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Sesion beh erie rroclamando el amor de Dios: Embajadoresy alittle) ‘Un mensaje basado en Deuteronomio 4-10 Edita y distribuye PUBLICACIONES ANDAMIO ® C/ Alts Forns n° 68, s6t. 1°, 08038 Barcelona. Tel-Fax: 93/ 432 25 23 «Embajadores de Cristo» Autor: CHRIS WRIGHT Copyright © 1998 by Christopher J. H. Wright. Originaly published in English under the title Ambassadors to the zoorld All rights reserved. © Version en castellano; PUBLICACIONES ANDAMIO ® 1° Edicién 2000. Prohibida la reproducci6n total o parcial sin la autorizacién de los editores. Traducido por DANIEL MENEZO Diseito grafico y maquetacién: FERNANDO CABALLERO Todas las referencias biblicas corresponden a la versién de Reina-Valera de 1960. PUBLICACIONES ANDAMIO es la seccién editorial de los Grupos Biblicos Universitarios de Espafa (G.B.U_). Depésito Legal: B. 36.718-2000 ISBN: 84-87940-47-1 Impreso en Talleres Graficos de la M.C.E. Horeb, E.r. n° 2.910 SE. Polfg. Ind. Can Trias, c/ Ramon Llull, s/n, 08232 VILADECAVALLS (Barcelona). indice PrefaciQ iste ct ies w Z Loa iendoa Di (Deuteronomio 4:1-40) .....ssssssssssssesssssesssersseseseeses 11 2. Amando a Dios (Deuteronomio 621-25) .....s.:cscsssvserssecosssenssessoesnoes OD 3._Presenténdonos delante de Dios (Deuteronomio 9:1-20) ....essecessecsersenssessrsesserseenee 55 ‘ Tenttandeia Di (Deuteronomio 10:12-22) ... Prefacio ( uando los organizadores de Spring Harvest Word Alive me invitaron a encargarme de las conferen- cias Biblicas que acompafiarian a los seminarios princi- pales sobre los Diez Mandamientos, en seguida fui cons- ciente de que tendria que basarme en Deuteronomio. Los seminarios iban a analizar de qué manera se pueden en- tender los Diez Mandamientos, y c6mo se pueden poner en practica en nuestro mundo actual. Su énfasis recaeria en la ley de Dios. Seria necesario mantener el equilibrio entre la gracia de Dios, su amor y su salvaci6n. En el ca- so de ciertos predicadores, esto seria sinénimo de huir instantaneamente hacia la proteccién que ofrece el Nue- vo Testamento, porque allf encontramos, sin duda algu- na, gracia abundante. Sin embargo, esa actitud habria re- forzado atin mas ese malentendido que, lamentablemente, sigue estando tan extendido: que el Antiguo Testamento sdlo habla de la ley, y que sdlo en el Nuevo Testamento encontramos a un Dios de gracia y amor. De todos los li- bros veterotestamentarios que ponen al descubierto la falsedad de semejante punto de vista, Deuteronomio des- taca como la gran declaracién del amor pactual de Dios, como la celebracién de la severidad de Dios y de su mi- sericordia. Y, por supuesto, los Diez Mandamientos en si mismos estan imbricados en Deuteronomio, rodeados por la historia de la redencién y la gracia del perdén. De 8 Embajadores at Mundo modo que me propuse garantizar que aquellas notas bi- blicas provinieran directamente del Antiguo Testamen- to, yendo como iban destinadas a personas que se pa- sarian la otra mitad de la mafiana pensando en cémo vivir en obediencia a Dios en el mundo exterior. Porque, en til- tima instancia, no se trata meramente de cémo vivimos, sino de para quién lo hacemos. Deuteronomio desafi6 a Israel a enfrentarse a la realidad de Yahvéh, el Sefior, su Dios. Debian compren- der quién era él, su cardcter, sus actos, su propésito so- berano manifestado en la historia del propio pueblo de Israel y el objetivo final de su misién, que era el de ben- decir al resto de las naciones. Nunca deb{an olvidar la grandeza de su amor, electivo y redentor, centrado en ellos, ni el estrepitoso fracaso que suponia la incapacidad. del pueblo para responder adecuadamente a ese amor. Y, a pesar de todo, la gracia divina era tan inmensa que seguia llamandoles para que regresaran al amor, a la fi- delidad, a veces por medio del juicio, a veces por me- dio de increfbles actos de misericordia. Sdlo en la medi- da en que ellos atesoraran aquella rica herencia de historia y de fe, serian capaces siquiera de comenzar a obedecer- le y de transitar por sus caminos. Y este mismo principio es valido para nosotros, que somos cristianos. También nosotros estamos llamados a saber acerca de ese mismo Senior Dios, a amarle y a adorarle, puesto que se nos ha manifestado de una forma plena y tinica en la persona de Jesucristo. Todos nuestros esfuerzos de orden practi- co destinados a poner por obra las implicaciones mora- les de la fe constituyen una cuestion de obediencia y su- misién frente a la gracia redentora divina. Ciertamente, fue Jestis mismo quien lo resumi6 en palabras de su ma- yor mandamiento, citando unas frases de Deuteronomio: «Escucha, oh Israel: El Sefior tu Dios, el Sefior uno es. Ama al Sefior tu Dios con todo tu corazén, con toda tu alma y con Prefacio 9 todas tus fuerzas». Los capitulos que vienen a continua- cién tienen como objetivo analizar alguna de las pro- fundidades de las que brota semejante amor, as{ como squé es lo que lo amenaza y de qué modo se evidencia. Deseo expresar mi gratitud a Word Alive por con- cederme la oportunidad de permitir que Deuteronomio vuelva a hablar de nuevo a un gran numero de personas acampadas cerca de la orilla del mar, asf como a Marie Palmer por trascribir el texto y a Anthony Nanson por editar el manuscrito dandole su forma actual para su pu- blicacién. Chris Wright Diciembre de 1997 ” Copyrighted material CONOCIENDO A DIOS (Deuteronomio 4:1-40) EI coraz6n de las Escrituras Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os ensefio, para que los ejecutéis, y viviis, y entréis y posedis la tierra que Jehovd el Dios de vuestros pa- dres os da. No afiadiréis a la palabra que yo os mando, ni disminuiréis de ella, para que guardéis los manda- mientos de Jehovd vuestro Dios que yo os ordene. Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehovd con motivo de Baal-peor; que a todo hombre destruy6 Jehovd tu Dios de en medio de ti. Mas vosotros que seguisteis a Jehovd vuestro Dios, todos estdis vivos hoy (Deute- ronomio 4:1-4). E 1 libro del Deuteronomio esté muy cerca del cora- zon de las Escrituras. Viene a ser para el Antiguo Testamento lo que Romanos es para el Nuevo. Trata mu- chos de los temas principales que aparecen en el resto de la Biblia. El material que hallamos en Deuteronomio 12 Embajadores al Mundo vuelve a resurgir en los profetas, los Salmos y muchos otros pasajes. Uno de los objetivos del presente libro sobre Deu- teronomio es el de contemplar el contexto escritural en el que se halla situada la ley de Dios: es el contexto de la grandeza divina, de su gracia, de su redencién y de su amor. Un aspecto importante en este sentido es el con- texto histérico en que se halla encajado el libro. Deute- ronomio se revela como los discursos pronunciados por Moisés, al final de su vida, al pueblo de Israel, en los mo- mentos inmediatamente anteriores a que éste tomara po- sesién de la Tierra Prometida. El libro se abre con las si- guientes palabras: Estas son las palabras que hablé Moisés a todo Israel a este lado del Jordan en el desierto... Porque los israelitas seguian a ese lado del rio Jordan, en la orilla equivocada. Era la generaci6n siguiente a la de aque- los que habian salido de la tierra de Egipto, la genera- cién del Exodo. Era la generacién que poseeria la tierra de Canaan. Un pueblo errante Asi, Deuteronomio es la palabra de Dios, vertida por me- dio de Moisés, destinada al pueblo de Dios que se halla- ba en un momento crucial de su historia. Era, antes que nada, un pueblo errante. Y al propio Dios se le presenta aqui, como en el resto de la Biblia, como un Dios néma- da. En Egipto ya habjan sentido su poder y su presencia. Fue su poder el que sacé de aquella tierra a ese pueblo errante, haciéndoles cruzar el mar y entrar en el desier- to. Habian disfrutado de la proteccién y la provision di- vinas mientras, dia tras dia, semana tras semana, Dios Conociendo a Dios 13 habia viajado junto a ellos. Deuteronomio no deja de repetir una y otra vez: El Sefior vuestro Dios avanza por la tierra delante de vosotros. Dios est4 moviéndose. Dios tie- ne un propésito. De esta manera, pide a su pueblo que le siga, que sea un pueblo némada. Deuteronomio es un li- bro destinado a las personas que siguen a un Dios que tiene un propésito. Un pueblo en la frontera En segundo lugar, Deuteronomio es un libro destinado a un pueblo fronterizo. La introduccién al capitulo 4 nos dice lo siguiente: Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos que yo os ensefio, para que los ejecutéis, y vivdis, y en- tréis y posedis la tierra que Jehovd el Dios de vuestros padres os da. En el caso del pueblo de Israel, la frontera que de- bian cruzar era geografica. [ban a pasar de una tierra desértica a otra ya habitada. Esa frontera era también histérica. Dejaban detras, pero firmes, las promesas de Dios a Abraham y a la generacién que habia salido de Egipto. Delante de ellos se abria un futuro incierto, pla- gado de peligros e incertidumbres. Estaban en camino, transitando del pasado hacia el futuro. También era una frontera religiosa y cultural. Habjfan vivido en la tierra yerma, donde la mayor par- te del tiempo habian estado a solas con Dios. Ahora en- trarian en un nuevo entorno cultural, donde se encon- trarian con enemigos, con la idolatria, con el paganismo, con toda una serie de nuevos retos a los que tendrian que hacer frente. Y estaban llamados a cruzar esa fron- tera, a aprovechar la oportunidad que la generacién an- terior no habia conseguido aprovechar. Y, tal y como les 4 Emtbajadores al Mundo record6 Moisés, sus padres y madres no habian podido cruzar aquella frontera. La habfan alcanzado, pero lue- go habian retrocedido por causa de su incredulidad, su miedo y la dureza de sus corazones. La mision del cristiano siempre ha supuesto cru- zar algunas fronteras. Implica ir junto a Dios a algtin lu- gar donde todavia no se le conoce ni se le adora. Eso pue- de conllevar cruzar fronteras geograficas, pero también requiere que crucemos ciertos limites dentro de nosotros mismos y de nuestra comunidad. El pueblo de Dios, tan- to los israelitas del Antiguo Testamento como nosotros hoy en dia, siempre se esté enfrentado a una frontera, a un lugar al que Dios nos esta llamando. jIremos a pose- er aquello que Dios nos tiene reservado u optaremos por hacer lo mismo que aquella primera generacién de is- raelitas, quedarnos quietos y con las manos cruzadas? Un pueblo probado En tercer lugar, Deuteronomio es la palabra de Dios di- rigida a un pueblo que pasaba por una prueba. En el 4:3- 4, Moisés dice: Vuestros ojos vieron lo que hizo Jehovd con motivo de Baal-peor; que a todo hombre destruyé Jehovd tu Dios de en medio de ti. Mas vosotros que seguisteis a Jehovd vues- tro Dios, todos estdis vivos hoy. Esto hace referencia a la tra- gedia més reciente en la historia de Israel, descrita en Nu- meros 25, cuando los israelitas habfan caido en la idolatria y la inmoralidad, en la tierra de Moab. Moisés les esta- ba desafiando a que definieran su fidelidad hacia aquel Dios que les conducia a la Tierra Prometida. Esa fide- lidad tenia que pasar una prueba muy superior a todas las que habian tenido lugar con anterioridad. Israel se Conaciendo a Dios 15 iba a enfrentar a una nueva cultura, a nuevas tentaciones, nuevos temores; iban a estar rodeados por un pueblo que no adoraba al Dios vivo. El pueblo de Dios, ;seguiria sien- do fiel a aquel Dios que les sacé de Egipto, 0 se limitarf- an aafiadirlo a la lista de dioses cananeos, convirtiéndolo en una mas de las divinidades a las que iban a adorar? La posici6n exclusiva de Israel entre las naciones Mirad, yo os he enseftado estatutos y decretos, como Jehovd mi Dios me mand6, para que hagdis asi en me- dio de Ia tierra en la cual entrdis para tomar posesion de ella, Guardadlos, pues, y ponedlos por obra; porque esta es vuestra sabiduria y vuestra inteligencia ante los ojos de los pueblos, los cuales oirdn todos estos es- tatutos, y dirdn: Ciertamente pueblo sabio y entendi- do, nacién grande es esta. Porque, gqué nacién gran- de hay que tenga dioses tan cercanos a ellos como lo estd Jehovd nuestro Dios en todo cuanto le pedimos? Y, Equé nacion grande hay que tenga estatutos y jui- clos justos como es toda esta ley que yo pongo hoy de- lante de vosotros? (4:5-8). Cuando procuramos comprender el significado e importancia de la ley del Antiguo Testamento, y de los Diez Mandamientos, es importante saber quién era el pueblo de Israel, aquellas personas a las que se les con- fié la ley. La esencia de Deuteronomio 4:5-8 se centra en que, si Israel guardaba la ley de Dios y vivia de la ma- nera que él les pedia, daria un buen testimonio a las otras 16 Embajadores a! Mundo naciones. Es significativo que, en este punto, y dentro de la imagen que tenemos de la relacién entre Dios y el pueblo de Israel, intervengan las naciones de este mun- do. La obediencia del pueblo de Dios esta dentro del contexto del mundo y de sus naciones, sobre las que él gobierna. Cuando empieza el libro del Génesis, se nos pre- senta la historia de cémo el mundo llegé a ser lo que es. Se nos muestra cémo Dios es el creador del mundo, el creador de la humanidad y de todas las naciones de la tierra. Luego vemos cémo los seres humanos se rebela- ron y pecaron contra Dios. Ya al llegar al capitulo 11 del Génesis, el episodio de la torre de Babel, vemos una ima- gen de la humanidad esparcida, dividida