INTRODUCCION A LA VERSION CASTELLANA
JOHN E. NELSON, M.D.
En los ocho afios que han transcurrido desde la publicacién de la primera
edicién inglesa de Mds alld de la dualidad, he tenido el gusto de recibir una
abundante correspondencia de lectores que describian experiencias extraor-
dinariamente significativas para ellos pero que sus médicos consideraban
como una prueba evidente de psicosis u otro tipo de psicopatologia. Muchas
de esas cartas manifestaban su agradecimiento por el hecho de que sus aper-
turas a dimensiones espirituales superiores pudieran ser interpretadas den-
tro de un sistema conceptual que reconociera su gran profundidad y signifi-
cado personal.
Lamento no haber podido responder adecuadamente a aquellos lectores
interesados en localizar psiquiatras u otro tipo de terapeutas que no desde-
fiaran automaticamente como aberrantes sus desvelos espirituales. De he-
cho, la motivacién fundamental que me llevé a escribir Més alld de la duali-
dad fue precisamente la consciencia de esta carencia dentro del mundo de la
psiquiatria y de la psicoterapia ortodoxa. ¢
Espero, no obstante, que mi obra haya servido para transmitir este
mensaje a los terapeutas receptivos que carezcan de un sistema practico
que les permita discernir no s6lo las aparentes similitudes existentes en-
tre las experiencias espirituales trascendentes y las que presagian una re-
gresién psicotica, sino también sus importantes diferencias. Muchos de
esos terapeutas se vieron, en la década de los sesenta, influenciados por la
afirmacién formulada por R.D. Laing y sus seguidores de que —por mas
extrafio que pueda parecer— el viaje hacia el interior de la esquizofrenia y
el trastorno maniaco-depresivo tiene un valor extraordinario y recomen-
dé, en consecuencia, que quienes lo padecieran abandonaran la medica-
cién antipsicética. En su lugar, Laing trataba a estas personas con técnicas
terapéuticas especialmente disefiadas para quienes se hallan en condicio-
nes de superar las limitaciones del ego en aras de una realizacion espiri-
tual superior.
Lamentablemente, sin embargo, la visién ingenua e idealista de Laing no
ha resistido muy bien los revolucionarios avances realizados, en las tiltimasMAS ALLA DELA DUAUDAD
tres décadas, por las neurociencias, que han ido erosionando su premisa ba-
sica de que el cerebro de quienes padecen una esquizofrenia o un trastorno
bipolar funciona igual que el de las personas normales. La creencia de Laing
le impidi6 comprender que, pese a sus aparentes similitudes superficiales, la
experiencia psicotica regresiva y la experiencia trascendente son fundamen-
talmente diferentes.
La obra del filésofo transpersonal Ken Wilber, en particular sus intere-
santisimos escritos acerca de lo que él denomina «falacia pre/trans», no solo
evidencié el error de la visién de Laing sino que también puso de manifiesto
el reduccionismo implicito en la conclusién de la perspectiva ortodoxa de
que los dominios superiors de la consciencia conocidos por los sabios y los
misticos no son més que regresiones veladas y, en tiltima instancia, patolégi-
cas, Fue precisamente esta nocién de Wilber la que me inspiré a escribir Mas
allé de la dualidad con la intencién de aplicar estas ideas tan sutiles y abs-
tractas a un problema muy concreto que aflige a un sector mal comprendido
—y demasiado a menudo maltratado— de la humanidad.
En los afios quie han transcurrido desde la publicacién de la edicién ingle-
sa de Mas alld de la dualidad se han desarrollado nuevos y mejores farma-
cos que auguran una mejor reinsercién social de los afectados y una notable
disminucién de sus efectos secundarios. Por su parte, los neuroquimicos
han ido perfeccionando los modelos del funcionamiento cerebral durante la
psicosis y los genetistas estan a punto de determinar la secuencia conereta
de los genes que regulan la capacidad de procesamiento de informacién del
cerebro. A pesar de todo ello, sin embargo, creo que el modelo basico de fun-
cionamiento del cerebro psicético que presentamos en la Segunda Parte de
Més alld de la duatidad sigue siendo valido.
