educacién en México: la ediciGn de los cldsicos, que ciertos escritores de renombre local me han criticado suponiendo que se trata de una medida aristocrética...yen la palabra clasi- co y caen en la trampa...No, seiores despistados: la idea fue de Gorki y la tomé de Lunacharsky...Gorky es un plebeyo, plebeyo genial, que se acordé de los suyos y se dijo: Hay que abaratar los clésicos(...) Humilde- mente confieso de donde tomé el ejemplo de estas ediciones que constituyen, entre tantas cosas ilustres que prodiyjo la Secretaria de Educacién de mi época, lo que més me wfana y tegodea. José Vasconcelos, La Tor- menta. Segunda parte de Ulises Criollo, 1948 (1936), pp. 560-561 Antonio Santoni, en su Historia social de la educacién, recoge la versién de que no fuera Lunacharsky el verdadero innovador de la politica educativa soviética ~su biisqueda consistié en utili- zar las orientaciones innovadoras occidentales que fueran, conciliables con una interpretacién marxista de la educacién-, sino Nadezna Konstantinova Krupskaya, colaboradora de Lenin, quien, recogiendo las orientaciones de éste y manteniendo una posicién pedagégica clara ("la vida por sf misma educa”) brillé con luz propia en el medio educativo. En Santoni. Historia social de la educacién I, 1996, pp. 434-435. 52 MARIO. AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA, de la Reptiblica se ha decidido que los Talleres Graficos de la Nacisn, has- ta entonces dependencia de la Secretaria de Gobernacién, pasen a depen- der, directamente, del Departamento Universitario a su cargo." Fechado el dia 19 del mismo mes y afio, sdlo seis dias después, se emite otro comunicado: La Universidad dispondra de una casa editorial para difundir la cultura. En el texto se sefiala que el Presidente de la Republica, “(...) inspirado en el més alto patriotismo, ha dispuesto que los Talleres Gréficos del Gobierno pasen a depender a la Universidad, a fin de que, sin demora, pueda establecerse la Casa Editorial prevista en. la iniciativa de ley sobre educacién ptblica, que ha sido presentada a las Cémaras.”* Iniciativa atin no aprobada, discusién no finiquitada, el hecho es que los pasos que se dan son firmes y répidos. Es interesante observar en este tiltimo comunicado que aparecen ya los 32 primeros tftulos -o rubros— a publicar. Esta tarea editorial a la que se dedica una seccién de los Talleres —la mds importante de todas, reza el texto— permite producir 30,000 ejem- plares, por lo menos, de cada una de las obras elegidas. Los titulos y autores a publicar sefialan con toda precisién los conte- nidos que Vasconcelos —y sus colaboradores entre quienes se encuentran Jaime Torres Bodet y Gabriela Mistral- desean hacer llegar al pueblo. Se trata de textos literarios clésicos en su mayortfa. La Iliada, Tragedias de Es- quilo y Séfocles, Didlogos de Platén, las Obras Completas de Plotino, autor preferidisimo de Vasconcelos. Desde luego los Evangelios Cristianos, La Divi- na Comedia y obras tanto de Shakespeare como de Calderén y Lope. Tols- toi y un Manual de Budismo, intereses también vasconcelistas y, algu- nas obras dedicadas a cuestiones practicas como higiene, industria agricola o ciencia aplicada. Asi mismo se incluyen un texto de poesia mexicana, otro de prosa y la Historia Universal de Justo Sierra. El comunicado termina con este anuncio: “(...) la Universidad de- clara que el dia en que se ha puesto a sus 6rdenes una casa Editorial, es el mas importante de toda su historia, y confia en que sera ayudada con S2VEase anexo | SVease anexo 2 LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE la colaboracién de todo el pueblo mexicano en la noble empresa que se inicia.”