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CARTA A LOS FILIPENSES

1. FUNDACIÓN DE LA IGLESIA DE FILIPOS

Hoy en ruinas, la ciudad de filipos fue próspera en la antigüedad. Situada sobre una
pendiente al pie del Pangeo, a 12 Kilómetros del mar domina una llanura bien cultivada
con minas de oro y plata. Cuando Filipo II, el padre de Alejandro anexa esta región a
Macedonia, reconstruye la ciudad, la fortifica, le da su nombre (hasta ese momento se
llamaba Krénides a causa de seis pequeñas fuentes). Augusto, en el año 31 a.C., colma
la ciudad de privilegios y hace de ella una colonia romana de numerosos veteranos.

Pablo viene durante su segundo viaje misionero, en el 49 o en el 50, acompañado de


Silas, Timoteo, sin duda también de Lucas porque es en este lugar que comienza
(Hechos 16, 10) el relato escrito en la primera persona del plural. Es aquí donde por
primera vez se predica el evangelio en Europa. Los judíos, poco numerosos, no tenían
sinagoga y hacían sus reuniones a la salida de la ciudad al borde de las fuentes o tal vez
del Gangitiés (2 Kilómetros al oeste. Entre ellos, Pablo bautiza algunas personas, como
la vendedora de púrpura Lidia, una prosélito que lo hospeda en su casa. Sin embargo,
las dificultades surgen. Pablo es maltratado y encarcelado, después debe salir de la
ciudad, dejando sólo una pequeña comunidad compuesta esencialmente de antiguos
paganos: Cf. Hechos 16, 11-40; Tes. 2,2).

Dominada por su acrópolis, con su foro, su teatro, su capitolio, su muralla, gozaba


efectivamente por el favor de Augusto, de todos los privilegios de Italia, a título de
Municipio. Cada año se elegían dos arcontes o estrategas, al estilo de los cónsules
Romanos, que se dirigían al foro precedidos de las francés y la Segur. Según la leyenda
griega allí había sido raptada perséfora para ir a reinar en la morada de las sombras y
Augusto se había forjado su corona imperial cuando cayeron Bruto y Casio en su lucha
por la libertad. Pues bien, a aquellos lugares de muerte y dictadura triunfante llegaba el
heraldo de la Resurrección y la libertad Jesucristo1. “A. Schweitzer piensa que nuestra
sensibilidad moderna puede sentirse herida por la forma como Pablo se propone como
ejemplo a sus lectores. La naturaleza de su apostolado es de exponerse para que Cristo
se manifieste y se sienta servido. Sólo en la medida en que él mismo ha hecho
conforme a Jesucristo, puede ofrecerse, no ya como un mediador, sino como el segundo
eslabón de una cadena ininterrumpida, como la antena de repetición de una emisora de
televisión, para que la imagen pueda transmitirse hasta la pantalla receptora”2.

2. EL ENVÍO DE LA CARTA

Por la cordialidad que manifiesta en su carta (1, 3-8; 4,1), vemos que Pablo se sentía
particularmente ligado a esta comunidad. Permanece en relación constante con ella. Es
de la única comunidad que en varias ocasiones acepta regalos (4.15; 2 cor 11, 8-9.
Tenía como norma anunciar el evangelio “gratuitamente” (2 Cor. 11, 17; 1 tes. 3, 7,9; 1
Cor 4, 12; 9,15; 2 Cor. 11, 9). Si actúa de otra manera con los Filipenses, es sin duda a
causa de su actitud particularmente fraternal. Habín ayudado a Pablo por primera vez
en su viaje de macedonia a Grecia. Más tarde, el saber que estaba de nuevo en la cárcel
y desprovisto de recursos, recogieron donaciones y encargaron a Epafrodito de
llevárselas y quedar bajo sus órdenes. Pero Epafrodito se enferma y desea volver a su
1
J. Colson, Paul Apotre Martín – Semil; Pasis 971, 82.
2
M. Bonttier, La condition chetienne selon S. Paul, Labor et fides. Genéve 1964, 45).
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casa. Pablo lo devuelve y le confía la carta en la cual da gracias a sus amigos, envía
noticias personales y comparte sus proyectos, multiplica los estímulos y las
recomendaciones, para la buena marcha de la comunidad. Ninguna de sus cartas con
excepción de la boleta a Filemón, nos es tan familiar y cordial.