Y, lo que es més importante todavia, ninguno de estos avances confirma
—ni tampoco es probable que lo haga—Ia desafortunada tendencia actual a
reducir la consciencia —el Espiritu— a la actividad mecénica de la quimica
cerebral. La avanzadilla de la ciencia est recién comenzando a explorar las
clusivas relaciones existentes entre los eventos cuainticos que acontecen en
las sinapsis y las diferentes formas que puede asumir la consciencia, pero
creo que este nivel de comprensién tampoco negaré la premisa fundamental
sobre la que se asienta este libro de que la consciencia/espiritu trasciende
—pero también incluye, al mismo tiempo— los eventos de la esfera fisica.
10INTRODUCCION A LA VERSION CASTELLANA
La versién castellana de este libro es la primera traduccién publicada has-
ta la fecha y agradezco, en este sentido, la oportunidad que ello me brinda
para hacer llegar mi voz a un grupo tan nutrido de lectores de diferentes pai-
ses. Mi mayor esperanza es que Ms allé de la dualidad sirva para alentar la
biisqueda de aquellos lectores interesados en la visién espiritual al tiempo
que proporcione una respuesta mas clara a aquellos otros que estan atrave-
sando una auténtica enfermedad mental.
Ojai, California, 1998
"1NOTA DEL AUTOR
Estoy encantado de que Ken Wilber haya accedido a escribir el prélogo
de Mas allé de la dualidad. No podria pedir una mejor introduccién para éste,
mi primer libro, que la del principal tedrico del movimiento transpersonal cu-
yas inspiradoras ideas impregnan gran parte de este trabajo.
La psicologia transpersonal constituye una disciplina relativamente
nueva y en rapida expansién que se ocupa de cuestiones fundamentales
acerca de los aspectos mas profundos de la naturaleza humana, que nunca
han sido abordadas, sin embargo, a gusto de todos. En la actualidad, exis-
te un debate abierto en el seno del movimiento transpersonal acerca de la
naturaleza de la consciencia —o del espiritu— y de su relacién con el des-
arrollo humano. Muchas de las ideas centrales de Wilber han sido critica-
das por el filésofo transpersonal Michael Washburn y han merecido la
aguda respuesta de Wilber. Ambos puntos de vista me parecen tan intere-
santes que he intentado reconciliarlos parcialmente en Més alld de la dua-
lidad, agregando, en ocasiones, mi propia opinién al respecto (que diver-
ge, por cierto, de ambas perspectivas). Es precisamente la idea de
promover este didlogo la que nos ha Ilevado a incluir un prefacio de
Michael Washburn, cuyo pensamiento resulta también fundamental den-
tro del campo de la psicologia transpersonal y a quien estoy sumamente
agradecido por ayudarme a encontrar una aplicacién practica a estos prin-
cipios filos6ficos..
En la segunda mitad de su prélogo, Wilber afirma claramente su posi-
cién y clarifica la forma en que difiere de la de Washburn y de la mia pro-
pia. Creo que ésta es una aportacién muy importante a un debate fascinan-
te y me siento honrado de incluirlo aqui. Sin embargo, dado que el lector
puede encontrarse enfrentado a una cuestién mas bien técnica antes de
comenzar siquiera a leer el libro, recomendaria volver al prélogo después
de haberlo leido. También invito al lector a que enriquezca su compren-
sion de la psicologia transpersonal consultando la obra original de Wilber
y de Washburn. Hasta el momento, los tres libros mas influyentes de Ken
Wilber han sido los siguientes: El espectro de la consciencia (Kairés,
Barcelona, 1990]; £1 proyecto Atman [Kairés, Barcelona, 1988] y Después
13MAS ALLA DELA DUALIDAD
del Edén (Kairés, Barcelona, 1995]. Los libros de Michael Washburn, por
su parte, se titulan El ego y el fundamento dindmico (Kairés, Barcelona,
1997] y Psicologia transpersonal en una perspectiva psicoanalitica {Los li-
bros de la Liebre de Marzo, 1999]. El debate entre Wilber y Washburn
esta reflejado en un par de articulos escritos por ellos mismos y publica-
dos en el Journal of Humanistic Psychology, vol. 30, n°. 3, verano de 1990.PROLOGO
John Nelson ha escrito un libro sumamente interesante, profundo e im-
portante, un libro cuyo punto de partida da por sentada la existencia del espi-
ritu. Ciertamente este inicio no serfa nada extrafo si paséramos por alto el
hecho de que el doctor Nelson es un destacado miembro de la comunidad
psiquidtrica y que la psiquiatria actual, a pesar de los relativos avances que
ha logrado, ignora por completo las dimensiones espirituales y transperso-
nales de la experiencia humana. Y lo mas curioso es que, a pesar de que la
psiquiatria —sea cual fuere su misién—nacié como una ciencia del alma, la
moderna psiquiatria todavia permanece muda acerca de la cuestién del alma
y del espiritu del ser humano..