y sujeta a la ira y maldicién divinas. Este es el mundo en el que vivimos: el mundo de las naciones que huyen delante de Dios. El llamamiento de Abraham En Génesis 12, Dios llama a Abraham. La respuesta di- vina a los problemas de las naciones consisti6 en llamar a dos ancianos, hombre y mujer, que jamas hab{an te- nido hijos, y en decirles que ellos serfan la respuesta a los problemas del mundo. Ambos pensaron que era una idea bastante graciosa. Y, sin embargo, Abraham crey6 a Dios y le obedeci. Dios le estaba diciendo: «Tengo to- do un mundo, repleto de naciones, y ahora te llamo a ti. Deja tu hogar, tu familia, y ve a la tierra que te mostra- ré. Y haré de ti una gran nacién, y por medio de ti seran benditas todas las naciones de la tierra». Esta es la sor- prendente descripcién de la misién de Dios que apare- ce a lo largo de todas las Escrituras. Es un tema central Conociendo a Dios = 17 en la teologia de Pablo sobre las misiones, tal y como explica a los romanos, a los galatas y en otros pasajes, di- ciéndoles que el propésito de Dios siempre ha sido el de bendecir a las naciones. Dios siempre tuvo los ojos pues- tos en todo el mundo, pero empezé con un hombre, una familia; después vino un pueblo, Israel, y luego, por me- dio de Jesucristo, el pueblo multinacional de Dios, a tra- vés del mundo. Una luz para las naciones De este modo, el pueblo de Israel disfrutaba de una po- sicion unica en los planes de Dios para la historia hu- mana. Era un pueblo que habia Ilegado a existir para bendicién del resto del mundo. En otros pasajes del An- tiguo Testamento se describe a Israel como una luz que hay que enviar a las naciones, o una luz que atraera a las naciones hacia Dios. En Deuteronomio 4, el pueblo de Israel se describe diciendo que es un ejemplo a imi- tar por las demas naciones. La presencia visible de Is- rael suscitaria preguntas en esos otros pueblos. Dirfan cosas como «Es un pueblo bastante curioso», o «qué otro pueblo tiene un Dios como ése?» Muchas de las na- ciones politeistas que rodeaban a Israel, incluyendo a los romanos mas adelante, no lograban comprender cé- mo alguien podia tener un dios del que no existian ima- genes fisicas. ;Qué clase de dios no desearfa una ima- gen que le representara? ;Qué clase de dios afirmaria cosas tan radicales como la de ser el creador de todo el mundo, de todas las naciones? Aparte de esto, cuando las naciones contemplaran a Israel verfan la justicia y la rectitud imperantes en su comunidad. Se preguntari- an qué tipo de pueblo era el que disponia de semejante 18 Embajadores al Mundo jurisprudencia, con todas aquellas leyes que se le habian transmitido a Israel. «Qué es lo que hace grande a una nacién?» Esa fue una pregunta que mi hijo me formul6é cuando estaba estudiando historia. Mi respuesta fue «Dios». Para Moi- sés, lo que hace grande a una nacién es su cercania a Dios: la presencia de Dios, la obediencia a él y un sistema so- cial basado en la rectitud y la justicia. Dios espera que su pueblo sea visible, que las na- ciones sean capaces de ver cé6mo somos y tengan el de- recho de preguntarnos cosas. Una parte esencial de nues- tra mision es la de que reconozcamos nuestra misién tinica de representar a Dios ante otras personas. Para po- der hacerlo, y para conseguir que las naciones nos pre- gunten acerca de Dios, debemos vivir en obediencia a las leyes que él establece. Antes de que intentemos aplicar los Diez Man- damientos a la nacién como un todo, debemos formu- larnos preguntas sobre nosotros mismos, nuestra posi- cién y nuestra misi6n como pueblo de Dios. Moisés le dijo a Israel que debia obedecer la ley de Dios por un mo- tivo relacionado con las misiones: para que las naciones sintieran la necesidad de preguntarles acerca del Dios al que adoraba Israel, y sobre el estilo de vida de ese pue- blo. Jestis dijo cosas parecidas a sus discipulos. Se diri- gid a su variopinto conjunto de pescadores y demas es- pecimenes diciendo cosas como ésta: Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder. Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que estdn en casa. Ast alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que Conociendo a Dios 19 vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que estd en los cielos (Mateo 5:14-16). Cuando el mundo nos mira, deberiamos indicar- les el camino hacia el Dios al que adoramos. Una responsabilidad unica Por tanto, gudrdate, y guarda tu alma con diligen- cia, para que no te olvides de las cosas que tus ojos han visto, ni se aparten de tu coraz6n todos los dias de tu vida; antes bien, las ensefiards a tus hijos, y a los hijos de tus hijos. El dia que estuviste delante de Jehovd tu Dios en Horeb, cuando Jehovd te dijo: Retineme el pue- blo, para que yo les haga oir mis palabras, las cuales aprenderdn, para temerme todos los dias que vivieren sobre la tierra, y las ensefiardn a sus hijos; y os acer- casteis y os pusisteis al pie del monte; y el monte ar- dia en fuego hasta en medio de los cielos con tinieblas, nube y oscuridad; y habl6é Jehovd con vosotros de en medio del fuego; otsteis la voz de sus palabras, mas a excepci6n de ofr la voz, ninguna figura visteis. Y él os anunci6 su pacto, el cual os mand6 poner por obra; los diez mandamientos, y los escribié en dos tablas de pie- dra. A mi también me mand6 Jehovd en aquel tiempo que os ensefiase los estatutos y juicios, para que los pu- sieseis por obra en Ia tierra a la cual pasdis a tomar po- sesion de ella. Guardad, pues, mucho vuestras almas; pues ninguna figura visteis el dia que Jehovd hablé con vosotros de en medio del fuego; para que no os corrompiiis y hagdis pa- ra vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie 20 Embajadores al Mundo de var6n o hembra, figura de animal alguno que estd en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, figura de ningtin animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. No sea que alces tus ojos al cielo, y viendo el sol y la luna y las estrellas, y todo el ejér- cito del cielo, seas impulsado, y te inclines a ellos y les sirons; porque Jehovd tu Dios los ha concedido a todos los pueblos debajo de todos los cielos. Pero a vosotros Jehovd os tom, y os ha sacado del horno de hierro, de Egipto, para que sedis el pueblo de su heredad como en este dia. (4:9-20) Cuanto mds importante es la posicién de alguien, mayor es su responsabilidad por la forma de vivir que manifieste. Cuanto mas destacado sea el papel de una persona, en cualquier sentido, mas esperara la gente de esa persona, y mas vulnerable ser ésta al fracaso 0 acaer en la tentacién de comprometer sus valores. Cuando los grandes lideres caen en el pecado, el impacto es muy fuer- te, porque