3. LA CAUTIVIDAD DE PABLO

Cuando esta carta es escrita, Pablo está en la prisión, inseguro del juicio que le esperaba.
De costumbre, se cuenta entre las “epístolas de la cautividad”. Según los hechos, no
conocemos fuera de la cautividad en Filipos, más que la cautividad en Cesarea,
prolongada en Roma, y como la epístola menciona el “pretorio” (1,13) y la casa del
César (4,22), es posible creer que fue compuesta en Roma (Hechos 28,16.30-21).

Una vez admitida la hipótesis, podemos acepta que el afecto, la indulgencia (1,15), el
desprendimiento frente al peligro y a la muerte (1,21) se explican por la edad avanzada
del Apóstol. Sin embargo, hoy la mayoría de los exegetas piensan que la carta fue
escrita en Éfeso, en la misma época que las dos cartas a los Corintios. El libro de los
hechos solo relata algunos episodios característicos de la vida de los apóstoles,
destinados a pintar la marcha del evangelio. De la estadía de más de dos años en Efeso
(Hechos 19, 8-10) sabemos muy poco.

Podemos decir que las comunicaciones entre Macedonia y Roma eran fáciles (vía
Egnatia), intercambios tan frecuentes explican mejor en una distancia como la de
Filipos a Efeso. Los Hechos lo confirman (Hechos 19,21 y Hch 20, 1-2). La mención
del pretorio no prueba el origen romano de la epístola: este vocablo, en la época de
Pablo, designaba también la residencia de un gobernador con sus servicios, su tribu, su
prisión; era el caso de Efeso. Si tenemos otros indicios de la cautividad de Pablo en
Efeso, es casi evidente que la carta a los Filipenses fue escrita en esta ciudad, un poco
antes de las dos epístolas a los Corintios. En el estado actual de nuestras informaciones,
es imposible resolver el problema. Podemos lamentarlo, tanto más que la precisión del
lugar lleva consigo la de la fecha, al menos aproximadamente.

Escrita en Efeso, la carta sería del 56 ó 57 d.C. En este caso no es un Pablo envejecido
al que escuchamos, pero un hombre en pleno combate; nos explicamos igualmente
mejor por qué las afinidades internas de esta epístola son mas estrechas con las grandes
epístolas y aún con la primera y segunda. A los Tesalonicenses que con las otras
“epístolas de la cautividad”.

4. EL DESARROLLO DEL PENSAMIENTO

Aunque lejano, Pablo se siente cerca de sus amigos. Introduce al principio uno de los
temas que permanecerán presentes a lo largo de toda la epístola: el de la comunión
fraterna en Cristo, fuente de felicidad. Cautivo no sabe cuál será su suerte, pero
cualquiera que sea el desenlace de su cautividad, es cierto que la causa del evangelio
resultará reforzada, y desde ahora ve los signos de la victoria de Jesucristo.

Desea volver a su tarea apostólica e invita a sus amigos a combatir con valor. Que lo
hagan con la preocupación de guardar la unidad en la humildad y el servicio. Para
animarlos, el apóstol cita un texto de importancia del todo particular, el himno a Cristo,
servidor sufriente establecido por dios, Señor del mundo (2, 6-11): que en la comunión
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con Cristo vencedor, la comunidad aporte con fuerza y fidelidad su testimonio. Pablo
evoca sus proyectos en relación con Timoteo y Epafrodito.

En el capítulo tercero, llama bruscamente la atención a los lectores contra los agitadores
judaizantes. Se trata ciertamente del mismo error que es conocido en la epístola a los
Gálatas. Ahora lo que nos tenemos preguntar es: Los Filipenses estaban ya
influenciados por esta propaganda?