* Los voltimenes serin distribuidos en salones de lectura y bibliotecas -muchas de ellas fundadas a partir de esta primera aportacién- y, asi, se lograré llegar a los rincones més lejanos y humildes del pais. Ademis de titulos mencionados se editan también otras publicaciones: primero, la reanudacién del Boletin de la Universidad y después, el Boletin de la Secretaria de Educacién Publica. Con sello editorial de sep aparecen las Lecturas clasicas para nifios, El Libro y el Pueblo, Lecturas para mujeres, % El libro nacional de escritura-lectura‘? (del que se publicaron 600,000 ejem- plares). Y por tiltimo, la mas importante entre las publicaciones periédi- cas: El Maestro. El Maestro. Revista de cultura nacional Su aparicidn significa el corolario ideal a la labor planeada por Vasconce- los. Pensada como una revista de cultura, no especificamente pedagé- gica, la publicacién podra ser lefda por todos: por los campesinos, los empleados y los obreros, las amas de casa, los nifios. Cualquier mano sera buena para abrir sus paginas. En ellas el lector podra encontrar las mis diversas ensefianzas, excluyendo cualquier propaganda religiosa 0 po- litica. Inicialmente, la direccin de la publicacién esta a cargo de Enrique Monteverde y Agustin Loera y Chavez; a partir del nero de noviembre de 1921, el primero sera el tinico responsable. En el primer volumen, se retinen los primeros nimeros de 1921 -con un promedio de 110 paginas cada uno y una periodicidad mensual- fecha- SIdem. Un espléndido comentario acerca de la elaboracién de estos textos aparece en Jaime Torres Bodet, Tiempo de arena, 1994 (1961), pp. 285-286, 274-275, respectivamente. También véase Claude Fell, op. cit., pp. 494-496 y 510-511, respectivamente. Para mayor informacién sobre El libro y el pueblo como parte del esfuerzo editorial y bibliogrifico nacional, véase el anexo 6. SsAcerca de Lecturas para mujeres, véase José Joaquin Blanco, 1993 (197), pp. 109-114, y Claude Fell, op. cit., pp. 489-490. Lecturas para mujeres, 1924. "Véase Claude Fell, op. cit. p. 496. 53 MARIO. AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARIONA dos los dias 1o. de los meses de abril, mayo, junio y julio. Un ntimero doble, 5 y 6 fechado agosto y septiembre, tiene como novedad ~ademés de ser doble y festejar el Centenario de la consumacién de la Independencia- evar en la portadilla el flamante escudo de la Universidad Nacional con el Aguila bicéfala y en el que aparece la leyenda vasconcelista: Por mi raza hablaré el espiritu.® El volumen I, incluye los nimeros 1, 2 y 3 fechados octubre, noviembre y diciembre de 1921, un nimero doble 4 y 5 fechado enero y febrero de 1922 y, un tiltimo ntimero 6 fechado sim- plemente como 1922, sin indicar el mes. El volumen III corresponde a los ntimeros I y 2 fechados sélo 1922, y el ntimero 3 y doble 4 y 5 fechado slo 1923." Respecto al tiraje de la publicacién, si bien distintos autores como Claude Fell, José J. Blanco” y Engracia Loyo” afirman, con Vasconcelos, un tiraje que oscila entre los 60,000 y 75,000 ejemplares; los informes oficia- les presentados por Monteverde y Loera y Cha del Departamento de Bibliotecas lefdo ante el Congreso de Bibliotecarios de Austin, Texas en 1923 sefialan, reiteradamente, un tiraje de 50,000. asf como el informe La publicacién se distribuye de manera gratuita en las Direcciones Gene- rales de Educacién de los Estados y entre sus funcionarios y escuelas, las Cémaras comerciales ¢ industriales, el Ejército Nacional de la Reptblica, en escuelas del Distrito Federal, bibliotecas y peluquerfas, a los maestros y los politicos. También, en Bibliotecas del exterior, legaciones y consu- s*Sobre el escudo de la Universidad, Vasconcelos dice en El desastre: A las siete levantaba el campo y me dirigia a mi casa. Alf tomaba por cena unas frutas, jugaba con mis hijos wn rato y luego me encerraba fen mi biblioteca (...) En tales horas de soledad ondenaba el trabajo del dia siguiente, inventaba las tareas prdximas. Imaginé ast el escudo universitario que presenté al consejo, dibujado toscamente ¥ con su leyen- da; “Por mi raza hablard el espiritu”, pretendiendo significar que despertaba nuestra raza después de la larga noche de su opresién. Eramos, como el judio, un pueblo que de su dolor secular debia extraer fuerza para las creaciones poderosas. En El desastre, p. 75. Las fechas de publicacién no aparecieron en los tomos 11 y tt, de ahi que convenga remitirse al anexo 3. Para fines de esta presentacién preferimos adecuamos a lo indicado en los ejemplares de la Claude Fell, “José Vasconcelos et la Revue El Maestro (1921-1923)” Cahiers de Ameriques Latines. niims. 