habia personas que los observaban y los te- nian como ejemplo. Este fue el caso de Israel. Y también es el de la iglesia. Dios impuso a Israel la misidén de ser de bendi- cién a las naciones. jQué misién encomendé Jesus a su Iglesia cuando nos dijo que fuéramos e hiciéramos dis- cipulos de todas las naciones! ;Qué tremenda responsa- bilidad! Asf que debemos tener cuidado de cémo vivi- mos. La frase clave de esta parte del capitulo es la que dice «guardate»; en el versiculo 9 leemos: Por tanto, gudr- date, y guarda tu alma con diligencia... En el 15, volvemos a encontrar: Guardad, pues, mucho vuestras almas, y en el 23: Guardaos... En el original hebreo, la palabra usada en es- tos tres casos es la misma. Conociendo a Dios 21 EI peligro de la idolatria La advertencia més importante es contra la idolatria. Es- te es el gran enemigo del pueblo de Dios, y la gran ame- naza al testimonio que ha de dar a las naciones. Estas ya siguen a sus propios dioses. De modo que si nosotros, el pueblo escogido para transmitirles el conocimiento del Dios vivo, seguimos también a los dioses del mundo, no habra diferencia alguna entre nosotros y ellos, ni testi- monio, ni mensaje, ni misi6n. 3Cémo mantenemos alejados de la idolatria? Pri- mero, dice Moisés, guarda tu alma con diligencia, para que no te olvides... (versiculo 9). En Deuteronomio ha- llamos un gran énfasis centrado en no olvidar lo que Dios habia hecho. Se orden a los israelitas que no olvidaran todas las experiencias que habian tenido al salir de Egip- to. Se les dijo que no olvidaran los Diez Mandamientos. Tenian que ensefiar estas cosas a sus hijos, y a cada ge- neracién de sus descendientes. Dentro del pueblo de Dios, tendriamos que ensefiar y aprender constantemente lo que Dios ha hecho y las grandes verdades que nos ha en- sefiado. El motivo por el que es tan importante ensenar la palabra de Dios es nuestro llamamiento misionero, el de representar a Dios delante de las naciones. Esa es nues- tra responsabilidad. Por consiguiente, para ponerla por obra, debemos mantenernos apartados de la idolatria, y para ello hemos de haber recibido una buena ensefianza. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 24 Embajadores al Mundo en angustia, y te alcanzaren todas estas cosas, sien los postreros dias te volvieres a Jehovd tu Dios, y oye- res su voz; porque Dios misericordioso es Jehovd tu Dios; no te dejard, ni se olvidard del pacto que les ju- 76 a tus padres (4:21-31). Por qué es importante el hecho de si nosotros, el pueblo de Dios, nos tomamos en serio o no nuestra responsabi- lidad tinica? Porque tenemos que enfrentarnos al Dios vi- vo. En 4:23-31, Moisés anticipa dos futuros posibles para Israel, en ambos de los cuales tienen que enfrentarse a Dios. El primero es una inversidn de la promesa dada a Abraham. En lugar de ser muchos, Israel se veria re- ducida a unos pocos. Como sabemos, gracias al resto del Antiguo Testamento, ese fue el camino que al final siguiéd Israel. Tomaron esa ruta, y chocaron de frente con el Dios celoso, el fuego consumidor, el Dios cuyo amor no tole- ra ningun tipo de competencia (v. 24). Pero en los versi- culos 29-31, vemos el futuro alternativo, el arrepenti- miento, retorno y restauracién del pueblo. Cuando avanzamos por ese camino nos encontramos con el Dios misericordioso, que no nos abandona, ni nos destruye ni nos olvida (v. 31). Hallamos semejante dualidad en la naturaleza di- vina. O bien es un fuego consumidor, celoso de Su nom- bre, que no esté dispuesto a tolerar la idolatria entre su pueblo, o bien es un Dios de misericordia y compasién, lento para la ira y con un amor ilimitado, que jamas ol- vidara a su pueblo. Esto no quiere decir que Dios sea mu- table. Dios es la parte consecuente en la relaci6n con un pueblo que no lo es. Uno de los motivos por los cuales el libro de Deu- teronomio es tan significativo es que anticipa la realidad aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 28 Embajadores al Mundo de malhechores, glorifiquen a Dios en el dia de la visitacién, al considerar vuestras buenas obras. Estas palabras van destinadas a nosotros. Debe- mos aceptar la misin de ser el pueblo divino en este mun- do, porque tenemos una experiencia tinica de quién es Dios. No se trata tan sdlo de que cada uno de nosotros ten- ga una experiencia tinica del Dios vivo que, por medio de Jesucristo, se nos ha revelado y nos ha salvado, aunque es- to sea cierto. Pero vayamos mis lejos: la experiencia cris- tiana de todos nosotros se basa en la vida, muerte y resu- rreccién del Sefior Jesucristo y en el hecho de que en su nombre, y en ningun otro, hay perdén y salvacién. Esta constituye una realidad unica, un mensaje tinico que nos ha sido confiado. Es nuestro por la gracia de Dios, no pa- ra que nos apropiemos de él como algo exclusivo, sino pa- ra que lo compartamos con las naciones. Un Dios Unico Ati te fue mostrado, para que supieses que Jehovd es Dios, y no hay otro fuera de él. Desde los cielos te hi- Zo oir su voz, para ensefiarte; y sobre la tierra te mos- tré su gran fuego, y has oido sus palabras de en me- dio del fuego. Y por cuanto él amé a tus padres, escogié a su descendencia después de ellos, y te sacé de Egip- to con su presencia y con su gran poder, para echar de delante de tu presencia naciones grandes y mas fuer- tes que tt, y para introducirte y darte su tierra por heredad, como hoy. Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazén que Je- hové es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y Conociendo a Dios 29 no hay otro. Y guarda sus estatutos y sus manda- mientos, los cuales yo te mando hoy, para que te va- ya bien a tiya tus hijos después de ti, y prolongues tus dias sobre Ia tierra que Jehovd tu Dios te da para siempre (4:35-40). Aa lo largo de todo el capitulo 4 de Deuteronomio po- demos imaginar a los israelitas (0 a nosotros mismos) preguntando: «;Por qué?» Ahora vuelve a surgir la pre- gunta: zpor qué hemos tenido esta experiencia? La res- puesta la hallamos en el versiculo 35: A ti te fue mostra- do, para que supieses que Jehovd es Dios, y no hay otro fuera de él. Y también en el versiculo 39 leemos: Aprende pues, hoy, y reflexiona en tu corazén que Jehovd es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. De este modo, el propésito de las experiencias por las que habfan pasa- do los israelitas esta claro. Habian pasado por todo aque- llo para que supieran quién es el Dios vivo. Las demas naciones aun no lo sabian, pero ellos si. Jehova, el Se- fior, es Dios, y no hay ningun otro. El texto no dice que se les mostraron tales cosas para que creyeran en Dios, o para que aprendieran que s6lo existe un Dios, ni para que fueran especialmente