No es seguro, Pablo no dice nada al principio de la epístola. Es más probable que


quiera prevenirlos porque ha comprobado en las otras comunidades los perjuicios de
esta tendencia. Se trata de un simple y puro regreso a las observancias judías? Parece
que se trata también de una tendencia a un libertinaje. Pablo recuerda su encuentro con
el resucitado que lleva a renunciar, al fariseo irreprochable, a toda superioridad, para
dejarse agarrar por Cristo y conducir enseguida, bajo su inspiración, el duro combate de
la fe. Pide a sus amigos hacer lo mismo. Después de estas declaraciones, Pablo retoma
su exhortación a la concordia, la paz y la felicidad. En términos delicados, da gracias a
sus amigos por su ayuda, recomendándoles de no inquietarse por su suerte. Así se
termina esta carta, aquella de las epístolas paulinas que, con la breve carta a Filemón,
tiene al máximo el tono y el movimiento de una “carta”. Las confidencias y los avisos
amistosos se mezclan desde el principio hasta el fin al recordar los temas más
importantes del pensamiento del apóstol.

5. ESTRUCTURA Y COMO LEER LA CARTA A LOS FILIPENSES

 Encabezamiento (1, 1-2)

Pablo y Timoteo saludan “a todos los consagrados por Cristo Jesús que residen en
Filipos… y os deseamos el favor y la paz”; pero mencionan también a los “epíscopos y
diáconos” de esa comunidad, mención que no se encuentra en ninguna de las otras
cartas paulinas.

 Acción de Gracias (1, 3-11)

Pablo da gracias a Dios por los Filipenses refiriéndose sucesivamente al pasado, al


presente y al futuro. En el pasado (vv.3-6), los filipenses han tomado una parte activa
en el evangelio; en el presente (vv.7-8) se muestran afectuosos y generosos con el
apóstol preso; en el futuro (vv.9-11) serán, como Pablo esperay ruega al Señor,
desbordantes de caridad. En estos escasos versículos se perfilan ya algunos temas que
serán abordados en la carta: la alegría (v.4), el anuncio del evangelio (vv.-6-7), la
perspectiva de la parusía.

 Noticias personales y progresos del evangelio (1, 12-26)

Pablo está preso, pero se alegra de ver que su encarcelamiento impulsa a los cristianos a
redoblar su audacia para anunciar la palabra (v.14). Y si algunos no tienen todo el
interés deseable, no importa, con tal que cristo sea anunciado (v.18). De todas maneras,
Pablo está dispuesto tanto a morir como a continuar su obra apostólica. En realidad
espera ser liberado y parece incluso que tiene la seguridad de ello (v.15).
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 Llamada a la unidad(1,27 a 2,11) e invitación al fervor (2,12-18)

Los Filipenses son exhortados a luchar y sufrir para dar testimonio del evangelio (1,28).
Alcanzarán la victoria si, teniendo “un amor recíproco y un interés unánime” (2,2) y
viviendo en humildad, a ejemplo de Cristo cuta humillación voluntaria y exaltación
suprema celebra el apóstol en su himno solemne (2,6-11). Los Filipenses deben brillar
en el mundo como lumbreras, esté Pablo presente o ausente, vaya pronto a verlos o, por
el martirio, su sangre “sea derramada como libación”, rociando el sacrificio litúrgico de
su fe (2, 12-18).

 Proyectos (2,19 a 3,1)

Pablo espera poder ir pronto a Filipos. Pero ya proyecta enviar allí a Timoteo (2,19-24).
E, incluso sin esperar más, envía a Epafrodito, el cristiano de Filipos que le ha llevado
las ayudas de la comunidad (2,25-30).

 Fuerte ataque contra los falsos doctores y advertencias a los cristianos (3,2 a 4,9)

Pablo se vuelve bruscamente contra sus adversarios judíos o judaizantes que lo han
atacado personalmente y afirma que la justificación no se obtiene por la fe, sino por la
práctica de la ley (3,9). A diferencia de ellos, Pablo no quiere apoyarse en ninguno de
los títulos humanos que podría legítimamente reivindicar. No quiere conocer más que a
Jesucristo, el poder de su resurrección y la comunión en sus sufrimientos (3, 4-11).
Cogido por cristo (3,12), prosigue su carrera para llegar a alcanzarlo definitivamente,
como un atleta que corre hacia la meta sin volver la vista atrás. Su deseo es que los
Filipenses resistan como él mientras esperan al Señor (3,20). Que olviden sus
mezquinas rivalidades (4,2.3) y vivan con alegría, confianza y acción de gracias (4,6).