3-4, 1969, p. 79. El mismo Fell, en su obra posterior dice: Su tiraje oscla entre cincuen- tay sesenta mil ejemplares por niimero (...). En Los attos del dguila, p. 509. José Joaquin Blanco, op. cit, p. 107, SrEngracia Loyo, “Lectura para el pueblo, 192 Veanse anexos 4, 5 y 6. -1940", Historia Mexicana, xxxu, 3, p. 307. LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE lados, escuelas norteamericanas y argentinas.** No obstante su gratuidad, inserta en las tiltimas paginas aparece la leyenda: Esta Revista es gratuita para los lectores de marcada pobreza y para el resto del publico costara $5.00 cinco pesos oro nacional en la Reptblica y Dis. 2.50 dos y medio dollars en el extranjero la suscripcin por un afio, los que deberdn remitirse en giro postal o telegréfico, cheque, letra o vales para edi- tores, dirigidos a El Maestro, primera de Gante 3 0 Apartado Postal 105 bis, México, D.E Pero lo més Ilamativo de la revista ~ademas de su altfsimo tiraje, su gratuidad y la rapida distribucién que denotan una voluntad politica real— radica en sus contenidos. En ellos puede apreciarse el fondo del pensamiento vasconcelista. Realizaciones tales como la Campafia de alfabetizacién, las misiones cul- turales, la construccién de escuelas, la formacién de maestros, el funcio- namiento —incluso- de la Universidad son, necesariamente, empresas colec- tivas en las que vemos, como ocurre con frecuencia en los procesos educativos de este pais, que sus actores agentes necesitan mas aire que inspiracién. Y en esto radica el acierto de Vasconcelos: da aire. Da aire, deja ser y hacer a los seguidores de Dewey y su revista, cuyos principios no comparte y Mega después a combatir con toda fiereza.* Deja ser y hacer, da aire, a las bisquedas de los artistas atin cuando no las comprenda. Pero, si bien en otras dreas deja hacer, en los asuntos de la lectura vemos la mano, el ojo y la mente de Vasconcelos intervenir de manera directa. La coincidencia entre las ideas y los autores que lo trabajan en su obra —an- terior y posterior a su desempefo como responsable de Educacién- y los que son elegidos para ser publicados constituyen el observable irrefutable de esta afirmacién. El Maestro lo demuestra de manera absolutamente inequivoca. %Véanse anexos 4 y 5. SJosé Vasconcelos, De Robinson a Ottiseo, pedagogia estructurativa, 1935. La primera parte de esta obra esté dedicada a expresar su desacuerdo fundamental con la teoria de John Dewey. 56 MARIO. AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA, Si bien convoca desde su primer llamado cordial a todas las corrientes de pensamiento para que -sin hacer politica ni propaganda religiosa~ plas- men su pensamiento en las paginas de El Maestro, la revisién critica de lo aht ocurrido sefiala otra tendencia. La estructura de la Revista no varia fundamentalmente desde su ini- cio el primer ntimero presenta algunas diferencias (especialmente en los rubros) que fueron atinadamente corregidas-, y se mantiene fija del se- gundo al tiltimo ntimero. Abre con una seccidn, llamada Revista editorial informativa en la que se presentan reportajes, entrevistas y palabras del secretario en distintos eventos polftico-sociales. En ella se publican las noticias y los discursos relevantes respecto a la politica educativa desarro- llada; concediendo un lugar importante a la publicacién de comentarios elogiosos y reconocimientos que, hacia las acciones educativas emprendi- das por el Gobierno, hacen los invitados internacionales y personajes impor- tantes. A esta seccién se dedicaré un promedio de 25 paginas en cada ntimero, casi un 20 por ciento del total. Destacan entre los contenidos pu- blicados: “Los obreros americanos piden el reconocimiento”, “La dictadura de Gémez en Venezuela”, “Politica imperialista de la Casa Blanca”, “Lo que Marcelino Domingo vio en América”, “El convenio de Huerta-Lamont”; “La politica agrarista”, “declaraciones del Presidente de la Republica”; “El conferencista norteamericano Frank Tanneanbaum opina sobre México”, “EL Congreso decreté cuarenta y cinco millones para Instruccién Pabli- ca”, “La Federacién recaudé doscientos veintidés millones de pesos en ocho meses”, “Gabriela Mistral en la escuela que lleva su nombre”, “Entrevista del Presidente de la Republica con