re- ligiosos. La idea clave no es la diferencia entre el ateismo y el teismo, ni entre el monoteismo y el politeismo. La pregunta es: si todo el mundo cree en algun tipo de Dios, équién es él de verdad? El texto nos dice que el pueblo de Israel habia pasado por aquella experiencia tinica de la revelacién y la redencién para que supieran que Yah- véh, el Sefior, es Dios. Lo que estamos considerando es el cardécter de Dios. Yahvéh es el Dios de misericordia, compasi6n, justicia y liberacién, el Dios que les sacé de Egipto y les protegis en el desierto, el Dios de Abraham, Isaac y Jacob: ése es Dios. 30 Embajadores al Mundo Resulta sorprendente comprobar con qué fre- cuencia los comentaristas intentan evitar la aseveracién monoteista contenida en estos versiculos. Dicen que en realidad el texto no pretende decir que no habia ningun otro Dios: ningtin otro Dios para Israel, puede, pero su fe no era un verdadero monoteismo. Sin embargo, el ver- siculo 39 dice Jehovd es Dios arriba en el cielo y abajo en la tierra, y no hay otro. No cabe la posibilidad de que exista ningtin otro Dios. Estos versiculos afirman rotundamente la unicidad del Dios israelita. Alo largo de toda su historia, Israel perdié el con- tacto con esta verdad, y adoré a otros dioses. A los cris- tianos nos ha pasado lo mismo. Pero esta afirmacion en Deuteronomio es esencialmente la misma, y constituye el fundamento de la que hallamos en el Nuevo Testa- mento, que Jestis es el Sefior y no hay ningtin otro. Cuan- do los primeros cristianos reconocieron quién era Jests, afirmaron su exclusividad con unos términos que ya co- nocfan: la unicidad de Yahvéh. Jestis completé la misién de Israel. Encarné al Dios tinico de Israel, y por consi- guiente él mismo fue tnico. Casi hemos descrito un circulo completo. En es- te capitulo de Deuteronomio se dice al pueblo de Dios que conoce al tinico Dios del universo. Lo conocen por- que le han experimentado. El ha invadido su entendi- miento, les ha hablado en el monte Sinaf. El fue quien los sacé de Egipto. ;Por qué? Porque los llamé a ser ben- dicién de y testimonio a las naciones, para ser un pue- blo que representara al Dios vivo ante los demas. Esta es la misién de Israel, ésta es su identidad. La conclu- sién llega en el versiculo 40: Y guarda sus estatutos y sus mandamientos, los cuales yo te mando hoy, para que te va- ya bien... Guarda los Diez Mandamientos, obedécelos y vive a la luz de ellos. Pero comprende por qué debes aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. AMANDO A DIOS (Deuteronomio 6:1-25) Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y de- cretos que vuestro Dios mando que os ensefiase, para que los pongdis por obra en la tierra a la cual pastis vosotros para tomarla; para que temas a Jehoud tu Dios, guardando todos sus estatutos y sus mandamientos que yo te mando, tu, tu hijo, y el hijo de tu hijo, to- dos los dias de tu vida, para que tus dias sean prolon- gados. Oye, pues, oh Israel, y cuida de ponerlos por obra, para que te vaya bien en la tierra que fluye le- che y miel, y os multipliquéis, como te ha dicho Jeho- vd el Dios de tus padres (6:1-3). E ncierta ocasion, leemos en los evangelios, uno de los maestros de la ley se acercé a Jess y le pre- gunté cual era el mayor mandamiento de toda la ley. No se trataba de una pregunta nueva, como tampoco lo fue, en cierto sentido, la respuesta de Jestis. Los rabinos eran muy dados a debatir cual de los mandamientos era el mas importante y cual era el que menos importancia te- nia. Habian llegado a la conclusién de que el menor de aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Amando a Dios 37 Los términos teolégicos, como «deidad», «pacto» y «monoteismo» pueden sonar muy abstractos. Aqui se ven dotados de vida y de color por medio del nombre del Dios al que estan asociados. Yahvéh es nuestro Dios, de modo que es él quien define el pacto. Yahvéh es uno, de modo que es él quien define el monoteismo. Los israelitas del Antiguo Testamento fueron lla- mados a reconocer esta verdad sobre el Dios tinico, a re- petirla, recitarla, creerla y esperar el dia cuando todas las naciones la reconocerian. Apenas hemos atisbado la im- portancia que tiene reconocer la expectativa de Deutero- nomio de que Dios bendeciria a todas las naciones me- diante el pueblo de Israel. Zacarias 14 es otro capitulo que espera ese futuro de una forma ansiosa. La visién que alli encontramos declara: [En aquel dia] Jehovd serd rey sobre toda la tierra. En aquel dia Jehovd serd uno, y uno su nombre (Zacarias 14:9). Los israelitas eran muy conscientes de que esto hablaba de algo que atin tenia que cumplirse entre las naciones del mundo. Pero Ilegaria un momento en que Yahveéh seria el rey de todo el mundo, en que su nombre seria el tinico reconocido por todos los habitantes de la tie- rra. De modo que la sencilla afirmaci6n de el Sefior nuestro Dios uno es se puede traducir como una visién profética. Cuando contemplamos ese texto a la luz de Jests y de la misi6n de la iglesia, se afirma esta misma verdad, pero con Jestis como su eje central. La unicidad de Jestis se encuentra enraizada en la unicidad de Yaht¥éh, el Dios de Israel. Un Sejior, Jesiis Cuando pensamos en lo que distingue al cristianismo de las demas religiones, no deberiamos empezar aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Amando a Dios 4) entregarse como ofrenda de amor a Dios. En Deutero- nomio aparecen con frecuencia «coraz6n» y «alma», pe- ro, £qué significaban exactamente esos términos para los israelitas? Para nosotros, el coraz6n a menudo simboliza la dimensién emocional del amor, como vemos por ejem- plo el dia de San Valentin o en expresiones como «te quiero con todo mi corazén». Los israelitas también re- conocian esa dimensién, pero tenian el concepto de que el corazon era mas el habitaculo de la mente que de las emociones. No tenian los conocimientos de anatomia necesarios como para distinguir claramente entre las funciones del cerebro, el corazén y otras partes del cuer- po. Cuando un israelita se sentia muy emocionado, po- dia decirle a su esposa: «jTe amo con todas mis entra- fias!» El corazon era el 6rgano de la voluntad. Era el lugar de donde salfan las decisiones, las elecciones. Por eso el libro de Proverbios menciona tantas veces el co- raz6n: Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazon (Pro- verbios 4:23). En lo que respecta al alma, a nosotros nos parece algo inconcreto y espiritual; no sabemos qué es exacta- mente 0 en qué parte de nuestro cuerpo habita. Lo mas co- rrecto es decir que se trata de la persona interior, nuestro «yo» tal y como lo conocemos. Debemos amar a Dios con nuestra mente, nuestro coraz6én y nuestro