 Agradecimiento por los dones recibidos (4, 10-20)

Conmovido0 por la generosidad de los filipenses, Pablo da las gracias con palabras
rebosantes de gratitud y afecto.

 Saludos y despedida final (4,21-23)

Pablo, en nombre de todos los que le rodean, saluda a sus destinatarios, particularmente
al “personal de la casa de Dios” (4,2.22), e invoca sobre los filipenses “el fervor del
Señor” (4,23).

6. TEOLOGÍA DE LA CARTA

Ya hemos visto que la carta a los Filipenses no es una exposición doctrinal


cuidadosamente estructurada, sino una afectuosa y apasionada. Podemos advertir que
en esta carta no existe explicaciones dogmáticas tan originales y amplias como, por
ejemplo, en las cartas a los Romanos, Colosenses o Efesios. Sin embargo, en diversos
pasajes afloran unos temas paulinos particularmente importantes.
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 La rehabilitación por la Fe

Pablo recuerda aquí esta doctrina, ampliamente expuesta en la carta a los romanos.
Opone la justicia que viene de la ley (3,6), eternamente humana (3,9), a la que viene de
Dios, “se apoya en la fe” y se obtiene “por la fe en Cristo” (3,9). La fe por la que el
hombre es rehabilitado es también don de la gracia (1,29) , pues Dios es quien da al
hombre “el querer y el hacer” (2,12). Así pues, el creyente no puede ufanarse de sus
méritos, no tiene ningún motivo para enorgullecerse (3,3) verbo que se repite
constantemente en Romanos, 1 Corintios y, más aún, en 2 Corintios. Ceder a esa
tentación sería ser enemigos de la cruz de Cristo (3,18; cf. Gal.6, 12-24).

 El Evangelio

Conocemos la importancia de esta palabra y la frecuencia con que se usa en las grandes
cartas. Todo está dicho en Romanos 1,16: «Yo no me acobardo de anunciar el
evangelio», es la misión esencial de Pablo.

Ahora bien, aunque la carta a los filipenses es breve, en ella menciona frecuentemente,
el tema del evangelio. Pablo está consagrado a la defensa del evangelio (1,16), no
importa que esté preso puesto que su cautiverio favorece el avance del evangelio (1,12).
Alaba a los filipenses no sólo por su generosidad, sino por “la parte que han tomado en
el anuncio del evangelio” (1,5), en “la defensa y consolidación del evangelio” (1,7), a
ejemplo de Timoteo, “que se puso conmigo al servicio del evangelio” (4,3), “llevar una
vida a la altura del evangelio” (1,27), “mantenerse firmes y luchar juntos como un solo
hombre por la fidelidad al evangelio” (1,27).

 La unión del Cristiano con Cristo y la de los cristianos en Cristo

“Habiendo sido alcanzado por cristo” (3,12), Pablo desea ardientemente dejar esta vida
terrena para unirse definitivamente con su Señor (1,23), pero mientras tanto, prosigue su
carrera. Por lo demás, puede decir desde ahora: «mi vida es Cristo» (1,21). Para él
nada tiene valor fuera de Aquel por quien ha sacrificado todo y a quien quiere ganar a
toda costa (3, 7-8). Se enfrenta con las pruebas con una gran seguridad, porque todo lo
puede “gracias al que lo conforta” (4,13). Con entera confianza espera de los cielos al
Señor Jesús, que transforma la bajeza de nuestro ser reproduciendo en nosotros el
esplendor del suyo (3,21).