el periodista norteamericano Mr. Clapp”, “México quiere vivir en sociedad como pueblo civilizado”, “La politica de los Estados Unidos hacia el gobierno sovietista ruso”, “Las resoluciones del Congreso Feminista”, “Nuevos atentados de Juan Vicente Gémez”, “Con- greso Panamericano de estudiantes”, “Las escuelas mexicanas realmente educan a las masas”, La siguiente seccién se dedica a la Historia y la Geografia. En ella aparecen textos acerca de tres grandes temas: Historia Universal, Histo- ria de Latinoamérica ¢ Historia de México. Entre los autores destacan William Swinton en la rama de Historia Universal y Rafael Ramos Pedrueza en Historia de México. Con motivo del ntimero doble dedicado al Cen- LA REVISTA EL. MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE tenario de la consumacién de la Independencia las paginas de la Revista se abren a José Marfa Luis Mora, Manuel Gutiérrez Najera, Heriberto Frias, Ignacio Ramirez ya un autor, realmente interesante: Francisco Javier Mina. La tercera seccién Diversos Temas (sintesis de las secciones Platicas Instruc- tivas y Sugestiones Sociales aparecidas en el primer ntimero) es una parte medular de la publicacién. Entre sus autores aparecen personajes de gran estatura internacional como Leén Tolstoi, Romain Rolland, Giovanni Papi- ni, Eugenio D’Ors, e intelectuales comprometidos como Anatole France y Henri Barbusse; los pocos textos de elaboracién pedagégica que se publi- caron en la Revista y, también, los textos formativos y de reflexién moral y social. Es particularmente interesante la presencia de articulos dirigidos a convocar a los intelectuales al compromiso social y politico y la publi- cacién de ensayos sobre ciencia basica moderna. Entre los tftulos de esta seccién destacan: “La edad de la Tierra”, “Sobre educacién”, “La doctrina del comunismo internacional”, “En donde esta el amor esta Dios”, “Teorfa de la relatividad”, “Esta calamidad de los zapatos”, “Carta a la juventud de Co- lombia”, “Tolstoi y el porvenir de la América Latina”, “La irresistencia al mal”, “Manifiesto a los intelectuales y estudiantes de América Latina”, “El trabajo segtin la Biblia”, “Mejores maestros”, “La ilustracidn de las masas”, “La Guerra Santa”, “La inmutabilidad del derecho de propiedad”, “Nues- tro tragico «se me rajé»", “Nueva Ley de los tres estados”, “Diez capitulos de la «Historia de Cristo»”, “Inquietud”, “Rebeldia”, “Perfeccién”. Tres secciones menores ocupan las paginas finales. La primera de ellas se encarga de Ievar al lector Conocimientos practicos sobre higiene personal, alimentacién, cuidado de los animales domésticos, sembradios y frutales, gimmasia y productos lacteos; conocimientos todos dirigidos a mejorar la vida cotidiana. A ésta le sigue Aladino. Seccién para nitios, en la que se presentan cuentos, fabulas y leyendas fantdsticas para interesar a los tempranos lectores; es importante sefialar que la responsable de esta seccién es la maestra Rosaura Zapata.” Por tiltimo, la Revista cierra con Poesia, breve seccién dedicada a presentar poesia moderna y de autores clasicos. En estas paginas se reproducen poemas tanto de Alfonsina Storni % Acerca de la obra pedagogica de Rosaura Zapata y su contexto histérico, véase Luz Elena Galvén Terrazas, “Historia de un invisible: los parvulos y su educacién (1883-1973)", Revista Pedagogta 10, 2, pp. 25-26, 5B MARIO AGUIRRE BELTRAN Y VALENTINA CANTON ARJONA, como de Sor Juana Inés de la Cruz, pasando por el Marqués de Santillana, la Suave Patria y nueva poesia estadounidense. Las ilustraciones interiores, vifietas, tipos de letra y capitulares del primer tomo evocan la concepcién clasica de los textos editados en Francia, sin embargo, las portadas muestran una gran variedad: lo mismo podemos encontrar una clasica figura de Minerva, un preciosista ;Cuauhtémoc?, 0 un detallado grabado que representa una bella y joven lectora medioe- val. Sin embargo, a partir del volumen IL, se observa el claro reflejo del “arte mexicano” recién conquistado: grecas, Aguilas estilizadas, nopales floridos, € incluso, el ojo indostdnico, son representados en este nuevo estilo mas austero, mas minimalista, més “feo” y més cercano a los hallaz- gos de