Pero, lo.que es todavia peor, la psiquiatrfa no sélo ha desdefiado la mayor
parte de las experiencias del espiritu trascendente genuinamente humanas
sino que ha terminado patologizéndolas. La forma mas sencilla de que nues-
tra sociedad nos etiquete como esquizofrénicos consiste en afirmar que uno
se siente, en lo més profundo de su ser, completamente fundido con todos
los seres vivos, con el Espiritu infinito, con el universo y con la Totalidad, una
intuicién, en suma, que las culturas de sabiduria del mundo entero nunca
han considerado como el abismo de la enfermedad mental sino, por el con-
trario, como el pindculo de la comprensién humana. Asi pues, la intuicién de
esta Identidad Suprema, compartida por todos los seres, no es, para esas cul
turas, nada patolégico sino el epitome de la liberacién tiltima.
La Identidad Suprema existente entre el alma humana y la trascendencia
divina constituye la piedra angular de la filosofia perenne y el conocimiento
esencial de los principales misticos y fildsofos de toda la historia. Como dice
Aldous Huxley: «La filosofia perenne es la metafisica que reconoce una divina
Realidad en el mundo de las cosas, vidas y mentes; la psicologia que encuen-
tra en el alma algo similar a la divina Realidad; la ética que pone la tiltima fi-
nalidad del hombre en el conocimiento de la Base inmanente y trascendente
de todo el ser—la cosa es inmemorial y universal».
Erwin Schroedinger, fundador de la moderna mecénica cudntica y un
mistico profundo, dijo que si observamos atentamente la literatura de las
grandes tradiciones espirituales y misticas del mundo descubriremos «ex-
15MAS ALLA DELA DUALIDAD
presiones bellisimas muy parecidas. Resulta sorprendente encontrar un
acuerdo semejante, rayano en Jo milagroso, entre seres humanos de razas y
religiones tan diferentes, separados entre si por siglos y hasta por milenios,
y por las maximas distancias que existen en nuestro globo». Como sefalé
Arthur Lovejoy, «esta filosofia perenne ha sido, de una forma u otra, la filoso-
fia dominante de la mayor parte de la humanidad civilizada durante casi toda
su historia» y ha sido abrazada «por el mayor mimero de mentes especulati-
vas y maestros religiosos». Es por ello que Alan Watts extrae la conclusion
evidente de que:
Casi no somos conscientes de la extraordinaria peculia-
ridad de nuestra propia posicién y nos resulta dificil re-
conocer el hecho simple de que ha existido un consenso
filos6fico de alcance universal, un consenso sostenido
por seres humanos que han recogido las mismas intui-
cionesy han ensefiado la misma doctrina esencial, ya sea
que vivan hoy 0 hace seis mil anos, desde Nuevo Mexico
en el lejano oeste hasta Japén en el Extremo Oriente.
La unica cultura importante que ha ignorado o desdefiado a la filosofia
perenne ha sido, lamentablemente, la nuestra, una cultura teida de un ma-
terialismo secular y un tosco cientifismo que, desde el siglo dieciocho en
adelante, ha confiado exclusivamente en aquello que puede ser percibido por
los sentidos y mensurado. De este modo, el concepto de Gran Cadena del
Ser —segtin el cual los hombres y las mujeres tienen, al menos, ci
les diferentes de ser: materia, cuerpo, mente, alma y espiritu— se ha visto
reducido a la materia y el cuerpo. Primero el espiritu, luego el alma y final-
mente la mente fueron desdenados por la psiquiatria y la psicologia moder-
nas con el desastroso resultado de que los seres humanos se convirtieron en
meros conglomerados, mas 0 menos sofisticados, de atomos materiales en
cuerpos difusamente animados. Es por ello que, casi desde sus mismos ori-
genes, nuestra moderna «ciencia del alma» ha sido poco mas que una cien-
cia de los agregados fisicos y corporales del ser humano, un reduccionismo
que implica una catastrofe cultural de primera magnitud.