Unidos así a Cristo, porque están “en él”, los filipenses estarán estrechamente unidos
entre sí. Aunque su comunidad no está dividida como la de Corinto (1 Cor 1, 10-12),
Pablo siente la necesidad de insistir en la unidad que debe haber entre todos (1,27; 2,2-
4; 4,2) en términos parecidos a los de las grandes cartas. Esta insistencia se manifiesta
sobre todo en los numerosos empleos de la preposición «con». Precisamente para
exhortar a sus corresponsales a la concordia y a la humildad, que es condición de ésta,
Pablo les propone meditar el ejemplo de cristo, que se sintetiza en 2, 6—1.

 Los Epíscopos y Diáconos de Flp 1,1.

La expresión «a los Epíscopos y diáconos» es insólita. Fuera de las cartas pastorales,


cuya autenticidad paulina es muy discutida, en ningún escrito paulino se habla de
epíscopos, como tampoco se habla de ancianos. La palabra «Diácono» sí se empleaba
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frecuentemente por el apóstol, pero con múltiples significados, para designar


ministerios diversos, entre ellos el suyo (2 Cor 11,23; cf.Ef.3, 7).

Por tanto, podemos preguntarnos si en Flp 1,1 los términos epíscopos y diáconos
designan dos grados de la jerarquía, como en 1 Timoteo 3,1-13, o se trata simplemente
de una frase hecha que designa a las mismas personas y cuyos términos no tienen aún el
sentido técnico que tendrán más tarde. Esta segunda hipótesis es tanto más probable
cuanto que las palabras “epíscopos y diáconos” aparecen en tres textos del cristianismo
primitivo (Didajé 16, 1); carta de Clemente a los Corintios 42, 45; Hemas, Vis VII, 5,
donde designan a los mismos personajes.

Hay que advertir también que San Juan Crisóstomo, en su comentario de Flp 1,1
declara que primitivamente “el epíscopo era llamado diácono”, esto explica añade que
“todavía hay muchos epíscopos que escriben a sus colegas empleando la expresión «mi
co-presbítero» o «mi co-diácono», aunque con el tiempo a cada término se le ha
atribuido un significado específico”. Lo que hay que subrayar sobre todo es que, en Flp
1,1 Pablo se dirige primeramente a la comunidad y luego a los epíscopos y diáconos:
éstos no tienen razón de ser más que en función y para el servicio de la iglesia local.

7. TEXTO DE ANÁLISIS

• «LA CRUZ QUE SALVA» (Filipenses 3, 17-21)

Ahora bien, por último quisiera hacer un comentario al texto de Flp 3, 17-21, centrado
en uno de los temas que más me gustan: La cruz de Cristo y su carácter salvífico.
Asimismo, trataré de mostrar la identidad de los que son los enemigos externos e
internos de la cruz de Cristo tanto en la vida de Pablo como en nuestra propia vida. De
hecho, si Pablo se pone como modelo a imitar no es en virtud de su arrogancia, sino
porque él es imitador de Cristo, a quien presenta como Salvador y motivo de la
esperanza cristiana.

«Hermanos, haceos solidariamente imitadores míos y fijaos


en los que se conducen así, de acuerdo con el modelo que tenéis en
nosotros. Pues muchos se conducen, según ya os dije muchas
veces, y ahora llorando os digo, como enemigos de
la cruz de Cristo, cuyo fin es la perdición, cuyo dios es el vientre
y la gloria está en su vergüenza; los que desean las cosas terrenas.
Nuestra ciudadanía, sin embargo, está en los cielos, de donde
Aguardamos un Salvador, el Señor Jesucristo,
Él transfigurará el cuerpo de nuestra humillación conforme
al cuerpo de gloria, según la virtud que tiene para poder someter
así todas las cosas» (Flp 3, 17-21)

Es bueno tener presente como nos sugirió el profesor que, el punto de partida para
entender la Escritura, y en particular esta carta de pablo a los Filipenses, es leerla. “En
realidad, todo comentario o introducción debería conducir al creyente, en último
término a un encuentro vivo con la Palabra, que parte del acto de la lectura”3.