ser interior. La mente y las fuerzas En los Evangelios, donde este versfculo est traducido al griego, se incluye la palabra «mente». Esto probablemente aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Amando a Dios 45 arroje a tus enemigos de delante de ti, como Jehovd ha dicho (6:10-19). Un colega mio, Walter Riggans, cuando en cierta ocasi6n estaba predicando en una escuela universitaria, dijo: ; Sa- béis? Romanos nos dice que no hay nada que pueda separar- nos del amor de Dios. Pero hay un millén de cosas que pueden apartar a Dios de nuestro amor. No hay nada que pueda im- pedir que Dios nos ame, pero hay muchas cosas que nos impedirfan amarle. Moisés era consciente de esto. En 6:10- 19 describe tres peligros que pueden amenazar el amor que sintamos hacia Dios. Cada uno de ellos se introduce mediante el adverbio de negacién «no...» En el versicu- lo 12, dice: cuidate de no olvidarte de Jehovd, que te sacé de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre; en el 14, leemos: no andaréis en pos de dioses ajenos...; y en el 16: No tentaréis a Jehovd vuestro Dios... La abundancia Deuteronomio 6:10-12 nos advierte del peligro de que Ja abundancia nos lleve a olvidarnos de Dios. Este es un tema que se amplia en el capitulo 8: Y comerds y te saciards, y bendecirds a Jehovd tu Dios por la buena tierra que te habra dado. Cuidate de no olvidarte de Jehovd tu Dios, para cumplir sus manda- mientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy; no suceda que comas y te sacies y edifiques bue- nas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y to- do lo que tuvieres se aumente; y se enorgullezca tu co- razon, y te olvides de Jehovd tu Dios, que te sacé de aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Amando a Dios 49 era Hijo de Dios, podia ordenar a aquellas piedras que se convirtieran en pan para alimentarse. Jestis recor- daba el contexto de las Escrituras que el diablo usaba contra él, que decia que Dios habia alimentado a los is- raelitas para hacerte saber que no sé6lo de pan vivird el hom- bre, mas de todo lo que sale de la boca de Jehovd vivird el hom- bre... Reconoce asimismo en tu coraz6n, que como castiga el hombre a su hijo, asi Jehovd tu Dios te castiga (8:3, 5). Jests fue capaz de superar la tentacién que le suponian las tribulaciones y necesidades, y lo hizo mediante la re- flexi6n profunda sobre las Escrituras y sobre la impor- tancia que tiene amar a Dios (Mateo 4:4, 7, 10). Las verdaderas dificultades, la auténtica nece- sidad, hambre, sed, pobreza y sufrimiento, son desafios muy grandes para el amor que sentimos hacia Dios. He- mos de reconocer la verdad de nuestros sentimientos. Recuerdo la primera vez, en mi vida cristiana, en la que estuve dispuesto a admitir que estaba enfadado con Dios. Pero una cosa es estar enfadados con él y otra admitir- lo. Me habian educado para que siempre confiara en Dios, y para que creyera que todo lo que él hace es para nuestro bien. Pero el afio antes de que me fuera a tra- bajar a la India, llegué a un punto en que le dije: «Sefior, no sé qué es lo que estas haciendo en esta situaci6n; mi familia y yo estamos aqui, en medio de pruebas, y soy incapaz de ver qué nos depara el futuro; no tengo tra- bajo, no sé qué tengo por delante en mi vida, y, Sefior, creo que no deberifa ser asi». Lo cierto es que aquella situaci6n concreta no era tan grave como muchas otras de las necesidades que tiene el mundo, pero para mi fue lo bastante importante como para sentir la tentacién de arroparme en mi autocompasi6n, ira y frustracién, y pa- ra perder mi amor por Dios. Es posible que usted mis- mo se encuentre ahora pasando por una crisis, alguna prueba que hace tiempo que dura, alguna necesidad o aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Amando a Dios 53 sobre la ley, encontramos dieciocho que hablan de la salvacién. Toda obediencia es una respuesta a lo que Dios yaha hecho por nosotros. Guardamos la ley porque Dios nos redimié de la esclavitud y nos hizo participes de su justicia. Cuando Deuteronomio 6:25 dice que «tendremos justicia», no quiere decir que podamos ganarnos esa jus- ticia. Esta idea seria incoherente con el mensaje global del libro. Lo que quiere decir es que Dios ya nos ha sal- vado, de modo que lo correcto, lo mds justo, es amarle y obedecerle. Esta es nuestra respuesta, en justicia, a sus ac- tos liberadores basados en Ia suya. En el 4:5-8 vimos una motivacién misionera pa- ra obedecer la ley de Dios, que ademas miraba directa- mente hacia el futuro: obedecemos para demostrar a las naciones la verdad acerca de Dios. Aqui tenemos una mo- tivacién para la obediencia que mira al pasado, a la his- toria de la salvacién, y que se halla fundamentada en la gracia redentora divina. Le amamos porque él nos amé primero. Nos perdonamos unos a otros como Dios, en Cristo, nos ha perdonado. La dinamica es la misma tan- to en el Antiguo Testamento como en el Nuevo. Lo que provoca nuestra reaccién ante Dios es lo que él ya ha he- cho por nosotros. La obediencia es el amor motivado por la redenci6n, y esto es asi en los dos Testamentos. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 58 Embajadores at Mundo habjan vencido por ser un pueblo tan grande y justo, por ser aquellos que gozaban del favor de Dios. Por medio de Moisés, Dios les recuerda que no pueden atribuirse el mérito de ser el pueblo de Dios. Es- to se debe simplemente al hecho de que Dios les amaba y les habia escogido. Dado que no podian atribuirse ese mérito de la eleccién divina, tampoco podian creer que habian sido ellos los que habfan vencido en las batallas. Nosotros no somos cristianos porque merezcamos serlo, ni seguiremos siéndolo por el mismo motivo. Tanto en nuestro llamamiento como en nuestro progreso en la vi- da cristiana, dependemos de la gracia de Dios y de su po- der, y no de nuestra propia justicia. En el 9:4-6 vemos cémo Moisés responde a las pre- guntas del pueblo. La Nueva Versién Internacional utili- za comillas en una parte del versiculo 4, en la relativa a la afirmacién del pueblo de que «por mi justicia me ha tra- ido Jehovd a poseer esta tierra», pero no las usa en la segun- da parte del versiculo, que segtin esta version es la res- puesta de Moisés: pues por la impiedad de estas naciones Jehovd las arroja de delante de ti. Esto puede llevamos a cierta con- fusion. Es probable que los israelitas se sintieran inclina- dos a afirmar que Dios les habia concedido la victoria por dos motivos: su justicia como pueblo de Dios, y la maldad de las naciones. Esto evidencia una sencilla ldgica binaria. éQuién ha ganado? Nosotros. De modo que, ;quiénes son justos? Nosotros. {Y los malos? Ellos. Esto convierte toda lahistoria de la conquista en una pelicula del Oeste, don- de queda muy claro quiénes son los buenos y quiénes los malos. Sin embargo, Moisés ataca esta ecuacién tan sim- plista, negando una parte de ella y afirmando la otra. Era cierto que Dios juzgaria a los cananeos por sus maldades. Pero no era valido que los israelitas, entonces, llegaran a Ja conclusién de que ellos si eran justos. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 64 Embajadores al Mundo Jehovd en el monte, de en medio del fuego, el dia de Ia asamblea. Sucedio al fin de los cuarenta dias y cuarenta noches, que Jehovd me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. Y me dijo Jehovd: Levéntate, desciende pron- to de aqui, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundicién. Y me habl6 Jehovd, diciendo: He observado a este pue- blo, y he aqui que es pueblo duro de cerviz. Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cie- lo, y yo te pondré sobre una nacién fuerte y mucho mds numerosa que ellos. Y volvi y descendi del monte, el cual ardia en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos. Y miré, y he aqui habiais pecado contra Jehovd vuestro Dios; os habiais hecho un becerro de fundicion, apartandoos pronto del camino que Jehovi os habia mandado. En- tonces tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos ma- nos, y las quebré delante de vuestros ojos. Y me postré delante de Jehovd como antes, cuarenta dias y cuarenta noches; no comi pan ni bebi agua, a causa de todo vuestro pecado que habiais cometido ha- ciendo el mal ante los ojos de Jehovd para enojarlo. Porque temi a causa del furor y de la ira con que Je- hové estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehovd me escuché aun esta vez. Contra Aaron también se enojé Jehovd en gran manera para des- truirlo; y también oré por Aarén en aquel entonces. Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que ha- biais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Presentandonos delante de Dios 69 adoptan el punto de vista de que Dios les ha salvado, y que por tanto tienen asegurado un lugar en los cielos, por lo cual no hay motivo para no pecar (cfr. Romanos 6:1 y ss.). Una vez hubo destruido las dos tablas, Moisés to- mé el becerro de oro, lo quem6 en el fuego y lo molié has- ta convertirlo en polvo, que luego eché en un arroyo. Otro relato nos dice que no sdlo eché el polvo al agua, sino que oblig6 al pueblo a beberla (Exodo 32:20). De esta mane- ra fue destruido el propio acto de idolatria. La intercesién de Moisés Me postré, pues, delante de Jehova; cuarenta dias y cuarenta noches, estuve postrado, porque Jehovd dijo que os habia de destruir. Y oré a Jehovd, diciendo: Oh Sefior Jehovd, no destruyas a tu pueblo ya tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egip- to con mano poderosa. Acuérdate de tus siervos Abra- ham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pue- blo, ni a su impiedad nia su pecado, no sea que digan los de Ia tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pu- do Jehové introducirlos en Ia tierra que les habia pro- metido, 0 porque los aborrecia, los sacé para matarlos en el desierto. Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido (9:25-29). En este punto de Deuteronomio 9:25-29, asi como en Exodo 32-33, encontramos la sorprendente intercesi6n de Moisés. Dios habfa amenazado con renunciar al pac- to del Sinai, y al pacto con Abraham, y comenzar de aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 76 Embajadores al Mundo de la destruccién de Sodoma y Gomorra. En Génesis 18, Dios se acercé a comer con Abraham y Sara, lle- vando a dos de sus angeles que se dirigian a Sodoma y Gomorra. Dios estaba pensando si ocultar a Abraham lo que estaba a punto de hacer, y decidi6 que no. Abra- ham, tras enterarse de la decisién divina, intercedié a favor de los impios. Parece que Dios ha decidido acep- tar nuestras propias oraciones dentro de sus procesos deliberativos. Nuestra intercesi6n no es una irritante interrupcion del propésito divino; forma una parte in- tegral del modo en que Dios ejerce su soberania en la historia. Un comentarista, B.S. Childs, lo expresa de la si- guiente manera: Dios jura que pondré por obra el castigo mds severo que podamos imaginar. Pero, de repente, lo condicio- na, por asi decirlo, basdndolo en el hecho de que Moi- sés esté de acuerdo: «Déjame que los destruya». El efec- to es que Dios deja la puerta abierta para la intercesion. Permite que Moisés le convenza. Para eso es para lo que sirve un mediador (The Book of Exodus, Wes- tminster, 1974, pag. 567). Otro comentarista, Terence Fretheim, escribe: Si bien no podemos considerar esos argumentos co- mo cosas en las que Dios no hubiera pensado antes, verlas expresadas de una forma tan vivida en labios de alguien a quien Dios ha invitado a participar en sus deliberaciones sobre el futuro de Israel, les concede un nuevo estatus, Es decir, que Dios se toma la interven- cién de Moisés con la mdxima seriedad; la conformidad de Dios con los argumentos expuestos indica que trata con total integridad la conversacién con Moisés, y que aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Imitando a Dios 8i La obediencia sencilla 2Qué es lo que Dios requiere de nosotros en respuesta a su amor misericiordioso? Lo que nos pide es que le te- mamos, andemos en sus caminos, le amemos, le sirva- mos y le obedezcamos. Consideraremos cada uno de es- tos requisitos, pero la esencia de lo que dice Moisés aqui es que la obediencia es, eminentemente, sencilla. No lo es en el sentido de que sea «facil». Si fuera facil obedecer a Dios, no habria necesidad de un libro como Deutero- nomio ni seria necesaria tamaria exhortaci6n. Pero la obe- diencia es, esencialmente, algo directo. Primero, es sencilla porque sdlo hay un Dios. El monoteismo es una fe liberadora. Si una persona tiene una religién con un montén de dioses, tendra problemas. Esa persona nunca puede estar segura de si, al obede- cer a un dios, no estara molestando a otro. De este mo- do, las religiones politeistas, cargadas de dioses y diosas en perpetua competencia, suelen presentar una moral confusa, mientras que la fe biblica ofrece simplicidad mo- ral debido a que s6lo hay un Dios al que complacer y obe- decer. Si hacemos lo que le complace, estaremos hacien- do lo que esta bien. En segundo lugar, la obediencia es sencilla tam- bién porque este Dios tinico y vivo se ha tomado muchas molestias para que sepamos claramente cual es su vo- luntad. En las circunstancias fundamentales de la vida no tenemos que ir a tientas, perdidos en la oscuridad, pre- guntandonos qué deberiamos hacer. En Deuteronomio 30:11-12, cerca del segundo gran climax del