No hace mucho, sin embargo, que la corriente humanista ha conseguido
Ico nive-
16PROLOGO
reintroducir a la mente en el mundo de la psicologia, complementando y su-
perando asi la orientacién empirico-fisicalista del conductismo y la escuela
instintivo-corporal-emocional del psicoandlisis. Y, mas recientemente toda-
via, la psicologia transpersonal ha dado un paso mas adelante y ha termina-
do reintroduciendo también las dimensiones del alma y del espiritu. El re-
sultado de todo ello nos proporciona una visién completa y global del
psiquismo humano que incluye ala materia, el cuerpo, la mente, el alma y
el espiritu, tanto en sus manifestaciones normales como en sus expresio-
nes patoldgic:
El objetivo de la psicologia transpersonal consiste, pues, en ofrecer una
presentacién psicolégica de la filosofia perenne y de la Gran Cadena del Ser,
una presentacién completamente actualizada y fundamentada en la investi-
gacion cientifica moderna, una vision que reconozca e integre los hallazgos
de la psiquiatria ortodoxa, el conduetismo y la psicologia evolutiva y afiada,
donde fuere necesario, las intuiciones y las experiencias adicionales deriva-
das de las dimensiones existenciales y espirituales del ser humano.
Podriamos, en este sentido, decir que la psicologia transpersonal comienza
en la psiquiatria y acaba en el misticismo.
Y ése es, precisamente, el mérito de Més alld de la dualidad, un libro que
nos ofrece una versién de espectro completo y global del crecimiento y del
desarrollo humano que complementa la gran riqueza de la moderna psiquia-
tria y de las neurociencias con las dimensiones trascendentales y espiritua-
les. ¥, como ya he dicho, uno de sus principales atractivos es que ha sido es-
crito por un miembro destacado de la comunidad psiquidtrica. En este
sentido, el doctor Nelson se suma al elenco de psiquiatras transpersonales
pioneros como Stanislav Grof, Stanley Dean, Roger Walsh, Edward Podvoll y
Seymour Boorstein. Se trata, en suma, de una contribucién que merece
nuestra calurosa bienvenida, porque John Nelson trata estos temas con co-
nocimiento de causa, con una gran claridad y, sobre todo, en mi opinién, con
un corazon auténticamente compasivo, sincero y abierto.
Obviamente, no todas sus conclusiones seran aceptadas por igual por los
tedricos transpersonales. Este campo es joven y hay mucho espacio para los
saludables desacuerdos. Y, aunque ciertamente se trate de una precisién
mas bien técnica, creo necesario resefiar, aunque sea muy sucintamente, los
siguientes puntos de desacuerdo potencial:
W7MAS ALLA DE LA DUALIDAD
1. El uso que hace el doctor Nelson del término Fundamento Espiritual
resulta, en mi opinion, ligeramente equivoco. Nelson concibe al Fundamento
Espiritual —es decir, al Espiritu infinito— «interactuando» con el ego 0 yo in-
dividual y también habla de «las energias del Fundamento» y de «la implaca-
ble presion del Fundamento». Pero el Espiritu infinito, precisamente por ser
infinito, no interactiia con nada. Lo infinito no esta separado de nada —ni si-
quiera del ego— sino que impregna por igual todo lo que es, del mismo
modo que el agua del océano satura cada una de sus olas. Nosotros no deci-
‘mos que el agua interactiie con las olas sino que todas y cada una de sus olas
son una forma del agua, del mismo modo que todas y cada una de las cosas
ién alguna entre lo finito y lo in-
‘on una forma del Espiritu. Si no hay separa
finito qué interaccién podria haber entre ambos? (La interaccién s6lo puede
tener lugar entre sucesos finitos). De la misma manera, el Espiritu infinito
no contiene «energias» ni ejerce «presién» alguna, igual que el agua tampo-
co ejerce presién alguna sobre las olas. Sostener que el Fundamento est se-
parado del ego e interactita con él es una forma muy sutil y perniciosa de
dualismo (una equivocacién, en mi opinién, que Nelson ha heredado, junto a
otras visiones muy importantes y acertadas, de Michael Washburn).