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GRANADOS, Carlos, Licenciado en Sagrada escritura, Pontificio Instituto Bíblico de Roma.
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Podemos ver que, diversos aspectos llaman nuestra atención tras una primera lectura: el
apóstol comienza fustigando y criticando con extrema dureza a unos que se presentan
como adversarios. ¿Quiénes son éstos a los que pablo llama «adoradores del vientre»
(v.19)? Y sobre todo, ¿por qué esta ferocidad? ¿No sería más acorde con el espíritu
cristiano hablar de ellos con respeto y tolerancia? ¿Cómo entender este atrevimiento del
apóstol? ¿Acaso tiene Pablo la presunción de ser ya perfecto? ¿Cómo explicar que
exhorte a los cristianos diciendo: “Sed imitadores míos”? ¿No sería mejor decir: “Sed
imitadores del Salvador, de Jesús”?

Para ir respondiendo a éstas y otras preguntas, trataré en la medida de lo posible y de


mis limitaciones intelectuales, dar luz sobre algunos apartados del texto que nos resultan
especialmente interesantes. En particular, estos apartados se articulan en torno a tres
personajes: los enemigos de la cruz de cristo, Pablo y Jesucristo, el Salvador.

 ENEMIGOS DE LA CRUZ

Según lo que pude captar en toda la lectura, hay un acuerdo general en señalar la
existencia de un grupo de “enemigos” en la Carta a los Filipenses (“adversarios” en
1,29; “perros” y “embusteros” en 3,2), y hay un desacuerdo casi igual de general a la
hora de determinar la identidad (o identidades) de estos oponentes. ¿Quiénes son éstos
a los que Pablo se refieren el texto que acabamos de leer como “adversarios de la cruz
de Cristo”? ¿Eran compatriotas paganos de Filipos que intimidaban a los cristianos
(cf.1, 28) y para los cuales la cruz era una locura (Cf 1 Cor 1,23)? ¿Eran judaizantes a
los que pablo llama irónicamente “mutilados” (cf Flp 3,2), aludiendo a su circuncisión,
y que aborrecían la cruz del Señor porque era “escándalo” para ellos (cf 1 Cor 1,23)?
¿Acaso serían cristianos espirituales que rechazaban el evangelio de la cruz? ¿O eran
tan sólo cristianos de vida inmoral, dados a beber y comer, a los que Pablo acusa porque
“su dios es el vientre”? ¿Quiénes son? Sería interesante poder aclarar este asunto,
porque la contraposición con los enemigos forma el esqueleto que sostiene el pasaje que
acabamos de leer (Flp 3, 17-21).

No hay más que considerar la estructura del texto para darse cuenta de que está
construido sobre esta comparación entre dos grupos opuestos:

v.17: «los que se conducen de acuerdo con el modelo que tenéis en nosotros».
v.18: «los que se conducen como enemigos de la cruz de Cristo»

v.19: Los enemigos buscan lo “terreno”


v.20: Los creyentes son ciudadanos del “cielo”

v.19: La “gloria” de los enemigos es su vergüenza.


v.21: La “gloria” de los creyentes es la del cuerpo de Cristo.

v.19: El “vientre” es para los adversarios un dios.


v.21: El “cuerpo” de los ciudadanos está llamado a transfigurarse.

La única seguridad que a uno le queda tras examinar los estudios sobre el tema es que
no hay ninguna seguridad al respecto. Quizá los contemporáneos de Pablo pudieron
identificar bien a estos sujetos, pero ahora, tantas generaciones después, nos es casi
imposible hacerlo… Ahora podríamos preguntarnos ¿Elimina este hecho la vigencia y la
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eficacia del texto bíblico? Hay razones concretas para responder negativamente ante
esta pregunta; de hecho, podemos afirmar con certeza, que para Pablo la frontera con los
enemigos se decidía también en el corazón de cada creyente. Si el apóstol habla de
estos oponentes no es para denigrarlos y befarse de ellos, sino para advertir a los
creyentes, proponiéndoles este contra-ejemplo, de un riesgo mortal: que ellos mismos se
hagan “enemigos de la cruz”

Por otro lado, vemos que las exhortaciones de Pablo muestran que estos rivales no están
solo fuera, sino también dentro; que el distinguirse de ellos es a la vez decisión interior
de cada creyente. Este otro nivel de lectura nos resulta aquí muy interesante, porque
“oponentes” ya no son sólo los malvados judaizantes o aquella facción de vida disoluta;
“oponentes” podemos llegar a ser nosotros mismos, porque, aun sin aparente
contradicción exterior, tenemos al enemigo en casa.