libro, Moisés dice al pueblo de Israel: «Lo que os estoy ordenando aho- ra no es demasiado dificil para que lo consigais, ni esta fuera de vuestro alcance. No esta escondido en los cielos, aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. Imitando a Dios 87 Por tu propio bien Para finalizar, seamos conscientes de cudl es la motivacién para hacer estas cosas: para que tengas prosperidad (10:13). A veces las personas piensan que el propésito de obede- cer la ley de Dios es, sencillamente, para que él esté con- tento. Es cierto que se complace cuando guardamos su ley, pero el motivo por el que él nos la dio no es para su pro- pio beneficio, sino para el nuestro. Estamos hablando del Dios Creador de la raza humana, el Dios que sabe qué es lo mejor para su pueblo, y para todos los pueblos. Con fre- cuencia se describen los Diez Mandamientos como las ins- trucciones del Hacedor, siguiendo las cuales la vida hu- mana funcionara 6ptimamente. La vida es mas plena y feliz cuando guardamos la ley divina. En el Antiguo Testamento, nunca se presenta la obediencia a Dios como una carga, 0 como algo que nos obliga a esforzarnos para conseguir la salvacién. Al con- trario: en los Salmos la ley se describe como uno de los mejores dones de la amorosa gracia de Dios. Es algo pre- cioso. Bienaventurado el varén que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, nien silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en Ia ley de Je- hové estd su delicia, y en su ley medita de dia y de no- che. Seré como drbol plantado junto a corrientes de aguas, que da su fruto a su tiempo... (Salmo 1:1-3). El Salmo 19 describe la ley del Sefior como més dulce que la miel y mas preciosa que el oro. Este no es el lenguaje de alguien que suda desesperado bajo la carga del lega- lismo, sino el de alguien que ha descubierto en la ley de Dios algo infinitamente precioso y bueno. En el Salmo aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 92 Embajadores ai Mundo Una eleccién sorprendente Incluso en el original hebreo, la palabra «solamente» que introduce el 10:15 tiene el matiz de indicar una sorpresa. Apesar de su propiedad césmica sobre toda la creacién, de tus padres se agrad6 Jehovd para amarlos, y escogié su des- cendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pue- blos, como en este dia. Esta es una traduccion mas precisa que «sobre todos los pueblos». Lo sorprendente es que, a pesar de su soberania universal, Dios eligié centrar su amor en aquel reducido grupo de personas que fueron los antepasados de Israel. Tal y como enfatiza Deutero- nomio 7, no por ser vosotros mas que todos los pueblos os ha querido Jehovd y os ha escogido, pues vosotros erais el mas insignificante de todos los pueblos (7:7). Tanto si lo contem- plamos desde el punto de vista de la grandeza de Dios o de la pequefiez de Israel, la eleccién que hizo Dios resulta sorprendente. Es importante que comprendamos los versiculos 14y 15 ala luz que proyectan el uno sobre el otro. De otra forma, las afirmaciones que hacen se presentan separa- das y se pueden entender mal. Deberiamos reconocer que es el Dios de la soberania universal el que ha hecho esa eleccién especffica de Israel y, por medio de ese pueblo, de todo el pueblo de Dios del que formamos parte. La propiedad es universal, pero la eleccién es especifica. Pe- ro también hemos de recordar que el Dios que am<, eli- gid, llamé y salvé a Israel es el Dios de quien es toda la tierra. Dentro de algunas de las formas de la teologia cris- tiana existe la tendencia a irse a uno de los extremos. Al- gunas personas desean expresar la universalidad de Dios hasta tal punto que Dios se convierte en el Dios de todo el mundo; esto da como resultado un universalismo en el que no existe diferencia alguna entre una religion y aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. 96 Embajadores at Mundo dios o sefior disfrute de una auténtica soberania sobre es- te mundo. El mundo en el que vivian los israelitas se carac- terizaba por lo que hoy llamariamos «pluralismo reli- gioso». Estaba repleto de distintos dioses nacionales, dio- ses de la naturaleza y todo tipo de cultos e idolatrias. Moisés era consciente de ello. De modo que una afir- macién como la que hemos citado era totalmente inten- cionada. Lo que esta diciendo es que Yahvéh, el Dios de Israel, es el Dios supremo sobre todas las demés nacio- nes, todos los demas dioses y sefiores, sean quienes fue- ren. Esta es una afirmacion que se hace dentro de un contexto hist6rico especifico, en el libro de Jeremias. En Jeremias 27 vemos que en Jerusalén tuvo lugar una con- ferencia diplomdatica internacional para intentar resol- ver los problemas del Oriente Préximo. Los embaja- dores de las naciones colindantes, cada una con su propia cultura y sus dioses, habian acudido a Jerusalén por invitacién del rey Sedequias, con el fin de firmar una alianza defensiva contra el poder de Babilonia. Dios le dijo a Jeremias que se presentara en la conferencia, interrumpiéndola cargado con un yugo para bueyes so- bre sus hombros, y que dijera a los embajadores: Asi ha dicho Jehovd de los ejércitos, Dios de Israel: Asi habéis de decir a vuestros seftores: Yo hice la tierra, el hombre y las bestias que estan sobre la faz de la tierra, con mi gran poder y con mi brazo extendido, y la dia quien yo quise. Y ahora yo he puesto todas estas tie- rras en manos de Nabuconodosor rey de Babilonia, mi siervo, y aun las bestias del campo le he dado para que le sirvan (Jeremias 27:4-6). aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. aa You have either reached a page that is unavailable for viewing or reached your viewing limit for this book. EI pueblo de Dios en el desierto escu i mensajes de Moisés registrados en Deuteronomio di una forma tan vivida. Como ellos, nosotros tenemos que enfrentarnos a la realidad del Dios vivo, tal y como sostiene Chris Wright. S6lo entonces comprenderemos quién es él, sus actos, su propésito soberano en nuestra historia y su objetivo final, el de bendecir a todas las naciones de este mundo. Lo importante, por consiguiente, no es cémo vivimos, sino para quién vivimos. Responder adecuadamente al amor de Dios y a su misericordia nos ofrece una dindmica que transforma vidas. Entonces el pueblo de Dios se convierte en un pueblo de embajadores al mundo que llevan y manifiestan un mensaje de esperanza, de nueva vida y de una salvacién transformadora. Chris Wright es Director del All Nations Christian College, en Ware, Inglaterra, y autor del libro Viviendo como pueblo de Dios, entre otros. Da muchas conferencias y viaja por distintos paises. oN Publicaciones andamio

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