Best Maurgard. El Maestro se publicé en papel econémico, encuadernado en portada de cartulina sin color (algunas portadas incluyeron un color ladrillo ademas del negro tinta); sus medidas eran de aproximadamente 14 x 21 centimetros. Una tipografia clara y limpia de errores dan testimonio de una publicacién cuidadosamente editada e impresa. Dirigida a todo tipo de lector, no causé especial interés, aun a pesar del nombre, entre los maestros de escuela —quienes, por otra parte, contaban con la Revista Educacién-, Esto nos conduce a interpretar que ese Maestro al que la publicacién hacfa referencia no pretendia identificarse con los maestros de carne y hueso presentes en las aulas. El Maestro, ese Maes- tro, no era otro que aquel sembrador abstracto de espfritu rodoniano con el que Vasconcelos establecis su punto de identificacién plena. En 1923, la revista es suspendida por érdenes del nuevo responsa- ble de la Secretaria de Hacienda. Este final lo describe Vasconcelos en El desasere: El primer golpe que Pani asesté a la Secretaria de Educacién fue la supre- sién de los pagos de la partida destinada a la revista El Maestro, que habja Hevado la fama de un México culto a todos los pueblos civilizados. Distri- buiamos setenta y cinco mil ejemplares. Y aunque nunca alcanzé el peris- dico una alta calidad filos6fica o literaria, ni era su objeto revelar talentos nuevos, si presté eminente servicios en la divulgacién de la cultura basica y en la propaganda mexicana en el extranjero. LA REVISTA EL MAESTRO. UNA IDEA DE HOMBRE -En un tranvia de Londres vi a una persona que lefa El Maestro~ me dijo en cierta ocasién un amigo viajero.’7 En un régimen en el que ni una hoja se movia sin la voluntad de la Presidencia, la suspensién de El Maestro seria una clara sefial del fin de los tiempos de Vasconcelos como Secretario de Educacién. En el mes de julio de 1969, siendo Agustin Yafie2” Secretario de Edu- cacién Péblica durante el gobierno del presidente Gustavo Diaz Ordaz, la idea de la publicacion de El Maestro es retomada. A cargo de su direccién esta el profesor José Rogelio Alvarez y en el Consejo editorial los profe- sores Federico Berrueto, Mario Aguilera, Luis Alvarez Barret, Miguel Huer- ta, Marfa Luisa Sigg, el licenciado Benjamin Trillo y el doctor Rubén Vasconcelos. Una nota sigue a su pagina de presentacién, en ella dice: La primera época de la revista El Maestro (1921-1923) se distinguis no slo por sus escritos tedricos y pricticos acerca de la educacién en ese momento histérico de México, sino porque agrupé en sus paginas a jévenes intelec- tuales de América, que hoy figuran como eminentes escritores y educadores. Otro de sus grandes aciertos fue incorporar a su labor artistica y pedagé- gica a pintores que ilustraran sus paginas, basados en la tradicin popular e indigena del pafs, y en las nuevas corrientes plisticas que se estaban gestando. Los elementos graficos que ilustrarin el primer volumen, fueron tomados primera época de la revista, que tanta significacién tuvo en la cultura del pats.” de esa José Vasconcelos, El desastre, p. 224 ovAgustin Yéie: nacié en Guadalajara, Jalisco, en 1904. Abogado por la Escuela de Jurispruden- cia de esa ciudad. Fue maestro de las escuelas Normal para Sefioritas y la Preparatoria José Paz Camacho entre 1923 y 1929. Director de Edueacién Primaria del estado de Nayarit. Durante su juventud fue militante del catolicismo social reflejando en su novela Al filo del agua la vida parroquial de fines y principios de siglo. Fue maestro en la Universidad Gabino Barreda, el Colegio de las Vizcafnas, la Universidad Femenina y en la Facultad de Filosofia y Letras de la uNaw. Fue gobernador del estado de Jalisco de 1953 a 1959; consejero de la Presidencia de la Repablica de 1959.a 1962 y embajador especial en Argentina en 1960. En 1960 fue jefe de I delegacién ante la XI Asamblea de Unesco en Paris. Secretario de Educacién Publica durante la presidencia de Gustavo Diaz (Onda: y después presidente de la Comisién Nacional de los Libros de Texto Gratuitos en 1977, Secretarfa de Educacién Publica. El Maestro (2a. época), ntim. I, julio de 1969, p. 6. 59

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