 EL EJEMPLO DE PABLO

Frente a estos enemigos, que como ya dijimos, llevamos dentro y nos empujan en una
dirección opuesta al camino de la cruz, Pablo se propone a sí mismo como ejemplo (Flp
3,17): “hermanos, haceos solidariamente imitadores míos”. Si analizamos bien este
pasaje, nos daremos cuenta que, el mensaje de alguien que nos invita a ser imitadores de
Dios o a ser perfectos como el Padre celestial puede parecer más maduro y más
verdadero que el de alguien que nos invita a que le imitemos a él mismo; sobre todo
cuando el sujeto que nos invita a imitarle se presenta envuelto en debilidad (1 Cor 4,
10), imperfecto, lleno de flaquezas (2 Cor 12, 7-10). A lo mejor alguien estaría tentado
de corregir al apóstol diciéndole: ¿Por qué te llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo
Dios.

Hay que decir en primer lugar que Pablo, al presentarse como ejemplo, está planteando
un recurso retórico para fortalecer su exhortación. Aun así, es pertinente señalar que
Pablo se propone a sí mismo como ejemplo porque él mismo es imitador de Cristo. En
este sentido, la exhortación que estamos considerando nos habla también sobre la
potencia viva del misterio de la encarnación y el don del espíritu, gracias a los cuales un
hombre, siendo miserable y pobre, puede convertirse en modelo porque la misma fuerza
de Cristo se manifiesta en él (2 Cor 12,9). Entonces, los “imitadores” pueden
convertirse en “modelo” para otros. Esta es la fuerza del mensaje cristiano, la Buena
Nueva: el hombre no es solo receptor pasivo, sino que es transformado internamente por
el espíritu de Cristo hasta tal punto que puede hacerse él mismo “modelo”

 JESÚS SALVADOR

Pablo, como podemos vislumbrar, aplica ahora a Cristo, de un modo explícito el título
de “Salvador” y sitúa el centro de esta obra salvadora en la transformación del cuerpo,
que pasará de un estado de “humillación” a otro de “semejanza con su cuerpo de
gloria”. Jesús es Salvador, dice Pablo. Salvador de este cuerpo de “humillación”, no
porque el cuerpo sea en sí algo negativo, sino porque se trata de una carne sometida a la
caducidad por aquel que la sometió (cf. Rom 8,20). El Salvador, sin embargo, lo
someterá todo a él y dará una nueva forma a nuestro cuerpo plasmándolo a su imagen,
como si de una nueva creación se tratara; modelará el barro de nuestra carne de acuerdo
con su mismo cuerpo de gloria.
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CONCLUSIÓN

Luego de terminar con el análisis de la lectura, quisiera terminar concluyendo, con


lo que pienso sería el centro de la Carta a los Filipenses: JESÚS ES SALVADOR.
Salvador por su cruz, por el misterio de una vida que llega, paradójicamente, a
través de la muerte. Pensándolo bien, aquí encuentra Pablo el ancla segura de la
esperanza contra los enemigos (exteriores e interiores); aquí encuentra el apóstol el
fundamento de esa “ciudadanía del cielo” que los cristianos viven ya en la tierra y
que esperan vivir de un modo pleno cuando se cumpla la espera. Aquí está la clave
última que permite a pablo proponerse a sí mismo como modelo, fiado en aquel que
le conforta y le salva. Los creyentes están ya salvados, pero todavía en la espera de
una manifestación definitiva, cuando la nueva creación se manifieste en plenitud y
el Señor recree el cuerpo de cada uno a imagen del suyo. Qué mejor modo de
concluir estas páginas que con este título cristológico cargado de esperanza: JESÚS
SALVADOR.
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