2. Asi pues, Nelson utiliza el término Fundamento Espiritual en un senti-
do muy vago para referirse a los distintos niveles y dimensiones superiores
que normalmente suelen calificarse como transpersonales. Como él mismo
afirma, el Fundamento esta realmente compuesto de bandas o «longitudes
de onda» diferentes. Esos niveles 0 bandas altas son calificadas, a veces,
como la dimensiones psiquica, sutil y causal de la existencia, pero no deben
ser confudidas con el espiritu tiltimo e infinito, que no es, en modo alguno,
una dimensién o un nivel conereto sino, més bien, la realidad o talidad de to-
dos y cada uno de los niveles. De este modo, cuando el doctor Nelson habla
de la interaccién existente entre el Fundamento y el ego o el yo individual,
realmente esta hablando de la interaccién de uno de los niveles mas sutiles
de la existencia (psiquico, sutil o causal, a la que él denomina, respectiva-
mente, estadio quinto, sexto y séptimo del desarrollo) con el ego 0 yo indivi-
dual. De hecho, la mayor parte de lo que Nelson llama Fundamento se refie-
re realmente a la dimensién psiquica o inicial del dominio transpersonal, que
si interactia con el ego, contiene energia y ejerce presién sobre el ego (nada
de lo cual puede hacer el infinito).
18Prouogo
3. El yo infantil, en concreto, no esta «mas abierto» al Espiritu infinito
que el yo adulto. De hecho, lo que ocurre es exactamente lo contrario. El
yo infantil se halla inmerso en los niveles material y corporal del desarro-
lo y sus fronteras son tan débiles que esta sometido no tanto al influjo del
Espiritu como de las extraordinarias energias bioldgicas y materiales de
los niveles primitivos del élan vital, del prana o de la libido. Que estas
energias sean abrumadoras no significa, en modo alguno, que deban ser
espirituales.
Nelson —siguiendo a Washburn— sostiene que el yo infantil es uno con
el Espiritu divino (si bien de un modo inconsciente). Pero el Espiritu infinito
es uno con fodos los niveles (materia, cuerpo, mente y alma) y, en el caso de
que el yo infantil fuera uno con el Espiritu (algo imposible, insistamos, para
el ego), deberia ser también uno con todos los niveles. Pero eso es factible
porque, en el yo infantil, todavia no han emergido los niveles simbolico, men-
tal, l6gico y conceptual. En todo caso, el yo infantil es uno —esta fundido—
con el mundo biomaterial, en general, y con la madre, en particular. Al igual
que el doctor Nelson, yo también considero que este temprano estadio es su-
mamente importante, pero no, como él opina, porque se halle mas en contac-
to con el Espiritu, sino porque la debilidad de sus fronteras egoicas le lleva a
sentirse desbordado y perderse en las esferas mas bajas y ocednicas de la
existencia. De hecho, los niveles materiales estén menos en contacto con el
Espiritu que los niveles mentales, los cuales, a su vez, se hallan menos en
contacto con aquél que los niveles del alma.
4, El doctor Nelson se refiere al quinto nivel de desarrollo como el asien-
to del genio creativo y al sexto nivel como la sede de las facultades paranor-
males. Y, si bien, este abordaje es adecuado como primera aproximacién, re-
sulta, no obstante, ligeramente problematico. La mayor parte de los
transpersonalistas no consideran a la creatividad ni a las facultades paranor-
males como un estadio del desarrollo, porque un estadio es, por definicién,
algo por lo que todos debemos necesariamente pasar. Pero la realidad es que
no todo el mundo pasa necesariamente por esos dominios; la creatividad y
los fendmenos paranormales pueden aparecer en los distintos estadios del
crecimiento pero no constituyen, en si mismos, un estadio particular del des-
arrollo,
En mi opinidn, todos estos puntos son importantes pero, consideradosMAS ALLA DELA DUALIDAD
desde una perspectiva més amplia, son meros matices. Subrayemos, pues,
que John Nelson ha escrito un libro muy importante y ttil que puede ayudar,
mas que muchos otros, a tender puentes entre la psicologia transpersonal y
la investigaci6n realizada por la psiquiatria médica, la neurociencia y la psi-
coterapia psiquidtrica moderna. Si este libro se difundiera en todas las facul-
tades de psiquiatria de nuestro pais, no tardariamos en expandir nuestra vi-
sién del ser humano y del alma comun que nos une y que «es parecida —e
incluso idéntica— a la Realidad divina». Y John Nelson habra contribuido de
un modo fundamental, profundo y compasivo a la necesaria recuperacin de
la salud mental.
Ken Wilber
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