En el campo de un labriego haba un rbol estril que
nicamente serva de refugio a los gorriones y a las cigarras ruidosas. El labrador, viendo su esterilidad, se dispuso a abatirlo y descarg contra l su hacha. Suplicronle los gorriones y las cigarras que no abatiera su asilo, para que en l pudieran cantar y agradarle a l mismo. Ms sin hacerles caso, le asest un segundo golpe, luego un tercero. Rajado el rbol, vio un panal de abejas y prob y gust su miel, con lo que arroj el hacha, honrando y cuidando desde entonces el rbol con gran esmero, como si fuera sagrado.
Mucha gente hay que hace un bien slo si
de l recoge beneficio, no por amor y respeto a lo que es justo. Haz el bien por el bien mismo, no porque de l vayas a sacar provecho.